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Salmo 50, 3-21.

(Versión Liturgia de las Oh Dios, crea en mí un corazón puro,


Horas. C.E.E. 2012).
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
Em C no me quites tu santo espíritu.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
D
por tu inmensa compasión borra mi culpa; Devuélveme la alegría de tu salvación,
Em C
lava del todo mi delito, afiánzame con espíritu generoso:
D Em
limpia mi pecado. enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado: Líbrame de la sangre, oh Dios,
contra ti, contra ti solo pequé, Dios, Salvador mío,
cometí la maldad que aborreces. y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
En la sentencia tendrás razón, y mi boca proclamará tu alabanza.
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací, Los sacrificios no te satisfacen:
pecador me concibió mi madre. si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
Te gusta un corazón sincero, un corazón quebrantado y humillado,
y en mi interior me inculcas sabiduría. tú no lo desprecias.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve. Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
Hazme oír el gozo y la alegría, entonces aceptarás los sacrificios rituales,
que se alegren los huesos quebrantados. ofrendas y holocaustos,
Aparta de mi pecado tu vista, sobre tu altar se inmolarán novillos.
borra en mí toda culpa.

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