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( VERSIÓN PRELIMINAR )
INTRODUCCIÓN
Entre los objetivos específicos del CIAC, que se desprenden de este marco general,
se definió la necesidad de establecer un conjunto de programas de investigación que
se propusieran el conocimiento de las formas de desarrollo territorial, de las ciudades y
la producción arquitectónica en los diferentes espacios peruanos. Estas
investigaciones permitirán, entre otros resultados, generar foros de discusión y contar
con una base documental acerca de los diferentes tipos de ciudades en los diversos
territorios de nuestro país, que sirviera de soporte para la investigación e
intervenciones proyectuales que se propongan los estudiantes y docentes de la
Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la PUCP.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
PARTE 1
Sin embargo, desde mediados del siglo pasado si no antes, profundos y dramáticos
cambios se han venido produciendo en la organización territorial de nuestro país, en la
expansión y radical transformación de las ciudades, y en la brusca sustitución de los
modelos arquitectónicos y en las técnicas constructivas tradicionales. Estos procesos,
que se explican como consecuencia de los cambios económicos, sociales y culturales
que se han acelerado en las últimas décadas, han derivado en la desestructuración del
mundo rural, en procesos de migración masiva del campo a la ciudad, en la explosión
urbana y en lo que se ha denominado el “desborde popular”.1 Así mismo, se observa
una creciente alienación y prescindencia de estos desarrollos urbanos con relación a
sus específicas condiciones territoriales y las interrelaciones con los correspondientes
ecosistemas.
Por otra parte, se ha impuesto desde las elites al poder un discurso uniformador y
simplista, que ha pretendido imponer desde una perniciosa centralidad, soluciones o
modelos que no responden y niegan la singularidad y diversidad de nuestro territorio,
al no reconocer sus distintas identidades sociales y culturales, como también al ignorar
1José Matos Mar. “Desborde popular y crisis del estado: el nuevo rostro del Perú en la década de
1980”, IEP, Lima 1984.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Frente a esta situación crítica, los estudios y análisis tradicionales acerca de la ciudad
y la problemática del desarrollo urbano, como también aquellos dedicados a los
ecosistemas y al desarrollo territorial, han estado mayormente caracterizados por
desarrollar enfoques excluyentes destinados a dilucidar la singularidad de estos
aspectos y fenómenos, sin mayor incidencia en establecer las evidentes
interrelaciones que existen entre estas esferas y sus respectivas temáticas.
La realidad señala que aun cuando este tipo de acciones y soluciones técnicas son
llevadas a feliz término, estas se revelan pronto como insuficientes y son rápidamente
superadas por la vorágine urbana, por fuerzas que parecen incontrolables y que, en
última instancia, nos remiten a problemáticas bastante más amplias, las que a su vez
nos reconducen a las relaciones y articulaciones que estas entidades urbanas
desarrollan con los ecosistemas y territorios donde se encuentran emplazadas.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Hoy en día las ciudades absorben y consumen ingentes cantidades de recursos que
provienen del territorio, desde recursos básicos y elementales como el agua, recursos
biológicos y minerales, recursos energéticos, que resuelven el sustento de la vida y las
distintas actividades de sus habitantes, así como el soporte de las diversas actividades
productivas y servicios que en ella tienen lugar. El inadecuado manejo de estas
demandas y requerimientos está conduciendo a una excesiva presión sobre los
recursos y el medio ambiente natural, impidiendo su reproducción, alterando
significativamente los ecosistemas y rompiendo sus complejos equilibrios, pudiendo
derivar en procesos de desertificación, deforestación, agotamiento del acuífero y de
las fuentes de agua, así como en severos impactos al paisaje territorial (areneras,
canteras, minas a tajo abierto, relaves, urbanización descontrolada, etc.), que no sólo
degradan los ecosistemas sino también conducen al desencadenamiento de
catástrofes ambientales.
2 Según la última Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO 2006), el 44.5% de la población total del Perú
es pobre; mientras que en el ámbito rural la población pobre representa el 69.3 %. Para establecer un
dato comparativo sobre la incidencia de la pobreza en el ámbito urbano, podemos referir que la citada
encuesta reporta que en la ciudad de Lima el 24.2% de su población es pobre. Este último dato es
bastante elocuente acerca de la atracción migratoria de Lima, además del rol que desempeña en ésta la
mayor concentración de servicios. Otro dato dramático es que si bien el notable crecimiento económico de
los años recientes habría permitido reducir en un 6% la pobreza urbana, esta permanecería
sustancialmente inalterable en el ámbito rural (Informe Técnico Medición de la pobreza 2004, 2005 y
2006, INEI 2007).
3 Este fenómeno es aún más preocupante considerando que en el caso peruano el grueso de la población
se concentra en zonas áridas de la costa y del piedemonte occidental de los Andes, cuyas limitadas
fuentes de agua tienen sus nacientes en los glaciares de altura.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Como muestra de esta crítica realidad, basta presentar un cuadro con datos oficiales,
ya que provienen de la propia Municipalidad de Lima Metropolitana, donde se revela la
contundencia del desastroso manejo de los residuos sólidos, ya que bajo el rótulo “no
controlados...” nos está dando a entender la simple dispersión contaminante de estos
en el propio medio ambiente urbano y en su entorno. Situación agravada además por
la comprobación de que mientras estos crecen constantemente en volumen, la
capacidad de manejarlos es rebasada de forma creciente, manteniéndose una brecha
que indica que menos de la mitad de los residuos sólidos producidos en la capital tiene
un mínimo manejo en los denominados, eufemísticamente, “rellenos sanitarios” el
resto, cuando es recolectado, termina en botaderos informales.4
Otro caso clamoroso es el del manejo del recurso agua en la ciudad de Lima. Donde el
servicio de agua potable se surte mayormente de las aguas superficiales altamente
contaminadas del cauce del río Rímac.5 Esto deriva tanto en un alto costo en su
tratamiento, como en una mayor concentración de cloro en el agua potable. Aunque
parezca increíble, el 45% de la producción de agua tratada no es facturada, de lo que
se deduce que un enorme volumen de agua potable se pierde por fugas en el sistema
de distribución. Por otra parte, el 86% de las aguas servidas producidas por la ciudad
son vertidas sin tratamiento alguno a acequias, al propio río y mayormente
directamente al mar (CONAM, Geo Perú 2000). Estos casos, que dan idea de la
magnitud devastadora de la contaminación ambiental producida por Lima
Metropolitana, no son ajenos a las demás ciudades peruanas que los reproducen en
mayor o menor escala en relación a su contexto local y regional.
4Según CONAM, en Lima Metropolitana solamente el 43% de los residuos sólidos se dispone en rellenos
sanitarios. (Fuente: CONAM; OPS. Informe Analítico de Perú. Evaluación Regional de los Servicios de
Manejo de Residuos Sólidos Municipales. 2002).
5La cuenca alta del Rímac está afectada por relaves mineros, mientras la media y baja por el vertido de
desagues domésticos e industriales, el arrojo de basura y drenajes agrícolas (CONAM, Geo Perú 2000).
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Esta situación, que se hace cada día más apremiante, compromete severamente a las
entidades urbanas con la sostenibilidad de los ecosistemas y del medio ambiente de
sus entornos. Pero también, aunque muchos no lo perciban, deriva de forma creciente
en la propia “insostenibilidad” de los aglomerados urbanos. En esta problemática
incide también la descontrolada expansión urbana a expensas de suelos agrícolas,
mas aun cuando estos en nuestro país son extremadamente escasos y fruto de
seculares modificaciones sociales del territorio, especialmente en el caso de los valles
agrícolas de la desértica costa peruana.
6 Las ciudades de Nazca e Ica sufrieron inundaciones y destrucción por el desborde de sus ríos, Nazca
en 1962 e Ica en 1998. En ambos casos las catástrofes fueron “prefabricadas” dado que para ganar áreas
de expansión urbana los ríos fueron canalizados invadiendo su lecho, reduciendo así drásticamente sus
cauces precisamente en el tramo en que el río atraviesa estas ciudades. En el caso de Ica, la sección
canalizada del cauce admite un caudal de tan solo 200 m3/s mientras que el caudal del evento de 1998
fue estimado en 600 m3/s, es decir 3 veces mayor que el cauce canalizado. El puente que atraviesa el río
hace que en este lugar de la canalización la sección del cauce se restrinja a 21 m. de ancho y a solo 3 m.
de alto, transformándolo en un auténtico dique, mas cuando el río en crecida arrastra palizadas y los
elementos depositados en él. A este problema hay que añadir la utilización de los cauces de los ríos -
secos la mayor parte del año- como botaderos informales de basura, y el hecho de que buena parte de la
ciudad de Ica se haya desarrollado en zonas más bajas que el cauce del río.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
7 Este el caso de las obras de infraestructura y de una serie de edificaciones financiadas por
FONCODES; así también es clamoroso el caso de los colegios construidos por el INFES durante el
gobierno de Fujimori, cuyos reiterados y monocordes volúmenes hexagonales, pintados de un
emblemático color naranja, eran implantados en las más alejadas localidades sin ningún miramiento
acerca del paisaje en el que se insertaban, sino más bien todo lo contrario, ya que lo que primaba era el
ánimo propagandístico de destacar la inversión educativa del régimen.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
PARTE 2
8 Con la finalidad de no idealizar estas realizaciones prehispánicas, es preciso evaluar cuanto de las que
han trascendido hasta nosotros representan logros de procesos de experimentación, que bien pudieron
remontar en el tiempo los efectos de aquellas que resultaran fallidas o tuvieran consecuencias negativas.
Así mismo, es preciso considerar que si bien existió una innegable presión sobre los recursos naturales,
su incidencia pudo ser bastante menor en un contexto donde las escalas poblacionales eran obviamente
otras. Sin embargo, algunos investigadores han advertido sobre las posibles secuelas que pudieron tener
ciertas intervenciones. Uno de estos casos es el posible inicio de procesos de salinización en la parte baja
de ciertos valles, como consecuencia del progresivo desarrollo de los sistemas de irrigación. El otro caso
en discusión, se refiere a la posible deforestación de vastas zonas de puna, dada la práctica ancestral de
la quema de los pastizales de altura para renovar su fertilidad.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
La época prehispánica
Es de destacar que desde sus inicios este proceso no fue homogéneo ni regular, sino
mas bien sujeto a desarrollos desiguales, donde determinados contextos históricos y
circunstancias regionales adecuadas favorecieron la eclosión y florecimiento de este
tipo de desarrollos; mientras en otros contextos regionales estos procesos tuvieron un
ritmo más pausado, o simplemente los cambios no se dieron, al persistir modos de
vida menos propensos a la innovación o donde esta no encontró las bases adecuadas
para su afirmación, tal como aparentemente aconteció en la costa y sierra del sur del
Perú, con territorios caracterizadas por su mayor aridez y restricciones para el
desarrollo agrícola.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
A partir del inicio del Horizonte Medio (ca. 600 d.C.) y la crisis de los antiguos centros
urbano teocráticos, se imponen -con el estado expansivo de Wari y en adelante-
nuevos modelos de desarrollo urbano y ciudades, donde el énfasis en las
monumentales edificaciones ceremoniales decrece o desaparece, para dar paso a una
arquitectura de mayor peso civil, que se manifiesta arquitectónicamente en la
preeminencia de complejos palaciegos y político administrativos.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Esta constatación es de importancia ya que señala que durante largas épocas, las
restricciones a la producción agrícola o la baja productividad de ésta en la mayoría de
los espacios territoriales altoandinos, no habría posibilitado sustentar en estos el
desarrollo de entidades urbanas y menos de ciudades, como tampoco de su correlato
social, es decir de las clases urbanas asociadas a la especialización productiva y de
servicios. Esta lógica se interrumpe en determinadas circunstancias excepcionales,
cuando irrumpen en estas regiones estados expansivos que implantan en ellas
ciudades o entidades urbanas funcionales al control poblacional y territorial, las que se
insertan a modo de enclaves provinciales en estos territorios caracterizados por
patrones de asentamiento dominantemente rurales.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Las ciudades estaban conectadas, mediante sistemas de caminos, con otros centros
poblados de menor jerarquía establecidos en las distintas zonas ecológicas del
territorio de sus respectivos valles, lo que permitía maximizar el manejo de la
diversidad de recursos presentes en estos ecosistemas. Otros caminos, especialmente
en la costa norte, sirvieron a su vez para interconectar los valles agrícolas, separados
entre sí por decenas de kilómetros de extensiones absolutamente desérticas,
comunicando de esta manera ciudades y regiones relativamente lejanas.9 En el
desarrollo de los sistemas de transportes y comunicación, también desempeñó un rol
importante el medio marítimo y la navegación. Esta se realizaba en alta mar mediante
balsas dotadas de velámenes de cierta envergadura, lo que permitió el tráfico a
notables distancias y la articulación de regiones alejadas.10 Diversas fuentes
etnohistóricas destacan el importante tráfico de los mercaderes que se desplazaban
por el territorio mediante el manejo de caravanas de llamas, o mediante la navegación
con balsas. Este tráfico marítimo, además de las evidentes ventajas en el
abastecimiento de productos de la pesca, puede haber tenido un peso relativo en el
emplazamiento de determinadas ciudades en la inmediata proximidad del litoral, como
es el caso de Pacatnamú, Chanchán, o de la Centinela de Tambo de Mora en Chincha.
9 Estas distancias entre valles pueden variar de 20 a 30 km. cuando estos son próximos, y de 80 a 100
km. cuando estos están separados por mayores extensiones desérticas. Si consideramos que un buen
viandante desarrolla una velocidad de unos 5 km/h. y que esta se puede reducir a unos 3 km/h. si
transporta un bulto o conduce una caravana de llamas, estas travesías por los llanos del desierto
comprometían de uno a dos días en los tramos cortos y de 3 a 5 días en los tramos mayores.
Evidentemente la duración de estos viajes hacia la serranía, o entre las punas y los valles interandinos,
demandaban tiempos bastante mayores considerando los ascensos y lo accidentado del desarrollo de las
rutas por estas zonas.
10 La propia madera de palo balsa (Ochroma pyramidale) empleada en la construcción de estas
embarcaciones constituye un excelente indicador de estos intercambios a distancia, ya que los árboles de
esta especie no se desarrollan en la costa peruana –salvo excepcionalmente en el extremo norte-
mientras que son abundantes en la Amazonía y en las zonas de bosque húmedo tropical del litoral del
golfo de Guayaquil.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
La época colonial
Las ciudades implantadas por los Inka a lo largo de los Andes, al igual que las
ciudades correspondientes a las formaciones costeñas, son despobladas rápidamente
tanto por el desmantelamiento de las organizaciones políticas indígenas que
constituían sus clases urbanas, como por los violentos saqueos y exacciones a los
cuales fueron sometidas las poblaciones que habitaban en ellas. Muchas ciudades son
así abandonadas al poco tiempo y pasan paulatinamente a convertirse en ruinas,
como es el caso de Pachacamac, Túcume, Pumpu, por citar algunas de las más
importantes. Otras como Cajamarca, Vilcashuamán y la propia capital inka del Cusco,
son ocupadas oportunistamente por los conquistadores, aprovechando así su planta
edificada; la concentración de población y recursos presentes en ellas y en su entorno;
como también sacando partido de su valor simbólico, en cuanto aspecto funcional a la
instauración del nuevo poder colonial.
Las grandes dificultades que testimonian los cronistas acerca de la implantación de las
ciudades coloniales, reflejan no sólo el enfrentamiento de los conquistadores a un
mundo distinto, con sociedades indígenas diferentes en sus dimensiones sociales,
económicas y culturales, sino también constituyen la expresión de la falta de
comprensión de los complejos ecosistemas que caracterizan estos territorios y de las
formas de manejo social de los mismos. Este hecho histórico está registrado en los
diversos testimonios de la fallida fundación de ciudades o de su mudanza itinerante en
determinados territorios, hasta encontrar finalmente un emplazamiento mínimamente
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
En cuanto al primer caso, los españoles fundaron La Muy Noble y Real Ciudad de los
Caballeros de León de Huánuco en 1539, ocupando para ello la extensa plaza de la
ciudad Inka. Esta fundación no tuvo éxito y al poco tiempo (1541) la mudaron con
todos sus títulos a las tierras más templadas del valle del Huallaga, donde hoy día se
ubica, unos 60 km. al este de su “fundación” original. El emplazamiento de Huánuco
Pampa, en un ambiente de puna y sobre los 3,800 msnm. respondía a una serie de
condicionantes estratégicas, entre las que aparentemente pesó las características
climáticas que presenta la zona de puna, donde priman el aire seco y las bajas
temperaturas, lo que la hace una zona ideal para la conservación y el almacenamiento
de productos alimenticios. Este aspecto se sustentaría en la presencia en los
alrededores de la ciudad de cientos de qollqas o depósitos, dispuestos en ordenadas
hileras y con una capacidad de almacenamiento cercana a 40,000 m3. Por otra parte,
estas condiciones de puna, con sus frecuentes heladas nocturnas, alternadas con días
secos y soleados, favorecían los procesos de trasformación que se desarrollaban en la
ciudad, destinados a la conservación de productos alimenticios como los tubérculos,
mediante su deshidratación, transformándolos en papa seca o chuño, o de las carnes
en charqui. Para los nuevos arribados la instalación en este piso ecológico significaba
evidentemente padecer el malestar y a las secuelas del mal de altura, pero también
enfrentarse a un medio para ellos hostil y desamparado, donde además no
fructificaban ni se reproducían las plantas y animales introducidos desde el viejo
mundo y que constituían la base de su dieta acostumbrada.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
población más cerca de un valle que del otro: en un assiento áspero y seco, y que no
pueden aunque lo han procurado lleuar el agua a él con Acequias: como se haze en
otras partes muchas de los llanos. Es algo enferma, y lo que dizen los que en ella han
biuido: especialmente de los ojos: lo cual creo causan los vientos y grandes poluos del
verano y las muchas humidades del inuierno.” Es decir, la referencia alude a los efectos
malsanos del clima en estos emplazamientos, como también a la dificultad de dotarlos de
recursos elementales como el agua, por un deficiente manejo de las técnicas de
canalización, así como por el desconocimiento de la naturaleza del territorio.
Aparentemente los campos de cultivo y los canales de riego que se conservaron en los
valles fueron mantenidos por las comunidades y la población indígena que persistió en
ellos. De esto se desprende la percepción de que las ciudades coloniales se implantaron
a manera de enclaves coloniales, en cuanto “ciudad de españoles” en territorios que
permanecieron sustancialmente indígenas en cuanto a sus formas de manejo. Al
respecto, es significativo constatar lo contadas que resultan las obras de infraestructura
emprendidas durante la colonia que tuvieran alguna implicancia territorial.
Este fenómeno poco estudiado de las permanencias indígenas en el manejo del territorio,
puede haber estado correlacionado con la presencia de una naciente y emprendedora
“burguesía” indígena, de agricultores medianos, arrieros y mercaderes, que se revelan
hábiles empresarios y prestos en asumir los recursos foráneos y las nuevas técnicas y
modalidades productivas, son notables ejemplos de estas asimilaciones la siembra de
parras y la producción y comercialización de vino, o la adquisición de naves a la usanza
europea para el comercio a distancia, entre otros casos documentados por los
etnohistoriadores (Murra 2002; Rostworowski 1981, 2004).
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Durante el siglo XVI, una vez agotado el saqueo de los tesoros presentes en las ciudades
y templos prehispánicos, el conocido afán colonial por el oro y la plata dio paso a la
explotación de distintos yacimientos mineros, especialmente en la sierra sur y central. El
célebre caso del Cerro Rico de Potosí en el Alto Perú (Bolivia), no solo dio lugar a una
compulsiva concentración urbana, entre las más grandes de su época en el mundo, sino
que también generó una extensa articulación territorial en el área andina. La ciudad de
Potosí constituía el centro hacia donde confluía la mano de obra reclutada por la mita
minera; los diversos abastecimientos de alimentos, insumos y mercaderías, que eran
transportados mediante el arrieraje por largas rutas desde distintos puntos del área
andina; y desde donde se trasladaba a su vez la plata producida hacia las costas de la
vertiente del Pacífico o hacia el río de La Plata y el Atlántico, desde cuyos puertos se
procedía a su embarque para emprender la ruta de los galeones hacia España.
Estos circuitos y la explotación de los propios recursos mineros locales, dieron lugar al
desarrollo y relativa prosperidad de las ciudades del sur peruano como Puno, Arequipa y
Ayacucho, al estar estas ubicadas estratégicamente en los puntos intermedios de estas
rutas. Más al norte, en la sierra de Huancavelica, con el descubrimiento en la mina Santa
Bárbara de yacimientos de azogue o mercurio, un mineral empleado en aquella época
para la amalgamación y refinación de los minerales ricos en plata, se dio el desarrollo de
dos importantes centros urbanos con Castrovirreyna y Huancavelica: Esta explotación
minera generó, a su vez, una dinámica regional bastante importante, con relación a la
sierra central y sur, así como con las ciudades y poblados de la costa sur y central del
Perú. Al respecto debe recordarse, que el azogue era transportado mediante caravanas
de llamas desde Huancavelica a Chincha, para ser embarcado y trasladarse en barcos
hasta Arica y de allí nuevamente con llamas hasta Potosí. Por otra parte, desde los valles
de Ica se trasladaban alimentos, así como vinos y aguardientes para el consumo en las
ciudades y centros mineros.
Algo más tarde, entre los siglos XVII y XVIII, nació como ciudad Cerro de Pasco con el
desarrollo de la minería de la plata en las propias inmediaciones de la ciudad. Gracias
también a la minería de plata de Hualgayoc, prosperó en la sierra norte la ciudad de
Cajamarca. Estos centros poblados fueron obviamente muy estimados por la corona
española, la que prontamente les eleva a la categoría de ciudades y les otorga títulos
ostentosos (como el de Villa Rica de Oropesa concedido a Huancavelica).
En los alrededores de estas ciudades o en los pueblos de indios se desarrolló una cierta
industria manufacturera, especialmente dedicada a la producción de hilos y textiles, que
eran destinados tanto a proporcionar vestimenta y abrigo a las masas indígenas que
trabajaban en las minas, como también a proveer a las minas de alforjas, costales,
cuerdas, y aperos asociadas al manejo y transporte del mineral. Estas instalaciones
productivas denominadas obrajes se caracterizaban por utilizar mano de obra indígena,
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
muchas veces en condición de trabajo forzado, así como por su escaso nivel técnico, ya
que los telares empleados eran los tradicionales de mano.
Este escaso nivel de desarrollo de las manufacturas se debía en gran parte a las
condiciones monopólicas que regulaban el mercado y que favorecían la masiva
importación de artículos provenientes de la metrópoli o de otros mercados controlados
por la corona española. Sin embargo, posteriormente con el progresivo crecimiento de la
población que residía en ellas, se dio en las ciudades coloniales el desarrollo de una
serie de manufacturas que dieron vida a un conjunto de corporaciones organizadas por
oficios (plateros, zapateros, sombrereros, ebanistas, panaderos, etc.), que dieron paso a
ciertas formas de integración social entre los maestros españoles o criollos y trabajadores
indígenas o negros. En todo caso, es de recordar que no obstante esta convivencia
ciudadana, la sociedad colonial estuvo fuertemente segmentada y segregada en sus
diferentes estamentos, desde los españoles peninsulares a los criollos, los indígenas, los
negros esclavos y libertos, así como una definida gama de las variantes generadas por
las mixturas raciales propias del proceso de mestizaje. Expresiones urbanas de estas
formas de segregación fueron en la ciudad de Lima, los arrabales de San Lázaro en la
otra margen del Rímac y el posterior barrio indígena de Santiago del Cercado, cuya
planificación y desarrollo al Este de la ciudad en la segunda mitad del siglo XVI, lo
convierte en una suerte de reducción indígena anexa a la ciudad.11
A este propósito, es de destacar que en las principales ciudades del virreinato, como
Lima, Trujillo, Cusco, Arequipa, Cajamarca, Huamanga y Puno, la arquitectura residencial
y la pública, especialmente la religiosa, explora y desarrolla lenguajes propios, logrando
configurar tradiciones y estilos regionales bien definidos. En este proceso intervinieron
factores culturales, como también los materiales constructivos disponibles en cada
localidad, la naturaleza de la geografía y del clima, así como también la incidencia de los
sismos, cuyos desastrosos y repetidos embates condujeron a la experimentación y al
establecimiento de singulares tipologías y sistemas constructivos adecuados a su
resistencia.
Las técnicas constructivas se ajustaron a la preferencia por los materiales locales, como
es el destacado uso del sillar en Arequipa o de la piedra en el Cusco, pero también a
resolver la especial integración de técnicas europeas con las indígenas, como es el caso
de las construcciones de adobe y quincha, a las que se adornaba profusamente con
cornisamientos y ornamentación de yeso. Especialmente el empleo de la quincha, con su
característica flexibilidad no solo dio una respuesta adecuada al riesgo sísmico, sino que
también permitió una notable economía constructiva, al favorecer el empleo de
elementos abundantes en el entorno de las ciudades costeñas, como es el caso de la
caña y el carrizo abundantes en los valles, tanto en las márgenes de los ríos como de las
acequias. La casi total ausencia de lluvias en gran parte de la costa peruana, favoreció
también el desarrollo de techos planos cubiertos con simples tortas de barro, que
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
A nivel territorial las ciudades eran relativamente escasas y separadas entre sí por largas
distancias a través de geografías y climas extremos, mas si consideramos que el
transporte más rápido era a caballo o en lentas embarcaciones de vela.12 En este
contexto las principales ciudades, donde se concentraba el poder político y eclesiástico,
vivían en un relativo aislamiento con una esfera de acción mayormente limitada a la
cuenca o a los valles de la comarca donde se encontraban emplazadas. Para resolver en
parte esta escasa articulación entre las ciudades y permitir el ejercicio del dominio
colonial en los espacios regionales distantes de las ciudades principales, se desarrollaron
con distinta suerte una serie de ciudades “intermedias” o “villas”. Este es el caso en la
costa sur de Chincha, Pisco, Ica y Moquegua, ciudades o villas de fundación colonial,
mientras otras villas, como Nazca, surgen de pequeños poblados o tambos establecidos
a lo largo de las extensiones más áridas de la desértica costa sur.
Algo similar sucede en la costa norte, entre Lima y Trujillo, con centros poblados y villas
como Huaura, y Santa, asentadas en los principales valles de la costa norcentral. Al igual
que las ciudades de Saña y Lambayeque, asentadas en los ricos valles de esta región y
en un punto intermedio entre Trujillo y Piura. La inundación y destrucción de Saña,
arrasada por la crecida del río durante un evento de El Ñiño en 1720, favoreció el
desarrollo posterior de Lambayeque y especialmente de Chiclayo, hasta entonces un
modesto pueblo de indios. La destrucción de la ciudad de Saña, ya antes afectada por la
incursión de piratas en 1686, favoreció también el crecimiento de Trujillo que habría
alcanzado en 1760 una población de unos 9,200 habitantes.13
12 Para tener idea de las condiciones del transporte y de la relativa inutilidad de la rueda en estos
territorios en el contexto histórico de la época, basta citar el viaje que Humboldt realizó a inicios del siglo
XIX, en 1802, a través de los valles y arenales desérticos de Trujillo a Lima. Este lo condujo en una litera
uncida (y mecida) sobre dos mulas demorando en el trayecto 16 días, con un promedio de 35 km. de
recorrido diario. (Nuñez y Petersen 2002: 23-26, 77-81).
13Estas exiguas cifras dan buena cuenta de las reducidas dimensiones poblacionales de las ciudades
coloniales de esta época, más aún cuando se reporta que en 1604 la ciudad de Trujillo alcanzaba poco
más del tercio de esta población. (Wikipedia).
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
La época republicana
La primera mitad del siglo XIX estuvo marcada por la profunda crisis económica y
política que siguió a la independencia. Además de las destrucciones generadas en el
país durante las luchas de la independencia, la minería se encontraba colapsada, el
comercio afectado por la huida de los comerciantes peninsulares y por la pérdida de
su flota mercante, mientras que las haciendas agrícolas no se recuperaban de los
saqueos y de la escasez de su población laboral. Por otra parte, el territorio del Perú
sufrió un proceso de fragmentación y desarticulación donde muchas de sus provincias
vivían en el más absoluto aislamiento, y la comunicación entre estas y con la capital de
la república era penosa y demandaba una enorme cantidad de tiempo. Señalándose
que era mucho más rápido viajar de Lima a Guayaquil o a Valparaíso, que hacerlo a
Huamanga o al Cusco.15
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Se construyeron durante esta época las dos principales líneas de penetración del país,
constituidas por el Ferrocarril Central que conectó el puerto del Callao y Lima con La
Oroya y de allí, mediante dos ramales, con Huancayo y Cerro de Pasco; mientras que
el Ferrocarril del Sur conectó el puerto de Mollendo con Arequipa y desde allí con
Juliaca y Puno, para llegar finalmente hasta el Cusco. Otras dos vías de penetración
proyectadas se realizaron parcialmente y quedaron truncas. Una de estas la debió
constituir el ferrocarril que conectaría el puerto de Chimbote con el Callejón de
Huaylas, sin embargo llegó solamente hasta Huallanca, próxima al Cañón del Pato y a
170 km. de la costa, contando con un ramal hacia La Galgada donde existía una mina
de carbón. La segunda vía estaba proyectada desde el puerto de Pacasmayo para
llegar a Cajamarca, pero solo lo hizo hasta Chilete a 105 km. en el interior del valle de
Jequetepeque.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
de los denominados “barones del azúcar” entre los que destaca el caso de Casa
Grande de la empresa Gildemeister, que se hizo de la mayor parte de las tierras del
extenso valle de Chicama. Casi todas las grandes plantaciones contaban con ingenios
para la refinación del azúcar y redes ferroviarias propias que las comunicaban con los
puertos vecinos. La inversión privada en los ferrocarriles hizo que estos tuvieran
distintos tipos de trocha y, por lo tanto, que muchas veces las conexiones entre estas
fueran incompatibles.
A nivel territorial, las grandes plantaciones agrarias condicionaron el manejo del agua
que prácticamente monopolizaban, ya que las leyes de aguas de entones asignaban la
disponibilidad del recurso de acuerdo a la extensión de las tierras. A su vez, la
demanda de agua de regadío debió incrementarse, dados los requerimientos propios
del cultivo de la caña de azúcar. Posiblemente durante esta época debieron de
empezarse a agudizar los problemas de salinización de la parte baja de determinados
valles. La extensión del monocultivo afectó la diversidad de cultivos propia de las
pequeñas propiedades y especialmente de los productos de pan llevar, lo que condujo
a la creciente dependencia alimenticia de la población y al incremento de las
importaciones al respecto. Tanto la presión por la ampliación de las zonas de cultivo,
24
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
como la propia demanda de combustible para las máquinas a vapor que utilizaban
carbón, desde los barcos a vapor, las locomotoras y los calderos de las instalaciones
industriales, debieron incidir en una drástica reducción de las áreas de bosque
presentes en las zonas marginales de los valles.
En efecto, como consecuencia de los relaves el río Mantaro se volvió estéril por los
altos índices de contaminación de sus aguas; paralelamente los humos altamente
tóxicos de la fundición arruinaron los cultivos y las zonas de pastoreo de las
comunidades colindantes. Los efectos de la contaminación han afectado así, por más
de ocho décadas, un amplio ámbito regional, representando hasta nuestros días un
complejo problema en gran parte irresuelto. que afecta gravemente no solamente la
salud de los pobladores de La Oroya, sino también las posibilidades de desarrollo
regional.17 Al, respecto, resulta paradójico que ante las exigencias gobernativas y de
ONG ambientalistas, para que la minera Doerun cumpla con el PAMA (Programa de
Acondicionamiento Medio Ambiental) esta lo retrase constantemente, contando para
esto con la movilización y respaldo de buena parte de la población de la Oroya, que
teme la pérdida de los puestos de trabajo y el movimiento económico que las
operaciones de la minera generan en la ciudad.18
17Por ejemplo, no es posible ampliar el exitoso cultivo de alcachofa en el valle del Mantaro y la
agroexportación de este y otros productos vegetales mediante el riego, utilizando para esto las
aguas del río Mantaro dado sus altos índices de contaminación.
18 Todo lo contrario ha sucedido en la ciudad de Ilo, donde la población organizada y sus autoridades
municipales, lograron después de décadas de conflicto imponer un programa de recuperación ambiental,
como también montos de reparación a los daños ambientales generados por los relaves y los humos
tóxicos de la refinería de la Southern, y que afectan especialmente a los agricultores del valle del Osmore
y a los pescadores del litoral.
25
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Los casos recientes de inversiones mineras son aún materia de mayores estudios. La
privatización de Marcona en 1993, no obstante la aparente rentabilidad de su
explotación, ha derivado a convertirse en un factor crítico para el desarrollo de una
región ya empobrecida como es la de Nazca, como consecuencia del manejo de la
empresa china Shougang, que no se plantea ningún compromiso de desarrollo social y
ambiental con la población local, lo que ha derivado en la crisis de la ciudad de
Marcona y que se expresa dramáticamente en la acelerada disminución y
empobrecimiento de su población.
26
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
minerales vía un mineroducto de más de 300 km. que atraviesa la región hasta el
nuevo puerto construido en Punta Lobitos (Huarmey) para su embarque; así como las
inversiones y diversos programas de desarrollo en su amplia zona de influencia, que
interesan ciudades como Huaraz (urbanización El Pinar para personal de la mina),
Huarmey (puerto); así como los poblados en el entorno de la mina, como San Marcos,
Huántar, Huari y Chavín de Huántar en el Callejón de Conchucos.
Por otra parte, el desarrollo del proyecto minero de Yanacocha, si bien ha revitalizado
la actividad económica de la ciudad de Cajamarca, también ha enervado los conflictos
con las comunidades de su entorno, tanto por serios incidentes de contaminación
ambiental, como también por la desatinada y provocadora exploración del Cerro
Quilish, considerado no solamente un cerro tutelar en el imaginario cultural
cajamarquino, sino también una de las escasas fuentes del agua que abastecen la
cuenca de Cajamarca.
Retomando el tema del manejo de nuestros recursos naturales, otro caso clamoroso
de penetración neocolonial y de la implantación de un enclave, que inclusive enajenó
una importante extensión de nuestro territorio al control y a la jurisdicción estatal, fue el
de la International Petroleoum Company, con base en la ciudad de Talara en Piura y
que estuvo asociado a la instalación de una serie de campamentos petroleros a lo
largo de las costas de Piura y Tumbes, que hoy en día han evolucionado a la condición
de importantes centros urbanos, como es el caso de la propia Talara, así como de
Zorritos, Los Órganos, El Alto, Lobitos y La Brea (Negritos). Uno de los primeros pozos
petroleros se perforaría en Talara en 1862 y el interés de los capitales extranjeros en la
explotación del recurso dio lugar a una serie de denuncios por varias compañías,
hasta que estos desde 1913 se concentran bajo el control monopólico de la
International Petroleum Company (IPC). La instalación de esta compañía y sus
actividades extractivas fomentaron el desarrollo de varias caletas de pescadores que
21 La reciente compra por parte del grupo chino Zijin Mining del 50.2% de las acciones de Monterrico
Metals, propietaria del proyecto Río Blanco, no augura una fácil solución de estos conflictos, mas si nos
atenemos a los negativos antecedentes de la compañía china que opera la mina de Marcona.
27
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Un caso emblemático del apogeo pesquero que se vivió a partir de la década del 60
del siglo pasado, es el desarrollo de la ciudad de Chimbote. Antes de 1870 una
pequeña caleta habitada por algunos centenares de pescadores, Chimbote es elegido
en 1871 para la construcción de un puerto desde donde se iniciaría una línea de
ferrocarril originalmente proyectada hasta el Callejón de Huaylas y que solamente
llegaría hasta Huallanca (en 1912), para después tenderse un ramal hacia la quebrada
de Chuquicara y llegar a las minas de carbón de La Galgada (en 1921). En los años 50
se constituye la Corporación Peruana del Santa, construyéndose la hidroeléctrica del
Cañón del Pato y simultáneamente la planta siderúrgica establecida al noroeste de la
ciudad. Durante esta época ya existían algunas plantas procesadoras de pescado en
la bahía al sur de la ciudad. Pero es a partir de los años 60 que se desencadena la
fiebre de la harina de pescado. Decenas de plantas pesqueras y procesadoras de
aceites y harinas de pescado se instalaron compulsivamente en la periferia de la
ciudad, a lo largo de la línea de playa mientras que cientos de bolicheras
(embarcaciones para la pesca de anchoveta o sardina) se arremolinaban en la amplia
bahía del Ferrol.
Este febril impulso industrial y la gran demanda de mano de obra que generó la pesca,
trajo como consecuencia una fuerte migración y una intensa actividad comercial, lo
que a su vez desencadenó un crecimiento vertiginoso y desordenado de la ciudad en
pocas décadas. Desordenado y predatorio fue también el aprovechamiento del recurso
natural, cuando la descontrolada sobrepesca llevó a una sustancial merma de la
captura de anchoveta, mientras miles de aves guaneras morían de inanición por falta
de alimento. En el año 70 la crisis se agravó por la presencia de un fenómeno
moderado de El Niño en las costas peruanas, a lo que se agregó el fuerte terremoto
del año 70 que afectó a Huaraz y a las poblaciones del Callejón de Huaylas, pero que
también castigó fuertemente a Chimbote.
A la crisis económica de Chimbote, que hasta el día de hoy afecta sus posibilidades de
desarrollo, hay que añadir el grave daño ecológico generado en todo su entorno. La
bahía del Ferrol constituye un accidente geográfico y paisajístico poco frecuente en la
costa peruana.22 La presencia de un promontorio al sur formando una amplia
península y una larga isla enfrentada a la ensenada de la bahía al norte, generan un
amplio brazo de mar abrigado del oleaje. Pues bien, este singular paisaje y las aguas
de la bahía hoy en día presentan tal grado de contaminación, que su coloración
lechosa es claramente visible a kilómetros de distancia, ya sea desde un vuelo aéreo
comercial u observando una fotografía satelital. Este fenómeno se explica por el
simple hecho de que la mayoría, sino todas, las fábricas instaladas en la orilla
desaguan directamente a la playa y al mar los líquidos saturados de sanguazas,
grasas y otras materias orgánicas, descartados por sus procesos productivos. De esta
manera, persiste irresuelta hasta hoy la cruel paradoja de retribuir la riqueza obtenida
generosamente del mar, envenenando sus aguas y exterminando toda posibilidad de
vida en ellas.
22 Humboldt hace una magnífica descripción del puerto de Chimbote y destaca que se trataría del
“...puerto más bello que existe desde Cabo de Hornos a Guayaquil...” (Núñez y Petersen 222: 80-81).
28
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
En el caso del oriente peruano, muchas de las ciudades allí implantadas surgieron de
las misiones religiosas, cuyas exploraciones abrieron el conocimiento sobre la región
amazónica, estableciendo contactos con las comunidades nativas, e instalando
pequeños asentamientos a lo largo de los ríos principales, convirtiéndose muchos de
ellos en focos de colonización de la región. Este es el caso de Iquitos, la principal
ciudad de nuestra amazonía, cuya fundación se remonta a mediados del siglo XVIII
por una misión jesuita y que tendrá un notable desarrollo en las primeras décadas del
siglo XX durante la época del caucho.
Al igual que Belém y Manaus, la ciudad de Iquitos tuvo su época de auge durante la
denominada “fiebre del caucho”, que se desató en la Amazonía a fines del siglo XIX y
las primeras décadas del siglo XX, y que estuvo motivada por la extracción del látex de
los árboles silvestres del género (Hevea, especialmente Hevea brasiliensis). La
extracción del caucho y las duras condiciones de explotación de la que estuvo
acompañada, no solo generó grandes fortunas y la presencia de aventureros en la
región amazónica, sino también tuvo como consecuencia una serie de fuertes
impactos sociales y culturales en las comunidades nativas que sufrieron la arremetida
de esta colonización forzada.23 El apogeo del caucho sufrió luego una brusca caída,
tanto por la competencia que significó el manejo de su cultivo en Asia -donde los
23 Decenas de miles de nativos habrían sido exterminados al ser reducidos a realizar trabajos forzados.
Comunidades enteras fueron trasladadas fuera de sus áreas de origen, esclavizándose a sus
poblaciones. Además, la introducción de una serie de enfermedades ante las cuales los nativos no tenían
ninguna inmunidad, desató letales epidemias.
29
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Pero este esplendor fue efímero, y terminó tan pronto como había empezado la
depredación del caucho como recurso natural. No hubo al respecto ninguna estrategia
nacional de desarrollo alternativo de la región y la crisis que siguió al ocaso de la
época del caucho fue por esta razón de gran impacto en la depresión de su economía
y perspectivas de desarrollo.
24 El Perú ocupa el 8º lugar entre los países con mayor superficie boscosa. La Amazonía peruana cuenta
con una superficie de bosques naturales de más de 75 millones de ha. sin embargo a esta superficie
debemos descontar un área deforestada, que a la fecha alcanza unas 10 millones de ha (cerca del 15%).
El caso más dramático es el del departamento de San Martín que ha perdido cerca del 50% de sus
bosques originarios, y donde la deforestación se ha intensificado, favorecida por las facilidades del acceso
carretero, así como por la siembra de cocales asociados al narcotráfico en el Alto Huallaga.
30
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
A partir de los años 30, con la introducción y difusión del transporte automotor, se dio
un impulso notable a la construcción de carreteras entre las que destaca la carretera
Panamericana, construida a todo lo largo del litoral peruano. Este sistema de
carreteras asfaltadas de más de 1,400 km. privilegió la articulación longitudinal a lo
largo de la costa, favoreciendo el desarrollo de las ciudades y regiones de la misma,
en desmedro de las de la serranía, dado que en estas la inversión vial fue muy limitada
y escasas las vías troncales de penetración. Al respecto, basta considerar que, a
excepción de la Carretera Central, las demás principales vías de penetración a la
sierra permanecieron sin ser asfaltadas hasta hace solo unos décadas. Esta situación
traduce la visión centralista y “costeño-céntrica” del desarrollo territorial del país, sin
percibir la importancia estratégica de establecer o favorecer la articulación transversal,
tanto desde el punto de vista de la complementariedad económica entre los diversos
recursos y capacidades productivas de los respectivos ecosistemas, como también de
la fundamental integración social de amplios sectores de la población tradicionalmente
excluidos del desarrollo económico y del acceso a los más elementales servicios
públicos.
25 Mediante el Protocolo de Kyoto algunos de los principales países industrializados, menos Estados
Unidos y Australia, se han comprometido a establecer metas en la reducción de sus emisiones de gases
que generan el efecto invernadero. Este acuerdo les permite financiar proyectos destinados a la captura
de estos gases y la acreditación de los resultados obtenidos son considerados, mediante los “bonos de
carbono”, como parte de sus respectivas cuotas de disminución de gases a las que se han obligado en el
acuerdo, aunque estas puedan haberse logrado fuera de su territorio.
31
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
PARTE 3
Tal como señalamos en la primera parte de este documento, los radicales cambios
económicos, sociales y culturales que se han producido en nuestro país durante las
últimas décadas del siglo pasado han afectado severamente el medio rural,
acentuando su degradación e incrementando su empobrecimiento. La paralela
atracción de las principales ciudades, y especialmente de la capital, con las
expectativas de trabajo, mejora de la calidad de vida y provisión de servicios, han
derivado en un acelerado proceso de migración. Como han señalado estudiosos de
esta problemática, la emigración se caracteriza por drenar al medio rural mayormente
de su población joven y de mayores capacidades y recursos, lo que conduce a un
empobrecimiento aún más agudo del ámbito rural, que limita y condiciona
severamente sus posibilidades de desarrollo futuro.
32
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
26Sería interesante explorar a este propósito iniciativas que se viene articulando en la propia región
andina (Colombia, Ecuador) con mecanismos de compensación por “servicios ambientales” a las
comunidades rurales que conservan el medio ambiente, los bosques o la cobertura vegetal, así como el
manejo de las cuencas, lo que permite asegurar la dotación de agua y de otros recursos básicos para las
poblaciones urbanas que se encuentran en su zona de influencia.
27 Este fenómeno ha sido advertido para el caso de Lima, cuyo centro histórico ha dejado de ser el
“centro”, mientras las grandes aglomeraciones poblacionales de ciertos distritos y especialmente los
“conos” han adquirido ciertos niveles de autonomía, con sus propios centros gravitacionales constituidos
cada vez más por complejos y aglomerados comerciales, que reemplazan a los espacios públicos
inexistentes o no aparentes.
33
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Una cuestión por indagar es conocer cual es la incidencia, en términos actuales, del
fenómeno de migración hacia la capital, como hacia las ciudades principales e
intermedias. Al respecto, algunos estudiosos de esta problemática han sugerido que
ya concluyó el ciclo de las grandes migraciones, y que habría que prestar más
atención al crecimiento vegetativo de la población de las ciudades e, inclusive, a una
posible migración de retorno a las provincias e inclusive al campo. ¿Es esto cierto y en
que medida?. Por otra parte, cuales son las perspectivas de la evolución de la
población rural, su composición y la incidencia en ella de las condiciones de pobreza.
Al respecto, algunos especialistas han llamado la atención sobre las altas tasas de
pobreza (cercanas al 70%) y pobreza extrema (45%) que se verifican en la población
del medio rural peruano (Trivelli 2000).
Un urbanismo deforme
Planteado de otra manera: la cuestión que se propone es valorar en que medida las
aglomeraciones poblacionales de estas ciudades compensan esta alta concentración y
su enorme peso gravitacional, con sus correspondientes supuestos niveles de
productividad y grado de competitividad? De ser lo contrario, quedaría en evidencia
(por un medio menos subjetivo de los que nos sirven normalmente de argumento) lo
que consideramos un modelo de desarrollo urbano deforme y distorsionado.
Por otra parte, esta deformidad se refiere también a los escasos niveles de desarrollo
presentes en gran parte de los territorios de nuestro país, especialmente los que se
encuentran en las regiones alto andinas y amazónicas; frente a una masa poblacional
urbana desproporcionada -no sólo en términos cuantitativos sino también en cuanto a
su extrema concentración- con relación al nivel de desarrollo de las capacidades
productivas de esos mismos territorios. Tema que debe de ser apreciado desde la
28 Es conocido que Lima atrae emigrantes también de otras ciudades del país, pero no sólo se trata de
personas sino también inclusive de instituciones y empresas que se trasladan a la capital y al hacerlo
movilizan a gran parte de su séquito de empleados y a las familias de estos. Al respecto, el caso más
citado es el de la ciudad de Arequipa, la que a lo largo de la década de los ’90 asistió a la mudanza de
distintas e importantes empresas de larga tradición regional a Lima, lo que ha resentido sus perspectivas
de desarrollo económico.
34
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Pero pocas veces se considera que este “modelo” de desarrollo urbano “espontáneo” y
carente de los mínimos niveles de planificación, compromete de forma irracional las
posibilidades futuras de desarrollo territorial cuando, por el contrario, está
convirtiéndose en un lastre que afecta de manera irreversible la propia naturaleza del
territorio y de los ecosistemas asociados. Lo que en última instancia compromete y
dificulta cada vez más las posibilidades de lograr formas de desarrollo territorial
armónicas e integrales.
29 Desde 1900, cuando Lima contaba con sólo 104,000 h., la ciudad ha multiplicado su población en 62
veces en poco más de un siglo, alcanzando 6’446,000 h. en el 2005. Pero la tendencia a la aceleración de
este incremento se acentúa en las últimas décadas, cuando se registra que su población se ha
prácticamente duplicado en poco más de 20 años, desde 1981 cuando Lima contaba con 3’573,000 h.
30 En Lima se concentra aproximadamente el 25% de la población nacional, entre el 40 y 50% del PBI,
cerca del 60% de las industrias (ver Instituto Cuanto), el 53% de los ingresos familiares y el 52% de los
gastos familiares nacionales; el 70% de las agencias bancarias y más del 80% de los créditos y depósitos
bancarios (Apoyo).
35
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Los nuevos poderes e instituciones regionales, aun cuando están limitados al ámbito
de la vieja división política departamental, presentan una interesante perspectiva de
renovación, generando además un creciente contrapeso a la concentración política en
la capital. Por otra parte, la creciente dotación de recursos del erario nacional, así
como la asignación de los cánones regionales, especialmente de aquellos
provenientes de la actividad minera, proveen a las entidades regionales de un mayor
presupuesto para obras de inversión pública. Sin embargo, uno de los problemas
cruciales al respecto es la insuficiente capacidad de gasto de algunas de estas
regiones, la ausencia en ellas de programas de desarrollo estratégico y, en algunos
casos, la desafortunada inversión en obras superfluas y contrapuestas a las más
urgentes necesidades de la población local.
31 El reciente sismo del 15 de agosto del 2007 en la región de Ica, con graves daños en las zonas rurales,
como en las ciudades de Pisco, Chincha e Ica, ha puesto en relieve la cruda realidad de pobreza de gran
parte de sus poblaciones, las que sintomáticamente han resultado las más afectadas por el sismo. Esta
situación revela claramente que el modelo de desarrollo económico no está resolviendo adecuadamente
la inequidad y un adecuado desarrollo humano en las propias zonas donde se supone que resulta
“exitoso”.
36
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Al respecto, se puede constatar que en las últimas décadas las obvias ventajas que
ofrece la aglomeración de las poblaciones, para acceder así a los servicios básicos y
elementales del desarrollo humano, han conducido al progresivo abandono de los
antiguos patrones caracterizados por una mayor o menor dispersión rural. Sin
embargo, este fenómeno que privilegia una creciente y relativa concentración
poblacional, no significa necesariamente que todas estas poblaciones se hayan
“urbanizado”, estrictamente hablando desde el punto de vista de la disciplina del
urbanismo.
32 Según el Glosario Censal del INEI, un Centro Poblado Urbano “Es aquel que tiene como mínimo 100
viviendas agrupadas contiguamente, (en promedio 500 habitantes). Por excepción se incluyen a todos
los centros poblados, capitales de distrito, aún cuando no tengan la condición indicada” (INEI 2007).
37
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
a revisar críticamente lo que damos por sentado en base a las simples estadísticas
censales -las que asumen lo disperso como equivalente de lo “rural” y una mínima
concentración como sinónimo de lo “urbano”- sino fundamentalmente a revisar los
conceptos clásicos que han servido para definir tradicionalmente estas categorías y su
interrelación territorial, donde se reiteraba una contradicción o contraposición
excluyente entre estos dos términos: la clásica dicotomía ente lo urbano y lo rural
como dos esferas sustancialmente separadas y distintas.
Este ejercicio no debe ser exclusivamente académico, más bien debería estar
destinado a dotarnos de los instrumentos de análisis y de intervención que nos
permitan revertir el simple devenir de los desarrollos urbanos no planificados y dejados
a la suerte de las fuerzas incontroladas que mueven a su compulsivo y caótico
desarrollo. Debería ayudarnos a establecer estrategias que nos permitan proyectar la
posibilidad de reconvertir a las ciudades peruanas en centros propulsores del
desarrollo territorial, y en especial del medio rural, deteniendo el círculo vicioso que las
hace más bien agentes de degradación del territorio y centros de atracción de la
pobreza rural, como hemos ya señalado en la parte introductoria de este documento.
Por otra parte, desde las perspectivas del desarrollo rural, se abre cada vez mas paso
la concepción de que las estrategias que percibían y aún perciben el desarrollo rural
como sinónimo de desarrollo agrícola, y que por lo tanto concentraban sus esfuerzos
en este rubro, han estado generalmente signadas por el fracaso. Por lo que se
imponen crecientes consensos sobre la necesidad de establecer en adelante mas bien
estrategias integrales bajo el concepto del desarrollo territorial, donde ya algunas
experiencias están marcando diferentes grados de avance. 33
33Ruben G. Echeverría (editor): “Desarrollo rural en América Latina y el Caribe: manejo sostenible de
recursos naturales, acceso a tierras y finanzas rurales”. Banco Interamericano de Desarrollo.
Washington, 2003.; Alexander Schejtman y Julio Verdegué: “Desarrollo territorial rural”, en Echeverría
(2003: 9-63).
38
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Si bien se pueden identificar determinados rasgos que pueden ser compartidos por
algunos conjuntos de ciudades peruanas, especialmente por aquellas que se
encuentran en determinados ámbitos regionales, también es cierto que en el Perú se
manifiestan y desarrollan diferentes tipos de ciudades que poseen su propia
singularidad e identidad.
Es decir, que si bien las ciudades peruanas pueden compartir uno o más rasgos, es
difícil adscribirlas a un tipo definido de ciudad. Así, por ejemplo, podemos identificar
ciudades que por su fundación e historia colonial podríamos presumir pertenecen al
tipo “ciudad colonial”, pero bien sabemos que este conjunto es bastante heterogéneo
entre sí. Podríamos también asumir el criterio de su evolución asociada a la
explotación de determinados recursos, como los mineros, y proponer el tipo ”ciudad
minera”, pero advertiremos que posiblemente sean más las diferencias que las
similitudes entre ciudades como Cerro de Pasco, La Oroya o Huancavelica. O, de igual
forma, identificar tipos presumibles por su localización geográfica, tales como “ciudad
amazónica”, “ciudad alto andina” o “ciudad costeña”, sin embargo aún cuando nos
esforcemos en precisar para estas un ámbito regional más definido y específico,
pronto caeríamos en la cuenta de la escasa utilidad del establecimiento de esta
tipología.
En el análisis del tipo de ciudad, interesa de modo especial al tema central que nos
convoca, establecer en un sentido amplio del término las múltiples interrelaciones
existentes entre las ciudades y los ecosistemas propios de los territorios donde estas
se encuentran emplazadas. Estas interrelaciones son de diversa naturaleza y están
articuladas entre sí, definiendo o condicionando el carácter que asumen estas
ciudades y su arquitectura, desde sus tipologías formales y constructivas hasta el tipo
de materiales con los que se resuelve las edificaciones.
39
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Si bien con fines de análisis estos factores pueden ser examinados por separado, es
fundamental que sean abordados en sus múltiples interacciones y desde un punto de
vista integral. Evidentemente esta perspectiva metodológica es más laboriosa y
compleja, sin embargo es indiscutible que ofrece claras ventajas, al proporcionar un
conocimiento más profundo de la problemática urbana en general y de las
características específicas que presentan las distintas ciudades.
Otro dato relevante que proporciona el citado informe del INEI (2007) es que la
pobreza mantiene su alta concentración en las regiones de la sierra (63.4%) y de la
selva (56.6%) mientras que disminuye su presencia en las regiones de costa (28.7%).
Estos datos son aún más críticos si se toma nota de que la pobreza extrema en la
sierra afecta al 33.4% de su población y en la selva al 21.6%.
40
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Es preciso también recordar –y es preciso subrayar- que existen regiones del Perú
donde las cifras de incidencia de la pobreza alcanzan niveles de escándalo. Los datos
de los departamentos que se consignan a continuación son más que elocuentes, mas
si intentamos entender como es posible que en departamentos como Huancavelica 9
de cada 10 habitantes se encuentran en situación de pobreza o, a la inversa, que solo
uno de cada 10 de sus habitantes supere la línea de la pobreza.
Cuadro. DEPARTAMENTOS CON MAYOR POBREZA EN EL PERÚ (INEI 2007)
DEPARTAMENTO %
HUANCAVELICA 887
AYACUCHO 78.4
PUNO 76.3
APURÍMAC 74.8
HUÁNUCO 74.62
PASCO 71.2
LORETO 66.3
CAJAMARCA 63.8
En muchas de las regiones del país, los sectores empobrecidos recurren a los
materiales y a las técnicas constructivas tradicionales34 y -coincidiendo con la
concentración de la pobreza en las regiones rurales y especialmente en las alto
andinas- en estas regiones se constata que entre el 70 al 90% de las construcciones
son hechas, por ejemplo, de tapia o adobe (ver ENAHO 2005). Obviamente, como ya
se ha señalado, estos materiales no es que sean inadecuados para la edificación, pero
eso no niega que técnicamente su utilización sea crecientemente deficiente en cuanto
al diseño y seguridad estructural de las viviendas, como también en cuanto a la
salubridad y confort de sus habitantes.
De estas encuestas resulta que, a nivel nacional, la provisión de agua dentro o fuera
del edificio de la vivienda cubre tan sólo un 60 a 65% del total de estas; mientras que
en el ámbito rural esto se reduce tan sólo a un 30 a 35%, y donde más del 40% se
abastece directamente de ríos, acequias o manantiales.
34Cerca del 60% del total de las viviendas del Perú están hechas de otros materiales que no sean
cemento y ladrillo, y donde más del 40% están construidas de adobe o tapia (INEI : ENAHO 1997-2001).
41
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Otras carencias críticas también se advierten cuando se observa que a nivel nacional
solamente un 70% de las viviendas tiene acceso al alumbrado y energía eléctrica. Sin
embargo, esta deficiencia se concentra especialmente en las zonas rurales, donde
sólo el 30% cuenta con este servicio y el restante 70% no cuenta con esta fuente de
energía y se alumbra con lamparines de kerosén o velas (ENAHO 2003-2004). En
cuanto al servicio telefónico a nivel nacional, menos del 25% de las viviendas cuentan
con este servicio.
Igualmente, es importante tomar nota de los datos sobre los tipos de combustibles
utilizados para cocinar en las viviendas, donde es preocupante el alto índice del uso de
leña y carbón para este fin, debido a la incidencia que este aspecto tiene en las
prácticas de deforestación y en la consecuente presión ejercida sobre el medio
ambiente natural. Esto resulta de constatar que cerca del 40% del total de las
viviendas a nivel nacional utilizan este tipo de combustible; mientras en el ámbito rural
más del 70% usan la leña como combustible para cocinar (ENAHO 2003-2004). Por
otra parte, estos datos son alarmantes en cuanto a la salubridad, ya que está
comprobado que la producción de humo de cocina al interior de los hogares origina
graves problemas de salud a sus habitantes. Al respecto existen una serie de
programas para el rediseño de las cocinas obteniendo una adecuada evacuación de
humos y además un mejor aprovechamiento energético de los combustibles.
42
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Muchos de estos aspectos nos pueden parecer utópicos para las principales ciudades
peruanas, sin embargo es importante conocer que este tipo de planes están ya en
ejecución en muchas ciudades del mundo, entre ellas algunas latinoamericanas,
comprometiendo la gestión de sus autoridades municipales y la participación de sus
ciudadanos. Evidentemente la constatación que deriva de esto, es que nuestras
autoridades municipales carecen de esta esencial perspectiva política y de una visión
integral de ciudad, ya que en las gestiones municipales parece primar una manifiesta
incapacidad que da paso a la improvisación y al recurso fácil y populista de las “obras
públicas” realizadas a discreción de la autoridad y en nombre propio, cuando
evidentemente se ejecutan a costa de los fondos públicos y frecuentemente en
desmedro de los intereses de la ciudad.35
35 Este es, por ejemplo, el caso de las esperpénticas piletas, propias de un parque de feria, impuestas por
la gestión de la Municipalidad de Lima en detrimento del conjunto monumental del Parque de la Reserva,
dilapidándose en esta obra inconsulta 13 millones de dólares, lo que además ha terminado “privatizando”
uno de los mayores espacios públicos de la ciudad.
43
Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Por otra parte, los avances tecnológicos en la explotación de los yacimientos y el alza
de los precios de los minerales a nivel global han conducido a una notable
intensificación de las inversiones y la actividad minera en el mundo y especialmente en
el Perú. En nuestro país la inversión minera se quintuplicó durante la década 1990 –
2000, mientras que la exploración minera creció 20 veces entre 1990 y 1997.
Para tener idea de los compromisos territoriales de esta actividad, se puede citar el
caso de 3 departamentos (Cajamarca, Cusco y Huancavelica) donde del 30 al 50% de
sus tierras están afectadas por denuncios mineros y en otros 7 departamentos del 20
al 30%, lo que ha derivado en que en 1999 el 55% de las comunidades campesinas
del Perú estaban involucradas en las zonas de influencia de la minería (Bebbington et
al. 2007: 7). Se ha llamado la atención sobre el hecho de que este no es un tema de
minería, sino más bien un tema trascendental que compromete grandes
transformaciones territoriales en extensos espacios regionales, que no se refieren
exclusivamente a los aspectos físicos, medioambientales y paisajísticos, ya que
inciden en la propia composición e identidad social y cultural de estos territorios, donde
se confrontan lo local con lo global, la tradición con la modernidad, lo rural con las
metrópolis (Bebbington 2007).
Si bien la producción minera representa tan sólo entre el 6 y el 7% del PBI, genera el
50% de las divisas dado su enorme peso en las exportaciones, representando el 55%
de estas en el 2005. A su vez, concentra una gran cantidad de inversiones extranjeras,
representando el 37% de estas entre el 2001 y 2003. Este peso gravitante del sector a
nivel macroeconómico, ha llevado a los últimos gobiernos a brindarle todo tipo de
facilidades y a aminorar las exigencias ambientales, dado que el Ministerio de Energía
y Minas no sólo aprueba los proyectos mineros sino también las evaluaciones de
impacto ambiental, lo que establece un claro conflicto de intereses, en tanto esta
entidad se constituye a la vez como juez y parte interesada en promover desde el
gobierno la inversión minera (Bebbington et al. 2007: 8).
Este proceso de expansión minera, impulsado por las nuevas tecnologías mineras y la
rápida escalada de los precios de los minerales a nivel internacional, las grandes
expectativas generadas a partir del desarrollo minero, los impactos y pasivos
ambientales a nivel local y regional, como también las limitaciones en la distribución de
la riqueza generada por la minería, están agudizando el desarrollo de una serie de
conflictos que van desde las comunidades y el ámbito local de influencia minera, al
nivel regional y nacional. Al respecto, la Defensoría del Pueblo ha reportado que
durante el año 2006, 7 de cada diez conflictos estuvieron relacionados con la minería
(Bebbington et al. 2007: 8-9).
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
El sistema vial transoceánico del sur del Perú, que resolvería el acceso desde y hacia
el Brasil con la costa del Pacífico, tiene proyectado unir los estados brasileños de Acre,
Rondonia y Matto Grosso con los puertos de Ilo, Matarani y Marcona, atravesando en
su recorrido los departamentos de Madre de Dios, Cusco, Puno, Arequipa, Moquegua,
Apurímac, Ayacucho e Ica. En todo caso, la información acerca de estos proyectos es
bastante escasa, no obstante los enormes montos de inversión, la propaganda
mediática y la creciente expectativa, real o imaginaria, sobre el esperado impacto en
las distintas regiones que articularán.36 La irregular exoneración para que estos
proyectos no fueran sometidos al SNIP (Sistema Nacional de Inversión Pública), ha
generado honda preocupación, desde el hecho de que no se ha evaluado
adecuadamente la justificación y retorno de la inversión; se ha advertido la ausencia
de mayores estudios técnicos; y no se han considerado los posibles riesgos
ambientales en zonas con ecosistemas frágiles; hasta la falta de estudios sobre el
posible impacto en los desarrollos urbanos y el crecimiento de las ciudades, que
directa o indirectamente serán interesadas por el proyecto vial, dado que muchas de
estas presentan un desarrollo urbano caótico y donde los servicios –entre ellos los
básicos de agua y energía eléctrica- son ya deficitarios para su actual población.
Otro proyecto de importancia para las regiones del norte del país es el de la vía
transoceánica del norte, también denominado Eje Multimodal Amazonas Norte, que
unirá vía carretera el puerto de Paita y la ciudad de Piura con Tarapoto y el puerto de
Yurimaguas sobre el Huallaga y, desde allí, vía tráfico fluvial con el Amazonas y el
océano Atlántico. Una vía alternativa se daría con la carretera que desde Bagua
conducirá hacia el puerto de Sarameriza sobre el río Marañón y desde este puerto vía
fluvial con el Amazonas. Es de destacar que en el caso de la vía Tarapoto Yurimaguas,
se haya tomado la loable iniciativa de declarar a esta como la “primera carretera
ecológica del Perú” estableciéndose un pacto para la conservación y desarrollo
sostenible de la Cordillera Escalera, declarándola Área de Conservación Regional
mediante un acuerdo en el cual participan las instituciones de la sociedad civil, el
gobierno regional de San Martín y la propia empresa constructora de la carretera.
36 Entre las ilusiones mediáticas aparece la noticia (Perú 21 02/08/07: 14) de un proyectado “megapuerto”
en el Callao, que la Región Callao pretendería construir sobre la isla San Lorenzo, que además de otras
fantásticas instalaciones incluiría un aeropuerto, y que estaría conectado con la vía del ferrocarril y un
corredor “bioceánico” mediante un túnel subterráneo. El hecho de que esta iniciativa sea lanzada por la
misma cuestionada autoridad, responsable de la construcción de la “autopista” más corta (1.5 km.) y con
el peaje más caro del Perú (s/. 1.0 / km.), suena como la precisa letra del picaresco vals Parlamanías de
doña Serafina Quinteras y Jorge Pérez, que dice así: “... Las carreteras correrán solas, buques y aviones
en pelotón, y las corvinas sobre las olas nadarán fritas con su limón".
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Existen otros proyectos de irrigación cuyos alcances si bien aún no son claros, ya son
centro de conflictos y de discordias políticas regionales, como el de Chinecas que se
abastecería del caudal del río Santa y articularía un sistema de riego al sur del valle
del Santa con los eriazos y valles de Lacramarca, Nepeña y Casma. El impacto de
este proyecto de desarrollo podría extender los cultivos de agroexportación en esta
región y beneficiar a las ciudades de la misma, como Chimbote y Casma.
Así mismo, el proceso de concentración de tierras del grupo Gloria, con más de 30,000
ha. destinadas al cultivo de caña de azúcar en el valle de Chicama, y con centro en los
complejos agroindustriales de Casa Grande (29,398 ha.) y Cartavio (11,000 ha,),
parece evocar los viejos tiempos de los Gildemeister y de la Casa Grace, cuando en
las primeras décadas del siglo XX se produjo un proceso monopólico de concentración
similar en otro contexto histórico (Burga 1976, Klaren 1976). Adicionalmente, en enero
del 2007 el grupo Gloria compró 1,000 ha. de tierras de Chavimochic con acceso al
agua de este sistema de riego, y ubicadas estratégicamente en zonas colindantes a su
concentración de propiedades en el valle de Chicama.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
La explotación del gas de Camisea, una de las reservas más importantes de América
Latina y con un potencial estimado en 11 trillones de pies cúbicos, constituye otro
recurso con un enorme potencial energético, que puede convertirse en una ventaja
comparativa nacional para el desarrollo de una serie de procesos productivos,
incluyendo las posibilidades de producir fertilizantes a partir de plantas petroquímicas,
así como generar energía eléctrica con el desarrollo de plantas termo eléctricas que ya
vienen operando en Lima y Chilca.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Se ha señalado que los aspectos críticos del Plan de Desarrollo Territorial propuesto
por el CND, residían en que otorgaba prioridad al rol de las ciudades y a las
inversiones como directrices del desarrollo, cuando el concepto de desarrollo territorial
se refiere a un marco espacial más amplio, donde se produce la adecuada integración
del desarrollo urbano y rural, además de que en este espacio territorial los objetivos
deberían en lo posible ser concertados con los actores sociales y sus instituciones
representativas, asegurando así su esfuerzo y participación organizada para alcanzar
las metas planteadas de desarrollo local como regional (La Revista Agraria: 2003).
La reciente desactivación del CND, cuyas funciones teóricamente serían asumidas por
el Ministerio de la Presidencia, así como la inoperancia del Centro de Planeamiento
Estratégico (CEPLAN), revelan de forma patente la escasa voluntad política de
generar una mínima base institucional que dote a nuestro país de un imprescindible
sistema de planificación. Por el contrario, se percibe que la clase política, percibe esta
exigencia como una restricción a su discrecional manejo de los asuntos públicos y
menor margen de maniobra en el ejercicio clientelista del poder político.
(Esta sección será redactada a modo de resumen, luego de recibir los comentarios,
aportes y sugerencias de los docentes de la unidad académica y de los consultores a
los que se les alcanzará la versión preliminar de este documento).
PARTE 4
(El esbozo de esta sección constituye una propuesta a ser concordada con el aporte
de los investigadores del CIAC)
En esta sección trataremos acerca de los criterios para la selección de los casos de
estudio y los lineamientos básicos que se deberán de asumir en su investigación, de
forma tal que todas las investigación puedan cubrir aspectos que se definan comunes
a las problemáticas a explorar y que, al mismo tiempo, permitan reunir de forma
sistemática datos e información fundamental para la generación de una base
documental, que pueda constituir el primer paso para la conformación de un Centro de
Documentación del CIAC.
Uno de los objetivos fundamentales de la creación del CIAC fue el de asumir el estudio
de los diferentes espacios del territorio peruano y de las distintas realidades urbanas
presentes en estas regiones. Para cumplir este objetivo, se estableció la estrategia de
elegir como casos de estudio ciudades y territorios ubicados en distintas regiones del
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
norte, centro y sur del país, seleccionando casos correspondientes tanto a la costa,
como a la sierra y la amazonía. De esta manera, se establecieron ejes transversales
que recorren virtualmente las regiones del norte, centro y sur del Perú.
En cada uno de estos ejes transversales se encuentran distintos ecosistemas que son
representativos de la extraordinaria diversidad ecológica que distingue a nuestro país.
Estos ejes transversales recorren y articulan distintos espacios ecológicos, y coinciden
con aquellos que ya han sido reconocidos en los cortes transversales que definen sus
características específicas. tanto desde el punto de vista geográfico como ecológico
(Brack y Mendiola 2000; Pulgar Vidal 1996).
Este es otro criterio de importancia para la selección de los casos de estudio. Aun
cuando es bastante complejo y de relativa utilidad práctica establecer una tipología de
las ciudades peruanas, como ya lo hemos señalado, es en todo caso necesario que la
ciudad seleccionada para su estudio sea elegida por su representatividad, tomando en
cuenta un conjunto de factores que incluyen la dimensión poblacional; área de
extensión; importancia económica; morfología; acervo histórico, cultural y patrimonial;
evolución y dinámica de desarrollo urbano; el especial rol y relación con el territorio
regional; la articulación espacial con otros centros urbanos; así como la
representatividad de la ciudad en su especial interacción con los ecosistemas de su
región.
En cuanto a los aspectos y temas principales a ser examinados en todos los casos de
estudio, se proponen los siguientes:
1) Geografía y Geología;
2) Clima, Hidrografía y Ecología:
3) Antecedentes Históricos;
4) Formas de Desarrollo Territorial;
5) Formas de Desarrollo Urbano;
6) Temas de Investigación Generales y Específicos.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
Evidentemente los temas señalados arriba, como otros, podrán ser examinados con
mayor profundidad tomando en cuenta su especial incidencia en los singulares casos
de estudio, pudiendo inclusive constituir líneas o temas de investigación en el
desarrollo de las investigaciones sobre el caso en estudio. Por otra parte, es muy
importante considerar un amplio margen a la iniciativa y especial enfoque de los
investigadores, para asumir el estudio de temas que sean de su especial interés o
sobre los cuales cuenten con ciertos niveles de especialización, lo cual por cierto
enriquece el nivel de los resultados y aportes de la investigación.
Finalmente, los investigadores del CIAC deberán realizar un esfuerzo para proceder a
la sistematización progresiva de la información acopiada, de modo que permita
conformar una base documental.
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Ciudades, Territorio y Ecosistemas en el Perú
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