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POEMA EL HUERFANO Y EL SEPULTURERO Estaba muerto de frio, el huérfano que aque! dia, en las portones pedia, del cementerio sombrio, pabrecito entre el gentio, mientras su mano alargaba, con voz tremula exclama: juna listona sefores!, es para un ramo de flores, para quién tanto me amaba. La gente entraba y salia, sorda a la voz penitente, de aquel despgjo doliente, que en nombre de dios pedia, el pabre también queria, en su nostalgia infinita, entrar a la chacarita, y adornar de cualquier modo, la tumba llena de lodo, de su santa madrecita Pobre nifio en su orfandad y al ver que nadie le daba, y la noche se acercaba, con su densa oscuridad, empezo con ansiedad, a recoger unas flores, que por estar sin colores y por el sol marchitadas, fueron al suelo tiradas, par manos de unos sefiores. Después que un ramo forma, con varias flores del suelo, le dio gracias al cielo y en el cementerio entré, muy pronto el nifio llegd, con el ramo que oprimia, al lugar donde sabia, que se encontraba la fosa, de su madre carifiosa, que el suefo eterno dormia. Pero todo habia cambiado, pues donde su madre estaba, un panteon se levantaba, quizas de algun potentado, el nifo desesperado, por el cambio que encontré, llorando le pregunta, aun viejo sepulturero, digame sefiar, lligera!, quién a mi madre lleva ? Y el viejo sepulturero, al nino triste le dijo: ! No me hagas preguntas hijo, que hacerte llorar no quiero! !Los ricos, los ricos estan primero! Por eso el lugar le damos, mal hacemos si lloramos, por una simple pavada, los pobres no samos nada y hasta en la muerte estorbamos.

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