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CUENTO Triunfo Arciniegas . LAMUCHACHA E-TRANSILVANIA “p CORCEL De La muchacha de Transilvania y otras historias de amor, Premio 'Nacional de Literaturastrata de amores dis- paratados. Un bandido azul, wna ovela yanidosa qué so. teje unisuéter con st propia lana, un jorobado timido ‘que Se @hamord te la mijer mas bonita de lé-easa de las flores y iitiratén que huye desde Checostovaquia . con la vida pelidient®de un zarpazo, éRtontrard el alivio de sus pesares. En estas pdginas de humor y * > locura, donde et lenguafe se adelgaza como una cometa entre las fubes y las imagenes explotan\como fuegos antficiales, un principe se enamora de un pedacito de hina yentrega su amor al primer mardisco, y und enaria ‘asi calva se atreve a todo por entontrar a alguieRgite Qe tear para tod Pagid. AL fn yaa, lapuerta del amor continia abiertaipara todos. Siga listed cOn 2 ~ confianza,esté en su casa. Fg ay ee hy ll *% alirauee: Triunfo Arciniegas La MUCHACHA SS DE ‘Arenigas, Tent 1957 TRANSILVANIA ‘La muchacha de Transilvaniay otras historias de amor / Triunfo Areinigas;ustraciones Jar Linares Landnez.—Bogots: Panamericana Editorial, 1998 Y OTRAS HISTORIAS DE AMOR 104p. sil. 20 em, ~ Colecciéncoreel) - ISBN 978.958-30.0226-7 1, Cuentos infanties colombianos 2. Amor-Cuentos 3. Linares Landinez aio, i H. Ta. Serie 1863.6 od 19 ed, ARQS38I ie ‘CEP-Banco dela Repiblics-Bibliotzca Luis Angel Arango hie VF Wilew me | 88 woes fee Le TRUNFO ARciNIEGAS LA MUCHACHA DE TRANSILVANIA YY OTRAS HISTORIAS DE AMOR ae ‘tas reimpresn, eno oe 2014 Editor mara ei, Coc, 1988 Pararcana Ell a, Primera einen Peramercan Eri Lda, Wustraciones septembre de 195 J Lees Lanes True menieges Diagramacion (© Panamacana El Lda Franssco Chushogue Roig (oe 12 No. 34-0, To: (671) 3640000, Disefo de cardtula Fax (7 1)2573805 ‘Diogo Warez Cals ‘wn pananeraraeol com BogoiD. Colombia IsaNe7e95830.026-7 Probie au repreducin too parcial poroiaaver medosin perma dl Eto, Ines por ParareicanaFrnaso npesos S.A. Cal 65 No, 96-28, es: (0 1) 43021 4200585, Fax (571) 2765008, ‘Boga. C, Colombia (Guien cota como ines, Igreso en Comba Pred in Colombia Contenido El bandido azul Teodora Amores eternos Claudio en Caracas La muchacha de Transilvania Carmela busca novio El gigante y la pulga Mi mujer y la otra 23 31 39 55 67 77 89 El bandido azul La dedicatoria fue borrada. abia una vez un bandido que se pasaba + la vida en la carcel porque siempre lo sorprendian con las manos en la masa. Era pequefio y calvo, con orejas de murciélago y dientes de conejo, y habia nacido con mala suerte. Nadie le ganaba en asuntos de mala suerte. Ni siquiera en suefios habia escapado con el botin. El bandido sofiaba que asaltaba trenes repletos de sefioras gordas con sombreros de plumas y collares de perlas. Al verlo, las sefioras pataleaban, gritaban, se desmayaban. El bandi- do las despojaba con rapidez profesional, huia en bicicleta con el fabuloso botin de collares y sombreros, aretas y pelucas, medias y zapatillas, pedaleaba como loco y lo perseguian treinta policias a caballo durante horas y horas, hasta u Trunro ARciNEsAs que por fin lo capturaban y lo obligaban a darle de beber a los caballos. El bandido lloraba al despertar, mas aburrido y triste que nunca, entre las rejas, con las manos vacias. Fumaba pipa y maldecia su mala suerte. Queria volar de la jaula, conseguir novia y ser feliz. —Cambia de profesién, Federico Garcia le dijeron con honradez los otros bandidos, reuni- dos en asamblea general-. Un buen consejo no se lo damos gratis a todo el mundo. Eres macho como Camacho, pero esta profesion tan dura puede acabar contigo. Asegura tu futuro, mu- chacho. Uno tiene sus principios ~alegé Federico-. Tengo vocacién pero no me ha llegado la hora de lucirme. Nos haces quedar mal -dijeron los otros bandidos-. Vas de mal en peor, Federico Garcia. No puedes ni con una gallina porque te picotea. Ya nos da vergiienza ser tus amigos. Sefiores, no se les olvide que ustedes tam- bién estan en la cArcel -aleg6 Federico. ~Por circunstancias excepcionales -replica- ron los otros bandidos-. En cambio, para ti caer es una rutina. —Trataré de mejorar —prometié el bandi- do, de rodillas-. Quiero otra oportunidad, se- 12 EL BaNDIDO AZUL fiores. En el fondo, créanme, soy un super- bandido. =No llores, eres malo y con coraz6n de piedra. -No lloro. Lo abrazaron con dureza y le dijeron que su caso sélo podia solucionarlo la bruja Mavé. El bandido le escribio una larga y conmovedora carta con tinta verde, adornada con lagrimas moradas. La bruja le contest6 que tan pronto tuviera un rato libre la visitara. Tres afios después el bandido fue a su casa, en la copa de un 4rbol, y la bruja le preparé una crema desaparecedora —Tiene etectos secundarios pero no sé cué- les son ~advirtié la bruja Mavé y le dio otra vuelta a la bufanda alrededor de su largo cuello de marfil-. Nadie ha usado antes este invento maravilloso, Federico. Debe firmar un docu- mento que me libre de responsabilidades y siéntase honrado por el privilegio de ser el pri- mero. No me ponga esa cara de sapo. De todas maneras, Federico, usted no va a quedar peor de lo que esta. La bruja solté una risita de raton. Abrié la ca- ja con sus largas ufias recién pintadas, unto la yema del indice derecho y lo restregé contra la 13 2 TRUNFO ARCINEGAS yema del pulgar una y otra vez. Con los ojos entornados y la boca estirada, como si arrojare el humo de un ciganillo invisible, continué las explicaciones. -La crema es facil de usar, Federico, pare la oreja: se bafia con agua de rosas blancas a la luz de la luna y luego se unta la crema de los pies a la cabeza mientras dice con los ojos cerrados: Nadie me ve, ni siquiera Mavé. ¢Entendido? =Nadie me ve, ni siquiera Mavé. —Debe decirlo trece veces mientras se unta la crema. Brinque tres veces sobre el pie izquierdo, tres sobre el derecho, y ya sera usted un desapa- recido. Me pagara segin el éxito que tenga, gde acuerdo? Quiere algo para las orejas, caballe- ro? Tengo un hechizo en promocién. —Me gustan asi —dijo el bandido y firmé-. Me dan personalidad, cierto aire de misterio. Mire- me cuando sontio. -Sonriale a otra -dijo la bruja con horror y lo despacho. Elbandido se unt6 la crema en todo el cuerpo y asi, todo invisible, asalto el Banco de la Repiblica con éxito. Volé al arbol para cancelar- le los servicios a la bruja Mavé, quien le dijo «Cuidado al bajar porque no tengo nada para los, huesos rotos». El bandido andaba de afan y no 4 EL BANDIDO AZUL escuché las otras recomendaciones. Tantas ga- nas tenfa de novia, que se consiguié tres: unaalta y tubia, otra gorda y morena, y otra negra y chiquita. «En la variedad esta el placer, se dijo. Compré media docena de pipas. Disfruté del dinero hasta acabarlo y atin le quedaban ganas de festejar su éxito profesional. Tres noviasy una docena de amigos parranderos acaban cualquier fortuna. Estaba tan feliz que no le importé el tono azul que adquirié su piel. Como era pobre otra vez, sin novias y sin amigos, se unté la crema y volvié a robar. La piel se le volvié mas azul. El bandido era azul y feliz. Hasta la lengua era azul. Hasta el humo de la Pipa. A las novias y los amigos no les extrafiaba el color de Federico Garcia mientras tuviese dinero y también eran felices. No hacian prequn- tas y brindaban por la buena vida. Lo quisieron mas que nunca. EI dinero desaparecié en tantas fiestas. El bandido ya era més azul que el cielo y la crema no lo desaparecia del todo. Medio desaparecido, se arriesgé a asaltar otra vez el Banco de la Republica, pero lo es- pantaron a tiros. Lo reconocieron por las ore- jas de murciélago y el resplandor de los dientes de conejo. 15 ee ae TRIUNFO ARciNEGAS Pero més que un conejo sorprendido, pare- cia un murciélago en desgracia. Lo vieron deso- lado enla tltima mesa de un bar, lo vieron escribir unnombre de mujer en la cortezadeun arbol con sus propias ufias, lo vieron esconderse en la sombra de un abrigo de vampiro. El bandido se unté mucha més crema des- pués de bafiarse con agua de rosas blancas a la luz de la luna, repitié las palabras magicas y brincé en la punta de los pies, pero no cons: guid desaparecer. Era mas azul que los ojos de Inés de Piedemonte. Se acordaba de todas las novias, pero sobre todo de Inés de Piede- monte, la mas bonita y coqueta, la rubia y alta, la que lefa revistas de vanidades en inglés y flotaba en perfumes de Paris, la misma que le pellizcaba las orejas. No dejaba de pensarla y su corazon de piedra se desmoronaba. Nece- sitaba dinero para invitarla a cine y luego al helado de chocolate y, de pronto, para sor prenderla con un par de aretas de oro que lucirfan como pajaritos en sus orejas divinas. El bandido azul se saboreaba y algo le picaba ce los pies a la cabeza. Mas necesitado que nunca, sin amigos y sin amor y sobre todo sin la magia de la crema, el bandido cerré los ojos y decidié arriesgarse. Lo atraparon por las orejas a la 16 ———— EL BANDIDO AZUL entrada del Banco de la Repiblica y lo ence- rraron. ~Sonrie, conejito azul Je dijeron. El bandido lloré légrimas azules. Desde la cArcel le reclamé a la bruja Mavé y ella le contest6 que su suerte mejoraria. Era piscis y para los piscis habia fama y fortuna. Mavé le escribié una carta y el bandido, que no la en- tendid del todo, la pegé detras de la puerta. Asi decia: Querido Federico: Adelante, no se detenga ante nada. Aho- ra que usted recuperé su optimismo y anda por ahi gritando y maldiciéndome, consegui- 14 lo que quiere. Bandidos como usted siem- pre realizan sus propésitos. Se distinguiré del montén por sus grandes proyectos que se dirigen hacia las alturas. Arrastraré a una muchedumbre conmovida por sus propési- tos magicos. Usted flota en el aire alucinado del delirio. Encienda velas moradas, muchas velas moradas. Mavé El bandido encendié velas todas las noches y se sintié acalorado y un poco loco. Bebia agua 7 - TRUNFO ARcINEGAS ‘como un caballo. Sudaba y hablaba dormido. Ya no sofiaba con trenes repletos de sefioras gor- das sino con bellisimas muchachas de humo que brotaban de su pipa. De la noche a la mafiana, elbandido se habia hecho famoso dentro y fuera de la carcel. La gente venia a mirarlo con fas- cinacién. Le pasaban el dedo untado de saliva, le echaban agua para ver si destefiia, le saboreaban Ja inmensidad de las orejas. Algunos descubrian paisajes en su piel, mapas de tesoros, rostros del pasado y a veces el destino. Hasta con el humo de la pipa se entretenian. Las nubes de humo se volvian conejos, leones, jirafas. Inés de Piedemonte, que supo del bandido por los periddicos, lo visit un domingo y le aconsejé que cobrara la entrada. —Federico, pide cinco pesos por persona. -Es muy poco —dijo el bandido-. Asi nunca seré rico. ~Aprende a hacer algo raro y podras pedir cien. El bandido se ilumind: «Enséfiame a hacer burbujas». La novia dijo que le ensefiaria lo que quisiera y el bandido se dedicé al arte de fabricar burbujas con tanto entusiasmo que ni se dio cuenta cuando acabé la condena. —Eres libre como un pajaro —dijo ella. 18 EL BANDIDO AZUL —Azul como tus ojos —dijo él-. Sofié que era un angel que volaba en la inmensidad de tus ojos. Con todas sus plumas se fue a vivir a la casa de Inés de Piedemonte. -No permitas que te muerdan las orejas. -No, mi amor. ~¢Sabes de quién son ahora tus orejas? -Si, mi amor. -No permitas que te esculquen como si fueras el directorio telefénico. =No, mi amor. —¢Sabes que ya no eres un hombre ptblico? —Si, mi amor. Inés de Piedemonte le echaba jabén y agua antes de cada funcion. Lo agitaba como ciertos remedios antes de beberse. De la medida exacta TRIUNFO ARCINEGAS de los ingredientes y la intensidad de los movi- mientos dependia la calidad de las burbujas. La novia le besaba las orejas para darle suerte. -No entiendo cémo has podido vivir sin mi -dijo. Le anudaba la corbata, le alisaba la ropa, le encendia un clavel en la solapa. Luego recibiael dinero de las entra- das y presentaba el espectaculo con bom- bos y platillos. -Sefiores y se- fioras, bienvenidos ' =pregonaba-. Ante ustedes, con toda la magia, de sangre azul hasta las orejas, Ca- ballero del Clavel y distinguido miembro de la Orden de Ca- latrava, Federico de Prusia. La gente aplaudia yse volvia loca cor el concierto de burbu- jas azules que saliade la boca del bandido. EL BaNDIDO AZUL Burbujas redondas y alargadas, despeinadas y relucientes, subian y bajaban, bailaban como serpientes, se estiraban como gatos y brincaban como conejos. La gente gritaba, deliraba, pedia mas. El bandido, feliz, se sentia en el mas her- moso de los suefios. Con el humo azul dela pipa elaboraba figuras que atrapaban a las burbujas. Por tiltimo, la novia aprendié a meterse a las burbujas y un bandido de humo azul la besaba. 21 abia una vez una oveja vanidosa que se a hizo un suéter con su propia lana. Lo tifi6 de azul y salié a la calle a lucirse. Todo el mundo la miraba. «Qué bonito disfraz», dijeron algunos. Nunca habfan visto una loca més feliz. Con ese vestido azul profundo, ese sombrero de cintas bailarinas y esas zapatillas de romper corazones, parecia la reina del universo. Algunosla siguieron hasta la puesta del sol, otros lainvitaron a una copa de vino, otros le gritaron: «Llévanos debajo del sombrerito, reina». La ove- ja, apretando el galope de la dicha, los ignoré a todos. Era la ultima noche del afio y la gente estaba contenta. Bebian y bailaban en las calles, se da- ban abrazos y se deseaban suerte, quemaban lu- ces multicolores y elevaban globos. Todos creian 25 ee TRWUNFO ARCINEGAS que a partir del dia siguiente la suerte cambiaria y empezarian a vivir una nueva vida. ~Ajio nuevo, vida nueva -gritaban. La parranda se desbordaba por puertas y ventanas. La oveja, loca de la dicha, parrandeé hasta la medianoche, cuando el nuevo afio llegd con mucho escAndalo y como perseguido por los perros. Quemaron un mufieco repleto de pélvo- ra y se abrazaron, asaltados por la felicidad. La oveja extravid el sombrero entre los abra- zos y, después de la parranda, lo encontré sin cintas debajo de un borracho. Le dolia el esque leto de tanto bailar y decidié volver a casa. Como estaba medio borracha, se extravio. Le apreta- ban las zapatillas pero no se detuvo a descansar en los escajios del parque porque no le parecié digno de una dama a tales horas de la madrugada y mucho menos de una reina del universo. Por més que anduvo, con la llave sudorosa en la ma- no, su casa no aparecid. En una calle desconoci- day maliluminadasele atravesaron unosladrones y le quitaron el suéter. La oveja se puso a llorar. Una vieja que la vio toda en pelota, avis6 ala policia, que vino corriendo y encerré ala vanido- sa por ofensas a la moral: nadie puede salir des- nudo a la calle, ni siquiera una oveja. 26 Teovora Estuvo en la cdrcel hasta que le salié la lana de nuevo. También le salié un novio. Un policia se enamoré dela oveja. La visitaba con un ramo de flores, primero en la carcel y después en la casa. ~Teodora, te adoro ~decfa el policia. La oveja era feliz pero seguia siendo vani- dosa. El policia le llevaba flores frescas y la oveja se las comia. «Tréeme un espejo, traeme pes- tafiina, traéeme zapatillas de cristal». El policia se gastaba el sueldo en los caprichos de la oveja. No comia ni le trafa la leche al gato con tal de comprare cosas a su amada. Estaba flaco y con los zapatos rotos. Vendié el televisor y después la nevera que heredé de una antigua novia que se le murié de pulmonia. Pero ni atin asi alcan- zaba a satisfacerle todos los gustos a la oveja. «Traeme una botella de vino, tréeme un pan francés, tréeme queso de cabra». El policia asal- taba a los borrachos, multaba a los conducto- res, les quitaba los caramelos a los nifios y los revendia en el parque, con tal de juntar dinero para sus asuntos de amor. Pero ni atin asi cum- plia con todos los caprichos. El gato se le murié de hambre. Una noche el policia llegé sin nada y la oveja casi le arranca las orejas. El policia dijo que no 27 Ep ! TRUNFO ARCINEGAS volveria. De la rabia, la oveja se empeloto. No pudo salir de la casa en varios meses: se dedicd a tejer, bordar y pegar botones. Tejia hasta que se quedaba dormida, destejia y volvia a tejer. Bordaba palomas en los pafiuelos y los echaba a volar desde la ventana. Pegaba botones hasta en los trapos de la cocina. A medianoche salia a comer flores en los jardines del vecindario. En su encierro de monja, ley6 novelas de amor, resol- vid crucigramas, atendid al horéscopo que le anunciaba dichas que nunca llegaban. Usaba lentes a escondidas y enviaba cartas al buzon sentimental de los periddicos. Un domingo le publicaron una carta y le aconsejaron que inicia- ra una nueva vida, que no fuera tan vanidosa y que se tomara una foto. TeoDora Cuando volvié a salir, con lana nueva, se dijo que ya no se acordaba del policia. El policia ya no era policia, ahora vendfa helados y copitos de nieve en el parque. Tan pronto vio a la oveja se le derritié el hielo. -Te adoro, Teodora dijo. -Qué horror -dijo la oveja~, Teodora te adora. -Entonces casé- monos ~dijo el hela~ dero. -Sino hay otro re- medio -dijo la oveja Se casarona fin de afio La gente estaba como loca. Bebian y bailaban en las calles, se daban abrazosysedeseaban suerte, quemaban lu- ces multicolores y ele- vaban globos. Todos creian que a partir del dia siguiente la suerte cambiaria y empeza- , * ian a vivir una nueva vida —_ Truro ARcINEGAS —Afio nuevo, vida nueva -gritaban. No te parece una gran fiesta? ~dijo la oveja. —La més grande de todas —dijo el helade- ro-. No sabia que tenfamos tantos invitados Se casaron muy contentos. Se tomaron una foto para que no se les olvidara, ella con su lana blanca y él con el uniforme blanco de heladero profesional, muy abrazados, muy enamorados. Montaron una fabrica de suéteres con lalana que porlasnochesel heladero robaba en los potreros yeneldfala oveja tejia en su casa. Fueron felices casi tres afios. 30 “Amores eternos orobailo, que era timido, se enamord de una muchacha que vivia en la casa de las flores, la mas bonita del barrio. dorobailo sofiaba cada noche con ella. Le escri- bié una carta y decidié enviarsela con su herma- no Bolombolo. —Llevale esta carta a la més bonita de la casa de las flores. Bolombolo fue a la casa y tocé. Salié a la ventana Margarita, que no era la mujer que Jorobailo queria, y recibié la carta sorprendida. La abrié y la ley. -

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