Este señor vive solo en su casa.

Tiene una filosofía especial: él dice que lo mejor

es ver “los toros desde la barrera” No meterse en nada. 1
No complicarse la vida.

Probablemente hoy me encontrare

personas que quieren algo de mí. Y fácilmente les dire.

“Jesús dijo que pobres debe haber

siempre y que no hay para qué cambiar el mundo” 2

Cuando aparece este programa de televisión y ve

la piedra de los benefactores, rechaza el pensamiento

de que él mismo pudiera ser inscrito en ella. Y le parece

simplemente un absurdo, ya que él quiere “mirar los toros

desde la barrera”. 3

Pero su filosofía es no comprometerse y vivir

tranquilo. Por su parte, se siente fuerte todavía, aunque

tiene sesenta años y ha empezado a sentir extrañas

pulsaciones en su corazón. 4

Hace algún tiempo, el chofer lo llevó por

equivocación al barrio El Minuto de Dios. Era una tarde

de sol. Muchachos y muchachas jugaban al básquet,

mientras un grupo más serio leía en la biblioteca. El señor

se quedó mirándolo todo, y se preguntó:

– ¿Por qué el padre no hará más casas?... ¿Por qué

el padre no comprará el terreno adyacente para

ampliar la obra? ¡Sería magnífico que, en lugar de

trescientas casas, hubiera mil! 5

A este señor se le vinieron multitud de pensamientos,

ideas y amables sugerencias de lo que se pudiera hacer.

sin saber por qué, desde el fondo de su ser

brotó una palabra.

– ¡Yo soy un miserable! ¡Yo soy un miserable! 6

Cuando llegó a la casa, abrió el bello libro que estaba

leyendo, pero no pudo continuar. Sin saber por qué, se

repetía este reproche:

– ¡Yo soy un miserable!

– ¡Yo soy un miserable! 7

Pero acaso este reproche que todos debemos

hacernos, ¿no es el principio de las cosas bellas en la vida? 8

Es asi como la vida se encarga de darnos lecciones para recapacitar y darnos cuenta que estamos
en un mundo donde todos necesitamos de todos, que por mas simple que parezca siempre
tenemos la oportunidad de ayudar a cambiar una vida o un pensamiento. 9