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Folleto 1: Cuándo preocuparse 

 
En la lista que figura a continuación se indican indicios de que un niño o niña pueda estar bajo 
extrema angustia, y puede ser necesario remitirle a servicios especializados y/o a servicios de 
protección de la niñez: 
 
 
● Si el niño o niña corre el riesgo de ​dañarse a sí mismo y/o a otros.  
 
● Si un niño o niña expresa ​pensamientos suicidas. 
 
● Si el niño o niña muestra un ​retraimiento extremo y persistente​, es decir, sin 
respuesta emocional, y la expresión del niño o niña parece plana sin expresiones negativas 
o positivas. 
 
● Si el niño o niña está persistentemente ​quejándose/gimiendo/llorando sin control​ a lo 
largo del tiempo (diferente de un sollozo de duelo y liberación). 
 
● Si el niño o niña está ​disociado​, es decir, si está separado de su entorno y no se involucra 
emocionalmente como solía hacerlo anteriormente. 
 
● Si el niño o niña está experimentando ​alucinaciones​, es decir, el niño o niña está 
escuchando voces que no son reales (alucinaciones auditivas) o viendo cosas/personas que 
no son reales (alucinaciones visuales) de maneras que no parecen lúdicas o bromas. 
 
● Si el niño o niña está experimentando ​ataques de ansiedad persistentes. 
 
● Si el niño o niña muestra signos de ​discapacidad mental ​como dificultades permanentes 
en la comprensión del lenguaje y la interacción social. 
 
 
Siempre busque el apoyo de compañeros, responsables o especialistas en salud mental al 
considerar lo que una reacción específica podría significar.  
 
No etiquete las reacciones como "síntomas" o hable en términos de "diagnósticos", "condiciones", 
"patologías" o "desórdenes".  
 
Trate de describir el comportamiento y los pensamientos del niño o niña con la mayor precisión 
posible.  
 
En algunos casos, puede ser relevante consultar a un médico para asegurarse de que el 
comportamiento que le preocupa no se debe a enfermedades médicas como diabetes o epilepsia. 

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