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En esta breve reflexión se tratarán los temas asociados al consumo, el mercado, los medios

digitales y la educación. Para comenzar traeremos la cita que Daniel Levy (2014) toma de
Bauman (2003): “la estética del consumo gobierna donde antes lo hacía la ética del trabajo”. De
esta manera, Levy lo que intenta fomentar es la recuperación de la idea de proceso, de trabajo y
de esfuerzo. Notemos que estas concepciones son contrarias a la lógica consumista del mercado,
fundada en la satisfacción inmediata de las necesidades y el consumo “porque sí” de bienes
materiales o imaginarios. Las prácticas sociales y económicas moldean las subjetividades, y
estas son aún más moldeables en la etapa adolescente (Urbano y Yuni, 2005). Aquí entra en
juego la labor de la escuela. Esta debe tener en claro cuáles son los valores y las prácticas que se
quieren inculcar a los alumnos y alumnas. Por supuesto, las prácticas en el ámbito educativo son
opuestas a la lógica de mercado. Aquí encontramos que los procesos requieren sus tiempos y no
son reemplazados por la inmediatez, en donde el esfuerzo y la frustración entran en juego. Aquí
la tarea es concebida como una construcción y no una adquisición. Y el conocimiento aquí es
constituido en objeto de deseo si hay una implicación subjetiva, no un mero ritual de consumo
consciente o inconsciente.

Esta lógica de mercado puede encontrarse también en el medio virtual, en donde las actividades,
además de estar adaptadas a sus intereses, necesidades y gustos, están dominadas por un
discurso mercantil que profundiza la necesidad de satisfacción inmediata. Aquí se plantea un
desafío para los docentes, acerca de cómo introducir el medio virtual y las diversas tecnologías,
el cual nos empuja constantemente a sus prácticas, sin romper con las características propias del
entorno escolar, fundadas en un orden jerárquico, en el trabajo como un proceso, en la
agrupación etárea (y no de gustos), etc.

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