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ACEPTACION DE LA LETRA.

Nos encontramos ahora en un momento posterior al del libramiento o emisión de la letra. Lo más
habitual es que la letra nazca ya aceptada, pero no siempre es así.

La aceptación es el negocio jurídico-cambiario en virtud del cual el librado asume, bajo su firma, la
obligación de pagar la letra a su vencimiento. Hay que recordar que hasta el momento de la
aceptación, el librado no es obligado cambiario.

Con la aceptación de la orden de pago dictada por el librador, el librado se convierte en el obligado
principal y en vía directa de la satisfacción de la obligación que incorpora la letra de cambio. Hasta
ese momento, la mención del librado no es más que un nombre, un requisito formal de la letra, que
no puede producir por sí mismo ninguna obligación cambiaria a su cargo. Hay que tener en cuenta
que la LC en su art.1 se refiere al «nombre de la persona que ha de pagar» y no a la firma y
entrega de la letra de cambio.

El librado pasa a ser obligado principal y directo, mientras que el librador y los endosantes
siguen siendo obligados en vía de regreso, es decir, personas que en cierto modo cumplen una
función de garantía, respondiendo frente al tenedor en caso de falta de pago por parte del
aceptante.

A partir de la aceptación, el librado se ha convertido en el obligado principal y directo de la letra de


cambio, porque solo y exclusivamente cuando él pague, se extinguirán todas las demás relaciones
jurídico-cambiarias que se derivan de la letra. En el único supuesto en el que desaparecen todas
las relaciones jurídico-cambiarias que derivan de la letra, es cuando el que paga es el librado
aceptante, nunca antes, ni nunca cuando paga otro de los obligados en vía de regreso, ya que en
este caso, todavía subsiste la letra frente a los que puedan quedar obligados en vía de regreso y
además quedaría también vigente la vía directa contra el aceptante.

PROCESO DE CONFORMACION Y CARACTERIZACIÓN DE LA ACEPTACIÓN:

Naturaleza jurídica.- La aceptación se configura como un negocio o contrato de entrega. Y eso


significa dos cosas: 1º que es necesario que la declaración cambiaria sea redactada como tal
aceptación y que sea suscrita y firmada por el aceptante (lo que sería la expresión de la voluntad de
aceptar la letra de cambio), y 2º que es necesaria la entrega de la letra al tenedor, al acreedor
cambiario (arts. 25 y 34.2 LCCH).
El origen contractual y no unilateral de la obligación de aceptación, significa que el aceptante no
queda obligado –frente a la contraparte- por la simple firma de la letra, sino únicamente cuando la
entrega firmada. El art. 34 LCCH establece la posibilidad de que el aceptante pueda rescindir la
aceptación en tanto en cuanto no se haya producido la entrega. Mientras no se entregue la letra, el
aceptante puede denegar esa aceptación que ya haya realizado. Antes de entregarla, de
devolverla, puede revocar la aceptación que ya había efectuado, en cualquier momento. Se
establece una excepción en el párrafo 2º del artículo y es en el caso de que el aceptante hubiese
notificado su aceptación por escrito (de forma extracambiaria), al tenedor o a cualquier firmante de
la letra, entonces quedará obligado frente a ellos en los términos de su aceptación.

Por tanto, si se revoca la aceptación antes de su entrega al tenedor, se entenderá que la letra no ha
sido aceptada. Sin embargo, si el librado hubiere notificado por escrito su aceptación al tenedor o
cualquier firmante de la letra, aunque cancele o tache su aceptación se entiende que queda
obligado frente a éstos en los términos de su aceptación.

Obligación de aceptar.- El problema interpretativo consiste en establecer si, una vez recibida la
provisión de fondos, el librado asume frente al librador una obligación de aceptar la letra o no. El
problema es muy discutido y no está resuelto en la LCCH que no contiene ni un solo precepto en el
que se diga que existe la obligación, por parte del librado, de aceptar la letra. Un sector de la
doctrina opina que por el mero hecho de haber recibido la provisión de fondos, el librado no está en
principio, obligado a aceptar la letra (que sería el sinalagma en ese contrato). Otra cosa distinta es
que, en el contrato subyacente, el librado se haya obligado a la aceptación. En este caso
estaríamos ante una obligación extracambiaria que generaría, en caso de incumplimiento, la
consiguiente obligación de resarcimiento de daños y perjuicios (art. 1707 CC), pero que no hay que
confundir con la aceptación misma.

La presentación a la aceptación (letras de presentación obligatoria, facultativa y prohibida.


Requisitos).

Lo habitual en el tráfico económico es que, antes de poner la letra en circulación, el propio librador
pida al librado su aceptación con el fin de negociar más fácilmente la letra.

Se define la presentación a la aceptación como el acto cambiario de exhibición de la letra de


cambio al librado con el fin de que declare su aceptación en el mismo documento o que manifiesta
su negativa.

La presentación a la aceptación se configura, en principio, como un acto cambiario facultativo, que


tiene como finalidad indagar o sondear cuáles son las intenciones del librado con respecto a esa
letra, ya que si no acepta, es más que probable que no vaya a pagar llegado su vencimiento,
puesto que al no haber aceptado, no se ha convertido en obligado cambiario.
Por tanto, con esta presentación de la letra a la aceptación, estamos ante una facultad, ante un
derecho subjetivo que tiene el tenedor de la letra, pero en ningún caso, ante una obligación. Este
carácter facultativo se desprende del art. 25 LCCH que establece que el tenedor o simple portador
“podrá presentarla a la aceptación del librado”.

Momento de la presentación. – La ley cambiaria permite que la letra sea presentada a la aceptación
en cualquier momento desde la emisión de la letra hasta la fecha de su vencimiento (art 25). Se
concede una amplia libertad al librador, que puede establecer incluso un plazo para su
presentación o una fecha concreta en la que puede o tiene que llevarse a cabo la presentación de
la letra a la aceptación, e incluso permite que se prohíba la presentación de la letra a la aceptación,
lo que se conoce como letras no aceptables, y que se incluye en la letra como cláusula facultativa
(“no aceptable”). La misma facultad corresponde a cualquier endosante, salvo que el librador haya
prohibido la aceptación (art. 26 LCCH). En cualquier caso siempre tendrá que ser anterior al
vencimiento.

Las letras de presentación facultativa a la aceptación, pueden ser presentadas en cualquier


momento a partir de la emisión de la letra de cambio y hasta su vencimiento (art. 25 LCCH).

Las letras cuya presentación a la aceptación está prohibida (letras no aceptables), son aquellas en
las que se ha incluido una clausula facultativa del tipo: “no aceptable”, “sin aceptación” o similar, y
suponen una prohibición por parte del librador al tenedor, para que presente la letra a la aceptación.
Esta prohibición utiliza sobre todo, para no apremiar al librador con el envío de la provisión de
fondos que puede retrasarse hasta el vencimiento, el librador no quiere que se acepte la letra
porque él no tiene todavía la provisión de fondos (el coche).

Estas cláusulas también tienen otra finalidad importante, que es la de evitar las acciones
anticipadas en vía de regreso por falta de aceptación (apuntes sobre acciones cambiarias)*.

Sin embargo, esta cláusula facultativa de “sin aceptación”, en determinados supuestos, tal y como
recoge el art. 26, será una clausula prohibida de las que se tienen por no puestas, no de las que
anulan la letra. Esta clausula no se podrá incluir en aquellas letras que, por ley, son de presentación
obligatoria a la aceptación, y estas son:

- las letras giradas a un plazo desde la vista y,

- las letras domiciliadas.


+ En el caso de las letras giradas a un plazo desde la vista, como ya vimos, para saber su
vencimiento, tenemos que saber necesariamente la fecha de la aceptación, por tanto, su
presentación a la aceptación es obligatoria (art. 40.2 LCCH).

+ Las letras domiciliadas son aquellas pagaderas, según el art. 26 párrf. 2º, en el domicilio de un
tercero o en una localidad distinta de la del domicilio del librado. Aquí la razón de la prohibición
de este tipo de cláusulas se encuentra en la necesidad que tiene el librado de ser advertido a
tiempo con la presentación a la aceptación de que el pago será requerido en domicilio distinto.

Letras de presentación obligatoria a la aceptación. La regla del carácter facultativo de la


presentación de la letra a la aceptación cuenta con dos excepciones: una prevista por la ley y
otra por la voluntad de las partes.

El primer supuesto, las letras de presentación obligatoria a la aceptación por mandato de la ley,
lo acabamos de ver, y es el caso de las letras giradas a un plazo desde la vista y las letras
domiciliadas.

El segundo, hace referencia a cuando la presentación a la aceptación se hace obligatoria por


voluntad de las partes, y hablamos entonces de letras “contra aceptación”. Esta es una cláusula
facultativa que se puede incluir en la letra y que tiene por objeto imponer al tenedor la obligación
de presentar la letra a la aceptación con el fin de que el librador y los demás obligados en vía de
regreso puedan ser informados acerca de las intenciones del librado en relación con el pago de
la letra y permitirles saber en qué medida el tenedor de la letra podrá acudir o no a ellos en vía
de regreso. El librador podrá incluir esta cláusula estableciendo o no, un plazo para su
presentación. Esta misma facultad se concede a los endosantes, salvo que el librador haya
prohibido la presentación a la aceptación. (Se puede incluir una fecha concreta antes de la cual
hay que presentar la letra a la aceptación o antes de la cual no se puede presentar).

Consecuencias de la falta de presentación de la letra a la aceptación.- El incumplimiento de la


presentación de la letra a la aceptación tiene diferentes consecuencias dependiendo de si la letra
es o no de presentación obligatoria a la aceptación.

En el caso de que se trate una letra de presentación facultativa, la no presentación supone que
el tenedor perderá las acciones en vía de regreso por la falta de aceptación.

Si se trata de una letra de presentación obligatoria a la aceptación (letra contra aceptación o letra
girada a un plazo desde la vista) además de la pérdida de las acciones en vía de regreso por
falta de aceptación, también se pierden las acciones en vía de regreso por falta de pago (art.63).
Es decir, el tenedor de una letra de cambio de presentación obligatoria a la aceptación, sea legal
o convencional, pierde todas las acciones en vía de regreso, tanto por falta de aceptación como
de pago. Sin embargo el art. 63.2 de la ley, exceptúa el supuesto de que del propio título se
desprenda de modo inequívoco que la fijación de un plazo para la aceptación era sólo relevante
a efectos de responsabilidad por la falta de aceptación y no a efectos de la responsabilidad por
la falta de pago (por ejemplo que se incluya una cláusula del siguiente tenor: “sin mi
responsabilidad por la aceptación si la presentación se efectúa después de tal día”).

Requisitos materiales y formales de la presentación de la letra a la aceptación.

*¿Quién puede presentar la letra a la aceptación y a quién? La presentación la puede realizar


personalmente el propio tenedor o “cualquier poseedor de la letra, el cual no tendrá que
identificarse ni como poseedor legítimo, ni como mandatario del tomador o tenedor de la letra”
(Art. 25 LCCH). Por tanto, la puede presentar cualquier empleado o representante del tenedor.

Se tiene que presentar al librado. Así lo establece el art. 25 LCCH. Nada se opone a que la letra
de cambio sea presentada al representante del librado. Si no es posible presentarla a ninguno de
los dos, se levantará protesto haciendo constar la imposibilidad material de la presentación de la
letra a la aceptación.

En caso de pluralidad de librados, deberá hacerse la prese ntación teniendo en cuenta la


forma de su designación en la letra. Si se ha designado de forma sucesiva, la letra será
presentada al primer librado designado, si se niega al segundo y así sucesivamente. Si
se ha designado de forma conjunta, el tenedor la presentará a la aceptación
simultáneamente a todos los librados. Si en la letra de cambio no se contiene ninguna
indicación de cómo o en qué orden ha de hacerse la presentación, ésta puede hacerse a
cualquier de los librados.

** Lugar de presentación. El art. 25 LCCH dispone que ha de hacerse en el domicilio del


librado. Como la designación del domicilio del librado no es un requisito esencial de la
letra de cambio, la falta de esté supondrá que la presentación de la letra a la aceptación,
se deberá hacer en el domicilio de pago.

Lugar de pago y lugar de presentación a la aceptación, solo coinciden cuando se indique


que la letra es pagadera en el domicilio del librado, o cuando, faltando una indicación
específica de lugar de pago, se considere de acuerdo a la regla establecida en el art. 2
b) LCCH que el lugar de pago es el que aparece junto al domicilio del librado. Por tanto
en el caso de que el pago de la letra se domicilie en un sitio distinto del domicilio del
librado (letra domiciliada), el domicilio de pago será ese, y el de presentación de la letra
a la aceptación será el domicilio del librado.

El art. 28 LCCH introduce en nuestro ordenamiento el derecho del librado a pedir una
segunda presentación de la letra a la aceptación al día siguiente.

Se trata de un derecho del librado que se explica por su posible interés en disponer de
un cierto tiempo para comprobar su posición deudora con el librador, y aclarar con él
ciertos extremos relacionados con la provisión de fondos (negocio subyacente) o
cualquier otra circunstancia.

En el caso de que se haga uso de este derecho, se prolonga un día el plazo de


presentación a la aceptación y en consecuencia, el plazo en que debe ser levantado el
protesto por falta de aceptación en su caso.

En caso de negativa a la aceptación en esta segunda presentación al día siguiente,


debe hacerse constar en el protesto que el librado ha hecho uso de este derecho, ya que
si estamos ante letras de presentación obligatoria a la aceptación, y no hacemos
constar en el protesto que se trata de la segunda presentación, se considerará que la
letra se ha presentado fuera del plazo legal o convencionalmente establecido, con las
graves consecuencias que ello supone, ya que se aplicaría el art. 63, y el tomador
perdería todas las acciones en vía de regreso, tanto por falta de aceptación como de
pago.

El párrafo segundo de este mismo precepto establece que el tenedor no está obligado a
dejar en poder del librado la letra. Y esto es importante porque hay que tener en cuenta
que la LCCH establece la presunción de que el obligado cambiario que tenga la letra en
su poder tras el vencimiento de la misma, es el que ha pagado.
Contenido de la aceptación. El librado, en virtud de la aceptación debe asumir la
obligación cambiaria tal y como ha sido formulada por el librador, y en los mismos
términos responderán todos los obligados cambiarios.

El art. 30 de la LCCH establece:

“La aceptación será pura y simple, pero el librado podrá limitarla a una parte de la
cantidad.

Cualquier otra modificación introducida por la aceptación en el texto de la letra de


cambio, equivaldrá a una negativa de aceptación. Esto no obstante, el aceptante
quedará obligado con arreglo a los términos de su aceptación”.

De la lectura de este artículo parece que se recogen tres supuestos:

1º La aceptación condicionada, 2º la aceptación parcial y 3º la aceptación modificativa.

1º) El art. habla de que la aceptación tiene que ser pura y simple, por tanto no se permite
una aceptación condicionada. La aceptación condicionada sería nula, la letra se tendría
como no aceptada (sería aquella aceptación en la que el pago de la suma cambiaria se
somete a una condición en sentido técnico, es decir, a la realización de un
acontecimiento futuro e incierto, ya se trate de condición suspensiva o resolutoria).

Si la aceptación condicional fuese válida sería posible condicionar el pago de la


obligación cambiaria principal a circunstancias cuya realización no se podría detectar
directamente en el texto de la letra, lo que colisiona con el principio de la literalidad de
los títulos valores.

2º) La aceptación parcial está admitida en el art. 30 y beneficia a todos los interesados.
Le interesa al librador y a los demás obligados en vía de regreso porque limita su
responsabilidad a la diferencia entre la cantidad que figura en la letra y la suma por la
que fue aceptada. También le interesa al tenedor porque en la parte cubierta le asegura,
al menos, la posibilidad de ejercitar contra el aceptante la acción directa para exigirle el
pago.

La aceptación parcial deberá ser entendida como aceptación por la cantidad cubierta y
como negativa a la aceptación por la diferencia. Esto significa que el tenedor de la letra
por la parte no cubierta, si así lo desea, puede levantar protesto por la falta de
aceptación y actuar contra los obligados en regreso antes del vencimiento (art. 50
LCCH).

En el caso de que se trate de letras de presentación facultativa a la aceptación, el


tenedor, si quiere, puede esperar al vencimiento de la letra, sin cumplir ninguna
formalidad y si llegado el vencimiento no es pagada la parte no aceptada, levantar
protesto por falta de pago y ejercitar entonces la oportuna acción de regreso.

3º) En el caso de la aceptación modificativa, si se introduce algún cambio en el


contenido de la letra a través de la aceptación, ha de estimarse que se produce una
negativa a la aceptación, pero el aceptante va a quedar obligado en el sentido de su
aceptación (por ejemplo si se pone: “acepto pagar en géneros”, acepto pagar tal día”,
“acepto pagar en dólares”, etc.)

Esta aceptación modificativa equivale una negativa a la aceptación, por tanto, el tenedor
de la letra aceptada de esta manera, podrá elegir tres opciones:

a) levantar protesto y ejercitar las acciones por falta de aceptación contra los obligados
en vía de regreso.

b) Si la presentación a la aceptación es facultativa, esperar al vencimiento, sin tener en


cuenta la modificación introducida por el aceptante y si no obtiene satisfacción al
vencimiento, levantar protesto por falta de pago y ejercitar acción contra los obligados en
vía de regreso por falta de pago.

c) Actuar contra el librado teniendo en cuenta la modificación introducida por el


aceptante, ya que éste ha quedado obligado en los términos de su aceptación.

En cualquier caso el tenedor no puede hacer valer contra los obligados en vía de
regreso las modificaciones introducidas por el aceptante. Por ejemplo si el librado ha
cambiado la fecha de vencimiento, el tenedor que quiera conservar la acción de regreso
estará obligado a presentar la letra al pago el día del vencimiento indicado en el
momento de emisión de la letra.

Efectos de la aceptación. La posición jurídica del aceptante.

* Relación tenedor- aceptante.

El librado pasa a ser obligado principal y directo de la letra. Directo porque es en la vía
directa y no en la de regreso en la que responde. Y principal no tanto porque sea el
primer obligado al pago, sino porque asume una deuda propia mientras que los otros
obligados cambiarios en vía de regreso prometen el pago por parte del librado. Es cierto
que el art. 37 LCCH establece que todos los que hubieren librado, aceptado, endosado o
avalado una letra de cambio responden solidariamente frente al tenedor, pudiendo éste
proceder contra todos ellos individual o colectivamente. Pero de todos ellos el librado-
aceptante él es el único obligado frete a todos ellos y es el único que pagando se libera
a sí mismo y a todos los demás firmantes de la letra de cambio.

El librado, por la aceptación, se obliga a pagar la letra a su vencimiento.

* Relación librador- librado.

El librado será responsable frente al librador de la cantidad íntegra, intereses y gastos


que haya pagado el librador en los términos que expone el art. 59 LCCH . El tema de
mayor relieve en esta relación es el de saber si el librado queda obligado
cambiariamente y en qué términos cuando quien ejercita la acción directa es el propio
librador, bien porque la letra no ha circulado y la presenta el mismo librador al pago, bien
por haberse convertido en portador de la misma en virtud de un endoso o porque la
recibe en regreso tras abonar el pago en virtud de una acción de regreso dirigida contra
él. El art. 49 LCCH establece que a falta de pago, el tenedor, aunque sea el librador,
tendrá contra el aceptante y su avalista la acción directa derivada de la letra de cambio,
pudiendo éste oponer excepciones derivadas de la falta de provisión de fondos en estos
supuestos de ejercicio de la acción directa.

* Relación tenedor- obligado en vía de regreso.

La aceptación libera al librador y endosantes de la obligación asumida respecto del


compromiso del librado. No cabe ya el ejercicio de las acciones anticipadas en vía de
regreso por falta de aceptación. Habrá que esperar al vencimiento para ver si el
aceptante paga o no para que se pueda ir contra estos obligados en vía de regreso y
solo por falta de pago.

Efectos de la negativa de la aceptación. El efecto principal es que el librado queda fuera


del círculo de obligados cambiarios, teniendo esto, importantes efectos en vía de
regreso. Como la negativa a la aceptación genera dudas acerca de la posibilidad de que
el librado pague al vencimiento, la LCCH permite al tenedor de la letra, el ejercicio de
una acción de regreso por falta de aceptación antes del vencimiento. El art. 50 LCCH
que recoge las acciones en vía de regreso, contempla tanto la acción por falta de pago
como por falta de aceptación e incluye entre sus supuestos aquel en que se hubiere
denegado total o parcialmente la aceptación.

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