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Lectura literaria y construccién del si mismo" Hoy me propuse hablarles del papel de la lectura en la cons- truccin del mismo, en la elaboracién de la subjeividad. En clecto, desde que empeeé a trabajar sobre la lectura, poniendo cl acento en la escucha de los lectors,éstos han hecho que mi atencién se oriente hacia aquella cuestion, por vias muy diver- ‘sas, Ya sea en cl medio rural, donde mis eolegas y yo realiza- ‘mos unas cincuentaentrevistasy ain mds en bartis urba- nos desfavorecidos, donde escuchamosa un centenar de jove nes de entre quince y teinta anos, ue habianfrecuentado una Biblioteca municipal, esa dimensin fue ampliamente abor- ada, en forma espontines por nuestros interlocutores. Por lo tanto yo quiero volver a ella, sabre todo porque me parece curiosamente desconocida osuibestimada, aun por los Imediadores del libro, Sin embargo no se trata de algo nuevo, En los abitos que se dedican al libro podriamos suponer {que cada uno de nosotros sabe algo de esto a partir de su propia experiencia. Por otto lado, diversos investigadores, satentos a lo que decian los ectores, han dado cuenta de ello. "Noe Meh en. Ser cat jo yea a ‘pi eon ge tin bos de es den Ca son Pom Syn tn es Cea ange ‘ii hn rephrase (st Se sa eet agen rns ol a ‘Antes que ellos, muchos escritores contaron cémo la lectura les habia permitido descubrit su mundo interior y volverse de ese modo més autores de su destino, ¥ entre ells, esci- {ores que habian erecido en vn medio pobre, pensemos por cjemplo en Jack London o en Albert Camus, Construirse -0 slescubrirse~ al leer, y salir de la prescripciones familiares sociales por medio de la lectura 5 en realidad wna vieja his- toria Pero ess vieja historia desaparece con las claifcaciones que se emplean hoy en dia y que oponen, por ejemplo, “lee- {ura dies" a “lecturas de entretenimiento, o bien “lectura escolar” a“lectura de placer’ o también “cultura ilutrada” a “usos habituales de la ect’. Desaparece sila lengua es per- cibida como un ediigo, un yehiculo de informaciones, un simple instrumento de comunicacién, Y la literatara como lun preciosismo para gente con recursos, Mis adelante volve~ remos a este punto. Langa UN ESPACIO PROPIO Entremos en materia de una buena vez. :De qué manera la lectura ~ en particular I lecturaliteraria—comtribuye a la claboracién de la subjetvidad? El tema es enorme, y s6lo abordaré aqut algunos aspectos, refriéndome a laexperien- cia de esos jévenes usuarios de biblioteca alos que evocaba Y que no son necesariamente grandes lectores. Refiriéndome ssimismo, en contrapunto, alectores muy cultos, algunos en tr nine ina ns dao dita dene neta ern se dea pe Tenet he prc pn 2 cscritores. ¥ ustedes verin que las experiencias de unos y ‘otros coinciden en mvls de un punto. l primer aspecto que descaba evocar, porque quiz cons- tituye la hase de todo el resto, es que la lectura puede sera ‘cualquier edad, un atajo privilegiado para elaborar 9 mante~ ner un espacio propio, un espacio intimo, privado. Ya lo dicen los lectores:lalectura permite elaborar un espacio pro- pio, es “una habitacién para uno mismo’, para decirlo como Virginia Woolf, incluso en contextos donde no parece haber ‘quediado ningsin espacio personal Escuchemos a Agiba, a modo de ejemplo, Agiba tiene die cistis anos, vive en una familia musulmana bastante tradi- ional y esti en eonflcto permanente con sus padres y st hermano, quel ven alejarse del destino domeéstico que ima: sinaban para ella, Desde sa infancia tiene wn refugo: Ia bi bilioteca, fa lectura: “Yo teniaun secreta mio, eta mi propio tuniverso. Mis imagenes, mis libros y todo eso. Ese mundo ‘io esté en los suefos" Christian, por su parte, tiene dici- siete altos y vive en un hogar para trabajadores jvenes. Va a la biblioteca para estudiar horticultura y gestisn del agua. Y también: “Me gusta todo lo que tiene un aire a Robinson (Crusoe), las cosas asf. Me permite sofar. Me imagino que algin dia leparé a una isla como é,y alo mejor, quién sabe, podria hacerme una cabana’, Escuchemos también a Ridha, {gue recuerda sus lecturas de infancia: "Me gustaba porque EL libro deta selva es algo asi como arreglrselas en la selva, Es el hombre que por st ahinco acaba siempre por dominar las cosas, Elledn es tal ver cl patron que no quiere dartet bajo o la gente que no te quiere. Y Moweli se construye una choza, es como su hogar, y de hecho pone sus marcos. Se de- limita’, Escuchemos finalmente a un escrtor llamado Bernard ‘Chambaz. En una conferencia evocaba, respecto de Babar a (personaje de cuentos para nifios) y de las noveltas de aven- turas de su infancia, “la elaboracion de un paisje singular {que era todo obra mia, yen el que yo comenzaba a abrir mi propio camino’ Y también “un espacio-tiempo’, “una geo- grafia en la que tuve la impresién de haberme descubierto 0 reconocide’* Habrin notado ustedes la evocacién de lugares, de habi ‘ticulosla cabana en la is, Ja chozaen la selva el paisaje que ¢s obra de uno mismo, la eograia Se trata sin duda de lec tores que viven en Europa, para quienes los mares del Sur son semnillros de sueftos. Y de paso les digo que tendria ‘mucha curiosidad por saber de qué espacios se alimenta la fantasia de los chicos de otras regiones del mundo. Pero lo {que es universal esque el lector joven elabora tro lugar, un ‘espacio donde no depende de ottos. Un espacio que le per imite delimitarse, como dice Ridha, dibujar sus contornos, percibirse como separado, distint ce lo que lo rode, capaz de un pensamiento independiente. Y ev le hace pensar que €s posible abrirse camino y andar con su propio paso. sa lectures transgresora: en ell el lector le dala espalda alos suyos, se Fuga, salt una tapia: a tapi dela casa, del pue- bilo, del barrio, Es desteritrializant, abre hacia otros espa- cis de pertenencia, es un gesto de apartamiento, de salida, Y loes sobre todo cuando se trata dela lectura de obras litera ras, pues en el origen de innumerables cwentos, novelas y re latos es precsamente el alejamiento de la familia de la asa, yylatransgresin, Para esto ls remito en particular alos an liss de Vladimir Propp acerca de los cuentos populares, reu- niidos en Morjlogia del cuenta popular. Propp colecciond miles de cuentos, traté de clasiticarlos, y descubris que esos ‘aman ele atari et epnda sp eRe i orld a Lie a relatos estaban regidos por un orden ritual, por cierto ni- mero de *funciones” que se ordenan siempre del mismo mode, Las tres primeras on: 1) uno de los miembros de la fi- mila se aleja dela cast 2) el héroe entra en conocimiento de tuna prohbicin; 3 la prohibicién es inftingida: el héroe hace Toque no debe hacerseo dice lo que no debe decise. Dicho «de otro modo, rea algo nuevo, inventa sentido, Es lo que e-

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