Está en la página 1de 2

Era una tarde como cualquier otra, el sol ya estaba

por esconderse, salía como todos los días, un rato a


pasear a la calle, a respirar el aire de la tardecita,
cuando todas las personas salen de sus casas a
realizar las compras, lo imprescindible para hacer
la cena, y de regreso a su casa, con la luz del sol a
sus espaldas caminaba como en cámara lenta y con
la mirada fija en un punto, ese punto eran unos ojos
penetrantes que también se fijaron en ella, casi sin
pestañear, hasta que por fin se encontraron
nuevamente después de tanto tiempo, había algo
inconcluso en sus vidas, eso era evidente, pues no
pudo evitarse el detenerse a conversar, lo que fuera,
pero había que decir algo para poder establecer el
contacto, ambos lo sabían; y en un abrir y cerrar de
ojos, ya se estaban frecuentando otra vez, ella
esperando poder conseguir su historia bonita, él
queriendo poder enamorarla, y al final los dos
queriendo relacionarse con algo más que una
amistad duradera, que los una en esos últimos años
de sus vidas, porque a leguas puede verse que
existe entre ellos más que afinidad, una conexión
especial, de esas que nada ni nadie podrá romper,
solo uno de los dos que falle o se aleje por mucho
tiempo, porque dicen que el tiempo no perdona, las
condiciones están dadas, para seguir
encontrándose, solo queda de parte de los dos que
la relación pueda continuar, porque así como se
puede esperar tanto tiempo por alguien, así mismo
se puede conseguir la forma de seguirse viendo, así
sea un instante.
Continuará…

También podría gustarte