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VOCES DE LA TIERRA
NUEVAS PERSPECTIVAS
DE AMERICA ANTIGUA
UNA EVALUACIÓN COMPARATIVA DE
LAS CRÓNICAS ESPAÑOLAS Y PORTUGUESAS
LA ARQUEOLOGÍA Y ARTE PRECOLOMBINO
EL LIBRO DE MORMÓN

Con Prólogo De
ROBERT E. WELLS
Miembro del Primer Quórum de los Setenta (Eméritus)

DAVID G. CALDERWOOD

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Derechos de autor 2009 por David G. Calderwood. También puede dejarlo en inglés.

Todos los derechos reservados.

Ninguna parte de este libro puede reproducirse o usarse en forma alguna por medio de cualquier procedimiento, sea éste por fotografía, fotocopia o cualquier otro, por emisión o
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Este libro no es una publicación oficial de la Iglesia de Jesucristo de Los Santos de los Últimos Días. La opinión aquí mencionada es responsabilidad única del autor y no representa,
necesariamente la de la Iglesia ni la de Historical Publications, Inc.

Publicado por:
Historical Publications, Inc.
Austin, Texas
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Calderwood, David G., 1937-

Voces de la Tierra: nuevas perspectivas de América antigua: una evaluación comparativa de las crónicas españolas y portuguesas, la arqueología y la historia del arte, el Libro de
Mormón / David G. Calderwood con prólogo de Robert. E. Wells.

Resumen: “Una evaluación comparativa de las primeras crónicas de los españoles y portugueses, colonizadores y conquistadores del Nuevo Mundo en los siglos XVI y XVII, el
Libro de Mormón y la Arqueología e historia del arte de Latinoamérica.” Provista por el publicador.

Incluy e referencias bibliográficas y un índice.

ISBN 978-1-881825-54-8 (alk, papel)


ISBN 978-1-881825-64-7 (eBook)

1. Libro de Mormón—Evidencias, autoridad, etc. 2. Indígenas—Origen. 3. Las tribus perdidas de Israel. 4. América—Antigüedades. I. Título.

BX8627.C28 2005

289.3’22—dc22

2005009568

Impreso en los Estados Unidos de Norteamérica


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DEDICADO A . . . .
Cientos de soldados españoles y portugueses, sacerdotes católicos, y
oficiales gubernamentales quienes dieron fielmente de su tiempo, energía,
y recursos para preservar para una posteridad futura, las leyendas, el
folklore, las observaciones y los relatos de los nativos americanos
durante el período de la conquista y colonización.

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PREFACIO
Cuando yo estaba viviendo en Lima, Perú, en 1970, descubrí el segundo
libro de Pedro de Cieza de León, El Señorío de los Incas. Quedé 1

asombrado de las muchas similitudes entre las leyendas y relatos de los


Indios precolombinos y el Libro de Mormón, un libro que, desde su
aparición, ha tenido mucha controversia. El Señorío de los Incas fue escrito
en 1553, pero no fue publicado en ningún idioma hasta 1880, cincuenta años
después de haberse publicado el Libro de Mormón. Este notable
descubrimiento me motivó para investigar si otras narraciones de los
conquistadores contenían relatos similares. Durante varios años, descubrí y
adquirí más de setenta libros escritos por los españoles o portugueses
durante el período de la conquista y la colonización. Los manuscritos
originales datan entre 1500 y 1650 después de Cristo (D.C.).
Además de mi propia colección, pude aumentar mis fuentes de
investigación teniendo acceso a docenas de crónicas de los primeros
historiadores americanos que se encuentran en la famosa biblioteca de
Nettie Lee Benson, ubicada en el recinto de la Universidad de Texas en
Austin, Texas, donde obtuve una maestría en Estudios Precolombinos en el
año de 1999. La biblioteca Benson tiene una de las colecciones de crónicas
de la conquista y colonización más grandes en el hemisferio occidental.
Mediante un estudio profundo de las otras crónicas, descubrí que todas
éstas contienen datos e información que son similares a los relatos en el
Libro de Mormón.
José Smith proclamó que el había traducido el Libro de Mormón,
supuestamente una historia que cuenta acerca de algunos de los primeros
habitantes en América y de unas planchas de oro que fueron enterradas por
un soldado y profeta antiguo llamado Moroni en el año 421 D.C. Esto
ocurrió más de mil años antes del viaje de Cristobal Colón en 1492.
Obviamente los cronistas de España y Portugal no tenían conocimiento de
las planchas de oro escondidas por Moroni. Estos historiadores de América
obtuvieron leyendas valiosas, el folklore y otros detalles importantes de los
nativos precolombinos que ellos incluyeron en sus manuscritos. Cuando
estos manuscritos llegaron a España, la mayoría de ellos estuvieron
perdidos por más de 300 años. En los años de 1820, para un joven de poca
educación como lo era José Smith, todo esto le fue desconocido cuando
dice haber adquirido y traducido las planchas de oro. En 1830, esta
traducción es publicada con el nombre de Libro de Mormón.

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A pesar de las numerosas similitudes y relatos paralelos entre las
crónicas y el Libro de Mormón, ningún historiador secular o historiador
mormón había intentado jamás hacer una evaluación comparativa
significativa entre el Libro de Mormón y las historias anteriores. La
mayoría de las crónicas fueron imprimidas en un estilo español o portugués
antiguo y actualmente son relativamente desconocidas dentro de los Estados
Unidos. Pocos de estos libros han sido traducidos al inglés.
Al mismo tiempo que estudié las crónicas españolas y portuguesas,
también estudié la arqueología, iconografía e historia del arte sobre los
sectores andinos y mesoamericanos para averiguar si las investigaciones
científicas podrían complementar la información contenida en las crónicas y
el Libro de Mormón. Aunque solamente he tocado superficialmente el tema
de la historia del arte y la arqueología, estoy convencido de que se puede
obtener una mejor perspectiva de la América precolombina y
particularmente del Período Formativo (2500 A.C. hasta 400 A.C.) y del
Período Clásico (400 A.C. hasta 400 D.C.) si se combinan la información e
ideas obtenidas de los descubrimientos arqueológicos con información
recogida del Libro de Mormón y de las crónicas.
Por ejemplo, en Perú, las artistas Moche (también escrita Mochica) (100
A.C. hasta 600 D.C.), quienes vivieron a lo largo de la costa cerca de la
ciudad moderna de Trujillo, pintaron sobre algunas de sus vasijas de
cerámicas la figura de una gloriosa y poderosa “Deidad a rayas.” Según una
de las series de presentaciones iconográficas, esta “Deidad a rayas”
estableció un control sobre una “revuelta de los objectos” o un
levantamiento de la naturaleza. ¿Quién era esta “Deidad a rayas”
majestuosa y vestida con ropas militares detalladas?
Por su parte, los cronistas relataron leyendas de un Dios Blanco quién
apareció en el Nuevo Mundo aproximadamente durante el mismo tiempo
que existió la civilización Moche. Este Dios Blanco sanó los enfermos, los
ciegos y los cojos. Además llevó a cabo muchos otros milagros. En Perú,
fue conocido por el nombre de Ticci Viracocha o Pachacamac y en México
como Quetzalcoatl o Huitzilopochtli.
El Libro de Mormón contiene un relato de la aparición milagrosa en las
Américas del ya resucitado Jesucristo quien también hizo grandes milagros
tal como sanar los enfermos, los ciegos y los cojos. Su aparición fue
anunciada previamente con un período de terremotos y destrucción
devastadora. También coincidió con el retorno de la tranquilidad y calma en
todos los sitios.

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El propósito de mi libro es agrupar las leyendas, el folklore y los relatos
recojidos por los cronistas y compararlos con los relatos apuntados en el
Libro de Mormón. Cuando sea posible compararé mis descubrimientos con
la evidencia científica, hallada y reportada por los arqueólogos e
historiadores del arte.
Como un mormón perteneciente a cinco generaciones de familias
mormonas, he estudiado el Libro de Mormón todo mi vida y lo he
considerado como un fiel relato de algunos habitantes de América antigua.
Debido a mi fé en lo que contiene el Libro de Mormón, serví una misión de
dos años y medio entre 1957 y 1959 para La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días en Uruguay y Paraguay. Durante los años
subsiguientes, visité varios sitios arqueológicos en Bolivia, Perú y México,
y todas estas ruinas parecían estar relacionadas con la historia en el Libro
de Mormón. Desde que me encontré con las leyendas y relatos en las
crónicas españolas y portuguesas y después de compararlas con la
narración en el Libro de Mormón he podido aumentar y balancear mi fé
inicial con la adición de esta nueva información y perspectiva.
Los arqueólogos e historiadores de arte usualmente descubren artefactos
al excavar la tierra. Al traer a luz estas culturas antiguas, es como si los
antepasados hablasen desde el polvo. En una forma parecida, la mayoría de
los manuscritos de los primeros cronistas americanos estuvieron perdidos o
pasaron al olvido yaciendo sobre las estanterías de las bibliotecas o
museos por varios siglos simplemente juntando polvo. José Smith proclamó
que el último profeta en el Libro de Mormón, Moroni, escondió las
planchas de oro por unos mil cuatrocientos años en la tierra donde ellos se
quadaron hasta que el mismo Moroni las recuperó y se las entregó a Smith
para ser traducidas.
Las narraciones y relatos de estas tres fuentes sin relación alguna pasaron
siglos escondidos y hoy, esto podría ser interpretado como si su historia
susurrase desde la tierra.
Tal vez el profeta anciano israeli, Isaías, quien proclamó ver el futuro
lejano, tuvo el privilegio de ver nuestros días actuales y reconoció que
muchas verdades antiguas de América precolombina serían reveladas desde
el polvo.
Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla
saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como la de un fantasma, y
tu habla susurrará desde el polvo (Isaías 29-4).
Notas al final del Capítulo:

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1 Pedro de Cíeza de León, El Señorío de los Incas. Escrito en Madrid alrededor de 1553. El manuscrito original estuvo perdido hasta 1880 cuando fue descubierto y publicado por
Marcos Jimenez de la Espada en Madrid, España. (El Instituto de Estudios Peruanos, Lima, Perú, lo volvió a publicar en 1967.)

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PRÓLOGO
Leer VOCES DE LA TIERRA es sumamente importante para todo
estudiante serio y dedicado al Libro de Mormón. Así como también para
cualquier persona que tenga curiosidad en los paralelos extraordinarios que
existen entre las creencias y los ritos de los indios americanos con los tres
grupos que emigraron desde el Viejo Mundo al Nuevo Mundo tal como lo
narran las páginas del Libro de Mormón. La tapa del libro explica muy bien
el tema del libro al referirse a “Nuevas Perspectivas de América Antigua”
y “Una Evaluación Comparativa de Las Crónicas Españolas y Portuguesas,
La Arqueología y Arte Precolombino y el Libro de Mormón.”
Mediante un estudio profundo y trabajo arduo de muchos años, el autor
ha recopilado en su libro la mejor colección que se haya visto hasta la
fecha acerca de información sobre la cultura y la religión de los primeros
habitantes de las Américas, la cual es muy parecida a la información
encontrada en el Libro de Mormón. Lo notable es que ninguna de las
crónicas estuvo disponible antes de que el Libro de Mormón fuese
publicado en 1830.
Gracias a la habilidad linguistica y persistencia como investigador,
David G. Calderwood se recopiló para el lector información nueva y
detallada de las crónicas de los conquistadores españoles y portugueses.
Los cronistas o primeros historiadores escribieron sobre lo que los
conquistadores descubrieron en cuanto a los habitantes precolombinos. La
mayoría de sus obras nunca han sido traducidas al inglés. Además, pocas
crónicas fueron publicadas en su idioma original y algunas fueron
destruidas o perdidas por las autoridades españolas por varias razones, ya
sean políticas o religiosas.
Algunos manuscritos han salido a la luz en los últimos siglos, pero
ninguno estuvo disponible a José Smith cuando éste presentó el Libro de
Mormón al mundo. Smith jamás pretendió haber escrito el Libro de
Mormón por sí mismo, lo cual es digno de mencionar porque ninguna
persona en su tiempo podría haber tenido acceso a todos los detalles de las
civilizaciones, culturas, religiones, maniobras políticas, estrategias de
hacer guerras agresivas o defensivas, sus orígenes y migraciones, etcétera.
Ahora, tenemos a nuestro alcance en un solo volumen, toda la información
disponible sobre este tema. Esperamos que este libro pueda incentivar a la
búsqueda de información adicional en el futuro. Su extensiva lista

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bibliográfica podría ayudar enormemente a otros estudiantes a llevar a cabo
investigaciones adicionales en el futuro.
El autor evita los argumentos sobre la geografía exacta mencionada
dentro del Libro de Mormón. Calderwood no intenta resolver la cuestión de
dos cerros de Cumorah o donde se ubica “la estrecha lengua de tierra”
mencionada en el Libro de Mormón. Me alegro mucho que su libro presenta
en una manera imparcial la descripción de los modelos y similitudes que
vienen de las cuencas amazonas y las regiones andinas de América del Sur,
la cual es parecida a la información encontrada en América Central,
(Mesoamérica), México, y América del Norte. En vez de defender una
teoría de los supuestos lugares geográfícos del Libro de Mormón,
Calderwood presenta la información como se encuentra y nos deja a
nosotros, el lector, la oportunidad de leer su libro y sacar nuestras propias
conclusiones. Sin embargo, su libro presenta evidencia fundamentada del
hecho de que el Libro de Mormón concuerda con las culturas y creencias de
todas las “naciones indígenas” encontradas por los españoles y portugueses
cuando llegaron al Nuevo Mundo.
En varios capítulos, existen evidencias profundas de una apostasía
general de conceptos religiosos sublimes que fueron relacionados con las
tradiciones antiguas de los israelitas y cristianos. El éxito de los
conquistadores en subyugar a los indígenas siempre ha sido atribuido de
gran manera a una creencia casi universal de la venida de un “Dios Blanco”
a las Américas antiguamente quién dijo que volvería. Así como también
visitas de otras personas que eran semejantes a los apóstoles cristianos de
la antiguedad. Toda esta información nunca ha sido tan bien documentada en
un libro como lo presenta ahora éste. Vuelvo a recalcar que todo esto se
trata en el Libro de Mormón, pero José Smith nunca podría haber sabido
que había tal tradición dispersada por toda América Latina.
Mi amistad con David Calderwood comenzó en 1958 cuando estábamos
trabajando juntos en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos
Días en Paraguay. Yo había sido enviado a Paraguay para abrir una sucursal
de un banco internacional y David estaba ahi como misionero. Durante los
años subsiguientes, se han cruzados nuestros caminos con frecuencia en
relación al trabajo y asignaciones dentro de la Iglesia. También éramos
vecinos por un tiempo en Argentina y nuestros hijos aún se mantienen en
contactos gracias ala relación estrecha que gozamos en aquellos días.
Viví en América Latina por más de 35 años y he pasado más de 20 años
viajando mensualmente por diferentes países latinos estando radicado en
los Estados Unidos. Además de trabajar 19 años en un banco internacional,

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tuve una segunda profesión que duró otros 35 años cuando fui llamado por
La Iglesia para servir ala Iglesia en diferentes responsibilidades
eclesiásticas. Fui llamado como presidente de misión, representante
regional, miembro del Primer Quórum de los Setenta, y finalmente como
presidente de un templo. Ya sea en un momento u otro, he tenido la
responsibilidad de supervisar los asuntos de La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días en cada país al sur del Río Grande que divide
México de los Estados Unidos de Norteamérica.
También David se ha pasado muchos años en América Latina trabajando
en el Cuerpo Diplomático, como hombre de negocios y como miembro
laico de la Iglesia. Como pueden ver, no es sorprendente que nuestros
caminos se hayan podido cruzar con frecuencia. Debo felicitar a David por
su diligencia en juntar tanta información y por su erudición que le permitió
entrelazar esta información de tal manera que fuese tan valiosa para todos
los que están interesados en el Libro de Mormón y su historia singular.
Yo mismo he hecho algunas “expediciones” a sectores remotas de
América Latina en las cuales he encontrado leyendas de “indios blancos en
las selvas,” instrumentos de navegación parecidos a la “Liahona”
mencionada en el Libro de Mormón, relatos de personas que dicen de haber
visto “planchas de oro” que contienen una historia religiosa antigua que es
considerada muy sagrada para los indios. He encontrado leyendas de razas
de indios quienes reclaman ser descendientes de cuatro hermanos que
cruzaron el océano. Estos relatos existen todavía, pero David no se ha
basado en rumores ni en leyendas. Él acudió a la investigación profunda,
guardó sus notas, compró los libros, visitó las bibliotecas, etcétera, y su
obra ya está disponible para todos.
También el autor merece ser felicitado por la manera interesante de
entrelazar en sus capítulos muchos ejemplos citados de los cronistas con
versos del Libro de Mormón, El Antiguo Testamento, El Nuevo
Testamento, y aun de La Perla de Gran Precio. Él demuestra en donde
hubieron cambios el la doctrina cristiana y también donde ocurrió una
apostasía total como es relatado en el Libro de Mormón.
El propósito primordial de llevar a cabo tanta investigación y la
publicación de su libro es el esfuerzo de Calderwood para defender la
inspiración de José Smith y para mostrar al mundo que el Libro de Mormón
viene de Dios y no es un libro que cualquiera pudo haber escrito sin tener la
inspiración y don de Dios. David cita al Dr. Hugh Nibley quién dijo lo
siguiente: “La pregunta de quién escribio el Libro de Mormón no tiene
sentido. Hubiera sido tan imposible para el hombre más erudito en el año

13
de 1830 como hubiera sido para José Smith.” Añade el Señor Calderwood
que los descubrimientos arqueológicos en los últimos años tanto como la
publicación de numerosas crónicas de los siglos dieciséis y diecisiete en
los últimos 150 años muestran que el Libro de Mormón es un libro sin
igual. (Página 454 del manuscrito)
También me agrada el homenaje que el autor se les dá a sus fuentes
antiguas. “Un estudio de los cronistas, sean sacerdotes católicos, soldados u
oficiales gubernamentales, muestra como ellos fueron motivados por un
deseo sincero de informar los demás europeos sobre el Nuevo Mundo y los
nativos americanos. La gran mayoría escribió sus manuscritos a pesar del
costo enorme en tiempo, dinero y comodidades. Por lo general, eran
individuos altamente dedicados y motivados. Ellos juntaron la información
y escribieron bajo circumstancias muy difíciles......Con pocas excepciones,
ellos querían que las generaciones futuras supieran y comprendieran lo que
ellos descubrieron después de llegar al Nuevo Mundo.”...... “No eran
intachables y tenían que esforzarse a comprender los dialectos indígenas,
lidiar con problemas políticos y sufrir de la falta de información
adecuada......Sin embargo, ellos anotaron fielmente las leyendas,
enseñanzas y relatos que fueron transmitidos por cientos de años por los
historiadores indígenos......” (Vea la Página 458 del manuscrito)
David Calderwood opina en una de las últimas páginas de su libro un
punto sumamente importante. Dice, “Creo que muchos de los historiadores
del Nuevo Mundo recibieron ayuda de Dios en proseguir sus
investigaciones y en anotar sus descubrimientos. Varios cronistas
declararon que ellos sentían la influencia de Dios empujándolos a seguir
con sus actividades nobles. Es notable que la mayoría de los manuscritos de
los siglos dieciséis y diecisiete no fueron publicadas inmediatamente y
desaparecieron por mas de 300 años solo para ser descubiertas y
publicadas muchos años después de que el Libro de Mormón fuese
publicado. Creo que esto no fue un accidente. Si las bibliotecas de los años
de 1820 habrían estado repletas con estas crónicas de los primeros
historiadores de las Américas, los críticos del Libro de Mormón podrían
haber sostenido que José Smith meramente usó estos relatos crónicos
tempranos para escribir una novela de ficción histórica.” (Ver página 459
del manuscrito)
El título de este libro, Voces de la Tierra, se refiere a tres fuentes
diferentes de información que susurraron de la tierra: (1) El Libro de
Mormón, cuyos planchas de oro fueron enterrados por cientos de años y
después sacado de la tierra/polvo por poder divino; (2) Las crónicas que

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contenían las leyendas, el folklore, las creencías y relatos de los nativos se
perdieron o fueron escondidas bajo siglos de polvo de archivos; y (3) los
arqueólogos y historiadores de arte descubren los artefactos y objetos de
arte cuando escavan en la tierra de ruinas antiguas.
El autor, David Calderwood, escribiendo en su última párrafo de la
última página de este libro, hace un enlace de todos con estos
pensamientos: “El Libro de Mormón es “Otro Testigo de Jesucristo”
(además de La Biblia). El papel principal de los escritos de los primeros
cronistas de América y los descubrimientos de los arqueólogos e
historiadores de arte, los otros dos “Voces de la Tierra”, es para testificar
del Libro de Mormón.” David reúne a los tres en un volumen que es muy
informativo y fácil de leer lo cual comple sus propósito en gran estilo.

Roberto E. Wells
Miembro del Primero Quórum de los Setentas (Eméritus) La
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

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RECONOCIMIENTO
Muchas personas, en diferentes partes del mundo, me permitieron tener
acceso a sus crónicas pocas comunes. También hubieron muchos amigos y
profesores que me animaron a seguir en la búsqueda de esta evaluación
comparativa. El Dr. Mario Castro Arenas, el embajador Peruano asignado
anteriormente en Panamá, y Fabio Satizabel, un estudiante de América
antigua oriundo de Colombia, son dos a los que quisiera mencionar
específicamente. Debo agradecir a los miembros de la facultad de la
Universidad de Texas en Austin quienes están ligados al Instituto de
Estudios de América Latina (ILAS) y particularmente al Dr. Henry Selby, el
asesor principal de los estudiantes en ILAS, que leyó mis numerosos
informes que narraban las historias y antecedentes de los primeros
cronistas. También le agradezco a las Doctoras Susan Deans-Smith y
Virginia Garrard Burnett por sus muchas sugerencias y consejos los cuales
me ayudaron en la preparación de la tesis de mi postgrado. Igualmente
agradezco al Dr. Terrence Grieder, que me dio una mejor perspectiva de la
historia del arte precolombino; al Dr. Steve Bourget, quién me introdujo a
la cultura Mochica; al Dr. Orlando Kelm, que disinteresadamente dió de su
tiempo para asegurarse de que en mi tesis mantuviera un balance en el
contenido religioso. Agradezco a la Sra. Ines Tiscornia de Calderwood, mi
nuera, y al Sr. Laszlo Farkas quienes revisaron cuidadosamente mi
tradución de inglés a español. Agredezco a mi señora, Della, que diseño la
tapa del libro y por salvarme frecuentemente de mis numerosos fallos
técnicos con la computadora. Finalmente, agradezco a mis hijos, hermanos y
amigos que con bastante paciencia escucharon mis presentaciones orales de
relatos que vienen de las crónicas y del Libro de Mormón. Me animaron a
seguir con mis investigaciones.

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ILUSTRACIONES Y FOTOGRAFÍAS

Tapa del Libro


El diseño del encuentro de Francisco Pizarro con el Inca Atahualpa fué
dibujado por Felipe Guamán Poma de Ayala en los primeros años de 1600.
Sus dibujos han sido usados por los historiadores desde que fueron
descubiertos en 1908 por el alemán Richard Pietschmann.
“El Entierro de las Planchas de Oro” pintado por Tom Lovell © por
Intellectual Reserve, Inc.
Cortesía del Museo de Historia y Arte de la Iglesia
Una estatua de lo que es aparentemente un Líder Maya antiguo con
facciones y pectoral que se asemejan notablemente a un egipcio. La estatua
fue encontrado en una selva cerca de las ruinas mayas de Chichen Itzá,
Yucatán, México. La fotografía fue tomado por el autor en 1959.

Tapa Posterior
La fotografía muestra el rincón sudeste del nuevo templo en Chavín de
Huántar, Perú, que data desde approximadamente 1000 años A. C. La
fotografía fue tomada por el autor en 1973.

Fotografías e ilustraciones en el Libro


Las fotografías del mural ubicado en el templo de la Huaca de la Luna y el
sitio arqueológico de la Huaca de la Luna cerca de Trujillo, Perú, fueron
tomadas por el Dr. Steven Bourget, quién amablemente me otorgó las fotos.
La Figura 1 (página 132), La Figura 2 (página 133) y La Figura 3 (página
134) fueron cordialmente dadas por los doctores Jeffrey Quiltar y Donna
McClelland.
Las Fotografías del sacrificio humano de la Huaca de la Luna (página 201)
fue tomadas por Dr. Steven Bourget, quién amablemente las donó.
Las escenas de combate encontradas en la página 283 de los guerreros con
piel blanco y piel oscura vienen de una vasija de cerámica de los Moche y
son mostradas en el libro escrito por Federico Kauffmann Doig titulado
Manual de Arqueología Peruana. Ediciones Peisa, Lima Perú. 1969.
La fotografía de la totora sobre el Lago Titicaca, que se encuentra en la
página 338 fue tomada del libro escrito por Victor Wolfgang Von Hagen

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titulado The Incas. Esta foto me fue concedida amablemente por la Prensa
de la Universidad de Oklahoma.
Las fotografías mostradas en las páginas 367 y 368 de Tiwanaku, Bolivia,
fueron tomadas por Rodney Dial durante su misión de La Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días a la región de Titicaca en
Bolivia en 1980.
Las escenas de guerra cerca de Cerro Sechín, Perú, que muestran escenas
de combate fueron presentadas inicialmente en el libro escrito por Dr.
Richard L. Burger titulado Chavín y el Origen de la Civilización. Obtuve
permiso para usar estas escenas a través del Dr. Burger y también el editor,
Thames y Hudson, Ltd., Londres. (Páginas 397-399.)
Todas las otras fotografías fueron tomadas por el autor durante varios
excursiones en sitios arqueológicos en Sudamérica y México.

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TABLA DEL CONTENIDO
DEDICACIÓN
PRÓLOGO
RECONOCIMIENTO
ILUSTRACIONES Y FOTOGRAFÍAS
1 TEORÍAS SOBRE EL ORÍGEN DE LOS INDIOS
2 INTRODUCCIÓN A LAS CRÓNICAS
3 VISIÓN GENERAL DE LOS DESCUBRIMIENTOS EN EL NUEVO
MUNDO
4 INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE MORMÓN
5 EL ORÍGEN DE LOS INDIOS AMERICANOS SEGÚN EL LIBRO DE
MORMÓN
6 EL TIEMPO CUANDO NO VIERON EL SOL
7 UN PERÍODO DE GRAN CATACLISMO NATURAL
8 LA INMORTALIDAD DEL ALMA Y LA RESURRECCIÓN
9 EVIDENCIAS DE LA MORALIDAD Y ÉTICA CRISTIANA Y
HEBREA EN EL NUEVO MUNDO
10 SACRIFICIO, SACRAMENTO Y LA EXPIACIÓN CAPÍTULO
PÁGINA
11 LOS DÍEZ MANDAMIENTOS Y OTRAS ENSEÑANZAS
ISRAELITAS
12 LA PROSPERIDAD Y LA DEGENERACIÓN DURANTE LOS AÑOS
FORMATIVOS EN LAS AMÉRICAS ENTRE 2500 A.C. HASTA 400
A.C
13 LA POSPERIDAD Y LA DEGENERACIÓN DURANTE EL PERÍODO
PRE-CLÁSICO Y CLÁSICOENTRE 600 A.C. HASTA 400 D.C.

19
14 INDIOS BLANCOS EN EL NUEVO MUNDO
15 FATALISMO O PROFESÍAS ENTRE LOS INDIOS
16 HABILIDAD TÉCNICA PRE-COLOMBINA
17 ARTE DE GUERRA Y ARMAS MILITARES
18 EL MESÍAS BEN JOSÉ
19 UNA OBRA MARAVILLOSA Y UN PRODIGIO
APÉNDICE A
APÉNDICE B
BIBLIOGRAFÍA

20
Capítulo 1
TEORÍAS SOBRE EL ORIGEN DE LOS INDIOS

Cuando los europeos aventureros, con visiones de expansión, oyeron las


noticias emocionantes del descubrimiento y exploración del Nuevo Mundo,
muchos de ellos fueron atraidos a las posibilidades de nuevas
oportunidades. Pero al mismo tiempo, fueron acosados con preguntas
acerca de dónde venían los indígenas que Colón había encontrado, quienes
fueron estos nativos, cuándo y cómo llegaron a las Américas.
Cuando Colón escribió en su diario el 17 de octubre de 1492,
equivocadamente se refirió a los indígenas recién descubiertos como
“indios.” Este nombre incorrecto ha sido aplicado a los nativos americanos
1

desde hace 500 años. Los conquistadores, colonizadores, sacerdotes


católicos y los exploradores subsiguientes encontraron una gran variedad de
nativos dispersos por todas las Américas quienes mostraron diferencias
notables en términos de color de piel, culturas, religiones, tradiciones y
lenguaje.
El descubrimiento inicial del Nuevo Mundo por Colón en nombre de la
monarquía española fue seguido casi inmediatamente por otros
exploradores que partieron de España y Portugal. Sin embargo, los
franceses, ingleses, holandeses, italianos y alemanes también enviaron sus
propias expediciones con la idea de obtener tierras en las Américas.
Entre los miles de europeos que llegaron al Nuevo Mundo, algunos de
los conquistadores, colonizadores, administradores gubernamentales,
sacerdotes y eventualmente los mismos nativos americanos hicieron un
esfuerzo por escribir relatos sobre la conquista, el descubrimiento y sus
aventuras en el Nuevo Mundo. Estos relatos proveyeron información en
cuanto a la topografía, los recursos naturales y la gente que ellos
encontraron. Sus historias, recopilados en forma de diarios, documentos
oficiales y manuscritos, contribuyeron como descripciones oculares de la
conquista y también proveyeron antecedentes históricos de muchos de los
grupos indígenas. Estos primeros manuscritos llegaron a ser conocidos
colectivamente como “Las Crónicas de Las Indias” y los escritores fueron
generalmente conocidos como “Los Historiadores del Nuevo Mundo.”
Después de tener contacto con los indios, estos escritores concienzudos
proporcionaron una perspectiva de las culturas indígenas y sus creencias

21
religiosas. Los primeros exploradores y sacerdotes tuvieron la ventaja de
escuchar por primera vez las versiones incorruptas de las leyendas nativas
y otras historias que habían sido narradas a través de canciones, el folklore
o mediante aparatos como los quipos en Perú y las pinturas y libros en
2

Mesoamérica, los cuales ayudaron a los nativos a recordar su herencia


cultural. En Mesoamérica, los españoles encontraron bibliotecas de
3

códices y libros escritos o pintados por los mayas y los aztecas, pero,
desgraciadamente, la mayoría fueron destruidos por los invasores en su
esfuerzo por destruir las religiones indígenas que fueron vistas por los
sacerdotes como idolatría inspirada de satanás.
Tan pronto como estos primeros exploradores se dieron cuenta de que el
recién descubierto hemisferio occidental era en realidad un Nuevo Mundo,
muchos de ellos intentaron a descubrir el origen de los indígenas y
averiguar cómo les había sido posible llegar a un continente tan lejos de
Europa, Africa y Asia. Ya que los escritores en aquel entonces eran, por lo
general, católicos que aceptaban incondicionalmente la narración bíblica
sobre la creación del mundo, aceptaron la idea de que Adán y Eva eran
nuestros primeros padres. Ellos creían que había habido un diluvio
universal y que todos los seres humanos eran descendientes de Noé.
Especulaban que los animales descubiertos en el Nuevo Mundo tenían que
haber pasado el diluvio en el Arca de Noé y que habrían emigrados a las
Américas de alguna manera después de que las aguas desaparecieran.
Estos primeros investigadores suplementaron sus estudios de la Biblia
con la lectura de los escritos—Apócrifos de la Biblia. Educados en Europa,
ellos también acudieron a los escritores clásicos como Aristóteles, Platón,
Plinio, Tolomeo y Estrabón para aumentar sus teorías.
A mitad del siglo XVI, comenzaron a parecer numerosas teorías sobre el
origen de los indios. Según el sacerdote e historiador, Pedro Mártir de
Angleria, del siglo XVI sugiere, que fue el mismo Cristóbal Colón que
propuso la idea de que los indios eran descendientes de los habitantes
antiguos de la tierra de Ofir donde el Rey Salomón envió a sus barcos para
conseguir materiales poco comunes para la construcción del templo
israelita. Ofir ha sido identificado en el libro de Génesis 10:29 como un
4

hijo de Joctán y nieto de Heber que vivió aproximadamente durante el


tiempo de la Torre de Babel. Después del viaje alrededor del mundo (1519-
1522) realizado por Fernando Magallanes donde se reveló la gran distancia
que hay entre las Américas y Asia, muchos de los cronistas abandonaron la
teoría de Ofir. Sin embargo, uno de los partidarios de esta teoría fue el
fraile Miguel Cabello Valboa, quien escribió un libro, Miscelánea

22
Antártica, Una Historia del Perú Antiguo, en el año 1586. 5

Cuando estos primeros cronistas investigaron el origen de los indígenas


americanos, surgieron varias hipótesis. Un grupo presentó la idea de que
ellos fueron descendientes de la legendaria ciudad perdida de Atlantis, la
cual algunos creyeron que había unido el sur de Europa y Africa del norte
con las Américas. Con el alegado hundimiento o desaparición de Atlantis
cerca de 1320 A.C., algunos de los habitantes de Atlantis quedaron
atrapados en las Américas. Otros cronistas proponían que habían venido de
Cártago o Fenicia. Algunos escritores creyeron que los indios eran
españoles que habían viajado desde España durante el reinado de Hespéro,
un rey mítico que supuestamente había reinado aproximadamente en el año
1600 A.C y habían descubierto las islas Hespérides, que algunos teóricos
creían ser las Indias Ocidentales.
Muchos de los cronistas apoyaron la idea de que los nativos americanos
fueron descendientes de las Diez Tribus Perdidas de Israel. Las Diez Tribus
norteñas de Israel fueron capturadas por el rey de Asiria, Salmanasar IV, en
721 A.C., y según lo narrado en los Apócrifos de la Biblia, ellos fueron
llevados hacia el norte y eventualmente desaparecieron por completo. Esta
teoría llegó a ser muy popular cuando algunos de los cronistas identificaron
supuestamente ritos y costumbres en el Nuevo Mundo que tenían aspecto de
origen hebreo o israelita. Los cronistas encontraron leyendas de un diluvio
en Mesoamérica y también en Sudamérica. Algunos de los historiadores
reportaron que muchos de los nativos cumplían estrictamente con
mandamientos que eran similares a los Diez Mandamientos de Israel.
Otros escritores levantaron una teoría de que los indígenas fueron judíos
que huyeron de Israel durante el tiempo del sitio de Jerusalén por los
romanos aproximadamente en el año 70 D.C. El clero Agustín Jerónimo
Román y Zamora y otros sacerdotes pensaban que habían encontrados
evidencias de ceremonias y enseñanzas cristianas entre los indígenas.
Descubrieron tribus en donde los nativos ejercitaban lo que parecía una
forma de confesión de pecados y el bautismo. Habían relatos de
“predicadores santos” que desempeñaron un papel muy similar a los
apóstoles antiguos. Otros cronistas rechazaron estos relatos diciendo que
todo estaba basada en el esfuerzo del diablo para engañar a los indios para
que éstos no aceptaran “la religión católica verdadera.” Los historiadores
modernos usualmente rechazan los relatos de los cronistas y sugieren que
los sacerdotes en el tiempo de la conquista tuvieron la costumbre de ver y
distorcionar las religiones nativas con ojos católicos.
Complicando la pregunta del origen de los indígenas americanos fue el

23
misterio de cómo y cuándo ellos y los animales llegaron al Nuevo Mundo.
Los conquistadores descubrieron que aunque muchos de los animales eran
similares a los animales del Viejo Mundo, habían muchos que obviamente
eran peculiares a las Américas. Una vez que los investigadores
consideraron la inmensidad de ambos océanos, el Atlántico y el Pacífico,
rechazaron la idea de habían llegados por barco. Consideraban que sería
muy difícil cruzar cualquier océano sin tener una brújula. Antes de la
invención de la brújula, se creía que los marineros solamente navegaban
durante el día, teniendo la tierra a plena vista. Se creía que eran pocos los
que se aventuraban a mar abierto. Los cronistas tenían la teoría de que si un
navío se hubiese desviado durante una tempestad y llegado al Nuevo
Mundo, no estaría llevando animales, especialmente los carnívoros, y
probablemente tampoco estaría llevando mujeres. Por consiguiente,
rechazaron la idea de que una migración accidental fuese la fuente de las
poblaciones nativas. Muchos de los cronistas sugirieron la existencia de
una ruta terrestre o un estrecho en el mar ubicado en el extremo norte o en el
sur por donde hombres y animales pudieran haber pasado. El viaje de
Magallanes en 1521 mostró que no había una ruta o estrecho en el sur,
dejando entonces únicamente la región misteriosa de Anian en el norte. 6

En 1590, el erudito sacerdote jesuita, José de Acosta, publicó su


manuscrito Historia Natural y Moral de las Indias en el cual enfatizó la
7

importancia de experimentar o investigar y una deducción lógica para


elaborar ideas del origen de los indios. Descartando la idea de Atlantis o
de un origen judaico, Acosta concluyó que el Nuevo Mundo no fue
completamente separado del Viejo Mundo. El promulgó que había una
8

conexión o estrecho en el lejano norte que hasta este tiempo no había sido
explorado. También Acosta aceptó la idea de una migración paulatina sobre
este estrecho. Los investigadores subsiguientes fueron enormemente
influidos por la teoría de Acosta.
En 1607, el fraile dominicano, Gregorio García, escribió un libro
titulado Origen de los Indios del Nuevo Mundo e Indias Occidentales en
el cual estudió y anotó todas las teorías relacionadas con el origen de los
indios americanos conocidas hasta aquel entonces. García propuso que
9

había cuatro maneras en las que se podría obtener información referente al


origen de los indios. La primera manera era acudir a la Ciencia, la segunda
era acudir a la Fé Divina, la tercera a la Fé Humana (o Tradición) y la
cuarta a la Opinión. García rechazó el enfoque científico con estas
palabras, “En cuanto a la primera, es decir por medio de la Ciencia, no hay
demonstración, ni razón que engendre en nuestro entendimiento,

24
conocimiento verdadero, cierto y evidente de dónde proceden los indios.”
También rechazó la Fé Divina porque las escrituras no revelan su origen. 10

García rechazó la Fé Humana porque hasta que Colón descubrió las


Américas “no hubo quien hiciese mención de ellas, y nos diese noticias
cierta de ellas.” García concluyó que el único recurso era acudir a la
Opinión y en 336 páginas de texto él analizó muchas opiniones, pro y
contra, de cada teoría que había sido presentada hasta aquella fecha. En fín,
García concluyó que la opinión de uno era tan válida como la opinión de
otro.
Aunque estaba poco dispuesto a dar su propia opinión, García admitió
que probablemente habrían habido varias migraciones de diferentes
sectores del Viejo Mundo en varias ocasiones y que los diferentes
emigrantes hubieran viajado por rutas diferentes. Él concluyó que los indios
no eran de una sola familia homogénea. Sin darse cuenta, García era
probablemente el primer investigador en ofrecer la teoría de los
difusionistas sobre el origen de los indios.
11

Durante los primeros 150 años después del descubrimiento de América,


la gran mayoría de las teorías del origen de los indios fueron propuestas
por los españoles, pero también algunas por los portugueses. Sin embargo,
durante los próximos 200 años, los del norte de Europa, principalmente de
Inglaterra y Holanda, tomaron un papel más agresivo en proponer sus
teorías de origen.
Los europeoa norteños rechazaron de antemano las teorías de que los
nativos fueran descendientes de Ofir, o de Cártago, o de las Diez Tribus
Perdidas y se adherieron más a la teoría de que existía un puente terrestre o
un estrecho como fue propuesto por José Acosta, lo cual ellos creyeron
proveería una hipótesis más lógica acerca de la migración de los seres
humanos y los animales. Varios de los escritores ingleses opinaron que los
indios fueron descendientes de los tártaros o de Mongolia en el norte de
Asia.
Durante la mitad del siglo XVII, los holandeses se embrollaron en un
pleito literario entre Hugo Grotius, conocido como el padre de la ley
internacional, y Joannes de Laet, uno de los directores iniciales de la
Compañía Holandesa de las Indias Occidentales. Grotius propuso que los
indios de norteamérica probablemente era descendientes de los noruegos;
los indios de Yucatán, que llevaron a cabo el rito de la circumcisión,
probablemente venían de Etiopía; y los indios de Perú quienes tenían
“mentes super desarrolladas” probablemente venían de China. Grotius
rechazó una ruta terrestre para llegar al Nuevo Mundo y especifícamente la

25
teoría de que fuesen tártaros, porque los tártaros hubiesen traído caballos
con ellos. De Laet aceptó la teoría de un puente terrestre propuesto por
Acosta y argumentó a favor de la conexión con los tártaros. De Laet sugerió
la idea de que podrían haber venido antes de que los caballos fueron
domesticados por los tártaros.12

La falta de una hipótesis cohesiva y verificable abrió la puerta a otras


teorías menos ortodoxas. Por ejemplo, el filósofo Paracelsus (1493-1541
D.C.) sugirió que quizás Dios había creado otro Adán para las Américas.
En este sentido, Isaac de la Peyrère, un hugonote francés, escribió un libro
titulado Prae Adamitae en el cual proclamó que la evidencia biblica e
histórica demuestra que los hombres existían en la tierra probablemente
antes de Adán. Según La Peyrère, Adán fue puesto en la tierra durante una
13

segunda creación y él llegó a ser el padre de los “hebreos.” El diluvio


destruyó solamente a los hebreos. En la mente de La Peyrère, esto ayudaba
a explicar porqué Egipto y la Mesopotamia parecían más antiguos que
Israel y porqué había hombres en las Américas antes del diluvio.14

Aunque muchos de los europeos creían que los indios eran hijos de Dios
y por eso dignos de recibir las bendiciones del evangelio, otros los veían
como “bárbaros” con la implicación de que eran infrahumanos. Por
consiguiente, los europeos los cazaban y mataban como si fuesen animales
salvajes. Los indios eran considerados por algunos como hombres salvajes
encontrados solamente en la literatura imaginaria, estas criaturas que
supuestamente vivían en bosques y montañas alejados de todo lo
relacionado con el mundo de los hombres racionales. Estos “hombres
salvajes” pertenecían a un grupo claramente definidos que llamaron
similitudines hominis, considerándolos criaturas medio bestia y medio
hombre. Otros escritores sugirieron que los hombres salvajes, incluyeno a
los indios, podrían ser hombres sin alma que descendían de otro Adán o
quizás simplemente que habían sido creados espontáneamente de la tierra.
A diferencia de los españoles que producían numerosas crónicas en
cuanto al Nuevo Mundo, había pocos historiadores norteamericanos que se
interesaban en la historia del origen de los indios durante la epoca de la
colonización. Tal vez esto se debe al hecho de que los colonizadores en los
Estados Unidos y en Canadá generalmente empujaron a los indios hacia el
oeste o los aislaron en enclaves o reservaciones indígenas. Había poco
contacto directo con ellos y pocos matrimonios entre los colonizadores de
norteamérica y los indios a diferencia de la mezcla que hubo entre los
españoles y los indios dando lugar al origen de la raza mestiza.
En 1721, Cotton Mather, uno de los ministros principales de los

26
Puritanos, rechazó las teorías de Paracelsus y La Peyrère y afirmó que los
indios eran descendientes de Noé. Elias Boudinot, que servió como
delegado del estado de Nueva Jersey para el Congreso Continental de 1777
hasta 1778 y de 1781 hasta 1784 y fue el fundador y primer presidente de la
Sociedad Americana de Biblias, escribió un libro titulado Star in the West,
or, a Humble Attempt to Discover the Long Lost Ten Tribes of Israel (Una
Estrella en el Oeste, o, un Esfuerzo Humilde por Descubrir a las Diez
Tribus Perdidas de Israel). Boudinot acudió frecuentemente a los escritos
de James Adair, un irlandés que vivió por cuarenta años (1735 hasta 1775)
entre los indios de las tribus de los chickasaw, los choctaw y los cherokee
antes de regresar a Inglaterra y publicar un libro titulado The History of the
American Indians (La Historia de los Indios Americanos). Boudinot, como
Adair, defendió vigorosamente la idea de que los indios eran israelitas. En15

1823, Ethan Smith, un ministro de la Iglesia Congregacional, publicó un


libro titulado View of the Hebrews, or The Tribes of Israel in America (Un
Enfoque Sobre los Hebreos, o Las Tribus de Israel en América). Ethen 16

Smith también citaba frecuentemente los escritos de Adair al formular su


Enfoque.
Aunque no se encontraban grandes áreas urbanas de indios en
norteamérica como las contruídas por los mayas, los aztecas o los incas, se
descubrieron muchos sectores al este del Río Mississippi que tenían
vestigios de fortificaciones y ciudades que habían sidos contruidas por
indígenas antiguos que fueron conocidos simplemente con el nombre de
Constructores de Terraplén (Mound Builders). Se escribieron varios libros
a fines de los años 1700 y a principios de 1800. En estos libros, los autores
hacían conjeturas acerca del origen de los Constructores de Terraplén.
Aunque varios de estos autores hicieron mención de las teorías de los
cronistas españoles, la mayoría de sus ideas fueron extraidas de los
europeos norteños. Una vez más no había un consenso común entre los
teóricos norteamericanos concerniente al origen de los indios y como ellos
habían llegado al Nuevo Mundo.
En marzo de 1830, José Smith, hijo, un compesino sin educación de 24
años que vivía cerca de Palmyra, un pequeño pueblo cerca de Rochester,
Nueva York, publicó el Libro de Mormón. José Smith declaró haber
traducido este libro de unas planchas de oro que le fueron entregadas por un
ángel. El Libro de Mormón, según se afirma, contiene “la plenitud del
evangelio sempiterno” que fue pronunciado por profetas antiguos viviendo
en el Nuevo Mundo. En este libro, se relata la historia de tres migraciones a
las Américas que partieron en tiempos diferentes de varias regiones del

27
Viejo Mundo. La primera migración salió del Medio Oriente en el tiempo
de la dispersión de la gente que acompañó la caída de la Torre de Babel,
aproximadamente en 2500 A.C. La segunda migración, bajo la dirección de
un profeta hebreo, contemporáneo del profeta Jeremías, salió de la tierra de
Jerusalén en 600 A.C. El tercer grupo también salió de la ciudad de
Jerusalén cuando esta ciudad fue capturada por los ejércitos del rey de
Babilonia Nabucodonosor, aproximadamente en 588 A.C. El Libro de
Mormón no rechaza la idea de haber habido otras migraciones al Nuevo
Mundo. Sin embargo, solamente menciona estos tres grupos sin mencionar
ningún otro habitante en las Américas.
Aunque el Libro de Mormón nos da una cronología abreviada y una
historia breve de cada grupo, el enfoque principal del libro es religioso.
Según se afirma, el Libro de Mormón está compuesto de enseñanzas y
escritos de profetas antiguos. El enfoque de cada escritor era enseñar
acerca de Jesucristo. El relato más significante en el Libro de Mormón
cuenta sobre la aparición personal del recién resucitado Jesucristo en las
Américas un poco después de su resurrección y aparición en Jerusalén.
Después de la publicación del Libro de Mormón, José Smith y cinco
hombres más organizaron formalmente La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días el 6 de abril de 1830. Por causa de su
afirmación sin vacilar de la veracidad del Libro de Mormón y de su propio
llamamiento como un profeta moderno, José Smith fue asesinado en 1844.
Algunos cronistas como el Padre Acosta intentaron emplear un
acercamiento lógico y científico para saber del origen y las culturas de los
indígenas americanos. En aquel entonces, desafortunadamente no existían
las ciencias modernas como la arqueología, antropología o etnología que
realmente surgieron a mediados del siglo XIX. En 1839, el presidente de
los Estados Unidos de Norteamérica, Martin Van Buren, nombró como
embajador especial a John Lloyd Stephens para negociar un tratado con la
región de América Central. Éste era un abogado que había ganado fama
escribiendo sobre sus viajes a Egipto y a los países del Medio Oriente.
Durante esta asignación, Stephens y Frederick Catherwood, un artista
famoso, viajaron a Yucatán para explorar algunas ruinas antiguas
descubiertas ahí. Después de regresar a los Estados Unidos, Stephens
escribió un libro titulado Incidents of Travel en Central America, Chiapas
and Yucatan (Incidentes Occuridos Durante el Viaje por América Central,
Chiapas y Yucatán) que fue publicado en 1841. En su libro, Stephens da
una descripción de las ruinas Mayas y presenta las rendiciones artísticas de
Catherwood quién capturó el sabor y la esencia de los edifícios antiguos y

28
la obra de arte maya. Intrigados por las oportunidades de explorar estas
ruinas mexicanas antiguas, otros exploradores y arqueólogos siguieron los
pasos de Stephens y viajaron a México. Algunos arqueólogos e
historiadores de arte visitaron también las ruinas de Perú donde exploraron
una variedad de civilizaciones antiguas.
Con el desarrollo de nuevas técnicas sofisticadas para interpretar y
entender estas civilizaciones antiguas, los científicos empezaron a formular
nuevas, y constantes teorías evolucionistas, concernientes a los orígenes y
culturas de los americanos precolombinos. Los científicos posteriores
fueron influenciados por los escritos de Charles Darwin (1809-1882) y por
Thomas Henry Huxley (1825-1895). Darwin, uno de los científicos de más
controversia en su época, publicó su obra clásica, The Origin of Species by
Means of Natural Selection (El Origen de los Especies por Selección
Natural) en 1859. Aunque el libro de Darwin no se relacionaba
directamente con las teorías de los orígenes de los indios, su libro fomentó
en gran medida la teoría de la evolución, la cual sí, ha tenido un impacto
fuerte sobre los pensamientos científicos concernientes al origen de los
nativos americanos.
En 1863, por su parte, Huxley publicó su propio libro, Evidence on
Man’s Place in Nature (Evidencia de la Posición del Hombre en la
Naturaleza), el cual es un estudio amplio de lo que se sabía en aquel
entonces sobre la paleontología del hombre y de los primates. El libro de
Huxley fue el primer esfuerzo por aplicar la evolución directamente a los
seres humanos. A medida que los científicos estudiaban más detalladamente
la teoría de la evolución y aumentaban su entendimiento sobre la edad del
mundo, la mayoría llegó a desacreditar la interpretación literal de los
Judeo-Cristianos sobre la narración bíblica de la creación.
Muchos de los científicos apoyaron la teoría de José Acosta de que los
hombres y los animales tenían que haber cruzado de un continente al otro a
través de los Estrechos de Bering, pero los científicos proponían una fecha
más temprana a la fecha propuesta por Acosta. Los científicos, partidarios
de las teorías de los invencionistas independientes, insistían que esto había
ocurrido al final del último período glacial o aproximadamente 15.000 a
20.000 años atrás. También los partidarios de esta teoría decían que los
emigrantes eran tártaros o mongoles. Sin embargo, ni siquiera los
científicos pudieron ponerse de acuerdo. Los difusionistas sostienen que
los habitantes del Viejo Mundo tenían contactos deliberados cruzando
ambos océanos, el Atlántico y el Pacífico. Estos viajes comenzaron durante
la Edad de Piedra (7000 A.C. hasta 3000 A.C.). Las teorías de los

29
difusionistas han molestado profundamente a los invencionistas
independientes que sostienen que después de la migración inicial los
americanos precolombinos no tuvieron ningún contacto con los del Viejo
Mundo hasta la llegada de Colón en 1492.
En esta guerra de hipótesis, parece que prevalecen las ideas de los
invencionistas porque los libros usados en las universidades y las escuelas
secundarias generalmente reflejan esta teoría de una migración mongólica
durante el período glacial. Los arqueólogos Richard A. Diehl and Michael
D. Coe resumieron las ideas generales de los invencionistas
independientes en un ensayo que escribieron juntos titulado “La
Arqueología Olmeca.”
Biológicamente, los olmecas fueron indígenas americanos cuyos antepasados llegaron al Nuevo M undo durante el
período glacial de Asia a través de un puente terrestre en el Estrecho de Bering. Ésto puede sorprender a los lectores
que conocen los reclamos sensacionalistas recientes en donde declaran que los olmecas eran egipcios, finecios,
africanos occidentales, chinos o refugiados de continentes sumergidos. Los eruditos rechazan debidamente tales ideas
diciendo que son cuentos de hadas absurdos y continuarán haciédolo hasta que se descubra un artifacto o esqueleto
humano del Viejo M undo en un sitio arqueológico olmeca.17

Diehl y Coe no fueron los primeros en articular tal hipótesis. Muchos


otros eruditos, tal como John Hemming, Director de la Sociedad Geográfica
Real de Londres, insistió de que todas la teorías e ideas de los primeros
18

cronistas fueron formulados antes de la aplicación seria de la ciencia de


arqueología, antropología o paleontología a los problemas del origen.
Según Hemming, la teoría más creíble sobre el origen de los americanos es
que provienen de Asia oriental como resultado de migraciones de
mongoles, tártaros, chinos o polines. Hemming vió similitudes entre el
color de la piel y las rasgos faciales de los indios americanos con los
habitantes mongoles de Asia central. Hemming opinó que la aplicación de
métodos científicos al problema vindicaría a los científicos que apoyaban a
las teorías del origen de Asia oriental.
Aleš Hrdlicka del Museo Nacional de Washington elaboró una teoría en
donde propone que los restos fósiles y también lo que se observa en los
indios sobrevivientes, demuestra que los indios americanos forman una sola
raza. Él sugirió que hace 10.000 a 20.000 años que pudieron haber viajado
a las Américas cruzando los Estrechos de Bering. 19

Aparentemente los invencionistas independientes han aceptado


incondicionalmente dos hipótesis de las cuales se ha formado una
“paradigma normativa” o modelo sobre la cual ellos basan todas sus
conclusiones y hallazgos. Primero, ellos aceptan, casi sin reserva que el
mundo como lo vemos hoy en día es el resultado directo de procesos

30
evolucionarios. Segundo, ellos enseñan en las universidades y escuelas que
los antepasados de todos los indios americanos eran tártaros o mongoles
que llegaron al Nuevo Mundo hace 15.000 a 20.000 años y que cruzaron los
Estrechos de Bering y después migraron lentamente hacia el sur. Ellos
enseñan esto a pesar del hecho de que las ruinas y los esqueletos más
antiguos encontrados en el Nuevo Mundo han sido encontrados en América
del Sur y no en América del Norte. Los científicos enseñan también que no
habían otros contactos significantes o migraciones al Nuevo Mundo hasta la
llegada de Colón.
Los científicos rechazan las teorías de los cronistas en cuanto al origen
de los indios. Los científicos y los historiadores modernos ven a los
cronistas como católicos bien intencionados pero los historiadores
modernos creen que los cronistas vieron todos sus descubrimientos con un
enfoque católico. Además ellos opinan que los cronistas no fueron
historiadores adiestrados y no podrían haber utilizado la “metodología
científica.” Los científicos se refieren a los escritos de los cronistas
solamente cuando las crónicas apoyan un punto de arqueología o
iconografía.
Sin embargo, al rechazar los descubrimientos de los cronistas, los
científicos generalmente rechazan o menosprecian los relatos oculares de
los escritores en el Nuevo Mundo que pasaron muchos años viviendo entre
los indios. También los científicos que investigan la América antigua
aparentemente tampoco toman en cuenta lo que los mismos indios relatan de
sus historias mediante sus leyendas y el folklore que han recitado entre si
por siglos. El Dr. Vine Deloria, hijo, miembro de la rama de los indios
Standing Rock Sioux, una tribu del estado de Dakota del Norte, ha
expresado su frustración muchas veces diciendo que los científicos no
hacen ningún esfuerzo por preguntar a las tribus actuales lo que ellos saben
de su propia historia. El Dr. Deloria no concuerda con la idea de que los
indios sean tártaros o mongoles que emigraron de Síberia.20

Durante los últimos cien años, los arqueólogos, historiadores de arte, e


iconógrafos han avanzado notablemente en su habilidad para entender las
culturas de los antiguos americanos. Cientos de arqueólogos e historiadores
de arte han excavado en las ruinas precolombinas por todas partes de las
Américas. Ellos ya tienen la capacidad de clasificar muchos lugares donde
hay ruinas antiguas ya sea según el tipo de ruina y el tiempo de su
existencia. También, ellos han podido añadir una cantidad enorme de
información en cuanto a los habitantes de cada lugar. Ellos han analizado
miles de jeroglíficos, artefactos, pedazos rotos de ceramicas y las ruinas

31
mismas.
Al mejorar su capacidad de juntar y analizar nueva información, los
científicos están convencidos de que la metodología científica pueda
proveer todas las respuestas concernientes al origen y culturas de los
primeros americanos. Por lo general, los descubrimientos arqueológicos en
el Nuevo Mundo se presentan de tal manera que concuerda con las dos
teorías aceptadas por los científicos, que son la de la evolución y la del
origen de los indios en Asia Oriental. Todo esto sucede a pesar de que hay
muchos relatos, información y datos que indican que hay otras
posibilidades.
El propósito de mi investigacion es mirar fuera de la “paradigma
normativa” y crear un modelo nuevo diseñado para mejorar nuestro
entendimiento sobre el origen, las culturas y las religiones de los habitantes
pre-colombinos descubiertos en el Nuevo Mundo. Este modelo nuevo va a
demostrar cómo se puede obtener un mejor entendimiento acerca de la
América antigua si se combina y armoniza la información científica con las
tradiciones religiosas encontradas en las crónicas y en los relatos
contenidos en el Libro de Mormón. Los prejuicios y malentendidos han
aislado por demasiado tiempo estos trozos o pedazos importantes sobre el
enigma precolombino.

Notas al final del Capítulo:

1 Cristobal Colón, Diario de a Bordo (Transcrito por el fraile Bartolomé de las Casas, que tenía acceso a muchos de los papeles escritos por Colón. Las Casas ter- minó su manuscrito
titulado Historia de las Indias en 1551. Las Casas incluy ó el relato del primer viaje de Colón. El manuscrito de Las Casas se perdió y no fue publicado hasta 1875 en Madrid.
Las Casas dejó íntegro el Prólogo de Colón e incluy ó una carta de Colón a la monarquía española. Después éstos fueron extraidos y puestos en un libro titulado Diario a Bordo.)
Esta edición con introducción, notas y apéndice, escritos por Vicente Muñoz Puelles, fue impreso por Grupo Anay a, S.A., Madrid, 1985.) 76.

2 Los quipos, también deletreado quipus, eran unos aparatos mecánicos que utilizaban hilos de varios colores y un sistema de hilos anudados de tal manera que se les facilitaba a los
incas y a otros indios andinos dejar constancia de datos numéricos e históricos. Aquellos que podían escribir y leer en este sistema fueron llamados quipocamayocs. Muchos de
los cronistas obtuvieron información histórica valiosa de los quipocamayocs quienes siguieron empleando este sistema para guardar información hasta el siglo diecisiete.

3 Los indios en Mesoamérica que hablaban may a o nahuatl tenían el don de poder escribir en jeroglíficos y también podían pintar escenas históricas que mostraban los
acontecimientos más notables, los gobernantes famosos y sus dioses. Los historiadores de arte y los iconógrafos recién están aprendiendo a leer estos antiguos símbolos may a
y nahuatl.

4 Pedro Mártir de Anglería, Décadas del Nuevo Mundo (La primera edición fue publicada en una forma incompleta en 1511. La primera edición completa fue publicada en 1530 en
latín. La primera edición en español fue publicada en 1892.) Fue publicada en Buenos Aires, Argentina, por la Editorial Bajel en 1944. Se volvió a publicar en la Ciudad de
México con introducción y notas de Edmundo O’Gorman por José Porrua e Hijos en 1964. 29.

5 Miguel Cabello Valboa, Miscelánea Antártica, Una Historia del Perú Antiguo, fue escrito en 1586 pero no fue publicado hasta 1951. (Introducción y notas por Luis E. Valcarcel.
Publicado por primera vez por la Universidad Nacional May or de San Marcos, Facultad de Letras, Instituto de Etnología, Lima, 1951.)

6 Anian fue un lugar impreciso que muchos pensaron que existía en el rincón noreste de Siberia o la parte noroeste del Nuevo Mundo en donde está actualmente el estrecho entre
Siberia y Alaska. Los Estrechos de Anian fueron eventualmente denominados los Estrechos de Bering después de su descubrimiento por Vitus Bering, un capitán de la marina
de Dinamarca que navegó en los estrechos en 1728.

7 El padre José de Acosta, Historia Natural y Moral de las Indias, escrito y publicado in 1590 en Sevilla, España. (Edición preparada por Edmundo O’Gorman, profesor de la Facultad
de Letras y Ciencias en la Universidad Nacional Autónoma de México, México D.F. 1940.)

8 Ibid., 77.

9 Fraile Gregorio García, Origen de los Indios del Nuevo Mundo e Indias Occidentales, (Primera Edición 1607, Valencia). Estudio preliminar y notas por Franklin Pease, G.Y.,
Segunda edición por Fondo de Cultura Económica, México, 1981.

10 Ibid., 9.

11 Los difusionistas creen en la idea de que todas las técnicas, costumbres e ideas son trasmitidas de un grupo a otro mediante contacto humano. Los individuos separados por largas
distancias no inventan automáticamente las mismas técnicas, costumbres e ideas, sino que estas cosas son transmitidas o difundidas mediante contacto humano. A la inversa,
hay aquéllos que creen que las técnicas, costumbres e ideas similares pueden ser desarrolladas o inventadas independientemente por grupos dispersos. Éstos fueron luego
conocidos como invencionistas independientes.

12 Los que quieran mas información sobre la controversia entre Grotius y De Laet pueden acudir al ensay o de Lee Eldridge Huddleston titulado Origins of the American Indians,

32
European Concepts, 1492-1729. Publicado por el Instituto de Estudios Latinoamericanos (ILAS) en La Universidad de Texas en Austin, Austin y Londres, 1967. Capítulo IV.

13 Isaac de la Pey rère, A Theological System upon that Presupposition that Men were before Adam. Londres. Publicada por primera vez en latín en 1655. (La información fue
tomada del ensay o de Huddleston escrito en 1967.)

14 Huddleston, 139.

15 Elias Boudinot, Star in the West, or, a Humble Attempt to Discover the Long Lost Ten Tribes of Israel (Trenton, New Jersey, 1816.) La referencia citada y la Bibliografía provienen
de un libro escrito por Dan Vogel titulado Indian Origins and the Book of Mormon (Signature Books, Inc., Estados Unidos de Norteamérica, 1986.)

16 Ethan Smith, View of the Hebrews, or Tribes of Israel in America (Segunda edición, publicada e impresa en Poultney, Vermont., 1825.)

17 Harry N. Abrams, The Olmec World (El Mundo de los Olmecas). Publicado por el Museo de Arte, La Universidad de Princeton con ensay os de Michael D. Coe, Richard A. Diehl,
David A. Freidel, Peter T. Furst, F. Kent Reilly, III, Linda Schele, Caroly n E. Tate, Karl A. Taube, Prólogo y Reconocimientos de Allen Rosenbaum, Princeton, 1995, 11.

18 John Hemming fue Director de la Sociedad Geográfica Real de Londres y participó en numerosas expediciones a la región amazónica. Probablemente ha visitado más tribus de
indígenas en Brazil que cualquier otro extranjero. Entre los varios libros que escribió, se publicó Red Gold, The Conquest of the Brazilian Indians (Oro Rojo, La Conquista de los
Indios Brasileños). Fue publicado por primera vez por la Compañia Macmillan en Londres, 1978.

19 Ibid., 49.

20 Dr. Vine Deloria, hijo, es profesor de historia en la Universidad de Colorado en Boulder, Colorado. Él escribió varios libros incluy endo Custer Died for Your Sins (1969), God is Red
(1973) y Red Earth, White Lies (1995).

33
Capítulo 2
INTRODUCCIÓN A LAS CRÓNICAS

Adiferencia del reportaje histórico del siglo XXI en el cuál se escribe un


libro dentro de unos meses del incidente, las primeras noticias del
descubrimiento del Nuevo Mundo no fueron publicadas inmediatamente. De
hecho, el primer libro de los descubrimientos no fue publicado hasta 1511.
Cuando Colón regresó a España el 15 de marzo de 1493 después del
primer viaje, él se dirigió directamente a Barcelona donde Fernando y
Isabel habían establecidos provisionalmente la corte de la monarquía para
rendir un informe de su viaje. Aunque Colón escribió la narración de sus
cuatro viajes en su diario, murió el 20 de mayo de 1506 antes de poder
publicar su relato. Las noticias de los descubrimientos de Colón y los otros
exploradores fueron transmitidas inicialmente por medio de cartas o por
relatos personales a un grupo limitado de europeos.
Bartolomé de la Casas, sacerdote Católico quién pasó muchos años en la
corte española, aparentemente tenía acceso a muchos de los documentos
originales de Colón. Las Casas escribió un libro en 1551 titulado Historia
de las Indias. En su libro, Las Casas incluyó datos del diario de Colón y
también una biografía extensiva del explorador. Como en el caso de la
mayoría de las crónicas, la Historia de Las Casas también fue perdida. Su
Historia no fue publicada hasta 1875 en Madrid. Historiadores modernos
extrajeron la información que pertenecía originalmente al diario de Colón y
la publicaron aparte en un libro titulado Diario de a Bordo.1

Debido a la publicación limitada de los hallazgos de Colón, sus


descubrimientos prácticamente no fueron conocidos fuera de España y
Portugal. La proclamación al resto de Europa de que las islas y lo que
parecía ser una tierra firme que fueron descubiertos varios miles de millas
hacia el oeste formaban parte de un continente nuevo quedó en las manos de
otros exploradores para anunciar. Amérigo Vespucci, un explorador
florentino quién participó por lo menos en tres expediciones al Nuevo
Mundo, es acreditado de ser el primero en afirmar públicamente que los
exploradores habían hallado un Nuevo Mundo.
Pero de Magalhães de Gandavo, a quién se le atribuye la fama de
escribir el primero libro sobre Brasil, relató el descubrimiento de Brasil en
su libro Historia Da Provincia Sãcta Cruz. Él explicó como Pedro
2

34
Alvarez de Gouvea Cabral, el comandante de una flota portuguesa
organizada por el rey de Portugal Dom Manuel, partió de Lisboa el 9 de
marzo de 1500 con la intención de navegar alrededor del Cabo de Buena
Esperanza y viajar hacia el Oriente. Para evitar lo que los marineros
llamaron “las calmas de Guinea,” Cabral navegó extremadamente hacia el
oeste y después de pasar varias semanas en esta ruta indirecta los
Portugueses descubrieron la costa de Brasil la que asumieron era una isla
no marcada en sus mapas. Después de bordear la costa por más de un día,
Cabral echó anclas cerca de la costa y al poco tiempo observaron muchos
indígenas sobre la costa.
Al día siguiente, el Domingo de Pascuas, Cabral y la mayoría de los
marineros se desembarcaron y construyeron un altar y una cruz para realizar
una misa. De pronto, los portugueses descubrieron que fueron rodeados de
nativos quienes observaron la misa y, aparentemente en un esfuerzo de
imitar a los portugueses, se arrodillaron y golpearon sus pechos como si
tuvieren la luz de la fé. En una carta, escrita por Pero Vaz de Caminha,
secretario de la flota, que fue posteriormente enviado en otro barco a
Portugal, Vaz de Caminha dijo que los indígenas dieron la impresión de que
aceptarían el cristianismo. En la misma carta, Vaz de Caminha dió una
descripción de lo que ellos vieron en la tierra. Cabral y sus hombres
también nombraron esta nueva tierra Sancta Cruz (también escrita Sãcta
Cruz) y siendo que ellos ya la consideraban como una provincia de
Portugal, el nombre original fue dado como la Provincia da Sancta Cruz.
Magalhães mencionó que también fue llamado Brasil por causa de la
madera brasil que ellos encontraron ahí. 3

Según Magalhães, cuando el Rey Dom Manuel recibió las buenas


noticias de esta tierra nueva él quedó muy complacido y desde aquel
entonces decidió mandar muchas expediciones directamente al Nuevo
Mundo en un esfuerzo de establecer una presencia portuguesa permanente
en las Américas. Duarte Coelho y Amérigo Vespucci llegaron al Nuevo
Mundo en 1501. Vespucci volvió nuevamente en 1502 y los detalles de sus
viajes estuvieron contenidos en cinco cartas que él escribió.
Dos de estas cartas, “Mundus Novus” y “Lettera di Amérigo Vespucci
delle isole nuovamente ritrovate en quatto suoi viaggi,” son las cartas que
dieron la fama a Vespucci como un explorador de estas regiones. La
segunda carta llegó a las manos del alemán Martin Waldseemüller,
cosmógrafo y escritor en el corte del Duque René II de Loraine.
Waldseemüller fue el primero en sugerir que el continente debe ser
nombrado América en memoria de Amérigo Vespucci. Él hizo un mapa
4

35
mostrando las islas y tierra firme recién descubiertas que fueron totalmente
separadas de Asia. El uso del nombre de América en el mapa de
Waldseemüller fue copiado por otros cosmógrafos y el nombre de América
fue usado desde entonces.
El italiano Pietro Martire D’Anghiera, más conocido por su nombre en
español de Pedro Mártir de Anglería, tiene la fama de ser el primer cronista
del Nuevo Mundo. 5
A partir de 1494, Mártir escribió sobre los
descubrimientos iniciales y las primeras exploraciones. Él incluyó los
acontecimientos que ocurrieron durante los cuatro viajes de Colón.
También, él recibió información sobre el establecimiento de fortalezas
españolas en el Nuevo Mundo, el descubrimiento del Océano Pacífico por
Vasco Nuñez de Balboa en 1513, y el establecimiento posterior de una
colonia española en el Darién, más tarde conocida como Panamá, bajo la
autoridad del gobernador Pedro Arias de Ávila. Mártir describió los
esfuerzos de explorar la península de Yucatán y también la exploración de
las Islas de las Bahamas, y lo que ya son los estados de Florida y Georgia
en los Estado Unidos. Él mencionó el viaje de Juan Ponce de León en 1513
cuando Ponce de León descubrió la Florida y el viaje de Lucas Vázquez de
Ayllón en 1526, cuando Vázquez exploró las costas de Carolina del Sur y
Georgia y después su fracaso en un esfuerzo de establecer una colonia en lo
que ahora es Carolina del Sur.
El libro de Mártir cubre más de treinta años de exploraciones y
descubrimientos y fue publicado con el título de Décadas del Nuevo
Mundo.
Nacido en Italia el 2 de febrero de 1457 o 1459, Mártir estudió medicina
y llegó a ser el doctor privado del Rey Luis XI en Francia. En 1487, se
trasladó a España y participó en las últimas batallas contra los moros. Fue
ordenado al sacerdocio en la Iglesia Católica en 1492 y fue nombrado
capellán privado a la Reina Isabel. Durante el resto de sus años permaneció
como miembro de la Corte de la Monarquía y personalmente se reunió con
Colón de quién obtuvo los detalles referentes a sus aventuras en el Nuevo
Mundo. 6

En 1494, Mártir ya había escrito los primeros dos libros de la Década I


en la cual relató el primer viaje de Colón. In 1511, la Década I fue
7

publicado aparentemente sin el conocimiento de Mártir. Entre 1514 y 1516,


Mártir escribió la Década II y la Década III. Él autorizó la publicación de
las tres Décadas en 1516. En total, él escribió ocho Décadas, terminando su
obra valiosa con el relato de los acontecimientos durante la conquista de
México por Hernán Cortés.

36
En 1524, Mártir fue seleccionado como miembro del Concilio Supremo
de las Indias. Es de notar que Mártir nunca viajó personalmente al Nuevo
Mundo, pero su estilo de narrar los acontecimientos nos da la impresión de
que fue testigo directo de todo lo que escribió. Mártir dijo que no escribió
nada sin verificar cuidadosamente la información con otras personas que
tuvieron conocimiento. Debido a su posición elevada en la corte española,
todos los conquistadores más importantes se reunieron con él durante sus
visitas a España o le mandadan cartas describiendo sus aventuras.
La ambición fuerte de ganar fama y fortuna impulsaron a la gran mayoría
de los españoles y portugueses de ir a las Américas. También la
oportunidad de enseñar la religión y convertir millones de “los hijos de
Dios” era otra meta importante. Dentro de pocos días después de ver la
nueva tierra por primera vez, Colón escribió en su diario que el creía que
se podrían convertir a todos los nativos al evangelio. Cuando Colón regresó
a España después de su primer viaje, él intentó animar a Fernando e Isabel,
los reyes católicos, en preparar otra expedición exploratoria y uno de sus
puntos a favor fue la oportunidad de enseñar el evangelio a los indígenas.
Otro conquistador que vió la oportunidad de enseñar la religión a los
habitantes del Nuevo Mundo fue Hernán Cortés. En sus Cartas de la
Relación, Cortés escribió que el había salido con la intención de explorar,
cristianizar, y colonizar. Los conquistadores españoles siempre llevaron
8

sacerdotes católicos consigo. Aunque Cortés no fue considerado un cronista


de por sí, ningún estudio del Nuevo Mundo estaría completo sin tomar en
cuenta las cinco cartas enviadas al Rey Carlos V escrito por Hernán Cortés,
el conquistador y colonizador, en las cuales él dio una descripción de la
conquista del Imperio Azteca. Eran mucho más que simples cartas de un
soldado a su rey, sino más bien fueron una narración oficial de las acciones
tomadas por Cortés durante este período tan dramático de la expansión de
España en el Nuevo Mundo. Cortés incluyó en cada carta suficiente
información de los acontecimientos para que él pudiera convencer a Carlos
V que él había procedido prudentemente y que para Cortés las intereses de
España y la monarquía eran primordiales.
Mario Hernández Sánchez-Barba, quién escribió la introducción a las
Cartas de la Relación, dijo que había únicamente 19 escritores que fueron
considerados como “cronistas de la conquista” (1492-1541) por los
historiadores modernos. Sin embargo, durante los primeros 150 años del
9

período de la conquista, exploración y colonización (1492-1650), muchos


de los historiadores del Nuevo Mundo proveyeron información y
perspectivas en cuanto a la conquista y a los indígenas mismos y que

37
frecuentemente fue valiosa y única. De hecho, varios de los cronistas que
escribieron después de 1541 han proveído una parte significativa de la
mejor información disponible sobre las culturas, leyendas y creencias
religiosas de los nativos.
Otro escritor de la conquista de México fue Bernal Díaz de Castillo,
quién personalmente vivió la alta aventura de la conquista y sobrevivió
todos los otros conquistadores de su tiempo. Aunque tenía más de setenta
años cuando escribió su clásico, La Verdadera Historia de la Conquista de
Nueva España, 10
él acudió a su buena memoria en la cuál los
acontecimientos de día a día estaban tan profundamente arraigados que él
podía recordarlos 40 años después de que los mismos sucedieron. Su libro
llegó a ser un complemento del libro Cartas de la Relación de Cortés.
Díaz del Castillo se unió a la expedición de 1514 organizada por Pedro
Arias de Ávila, nombrado el nuevo gobernador de la Tierra Firme (Panamá,
el Darién y el norte de lo que es actualmente Colombia). Díaz del Castillo
se incorporó a la expedición con gran entusiasmo y con mucha esperanza;
sin embargo, al llegar al Istmo de Panamá, la realidad cayó muy lejos de
sus expectativas. Cuando la expedición llegó al Nombre de Dios, un puerto
atlántico sobre el Istmo de Panamá, permaneció ahí por varios meses hasta
que una epidemia desconocida brotó entre los españoles. También surgieron
problemas serios entre Arias de Ávila y su nuevo yerno, Vasco Nuñez de
Balboa, quién había descubierto el Mar del Sur (Océano Pacífico). Arias
de Ávila ordenó que decapitaran a su yerno y Nuñez de Balboa fue
ejecutado en aquel entonces. Díaz del Castillo escribió que él y los otros
españoles de la expedición fueron testigos de estos acontecimientos y, muy
consternados, muchos de los españoles decidieron probar su suerte en Cuba
y salieron de Panamá.
Después de pasar tres años infructuosos en Panamá y Cuba, Díaz del
Castillo se unió a una expedición organizada por el capitán Francisco
Hernández de Córdoba para descubrir tierras desconocidas hacia el oeste.
Después de navegar por tres semanas, ellos vieron eventualmente una tierra
poblada con muchísima gente. Habían encontrado Cabo Catoche ubicado en
la Península de Yucatán. Hernández de Córdoba exploró la costa occidental
de la Península de Yucatán, pero después de varias batallas desastrosas con
los nativos, su expedición regresó a Cuba.
Diego Velázquez, el gobernador español en Cuba, insistió que Díaz del
Castillo acompañara la próxima expedición que Velázquez organizó en el
año de 1518 la cual estaba bajo la dirección de Juan de Grijalva. Grijalva
siguió la ruta de Hernández de Córdoba pero continuó explorando la costa

38
hasta que ellos llegaron al sitio que ahora es Veracruz, México. Grijalva
llevó consigo en su expedición unos 240 soldados y colonizadores
voluntarios. Díaz del Castillo recibió el rango militar de alférez para este
viaje. Por eso, cuando Díaz del Castillo se juntó con la expedición de
Cortés en 1519, él ya estaba muy familiarizado con el terreno. Díaz del
Castillo acompañó Cortés durante todo el tiempo de la conquista y fue
testigo ocular de los acontecimientos durante la conquista. Él permaneció
en el Nuevo Mundo por el resto de su vida y proveyó muchas descripciones
excelentes de la gente y la geografía de México. También brindó algunas de
las descripciones mejores de Tenochtitlan, Cholula, Tlaxcala y otros sitios
de la preconquista de la Nueva España (ahora México).
El fraile Diego Durán, un sacerdote católico del Orden Dominicano, es
considerado actualmente por eruditos modernos como el primordial
historiador y etnógrafo de los aztecas y la historia azteca de antes de la
conquista del siglo XVI. Durán escribió tres libros referentes a los aztecas,
también frecuentemente llamados mexicanos, en los cuales él contribuyó
con información de la historia, religión y los calendarios de los aztecas. Sus
libros son El Libro de los Dioses y sus Ritos, el cual se cree fue escrito
entre 1574 y 1576; El Calendario Antiguo, escrito en 1579, y Historia de
las Indias de Nueva España y Islas de Tierra Firme escrito en 1581. El 11

dominio de nahuatl, la lengua franca de los aztecas, dio a Durán acceso a


las leyendas, escritos, y otras historias de la preconquista de los aztecas
que no fueron compartidos con los otros cronistas.
Cuando Durán empezó a escribir su historia, todavía habían indios
viviendo en los áreas donde el visitó y que habían sido testigos de la
conquista y quienes fueron capaces de recordar las historias, el folklore, y
las leyendas de sus antepasados. Durante la conquista de México y poco
después de la conquista, los españoles y particularmente los sacerdotes
católicos destruyeron casi todos los libros y pinturas históricas en
jeroglífico de los aztecas. Con la destrucción de las bibliotecas de los
aztecas, los historiadores han sido obligados a fiarse en los escritos de los
cronistas del siglo XVI tal como el fraile Durán para acumular una historia
de la preconquista de estos residentes fascinantes del Nuevo Mundo. No se
sabe como ni cuando Durán mandó sus manuscritos para ser publicadas en
España, pero es de notar que ninguno de sus manuscritos fue publicados
durante su vida y ellos desaparecieron en los recintos de las bibliotecas
españolas por más de 300 años.
Otro cronista importante quién escribió en cuanto a la religión de los
nativos del altiplano mexicano fue el fraile Bernardino de Sahagún, un

39
sacerdote católico que pasó mas de 30 años (1547 hasta 1577) trabajando
con los líderes religiosos aztecas en un esfuerzo de juntar información
sobre los ritos, ceremonias y enseñanzas de los indios antiguos del
altiplano mexicano. El fraile Sahagún escribió sus descubrimientos en 12
volúmenes titulado Historia General de las cosas de Nueva España. 12

Probablemente los libros de Sahagún son los más citados sobre México
antiguo.
El fraile Bernardino pasó más de 25 años juntando la información para
su libro. Mientras que enseñaba español y latín a los indios, él estaba
aprendiendo de ellos y seguía con sus propios estudios de la historia,
costumbres, e idioma de los aztecas. Con tiempo, Sahagún reunió doce
hombres quienes fueron bien instruídos en las ciencias de ellos. Estos
informantes fueron altamente calificados para ayudar a Sahagún porque
ellos mismos habían escritos la historia de los aztecas y varios fueron
instruídos en español, latín y nahuatl.
Una vez que Sahagún tenía su equipo de historiadores reunido, él
introdujó un método de investigaciones que no había sido empleado en
ninguna parte previamente. Él se dio cuenta de que la historia mexicana de
la antigüedad estaba contenida en los jeroglíficos, muchos de los cuales
fueron destruidos por los mismos españoles. Mientras que algunos
miembros de su equipo recrearon los jeroglíficos, otros miembros, que
sabían hablar español, explicaron a Sahagún el sentido de los glifos. 13

Sahagún no tenía ninguna duda de que su información fuera auténtica porque


los indios crearon los jeroglíficos y también hicieron la traducción al
español y nahuatl.
Carlos María Bustamante, el historiador mexicano, hizo la primera
publicación del manuscrito de Sahagún en México en 1840. Según
Bustamante, la Historia General de las cosas de Nueva España de Sahagún
es una de las fuentes de información más completas concerniente los indios
antiguos mexicanos y el fraile Bernardino era uno de las figuras más erudita
en la historia de América española.14

El fraile Diego de Landa, un sacerdote del Orden Católico de San


Francisco, es considerado de ser el principal cronista de los indios maya y
de la Penísula de Yucatán. Su libro, Relación de las Cosas de Yucatán,
revela muchas costumbres y leyendas de los maya. Landa terminó su
15

manuscrito en España en 1566, pero no fue publicado sino hasta 1864. La


conquista del Perú también produjo una variedad abundante de cronistas.
El renombrado historiador español del siglo XIX, Marcos Jiménez de la

40
Espada, se refirió a Pedro de Cieza de León como el “Principe de los
16

Cronistas.” Cieza de León nació en Llorena, España, en 1520. A la tierna


edad de trece años, él dejó su familia y viajó a Colombia. Cieza de León
empezó a tomar notas de todas las cosas que observaba desde el momento
que llegó al Mundo Nuevo. Tenía una sed insaciable para adquirir
conocimientos y sus escritos proveyeron las primeras descripciones
excelentes de Colombia central y del vasto imperio incaico que se extendió
de Pasto, Colombia, hasta el Río Maule al sur de Santiago, Chile (una
distancia de más de 3,250 millas). También nos dejó una perspectiva
extraordinaria del mundo preincaico. Cieza de León comenzó a escribir en
1541 mientras que vivía en Colombia y terminó de escribir cuando partió
del Perú para regresar a Sevilla, España, en 1550. Él juntó suficiente
información para escribir ocho libros. Su primer libro, La Crónica del
Perú, fue publicado en 1553. El segundo volumen, El Señorio de los
17

Incas, y los otros libros no fueron publicados por más de 300 años.
Víctor Wolfgang Von Hagen quién hizo un estudio profundo de Pedro
Cieza de León quedó asombrado de su dedicación para estudiar todo y
tomar notas de las cosas que vió y oyó en el Nuevo Mundo. Von Hagen
comentó que en vez de perder tiempo, Cieza de León siempre buscó la
oportunidad de hacer tiempo “para salir de su curso para observar, y para
registrar.” 18

El mismo Cieza de León escribió que “dondequiera que fui para ver lo
que podía de las regiones para aprender y anotar lo que ellas contienen.”
¿Qué es lo que le impulso a escribir? Él brindó su propia respuesta con el
siguiente comentario.
Como noté tan grandes y peregrinas cosas como en este Nuevo M undo de Indias hay, vínome gran deseo de
escribir algunas de ellas, de lo que yo por mis propios ojos había visto y también de lo que había oído a personas de
gran crédito. M as como mirase mi poco saber, desechaba de mí este deseo, teniéndolo por vano porque a los grandes
juicios y doctos fue concedido el componer historias dándoles lustre con sus claras y sabias letras, y a los no tan
sabios, aun pensar en ello es desvarío; y como tal, pasé algún tiempo sin dar cuidado a mi flaco ingenio, hasta que el
todopoderoso Dios, que lo puede todo, favoreciéndome con su divina gracia, tornó a despertar en mí lo que ya yo
tenía olvidado. Y cobrando ánimo, con mayor confianza determiné de gastar algún tiempo de mi vida en escribir
historia. Y para ello me movieron las causas siguientes:

la primera, ver que en todas las partes por donde yo andaba ninguno se ocupaba en escribir nada de lo que
pasaba. Y que el tiempo consume la memoria de las cosas de tal manera, que si no es por rastros y vías exquisitas, en
lo venidero no se sabe con verdadera noticia lo que pasó.

La segunda, considerando que, pues nosotros y estos indios todos, traemos origen de nuestros antiguos padres
Adán y Eva. . . . era justo que por el mundo se supiese en qué manera tanta multitud de gentes como de estos indios
había fue reducida al gremio de la santa madre Iglesia con trabajo de españoles; que fue tanto, que otra nación alguna
de todo el universo no los pudiera sufrir.19

Cieza de León dijo que “las cosas a las que me refiero en esta historia he

41
observado con gran cuidado y diligencia.” Von Hagen hizo la observación
20

de que la escasez de papel y tinta en el Nuevo Mundo también fue añadida a


sus otros problemas. Cieza de León comentó que una hoja de papel le costó
30 pesos en Cali, Colombia. Los ocho libros, escritos por Cieza de León,
requirieron 8.000 hojas de papel tamaño folio. ¡Él compró papel cuando
podría haber comprado un caballo! ¡Cieza de León llevó libros y
manuscritos cuando él podría haber llevado oro!
Pedro Pizarro fue otro cronista quién tuvo relación directa en la
conquista de Perú. Pedro fue primo de Francisco Pizarro y sus tres
hermanos, Juan, Hernando y Gonzalo. En enero de 1530, Pedro Pizarro,
quién contaba con solamente 15 años, se juntó con la expedición de
Francisco Pizarro, al principio solamente como un paje pero después como
soldado. Pedro fue un testigo ocular y un participante de la conquista del
Perú y del período de la colonización. Él escribió su libro, Relación del
Descubrimiento y Conquista de los Reinos del Perú en 1571 mientras
vivía en Arequipa, Perú, donde actuó de alcalde por un tiempo. 21

Felipe Guamán Poma de Ayala, un nativo de Perú con parentesco con la


nobleza incaica, fue uno de los primeros indígenas americanos para escribir
extensamente sobre sus antepasados. Además de escribir un libro, Poma de
Ayala fue un artista talentoso quién diseminó dibujos de la vida diaria e
importantes figuras incaicas por las páginas de su manuscrito titulado
Nueva Córonica y Buen Gobierno. Sus dibujos han sido usados
22

frecuentemente por otros cronistas y escritores modernos del siglo XX para


ilustrar la vida precolombina en Perú.
Pomo de Ayala escribió que su abuelo fue un historiador incaico
importante o sea un quipocamayoc (una persona que podría registrar la
historia y asuntos administrativos en los quipos y además podía leer el
quipos también.) Según Poma de Ayala, él consiguió mucha de su
información para su libro de los quipos que todavía existieron en su día. Él
dijo:
M e determiné de escribir la historia y descendencia y los famosos hechos de los primeros reyes y señores y
capitanes, nuestros abuelos, y de sus principales y vida de indios y sus generaciones y descendencia desde el primero
indio llamado Vari/Viracocha Runa, Vari Runa, que descendió de Noé del diluvio.23

Poma de Ayala pasó por más de 30 años escribiendo su libro y ya tenía


80 años de edad cuando terminó su historia en aproximadamente 1615. Su
manuscrito fue perdido y no fue publicado hasta 1936.
Un contemporáneo y familiar lejano de Poma de Ayala, fue el cronista
Inca Garcilaso de la Vega, quién también nos dio en sus relatos una

42
perspectiva singular de la sociedad, cultura y religión de los inca y los pre-
inca desde el punto de vista de un nativo. Garcilaso de la Vega pasó sus
primeros 20 años viviendo en una casa incaica en Cuzco donde aprendió su
historia incaica de su madre y su familia ilustre de la nobleza incaica. 24

Garcilaso de la Vega nació en Cuzco el 12 de abril de 1539. Fue un hijo


natural de un capitán español, Sebastian Garcilaso de la Vega Vargas y una
princesa incaica. Aunque Inca Garcilaso de la Vega fue hijo ilegítimo, fue
reconocido por su padre y recibió una herencia de su padre para que
pudiera estudiar en España. 25

En referencia a su libro impresionante Comentarios Reales, Garcilaso de


la Vega empezó a juntar material tan pronto como 1586. En una carta que él
envió al Rey Felipe II, Garcilaso de la Vega hizo notar que el estaba
reuniendo la historia, los ritos, y las costumbres de los indígenas de Perú.
Mencionó que daría prioridad a la cultura social de la civilización incaica.
Después de terminar su manuscrito de Comentarios Reales, se lo envió a
Lisboa donde fue publicado en 1609. Garcilaso de la Vega incluyó en su
libro una historia de 500 años (desde 1000 D.C hasta 1532 D.C) sobre el
reinado de los incas.
Otro de los cronistas más controvertido de los primeros cronistas fue
Fernando de Montesinos, quién terminó su manuscrito, Memorias Antiguas
Historiales y Políticas del Perú, en 1642. El manuscrito de Montesinos
26

fue perdido por casi 300 años y no fue publicado hasta 1909. Horacio H.
Urteaga, quién escribió el preámbulo a Memorias, dijo que hasta hace poco
el libro de Montesinos fue considerado de ser uno de los libros mas
absurdos y ficticios escrito por los cronistas sobre el imperio incaico y
Montesinos fue borrado de cualquier lista de historiadores concienzudos y
verídicos de su época. Urteaga observó que, a pesar de los ataques duros
sobre la historia precolombina de Montesinos, el trabajo cuidadoso de los
arqueólogos modernos y otros críticos más imparciales están empezando a
dar más credibilidad a su libro. 27

Aunque la mayoría de los primeros cronistas vivieron en México o Perú,


algunos cronistas vivieron en otros países. Ningún estudio de los cronistas
estaría completo sin incluir algunos de los escritos de los sacerdotes de la
Compañia de Jesús (Jesuitas) quienes ayudaron a establecer las Misiones
Indígenas en Paraguay, Argentina y Brasil. Los sacerdotes jesuitas
empezaron a enseñar a los indios Guaraní tan temprano como 1611. Uno de
los más notables de estos primeros sacerdotes jesuitas fue el Padre Antonio
Ruiz de Montoya, quién escribió el libro, La Conquista Espiritual del
Paraguay, que fue publicado en Madrid en 1639. El Dr. Ernesto J. A.
28

43
Maeder, quien hizo la biografía de Ruiz de Montoya, dijo que en su tiempo,
Ruiz de Montoya adquirió la fama de ser un apóstol a los indios guaraní que
habitaron la mayor parte de Paraguay y el sur de Brasil.
Uno de los esfuerzos evangélicos mayores llevado a cabo por la Iglesia
Católica en las colonias españolas en el Nuevo Mundo fue el esfuerzo de
enseñar el evangelio a los indios guaraní. Esta tarea enorme fue llevada a
cabo por unos pocos misioneros jesuitas quienes intentaron crear un modelo
de cristianismo en el cual los miembros podrían vivir los principios
religiosos según su fé y en armonía con el resto de la sociedad colonial.
Ruiz de Montoya tuvo un papel especial en esta tarea en virtud de su
actividades pastorales entre 1613 y 1652.
Uno de los primeros cronistas de escribir de sus experiencias en Chile
era Alonso de Ercilla y Zuñiga, quién nació de españoles aristocráticos el
11 de agosto de 1533 en Madrid. En 1548, el Rey Carlos V ortogó una
29

posición para el jóven Alonso para servir como paje al Príncipe Felipe.
Alonso quedó como paje por los próximos siete años. En julio de 1554,
Ercilla y Zuñiga acompañó a Felipe a Inglaterra para la boda de Felipe con
María Tudor, hija del Rey Enrique VIII. Durante este viaje, Alonso se
encontró con Gerónimo de Alderete, quién había sido nombrado el nuevo
gobernador de Chile. Alderete había regresado de Perú trayendo noticias de
una rebelión de los indios araucanos en Chile. Los indios araucanos estaban
opuestos a los esfuerzos de los españoles de establecer una colonia dentro
de sus tierras.
30

Alonso se alistó como capitán bajo Alderete y ellos partieron de España


el 15 de octubre de 1555. También el nuevo virrey español para Perú,
Andrés Hurtado de Mendoza, con sus dos hijos, Don García y Don Felipe,
zarparon en el mismo barco. Durante el viaje, Alderete se enfermó y murió
cerca de la Ciudad de Panamá.
Mendoza, en su capacidad de virrey de Perú, nombró a su hijo, Don
García Hurtado de Mendoza, como el nuevo gobernador de la Provincia de
Chile. Los españoles en Lima organizaron rápidamente una fuerza
expedicionaria para castigar a los araucanos “rebeldes.” Ercilla y Zuñiga
era uno de los recién llegados para alistarse en la fuerza junto con muchos
encomenderos, soldados y sacerdotes católicos. 31

Don García Hurtado de Mendoza comenzó su viaje al sur el 21 de junio


de 1557. Salió con solamente dos barcos y 150 hombres. Después de llegar
al sector de conflicto en Chile, los españoles enfrentaron a los indios
araucanos en numerosas batallas bastante sangrientas. Ercilla y Zuñiga

44
escribió que los españoles que contaban con pocos soldados pensaban
frecuentemente que sobrevivían los ataques de los indígenas solamente por
la intervención de Dios. Estas batallas y una descripción de los indios
araucanos fueron gravados en la inmortalidad por Ercilla y Zuñiga en su
poema épico, La Araucana.
Muchos de los cronistas estuvieron dedicados en aprender todo posible
de los indios y se esforzaron enormemente en juntar información valiosa de
las culturas precolombinas. Uno de los productos significantes de esta
aventura en el Nuevo Mundo es la riqueza abundante de cartas y libros que
fueron escritos por los soldados, los clérigos y los administradores
gubernamentales de sus descubrimientos. Además de los cronistas ya
nombrados, había por lo menos unos 50 o 70 otros escritores quienes
brindaron información significativa en cuanto a la conquista pero más
particularmente en cuanto a los indígenas precolombinos que ellos
encontraron.
La mayoría de los manuscritos originales, escritos en latín o español,
fueron perdidos y no fueron descubiertos hasta siglos después. Los pocos
manuscritos que fueron publicados en los años 1500 y 1600 también
llegaron a ser libros escazos. Según John B. Stetson, un coleccionista de
libros raros, todos los libros impresos en la Penísula Ibérica de esta época
fueron publicados en ediciones de poca cantidad que raramente excedieron
300 copias y frecuentemente no publicaban más de 100 copias. A menos de
que un libro fuese suficientemente popular para vuelto de publicar,
desaparecía rápidamente de circulación. Las versiones publicadas de
32

estos libros escazos no aparecieron en los Estados Unidos de Norteamérica


hasta el final de siglo XIX.
En la introducción de su libro, The Incas, Victor Wolfgang Von Hagen
nos brindó otra razón porque tantos de los primeros manuscritos
desaparecieron. Él comentó que antes y durante la época de la conquista
33

cualquier manuscrito entregado para ser publicado en España tenía que ser
examinado y aprobado por tres concilios diferentes: El Concilio del Rey, El
Santo Oficio de la Inquisición, y El Concilio de las Indias. El primero libro
de Cieza de León, La Crónica del Perú, publicada incialmente en 1553,
recibió el aval del Príncipe Felipe.
En su primer libro y también en el segundo manuscrito, Cieza de León
reprendía de tanto en tanto a los españoles por su trato a los indios. Hasta
cierto punto, Cieza de León defendió la posición poco popular del infame
fraile Bartolomé de las Casas, el Obispo de Chiapas, quién en ese
momento, criticó a los españoles por sus esfuerzos de esclavizar y explotar

45
a los indios. Desafortunadamente los otros manuscritos de Cieza de León,
34

tanto como los manuscritos de muchos otros cronistas, desaparecieron en


las luchas de poder entre España, Inglaterra, y Francia.
Las Casas no fue el único en castigar a los españoles por el mal trato de
los indios, sino muchos de los otros poderes europeos también buscaban
excusas para socavar el poder y territorios vastos en el Nuevo Mundo. En
un esfuerzo de enmendar las relaciones internacionales, el Rey Carlos V
decidió el matrimonio entre su hijo Felipe y María Tudor.
Las Casas, quién vivía en la corte española, ejerció una fuerte presión
para que se aplique totalmente “Las Nuevas Leyes” que dictaba como los
españoles deberían tratar a los indios. Aunque el Príncipe Felipe mostraba
mucha compasión hacia la situación de los indios y, de hecho, había
ayudado en la formación de “Las Nuevas Leyes,” Las Casas fue tan
explícito en sus denuncias de los españoles que los enemigos de España
empezaron a usar las mismas denuncias contra Carlos V y después contra
Felipe II cuando éste fue coronado rey en 1556. Ésto sometió a Felipe II a
fuertes presiones en tanto España y también en el exterior. El 2 de setiembre
de 1556, Felipe II emitió un Decreto Real por el cual intentó de controlar
mejor la creación y circulación de obras escritas referentes a las Indias.
35

Von Hagen aseveró que no solo Las Casas se derrumbó a si mismo sino
también a otros cronistas. Cuando los manuscritos nuevos eran presentados
al Concilio de las Indias para su revisión y aprobación de publicar, uno por
uno fueron confiscados y colocados en “seguridad.” La mayoría de esos
manuscritos no vieron la luz por mas de 300 años. 36

A pesar de los esfuerzos de Felipe II de parar la publicación de los


libros que podrían describir los españoles en forma negativa, aun algunos
de los libros fueron publicados en España pero más frecuentemente en
Portugal o Italia. El 22 de abril de 1577, Felipe II envió un edicto al virrey
español en México en el cual prohibía la publicación de cualquier escrito
que hacía mención a las “supersticiones y las normas de vida de los indios”
en cualquier idioma y específicamente ordenó que se confiscaran los libros
del fraile Bernardino de Sahagún. 37

En la introducción del libro de Magalhães, John B. Stetson mencionó otro


factor que contribuía con la escasez de libros de este género. Él observó
que algunos manuscritos fueron reprimidos debido a la rivalidad económica
que existia en aquel entonces entre los países europeos. España y Portugal
habían adquiridos enormes colonias fuera de Europa la cual obviamente
fomentó celos por parte de los franceses, ingleses y holandeses, quienes

46
querían participar en los beneficios lucrativos de obtener nuevos recursos
en ultramar con el correspondiente comercio de bienes. Según Stetson, los
españoles y portugueses hicieron un gran esfuerzo de prevenir que otros
países consiguieron información exacta en cuanto a la riqueza del Nuevo
Mundo. Los libros que proveyeran mucha información sobre los recursos
naturales fueron usualmente suprimidos. 38

Al salir a la luz estas crónicas tempranas durante los últimos 150 años,
éstas han sidos recibidas con reacciones variadas por parte de los
historiadores contemporáneos. Algunos historiadores modernos han
indicado que los cronistas no eran historiadores adiestrados y por eso no
siguieron los procedimientos establecidos de recolectar evidencia. En su
libro El discurso narrativo de la conquista de América, Beatriz Pastor
Bodmer manifestó una critica muy áspera de los escritos de Cristóbal Colón
y, de muchas maneras, las criticas de Pastor Bodmer reflejan la actitud de
muchos de los historiadores modernos hacia las crónicas recién
descubiertas. Pastor Bodmer describió los escritos de Colón como
“fantasía novelística” e insistió que Colón adhierió a sus preconceptos
viejos por mucho tiempo después de que la evidencia mostraba lo
contrario.
39
Pastor Bodmer, afligida por el hecho que Colón se veía
asimismo como un hombre de Dios, quién fue maravillosamente protegido y
guiado por Dios. Ella creyó que Colón fue influido por los escritos de
Marco Polo; consecuentemente, cuando Pastor Bodmer leyó los escritos de
Colón de su tercer viaje a las Américas en que hizo referencias a los
nativos con piel blanca vestidos con ropa sedosa, ella opinaba que Colón
ingenuamente les atribuyó con características similares a orientales
descritos previamente por Polo.40

In 1992, como parte de la celebración quingentésima del descubrimiento


de las Américas por Colón, Dr. De Lamar Jensen, profesor emérito de
historia de la Universidad de Brigham Young en Provo, Estado de Utah,
escribió un artículo referente a Colón y los mitos y contra-mitos. Jensen
41

indicó que en cierto momento, parecía que no había límite a las fantasías de
la mitología sobre Colón. Al pasar los años, muchos de estos mitos ya han
sidos desacreditados. Añadió Jensen, sin embargo, muchas de las personas
en su afán de desacreditar a Colón, se han demostrado demasiado
entusiastas, aun calumniosas, en sus esfuerzos de desmitificar a Colón.
Jensen observó que “su esfuerzos parecen más dedicados a promover una
causa política en vez de promover la búsqueda de la verdad. Ellos tratan de
reemplazar el mito heroico con un mito igualmente falso de un Colón como
malvado.”

47
Es verdad que Colón sintió que él fue inspirado por Dios lo cual explica
parcialmente su tenacidad al enfrentar los enormes obstáculos. Colón
escribió que él podría sentir la mano de Dios, y así fue claro para él que le
era posible navegar de España hasta las Indias, y Dios le dio el ánimo para
hacerlo. Durante el cuarto viaje a las Américas, Colón escribió en un
42

momento de peligro cuando ya estaba por perder toda esperanza, recibió


otra evidencia de la protección divina. Colón escribió lo siguiente:
Agotado, me dormí con pena cuando oí una voz muy compasiva que decía: “Necio que eres lento de creer y
servir a tu Dios, el Dios de todos! . . . Tu lloras por ayuda, dudando. Contestas, ¿quién te ha afligido tanto y tan
frecuente, Dios o los del mundo? . . . Ni una jota de su palabra falla; y todo lo que Él promete, Él cumple con interés.
Es esta la actitud de los hombres? Te he dicho que lo que tu Creador hace por ti, Él hace para todos. Ahora, en parte,
Él te muestra a ti la recompensa por la angustia y el peligro que has pasado en el servicio a los demás.” Escuché
todo esto como si estuviera en un trance, pero no tenía repuesta a palabras tan ciertas, mas solamente llorar por mis
errores. Él, quienquiera que sea, quién me habló, terminó diciéndome: “No temais; ten confianza; todas estas
tribulaciones están escritas en mármol y no son sin causa.”43

En su libro, Beatriz Pastor Bodmer cita a menudo al libro escrito por


Irving A. Leonard titulado, Books of the Brave (Libros de los Valientes) en
el cual Leonard propone con énfasis que las novelas románticas de
caballería de los siglos XV y XVI influyeron fuertemente sobre los
conquistadores y también sus crónicas. Leonard mencionó varias novelas
románticas de aquél entonces las que sacerdotes y moralistas denunciaron
como “historias mentirosas.” Leonard era de la opinión que estas
44

“historias mentirosas” podían haber influidos a los conquistadores para que


profanaran los templos y tumbas encontradas en el Nuevo Mundo; llevaran
a cabo hazañas sobrehumanas, y cometieran barbaridades mientras que
exploraban senderos y reinos desconocidos. 45

Al diferencia de Pastor Bodmer, Leonard opinaba que los primeros


conquistadores eran un producto de la época y las circunstancias. Leonard
escribió:
El conquistador español, como todos los otros elementos humanos antes y después de él, era una criatura de su
tiempo, moldeada y condicionada por las influencias contemporáneas de su ambiente. M irando para atrás, si el
español parece excesivamente primitivo, fanático, orgulloso, cruel, y romántico, es porque él reflejó más visiblemente
las características dominantes de su tiempo y de su cultura de Europa Occidental que los demás europeos de su edad.
Solamente bajo esta luz puede ser juzgado correctamente.46

La historiadora Rolena Adorno indicó en la introducción a la


republicación de la obra de Leonard que el desafío mayor para los
historiadores–reporteros era convencer a sus lectores que las experiencias
descritas por los cronistas eran reales, no inventadas, y que la ficción
contenida en las novelas románticas de la época palidecía cuando era
comparada con lo que los españoles vieron. Las experiencias y los hechos
históricos relatados por los cronistas sobrepasaron los únicos modelos

48
posibles (las novelas románticas) que existían en la imaginación de los
lectores. 47

Algunos de los historiadores modernos consideran a las crónicas como


un esfuerzo equivocado por parte de los primeros escritores españoles para
justificar sus excesos terribles incurridos en el Nuevo Mundo o, por el
contrario, un esfuerzo demasiado entusiasta de parte de algunos de los
cronistas de recriminar el comportamiento de los conquistadores. Dicho
esto, tal vez la mayor contribución de los primeros cronistas pueda que no
sean sus relatos o evaluaciones de la conquista en sí, sino la información
que adquierieon de los indios referentes al folklore y sus leyendas que
proveyeron información del origen, las culturas, y las religiones antes de la
llegada de los españoles y el subsiguiente esfuerzo masivo de proselitismo
por parte de los sacerdotes católicos. Desafortunadamente los escritos
posteriores fueron muy contaminados como resultado de mezclar las
creencias de los indios con las enseñanzas católicas en las que las
creencias indígenas originales llegaron a ser distorsionadas u oscurecidas.
Si bien no se consideran a los cronistas como buenos historiadores
entrenados y puede que su libros no califican como una buena historiografía
de América precolombina y aún del período colonial, sin embargo, todavía
merecen una consideración seria. Sus manuscritos representan los únicos
relatos oculares de los acontecimientos del período de la conquista. Tal vez
Cieza de León explicó mejor la situación cuando observó que sin un
informe escrito “que el tiempo consume la memoria de las cosas de tal
manera, que si no es por rastros y vías exquisitas, en lo venidero no se sabe
con verdadera noticia lo que pasó.” 48

También Rolena Adorno observó que:


Las obras magníficas producidas en América Latina durante el período del virrey han sido pasados por altos por
mucho tiempo por los eruditos buscando una historia más convencional de las “bellas letras” en América Latina. El
problema no es un fracaso de los esfuerzos intelectuales y creativos durante aquellos siglos, sino el fracaso más
reciente de saber valorar las contribuciones sabias y originales de los primeros escritores del Nuevo M undo.49

Notas al final del Capítulo:

1 Cristobal Colón 359.

2 Pero de Magalhães de Gandavo, Historia da Provincia Sãcta Cruz y Tratado da Terra do Brasil. Historia fue terminado y publicado en aproximadamente 1576; sin embargo,
Tratado no fue publicado hasta 1827. (Publicado de la edición íntegra de 1922 por Longwood Press Ltd, Boston, 1978. John B. Stetson hizo una edición en ingles de estos dos
libros pocos comunes que se encuentra en la biblioteca de Nettie Lee Benson en la Universidad de Texas en Austin.

3 Ibid., 22-23. ( John B. Stetson incluy ó en sus notas en la edición publicada en ingles una explicación sobre como el nombre de Brasil ocurrió. Una cosa es cierto que el nombre
viene de la madera brasil que es rojo y es semejante a brasas calientes. La madera es muy codiciada para la extracción del tinte rojo.)

4 Ibid., 194.

5 Mártir, 13.

6 Ibid., 9.

49
7 Mártir separó la exploración del Nuevo Mundo en períodos que cubrían varios años, asi es que en La Década I él cubrió los primeros años después que Colón descubrió las
Américas. Aunque en terminología moderno una “década” es considerada como un período de díez años, Mártir no se adherió a esta regla. También lo que Mártir llamó un
libro es más como un capítulo corto en un libro escrito hoy en día.

8 Hernán Cortés, Cartas de la Relación, (Escrito entre 1519 y 1526), Edición de Mario Hernández Sanchez-Barba, Catedrático de Historia contemporánea de América en la
Universidad Complutense de Madrid. Impresó por NILO, Industria Gráfica, Madrid, 1985. (Una “Relación” es el nombre dado a cualquier informe donde un notario es un
testigo y lo puede autenticar, lo cual todos los officiales de la realeza tenían de proveer de sus actividades. Bartolomé de las Casas utilizó este término para empezar su
denuncia de los españoles por su tratamiento de los indios en su libro titulado Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias. La intención de aquellos que usaron este
término “Relación” era un intento de dar la impresión de que su informe, historia, o relato era verídico en todo sentido y que ellos quisieran que sus documentos fueran
considerados de poseer toda la veracidad de un documento legal.)

9 Cortés, 9.

10 Bernal Díaz del Castillo, La Verdadera Historia de la Conquista de Nueva España, Fue Escrito en los años de 1560, pero no fue publicado hasta 1632. Fue traducido al ingles en
1963.

11 Diego de Durán, Historia de las Indias de Nueva España y Islas de Tierra Firme. Escrito originalmente en 1581, pero no fue publicado hasta los años de 1850 cuando José
Fernando Ramírez descubrió el manuscrito de Durán en la Biblioteca Nacional de Madrid.

12 Fraile Bernardino de Sahagún, Historia General de las cosas de Nueva España–1547 hasta 1577, Introducción de Wigberto Jiménez Moreno. Notas de Eduardo Seler. 5 Vol.
México, D.F., Editorial Pedro Robledo.

13 Ibid., 8.

14 Ibid., 17.

15 El Padre Diego de Landa, Relación de las Cosas de Yucatán, fue escrito originalmente en 1566. El manuscrito fue descubierto en 1864 por Abbé Brasseur de Bourbourg en la
Academia de la Historia de Madrid. (Fue publicado en 1864 y fue publicado en ingles con notas de Alfred M. Tozzer por el Museo Peabody de Arqueología y Etnología, La
Universidad de Harvard, en 1941.)

16 Marcos Jiménez de la Espada, Prólogo a Pedro de Cieza de León, Tercero Libro de las Guerras Civiles del Perú, el cual se llama la Guerra de Quito, Madrid, 1877.

17 Cieza de León, La Crónica del Perú, Madrid, 1553. (Edición publicado por Promoción Editorial Inca S.A., 1973.)

18 Pedro de Cieza de León, La Crónica del Perú, publicado en España en 1553. (Reprinted by Promoción Editorial Inca S.A. 1973.)

19 Ibid., 17.

20 Ibid., 16.

21 Pedro Pizarro, Relación del Descubrimiento y Conquista de los Reinos del Perú, escritó en 1571, pero no fue publicado hasta por lo menos 1844 cuando fue incluído en el libro de
Martin Fernandez de Navarrete, Colección de documentos para la historia de España, Volumen V, páginas 201-388, Madrid 1844.

22 Felipe Guamán Poma de Ay ala, Nueva Córonica y Buen Gobierno. El manuscrito original fue terminada en aproximadamente 1615 pero no fue publicado hasta 1936. La
transcripción, notas y chronología por Franklin Pease. (Esta edición fue publicada por Biblioteca Ay acucho, Apartado Postal 14413, Caracas 101, Venezuela. 1978.)

23 Ibid., 8.

24 Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales. Fue publicado en tres volumenes. Fue publicado por primera vez en Portugal en 1609. (Edición por Editorial Litográfica, La
Confianza S.A., Lima, Perú.)

25 Ibid., 25.

26 Fernando de Montesinos, Memorias Antiguas Historiales y Políticas del Perú, Notas y reconciliación con otros crónicas por Horacio H. Urteaga, escrito el 6 de marzo de 1930,
Lima. Biografía del cronista Montesinos por Domingo Angulo, escrito el 1 de marzo de 1930, Lima. Publicado por Librería e Imprenta Gil in Lima, 1930.

27 Ibid., iv.

28 Antonio Ruiz de Montoy a, La Conquista espiritual del Paraguay, Hecho por los Religiosos de la Compañia de Jesus en las Provincias de Paraguay, Paraná y Tape. (Primera edición
fue impreso en Madrid en 1639.) La biografía, estudio preliminar y notas de la reedición del libro de Ruiz de Montoy a fue hecho por Dr. Ernesto J. A. Maeder, Reimpreso por
Equipo Difusor de Estudios de Historia Iberoamericana, Rosario, Argentina 1989.

29 Alonso de Ercilla y Zuñiga, La Araucana, fue publicado en partes separados entre 1569 y 1589. Introducción de Ofelia Garza de Del Castillo. (Publicado por Editorial Porrua, S.
A. en México, D.F., 1968.) x.

30 Ibid., xi. (Según Garza, el gobernador español Valdivia había establecido tres fuertes en el sur de Chile que fueron Arauco, Purén y Tucapel. Tucapel fue atacado por los
araucanos bajo el liderismo de Lautaro, uno de los caciques araucanos, y Valdivia fue muerto el 25 de diciembre de 1553.)

31 Ibid., xii.

32 Magalhães de Gandavo, 19.

33 Victor Wolfgang Von Hagen nació en 1908 en St. Louis, Missouri, y llegó a ser un explorador, naturalista, y etnógrafo de fama mundial. Es el autor de más de 50 libros que
incluy e Ecuador the Unknown (1939), The Aztec and Maya Papermakers (1943), The Desert Kingdoms of Peru (1965), and The Ancient Sun Kingdoms of the Américas (1962).

34 Bartolomé de las Casas, Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias, (Publicada originalmente en Madrid en 1552.) Fue republicada en 1992 por Información y Revistas,
S.A. CAMBIOS 16, Barcelona, España.

35 Irving A. Leonard, Books of the Brave (Libros de los Valientes). Publicado originalmente por Harvard University Press, 1949.) Republicado en 1992 con una introducción de
Rolena Adorno por la University of California Press. xxv.

36 Von Hagen, The Incas, lxxii-lxxiv.

37 Leonard, xxxii

38 Magalhães de Gandavo, 20.

39 Beatriz Pastor Bodmer, El discurso narrativo de la conquista de América. Colección Premio Casa de las Américas, Habana, Cuba, 1983. 20.

40 Ibid., 33.

41 De Lamar Jensen, Columbus and the Hand of God (Colón y la Mano de Dios), publicado en Octubre de 1992 en la revista ENSIGN, publicada por La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días. En Español, la revista se llama Liahona y el artículo referido puede ser encontrado en la Liahona de aproximadamente octubre de 1992.

42 Jensen citó una carta escrito de Colón a la Doña Juana de la Torre que fue encontrada en Raccota de documenti e studi publicati della R. Commissione Colombinana, pt. I, Vol. Ii; I
scriti de Cristoforo Colombo, ed. Cesare de Lollis (Roma 1894), 79.

50
43 Ibid., “Carta de Colón de su cuarto viaje,” escrito en Los cuatro viajes de Colón, tr. Cecil Jane, 2:90-92.

44 Irving A. Leonard, 32-33.

45 Ibid., 35.

46 Ibid., 2.

47 Ibid., xxiv.

48 Cieza de León de La Crónica, 17.

49 Leonard, xxvii.

51
Capítulo 3
VISIÓN GENERAL DE LOS DESCUBRIMIENTOS EN EL NUEVO
MUNDO

Al espandir sus exploraciones en los terrenos inmensos de las Américas,


los primeros conquistadores quedaron asombrados con la gran variedad de
nativos que descubrieron en el Nuevo Mundo. Aún durante los cuatro viajes
de Colón, los españoles se encontraron con, por los menos, dos grupos de
indígenas diferentes. Los Tainos fueron descritos así “Ellos andan todos
desnudos como su madre los parió . . .muy bien hechos, de muy hermosos
cuerpos y muy buenas caras: los cabellos gruesos casi como sedas de cola
de caballo, y cortos . . . ellos son de la color de los canarios ni negros ni
blancos.” Sin embargo, durante el tercer viaje de Colón cuando descubrió
1

la isla que nombro Trinidad, Pedro Mártir describió a los indígenas quienes
se acercaron al barco de Colón en canoas largas así “Esta gente de la isla
de Trinidad son blancos de largos cabellos extendidos y rubios.” Colón
2

también escribió sobre los indios blancos que el había encontrado en la


tierra firme de Venezuela durante este mismo viaje.
Mientras los conquistadores, siempre acompañados por los sacerdotes
católicos, extendían sus conquistas y sus exploraciones más en el profundo
de los interiores del Nuevo Mundo, ellos descubrieron reinos inmensos de
nativos tales como los imperios de los aztecas, los mayas y los incas que
demostraron evidencias amplias de técnicas avanzadas de ingeniería.
También descubrieron tribus de poblaciones pequeñas o medianas que
demostraron condiciones primitivas. Los conquistadores se encontraron con
grupos nómadas que vivían de la caza y la pesca, mientras que otras
comunidades más sedentarias estaban involucradas con la agricultura y
tenían huertas y jardines bien cultivadas.
En general, la mayoría de los grupos de indígenas demostraron una
orientación religiosa muy fuerte con una variedad de prácticas religiosas
que incluían sacrificios humanos y canibalismo. Los cronistas en todos
partes de las Américas descubrieron bien al principio que la mayoría de los
nativos creían en la inmortalidad del alma y muchos también en una forma
de resurrección. Algunos construyeron edificios muy trabajados los cuales
los españoles se refirieron como templos. Otros construyeron relicarios
secretos y huacas sagradas con sus ídolos. Aunque los españoles
observaron que algunas de las tribus supuestamente adoraban al sol, la luna

52
o dioses diversos de la naturaleza. Ellos encontraron que otros indios
adoraban una deidad celestial que tenía un parecido vago con el Jehová
bíblico o Jesucristo. Esta deidad fue conocido como Ticci Viracocha o
Pachacamac en los Andes y como Quetzalcoatl o Huitzilopochtli en
Mesoamérica, y Botchia en Colombia.
Puesto que muchas de las primeras crónicas identificaron algo del
folklore y las leyendas que existieron entre los indios de América
precolombina, un estudio de las mismas quizás pueda darnos una idea de lo
que los nativos creyeron en cuanto a sus orígenes, costumbres, y religiones.
La casi universalidad de las leyendas tal como una creencia general en la
inmortalidad del alma, el relato de un diluvio mundial, un recuerdo
parecido de un tiempo cuando el sol se oscureció, son todos puntos que
implican un origen central o común para muchas de estas creencias. Los
cambios o variaciones dentro de la leyenda puedan ser atribuidas tal vez al
tiempo y a la distancia. Al ir pasando el tiempo y al separarse los grupos de
un punto central, las leyendas variaron y tomaron características diferentes.
Por consiguiente, no debe sorprender que existía cierta confusión de parte
de los historiadores en cuanto al origen de estas leyendas. La gran mayoría
de los indios no tenían el beneficio de escritura y tuvieron que confiar en la
transmisión de historias orales, o de iconografía pintada sobre papel o
vasijas cerámicas, o de los quipos (el sistema en los Andes de anudar hilos
de varios colores) para transmitir sus creencias religiosas básicas y sus
costumbres.
La mayoría de las crónicas tienen relatos de un diluvio universal; sin
embargo, tomando en consideración los miles de años que han pasados
desde la fecha aceptada tradicionalmente para el diluvio de Noé, no sería
raro que falten detalles concretos. Cieza de León escribió:
M uchos de esto indios cuentan que oyeron a sus antiguos que hubo en los tiempos pasados un diluvio grande
como ya he escrito anteriormente . . . Y dan a entender que es mucha la antigüedad de sus antepasados, de cuyo origen
cuentan tantos dichos y tantas fábulas, si lo son, que yo no quiero detenerme en escribirlo.3

En su libro, el Padre José de Acosta confirmó la idea de que los indios


creyeron en un diluvio, pero hizo las siguientes observaciones:
Hay entre ellos comunmente gran noticia y mucha plática del Diluvio; pero no se puede bien determinar si el
diluvio que éstos refieren, es el universal que cuenta la Divina Escritura, o si fue alguno otro diluvio o inundación
particular de las regiones en que ellos moran.4

En cuanto al diluvio, Inca Garcilaso de la Vega escribió lo que sigue:


La gente común del Perú cuenta otra fábula sobre el origen de sus reyes Incas . . . Dicen que pasado el diluvio, del
cual no saben dar más razón de decir que lo hubo, ni se entienda si fue el del tiempo de Noé, o algún otro particular;

53
por lo cual dejaremos de decir lo que cuenta de él, y de otras cosas semejantes, que de la manera que las dicen, más
parecen sueños o fábulas mal ordenadas, que sucesos históricos.

Dicen, pues, que cesadas las aguas apareció un hombre en Tiahuanacu, al mediodía del Cuzco, tan poderoso que
partió el mundo en cuatro partes, y las entregó a cuatro hombres, que llamó reyes: el primero se llamó M anco Cápac,
el segundo Colla, el tercero Tocay, y el cuarto Pinahua.5

Un fraile del Orden de los Mercedarios, Martín de Murúa, quién terminó


aproximadamente en 1611 su manuscrito titulado, Historia General del
Perú de los Orígenes al Último Inca, vivió en Perú por más de 50 años. El
pasó muchos años en los alrededores del Lago Titicaca y aparentemente
aprendió los dialectos del quechua y aymara. El observó que los indios 6

narraban muchos cuentos variados y fábulas en cuanto al origen de los


incas. Murúa escribió que el relato más común es que el primer Inca se
llamaba Manco Cápac. El contó que todos los indios con quienes tenía una
relación fijaron el principio de los incas al tiempo de un diluvio.
Dicen los indios que cuando con el diluvio se acabó la gente y que del pueblo de Pacaritambo, cinco leguas del
Cuzco, de una cueva por una ventana salieron y procedieron los Ingas y que eran cuatro hermanos, el mayor llamado
M anco Cápac, Ayarcache, Ayarauca, Ayaruchu, y cuatro hermanas . . . También cuentan algunos indios antiguos que
vieron un Arco del Cielo. M anco Cápac dijo a sus hermanos que eso fue una buena señal y que ya no se acabará el
mundo por agua.7

Las leyendas de un diluvio no fueron limitadas a los Andes. En México,


los cronistas también descubrieron relatos similares. Fernando de Alva
Ixtlilxochitl, uno de los primeros escritores mestizos quien nació en 1568 o
1578 en México y murió en 1650, escribió varios libros que incluye a
Historia de la Nación Chichimeca. Alva Ixtlilxochitl comenzó su narrativo
8

por describir las cuatro creaciones o destrucciones del mundo. Él escribió


lo que sigue:
Los más graves autores históricos que hubo en la infidelidad de los más antiguos, se halla haber sido Quetzalcóatl
el primero; y de los modernos Nexahualcoyotzin, rey de Tetzcuco . . . Estos historiadores declararon que el Dios
universal de todas las cosas y creador de ellas y a cuya voluntad viven todas las criaturas, Señor del cielo y de la
tierra, etcétera . . . Creó a los primeros padres de los hombres, de donde procedieron todos los demás; y la morada y
habitación que les dio fue el mundo, el cual dicen tener cuatro edades.

La primera que fue desde su origen, llamada por ellos Atonatiuh, que significa sol de agua; que con sentido
alegórico significa con este vocablo, aquella primera edad de mundo haber sido acabada con el diluvio e inundación de
la aguas, con que se ahogaron todos los hombres y perecieron todas las cosas creadas.

La segunda edad llamaron Tlalchitonatiuh, que significa sol de tierra, por haberse acabado con terremotos,
abriéndose la tierra por muchas partes, sumiéndose y derrocándose sierras y peñascos, de tal manera que perecieron
casi todos los hombres. . . .

La tercera edad llamaron Ecatonatiuh, que quiere decir sol de aire, porque feneció esta edad con aire, que fue tanto
y tan recio el viento que hizo entonces, que derrocó todos los edificios y árboles y aun deshizo las peñas, y pereció la
mayor parte de los hombres. . .

El cuarta edad que dijeron llamarse Tletonátiuc, que significa sol de fuego, porque dijeron que esta cuarta y última
edad del mundo se ha de acabar con fuego.9

54
Pedro Mártir escribió que fue durante una excursión exploratoria en
1522, Gil González y un grupo de sacerdotes católicos bautizaron miles de
indios en un área conocido como Nicoragua, nombrado así por el Rey
Nicoragua, quién también fue bautizado. El Rey Nicoragua preguntó a Gil
González si el rey de España tenía información en cuanto a una catástrofe
antigua en la cual personas y animales se ahogaron en un gran diluvio. Gil
González confirmó que ellos también creían en tal diluvio. 10

Otro libro que ha provocado cierta controversia es el Popol Vuh que


supuestamente fue escrito por miembros anónimos de la nobleza de los
indios K’iche’-Maya en Guatemala a mediados de los años 1500. Durante
el período de la conquista, Pedro Alvarado y algunos españoles
destrozaron los K’iche’-Maya, lo cual provocó una censura áspera de parte
de Bartolomé de las Casas. Allen J. Christenson, quien hizo una traducción
al inglés del Popol Vuh, observó en el prólogo que los autores K’iche’
escribieron que el contenido del libro fuera derivado de un libro antiguo
que contenía “luz que había venido del ultramar.” Desafortunadamente el 11

texto antiguo del Popol Vuh fue perdido.


En la edición en español publicada en 1988, Carmelo Saenz de Santa
María escribió que el manuscrito del Popol Vuh, creada anónimamente por
los antiguos quichés-maya en el siglo XVI, que también fue perdido hasta
que un padre dominicano Francisco Ximénez lo descubrió en Guatemala al
principio de los años 1700. Ximénez hizo una copia en español del
manuscrito que estaba en malas condiciones, pero su manuscrito también
fue perdido hasta que lo descubrió en la biblioteca de la Universidad de
San Carlos en la Ciudad de Guatemala donde fue encontrado por el
austriaco Carl Scherzer en 1854. Scherzer imprimió la traducción de
Ximénez en español en 1857.
Christenson hizo el siguiente comentario en cuanto al Popol Vuh:
Los autores del Popol Vuh eran tradicionalistas en el sentido de que ellos recordaron la historia y la teología de los
antiguos mayas del altiplano sin añadir materia de las fuentes europeas. Y, por eso, el Popol Vuh contiene muy poca
influencia directa de los cristianos. De por sí, es un testimonio fiel del contenido de la vieja versión del Popol Vuh que
ya no se podía ver.

Aunque las tradiciones dentro del libro fueron recopiladas después de la conquista, “dentro de la voz de Dios y
del cristianismo,” los dioses mayas fueron reverenciados, sin embargo, como seres sabios y luminosos quienes
trajeron la vida y la luz al mundo mediante sus obras creativas. La declaración de que el Popol Vuh fue compuesto
dentro del cristianismo está colocada inmediatamente después de una declaración de que los dioses mayas
“expresaron y cumplieron todas las cosas en el esplendor de su ser” mucho antes que llegara el dios cristiano. Así el
Popol Vuh hace contraste de su “palabra anciana,” que tiene luz y vida, con aquella voz más recién del cristianismo.
En la sociedad de los mayas del altiplano, antigüedad significa autoridad.12

55
Según Christenson, tal reverencia, sin pedir perdón, hacia los dioses
paganos de los mayas tendría que haber sido muy ofensivo para los
primeros misioneros españoles. Durante las primeras décadas de la
conquista española, las expresiones más obvias de la religión y la literatura
maya fueron destruidas o escondidas. Los viejos libros jeroglíficos fueron
señalados como obstáculos peligrosos en el proceso de conversión de los
indios y, por eso, los españoles los buscaban y los destruían. Cualquiera
persona que tuviera uno de estos libros era perseguido e inclusive matado.
Varios siglos después de la conquista, los K’iche’ todavía mantenían
escondidos algunos de sus libros sagrados lejos de los sacerdotes. 13

Según cabe suponer, el Popol Vuh contiene el conocimiento de los


quichés en cuanto a la creación del mundo y sus habitantes antes del primer
amanecer del sol. Relata en una forma poética, los cinco intentos creativos.
Cada intento fue llevado a cabo con el propósito de dar forma a seres
quienes pudieran hablar inteligentemente, tener en memoria a sus creadores,
y rendirles palabras apropiadas de reverencia. Según el Popol Vuh, cada
intento creativo que no logró su propósito fue destruído. En uno de los
primeros esfuerzos de crear los hombres, los dioses crearon y configuraron
los hombres de madera, pero cuando ellos descubrieron que los “imágenes
de madera tallada” no tenían ni corazones ni mentes y así no pudieron dar
reverencia a “su creador y su formador,” ellos fueron destruidos en un
diluvio. Así se observa que los mayas también tuvieron un relato de un
diluvio que aniquiló los hombres antiguamente. Aquellos científicos, que
han aceptado un origen evolucionista de la tierra y de los seres humanos,
desacreditan el Popol Vuh como “una mezcla de mitos paganos y
cristianismo distorsionado.”
En vista de que muchos de los reinos de los nativos americanos creían en
algún tipo de diluvio, la mayoría de los indios tenían la idea de que su
origen comenzó en un período posterior al diluvio. Uno de los primeros
cronistas de más interés que propuso la teoría de una migración post-
diluviana, fue un sacerdote católico, Miguel Cabello Valboa, un sobrino
nieto de Vasco Nuñez de Balboa. En su libro Miscelánea Antártica: una
Historia de Perú Antigua, escrita originalmente en 1586, pero no publicada
hasta 1951, Cabello Valboa escribió que el vino a las Américas con la
“obsesión de descubrir el origen de los americanos.” 14

Cabello Valboa creyó que los antepasados de los indios se separaron de


los nietos y bisnietos de Noé durante el tiempo de la torre de Babel cuando
Dios castigó a los constructores de la torre con el hecho de confundir a su
lenguaje. No solamente identificó el tiempo de la migración a las Américas,

56
sino también Cabello Valboa opinó que el lider del grupo fue Ofir, el hijo
de Joctán y nieto de Heber, y tataranieto de Sem, quién era el hijo de Noé.
15

Al formular esta teoría, Cabello Valboa citó los escritos de Josefo,


Tolomeo, y I Reyes 10:11, donde dice que el Rey Salomón mandó la flota
de Hiram, Rey de Tiro, a Ofir para obtener oro. También citó los escritos
de San Jerónimo, quién mencionó que no tenía información sobre el
paradero de los hijos de Joctán porque ellos desaparecieron durante el
tiempo de confundir las lenguas.16

Cabello Valboa sostuvo que Ofir y su grupo viajaron hacia el este de


Babilonia (ubicado sobre el Rio Eufrates en lo que ahora es el país de Irak)
en dirección de la India y las islas de Asia Sudeste donde pasaron bastante
tiempo hasta que ellos perdieron su miedo al mar y también adquirieron
suficiente conocimiento sobre la navegación y la construcción de barcos.
Más tarde, viajaron por barco hacia el este hasta que llegaron a “nuestras
indias.” Según Cabello Valboa, Ofir y su grupo fueron guiados a las
17

Américas por Dios, quién les dió unos mandamientos, les dirigió a construir
templos, y les enseñó en cuanto a la agricultura. Cabello Valboa dedujo
18

que éstos descendientes de Heber guardaron los mandamientos de Dios,


siguieron fieles en la adoración a Dios, y, por eso, su lenguaje no fue
confundido. 19

Cabello Valboa identificó numerosas palabras usadas por los indios que
parecen ser una forma de hebreo. El pensaba que el nombre Perú es
derivado del nombre de Ofir en el cual Ofir llegaba a ser Opiri, después
Piru y finalmente Perú. También pensaba que el nombre de la Península
Yucatán fue nombrado en honor del padre Joctán. 20

Cabello Valboa no fue el único cronista en proveer detalles amplios en


cuanto a una migración hacia las Américas después del diluvio. Como fue
mencionado previamente, uno de los cronistas de mayor controversia fue
Fernando de Montesinos. En 1628, Montesinos, quien ya había recibido las
“órdenes sagradas” dentro de la Iglesia Católica, se trasladó al Nuevo
Mundo. Después de 1640, Montesinos fue nombrado Obispo de Quito,
Ecuador. Parece que Montesinos terminó su libro, Memorias Antiguas
Historiales y Políticas del Perú, en 1642, mientras que él estaba viviendo
en Ecuador. Semejante a lo que sucedió con la mayoría de los manuscritos
de los primeros cronistas, el manuscrito de Montesinos fue perdido por
cientos de años y no fue publicado hasta 1909.
También Montesinos sostuvo que Dios guió a Ofir, nieto de Heber, y sus
descendientes al Nuevo Mundo y les dio reglas precisas para convivir. Los
descendientes de Ofir vivieron por algunos años en paz y armonía,

57
cumpliendo con los mandamientos de Dios, pero más tarde ellos empezaron
a pelear debido a su avaricia de bienes materiales y tierras. Montesinos
declaró que la gente llegó a ser muy codiciosas. El no precisó la ruta que
Ofir y su grupo tomaron para salir del Viejo Mundo, pero sí indicó que
después de llegar al Nuevo Mundo ellos poblaron principalmente lo que
ahora es Perú y Chile.21

Otro de los cronistas que estipuló que los nativos de América vinieron al
Nuevo Mundo pocos años después del diluvio universal fue el cronista
incaico Felipe Guamán Poma de Ayala. El brindó información en su libro,
Nueva Corónica y Buen Gobierno, que apoyaba la tesis de ambos Cabello
Valboa y Montesinos. Poma de Ayala creía que Dios trajo algunos de los
descendientes de Noé a las “Indias,” y ellos mantuvieron los mandamientos
de Dios inicialmente. Estos primeros habitantes americanos a quienes Poma
de Ayala identificó como Vari Viracocha Runa (Hombres del Dios
Viracocha) eventualmente “perdieron la fe y esperanza de Dios, la letra y
mandamientos de todo perdieron, y así ellos se perdieron también, aunque
tuvieron una sombrilla de conocimiento del criador de los hombres y del
mundo y del cielo, y así adoraron y llamaron a Dios Runacamac
Viracocha.” Según Poma de Ayala, ellos retuvieron un vago recuerdo del
22

diluvio y que éste fue un castigo enviado por Dios.


23

Poma de Ayala escribió que los primeros indios fueron obedientes y


adoraron a Pachacámac, el Dios, creador del mundo, sin embargo, las
generaciones posteriores que él identificó como “pacarimoc runa” no eran
tan capaces como los primeros habitantes. Poma de Ayala asumió que a
medida que la gente se apartó lentamente de la adoración de su deidad,
también llegaron a ser más primitivas en cuanto a su nivel de vida.
Montesinos también observó que los antiguos de Cuzco, principalmente los
amautas o hombres sabios, sabían como leer y escribir y a menudo
escribieron sobre hojas secas del banano. Montesinos señaló que siglos
después los descendientes de aquella gente perdieron su capacidad de leer
y escribir y tuvieron que inventar un sistema de hilos de color y nudos
conocido como el quipos. 24

Es interesante notar que ambos Poma de Ayala y Montesinos opinaron


que los primeros habitantes gozaron de una civilización superior y que
fueron las generaciones posteriores que perdieron la fe y el contacto con su
Dios y tuvieron una menor capacidad.
La mayoría de los escritores de las crónicas que llegaron a Perú
relataron una historia de tres o cuatro hermanos que aparecieron
repentinamente en los alrededores de Cuzco junto con tres o cuatro mujeres.

58
Algunos de los cronistas escribieron que las mujeres eran las hermanas de
los hombres, otros reclamaron que fueron hermanas entre sí. Algunos de los
cronistas opinaron que el grupo apareció en un tiempo poco después del
diluvio. Otros insistieron que llegaron en aproximadamente 600 D.C. De
los varios relatos citados ya, es evidente que el sitio de Cuzco fue habitado
por otros grupos antes de que llegasen los hermanos. Dejando al lado la
cuestión no resuelta del tiempo de su llegada, el punto de mayor
importancia en los narrativos diversos es el conflicto entre los hermanos.
En el relato de Cieza de León, habían solamente tres hermanos y sus
esposas:
Los hombres que de allí salieron dicen ser Ayar Uchu el uno y el otro Ayar Cachi Arauca y el otro dicen llamarse
Ayar M anco . . . Y que uno de los tres, que ya hemos dicho llamarse Ayar Cachi, era tan valiente y tenía tan gran
poder que con la honda que sacó, tirando golpes o lanzando piedras, derribaba los cerros y algunas veces que tiraba en
alto ponía las piedras cerca de las nubes, lo cual, como por los otros dos hermanos fuese visto, les pesaba
pareciéndoles que era afrenta suya no se igualar en aquellas cosas; y así, apasionados con la envidia, dulcemente le
rogaron con palabras blandas, aunque bien llenas de engaño, que volviese a entrar por la boca de una cueva donde ellos
tenían sus tesoros, a traer cierto vaso de oro que se les había olvidado y a suplicar al sol, su padre les diese ventura
próspera para que pudiesen señorear la tierra. Ayar Cachi, creyendo que no había cautela en lo que sus hermanos le
decían, alegremente fue a hacer lo que dicho le habían y no había bien acabado de entrar en la cueva cuando los otros
dos cargaron sobre él tantas piedras que quedó sin más parecer; lo cual pasado, dicen ellos por muy cierto que la
tierra tembló en tanta manera que se hundieron muchos cerros, cayendo sobre los valles.25

En el relato de Fernando de Montesinos, declaró que los cuatro


hermanos, Ayar Manco Tupac, Ayar Cachi Tupac, Ayar Auca Tupac y Ayar
Uchu y sus esposas se mudaron a Cuzco. El menor de los cuatro, Ayar Uchu,
también conocido como Pirua Pacari Manco, engañó a los otros tres y
eventualmente impuso su control sobre los demás miembros de la familia.
Montesinos declaró que el nombre del país Perú venía de Piura Pacari
Manco. El fue el primero en reinar en Cuzco y no adoraba ni al sol ni
26

ningún ídolo, sino adoraba el Dios de Noé, el Creador de Mundo, que ellos
llamaron por el nombre de Illatici Huira Cocha (también llamado Ticci
Viracocha). Montesinos dijo que cuando los cuatro hermanos llegaron a
Cuzco ellos encontraron gente, los restos de habitantes anteriores, a quienes
los hermanos convencieron a dar su lealtad a Pirua Pacari Manco.
Según la leyenda, los viejos moradores imploraron a sus dioses referente
a Pirua Pacari Manco y su hijo Manco Cápac. Recibieron como respuesta
que estos nuevos reyes de Cuzco iban a prevalecer sobre toda la adversidad
y que la tierra sería una bendición para sus descendientes. Con estas 27

noticias, los viejos habitantes hicieron un tratado de paz con Pirua Pacari
Manco.
Un estudio de las ruinas precolombinas descubiertos por los arqueólogos
muestran que algunas de las ruinas más grandes y de mejor construcción

59
datan desde hace más de 4.000 años. Los arqueólogos y historiadores de
28

arte del siglo XX han descubiertos varios grupos que habitaron


antiguamente al Nuevo Mundo, tan temprano como 2500 A.C. Las dos
civilizaciones más tempranas fueron la de Chavín en Perú y Ecuador y la
civilización de los Olmec en Mesoamérica.
A todo el large de este libro, haré referencia periódicamente a uno u otro
de estos grupos o naciones diferentes. Hay numerosas tribus y familias de
indígenas dispersadas por América del Norte, Central y del Sur que no son
nombrados principalmente porque su arqueología e historia de arte no están
tan bien definidas ni conocidas. Las fechas dadas son aproximaciones
solamente. Aun los arqueólogos tienen dificultad en llegar a un acuerdo
entre sí y hay estudios e investigaciones de las civilizaciones distintas que
provean nueva información y, por eso, nuevas teorías cada año.

CIVILIZACIONES ANTIGUAS
DE LOS ANDES Y DE MÉXICO
LOS ANDES

Chavín: Data de aproximadamente 2500 A.C. hasta 400 A.C. La


civilización de Chavín estuvo ubicada desde el sur de Ecuador hasta un
poco más al sur de Lima, Perú, principalmente sobre la costa del
Pacífico y también se extendió hasta las laderas orientales de los Andes.
Moche (Mochica): Data de aproximadamente 200 A.C. hasta 600 D.C. La
civilización de los Moche estuvo ubicada sobre la costa del norte de
Perú, comenzando al sur de la ciudad moderna de Trujillo seguiendo
norte hasta la ciudad moderna de Chiclayo.
Tiwanaku (Tiahuanaco): Data de aproximadamente 200 A.C hasta 600
D.C. La civilización de Tiwanaku estuvo ubicada alrededor del Lago
Titicaca entre Perú y Bolivia. Las ruinas más famosas están situadas
entre el Lago Titicaca y la ciudad moderna de La Paz, Bolivia.
Nazca y Paracas: Data de aproximadamente 200 A.C. hasta 600 D.C.
Estos dos centros parecen ser parte de la civilización de Tiwanaku.
Ambos ubicados sobre la costa sur de Perú, comenzando
aproximadamente 50 millas al sur de Lima y siguiendo unos 300 millas
hacia el sur.
Inca: Data de aproximadamente 1100 D.C. hasta 1535 D.C. Los Incas
eventualmente extendieron su control desde Pasto, Colombia, hasta más
un poco al sur de Santiago, Chile (una distancia de aproximadamente

60
3.250 millas). También extendieron su control desde el Océano Pacífico
hasta las laderas orientales de los Andes incluyendo el área de
Cochabamba en Bolivia y hacia el sur cerca de la ciudad moderna de
Tucumán, Argentina.
MÉXICO Y MESOAMÉRICA

Olmec: Data de aproximadamente 1500 A.C. hasta 400 A.C. La


civilización de los Olmec estuvo ubicada principalmente en los estados
de México desde un tanto al norte de la Ciudad de México hasta
Guatemala. Los Olmec ocuparon los terrenos desde el Golfo de México
hasta el Océano Pacífico, principalmente en el sector estrecho de
México conocido como el Istmo de Tehuantepec.
Los Maya Pre-Clásico y Clásico: Data de aproximadamente 300 A.C.
hasta 600 D.C. Los Mayas ocuparon la Penísula de Yucatán, y el área de
Chiapas en México, y los países de Guatemala y Belice, y parte de los
países de Honduras y El Salvador. Los Mayas post-clásico
permanecieron en los mismos territorios aun después de la conquista
española.
Teotihuacán: Data de aproximadamente 150 A.C hasta 600 D.C. La gran
pirámide de Teotihuacán está ubicada unas 35 millas hacia el noreste de
la Ciudad de México. La influencia de Teotihuacán ha sido encontrada
por toda el área de Mesoamérica incluyendo Yucatán. La Ciudad de
Teotihuacán fue quemada aproximadamente en el 700 D.C.
Toltec: Data de aproximadamente 900 D.C. hasta 1150 D.C. La capital de
los Toltecas fue nombrado Tula o Tollán. Los arqueólogos no han podido
cerciorarse de la ubicación de Tula, pero muchos creen que fue la ciudad
de Tula Hidalgo, estaba ubicada a poca distancia al norte de la Ciudad
de México. Los Toltecas tuvieron dominio sobre los territorios del norte
y centro de México durante este período y también del altiplano de
Guatemala y la mayor parte de la Península de Yucatán.
Aztec: Data de aproximadamente 1150 D.C. hasta 1521 D.C. La coalición
Azteca tuvo control sobre todo el territorio del centro de México desde
la región inmediatamente al norte de la Ciudad de México hasta el
sudeste llegando a la frontera de los Maya en el Istmo de Tehuantepec.
También se extendía desde el Golfo de México hasta el Océano
Pacífico.
29

En su estudio sobre Chavín, Richard L. Burger sostiene que de los seis


centros independientes de civilizaciones prehistóricas del mundo,

61
probablemente la civilización menos conocida es la que se desarrollo en
los Andes centrales. Las primeras evidencias de la sociedad de Chavín
30

datan de aproximadamente 2700 A.C., pero pueden ser tan tempranas como
3000 A.C. cuando descubrieron algodón cerca de la costa del Pacífico. El
arqueólogo Julio C. Tello pasó años investigando numerosas excavaciones
que mostraron el estilo y la arquitectura distintiva de los Chavín. El
descubrió Chavín de Huántar en 1930. 31

Chavín de Huántar no es el más viejo de los sitios de Chavín, pero es el


sitio cuyo nombre fue hecho más conocido para incluir a todos los otros
sitios que muestran la misma cultura. Lo que más llamó la atención de Tello
y a muchos de los académicos posteriores de ser notable en la cultura de
este período del Horizonte Temprano (2000 A.C. hasta 0 D.C.) fue la alta
calidad de la arte religiosa, las tecnologías sofisticadas e innovadoras
empleadas para producirla, y el grado sin precedente de homogeneidad que
caracterizó la colección de este arte y tecnología de regiones que
previamente no tuvieron contactos. 32

En su libro, Cabello Valboa mencionó que después que Ofir y su grupo


llegaron al Nuevo Mundo, Dios les instruyó como construir y usar templos.
Uno de los aspectos más significativos de la cultura Chavín es la
construcción de edificios especiales que los historiadores de arte y los
arqueólogos creen ser “templos.” John H. Rowe declaró que el gran templo
de Chavín de Huántar es una de las estructuras más extraordinarias que
existe todavía de la arquitectura precolombina. 33

A menudo se refiere a este templo como “El Lanzón” por causa de una
enorme columna esculpida en granito blanco, que mide 14 pies y 10
pulgadas de alto, que está situada en uno de los cuartos interiores del Viejo
Templo de Chavín. Según Burger y otros arqueólogos, esta columna está
34

esculpida con la imagen de una deidad con colmillos en forma de hombre.


La ubicación de la escultura, junto con su tamaño impresionante, su
maestría y su iconografía, indica que El Lanzón fue la principal imágen del
culto del Templo Viejo. La imágen sobre la columna de granito fue
esculpida de tal forma que muestra el brazo derecho del ídolo levantado de
tal manera que se puede ver la palma de la mano abierta. Su brazo
izquierdo cuelga al lado de la imágen con el dorso de la mano visible.35

A pesar de la mucha especulación de que o a quién representa la imágen,


Julio C. Tello identificó el icono de El Lanzón con “Wira Kocha,” el dios
creador, adorado por los incas. (Indudablemente, cuando vió la mano
36

derecha del icono El Lanzón levantado, le recordó la estatua de oro de


Ticci Viracocha.) Muchos de los primeros cronistas que escribieron en

62
cuanto a la conquista de Perú han proveído información sobre Wira Kocha
(más comúnmente escrito como Viracocha). En una nota al pie de la página
en su libro, The Incas, Victor Wolfgang Von Hagen se refirió a la
explicación de TicciViracocha que fue escrito por Leonardo Villar en su
libro, Lexicologia Keshua Uiracocha (Lima, 1887) como sigue:
Ticci-Viracocha fue el Dios Creador de los incas. El creó a los seres naturales y a los seres sobrenaturales, y según
uno de los tres españoles que vieron a Cuzco antes de su rapiño (saqueo por los españoles), Viracocha estaba
representado como un hombre, en un efigie de oro masivo, con su brazo derecho levantado en signo de autoridad.
Generalmente vivió en los cielos, pero se apareció a la gente en los tiempos de crisis graves. Como Quetzalcoatl, el
Dios M exicano, Viracocha fue un héroe cultural y se creía que enseñó las artes de la civilización a todos. . . sí este
mito tiene sustancia, tiene que tener una relación entre Quetzalcoatl (M éxico), Botchia (Colombia) y Viracocha
(Perú).37

En varias oportunidades, Cieza de León se refirió a Ticci Viracocha y en


cada oportunidad lo hizo como el creador o hacedor de todas las cosas
creadas. 38

La historia de la colonización inicial de México y América Central es


igualmente confusa. Según los historiadores de arte, Richard Diehl y
Michael Coe, la cultura olmeca en México y Mesoamérica se levantó y
después cayó durante lo que los arqueólogos llaman el Período Formativo
Temprano o Mediano o el Período Pre-clásico (1500 A.C. hasta 400 A.C.)
Aunque había evidencia agrícola tan temprano como 2200 A.C., la primera
evidencia de presencia humana en el territorio de los olmec empezó
aproximadamente entre 1500 A.C. y 1200 A.C., y comenzó en La Venta en
Tabasco, México, y más tarde en San Lorenzo la cual floreció y desapareció
durante el Período Inicial Olmec. Hay evidencias de que la cultura olmec
surgió tan al norte como la Ciudad de México y tan al sur como Guatemala
y Honduras. Dietl y Coe están convencidos de que la cultura olmec
verdadera desapareció alrededor de 300 A.C.
El cronista Diego Durán brindó lo que es probablemente la mejor
historia escrita de los tribus de habla nahuatl, que incluía a los aztecas, que
se habían trasladado hasta el centro y el sur de México. Durán declaró que
la única información que pudo conseguir de los orígenes de los aztecas es
que ellos vinieron del norte donde vivieron en un área llamada Las Siete
Cuevas. En el área de Las Siete Cuevas, vivieron siete familias grandes.
Una por una, cada familia abandonó su cueva y se mudó hacia el sur. Los
aztecas fueron la última familia de abandonar el área de Las Siete Cuevas,
un lugar también conocido como “El Lugar de los Juncos,” lugar que los
indios afirmaron existía en el norte cerca de la región de La Florida. Durán 39

notó que los indios no tenían recuerdo o historia de lo que ocurrió antes del
tiempo que vivieron en Las Siete Cuevas ni por cuanto tiempo vivieron ahí.

63
Sus relatos eran limitados a proclamar que sus antepasados nacieron en las
cuevas.
Según los calendarios aztecas, estas tribus o familias empezaron a
abandonar, una por una, las cuevas en el año de 820 D.C. Durán escribió
que las primeras seis tribus partieron en el orden que sigue: los
xochimilcas, los chalcas, los tepanecs, los colhuas, los tlalhuicas, y los
tlaxcalans. Los aztecas tenían pocas ganas de abandonar el área y se
quedaron en Las Siete Cuevas por casi 300 años más. En el caso de los
aztecas, tomaron aproximadamente 80 años para trasladarse hasta el Valle
de México debido a tantas paradas durante el viaje. Ellos reclamaron que
40

tuvieron que construir ciudades y pueblos en el camino donde dejaron atrás


los viejos, los enfermos y los cansados, quienes, a propósito, poblaron
estos sectores. Los aztecas sembraron y cosecharon cultivos en el camino.
También ellos declararon que salieron de Las Siete Cuevas porque su dios
Huitzilopochtli les prometió guiarlos a “una tierra prometida.”
Cuando los xochimilcas llegaron al Lago Tenochtitlan (que ya no existe),
ellos seleccionaron como su territorio para vivir, una sierra que estaba
directamente al sur del Lago Tenochtitlan. El próximo grupo a llegar eran
41

los chalcas quienes escogieron el territorio directamente al este de los


xochimilcas y ellos establecieron sus fronteras pacíficamente. El grupo
siguiente fueron los tepanecs que decidieron poblar el área alrededor de
Tacuba, justo al oeste del Lago Tenochtitlan.
El cuarto grupo para llegar al Valle de México era la tribu de los
tezcoca. Durán obviamente mostró su orgullo de haber crecido en Tezcoca
42

y aprendio su nahuatl en este centro de cultura refinada. Él mencionó que


entre los tezcoca había muchos hombres muy valientes e ilustres quienes
construyeron una ciudad muy ordenada, demostrando buena planificación.
Durán añadió que tuvieron pueblos bonitos cuyos habitantes eran bien
educados, finos, listos, sabios, de buen habla, elegantes y pulidos. Tezcoca
43

estaba casi directamente al este del Lago de Tenochtitlan. Durán comentó


que las áreas ocupadas por estos cuatro grupos rodearon completamente el
Lago de Tenochtitlan. Por eso, cuando llegó el quinto grupo, los tlalhuicas,
ellos se mudaron mucho más al sur hasta el sector de Oaxaca, descrito
como uno de los lugares más hermosos y agradables en todo el mundo, y, si
no fuera por el calor abrumador ahí, sería otro Jardín de Edén.
Cuando los tlaxcalans llegaron, ellos no pudieron encontrar ningún
terreno cerca del Lago de Tenochtitlan donde pudieran vivir. Por eso, se
trasladaron al este de la cordillera de las montañas de Sierra Nevada y
escogieron algunos terrenos en el este del país. (Durán escribió que los

64
tlaxcalans nunca tuvieron que pagar tributos a los españoles después de la
conquista por causa de su apoyo estrecho durante la conquista. Sin la ayuda
de los aliados tlaxcaltecas, los españoles habrían sido destruídos
rápidamente por los ejércitos de los aztecas.
Durán escribió que 300 años después de la llegada de las primeras de
los seis tribus a la región del Lago de Tenochtitlan, por fin, llegaron los
aztecas. Los aztecas o mexicanos creyeron que sus profetas y dioses les
habían prometido guiarles a una tierra de plenitud. Ellos llevaron consigo
un ídolo llamado Huitzilopochtli. En su libro, El Libro de los Dioses y sus
44

Ritos, Durán declaró que Huitzilopochtli era el dios más adorado de todos
los dioses y fue el único que los indios de habla nahuatl se referían como el
Señor de Todas las Cosas Creadas y El Todopoderoso. Huitzilopochtli era
una estatua de madera tallada en forma de un hombre sentado sobre un
banco de madera en la manera de una litera. Los indios pintaron al banco
azul para indicar que la morada de Huitzilopochtli estaba en los cielos.
Cada año los indios sacrificaron miles de hombres a este dios. Durante la
ceremonia, abrían el pecho de la víctima con un cuchillo de piedra y
arrancaban su corazón para ofrecerlo a su dios.
Según Fernando de Alva Ixtlilxochitl, las tribus de habla nahuatl no
fueron los primeros nativos a vivir cerca del Lago de Tenochtitlan. El
sostuvo que antes de la llegada de las tribus de habla nahuatl, la tierra
estaba ocupada por los olmecas (no se debe confundir con los olmecas que
vivieron entre 1500 A.C hasta 400 A.C.) y los xicalancas, quienes, según
sus historias, llegaron en barcos del este. Estos llegaron durante la tercera
edad y desembarcaron cerca de Potonchan, situado al sur de Veracruz,
45

México, donde se establecieron y de ahí empezaron a dispersarse.


Fue durante esta cuarta edad que la nación tolteca llegó. Según su
historia, los toltecas fueron exilados de sus tierras natales y después de
navegar por la costa del Océano Pacífico, pasando varias tierras,
desembarcaron acerca de Huitlapalan en la región de Oaxaca. Alva
Ixtlilxochitl sostuvó que la fecha de la llegada de los toltecas fue en el año
de 387 D.C. Luego los toltecas cruzaron el país hasta el lado Atlántico
46

donde ellos fundaron varias ciudades. Eventualmente poblaron la ciudad de


Tollan (también escrita Tula) la cual llegó a ser su centro principal.
Alva Ixtlilxochitl nombró varios reyes que gobernaban a los toltecas y
proveyó los años cuando reinó cada rey. El mencionó que en 882 D.C., el
famoso rey Topiltzin, quién también fue llamado Quetzalcoatl, que en
nahuatl quiere decir “serpiente plumada,” inició su reinado. Alva
Ixtlilxochitl afirmó que la nación tolteca duró 572 años antes de que una

65
sequía prolongada y luchas internas ocasionaran su derrumbre. Topiltzin
Quetzalcoatl huyó hacia el este en dirección de la Penísula de Yucatán.
Entre los maya, él fue conocido como Kukulcan, que en el idioma de los
maya también significa “serpiente plumada.” Supuestamente, Topiltzin
Quetzalcoatl prometió volver y retomar su reino.
En su libro sobre la historia de Yucatán, Diego de Landa afirmó que
algunos de los maya más antiguos de los 1500 declararon que habían
escuchado de sus antepasados que Yucatán fue ocupada por una raza que
vinieron del este a quienes Dios concedió abrir doce senderos en el mar.
Landa interpretó esto como una prueba que los indios fueron descendientes
de los judíos (debía de haber dicho israelitas).
Menasseh Ben Israel, un rabino judío nacido en Lisboa en 1605, brindó
una nueva perspectiva sobre el origen de los nativos en América. Ben Israel
pasó la mayor parte de su vida viviendo en Holanda donde aprendió la
lengua hebraica y fue instruido en el Talmud. Aunque él nunca puso pie en
el Nuevo Mundo, su libro Esto es Esperança de Israel, Sobre el Origen de
Los Americanos, publicado inicialmente en Amsterdam en 1650, contiene
implicaciones importantes concernientes al origen de los indígenas
americanos.47

Ben Israel escribió que el personalmente creía que los indios eran
israelitas. El núcleo de sus ideas vinieron de un israelita, visitante del
Nuevo Mundo, de nombre de Aharon Levi. Levi pasó cierto tiempo en
Colombia en los años 1600, y posteriormente, regresó a Holanda donde
brindó un informe el 18 de diciembre de 1644 en el cual relató que había
descubierto una colonia de indios blancos escondidos en la selva quienes le
revelaron sus antecedentes israelitas. Aharon Levi también reveló que el
mismo era un judio marrano y un miembro del Tribu de Levi. Para evitar
48

La Inquisición, Levi usó el nombre de Antonio Montezinos en su esfuerzo


de convencer a los demás que fue un buen católico.
Cuando se reunió con Ben Israel y un grupo de judíos portugueses en
Amsterdam, Levi les informó que hacía dos años y medio, había salido de
las Indias Occidentales para viajar a Quito, Ecuador. Según el relato de
Levi, alquiló unas mulas y empleó varios indios para ayudarle hacer el
viaje. El cacique de estos indios fue llamado Francisco con quién Levi hizo
amistad.
Algún tiempo después del viaje, Levi estaba en Cartagena, Colombia,
cuando fue detenido por La Inquisición. Mientras pasaba los días
encarcelados, mostrando su confianza en Dios, ofreció la siguiente oración.

66
“Bendito sea el nombre de Adonay, que no me hizo idolatra, bárbaro, negro,
ni indio.” Levi exclamó que cuando dijo “indio,” de repente le vino la idea
de que los indios eran hebreos. El pensamiento era tan asombroso que
49

decidió que estaba loco. Cada día de la siguiente semana, ofreció la misma
oración y cada día recibió la misma fuerte impresión de que los indios eran
hebreos. 50

Tan pronto obtuvó su libertad, Levi buscó al cacique Francisco con quién
había establecido una buena relación para averiguar si tuviera alguna
verdad la idea de que los indios podrían ser hebreos. Durante la
conversación entre los dos, Levi reveló a Francisco que él, Aharon Levi,
era un israelita del tribu de Levi y que su Dios era Adonay. 51

Francisco dijo a Levi que si prometía obedecerle en todas las cosas, le


llevaría a un lugar donde podría encontrar las respuestas a sus preguntas en
cuanto a los israelitas en las Américas. Al día siguiente, Francisco llegó a
la choza de Levi y le dio instrucciones de que debía dejar su espada y capa
y tomar solamente comida y un bastón. Los dos hombres caminaron por
ocho días hacia el interior de Colombia hasta que por fin llegaron a un río
ancho. Sacando un pañuelo de la cintura, Francisco hizo una señal al otro
lado del río. Al poco tiempo, tres hombres y una mujer cruzaron el río en
una canoa. Los cuatro desconocidos dejaron la canoa y se acercaron a
Francisco. Cuando los hombres llegaron cerca de Francisco, este último se
arrojó a sus pies en señal de reverencia. Con una demonstración de
amabilidad, ellos le hicieron levantar y hablaron brevemente con Francisco
y después se acercaron a Levi. Usando a Francisco como interprete, ellos
comenzaron a hablar con Levi.
Los hombres empezaron su diálogo citando una escritura de la Biblia que
Levi reconoció del Libro de Deuteronomio 6:4 que dice “Oye Israel:
Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.” Los hombres, todavía usando a
Francisco como interprete, hicieron las siguientes declaraciones
adicionales:
Primera: M i padre, es Abraham, Isaac, Jacob, Israel (señalando tres dedos nombraron estos cuatro). Luego
acrecentaron Reuben y señalaron cuatro dedos.

Segunda: Los que quisieren venir a vivir con nosotros, les daremos tierras.

Tercera: José vive en medio del mar (haciendo señal con dos dedos cerrados, y después abriendolos) en dos
partes.52

Cuarta: Luego con brevedad, saldremos unos pocos a ver y a pisar. (Este vez señalaron con los ojos y patearon
con los píes.)

Quinta: Un día hablaremos todos y saldremos como que la tierra nos parió.53

67
Sexta: Irá un mensajero.

Séptima: Francisco te dirá algo más. (Señalando con los dedos un poco.)

Octava: Danos lugar para que nos apercebamos. No te detengas mucho. (M oviendo la mano a una y otra parte,
decían con la boca y con la mano.)

Novena: Enviarán doce hombres que pueden escribir. (Ellos señalaron que tendrían barbas.)54

Levi informó su audiencia de judios en Holanda que por tres días los
hombres y mujeres repitieron las mismas palabras y rehusaron darle más
información concerniente a ellos. En un momento, Levi tomó una canoa con
la intención de cruzar al otro lado del río y ver las casas y pueblos de esto
israelitas, pero ellos lo pararon y lo tiraron de la canoa, haciéndole caer en
el río. Cuando vieron que Levi no sabía nadar ellos saltaron al río y lo
rescataron. Mostrándose airados, le dijeron que no podía cruzar el río. Levi
explicó a los judíos en Amsterdam que por tres días la canoa no quedó
quieta por traer personas para conocerlo y el calculó que debían de haber
visto más de 300 personas. Levi dijo lo siguiente en cuanto a ellos:
Es esta gente algo tostada del sol, el cabello en algunos les llegaba hasta las rodillas, otros le traían mas corto,
otros como se trae comúnmente en general cortado por parejo, buenos talles, buenas caras, buen pie, y pierna: en las
cabezas un paño alrededor.

Antes de que Francisco y Levi salieran del área, los israelitas les
trajeron comida y muchos regalos. Levi observó que esta gente
aparentemente gozaba de todas las comodidades de los que gozaron los
españoles en el Nuevo Mundo. Ellos tenían bastante comida, buena ropa,
ganado, semillas, y todo lo demás. 55

Durante el regreso a Cartagena, Francisco brindó información adicional


en cuanto a la gente que había visto:
Tus hermanos los hijos de Israel, los trajó Dios a esta tierra, haciendo con ellos grandes maravillas, muchos
asombros, cosas que si te las digo, no las has de creer, y esto me los dijeron así mis padres. Venimos los indios a esta
tierra, les hicimos guerra y les tratamos peor de lo que los españoles nos trataron.56

Francisco añadió que los mohanes (sacerdotes) de los indios enseñaron


al pueblo de Francisco la siguiente profecía que creían era verdadera:
El Dios de estos hijos de Israel, es el verdadero Dios, todo lo que está escrito en sus piedras es verdad. Al cabo
de los tiempos, ellos serán señores de todas las gentes del mundo. Vendrá a esta tierra gente que os traiga muchas
cosas, y después de estar toda la tierra abastecida, estos hijos de Israel saldrán de donde están, y enseñorearán de
toda la tierra como era suya de antes. Algunos de vosotros que quisiera de ser venturosos, pegaos a ellos.57

Cuando Francisco terminó de relatar la profecía de los mohanes,


mencionó que sus padres eran caciques y, junto con varios otros quienes
creían que la profecías de los mohanes era verdad, se trasladaron tan cerca

68
a los israelitas como les fue posible con la esperanza de que algún día
podrían aprender más en cuanto a ellos. Francisco dijo que estos israelitas
les prometieron revelar cualquiera nueva profecía o acontecimiento que
podría ocurrir entre ellos. Francisco mencionó a Levi que según sus amigos
israelitas, han pasado tres acontecimientos notables que han sido motivo
para celebrar. El primero fue la llegada de los españoles al Nuevo Mundo,
el segundo ha sido la llegada de barcos en el Mar del Sur (Océano
Pacífico) y finalmente la visita de Aharon Levi. Según Francisco, los
israelitas proclamaron que estos tres acontecimientos cumplían con las
profecías de ellos.
58

Parece que Aharon Levi creyó que el había descubierto un grupo de


israelitas escondidos en las selvas de Colombia. No queda claro porque
estos israelitas, quienes se escondieron por tantos años, asintieron a
reunirse con Francisco y Levi y que después de reunirse con ellos no les
dieron más información en cuanto a ellos ni permitir a Levi visitar sus
aldeas.
Después de reunirse con estos “israelitas” americanos, Levi viajó tan
rápido posible de retorno a Amsterdam para informar los miembros de la
sinagoga de los judíos de lo que había encontrado. Ben Israel pasó unos
seis meses preguntándole a Levi en cuanto a sus descubrimientos. Ben
Israel escribió que más tarde, Levi se trasladó a Pernambuco, Brasil, donde
vivió por solamente dos años más. Según Ben Israel, Levi juró sobre su
lecho de muerte que el cuento que el relató era verdad. Ben Israel declaró
59

en su libro que el creyó la Relación de Levi. Sin embargo, admitió que no


había forma de comprobar el relato mediante la ciencia ni por un estudio de
las Escrituras Sagradas porque las Escrituras Sagradas no mencionan
ningún acontecimiento en el cual gente ha salido del Viejo Mundo para
emigrar al Nuevo Mundo.
El comentario de Francisco de que “todo lo que está escrito en sus
piedras es verdad,” refuerza los descubrimientos posteriores de los
hallazgos de relatos escritos en América antigua. Durante los últimos 100
años, los historiadores de arte han descubierto un sistema muy complejo de
grabados sobre piedras y también en libros escritos por los nativos,
especialmente los maya y los aztecas en México. En su libro, The Code of
Kings (El Código de los Reyes), los doctores Linda Schele y Peter
Mathews declararon que: “Durante las cuatro décadas anteriores se ha visto
el desciframiento del sistema escrito de jeroglíficos maya y la lectura de la
historia de una de las más grandes civilizaciones del mundo.” 60

Cuando Ben Israel investigaba los relatos de los primeros exploradores

69
españoles y portugueses al Nuevo Mundo, el encontró evidencias de que los
indios tuvieron noticias de la creación del mundo y también de un diluvio
universal, cosas que le indicaron a él que en algún tiempo pasado los
israelitas deberían de haber vivido en estas áreas y que los indios
aprendieron estas cosas de ellos. Ben Israel notó que los indios eran
morenos sin barbas; sin embargo, él había recibido información sobre casos
donde indios blancos con barbas habían sido vistos, quienes, en su opinión,
eran israelitas.
Ben Israel mencionó la expedición del General Diego Vaca de Viega,
quién salió a explorar tierras nuevas. En 1622, los españoles entraron en la
Provincia de Yarguarsongo (no había información adicional sobre la
ubicación de esta provincia pero se nota que la palabra es quechua y
probablemente la provincia se encuentra sobre la costa de Ecuador o de
Perú). Ellos cruzaron los Andes y siguieron hasta que se encontraron con el
Río Marañon (más adelante el Río Amazonas) y la siguieron hacia el este
por más de 1500 millas. Finalmente encontraron el Río Guariaga donde se
hallaron los indios guariaga. Esto indios dijeron a los españoles que si
fueran a seguir por río abajo por cuatro o cinco días más podrían
encontrarse con un grupo de hombres blancos quienes eran bien altos y
fornidos. Según los indios guariaga, aquellos indios blancos también tenían
barbas crecidas como los españoles. 61

Ben Israel citó otro caso en el cual descubrieron indios blancos con
barbas. El mencionó que al principio de los años de 1600, ocho Tabajares,
(no fueron identificados más, pero probablemente fueron portugueses)
salieron de Pernambuco, Brasil, para explorar el interior de Brasil y para
descubrir si habían áreas del interior habitadas. Ellos caminaron casi
derecho hacia el oeste y después de cuatro meses llegaron a unas montañas
muy altas. Después de cruzar las montañas, ellos encontraron una llanura
hermosa regada por un río muy tranquilo. Sobre la ribera del río, ellos
descubrieron una gente blanca con barbas. Después de nueve meses, cinco
de los Tabajares regresaron a Pernambuco con las noticias de sus
descubrimientos. Tres de los hombres habían fallecido durante el viaje. 62

Otros ejemplos mencionados por Ben Israel serán incluidos en el Capítulo


15.
Además de los escritos de Ben Israel, otros conquistadores han
descubierto numerosas costumbres entre los nativos americanos que se
parecen a costumbres israelitas. Durante sus viajes e investigaciones,
Cabello Valboa encontró el relato de lo que le parecía ser un rito de
Pascuas de los judíos en las Américas. El hizo el siguiente comentario:

70
Cosa clara y de mucha razón es que si descubriendo nuevas islas, llegásemos a una donde viésemos que sus
naturales tenían un solemne templo, y en el se congregasen todos los días de las nuevas islas, y celebrasen sus fiestas,
y en el primer cuarto de la lunación buscasen un cordero sin mancha alguna, macho, y no hembra, y lo sacrificasen, y
que con aquella sangre asperijaban los quiciales de sus puertas.63

Cabello Valboa declaró que con esta ceremonia, su grupo llegó a la


conclusión de que esta gente fue descendiente de los judíos.
Pareciera que luego de un análisis de fondo de los diferentes tipos de
personas descubiertas por los españoles y portugueses, nos muestra que
había una variedad de culturas, costumbres, ropa, color de piel, y religiones
entre los nativos americanos. Habían indicaciones que algunas de las
civilizaciones fueron muy antiguas y que habían desaparecido. Otras
civilizaciones aparecieron más recientemente, lo cual daría la impresión de
que podría haber sido varias migraciones en diferentes tiempos y de
diferentes sectores del Viejo Mundo. Evidencias adicionales de enseñanzas,
ceremonias, y ritos religiosos de los israelitas y cristianos serán
examinadas en los Capítulos 8 a 11.

Notas al final del Capítulo:

1 Colón 65.

2 Pedro Mártir, 65.

3 Cieza de León, La Crónica, 226-227.

4 Acosta, 63.

5 Garcilaso de la Vega, 40.

6 Martín de Murúa, Historia General del Perú de los Orígenes al Último Inca. Escrito originalmente en 1611.) Publicado por Información y Revistas, S.A., Hermanos García
Noblejas, 41 28037 Madrid. Historia 16, 1986.)

7 Ibid., 11-12.

8 Fernando de Alva Ixtlilxochitl, Historia de la Nación Chichimeca, (Manuscrito original fue terminado en 1640, mas no fue publicado.) Lord Kingsborough publicó la Historia en
1948 en Londres. Edmundo O’Gorman descubrió y publicó Historia en 1977 en México. Republicado con notas de Germán Vázquez para Historia 16 en Madrid en 1985.

9 Ibid., 49-52.

10 Mártir, 481.

11 Popol Vuh, (Traducida y preparada para imprimir por Allen J. Christenson.) Publicada por La Fundación Mormón del Estudio y Investigación de los Antiguos. (FARMS), Provo,
Utah, 2000. 4.

12 Christenson, 6.

13 Ibid., 8.

14 Cabello valboa, xxxv.

15 Ibid., 5-6.

16 Nota: Joctán fue uno de los dos hijos conocidos de Heber; el otro hijo fue Peleg, “porque en sus días fue repartida la tierra” (Génesis 10:25). Heber fue estimado de ser un
hombre excepcional y fue el padre de los hebreos. El idioma hablado por Heber (hebreo) también fue hablado por Abraham, Isaac, y Jacob (Israel). Abraham fue un
descendiente de Peleg. No se sabe nada más de Joctán.

17 Cabello Valboa, 6.

18 Ibid., 74.

19 Ibid., 78.

20 Ibid., 104-105, 106, 108, 110. (Alfred M. Tozzer, quién escribió las notas en el libro de Diego de Landa, Relación de las Cosas de Yucatán, aseveró que Gaspar Antonio Chi, un
indígena may a en los años de los 1500 quien fue educado en español, dijó que él descubrió en unos escritos antiguos de los may as en que los may as llamaron a su país
“Iuquitan” y la palabra, habiendo sido corrompida, ahora generalmente se llama Yucatán.)

21 Montesinos, 5.

22 Poma de Ay ala frecuentemente esparcía palabras quechuas en su narrativo, quizás porque se les eran más descriptivas; sin embargo, no siempre provey ó la palabra equivalente
en español. Él no explicó el significado de Runacamac Viracocha, mas parece que Viracocha significa Dios, Creador del Mundo, y runa significa hombre. La palabra
modificante camac es el elemento no conocido, pero también aparece en el termino quechua Pachacámac, que también significa creador del mundo.

23 Ibid., 40.

24 Montesinos, 21.

71
25 Cieza de León, El Señorio, 15-16.

26 Montesinos, 8.

27 Ibid., 22.

28 Richard L. Burger, Chavín and the Origins of Andean Civilization (Chavín y el Origen de la Civilización Andina), (Publicado por Thames y Hudson, Ltda, Londres, 1992.)

29 Los Aztecas fueron solamente uno de siete tribus de habla nahuatl que vivieron en una tierra desconocida que ellos mismos llamaron “la tierra de siete cuevas.” El primero de
estos tribus empezó a migrar hacia el sur tan temprano como 800 D.C. El fraile Diego Durán declaró que los Aztecas fueron los últimos en salir del área de las siete cuevas y
por eso llegaron tarde al centro de México (actualmente donde está la Ciudad de México.)

30 Burger, 9. (Burger llamó estas civilizaciones antiguas como “civilizaciones pristinas” porque ellas aparentemente se desarrollaron de factores internos o autóctonos. Los otro cinco
“civilizaciones pristinas” del mundo son aquellos que desarrollaron en Mesopotamia, China, India, Egipcio, y Mesoamérica [Olmec].)

31 Ibid., 11.

32 Ibid., 183.

33 John H. Rowe, Chavín Art–An Inquiry into Its Form and Meaning (El Arte de Chavín–Un Examen de sus Formas y Sentido). El Museo de Arte Primitivo, Nueva York. (Publicado
por university Publishers Inc., New York, 1962.)

34 Luis Guillermo Lumbreras, Los Templos de Chavín, (Una Publicación del Proy ecto Chavín de Investigaciones Arqueológicas. Patrocinado por la Corporación Peruana del Santa,
Primera Edición, Lima, Perú. 1970.)

35 Burger, 135, 136.

36 Ibid., 150.

37 Von Hagen, The Incas, 29.

38 Ibid., 181.

39 Durán, 10. (Hey den explicó que en los primeros tiempos de la colonia española, La Florida se referió no solamente al estado de Florida, sino también a la región norte de
Tamaulipas, que incluy e el noreste de México y el sudoeste de Texas. Aztlan es considerado el lugar original de los aztecas y es el lugar que les dio su nombre, que quiere decir
“Pueblo de Aztlan.”)

40 Ibid., 12.

41 Hey den noto que muchos de los pueblos construídos por los xochimilcas estuvieron en los que ahora es el estado de Morelos y también la Ciudad de México.

42 Durán no se aclaró si los tezcoca eran lo mismo que los colhuas que él indentificó como uno de los siete tribus en el área de Los Siete Cuevas.

43 Hey den observó que nahuatl fue hablado desde Jalisco hasta América Central. El idioma fue conocido también como Méxica o Mexicano y fue dividido en varios dialectos.
Varios cronistas comentaron sobre la capacidad linguistica superior de los tezcoca.

44 Hey den notó que Huitzilopochtli, el heroe-dios de los aztecas, está demonstrado como un ídolo o como un ser humano, un cacique quién guió a los aztecas durante su migración
para encontrar esta “tierra prometida.” Más tarde en el relato de Durán, Huitzilopochtli estaba representado como un ídolo en el templo principal en la Ciudad de México-
Tenochtitlan.

45 Los cronistas refirieron frecuentemente a diferentes edades. Desafortunadamente no seguieron una norma fija. A veces se refirieron a una edad como un período de mil años y
en otros moments se refirieron a una edad como un período marcado por un desastre natural tal como el diluvio, o un “tiempo cuando el sol murió” y hubo grande terremotos,
o un período cuando tormentas grandes destrozaron los edificios. En este caso no queda bien claro a que edad estaba refiriendo Alva Ixtlilxochitl en su narrativo.

46 Alva Ixtlilxochitl, 53. (Esta fecha es varios siglos antes de la fecha normalmente aceptada por los historiadores de arte.)

47 Menasseh Ben Israel, Esto es Esperança de Israel, Sobre el Origen de Los Americanos, publicado en Amsterdam, 1650 por Semuel Ben Israel Soeiro. (Reprimido en Madrid,
1881. Editorial Plata S.A., 1974.)

48 Un judío marrano es un judío que cambiaba su nombre y adoptaba el catolicismo para evitar La Inquisición. Muchos de los marranos fueron elevados a posiciones altas dentro de
la Iglesia Católica al mismo tiempo que practicaron su religión judaica secretamente dentro de sus propias casas. Parece que de los escritos de Ben Israel no había ningún
esfuerzo por parte de las fuerzas de La Inquisición para distinguir entre un miembro del Tribu de Judá y del Tribu de Levi. Todos los israelitas fueron designados judíos, el cual
fue el tribu predominante que vivía en Jerusalén y también era disperso por todo el mundo.

49 Ben Israel, 3.

50 Los israelitas y judíos frecuentemente se emplea el término de hebreos cuando están haciendo referencia a ellos mismos, pero estos hebreos no deben ser confundidos con los
descendientes de Heber via Joctán como fue mencionado por Cabello Valboa, sino ellos están haciendo referencia a los hebreos quienes son los descendientes por el linaje de
Peleg, el hermano de Joctán, y, por eso, por Abraham, Isaac, y Jacob.

51 Adonay es una palabra o título en hebreo que significa “Señor Dios” y fue usado muchas veces por los grupos de habla hebreo cuando están referiendose a “Jehová.”

52 Esta declaración asume más importancia en vista de ciertas afirmaciones dentro del Libro de Mormón como se verá mas adelante.

53 Su profecía suena muy similar a las palabras de Isaías 29:4 “. . .y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo.”

54 Ben Israel, 9.

55 Ibid., 10.

56 Ibid., 12. (Obviamente Francisco, quién fue un indio, hizo una diferencia entre su gente y estos “israelitas” de piel algo tostada. Cuando Francisco decía “venimos los indios a esta
tierra” parece que quería decir a la tierra donde moraba los “israelites.”)

57 Ibid., 13. (En este caso, parece que “toda la tierra” se hace referencia a toda la América.)

58 Ibid., 14-15.

59 Ibid., 42.

60 Linda Schele y Peter Mathews, The Code of Kings, the Language of Seven Sacred Maya Temples and Tombs, (Scribner, New York, 1998.) Aunque no es todo claro cuando los
indígenas del Nuevo Mundo comenzaron a escribir, el Libro de Trabajo para el XXII Foro de Jeroglíficos May a, realizado en la Universidad de Texas en Austin en marzo de
1998 dice que: Los may a de las tierra bajas en Mesoamérica no inventaron el sistema de escribir, sino ellos heredaron la idea de escribir de un período cultural anterior de
entre 600 A.C y 50 D.C.”

61 Ben Israel, 35.

62 Ibid., 36.

63 Cabello Valboa, 195.

72
73
Capítulo 4
INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE MORMÓN

Quizás la teoría más detallada del origen de los americanos antiguos no


proviene de crónicas, sino de los escritos de un humilde joven campesino
del siglo XIX quién vivía en el norte del estado de Nueva York y que
publicó uno de los libros de mayor controversia en los últimos 200 años–el
Libro de Mormón. Durante varios años antes de la publicación en marzo de
1830 del Libro de Mormón en la ciudad de Palmyra, Estado de Nueva
York, José Smith era el centro de una intensa controversia religiosa. No es
posible analizar el Libro de Mormón sin primero investigar los
antecedentes de José Smith y sus afirmaciones religiosas. Hasta hoy los
creyentes y los no creyentes, por igual, vinculan necesariamente a José
Smith con el Libro de Mormón. Aquellos que aceptan el Libro de Mormón
como escritura y como una historia verdadera de algunos americanos
antiguos, también creen que José Smith era un “profeta, vidente, y
revelador.” Por el contrario, de aquellos quienes creen que José era un
1

embustero y charlatán, están igualmente convencidos de que el Libro de


Mormón no es solamente “ficción, sino ficción monstruosa llena hasta
desbordarse de herejías.”2

Es muy difícil de encontrar una crítica objetiva en cuanto a José Smith y


el Libro de Mormón. Creyentes y no creyentes, a igual manera, están
expuestos a críticas subjectivas–fuertemente influidos por sus emociones y
pasiones–que objectivas de los acontecimientos históricos. La mayoría de
los primeros seguidores de José Smith eran aquellos más próximos a el, lo
conocían mejor y estaban involucrados profundamente en la publicación del
Libro de Mormón y en el establecimiento subsiguiente de La Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Sus críticos eran normalmente
aquellas personas que tenían poco contacto con José, pero de alguna forma
se sentían amenazados por él y por su “nueva religión.” Otros que en un
momento habían mantenido una estrecha relación con el, pero después
llegaron a estar descontentos, también se unieron al grupo de los críticos.
Estos últimos a menudo eran los más fuertes en sus críticas y ataques contra
Smith.
La siguiente breve historia de José Smith y el Libro de Mormón fue
brindada básicamente por él mismo o por su madre, Lucy Mack Smith,
quién escribió sus memorias poco después del asesinato de José en 1844.

74
José Smith, hijo, nació el 23 de diciembre de 1805 en el pueblo de
Sharon, Condado de Windsor, Estado de Vermont. Era el quinto hijo de José
Smith, padre, y Lucy Mack Smith. Lucy Mack y José, padre, iniciaron su
vida matrimonial en una posición relativamente próspera, habiendo
recibido una granja de 100 acres (40.5 hectáreas) y un regalo de boda de
$1,000. Cuando José, hijo, nació, ellos ya habían perdido la granja y el
regalo de boda porque tenían que pagar algunas deudas desafortunadas.
José, padre, como muchos otros comerciantes de esta época, había
comprado y mandado una carga de ginseng a China en consignación. Otro
comerciante de apellido Stevens, acompañó su propia carga de ginseng a
China. Cuando regresó, Stevens dijó a José, padre, que la venta del ginseng
fue un fracaso. Smith supo más tarde que el ginseng se vendió bien, pero
cuando fue a enfrentar a Steven, descubrió que éste se había fugado a
Canada con todo el dinero, dejando a José, padre, con grandes deudas a
pagar. José y Lucy vendieron su granja y utilizaron los $1,000 para pagar
estas deudas. José, padre, no tenía otro recurso sino de alquiler tierra para
cultivar y también ofrecerse como obrero a sueldo. 3

La historiadora Jan Shipps escribió que esta caída de la categoría de ser


dueño de tierra propia hasta inquilino tuvo un impacto fuerte sobre la
familia Smith. Los alejó del centro sólido de la respetabilidad en la “buena
sociedad” y los marginó de la misma. 4

En 1816, la familia Smith se mudó al pueblo de Manchester, Nueva York,


cerca de la ciudad de Palmyra, donde consiguieron un terreno propio
nuevamente. Ambos José, padre, y Lucy fueron caracterizados como
personas educadas y José, padre, enseñó clases en la escuela por un tiempo
en el pueblo de Sharon, Vermont. Pero no hay ninguna evidencia que José,
hijo, asistiera a una escuela pública o recibiera una educación formal. La
poca educación que recibió aparentemente provinó de sus padres. Se nota
que la familia Smith leyó regularmente la Biblia. José mencionó con
frecuencia la falta de educación formal y en particular la falta de buena
ortografía. En los años venideros utilizó un escriba para escribir su libros y
declaraciones.
La madre de José lo recordaba como “un niño notablemente tranquilo con
una buena predisposición. El tenía menor inclinación a leer libros que sus
hermanos, pero al mismo tiempo más a la meditación y al estudio
profundo.” La falta de una educación formal era una de las acusaciones
5

comúnmente usada por los no creyentes para desacreditar a Smith y el Libro


de Mormón.

75
Aunque la familia Smith no pertenecía a ninguna religión establecida,
ellos se consideraban como “creyentes de un Todopoderoso.” Reuniones
religiosas para animar a la gente eran muy comunes en la frontera de los
Estados Unidos en aquellos tiempos y este espíritu de motivación llegó al
área de Palmyra en 1816 y 1817. La familia Smith, junto con otros
residentes de Manchester y Palmyra, se involucraron en este resurgimiento
religioso. El joven José asistió a varias reuniones de reanimación y pasó
mucho tiempo con estos profesores de religión y también se unió a un club
juvenil de discusión de la existencia de Dios. En su historia escrita años 6

después, Smith describió su estado mental en 1820 con estas palabras:


Por esa época tenía yo catorce años de edad. La familia de mi padre se convirtió a la fe presbiteriana; y cuatro de
ellos ingresaron a esa iglesia, a saber, mi madre Lucy, mis hermanos Hyrum y Samuel Harrison, y mi hermana
Sophronia.

Durante estos días de tanta agitación, invadieron mi mente una seria reflexión y gran inquietud; pero no obstante
la intensidad de mis sentimientos, que a menudo eran punzantes, me conservé apartado de todos estos grupos,
aunque concurría a sus respectivas reuniones cada vez que la ocasión me lo permitía. Con el transcurso del tiempo
llegué a inclinarme un tanto a la secta metodista, y sentí cierto deseo de unirme a ella, pero eran tan grandes la
confusión y la contención entre las diferentes denominaciones, que era imposible que una persona tan joven como yo,
y sin ninguna experiencia en cuanto a los hombres y las cosas, llegase a una determinación precisa sobre quién tenía
razón y quién no.7

Smith declaró que mientras meditaba sobre el tema de la religión y la


confusión religiosa que había observado, estaba impresionado por el
consejo de Santiago en la Biblia, Santiago 1:5 que dice “Y si alguno de
vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada.” Smith decidió orar
vocalmente dentro de un bosque cercano. Aunque solamente tenía 14 años
de edad, cuando salió del bosque, afirmó que mientras oraba, tuvo una
visión en la cual vio Dios y Jesucristo. Añadió que Jesucristo le dijo que no
debía reunirse con ninguna de las iglesias “porque todas estaban en error. .
.” Esta declaración de José Smith, que jamás retractó el resto de su vida,
8

puso en marcha un movimiento de hostilidad y persecución que 24 años más


tarde fomentó el asesinato suyo y de su hermano Hyrum.
En la historia de la Iglesia este episodio llegó a ser conocido como “La
Primera Visión.” Además de relatar los acontecimientos de este encuentro a
sus padres, el joven José también relató La Primera Visión a uno de los
ministros de los metodistas, quién “no sólo trató mi narración livianamente,
sino con mucho desprecio, diciendo que todo aquello era del diablo; que no
había tales cosas como visiones ni revelaciones en estos días; que todo eso
había cesado con los apóstoles, y que no volvería a haber más.” José 9

descubrió al poco tiempo que su narración había despertado mucho


prejuicio en contra suya entre los profesores de religión y que continuó sin

76
cesar el resto de su vida.
En su libro, Joseph Smith, the First Mormon (José Smith, El Primer
Mormón), Donna Hill pensaba que era muy extraño que las afirmaciones de
Smith de que había tenido una experiencia religiosa en su juventud podía
haber causado tanto escepticismo y hostilidad. Ella comentó que una 10

experiencia intensa de conversión no era inusual durante la adolescencia y


esto fue reconocido en los días de José Smith. Hill señaló lo que Joshua
Bradley dijó de estas reuniones de reanimación en Delaware y Connecticut
entre 1811 y 1818 que, como en la mayoría de los “resurgimientos,” la obra
se llevó a cabo principalmente entre los jóvenes. Inclusive los reclamos 11

más vívidos de manifestaciones de una experiencia religiosa, tal como


sueños, visiones, y revelaciones, eran comunes en los días de Smith, y
normalmente no eran recibidos con desdén. No obstante, las visiones de
José Smith, y en particular su primera visión, han recibido la atención
especial de los historiadores, teólogos y psicólogos quienes las llaman
alucinación, engaño, fabricación, imaginación y trampa. 12

La Primera Visión no fue la última de las visiones o revelaciones que


Smith proclamó en recibir. El declaró que el 21 de septiembre de 1823,
mientras rezaba en su dormitorio para recibir dirección y perdón, recibió
una visita de otro ser celestial. Smith relató las palabras iniciales de su
visitante así:
M e llamó por mi nombre, y me dijo que era un mensajero enviado de la presencia de Dios, y que se llamaba
M oroni; que Dios tenía una obra para mí, y que entre todas las naciones, tribus y lenguas se tomaría mi nombre para
bien y para mal, o sea, que se iba a hablar bien y mal de mí entre todo pueblo.

Dijo que se hallaba depositado un libro, escrito sobre planchas de oro, el cual daba una relación de los antiguos
habitantes de este continente, así como del origen de su procedencia. También declaró que en él se encerraba la
plenitud del evangelio eterno cual el Salvador lo había comunicado a los antiguos habitantes.

Por otra parte, me manifestó que cuando yo recibiera las planchas de que él había hablado–porque aún no había
llegado el tiempo para obtenerlas–no habría de enseñarlas a nadie, ni el pectoral con el Urim y Tumim, sino
únicamente a aquellos a quienes se me mandase que las enseñara; si lo hacía, sería destruido. M ientras hablaba
conmigo acerca de las planchas, se manifestó a mi mente la visión de tal modo que pude ver el lugar donde estaban
depositadas; y con tanta claridad y distinción, que reconocí el lugar cuando lo visité.13

Smith escribió que Moroni se le apareció tres veces durante aquella


noche y otra vez al día siguiente en un campo cerca de su casa. Durante
estas visitas repetidas, José declaró que Moroni repitió palabra por palabra
las instrucciones dadas durante la primera visita y además añadió nuevas
instrucciones y advertencias con cada visita adicional. Moroni le indicó ir a
su padre y hablarle acerca de la experiencia de la noche anterior y después
debía reunirse con Moroni en el sitio indicado donde estaban depositadas
las planchas de oro sobre un cerro llamado Cumorah no lejos de su casa.

77
José dijo que tuvo la oportunidad de ver las planchas y otros artefactos en
el depósito, pero le fue prohibido quitarlas. Además, dió instrucciones de
volver al mismo sitio cada 22 de septiembre por los próximos cuatro años
para recibir instrucciones adicionales.
Durante los próximos cuatro años, José Smith, hijo, buscó empleo para
así contribuir financieramente a su familia. El trabajó en una variedad de
tareas como excavar zanjas y limpiar terrenos. En un momento, fue
empleado por Josiah Stowell, residente de Colesville, estado de Nueva
York, para excavar sobre un cerro en búsqueda de una vieja mina de plata
que según los rumores existía en el vecindario. Los críticos de Smith
vinculan frecuentemente sus excavaciones para encontrar esta mina de plata
con sus relatos de eventualmente encontrar las planchas de oro. 14

En enero de 1827, José Smith se casó con Emma Hales de Harmony,


estado de Pennsylvania, a quien conoció cuando estaba viviendo por un
tiempo con su familia. Emma anunció que ella creía las declaraciones de
José de recibir revelaciones y ella lo apoyó enérgicamente durante el resto
de su vida aunque tuvo que soportar grandes sacrificios y penas.
El 22 de septiembre de 1827, José declaró que recibió las planchas de
oro junto con un aparato que el llamó el Urim y Tumim. Al llegar este 15

momento, la oposición en el área de Palmyra a las declaraciones de José


Smith eran tan fuertes que el no podía empezar el trabajo de traducir los
grabados de las planchas al inglés. Finalmente, José y Emma decidieron
trasladarse a la casa de los padres de Emma en Harmony con la esperanza
de encontrar la tranquilidad de traducir.
En enero de 1828, Smith dijo que había traducido algunos de los
caractéres de las planchas. Martin Harris, un agricultor acaudalado y
defensor cercano a José, le ayudó como un escriba. Smith también copió
algunas de los caractéres de las planchas, los cuales adjuntó a la traducción
en inglés. Harris llevó una copia de estos caractéres con la traducción a la
ciudad de Nueva York donde se las mostró al profesor Charles Anthon,
profesor de estudios clásicos en el Colegio de Columbia. Anthon
proclamaba que el conocía las más eminentes autoridades sobre Egipto
además de los jeroglíficos de Egipto. Según Bushman, Anthon era
probablemente el hombre más calificado en Nueva York para validar la
traducción de Smith. 16

Martin Harris relató lo que ocurrió durante su encuentro:


Fui a la ciudad de Nueva York y presenté los caracteres que habían sido traducidos, así como su traducción, al
profesor Charles Anthon, célebre caballero por motivo de sus conocimientos literarios. El Profesor Anthon manifestó

78
que la traducción era correcta y más exacta que cualquiera otra que hasta entonces había visto del idioma egipcio.
Luego le enseñé los que aún no estaban traducidos, y me dijo que eran egipcios, caldeos, asirios y árabes, y que eran
caracteres genuinos. M e dio un certificado en el cual hacía constar a los ciudadanos de Palmyra que eran auténticos, y
que la traducción de los que se habían traducido también era exacta. Tomé el certificado, me lo eché en el bolsillo, y
estaba para salir de la casa cuando el Sr. Anthon me llamó, y me preguntó cómo llegó a saber el joven que había
planchas de oro en el lugar donde las encontró. Yo le contesté que un ángel de Dios se lo había revelado.

El entonces me dijo: “Permítame ver el certificado.” De acuerdo con la indicación, lo saqué del bolsillo y se lo
entregué; y él, tomándolo, lo hizo pedazos, diciendo que ya no había tales cosas como la ministración de ángeles, y
que si yo le llevaba las planchas, él las traduciría. Yo le informé que parte de las planchas estaban selladas, y que me
era prohibido llevarlas.17 Entonces me respondio: “No puedo leer un libro sellado.” Salí de allí, y fui a ver al Dr.
M itchell, el cual confirmó todo lo que el profesor Anthon había dicho, respecto de los caracteres, así como de la
traducción.18

Bushman señaló que los relatos subsiguientes de Anthon y Harris sobre


lo que pasó fueron radicalmente diferentes. Según Bushman, Anthon
escribió cartas en 1834 y 1841 a los críticos de los Mormones, en las
cuales negó que había verificado la traducción de Smith y de la autenticidad
de los caractéres. Anthon declaró que “el descubrió el engaño
inmediatamente, tenía miedo que Martin iba a ser víctima de una trampa y
perder su dinero y advertió al ‘agricultor ingenuo’ que debe cuidarse de
pícaros.” Sin embargo, después de su viaje a Nueva York, Harris estaba
19

aun más dispuesto a ayudarlo a Smith con el trabajo de la traducción. Desde


el 2 de abril de 1828 hasta el 14 de junio de 1828, Harris actuó de escriba
mientras que Smith tradujo 116 páginas de las planchas—un segmento que
José llamó el Libro de Lehi. 20

Harris, quién llegó a ser un fuerte bienhechor para José Smith, no solo
con su tiempo, sino también en proveer dinero, importunó a José que le deje
llevar consigo el manuscrito de 116 páginas para mostrar a su esposa en
Palmyra. La Señora Harris estaba extremadamente escéptica de las
actividades de Harris. Smith era muy reacio a la idea, pero al fin cedió bajo
las condición que Martin fuera a prometer que mostraría el manuscrito
solamente a cinco miembros de la familia Harris. Estas 116 páginas 21

desaparecieron mientras que estuvieron en las manos de Harris y nunca


jamás fueron encontrados.
Lucy Mack Smith escribió en su historia que Lucy Harris, la esposa de
Martin, había tomado el manuscrito con la idea de retenerlo hasta que Smith
hiciera una nueva traducción del mismo material. Luego ella planeaba
alterar el manuscrito original con el propósito de mostrar una discrepancia
entre las dos versiones y así, revelar que todo fuera parecer como un
engañó. Sea como fuere, el manuscrito había desaparecido y Smith estaba
22

convencido que personalmente tenía la culpa. José declaró que el Ángel


Moroni se le apareció nuevamente y mandó devolver las planchas de oro y

79
el Urim y Tumim a Moroni por un tiempo y además que Harris no podría
trabajar como escriba nuevamente. Al final de julio de 1828, José anunció
que había recibido otra vez el Urim y Tumim de Moroni, pero fue instruido
a no traducir de nuevo la porción perdida.23

El 22 de Septiembre de 1828, Smith recibió las planchas otra vez, pero


tradujo muy poco durante los próximos meses hasta que un maestro de
escuela de nombre Oliver Cowdery llegó a Harmony. Cowdery había
vivido por un tiempo con la familia Smith en Palmyra y quedó tan fascinado
de la historia de José que decidió viajar a Harmony para conocerlo.
Cowdery dijo a José Smith que también el recibió una revelación y que
había sido enviado a ayudar a José. Comenzando el 7 de abril de 1829, con
Oliver actuando de escriba, la traducción siguió a un ritmo acelerado.
Durante la traducción, a ninguno de los escribas fue permitido ver las
planchas. El escriba y Smith se sentaron en lados opuestos de una partición
hecho con una frazada y así el escriba no podía ver las planchas de oro.
Desde el 7 de abril de 1829 hasta fines de junio de 1829, Smith tradujo
aproximadamente 600 páginas, el Libro de Mormón completo.
También durante este período de tres meses, José perdió el apoyo de sus
suegros. Esto, más la persecución de la gente en Harmony, le obligó a
buscar otro local para su trabajo. Oliver escribió a un conocido, David
Whitmer, en Fayette, Nueva York, y recibió permiso para que el, José y
Emma pudieran quedar en la casa de su padre, Peter Whitmer. La familia
Whitmer se interesó mucho en la traducción. Martin Harris también se
reunió con el grupo.
Mientras que se hospedaba con la familia Whitmer, Smith dijo que
recibió una revelación de Dios en la cual Oliver Cowdery, Martin Harris, y
David Whitmer tendrían la oportunidad de ver las planchas de oro. Más
tarde, éstos tres acompañaron a José a un bosque donde ellos dijeron que
vieron el Ángel Moroni quién les mostro las planchas de oro y el Urim y
Tumim y les permitió a cada uno de ellos a manosear las planchas. 24

Al principio de julio de 1829, José Smith, junto con Oliver Cowdery, y


cuatro de los hijos de Peter Whitmer (Christian, Jacob, Peter, hijo, y John),
Hiram Page (un yerno de Peter Whitmer), José Smith, padre, y los hermanos
de José, hijo, Hyrum y Samuel, viajaron a Palmyra para averiguar sobre la
impresión del Libro de Mormón. José Smith, hijo, ya había registrado el
Libro de Mormón como propiedad del autor. Estos ocho hombres
testificaron que durante este viaje, Smith les mostró las planchas de oro y
que ellos las examinaron cuidadosamente. Así, con estos ocho, ya habían
doce hombres quienes proclamaron haber visto las planchas de oro. 25

80
Aun antes de terminar la traducción, José empezó a negociar con Egbert
B. Grandin, quien tenía un negocio de imprenta, publición y venta de libros
y además también publicaba un diario, Wayne Sentinel. Grandin se puso de
acuerdo siempre y cuando recibiera una garantía adecuada del pago. Martin
Harris hipotecó su granja por la suma de $3,000 como depósito. El 26 de 26

marzo de 1830, se terminaron de imprimir los primeros 5,000 copias del


Libro de Mormón. La oposición a José Smith y el Libro de Mormón
27

aumentó continuamente en Palmyra. Sin embargo, José Smith, hijo, y cinco


hombres más organizaron oficialmente, bajo la ley del estado de Nueva
York, La Iglesia de Jesucristo, el 6 de abril de 1830, en la casa de los
Whitmer en Fayette, estado de Nueva York. 28

Bushman escribió que la publicación del Libro de Mormón elevó a José


al nivel de una mini-figura nacional. Los diarios de la región rápidamente
caracterizaron el Libro de Mormón como una “biblia de oro” y la frase
“Mormonismo” rápidamente fue inventado. Bushman observó que por todos
sus esfuerzos y problemas que José enfrentó para traducir y publicar el
libro, el se atribuyó poco crédito por sus esfuerzos. La primera edición no
informó casi nada en cuanto a José mismo. En el prefacio, hay solamente
una frase referente a su papel en la obra; no había ningún esfuerzo de auto-
promoción. Smith presentó su obra al público y después puso toda su
atención en dirigir la Iglesia recién organizada. Desde ya, el Libro de
Mormón tenía vida propia. 29

La historiadora Jan Shipps, en su libro Mormonismo, La Historia de una


Nueva Tradición, comentó:
Este curioso libro le parecía a algunos de sus lectores que fuera una novela romántica inofensiva, pues es así como
las novelas históricas fueron típicamente llamadas en aquel entonces. Al leerlo (y solo de saber de el), otros llegaron a
la conclusión que no era solo ficción, sino ficción monstruosa llena hasta el desborde con herejías. Sin embargo, el
Libro convenció a un número de lectores selectos que no era ficción ordinaria ni extraordinaria, sino para ellos el Libro
de Mormón era precisamente lo que el libro mismo proclamaba–una traducción de un registro antiguo que había sido
escrito, sellado, y escondido en la tierra por más de catorce siglos.30

Shipps opinaba que no era suficiente de pronunciar una opinión sobre si


el libro es interesante, informativo, o digno de consideración, sino el punto
es mucho más fundamental:
¿Es esto un relatorio hebraico que fue escondido y ahora traído a la luz para mostrar a los indios que ellos son un
“resto de la Casa de Israel” y traído también a la luz para “convencer al judío y al gentil de que Jesús es el Cristo, el
Eterno Dios, que se manifiesta a sí mismo a todas la naciones”? En otras palabras, ¿es esto un “segundo testigo;” es
esto “otro testamento de Jesucristo”?31

Desde el principio, los pobladores de Palmyra se levantaron contra el


Libro de Mormón. Aun antes que fuera impreso, Abner Cole, editor de la

81
Palmyra Reflector, escribió sátiras despectivas de José Smith y el Libro de
Mormón. Es importante notar que Cole nunca dudó del hecho que Smith
32

estuviera conectado con el Libro de Mormón porque durante el proceso de


imprimir el libro, Cole ilegalmente imprimió páginas del texto robadas de
la Impresa Grandin, donde Cole también imprimía su periódico, Palmyra
Reflector. El publicó estas páginas en su diario hasta que José lo amenazó
con las leyes de protección los derechos del autor. Las opiniones de Cole
fueron dispersadas en todo el estado de Nueva York y también en los
estados cercanos y otras personas empezaron los ataques en contra de José
Smith y el Libro de Mormón.
El escenario de los ataques en contra de José y el Libro de Mormón se
propagó pronto de Palmyra hasta Painesville, estado de Ohio, después de
que Oliver Cowdery y Peter Whitmer viajaran allí en octubre de 1830 y
después de que ellos empezaron a convertir en masa miembros de la Iglesia
Campbellite, incluyendo uno de los ministros, Sidney Rigdon. Ambos
hermanos Thomas Campbell y Alexander Campbell aseveraron que José fue
un mago o un obrador de engaños y que los mormones eran un ejemplo más
de la incredulidad humana.33

Un crítico con quién Smith tuvo serios problemas fue un Mormon


excolmulgado de nombre de Philastus Hurlburt. En el otoño de 1833,
34

Hurlburt descubrió una obra de ficción que fue escrito en 1813 por el
Reverendo Solomon Spalding, un previo residente del pueblo de Conneaut,
Estado de Ohio. Hurlburt anunció que la novela de Spalding era muy
parecida al Libro de Mormón. Cuando Hurlburt hizo preguntas a los
residentes de Conneaut, ellos juraron que la novela de Spalding hablaba de
“tribus perdidas de Israel” que se trasladaron de Jerusalén hasta las
Américas y que el manuscrito de Spalding incluía nombres como Lehi, Nefi,
Mormón y Moroni, nombres que son muy destacados en el texto del Libro
de Mormón. Hurlburt compartió esta información de sus descubrimientos
con Eder D. Howe, el editor de un periódico, Painesville Telegraph. Los
dos hombres se pusieron de acuerdo en escribir un exposé (revelación)
desacreditando a José Smith y al Libro de Mormón.
Para dar un tono de autenticidad a su exposé, Hurlburt empezó a buscar
el manuscrito perdido de la novela. Eventualmente encontró a la viuda de
Spalding (Spalding murió en 1816), quién estaba viviendo en Nueva York, y
descubrió un manuscrito de 135 páginas metido dentro de un baúl en el
ático. Hurlburt pensaba que este manuscrito debía de ser el original. Sin
embargo, cuando Hurlburt lo revisó, descubrió que a pesar de ser
vagamente similar a ciertos aspectos del Libro de Mormón, la novela en si

82
relató la historia de un grupo de romanos antiguos quienes se perdieron y
llegaron al Nuevo Mundo donde encontraron los nativos. Supuestamente los
romanos escribieron sus aventuras en latín y escondieron su historia en una
cueva. Spalding comenzó su novela con el “descubrimiento” del manuscrito
de los romanos. Spalding llamó a su novela “El Manuscrito Descubierto”. 35

El manuscrito de Spalding, descubierto por Hurlburt, no tenía ningún


nombre usado en el Libro de Mormón. Cuando Hurlburt compartió esta
información con Howe, ellos decidieron que debía de haber un segundo
manuscrito y pasaron años buscándolo. También llegaron a la conclusión de
que una persona con tan poca educación como José Smith no podía tomar el
manuscrito de Spalding y reformarlo en un libro como el Libro de Mormón.
Por esto, ellos supusieron que el verdadero autor del Libro de Mormón
tenía que ser el bien educado Sidney Rigdon, el anterior ministro de la
Iglesia de los Campbell.
La teoría del manuscrito de Spalding era el sostén principal de los
críticos del Libro de Mormón durante el resto del siglo XIX y apareció en
numerosos libros incluyendo el libro de Howe titulado Mormonism
Unvailed (Mormonismo Revelado). Bushman señaló, sin embargo, que los
36

proveedores de esta teoría jamás pudieron conectar a Sidney Rigdon, quién


se bautizó en octubre de 1830 en Kirtland, Ohio, siete meses después que el
Libro de Mormón fuera publicado, con José Smith, quién, hasta aquel
momento, no había viajado más al oeste que Rochester, Nueva York. 37

Durante muchos años, el manuscrito de Spalding que cayó en las manos


de Hurlburt, y que fue firmado por Hurlburt, también fue perdido. Hurlburt y
Howe jamás encontraron un segundo manuscrito. El manuscrito de
Spalding, firmado por Hurlburt, apareció en el estado de Hawaii en 1884
entre algunos papeles que pertenecía a un señor L. L. Rice, quién por su
parte, se lo entregó al Señor James Fairchild, presidente del Colegio de
Oberlin. Fairchild publicó los resultados de su investigación del contenido
del manuscrito y llegó a la conclusión de que no había ninguna similitud de
estilo, nombres o incidentes entre el manuscrito de Spalding y el Libro de
Mormón. Fairchild concluyó que la teoría del manuscrito de Spalding
“tendría que ser abandonada.” 38

Aun después de descubrir que el manuscrito de Spalding no tenía nada


que ver con el Libro de Mormón, sus críticos continuaba en sus búsquedas
de nuevos argumentos para ridiculizar a José Smith y desacreditar el Libro
de Mormón. En 1945, Fawn McKay Brodie, una sobrina del noveno
presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días,
David O. McKay, llegó a estar descontenta con la Iglesia y escribió un libro

83
titulado No Man Knows My History, The Life of Joseph Smith (Ningún
Hombre Conoce Mi Historia, La Vida de José Smith). Brodie atacó a 39

ambos José Smith y el Libro de Mormón. Respecto al Libro de Mormón,


Brodie escribió:
El Libro de Mormón era una mutación en la evolución de la literatura americana, una mutación curiosa, a la vez
estéril y potente. Aunque no engendró ningún imitador aparte del M ormonismo y fue pasado por alto por los críticos
literarios, trajo cientos de miles de inmigrantes a los Estado Unidos en el siglo XIX. En el siglo XX se distribuyeron
miles de copias cada año. Por más de cien años, los misioneros lo han proclamado por todo el mundo como una
historia religiosa, en segundo lugar a la Biblia.

Los eruditos de la historia de la literatura americana constantemente han mostrado una falta de interés en el Libro
de Mormón. Esta falta de interés es más sorprendente en vista de que el libro es uno de los primeros ejemplos de
ficción de la frontera, el primer narrativo americano que esta completamente libre de la moda literaria inglesa. Con la
excepción de la extracción de la Biblia, todas su fuentes son totalmente americanas. Ningún sociólogo ha hecho el
esfuerzo de ver las similitudes entre el Libro de Mormón y los otros libros sagrados como el Corán y Science and
Health (Ciencia y Salud) [escrita por M ary Baker Eddy y la Iglesia de Ciencia Cristiana], aunque todos reclaman de
ser escritos con la inspiración de Dios y todos parecen ser un compuesto oscuro de folklore, clichés comunes de
moralismos, mística, y milenarismos.

Quizás cada credo debe tener sus libros sagrados. Y entre tales libros el Libro de Mormón es uno de los más
extraordinarios debido a su pretensiones obvias. Es muy fácil ridiculizar su estilo y una investigación concienzuda
pueda descubrir las fuentes de todas sus ideas. Pero no se puede restar valor al hecho de que una gran cantidad de
personas encuentran que el libro es historia convincente. Henry A. Wallace se dio cuenta de este hecho cuando dijo en
1937: “De todos los libros religiosos americanos del siglo XIX, es muy posible que el Libro de Mormón sea el más
poderoso. Tal vez llegó a las manos de solo un porciento de la gente en los Estados Unidos, pero afectó a este un
porciento tan fuerte y permanente que todos los habitantes de los Estados Unidos han sido afectados, especialmente
por su contribución en abrir una de nuestras grandes fronteras.40

La declaración de Brodie que el Libro de Mormón era una obra de


ficción es una indicación clara que ella nunca aceptó la idea de que José
Smith tenía acceso a las planchas de oro o que tenía la capacidad para
traducirlas. En su libro, Brodie citó muchos de los mitos y cuentos sobre las
planchas de oro, pero obviamente puso mayor confianza en los relatos de
las personas que proclamaron nunca haber visto las planchas. Ella sugirió
la teoría de la existencia de las planchas de oro era una historia increíble
que surgió de la imaginación fantástica de José Smith. Se teorizó que
“quizás en el inicio, no era la intención de José que sus historias de unas
planchas de oro serían tomadas con tanta seriedad, pero una vez que la
farsa fue lanzada no había como detenerla. 41

Convencida de que Libro de Mormón fue simplemente “una ficción de la


frontera,” Brodie no hizo ningún esfuerzo para refutar los testimonios de los
doce testigos quienes proclamaron que habían vistos y habían manoseados
las planchas. Parece que ella quisiera seguir con la estrategia de que si las
planchas nunca existieron nadie podía haberlas visto. Aunque ella no
comenta sobre el asunto, Brodie presupone que doce hombres
supuestamente honestos entraron en un complot para engañar a todo el

84
mundo. Aunque seis de estos doce testigos, más tarde, se manifestaron
descontentos con José Smith y dejaron la Iglesia, no hay documento alguno
que indique que algunos de ellos, que salieron de la Iglesia, jamás hayan
rechazado su declaración de haber visto las planchas.
Los testigos que dejaron la Iglesia fueron Oliver Cowdery, David
Whitmer y Martin Harris – los tres testigos que proclamaron de no
solamente ver y tocar las planchas, sino también de ver al Ángel Moroni.
Los otros tres que dejaron la Iglesia fueron Jacob y John Whitmer, y su
cuñado Hiram Page. No influyó a Brodie en nada el hecho que Martin
Harris y Oliver Cowdery, varios años más tarde, solicitaron permiso de ser
bautizados en la Iglesia de nuevo aun a sabiendas que nunca gozarían de las
posiciones altas que ellos ocuparon en los años de 1830.
Antes de morir en 1888, David Whitmer escribió una carta al “Richmond
Conservator” en Richmond, estado de Missouri, en la cual reiteró que había
visto las planchas de oro y al Ángel Moroni. Whitmer escribió:
Ha sido presentado por un tal John M urphy de Polo, condado de Caldwell, estado de M issouri, que yo, en una
conversación con este el verano pasado, negó mi testimonio como uno de los tres testigos del Libro de Mormón.

Por eso, con el fin que el me pueda entender ahora, si no me entendió en aquel entonces; y para que el mundo
pueda saber la verdad, siendo que estoy en los últimos días de mi vida, y con miedo a Dios, una vez más hago esta
declaración pública:

Que nunca jamás y en ningún momento, he negado aquel testimonio o ninguna parte del testimonio, que haya
sido publicado por tantos años con aquel Libro como uno de los tres testigos. Aquellos que me conocen mejor, saben
bien que siempre me he adherido a este testimonio. Y para que ningún hombre sea malinformado o tenga dudas de mi
parecer acerca del mismo, nuevamente afirmo la veracidad de todas mis declaraciones, así hecho y publicado en aquel
entonces.42

Brodie no se enfoca en las dificultades que José Smith se enfrentaría en


tratar de convencer a 11 hombres distintos en participar en un plan con el
para engañar el mundo, especialmente cuando uno por uno los
conspiradores empezaron a dejar la Iglesia. Habían numerosos periódicos y
una locuaz oposición que habrían pagado una suma grande de dinero para
conseguir que aunque sea un hombre entre los doce que fuera a retractar su
testimonio.
El profesor de escritura antigua de la Universidad de Brigham Young,
Hugh W. Nibley, publicó una respuesta larga a la obra de la Sra. Brodie que
fue publicada en forma de panfleto titulado, No Ma’am, That’s Not History
(No, Señora, Eso no es Historia.) Nibley escribió el siguiente prefacio en
43

su folleto:
Cuando el escritor leyó por primera vez el libro de la señora Brodie hace 13 años, notó con asombro las
contradicciones descaradas que llenaban su páginas y escribió ese repaso rápido. En aquel entonces, el no tenía los

85
medios para saber que las contradicciones eran los menores de los vicios del autor, y presumió igualmente con otros
críticos que cuando ella citaba una obra en sus notas al pie de la página, que realmente había leído la fuente citada, y
que cuando ella estaba citando, lo estaba haciendo correctamente, y que ella conocía las distintas obras en su
bibliografía. Solamente, años más tarde, cuando otras investigaciones guiaron al lector a las mismas fuentes le impactó
la amplitud de la irresponsabilidad de la señora Brodie. Aunque se podría escribir un libro mucho más grande (y
probablemente alguien debe hacerlo) sobre este monumento notable de mendacidad biográfica, más de una década de
investigación apoyada por la correspondencia con los que defienden la señora Brodie, ha fallado en desacreditar a
cualquier observación que hicimos en el repaso de 1946, la cual se vuelven a imprimir aquí con solamente unas pocas
correcciones tipográficas.44

Dejando de lado la teoría de “las planchas de oro,” Brodie tenía que


enfrentar el problema de como explicar como el poco instruido José Smith
podría conseguir la habilidad e información que necesitaba para escribir el
Libro de Mormón. Ella había declarado que “una investigación
concienzuda puede descubrir las fuentes de todas sus ideas.” Así Brodie
propuso que “la familiaridad de José Smith con la teoría de un origen
hebraico de los indios pudiera haber venido de un libro popular escrito por
Ethan Smith, pastor de una iglesia en Poultney, estado de Vermont. Este
libro, View of the Hebrews; or the Ten Tribes of Israel in America (Una
Visión de los Hebreos; o las Díez Tribus de Israel en las Américas), fue
publicado en 1823.” Brodie escribió que “de hecho podría haber sido Una
Visión de los Hebreos que brindó a José la idea de escribir en primer lugar
una historia de los indios.” Siendo que ninguno de los críticos en los años
45

de 1830 jamás relacionaron a José Smith con el libro de Ethan Smith (no
hay parentezco), Brodie añadió el siguiente comentario, “Será imposible
comprobar que José leyó el libro Una Visión de los Hebreos antes de
escribir el Libro de Mormón, pero el paralelismo impresionante entre los
dos libros va más allá de simple coincidencia. 46

Fawn McKay Brodie no fue la única escritora en sugerir que José Smith
acudió al libro Una Visión de los Hebreos y a otros escritos de los siglos
XVIII y XIX para obtener los antecedentes para escribir el Libro de
Mormón. En 1986, Dan Vogel publicó un libro titulado Indian Origins and
the Book of Mormon (Orígenes de los Indios y el Libro de Mormón ). 47

Ambos Vogel y Ethan Smith citaron extensamente un libro escrito por James
Adair, un irlandés quien pasó por más de 40 años viviendo y comerciando
con tres tribus de indios – los chickasaw, catawba y los cherokee – en el
sur de los Estado Unidos de Norteamérica cuando aún era una colonia
británica.
Adair llegó a Carolina de Sur en 1735 y jugó un papel importante en el
sur durante la guerra conocida como la Guerra Francés e Indio. Adair
estableció una buena relación con los indios chickasaw y sembró en ellos
una antipatía hacia los franceses. El llegó a ser un instrumento eficaz para

86
ayudar a los británicos salvaguardar el valle del rio Mississippi y evitar
que éste fuera a caer en las manos de los franceses. Adair escribió la mayor
parte de su libro, History of the American Indians (Historia de los Indios
Americanos) mientras vivía con los chickasaw entre 1761 y 1768. Regresó
a Inglaterra en 1775 y publicó sus descubrimientos. Samuel Cole Williams 48

declaró que la Historia de Adair ha sido considerado y tratado por los


etnógrafos e historiadores como una autoridad confiable sobre los indios de
sur de los Estados Unidos de Norteamérica como también sobre la historia
de sur.
El enfoque principal del libro de Adair es que los nativos americanos
“eran de la misma descendencia y que hay una similitud entre su ritos
religiosos y sus costumbres cívicas y militares.” Adair descartó la idea 49

que los nativos eran chinos, mongoles, o tártaros. Propuso que de los
vestigios que quedaron de sus ceremonias religiosas y las costumbres
cívicas y militares son totalmente diferentes que las encontradas entre estos
habitantes del lejano oriente. Adair declaró que:
De las observaciones más exactas que podía hacer durante el largo tiempo que viví y comercié con los indios
americanos, llegue a creer que ellos descendían directamente de los israelitas, cuando ellos eran un poder naval, o poco
después del cautiverio general; siendo esta última la más probable.50

En las siguientes 500 páginas de su libro, Adair intentó demostrar que los
indios eran hebreos y parte de las Diez Tribus Perdidas. El escribió un
serie de argumentos entre los cuales evaluó las similitudes entre los indios
y los israelitas.
Brodie y Vogel sostuvieron fuertemente que José Smith debía de haber
usado uno de estos libros para su inspiración y la base de sus relatos en el
Libro de Mormón. Me parece que estos dos críticos eruditos no
comprenden la esencia básica del Libro de Mormón. En sus críticas,
aparentemente ellos pasan por alto deliberadamente el hecho que el
mensaje primordial en el Libro de Mormón está enfocado en Jesucristo y no
en la Ley de Moisés ni las tradiciones antiguas de los judios como ha sido
propuesto por Adair y Ethan Smith. Ni Adair ni Ethan Smith intentaron
demostrar en sus escritos que el cristianismo floreció en la América
precolombina. Bien al principio del Libro de Mormón, Nefi escribió:
Y a pesar de que creemos en Cristo, observamos la ley de M oisés, y esperamos anhelosamente y con firmeza en
Cristo, hasta que la ley sea cumplida.

Pues para este fin se dio la ley; por tanto, para nosotros la ley ha muerto, y somos vivificados en Cristo a causa
de nuestra fe; guardamos, empero, la ley, a causa de los mandamientos.

Y hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo, profetizamos de Cristo y escribimos
según nuestras profecías, para que nuestros hijos sepan a qué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados (2

87
Nefi 25:24-26).

Lo que Brodie calificó como “el paralelismo impresionante entre los dos
libros va más allá de simple coincidencia.” podría ser calificada mejor
como una mínima coincidencia entre los dos libros, pero con material
insuficiente para permitir al poco instruido José Smith escribir un libro con
las complejidades internas contenidas en el Libro de Mormón. Obviamente
no intencionalmente, Vogel llamó la atención sobre las dificultades de
escribir cualquier libro. Vogel reconoció en el prefacio de su propio libro
de solamente 73 páginas todo el apoyo que recibió de muchas otras
personas en ayudarle a recolectar el material y escribir su libro:
M i deuda a las bibliotecas de América y de Inglaterra es tanto que solamente puedo ofrecer mi gratitud en una
forma general. También me gustaría agradecer a los bibliotecarios de la Universidad del estado de California en Long
Beach por su asistencia rápida y cortés en encontrar libros y otros materiales a través del sistema de préstamos entre
bibliotecas. Las colecciones de microfichas, microfilm y microtextos de la biblioteca mostraron ser muy valiosos.
Igualmente los materiales en la biblioteca de la Universidad de California en Irvine. También agradezco la biblioteca
del Congreso, el Departamento Histórico de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los archivos
de La Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la Sociedad Histórica del estado de Utah,
el M useo Británico, y la Sociedad Anticuaria Americana.51

Vogel no dijo cuanto tiempo le llevó escribir las 73 páginas de su libro,


pero probablemente pasó un año o más solamente juntando materiales. He
hablado con profesores de la universidad quienes pasan años organizando y
escribiendo un libro que no sea tan complejo como el Libro de Mormón. En
el caso mío, empecé a recolectar estas crónicas hace 30 años, pasé tres en
la universidad haciendo un curso post-graduado, y tomé un año para
escribir una tesis de maestría de 155 páginas. Fui ayudado en cada paso por
profesores quienes leyeron mi tesis y ofrecieron sugerencias. También mi
trabajo fue facilitado con la invención de computadores y con programas
que me permitieron hacer las correcciones, mover y añadir o tachar texto
cuando quiera.
José Smith no tenía computadores, ni un sistema de préstamos entre
bibliotecas, ni microficha u otros materiales que los historiadores de hoy
usan para escribir un libro. Además escribió un libro de aproximadamente
600 páginas en menos de 67 días. No hay ninguna evidencia que utilizó
material de investigación y no hizo ningún cambio en su texto. Podía
retomar el hilo del narrativo después de un intervalo de varios días sin
requerir que le lean el último texto.
Visto que, como Bushman señaló, los críticos fallaron en fundamentar sus
opiniones en el contenido del Libro de Mormón y no dieron el mérito
debido a la complejidad de la obra, los creyentes, al contrario, se han
esforzado en gran medida de analizar cada capítulo y verso del Libro de

88
Mormón. Hugh Nibley, quién es una autoridad de estudios del Oriente
Próximo, y que ha escrito numerosos libros y artículos sobre el tema, hizo
enfáticamente el siguiente comentario:
La pregunta de quién escribió el Libro de Mormón no tiene sentido. Hubiera sido tan imposible para el hombre
más erudito en el año de 1830 como hubiera sido para José Smith. Y quienquiera que intentara explicar el Libro de
Mormón por cualquiera teoría mencionada hasta ahora, salvo uno, tendría que excluir las primeras cuarenta páginas.

Para escribir una historia de lo que pudiera haber pasado bien al principio de la historia conocida habría sido
mucho más allá de la capacidad de cualquier erudito viviendo en 1830 que la construcción de una bomba atómica.52

Los comentarios de Nibley concernientes a las primeras 40 páginas del


Libro de Mormón se refieren a las migraciones. Nefi describió su viaje
desde Jerusalén hacia el sur hasta llegar al Mar Rojo y después en
dirección casi directamente hacia el este hasta llegar a un punto
probablemente en el país actual de Omán donde los viajeros llegaron al
océano y construyeron un barco para cruzar “las grandes aguas”. Nibley
sostiene que solamente en los últimos cien años que los arqueólogos han
descubierto suficiente información sobre esta área aislada para evaluar
debidamente el escenario descrito por Nefi. Por su parte, Nibley ha
analizado cada faceta de la descripción de Nefi para asegurar que este
acorde con lo que se sabe hoy en día de como dicha área era hace 2500
años atrás. Nibley ha estudiado los nombres personales y de los lugares de
aquella época, su modo de transporte, las rutas, los riesgos, y las
idiosincracias de los beduinos y otros nómadas que han vivido en esta área
por miles de años. Llegó a la conclusión que nadie en el mundo y
particularmente nadie en la América de 1830 podría haber escrito las
primeras 40 páginas del Libro de Mormón y haber estado tan de acuerdo
con el período antiguo descrito por José Smith. 53

De mis investigaciones propias durante los últimos 30 años, creo que


habría sido igualmente tan difícil para José Smith de escribir un libro sobre
las primeras civilizaciones en las Américas basada en la información que
estaba disponible en los Estados Unidos de Norteamérica en 1830. ¿Que
era sabido en los días de José Smith de las costumbres, ritos, arte de guerra
y armas, habilidades técnicas en uso hacia 4.000 años en el Nuevo Mundo?
¿Como era que Smith podía haber sido tan preciso en su cronología de las
principales civilizaciones y los acontecimientos prehistóricos? Aun no
había conocimiento científico disponible al principio del siglo XIX
describiendo los descubrimientos arqueológicos e iconográficos de estos
tiempos tan antiguos. ¿Como es que Smith pudo ser tan preciso en describir
las principales creencias religiosas, las costumbres, y relatos históricos que
han salido a luz recién durante los últimos cien años? Ningún registro con

89
estos detalles había llegado a los Estados Unidos de Norteamérica en los
años de 1820.
Respecto a la habilidad del hombre para conocer la veracidad del Libro
de Mormón, la historiadora Jan Shipps escribió:
Esto nunca se ha prestado al mismo proceso de verificación que los historiadores usan para verificar los relatos
ordinarios que han acontecido en tiempos pasados. La historicidad del Libro de Mormón ha sido afirmada mediante
demostraciones que los conceptos, costumbres, doctrinas, y ritos antiguos están presentes en la obra; y están
ausentes la preocupación abrumadora del siglo XIX con la libertad y el funcionamiento del proceso político; desde el
punto de vista de la arqueología, sus relatos de pueblos y de personas son razonables y podría haber sucedido; y que
los autores precolombinos de los distintos libros dentro del Libro de Mormón tenían estilos literarios diferentes,
etcétera. Pero tales evidencias al fin, muestran una credibilidad solamente. La prueba es otro punto.54

Me permito decir que un examen cuidadoso de las crónicas de las


Américas junto con los descubrimientos de los arqueólogos e iconógrafos,
como se ve en los capítulos que siguen, aumenta “la credibilidad de la
veracidad” del Libro de Mormón y llega extremadamente cerca de la tanta
anhelada “prueba material.”
En 1842, José Smith escribió:
Solamente podemos pensar que el Señor ha puesto la mano para hacer su obra prodigiosa, y probar la veracidad
del Libro de Mormón ante los ojos de todo el mundo. . . . será como siempre ha sido, el mundo confirmará que José
Smith es un profeta verdadero mediante la evidencia circunstancial, con experimentos, como hicieron con M oisés y
Elías el Profeta.55

Notas al final del Capítulo:

1 José Smith fue llamado un “profeta, vidente y revelador” por la primera vez el 6 de abril de 1830 cuando se establecieron La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Vease el libro Doctrina y Convenios 21:1. (Abreviada como D&C en referencias futuras.)

2 Jan Shipps, Mormonism, The Story of a New Religious Tradition (Mormonismo, La Historia de una Nueva Tradición Religiosa), (University of Illinois Press, 1987.) 26. Shipps escribió
que uno de los primeros ejemplos de la acusación de que el Libro de Mormón era herejía se encuentra en los escritos del Reverendo Diedrich Willers. Vease D. Michael
Quinn, trans. and ed., “The First Months of Mormonism: A Contemporary (1830) View by Rev. Diedrich Willers,” New York History 54 ( Julio 1973): 331.

3 Richard L. Bushman en su libro, Joseph Smith and the Beginnings of Mormonism (José Smith y el Principio del Mormonismo), publicado en 1984 por la Universidad de Illinois,
provey ó los antecedentes extensivos sobre los antepasados de Lucy Mack y José Smith, Padre. Bushman cita frecuentemente del libro escrito por la madre, Lucy Mack Smith,
después del martirio de José Smith, Hijo, y su hermano, Hy rum Smith, titulado Biographic Sketches of Joseph Smith, the Prophet, and His Progenitors for Many Generations
(Croquis Biográfico de José Smith, el Profeta, y Sus Progenitores de Muchas Generaciones). (Londres y Liverpool: Publicado para Orson Pratt por S.W. Richards, 1853);
republicado ed., Nueva York: Arno Press y el New York Times, 1969.

4 Shipps, 6.

5 Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith by His Mother (Historia de José Smith por Su Madre), fue dictada a Martha Jane Knowlton Coray, quién funcionó como amanuense. Fue
publicado por la primera vez por el Apóstol Mormón Orson Pratt en Liverpool, Inglaterra, en 1853, aparentemente sin el aval de Brigham Young, el sucesor de José Smith. El
original fue enmendada ligeramente y republicado en la Ciudad de Lago Salado, Estade de Utah, por el nieto de Lucy, José F Smith (el sobrino de José Smith, Hijo, y el sexto
Presidente de La Iglesia de Jesucristo de Los Santos de los Últimos Días.) Una re-edición fue publicado in 1996 por Bookcraft, Ciudad de Lago Salado, Utah. 111.

6 Ibid., 55.

7 Perla de Gran Precio: José Smith–Historia Capítulo 1:7-8

8 Ibid., 1:19. (El relato de José de lo que le pasó en el bosque se puede encontrar en los versículos 14-20 y en el Capítulo 18 de este libro.)

9 Ibid., 1:21.

10 Donna Hill, Joseph Smith, The First Mormon. (Doubleday & Company, Garden City, New York. 1977.)

11 Joshua Bradley, Accounts of Religious Revivals in Many Parts of the United States from 1815 to 1818. (Albany, New York; G. J. Loomis & Company 1819.) Como citado en el libro
de Donna Hill., 54.

12 Hill, 55.

13 José Smith–Historia 1:33-34, 42. Una descripción mas completo de este ser celestrial se encuentra en los versos 30-32.

14 Vease a Bushman, 67-72, y a Shipps, 10-11, para recibir información adicional referente a las actividades de José Smith de excavar para encontrar tesoros y la percepción de
estas actividades por sus críticos.

15 En la Biblia, publicada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días la cual está conectada a la versión autorizada del Rey Jaime I de Inglaterra, se dice que el
Urim y Tumim es una expresión en hebreo que significa “luces y perfecciones.” Está descrito como un instrumento preparado por Dios para asistir a los hombres en obtener
revelaciones de Dios y para traducir idiomas desconocidos. El uso de un Urim y Tumim es el derecho especial de un vidente. Pueda ser que el Urim y Tumim hay a sido

90
usado tan temprano como los tiempos de Adán. Fue mencionado por la primera vez en la Biblia en Exodo 28:30.

16 Bushman, 87.

17 Según el narrativo de José Smith, cuando el recibió las planchas de oro, fue instruido a traducir solamente una porción de las planchas. El estaba prohibido de traducir una parte de
las planchas que eran descritos como sellados.

18 José Smith–Historia 1:64-65. Los crey entes son listos en llamar la atención sobre las similitudes entre los comentarios del profesor Anthon sobre su inabilidad de “leer un libro
sellado” y una profecía de los últimos días que se halla en Isaías 29:1112 que dice: “Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le
dijeren: Lee ahora esto; él dirá No puedo, porque está sellado. Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer.

19 Bushman, 87-88.

20 Ibid., 90.

21 Lucy Mack Smith, Capítulo 24: 160-166. (Una nota editorial al pie de la página dice, “Uno solamente puede imaginar la presión que José sentía en estos momentos para
complacer a Martin Harris. Martin le llevaba por 22 años de edad. Él había pagado todas las deudas de José y Emma. Había pagado por el traslado de Manchester a Harmony.
Estaba pasando todo su tiempo como un escribano para la obra. Estaba poniendo de riesgo su buena reputación simplemente por seguir con su relación con José. Estaba
perdiendo la confianza y afecto de su esposa y potencialmente estaba en peligro de perder su propio lugar dentro de su casa. Todas estas consideraciones debían de haber
pesado abrumadoramente sobre la mente y corazón de José.)

22 Ibid., 171.

23 Vease D&C, Sección 3.

24 D&C 17. La declaración completa de Oliver Cowdery, Martin Harris y David Whitmer se encuentra al inicio del Libro de Mormón. Eventualmente estos tres testigos dejaron la
Iglesia, pero algunos años más tarde, después de que la Iglesia había migrado a Utah, Cowdery y Harris solicitaron permiso de Brigham Young para ser bautizado de nuevo en
la Iglesia. Harris se traslado a Utah también.

25 El testimonio de los ocho hombres también está incluido al inicio del Libro de Mormón. Al pasar el tiempo, tres de los ocho, a decir Jacob y John Whitmer junto con Hiram Page
dejaron la Iglesia, pero ninguno de ellos negaron su testimonio. (Christian y Pedro Whitmer, Hijo, habían fallecidos y a en condición de miembros activos.) Estos que salieron
de la Iglesia aparentemente llegaron a ser convencidos de que José Smith era “un profeta caido.”

26 Bushman, 108. (Bushman indicó que la Señora Harris rehusó a firmar los papeles de hipoteca con su marido y Bushman observó “Que en un sentido la Sra. Harris tenía razón de
las consecuencias financieras del involucramiento de Martin con José Smith. Aunque José nunca sacó ganancia del Libro de Mormón, Martin vendío su granja el 7 de abril de
1831.”)

27 Los documentos de la Iglesia indican que al principio del año de 2000, han imprimidas más de 100 millones de copias del Libro de Mormón en más de 90 idiomas.

28 En una revelación dada a José Smith el 26 de abril de 1838, José fue instruido que la Iglesia debe ser llamada La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Vease las
Doctrinas y Convenios, Sección 115.

29 Bushman, 112-113.

30 Shipps, 26-27.

31 Ibid., 27.

32 Bushman, 120. (Bushman indicó que Francis W. Kirkham recompiló muchos de los artículos de la prensa sobre el Mormonismo en su libro, New Witness for Christ in America. Salt
Lake City, Utah, Utah Printing Co., 1967.)

33 Bushman hace referencia al libro de Kirkham New Witness 2:60-62, 65-66, 70, 93, 95; y al libro de Alexander Campbell, Delusions: An Analysis of the Book of Mormon (Boston:
Benjamin H. Green, 1832), pp 5-6.

34 Philastus Hurlburt había sido ordenado un elder en la Iglesia en marzo de 1833, pero fue excolmulgado de la Iglesia por adulterio y comportamiento indecente hacia las mujeres
en junio del mismo año. Hurlburt publicamente amenazó la vida de José Smith y fue llevado al corte en Chardon, Estado de Ohio, el 2 de abril de 1834, donde fue encontrado
culpable de amenazar a Smith. El corte le dieron a Hurlburt una multa de $300.00 y fue mandado a guardar la paz por séis meses, y también tenía que pagar los gastos del
corte. José se le referió como un hombre inicuo. Los Libros de José Smith, titulado: Historia de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. (Un obra de séis
volúmenes que fue dictado por José Smith, Hijo, a escribanos entre 1838 hasta 1844.) Derechos del autor por George Albert Smith para La Iglesia de Jesucristo de los Santos
de los Últimos Días, 1951. Una Introducción y Notas por B. H. Roberts. Segunda Edición Revisada y Publicada por la Deseret Book Company, Ciudad de Lago Salado, Estado
de Utah, 1973. Información sobre la ordenación y excolmugación, vea el Vol. I, pp 334, 353-355. Para el juicio en el Corte, vea Vol II, pp 46-49.

35 Vease a Bushman 126-127 y el libro de Lester E. Bush, Hijo, titulado The Spalding Theory Then and Now. Imprimido en Dialogue: A Journal of Mormon Thought, Vol. X, No. 4
Otoño de 1977.

36 Eder D. Howe, Mormonism Unvailed: or A Faithful Account of That Singular Imposition and Delusion . . . (Painesville, Ohio: Printed and Published by the Author, 1834.)

37 Bushman, 119-127, para ver los detalles de las maneobras de los varios críticos

38 Lester E. Bush, Hijo. The Spalding Theory Then and Now, Dialogue: Ajornal of Mormon Thought. Vol X, No. 4 Otoño 1977. (Mormon Miscellaneous, Reprint Series, Utah, June
1984.) 15.

39 Fawn M. Brodie, No Man Knows My History, The Life of Jose Smith, (Copy right and published by Adolph A. Knopf, Inc. New York, 1945.) Revised and published by Adolph A.
Knopf, Inc. In New York, 1971.

40 Ibid., (La citación de Henry A. Wallace, usada por Brodie, fue dado en un discurso durante la Feria Nacional de Libros del New York Times, el 5 de noviembre de 1937.)

41 Ibid., 41.

42 Keith W. Perkins, True to the Book of Mormon, The Whitmers, publicado en el ENSIGN (LIAHONA en Español) en Febrero de 1989. LA LIAHONA es una revista publicada por
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. (Tomada de David Whitmer, An Address to All Believers in Christ, Richmond, Missouri: David Whitmer, 1887, 30-
56.)

43 Hugh W. Nibley, No, Ma’am, That’s Not History, Publicado por Bookcraft, Ciudad de Lago Salado, Utah, 1946.

44 Hugh W. Nibley, No, Ma’am, That’s Not History, Publicado por Bookcraft, Ciudad de Lago Salado, Utah, 1946. (Republicado con el Permiso de Tinkling Cymbals and Sounding
Brass, Vol. 11 of The Collected Works of Hugh Nibley (Ciudad de Lago Salado: Deseret Books and FARMS, 1991). 3.

45 Brodie, 46.

46 Ibid., 47.

47 Dan Vogel, Indian Origins and the Book of Mormon. (Signature Books, Inc. Estado Unidos de Norteamérica, 1986.) Cuando Vogel escribió el libro estaba en su último año de
historia de la Universidad del Estado de California en Long Beach.

48 James Adair, History of the American Indian, Londres, 1775. (Republicado en los Estados Unidos de Norteamérica por La Sociedad Nacional de las Damas de la Colonia de
Tennessee con Introducción y Notas por Samuel Cole Williams bajo el título de Adair’s History of the American Indians, Promontory Press, New York, 1930.)

49 Ibid., 11.

91
50 Ibid., 13-14.

51 Vogel, 1.

52 Hugh W. Nibley, Lehi in the Desert; The World of the Jaredites; There were Jaredites. (Publicado en 1988 por Deseret Book Company, Ciudad de Lago Salado, Utah.) xiv.

53 Nibley, Lehi in the Desert más las notas al pie de la página. (Vease el Apéndice A para información adicional sobre la ruta de Lehi.)

54 Shipps, 28. (En su nota al pie de la página, Shipps menciona los esfuerzos de Dr. Hugh Nibley and particularmente dos de sus libros Lehi in the Desert and the World of the Jaredites
((Ciudad de Lago Salado: Deseret Book, 1952)) y Since Cumorah: The Book of Mormon in the Modern World ((Ciudad de Lago Salado: Deseret Book, 1967)), además de
numerosos estudiantes del Libro de Mormón incluy endo Richard L. Bushman.)

55 José Smith, Teachings of the Prophet Joseph Smith, Recopilado por Joseph Fielding Smith (Ciudad de Lago Salado, Deseret Book, 1976), 267. Extracto fue imprimido por la
primera vez en Times and Seasons 3 (15 de Setiembre 1842). 922.

92
Capítulo 5
EL ORÍGEN DE LOS INDIOS AMERICANOS SEGÚN EL LIBRO DE
MORMÓN

El Libro de Mormón, publicado en Palmyra, estado de Nueva York, en


1830, relata una breve pero complejo historia de tres grupos diferentes de
personas que inmigraron al Nuevo Mundo hace miles de años. El Libro de
Mormón no niega la posibilidad de que otros grupos también pudieran
haber inmigrado al Nuevo Mundo, pero provee información sobre estos tres
grupos únicamente. El primer grupo, conocido como jareditas porque su
primer líder fue un hombre de nombre de Jared, dejó el Viejo Mundo
durante el tiempo de la construcción del Torre de Babel y la resultante
confusión de lenguas (aprox. 2500 A.C. a 2200 A.C.). Este grupo cruzó el
océano en barcos especialmente diseñados y llegaron a las Américas.
Según el Libro de Mormón, el segundo grupo salió de Jerusalén en 600
A.C. Este grupo fue guiado por un hombre llamado Lehi, quién fue descrito
como un profeta israelita y contemporáneo de Jeremías, profeta del Antiguo
Testamento. Lehi declaró que tuvo varias visiones del Señor Dios y en estas
visiones previó la destrucción de Jerusalén si los habitantes no se
arrepentíeran de sus pecados. El libro dice que Lehi andaba entre los
habitantes de Jerusalén avisándoles de las cosas que había visto y
escuchado en sus visiones. Tanto en el caso de Jeremías y otros profetas de
aquel entonces, los habitantes de Jerusalén amenazaron a Lehi, portador de
malas noticias, de muerte.
Después de recibir las amenazas contra su vida, Lehi dijo que El Señor
se le apareció y le mandó que llevara su familia lejos de Jerusalén. 1

También Lehi tuvo éxito en convencer a un hombre de nombre de Ismael y


su familia para unirse con la familia de Lehi para hacer la larga jornada de
Jerusalén hacia lo que ellos creían sería una “tierra prometida.” Lehi, su
familia, y la familia de Ismael atravesaron el océano y desembarcaron en
algún sitio en las Américas.
Según el Libro de Mormón, el tercer grupo, conocido como mulekitas,
salieron de Jerusalén aproximadamente doce años después de Lehi y
después que los ejércitos de Nabucodonosor habían saqueado a Jerusalén y
llevado la mayoría de los judíos a Babilonia. Los detalles concernientes a
la salida y ruta de los mulekitas no fueron registrados excepto que ellos
también cruzaron “las aguas grandes” y quedaron en el mismo área en el

93
Nuevo Mundo donde desembarcaron inicialmente. El Libro de Mormón
relata que Mulek era un hijo del Rey Sedequías, rey de los judíos cuando
Nabucodonosor y su ejército de Babilonia destrozaron Jerusalén (Jeremías
52:1-10). Los mulekitas eran descendientes de la tribu de Judá.
Según se afirma, los primeros dos grupos trajeron con ellos del Viejo
Mundo un registro escrito que debía haber incluido algunos de los mismos
escritos proféticos hasta el momento en que cada grupo salió del Medio
Oriente que se encuentran en el Viejo Testamento. En su prisa de escapar,
los mulekitos no trajeron ningún registro escrito y así al ir pasando el
tiempo, perdieron el conocimiento de su historia y también su lenguaje.
El Libro de Mormón comienza con los escritos de Nefi, el menor de los
cuatro hijos de Lehi, quién relató las experiencias de su padre. Lehi reunió
a su familia y con provisiones viajaron por el desierto hacia el sur hasta
llegar al Mar Rojo. En el principio, la familia estaba compuesta por Lehi y
Saríah, su esposa, además de cuatro hijos: Lamán, Lemuel, Sam y Nefi (I
Nefi 2:5). Nefi era el menor de los cuatro y probablemente tenía entre 15 a
19 años cuando la familia huyó de Jerusalén porque indicó que aun joven
era fornido y fuerte para su edad. Lehi y Saríah también tenían hijas, pero
no fueron nombradas. Aparentemente Lehi era un hombre bastante rico
porque Nefi declaró en forma conmovedora que dejaron atrás “la tierra de
su herencia, y su oro, su plata y objetos preciosos.”
Contrario al apoyo que Nefi brindó a su padre, Lamán y Lemuel no
creyeron que el había tenido visiones o hablaba con Dios. Tampoco
creyeron que Jerusalén sería destruida como Lehi y otros profetas habían
profetizado. Por eso, ellos no querían dejar sus comodidades y estilos de
vida. Se quejaban constantemente de las privaciones en su jornada y se
rebelaban continuamente contra su padre. No obstante, a pesar del hecho
que eran adultos, se sometieron a seguirlo por el desierto.
Después de llegar a una región aislada cerca del Mar Rojo, Lehi acampó
temporalmente. Sin embargo, al poco tiempo declaró que tuvo una nueva
visión en la cual recibió instrucciones para enviar los cuatro hijos de
regreso a Jerusalén para obtener “los anales de los judíos, así como una
genealogía de sus antepasados.” Estos “anales” estaban grabados sobre
planchas de bronce que estaban guardados por Labán, un anciano judío y
líder.
2

Nefi escribió que este registro extremadamente importante fue obtenido a


grandes riesgos para el y sus hermanos. Labán no solamente rehusó en
darles las planchas, sino también robó el oro, plata y joyas preciosas que le

94
ofrecieron y intentó matarlos. Luego Nefi, a solas, regresó a la casa de
Labán donde obtuvo las planchas de bronce con la ayuda de uno de los
siervos de Labán, de nombre Zoram, quién después estuvo de acuerdo en
unirse con la familia de Lehi (1 Nefi capítulos 3 y 4). Nefi también llevó
consigo la espada de Labán, la cual podían usar como modelo para fabricar
sus propias armas.
Después de que los hijos regresaran a la tienda de su padre con las
planchas de bronce, Lehi examinó las planchas y descubrió que ellos
contenían los cinco libros de Moisés, los cuales relataban la historia de la
creación de mundo y también la historia de los judíos desde su principio y
las profecías de los santos profetas desde el principio. Lehi también halló
en las planchas de bronce la genealogía de sus padres y se enteró que
descendía de José, hijo de Jacob, a través del linaje de Manasés (1 Nefi
5:11-16).3

Después que Lehi compartió la información de las planchas de bronce


con su familia, anunció que El Señor le dijo que debía enviar a sus hijos de
vuelta a Jerusalén para convencer a Ismael, su esposa, y sus dos hijos
casados con sus familias, más cinco hijas solteras para salir de Jerusalén y
unirse con la familia de Lehi para su jornada a la “tierra prometida.” Ismael
y su familia eran descendientes de José también.
Durante este período, mientras acampaban cerca del Mar Rojo, Lehi
recibió varias visiones importantes que le servían como guías espiritual
para su gente. En una de estas visiones, Lehi vio “el árbol de la vida” y
describió las condiciones asociadas con éste. El percibió que toda su
familia inmediata con la excepción de Lamán y Lemuel comerían de su
“fruto precioso.” El profetizó nuevamente de la destrucción de Jerusalén y
la venida eventualmente de un Mesías entre los judíos. También profetizó la
muerte y la resurrección de este Mesías.
Aunque Nefi era el hijo más joven, declaró que el también buscó y
recibió manifestaciones espirituales similares a las de que su padre había
disfrutado. Nefi insistió que un ángel le visitó y mostró en una visión “la
tierra prometida” y vio sus descendientes sobre la tierra tanto como los
descendientes de sus hermanos, Lamán y Lemuel. Nefi vio que los
descendientes de sus hermanos llegarían a ser gente muy perezosa, llena de
ocio. El proclamó ver el futuro nacimiento del Santo Mesías en Jerusalén
tanto como su crucifixión y resurrección. Nefi vio el enorme cataclismo
geológico en “la tierra prometida” al tiempo de la crucifixión del Salvador
y vio a Jesucristo visitar los descendientes de Lehi en “la tierra prometida.”
Nefi vio que Jesuscristo estableció su Iglesia entre ellos y escogió doce

95
discípulos para dirigir la Iglesia. 4

Nefi afirmó que un ángel le mostró todo lo que iba a suceder con los
descendientes de Lehi en “la tierra prometida,” luego que fueran visitados
por El Mesías y como iban a vivir en paz por cuatro generaciones. Pero
después de este tiempo, Nefi vio que sus propios descendientes llegarían a
ser malvados y serían casi totalmente destruidos por los descendientes de
Lamán y Lemuel. Nefi observó que los descendientes de sus hermanos se
habrían de degenerar aun más y que provocarían la ira de Dios.
Nefi predijo que después de muchos años, el Espíritu de Dios inspiraría
a un hombre, a quién Nefi llamó un “gentil,” para atravesar el océano y
encontrar los descendientes de sus hermanos. Luego que este hombre vino
al Nuevo Mundo, muchos otros “gentiles” vendrían y destruirían a muchos
de los descendientes de Lamán y Lemuel. Nefi vio que los gentiles 5

prosperarían en el Nuevo Mundo y “obtendrían la tierra por herencia.” El


describió como los gentiles iban a ser “blancos y muy bellos y hermosos”
(1 Nefi 13:14-15). Nefi notó que aquellos descendientes de Lehi, que
todavía permanecieron cuando llegaron los gentiles, eventualmente
recibirían el registro de su historia de los gentiles, una predicción de la
publicación del Libro de Mormón y el entusiasmo de José Smith para llevar
el libro a los indios a quienes llamó “lamanitas.”
Todas estas visiones vinieron a Nefi antes de que su familia cruzara el
océano para llegar al Nuevo Mundo. La contribución de Nefi al Libro de
Mormón incluye un relato detallado de su jornada. Antes de salir del área
del Mar Rojo y adentrarse más profundamente en el desierto, los cuatro
hijos de Lehi y Zoram se casaron con las cinco hijas de Ismael (1 Nefi
16:7). Dos de los hijos de Ismael y dos de sus hijas al poco tiempo se
reunieron con Lamán y Lemuel para rebelarse contra Lehi y Nefi.
Nefi indicó que cuando ellos estaban acampados en el desierto, Lehi
despertó una mañana y descubrió un artefacto extraño frente a su tienda.
Nefi describió el artefacto así:
Y ocurrió que al levantarse mi padre por la mañana, y al dirigirse a la entrada de la tienda, con gran asombro vio en
el suelo una esfera de bronce fino, esmeradamente labrada; y en la esfera había dos agujas, una de las cuales marcaban
el camino que debíamos seguir por el desierto.

Y aconteció que yo, Nefi, vi las agujas que estaban en la esfera, y que funcionaban de acuerdo con la fe, diligencia
y atención que nosotros les dábamos (1 Nefi 16:10, 28.)

Quinientos años más tarde, otro profeta en el Libro de Mormón, Alma,


llamó este esfera una “Liahona” y el explicó que la Liahona vino de Dios y
funcionaba como una brújula para los viajeros. Alma enseño a los

96
descendientes de Nefi que la Liahona había sido un milagro y que Lehi y sus
viajeros habían sido los beneficiaros de muchos milagros (Alma 37:38-
40).6

Nefi escribió que, con la ayuda de la Liahona, su familia partió en


dirección sur, sureste, parando periódicamente para descansar y para
reaprovisionar la comida. Después de algunos meses en el desierto, Ismael
murió y fue enterrado en un lugar que Nefi llamó Nahom. De ahí los
viajeros se desviaron y siguieron en dirección casi derecho hacia el este,
parándose de vez en cuando por algunos meses para descansar, dar luz a
nuevos bebes y reaprovisionarse. Mientras que estaban en el desierto, Lehi
y Sariah tuvieron dos hijos más, Jacob y José. Nefi manifestó que les llevó
ocho años para pasar por tierra extremadamente desiertica. Finalmente,
7

llegaron a una tierra, cerca del océano, que llamaron “Abundancia, a causa
de sus muchos frutos y también miel silvestre,” vegetación verde y grandes
árboles. (Vease el Apéndice A.)
Cuando Lehi y su crecida familia llegaron a Abundancia, Nefi
básicamente había tomado el control de las actividades diarias del grupo.
El desierto, la vejez, y los desacuerdos familiares ya habían tenido su
efecto sobre Lehi. Nefi afirmó que frecuentemente tuvo que interceder con
sus hermanos y amonestarlos y a sus seguidores por sus rebeldías. Algún
tiempo después de llegar a Abundancia, Nefi anunció que El Señor le había
mandado a “construir un barco, según la manera que yo te mostraré, para
que yo lleve a tu pueblo a través de estas aguas” (1 Nefi 17:8).
8

Después que el barco fue terminado y cargado de provisiones, la familia


crecida zarpó con rumbo a la “tierra prometida.” Nefi no indicó en su
registro la dirección que ellos tomaron ni que océano cruzaron. (Uno de los
argumentos en contra de cruzar el océano propuesto por los científicos es la
idea que los marineros no se atrevían a cruzar el mar abierto sin una
brújula. Según el relato, Lehi no tuvo este problema porque el tenía la
Liahona.) Después de “muchos días” ellos llegaron al Nuevo Mundo,
armaron sus tiendas y plantaron sus semillas. Nefi escribió que El Señor les
había prometido que “Si guardáis mis mandamientos, prosperéis en la
tierra; pero si no guardáis mis mandamientos, seréis desechados de mi
presencia” (2 Nefi 1:20).
Después de la muerte de Lehi, Lamán y Lemuel no querían aceptar a Nefi
como su líder y ellos conspiraron con matarlo. Nefi relató que El Señor le
avisó del complot y le dijo que debía de huir con sus seguidores que
incluían las familias de Nefi, Sam, las hermanas de Nefi, y Zoram y también
los dos hermanos menores, Jacob y José. Así los dos grupos de la familia

97
de Lehi empezaron a vivir vidas separadas. Lamán, Lemuel y los dos hijos
de Ismael quedaron atrás y formaron una nueva alianza. Nefi escribió que
desde este momento en adelante sus hermanos mayores rehusaron en
obedecer los mandamientos de Dios y negaron enseñar a sus hijos sobre
Dios. (Aunque los descendientes de Lehi se dividieron en siete familias o
9

tribus, los dos grupos opuestos eventualmente llegaron a ser conocidos


como nefitas, o seguidores de Nefi, y lamanitas, o seguidores de Lamán.)
Al poco tiempo de llegar al Nuevo Mundo, Nefi proclamó que El Señor
le ordenó hacer unas planchas de oro para grabar la historia de su familia
desde que salieron de Jerusalén. Una vez que Nefi terminó las planchas
iniciales, fue enviado hacer otras planchas de oro sobre las cuales debía
escribir los mayores acontecimientos religiosos y espirituales de su
historia. (Se hace frecuente referencia a estas dos planchas en el Libro de
Mormón. Las primeras planchas, conocidos como las “Planchas Mayores
de Nefi,” contenían la historia seglar de los pueblos y fue guardado por los
reyes entre los nefitas, que se creían eran los descendientes directos de
Nefi. Las otras planchas, conocidas como las Planchas Menores de Nefi,”
tenían que ver más con los asuntos espirituales y después que Nefi escribió
lo que le correspondía, él entregó las Planchas Menores a su hermano,
Jacob, quién las pasó a sus descendientes.) 10

Nefi explicó que escribió “en el lenguaje de mis padres, que se compone
de la ciencia de los judíos y el idioma de los egipcios” (1 Nefi 1:2). Mil
años más tarde cuando Moroni, uno de los últimos nefitas, terminó el
compendio de la historia completa de los nefitas, brindó información
adicional de su idioma escrito. Su explicación mostraba su preocupación de
como los lectores en el futuro percibirían su lenguaje:
Y he aquí, hemos escrito estos anales según nuestro conocimiento, en los caracteres que entre nosotros se llaman
egipcio reformado; y los hemos transmitido y alterado conforme a nuestra manera de hablar.

Y si nuestras planchas hubiesen sido suficientemente amplias, habríamos escrito en hebreo; pero también hemos
alterado el hebreo; y si hubiésemos podido escribir en hebreo, he aquí, no habríais tenido ninguna imperfección en
nuestros anales.

Pero el Señor sabe las cosas que hemos escrito, y también que ningún otro pueblo conoce nuestra lengua; y por
motivo de que ningún otro pueblo conoce nuestra lengua, por lo tanto, él ha preparado los medios para su
interpretación (M ormón 9:32-34).

El Libro de Mormón relata la historia de los nefitas, principalmente la


historia de sus relaciones con Dios, sus conflictos internos, las guerras con
los lamanitas, y las migraciones en el Nuevo Mundo. Nefi declaró que
enseñó a su gente a ser industriosos y de trabajar con sus manos. Les enseño
a construir edificios y a trabajar con toda clase de madera, hierro, cobre,

98
bronce, acero, oro, plata y otros metales preciosos. También les instruyó a
construir un templo al estilo del templo del rey Salomón. Al registrar la
historia de su gente, Nefi escribió que los lamanitas dejaron de adorar a
Dios y se convirtieron en una gente perezosa e insolente. Pronto los
lamanitas olvidaron su lenguaje y no pudieron leer ni escribir. 11

Nefi y los otros escritores en el Libro de Mormón afirmaron que cuando


Lehi y su famila y también la familia de Ismael salieron de Jerusalén todos
eran de piel blanca; sin embargo, después que los lamanitas se rebelaran
contra Dios y rehusaran guardar su mandamientos, los profetas nefitas
declararon que Dios los castigó con una maldición en la cual Dios retiró su
espíritu entre ellos. También puso una marca de piel obscura para así
distinguirlos de los nefitas y si fuera posible evitar que los “nefitas rectos”
se casaran con los “lamanitas idólatras.” Por eso, el Libro de Mormón
afirma que habían israelitas de piel blanca e israelitas de color obscura
viviendo en el Nuevo Mundo. 12

Durante los mil años de historia registrada, ocasionalmente algunos de


los nefitas rebeldes se unían con los lamanitas y también algunas de los
lamanitas se unían con los nefitas y así había matrimonios entre los dos
grupos. Un tema general dentro del Libro de Mormón es el conflicto y las
guerras casi continuas entre los nefitas y los lamanitas.
En aproximadamente 150 A.C., bajo fuerte presión militar de parte de los
lamanitas, los nefitas se trasladaron de la Tierra de Nefi a una nueva área
llamada Zarahemla donde descubrieron un nuevo grupo. El rey de los
nefitas, llamado Mosíah, dio instrucciones de que toda la gente de
Zarahemla fuesen enseñados en el idíoma de los nefitas. Más tarde, los
13

nefitas aprendieron del rey de Zarahemla que sus antepasados vinieron de


Jerusalén cuando Sedequías, el rey bíblico de Judá, fue capturado por los
babilonios.
La Biblia enseña que todos los hijos de Sedequías fueron muertos
durante la captura de Jerusalén, pero el Libro de Mormón revela que uno de
sus hijos, Mulek, escapó y llegó al Nuevo Mundo. Sus descendientes, los
mulekitas, eran la gente de Zarahemla. Los mulekitas dijeron que
originalmente ellos hablaban el hebreo, pero al pasar los años su lenguaje
se corrompió tanto que ellos ya no lo podían hablar ni entenderlo. También
declararon que no trajeron ningún registro con ellos y no sabían como leer o
escribir. Una vez que empezaron a comunicarse entre si, Mosíah compartió
con ellos las enseñanzas de las planchas de bronce. La gente de Zarahemla
aceptó a Mosíah como su rey y los mulekitas llegaron a ser llamados nefitas
también.

99
Los mulekitas relataron la breve historia y genealogía que podían
recordar a los nefitas. También les mostraron una piedra grande que tenía
grabados. Mosíah, con la ayuda de un Urim y Tumim, tradujó los grabados y
descubrió un relato de un rey llamado Coriántumr y la destrucción de su
pueblo. Coriántumr había encontrado a los mulekitas después que todo su
pueblo habían sido muerto en una guerra y el vivió con ellos hasta su propia
muerte. Los mulekitas desconocían una época fija cuando Coriántumr
apareció entre ellos.
Aproximadamente en 121 A.C., es decir unos pocos años después del
descubrimiento de Zarahemla, un grupo de exploradores nefitas encontraron
la tierra del origen de Coriántumr – una tierra cubierta con huesos humanos
y evidencias de una guerra devastadora. Entre las ruinas de esta
civilización antigua, descubrieron 24 planchas de oro con grabaciones
extrañas que presumieron podría haber sido la historia de esta gente
antigua. Estas planchas de oro fueron llevadas al Rey Mosíah para traducir.
Su traducción reveló la historia de los antepasados de Coriántumr, el
pueblo de Jared o jareditas que habían dejado las cercanías de la Torre de
Babel en la época de la confusión de las lenguas. Así pues están descritas
las tres civilizaciones mencionadas en el Libro de Mormón – los nefitas,
los mulekitas y los jareditas. No hay ninguna historia escrita sobre los
mulekitas. Un breve resumen de la historia de los jareditas será incluida
más adelante en este capítulo.
El tema dominante del Libro de Mormón es la historia de los nefitas –
sus profecías y enseñanzas de la vida y la misión de Jesucristo. Varios
capítulos en el Libro de Mormón relatan los acontecimientos en las
Américas durante el nacimiento de Jesucristo y también brinda una
descripción de un período de oscuridad total, una destrucción terrible y la
pérdida de vida entre los malvados que sucedió en las Américas durante el
tiempo de la crucifixión. El suceso de la oscuridad total y destrucción será
analizado con más detalles en el Capítulo 6. Para muchos de los creyentes,
el libro de más importancia en el Libro de Mormón es 3 Nefi, el cual relata
la venida propia de Jesucristo a las Américas después de su resurrección.
Se relata que el descendió de los cielos y apareció ante 2.500 nefitas y
lamanitas que estaban congregados en el templo en la tierra de Abundancia
(no se confunda con la Abundancia, ubicada sobre la costa Arábiga que fue
descubierta por Lehi y su grupo antes de partir por el Nuevo Mundo.)
Según se afirma, Jesucristo enseñó los mismos principios que enseñó en
Jerusalén a la gente en las Américas. También, hizo grandes milagros tal
como sanar a los enfermos, los ciegos y los cojos. Jesucristo escogió doce

100
de los hombres más justos entre la concurrencia para servir como líderes de
su iglesia. Él se refirió a ellos como los doce “discípulos.” Una vez que
ellos habían sido ordenados, él les instruía a predicar el evangelio y a
establecer su iglesia en el Nuevo Mundo. Jesucristo invitó a todos los que
estaban reunidos en el templo aquel día para acercarse uno por uno y palpar
las marcas de sus heridas en sus manos, en sus pies y en su costado, así
cada uno recibió un testimonio personal de que él era Jesucristo, su Mesías
y Salvador y que había resucitado. 14

Jesucristo proveyó a los sobrevivientes información adicional


concerniente al resto de la Casa de Israel y él les dijo a los reunidos en el
templo que ellos eran las “otras ovejas” de quién él había hablado a los
judíos en Jerusalén. El profeta nefita en aquel momento, también llamado
15

Nefi, escribió que Jesucristo envió que le trajeran a todos los niños
pequeñitos y él les bendijo a cada uno individualmente y, después de esta
bendición, los cielos fueron abiertos y la multitud vio ángeles descender de
los cielos y les “ministraron” a los niños. Nefi declaró que vieron y
escucharon cosas demasiado sagrados para escribir. Jesucristo instituyó la
ordenanza de la Santa Cena donde distribuyó el pan y vino entre los nefitas
y los lamanitas. También les enseño la forma correcta de bautizar.
Jesucristo pidió que se le trajeran sus anales históricos para que él los
podría revisar y asegurarse que estuvieran completas. Jesús también
prometió a la gente que sus anales, grabados sobre las planchas de oro, iban
a ser preservadas para el beneficio de sus descendientes. Cuando estaba
preparándose para dejarlos por última vez, él llamó a los 12 discípulos
para darles sus instrucciones finales y también una bendición a cada uno.
Como lo hizo con sus apóstoles en Jerusalén antes de su ascensión final (
Juan 21:19-23), Jesucristo les preguntó a ellos referente a sus deseos.
Nueve de los 12 dijeron que ellos querían estar con Cristo tan pronto que
murieran; sin embargo, tres de ellos no hicieron ningún comentario. Nefi
dijo que Jesucristo les enfrentó y les dijo:
He aquí, conozco vuestros pensamientos, y habéis deseado lo que de mí deseó Juan, mi amado, quien me
acompañó en mi ministerio, antes que yo fuese levantado por los judíos.

Por tanto, más benditos sois vosotros, porque nunca probaréis la muerte; sino que viviréis para ver todos los
hechos del Padre para con los hijos de los hombres, aun hasta que se cumplan todas las cosas según la voluntad del
Padre, cuando yo venga en mi gloria con los poderes del cielo.

Y nunca padeceréis los dolores de la muerte; sino que cuando yo venga en mi gloria, seréis cambiados de la
mortalidad a la inmortalidad en un abrir y cerrar de ojos; y entonces seréis bendecidos en el reino de mi Padre (3 Nefi
28:6-8).

Cuando Mormón estaba recopilando en su registro este episodio cuatro

101
siglos más tarde, explico que cuando estaba por escribir los nombres de los
que, como Juan el apóstol, iban a vivir hasta la Segunda Venida, El Señor le
prohibió. Por eso, Mormón no escribió sus nombres. Mormón dijo que
personalmente había visto a los tres nefitas y describió algunos de los
milagros que les sucedieron en sus vidas:
Y eran arrojados en la prisión por aquellos que no pertenecían a la iglesia. Y las prisiones no podían contenerlos,
porque se partían por la mitad.

Y eran arrojados en la tierra; pero herían la tierra con la palabra de Dios, de tal modo que por su poder eran
librados de las profundidades de la tierra; y, por tanto, no podían cavar fosos de hondura suficiente para contenerlos.

Y tres veces fueron arrojados en un horno, y no recibieron daño alguno.

Y dos veces fueron arrojados en un foso de animales feroces; y he aquí, jugaron con las fieras como un niño con
un cordero de leche, y no recibieron ningún daño (3 Nefi 28:18-25).

Un milagroso evento similar a los descrito arriba fue registrado por


Pedro de Cieza de León y otros cronistas y será relatado en el próximo
capítulo.
Durante los primeros 200 años después de la venida de Jesucristo entre
ellos, los nefitas y los lamanitas vivieron en un espíritu de amor y armonía.
Los 12 discípulos predicaron el evangelio por todas las tierras habitadas
por los nefitas y los lamanitas y, por el año de 36 D.C., todos los nefitas y
lamanitas fueron convertidos a la Iglesia de Jesucristo. Nefi, el hijo de
Nefi, quien estaba presente durante la aparición de Cristo, escribió:
Y tenían en común todas las cosas; por tanto, no había ricos ni pobres, esclavos ni libres, sino que todos fueron
hechos libres, y participantes del don celestial (4 Nefi 1:3).

Y no había envidias, ni contiendas, ni tumultos, ni fornicaciones, ni mentiras, ni asesinatos, ni lascivias de ninguna


especie; y ciertamente no podía haber un pueblo más dichoso entre todos los que habían sido creados por la mano de
Dios.

No había ladrones, ni asesinos, ni lamanitas ni ninguna especie de -itas, sino que eran uno, hijos de Cristo y
herederos del reino de Dios (4 Nefi 1:16-17).

Mormón observó, sin embargo, que después de 200 años, la iniquidad


empezaba a extenderse dentro de la iglesia y los nefitas dejaron de tener sus
posesiones en común. Después de 210 años, habían muchas iglesias en toda
la tierra que profesaban conocer y enseñar de Jesucristo, pero ellas ya
habían empezado a negar las partes más importantes del evangelio. Mormón
escribió que ellos empezaron a tolerar toda clase de iniquidades y
administrar lo que era sagrado a quienes les estaba prohibido por motivo de
no ser dignos (4 Nefi 1:25-27).
Mormón escribió que, después de muchos años, el orgullo, egoísmo y

102
otras transgresiones lentamente empezaron a dispersarse entre la gente pero
más particularmente entre aquellos que previamente habían sido
identificados como lamanitas. Estos dos grupos, los nefitas y los lamanitas,
nuevamente se separaron en adversarios combatientes. Su existencia
pacífica fue reemplazada con años de guerras entre estos dos viejos rivales;
sin embargo, como había sido profetizado por el primer Nefi, cientos de
años antes, esta vez los lamanitas iniciaron una destrucción prolongada de
la nación nefita. Mormón, en su capacidad de profeta, dijo que intentó sin
éxito a conseguir que los nefitas se arrepentieran y vivieran los principios
del evangelio. A la edad de 16 años, Mormón fue seleccionado como el
general de todos los ejércitos nefitas y los dirigió en sus batallas por
muchos años. Referente a las guerras, el escribió:
Y es imposible que la lengua relate, o que el hombre escriba una descripción completa de la horrible escena de
sangre y mortandad que existía entre el pueblo, así nefitas como lamanitas; y todo corazón se había endurecido, de
modo que se deleitaban en derramar sangre continuamente.

Y jamás había habido tan grande iniquidad entre todos los hijos de Lehi, ni aun entre toda la casa de Israel, según
las palabras del Señor, como la que había entre este pueblo (M ormón 4:11-12).

Mormón escribió que a medida que los lamanitas ganaban superioridad


sobre los nefitas, los nefitas empezaron a retroceder; sin embargo,
decidieron realizar una última resistencia contra los lamanitas en una tierra
llamada “la tierra de Cumorah,” descrito como una región de muchos ríos,
lagos y fuentes. Los combatientes nefitas estaban divididos en ejércitos de
10,000 hombres con un comandante por cada ejército. Cientos de miles de
los nefitas, incluyendo hombres, mujeres y niños, fueron muertos por los
lamanitas durante estas batallas finales.
Después de la última batalla, el hijo de Mormón llamado Moroni,
escribió que su padre había sido muerto y solamente pocos nefitas
sobrevivieron y escaparon hacia el sur. Algunos de los nefitas
sobrevivieron por negar a Jesucristo y desertar a los ejércitos lamanitas.
Durante muchos años, los ejércitos lamanitas persiguieron y mataron a los
nefitas que escaparon hacia el sur. Después, los lamanitas empezaron a
pelear entre si. Moroni, viviendo a escondidas, observó que “toda la
superficie de esta tierra es un ciclo continuo de asesinatos y de
derramamiento de sangre; y nadie sabe el fin de la guerra” (Mormón 8:8). 16

Durante los últimos años de Mormón cuando no estaba dirigiendo a los


ejércitos nefitas en las guerras, el estaba haciendo una sinopsis o
compendio de su historia cubriendo mil años que grabó sobre planchas de
oro. Antes de terminar su obra, Mormón entregó las planchas de oro a su
hijo, Moroni, quién terminó la obra de su padre y después escondió las

103
planchas en la tierra para que ellas no cayeran en manos de los lamanitas y
ser destruidas. Siendo que fue Mormón quién compendió los anales
antiguos, el libro lleva su nombre.
Una de las últimas tareas de Moroni antes de enterrar las planchas era
resumir el relato de los jareditas que habían sido traducidas de las 24
planchas de oro, descubiertas hacia 500 años antes en una tierra cubierta
con huesos humanos. La historia de los jareditas se encuentra en la sección
del Libro de Mormón llamado el Libro de Éter que fue escrito por Éter, un
contemporáneo del último sobreviviente, Coriántumr. En el compendio que
Moroni hizo del Libro de Éter, Moroni mencionó que las 24 planchas de
oro también contenía una historia de la creación del mundo, la historia de
Adán y sus descendientes hasta Noé y de Noé hasta el tiempo de la
construcción de la Torre de Babel, pero decidió no incluir esta información
porque Moroni presumía que esta información ya estaba en los anales de
los judíos. 17

Según los escritos de Éter, aparentemente Jared, su antepasado, era el


líder de un grupo de personas que querían cumplir con los mandamientos de
Dios en los tiempos de la construcción de la Torre de Babel. Jared habló
con su hermano, quién es conocido solamente como “el hermano de Jared,”
y pidió que el hermano de Jared orara a Dios y pedirle una bendición para
que no se les confunda su lenguaje. Jared también pidió a su hermano que el
implorara a Dios a guiarles a una “tierra favorecida.” El hermano de Jared,
“un hombre grande y dotado de mucha fuerza, y altamente favorecido del
Señor,” recibió instrucciones de Dios que debía reunir a su familia y sus
amigos, además de juntar a todo tipo de animales y semillas de la tierra y
después, Dios les guiaría a una “región que es favorecida sobre todas las
regiones de la tierra.” Éter escribió la siguiente información concerniente a
su ruta de la Torre de Babel:
Y sucedió que cuando hubieron llegado al valle de Nimrod, descendió el Señor y habló con el hermano de Jared; y
estaba en una nube, y el hermano de Jared no lo vio.

Y ocurrió que el Señor les mandó que salieran para el desierto; sí, a aquella parte donde ningún jamás había estado.
Y sucedió que el Señor fue delante de ellos, y les habló mientras estaba en una nube, y les dio instrucciones por dónde
habían de viajar (Éter 2:4-5).

En su compendio, Moroni observó que el Señor había hecho una promesa


similar para Lehi y su familia, con la condición que quienquiera que fuera a
poseer la “tierra prometida” tendrían que obedecer al Señor y cumplir con
sus mandamientos o si no, serían “exterminados cuando cayera sobre ellos
la plenitud de su ira” (Éter 2:7-10).

104
Éter relató que el Señor condujo a los jareditas hasta que llegaron a “este
gran mar que separa las tierras” donde ellos permanecieron por cuatro
años. Al final de los cuatro años, el Señor les dijo que tenían que construir
ocho “barcos” hechos según las instrucciones del Señor. Moroni suministró
una descripción detallada de los barcos que, según el relato, eran pequeños
y ligeros sobre las aguas. Fueron construidos de “una manera sumamente
ajustada, de modo que podían contener agua como un vaso” y “los extremos
terminaban en punta.” Y “su longitud era la de un árbol” y cuando la puerta
estaba cerrada también “quedaba ajustada a semejanza de un vaso.” Cuando
los jareditas habían terminado la construcción, el hermano de Jared oró
nuevamente al Señor para expresar dos preocupaciones que tenía: primero,
ellos no tenían luz dentro de los barcos y, segundo, los barcos estaba tan
ajustados que no había manera que aire fresco podía entrar al interior de los
barcos.
Éter escribió que el Señor contestó la oración y instruyó al hermano de
Jared que debía de hacer una abertura en la cubierta y también en el fondo
de cada barco; y cuando les faltaba aire, podrían destapar la abertura la
cual pudieran cerrar rápidamente si entrara agua. Referente al problema de
la luz, el Señor razonó con el hermano de Jared y le explicó que ventanas y
fuegos no les iban a servir. El Señor explicó que a veces los barcos iban a
estar hundidos en el fondo de la mar, por eso, las ventanas “serían hechos
pedazos,” y, además ellos no podrían llevar fuego con ellos. El Señor
preguntó al hermano de Jared que es lo que el quería que Dios fuera a hacer
bajo estas circunstancias.
El hermano de Jared decidió que el iba a resolver el problema y subió a
una montaña muy alta que ellos llamaron Shelem donde “de una roca
18

fundió dieciséis piedras pequeñas; y eran blancas y diáfanas, como cristal


transparente” (Éter 3:1). Entonces llevó las piedras en sus manos a la cima
19

del monte Shelem, y nuevamente pidió el Señor que tocara a cada piedra
con su dedo para hacerlas brillar. Éter escribió que el Señor tocó cada
piedra según la plegaria.
Con el problema de la luz resuelto, los jareditas embarcaron. Fueron
empujados adelante por fuertes vientos, pero según su narración, aun así les
llevó 344 días para llegar a la “tierra de promisión.” Aunque se sabe que su
destino final era las Américas, el Libro de Mormón no nos da ni la ruta ni
el sitio preciso donde desembarcaron. Antes de salir del Viejo Mundo,
20

durante la travesía, y después de llegar al Nuevo Mundo, el hermano de


Jared fue testigo de muchos milagros de Dios. También tuvo el privilegio de
ver muchos acontecimientos del futuro que ocurrirían en la tierra y fue

105
ordenado a escribir todas las cosas que presenció. 21

Los jareditas recibieron mandamientos de como ellos debían vivir y


adorar a su Dios; sin embargo, no pasaron muchas generaciones, después de
su llegada al Nuevo Mundo, que empezaron a transgredir los mandamientos
y a pelear entre si. Los jareditas fueron frecuentemente amonestados por los
profetas de que si ellos no se arrepentían y cumplieran con los
mandamientos de Dios, serían destruidos y su “tierra prometida” sería
entregada a otros.
La geografía precisa no es muy exacta en el Libro de Mormón. El libro
menciona una tierra hacia el norte, regiones de muchas aguas, una estrecha
lengua de tierra, tierras sin árboles, la tierra hacia el sur, de gente que
“subieron” o “bajaron” que podría ser interpretado como altura o dirección.
El Libro de Mormón menciona grandes cambios topográficos producidos
durante el tiempo de la crucifixión de Jesucristo, pero menciona
infrecuentemente los rasgos de topografía después de este evento; por eso,
la topografía actual puede ser muy diferente de la que fue descrito por
aquellos viviendo en las Américas antes de la crucifixión de Jesucristo.
El Libro de Éter relata cuentos de guerras entre las varias facciones, de
plagas y pestilencias que Dios mandó para que la gente sea más humilde y
se arrepientan. Una de las plagas mencionadas era una plaga de serpientes
venenosas que envenenaron y mataron a muchas personas y su ganado
también. Las serpientes venenosas se establecieron en el sector de “la
estrecha lengua de tierra” donde estas existieron por muchos siglos y así
eficazmente obstruyeron el transitar de la gente (Éter 9:31-34). La lucha
contra las serpientes venenosas era una lucha continua que fue llevado a
cabo durante varias generaciones. 22

Moroni incluyó poca información en su compendio referente a la vida


diaria de los jareditas de Éter; sin embargo, escribió la siguiente
descripción que fue relatada por Éter de un período de paz y prosperidad:
Y eran sumamente industriosos; y compraban y vendían y traficaban unos con otros, a fin de sacar ganancias.

Y trabajaban toda clase de minerales, y elaboraban el oro, la plata, el hierro, el bronce y toda clase de metales; y
los sacaban de la tierra; por tanto, levantaron inmensos montones de tierra para obtener minerales, de oro, y de plata,
y de hierro, y de cobre; e hicieron toda clase de obras finas.23

Y tenían sedas y lino finamente tejido; y hacían toda clase de telas para cubrir su desnudez.

Y fabricaban toda clase de herramientas para cultivar la tierra, tanto para arar, como para sembrar, para segar,
como para azadonar, como también trillar.

Y hacían toda clase de herramientas, con las cuales hacían trabajar sus animales.

106
Y elaboraban toda clase de armas de guerra. Y confeccionaban toda clase de artículos de una elaboración
sumamente fina.

Y nunca pudo haber un pueblo más bendecido que ellos, ni que hubiera prosperado más por la mano del Señor; y
se hallaban en una tierra escogida sobre todas las demás, porque el Señor lo había dicho (Éter 10:22-28).

Éter relato que hacia el final, los jareditas no se arrepintieron y con


frecuencia mataban a sus profetas. También la sociedad sufrió de lo que
Éter describió como “combinaciones secretas,” formadas de malvados
quienes se juntaron en sociedades secretas con el declarado propósito de
asesinar, robar y destruir los gobiernos para así controlar cada faceta de la
vida. En estos clanes secretos se emplearon señales y signos para así
identificarse el uno al otro, pero no eran conocidos por el pueblo en
general. A veces, se escondían en las montañas, los desiertos y en otros
lugares apartados de donde se llevaron a cabo asaltos contra la gente.
Por cientos de años, los jareditas expandieron su civilización y
construyeron numerosas ciudades y templos. Desgraciadamente, cayeron en
un estado total de apostasía, en la cual hicieron grandes guerras unos contra
otros y, al final, básicamente se destruían a sí mismos en una serie horrible
de guerras fratricidas en los años aproximadamente 300 a 400 A.C. No hay
ningún relato que los nefitas jamás tuvieran contacto directo con las
jareditas; sin embargo, los nefitas descubrieron sus ciudades y describieron
la mortandad que debía de haber ocurrido porque ellos encontraron los
montones de huesos apilados por una gente que aparentemente estaba
demasiado ocupada luchando para tomar el tiempo necesario para enterrar
a sus muertos. 24

Moroni escribió que en el año 421 D.C., el enterró las planchas de oro,
que contenían su historia tan valiosa de los americanos antiguos. Por eso,
sus registros no fueron sabidos por los primeros sacerdotes católicos y
otros cronistas cuando ellos llegaron al Nuevo Mundo más de mil años más
tarde.

Notas al final del Capítulo:

1 El relato de Lehi sobre las condiciones en Jerusalén en su días está complementada con relatos similares en el Viejo Testamento. Vease los escritos de Jeremías, Capítulos 2-9.

2 Las planchas de bronce habrían contenidas escrituras similar al Viejo Testamento hasta el tiempo de Jeremías; por eso, provey eron valiosas escrituras y antecedentes históricos.
Además, Lehi se las habría estimado las planchas como medio para preservar su lengua escrita.

3 Aunque los descendientes de Efraín y Manasés estuvieron entre los díez tribus capturados y llevados hacia el norte por los Asirios aproximadamente 120 años antes, parece que,
del relato del Libro de Mormón, por lo menos algunos de los miembros de los tribus del norte de Israel estaban viviendo en el sur en la tierra de Jerusalén. En este sentido, los
nativos americanos podría ser considerados como parte de los Díez Tribus Perdidos, pero ellos nunca se refirían a si mismos así.

4 El mensaje principal de todos los profeta en el Libro de Mormón fue de mirar hacia la llegada del Salvador y de guardar sus mandamientos. Aunque los descendientes de Lehi
vivieron la Ley de Moisés que fue contenido en las planchas de bronce (2 Nefi 5:10), ellos no creían que la salvación viniera mediate la Ley de Moisés, sino que la Ley les
prepararía para seguir a Jesucristo (Alma 25:15-16).

5 Los Santos de los Últimos Días creen que Nefi vio a Cristóbal Colón y creen que Colón fue dirigido por Dios. También creen que Nefi vio otros exploradores quienes vendrían
después de Colón y que Nefi era testigo de los resultados devastadores que ellos iban a tener entre los indios.

6 José Smith, Oliver Cowdery, Martin Harris y David Whitmer declararon que ellos vieron la Liahona, la espada de Labán, y las planchas de bronce que fueron tomadas de Labán y
el Urim y Tumim, junto con las planchas de oro. (D&C 17:1.)

7 Hugh W. Nibley, profesor de estudios del Oriente Cercano Antiguo en la Universidad de Brigham Young, cree que Lehi y su familia atravezaron aproximadamente 2.500 millas de

107
uno de los sectores más aislados y desiertos en todo el mundo. Nibley, Lehi in the Desert, 63.

8 Los lectores de la Biblia van a recordar que El Señor también intruy ó a Noé con grandes detalles como construir la Arca (Génesis 6:14-16).

9 La separación de los hijos de Lehi, un descendiente de José, en dos grupos–nefitas y lamanitas–da credibilidad al cuento relatado de Aharon Levi a Menassah Ben Israel cuando
Levi dijo que los “indios israelitas” le dijeron que “José vive en medio de la mar en dos partes.”

10 Las 116 páginas del manuscrito que Martin Harris perdió fueron traducidas de las Planchas May ores de Nefi. Cuando José Smith terminó de traducir las Planchas May ores,
descubrió las Planchas Menores de Nefi que Mormón había incluido con su compendio de las Planchas May ores. Siendo de que José fue ordenado a no traducir de nuevo la
porción perdida de las Planchas May ores, él usó la historia más reducida de las Planchas Menores. Los primeros 143 páginas del Libro de Mormón están traducidas de las
Planchas Menores que estaba enfocada may ormente sobre la historia espiritual; por eso hay huecos en la historia seglar que Nefi explicó estaba escrito con más detalles en las
Planchas May ores.

11 La descripción de Felipe Guamán Poma de Ay ala de como algunas de las personas degeneraron después que fueron desobedientes a los mandamientos de Dios es muy parecida
al relato de Nefi. Vease Poma de Ay ala 38-40.

12 Vease el Capítulo 14.

13 Cientos de años después, los Incas, en forma similar, enseñó quechua a todos los indios del Perú, Ecuador y Bolivia para que así podían entender uno al otro.

14 Según los descubrimientos de muchos de los cronistas, la may oría de los nativos americanos que ellos encontraron creían en la inmortalidad del alma y creían en una forma de la
resurrección del cuerpo o que el cuerpo volvería a vivir. Vease el Capítulo 8.

15 Juan 10:16: “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllos también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

16 Vease el Capítulo 13 para obtener más detalles de las guerras durante este período.

17 Todos los profetas en el Libro de Mormón hacen referencia a Adán y Eva, a Noé, el diluvio y una dispersión de la gente después del diluvio. Ésto está en desacuerdo con las
teorías científicas comunmente aceptadas de la evolución y la inexistencia de un diluvio.

18 En una conferencia titulado The Mountain of the Lord ”s House, el profesor Hugh W. Nibley señalo que la palabra original de Shelem, Shalom, significa “paz,” pero también
significaba “seguridad” porque la seguridad se encontraba en un lugar alto. La Shelem era un lugar alto. Hasta ahora es la palabra para escala en hebreo.

19 Nibley especuló que cuando el Señor instruy ó a Noé para construir un arca, él dijo, “Una ventana harás al arca” (Génesis 6:16) que el uso de la palabra “ventana” era una
traducción inexacta. En la versión hebraica de la Biblia, se usa la palabra Tsohar que algunos de los rabinos creen era una piedra preciosa que brillaba en el arca. Nibley
opinaba que el hermano de Jared estaba muy familiar con la construcción del arca porque los jareditas tuvieron un registro escrito. Por eso, él hizo dieciséis Tsohar, los cuales
llevó encima del monte para presentarlos al Señor.

20 La may oría de los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días generalmente imaginan que ambos los jareditas y la familia de Lehi atravesaron el
Pacífico y desembarcaron sobre la costa occidental de las Américas; sin embargo, el Libro de Mormón no especifica ni la dirección que ellos viajaron ni el sitio de
desembarque de ninguno de los grupos.

21 Cuando Moroni agregó el Libro de Éter a sus planchas, recibió instrucciones de Dios para “sellar” esta porción de los escritos del hermano de Jared que contenían información de
ciertos acontecimientos futuros. José Smith no tradujó la porción que estaba sellada. Martin Harris sabía que parte de las planchas habían sido selladas y uso esto como una
explicación porque no podría entregar las planchas al Profesor Anthon que así provocó a Anthon a exclamar que él “no podría leer un libro sellado.”

22 El país de Panamá siempre ha sido infestada por una abundancia de serpientes venenosas. Tiene varios especie de crótalos, 11 especie de víbora coral, el “fer-delance,” el
“bushmaster” y varias especie de serpientes venenosas de mar.

23 Vease el Capítulo 17.

24 Hay una similitud estrecha entre el tiempo cuando se levantaba y caía la civilización de los jareditas y el tiempo cuando se levantaba y caía la civilización Chavín en Perú.

108
Capítulo 6
EL TIEMPO CUANDO NO VIERON EL SOL

Pedro de Cieza de León tenía un gran deseo de adquirir conocimiento y


escribía detalladamente sobre todas las cosas que observaba desde
Colombia hasta Bolivia y también de lo que veía durante sus numerosos
desvios por el camino. El permaneció en Colombia desde 1535 hasta 1546
y después se unió a otros caballeros españoles en Colombia que habían
sido ordenados a viajar hasta Perú y aplastar la rebelión de Gonzalo
Pizarro y devolver el control del Perú a la monarquía española. (En 1545,
1

Gonzalo y muchos de los encomenderos ricos, quienes dependían de los


indios para cultivar sus encomiendas como esclavos, no estaban de
acuerdos con las “Nuevas Leyes,” diseñados para librar a los indios de la
servidumbre. Por eso, ellos declararon su independencia de España. Carlos
V organizó un ejército para aplastar esta rebelión.)
El ejército real viajó a través de Quito, Ecuador, pasando luego por los
valles rodeados de altos volcanes y sobre el altiplano de los Andes hasta
los valles que dirigían a la vieja ciudad incaica de Tomebamba (ubicada
cerca de la ciudad moderna de Cuenca en el sur de Ecuador). De
Tomebamba, el ejército español cambió dirección hacia el oeste y la ciudad
costera de Paita, donde los españoles habían llegado inicialmente. Cieza de
León brindó una descripción excelente de las plantas, animales y la gente
que observaba durante el camino. Su grupo siguió la carretera costera
pasando por la civilización chimor, ubicada cerca de la ciudad moderna de
Trujillo, Perú. De ahí ellos continuaron su viaje hacia el sur, pasando el Río
Rimac en Lima y llegaron hasta Pachacamac donde cambiaron nuevamente
su dirección hacia el este. Ellos siguieron el camino, descrito como una
obra de ingeniería magnífica, para atravesar los Andes y llegar hasta la
ciudad de Jauja, ubicado en el altiplano de Perú.
En 1548, llegaron a las llanuras cerca de Cuzco donde el ejército real,
bajo el mando de Pedro de la Gasca, enfrentó y derrotó las fuerzas de
Gonzalo Pizarro. Después de esta batalla, Cieza de León fue presentado a
La Gasca, quien leyó su relato descriptivo del viaje. La Gasca, quien había
mostrado interés en los escritos de Cieza de León, se lo llevó de regreso a
Lima donde La Gasca nombró a Cieza de León como Cronista de las
Indias.2

Con las cartas recibidas de La Gasca que certifican su nombramiento

109
como cronista oficial, Cieza de León fue autorizado a viajar por todos
partes de los Andes. Inmediatamente empezó a aprender todo lo que podía
de Perú. El proveyó las primeras descripciones de la hoja de coca (de la
cual fabrican la cocaina) y describió como muchos españoles se
enriquecían vendiendo la hoja de coca como narcótico en los años de 1500.
También tenía acceso a muchos de los conquistadores originales quienes
aún estaban en Perú y hablaba con los orejones, la nobleza incaica, que
vivían todavía, de quienes aprendió muchas cosas, particularmente en
cuanto a los incas y los indígenas que vivieron en Perú antes de la llegada
de los incas.
Con todo lo que Cieza de León observó y aprendió de los nativos, él
declaró que el acontecimiento más significativo era lo siguiente:
Antes que los Incas reinasen en estos reinos ni en ellos fuesen conocidos, cuentan estos indios otra cosa muy
mayor que todas las que ellos dicen, porque afirman que estuvieron mucho tiempo sin ver el sol y que, padeciendo
gran trabajo con esta falta, hacían grandes votos y plegarias a los que ellos tenían por dioses, pidiéndoles la lumbre de
que carecían; y que estado de esta suerte salió de la isla de Titicaca, que está dentro de la gran laguna del Collao, el sol
muy resplandeciente, con que todos se alegraron.

Y, luego que esto pasó, dicen que de hacia las partes del M ediodia [sur] vinó y remanesció un hombre blanco de
credido cuerpo, el cual en su aspecto y persona mostraba gran autoridad y veneración y que este varón que asi vieron
tenía tan gran poder que de los cerros hacía llanuras y de las llanuras hacía cerros grandes, haciendo fuentes en piedras
vivas; y como tal poder reconociesen llamábanle Hacedor de todas las cosas criadas. Principio de ellas, Padre del sol,
porque, sin esto, dicen que hacía otras cosas mayores, porque dio ser a los hombres y animales; y que, en fin, por su
mano les vino notable beneficio. Y este tal, cuentan los indios que a mí me lo dijeron, que oyeron a sus pasados, que
ellos también oyeron en los cantares que ellos de lo muy antiguo tenían, que fue de largo hacia el Norte haciendo y
obrando estas maravillas por el camino de la serranía y que nunca jamás lo volvieron a ver.

En muchos lugares diz que dio orden a los hombres como viviesen y que les hablaba amorosamente y con mucha
mansedumbre, amonestandoles que fuesen buenos y los unos a los otros no se hiciesen daño ni injuria, antes,
amándose, en todos hubiese caridad. Generalmente le nombran en la mayor parte Ticciviracocha. Fuéronle en muchas
partes hechos templos, en los cuales pusieron bultos de piedra a su semejanza, y delante de ellos hacían sacrificios.3

De este relato, parece que Cieza de León se estaba referiéndo a dos


acontecimientos diferentes pero que estaban conectadas cronológicamente.
El primer acontecimiento es cuando no se podía ver el sol; y el segundo era
la aparición de un hombre blanco quién mereció gran respecto debido a los
milagros que hizo y por sus enseñanzas. Cieza de León no brindó un
período histórico de cuando estos acontecimientos sucedieron, pero no fue
parte del mito de la creación como ha sido sugerido por algunos de los
científicos pues ya había gente viviendo en el área. Ticci Viracocha tenía
grandes poderes y Cieza de León tenía la impresión de que él pudiera
cambiar la topografía de la tierra, por ejemplo, hacer llanuras de los cerros
y de las llanuras hacer cerros grandes.
Cabello Valboa también escribió de un fenómeno que parece ser el
mismo acontecimiento registrado por Cieza de León, pero con suficientes

110
diferencias en la historia que hace evidente que el relato provenía de una
fuente distinta. Relató este incidente así:
Se tiene noticia por tradición de padres a hijos, que un día súbito, y repentinamente tembló la tierra, y el Sol
(fuera de la orden de sus cursos) se escureció, y las piedras se quebraron hiriendose unas con otras, y muchos
sepulcros de hombres muertos de mucho tiempo atrás se vieron abiertos (cursiva añadida), y en todo género de
animales se conoció gran turbación, y espanto y por congeturas, y indicios se viene a sacar haber sido aquel día
santissimo de la passión, y muerte de nuestro Redemptor Cristo porque también dicen que a pocos años después
fueron vistos en las partes superiores de este Perú ciertos varones de aspecto, y presencia venerable, barba larga,
vestido, honesto trato, y conversación santissima informadores de nueva manera de vivir, y predicadores de doctrina
de que nada se acuerdan. De esto se tuvo y tiene en la parte dicha muy clara, y común noticia, y se ven y muestran su
efigien, y figuras de algunas piedras esculpidas, y entalladas de bulto.4

El Fraile Francisco de Ávila, quién recopiló información mientras estaba


asignado como auxiliar en Huarochirí, Perú, en 1598, escribió un libro
titulado, El Manuscrito de Huarochirí, Un testamento de la Religión
Antigua y Colonial. El Manuscrito de Huarochirí contiene el siguiente
5

relato que también parece estar relacionado con el mismo acontecimiento.


En tiempos antiguos murió el sol.

Por causa de su [el sol] muerte fue noche por cinco días.

Las rocas golpearon unas contra otras.

Piedras volantes y piedras de molienda empezaron a comer a la

gente.

Los machos de las llamas empezaron a empujar a los hombres.

El padre Francisco de Ávila incluyó su opinión de este acontecimiento


cuando exclamó que “Esto es lo que nosotros los cristianos piensan de esto.
Creemos que estos cuentos relatan la oscuridad que siguió la muerte de
nuestro Señor Jesucristo. Quizás esto es lo que era.” 6

Fueron pocos los españoles que tuvieron la oportunidad de acercarse


más a la nobleza incaica que Juan de Betanzos, quién se casó en la línea
real del Inca Pachacuti Inca Yupanqui. Betanzos aprovechó de sus contactos
con los incas para brindar una historia de los incas desde el punto de vista
de un cuasi-indígena. En 1557, Betanzos escribió su libro titulado Suma y
Narración de los Incas que se cita frecuentemente, a pesar de no ser
publicado hasta 1880. 7

Hay poca información disponible para los historiadores que hacen


referencia a los antecedentes de Betanzos. Betanzos se dedicó su tiempo
para aprender quechua y aparentemente fue considerado como el mejor
lingüista en Perú en aquellos momentos. Betanzos mostró su habilidad de
aprender quechua tan rápido que él llegó a la atención de Francisco Pizarro

111
con quién estableció una estrecha relación personal. Aprovechando del
dominio que Betanzos tenía con el idioma, Pizarro se lo llevaba consigo
con el cargo de “interprete oficial” durante sus numerosos viajes. Aun
después de la muerte de Pizarro en 1541, Betanzos siguió con su oficio
como traductor oficial por el gobierno colonial español.
Betanzos empezó su manuscrito referiendose a una antigua leyenda del
tiempo cuando la tierra y las provincias de Perú estaban totalmente oscuras
y no había luz del fuego ni del sol, y Perú estaba habitada por una gente
cuyo nombre había sido olvidado. El hecho de que Betanzos comenzó su
8

relato con esta leyenda indica la importancia que los indígenas ponían a
este acontecimiento de oscuridad total cuando no había ni la luz del sol ni
del fuego. A diferencia de los tres relatos citados anteriormente en los
cuales la perdida de la luz de sol era indicado, Betanzos hizo hincapié que
no había luz de ningún tipo. Betanzos relató que durante este período de
oscuridad total, el pueblo fue visitado por un señor cuyo nombre era Contiti
Viracocha (Ticci Viracocha), quién fue al territorio conocido como
Tiahuanaco. 9

Betanzos escribió que recibió información que Contiti Viracocha había


aparecido anteriormente y que, en esta primera ocasión, el creó los cielos y
la tierra. Los indios decían que el fue conocido como Contiti Viracocha
Pacha-Yachachic, lo cual en su idioma significa “Dios, hacedor del
mundo.”
En sus escritos, Felipe Guamán Poma de Ayala no mencionó el
acontecimiento cuando desapareció el sol, pero escribió de algunos
desastres que ocurrieron entre los indios cuando ellos fueron desobedientes
a los mandamientos de Dios. La descripción de ciertos tipos de desastres
señalados por Poma de Ayala tiene gran similitud a ciertas calamidades
descritas en el Libro de Mormón. Poma de Ayala relató que estos desastres
sucedieron durante el reinado del inca Sinche Roca Inca. Según el
calendario de Poma de Ayala, Jesucristo nació durante el año ochenta del
reinado de Sinche Roca Inca y así fechó estas destrucciones a un período
cerca de la muerte de Jesucristo. Poma de Ayala escribió:
10

Dios les quemaba con fuego del cielo y en partes les cubrían los cerros y se hacían lagunas los dichos pueblos, y
les tragaba la tierra como fue el gran castigo de Dios en el mundo. . . son los testigos de caída de los cerros y peñas
derrumbadas y así se escribe toda la suma, por eso el castigo de Dios le llaman pachacuti–pacha-tierra–[gran cambio
en la tierra]. . .como reventar el volcán y llover fuego del infierno y arena asolar una ciudad y su comarca, y también
se dice milagro del temblor de la tierra y morir mucha gente. . . y asolarse la cordillera de la mar más de una legua y
tornar otra legua la dicha agua de la mar, que jamás ha hecho desde que Dios mandó; y también se dice el milagro de
las pestilencias que Dios envía de sarampión y virgüelas y garrotillo y paperas y con ellos se han muerto muy mucha
gente, y también se dice milagro de la gran cargazón de nieve y granizos que cayó del cielo que cubrió todos los cerros
de un estado de nieve, en partes dos estados de nieve sobre la tierra, y morir muchas gente y ganado.11

112
La leyenda de un tiempo cuando los nativos no vieron el sol no se limitó
a los Andes. En México, Diego Durán escribió en su Historia, un ritual que
venía de un período cuando los indígenas no veían el sol y también carecían
de fuego. Durán mencionó el calendario azteca y su ciclo que era cada 52
años. Como parte de la celebración y ritual que acompañaban la llegada de
este nuevo ciclo, los sacerdotes y ancianos “pretendían que el sol y la luna
fueran escondidas por cuatro días y que todo iba a estar envuelta en
oscuridad total.” Así en todas las provincias de México-Tenochtitlan, se
apagaron todos los fuegos. Nadie se atrevía a prender fuego, ni en secreto,
por cuatro días y luego se prendía un enorme fuego encima del cerro de
Huixachtlán del cual los habitantes podían encender sus propios fuegos.
Esta ceremonia del Fuego Nuevo era celebrado con gran solemnidad y
los sacerdotes de todos los templos estaban presentes. Había ofrecimientos
e incienso, junto con el sacrificio de seres humanos sobre el cerro de
Huixachtlán. Los recipientes llenos de sangre humana fueron enviados a
untar el dintel de las puertas, los postes, y altares de los templos, y rociar
las estatuas de los dioses. Es muy significativo que esta leyenda de un
12

período de oscuridad total aparece en ambos Norteamérica y Sudamérica,


lo cual es una indicación que los indígenas en los dos continentes
estuvieron enterados de este evento singular.

EL RELATO DEL LIBRO DE MORMÓN


DE LOS ACONTECIMIENTOS
DE AMÉRICA ANTIGUA

El Libro de Mormón relata que seis años antes del nacimiento de


Jesucristo en el Viejo Mundo, los nefitas en el Nuevo Mundo habían llegado
a ser muy malvados y habían muchos profetas y maestros entre ellos
llamándolos al arrepentimiento. Uno de estos profetas, conocido solamente
como Samuel el Lamanita, apareció en Zarahemla y empezó, sin éxito, a
predicar a los nefitas. Al salir de Zarahemla, Samuel declaró que un ángel
se apareció y ordenó que volviera y profetizara a la gente todas las cosas
que el Señor pondría en su corazón.
Samuel regresó a Zarahemla, y subió a una muralla alta que tenía una
vista amplia de la ciudad y empezó a predicarles nuevamente. El profetizó
del próximo nacimiento de Jesucristo y les dio a los nefitas una señal que se
les anunciaría el nacimiento del Salvador – un día de 36 horas en la cual no
habría oscuridad:
Y les dijo: He aquí, os doy una señal; porque han de pasar cinco años más y, he aquí, entonces viene el Hijo de

113
Dios para redimir a todos los que crean en su nombre.

Y he aquí, esto os daré por señal al tiempo de su venida: porque he aquí, habrá grandes luces en el cielo, de modo
que no habrá oscuridad en la noche anterior a su venida, al grado de que a los hombres les parecerá que es de día.

Por tanto, habrá un día, como si fuera un solo día y no hubiera noche; y esto os será por señal; porque os
percataréis de la salida del sol y también de su puesta; por tanto, sabrán de seguro que habrá dos días y una noche;
sin embargo, no se oscurecerá la noche; y será la noche antes que él nazca.

Y he aquí, aparecerá una estrella nueva, tal como nunca habéis visto; y esto también os será por señal.

Y he aquí, esto no es todo habrá muchas señales y prodigios en el cielo (Helamán 14:2-6).

Después Samuel dijo ala gente que estaban congregadas que también les
iba a dar una señal de la muerte de Jesucristo – tres días de oscuridad total:
M as he aquí, como os dije concerniente a otra señal, una señal de su muerte, he aquí, el día en que padezca la
muerte, se oscurecerá el sol, y rehusará daros su luz; y también la luna y las estrellas; y no habrá luz sobre la
superficie de esta tierra durante tres días, sí, desde la hora en que sufra la muerte, hasta el momento en que resucite de
entre los muertos.

Sí, en el momento en que entregue el espíritu, habrá truenos y relámpagos por el espacio de muchas horas, y la
tierra se conmoverá y temblará; y las rocas que están sobre la faz de la tierra, que se hallan tanto sobre la tierra como
por debajo, y que hoy sabéis que son macizas, o que la mayor parte son una masa sólida, se harán pedazos;

sí, se partirán por la mitad, y para siempre jamás después se hallarán con grietas y hendiduras, y en fragmentos
sobre la superficie de toda la tierra, sí, tanto encima de la tierra como por debajo.

Y he aquí, habrá grandes tempestades; y habrá muchas montañas que serán hechas llanas, a semejanza de un valle,
y habrá muchos parajes que ahorra se llaman valles, que se convertirán en montañas de una altura inmensa.

Y muchas calzadas se harán pedazos, y muchas ciudades quedarán desoladas.

Y se abrirán muchos sepulcros, y entregarán a un gran número de sus muertos; y muchos santos se aparecerán a
muchos.

Y me dijo el ángel que muchos verán mayores cosas que éstas, con el fin de que crean que estas señales y
prodigios se habrían de verificar por toda la superficie de esta tierra, con objeto de que no haya más motivo para la
incredulidad entre los hijos de los hombres (Helamán 14:20-25, 28).

Nefi, el profeta en aquellos días y un descendiente del primer Nefi,


escribió que muchos de los nefitas creyeron la palabras de Samuel, pero
muchos no e intentaron de matarlo con sus arcos y flechas o con sus hondas.
El espíritu de Dios fue tan fuerte con el que no lo podían matar.
En 1 A.C., Nefi dejó Zarahemla y dio todos los anales a su hijo, Nefi.
Éste escribió los acontecimientos que sucedieron durante el nacimiento de
Jesucristo y declaró que ellos ocurrieron precisamente como Samuel el
Lamanita había profetizado. Nefi escribió que estos fueron años muy
difíciles para ambos nefitas y lamanitas porque, a pesar del hecho de las
profecías de Samuel, referente al nacimiento de Jesucristo, que se
cumplieron, la iniquidad aumentó entre las dos naciones y tuvieron muchas

114
guerras entre si. El gobierno de los nefitas fue destruido por un grupo que
profesaba estar en contra de Cristo y la nación de los nefitas se desintegró
en tribus.
Nefi escribió que en el año 34 después de la señal del nacimiento de
Jesucristo:
. . . se desató una gran tormenta, como jamás se había conocido en toda la tierra.

Y hubo también una grande y horrenda tempestad; y hubo terribles truenos de tal modo que sacudían toda la
tierra como si estuviera a punto de dividirse.

Y hubo relámpagos extremadamente resplandecientes, como nunca se habían visto en toda la tierra.

Y se incendió la ciudad de Zarahemla.

Y se hundió la ciudad de M oroni en las profundidades del mar, y sus habitantes se ahogaron.

Y se amontonó la tierra sobre la ciudad de M oroníah, de modo que en lugar de la ciudad, apareció una enorme
montaña.

Y hubo una destrucción grande y terrible en la tierra del sur.

Pero he aquí, hubo una destrucción mucho más grande y terrible en la tierra del norte; pues he aquí, toda la faz de
la tierra fue alterada por causa de la tempestad, y los torbellinos, y los truenos, y los relámpagos, y los sumamente
violentos temblores de toda la tierra;

y se rompieron las calzadas, y se desnivelaron los caminos, y muchos terrenos llanos se hicieron escabrosos.

Y se hundieron muchas grandes y notables ciudades, y muchas se incendiaron, y muchas fueron sacudidas hasta
que sus edificios cayeron a tierra, y sus habitantes murieron, y los sitios quedaron desolados.

Y hubo algunas ciudades que permanecieron; pero el daño que sufrieron fue sumamente grande, y muchos de sus
habitantes murieron.

Y hubo algunos que fueron arrebatados por el torbellino; y nadie sabe a dónde fueron a parar, sólo saben que
fueron arrebatados.

Y así quedó desfigurada la superficie de toda la tierra por motivo de las tempestades, y los truenos, y los
relámpagos, y los temblores de tierra.

Y he aquí, las rocas se partieron; fueron despedazadas sobre la superficie de toda la tierra, de tal modo que se
hallaron hechas pedazos, y partidas y hendidas, sobre toda la faz de la tierra.

Y aconteció que cuando cesaron los truenos, y los relámpagos, y la tormenta, y la tempestad, y los temblores de
la tierra – pues he aquí, duraron como unas tres horas; y algunos dijeron que fue más tiempo; no obstante, todas estas
grandes y terribles cosas acontecieron en el espacio de unas tres horas–he aquí, entonces hubo tinieblas sobre la faz
de la tierra.

Y sucedió que hubo densa oscuridad sobre toda la faz de la tierra, de tal manera que los habitantes que no habían
caído podían sentir el vapor de tinieblas;

y no podía haber luz por causa de la oscuridad, ni velas, ni antorchas; ni podía encenderse el fuego con su leña
menuda y bien seca, de modo que no podía haber ninguna luz.

Y no se veía luz alguna, ni fuego, ni vislumbre, ni el sol, ni la luna, ni las estrellas, por ser tan densos los vapores

115
de oscuridad que había sobre la faz de la tierra.

Y sucedió que duró por el espacio de tres días, de modo que no se vio ninguna luz; y hubo grandes lamentaciones,
gritos y llantos continuamente entre todo el pueblo; sí, grandes fueron los gemidos del pueblo por motivo de las
tinieblas y la gran destrucción que les había sobrevenido (3 Nefi 8:5-23).

De dicha descripción gráfica grabada en el Libro de Mormón, se


comprende completamente porque Cieza de León describió probablemente
el mismo episodio como “cosa muy mayor que todas las que ellos dicen.”
También es fácil entender porque los nativos estaban tan agradecidos por el
retorno de sol que ellos construyeron a un templo en memoria de la ocasión.
Las circunstancias alrededor de este acontecimiento fueron transmitidas
mediante las canciones y leyendas por más de 1500 años, y las versiones de
los cronistas son extremadamente similares a las descripciones de los
acontecimientos narrados en el Libro de Mormón.
El primer párrafo de Betanzos en su libro, Suma y Narración de los
Incas, en el cual Betanzos relató que había un tiempo “cuando la tierra y las
provincias de Perú estaban totalmente oscuras y no había luz del fuego ni
del sol.” Esta declaración es más significante cuando se compara con la
13

descripción de Nefi de que no vieron luz de fuegos, ni luz de sol, ni luz de


la luna. También aparenta del relato que Diego Durán escribió en su libro,
Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme que las
tribus de habla nahuatl tuvieron una experiencia similar en tiempos antiguos
en la que no vieron el sol y no pudieran prender ningún fuego. No sería
inusual que con el transcurso de los siglos y por causa de las grandes
distancias que hay entre las diferentes naciones y tribus indígenas, que tales
acontecimientos universales adquieran un sabor regional. Los aztecas y
otros nativos en Mesoamérica juntan la pérdida del sol y la luz de sus
fuegos con grandes sacrificios y otra antigua costumbre de los israelitas,
relacionada con las Pascuas de untar el dintel de las puertas.
Como fuera indicado previamente, Cieza de León relató que poco
después que el sol reapareciera, un hombre blanco, Ticci Viracocha – el
Hacedor del Mundo – apareció entre los nativos e hizo grandes milagros.
De semejante modo, el Libro de Mormón relata que a poco después del
período de destrucción, los sobrevivientes escucharon una voz de los cielos
hablándoles de la destrucción terrible que había pasado. Entonces la voz
les dijo que habían sido salvados porque fueron más justos que aquellos
que habían sido destruidos. La voz proclamó despues:
He aquí, soy Jesucristo, el Hijo de Dios. Yo creé los cielos y la tierra, y todas las cosas que en ellos hay. Era con
el Padre desde el principio. Yo soy en el Padre, y el Padre en mí; y en mí ha glorificado el Padre su nombre (3 Nefi
9:15).

116
Para entonces, muchas personas empezaron a reunirse en los alrededores
del templo que se encuentra en la tierra de Abundancia y mientras estaban
reunidas ahí conversando de los grandes cambios físicos que habían
ocurrido, otra vez escucharon una voz de los cielos, pero no entendieron las
palabras. En tres ocasiones oyeron la voz hablarles, pero solamente a la
tercera oportunidad pudieron entender las palabras.
He aquí a mi Hijo Amado, en quien me complazco, en quien he glorificado mi nombre: a él oíd.

Y aconteció que al entender, dirigieron la vista hacia el cielo otra vez; y he aquí, vieron a un Hombre que descendía
del cielo; y estaba vestido con una túnica blanca; y descendió y se puso en medio de ellos. Y los ojos de toda la
multitud se fijaron en él, y no se atrevieron a abrir la boca, ni siquiera el uno al otro, y no sabían lo que significaba,
porque suponían que era un ángel que se les había aparecido.

Y aconteció que extendió la mano, y habló al pueblo, diciendo:

He aquí, yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría al mundo.

Y he aquí, soy la luz y la vida del mundo; y he bebido de la amarga copa que el Padre me ha dado, y he glorificado
al Padre, tomando sobre mí los pecados del mundo, con lo cual me he sometido a la voluntad del Padre en todas las
cosas desde el principio (3 Nefi 11:7-11).

El Libro de Mormón proclama que Jesucristo quedó un tiempo


considerable en las Américas. Parece que de los escritos de los cronistas
que el conocimiento de estos hechos y las enseñanzas del Salvador
sobrevivieron en una forma bastante diluida por más de 1500 años y fueron
compartidas con los primeros cronistas.
En su historia, Miguel Cabello Valboa, como fuera reportado
anteriormente, escribió una frase extraña referente al tiempo del cataclismo:
“y muchos sepulcros de hombres muertos de mucho tiempo atrás se vieron
abiertos.” Si la frase solamente hacía referencia a cementerios que habían
sido destruidos durante un terremoto o una inundación que ocurre
periódicamente en los Andes, la memoria del incidente no habría sido
recordada por tantos siglos.
En el Libro de Mormón, Samuel el Lamanita profetizó que los sepulcros
estarían abiertos y saldrían los muertos inmediatamente después de la
resurrección de Jesucristo. Más tarde, cuando Jesucristo estaba examinado
las anales de los nefitas durante su vista a las Américas, observó que los
nefitas no habían escrito el cumplimiento de esta profecía y Jesucristo
preguntó a Nefi si algunos de los santos resucitados habían aparecido y
ministrado a los nefitas y lamanitas que sobrevivieron. Cuando Nefi
contestó que era cierto que había sido cumplida la profecía, Jesucristo
mandó que la escribieran. (Vease 3 Nefi 23:11, 13). En la Biblia, San
Mateo también escribió de un acontecimiento similar:

117
Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;

y saliendo de los sepulcros, después de la resurreción de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos
(San M ateo 27:52-53).

Hay similitudes notables entre la fraseología de la descripción del


acontecimiento como fue relatado a Cabello Valboa y la narración en el
Libro de Mormón. Tal vez, Cabello Valboa no entendía la importancia de la
frase, pero la escribió de todos modos porque aparentemente sentía que era
de singular importancia para los nativos. Nunca podremos saber si los
indios le dijeron que algunos de su antepasados muertos volvieran a vivir
en el tiempo que se apareció Ticci Viracocha. Si le dijeron, puede ser que
encontraba la idea tan difícil de creer que solamente mencionó sepulcros
abiertos, pero suprimió cualquiera referencia a la resurrección. Muchos de
los cronistas hacían referencias al hecho de que los indios creían en la
resurrección y esta creencia frecuentemente dictaba como ellos enterraban a
sus muertos (Vease el Capítulo 8).

UN RELATO DE LA APARICIÓN
DE UN SANTO INDIVIDUO

Cieza de León, junto con otros cronistas, relató la leyenda de un segundo


hombre, además de la aparición de Ticci Viracocha, entre ellos. Cieza de
León escribió:
Dicen que, pasados algunos tiempos, volvieron a ver otro hombre semejante al que está dicho [Ticci Viracocha], el
nombre del cual no cuentan, y que oyeron a sus pasados por muy cierto que por donde quiera que llegaba y hubiese
enfermos los sanaba y a los ciegos con solamente palabras daba vista; por las cuales obras tan buenas y provechosas
era de todos muy amado; y de esta manera, obrando con su palabra grandes cosas, llegó a la provincia de los Canas,
en la cual, junto a un pueblo que hay por nombre Cacha, y que en él tiene encomienda el capitán Bartolomé de
Terrazas, levantándose los naturales inconsideradamente fueron para él con voluntad de lo apedrear y, conformando
las obras con ella, le vieron hincado de rodillas, alzadas las manos al cielo, como que invocaba el favor divino para se
librar del aprieto en que se veía.

Afirman estos indios más, que luego pareció un fuego del cielo muy grande que pensaron ser todos abrasados;
temerosos y llenos de gran temblor fueron para el cual así querían matar y con clamores grandes le suplicaron de aquel
aprieto librarlos quisiese, pues conocían por el pecado que habían cometido en lo así querer apedrear, les venía aquel
castigo. Vieron luego que, mandando al fuego que cesase, se apagó, quedando con el incendio consumidas y gastadas
las piedras de tal manera que a ellas mismas se hacían testigos de haber pasado esto que se ha escrito, porque salían
quemadas y tan livianas, que aunque sea algo crecida es levantada con la mano como corcha. Y sobre esta materia
dicen más: que saliendo de allí fue hasta llegar a la costa de la mar, adonde, tendiendo su manto, se fue por entre sus
ondas y que nunca jamás pareció ni le vieron.14

Un examen de las crónicas nos revela que había bastante confusión


referente a la identidad de este santo individuo. Poma de Ayala creía que el
individuo era San Bartolomé. Ruiz de Montoya, un peruano que dirigió las
15

misiones Jesuíticas en Brasil, Argentina y Paraguay por muchos años,

118
estaba igualmente seguro que el individuo que apareció en Cacha era el
apóstol Santo Tomás. Cabello Valboa descontó la idea de que el hombre
16

pudiera haber sido Santo Tomás o San Bartolomé, porque según lo escrito
en la tradición católica, Santo Tomás fue muerto por los Bracmán en India y
San Bartolomé fue despellejado vivo en Armenia, pero Cabello Valboa
sugirió que la persona podía haber sido uno de los discípulos de Santo
Tomás. 17

La lógica dicta que si Jesucristo mismo apareció en el Nuevo Mundo y


escogió a doce discípulos, como fue descrito en el Libro de Mormón, para
predicar el evangelio a los nativos en el Hemisferio Occidental, no sería
necesario mandar un apóstol del Viejo Mundo. Quizás Pedro de Cieza de
León, sin querer, proveyó la identidad del predicador que apareció en
Cacha. Los indios le dijeron a Cieza de León que el hombre aparecidó fue
“el nombre del cual no cuentan.”
Como ha sido indicado previamente, cuando Mormón estaba escribiendo
sobre los doce discípulos escogidos por Jesucristo para predicar su
evangelio y establecer su Iglesia en las Américas, le fue prohibido revelar
los nombres de los tres discípulos que escogieron quedarse sobre la tierra
hasta que Jesucristo viniera de nuevo y ellos fueron vistos periódicamente
por cientos de años. El milagro que ocurrió para proteger la vida del santo
predicador era muy similar a los milagros relacionados a los tres
discípulos como había sido descrito por Mormón. Tal vez los indios
reconocieron este santo individuo como uno de los tres nefitas que
permanecieron y fueron conocidos por ellos solamente como “el nombre
del cual no cuentan.”
José Smith no podía haber sabido el período de tiempo cuando el sol se
oscureció, acompañada de una destrucción masiva y la visita posterior del
“creador del mundo” para restaurar la tranquilidad. Smith no podía haber
sabido de las enseñanzas de “predicadores santos” en el Nuevo Mundo.
Ninguna de las crónicas que contienen estos relatos habían sido publicadas
en 1830.

Notas al final del Capítulo:

1 Cieza de León, The Incas, xlv.

2 Ibid., liv.

3 Cieza de León, Señorio de los Incas, 9.

4 Cabello Valboa, 237.

5 Fraile Francisco de Ávila, The Huarochirí Manuscript, A Testament of Ancient and Colonial Andean Religion . Esta versión fue traducida de quechua por Frank Salomon y George L.
Urioste. (Publicado por la Prensa de la Universidad de Texas, Austin, 1991.)

6 Ibid., 35.

7 Juan Diáz de Betanzos, Suma y Narración de los Incas, el manuscrito original fue terminado en 1557, pero no fue publicado hasta 1880. (El Prólogo, transcripción y notas por Maria
del Carmen Martin Rubio; los estudios preliminares por Horacio Villanueva Urteaga, Demetrio Ramos y Maria del Carmen Martin Rubio). Madrid. 1987.

119
8 Ibid., 1.

9 Ibid., 7. (La may oría de los primeros cronistas se referían a este gran señor como “Ticci Viracocha,” sin embargo, debido a las dificultades con el idioma había diferente maneras
de deletrear el nombre y aun variaciones en el nombre. Thor Hey erdahl obtuvó la idea de su viaje para atravesar el océano Pacífico por balsa después de visitar a Tiahuanaco
y escuchar la ley enda de Contiti Viracocha. Este relato estaba incluido en su famoso libro, Kon Tiki.)

10 Poma de Ay ala, 65.

11 Ibid., 68.

12 Durán, Historia, 445. (Esta ley enda, descrito por Durán, parece ser parte de la historia previo de que los tribus de habla nahuatl inmigraron al centro de México. También da
credibilidad a la idea de que los tribus de habla nahuatl estuvieron viviendo en el Nuevo Mundo antes de la era cristiana y mucho antes de que habitaron el valle de México.)

13 Betanzos, 1.

14 Cieza de León, Señorio, 9, 10. (En 1971, cuando vivía en Lima, conocí un joven quien visitó el sitio de este acontecimiento cerca de Cacha y obtuvo un ejemplar de una piedra de
aproximadamente dos pulgadas de diámetro del lugar donde aparentemente un fuego había quemado la tierra. El pedazo era casi cinco pulgadas de largo y en la parte
superior era posible ver donde un fuego había sido tan caliente que había ablandado y fundido las rocas por casi tres cuartos de una pulgada de la superficie. La superficie tenía
la aparencia de ser una piedra sólida, pero después de las primeras tres cuartos de pulgada era posible ver las piedras individuales pegadas juntas casi sin forma. Más bajo en
el ejemplar donde el calor era menos, las piedras mostraban una forma más definida. El joven, dueño de la muestra, dijo que el diámetro del área quemada era
aproximadamente 15 metros. Desafortunadamente, no había leído este relato de Cieza de León cuando ví su muestra de tierra de Cacha.)

15 Poma de Ay ala, 67.

16 Ruiz de Montoy a, 117.

17 Cabello Valboa, 241-243.

120
Capítulo 7
UN PERÍODO DE GRAN CATACLISMO NATURAL

Como se notó previamente, a pesar de su apariencia algo desolada, la


costa del norte de Perú fue habitada antiguamente, por lo menos, por tres
poblaciones. La civilización Chavín aproximadamente desde el 2500 A.C. a
400 A.C., la civilización Moche o Mochica aproximadamente desde el 100
A.C. a 600 D.C., y la civilización Chimor que comenzó a florecer algún
tiempo después del período Moche y que fue conquistado por los Incas
aproximadamente el 1300 D.C. La civilización Mochica es la de mayor
interés debido a su existencia coincidente con el período crítico de la era
del Libro de Mormón.
Los Moche son bien conocidos por su iconografía increíble que ellos
pintaban sobre las paredes de sus templos y edificios públicos, pero más
particularmente sobre las vasijas cerámicas. Durante los últimos 50 años,
miles de estas vasijas cerámicas han sido descubiertas y analizadas. Los
iconógrafos, especialistas en la arte de los Moche, han clasificado esta
cerámica según su aparente tema o materia iconográfica.
Una de las temas más interesante en la iconografía Moche se trata de un
gran cataclismo natural que el Dr. Jeffrey Quilter, Director de Estudios Pre-
Colombinos en el Museo de Dumbarton Oaks en la ciudad de Washington,
D.C., ha vinculado en su artículo titulado La Sublevación Moche de los
Objetos a un tiempo “cuando el sol murió.” Según Quilter, los cuentos que
1

involucran la muerte del sol y una subsiguiente sublevación de objetos


inanimados en contra de los seres humanos son una variación de una antigua
pero común leyenda de los nativos americanos. Este tema es repetido en
varias obras de arte como murales y cerámicas en la cultura Mochica.
En el ensayo, Quilter identificó el tema de La Sublevación Moche de los
Objetos en tres representaciones mayores: un mural (la Figura 1)
descubierto en una cámara superior en el fondo de la pirámide de la Huaca
de la Luna en el Valle Moche. La Huaca de la Luna es una enorme pirámide,
hecho por los hombres, ubicado cerca de la ciudad moderna de Trujillo,
Perú. Las otras dos representaciones son pinturas sobre vasijas cerámicas
que están guardados en diferentes museos en Alemania: uno en Berlín (la
Figura 2) y el otro en München (la Figura 3).
El mural de la Huaca de la Luna fue descubierto en 1910. Quilter 2

121
observó que cuando la pintura fue descubierta estaba tan deteriorada que
muchos de los caractéres representados eran difíciles discernir; sin
embargo, estaba claro que un número de objetos que incluían tocados,
cachiporras, escudos y otras insignias fueron mostrados con brazos y
piernas. Estos objetos estaban persiguiendo seres humanos o
manteniéndolos cautivos. Hay cuatro escenas diferentes, pero solamente las
dos más claras están incluidas aquí.
Aunque es solo parcialmente visible, una de las entidades principales es
una persona en un tocado y una falda quien tiene en la mano una copa para
recoger sangre. En 1980, las historiadores de arte, Anna Maria
Hocquenghem y Patricia J. Lyon identificaron esta figura como una mujer,
entidad sobrenatural Moche de gran importancia, que está asociada
frecuentemente con la muerte y el sacrificio.
3

Según Quilter, la importancia del mural que muestra el tema de rebelión


está resaltada por su ubicación aparentemente más prestigioso y aislado de
la Pirámide de la Huaca de la Luna. Quilter creía que su ubicación en un
cuarto hacia el fondo del más alto nivel limitaba el acceso al mural
solamente a algunas pocas personas de alto rango. También, siendo que el
sitio de la pirámide y la vecina, la Huaca del Sol, son conocidas de haber
sido abandonadas aproximadamente alrededor del 600 D.C., y el mural
probablemente data aproximadamente del 400 a 500 D.C.

Mural pintado y esculpido que se encuentra en el sitio arqueológico en el


Templo de Huaca de la Luna cerca de Trujillo, Perú. El Dr. Steven
Bourget, principal historiador de arte en este lugar, amablemente
proporcionó esta fotografía.

122
Sitio arqueológico en el Templo de Huaca de la Luna cerca de Trujillo,
Perú. Hay varias entradas al templo y la escena que muestra la figura 1
se encuentra en uno de los cuartos de arriba. El Dr. Steven Bourget,
principal historiador de arte en este lugar, amablemente proporcionó esta
fotografía.

123
Figura 1
También Quilter describió la iconografía de la vasija en Berlín (La
Figura 2). Esta vasija muestra actividades del mar y de la tierra. Dos
personas desnudas, cautivas con sogas por objetivos animados, crean una
simetría más o menos entre los objetos animados. Un ser humano (número
12) no toma un papel activo en los acontecimientos. En un escrito en 1980
titulado “Una Clase de Antropomórficas mujeres sobrenaturales en la
Iconografía Moche,” Hocquenghem y Lyon proclaman que esta figura es una
mujer. El perfíl de la mujer es similar al perfil de la identificada como un
importante Moche ser sobrenatural, visto en la Figura 1.

124
125
Figura 3 Rebelión moche de objetos
Quilter observó que algunos de las figuras en rebelión se muestran en
relación directa con el agua, lo que hace pensar que el mar estaba
involucrado con los eventos sobre la tierra. Bajo la ola hay una sucesión
alterna de peces y focas o leones marinos. Los peces están dibujados de tal
forma, para mostrarlos ser más grandes que su relación natural con las
focas o leones marinos.
Quilter sugiere que esto pueda ser la manera que el artista utiliza para
mostrar los peces como los depredadores y a los leones marinos o focas
como víctimas. Opina que la escena completa sugiere que el orden normal
de la naturaleza ha sido invertido con objetos atacando seres humanos y
víctimas son ahora los depredadores en el mundo natural, e inclusive el mar
levantandose para inundar la tierra.
La segunda vasija conocida como la vasija de München está actualmente
en el Museo Für Völkerkunde. Esta muestra una representación más
elaborada de la Sublevación de los Objetos como se puede ver en la Figura
3 (mostrado como la Figura 4 en el artículo original). En la parte más baja
4

de la pintura los objetos están atacando con éxito a los seres humanos que
están dibujados en etapas variadas de derrota y captura, desde guerreros
uniformados que han sido tomados por el mentón o el pelo, hasta
prisioneros que están desnudos y atados. El movimiento en la escena más
abajo está en dirección de una tribuna sobre la cual una entidad descrito
como una Deidad de Búho (Número 43) está parado cerca de una Mujer
(Número 1).

126
La acción de la parte superior también está enfocada alrededor de dos
entidades. En este caso, un ser humano (Número 48) está sentado bajo un
árbol y está dirigiéndose a la entidad parada de mayor tamaño que ha sido
identificada como la Deidad de Rayas (Número 45). Los brazos extendidos 5

y la posición de las manos de la figura sentada sugiere que está en una


postura de suplicación a la Diedad de Rayas.
La Deidad de Búho y la Deidad de Rayas están en lados opuestos de la
vasija sobre la cual están pintadas. La Mujer (Número 1) que se encuentra
al lado de la Deidad de Búho en la parte inferior de la vasija parece ser
casi idéntica con la mujer identificada en la parte superior como una
prisionera (Número 49) de uno de los aparentes ayudantes de la Deidad de
Rayas. Ambos, la Deidad de Búho y la Mujer son acompañados por
ayudantes; sin embargo, el Búho juega el papel principal como se observa
por su dominio de la tribuna y su tamaño mayor. Esta escena demuestra que
el Búho, por lo menos, tiene gran interés en una rebelión exitosa de los
objetos. La rebelión está aplastada por la Deidad de Rayas y la Mujer está
capturada por las fuerzas de la Deidad de Rayas, pero la Deidad de Búho
aparentemente escapa a una captura inminente.
Quilter propone que la escena del mural en la Huaca de la Luna y el arte
sobre las vasijas cerámicas se relacionan con la misma historia o leves
variantes de la misma historia y que el relato básico se refiere al
levantamiento de artefactos o la naturaleza contra los seres humanos. En su
narración, Quilter observó que el mural de la “La Sublevación de los
Objetos” y las vasijas de cerámica parecen estar relacionados con una
antigua leyenda registrada en el Manuscrito de Huarochiri. Es del parece
de Quilter que la existencia de las tradiciones orales tal como el Popol Vuh
y las historias de Huarochiri fortalezen el relato porque muestran que la
leyenda está dispersa por todas las Américas.
Como fue indicado en el Capítulo 6, el Manuscrito de Huarochiri
contenía el siguiente relato:
En tiempos antiguos murió el sol.

Por causa de su [el sol] muerte fue noche por cinco días.

Las rocas golpearon unas contra otras.

Piedras volantes y piedras de molienda empezaron a comer a la gente.

Los machos de las llamas empezaron a empujar a los hombres.

Parece que esta leyenda conecta dos incidentes relacionados, eso es, un

127
tiempo cuando los habitantes de las Américas no vieron el sol y un tiempo
cuando eventos naturales catastróficos tal como un terremoto ocurrieron y
los animales y objetos naturales enfrentaron a los seres humanos. Sería fácil
de comprender porque los Moche y los otros indígenas americanos vieron
esto como una rebelión de la naturaleza. La declaración de Poma de Ayala
que había grandes maremotos que azotaron las regiones de la costa matando
muchas personas parece coincidir con la propuesta de Quilter que la escena
oceánica sobre la Vasija de Berlín era un esfuerzo de los Moche de mostrar
que las aguas del océano en forma de maremotos inundaron la tierra.
Los Moche que vivieron desde 100 A.C. hasta 600 D.C. habrían sido
testigos de las fuerzas destructivas de la naturaleza que fue mencionados
por los cronistas y los historiadores del Libro de Mormón. Aparentemente
los Moche dejaron su propio registro iconográfico de estos eventos varios
cientos de años después.
Información adicional recogida de las crónicas y el Libro de Mormón
puede ser útil en la interpretación de la iconografía descrita por Quilter. Se
debe notar que el mural en la Huaca de la Luna y las otras escenas sobre las
vasijas cerámicas fueron terminadas tarde en el período de la Fase IV o
temprano en la Fase V o sea aproximadamente entre 400 a 600 D.C. Si los
eventos aparentemente retratados en La Sublevación de los Objetos fueron
llevados a cabo durante el tiempo de la crucifixión como fue relatado por
los cronistas y el Libro de Mormón, varios cientos de años habrían pasados
antes de que estos incidentes fueran grabados por los Moche en forma
iconográfica. Es difícil medir la distorsión de estos episodios previos
durante este intervalo extendido.
Quilter observó que los esfuerzos de asemejar el simbolismo del arte
Pre-Colombina a los acontecimientos políticos o sociales es una tarea
cargada de dificultades. El entendimiento de los iconógrafos del arte está
aún a un nivel muy rudimentario y un conocimiento de los acontecimientos
socio-políticos es incierto también. Un examen de la iconografía y la
arqueología disponible solo puede proveer una vista momentánea de las
prácticas culturales en un tiempo y lugar particular. Quilter y muchos otros
historiadores de arte y arqueólogos reconocen que hay ciertas limitaciones
en cuanto a la información que se puede obtener de un estudio únicamente
de la iconografía y arqueología. David A. Freidel, un profesor en el
Departamento de Antropología de la Universidad de Southern Methodist,
observó lo siguiente: “Es un asunto complicado intentar de analizar las
culturas antiguas basándose en las culturas actuales. Siempre tenemos el
peligro de intentar en imponer, sin razón adecuada, un significado actual

128
sobre los ejemplos tempranos de los símbolos o figuras. 6

El entendimiento de los historiadores de arte y los iconógrafos sería


mayor si el estudio de la iconografía fuera complementado por el Libro de
Mormón y las crónicas. Por ejemplo, si el relato en el Libro de Mormón en
que el resucitado Jesucristo apareció personalmente en el Nuevo Mundo y
hizo muchos milagros incluyendo sanar los enfermos, los ciegos y los cojos
– esencialmente, invertiéndo el papel de una naturaleza destructiva – es
cierto, entonces la Deidad de Rayas, que detuvo la sublevación de los
objetos, podría ser una representación grabada de Jesucristo. Las rayas
emanando del cuerpo de la Diedad de Rayas podrían ser un esfuerzo del
artista Moche a describir un cuerpo resucitado (un cuerpo sobrenatural).
Otra entidad importante en la Sublevación de los Objetivos es la Deidad
de Búho. Elizabeth Benson observó que los búhos toman un papel
importante en el arte de los Moche y son los más comunes de los seres no
humanos representados. Son representados en formas natural y también
antropomórficos. Comúnmente están asociados con ritual y sacrificio y con
frecuencia están vestidos en ropa de guerrero y con armas. En un estudio de 7

1978 por D. Sharon sobre el chamánismo moderno en la costa norte de


Perú, que muestra vínculos claros con la iconografía Moche, el búho
simboliza cadáveres, cementerios, y espíritus de los muertos. A. M. Mester 8

nota que Poma de Ayala dijo que todos los búhos eran aves de mal agüero
que señalan el acercamiento de la muerte y fueron considerados aves
nocivas, sueltas en las prisiones subterráneas para atormentar a los peores
criminales. Como fue mencionado anteriormente, el búho podría
9

representar la oscuridad o las fuerzas malignas en la iconografía Moche.


Los escritores dentro del Libro de Mormón sabían de las fuerzas oscuras
y constantemente advirtieron a sus seguidores a guardarse de Satanás y sus
fuerzas. Por ejemplo, el profeta Amulek censuró enérgicamente a la gente
de la ciudad de Ammoníah, diciendo:
¡Oh generación malvada y perversa! ¿Por qué habrá asido Satanás tan fuertemente vuestros corazones? ¿Por qué
queréis someteros a él para que os domine, para cegar vuestros ojos al grado de no querer entender, de acuerdo con su
verdad, las palabras que se hablan (Alma 10:25)?

La información obtenida de las crónicas y el Libro de Mormón puede dar


una nueva perspectiva sobre el estudio de la Figura 3 y potencialmente
ofrecer una visión diferente. Por ejemplo, la mujer (identificada con los
Números 1 y 49), quien aparece en muchas otras escenas iconográficas de
los Moche, es usualmente asociada con la muerte. En esta tema particular
de la Sublevación de los Objetos, la muerte (quizás representada por la

129
mujer) está presente en las escenas más abajo junto al búho, quien es
propuesto como el representante de las fuerzas oscuras, el sub-mundo o tal
vez lo que muchos religiosos llaman el infierno.
La vasija de München (la Figura 3), de hecho, pueda tener un doble
significado. Durante el incidente de la Sublevación de los Objetos, la
muerte o apresamiento ocurrió con frecuencia mientras que las fuerzas de la
naturaleza acosaron a la mayoría de los habitantes en las Américas. La
Deidad de Rayas ( Jesucristo) restableció la tranquilidad y sujetó los
elementos. Esto parece ser la explicación más superficial; sin embargo, se
pueda argumentar que el sofisticado artista Moche incluyó un sub-tema
dentro de su obra maestra. Un tema común entre todos los cristianos que es
la creencia que mediante el sufrimiento o la expiación y resurrección de
Jesucristo, el rompió las ligaduras de la muerte y el infierno. Si esto es
verdad, entonces tal vez la captura de la mujer (Número 49) es un esfuerzo
del artista Moche para representar el poder de la Deidad de Rayas (
Jesucristo) sobre los efectos sempiterno de la muerte.
Tal vez el observador pensativo pueda notar, como observó Quilter en su
artículo, que el Búho escapó o por lo menos no se muestra que fuera
capturado. Otra vez un principio cristiano pueda aclarar esta anomalía. Una
de las enseñanzas principales de la Biblia y el Libro de Mormón es el
concepto que, empezando con Adán, los seres humanos pueden sufrir dos
tipos de muerte: la muerte temporal o sea la muerte del cuerpo y una muerte
espiritual la cual es ser hechado o alejado de la presencia de Dios (la
expulsión de Adán y Eva del Jardín de Edén).
El Libro de Mormón y la Biblia enseñan que la resurrección es gratis
para toda la humanidad y que eventualmente todas la personas que hayan
vivido en el mundo van a resucitar y no van a ser sujetos a la muerte
temporal o física. Sin embargo, para sobrepasar la muerte espiritual, existe
la necesidad de una expiación, que también es un don de Jesucristo. La
Biblia explica que Jesucristo brindó las enseñanzas de como los seres
humanos podrían obtener los beneficios de la expiación, pero todavía
requiere una acción de parte de los hombres para ser efectiva. Los seres
humanos eran y aún siguen expuestos a la influencia de Satanás o las fuerzas
de la oscuridad. El artista Moche pudiera haber entendido este principio y
lo haya reflejado en que el Búho (o las fuerzas de oscuridad) han quedado
libre para tentar a los seres humanos.
Uno de las enigmas de la Figura 3 es el papel de la persona que está bajo
el árbol (Número 48) en una postura de súplica. ¿Que tiene que ver el
árbol, con lo que parecen ser frutas colgando de sus ramas, con la

130
sublevación de los objetos o las escenas de destrucción? El hombre, en una
posición de súplica y el árbol con fruta, parecen estar completamente fuera
del contexto de la sublevación de los objetos. Propondría que el árbol fue
incluido en la escena sobre la vasija cerámica por el artista Moche para
simbólicamente identificar el hombre. ¿Quién es el hombre? Nuevamente el
Libro de Mormón pueda identificar al hombre y la razón porque estaba en
una posición de súplica ante la Deidad de Rayas.
Seiscientos años antes del nacimiento de Jesucristo y después que Lehi
había conducido su familia al desierto, les informó que había recibido una
visión en la cual vio un árbol lleno de fruta. En el registro que Nefi escribió
sobre la visión de Lehi, incluyó lo siguiente:
Y sucedió que vi un árbol cuyo fruto era deseable para hacer a uno feliz. Y aconteció que me adelanté y comí de
su fruto; y percibí que era de lo más dulce, superior a todo cuanto yo había probado antes. Sí, y vi que su fruto era
blanco, y excedía a toda blancura que yo jamás hubiera visto. Y al comer de su fruto, mi alma se llenó de un gozo
inmenso; por lo que deseé que participara también de él mi familia, pues sabía que su fruto era preferible a todos los
demás (1 Nefi 8:10-12).

Lehi explicó que en su visión su esposa, Saríah, y sus hijos, Nefi y Sam,
y otros se acercaron a este Árbol de la Vida y comieron de la fruta, pero los
hermanos rebeldes, Lamán y Lemuel, rehusaron a comer. Lehi expresó sus
inquietud que Lamán y Lemuel y sus descendientes rechazarían las cosas de
Dios.
Después de relatar la visión de Lehi, Nefi vio una visión similar, pero
recibió información adicional en la cual fue informado que la fruta del
árbol era el amor de Dios. También Nefi proclamó de haber visto en una
visión el nacimiento de Jescristo en Jerusalén durante un período 600 años
después de la partida de la familia de Lehi de Jerusalén. En la misma
visión, Nefi vio la crucifixión de Jesucristo, su subsiguiente resurrección y
su aparición entre los descendientes de Lehi en la “tierra de promisión.”
Nefi relacionó el “Árbol de la Vida” con los seguidores de Jesucristo. 10

Los arqueólogos y iconógrafos han observados evidencias del tema del


Árbol de la Vida o el Árbol Mundial por todos partes de las Américas. Si
la Deidad de Rayas, dibujado por el artista Moche, es una representación
del Creador de Mundo, como está sobreentendido por los primeros
cronistas en sus descripciones de Ticci Viracocha y Quetzalcoatl o sea
Jesucristo en la terminología del Libro de Mormón, entonces el hombre,
bajo el árbol con fruta, que está arrodillado frente de la Deidad de Rayas,
pueda ser la manera que el artista Moche identifica al hombre como un
creyente en Jesucristo y el hombre está en una postura de suplir de o rendir
gracias a Jesucristo (la Deidad de Rayas) por salvarlo de la destrucción

131
llevado a cabo por la sublevación de los objetos. Hay varios versículos en
3 Nefi 19 que aparentemente apoyan esta idea de oración y súplica cuando
Jesucristo visitó al Nuevo Mundo. Nefi registró:
Y sucedió que mientras los ángeles estaban ministrando a los discípulos, he aquí, Jesús llegó y se puso en medio
de ellos y les ministró.

Y aconteció que habló a la multitud, y mandó que se arrodillaran otra vez en el suelo, y que sus discípulos se
arrodillasen también.

Y sucedió que cuando todos se hubieron puesto de rodillas en el suelo, mandó a sus discípulos que orasen.

Y he aquí, empezaron a orar; y oraron a Jesús, llamádolo su Señor y su Dios (3 Nefi 19:15-18).

La figura humana solitaria pueda haber sido puesto en esta postura para
representar todos los que son “discípulos de Cristo” quienes han sido
salvados por su redención y expiación.
Un cuidadoso estudio iconográfico de estos antiguos artefactos del
Nuevo Mundo nos ha revelado mucho referente a estos indígenas
americanos. Afortunadamente el tema de la Sublevación de los Objetos se
presta a un estudio donde se puede incluir otras fuentes de información
sobre la América Pre-Colombina tales como el folklore y las leyendas
registradas por los primeros cronistas y el Libro de Mormón. Estos
instrumentos adicionales podrían permitir que el arqueólogo o historiador
de arte identificaran nuevos contextos en las que se podrían analizar sus
descubrimientos y formular hipótesis alternativas en cuanto a los primeros
habitantes del “Nuevo Mundo.”

Notas al final del Capítulo:

1 Jeffrey Quilter, “The Moche Revolt of the Objects.” Latin American Antiquity, 1(1), 1990. Pp. 42-65.

2 A. L. Kroeber, “Archaeological Explorations in Peru, Part II: The Northern Coast.” En Anthropological Memoirs vol. 2, num. 2, pp. 45-116. 1930. Field Museum of Natural History,
Chicago.

3 A. M. Hocquenghem y P. J. Ly on, “A class of Anthropomorphic Supernatural Females in Moche Iconography.” Ñawpa Pacha 1980 18:27-48.

4 Figura 4. Dibujo desenrollado de la pintura de la vasija de Munich. Los números fueron agregados por el autor (después de Kutscher 1983: Abdiidung 267). Nótese alguna
duplicación en los bordes para mostrar superposición.La Figura 1 (página 132), Figura 2 (página 133) y Figura 3 (página 134) fueron dadas por cortesía de los Drs. Jeffrey
Quilter y Donna McClelland.

5 Christopher B. Donnan, Moche Art of Peru. Museo de Historia Cultural, Universidad de California en Los Angeles, 1978.1 6 HC 50 (1843).

6 David A. Freidel, ensay o sobre “Preparando la Via,” publicado en The Olmec World, Ritual and Rulership (El Mundo de los Olmecas, Ritual y Gobernación), Publicado por El
Museo de Arte, Universidad de Princeton, 1996. 9.

7 Benson 1972: 52; Donnan 1976: 124-136.

8 D. Sharon, Wizard of the Four Winds: A Shaman’s Story (Hechicero de los Cuatro Vientos: Un Relato de un Chamán), Free Press, Nueva York, 1978.

9 A.M. Mester, “The Owl in Moche Iconography (El Búho en la Iconografía Moche),” Artículo presentado en la 11a Conferencia Anual de la Arqueología y Etnología Andina y
Amazonica, Bloomington, 1983. 14-15.

10 Para aquellos que desean más información sobre el tema del Árbol de la Vida en el Libro de Mormón, favor de leer 1 Nefi Capítulos 8-11.

132
Capítulo 8
LA INMORTALIDAD DEL ALMA Y LA RESURRECCIÓN

Hay tres preguntas fundamentales en la vida: ¿De dónde venimos? ¿Por


qué estamos aquí? ¿Y hacia dónde vamos? En una manera u otra, Lawrence
E. Sullivan trata estas preguntas profundas en su libro, Icanchu’s Drum (El
Tambor de Icanchu). Él indaga estas preguntas al explorar la mitología y el
1

entendimiento de unas sociedades indígenas del siglo XX en Sudamérica.


Estos indios, quienes no han tenido contacto con las religiones modernas,
reflejan, en muchas maneras, el entendimiento de los nativos pre-
colombinos.
Sullivan propone que la manera en que una nación, tribu, grupo o familia
trata a sus muertos es una buena indicación de su conocimiento y
entendimiento del propósito de la vida y la muerte. ¿Creen ellos en la
inmortalidad del alma? ¿Creen ellos que cada individuo tiene un espíritu y
que vive este espíritu después de que el cuerpo se haya muerto? ¿Creen
ellos que el espíritu tiene necesidades físicas o que aquellas relaciones
personales formadas durante la vida continúan después de la muerte?
¿Creen en la resurrección del cuerpo? ¿Por qué es que algunos de los
indígenas entierran comida, bebida, oro, plata, y otras pertenencias,
incluyendo aun a las esposas, junto con los maridos muertos?
Sullivan recogió información sobre numerosas tribus remotas de indios y
describió sus hábitos y mitos religiosos. Como se supondría, muchos de los
mitos y formas de religión parecen ser primitivas a los desconocidos; sin
embargo, muchas veces son muy complejas. Frecuentemente, hay un núcleo
de enseñanzas que parece muy similar a las enseñanzas judeo-cristianas
dispersadas entre los mitos, que hasta ahora, no han sido corrompidas por
las religiones contemporáneas y parecen ser relacionarse más con las
creencias de los indígenas precolombinos. El Libro de Mormón y las
primeras crónicas españolas y portuguesas relatan antiguas enseñanzas
históricas y religiosas que pueden aclarar el asunto de los mitos y las
creencias de las numerosas tribus de indios del siglo XX.
LA NATURALEZA DE LOS ESPÍRITUS

Durante un seminario provocativo sobre la historia del arte en la escuela


post-graduado en la antigua mitología de los nativos americanos pre-
colombinos, el profesor preguntó a los estudiantes si ellos creían que los
seres humanos tienen un espíritu y, si creen, cuál es la naturaleza de este

133
espíritu. Ningún estudiante levantó la mano. Después de que el profesor
animó a los estudiantes a participar, varios de ellos cautelosamente
sugirieron la idea de que tal vez los hombres puedan tener un espíritu que
podría ser considerado como alguna forma de energía cósmica. Ninguno de
los estudiantes estaba preparado para proponer la idea de que el espíritu
podría ser una entidad individual con una forma perceptible que deja al
cuerpo y sigue viviendo después de la muerte.
Una de las enseñanzas principales del Libro de Mormón es la naturaleza
eterna de los hombres. Como se notó previamente, antes de que los
jareditas salieran del Viejo Mundo, fue registrado que el hermano de Jared
fundió dieciséis piedras pequeñas que eran tan transparentes como el vidrio
y después clamó al Señor para que el las tocara con su dedo para que, con
el poder de su mano, estas brillasen en la oscuridad e iluminasen el interior
de los ocho barcos de los jareditas mientras que atravesaban las “aguas
grandes.” Éter registró que a causa de la fe enorme del hermano de Jared,
Jehová respondió a su solicitud y tocó cada una de las dieciséis piedras. Al
tocarlas, el hermano de Jared, quién hasta este momento solamente había
oído la voz de Jehová, vio el dedo del Señor y cayó al suelo con gran
miedo y asombro. Entonces, Jehová se ofreció a mostrarse a sí mismo al
hermano de Jared. Moroni registró este singular acontecimiento en el libro
de Éter de la siguiente manera:
Y nunca me he mostrado al hombre que he creado, porque jamás ha creído en mí el hombre como tú lo has hecho.
¿Ves que eres creado a mi propia imagen? Sí, en el principio todos los hombres fueron creados a mi propia imagen.

He aquí, este cuerpo que ves ahora, es el cuerpo de mi espíritu; y he creado al hombre a semejanza del cuerpo de
mi espíritu; y así como me aparezco a ti en el espíritu, aparecerá a mi pueblo en la carne.

Y ahora, dado que yo, M oroni dije que no podía hacer una relación completa de estas cosas que están escritas,
bástame, por tanto, decir que Jesús se mostró a este hombre en el espíritu, según la manera y a semejanza del mismo
cuerpo con que se mostró a los nefitas (Éter 3:15-17).

Dos creencias importantes de los mormones están confirmadas en base a


este relato del hermano de Jared. Primero, Jehová y Jesucristo son la misma
persona y que Jesucristo es el Dios del Antiguo Testamento tanto como lo es
del Nuevo Testamento. Muchos cristianos presumen que este Jehová es
Dios, el Padre. Los Santos de los Últimos Días creen que en cambio fue
Jesucristo, quien estaba actuando bajo la dirección de su Padre. Los
mormones creen que fue Jesucristo quien habló con Adán y Eva después de
que ellos fueron expulsados del Jardín de Edén y también con los otros
grandes profetas que existieron antes del diluvio en la Biblia. Él mandó a
Noé edificar un arca y le mostró como construirla. Él es el “Gran Yo Soy,”
quién apareció a Abraham e quién hizo un convenio importante con él

134
(Génesis 17).
También Jesucristo se le apareció a Moisés en el monte de Horeb y le
envió a librar la Casa de Israel de la esclavitud de los egipcios. Cuando
Moisés preguntó al Señor como podría convencer a los israelitas de que él
había hablado con el Dios de ellos, Jehová se identificó a sí mismo como
“YO SOY EL QUE SOY” e instruyó a Moisés que dijera a los israelitas que
el “YO SOY” le había enviado (Éxodo 3:13-14). Después de que Jesucristo
había nacido y estaba enseñando a la gente, hizo que los judíos se enojasen
enormemente cuando proclamó:
Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy (énfasis añadida) ( S. Juan 8:56-58).

La segunda creencia de los Santos de los Últimos Días que fue ilustrada
durante el encuentro entre el hermano de Jared y Jesucristo, es que un
espíritu tiene la forma de un ser humano o más importante aún, es que los
hombres fueron creados a la imagen o forma del espíritu de Cristo. Esto
coincide con el relato en Génesis:
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos,
en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la
tierra.
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y
hembra los creó (Génesis 1:26-27). 2

La revelación dada a Moisés concerniente a la creación del mundo tal


como fue escrita en el Libro de Moisés en la escritura de los mormones, La
Perla de Gran Precio nos brinda aún más claridad:
Y yo, Dios, dije a mi Unigénito, el cual fue conmigo desde el principio: Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza; y fue hecho. Y yo, Dios, dije: Tenga dominio sobre los peces del mar, sobre las aves
del cielo, sobre el ganado, sobre toda la tierra y sobre todo lo que se arrastra sobre la tierra.

Y yo, Dios, creé al hombre a mi propia imagen, a imagen de mi Unigénito lo creé; varón y hembra los creé
(M oisés 2:26-27).

Los Santos de los Últimos Días creen que durante este período creativo,
Dios, el Padre tenía un cuerpo físico, pero Jesucristo, quien aún no había
nacido en la tierra, no había adquirido un cuerpo físico. La dificultad de
poder distinguir entre un personaje de espíritu y un cuerpo resucitado llegó
a ser evidente cuando Cristo resucitado se apareció a diez de sus apóstoles,

135
tal como escribió Lucas:
M ientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.

Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.

Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?

M irad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos,
como veis que yo tengo.

Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies (S. Lucas 24:36-40).

Obviamente, estos primeros apóstoles estaban familiarizados con la idea


de que, de vez en cuando, los espíritus visitaban a los hombres en la tierra,
por lo general, como ángeles celestiales.
LA NATURALEZA DE LOS ÁNGELES

Acerca de la naturaleza y misión de los ángeles, el Antiguo Testamento


relata visitaciones angélicas en numerosas ocasiones, tal como los tres
hombres (que se da por entendido ser ángeles) que visitaron a Abraham
(Génesis 18) y posteriormente se reunieron con Lot en la ciudad de Sodoma
(Génesis 19). Unos ángeles ayudaron a Agar y su hijo, Ismael, cuando
estaban en el desierto, un hecho que es venerado en el mundo islámico
(Génesis 16). Los relatos bíblicos más famosos de visitas de ángeles son
las apariciones del ángel Gabriel a Zacarías para anunciar el próximo
nacimiento venidero de Juan el Bautista; y subsecuentemente, la aparición
de Gabriel a María, la madre de Jesucristo. 3

Posteriormente cuando Jesucristo nació, un ángel se les apareció a los


pastores y les proveyó instrucciones explicando dónde debían de ir para
encontrar al recién nacido niño Jesús. Este ángel no identificado estaba
acompañado por un coro de huestes celestiales. Los cuatro evangelios
contienen relatos de como ángeles periódicamente ministraron a Jesucristo
durante su ministerio. Uno de los eventos más notables de estas visitas es
cuando Jesucristo fue transfigurado en frente de Pedro, Santiago y Juan. En
aquel momento, dos antiguos profetas, Moisés y Elías (Elías, el Profeta),
los dos profetas que fueron llevados a los cielos sin padecer la muerte,
aparecieron y ministraron a Jesucristo y también a los tres apóstoles.
Según las narraciones de los cuatro evangelios, durante la mañana de la
resurrección, ángeles desconocidos fueron vistos por los discípulos adentro
o cerca de la tumba. Después de que el Señor resucitado pasó
aproximadamente cuarenta días ministrando a sus apóstoles, él ascendió a
los cielos. Mientras que sus apóstoles se lo vieron ascender, dos ángeles,

136
vestidos de blanco, se les aparecieron a ellos y les dijeron que, “Este
mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le
habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1:10-11).
El Libro de Mormón contiene numerosos relatos de ángeles quienes
intercedieron en los asuntos de los hombres. Al principio del relato del
Libro de Mormón, Nefi describió las aventuras que él y sus tres hermanos
habían vivido cuando ellos intentaron de obtener el extremadamente valioso
registro de los judíos que estaba grabado sobre planchas de bronce en
posesión de un elder judío, Labán. Después de haber sido robados por
Labán y de haber sido perseguidos por las calles de Jerusalén por los
siervos de Labán, los dos hermanos mayores de Nefi, Lamán y Lemuel, en
una reacción dramática a sus frustraciones y miedo, empezaron a golpear
con una vara a Nefi y otro hermano, Sam. Durante la paliza, de repente
apareció un ángel y les preguntó a los hermanos rebeldes porqué estaban
golpeando a Nefi. El ángel reprendió fuertemente a los dos hermanos
mayores y luego partió.
Nefi enseñó a su familia que los ángeles hablan con el poder del Espíritu
Santo, y así, ellos hablan las palabras de Jesucristo. Aproximadamente en
el año 124 A.C., Benjamín, el rey nefita, enseñó al pueblo referente a la
futura venida de Jesucristo al mundo. Declaró que los detalles del futuro
nacimiento del Salvador se le había sido comunicado a el por un ángel de
Dios. Benjamín declaró:
Y las cosas que os diré me han sido reveladas por un ángel de Dios. Y me dijo: Despierta; y desperté; y he aquí
que él estaba ante mí.

Y me dijo: Despierta y oye las palabras que te voy a decir; pues he aquí, vengo a declararte alegres nuevas de gran
gozo.

Porque el Señor ha oído tus oraciones, y ha juzgado en cuanto a tu rectitud y me ha enviado para declarártelas, a
fin de que te regocijes; y para que las declares a los de tu pueblo, a fin de que ellos también se llenen de gozo.

Porque ha aquí que viene el tiempo, y no está muy distante, en que con poder, el Señor Omnipotente que reina,
que era y que es de eternidad en eternidad, descenderá del cielo entre los hijos de los hombres; y morará en un
tabernáculo de barro, e irá entre los hombres efectuando grandes milagros, tales como sanar a los enfermos, resucitar a
los muertos, hacer que los cojos anden, y que los ciegos reciban su vista, y que los sordos oigan, y curar toda clase de
enfermedades.

Y se llamará Jesucristo, el Hijo de Dios, el Padre del cielo y de la tierra, el Creador de todas las cosas desde el
principio; y su madre se llamará M aría (M osíah 3:2-5,8).

Otro caso en donde un ángel se le apareció a algunos hombres en el Libro


de Mormón fue la aparición a cinco hijos rebeldes de padres creyentes –
Alma, el hijo de Alma, y los cuatro hijos del rey Mosíah. Estaban
activamente intentando destruir la iglesia de Dios. Mosíah registró el

137
episodio en el siguiente relato:
Ahora bien, aconteció que mientras se ocupaba en destruir la iglesia de Dios – porque [Alma] iba secretamente
con los hijos de M osíah, tratando de destruir la iglesia y descarriar al pueblo del Señor, cosa contraria a los
mandamientos de Dios, y aún del rey –,

pues como ya os dije, mientras iban aquí y allá rebelándose contra Dios, he aquí, se les apareció el ángel del
Señor; y descendió como en una nube; y les habló como con voz de trueno que hizo temblar el suelo sobre el cual
estaban (M osíah 27:10-11).

Finalmente, alrededor del año 420 D.C., el gran guerrero y profeta


Moroni, el último guardián de los registros de los nefitas, declaró que los
ángeles están sujetos a Cristo y están encargados de ministrar a los fieles
según las instrucciones de Jesucristo. La falta de la aparición de los ángeles
a los hombres es debido a la falta de fe y el fallo de los hombres en cumplir
con los mandamientos de Dios (Véase Moroni 7).
Parece que los ángeles juegan un papel importante en la red de
comunicaciones de Dios con los hombres. No solamente, los ángeles
estuvieron activos en tiempos pasados, sino que según las escrituras, ellos
también van a tener un papel importante en las comunicaciones futuras de
Dios con sus hijos. El apóstol Juan recibió una visión del futuro que los
Santos de los Últimos Días interpretan como un pronóstico de la
restauración del evangelio en los tiempos modernos. En el Libro de
Apocalípsis, Juan declaró: “Ví volar por en medio del cielo a otro ángel,
que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a
toda nación, tribu, lengua y pueblo.” (Apocalípsis 14:6). Los mormones
creen que el “otro ángel” era Moroni quien entregó el Libro de Mormón a
José Smith.
LA NATURALEZA DE SATANÁS

Los escritores de las crónicas muchas veces se referían a los agentes de


Satanás, el diablo, o Lucifer quienes hicieron sus propias apariciones en la
4

tierra. La Biblia enseña que Lucifer jugó un papel importante en el Jardín


del Edén al persuadir a Eva a comer la fruta prohibida. Moisés brindó
considerable información detallada sobre Satanás. Inicialmente, Moisés
escribió acerca de su encuentro con Dios:
Y vio a Dios cara a cara, y habló con El, y la gloria de Dios cubrió a M oisés; por lo tanto, M oisés pudo soportar
su presencia.

Y Dios habló a M oisés, diciendo: He aquí, soy el Señor Dios Omnipotente, y Sin Fin es mi nombre; porque soy
sin principio de días o fin de años; ¿y no es esto sin fin?

He aquí, tú eres mi hijo; mira, pues, y te mostraré las obras de mis manos; pero no todas, porque mis obras son
sin fin, y también mis palabras, porque jamás cesan.

138
Por consiguiente, ningún hombre puede contemplar todas mis obras sin ver toda mi gloria; y ningún hombre
puede ver toda mi gloria y después permanecer en la carne sobre la tierra.

Y la presencia de Dios se apartó de M oisés, de modo que su gloria ya no lo cubría; y M oisés quedó a solas; y al
quedar a solas, cayó a tierra.

Y sucedió que por el espacio de muchas horas M oisés no pudo recobrar su fuerza natural según el hombre, y se
dijo a sí mismo: Por esta causa, ahora sé que el hombre no es nada, cosa que yo nunca me había imaginado.

Pero ahora mis propios ojos han visto a Dios; pero no mis ojos naturales, sino mis ojos espirituales;, porque mis
ojos naturales no hubieron podido ver; porque me habría desfallecido y me habría muerto en su presencia; mas su
gloria me cubrió, y vi su rostro, porque fui transfigurado delante de él (M oisés 1:2-5, 9-11).

Luego que el Señor partiera, Moisés afirmó que Satanás apareció ante él
y lo tentó. Moisés se refirió a su encuentro con Lucifer de la siguiente
manera:
Y aconteció que cuando M oisés hubo pronunciado estas palabras, he aquí Satanás vino para tentarlo, diciendo:
M oisés, hijo del hombre, adórame.

Y sucedió que M oisés miró a Satanás, y dijo: ¿Quién eres tú? Porque, he aquí, yo soy un hijo de Dios, a
semejanza de su unigénito. ¿Y dónde está tu gloria, para que te adore?

Porque he aquí, no hubiera podido ver a Dios, a menos que su gloria me hubiera cubierto y hubiera sido
transfigurado ante él. Pero yo puedo verte a ti según el hombre natural. ¿No es verdad esto?

Bendito sea el nombre de mi Dios, porque su Espíritu no se ha apartado de mí por completo, o por otra parte,
¿dónde está tu gloria?, porque para mí es tinieblas. Y puedo discernir entre tú y Dios, pues él me dijo: Adora a Dios,
porque a él sólo servirás.

Vete de aquí, Satanás; no me engañes, porque Dios me dijo: Eres a semejanza de mi Unigénito.

Y también me dio mandamientos cuando me habló desde la zarza que ardía, diciendo: Invoca Dios en el nombre de
mi Unigénito y adórame.

Y añadió M oisés: No cesaré de clamar a Dios; tengo otras cosas que preguntarle; porque su gloria ha estado sobre
mí, por tanto, puedo discernir entre tú y él. Retírate de aquí, Satanás.

Y cuando M oisés hubo pronunciado estas palabras, Satanás gritó en alta voz y bramó sobre la tierra, y mandó y
dijo: Yo soy el Unigénito, adórame a mí.

Y aconteció que M oisés empezó a temer grandemente; y al comenzar a temer, vio la amargura del infierno. No
obstante, clamando a Dios, recibió fuerza, y mandó, diciendo: Retírate de mí, Satanás, porque sólo a este único Dios
adoraré, el cual es el Dios de gloria.

Y entonces Satanás comenzó a temblar, y se estremeció la tierra; y M oisés recibió fuerza, e invocó a Dios,
diciendo: En el nombre del Unigénito, retírate de aquí, Satanás.

Y ocurrió que Satanás gritó en alta voz, con lloro, y llanto, y crujir de dientes; y se apartó de allí, sí, de la
presencia de M oisés, de modo que no lo vio más (M oisés 1:12 22).

Luego que Satanás partiera, el Señor se le apareció nuevamente ante


Moisés y le explicó como Satanás o Lucifer había sido expulsado de los
cielos. Nuevamente Moisés registró la siguiente conversación que sostuvo
con Dios.

139
Y yo, Dios el Señor Dios, le hablé a M oisés, diciendo: Ese Satanás, a quien tú has mandado en el nombre de mi
Unigénito es el mismo que existió desde el principio, y vino ante mí, diciendo: Heme aquí, envíame a mí, Seré tu hijo
y redimiré a todo el género humano, de modo que no se perderá ni una sola alma, y de seguro lo haré; dame pues, tu
honra.

Pero, he aquí, mi hijo Amado, que fue mi Amado y Escogido desde el principio, me dijo: Padre, hágase tu
voluntad, y sea tuya la gloria para siempre.

Pues, por motivo de que Satanás se rebeló contra mí, y pretendió destruir el albedrío del hombre que yo, Dios el
Señor, le había dado, y que también le diera mi propio poder, hice que fuese echado abajo por el poder de mi
Unigénito.

y llegó a ser Satanás, sí, el diablo, el padre de todas las mentiras, para engañar y cegar a los hombres y llevarlos
cautivos según la voluntad de él, sí, a cuantos no quieran escuchar mi voz (M oisés 4:1 4).

En la Biblia, Juan brindó información adicional referente al papel de


Satanás antes de la creación; y la guerra resultante entre los espíritus que
siguieron a Satanás y aquéllos que siguieron a Jesucristo. En el Libro de
Apocalípsis, Juan escribió:
Después hubo una gran batalla en el cielo: M iguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y
sus ángeles;

pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.

Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo
entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él (Apocalípsis 12:7 9).

Basado en sus libros de escrituras particular, los mormones creen que


hubo una guerra en los cielos durante la existencia pre-mortal de los hijos
espirituales de Dios. La guerra fue básicamente sobre cómo sus vidas
serían dirigidas en la tierra. Los temas en discusión eran tales como: el
libre albedrío, cómo obtener la salvación para regresar a Dios, y quién
debería ser el Redentor. Lucifer prometió de salvar a cada alma al
prohibirles el derecho de escoger entre lo bueno y lo malo. En retorno, él
quería apropiarse de la gloria de Dios. Aunque Satanás y sus seguidores
fueron expulsados de los cielos, los mormones creen que el combate
continúa en la tierra entre el bien y el mal.
Uno de los resultados de la expulsión de Lucifer es que ni él ni sus
seguidores recibirían alguna vez cuerpos de carne y huesos ni que jamás
tendrán descendientes. Los mormones, creen firmemente que el cuerpo y el
espíritu juntos son superiores a tan solo el espíritu, y por lo tanto, Satanás
está furioso por habérsele privado de tener un cuerpo. Su objetivo es de
hacer que los hombres y mujeres sean tan miserables como lo es él y de
destruir el libre albedrío del hombre al esclavizarlo con el pecado.
Antes de que Lehi muriera, enseñó a sus hijos acerca de los esfuerzos del
diablo por engañar a la humanidad:

140
Y ahora bien, hijos mios, os hablo estas cosas para vuestro provecho e instrucción; porque hay un Dios, y él ha
creado todas las cosas, tanto los cielos como la tierra y todo cuanto en ellos hay; tanto las cosas que actúan como
aquéllas sobre las cuales se actúa.

Y para realizar sus eternos designios en cuanto al objeto del hombre, después que hubo creado a nuestros
primeros padres, y los animales del campo, y las aves del cielo, y en fin, todas las cosas que se han creado, era
menester una oposición; sí, el fruto prohibido en oposición al árbol de la vida, siendo dulce el uno y amargo el otro.

Por lo tanto, Dios el Señor le concedió al hombre que obrara por sí mismo. De modo que el hombre no podía
actuar por sí, a menos que lo atrajera lo uno o lo otro.

Y yo, Lehi, de acuerdo con las cosas que he leído, debo suponer que un ángel de Dios había caído del cielo, según
lo que está escrito; por tanto, se convirtió en un diablo, habiendo procurado lo malo ante Dios.

Y porque había caído del cielo, y llegado a ser miserable para siempre, procuró igualmente la miseria de todo el
género humano. Por tanto, dijo a Eva, sí, esa antigua serpiente, que es el diablo, el padre de todas las mentiras, así le
dijo: Come del fruto prohibido, y no morirás, sino que serás como Dios, conociendo el bien y el mal (2 Nefi 2:14 18).

Nefi también enseñó a los nefitas acerca de las astucias virtudes de


Satanás y sus esfuerzos por engañar al hombre:
Porque el reino del diablo ha de estremecerse, y los que a él pertenezcan deben ser provocados a arrepentirse, o el
diablo los prenderá con sus sempiternas cadenas, y serán movidos a cólera, y perecerán;

porque he aquí, en aquel día él enfurecerá los corazones de los hijos de los hombres, y los agitará a la ira contra lo
que es bueno.

Y a otros pacificará y los adormecerá con seguridad carnal, de modo que dirán: Todo va bien en Sión; sí, Sión
prospera, todo va bien. Y así el diablo engaña sus almas, y los conduce astutamente al infierno.

Y he aquí, a otros los lisonjea y les cuenta que no hay infierno; y les dice: Yo no soy el diablo, porque no lo hay;
y así les susurra al oído, hasta que los prende con sus terribles cadenas, de las cuales no hay rescate.

Sí, son atrapados por la muerte y el infierno; y la muerte, el infierno y el diablo, y todos los que hayan caído en
su poder, deben presentarse ante el trono de Dios y ser juzgados según sus obras, de donde tendrán que ir al lugar
preparado para ellos, sí, un lago de fuego y azufre, que es tormento sin fin (2 Nefi 28:19 23).

En todo el Libro de Mormón, los profetas alertaron a la gente a no ser


influenciados por Satanás y sus seguidores, pero, que al final, tanto los
nefitas como los lamanitas fueron víctimas del demonio. Con respecto a los
nefitas, Mormón escribió:
M as ahora, he aquí que Satanás los lleva, tal como tamo que se lleva el viento; o como el barco que, sin velas ni
ancla, ni cosa alguna con qué dirigirlo, es azotado por las olas; y así como la nave son ellos (M ormón 5:18).

Cuando los españoles y portugueses arribaron al Nuevo Mundo,


encontraron a los indígenas involucrados en idolatría, sacrificios humanos,
canibalismo, guerras y asesinatos, así como también otros numerosos vicios
como: la inmoralidad, la embriaguez y el uso de narcóticos. Los
exploradores atribuían estas costumbres a la influencia del diablo sobre los
indígenas. Cieza de León fue rápido en culpar a Satanás de muchas de estas
costumbres que observó entre la gente andina, como ser la práctica de

141
enterrar esposas en vida con sus esposos ya muertos. Cieza de León
también narró que los indígenas creían que en ciertos días el diablo era
visto por los sacerdotes nativos quienes hablaban con él y le contaban de
sus asuntos. 5

En las notas de pie de página del libro de Diego de Landa, preparado por
Alfred M. Tozzer, quien editó y escribió las notas en la edición de 1941,
Tozzer observó que los indígenas de Lancandon creían que “bajo la tierra
está donde reside Kisin, el terremoto y dios del mundo de los muertos.” Él
es el dios del mal. Tozzer también afirmaba que otros indígenas lo llamaban
Xibalba al referirse al mundo de los muertos, que es un término que aparece
en el Popol Vuh. Algunos de los indígenas del Caribe llamaban al diablo
6

Supay. Cada tribu diferente o nación parecía de tener su propia palabra


para referirse al diablo, así como también tienen una palabra para dios.
LA INMORTALIDAD DEL ALMA

Además de enseñar el papel de los ángeles en el propósito eterno de


Dios, el Libro de Mormón también enseña la inmortalidad del alma.
Aproximadamente en el año 550 A.C., el hijo de Lehi, Jacobo, dio un
poderoso discurso a un pequeño grupo de nefitas afincados en el Nuevo
Mundo. Al inicio de su sermón, Jacobo recordó a los nefitas que había sido
llamado por Dios, y ordenado en el santo sacerdocio (2 Nefi 6:2). Jacobo
enseñó a los nefitas sobre la inmortalidad del alma y la necesidad de la
resurrección. Sus enseñanzas fueron pasadas a generaciones siguientes de
nefitas y también a muchos de los lamanitas. Como será visto, trazos de la
doctrina sobre la inmortalidad del alma aparecen en las creencias
religiosas de los indígenas encontrados por los europeos. A continuación
están partes extraídas del sermón de Jacobo:
Porque sé que habéis escudriñado mucho, un gran número de vosotros, para saber acerca de cosas futuras; por
tanto, yo sé que vosotros no ignoráis que nuestra carne tiene que perecer y morir; no obstante, en nuestro cuerpo
veremos a Dios.

Porque así como la muerte ha pasado sobre todos los hombres, para cumplir el misericordioso designio del gran
Creador, también es menester que haya un poder de resurrección, y la resurrección debe venir al hombre por motivo
de la caída; y la caída vino a causa de la transgresión; y por haber caído el hombre, fue desterrado de la presencia del
Señor.

Por tanto, es preciso que sea una expiación infinita, pues a menos que fuera una expiación infinita, esta
corrupción no podría revertirse de incorrupción. De modo que el primer juicio que vino sobre el hombre habría tenido
que permanerce infinitamente. Y siendo así, esta carne tendría que descender para pudrirse y desmenuzarse en su
madre tierra, para no levantarse jamás.

Y a causa del medio de redencióm de nuestro Dios, el Santo de Israel, esta muerte de la cual he hablado, que es la
temporal, entregará sus muertos; y esta muerte es la tumba.

142
Y esta muerte de que he hablado, que es la muerte espiritual, entregará sus muertos; y esta muerte espiritual es el
infierno. De modo que la muerte y el infierno han de entregar a sus muertos, y el infierno ha de entregar sus espíritus
cautivos, y la tumba sus cuerpos cautivos, y los cuerpos y los espíritus de los hombres serán restaurados los unos a
los otros; y es por el poder de la resurrección del Santo de Israel.

¡Oh cuán grande es el plan de nuestro Dios! Porque por otra parte, el paraíso de Dios ha de entregar los espíritus
de los justos, y la tumba los cuerpos de los justos; y el espíritu y el cuerpo son restaurados de nuevo el uno al otro, y
todos los hombres se tornan incorruptibles e inmortales; y son almas vivientes, teniendo un conocimiento perfecto
semejante a nosotros en la carne, salvo que nuestro conocimiento será perfecto.

Y acontecerá que cuando todos los hombres hayan pasado de esta primera muerte a vida, de modo que hayan
llegado a ser inmortales, deben comparecer ante el tribunal del Santo de Israel; y entonces viene el juicio, y luego
deben ser juzgados según el santo juicio de Dios (2 Nefi 9:4, 6-7, 11-13, 15).

El próximo discurso importante sobre la inmortalidad y la resurrección


registrado en el Libro de Mormón fue el discurso del profeta Abinadí al
malvado rey nefita Noé y sus seguidores alrededor del año 148 A.C.
Abinadí llamó al rey Noé y a sus sacerdotes malvados junto con sus
seguidores al arrepentimiento. Alma, uno de los sacerdotes de Noé, creyó
en Abinadí y posteriormente registró su sermón. Abinadí reveló que la
resurrección ocurrió gracias a la acción de Jesucristo y que habría más de
una resurrección. La gente también supo que los malignos no resucitarían al
mismo tiempo que los justos, sino que tendrían que esperar por una próxima
resurrección. Abinadí fue el primer mártir registrado en el Libro de
Mormón que, por sus enseñanzas, fue quemado en una estaca.
Alrededor del año 73 A.C., Alma, el más joven, tuvo razón en reprimir a
su hijo, Coriantón, por su comportamiento inmoral. Durante la reprimenda,
Alma percibió que Coriantón no entendía aún el principio de la
resurrección. Alma le explicó que le había preguntado a Dios
específicamente sobre lo que sucede al espíritu durante el tiempo que está
separado del cuerpo enseguida después de la muerte. Él escribió:
Ahora, bien, respecto al estado del alma entre la muerte y la resurrección, he aquí, un ángel me ha hecho saber que
los espíritus de todos los hombres, en cuanto se separan de este cuerpo mortal, sí, los espíritus de todos los hombres,
sean buenos o malos, son llevados de regreso a ese Dios que les dio la vida.

Y sucederá que los espíritus de los que son justos serán recibidos en un estado de felicidad que se llama paraíso:
un estado de descanso, un estado de paz, donde descansarán de todas sus aflicciones, y de todo cuidado y pena.

Y entonces acontecerá que los espíritus de los malvados, sí, los que son malos–pues he aquí, no tienen parte ni
porción del Espíritu del Señor, porque escogieron las malas obras en lugar de las buenas; por lo que el espíritu del
diablo entró en ellos y se posesionó de su casa–éstos serán hechados a las tinieblas de afuera; habrá llantos y
lamentos y el crujir de dientes; y esto a causa de su propia iniquidad, pues fueron llevados cautivos por la voluntad
del diablo.

Así que éste es el estado de las almas de los malvados; sí, en tinieblas y en un estado de terrible y espantosa
espera de la ardiente indignación de la ira de Dios sobre ellos; y así permanecen en este estado, como los justos en el
paraíso, hasta el tiempo de su resurrección (Alma 40:11-14).

143
Seis años antes del nacimiento de Jesucristo, Samuel, el profeta lamanita,
recordó a los malvados nefitas sobre la resurrección de Jesucristo y la
pendiente redención para todos los hombres que se arrepintiesen. El punto
central del Libro de Mormón es la aparición registrada de Jesucristo
resucitado a los nefitas y lamanitas en el Nuevo Mundo y su resurrección en
Jerusalén.
CREENCIAS NATIVAS SOBRE LA INMORTALIDAD Y LA
RESURRECCIÓN

Durante el tiempo en que los exploradores europeos arribaron al Nuevo


Mundo, los indígenas demostraron una fuerte creencia en la inmortalidad
del alma y la resurrección del cuerpo. Aunque algunos de los primeros
conquistadores reconocieron los vestigios de creencias cristianas e
israelitas, estas creencias y prácticas habían sido diluídas y cambiadas
radicalmente durante el intervalo de mil cien años que corresponde con el
final de la narrativa del Libro de Mormón.
Durante el segundo viaje de Colón a las Américas, navegó a lo largo de
la costa sur de Cuba tratando de descubrir si Cuba era la tierra principal
que buscaba. Desembarcó en las costas en varios lugares y en un lugar
asistió una misa en la costa. Pedro Martir registró este evento como si
hubiera sido descrito por el propio Colón:
Mientras que el almirante escuchaba la misa en la playa se le acercó por
un indígena de apariencia distinguida, quien parecía tener unos 80 años de
edad. Aunque el líder estaba totalmente desnudo, estaba acompañado por
muchos seguidores. El líder permaneció atrás y observó con respeto a
Colón y los españoles celebrar la misa. Luego de la misa, el indígena dio a
Colón una canasta llena de frutas que llevaba en sus manos. Luego se sentó;
y usando a Diego Colón como intérprete, narró lo siguiente:
Nos han dicho que has viajado con una armada poderosas a través de todas estas provincias que hasta ahora han
sido desconocidas para tí; y que has causado más que un poco de miedo entre la gente que habita estas tierras. Por lo
tanto, debo advertirte y recordarte que las almas de los hombres, cuando dejan sus cuerpos siguen uno de dos
caminos: el oscuro y lúgubre que ha sido preparado para aquéllos que molestan y dañan a otros; y el otro camino
agradable y encantador que es para aquéllos que durante sus vidas amaron la paz y la tranquilidad. Si recuerdas que
eres mortal y que cada individuo recibe sus futuras recompensas de acuerdo a las obras que ha hecho en su vida, no le
hagas el mal a nadie.7

En la región Darién de Panamá, Nuñez de Balboa descubrió que los


nativos guardaban en sus casas a sus ancestros ya fallecidos en la casa con
ellos. Los indígenas cuidaban mucho a los muertos, a tal punto de vestirlos
en vestimentas finas y ponerles joyas valiosas alrededor de sus cuellos. En 8

La Española, muchos de los jefes tenían numerosas esposas. Normalmente,

144
la primera y más querida era enterrada en vida con su esposo cuando éste
fallecía. Las otras esposas también podían acompañar a su esposo muerto
en su tumba. Pedro Martir registró que los nativos también enterraban joyas
y otros efectos personales, como también grandes urnas con agua y pan de
harina de yuca con sus muertos dando a conocer su creencia en que los
muertos pueden necesitar provisiones. 9

Cieza de León observó en muchas ocasiones durante sus viajes que los
nativos expresaban su creencia en la inmortalidad del alma. Siempre
mencionaba a sus prácticas de entierro y su creencia en lo que respecta a la
inmortalidad y un creador de algún tipo. Los indígenas adoraban a una
deidad creadora que tenía su propio nombre. Cieza de León indicó que
después de una batalla difícil, el señor inca Huayna Cápac “recuperaba a
aquéllos de sus hombres que aún estaban con vida y a aquéllos que estaban
muertos, los enterraba con los debidos honores, de acuerdo a sus prácticas
salvajes, ya que todos ellos reconocían la inmortalidad del alma.” 10

En cuanto a los nativos cerca de la antigua ciudad inca de Huánuco,


Cieza de León escribió:
Y los templos suyos estaban en lugares convenientes para hacer sus sacrificios y supersticiones; . . . Creían la
inmortalidad del ánima, debajo de la ceguedad general de todos. Estos indígenas son de buena razón y la dan de sí a
todo lo que les preguntan y de ellos quieren saber. Los señores naturales de estos pueblos, cuando fallecían no los
metían solos en las sepulturas, antes los acompañaban de mujeres vivas de las más hermosas, como todos los demás
usaban. Y estando éstos muertos, sus ánimas fuera de los cuerpos, están estas mujeres que con ellos entierran
aguardando la hora espantosa de la muerte, tan temerosa de pasar, para irse a juntar con el muerto, metidas en las
grandes bóvidas que hacen en las sepulturas; teniendo por gran felicidad y bienaventuranza ir juntas con su marido o
señor, creyendo que luego habían de entender en servirlo de la manera que acostumbraban en el mundo. Y por esta
causa les parecía que la que presto pasase de esta vida, más en breve se vería en la otra con el señor o marido suyo.
Esta costumbre procede de lo que otras veces tengo dicho, que es ver (a lo que ello dicen) apariencias del demonio por
los heredamientos y sementeras, que demuestra ser los señores que ya eran muertos, acompañados de sus mujeres y
de lo que más con ellos metieron en las sepulturas.11

Juan Polo de Ondegardo no fue uno de los más conocidos cronistas, pero
frecuentemente era citado por los otros primeros escritores de la conquista.
Cuando Polo de Ondegardo fue el superior magistrado o alcalde de Cuzco
en 1571, escribió numerosos documentos referentes a los incas, su forma de
gobierno, orígenes y religión. Algunos de estos escritos fueron
posteriormente recogidos y publicados en un libro titulado Informaciones
Acerca de la Religión y Gobierno de Los Incas. 12

En estos documentos, Polo de Ondegardo confirmó que los indígenas


creían de manera general que los espíritus o las almas de los hombres
vivían después de esta vida. Aquéllos que habían sido buenos recibían la
gloria y aquéllos que habían hecho el mal recibían dolor o sufrimiento. Sin
embargo, observó que los indígenas no entendían la idea de una

145
resurrección del cuerpo; por lo tanto, eran muy diligentes en conservando
los cuerpos, en manteniéndolos y honrándolos después de la muerte. 13

Polo de Ondegardo creía que la idea de que los muertos necesitaran


ayuda de los vivos era un concepto terrible que fue dado por el diablo a los
indígenas. Comentó que la creencia general era universal en el Nuevo
Mundo y podía ser reconocida en una forma u otra en Nueva España
[México], a través de Perú, en las provincias del Río de la Plata y en Chile.
Enfatizó que todos creían en la inmortalidad del alma. Luego de hacer un
extenso estudio de esta creencia general, Polo de Ondegardo era de la
opinión de que esta creencia hacía que los creyentes tuvieran una gran
preocupación para trabajar duro en cuidar a sus muertos, en algunos lugares
sacrificaban humanos anualmente para honrar a los reyes fallecidos u otros
hombres ricos e influyentes. Mencionó que los incas creían que el estado de
una en el más allá dependía fuertemente de la manera en que el individuo
había vivido sobre la tierra.
14

En México, Diego Durán afirmó que los aztecas también creían en una
vida después de la muerte. En la preparación del cuerpo de un soldado
muerto en batalla, las mujeres traían una manto teñido de rojo que
entregaban a uno de los miembros ancianos. Las mujeres también proveían
de una tela que podía ser utilizada como dinero para los muertos y un
esclavo que era sacrificado al mismo tiempo para servir al fallecido en el
más allá. Todas estas cosas eran llamadas “ofrendas para a aquéllos que
deben morir” y eran dados a los dolientes. Durán observó que todos los
15

oradores se dirigían directamente a los reyes muertos como si estuvieran


aún con vida. Él vio esto como una práctica bestial y de idolátrica.
16

Fray Bernardino de Sahagún reveló un enfoqué ligeramente diferente en


sus escritos acerca de los indígenas aztecas. De acuerdo con Sahagún, las
almas de los muertos iban a uno de tres lugares, dependiendo más de la
manera en que habían muerto, y no así de la manera en que habían vivido.
Uno de los lugares era un infierno llamado Chicunamictla, en donde el
diablo o demonio vivía. Era considerado el lugar más sombrío que no tenía
ni luz ni ventanas; y aquéllos enviados allí nunca saldrían. Los muertos no
tendrían ansiedad ni necesidad ni el deseo de retornar de donde habían
partido. Para prepararlos para la siguiente vida, los cuerpos eran adornados
con papeles y eran sujetos y atados de una manera firme. Un poco de agua
era derramada sobre la cabeza y una vasija pequeña con agua era colocada
con el muerto para ayudarlo durante su travesía errante. El cuerpo, los
papeles y el agua eran puestos luego en una mortaja y nuevamente sujetos
firmemente. Al fallecido le eran dados papeles especiales, puestos de

146
manera ordenada para permitirle atravesar distintos obstáculos. Un conjunto
de papeles le permitía atravesar entre las cadenas montañosas que luego se
unían entre sí. Otro conjunto de papeles le permitía al alma pasar por un
camino vigilado por una serpiente. Y un tercer conjunto le facilitaba pasar
por un pasaje vigilado por una lagartija verde. Otros papeles le ayudaban al
alma a atravesar ocho conjuntos de terrenos pantanosos y ciénagaso y a
través de ocho montecillos. Finalmente, habían papeles que permitían al
alma pasar por el viento de los cuchillos.
Debido a los vientos y fríos severos que los muertos tenían que soportar,
los indígenas prendían fuego a todos los cofres y armas así como también a
las pertenencias de los cautivos que habían capturado en la guerra, y
también las ropas que estos habían vestido, diciendo que todas estas cosas
mantendrían abrigado al fallecido durante esta jornada. Hacían algo similar
cuando una mujer fallecía, quemando todos los instrumentos con las que
ella tejía e hilaba, así como también sus vestimentas para mantenerla
abrigada. Los indígenas también hacían que el fallecido llevara consigo un
pequeño perro de pelaje color rojo fuerte y ponían alrededor de su cuello
un piolín de algodón suelto, porque, de acuerdo con Sahagún, los muertos
nadaban a la par del pequeño perro cuando cruzaban un río de el infierno.
Sahagún aprendió de sus maestros aztecas que el segundo lugar a donde
las almas partían era el paraíso terrenal, Tlalocán, donde había mucha
felicidad y ningún sufrimiento. A ellos también se les vestía en papeles y
llevaban un bastón en una de las manos. En Tlalocán, siempre era verano y
todo era verde con flores y árboles.
El tercer lugar donde las almas de los fallecidos iban era el cielo, donde
vivía el Sol. Se creía que en el cielo habían bosques de diferentes especies
de árboles y que las ofrendas que eran hechas a los muertos por los vivos
eran recibidas en el bosque. Luego de estar cuatro años en el cielo, las
almas de los muertos se transformaban en distintos pájaros de mucho
plumaje de finos tonos y volaban para tomar miel de las flores en el cielo y
la tierra, como lo hacen los picaflores.
17

En Yucatán, el obispo Diego de Landa creía que los indígenas en Yucatán


tenían mucho miedo de perecer y tenían períodos de gran luto cuando
alguien moría. Tenían la costumbre de llenar la boca del fallecido con maíz
molido y algo de dinero, así el individuo no estaría sin comer en la vida
próxima. Los muertos eran enterrados dentro de la casa o directamente
detrás de ella; y colocaban algunos de sus ídolos con ellos. Si el hombre
fallecido era un sacerdote, algunos de sus libros eran enterrados con él y si
era un brujo, era enterrado con algunas de sus piedras para hechizerías. Con

147
respecto a los nobles y personas de alta clase, sus cuerpos eran quemados,
sus cenizas puestos en grandes urnas y se construían templos encima de
ellos.
Landa indicó que los mayas creían que luego serían recompensados de
acuerdo a cómo habían vivido. Landa escribió:
Esta gente siempre ha creído en la inmortalidad del alma. A diferencia de otras naciones, aunque no habían
alcanzado tal estado de alta civilización; creían que existía una otra y mejor vida, que el alma disfrutaba cuando era
separada del cuerpo. Decían que esta vida futura estaba dividida en una buena y otra mala – una dolorosa y otra llena
de calma. La mala y dolorosa era para gente viciosa, mientras que la buena y agradable era para aquéllos que habían
vivido haciendo el bien de acuerdo con su forma de vida.

Las satisfacciones que decían que obtendrían, si eran buenos, era de ir a un lugar agradable, donde nada les
causaría dolor y donde tendrían abundancia de comida y bebida de gran dulzura y un árbol que llamaban yaxche, muy
fresco que brindaba mucha sombra, cuyo nombre es el CEIBO, bajo cuyas ramas y la sombra de la misma podían
descansar y dejar de trabajar para siempre..

Las penalidades de una vida mala, que decían que los malos sufrirían, era de ir a un lugar más abajo que el otro, al
cuál llamaban Metnal, que signfica “infierno”, y ser atormentados por los demonios y sufrirían gran hambruna, frío,
fatiga. Sostenían que en este lugar había un demonio, el príncipe de todos los demonios, a quien todos obedecían y lo
llamaban en su lenguaje Hunhau. Y decían que la vida, ya sea buena o mala, no tenía fin para las almas.18

El padre Antonio Ruíz de Montoya, el sacerdote jesuita que ayudó a


establecer las misiones indígenas guaraníes en Paraguay, Argentina y
Brasil, escribió acerca de las creencias religiosas y de entierro de estos
indígenas. Narró que los indios guaraní creían que el alma se separaba del
cuerpo, pero aún lo acompañaba a la tumba, por ello muchos indígenas
enterraban a sus muertos en grandes vasijas de barro. Los indígenas ponían
un pequeño plato en la boca de la vasija, de tal manera que hubiera un
pequeño espacio donde el alma pudiera estar más cómoda. Las vasijas de
barro no eran enterradas del todo en la tierra para que el alma no quedase
atrapada con el cuerpo.
Cuando el sacerdote católico arribó y empezó a enterrar completamente a
los muertos bajo la tierra, un hombre viejo con un extraño aparato parecido
a un cedazo visitaba la tumba y efectuaba los movimientos como si
estuviera removiendo algo de la tumba. Este acto liberaba al alma o espíritu
para que no sufriese al estar atrapado con el cuerpo. 19

Aunque varios cronistas escribieron que los indígenas no entendían la


idea de la resurrección, Inca Garcilaso de la Vega, en su libro,
Comentarios Reales, escribió que los incas creían en una resurrección
universal de los muertos. Brindó una de las mejores descripciones de la
creencia de los incas sobre la resurrección, tal como sigue:
Tenían grandísimo cuidado de poner en cobro los cabellos y uñas que se cortaban y trasquilaban o arrancaban con
el peine: poníanlos en los agujeros o resquicios de las paredes, y si por tiempo se caían, cualquiera otro indio que los

148
veía los alzaba y ponía a recaudo. M uchas veces, por ver lo que decían, pregunté a diversos indios y en diversos
tiempos por qué hacían aquello, y todos me respondían unas mismas palabras, diciendo: “Sábete que todos los que
hemos de volver a virir en el mundo (no tuvieron verbo para decir resucitar), y las ánimas se han de levantar de las
sepulturas con todo lo que fue de sus cuerpos; y porque las nuestras no se detengan buscando sus cabellos y uñas,
que ha de haber aquel día gran bullicio y mucha prisa, se las ponemos aquí juntas para que se levanten más aina.”20

En Paraguay, los guaraní también guardaban los cortes de uñas y cabellos


en una pequeña bolsa que era enterrada con el individuo. 21

Francisco Lopez de Gomara, quien escribió acerca de la creencia de los


indígenas sobre la resurrección confirmó lo siguiente acerca de las tumbas
de los gobernadores inca y otros hombres nobles:
Cuando los españoles abrían estas sepulturas y esparcían los huesos, les rogaban los indios que no lo hiciesen
porque juntos estuviesen al resucitar; también creen en la resurrección de los cuerpos y la inmortalidad de las almas.22

De acuerdo con Juan de Betanzos, los incas tenían la creencia de que


“cuando este mundo llegue a su final, todos nos levantaremos con vida y
con este cuerpo que tenemos ahora.” Betanzos escribió que alguien les hizo
entender esto; ellos lo sabían muy bien; consecuentemente, los líderes
militares incas siempre trataban de retornar los soldados muertos a Cuzco o
a sus hogares. 23

HISTORIA DEL ARTE Y DESCUBRIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS


En su escrito sobre Figuras asociadas con la muerte en la alfarería
mochica (Death Associated Figures on Mochica Pottery) presentado en
21

Dunbarton Oaks, Elizabeth P. Benson, describió una variedad de pinturas o


dibujos en vasijas de arte de los mochica (frecuentemente llamados moche)
que representaban figuras de la muerte. Benson observó que los moche
creían y describían una vida posterior. Ella afirmaba que muchas de las
representaciones en alfarería describían sacrificio, ritos fúnebres y el paso
a una vida en el más allá. Explicaba que la práctica mochica por
representar al muerto en el arte era de mostrar las cuencas de los ojos o una
cabeza de calavera y, en otros casos la cavidad de la caja torácica en un
cuerpo en lo que fuera un cuerpo normal. Por lo general, los órganos
sexuales de los hombres eran mostrados en el arte, aun cuando el hombre en
la representación estuviese muerto. El sacrificio y la colecta de sangre
también estaban presentes en las escenas de alfarería describiendo la
muerte y la vida posterior. Las mujeres también aparecían en escenas para
la preparación de la muerte y la vida en el más allá, ambos en vasijas
pintadas y en relieve, o bien en macetas modeladas. El papel de la mujer en
ceremonias de muerte y en la vida posterior, probablemente explica el
significado de algunas escenas eróticas involucrando a una mujer con vida,

149
o a veces una mujer muerta o dos mujeres, con un hombre muerto. El museo
de Rafael Larco Herrera en Lima contiene cientos de ejemplos de vasijas
mostrando este tipo de escenas. 24

En relación cercana a la descripción de Benson de la creencia de los


moche en la vida en el más allá, es una serie de escenas iconográficas
señalando lo que Christopher Donnan y Steve Bourget describen como la
“transformación” en la que individuos de forma de calaveras pasan del
“mundo de los muertos” al “mundo de los ancestros.” Este “mundo de los
muertos” parece ser lo que los mormones llamarían el “mundo espiritual”.
A medida que ocurre la transición, el cuerpo está revistida nuevamente con
la carne. Lo que los historiadores de arte llamaban transformación, los
religiosos llamarían resurrección.
En 1979, Christopher Donnan y Donna McClelland colaboraron en un
artículo titulado, El tema del entierro en la iconografía moche (The Burial
Theme in Moche Iconography). Identificaron el tema del entierro como uno
de los principales temas del arte moche. Se notaron este tema
principalmente del estudio de las representaciones iconográficas en seis
botellas de cerámicas. Cada botella describe el esfuerzo de bajar un ataúd
en un hueco profundo con el uso de sogas. Una variedad de objetos
funerales rodean el ataúd y se despliegan hacía arriba entre las sogas. Se
muestran varios tipos de alimentos. En su reporte, Donnan y McClelland
indican que ellos obtuvieron ejemplos del maiz y las habichuelas en algunas
de las tumbas mejor preservadas de los moche. El tema sobre el entierro en
el arte moche, generalmente contiene agrupaciones humanas, animales y
figuras antropomorfas de objetos inhumanos convertidos en formas
humanas. Los científicos aún siguen investigando el significado y naturaleza
de las figuras antropomorfas.
25

En 1987, saqueadores (llamados huaqueros en Perú), cavando cerca de


las pirámides de Sipán, una pequeña villa localizada en el valle del río
Lambayeque en Perú, descubrieron una tumba enterrada de inestimable
valor. Afortunadamente uno de los huaqueros, tal vez descontento con la
porción recibida del saqueo, informó a la policía del descubrimiento y
entregó a sus compañeros ladrones. La policía peruana arrestó a varios de
los huaqueros y confiscó mucho de su tesoro ilegal. La policía también
notificó a Walter Alva, director del museo Bruning en Lambayeque.
Alva descubrió que la mano de obra de algunas de las piezas
sobrepasaba cualquier cosa previamente conocida de haber sido hecha por
los moche. Alva contactó a Christopher Donnan en el Museo de historia
cultural de Fowler (Fowler Museum of Cultural History) en Los Angeles,

150
quien se unió al equipo para localizar y excavar la tumba. Durante su
excavación descubrieron varias otras tumbas llenas de inmensos tesoros de
oro, plata y objetos de cobre. Debido a la inmensa riqueza, los
historiadores de arte determinaron que estas tumbas debían ser los lugares
de descanso final de la realeza mochica. En su libro titulado Tumbas reales
de Sipán (Royal Tombs of Sipán), Alva y Donnan describieron la cámara
mortuoria como sigue:
La cámara mortuoria era verdaderamente una habitación, con bancos hechos de ladrillos de barro a lo largo de sus
costados y en la cabecera. Los nichos habían sido hechos en estos bancos – dos en cada lado y uno en la cabecera. Los
bancos reducían el espacio del piso de la cámara a un área de 2.40 metros de norte – sur y 3.25 metros de este oeste.
El ataúd plano había sido puesto en el centro de esta área, alineada paralela a las paredes laterales. El contenido del
ataúd fue puesto dentro del mismo y la tapa se aseguró firmemente con bandas de cobre. Cientos de vasijas de
cerámica fueron luego bajadas a la cámara y ordenadas en grupos de manera que llenaban los nichos en los costados de
los bancos laterales. . . Las cerámicas eran predominantemente vasijas hechas de moldes esculpidas en la forma de
prisioneros desnudos con cuerdas alrededor de sus cuellos, combatientes llevando garrotes de guerra y escudos. . .
Aproximadamente al mismo momento en que las cerámicas eran colocadas en la cámara, dos llamas sacrificadas eran
puestas en el piso – uno a cada lado junto al pie del ataúd. El cuerpo de un niño también era puesto en el piso cerca
de la cabecera del ataúd. El niño estaba sentado con la espalda recostada contra la esquina suroeste de la cámara y sus
piernas extendidas hacia adelante a lo largo del piso. El niño había fallecido a la edad de nueve o diez años.

Una vez que las cerámicas, llamas y niño eran depositados en la cámara mortuoria, cinco ataudes, cada uno
conteniendo un adulto, eran bajados en su posición. Uno de estos atauades, conteniendo el cuerpo de un adulto
fornido era colocado al costado este de la tabla del ataúd plano, directamente encima de una de las llamas sacrificadas.
Su cuerpo fue cubierto con objetos de cobre, incluyendo un tocado de cabeza con forma de luna creciente y un escudo
circular. A lo largo de su cuerpo había un gran garrote de guerra totalmente enchapado en cobre. Su cuerpo había sido
envuelto con un manto tejido de tramas muy compactas y puesto en un cajón rectangular hecho de caña a modo de
ataúd. . . Al otro lado del ataúd plano había otro ataúd de caña puesto encima de la otra llama sacrificada. También
contenía a otro adulto acostado sobre su espalda. Su edad al momento de fallecer ha sido estimada entre treinta y
cinco y cuarenta y cinco años. Vestía un ornamento pectoral con abalorios y tenía varios objetos de cobre no
identificados sobre su cuerpo. Dentro del ataúd había un perro, estirado con su cabeza cerca de los pies del hombre.

Otros tres ataudes de caña contenían cuerpos femeninos. Dos de ellas estaban puestas una encima de las otras en
la cabecera del ataúd plano. El ataúd inferior había sido puesto sobre las piernas extendidas del niño sentado. Ambas
mujeres estaban totalmente extendidas, el individuo inferior sobre su espalda mientras que el superior boca abajo. El
tercer ataúd de caña conteniendo a una mujer estaba al pie del ataúd plano. Estaba acostada de su costado mirando al
oeste, de cara al ataúd plano. Las tres mujeres tenían una edad entre quince y veinte años al fallecer. Tal vez los
hombres del costado eran sus guardaespaldas, o miembros de su corte y las mujeres eran sus esposas, concubinas o
sirvientes. Sin embargo, con respecto a las mujeres, al seguir haciendo investigaciones revelaron que ya habían estado
muertas un buen tiempo antes de que fueran depositadas en la tumba real.26

Los escritores de crónicas estudiaron extensamente sobre la creencia de


los nativos pre-colombinos sobre la vida en el más allá y sus esfuerzos por
enterrar a individuos importantes con artefactos, riquezas, esposas y
esclavos. El descubrimiento de las tumbas reales de Sipán ha brindado
extensa corroboración de estos pasajes de crónicas.
La idea de una vida en el más allá era igualmente impresionante en los
manuscritos y pinturas de la gente antigua maya y nahuatl de Mesoamérica.
En su libro, Un bosque de reyes, la historia desconocida de la antigua
maya (A Forest of Kings, The Untold Story of the Ancient Maya), los

151
historiadores de arte modernos Linda Schele y David Freidel indicaron que
hay una continuidad notable entre los modernos pobladores de las villas y
sus predecesores según lo descrito por cronistas españoles. Schele y
Freidel escribieron que tanto los poderosos como los humildes enterraban a
sus muertos bajo piedras en sus patios de manera que sus ancestros
permaneciesen con ellos y escuchasen los sonidos de sus niños
descendientes jugando sobre sus cabezas. 27

Schele y Freidel describieron la expansión de los maya durante la era


pre-cristiana e identificaron a Tikal en Mesoamérica como una localidad
importante. Enfocándose en las prácticas funerales, escribieron:
Las tumbas de la Acrópolis del norte de esta era revelan un punto de vista único de la nueva emergente dirigente
élite maya, quienes se hacían enterrar en cámaras abovedadas selladas bajo edificios del tipo mausoleo. Encontramos,
enterrados en estas cámaras, no solamente los restos físicos de esta gente y objetos que consideraron valiosos, sino
inclusive representaciones pictóricas de ellos mismos. En una de estas tumbas, se encontraban dibujadas en negro de
nobles maya sobre las paredes pintadas de rojo. Las pinturas junto con los objetos funerarios se encontraban
alrededor del cuerpo de una mujer, identifican la tumba como uno de los “primeros entierros de alguien de
consecuencia evidente” en Tikal. Es interesante que la persona fallecida en esta tumba era una mujer, por que las maya
de Tikal, como otras maya, daba prioridad a los hombres en la apreciación de la condición social a través del principio
de la descendencia por línea paterna. Esta tumba, sin embargo, muestra que la condición transcendió más allá del sexo
y era ahora aplicado tanto a las mujeres como a los hombres de familias nobles.28

Schele y Freidel son sólo dos de muchos mayalogístas que se han


enfocado en la muerte, entierros y sacrificios entre los maya. Sus
descubrimientos, así como también los de los historiadores de arte que
estaban enfocados principalmente en la civilización moche en Perú, resaltan
cómo creencias similares a muchas de las antiguas enseñanzas de los
profetas del Libro de Mormón se resonaban entre grupos indígenas a través
de las Américas.
Los cronistas del Nuevo Mundo, antropólogos modernos, arqueólogos e
historiados del arte han descubierto evidencias que los americanos pre-
colombinos tenían una fuerte creencia en la inmortalidad del alma y que el
individuo mantenía una identidad separada luego de la muerte del cuerpo.
Aunque tienen un matiz distintivo en el Nuevo Mundo, la evidencia es
abrumadora de que estos primeros nativos americanos hubieran tenido
conexiónes con el Viejo Mundo. El siguiente capítulo explora las
evidencias de tanto los hebreos o israelitas, como así también las
enseñanzas cristianas en el Nuevo Mundo.

Notas al final del Capítulo:

1 Lawrence E. Sullivan, El tambor de Icanchu, una orientación para el significado de las religiones en Sudamérica (Icanchu’s Drum, An Orientation to Meaning in South American
Religions). (Macmillan Publishing Company, New York, New York, 1988.)

2 José Smith declaró haber recibido una revelación ampliando los escritos bíblicos referente a Moisés. Incluy ó un relato más detallado sobre la creación que fue relatado en Génesis.
Smith se lo publicó como El Libro de Moisés y fue incluido en un libro de escrituras de los Santos de los Últimos Días conocido como La Perla de Gran Precio.

3 El diccionario en la Biblia, de la versión del Rey Santiago, publicado por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Dias, dice que los ángeles “son mensajeros del Señor,

152
y son mencionados en la Epístola a los Hebreos como ‘espíritus ministradores’ (Hebreos 1:14). Aprendemos de la revelación moderna que hay dos clases de seres celestiales
que ministran por el Señor: aquéllos que son espíritus y aquéllos que tienen cuerpos de carne y huesos. Los espíritus son los seres que aún no han recibido un cuerpo de carne y
huesos, o que y a tuvieron un cuerpo mortal y han muerto, y están esperando la resurrección.”

4 El diccionario de la Biblia en la versión del rey Santiago King James de la Biblia, publicada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días afirma que Lucifer
significa literalmente el Brillante o Hijo de la Mañana, identificáandolo como uno de los hijos de Dios.

5 Cieza de León, Los Incas (The Incas), 95.

6 Landa, 132, n617 y n618.

7 Marty r, 40.

8 Ibid., 144.

9 Ibid., 281.

10 Cieza de León, Los Incas (The Incas), 48.

11 Cieza de León, La Crónica del Perú, 195.

12 El licenciado Juan Polo de Ondegardo, Informaciones Acerca de la Religión y Gobierno de los Incas, Volumen III, escrito en 1571 bajo la instrucción del Consejo de Lima. Notas
biográficas y concordancias del texto por Horacio H. Urteaga, decano de la Historia de la Civilización en la Universidad de San Marcos, Lima, Perú. Biografía de Polo de
Ondegardo por Carlos A. Romero del Instituto Histórico de Perú. Impreso en Lima, Perú, 1916.

13 Ibid., 7.

14 Ibid., 116-119.

15 Durán, 150.

16 Ibid., 383. (Hey den indicó que en 1967, Garibay expresó su indignación sobre la crítica de Durán y resaltó que Sahagún los alababa. Garibay indicó que ellos representaban un
concepto elevado. También constituy en un buen ejemplo fino de literatura oral pre-hispana.).

17 Sahagún, 190-194.

18 Landa, 131-132.

19 Ruiz de Montoy a, 78.

20 Garcilaso de la Vega, 75.

21 Mientras enseñaba una clase en la escuela dominical en 1995 en Asunción, hice mención del hábito peculiar de algunos nativos americanos de juntar cuidadosamente los cortes
de uñas y cabellos y enterrarlos con el cuerpo. Un paraguay o en la clase afirmaba que su abuela, una mujer guaraní de pura sangre, aún practicaba esta costumbre. Compare
Alma 40:23 que lee “El alma será restaurada al cuerpo, y el cuerpo al alma; sí, y todo miembro y coy untura serán restablecidos a su cuerpo; sí, ni un cabello de la cabeza se
perderá, sino que todo será restablecido a su propia y perfecta forma.”

22 Garcilaso de la Vega, 75

23 Betanzos, 94.

24 El museo Rafael Larco Herrera tiene una de la colecciones más finas de arte y alfarería en cerámicas moche en el mundo. El museo tiene una sección separada en el sótano de
alfarería de pornográfica erótica que muestran actividad sexual reproductiva y no reproductiva, tanto en vida como en la vida en el más allá, lo que indicaba que los mochicas
creían que las relaciones sexuales eran posibles después de la muerte. Los artistas moche representaron sólo a los dioses teniendo relaciones sexuales reproductivas en sus
escenas de la vida en el más allá. Todos los demás participaban de actividades sexuales no reproductivas.

25 Christopher B. Donnan y Donna McClelland, El tema del entierro en la iconografía moche (The Burial Theme in Moche Iconography), Dunbarton Oaks, Washington, D.C. 1979.

26 Walter Alva y Christopher B. Donnan, Tumbas reales de Sipán (Royal Tombs of Sipán), Museo de historia cultural Fowler (Fowler Museum of Cultural History ), University of
California, Los Angeles, 1993. 119-123.

27 Linda Schele y David Freidel, Un bosque de reyes, la historia desconocida de la antigua maya (Forest of Kings, The Untold Story of the Ancient Maya), publicado por William
Morrow and Cia, Inc. New York 1990. 45.

28 Ibid., 133.

153
Capítulo 9
EVIDENCIAS DE LA ÉTICA, MORALIDAD Y COSTUMBRES
ISRAELITAS Y CRISTIANAS EN EL NUEVO MUNDO

Los cronistas del Nuevo Mundo propusieron numerosas teorías para


explicar las evidencias sobre las enseñanzas hebreas y cristianas, ritos y
ceremonias entre las tribus y reinos precolombinos. Unos pocos cronistas
mencionaron teorías de que todos o parte de los nativos americanos
formaban parte de las Diez Tribus Perdidas. Varios escritores eran de la
opinión de que uno de los primeros apóstoles cristianos había visitado las
Américas e introducido el evangelio. Otros cronistas simplemente
atribuyeron sus descubrimientos a un manejo de Satanás, a quien ellos
afirmaban que había enseñado a los “primitivos” americanos las
ceremonias, rituales y creencias que se asemejaban a las de las antiguas
religiones hebreas o cristianas, en un esfuerzo diabólico de evitar que los
nativos aceptaran la “verdadera” cristiandad cuando les fuere presentada. A
pesar de los numerosos vestigios de cristianismo y judaísmo cuando los
portugueses y españoles arribaron al Nuevo Mundo en los siglos XV y XVI,
no parecía que hubiese habido una iglesia organizada en las Américas.
En las notas biográficas del libro de Diego Durán, Libro de los dioses y
ritos, Doris Heyden observó que a medida que Durán penetraba en la
historia y religión de los aztecas en la Nueva España, su cuestionamiento
fue creciendo por las similitudes con personajes, ritos y eventos en el
Antiguo Testamento. Observó que tanto los hebreos como los mexicanos
creían “que en el principio, Dios creó los cielos y la tierra”. El Viejo
Mundo tuvo su torre de Babel; y Nueva España tenía la imponente pirámide
de Cholula, la pirámide más grande conocida en el mundo. Los sacerdotes
paganos de Huexotzinco tenían un cofre conteniendo reliquias santas, un
tesoro mantenido con tanto respeto como lo es el arco del convenio para los
judíos. Existió una leyenda en la que el héroe indígena tolteca, Topiltzin
Quetzalcoatl, había tocado el mar con su vara y las aguas se partieron,
permitiendo que su gente perseguida pasara a través del pasaje sin ser
dañados mientras que sus perseguidores se ahogaban.
Durán afirmó haber visto antiguas pinturas aztecas describiendo las
penurias de su travesía para alcanzar Tenochtitlán. El indígena con el que
Durán consultó esto, explicó la escena que mientras los residentes
temporales “habían acampado en algunas colinas altas, un gran y temeroso

154
terremoto ocurrió. La tierra se abrió y tragó a ciertos hombres malvados
que habían entre ellos, un acontecimiento que atemorizó a las demás
personas”.
Durán relató que la misma pintura mostraba como si arena u otro tipo de
material fino hubiese llovido sobre la gente. Le contaron que “la arena
llovió del cielo sobre sus padres predecesores de manera continua durante
su jornada para llegar a esta tierra”. Según la manera de pensar de Durán,
tanto los aztecas como los israelitas habían sido alimentados con maná del
cielo durante sus largas travesías. 1

Heyden también afirmaba que Durán buscó por todospartes de México


antiguos documentos, los cuales pensaba que podían incluir la “Sagrada
Escritura” perdida, escrita en hebreo. Él sospechaba, así como muchos
otros en esos días, que la gente de México era una de las tribus perdidas de
Israel. También creía que Topiltzin Quetzalcoatl, el dios héroe de los
toltecas, era el apóstol Santo Tomás. 2

Heyden no intentó resolver el rompecabezas repetidamente presentado


por Durán, sino simplemente concluyó que éste era un difusor o difusionista
y que sus escritos sólo representaban la “forma de pensar católica de su
tiempo”. Heyden luego descartó sus descubrimientos al recordar a sus
lectores lo siguiente:
Los arqueólogos modernos, por supuesto, no acredita validez a las teorías difusionistas de Durán. Afirman que
los científicos, por lo general, están de acuerdo en que las culturas de los indígenas del Nuevo M undo fueron el
resultado de una larga evolución de gente mongola quienes migraron del noreste de Asia muchos miles de años antes
de un M oisés o de Santo Tomás, el Apóstol. No aceptan la idea de que otra gente pudo haber llegado al Nuevo
M undo en otros tiempos.3

Este tipo de rechazo a los descubrimientos de los cronistas iniciales ha


prevalecido, generalmente en el mundo científico ya que cualquier otra
explicación estaría fuera del “paradigma normativo”. Los científicos e
historiadores han consistentemente rechazado la idea de llevar a cabo un
análisis sistemático de los descubrimientos de los cronistas y otras fuentes;
y han descartado la posibilidad de considerar los recursos basados en la fe,
tal como la narrativa del Libro de Mormón.
Durán, Bernardino de Sahagún y Diego de Landa, así como también otros
cronistas en México y Mesoamérica ofrecieron numerosas comparaciones,
distintas a las del Libro de Mormón, entre las creencias religiosas antiguas
mexicanas y las enseñanzas del Antiguo y Nuevo Testamento. Éstas serán
exploradas detalladamente más adelante en este capítulo. En los Andes,
Pedro de Cieza de León, Miguel Cabello Valboa, Felipe Guaman Poma de
Ayala y otros escritores encontraron evidencias similares a las enseñanzas

155
israelitas y cristianas en sudamérica. Las Leyes de Moisés y especialmente
la observancia de los Diez Mandamientos parecían ser similares a
principios religiosos que fueron obedecidos en muchas áreas del Nuevo
Mundo. La penalidad por romper uno de estos “Diez Mandamientos” del
Nuevo Mundo era frecuentemente llevado a cabo de manera similar a las
costumbres antiguas israelitas de sufrir su castigo. (Vea Capítulo 11).
En el Capítulo 3, se han examinado algunas historias sobre una
inundación universal, sin embargo, también hay historias sobre la creación
entre varios grupos indígenas que aparentan similares a los relatos bíblicos.
Un breve examen del mito de la creación por Popol Vuh revela numerosas
similitudes a los relatos de la creación en Génesis. Estas similitudes serán
también examinadas más adelante en este capítulo.
En 1959, León Cadogan, un antropólogo que vivió por muchos años entre
los indígenas mbyá-guaraní, un grupo localizado en remotas secciones de
Paraguay y Brasil, publicó sus descubrimientos en un libro titulado Ayvu
Rapyta, Textos Míticos de los Mbyá-Guaraní del Guairá. Cadogan 4

específicamente eligió a los mbyá-guaraní porque descubrió que los


primeros sacerdotes católicos habían tenido poco o ningún contacto con la
tribu. Cadogan creía que su religión y mitología estarían menos
contaminados por el contacto con el mundo externo. De acuerdo a Cadogan,
los mbyá-guaraní poseen una historia de la creación muy detallada, que,
bajo un estudio detallado, es muy similar al de Génesis.
Historiadores modernos y científicos, quienes agregan teorías a la
evolución y la migración del este asiático para explicar los orígenes de los
indígenas, descartan libros tales como el Popol Vuh de ser una combinación
de mitología primitiva nativa pos-conquista y teología católica. Sin
embargo, como lo indicara Allen Christenson en su introducción al Popol
Vuh, los autores indígenas del Popol Vuh llegaron al extremo para mantener
en secreto la existencia de este registro de los sacerdotes católicos, quienes
eran reconocidos por administrar castigos severos a aquellos indígenas que
intentaran retener cualquier evidencia de su religión antigua. Si los
sacerdotes católicos encontraban algún vestigio de cristianismo previo a la
conquista en sus religiones nativas, asumían que era la obra del diablo y
rápidamente los eliminaban. Es más, los sacerdotes católicos competían
con los sacerdotes nativos por ganar la lealtad de los “conversos”
indígenas.
El comportamiento del fray Diego de Landa en Yucatán es típico de los
esfuerzos entusiastas de los sacerdotes católicos en destruir cualquier
vestigio de las antiguas religiones encontradas en el Nuevo Mundo. Landa

156
descubrió, tan temprano como el año 1558 que los recién cristianizados
mayas habían vuelto a o no habían dejado de adorara sus ídolos ocultos.
Hacia 1562, Landa y sus colegas sacerdotes decidieron que la enseñanza
simple del cristianismo a los mayas no era suficiente para persuadirlos a
desistir la práctica de su religión anterior. Landa recurrió a medidas más
drásticas para eliminar las viejas prácticas religiosas.
Landa y otros franciscanos bajo su dirección, iniciaron una investigación
preliminar de las actividades religiosas indígenas, que finalizó en una
inquisición de gran escala en Mani, Yucatán. Muchos indígenas fueron
llevados a prisión y se dice que información fue extraída bajo tortura. Los
frailes rápidamente vieron que la práctica de idolatría estaba más difundida
de lo que ellos inicialmente pensaron y los idólatras no solamente incluían
a gente común y sacerdotes indígenas, sino también ciudadanos influyentes
como los caciques (jefes) y maestros. Aquellos indígenas que los frailes
sospechaban de ser culpables eran multados, azotados o encarcelados.
Tozzer y otros escritores registraron que aunque Landa nunca admitió
haber torturado indígenas, otra documentación indica que muchos indígenas
murieron como resultado de la tortura que sufrieron a manos de los
sacerdotes o cometieron suicidio por la situación desesperada en que se
encontraban. Diego Quijada, el alcalde de Yucatán en aquel momento,
escribió que el número de los severamente torturados por los sacerdotes
era 4549 hombres y mujeres. Landa limitó sus comentarios de este evento
5

con el siguiente comentario breve: “Los frailes realizaron una inquisición


acerca de esto y pidieron la colaboración del alcalde mayor (Quijada), y
arrestaron a un gran número y los llevaron a juicio, luego del cuál un auto
de fe [confesión bajo tortura] fue celebrado”. Esto se llevó a cabo el 12 de
6

julio de 1562 en Mani.


Landa también hizo quemar muchos libros buenos con el fin de evitar
idolatría y distanciar a los mayas de su pasado. Escribió:
Encontramos un gran número de libros de estas características y, como no contenían nada más que superstición y
mentiras del diablo, los quemamos todos, haciendo que ellos, (los indígenas) lamentaran a un gran extremo y les
causara mucha aflicción.7

Bernardo de Lizana fue uno de los primeros autores en hablar de la


8

quema de libros en Mani en 1562. Lizana, luego de relatar el


descubrimiento de algunos ídolos en una cueva y la visita posterior de
Landa a Mani, escribió:
Así el [Landa] recogió los libros y los escritos antiguos y ordenó que los ataran y quemaran. Quemaron muchos
libros históricos antiguos de Yucatán que contaban de sus inicios e historia, que serían de mucho valor si, en nuestros
escritos, hubieren sido traducidos porque hoy serían algo original. En el mejor de los casos, no hay otra autoridad

157
mayor para las tradiciones de estos indígenas.

Para entender mejor porqué el Popol Vuh y el Ayvu Rapyta parecen tan
similares a las escrituras hebreas antiguas, será de ayuda comparar las
narrativas en estos dos libros con la narración acerca de la creación
relatado en el libro de Génesis.
RELATOS DE LA CREACIÓN

En el preámbulo del Popol Vuh, los autores k ́iche ́-maya escribieron que
su contenido estaba basado en un antiguo libro que contenía “luz del otro
lado del mar”. Los autores del siglo XVI decidieron traerlo a la luz
nuevamente porque ya no existía ninguna manera por el cual el Popul Vuh,
escrito antiguamente, pudiera ser leído. Allen Christenson indicó que el
9

Popol Vuh es el texto maya de más alta trascendencia en términos de su


contenido histórico y mitológico. Lo caracterizó como una obra de literatura
sublime, compuesto por poesía exquisita y elegante. Contiene chiasmus 10

que es un orden de palabras, un estilo de paralelismo poético que ha sido


identificado en las escrituras hebreas.
De acuerdo con el Popol Vuh, la creación fue llevada a cabo por un
número de dioses determinados que se juntaron y obraron de manera
concertada. Un mejor entendimiento de este concepto puede ser obtenido al
comparar varios relatos similares. En el Popol Vuh se afirma:
Corazón del Cielo, que es llamado Huracán. . . se juntó con Soberano y la Serpiente Quetzal. Juntos concibieron
luz y vida.

En Génesis se habla de creadores múltiples:

Y Dios dijo, Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza. .(Génesis 1:26)

Christenson provee un excelente análisis comparativo de la creación, tal


como el descrito en el Popol Vuh y en Génesis. Tanto en Génesis como en
el Popol Vuh, se dice que la creación fue realizada tan sólo con la simple
expresión vocal de los pensamientos de Dios. Es, por lo tanto, la palabra
divina por sí sola que hizo que los elementos desorganizados tomasen
forma material. En el Nuevo Testamento, Juan aparentemente entendió esto
cuando describió a Jesucristo como “el Verbo” en su papel de creador de
todas las cosas ( Juan 1:1-3).
En Génesis está registrado:
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz

Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.

158
Y llamó Dios a lo seco Tierra.

Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su
género, que su familia esté en él, según su género. Y vio Dios que era bueno (Génesis 1:3, 9-11).

El Popol Vuh afirma:


Juntos concibieron luz y vida. (p. 42)

Que el agua sea apartada, vaciada, para que la superficie de la tierra se revele a sí misma. (P.43)

Así la tierra fue creada por ellos. Simplemente su palabra trajo la creación. Para crear la tierra ellos dijeron
“Tierra” e inmediatamente fue creada. (P. 43)

Directamente fueron creados montes de cipreses y bosques de pinos para cubrir la faz de la tierra. (P. 43)

Christenson observó que ambos relatos de la creación de animales


destacan las tres mismas clases – mamíferos grandes, pájaros y reptiles.
En el libro de Génesis se afirma:
Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su
género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.

Luego dijo Dios, Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra
según su especie. Y fue así (Génesis 1:21,24).

El Popol Vuh lee:


Luego fueron concebidos los animales de las montañas, los guardianes del bosque, y todo lo que puebla las
montañas – los ciervos y los pájaros, el puma y el jaguar, la serpiente y la cascabel, la víbora cantil y los guardianes
de los matorrales. (P.44)

Christenson observó que el Popol Vuh difiere de los relatos bíblicos con
respecto a la naturaleza del cuerpo físico del hombre. En el libro de
Génesis se afirma que el primer hombre fuera formado “del polvo de la
tierra”, mojado por el vapor que se había levantado de la tierra. (Génesis
2:6-7) El Popol Vuh también menciona la creación de un ser similar al
hombre hecho de “tierra y barro”, pero este intento resultó ser un fracaso
lamentable y rápidamente se partió en pedazos y disolvió. Solamete
después la humanidad fue creada con éxito de masa de maíz de color
amarillo y blanco.
En el libro de Génesis se lee:
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre.. (Génesis 1:26)

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. (Génesis 1:31)

Sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra. (Génesis 2:6)

En el Popol Vuh se lee:

159
Este es el principio de la concepción de la humanidad, cuando aquéllo que sería la carne de la humanidad fue
preparada. (P.127)

Así la serpiente Quetzal se regocijó. . . “Aquéllo que nosotros hemos moldeado y dado forma deberá resultar
bien”. (P. 43)

Tal como una nube, como una niebla, fue la creación y formación de ello. (P.43)

En ambos relatos, a los primeros hombres les fue dado vida a través del
“aliento”. Christenson escribe que en hebreo, la palabra “aliento” también
se refiere al espíritu o alma humana. Él afirma que esto es cierto así como
la palabra k ́ iche ́ uxilab ́, que es usada para referirse al proceso de
respirar, así como también al alma, o al ser esencial de toda cosa viviente.
En Génesis se lee:
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre
un ser viviente. (Génesis 2:7).

En el Popol Vuh se lee:


Así pues, déjanos intentar nuevamente hacer uno que nos honrará . . . . Y luego se hizo, la hechura de él. De tierra
y barro su carne fue compuesta. (P.46)

Ellos tenían su aliento, por lo tanto, así fueron. (P. 131)

Christenson continuó de manera similar comparando la historia de la


creación de Génesis con el Popol Vuh. También puso mucha atención en los
varios dioses que participaron en el proceso de la creación. Estos dioses
fueron agrupados de a dos y la narrativa no sólo consiste en los nombres de
cada uno de los dioses, sino también sus títulos y segundos nombres. Él
resalta que este uso de nombres, títulos y segundos nombres resulta en una
considerable confusión haciendo que fuese extremadamente difícil
identificar cuantos dioses participaron en la creación. Sin embargo, con un
examen cuidadoso, parece, que por lo menos, tres pares de dioses
activamente participaron en el proceso de la creación: el Creador y
Formador; El Soberano y la Serpiente Quetzal y Xmucane (ella quien dio a
luz hijos) y Xpiyacoc (el que ha engendrado hijos varones). Sin sus títulos, 11

los mismos seis nombres aparecen juntos en la planificación de la creación.


Más adelante en su relato, otro dios, Corazón de Cielo, será nombrado
como la deidad que preside y supervisa la obra. Corazón de Cielo es a
veces llamado Huracán. 12

Como es de observar de manera clara en el Popol Vuh, los nativos


americanos tenían nombres principales, nombres secundarios y títulos para
muchos de sus dioses. Parecería posible que también agregaran
características a estos numerosos títulos. Se ve esto tanto en norteamérica

160
como también en sudamérica. Mientras que los historiadores de arte,
arqueólogos y antropólogos han acusado a los indígenas de adorar a
numerosos dioses paganos, es posible que un examen minucioso se
revelaría que adoraron al mismo dios bajo distintos títulos, nombres o
características.
Los cristianos modernos no son tan diferentes siendo que nos
confundimos repetidamente a nosotros mismos o a otros con el uso de una
gran variedad de nombres para identificar a los diferentes individuos dentro
de la Trinidad. Esto ha resultado en una confusión notable dentro del mundo
cristiano y ha dado lugar a la creación de numerosas iglesias y credos
religiosos hechos por los hombres. En esta amplia confusión algunos
cristianos creen que Dios, el Padre, su hijo Jesucristo y el Espíritu Santo
son manifestaciones del mismo individuo y que Dios es “un espíritu sin
cuerpo, partes o pasión”. Los mormones ven a la Divinidad como tres
individuos separados Dios, el Padre y Jesucristo con cuerpos de carne y
hueso inmortales, mientras que el Espíritu Santo no tiene un cuerpo, pero sí
es un personaje de espíritu.
Los cristianos dan numerosos nombres a Jesucristo. Es conocido como el
Salvador, el Mesías, el Redentor de Israel, el Alfa y el Omega, el Primero y
el Último, el Gran Yo Soy, Emanuel, el Mediador con el Padre, Infinito, el
Hijo del Hombre, el Unigénito, el Señor de los ejércitos, el Padre Eterno de
los Cielos y Tierra, el Señor y el Príncipe de Paz , y esto por nombrar a
unos pocos. Es descrito como el que todo lo sabe, todo lo puede, perfecto,
todo lo cuida, todo amor y misericordia.
De manera similar, cuando los indígenas se refieren al dios de la lluvia,
al dios del viento, al dios del fuego, etc., pueden estar refiriéndose a
características o atributos de un dios, el creador de esos elementos. En la
región andina, los nativos han identificado a Ticci Viracocha o Pachacamac
como el “creador de la tierra”, En Mesoamérica, Ehecatl Quetzalcoatl o
Huitzilopochtli ha sido referido, en ciertos momentos, como el creador de
la tierra. Algunos de los primeros españoles también se convencieron, y tal
convicción ha sido trasladada a muchos científicos modernos, que los
nativos americanos adoraban al sol. Sin embargo, Cabello Valboa incluyó
en su libro, Miscelánea Antártica, una disertación religiosa atribuida al
Señor Inca Viracocha Yupanqui en que Viracocha Yupanqui comentó a su
gente que había un poder mayor al del sol y este poder era el Creador del
Universo así como el creador del sol. Cabello Valboa descartó la idea de
que los Incas eran adoradores del sol. Muchos de los otros cronistas
13

también observaron que los nativos americanos no adoraban al sol, pero

161
reconocían la importancia de su valor en sus vidas diarias, especialmente
luego de pasar por un período en donde ellos no veían al sol.
En el Ayvu Rapyta, Cadogan resaltó que de acuerdo a patriarcas antiguos
entre los mbyá-guaraní, éstos mantenían anales religiosos que pueden ser
divididos en dos categorías: pasajes religiosos comunes que estaban
disponibles a cualquiera que deseaba estudiarlos; y pasajes sagrados
llamados “Las primeras Bellas Palabras”. El acceso a los registros
sagrados era limitado a miembros de la tribu y a pocos otros que tenían la
total confianza de los ancianos de la tribu. Cadogan agregó que solamente
estaban disponibles para los que entendían el lenguaje mbyá-guaraní.
Mencionó que él vivió con los mbyá por muchos años de manera amistosa y
cercana, una relación armoniosa sin conocimiento de la existencia de los
registros sagrados. Luego de ayudar a liberar a uno de los miembros de la
tribu de la prisión, Cadogan fue aceptado como miembro pleno de la tribu y
fue provisto con información referente a la existencia de los mitos sagrados.
Hizo que los indígenas le dictasen la mayoría de sus mitos “esotéricos” y
confidenciales, los que inicialmente escribió en el dialecto mbyá-guaraní.
Más adelante, tradujo la narrativa al español y agregó notas explicando el
significado de las palabras. Los patriarcas mbyá-guaraní dictaron a
Cadogan el siguiente pasaje respecto a la creación:
Nuestro Primerísimo Padre Absoluto se creó a sí mismo en el inicio de los primeros inicios de la oscuridad. El
cuerpo divino y el pequeño lugar de su residencia fueron creados en el inicio de la primera oscuridad durante el curso
de la evolución. El reflejo de la divina sabiduría, el divino “oye todo”, en las manos divinas el cetro del poder fueron
creados por Ñamandui durante el curso de su evolución en el inicio de las primeras neblinas de oscuridad. De su
corona divina en la cabeza, las flores eran como gotas de rocío. El ave inicial, el colibrí, revoloteaba entre las flores.
M ientras que nuestro primerísimo Padre creaba, en el curso de su evolución, su cuerpo divino, existía en el inicio de
primeros vientos: aún antes de haber concebido su futura residencia terrenal, aún antes de haber concebido su futuro
firmamento, aún antes de la idea original, el colibrí refrescó su boca. Fue el colibrí el que nutrió a Ñamandui con
productos del paraíso.

Aún antes de la creación, en el curso de su evolución, su futuro paraíso, nuestro Primer Padre Ñamandú no vio la
oscuridad aunque el sol aún no existía. Fue iluminado por el reflejo de su propio corazón; su propia sabiduría
contenida en su propia divinidad le servía de luz. Nuestro primer Padre Ñamandú existió en el inicio de los vientos
primitivos donde se detuvo para descansar. El Búho produjo la oscuridad hasta que la noche fue creada. Antes
nuestro primerísimo Padre Ñamandú creó su futuro paraíso durante el curso de su evolución, antes de haber creado la
primera tierra, Él existió en el inicio de los vientos primitivos.14

En sus notas, Cadogan indica que el picaflor aparece en la mitología


mbyá-guaraní como la personificación de un dios. De manera similar a los k
́iche ́ -maya, los mbyá-guaraní han tenido múltiples dioses involucrados en
la creación así como también varios nombres para dios, como ser: Ñande
Ru Papa Tenonde, Ñamanduí, Ñamandu Ru Ete, Ñande Ru Tenonde. 15

Cadogan explicó que acorde a sus fuentes mbyá, Ñande Ru Papa Tenonde
es el creador del Dios Ñamandu Ru Ete y es este último dios que es

162
considerdo ser el Creador del Mundo. Esta distinción parece estar de
acuerdo con las enseñanzas del Libro de Mormón, de que Jesucristo es el
creador del mundo bajo la guía de su Padre.
En el mito de la creación mbyá, el autor da la impresión de que los
guaraní aceptaban la idea de que hubo una creación espiritual antes de la
creación física. El relato de Génesis hace referencia a esta primera
creación, pero no especifica que fuera una creación espiritual. El pasaje de
Génesis indica:
Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y
los cielos y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque
Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra. Génesis 2:4-5).

El relato en el Libro de Moisés en las escrituras de los Santos de los


Últimos Días, la Perla de Gran Precio provee información adicional sobre
la creación espiritual:
Y ahora, he aquí, te digo que éstos son los orígenes del cielo y de la tierra, cuando fueron creados, el día en que
yo, Dios el Señor, hice el cielo y la tierra;

y toda planta del campo antes que existiese en la tierra, y toda hierba del campo antes que creciese. Porque yo,
Dios el Señor, creé espiritualmente todas las cosas de que he hablado, antes que existiesen físicamente sobre la faz de
la tierra. Pues yo, Dios el Señor, no había hecho llover sobre la faz de la tierra. Y yo, Dios el Señor, había creado a
todos los hijos de los hombres; y no había hombre todavía para que labrase la tierra; porque los había creado en el
cielo; y aún no había carne sobre la tierra, ni en el agua, ni en el aire;

más yo, Dios el Señor, hablé, y subió de la tierra un vapor, y regó toda la superficie de la tierra. (M oisés 3:4-6).

En las notas de Cadogan, él analiza el significado de las palabras en


guaraní y provee información adicional que obtuvo de los patriarcas en la
tribu. Los indígenas le explicaron que cuando ellos hablaban de la creación
del hombre, era de entenderse que el hombre estaba hecho a la misma
imagen de Dios o la misma forma que Ñande Ru supuso. Ellos sabían que al
principio hubo oscuridad y caos en lo respecta a la materia desorganizada.
Aunque aún no existía un sol, había luz que Cadogan describió como la luz
que emana del corazón de Ñande Ru. En lenguaje corriente, los cristianos
tienen un concepto similar – la “Luz de Cristo”. Los mbyá indicaron que el
“cetro de poder” era un emblema del poder de Ñande Ru. Parecería que se
refiere al poder del sacerdocio. Los mbyá-guaraní también creían que la
16

Primera Tierra, creada por Dios, fue destruida por una inundación.
OTRAS COSTUMBRES ISRAELITAS

Menasseh Ben Israel, rabino judío en Holanda, indicó que numerosas


costumbres y leyes israelitas tenían un paralelismo con los nativos
americanos. Por ejemplo, afirmaba que “Los indígenas de Yucatán y

163
Cozumel eran circuncidados. Los toltecas y mexicanos tienen el mismo
ritual según testificado por Roman y Gómara en Historia general de las
Indias (General History of the Indies). Ellos también rasgan sus
vestimentas, como los hebreos, cuando son sometidos a algún evento de
enfermedad o muerte”. Dijo que los mexicanos [aztecas] y los peruanos
17

mantenían una llama eterna en los templos similar a la llama eterna


mencionada en el Libro de Levítico. En Nicaragua, los indígenas prohibían
a las mujeres, que recién habían dado a luz, entrar al templo hasta haber
sido purificadas. En la Isla de Española, era un pecado para el hombre
tener sexo con su esposa si recién había dado a luz. En Perú, Guatemala y
México, el hombre se casaba con su hermana política si su esposo era
muerto, tal como era ordenado en las leyes israelitas. 18

EVIDENCIAS DE ENSEÑANZAS ISRAELITAS EN NORTEAMÉRICA

James Adair, quien escribió Historia de los indios americanos (History


of the American Indians), publicado en Londres en 1775, describió una
variedad de costumbres israelitas que encontró entre los indígenas del sur
de los Estados Unidos. Rechazó la idea de que los indígenas con quienes
había vivido habían venido del este de Asia, miles de años atrás. Invirtió
considerable esfuerzo en el estudio de hábitos, costumbres, tradiciones e
ideas religiosas de estos indígenas americanos y de compararlos con lo que
se conocía acerca de las costumbres y tradiciones entre los mongoles en el
noreste de Asia. Adair escribió:
Algunos han supuesto que los americanos descienden de los chinos; pero ni su religión, leyes, costumbres, etc.,
concuerdan en lo mínimo con la de los chinos: lo que prueba que simplemente no provienen de esta línea. . . . De las
observaciones más exactas que he podido hacer en el largo tiempo que estuve entre los indígenas americanos, me ví
forzado a creer que descendían en línea directa de los israelitas, ya sea cuando eran una potencia marítima, o poco
después del cautiverio general; esto último, sin embargo, es lo más probable.19

Luego, Adair procedió a exponer en casi 200 páginas de narrativa acerca


de sus argumentos o pruebas de que los indígenas eran israelitas. A
continuación se presenta una breve sinopsis de cada unos de los argumentos
de Adair:
Argumento I: Los israelitas estaban divididos en tribus y tenían jefes por
encima de ellos. Los indígenas estaban divididos en tribus con sus propios
jefes. Los indígenas tomaban en cuenta su linaje tribal tan cuidadosamente
como los israelitas observaban el suyo.
Argumento II: Los israelitas adoraban al Dios, Jehová, el dios verdadero
y viviente. Los indígenas adoraban a Yohewah, que significa Señor o
Maestro. Cuando los indígenas iban a la guerra, se preparaban y se

164
santificaban a sí mismos, sólo con ayuno y ablución, para que no pudieran
ensuciar su supuesta arca sagrada (la cual llevan consigo) y por eso incurrir
en el enojo de su Deidad.
Argumento III: Los indígenas creían que la Deidad era la cabeza
inmediata de su estado. Estaban obsesionados con su orgullo religioso.
Tenían desprecio para con la gente blanca y se referían a ellos mismos
como “la gente amada”, porque sus ancestros, como lo afirman, estaban
bajo la gobernación inmediata de la Deidad, que estaba presente con ellos,
en una manera muy particular, y los dirigía por medio de profetas; mientras
que el resto del mundo estaba proscrito y ajeno al convenio. Ellos se veían
a sí mismos como el “pueblo del convenio”.
Argumento IV. Los indígenas creían que habían espíritus buenos y malos.
Creían en Dios, así pues firmemente creían que había una clase de seres
superiores a los hombres, y un estado y existencia futura. Muchos indígenas
creían tener “espíritus sagrados concomitentes” [ángeles guardianes]
quienes los alertaban de antemano, como por intuición, de una emboscada
peligrosa.
Argumento V. El lenguaje indígena y dialectos, parecen tener los mismos
modismos y genio de la lengua hebrea. Sus palabras y oraciones son
expresivas, concisas, enfáticas, sonoras y tajantes, y frecuentemente, tanto
en letra como significado, sinónimo con el lenguaje hebreo. Hay muchas
palabras en común entre el lenguaje indígena y el hebreo. Hay palabras
hebreas que aparecen en muchos dialectos indígenas diferentes en las
Américas.[ ] Personas con habilidades llegan a la conjetura de que éstos
20

son caracteres jeroglíficos, una imitación de la forma de escritura antigua


egipcia de sus crónicas.
Argumento VI. Dividían el tiempo según lo hacían los hebreos.
Calculaban el año por meses lunares como los israelitas, quienes contaban
por lunas. También contaban su tiempo por semanas o por grupos de siete,
que era una costumbre antigua practicada por lo sirios, egipcios y la
mayoría de las naciones orientales.
Argumento VII. De conformidad a, o según las tradiciones de los judíos,
los indígenas americanos tenían sus profetas, sumos sacerdotes y otras
órdenes religiosas. Así como los judíos tenían un sanctum sanctorum, o
lugar de mayor santidad, así lo tenían todas las naciones indígenas;
particularmente los muskogee. Antes de que el indígena Archi-magus
oficiase el supuesto fuego sagrado, para la expiación anual de los pecados,
el sagan lo vestía con un ephod blanco, que es un chaleco. Cuando

165
ingresaba en ese deber solemne, un asistente amado desplegaba un cuero
blanco de venado en el asiento blanco, que se encontraba cerca de lo
supuestamente más sagrado, y luego ponía algunos collares blancos sobre
él, que le eran dados por la gente. Los indígenas eran tan estrictos en
observar todos sus rituales fijos como lo eran los israelitas de aquellos
rituales dados por instrucción divina.
Argumento VIII. Los festivales indígenas, ayunos y ritos religiosos tienen
también gran parecido a los de los hebreos. Como los hebreos, los
indígenas celebraban la fiesta de la primera cosecha. Los indígenas aún
retuvieron palabras sagradas como aleluiah o halelu-yah y shiloh. Ellos
bebían hierbas amargas para limpiar sus cuerpos. Luego de la purificación,
iban a aguas profundas para lavar sus pecados. Luego de la santificación
retornaban a la festividad. Durante las fiestas religiosas, se abstenían de
tener relaciones sexuales e incluso de tocar a alguien del sexo opuesto.
Argumento IX. Los indígenas ofrecían un sacrificio diario así como lo
hacían los antiguos israelitas. Las mujeres indígenas siempre tiraban un
pequeño pedazo de grasa de la carne al fuego cuando comían, y
frecuentemente antes de comer. Los indígenas tienen entre sí el ofrecimiento
del pecado y ofrecimiento de ofensa parecido al de los judíos. Esto es
hecho cuando ellos hacen una matanza de un venado. También observaban
otra costumbre religiosa de los hebreos en hacer el ofrecimiento de paz, o
sacrificio de gratitud. De igual manera que los israelitas, creían que sus
pecados eran la verdadera causa de todos sus males, y que la divinidad en
su arca, siempre bendeciría al grupo más religioso con más éxito.
Argumento X. Similar a la costumbre hebrea de ungirse y bañarse
frecuentemente, los indígenas practicaban la purificación y abluciones. Las
mujeres siempre se bañaban aparte de los hombres. Los indígenas también
excluían a las mujeres de sus templos según costumbres antiguas, con
excepción de seis viejas mujeres amadas, a quienes se les permitían cantar,
danzar y regocijar, en el tiempo de la expiación anual de pecados, y luego
se retiraban. Los sacerdotes indígenas y profetas eran iniciados por unción
luego de pasar por una ceremonia rigurosa de purificación. Una vez que el
sacerdote fuese purificado, luego se le hechaba aceite de oso sobre la
cabeza.
Argumento XI. Los indígenas tenían costumbres homólogas a las Leyes
Mosaicas de impureza. Obligaban a sus mujeres en su retiro lunar [período
menstrual], a construir pequeñas chozas, tan lejos posibles de sus hogares
pero sin estar al alcance de los enemigos; donde durante ese período de
tiempo, ellas estaban obligadas a quedarse ahí, poniendo en riesgo sus

166
vidas. Cuando el tiempo de la separación de la mujer concluía, ellas se
purificaban a sí mismas en agua corriente profunda, regresaban a casa, se
vestían y se ungían.
Argumento XII. Como los judíos, la mayor parte de los indígenas del sur
se abstenían de comer cosas que eran consideradas sucias, como ser aves
de rapiña o animales que habían muerto por causas naturales. Los indígenas
se abstenían de tomar la sangre de cualquier animal, pues contenía la vida y
el espíritu de la bestia.
Argument XIII. Los matrimonios indígenas, divorcios y castigos por
adulterio, aún retienen una similitud muy fuerte con las leyes y costumbres
judías en estos puntos. La mayoría de las tribus tenían castigos muy severos
por cometer adulterio; y la mujer era generalmente asesinada.
Argumento XIV. Muchos de los castigos indígenas se parecen a los de los
judíos. Los israelitas amputaban las manos y pies de asesinos (2 Samuel
4:12), ahorcaban a falsos profetas y a veces quemaban, apedreaban o
decapitaban a malhechores que fueron condenados por las dos cortes de
juicio. También perdonaban todos los crímenes durante la expiación anual
de pecados; exceptuando el asesinato, el cual siempre se castigaba con la
pena de muerte.
Argumento XV. Los israelitas contaban con ciudades de refugio, o lugares
donde se les ofrecía protección, a aquéllos que habían asesinado a personas
sin premeditación, y sin conocimiento; para cuidarlos de la parentela
sedienta de sangre por el fallecido. De acuerdo a la misma ley divina de
misericordia, cada una de estas naciones indígenas tenía una casa o pueblo
de refugio, que era un asilo para proteger a los asesinos de hombres, o al
cautivo desafortunado, si alguna vez pudieran llegar a ingresar aquí.
Argumento XVI. Antes de ir a la guerra los indígenas tenían varias
ceremonias preparativas de purificación y ayuno, al igual que lo registrado
por los israelitas. Así como los antiguos israelitas se movían con el arca
del convencio, los indígenas también tenían su propia arca conteniendo los
vasos consagrados. El arca indígena era llevado por el jefe de guerra o una
bandeja santificada y nunca era permitido que tocase el suelo.
Argumento XVII. A los israelitas les gustaba vestirse con adornos y otros
ornamentos, tan temprano como los primeros tiempos patriarcales, y su
gusto por dijes aumentó, a tal grado que se volvió criminal y era
severamente reprendido por lo profetas. Los indígenas también tenían la
tendencia de usar joyería fina, collares con lentejuelas y otros ornamentos.
Argumento XVIII. La manera indígena de curar a los enfermos era muy

167
similar a la de los judíos. Siempre invocaban a Yo He Wah por un
considerable espacio de tiempo antes de aplicar cualquier medicina. Los
indígenas consideraban la cura de sus enfermos o heridos como un deber
muy religioso y era realizado por sus supuestos profetas y sacerdotes ya que
creían que estaban inspirados con una porción del fuego divino.
Argumento XIX. Los hebreos han sido, en todo momento muy cautelosos
en el entierro de sus muertos – el probibírseles el acceso a ello era
considerado como uno de los mayores males. A través de las Américas, los
nativos enterraban a los muertos con sus pertenencias haciendo que el
cuerpo y la tumba fuesen herencia de todos. Más aún, nunca molestaban las
tumbas de los muertos. La tumba actuaba de asilo, un lugar seguro de
descanso para la persona que duerme, hasta que luego de cierto tiempo, de
acuerdo a su opinión, él se levantaría nuevamente para retomar su lugar
favorito. Si perdían a su gente en la guerra, se tomaban el tiempo de juntar
los huesos de sus parientes; a lo que llamaban recolección de huesos o
“recolección de huesos de su sangre”, de acuerdo al idioma hebreo.
Argumento XX. Los registros judíos afirman que las mujeres judías
lloraban la pérdida de sus esposos muertos y eran vistas mal si contraían
nupcias en el espacio de diez meses luego de la muerte del esposo. De
manera parecida a esta costumbre, todas las viudas indígenas, según una
pena estricta establecida por ley, lloraban la pérdida de sus esposos
fallecidos. Todas las noches y a la salida del sol, durante el primer año de
su viudez, ella estaba obligada por miedo a la humillación de lamentar su
pérdida, emitiendo tonos intensos y fuertes. El esposo no podía contraer
nupcias por lo menos por cuatro meses, y a menudo no salía de la casa.
Argumento XXI. En la ley mosaica, el hermano sobreviviente debía tener
hijos con la viuda que no había tenido hijos con el fallecido, para perpetuar
su nombre y familia y tomar herencia de sus bienes e inmuebles. La
costumbre indígena era muy similar. Aunque la viuda estaba sujeta, por ley,
a llorar la muerte de su esposo por un período de tres años; sin embargo, al
saberse que su lamento era de corazón sincero, por un año, y las
circunstancias de su sobrevivencia eran tan estrechas que requerían el
cambio de esta situación, ella quedaba exenta de la ley de luto. Si el
hermano del difunto esposo rechazaba casarse con ella, ella tenía la
libertad de atarse el pelo, ungirse y pintarse en la misma manera que la
viuda hebrea y de ser libre de casarse con quien ella quisiese.
Argumento XXII. Cuando los israelitas daban nombres a sus hijos u a
otros, elegían apelativos acorde a las circunstancias y al momento. Esta
costumbre era tan antigua como los tiempos patriarcales; por lo que

168
encontramos a Abram que fue cambiado a Abraham; Sarai a Sarah, Jacobo
a Israel, etc.. Esta costumbre es una regla aún vigente entre los indígenas.
Daban nombres a sus hijos, expresivos de su temperamento, apariencia
externa y varias otras circunstancias. 21

Muchas de las costumbres descritas por Adair son muy similares a


costumbres, folklore y leyendas de nativos americanos a través de las
Américas. Las cientas de similitudes, que han sido modificado ligeramente
con el correr del tiempo y distancia a medida que los nativos se esparcían y
las generaciones pasaban, indican un origen común y un serie de creencias
religiosas comunes. Esto no impide el arribo de otros grupos en el Nuevo
Mundo, pero tiende a indicar que asimilaron por lo menos algunas de las
creencias principales de la mayoría, o que los recién llegados no causaron
ningún impacto significativo en el sistema de creencias central. Adair
atribuyó todas las costumbres indígenas y folklore a una conexión con la
antigua Israel. En su narrativa, presenta evidencia fuerte con respecto a
cada uno de sus argumentos.

Notas al final del Capítulo:

1 Durán, 7-8.

2 Ibid., xxvii. (Durán era uno de los muchos sacerdotes católicos que sugerían que Santo Tomás, el apóstol que pasó su vida enseñando a los humildes, había visitado las Américas.)

3 Durán, Libro de los dioses (Book of Gods), 23-31

4 León Cadogan, Ayvu Rapyta–Textos Míticos de los Mbyá Guaraní del Guaira. Boletim No. 227 Antropología, No. 5, São Paulo, Faculdade de Filosofia, Ciencias e Letras, 1959.
(Segunda edición fue editada por Bartolomeu Meliá y publicada por la Biblioteca Paraguay a de Antropología, Asunción, 1992.)

5 Diego Quijada, alcalde principal de Yucatán, mantuvo muchos documentos relacionados con este período. También envió varias cartas al rey que surgieron muchos años después
con los investigadores tales como Ralph L. Roy s y Frances V. Scholes, quienes colaboraron con libros importantes sobre Yucatán, como ser Fray Diego de Landa, 1938.

6 Landa, 76.

7 Ibid.,78, n340.

8 Bernardo de Lizana, Historia de Yucatán, Devocionario de Nuestra Señora de Izmal y Conquista Espiritual. México. 1633. (Partes de Parte 1, I-IV con traducción francesa de
Brasseur de Bourbourg, 1864, 348-65.)

9 Christenson, 38. (Christenson sugiere que la frase “del otro lado del mar” puede referirse a Tulan (Dr. Linda Schele afirma que el Tulan referido en Popol Vuh es tal vez una de las
primeras ciudades may a en Yucatán), pero la frase puede referirse a un tiempo aún más antiguo y a un lugar mucho más distante que Yucatán. La explicación “del otro lado
del mar” recuerda al relato del Libro de Mormón en el que Lehi traía consigo los registros religiosos de su gente en los que se llaman las Planchas de bronce. En su
introducción, Christenson también mencionó que los autores del Popol Vuh se referían a éste como un ilbäl, indicando un instrumento de visión, o de ver lugares. Christenson
indicó que la palabra también es utilizada hoy para referirse a cristales de cuarzo que los sacerdotes k ́ iche ́ usan en sus ceremonias divinatorias. También puede referirse a
lentes de aumento o anteojos, con los cuales las cosas pueden verse más claramente. Así los gobernantes de los k ́ iche ́ consultaban el Popol Vuh en tiempos de amenazas
nacionales como una forma de ver el futuro. Este ilbal parece ser un aparato como el Urim y Thummim descritos por José Smith, que usó en la traducción de las Planchas de
oro.)

10 Ibid., 12.

11 Ibid., 36, n10.

12 Ibid. (Vea la Introducción completa de Christenson para entender mejor las similitudes entre Génesis y el Popol Vuh.

13 Cabello Valboa, 308-309.

14 Cadogan, 25-27.

15 Ibid., 28. (Durante mi misión de la iglesia en Paraguay, los misioneros usaban Ñande Yara para referirse a Jesucristo; y este nombre era bien conocido y aceptado por los
contactos de habla guaraní en Paraguay.)

16 En su libro Doctrina mormona (Mormon Doctrine), Bruce R. McConkie escribió: “En lo que respecta a la eternidad, el sacerdocio es el poder eterno y la autoridad de la Deidad
por lo que todas las cosas existen; por la cual son creadas, gobernadas y controladas; por lo cual el universo y los muchos mundos existen; por lo que el gran plan de creación,
redención y exaltación opera a lo largo de la inmensidad. Es el poder de Dios. En lo que respecta a la existencia del hombre sobre esta tierra, el sacerdocio es el poder y la
autoridad de Dios delegada al hombre en la tierra para actuar en todas las cosas para la salvación de los hombres.”

17 Ben Israel, 28.

18 Ibid., 27-29

19 Adair, 13-14.

20 En el boletín mensual de octubre de 1972 de la Asociación Israelita de Venezuela, Isidoro Aizenberg escribió un artículo titulado “¿Judíos en la América precolombina?” Él
escribió seis palabras quechuas y sus significados y seis palabras hebreas que suenan como las palabras quechuas y sus significados: quechua: chay (persona)–hebreo: chay

169
(ser viviente); quechua: may u (frío)–hebreo: may im (agua); quechua: hara (ladera)–hebreo: har (montaña); quechua: khata (cubrir)–hebreo: khasa (cubrir); quechua: zara
(grano)–hebreo: zarah (semilla); quechua: chana (era)–hebreo: shana (año).

21 Dar un nombre era muy importante. Algunos grupos indígenas en Latinoamérica cambiaban el nombre del niño conforme éste crecía. León Cadogan reveló que entre los mby á-
guaraní, el individuo recibía un “nombre nuevo.” Los dioses proclamaban que “sólo cuando ellos son llamados con los nombres que nosotros [los dioses] les damos,
encontrarán gozo en su hogar y dejarán de ser rebeldes. Los sacerdotes de los mby á también rechazaban dar este “nombre nuevo” a un niño concebido en adulterio. Cadogan,
71, 78.

170
Capítulo 10
SACRIFICIO, SACRAMENTO Y EXPIACIÓN

Uno de los rituales religiosos iniciados por la familia de Adán era el


sacrificio de animales ofrecidos a Dios. En Génesis leemos:
Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová

Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a
Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó
su semblante (Génesis 4:3-5).

La narración en el Libro de Moisés aclara que el sacrificio de animales


era un símbolo de la crucificción de Jesucristo, de ahí que el sacrificio de
Abel de los “primogénitos del rebaño” era aceptado, mientras que el
sacrificio de Caín del “fruto de la tierra” era irrespetuoso y rechazado.
Moisés afirma:
Y les dio mandamientos de que adorasen al Señor su Dios y ofreciesen las primicias de sus rebaños como ofrenda
al Señor. Y Adán fue obediente a los mandamientos del Señor.

Y después de muchos días, un ángel del Señor se apareció a Adán y le dijo: ¿Por qué ofreces sacrificios al Señor?
Y Adán le contestó: No sé, sino que el Señor me lo mandó.

Entonces el ángel le habló diciendo: Esto es una semejanza del sacrificio del Unigénito del Padre, el cual es lleno
de gracia y de verdad (M oisés 5:5-7).

Después que Noé y su familia desembarcaran del arca, “Y edificó Noé un


altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció
holocausto en el altar” (Génesis 8:20). El sentido de sacrificio como
símbolo de la futura crucificción de Jesucristo estaba siendo reafirmado en
el mandamiento de Dios a Abraham al sacrificar a su hijo Isaac. En Génesis
leemos:
Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He
aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?

Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.

Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac
su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña.

Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.

Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.

Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por
cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único (énfasis añadida) (Génesis 22:7-12).

171
El diccionario de la Santa Biblia De Los Santos de los Últimos Días
indica que Dios dio a Adán y Eva y a todos sus fieles seguidores, la “ley
del sacrificio” que incluía la ofrenda de lo mejor de sus rebaños. Siempre
que hubiesen verdaderos creyentes sobre la faz de la tierra con la autoridad
de sacerdocio, los sacrificios eran ofrecidos. Esto continuó hasta la muerte
de Jesucristo, quien finalizó el derramamiento de sangre como práctica del
evangelio. Jesús reemplazó el sacramento del derramamiento de sangre por
el sacramento de la ofrenda del pan y del vino, en recordación de la
inmolación de su cuerpo y sangre.
En los tiempos del Antiguo Testamento, era importante que el animal a
ser sacrificado estuviese libre de “manchas o imperfecciones,” en memoria
del Salvador, un hombre perfecto. La sangre era frecuentemente recolectada
en una vasija y derramada o regada sobre variados objetos o lugares a
modo de expiación ó, en otras palabras, para enmendar una transgresión.
Bajo la Ley de Moisés, el sacrificio tomó una figura extremadamente ritual.
Durante estos períodos, cuando la antigua Israel cayó en apostasía, el ritual
de sacrificio fue enormemente distorsionado. El Rey David se lamentaba en
Salmos que los israelitas habían empezado a adorar dioses falsos y
sacrificar sus hijos a estos ídolos.
Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus
hijas (Salmos 106:37-38).

El profeta Ezequiel se quejaba de manera acusante:


Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que
fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus fornicaciones, para que degollases también a mis hijos y los ofrecieras a
aquellas imágenes como ofrenda que el fuego consumía? (Ezequiel 16:20-21).

Inclusive los antiguos israelitas frecuentemente pervertían las ordenanzas


de sacrificio y pretendían cubrir una gran cantidad de pecados ofreciendo
sacrificios. Esta apostasía general de los antiguos israelitas y su negación a
cumplir con los mandamientos de Dios, aún con las advertencias de muchos
profetas, resultó en que el Señor retiró su protección divina que
eventualmente llevó a la derrota del reino de Israel por los asirios, y luego
el reino de Judá por los babilonios.
El Libro de Mormón revela poco referente a la ofrenda de sacrificios de
animales. Nefi escribió que cuando él y sus hermanos regresaron de
Jerusalén con las planchas de bronce, todos ellos se “regocijaron en
extremo, y ofrecieron sacrificios y holocaustos al Señor; y dieron gracias al
Dios de Israel” (I Nefi 5:9). Varios cientos de años después (aprox. 124
A.C.), Mosíah escribió: “Y también llevaron de las primicias de sus

172
rebaños, para que ofrecieran sacrificios y holocaustos según la ley de
Moisés” (Mosiah 2:3). Alrededor del año 74 A.C., Alma escribió lo
siguiente referente a la terminación de los sacrificios de sangre:
De modo que es menester que haya un gran y postrer sacrificio; y entonces se pondrá, o será preciso que se
ponga, fin al derramamiento de sangre; entonces quedará cumplida la ley de M oisés; sí, será totalmente cumplida, sin
faltar ni una jota ni una tilde, y nada se habrá perdido.

Y he aquí, éste es el significado entero de la ley, pues todo ápice señala a ese gran y postrer sacrificio; y ese gran
y postrer sacrificio será el Hijo de Dios, sí, infinito y eterno.

Y así él trae la salvación a cuantos crean en su nombre; ya que es el propósito de este último sacrificio poner en
efecto las entrañas de misericordia, que sobrepujan a la justicia y proveen a los hombres la manera de tener fé para
arrepentimiento (Alma 34:13-15).

En su libro, Chavín y los orígenes de la civilización (Chavín and the


Origins of Civilization), Richard L. Burger describió la construcción de
numerosos edificios en la región chavín, localizada al noroeste del Perú, en
los que fueron construidos pozos como braseros únicos. Estos pozos
estaban usualmente ubicados en medio del cuarto y por debajo del nivel del
piso. Dos conductos subterráneos aseguraban la quema total del contenido y
los pozos eran generalmente encontrados llenos de cenizas finas. Burger
creía que tales construcciones peculiares eran creadas para preparar un
ambiente para ceremonias religiosas, en las que la quema de ofrendas era
un elemento crítico. En períodos no específicos, estas cámaras
ceremoniales fueron intencionalmente llenadas con tierra y residuos y luego
tapadas para permitir la construcción de una nueva serie de edificios
similares a niveles más elevados. La condición excelente de la mayoría de
estas estructuras enterradas y el cuidado con el que fueron cubiertos,
condujo a los historiadores de arte que excavaron las ruinas chavín, a
referirse a tal práctica como “sepultura de templos.” La presencia de estos
complejos públicos en áreas de ambiente, economía y cultura diferente,
hicieron que los arqueólogos supusiesen que varios grupos de personas
compartían una creencia religiosa en común que comprendían actividades
rituales similares. La civilización chavín floreció en Perú desde
1

aproximadamente el año 2500 A.C. al 400 A.C.


En el Antiguo Templo en Chavín de Huántar, localizado en la vertiente
este de los Andes, historiadores de arte descubrieron una galería especial
que nombraron la Galería de las Ofrendas por el gran número de vasijas de
cerámica que aparentemente habían sido llenadas con alimentos. Burger
notó que mezclado con el abundante desperdicio de alimentos habían restos
de 233 huesos humanos. Tal como los restos de animales, la mayoría
estaban quemados y fragmentados. Burger sugiere que estos huesos fueron

173
parte de rituales caníbales. 2

Durante el período formativo (del 1500 al 400 A.C.) en Mesoamérica, el


sacrificio humano aparenta ser un acontecimiento bastante común. En el
Mundo Olmeca, (Olmec World), los contribuyentes Richard A. Diehl y
Michael D. Coe escribieron que “un aspecto horroroso del ritual olmeca es
el presentado por los huesos de niños sacrificados como ofrenda en
rituales”. En su ensayo Olmec World, F. Kent Reilly, III, indicó que el acto
3

de derramamiento de sangre jugó un rol significante en la cosmología


olmeca y en las ceremonias de la Formativa Media, y que continuó en
culturas mesoamericanas posteriores.
Reilly describió a la sangre como la sustancia mágica para abrir el portal
entre los mundos natural y sobrenatural. Aunque las escenas sangrientas no
son numerosas en el arte olmeca como lo visto en el arte clásico maya, hay
una gran evidencia del derramamiento y la existencia de sacrificio humano
en el arte del período Formativo Medio. Tal como los chavín, la 4

civilización olmeca desapareció aproximadamente en el 400 A.C.


Arqueólogos e historiadores de arte han descubierto que el sacrificio de
animales y humanos continuó en el Nuevo Mundo después de desaparecer
los chavín y los olmeca. En un artículo escrito por los Drs. Steven Bourget
y Margaret E. Newman titulado Un brindis a los ancestros, guerras
rituales y sacrificios de sangre en la cultura Moche (A Toast to the
Ancestors, Ritual Warfare and Sacrificial Blood in Moche Culture), los
autores describen la importancia del sacrificio para la cultura Moche.
Una serie de excavaciones arqueológicas conducidas en lugares como Sipán, San José de M oro, Dos Cabezas,
Huaca del Cao Viejo y Huaca de la Luna han contribuido a la evidencia de que las guerras ritualizadas y la práctica de
sacrificios era el centro de la religión e ideología moche. M urales impresionantes mostrando escenas de batalla y
prisioneros de sexo masculino fueron descubiertos en Huaca del Cao Viejo, mientras que evidencia de sacrificio
humano han sido encontrados en contextos funerarios y también dentro de los perímetros de todos los templos de
M oche actualmente bajo investigación.5

En el sitio de Huaca de la Luna, Bourget descubrió que por lo menos 60


individuos fueron sacrificados durante por lo menos seis rituales. Análisis
de los huesos indican que todas las víctimas fueron varones de edades entre
los 15 y 39 años. Los cuerpos revelaban numerosas fracturas muy bien
curadas. Bourget sugirió que las víctimas fueron probablemente guerreros
que se habían recuperado de heridas de combate. Sus descubrimientos en
Huaca de la Luna están sustentados por cientos de vasijas de cerámica
mostrando batallas entre individuos en que la muerte no era el objetivo,
sino la captura para propósitos de sacrificio. Es evidente que los
prisioneros de estas “guerras de captura” eran sacrificados en los templos

174
de sus capturadores.
A principios de los años 1990, Walter Alva y Christopher Donnan
descubrieron en varias tumbas elaboradas, los restos de individuos que
estaban vestidos con el mismo tipo de indumentaria de ceremonias que
habían sido observadas en distintas vasijas de cerámica como vestidos
llevados por individuos involucrados en ceremonias de sacrificio. Bourget
notó que la ceremonia de sacrificio era practicado en la región Moche, por
individuos de alta jerarquía vistiendo similar regalía y usando la misma
parafernalia durante un período de por lo menos 300 a 400 años.
6

Durante las guerras entre los nefitas y los lamanitas en el Libro de


Mormón, hay poco referencia al sacrificio humano; sin embargo, en los
últimos días de las intensas guerras, Mormón escribió que los lamanitas
sacrificaban a muchas de las mujeres y niños nefitas. Él afirmó:

La posición cuidadosa de los cuerpos muestra que estos individuos fueron


víctimas de sacrificios humanos en el sitio arqueológico de Huaca de la
Luna cerca de Trujillo, en Perú. Se han descubierto en este sitio más de
60 víctimas de sacrificios humanos. El Dr. Steven Bourget, principal
historiador de arte en este lugar, amablemente proporcionó esta
fotografía.

175
Y también marcharon contra la ciudad de Teáncum, y arrojaron de ella a sus habitantes, y tomaron muchos
prisioneros, tanto mujeres como niños, y los ofrecieron como sacrificio a sus ídolos.

Y en el año trescientos sesenta y siete aconteció que los nefitas, furiosos porque los lamanitas habían sacrificado
a sus mujeres y a sus hijos, marcharon contra los lamanitas, poseídos de una ira sumamente grande, de manera que
nuevamente vencieron a los lamanitas y los echaron fuera de sus tierras.

Y cuando los acometieron por segunda vez, los nefitas fueron rechazados y destrozados con una mortandad
grande en extremo; y sus mujeres y sus hijos de nuevo fueron sacrificados a los ídolos (M ormón 4:14-15, 21).

En una carta que Mormón escribió a Moroni, deplorando la situación


nefita, una vez más Mormón, observó la inhumanidad de los contrarias entre
si. Él consideraba el comportamiento de los nefitas de ser tan malvado que
el comportamiento de los lamanitas. Ambos dieron carne humana a sus
oponentes y también la consumieron . Mormón escribió:
Y ahora escribo un poco concerniente a los padecimientos de este pueblo, porque según las noticias que he
recibido de Amarón, he aquí, los lamanitas tienen muchos prisioneros que tomaron de la torre de Sherriza; y había
entre ellos hombres, mujeres y niños.

Y a los maridos y padres de estas mujeres y niños los han matado; y alimentan a las mujeres con la carne de sus
esposos, y a los niños con la carne de sus padres; y no les dan sino un poco de agua.

M as no obstante esta gran abominación de los lamanitas, no excede a la de nuestro pueblo en M oriántum. Pues
he aquí han tomado cautivas a muchas de las hijas de los lamanitas; y después de privarlas de lo que era más caro y
preciosos que todas las cosas, que es la castidad y la virtud,

después de haber hecho esto, las asesinaron de la manera más cruel, torturando sus cuerpos hasta la muerte; y
después que han hecho esto, devoran sus cuerpos como bestias salvajes, a causa de la dureza de sus corazones; y lo
hacen como señal de valor (M oroni 9:7-10).

El tiempo en la cultura Moche donde el sacrificio humano era más


predominante, coincide con el final de los días de los nefitas cuando
Mormón censuró el sacrificio humano. Parecería que tales sacrificios
continuaron constantemente en muchos lugares a través de las Américas

176
hasta la conquista por los españoles y portugueses; cuando la gran mayoría
de los nativos se convirtieron al cristianismo. Los cronistas españoles y
portugueses estaban atónitos por las escenas de sacrificio humano que
encontraron al arribar al Nuevo Mundo; y en particular en México donde
prevalecía entre las tribus de habla nahuatl (aztecas, tlaxcalas, tezcocas,
etc.), y en menor escala entre los maya. En su primera carta a Carlos V,
Hernán Cortés escribió:
Todos los días antes que obra alguna se inicie, queman en sus mezquitas incienso y algunas veces sacrifican sus
mismas personas, cortándose unos la lengua, y otros las orejas, y otros acuchillándose el cuerpo con unas navajas.
Toda la sangre que de ellos corre la ofrecen a aquellos ídolos, echándola por todas las partes de aquellas mezquitas, y
otras veces echándola hacia el cielo y haciendo otras muchas maneras de ceremonias, por manera que ninguna obra se
inicie sin que primero hagan allí sacrificio. Y tienen otra cosa horrible y abominable y digna de ser punida, que hasta
hoy no habíamos visto en ninguna parte, y es que a todas las veces que alguna cosa quieren pedirle a sus ídolos para
que más aceptasen su petición, toman muchas niñas y niños y aún hombres y mujeres de mayor edad, y en presencia
de aquellos ídolos los abren vivos por los pechos y les sacan el corazón y las entrañas, y queman dichas entrañas y
corazones delante de los ídolos, y ofreciéndoles en sacrificio aquel humo. Esto hemos visto algunos de nosotros, y los
que lo han visto dicen que es la más cruda y espantosa cosa de ver que jamás han visto.7

Diego Durán observó que en el libro bíblico de Levítico, los hebreos


sacrificaban animales sin imperfecciones. Él también observó entre los
aztecas, el mismo requisito de calidad para con las víctimas humanas. El 3
de febrero, los nativos celebraban una gran fiesta en honor al dios
Quetzalcoatl de la siguiente manera:
Cuarenta días antes de la fiesta los mercaderes compraban a un hombre sin imperfecciones en manos y pies, sin
manchas o marcas, tampoco sin un solo ojo o con manchas en ellos, ni cojo, ni tampoco manco, tampoco inválido,
con mala vista, o que le faltaran dientes. Él no debía tener imperfecciones – absolutamente ninguna – la suturas
naturales de su cráneo debían estar cerradas, tampoco señal de mentón hendido, ni pústulas ni escrófula – él debía
estar libre de toda imperfección.

Este esclavo ataviado como un dios era comprado para poder así representarlo durante esos cuarenta días. Antes
de ponerse sus vestimentas, era purificado dos veces en las “aguas divinas.” Después de haber sido lavado y
purificado era vestido como el ídolo. . . Este hombre viviente era comprado para representar al dios por los cuarenta
días y era servido y reverenciado como tal. . . .Entonces iban con él alrededor de la ciudad mientras que él cantaba y
danzaba con el fin de ser reconocido como el representante del dios. Después de haber venerado al joven con incienso
y música, era llevado y sacrificado a la medianoche al sacarle su corazón. El corazón era ofrecido a la luna y luego se
lo arrojaba al dios en cuya presencia se realizara la matanza, dejaban caer el cuerpo sin vida por las escaleras. El
cuerpo era luego recuperado por los mercaderes y llevado a casa y cocinado en diferentes platillos para que al
amanecer este alimento estuviera listo para el banquete.8

Durante la ceremonia del Nuevo Fuego al inicio de un nuevo siglo, los


indígenas sacrificaban a cientos de capturados. La forma de sacrificio y el
uso de la sangre son reminicencias de antiguas escenas de la Pascua
israelita. Durán escribió lo siguiente:
Esta ceremonia era celebrada con gran solemnidad y los sacerdotes de todos los templos estaban presentes,
dirigidos por el sumo sacerdote quien portaba su vestidura y mejores galas. Habían ofrendas e incienso, junto con el
sacrificio de muchos humanos en la colina quienes morían como víctimas del dios de fuego. . . Este sacrificio
empezaba a la medianoche y duraba casi todo el día siguiente. Triunfantes y con alegría, los sacerdotes eran bañados
en sangre y las vasijas llenadas con sangre humana eran enviadas a untar los dinteles de las puertas, columnas y

177
altares de los templos y a rociar las estatuas de los dioses. Este untamiento con sangre siempre era realizado cuando
había un sacrificio.9

En la región andina, los cronistas observaron que los incas,


ocasionalmente sacrificaban humanos, pero por lo general eran animales. A
este respecto, Martín de Murúa mencionó la facilidad de los indígenas de
recurrir a abstinencia y oración para obtener favores o para saber de
eventos futuros. Él escribió:
Ellos raramente recurrían a sacrificios humanos, pero mantenían grandes rebaños de animales, generalmente
llamas, para ser sacrificados en eventos especiales, sin embargo, durante la coronación del inca, niños eran sacrificados
para asegurar el éxito del reinado del inca. Los incas mantenían la costumbre del sacrificio de animales a sus dioses y
huacas. A este respecto ellos mantenían un rebaño especial de llamas blancas que usaban para sacrificios al sol.
Aquellos animales seleccionados no tenían ninguna mancha ni marca. Los incas nunca utilizaron animales salvajes
para el sacrificio, sino únicamente animales que ellos habían criado. El animal siempre debía ser macho ya que nunca
utilizaron a la hembra para sacrificios. También sacrificaban objetos preciosos generalmente hechos de oro y plata.10

Juan de Betanzos escribió acerca de los preparativos que el Pachacuti


Inca Yupanqui, rey de toda la nación inca, había hecho para dedicar el
templo al sol:
Inca Yupanqui ordenó a los señores de Cuzco de tener listo dentro de los diez días provisiones de maíz, ovejas
(llamas) y corderos junto con vestimentas y un cierto número de niños y niñas, todos éstos para el sacrificio al sol.
Cuando todo esto se reunía, Inca Yupanqui ordenó que se hiciera un gran fuego después de haber cortado las cabezas
de las ovejas y corderos, él ordenó que fueran arrojados (en el fuego) junto con las vestimentas y el maíz como
sacrificio al sol. Los niños y niñas que habían sido juntados estaban todos vestidos y adornados. Él ordenó que fueran
sepultados vivos en aquel templo que fue especialmente construido donde se encontraba la estatua del sol. Con la
sangre obtenida de las ovejas y corderos, ordenó que fueran trazadas ciertas líneas sobre las paredes de este templo.
Todo esto tenía el significado de una forma de bendición y consagración del templo. Durante el sacrificio, Inca
Yupanqui y sus amigos iban descalzos y actuaban con gran reverencia hacia este templo del sol. Con la misma sangre,
Inca Yupanqui también trazaba líneas en la cara del hombre que había sido designado como guardián de este templo e
hizo lo mismo con los tres señores, sus amigos y con los mamaconas o monjas en el servicio del sol.11

El sacrificio de animales, y a veces de humanos aparenta predominar a


través de las Américas por miles de años. Aunque los rituales eran más
brutales en muchas áreas especialmente en México, muchos de los cronistas
reconocieron elementos de costumbres antiguas israelitas en el ritual de
sacrificios. Otros rituales les recordaban a ceremonias cristianas y
particularmente el sacramento de la “última cena”.
LA CEREMONIA DEL SACRAMENTO

Durán escribió que la fiesta más solemne y celebrada en todo México era
para el dios Huitzilopochtli. Durán observó que la ceremonia y rituales
parecían una mezcla de diversas ceremonias. Partes del ritual se
asemejaban a costumbres cristianas; otras se asemejaban a elementos
encontrados en el Antiguo Testamento y aún otros ritos le parecían a Durán
ser diabólicos y una invención de los indígenas. En el ritual, Huitzilopochtli

178
era representado por una estatua tallada en madera como imagen de un
hombre sentado sobre un banco de madera como litera. El banco estaba
pintado de azul, indicando a los indígenas que el domicilio de
Huitzilopochtli era en los cielos. Sobre su cabeza llevaba un ornamento
rico en forma de pico de pájaro – simbolizando al picaflor.
Durán describió los hábitos de los picaflores viendo un elemento de
“renacimiento” cristiano. Cuando el invierno se aproxima, el picaflor busca
una hendidura en un árbol frondoso. El pájaro se posa sobre una ramita
cerca de la hendidura, mete su pico en la misma lo más adentro posible y se
queda allí seis meses del año nutriéndose con la savia del árbol. Parecía
estar muerto, pero al inicio de la primavera, cuando en los árboles crecen
hojas nuevas, el pequeño pájaro con la ayuda de la vida del árbol, renace.
Consecuentemente, los indígenas afirman que el picaflor muere y renace. 12

En el templo de Huitzilopochtli, habían siempre doncellas jóvenes que


eran requeridas para conducir ceremonias religiosas y mantener el templo
limpio. A medida que se acercaba el tiempo de la celebración de
Huitzilopochtli, una réplica grande de la estatua era hecha de masa de la
semilla de kiwicha. Al mismo tiempo, las doncellas hacían objetos grandes
en forma de huesos también de esta masa. Luego, estos “huesos” y el “ídolo
de masa” eran llevados a la cima de la pirámide en honor a Huitzilopochtli
y puestos ante él. A medida que la ceremonia progresaba y el sacrificio de
humanos comenzaba, la sangre de las víctimas sacrificadas era rociada en
ambos, el ídolo y la réplica de la masa del ídolo, y los “huesos” que
representaban la carne y huesos del dios. Todas las piezas de masa que los
indígenas llamaban tzoalli eran bendecidas y untadas con sangre humana,
obtenida a través de este gran sacrificio de seres humanos.
En el último día de la fiesta, era una regla solemne en todo el territorio
que nadie, ni siquiera niños pequeños, podían tomar o comer algo, excepto
comer un pedazo de tzoalli con miel. El tzoalli debía ser comido al
amanecer, pero la gente no podía comer otra cosa hasta que terminara la
ceremonia al atardecer. Al inicio de las ceremonias del último día, el ídolo
de masa y los huesos eran rotos en pequeños pedazos representando la
carne y huesos de su dios, quien ellos creían era el creador del mundo.
Empezando por los ancianos, cada hombre, mujer y niños recibían la
comunión con un pedazo de masa. Durán notó que todos la recibían con
reverencia, temor y gozo, como algo verdaderamente maravilloso. La gente
comentaba que había comido la carne y huesos de su dios. Aquéllos que
tenían enfermos en sus casas rogaban por un pedazo para llevarlo con
reverencia y veneración.

179
Durán igualmente observó que esta ceremonia siempre ocurría el 10 de
abril, cercano a la celebración de Pascuas de los cristianos. Él lo veía
como un esquema diabólico para engañar a los indígenas haciéndoles imitar
la ceremonia de la religión católica. Aunque Durán atribuía a Satanás la
instigación de una imitación del sacramento, igualmente estaba convencido
de que un apóstol debió haber venido al Nuevo Mundo para enseñar el
cristianismo a los nativos.
Fray Joseph de Acosta, quien escribió acerca del Perú y México, también
mencionó este mismo sacramento de comer la carne y huesos de
Huitzilopochtli, que comentaba que eran compartidos por todos con gran
reverencia. 13

El Libro de Mormón enseña que cuando Jesucristo apareció en las


Américas y estableció su iglesia allí, Él también instituyó la ordenanza del
sacramento. Nefi reporta:
Y aconteció que Jesús mandó a sus discípulos que le llevasen pan y vino.

Y mientras fueron a traer el pan y el vino, mandó a la multitud que se sentara en el suelo.

Y cuando los discípulos hubieron llegado con pan y vino, tomó el pan y lo partió y lo bendijo; y dio a los
discípulos y les mandó que comiesen.

Y cuando hubieron comido y fueron llenos, mandó que dieran a la multitud.

Y cuando la multitud comió y fue llena, dijo a los discípulos: He aquí, uno de vosotros será ordenado; y a él le
daré poder para partir pan y bendecirlo y darlo a los de mi iglesia, a todos los que crean y se bauticen en mi nombre.

Y siempre procuraréis hacer esto, tal como yo lo he hecho, así como he partido pan y lo he bendecido y os lo he
dado.

Y haréis esto en memoria de mi cuerpo que os he mostrado. Y será un testimonio al Padre de que siempre os
acordáis de mí. Y si os acordáis siempre de mí, tendréis mi Espíritu para que esté con vosotros.

Y sucedió que cuando hubo dicho estas palabras, mandó a sus discípulos que tomaran del vino de la copa y
bebieran de él, y que dieran también a los de la multitud para que bebiesen.

Y aconteció que así lo hicieron, y bebieron y fueron llenos; y dieron a los de la multitud, y éstos bebieron y
fueron llenos (3 Nefi 18:1-9).

A través de los siglos antes del arribo de los españoles, los indígenas
habían distorsionado la sagrada ordenanza del sacramento. La descripción
de Durán de la ceremonia honrando a Huitzilopochtli, venerado como el
creador del mundo, es uno de los mejores ejemplos registrados por los
escritores del Nuevo Mundo en donde se practican vestigios de una
ordenanza cristiana que aparentemente han sido mantenida por cientos de
años.

180
LA EXPIACIÓN

Además del sacrificio y la ordenanza del sacramento en recordación de


Jesucristo, tanto las escrituras antiguas como las recientes nos enseñan
acerca de la expiación. El diccionario de la Biblia de la versión del Rey
Santiago de la publicación de los Santos de los Últimos Días de 1979
afirma:
Desde el tiempo de Adán hasta la muerte de Jesucristo, verdaderos creyentes eran instruidos a ofrecer sacrificios
de animales al Señor. Estos sacrificios simbolizaban la muerte venidera de Jesucristo y eran realizados por su fé en Él.
Jesucristo como Hijo unigénito de Dios y como persona sin pecado que moró en la tierra, fue el único capaz de
brindar una expiación para la humanidad. A través de su elección y preordenación en el Gran Concilio antes que el
mundo fuese creado, su divino progenitor, su vida sin pecado alguno, el derramamiento de su sangre en el huerto de
Getsemaní, su muerte en la cruz y subsiguiente resurrección corporal de la tumba, realizó la perfecta expiación para
toda la humanidad. Todos están incondicionalmente cubiertos por la caída de Adán. Por lo tanto, todos deben
resucitar de la muerte con cuerpos inmortales, por la expiación de Jesucristo. “Porque así como en Adán todos
mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (I Corintios 15:22).14

Moisés enseño a los israelitas la doctrina de la expiación y la


importancia de la sangre de Cristo que eventualmente sería derramada por
ellos. En Levítico dice:
Si cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna sangre, yo
pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su pueblo.

Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras
almas; y la misma sangre hará expiación de la persona (Levítico 17:10-11).

En la epístola general de Juan escribió: “Pero si andamos en luz, como él


está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo
(énfasis añadido) su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). Tanto el
Antiguo como el Nuevo Testamento están repletos de referencias a la
expiación de Jesucristo y la manera en que santificó a sus verdaderos
creyentes. Pablo escribió a los hebreos lo siguiente: “Por lo cual también
Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre (énfasis
añadido), padeció fuera de la puerta”. (Hebreos 13:12).
En el continente americano, los profetas del Libro de Mormón
escribieron referente a la expiación y el acto de santificación del Salvador.
Nefi escribió:
He aquí, él se ofrece a sí mismo en sacrificio por el pecado, para satisfacer las demandas de la ley, por todos los
de corazón quebrantado y de espíritu contrito; y por nadie más se pueden satisfacer las demandas de la ley.

Por los tanto, cuán grande es la importancia de dar a conocer estas cosas a los habitantes de la tierra, para que
sepan que ninguna carne puede morar en la presencia de Dios, sino por medio de los méritos, y misericordia, y gracia
del Santo M esías, quien da su vida, según la carne, y la vuelve a tomar por el poder del Espíritu, para efectuar la
resurrección de los muertos, siendo el primero que ha de resucitar.

De manera que él es la primicia para Dios, pues él intercederá por todos los hijos de los hombres; y los que crean

181
en él serán salvos (2 Nefi 2:7-9).

Cerca del año 30 A.C., Helamán recordó a los nefitas la importante


misión de Jesucristo cuando escribió:
¡Oh recordad, recordad, hijos míos, las palabras que el rey Benjamín habló a su pueblo! Sí, recordad que no hay
otra manera ni medio por los cuales el hombre pueda ser salvo, sino por la sangre expiatoria de Jesucristo, que ha de
venir; sí, recordad que él viene para redimir al mundo (Helamán 5:9).

En el informe de la aparición de Cristo en el Nuevo Mundo, descrito en


el Libro de Mormón, Jesús invita a todos los asamblados que se le
acercaran y lo tocaran y vieran por ellos mismos de que Él había
resucitado:
Levantaos y venid a mí, para que metáis vuestras manos en mi costado, para que también palpéis las marcas de
los clavos en mis manos y en mis pies, a fin de que sepáis que soy el Dios de Israel, y el Dios de toda la tierra, y que
he sido muerto por los pecados del mundo (3 Nefi 11:14).

En las escenas finales antes de sellar y enterrar las planchas, Moroni


exhortó a toda la humanidad a recordar el sacrificio de Jesucristo:
Sí, venid a Cristo, y perfeccionaos en Él, y absteneos de toda impiedad, y si os abstenéis de toda impiedad, y
amáis a Dios con toda vuestra alma, mente y fuerza, entonces su gracia os es suficiente, para que por su gracia seáis
perfectos en Cristo; y si por la gracia de Dios sois perfectos en Cristo, de ningún modo podréis negar el poder de
Dios.

Y además, si por la gracia de Dios sois perfectos en Cristo y no negáis su poder, entonces sois santificados en
Cristo por la gracia de Dios, mediante el derramamiento de la sangre de Cristo, que está en el convenio del Padre para
la remisión de vuestros pecados, a fin de que lleguéis a ser santos, sin mancha (M oroni 10:32-33).

Además del sacrificio humano, uno de los rituales que desconcertó a los
primeros conquistadores fue de que algunos derramaban su propia sangre en
un aparente acto de purificación. Referente a esta auto-santificación, Landa
escribió:
Ellos ofrecieron sacrificios de su propia sangre a veces cortándose en pedazos y dejándolos de tal forma como
una señal. Otras veces se punzaban sus mejillas, otras sus labios inferior o cortándose las orejas. . . . Otros cortaban
partes superfluas del miembro viril, dejándolos así como lo hicieran con sus orejas, respecto a lo que historiadores de
las Indias engañados decían que habían practicado la circuncisión. Ellos untaban al ídolo con la sangre que se derramó
de todas estas partes y aquél que más se cortó era considerado como el más valiente y los hijos de muy temprana
edad empezaban a practicar esta costumbre y era horrible ver cuan dedicados estaban a esta ceremonia. Las mujeres
no practicaban el derramamiento de sangre, aunque eran grandes devotas, la obtenían de cualquier animal como ser las
aves del cielo, animals de tierra o peces del agua, untando la cara de los ídolos con esa sangre.15

Sahagún también describió el acto de derramar su propia sangre o punzar


el cuerpo de sí mismo como un acto de arrepentimiento y penitencia.
Después que los indígenas hubiesen confesado sus pecados ante un
sacerdote, éste instruía al penitente a realizar un acto de penitencia.
Frecuentemente esto requería perforar su lengua o sus orejas, o ambas, con
una espina. Le era dicho que esto era hecho como señal del verdadero

182
arrepentimiento por sus malos actos. A través del libro de Sahagún, se
16

describen los diversos tipos de sacrificios humanos. Casi en todas las


ocasiones, hacía referencia a esta ceremonia de derramamiento de su propia
sangre como signo de penitencia o como solicitud a los dioses para la
concesión de una bendición.
En el libro El Mundo Olmeca, (The Olmec World), F. Kent Reilly, III,
observó que el derramamiento de sangre jugó un papel significativo en la
cosmología y las ceremonias de los olmeca durante el período Formativa
Media, así como continuó en las culturas siguientes de Mesoamérica. Él
identificó que aunque los historiadores de arte no encontraron tantas
escenas sangrientas en el arte olmeca como en el arte clásico maya, existe
evidencia en la forma de artefactos, como ser instrumentos en forma de
picahielo y espinas de mantarrayas que los historiadores creen eran
utilizados en rituales sangrientos durante la era olmeca (1500 A.C.400
A.C.).17

Durán también registró que los líderes aztecas tuvieron un proceso de


derramar su propia sangre. Cuando el rey azteca Axayacatl regresó de una
victoria sobre el estado vecino, fue directamente al templo de
Huitzilopochtli para dar gracias. Frente al ídolo de oro, Axayacatl extrajo
sangre de sus orejas, pantorrillas y canillas. También sacrificó muchas
perdices que decapitó con sus propias manos. 18

Si los incas u otros indígenas andinos recurrieron al ritual de extraer


sangre de sus propios cuerpos, esto no fue registrado por los cronistas. Los
sacrificios humanos eran raros entre ellos y no alcanzaron la magnitud
practicada en Mesoamérica. Los andinos tenían mayor tendencia a
sacrificar animales.
En el libro, Código de los Reyes (Code of Kings), Linda Schele y Peter
Mathews hacen referencia a ceremonias sangrientas entre los indígenas
maya. En su capítulo sobre Copan; la Gran Plaza de Waxaklahun-Ubah-
K’awil, localizada en Honduras cerca de la frontera con Guatemala, estos
dos famosos historiadores de arte describieron muchos de los altares así
como también la estela o pilares que encontraron en las ruinas. En su
descripción de la estela H, ellos narran:
Esta magnífica estela muestra a Waxaklahun-Ubah-K’awil en su rol de dios del maíz danzando durante la
creación. En la historia del Período Clásico de la creación, los dioses del maíz eran los caractéres centrales en el drama
que explica los procesos de muerte y renacimiento a través de la confrontación con los Señores de la M uerte en
Xibalba. Las imágenes del período clásico muestran al dios del maíz renaciendo de una serpiente, creciendo de la niñez
a adulto y siendo vestido con toda regalía por hermosas mujeres jóvenes. Una vez totalmente vestido, los dioses del
maíz danzaban en compañía de enanos e iniciaban las actividades que conducía a la Cuarta Creación. Waxaklahun-
Ubah-K’awil vuelve a representar esta danza en la estela H.

183
Las imágenes a lo largo de los lados, entre su cuerpo y las plumas de su adorno en la espalda, reiteran los temas
de resurrección y fertilidad. Sogas entrelazadas salen del ombligo cósmico del interior vacío de un glifo que se lee sak,
“blanco,” esto porque el ombligo lleva el tipo de alma que los mayas llamaban sak nik, “flor blanca.” Las señales
blancas sostienen a wayob, “compañeros animal-espíritu,” conjurado del más allá. Serpientes de narices rectas con
glifos para una “flor blanca” adheridos a sus narices terminan en cuerdas entrelazadas. Estas señales de “flor blanca”
se refieren tanto a flores que crecen en las ramas del Árbol del M undo y el alma humana, porque nosotros humanos
somos como flores de este árbol. Colgando de las cuerdas entrelazadas como monos están cuatro dioses del maíz, uno
de los cuales derrama su sangre de manera personificada. Derramamiento de la propia sangre era el ritual sagrado para
los dioses del maíz y el proceso de renacimiento.19

La descripción de Schele y Mathews vincula la ceremonia sangrienta con


la creación, renacimiento y resurrección los cuales a su vez están
vinculados con el rol de Jesucristo y su expiación.

Notas al final del Capítulo:

1 Burger, 45-46.

2 Ibid., 140.

3 Abrams, 16.

4 Ibid., 34.

5 Steven Bourget, Margaret E. Newman, Un brindis a los ancestros, guerras rituales y sacrificios de sangre en la cultura moche (A Toast to the Ancestors, Ritual Warfare and
Sacrificial Blood in Moche Culture), Published in Baessler–Archiv. Neue Folge, Band XLVI (1998) 85.

6 Ibid., 92.

7 Cortés, 66-67.

8 Durán, Libro de los Dioses y Ritos (Book of the Gods and Rites), 131-133.

9 Durán, Historia de la Nueva España (History of New Spain), 446.

10 Murua, 420-422

11 Betanzos, 46

12 Durán, Rites, 73.

13 Acosta, 258.

14 La definición en el diccionario de la Biblia como se encuentra en la versión del rey Santiago, publicado por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 1979.

15 Landa,113-114

16 Sahagún, 32.

17 Abrams, 34.

18 Durán, 270.

19 Schele, 154-155.

184
Capítulo 11
LOS DIEZ MANDAMIENTOS Y OTRAS ENSEÑANZAS ISRAELITAS

El objeto material más importante que Lehi tomó consigo en su travesía a


la “tierra prometida,” según las narrativas del Libro de Mormón, eran las
planchas de bronce. Nefi escribió que estas planchas contenían toda la
historia del Antiguo Testamento hasta el momento que Lehi y su familia
dejaron Jerusalén. Más aun, Nefi dijo que contenía los mandamientos de
Dios dados a los antiguos israelitas, particularmente las reglas de cómo
llevar sus vidas. Cuando los nefitas y lamanitas se separaron, los nefitas
llevaron las planchas de bronce consigo y adoptaron el texto como su
código de conducta. Además, numerosos profetas que vivían entre los
nefitas afirmaban haber recibido revelaciones de Dios y ellos transmitían al
pueblo nefita la voluntad de Dios. Estos profetas y maestros escribieron que
los nefitas vivían según los mismos Diez Mandamientos o el Decálogo que
había sido dado a Moisés en el monte Sinaí (Éxodo 20:2-17).
El profeta nefita Abinadí dio gran énfasis a la importancia de los Diez
Mandamientos durante su discurso al malvado rey Noé y sus sacerdotes
(Mosíah 13). Los Diez Mandamientos aparentemente habían sobrevivido
por cientos de años entre los nativos americanos cuando los españoles y
portugueses descubrieron elementos de los Diez Mandamientos en el Nuevo
Mundo. Españoles y portugueses también descubrieron otras reglas y
costumbres que aparentemente son muy similares a las enseñanzas
contenidas en la Biblia y el Libro de Mormón.
A través de los años, profetas y maestros trabajaron entre las
comunidades nefitas para enseñar el evangelio. Construyeron muchos
templos y sinagogas para sus estudios religiosos y espirituales. Jarom, un
nieto de Jacob, escribió:
Por tanto, los profetas y los sacerdotes y los maestros trabajaron diligentemente, exhortando con toda
longanimidad al pueblo a la diligencia, enseñando la ley de M oisés y el objeto para el cual fue dada, persuadiéndolos a
mirar adelante hacia el M esías y a creer en su venida como si ya se hubiese verificado. Y fue de esta manera como les
enseñaron ( Jarom 1:11).

Los escritores del Libro de Mormón frecuentemente hablaban del


sacerdocio, y los hombres, ya sean los jareditas y los nefitas eran
ordenados en el oficio del sacerdocio. Seguido a la llegada de la familia de
Lehi al Nuevo Mundo, Nefi ordenó a sus hermanos, Jacob y José,
sacerdotes y maestros de los nefitas. Cuando los cronistas estudiaron las

185
sociedades nativas, invariablemente descubrieron que estos reinos y tribus
tenían una estructura religiosa relativamente complicada con sacerdotes,
chamanes y curanderos religiosos. Un mejor entendimiento de cómo
funcionaba el sacerdocio durante el período del Libro de Mormón proveerá
una perspectiva como creencias similares en cuanto al sacerdocio eran
evidentes en las muy dispersas tribus en el momento del arribo de los
europeos.
En el libro de Moisés, el Señor le dijo a éste que el sacerdocio era dado
a Adán y a todos sus descendientes que calificasen en los tiempos de
Moisés. José Smith enseñó, que al principio este sacerdocio fue llamado el
Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios pero, para evitar el uso
demasiado frecuente del nombre de deidad, fue cambiado al Sacerdocio de
Melquisedec, un importante profeta del Antiguo Testamento. Melquisedec
fue el rey de Salen y sumo sacerdote de quien Abraham recibió su
sacerdocio. Cuando el Señor descubrió que los israelitas conducidos fuera
de Egipto por Moisés, aún no estaban preparados para funcionar bajo el
sacerdocio de Melquisedec, les fueron dado un sacerdocio de menor grado,
el Aarónico o sacerdocio Levítico que continuó entre los israelitas hasta la
venida de Jesucristo. Moisés siguio funcionando con el sacerdocio de
Melquisedec como lo hicieron también algunos otros profetas como Josuá,
Samuel, Isaías, Jeremías y Ezequiel, quienes trataron de enseñar y guiar a
Israel.
Jesucristo volvió a imponer el sacerdocio de Melquisedec y ordenó a sus
doce apóstoles a un sacerdocio más elevado. José Smith enseñó que todos
los profetas a través de la historia tuvieron el sacerdocio de Melquisedec y
fueron llamados y ordenados por Dios mismo o uno de sus mensajeros
celestiales. Entre los tantos, estaba Lehi quien llevó el sacerdocio al Nuevo
Mundo. Ocasionalmente, grupos de nefitas cayeron en la maldad y
perdieron el poder del sacerdocio.
En el libro de Mosíah, se habla de un rey nefita, el rey Noé, que se rodeó
por hombres que decían ser sacerdotes. Alma registró un momento del
reinado decadente con las siguientes palabras:
Y sucedió que Zeniff confirió el reino a Noé, uno de sus hijos; por tanto, Noé empezó a reinar en su lugar; y no
anduvo por las sendas de su padre.

Pues he aquí, no guardó los mandamientos de Dios, sino que anduvo en pos de los deseos de su propio corazón.
Y tuvo muchas esposas y concubinas. E hizo que su pueblo pecara e hiciera lo que era abominable delante del Señor.
Sí, cometieron fornicaciones y toda clase de iniquidades.

E impuso un tributo de la quinta parte de cuanto poseían: la quinta parte de su oro y de su plata, y la quinta
parte de su ziff, y de su cobre, y de su bronce y de su hierro; y la quinta parte de sus animales cebados, y también la

186
quinta parte de todos sus granos.

E hizo todo esto para sostenerse a sí mismo, y a sus esposas y a sus concubinas; y también a sus sacerdotes y a
las esposas y las concubinas de ellos; de este modo había cambiado los asuntos del reino.

Pues destituyó a todos los sacerdotes que su padre había consagrado, y en su lugar consagró a otros, aquéllos que
se envanecían con el orgullo de sus corazones.

Sí, y de esta manera eran mantenidos en su pereza y en su idolatría y sus fornicaciones, con los tributos que el
rey Noé había impuesto sobre los de su pueblo; de modo que trabajaban mucho para sostener la iniquidad.

Sí, y también se volvieron idólatras, porque los engañaron las vanas y lisonjeras palabras del rey y de los
sacerdotes, porque les hablaban palabras lisonjeras (M osíah 11:1-7).

El Señor envió al profeta Abinadí para poner en orden al rey Noé y sus
sacerdotes. Abinadí dio un poderoso discurso sobre la palabra de
Jesuscristo y su redención. Un sacerdote llamado Alma fue el único entre
todos los sacerdotes de Noé que creyó en Abinadí. El rey Noé y sus
sacerdotes quemaron a Abinadí hasta la muerte. En el interín, Alma fue de
manera silenciosa entre la gente testificando de la veracidad de las palabras
de Abinadí y así convirtió a muchos al evangelio. Alma y estos nuevos
conversos huyeron del área controlada por Noé y eventualmente arribaron a
una tierra llamada Zarahemla donde fueron recibidos gentilmente por otros
nefitas cuyo rey se llamado Mosíah. El rey Mosíah designó a Alma como el
sumo sacerdote de la iglesia.
Antes de que Alma muriera, confirió el sacerdocio a su hijo y también
explicó la autoridad, función y poder del sacerodocio de Melquisedec en
los siguientes versos:
Y además, hermanos míos, quisiera dirigir vuestros pensamientos hacia la época en que el Señor Dios dio estos
mandamientos a sus hijos; y quisiera que os acordaseis de que el Señor Dios ordenó sacerdotes, según su santo orden,
que era según el orden de su Hijo, para enseñar estas cosas al pueblo.

Pues como decía respecto al santo orden, o sea, este sumo sacerdocio, hubo muchos que fueron ordenados y
llegaron a ser sumos sacerdotes de Dios; y fue por motivo de su fe excepcional y arrepentimiento, y su rectitud ante
Dios, porque prefirieron arrepentirse y obrar rectamente más bien que perecer; por tanto, fueron llamados según este
santo orden, y fueron santificados, y sus vestidos fueron blanqueados mediante la sangre del Cordero.

Ahora bien, ellos, después de haber sido santificados por el Espíritu Santo, habiendo sido blanqueados sus
vestidos, encontrándose puros y sin mancha ante Dios, no podían ver el pecado sino con repugnancia; y hubo
muchos, muchísimos que fueron purificados y entraron en el reposo del Señor su Dios.

Y ahora bien, hermanos míos, quisiera que os humilláseis ante Dios y diéseis frutos dignos de arrepentimiento,
para que también podáis entrar en ese reposo.

Sí, humillaos así como el pueblo en los días de M elquisedec, quien también fue un sumo sacerdote según este
mismo orden de que he hablado, que también tomó sobre sí el sumo sacerdocio para siempre.

Y fue a este mismo M elquisedec a quien Abraham pagó diezmos; sí, aun nuestro padre Abraham pagó como
diezmo una décima parte de todo lo que poseía.

187
Hubo muchos antes que él, y también hubo muchos después, mas ninguno fue mayor que él; por tanto, han
hecho de él mención más particular (Alma 13:1, 10-15, 19).

Alma también indicó que en cierto momento no sólo era el sumo


sacerdote sobre toda la iglesia, sino también mantuvo la posición de juez
principal de los nefitas. Cuando la gente se tornó extremadamente malvada,
Alma renunció a su posición de juez principal y se dedicó a tiempo
completo a la prédica. Escribió que podía servir mejor a los nefitas
predicando la palabra que actuando como juez. De esta afirmación, es
aparente que la posición de sumo sacerdote era de gran influencia y gran
poder entre la población.
Estos americanos antiguos tenían un gran respeto a sus sacerdotes. La
importancia del mandamiento de un sacerdote es avalado en el Libro de
Mormón cuando el resucitado Jesucristo visitó las Américas. Poco después
que el Salvador arribó y empezó a enseñarles y a establecer su Iglesia, Él
llamó a los doce discípulos. Nefi registró este evento como sigue:
Y aconteció que Él [ Jesús] habló a Nefi (porque Nefi se hallaba entre la multitud), y le mandó que se acercara.

Y el Señor le dijo: Te doy poder para que bautices a los de este pueblo cuando yo haya ascendido al cielo otra
vez.

Y además, el Señor llamó a otros, y les habló de igual manera, y les dio poder para bautizar. Y les dijo: De esta
manera bautizaréis; y no habrá disputas entre vosotros (3 Nefi 11:18, 21-22).

Y aconteció que cuando Jesús hubo hablado estas palabras a Nefi y a los que habían sido llamados (y llegaba a
doce el número de los que habían sido llamados, y recibieron el poder y la autoridad para bautizar), he aquí, él
extendió la mano hacia la multitud, y les proclamó, diciendo: Bienaventurados sois si prestáis atención a las palabras
de estos doce que yo he escogido de entre vosotros para ejercer su ministerio en bien de vosotros y ser vuestros
siervos; y a ellos les he dado poder para que os bauticen en el agua; y después que seáis bautizados en el agua, he
aquí, os bautizaré con fuego y con el Espíritu Santo. Por tanto, bienaventurados sois si creéis en mí y sois
bautizados, después que me habéis visto y sabéis que Yo soy (3 Nefi 12:1).

Estos doce discípulos, a quienes les fue dada la misma autoridad como a
los doce apóstoles en Jerusalén, llamaron y ordenaron a otros sumo
sacerdotes. El sacerdocio continuó en el Nuevo Mundo por varios cientos
de años más; hasta que los nefitas y los lamanitas se tornaron tan malvados
y la iglesia tan perversa que Dios retiró el poder del sacerdocio y la
autoridad. Mormón escribió alrededor de 322 D.C. lo siguiente:
Pero prevaleció la maldad sobre la faz de toda la tierra, de manera que el Señor retiró a sus amados discípulos, y
cesó la obra de milagros y sanidades debido a la iniquidad del pueblo.

Y no hubo dones del Señor, y el Espíritu Santo no descendió sobre ninguno, por causa de su iniquidad e
incredulidad.

Y aconteció que hubo sortilegios, y hechicerías, y encantamientos; y el poder del maligno se extendió por toda la
faz de la tierra, hasta cumplirse todas las palabras de Abinadí y también de Samuel el Lamanita (M ormón 1:13-14,
19).

188
Aunque Dios retuvo el sacerdocio de los sobrevivientes de los nefitas y
lamanitas, estos dos grupos reconocieron que la función del sacerdocio aún
era importante y que numerosas tribus trataron de mantener el oficio de
sacerdocio entre la tribu.
INFORME DE LAS CRÓNICAS DE ÓRDENES DEL SACERDOCIO
ENTRE LOS INDÍGENAS

Algunos de los primeros cronistas trataron de conseguir información


sobre los órdenes de sacerdocio en el Nuevo Mundo y cómo funcionaban.
Ellos notaron algunas similitudes con el Nuevo Testamento. Uno de los
principales estudiantes de los órdenes de sacerdocio del Nuevo Mundo fue
el padre católico Fray Bernardino de Sahagún. 1

Sahagún proveyó considerable información acerca de la organización del


sacerdocio entre los aztecas. Observó como la organización del sacerdocio
azteca se parecía a muchas de las organizaciones y funciones en la Biblia.
Él describió como los sacerdotes eran entrenados y preparados dentro del
sacerdocio azteca. Notó que el sacerdote que era perfecto en el desarrollo
de todas las costumbres, ejercicios y conocimientos según lo observado por
los ministros de los ídolos, era electo como sumo pontífice. Debía ser
virtuoso, humilde y amante de la paz, considerado y discreto. Debía ser
celoso con la observancia de las reglas, pero al mismo tiempo un amigo de
todos, misericordioso, devoto y con temor de dios. Él debía pasar por
varios grados dentro del sacerdocio.
El sacerdote empezaba como Tlamacazto, que Sahagún creía que
equivalía a un acólito; entonces se convertía en Tlamacazqui, cuyo oficio
Sahagún interpretaba como un diácono. El tercer grado era Tlanamacac,
esto es, sacerdote. Dentro de los sacerdotes el mejor calificado era electo
como el sumo pontífice, que era llamado Quetzalcoatl, que en la práctica
significaba un sucesor de Quetzalcoatl. Sahagún escribió que la vida de
estos ministros de los ídolos era dura:
. . . y en la elección no se tomaba en cuenta el linaje, sino más bien las costumbres, ejercicios, aprendizaje y una
vida buena (limpia); (significando) si conducían esta vida de manera inalterable (contínua); mantenían todas las reglas,
observados por los sacerdotes de los ídolos. Aquél que era virtuoso, humilde y amante de la paz, considerado y
discreto (juicioso), no superficial, pero serio y rigoroso, celoso en la observancia de las reglas; amoroso en compasión,
de buen corazón (misericordioso), y un amigo de todos, devoto y con temor de dios, era el electo para el más alto
honor.2

Una práctica similar fue impuesta por los obispos en el Nuevo


Testamento:
Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible,

189
marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no
pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que
tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe governar su propia casa, ¿cómo cuidará de la
iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario
que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo (I Timoteo 3:1-7).

En Yucatán, Diego de Landa mencionó que los mayas estaban tan atentos
a los temas religiosos como a los de gobierno y tenían sacerdotes y sumos
sacerdotes. El sumo sacerdote era altamente respetado por los mayas a
quienes les brindaban ofrendas. Uno de los hijos del sumo sacerdote o en su
defecto, el pariente más cercano, lo sucedía en su oficio.
El sumo sacerdote enseñaba a los otros el tema de religión y ciencia. Él
enseñó a los mayas festividades religiosas y ceremonias, la administración
de los sacramentos, las profecías y los “métodos de adivinación.” En
cuanto a ciencia, el alto sacerdote enseñaba a los de menor grado cómo
contar los años, meses y días. Les enseñó cómo curar enfermedades y leer y
escribir caractéres jeroglíficos. El sumo sacerdote proveía sacerdotes a los
pueblos cuando los necesitaban. En una nota de página en el libro de
3

Landa, Alfred M. Tozzer observó que en muchos casos, las funciones del
sacerdocio y política habían sido combinadas de tal manera que era difícil,
aún imposible, diferenciarlas.
Concerniente a la organización del sacerdocio entre los incas, Cieza de
León notó que el sumo sacerdote, llamado Villac-umu, significando
hechicero que habla, mantenía esta posición de por vida. El sumo sacerdote 4

era casado y tan venerado que competía en autoridad con el Señor Inca.
Tenía poder sobre todas las capillas y templos y designaba y removía a los
sacerdotes. Estos eran de noble linaje y familias poderosas y la dignidad
nunca era conferida a hombres de baja posición, no importa sus méritos.
Cieza de León también mencionó que los sacerdotes eran altamente
venerados y aún la nobleza incaica obedecía a ellos en cualquiera de las
cosas que ordenasen.
Cada tribu o nación tenía alguna forma de organización y función de
sacerdocio. Estos sacerdotes nativos eran frecuentemente llamados
chamanes o mohanes. Su función era frecuentemente descrita por los
españoles de una manera más mundana, hechiceros (curanderos), o
simplemente sacerdotes.
CONFESIÓN Y BAUTISMO

Diego de Landa reportó que los mayas acudían a sus sacerdotes y


confesaban sus pecados como también tenían una ceremonia bautismal

190
elaborada:
Bautismo no es encontrado en ninguna parte de las Indias excepto en Yucatán, donde existe bajo el término maya
o nombre de caput sihil, que significa “renacer o nacer nuevamente.” No pudimos encontrar sus orígenes, más bien es
una costumbre que siempre ha existido y por el cuál han tenido tanta devoción que nadie dejó de recibirlo; y también
tanta reverencia por el ritual que aquéllos que tenían pecados, si eran capaces de haber sabido que los cometían, eran
obligados a hacer una confesión especial de éstos al sacerdote para recibir el bautismo; y tenían tanta fé en éste que
nunca lo repetirían. Landa decía que los mayas consideraban al bautismo como una disposición para ser bueno en su
forma de vivir y no ser perjudicados en cuestiones temporales por espíritus malignos, y por este medio junto con una
vida ordenada, alcanzarían la gloria que esperaban, gozando del beber y comer.5

Landa comentaba de cuán inteligente era el diablo al enseñar a los


indígenas una forma de bautismo que se parecía a la ordenanza cristiana.
Sahagún también describía lo que él llamaba un ritual bautismal. En su
Libro II, el escribió:
Los señores y caciques, nobles y mercaderes ricos, eran muy precavidos en observer los signos, día y hora bajo el
cuál un hijo o hija nacían y ellos inmediatamente iban a informar a los juiciosos astrólogos de ello y les preguntabande
la buena o mala fortuna que el bebé recién nacido pudiera tener. Si el signo era propicio, bautizaban al niño enseguida
y si era adverso, seleccionaban la casa más próspera donde bautizarlo. A esta festividad bautismal invitaban a sus
parientes y amigos para estar presentes en la conversión y ofrecían de comer y beber; como también invitaban a
todos los niños del distrito donde vivían. El bautismo se realizaba al amanecer en la casa de los padres y era hecho
por la partera pronunciando muchas plegarias y haciendo un número de ceremonias sobre el niño.6

Sahagún también describió la ceremonia formal azteca de confesión


personal de los pecados. En muchos de sus aspectos la ceremonia que era
narrada por Sahagún era similar a la de la confesión cristiana en que el
pecador aparecía ante un sacerdote legalmente ordenado quien mantenía la
confesión en la más estricta confidencia. El sacerdote explicaba que era el
representante in-situ del dios todopoderoso llamado Yoallichccatlostees-
Tezcatlipoca; y que el confesor debía entender que no estaba confesando al
hombre sino a dios.
El sacerdote luego prescribía una serie de ritos que este confesor debía
realizar y que usualmente incluía la abstinencia por un cierto período y
algún tipo de derramamiento de sangre, como perforar la lengua o alguna
otra parte del cuerpo. Sahagún también decía que una vez que el pecador
hubiera confesado sus pecados y después de haber recibido su penitencia,
él se iba a casa y trataba de nunca volver a cometer los mismos pecados,
porque era sabido de que si los mismos pecados eran repetidos no existiría
más absolución.
Sahagún explicó que mucho antes de que el cristianismo haya sido
predicado a los nativos, los indígenas ya insistían en confesar los pecados
más serios y malvados, como ser homicidio, adulterio, etc. Los indígenas
también creían que una vez habiendo confesado sus pecados y cumplido la
penitencia, no serían llevados a la justicia civil por tal pecado. Sahagún

191
decía, que generalmente eran los hombres y mujeres ancianos los que
confesaban pecados más graves, que condujo a sacerdotes católicos a
suponer que habían cometido muchos pecados en su juventud, pero habían
esperado hasta ser viejos para la confesión.
7

En Perú, Martín de Murúa encontró que los incas practicaban una


religión muy estructurada que incluía una confesión similar a la práctica
católica en el cual el sacerdote estaba obligado a mantener la confesión
totalmente confidencial. Algunos de los pecados que los indígenas
confesaban era asesinato, adulterio, envenenamiento de otra persona, robo,
asalto, falta de reverencia a objetos y símbolos religiosos y deshonra al
Señor Inca. Después de la confesión, el penitente iba a un río de correntada
rápida para lavar sus pecados. Él repetía esencialmente la siguiente frase:
“He confesado mis pecados a mi padre, el Sol. Río, con tus corrientes,
lleva mis pecados rápidamente al mar de donde nunca más aparecerán.”
Ellos llamaban la ceremonia opacuna. 8

Acosta escribió que los indígenas andinos tenían una ceremonia de


confesión importante. Él, como otros cronistas, culpaba al diablo por
introducir la práctica como una burla al cristianismo. Los antiguos peruanos
eran de la opinión que toda la adversidad y enfermedad caía sobre un
individuo por sus pecados. Para remediar la situación era necesario
confesar los pecados en forma vocal a un sacerdote nativo asignado.
Acosta reportó que los indígenas tenían numerosas ceremonias que
parecían ser similares a aquéllas practicadas bajo la ley mosaica, pero
otras parecían ser similares a aquéllas utilizadas por los moros en África y
otras tenían reminiscencias al cristianismo. Como ejemplo, él citó los
lavaratorios especiales que los nativos llamaban opacuna donde se
bañaban en agua para ser “limpios de sus pecados.” 9

REGLAS CONTRA EL ADULTERIO, FORNICACIÓN Y OTRAS


INDISCRECIONES

Muchas tribus nativas también tenían lo que parecía ser una fuerte cultura
moral judeo-cristiana que es similar a lo que es reflejado tanto en el
Antiguo como Nuevo Testamento. Ellos tenían reglas estrictas contra el
asesinato, adulterio, comportamiento homosexual, robo, mentira o
rompimiento de una promesa, etc. En la mayoría de las tribus, la santidad
del matrimonio era extremadamente importante y el adulterio era un crimen
grave penado, a veces con la muerte.
Landa mencionó que los mayas tenían lo que él consideraba una moral

192
elevada. Decía que tenían rigurosos códigos contra el adulterio o
fornicación. Si un hombre era culpable de adulterio, el cacique de la tribu y
sus principales hombres de la villa lo amarraban a un poste y ponían su
destino en las manos del esposo de la mujer que estaba en falta. Si el
esposo lo perdonaba, era libre, pero si no, el esposo lo mataba dejando
caer una gran piedra de un lugar elevado golpeándolo en la cabeza.
Usualmente no penalizaban a la mujer. Su deshonra, que era grande, era
suficiente pena; aun más, los esposos usualmente abandonaban a sus
esposas por el crimen. 10

Landa mantenía que las mujeres maya se enorgullecían por ser castas y
virtuosas. Una mujer prefería dar su vida que ser poseída por un hombre.
Las mujeres maya daban sus espaldas a los hombres siempre que se
encontraban en público y se ponían a un lado para darles paso. Ellas les
enseñaban a sus hijas jóvenes ser extremadamente modestas y rápidamente
las amonestaban si eran lo contrario. Era considerado muy poco educado
para una mujer mirar a un hombre o reirse de ellos. Al mismo tiempo, la
mujer maya era prudente, bien educada y sociable con amigos y generosa en
extremo.11

De acuerdo con Landa, la penalidad por homicidio, o inclusive la muerte


causada por accidente, era castigada con la muerte en manos de los
parientes de la persona; o si no, éste tenía que pagar a la familia del hombre
muerto. Aquéllos que eran acusados de robo eran castigados con la
esclavitud. Si un hombre noble era descubierto robando, su cara era tatuada
en ambos lados del mentón hasta la frente, que era considerado un gran
deshonor. Landa observó que cuando los españoles arribaron a Yucatán no
encontraron evidencia de la práctica de la homosexualidad entre los mayas
como en otras partes del Nuevo Mundo. 12

Durán escribió acerca del estricto código moral que existía entre los
aztecas. Una de las muchas leyes dadas por el rey, Motecuhzoma, el
Primero, que reinó aproximadamente a principios de los 1400, era que
todos los jóvenes debían observar la castidad de manera muy estricta, bajo
dolor o muerte. Él también estableció reglas estrictas contra el adulterio. El
adúltero debía ser apedreado hasta la muerte y su cuerpo tirado al río o
dejado para que los buitres lo coman. 13

En Perú, el cronista nativo Felipe Guaman Poma de Ayala escribió que


muchos de los indígenas tenían reglas similares a los Diez Mandamientos y
que estos primeros indígenas mantenían las leyes dadas por Dios a través
de sus amautas (hombres sabios o jueces) y otros líderes de aquel tiempo.
Las esposas eran virtuosas, no cometían adulterio y no bebían alcohol

193
(chicha). Estos indígenas se ocupaban de los pobres y viudas. No tenían
tendencias a la adoración de ídolos, hechicería o actividades inmorales. Se
abstenían de cometer adulterio o tener relaciones sexuales con un pariente
cercano tales como madre, hermana, prima, tía o sobrina; ellos castigaban a
los ladrones. Él escribió extensamente acerca del castigo hacia el pecador y
frecuentemente acompañaba sus narrativas con dibujos. Por ejemplo, el
hombre o la mujer que cometía adulterio era apedreado hasta la muerte. El
asesino siempre era ejecutado. Un ladrón era severamente castigado, pero
no con la muerte, a no ser que lo cometiera por segunda vez.14

Poma de Ayala explicaba que en el caso de adulterio, primero un


investigador determinaba si tanto el hombre como la mujer eran igualmente
culpables, porque de serlo, la pena era igual. Los culpables eran
apedreados hasta la muerte. Si el hombre había forzado a la mujer, a éste se
lo ejecutaba y a la mujer se la penalizaba con cierta cantidad de latigazos.
Si la mujer había seducido al hombre, ésta era apedreada hasta la muerte y
él era penalizado con latigazos y puesto en exilio en un área remota de la
montaña. Como pena adicional, aquéllos ejecutados por adulterio no eran
enterrados en la tierra, sino sus cuerpos eran dejados a merced de los
buitres y gavilanes.
15

Poma de Ayala decía que a los jóvenes se les daba estrictos consejos
respecto a la castidad y a la importancia de permanencer limpios y puros.
Esto era particularmente aplicado para las mujeres jóvenes y especialmente
a aquéllas seleccionadas para servir en los templos. La fornicación no era
tolerada y era severamente penalizada. Ambos, muchachos como muchachas
eran colgados de los cabellos y dejados así hasta morir. Era considerado
una ofensa contra sus dioses.
Martín de Murúa escribió que vagabundos que se rehusaban a trabajar o
estudiar una profesión eran tratados como ladrones de menor grado. Los
mentirosos y chismosos eran igualmente penalizados como ladrones
menores. Murúa observó que a los indígenas les eran asignados territorios
donde podían vivir; y era contra la ley mudarse a otro lugar fuera del
distrito indicado. Aquellos indígenas que salían de sus territorios asignados
eran encarcelados o muertos. Los indígenas que hacían pastar sus llamas y
alpacas en tierra de otra gente eran penalizados. Murúa expresó su sorpresa
de las similitudes entre muchas de las reglas de los incas y las leyes y
ordenanzas de los antiguos hebreos.
Juan de Betanzos también confirmó la prohibición del adulterio. Agregó
que si el testimonio ante el acusado no podía ser probado, aquél que lo
acusaba era apedreado. El Señor Inca emitió un decreto que si el primer

194
esposo de una mujer falleciera y ella quisiera otro esposo, podría casarse
con el pariente más cercano del primer esposo. Si el primer esposo no
dejaba hijos, el segundo esposo debía ser del linaje del primero, para así
continuar el mismo linaje. 16

PROHIBICIÓN CONTRA ACTIVIDADES HOMOSEXUALES

En los escritos de muchos cronistas, hay evidencia que la


homosexualidad era practicada en varias áreas a través del Nuevo Mundo.
La mayoría de los cronistas se referían a esta práctica como sodomía; y de
sus descripciones es evidente que para ellos el término era sinónimo a la
relaciones sexuales del mismo sexo. Los sacerdotes católicos censuraba tal
actividad y hacían un gran esfuerzo para eliminarlo entre los indígenas con
quienes trabajaban. Sin embargo, ellos notaron que las naciones indígenas
más avanzadas como ser los incas, mayas y aztecas también trataban de
eliminar la práctica donde fuera encontrada. Cieza de León escribió que los
incas hacían un gran esfuerzo por eliminar la homosexualidad o sodomía
encontrada entre las diferentes tribus que conquistaban. Él escribió:
En este reino del Perú pública fama es entre todos los naturales del cómo en algunos pueblos de la comarca de
Puerto Viejo [cerca de Guayaquil, Ecuador] se usaba el pecado nefando de la sodomía [homosexualidad] – y también
en otras tierras habría malos como en las demás del mundo. Y notaré de esto una gran virtud de estos Incas, porque,
siendo señores tan libres y que no tenían a quien dar cuenta y ni había ninguno tan poderoso entre ellos que se la
tomase y que en otra cosa no entendían las noches y los días que en darse a lujuria con sus mujeres y otros
pasatiempos; – y jamás se dice ni cuenta que ninguno de ellos usaba el pecado susodicho, antes aborrecían a los que
lo usaban, teniéndolos en poco como a viles apocados, pues en semejante suciedad se gloriaban. Y no solamente en
sus personas no se halló este pecado, pero ni aun consentían estar en sus casas ni palacios ningunos que supiesen que
lo usaban.17

Montesinos escribió que en el año noveno del reinado de Tupac Cauri


Pachacuti, el Séptimo, este rey inca empezó a observar un comportamiento
en los nativos de algunos pueblos y provincias que estaba fuera de su
control; y encontró que eran corruptos en sus prácticas religiosas y en
algunas costumbres. El Señor Inca Tupac Cauri Pachacuti decidió que los
18

conquistaría; o por lo menos cambiaría el comportamiento de esta gente. Su


razonamiento era que si éstos tenían contacto con sus ciudadanos, los
infectarían y corrompirían a su gente con sus vicios de idolatría y
homosexualidad. Inicialmente, el rey envió mensajeros a través de los
campos pidiendo a los líderes en estas ciudades y provincias que parasen
su idolatría a tantos dioses diferentes y dejasen las actividades
homosexuales. De acuerdo con Montesinos, los nativos asesinaron a sus
mensajeros.
Montesinos también escribió acerca de una invasión proveniente de
Panamá a lo largo de los Andes hasta Cuzco. Describió a los invasores 19

195
como bárbaros que estaban profundamente envueltos en actividades
homosexuales. La invasión tomó lugar durante el reinado de Cuntar Roca,
aproximadamente 500 D.C. Cuntar Roca juntó su pueblo y les enseñó las
“leyes antiguas” que prohibían los vicios de sodomía y canibalismo que
eran practicados por los invasores. Les contó que Ticci Viracocha había
prohibido tales actividades y que siempre penaría a aquéllos que
desobedecieran. 20

Montesinos escribió que como resultado de la invasión del norte existía


un estado general de maldad entre los habitantes de los Andes, causando
una situación en Perú que era intolerable para la gente correcta. Los reyes
eran tales solamente de nombre porque la gente se había tornado tan
malvada que ya no obedecían a sus líderes. Algunos de los hombres estaban
siendo consumidos por la homosexualidad. Las mujeres que habían perdido
a sus esposos por este vicio se tornaron tan desesperadas que trataban
varios remedios para “curar” a sus esposos incluyendo el uso de hierbas.
Montesinos agregaba que no todos los hombres estaban involucrados en
actividades homosexuales y muchos se unían a las mujeres en un esfuerzo
por resolver el problema. Uno de los hombres que lideraba esto era Inca
Roca, hijo de Mama Ciuaco. Mama Ciuaco creó un plan en que ella haría
desaparecer a su hijo por cuatro días y contaría a la gente que fue llamado a
visitar al sol. Durante los cuatro días, Mama Ciuaco y otras mujeres en
secreto cubrirían su cuerpo con láminas lustrosas de oro. Luego planearían
su retorno, de tal manera que estaría parado en una colina y los rayos del
sol reflejarían brillantes en el oro lustroso. Ellas lo proclamarían ser el
“hijo del sol.”
Inca Roca fue aceptado como el nuevo gobernador y llamó a todos los
amautas (hombres sabios o jueces) y los hizo revisar los quipos para
investigar las leyes antiguas. Inca Roca reinstaló las leyes que prohibían
muchos vicios; y de a poco le fue posible erradicar la homosexualidad y
vicios similares entre los andinos que vivían cerca de Cuzco. De acuerdo
con Montesinos, esto fue el inicio del reinado de los Señores Incas.21

En México, Bernal Díaz del Castillo escribió que Hernán Cortés trató
por siempre que los nativos de aquellas tierras dejaran sus prácticas
inmorales e idolatría. Cuando arribó a Cempoala (Cortés eventualmente
estableció la ciudad de Veracruz, México, en Cempoala), capturó a algunos
embajadores y cobradores de impuestos de Motecuhzoma, el Segundo, que
habían arribado en Cempoala de Tenochtitlán (Ciudad de México) para
recoger impuestos de los cempoalanes. Como signo de apreciación, los
jefes cempoalanos ofrecieron a los españoles siete hermosas mujeres como

196
regalo. Cortés agradeció a los jefes, pero les dijo, que antes de que los
españoles pudieran aceptarlas y que los cempoalanos se convirtieran en sus
hermanos, los nativos debían abandonar a sus ídolos y terminar con los
sacrificios humanos. Les dijo que las muchachas debían convertirse al
cristianismo antes de que los españoles las recibieran y la población dejara
la sodomía, pues tenían a jovenes vestidos de mujeres que lo hacían por
dinero. 22

LA IMPORTANCIA DE UN JURAMENTO

Hay innumerables escrituras tanto en el Antiguo como en el Nuevo


Testamento describiendo la importancia que los antiguos israelitas y
primeros cristianos daban en hacer un juramento que eran considerados
convenios sagrados. Uno de los juramentos o convenios más importantes en
el Antiguo Testamento es el que Dios hizo con Abraham.
Era Abraham de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios
Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.

Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera.

Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo:

He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gente (Génesis 17:1-4).

Posteriormente este mismo juramento o convenio fue ofrecido a Isaac,


hijo de Abraham y también a Jacob.
En el Libro de Números en la Biblia, Moisés escribió:
Habló M oisés a los príncipes de las tribus de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado.

Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su
palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca (Números 30:1-2).

En las primeras narraciones del Libro de Mormón, se manifiesta


dramáticamente el aspecto sagrado de hacer un juramento. Cuando Nefi
obtuvo las planchas de bronce de la casa de Labán, él tuvo que vestir las
ropas de Labán y hablar como él. Inicialmente, el sirviente de Labán,
Zoram, acompañó a Nefi a las murallas de afuera de Jerusalén pensando
que estaba acompañando a su señor, Labán. Tan pronto como Zoram
descubrió que Nefi no era Labán, él trató de huir. Nefi registró el evento en
el siguiente pasaje:
Y yo, Nefi, siendo un hombre grande de estatura, y habiendo recibido mucha fuerza del Señor, prendí al siervo de
Labán y lo detuve para que no se escapara.

Y sucedió que le dije que si quería escuchar mis palabras, así como vive el Señor, y como vivo yo, que si prestaba

197
atención a nuestras palabras, le perdonaríamos la vida.

Y le hablé, sí, le hice juramento de que no tenía por qué temer; que sería libre como nostoros si descendía con
nosotros al desierto.

Y sucedió que Zoram cobró ánimo al oír las palabras que le hablé. Ahora bien, Zoram era el nombre de este
siervo; y prometió que descendería al desierto a donde estaba nuestro padre. Sí, y también nos hizo juramento de que
permanecería desde entonces con nosotros.

Y aconteció que cuando Zoram se juramentó, cesaron nuestros temores con respecto a él (1 Nefi 4:31-33, 35, 37).

Muchos años después, durante un período de guerras entre los nefitas y


los lamanitas, el capitán Moroni y su ejército rodearon y capturaron al
ejército lamanita y Moroni mandó a todos que depusieran sus armas y que
hicieran un juramento de que no volverían a entrar en guerra nunca más con
los nefitas. El comandante lamanita, Zerahemnah entregó sus armas a
Moroni, pero Zarahemnah rehusó hacer este juramento que sabía que los
lamanitas no mantendrían. Moroni regresó las armas a Zerahemnah y le dijo
que los lamanitas deberían continuar luchando porque los nefitas habían
hecho un juramento en donde no perdonarían a ningún lamanita hasta que
éstos pactaran que no volverían a invadir las tierras de los nefitas. La
batalla continuó hasta que cientos de los lamanitas fueron muertos.
Finalmente, cuando los lamanitas se dieron cuenta que todos morirían a no
ser que juraran, los que no querían morir hicieron el juramento.
En una pasaje separado, los cuatro hijos de Mosíah, sirvieron por
catorce años como misioneros entre un grupo de lamanitas y convirtieron a
miles de ellos a creer en Jesucristo. Estos nuevos conversos lamanitas, que
anteriormente habían sido sedientos de sangre, juraron que nunca más
usarían sus armas para derramar sangre de otros y como signo de su
promesa, las enterrarían. Ammón escribió lo siguiente al respecto:
E hicieron esto, porque a su modo de ver, era un testimonio a Dios, y también a los hombres, de que nunca más
volverían a usar armas para derramar sangre humana; y esto hicieron, prometiendo y haciendo convenio con Dios de
que antes que derramar la sangre de sus hermanos, ellos darían sus propias vidas; y antes que privar a un hermano,
ellos le darían; y antes que pasar sus días en la ociosidad, trabajarían asiduamente con sus manos (Alma 24:18).

Estos conversos lamanitas fueron muy pronto puestos a prueba cuando


una gran ejército de sus compatriotas lamanitas los atacaron. Cientos de
estos lamanitas pacíficos fueron muertos cuando se arrodillarse enfrente al
avance de las olas de soldados. Muchas de las fuerzas de ataque fueron
conmovidas por la fe de sus hermanos lamanitas, de tal manera que ellos
también bajaron sus armas y tomaron igual juramento. Así quedaron sin
defensas y Ammón intercedió con otros nefitas para reubicar a estos
lamanitas en un área llamada Jershon que estaba bajo el control de los
nefitas. Desde ese momento en adelante, los ejércitos nefitas los

198
protegieron.
Respecto a la solemnidad e importancia de los juramentos, muchos de los
cronistas descubrieron que los nativos americanos tenían una creencia
igualmente fuerte sobre lo sagrado de hacer un juramento. En México,
Sahagún escribió que los aztecas hacían sus juramentos de la siguiente
forma:
También era su costumbre de realizar un juramento solemne para completar cierta promesa y cualquiera que
hubiere hecho tal promesa era marcado exactamente por tales palabras. Este juramento era administrado como sigue:
‘Por la vida del sol, por la vida de nuestra madre tierra, no olvidaré lo que prometí y para mayor seguridad, como esta
tierra,’ y tocando el suelo con sus dedos, las llevaba a sus labios y la lamía, de esta manera comiendo la tierra o suelo
y hacía la solemne promesa. Si, por alguna necesidad, alguien pedía ayuda a su dios, éste hacía un pacto o juramento
de hacer algo en servicio a este dios y siempre mantenía este juramento o promesa.23

Diego Durán narró que cuando los ejércitos azteca, bajo su comandante,
Tlacaelel, finalmente derrotaron al ejército mayor de Azcapotzalco, los
aztecas continuaban su sangrienta victoria con violencia y furia. “Como
perros hambrientos de carne,” perseguían a los azcapotzalcas en las
colinas. Durán escribió:
Allí encontraron a los azcapotzalcas postrados sobre el suelo. Estos hombres conquistados entregaban sus armas
y prometían a los aztecas tierras y servicios en sus casas y campos y de ser sus perpétuos tributarios. Les prometían
rocas, limo y madera como tributo, así como alimentos por ejemplo maíz, porotos y chiles. En este punto, los
aztecas tuvieron pena de ellos; por lo tanto, Tlacaelel fue misericordioso y ordenó el cese de la persecución a éstos y
ordenó a sus hombres agruparse. Hizo jurar a los azcapotzalco que cumplirían con sus promesas. Así lo hicieron:
ellos juraron que cumplirían con su promesa.24

Magalhães de Gandavo escribió que en Brasil muchas de las mujeres


nativas hicieron un juramento de castidad; y por ende no se casaban ni
tenían relaciones de ningún tipo con hombres. Ellas preferían morir que
romper este juramento. 25

Al describir las aventuras de Hernando de Soto, quien trató de establecer


una colonia española en Florida en 1538, el escritor peruano, Inca
Garcilaso de la Vega, narró un pasaje interesante de un jefe indio en Florida
que protegía a un español de la crueldad y la muerte. El español, Juan Ortiz,
había acompañado al desafortunado Pánfilo de Narváez en 1534 en la
expedición a través de la costa oeste de Florida. Ortiz y otros tres
españoles fueron capturados y torturados por un jefe indio llamado
Hirrihigua. Los tres españoles fueron eventualmente sacrificados, pero
Hirrihigua mantuvo vivo a Ortiz como esclavo por varios años.
Cuando la hija de Hirrihigua, quien tenia simpatía hacia el desafortunado
español, se dio cuenta que su padre Hirrihigua torturaría a Ortiz hasta la
muerte, envió a Ortiz con un mensajero hasta a un jefe en la vecindad
llamado Mucozo y suplicó que cuidara de Ortiz. El jefe Mucozo llevó a

199
Ortiz a su casa y prometió protegerlo de la ira de Hirrihigua quien era un
jefe muy poderoso. Garcilaso de la Vega confirmó que aunque Mucozo
sabía que se atraería la furia de Hirrihigua, éste le dijo a Ortiz que haría
todo lo posible por salvarlo, siempre y cuando Mucozo viviera, nadie le
molestaría. Garcilaso de la Vega escribió que Mucozo trató a Ortiz como a
su propio hermano y que el comportamiento de Mucozo era más admirable
que el de muchos príncipes cristianos cuyos juramentos y promesas de
fidelidad no eran de gran valor. 26

CUIDADO TEMPORAL DE LOS POBRES, VIUDAS Y HUÉRFANOS

Después que Lehi y su familia arribaran a la “tierra prometida,” fueron


instruidos por el Señor para “hacer bien: para vestir al desnudo, alimentar
al hambriento, libertar al cautivo y suministrar auxilio al enfermo y al
afligido” (Jacob 2:19). Esto se tornó en un tema recurrente a través de 1000
años de sociedad nefita. Los nefitas eran frecuentemente instruidos por sus
profetas y líderes a ser más generosos con los pobres y a evitar el orgullo
que, generalmente acompaña la acumulación de riquezas. Uno de los
verdaderos y mejores discursos de servicio a Dios y a los hijos de Dios fue
dado por el rey nefita Benjamín alrededor del año 124 A.C. El rey Bejamín
llamó a los nefitas para hablarles e informarles que estaba entregando su
reinado a su hijo, Mosíah. Los siguientes son algunos extractos de su
discurso:
Os digo que así se me ha permitido emplear mis días en vuestro servicio, aun hasta el día de hoy; y no he
procurado de vosotros oro, ni plata, ni ninguna otra clase de riquezas. . .

Y aun yo mismo he trabajado con mis propias manos a fin de poder serviros, y que no fueseis abrumados con
tributos, ni que cayera sobre vosotros cosa alguna que fuese pesada de llevar; y de todas estas cosas que he hablado,
vosotros mismos sois testigos este día.

Y he aquí, os digo estas cosas para que aprendáis sabiduría; para que sepáis que cuando os halláis al servicio de
vuestros semejantes, sólo estáis al servicio de vuestro Dios.

He aquí, me habéis llamado vuestro rey; y si yo, a quien llamáis vuestro rey, trabajo para serviros, ¿no debéis
trabajar vosotros para serviros unos a otros? (M osíah Capítulo 2)

En comparación, Cieza de León notó que el Señor Inca y sus nobles


ocasionalmente trabajaban la tierra como ejemplo a sus súbditos. Él
escribió:
No consentían que ninguno fuese haragán y anduviese hurtando el trabajo de otros, sino a todos mandaban
trabajar. Y así, cada señor, en algunos días, iba a su chácara y tomaba el arado en las manos y aderezaba la tierra,
trabajando en otras cosas. Y aun los mismos Incas lo hacían, puesto que era por dar buen ejemplo de sí, porque se
había de tener por entendido que no había de haber ninguno tan rico que por serlo quisiese baldonar y afrentar al
pobre; y con su orden no había ninguno que lo fuese en toda su tierra, porque, teniendo salud, trabajaba y no le
faltaba, y estando sin ella, de sus depósitos le proveían de lo necesario. Ni ningún rico podía traer más arreo ni

200
ornamento de los pobres ni diferenciar el vestido y traje, salvo a los señores y curacas, que éstos, por la dignidad
suya, podían usar de grandes franquezas y libertades y lo mismo los orejones, que entre todas las naciones eran
jubilados.27

Continuando con el discurso del rey Benjamín, él afirmó:


Ni permitiréis que vuestros hijos anden hambrientos ni desnudos, ni consentiréis que quebranten las leyes de
Dios, ni que contiendan y riñan unos con otros y sirvan al diablo, que es el maestro del pecado, o sea, el espíritu malo
de quien nuestros padres han hablado, ya que él es el enemigo de toda rectitud.

M as les enseñaréis a andar por las vías de la verdad y la seriedad; les enseñaréis a amarse mutuamente y a
servirse el uno al otro.

Y además, vosotros mismos socorreréis a los que necesiten vuestro socorro; impartiréis de vuestros bienes al
necesitado; y no permitiréis que el mendigo os haga su petición en vano, y sea echado fuera para perecer.

Tal vez dirás: El hombre ha traído sobre sí su miseria; por tanto, detendré mi mano y no le daré de mi alimento, ni
le impartiré de mis bienes para evitar que padezca, porque sus castigos son justos.

M as, ¡oh hombre!, yo te digo que quien esto hiciere tiene gran necesidad de arrepentirse; y a menos que se
arrepienta de lo que ha hecho, perece para siempre, y no tiene parte en el reino de Dios.

Pues he aquí, ¿no somos todos mendigos? ¿No dependemos todos del mismo Ser, sí, de Dios, por todos los
bienes que tenemos; por alimento y vestido; y por oro y plata y por las riquezas de toda especie que poseemos?

Y ahora bien, por causa de estas cosas que os he hablado – es decir, a fin de retener la remisión de vuestros
pecados de día en día, para que andéis sin culpa ante Dios –, quisiera que de vuestros bienes diéseis al pobre, cada
cual según lo que tuviere, tal como alimentar al hambriento, vestir al desnudo, visitar al enfermo, y ministrar para su
alivio, tanto espiritual como temporalmente, según sus necesidades (M osíah 4:14-19, 26).

Esta idea judeo-cristiana de ocuparse de los pobres, lo que han


enviudado y los desaventajados, era prevalente entre un número de tribus
americanas. Cieza de León dio una visión clara de cómo debía manejarse
este tema dentro del reino inca.
Y como sea este reino tan largo, como en muchos lugares de esta escritura tengo dicho, y en cada provincia
principal había número grande de depósitos llenos de mantenimientos y de otras cosas necesarias y provechosas para
proveer a los hombres, si había guerra gastábase, por donde quiera que iban los reales, de lo que estaba en estos
aposentos, sin tocar en lo que los confederados suyos tenían ni allegar a cosa ninguna que en sus pueblos hubiese; y
si no había guerra, toda la multitud de mantenimientos que había se repartía por los pobres y por las viudas. Estos
pobres habían de ser los que eran demasiado viejos, los que eran cojos, mancos o tollidos o tuviesen otras
enfermedades, porque si estaban sanos ninguna cosa les mandaban dar. Y luego eran tornados a llenar los depósitos
con los tributos que eran obligados a dar; y si por caso venía algún año de mucha esterilidad mandaban así mismo
abrir los depósitos y prestar a las provincias los mantenimientos necesarios; y luego, en el año que hubiese
abundancia, lo daban y volvían por su cuenta y medida cierta.28

Juan de Betanzos registró que el Señor Inca frecuentemente visitaba las


ciudades y pueblos bajo su dominio. En cada lugar ordenaba a los líderes
que le informaran del número de viudas y huérfanos en esa área. Entonces,
el Señor Inca ordenaba que les dieran alimentos de los depósitos que había
en cada pueblo. 29

En México, cuando el último gobernante azteca, Motecuhzoma, el

201
Segundo, fue electo por los hombres que hacían el concilio de elecciones,
recibió el siguiente consejo del rey de Tacuba:
Ten en mente a los hombres y mujeres ancianos, cuya juventud fue brindada en hacer servicio para la república, y
ahora, sus cabellos blancos, son incapaces de trabajar y fallecen de hambre. Recuerda también, los pobres, que son las
alas y plumas, las manos y pies de las ciudades. Ten cuidado de ver que no sean maltratados u oprimidos, ni que la
justicia muera ante ellos porque no hay quien hable por ellos.30

Después que Cristo apareció en las Américas y estableció su Iglesia, los


nuevos conversos santos fueron tan fieles y atentos entre sí que entre ellos
no existían los pobres. Mormón describió la escena en la siguiente
narrativa:
Y ocurrió que en el año treinta y seis se convirtió al Señor toda la gente sobre toda la faz de la tierra, tanto nefitas
como lamanitas; y no había contenciones ni disputas entre ellos, y obraban rectamente unos con otros.

Y tenían en común todas las cosas; por tanto, no había ricos ni pobres, esclavos ni libres, sino que todos fueron
hechos libres, y participantes del don celestial (4 Nefi 1:2-3).

Mormón describió muy brevemente las actividades rectas de estos


cristianos del Nuevo Mundo en los próximos 200 años. Él identificó cómo
se habían enriquecido y esparcido a través de la tierra, pero fue la
acumulación de riquezas que se convirtió en su propia caída. Mormón
brevemente narró lo siguiente:
Y yo, M ormón, quiero que sepáis que el pueblo se había multiplicado de tal manera que se hallaba esparcido por
toda la faz de la tierra, y que habían llegado a ser sumamente ricos, por razón de su prosperidad en Cristo.

Y ahora bien, en este año, el doscientos uno, empezó a haber entre ellos algunos que se ensalzaron en el orgullo,
tal como el lucir ropas costosas, y toda clase de perlas finas, y de las cosas lujosas del mundo.

Y de ahí en adelante ya no tuvieron sus bienes y posesiones en común entre ellos.

Y empezaron a dividirse en clases; y empezaron a establecer iglesias para sí con objeto de lucrar; y comenzaron a
negar la verdadera iglesia de Cristo (4 Nefi 1:23-26).

Cuando los españoles y portugueses arribaron, encontraron


especialmente entre las tribus más pobres, una forma de vida comunitaria.
En sus escritos acerca de Brasil precolombina, Magalhaês reveló que los
indígenas a lo largo de la costa brasilera compartían sus bienes y el diario
vivir era mucho más fácil para ellos que para los portugueses y otros
europeos. Ellos no poseían ninguna propiedad y tampoco hacían ningún
esfuerzo por adquirirla. Magalhaês escribió:
Ellos viven libres de envidia y deseos desordenados por riquezas, que prevalecen entre otras naciones. Esto es
verdad al punto que ni oro o plata, tampoco joyas tienen valor entre ellos, ni tampoco tienen la necesidad de tales
objetos o similares. . . Parecían no tener distinción de clases sociales ni ideas de dignidad o ceremonias, ni tampoco las
necesitaban. Vivieron en armonía con su ambiente y en justicia de conformidad con las leyes de la naturaleza.31

202
Magalhaês narró que los indígenas vivían en villas consistentes de siete u
ocho casas largas. Observó que en cada casa todos vivían en armonía. Los
indígenas eran tan amigables entre sí que lo que pertenecía a uno pertenecía
a todos, y cuando uno de ellos tenía algo que comer, no importaba cuan
poco, todos sus vecinos lo compartían. 32

Por muchos siglos, los indígenas Cuna en las islas San Blás en las costas
de Panamá no poseyeron propiedades sobre estas islas y compartían entre
sí sus alimentos y habitaciones. Aun en estos días, aunque actualmente ya
son propietarios de muchas granjas y negocios en la misma Panamá, aún
tienen responsabilidades en común en cada isla según donde hubieran
nacido. 33

En la Biblia se mencionan ejemplos similares de vida comunitaria. Lucas


escribió en Hechos el siguiente pasaje:
Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus
bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y
partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón (Hechos 2:44-46).

Este período de tener “todas las cosas en común” no duró por muchos
años tanto en el Nuevo como en el Viejo Mundo. Mormón escribió:
Y ocurrió que habían transcurrido doscientos cuarenta y cuatro años, y así se hallaban los asuntos del pueblo. Y la
parte más inicua del pueblo se hizo fuerte, y llegó a ser mucho más numerosa que los del pueblo de Dios.

Y continuaron estableciendo iglesias para sí, y adornándolas con todo género de objetos preciosos. Y así
transcurrieron doscientos cincuenta años, y también doscientos sesenta años.

Y también los del pueblo, que eran llamados el pueblo de Nefi, empezaron a tener orgullo en su corazón, a causa
de sus inmensas riquezas, y se envanecieron igual que sus hermanos, los lamanitas (4 Nefi 1:40-41, 43).

Los profetas, a través de los mil años de historia de los nefitas, les
amonestaron repetidamente contra el vicio de amar demasiado sus riquezas.
Según se elaborará en el capítulo 13, el orgullo y arrogancia de los nefitas
cuando acumularon oro, plata y finas vestimentas eventualmente los llevó a
ser castigados por el Señor.
Los cronistas descubrieron cuan profundamente arraigado estaba entre
las grandes civilizaciones en el Nuevo Mundo este problema y la diferencia
en clases sociales. Una vez que los aztecas ganaron control sobre el área
alrededor de Tenochtitlan y se enriquecieron, los reyes aztecas pusieron
reglas estrictas de cómo debían vestir sus súbditos. Durán observó varias
de las reglas impuestas por Motecuhzoma, el Primero:
1. El rey nunca debe aparecer en público excepto cuando la ocasión sea
extremadamente importante e inevitable.

203
2. Solamente el rey puede vestir la diadema de oro en la ciudad, excepto
en caso de guerra y que los guerreros y nobles que representan al rey
puedan vestir la diadema y la insignia real.
3. Sólo el rey puede vestir los mantos finos de algodón decorados con
diseños e hilos de diferentes colores y adornados con aplicaciones de
plumas. El rey es quien decide que tipo de capa sería usada por la
persona real y en que ocasión.
4. Los grandes señores, que son doce, pueden vestir mantos especiales de
cierta hechura y diseño y los señores de menor rango, de acuerdo a su
coraje y méritos, podían vestir otros.
5. Se les permite a los soldados comunes vestir sólo el manto más simple.
Se les prohibe usar cualquier diseño especial que pueda identificarlos
del resto.
6. No se les permite a los plebeyos vestir ropas de algodón bajo pena de
muerte, sólo pueden usar ropas de fibra de maguey. El manto debe cubrir
justo la rodilla y no ser más largo que esto. Si se permite que llegue a
los tobillos, se lo matará a menos que sus piernas hayas sido heridas en
guerra.
7. Sólo los grandes nobles y valientes guerreros se les concede la licencia
de construir una casa de dos pisos; por desobedecer esta ley la persona
recibirá la pena de muerte. Nadie puede agregar techos en punta, planos
o redondos sobre su casa. Este privilegio es dado por los dioses
solamente a los grandes nobles.
8. Sólo los grandes señores pueden llevar adornos de perforaciones en sus
labios, aros en las orejas y la nariz de oro y piedras preciosas, excepto
por los miembros de la corte que son hombres fuertes, capitanes bravos
y soldados, pero sus adornos en el labio, orejas y nariz deben ser de
hueso, madera o de material inferior o de poco valor.
9. Sólo el rey de Tenochtitlán y soberanos de provincias y otros grandes
señores pueden llevar brazaletes de oro, tobilleras y sonajeros de oro en
sus pies en los bailes.
34

Los cronistas en Perú también notaron esta tendencia hacia una clase
social en la región andina. Martín de Murúa describió la vestimenta llevada
por varios Señores Incas y sus esposas que los distinguía de los demás
indígenas. Por ejemplo, Mama Ocllo era descrita como una mujer hermosa,
que siempre estaba bien vestida con finos vestidos hecho de un material que
sólo podía ser descrito como sedoso en textura con hermosas decoraciones.
Ella, normalmente se cambiaba su vestido tres veces por día y nunca se
ponía el mismo vestido dos veces. Cada vezque Mama Ocllo salía entre la
35

gente, era llevada en una litera y recibía el mismo respeto acorde con su

204
esposo.
Pedro de Cieza de León dio una descripción física de Inca Atahualpa,
quien fue capturado por Francisco Pizarro y los españoles. Cieza de León
describió la reverencia mostrada a Atahualpa por sus súbditos. Ningún
hombre podía estar en su presencia, a menos que el visitante estuviera
descalzo y llevara una carga en su espalda. Aun el general del ejército de
Atahualpa, Challicuchima, que arribó a Cajamarca en una litera, se humilló
ante Atahualpa. Cieza de León mencionó que el Señor Inca, la nobleza inca
(orejones) y sus esposas vestían ropas extremadamente suaves y lujosas,
pero la gente común vestía ropa de menor calidad. Atahualpa tenía
vestimentas hechas de piel de murciélago por los indígenas de Puerto Viejo.
Cieza de León dijo que éste era el material más suave que jamás había
visto.
36

PRINCIPIO DEL AYUNO

El ayuno era otro principio practicado durante el principio de la iglesia


cristiana así como también entre los nativos americanos en el Nuevo
Mundo. En México, Sahagún observó que los sacerdotes aztecas “ayunaban
y hacían penitencia por cuarenta días antes del festival en honor a su dios o
dioses.” También cuando un individuo cometía un pecado y lo confesaba a
37

un sacerdote azteca, uno de los ritos de penitencia era el ayuno. De acuerdo


con Sahagún, los sacerdotes elegían la pena basado en el tipo de pecado.
En algunos casos, el sacerdote haría que el penitente ayunase por cuatro
días para “castigar su estómago y su boca.” 38

Durante la ceremonia de honor al dios Huitzilopochtli, todos, incluyendo


niños pequeños, se esperaba que se abstuvieran de toda comida y agua y
que sólo comiesen “carne y huesos” (tzoalli) de Huitzilopochtli. En casi
toda festividad y ceremonia religiosa en México entre todas las tribus, el
ayuno era una parte importante del ritual.
En Perú, Cieza de León escribió lo siguiente concerniente al ayuno antes
de festividades especiales:
Y llaman a esta fiesta, como he dicho, Hátun Raimi, que en nuestra lengua quiere decir fiesta muy solemne,
porque en ella se habían de rendir gracias y loores al gran Dios, hacedor de los cielos y la tierra, a quien llamaban Ticci
Viracocha, y al sol y a la luna y a los otros dioses suyos, por les haber dado buen año de cosechas para su
mantenimiento. Y para celebrar esta fiesta con mayor devoción y solemnidad se dice que ayunaban diez o doce días,
absteniéndose de comer demasiado y no dormir con sus mujeres.39

Betanzos notó que cuando Pachacuti Inca Yupanqui “recibía la borla”


(una orladura que el Señor Inca se ponía en su cabeza cuando era ungido),
comenzaban las ceremonias formales, sacrificios y banquetes. En ese

205
momento, le era dado una esposa al recientemente designado Señor Inca.
Durante la ceremonia el Señor Inca, su esposa y sus padres iban a un cuarto
que estaba preparado para esta ceremonia. Todos ayunaban, comiendo
solamente maíz crudo y bebiendo chicha (licor fermentado de maíz tan
popular en los Andes) por diez días. 40

Pedro Pizarro observó que cuando un niño de la nobleza (orejones)


alcanzaba la edad de diez años, el padre lo vestía en camisa corta y zapatos
hechos de paja y le daba una manta en preparación a la ceremonia en que
sus orejas serían perforadas y pequeños discos insertados. El niño y su
padre eran requeridos de abstenerse o ayunar varios días durante el cual no
podían comer sal, chiles picantes o tomar chicha durante la importante
ceremonia. Ésta duraba treinta días después del cual el sacerdote perforaba
las orejas e insertaba los discos o ornamentos. 41

Los primeros cristianos también ayunaron para purificarse y ganar poder


espiritual. El ejemplo más famoso es el ayuno de Jesucristo por 40 días
según lo registrado en varios evangelios. Es interesante notar que los
sacerdotes aztecas participaban en un ayuno de 40 días un tanto modificado.
En el Libro de Mormón, el ayuno era un principio importante y era
practicado a través de la historia de los nefitas cuando eran justos. Fue
mencionado por primera vez por el profeta Amalaki, un descendiente de
Jacob y el último profeta en escribir sobre las “planchas menores” de Nefi.
Amalaki urgió a la gente a “continuad ayunando y orando, y perseverad
hasta el fin” (Omni 1:26). Cuando Alma, el más jóven, fue ordenado a sumo
sacerdote y empezó a enseñar a la gente, escribió:
He aquí, os testifico que yo sé que estas cosas de que he hablado son verdaderas. Y ¿cómo suponéis que yo sé de
su certeza?

He aquí, os digo que el Santo Espíritu de Dios me las hace saber. He aquí, he ayunado y orado muchos días para
poder saber estas cosas por mí mismo. Y ahora sé por mí mismo que son verdaderas; porque el Señor Dios me las ha
manifestado por su Santo Espíritu; y éste es el espíritu de revelación que está en mí (Alma 5:45-46).

No obstante, se mandó a los hijos de Dios que se congregaran frecuentemente, y se unieran en ayuno y ferviente
oración por el bien de las almas de aquéllos que no conocían a Dios (Alma 6:6).

Cuando los cuatro hijos del rey Mosíah fueron a las tierras de los
lamanitas a predicar el evangelio, está registrado que ellos ayunaron y
oraron.
M as esto no es todo; se habían dedicado a mucha oración y ayuno; por tanto, tenían el espíritu de profecía y el
espíritu de revelación, y cuando enseñaban, lo hacían con poder y autoridad de Dios.

Y sucedió que viajaron muchos días por el desierto, y ayunaron y oraron mucho para que el Señor concediera que
una porción de su espíritu los acompañase y estuviese con ellos, a fin de que fuesen un instrumento en las manos de

206
Dios para llevar a sus hermanos, los lamanitas, si posible fuese, al conocimiento de la verdad, al conocimiento de la
depravación de las tradiciones de sus padres, las cuales no eran correctas.

Y sucedió que el Señor los visitó con su Espíritu, y les dijo: Sed consolados; y fueron consolados (Alma 17:3, 9-
10).

Aunque el concepto de ayuno y oración continuó entre los nativos del


Nuevo Mundo por cientos de años, la tendencia de los indígenas al
sacrificio humano, canibalismo y el uso de drogas distorsionaron
enormemente el propósito y significado del principio del ayuno y la
oración.

Notas al final del Capítulo:

1 Sahagún, 8.

2 Sahagún, 202-203.

3 Landa, 27-28.

4 En una nota de página en el libro Los Incas (The Incas), Von Hagen hace mención que este eminente sumo sacerdote se relacionaba de sangre con el Señor Inca y mantenía esta
posición de por vida. 183, n2.

5 Landa, 102.

6 Sahagún, 72.

7 Ibid., 30-33.

8 Murúa, 413.

9 Acosta, 265. (Le fue difícil a Acosta encontrar una palabra en español que describiera a opacuna. Utilizó la palabra lavatorio, o palangana, pero opacuna suena más como pila
bautismal en donde se sumerge a la persona.)

10 Landa, 123-124.

11 Ibid., 125-128.

12 Ibid., 124, n576.

13 Durán, 210.

14 Ibid., 49-51.

15 Ibid., 220.

16 Betanzos, 105.

17 Cieza de León, Los Incas (The Incas), 179.

18 Montesinos, 67. (La tabla de tiempo de Montesinos es difícil de reconstruir. Asegura que Tupac Cauri Pachacuti, el Séptimo, reinó alrededor de 3500 años después del diluvio
universal. Debido a una referencia anterior del nacimiento de Jesucristo hecha por Montesinos, el reinado de este rey pudo ser alrededor del año 300 o 400 D.C.)

19 En una nota que se encuentra al pie de la página concerniente a la invasión del norte, Horacio H. Urteaga, que escribe la introducción y notas para esta edición del libro de
Montesinos, comenta que los arqueólogos Max Uhle, Jijón Caamaño and Otto Von Buchwald también observaron la invasión del norte a los Andes. Vea Orígenes de las
Civilizaciones Peruanas, de Max Uhle, Quito 1926.

20 Ibid., 69-70. (En una nota a pie de la página, Urteaga puntualiza que las costumbres de estos invasores bárbaros fueron las mismas observadas por Cieza de León, Gutiérrez de
Santa Cruz, López de Gomara y Garcilaso de la Vega que practicaban los antiguos habitantes de Puerto Viejo en Ecuador. Pedro Pizarro describió las terribles infecciones que
los españoles contrajeron cuando tenían relaciones sexuales con las mujeres de Puerto Viejo.)

21 Ibid., 71-78.

22 Díaz del Castillo, 121-122.

23 Ibid.,168.

24 Durán, Historia, 80.

25 Magalhães de Gandavo, 173.

26 Inca Garcilazo de la Vega, La Florida del Inca (The Florida of the Inca), el manuscrito inicial fue terminado en 1599 y, a continuación publicado en 1605 en Portugal bajo el título
La Florida del Inca. Historia del Adelantado Hernando de Soto, Governador el capitán general del Reyno de la Florida, y de otros heroicos cavalleros Españoles e Indios.
(Traducido y editado por John Grier Varner y Jeannette Johnson Varner de la edición española de 1723 publicada por Andrés González Barcia Carballido.) Universidad de
Texas Press, Austin. 1996. 70-73.

27 Cieza de León. Los Incas (The Incas), 178.

28 Cieza de Leon, 178.

29 Betanzos, 169.

30 Durán., 392.

207
31 Magalh_es, 92.

32 Ibid., 87.

33 Observación personal cuando viví en Panamá (1963-1966) y luego desde (1987-1989). Durante ambos periodos trabajé de cerca con los indios San Blas de la tribu de los indios
Cuna y me contaron que esto es una práctica que ha existido entre los Indios Cuna desde los tiempos pre-hispánicos.

34 Durán, 208-210.

35 Murúa, 107.

36 Cieza de León, Los Incas (The Incas), 224.

37 Sahagún, 148.

38 Ibid., 31.

39 Cieza de León, Los Incas (The Incas), 182.

40 Betanzos, 77.

41 Pizarro, 105.

208
Capítulo 12
EL CICLO DE PROSPERIDAD Y DECADENCIA EN LOS AÑOS
FORMATIVOS DE AMÉRICA, 2500 A.C. A 400 A.C.

Según la información registrada por los cronistas españoles y


portugueses y los pasajes en el Libro de Mormón, así como los más
recientes descubrimientos por historiadores de arte y arqueólogos, es
evidente que la América pre-colombina atravesó grandes ciclos de
prosperidad y decadencia en las que civilizaciones, naciones y tribus
prosperaron y cayeron durante la era pre-cristiana. La descripción más
clara de prosperidad y decadencia y las razones detrás de cada ciclo, están
contenidas dentro del Libro de Mormón ; aunque los descubrimientos de los
conquistadores durante los siglos XVI y XVII y las investigaciones
arqueológicas durante los últimos cien años cuentan la misma historia.
El registro del Libro de Mormón de estas primeras civilizaciones
comienza con las instrucciones dadas por Dios al hermano de Jared cuando
preguntó al Señor acerca de cómo guiar a su familia y amigos a la “tierra
escogida para su herencia” en el tiempo de la torre de Babel cerca del año
2500 A.C. Se encuentra registrado que el Señor dio la siguiente
información al hermano de Jared:
. . .Y allí te encontraré, e iré delante de ti a una región que es favorecida sobre todas las regiones de la tierra.

Y allí os bendeciré a ti y a tus descendientes; y de tu posteridad, y de la posteridad de tu hermano, y de los que


irán contigo, levantaré para mí una nación grande. Y no habrá sobre toda la superficie de la tierra nación mayor que la
que yo levantaré para mí de tu posteridad. Y así obraré contigo, porque me has suplicado todo este largo tiempo (Éter
1:42-43).

Dios también dio instrucciones adicionales muy precisas, de como los


jareditas debían vivir en estas nuevas tierras. Se les advirtió que si ellos u
otros establecían allí, y no obedecían los mandamientos de Dios, sufrirían
graves consecuencias. El escriba de los jareditas llamado Éter, registró las
siguientes instrucciones adicionales:
Y así podemos ver los decretos de Dios concernientes a esta tierra: Que es una tierra de promisión; y cualquier
nación que la posea servirá a Dios, o será exterminada cuando la plenitud de su ira caiga sobre ella. Y la plenitud de su
ira descenderá sobre ella cuando haya madurado en la iniquidad.

He aquí, ésta es una tierra escogida, y cualquier nación que la posea se verá libre de la esclavitud, y del cautiverio,
y de todas las otras naciones debajo del cielo, si tan sólo sirve al Dios de la tierra, que es Jesucristo, el cual ha sido
manifestado por las cosas que hemos escrito (Éter 2:9, 12).

En varias ocasiones el Señor les recordó, a su “otra” gente escogida, que


si ellos no guardaban los mandamientos “serían borrados” o destruidos. Se

209
les prometió repetidamente que estarían libres de esclavitud si servían a
Jesucristo. Cientos de años después, Nefi aclaró esto a su propia gente y
para los futuros habitantes de las Américas, cuando dijo:
M as he aquí, esta tierra, dice Dios, será la tierra de tu herencia, y los gentiles serán bendecidos sobre la tierra.

Y esta tierra será una tierra de libertad para los gentiles; y no habrá reyes sobre la tierra que se levanten sobre los
gentiles.

Y fortificaré esta tierra contra todas las otras naciones.

Y el que combata contra Sión perecerá, dice Dios.

Porque quien levante rey contra mí, perecerá; pues yo, el Señor, el rey de los cielos, seré su rey, y eternamente
seré una luz para aquéllos que oigan mis palabras (2 Nefi 10:10-14).

El Libro de Mormón dice que fue Jesucristo quien apareció


personalmente al hermano de Jared y guió a los jareditas al Nuevo Mundo.
Antes de morir, el hermano de Jared aconsejó a su gente que nunca debían
tener un rey que gobernara sobre ellos. Les advirtió que una monarquía les
causaría sufrimientos y la caída del reino. Aun así, la gente eligió a uno de
los hijos de Jared para ser rey. Éter escribió que con el pasar de los años
los jareditas prosperaron bajo reyes buenos y sufrieron enormemente bajo
reyes malvados. No era anormal que el hijo del rey destituyera a su padre y
tomara el reinado en su poder; o que un hermano haciese esto con su propio
hermano para poder reinar.
Éter escribió que los jareditas no estuvieron en las Américas por muchas
generaciones antes de que el pecado se difundiera. El Señor envió profetas
entre la genta que profetizaron que la maldad e idolatría de éstos traería una
maldición sobre la tierra y que serían destruidos de no arrepentirse. A
veces, los jareditas seguían a los profetas, pero más a menudo los
rechazaban, perseguían y hasta los mataban.
Éter también reveló que, para ganar poder y riquezas, unos pocos de los
malvados jareditas introdujeron una estratagema para formar
“combinaciones secretas” o grupos cuyo propósito era el de desestabilizar
el gobierno y luego derrocarlo. Entre estas combinaciones secretas, los
seguidores o miembros prestaban juramentos solemnes de mantener en
secreto cualquier acción perversa, incluyendo asesinatos, cometidos por
cualquier miembro del grupo. Él indicó que los planes o actividades de
estas combinaciones secretas fueron incluidas en las escrituras que los
jareditas trajeron consigo del Viejo Mundo. Él les amonestó en contra de 1

estas combinaciones secretas:


Y los preservó el poder del diablo para administrar estos juramentos a los del pueblo, a fin de conservarlos en la

210
oscuridad, para ayudar a quienes ambicionaran el poder a obtenerlo y a asesinar, y robar, y mentir, y cometer toda
clase de iniquidades y fornicaciones.

Y aconteció que formaron una combinación secreta, tal como los de tiempo antiguo, la cual combinación es lo más
abominable y perverso sobre todas las cosas, a la vista de Dios;

porque el Señor no obra por medio de combinaciones secretas, ni quiere que los hombres viertan sangre, sino que
lo ha prohibido en todas las cosas, desde el principio del hombre (Éter 8:16, 18-19).

A diferencia de los nefitas, quienes tenían una manera formal de


enumerar los años, los jareditas no registraron claramente un espacio de
tiempo excepto cuando dejaron el Viejo Mundo en el momento en que el
Señor confundió las lenguas de la gente. Éter escribió que la gobernación
de comunidades, tribus, o naciones pasaba de una persona a otra, ya sea por
herencia o intrigas. También notó que líderes destronados huían a otras
áreas y establecían nuevos reinados; y que no era anormal que hubieran
regiones en donde la gente vivía inicuamente mientras que en otras áreas
cercanas vivían una vida correcta. Aquéllos que eran justos prosperaban y
aquéllos que no lo eran fueron destruidos eventualmente. Éter dio un
ejemplo de esto.
Y el Señor de nuevo empezó a retirar la maldición de sobre la tierra, y la casa de Emer prosperó grandemente bajo
su reinado; y en el espacio de sesenta y dos años se habían hecho fuertes en extremo, de modo que llegaron a ser
sumamente ricos,

pues tenían toda clase de frutas y granos, y de sedas, y de lino fino, y de oro, y de plata, y de objetos preciosos;

y también todo género de ganado, de bueyes, y vacas, y de ovejas, y de cerdos, y de cabras, y también muchas
otras clases de animales que eran útiles para el sustento del hombre (Éter 9:16-18).

Éter escribió que Emer era un rey tan virtuoso que fue privilegiado en
poder “ver al Hijo de Justicia, y se regocijó, y se glorificó en su día.” 2

Éter registró que en cierto punto los jareditas, contrariamente, se


volvieron tan perversos que el Señor envió hambruna y una plaga de
víboras venenosas que mataron a gran parte de su ganado y empujaron al
resto de los animales al sur. Algunos de los jareditas también huyeron al
sur. Sólo después que la gente empezó a morir de hambre, se arrepintieron.
Luego, Éter escribió que no pudo haber gente más bendecida por las manos
del Señor que los jareditas, pero esta prosperidad duró poco. Guerras,
desacuerdos y maldades empezaron a dominar la vida jaredita.
Éter también declaró que se les advirtió a los jareditas que si no se
arrepentían, la tierra sería dada a otra gente. No se conoce la cronología
precisa de estos eventos; sin embargo, Éter nació alrededor de este tiempo
(aproximadamente en el año 400 A.C.) y vivió para testificar la destrucción
final de los jareditas. Él profetizó que las guerras que ocurrirían durante el

211
reinado de Coriantumr terminarían con la civilización jaredita. Se registró
que estas guerras fueron las más destructivas jamás vistas entre la gente de
las Américas según el Libro de Mormón. Éter describió la escena así:
Y tan grande y tan larga había sido la guerra, y tanto había durado aquel cuadro de efusión de sangre y mortandad,
que toda la superficie de la tierra se hallaba cubierta de cadáveres.

Y tan rápida y acelerada era la guerra, que no quedaba nadie para sepultar a los muertos, sino que marchaban de
una efusión de sangre a otra, dejando los cadáveres, tanto de hombres como de mujeres y de niños, tirados a flor de
tierra, para convertirse en presa de los gusanos de la carne.

Y el hedor se extendió por la faz de la tierra, sí, por toda la superficie de la tierra; por lo que el pueblo se sintió
molesto de día y de noche por causa del mal olor (Éter 14:21-23).

Éter relacionó que al principio de esta serie de guerras, Coriantumr


perdió más de dos millones de hombres más sus esposas e hijos. Una vez
que Coriantumr vio la carnicería, se arrepintió de la destrucción que él
había causado a su gente e intentó terminar con la guerra; sin embargo, los
ejércitos contendientes estaban tan consumidos por el gusto de
derramamiento de sangre que continuaron con la lucha. Los ejércitos
solamente dejaron pasar el tiempo suficiente para que la gente que estaba
esparcida por la tierra se juntara para la batalla final. Éter, que fue testigo
de este agrupamiento de gente y posterior destrucción, narró que llevó
cuatro años para agruparla en uno de los dos campos opositores. Éter dijó
que todos, incluyendo hombres, mujeres y niños se armaron con sus
escudos, armadura de pecho y de cabeza. Durante la guerra y la destrucción
resultante, Éter narró que todos murieron de ambos ejércitos con excepción
de Coriantumr.
EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA

Muchos arqueólogos e historiadores de arte, a través de descubrimientos


en sus sitios de excavación, han podido brindar puntos de vista adicionales
en las primeras civilizaciones americanas que son paralelas a la línea de
tiempo del Libro de Mormón. Dos de las más notables civilizaciones en el
Nuevo Mundo eran los chavín localizados en el norte de Perú y los olmecas
localizados en Mesoamérica. Los arqueólogos han descubierto que los
primeros sitios chavín a lo largo de la costa Pacífica en Perú y Ecuador
datan de tan temprano como el año 2500 A.C. Richard L. Burger en su libro
instructivo, Chavín y los orígenes de la civilización andina (Chavin and
the Origins of Andean Civilization), reporta:
De las primeras civilizaciones peruanas la más conocida es la chavín. Su nombre proviene de Chavín de Huántar,
un sitio arqueológico en los altos del norte de Perú que es notable por su arquitectura monumental, esculturas en
piedra finamente acabadas y una iconografía elaborada. El estilo distintivo utilizado en las esculturas de Chavín de
Huántar aparecen en otras partes en Perú en frisos de arcilla, oro trabajado, telas pintadas y tejidas y un sinnúmero

212
de otros materiales. La calidad de estos objetos y su fecha relativamente temprana condujo al arqueólogo peruano
Julio C. Tello a proponer en los años treinta que los chavín fueron los fundadores culturales de donde surgieron las
siguientes civilizaciones peruanas . . . La civilización sudamericana chavín es comparada frecuentemente con la
civilización Shang en China, la Sumeria en M esopotamia y la Olmeca en M esoamérica.3

Burger observó que los numerosos avances, efectuados para determinar


fechas con radiocarbono y otros sistemas cronométricos, han ayudado a
precisar la fecha de artefactos y sitios, pero advirtió que muchos de los
primeros lugares peruanos carecen de suficiente evidencia para fecharlas
adecuadamente. De acuerdo con Burger, existe una discrepancia
significativa entre las eras de radiocarbono y los años calendarios,
principalmente debido a las fluctuaciones en el pasado en la cantidad de
Carbono-14 inestable en la atmósfera. Agrega que es necesario corregir o
calibrar las medidas de radiocarbono para obtener fechas calendario y de
comparar la antigüedad de las primeras civilizaciones en Perú con las del
Viejo Mundo, donde las cronologías están basadas principalmente en
registros escritos. 4

De acuerdo con Burger, los sitios arquitectónicos más antiguos en Perú


se encuentran a lo largo de la costa justo al norte de Lima. Las mediciones
de radiocarbono de la Huaca de los Sacrificios en Aspero son del 2772
A.C. y 2903 A.C. Estas plataformas de piedra serían contemporáneas a las
pirámides reales de Egipto y los ziggurat de los sumerios en Mesopotamia.
Burger considera que las construcciones pre-cerámicas en Perú son los
ejemplos más antiguos conocidos de arquitectura monumental en el Nuevo
Mundo. Las pirámides de los olmecas y otras culturas pre-clásicas de
Mesoamérica no aparecieron sino hasta más de 1000 años después. 5

Referente a la construcción de grandes sitios arquitectónicos, Burger


teorizó que la ideología religiosa jugó un rol importante. Él creyó que una
religión organizada daba poder a los líderes chavín para movilizar una
cantidad suficientemente grande de mano de obra para construir sitios
arqueológicos encontrados en Perú. Los grandes proyectos laborales eran
característicos no sólo en la era pre-cerámica sino también en la mayor
parte de la prehistoria peruana. 6

Cuando Burger habló de los distintos sitios arquitectónicos


precerámicos, observó similitudes muy marcadas que existían, a pesar de la
distancia que los separaba. Él sugirió que las similitudes eran el resultado
de ceremonias religiosas, en las que quemar ofrendas era un elemento
crítico. Pareciera que estas comunidades esparcidas compartían creencias
religiosas que constituían tipos de rituales similares y, consecuentemente,
requerían un tipo similar de edificios para sus ceremonias. 7

213
214
Complejo del Templo en Chavín de Huántar, Perú. El templo antiguo se
encuentra a la derecha y tiene una entrada a los cuartos ubicados debajo
del antiguo templo. Uno de los cuartos tiene una roca de granito
esculpida de 14 pies de altura, conocida como “ Lanzon”, que, según
muchos historiadores de arte representa a Ticci Viracocha. El templo
nuevo se encuentra a la izquierda. Fotografía tomada por el autor en
1973.

215
Plaza de 200 por 200 metros de grande junto con sus escaleras que se
encuentra ubicada en frente de ambos templos, el antiguo y el nuevo en
Chavín de Huántar. Fotografía tomada por el autor en 1973.

216
Uno de los primeros sitios que fue un ejemplo de conflicto militar es el
de Cerro Sechín, localizado cerca de la unión de los ríos Sechín y Moxeke,
al norte de Lima en el complejo del valle Casma. El lugar proporcionó más
de 400 esculturas de piedra en bloques de granito, algunas midiendo 85 x
70 centímetros y otras 3 x 1 metro. Cientos de esculturas individuales
estaban ubicadas en la pared de una plataforma para representar una única
escena mitológica o histórica en que dos columnas de guerreros se
aproximaban de lados opuestos en medio de una carnicería de adversarios.
La iconografía de estos guerreros revelaba que llevaban armas y armaduras
de pecho. También vestían cascos que parecían cascos de metal en forma de
tubos. (Vea Capítulo 17 sobre Armas y Guerra.)
Burger nota que Chavín de Huántar no fue el primero de los sitios que
tuvo el estilo distintivo de los chavín ni tampoco fue el más grande, pero se
lo consideró como el que poseía la colección más completa de artefactos y
el estilo poco usual de arquitectura, cabezas esculpidas y cuartos internos.
Él cree que Chavín de Huántar fue fundado durante el final del período
inicial o aproximadamente en el año 1000 A.C. Chavín de Huántar está
localizada en las laderas orientales de la Cordillera Andina Blanca, con
alturas de 3150 metros (10.400 pies.). La ubicación de Chavín de Huántar
permitió a este centro ganar acceso a redes de intercambio comercial,
uniendo zonas de diferentes producciones entre las junglas del este y las
regiones costeras. También su sitio controlaba el flujo de ejércitos o grupos
de ataque a través del área.
Unos pocos siglos después de la construcción inicial del “Antiguo
Templo” en Chavín de Huántar, fue reemplazado como el principal sitio de
adoración cuando los nativos construyeron al sur un templo/pirámide más
grande. Parecía que la gente de Chavín de Huántar había dado la espalda a
la deidad del Antiguo Templo, Wira Kocha (Ticci Viracocha) y había
movido su centro de adoración a este nuevo templo.
Un astil enorme de granito encontrado justo al este del complejo del
templo, es el obelisco Tello. Aunque el obelisco Tello es más pequeño que
el astil “Lanzón” de granito, localizado en un cuarto bajo el Antiguo
Templo, éste es aún muy grande y con un grabado que es muy detallado y
fino. Burger describió al obelisco Tello como una escultura en bajo relieve
con dos representaciones de un monstruo híbrido con rasgos de caimán. En8

esta última fase de la cultura chavín, aparentemente no adoraron más a su


“Creador Ticci Viracocha” sino que adoptaron a otras deidades.
Coincidentemente, éste es el período que los lleva a su decline final y

217
eventual destrucción.
Arqueólogos que trabajaron en las distintas ruinas chavín han
considerado los factores que contribuyeron a la culminación de dicha
cultura. Burger prestó considerable atención en este período de aparente
insurrección y guerras. Él aclara que ya para el año 900 A.C., las
sociedades de la costa comenzaron a desintegrarse y hacia el año 700 A.C.
pocos de ellos continuaron funcionando como lo hicieron durante el período
inicial. A lo largo de la costa, cesaron nuevas construcciones y la
renovación de edificios antiguos. Mucha gente comenzó a retirarse a las
montañas donde había lugares más fácil para construir fortalezas o
ciudadelas fuertemente armadas para defenderse.
Burger considera que, con la pérdida de protección brindada por el
antiguo orden social y la desintegración de alianzas intergrupales, la
población en la mayoría de los valles se dividieron en pequeñas unidades y
aparentemente buscaron localidades más seguras para establecerse. Las
ciudadelas en la costa central norte en este período fueron las primeras
indicaciones convincentes de una guerra intersocial.
9

La ilustración más dramática de abandono proviene de los antiguos


edificios de Las Haldas en la costa al sur de Casma, Perú. Cuando los
arqueólogos excavaron la escalera central a la cima de la pirámide,
encontraron que la construcción había sido interrumpida antes de que los
peldaños fueran terminados. El revoque había sido completado sólo hasta
la mitad de la escalera y estacas de madera a modo de referencia junto con
sogas de algodón para delinearla habían sido dejadas en el lugar. Parecía
que la población había abandonado el lugar con prisa y nunca más
retornado.10

218
Pared de atrás del Nuevo Templo de Chavín de Huántar con una cabeza
esculpida mostrando un pilón de una cara deformada colocada en la
pared de piedra. Fotografía tomada por el autor en 1973.

219
Burger admite que la evidencia disponible no permite dar una respuesta
satisfactoria a qué factores llevaron a estos “cambios de cataclismos.” Él
cree que algunas de las respuestas pueden basarse en contradicciones y
problemas internas. Los siguientes comentarios de Burger ciertamente
coinciden con los desastres predecidos en el Libro de Éter:
En resumen, el abandono de construcciones públicas en gran escala en los valles bajos a lo largo de la costa al final
del período inicial, puede ser interpretado como un indicativo de una crisis seria por muchos, si no todas, de estas
sociedades pequeñas en esta región. Así como la arquitectura ceremonial proveyó un lugar para los rituales de la
comunidad y el diseño de estos centros, puede ser interpretado como una expresión de aspectos religiosos de
cosmología; la falta de mantener estos centros o reproducirlos en otros lugares implicó cambios culturales profundos.
Si la legitimidad de un centro de cosmología era cuestionado, así mismo sería la autoridad no coercitiva de los líderes
asociados a este conocimiento sagrado. Finalmente, esto hubiera minado las propias bases de las relaciones sociales
que soportaban los sistemas productivos y el funcionamiento de estas sociedades como unidades viables. Con la
pérdida de protección provista por el orden social antiguo y la desintegración de alianzas intergrupales, las
poblaciones en la mayoría de los valles se desmembraron en unidades menores.11

Otro factor válido de mencionar es la fuerte dependencia de la sociedad


chavín en el uso de drogas halucinógenas como el cactus San Pedro. Los
sacerdotes del culto chavín creían poder transformarse en jaguares para
contactar y afectar el comportamiento de las fuerzas sobrenaturales. Polvos
y bebidas halucinógenas aparentemente catalizaban estos cambios y su
consumo era una parte integral de los rituales del Nuevo Templo en Chavín
de Huántar. 12

El uso de drogas halucinógenas para alcanzar una “experiencia


espiritual” parece estar muy alejado de las poderosas visiones y
revelaciones recibidas por los profetas jareditas que practicaban el ayuno y
la oración antes de sus experiencias reveladoras. En ningún momento el
Libro de Mormón indica que los profetas que recibieron tales revelaciones
poderosas del Señor requirieron algún estimulante del exterior para tener
experiencias espirituales. La fuerte dependencia de la sociedad chavín de
substancias psicotrópicas parece ser un esfuerzo de llegar a experiencias
seudo-espirituales y es otra indicación de cuánto se alejaron de la
adoración tradicional del Creador.
Burger consideró que aproximadamente hacia 400 A.C., la esfera de
interacción de los chavín comenzó a desintegrarse completamente. Con esta
transformación, una secuencia cultural que había existido por siglos y en
algunos casos, milenios había sido quebrada. 13

Esta aparente desintegración de la cultura da crédito a las crónicas de


Felipe Guaman Poma de Ayala y Fernando de Montesinos, descritos más
adelante, que los habitantes anteriores disfrutaron de una civilización más

220
avanzada que otros grupos posteriores.
Pedro de Cieza de León mencionó que al este de la provincia de Huaraz,
al otro lado de la Cordillera Blanca, había una gran fortaleza o monumento
antiguo. Su descripción del sitio da la impresión de que Cieza de León
había encontrado las ruinas en Chavín de Huántar. La mayoría de los
indígenas creyeron que las ruinas habían existido mucho antes de que los
incas reinaran en Perú. Estos primeros habitantes murieron y
desaparecieron, sin dejar rastro de ellos, excepto por las piedras y
estructuras encontradas por Cieza de León.14

CRÓNICAS ANDINAS DESCRIBEN LA DECADENCIA DE LA


CIVILIZACIÓN ANDINA

Según lo indicado en el Capítulo 4, Felipe Guaman Poma de Ayala fue


uno de los primeros nativos americanos en escribir extensamente acerca de
sus ancestros incas. En su libro, Nueva Corónica y Buen Gobierno, Poma
de Ayala narró que los primeros nativos americanos llegaron al Nuevo
Mundo poco después del diluvio universal. Él atribuyó su conocimiento a la
información contenida en sus quipos, así como también a las historias
folklóricas de los indígenas ancianos que vivían en su tiempo. Escribió
15

que esta gente, llamada Vari Viracocha Runa (hombres del dios Viracocha),
fueron traídos a estas tierras por Dios y se diseminaron en pares en el
Nuevo Mundo.
Poma de Ayala siguió narrando que esta gente eventualmente perdió su fe
y esperanza en Dios y también sus escrituras y mandamientos de Dios.
Retuvieron mínimas tradiciones orales de su creador y de los cielos. Esta
gente desconocía de dónde provenían ni cómo habían arribado. No
recordaban si sus ancestros habían sobrevivido al diluvio de Noé, pero sí
sabían de una inundación y la consideraron como castigo de Dios.
Poma de Ayala decía que estos Vari Viracocha Runa adoraban a Ticci
Viracocha y Pachacamac. Entre los indígenas de Vari Viracocha Runa,
16

hubieron grandes hombres. Tuvo gran aprecio por la gente de Vari


Viracocha Runa porque “tenían la luz y conocimiento del Creador de los
cielos y la tierra.”
17

Poma de Ayala escribió que la segunda generación fue llamada


Pacarimoc Runa porque la gente era por lo general inepta. No hacían ropa
fina, sino se cubrían con pieles de animales. Los Pacarimoc Runa se
multiplicaron extensamente. De la descripción de Poma de Ayala, se cree
que esta gente se dividió en dos grupos, aquéllos que cultivaban y adoraban

221
a Dios y los otros que eran ineptos. La división de Poma de Ayala de los
Pacarimoc Runa en dos grupos se asemeja más a la descripción en el Libro
de Mormón de los descendientes de Lehi en dos grupos: nefitas y lamanitas;
excepto por la época en que se dividieron según Poma de Ayala.
Esta segunda generación trabajó la tierra e hizo sistemas de irrigación de
ríos, lagos y pozos. Las casas que parecían hornos eran construidas de
pequeñas rocas, que Poma de Ayala aseguró que aún podían ser vistos en
muchos lugares. Poma de Ayala enfatizó que ellos no adoraban ídolos, pero
continuaban adorando a Ticci Viracocha. Eran obedientes a los
mandamientos de Dios que habían recibido cuando llegaron al Nuevo
Mundo. La primera y segunda generación juntas duraron 2150 años. Esta
gente sabía que existía un Dios y que había un cielo y un infierno en donde
sufrirían dolor, hambruna y castigo.
La tercera generación llamada Purunruna descendía de Vari Viracocha
Runa y Vari Runa. Poma de Ayala dijo que se multiplicaron en gran manera.
Estos indígenas empezaron a hacer distintas clases de vestimentas de tela,
algunas tejidas y otra entretejido de lanas. Construyeron casas de rocas y
18

otros edificios. También, según el comentario de Poma de Ayala, tenían


propiedades privadas delineadas con piedras.
Poma de Ayala escribió que inicialmente esta tercera generación observó
sus leyes y ordenanzas religiosas y establecieron entre ellos un sistema de
justicia. Los indígenas de Purunruna empezaron a esparcirse y a cultivar
aquellas áreas donde existía tierra fértil junto con la construcción de
canales de irrigación. A su vez, estos Purunruna empezaron a buscar
riquezas. Aprendieron a tejer telas con rayas de color y empezaron a teñir
lana. Criaron manadas de animales y empezaron a excavar plata, oro, cobre
y otros metales preciosos. Inclusive incorporaron la plata y el oro en sus
vestimentas. Empezaron a multiplicarse tan rápidamente que las ciudades
podían juntar fácilmente un ejército de diez a viente mil hombres.
Poma de Ayala escribió que algunos de los cronistas creían que muchos
de los indígenas descendían de los judíos por parecerse a ellos; por
ejemplo tenían barbas, eran rubios y de ojos azules. Poma de Ayala observó
que los indígenas tenían lo que parecían ser la “Ley de Moisés” y sabían
leer y escribir. Él afirmó que eventualmente empezaron a pelearse por
19

obtener madera, sus granjas y su derecho de riego. También empezaron a


codiciar las riquezas entre si. Eventualmente iniciaron guerras entre
pueblos vecinos donde robaron vestimentas finas, oro, plata y otras
riquezas.20

222
Según iban apartándose de las leyes antiguas, también abandonaron sus
pueblos dirigiéndose a las montañas y despeñaderos, donde construyeron
fuertes o Pucarás para defenderse durante las guerras destructivas en las
que participaban. Organizaron sus defensas y de estas fortalezas partían a
pelear o a defenderse. Cuando derrotaban sus enemigos, capturaban sus
mujeres y niños, tomaban posesión de sus tierras y campos y robaban sus
vestiduras, oro, plata y cobre. Cuando mataban a un enemigo, arrancaban
21

su corazón y lo comían. Mencionó que luego de la cuarta generación,


22

finalizaron los Auca Runa y poco después llegaron los incas a la región.
23

Según la cronología de Poma de Ayala, los indígenas andinos tenían


reyes desde que llegaron al Nuevo Mundo después del diluvio universal. La
mayoría de los reyes fueron buenos hasta finalizar la cuarta generación.
Fue durante el inicio de la quinta generación, que corresponde, según
Poma de Ayala al reinado del Señor Inca Runa y al tiempo justo antes del
nacimiento de Jesucristo, que entró en escena Manco Cápac y la sucesión
de líderes incas según lo descrito en las crónicas. Poma de Ayala afirmó
24

que fueron los reyes incas, empezando por Manco Cápac, quienes
introdujeron la idolatría en los Andes.
Poma de Ayala también aseveró que Manco Cápac y su grupo vinieron
del lago Titicaca y Tiahuanaco, región de la actual Bolivia. De acuerdo
25

con Poma de Ayala, Jesucristo nació en Jerusalén en el año ochenta del


reinado de Inca Roca, hijo de Manco Cápac. Poma de Ayala describió a
diferentes generaciones viviendo en los Andes, pero no las describió como
gente que hubiera llegado de diferentes migraciones. En su descripción de
períodos anteriores, la generación de los Vari Viracocha Runa y
Pacarimoc Runa, se asemejan a la descripción del Libro de Mormón en el
período jaredita. La descripción de Poma de Ayala sobre los pueblos
posteriores se asemeja más ala gente y actividades narradas en el Libro de
Mormón durante el período nefita/lamanita. Poma de Ayala no quería o no
podía diferenciar entre los grupos separados que esencialmente ocuparon
las mismas áreas, pero en distintos tiempos y que a su vez experimentaron
ciclos similares de prosperidad y decadencia.
Se puede considerar de ayuda una nueva mirada a la tabla encontrada en
el Capítulo 3 que describe la línea de tiempo arqueológico. Los
arqueólogos e historiadores de arte que han estudiado las civilizaciones
andinas han establecido líneas de tiempo bastante claras. La civilización
chavín ubicado en el norte de Perú y sur de Ecuador duró aproximadamente
del año 2500 A.C. al 400 A.C.

223
Alrededor de 200 A.C., la civilización Mochica apareció a lo largo de la
costa norte del Perú con su centro cerca de la actual Trujillo. Al mismo
tiempo, la civilización Tiwanaku apareció alrededor del lago Titicaca entre
Perú y Bolivia. Las civilizaciones de Nazca y Paracas surgieron al sur de
Lima y se extendieron hasta lo que es hoy la frontera con Chile. La cultura
de estos últimos tres es tan diferente a la de la civilización Chavín que no
pueden ser consideradas como una continuación de Chavín.
Fernando de Montesinos, quien terminó su manuscrito para el libro
Memorias Antiguas Historiales Y Políticas del Perú, en 1642, trató de
descubrir de manera diligente por sí mismo las antiguas historias pre-
colombinas de América. Él apoyaba la teoría que Dios condujo a Ofir, nieto
de Heber, y sus descendientes al Nuevo Mundo y les dio estrictos
mandamientos como modo de vida. No especificó la ruta que Ofir y su
grupo siguieron, pero indicó que principalmente poblaron Perú y Chile. Sus
descendientes vivieron por unos pocos años en paz y armonía, obedeciendo
los mandamientos de Dios, pero más tarde la guerra estalló por causa de su
afán de poseer tierras y objetos materiales haciendo que los pueblos se
volvieran muy codiciosos.
Montesinos comentó que esta gente antigua de Cuzco, particularmente los
amautas u hombres sabios, sabían leer y escribir y que frecuentemente lo
hacían sobre hojas secas de banano. Indicó que siglos después, los
descendientes de este pueblo perdieron la habilidad de leer y escribir y
tuvieron que recurrir al sistema de cuerdas y nudos conocido como quipos.
De acuerdo con Montesinos, esta gente frecuentemente vivía más de 100
años. Montesinos recopiló una genealogía de estos primeros reyes y
proveyó una breve historia de cada uno de ellos. Comentó que a través de
los siglos, los reyes y sus vasallos se involucraron en numerosas guerras
con extranjeros que llegaban del sur a sus tierras. Su historia registra
muchos actos de obediencia a las leyes de su dios pero así también
períodos de desobediencia. Él citó la historia de un rey, Inti Cápac, quien
trató de poner orden en su reino que faltaba las leyes necesarias. El rey
mandó que debían reconocer como ser supremo y creador del mundo, a
Illatici Huira Cocha (Ticci Viracocha).
26

El rey Inti Cápac también dividió a su gente en entes más manejables y


los separó en grupos de 10.000, 1000 y 100. Instituyó un sistema utilizando
a los amautas (hombres sabios o jueces) para gobernar a nivel local. De27

acuerdo con Montesinos, Inti Cápac instituyó un sistema de chasquis, o


corredores, que mantenían al rey informado con noticias de los rincones
más lejanos del imperio. Montesinos dijo que inicialmente estos chasquis

224
llevaban mensajes escritos, pero luego tuvieron que depender de quipos.
Guinaldo Vasquez enfatizó que los comentarios de Montesinos respecto
al arribo de los primeros nativos americanos es muy similar a las
informaciones de varios otros cronistas; sin embargo, su habilidad de
proveer un nombre a cada rey es digno de mención. Vasquez dijo que
Montesinos listó un total de 105 reyes que gobernaron en Perú y
frecuentemente proveía información acerca del período cronológico y
eventos significativos en el reinado de cada rey en particular. Vasquez
afirmó que Valera y otro sacerdote jesuita desconocido, quien escribió
Relación Anónima, también hizo un listado de nombres similar al listado de
Montesinos. 28

Así como con las escritos de Poma de Ayala, la descripción de


Montesinos de la antigua América contiene numerosos temas similares a los
relatos en el Libro de Mormón sobre los jareditas y los descendientes de
Lehi que se verán en el próximo capítulo.
EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA DE LOS OLMECAS

En el libro Mundo Olmeca (Olmec World), Richard A. Diehl y Michael


D. Coe se describe que de todas las civilizaciones antiguas conocidas,
ninguna es tan intrigante como la de los olmecas en Mesoamérica. El29

período olmeca data aproximadamente del año 1500 A.C. al 400 A.C. La
primera cabeza colosal olmeca fue descubierta en Veracruz, México, en
1862.
Diehl y Coe creen que los olmecas no fueron los primeros habitantes en
Mesoamérica, sino que éstos se desarrollaron en una sociedad compleja,
jerárquicamente organizada que los arqueólogos llaman reinos con
caciques. La cultura olmeca creció y cayó, durante lo que los arqueólogos
llaman Formativa Primera y Media o Período Preclásico. Diehl y Coe
30

notaron que la gran capital olmeca de San Lorenzo, cerca del sur de la
frontera del estado mexicano actual de Veracruz, floreció y colapsó durante
el Período Inicial Olmeca (1200–900 A.C.). Los arqueólogos desconocen
las razones del decaimiento.
Otro sitio prominente olmeca era La Venta, ubicado aproximadamente 75
millas de San Lorenzo en la costa del Golfo de México. Diehl y Coe
sugieren que la grandeza de La Venta pudo haber superado a la de San
Lorenzo; sin embargo, cerca de 400 A.C. La Venta también declinó
dramáticamente. La cultura olmeca ganó prominencia y reconocimiento
debido a las cabezas colosales y monumentos de piedra esculpidos durante

225
los 1100 años de prominencia. Historiadores de arte han descubierto más
de 70 monumentos de piedra en San Lorenzo, entre ellos, algunas de las
mejores esculturas jamás creadas en Mesoamérica. El monumento más
destacado de La Venta es la Gran Pirámide de 100 pies de altura.
Tanto Diehl como Coe observaron que habían otras culturas en México
que eran contemporáneas a los olmecas y que éstos probablemente no se
consideraban a si mismos como un grupo étnico unificado. Respecto a la
pregunta del origen de los olmecas, Diehl y Coe afirman que eran “nativos
americanos cuyos ancestros de la Edad del Hielo ingresaron al Nuevo
Mundo del norte de Asia a través del estrecho de Bering cuando éste era un
puente de tierra,” la clásica teoría de invencionistas independientes. No
obstante, se puede argumentar el hecho de que eran remanentes de una
civilización chavín mucho más antigua en Perú. Miguel Covarrubias, en su
libro Arte Indio de México y Centroamérica, observó algunas similitudes
en el arte olmeca con la del arte chavín.
31

Aunque el arte olmeca está más enfocado en seres humanos, en forma


similar al arte chavín, los olmecas también presentan numerosas poses
artísticas de jaguares y águilas. Historiadores de arte, al estudiar a los
32

antiguos chavín, también encontraron cabezas colosales hechas de arcilla


que son varios siglos más antiguos, pero no tan diferentes a las más pulidas
cabezas encontradas en la cultura olmeca. Burger también observó que
“características alguna vez propuestas de haber derivado de Mesoamérica,
tal como la construcción de pirámides, ahora se sabe que han emergido en
los Andes centrales varios siglos antes de su aparición en Mesoamérica.” 33

Otra área de similitud olmeca y chavín es la presencia de figuras de


cerámica representando individuos bajo la influencia de drogas
psicotrópicas. Ambas civilizaciones estaban fuertemente involucradas con
el uso de drogas psicotrópicas y esculpieron figuras grotescas mostrando
los efectos de éstas.
El Dr. Terrence Grieder, uno de los más conocedores del Período
Formativo andino, ha descrito el desarrollo de los diseños en telas en Perú
y Ecuador aproximadamente en el 2000 A.C. y que gradualmente pasaron a
Mesoamérica en el tiempo en que los olmecas predominaban en esa zona.
Durante mi viaje en 1973 a Chavín de Huántar, los arqueólogos peruanos
del lugar enfatizaron el descubrimineto de la evidencia de intercambio
comercial entre Chavín de Huántar y los olmecas.
Ninguno de los escritores del Mundo Olmeca (Olmec World) describió
las circunstancias que llevaron a la desaparición de la sociedad olmeca.

226
Sin embargo, varios escritores describieron la gran influencia de drogas,
idolatría y sacrificios humanos que descubrieron dentro de la sociedad
olmeca. Tanto los olmecas como los chavín desaparecieron
aproximadamente en el año 400 A.C., al mismo tiempo en que la
civilización jaredita desaparecía según el Libro de Mormón.
El Libro de Mormón menciona la existencia de un estado general de
iniquidad, asesinatos de profetas y el alejamiento de Dios como las
principales razónes para desembocar en guerras. Burger denota el rol que la
guerra jugó en la desaparición de la civilización chavín. No es muy clara la
evidencia de guerras entre los olmecas, pero juntos con los chavín también
se tornaron cada vez más corruptos que se demuestra en su tendencia al
sacrificio humano, específicamente el de niños y el uso de drogas
psicotrópicas en un esfuerzo por crear la ilusión del poder shaman.

Notas al final del Capítulo:

1 El libro de Génesis, capítulo cuatro, describe el esfuerzo de Caín y su hijo Lamech en encubrir sus malas acciones; sin embargo, las escrituras en el Libro de Moisés, capítulo
cinco, da una idea más precisa de cómo algunas de las personas que vivieron antes del diluvio hicieron un pacto secreto para asesinar y sacar provecho de sus crímenes y
cualquiera dentro de este convenio que revelase el secreto sería asesinado.

2 Tal como se menciona en una nota al pie de una página anterior, el dios creador Inca, Ticci Viracocha, fue representado como hombre, en una efigie de oro macizo, con su brazo
derecho en alto “como al mando.” Él generalmente vivió en el cielo, pero aparece al pueblo en tiempo de gran crisis. Esto coincide con las escrituras de Éter.

3 Burger, 11. (Yo visité Chavín de Huántar en 1973 y pasé dos días examinando las ruinas. De acuerdo al arqueólogo Peruano que estaba trabajando en Chavín de Huántar, el lugar
Chavín de Huántar se había sido establecido más de 1000 años antes del nacimiento de Jesucristo y duró de 600 a 800 años antes de que el pueblo Chavín desapareciera
completamente. También mencionó que se había sido establecido y abandonado por lo menos en dos ocasiones.)

4 Ibid., 12.

5 Ibid., 28.

6 Ibid., 37.

7 Ibid., 46. (Los arqueólogos generalmente se referían a estos edificios ceremoniales como templos.)

8 Ibid., 174-176.

9 Ibid., 188.

10 Ibid., 185.

11 Ibid., 189.

12 Ibid., 157.

13 Ibid., 228.

14 Cieza de León, Los incas (The Incas), 107.

15 Poma de Ay ala, 7. (Un pariente cercano de Guaman Poma de Ay ala, de nombre Guaman Chawa, fue el guardián de los quipos (un quipocamay oc). Poma de Ay ala afirma
haber obtenido considerable información “histórica” de los quipos.)

16 Tanto Ticci Viracocha como Pachacamac fueron descritos individualmente como el Creador del Mundo y fueron adorados por todos los indígenas andinos. Generalmente, se
refería de ellos en forma separada, pero ocasionalmente sus nombres estaban vinculados. La distinción entre ambos no es clara; aunque el famoso templo de Pachacamac, al
sur de Lima, fue construido por gente desconocida mucho antes de que los incas entraran en el área. Cuando los incas quisieron reemplazar el templo de Pachacamac por el
templo del sol, los indígenas del área lo objetaron tan enérgicamente que los incas dejaron el templo de Pachacamac intacto y construy eron cerca un templo al sol.
Peregrinaciones al templo de Pachacamac venían de tan lejos como las fronteras con Colombia. Es posible, que el nombre de Ticci Viracocha fuese el nombre que los incas
de Cuzco daban al Creador del Mundo y Pachacamac fuera el nombre utilizado para el mismo Creador por los andinos no incaicos.

17 Poma de Ay ala, 41.

18 Historiadores de arte han encontrado diferentes clases de telas en sus excavaciones. Una de las formas populares de hacer tela era entrelazar hilos lo que más se asemeja al
tejido. Poseo una mortaja de algodón que tiene 2000 años de antiguedad que es de Paracas, Perú. Los colores y el diseño fueron tejidos en la tela y aún se conservan bien.

19 Poma de Ay ala, 49.

20 Ibid., 46.

21 Ibid., 48.

22 Ibid., 49. (Esta gente se parece actuar muy similar a las combinaciones secretas en los tiempos de los jareditas o los ladrones de Gadianton en los tiempos de los nefitas y
lamanitas.)

23 Ibid., 57.

24 El término inca significa rey, pero le ha sido dado un uso may or porque los españoles e historiadores que les siguieron aplicaron el término a los nativos que se trasladaron a Cuzco
y eventualmente conquistaron el territorio de Pasto, Colombia al sur de Santiago, Chile. Cuando Poma de Ay ala se refiere a los incas, está referiendo a los rey es solamente de
cualquier grupo.

227
25 Ibid., 60

26 Montesinos, 32.

27 Ibid., 34-35

28 Ibid., 131 136.

29 No hay registros de cómo se la denominaba a lo que hoy es conocida como la cultura olmeca. Diehl y Coe explicaron que los eruditos modernos, en forma equivocada aplicaron
el nombre Olmeca, nombre para los habitantes de la región durante el reinado azteca, a la más antigua cultura pre-azteca que historiadores de arte están estudiando ahora y
cuy o nombre erróneo aún continua.

30 Abrams, 12.

31 Ibid., 22.

32 Ibid., 69.

33 Burger, 221.

228
Capítulo 13
PROSPERIDAD Y DECADENCIA DURANTE LOS PERÍODOS PRE-
CLÁSICO Y CLÁSICO (600 A.C. AL 400 D.C.)

El Libro de Mormón relata que aun antes de la destrucción final de los


jareditas, Dios ya había conducido un nuevo grupo a las Américas poco
después del año 600 B.C; la gente de Lehi. Antes de dejar el Viejo Mundo,
Dios dijo al hijo de Lehi, Nefi, que serían conducidos a la “tierra
prometida:”
Y según guardéis mis mandamientos, prosperaréis y seréis conducidos a una tierra de promisión, sí, a una tierra
que yo he preparado para vosotros, una tierra escogida sobre todas las demás (1 Nefi 2:20).

La frase “y según guardéis mis mandamientos” fue repetida una y otra vez
a cada generación de nefitas. Después que los nefitas se separaron de sus
hermanos belicosos, los lamanitas, fueron a un área que llamaron la Tierra
de Nefi. Así como los jareditas, los nefitas no vivieron en el Nuevo Mundo
por muchos años hasta que los problemas empezaron a plagar su sociedad
debido a su comportamiento. Jacob, hijo de Lehi que nació durante la
jornada a la “tierra prometida” tuvo que amonestar a sus compatriotas
nefitas por su fijación en enriqueceserse con metales preciosos y por la
práctica de la poligamia y otros pecados sexuales. Jacob, su hijo Enos y
otros profetas trabajaron para mantener al pueblo en la obediencia a las
Leyes de Moisés, mientras que simultáneamente esperaban la llegada del
Mesías.
En cierto momento entre el año 279 A.C. y 130 A.C., los nefitas fueron
advertidos por el Señor de huir de la Tierra de Nefi para evitar de ser
destruidos por los lamanitas más numerosos. Durante la migración a una
nueva área, descubrieron la Tierra de Zarahemla. Los nefitas se unieron a
esta gente en Zarahemla y les enseñaron el idioma de los nefitas. En este
proceso, supieron que la gente de Zarahemla eran descendientes de Mulek,
un hijo del rey Zedekíah, rey judío que fue capturado y muerto por los
babilonios en Jerusalén en 588 A.C.
El Libro de Mormón no indica la distancia entre la tierra de Zarahemla y
la de Nefi, pero aparentemente estaban suficientemente distante para que los
nefitas gozaran de un respiro de las guerras, pero a la vez suficiente cerca
que las guerras comenzaron de nuevo entre lamanitas y nefitas. Los profetas
registraron que cuando los nefitas cumplían con los mandamientos de Dios,

229
prosperaban y podían rechazar a los lamanitas más numerosos, pero cuando
se volvían inicuos u orgullosos, era más factible que fueran derrotados por
los lamanitas.
En el año 92 A.C., los nefitas hicieron un significativo cambio en su
modo de gobierno, de una monarquía a una democracia en la que la gente
elegía jueces para que los gobernarían. El último rey, Mosíah, fomentó la
democracia:
Ahora bien, os digo que por motivo de que no todos los hombres son justos, no conviene que tengáis un rey o
reyes para que os gobiernen.

Pues he aquí, ¡cuánta iniquidad un rey malo hace cometer; sí, y cuán grande destrucción!

Y he aquí, os digo que no podéis destronar a un rey inicuo sino mediante mucha contención y el derramamiento
de mucha sangre.

Pues he aquí, tiene sus cómplices en iniquidad y conserva a sus guardias alrededor de él; y deshace las leyes de
los que han reinado en justicia antes de él; y huella con sus pies los mandamientos de Dios;

y formula leyes y las envía entre su pueblo; sí; leyes según su propia maldad; y al que no las obedece, hace que
sea destruído; y contra los que se rebelan envía sus ejércitos para combatirlos, y si puede, los destruye; y de este
modo es como un rey inicuo pervierte las vías de toda rectitud.

Por tanto, escoged jueces, por medio de la voz de este pueblo, para que seáis juzgados de acuerdo con las leyes
que nuestros padres os han dado, las cuales son correctas, y fueron dadas a ellos por la mano del Señor.

Ahora bien, no es cosa común que la voz del pueblo desee algo que sea contrario a lo que es justo; pero sí es
común que la parte menor del pueblo desee lo que no es justo; por tanto, esto observaréis y tendréis por ley:
Trataréis vuestros asuntos según la voz del pueblo (M osíah 29:16-17, 21-23, 25-26).

Dos de los libros más extensos dentro del Libro de Mormón, el Libro de
Alma y el Libro de Helamán, cubren los 92 años de reinado de los jueces y
enumeran muchas batallas entre nefitas y lamanitas. Cuando los nefitas
cumplían con los mandamientos de Dios prevalecían consistentemente, pero
periódicamente transgredían los mandamientos y eran derrotados por lo
lamanitas. Muchos de los nefitas disidentes se unían a los lamanitas y, por
lo general, se les daba el mando de las unidades de los ejércitos lamanitas
debido a sus habilidades militares superiores y su implacable odio a sus
compatriotas nefitas.
Alma formalmente estableció una iglesia entre los nefitas y bautizó a
muchos nefitas para unirse con esta iglesia. Frecuentemente, aquellos
nefitas que caían en transgreción se descuidaban en defenderse y eran
capturados y muertos por los lamanitas. Además, algunos de los nefitas
intentaron reestablecer la monarquía que fomentó una discordia aguda y
debilitamiento de los ejércitos nefitas ya diezmados por guerras civiles.
Es significativo que el Libro de Mormón hace nota del cambio de

230
gobierno de reyes a uno de jueces en un período de no muchos años antes
del nacimiento de Jesucristo. El cronista Fernando de Montesinos registró
en su libro que la gente que vivía en Perú, en un tiempo poco antes del
nacimiento de Cristo, también cambió su gobierno de reyes a jueces.
Montesinos registró la existencia de una segunda dinastía peruana que se
inició cuando la “dinastía de los Piruas (o reyes)” finalizó cerca del año
100 A.C. Durante esta segunda dinastía, el país era gobernado por los
1

amautas u hombres sabios y jueces. De acuerdo con Montesinos, el Amauta


Manco Capac enseñó a su gente a adorar Illatici Yachachic Huira Cocha
(Ticci Viracocha). Montesinos fechó el período de Manco Capac alrededor
del tiempo del nacimiento de Jesucristo. Escribió que los antiguos jueces
2

sabían leer y escribir.


Sumado a la comparación de sistemas gubernamentales, el Libro de
Mormón y pasajes de crónicas comparan favorablemente en otros puntos.
De acuerdo al Libro de Mormón alrededor de 52 A.C., un grupo de nefitas
dirigido por un hombre ambicioso llamado Kishkumen y luego por otro
llamado Gadiantón formaron una banda de ladrones y asesinos, similar a las
“combinaciones secretas” creadas entre los jareditas. Así como el grupo
jaredita, los “ladrones de Gadiantón” seguían una orden obscura de pactos
secretos bajo los cuales los miembros juraban mantener sus identidades
anónimas mientras cometían asesinatos, robos y otros crímenes.
La existencia de los ladrones de Gadiantón fue eventualmente descubierta
cuando intentaron asesinar a Helamán, el juez superior de los nefitas.
Después de ser descubiertos, los ladrones de Gadiantón huyeron hacia el
desierto. Eventualmente, tuvieron control sobre áreas grandes desde donde
dirigían sus operaciones. Durante muchos años, esta banda de ladrones
causó gran destrucción entre los nefitas y lamanitas.
En el año 46 A.C., habían tanta contiendas entre los nefitas, que muchos
de ellos fueron al norte para habitar nuevas tierras. Viajaron grandes
distancias, cruzaron muchos ríos y mares. Helamán escribió que se
dispersaron sobre la tierra del norte:
Sí, y se esparcieron por todas partes de aquella tierra, por todos los parajes que no habían quedado desolados y
sin madera, por motivo de los numerosos habitantes que habían heredado la tierra previamente.

Y no había parte del país que estuviese desolada, salvo por falta de madera; pero a causa de la inmensidad de la
destrucción del pueblo que antes había habitado la tierra, la llamaron desolada.

Y no había sino muy poca madera sobre la superficie de la tierra, por lo que la gente que fue allá se volvió
sumamente experta en obras de cemento; por tanto, construyeron casas de cemento en las cuales habitaron.(Helamán
3:5-7).3

231
Helamán agregó que los nefitas no cortaban árboles, sino que los dejaban
crecer donde fuera posible.
El cronista andino Felipe Guamán Poma de Ayala notó que durante un
período no mucho antes del nacimiento de Jesucristo, un indígena changa de
nombre Ancauallo salió del lago Choclococha, región en el centro-norte de
Perú con 50.000 guerreros. Ancauallo quería proclamarse el Señor Inca
(rey) durante el tiempo de Manco Cápac Inca I. Durante la pelea, Ancauallo
fue muerto. Después de su muerte, la gente de Ancauallo fue a las montañas
y pasaron al otro lado de lo que ellos llamaban “Mar del Norte” (en el
tiempo de los cronistas, se creía que el “Mar del Norte” correspondía a lo
que es el Océano Atlántico y el “Mar del Sur” a lo que es el Océano
Pacífico).
Poma de Ayala describió al área como un terreno frío y montañoso donde
los changas se establecieron. Éste narró que de acuerdo a la historia
registrada en los quipos, estos changas fueron desleales al gobierno de
Cuzco y establecieron un nuevo gobierno. 4

En otro informe, Poma de Ayala afirmó que el Señor Inca Topa Inca
Yupanqui emitió un decreto que a nadie se le permitía quemar o cortar
árboles frutales o ningún otro que se lo utilizara en ciertos productos de
madera sin el permiso del Señor Inca o de uno de sus representantes.
Aquéllos que desobedecieran el decreto se los mataría. 5

El Libro de Mormón registra que en el año 38 B. C., numerosos rebeldes


nefitas se unieron a los lamanitas y fomentaron las guerras contra la nación
nefita. Durante los próximos dos años, los lamanitas y nefitas disidentes
tomaron la tierra de Zarahemla y empujaron al ejército nefita al norte a un
área conocida como la Tierra de Bountiful. Helamán explicó que los 6

ejércitos nefitas fueron derrotados por no merecer la ayuda de Dios, Dios


permitió que los nefitas fueron invadidos. Helamán escribió:
Y fue por el orgullo de sus corazones, por razón de sus inmensas riquezas, sí, fue a causa de haber oprimido a los
pobres, negando su alimento a los que tenían hambre, y sus vestidos a los que estaban desnudos, e hiriendo a sus
humildes hermanos en sus mejillas, burlándose de lo que era sagrado, negando el espíritu de profecía y de revelación,
asesinando, robando, mintiendo, hurtando, cometiendo adulterio, levantándose en grandes contiendas y desertando y
yéndose a la tierra de Nefi, entre los lamanitas.

Y a causa de su gran perversidad y su jactancia de su propio poder, fueron abandonados a su propia fuerza; de
modo que no prosperaron, sino que los lamanitas los afligieron, e hirieron, y echaron delante de ellos, hasta que los
nefitas habían perdido la posesión de casi todas sus tierras (Helamán 4:12-13).

En este tiempo, los hijos de Helamán, Nefi y Lehi, empezaron a enseñar


el evangelio tanto a los nefitas, como a los disidentes nefitas y a los
lamanitas. Tuvieron tanto éxito en convertir a los lamanitas que éstos

232
restituyeron a los nefitas la tierra de Zarahemla, que se habían apropiado
durante las guerras. Esto motivó la paz en los territorios en común y los
nefitas y lamanitas pudieron viajar donde quisieran a través de todas las
tierras; se mesclaron e tuvieron relaciones comerciales. En el Libro de
Helamán, está registrado:
Y sucedió que tanto los lamanitas como los nefitas se hicieron sumamente ricos; y tenían gran abundancia de oro,
y de plata, y de toda clase de metales preciosos, tanto en la tierra del sur como en la tierra del norte.

Cultivaron grano en abundancia, tanto en el norte como en el sur, y prosperaron sobremanera, así en el norte
como en el sur. Y se multiplicaron y se hicieron sumamente fuertes en la tierra. Y criaron muchos rebaños y hatos, sí,
muchos animales gordos.

Y he aquí, sus mujeres trabajaban e hilaban, y elaboraban toda clase de telas, de lino finamente tejido y ropa de
toda especie para cubrir su desnudez... (Helamán 6:9, 12-13).

Poma de Ayala escribió que los indígenas Purunruna empezaron a tejer


telas jaspeadas con tiras de color y a teñir lanas de muchos colores y a
criar muchas llamas y alpacas. Empezaron a excavar minas de oro y plata y
a incorporar metales preciosos en su vestimenta. También excavaron cobre,
plomo y estaño. 7

El período de prosperidad compartido entre nefitas y lamanitas no duró


mucho tiempo. En propias palabras de Helamán, “Satanás incitó el corazón
de la mayoría de los nefitas, a tal grado que se unieron a esas bandas de
ladrones, y participaron en sus convenios y sus juramentos de que se
protegerían (Helamán 6:21).” A diferencia de los nefitas, los lamanitas
aumentaron su conocimiento sobre Dios y vivieron de acuerdo a las leyes
de Dios. Los lamanitas, que sufrieron debido a los actos de los ladrones de
Gadiantón, encontraron una solución particular al problema de ese crimen.
Predicaron el evangelio a los ladrones de Gadiantón, muchos de los cuales
se arrepintieron. De esta manera, la banda de ladrones fue eliminada en
aquellas áreas controladas por los lamanitas.
Poma de Ayala escribió que los amautas o ancianos filósofos entre los
incas tenían un gran conocimiento de las estrellas, los cometas y eclipses
del sol y luna. Fernando de Montesinos escribió que durante el tiempo de
8

Manco Cápac, el segundo rey con este nombre (de acuerdo con la línea de
tiempo de Montesinos, sería un período de tiempo anterior al inicio de la
era cristiana), dos cometas fueron vistos en los cielos. De uno de ellos se
decía tener la forma de león y el otro de serpiente. También hubo dos
eclipses del sol y de la luna. Manco Cápac llamó a sus astrólogos y
hombres sabios preguntando el significado de estas señales en el cielo.
Éstos consultaron a sus “ídolos,” y al “Demonio” (descripción del ídolo
según Montesinos) les hizo entender que Illatici Huira Cocha (Ticci

233
Viracocha) quería destruirlos por su perversidad, por lo cual,Ticci
Viracocha envió un león y una serpiente. 9

Montesinos también escribió que durante el período del Amauta Sinchi


Ayar, quien fue el sexagésimo primer rey peruano, hubieron varios cometas
y otros fenómenos inusuales en el cielo. Notó que también hubieron grandes
terremotos con temblores que duraron meses. Estos sucesos fueron tan
aterradores que los indígenas ofrecieron sacrificios a Ticci Viracocha y a la
tierra que ellos llamaban Pachamama (madre tierra). 10

De las escrituras de varios cronistas, es aparente que los antiguos nativos


observaban cuidadosamente los cielos. Habían astrólogos que
constantemente mantenían la vista puesta en los eventos celestiales. En
México, Durán narró que durante el reinado de Motecuhzoma II, alrededor
del año 1500 A. D., se observó la aparición de un cometa en el cielo. Éste
fue descrito como proviniendo del este con una cola larga y parecía
dirigirse a México-Tenochtitlán (el nombre que los españoles dieron a la
ciudad de México después de la conquista). Motecuhzoma juntó a sus
sacerdotes, hechiceros, adivinos y astrólogos para preguntarles el
significado del cometa. Dijeron no haberlo visto. Así Motecuhzoma fue
junto a su amigo, el rey de Tezcoco, quien verificó que el cometa sí había
aparecido en los cielos. Afirmó que provino del este y se dirigió hacia
México-Tenochtitlán y fue una señal de mal agüero para toda la región. (Vea
Capítulo 15)
Los signos del nacimiento de Cristo motivaron a los nefitas a que
comenzacen a contar los años a partir de este evento. Nefi escribió, que a
pesar de los signos que ocurrieron durante el nacimiento de Cristo que
dieron validez a las advertencias de Samuel, el profeta lamanita, los nefitas
intensificaron su comportamiento perverso y los ladrones de Gadiantón
regresaron con todas sus fuerzas a plagar al pueblo. Esta vez, los nefitas y
lamanitas se unieron para pelear contra ellos. En el año 30 A. D., el jefe de
los jueces nefitas fue asesinado y su gobierno derrocado. Nefi escribió:
Y hubo división entre el pueblo, unos en contra de otros; y se separaron los unos de los otros en tribus, cada
hombre según su familia y sus parientes y amigos; y así destruyeron el gobierno de la tierra.

Y cada tribu nombró a un jefe o caudillo para que la gobernase; y así se convirtieron en tribus y jefes de tribus (3
Nefi 7: 2-3).

Así, por primera vez en 600 años no existieron más las dos grandes
naciones provenientes de los descendientes de Lehi.
Con la venida de Jesucristo a las Américas, los sobrevivientes se
convirtieron en un solo pueblo y todos se convertieron al cristianismo.

234
Jesucristo ordenó a doce hombres como sus discípulos y los engargó para
viajar por las tierras enseñando el evangelio y bautizando a los nuevos
conversos. Hacia el año 36 A. D., el Libro de Mormón registra que “todos”
se habían convertido a Cristo y no había ninguna contención entre ellos.
Mormón, quien resumió las escrituras de los nefitas durante el período de
armonía, salteó décadas sin muchos detalles de cómo era tal época.
Mencionó que los discípulos de Cristo continuaron realizando muchos
milagros y cuando los primeros discípulos elegidos por Cristo murieron,
fueron reemplazados por otros. También mencionó que la gente se
multiplicó de gran manera y se esparció a través de la tierra. Después de
casi 200 años de paz y prosperidad, unos pocos disidentes se alejaron,
llamándose a sí mismos lamanitas.
En el año 210 A. D., muchas iglesias comenzaron a surgir que profesaban
el evangelio de Jesucristo, pero rechazaban muchas de sus doctrinas.
Mormón condenó a éstas porque administraban ordenanzas sagradas a
quienes no calificaban para las mismas y empezaron a perseguir a los
verdaderos seguidores de Cristo. Los malvados también empezaron a
perseguir a los discípulos de Jesús y en vano trataron de matarlos.
Ya para el año 230 D.C., hubo una gran división entre la gente y se
separaron en dos grandes grupos, aquéllos que creían en Jesucristo que se
llamaban a si mismos nefitas y aquéllos que rechazaban el evangelio que se
auto-llamaban lamanitas. Mormón indicó más tarde que los últimos no
perdieron la fé gradualmente por negligencia, sino deliberadamente se
rebelaron contra la doctrina de Cristo. Enseñaron a sus hijos a odiar a los
nefitas. Restituyeron los antiguos juramentos y pactos criminals de
Gadiantón, formando nuevas bandas de ladrones.
Hacía el año 300 A. D., tanto los lamanitas como una gran parte de los
nefitas se volvieron corruptos. En el año 320 A. D., Ammarón, que estaba a
cargo de los registros nefitas, resolvió esconderlos para que su historia no
cayera en manos de los incrédulos y fueran destruídos. Más tarde Ammarón
se acerco a Mormón, quien tenía tan solo diez años de edad en ese
momento, y le dijo que, puesto que eres “un niño serio, y presto para
observar,” él sería el custodio algún día de las planchas escondidas. Se le
instruyó a Mormón recuperar las planchas de Nefi cuando tuviera 24 años y
escribir los eventos que había observado entre la gente. Siguiendo sus
instrucciones, Mormón registró que nuevas guerras entre nefitas y lamanitas
empezaron en el año 322 A. D. en la frontera de Zarahemla.
Mormón era obviamente más que un niño serio por naturaleza. Escribió

235
que cuando tenía 15 años, “fue visitado por el Señor, y probé y conocí la
bondad de Jesús (Mormón 1:15).” Siguió escribiendo que intentó predicar a
la gente y llamarlos al arrepentimiento, pero Jesucristo se lo prohibió.
Cristo explicó que la gente intencionalmente se rebeló contra su Dios y,
consecuentemente había alejado a los discípulos nefitas fuera de las tierras.
Cuando Mormón tenía 16 años de edad, le fue dado el mando del ejército
nefita y los guió a la batalla contra los lamanitas. Mormón escribió que sus
ejércitos recuperaron algunas ciudades, pero eran generalmente vencidos
por los lamanitas más numerosos. Mormón intentó juntar la mayor cantidad
posible de nefitas para reforzar su ejército. Él registró:
Pero he aquí, la tierra estaba llena de ladrones y lamanitas; y no obstante la gran destrucción que se cernía sobre
los de mi pueblo, no se arrepintieron de sus iniquidades; de modo que hubo sangre y mortandad por toda la faz de la
tierra, así entre los nefitas como entre los lamanitas; y por toda la superficie de la tierra había una revolución
completa.

. . .porque he aquí, nadie podía conservar lo que era suyo, por motivo de los ladrones, y los bandidos, y los
asesinos, y las artes mágicas, y las brujerías que había en la tierra.

Y no venían a Jesús con corazones quebrantados y espíritus contritos, antes bien, maldecían a Dios, y deseaban
morir. No obstante, luchaban con la espada por sus vidas.

Y aconteció que mi aflicción nuevamente volvió a mí, y ví que el día de gracia había pasado para ellos, tanto
temporal como espiritualmente; porque ví que miles de ellos eran talados en rebelión manifiesta contra su Dios, y
amontonados como estiércol sobre la superficie de la tierra. Y así habían pasado trescientos cuarenta y cuatro años
(M ormón 2:8, 10, 14-15).

Mormón indicó que la mayoría de los nefitas fueron llevados al norte a lo


que el llamó “un estrecho lengua de tierra” en su territorio. Los lamanitas
habitaban las tierras al sur del estrecho. En los siguientes años los nefitas
ganaron batallas importantes contra los lamanitas, pero en vez de dar
gracias a Dios por las victorias, según Mormón, empezaron a jactarse de
sus propias fuerzas y jurar que castigarían a los lamanitas por derramar
sangre nefita. Cuando el ejército nefita se convirtió en el agresor, Mormón
rehusó guiarlos en las batallas. En el 364 A. D., el ejército nefita atacó a
los lamanitas, pero fue duramente derrotado.
Cuando se dieron cuenta que los nefitas estaban a punto de ser
completamente destruídos, Mormón se ofreció a guiar nuevamente los
ejércitos nefitas. Bajo el mando de Mormón, los nefitas fueron capaces de
controlar algunas otras ciudades, pero aquellas personas que no se habían
juntado en estas ciudades protegidas, fueron muertas. En el 380 A. D., los
lamanitas nuevamente atacaron y vencieron a los nefitas, destruyeron sus
ciudades e hicieron que éstos huyeran para salvar sus vidas. Aquéllos que
pudieron correr más rápido que los lamanitas escaparon, pero los que eran
más lentos fueron muertos. Los sobrevivientes se juntaron en una tierra

236
llamada Cumorah.
Mormón escribió que en el 385 A. D., los lamanitas, con superioridad
aplastante, atacaron a los ejércitos nefitas en este lugar. Mormón había
dividido su ejército en grupos de 10.000 hombres cada uno, totalizando por
lo menos 230.000 soldados. Durante la batalla siguiente, Mormón fue tan
seriamente herido que los lamanitas le pasaron pensando que estaba muerto.
Solamente 24 soldados nefitas, incluyendo al hijo de Mormón, Moroni,
sobrevivieron la batalla excepto por otros pocos nefitas que escaparon a
tierras del sur; y aquéllos que desertaron a los lamanitas.
Moroni registró en el año 400 A. D. que su padre Mormón y los demás
fueron eventualmente muertos y que él fue el último sobreviviente. Lamentó
quedarse solo y no tener amigos ni parientes ni sabe a dónde ir. Dijo que
los lamanitas continuaron persiguiendo y matando al resto de la civilización
nefita. También dijo que los lamanitas tenían guerras internas y que todo el
territorio era un campo de batalla. Moroni vivió, por lo menos unos 21 años
más antes de concluir sus registros. Durante este tiempo, compendió los
registros de Éter, ocasionalmente incluyendo sus propias perspectivas de
los eventos que sucedieron entre los jareditas que fueron similares a la
destrucción de los nefitas. Moroni vivió lo suficiente para añadir unos
versos de sus propias pensamientos que incluyó sobre las planchas de oro
antes de enterrarlas.
. . .Y no me doy a conocer a los lamanitas, no sea que me destruyan.

Porque he aquí, sus guerras entre ellos mismos son extremadamente furiosas; y por motivo de su odio, matan a
todo nefita que no niegue al Cristo.

Y yo, M oroni, no negaré al Cristo; de modo que ando errante por donde puedo, para proteger mi propia vida
(M oroni 1:1-3).

ESCRITURAS DE CRÓNICAS REFERENTES A GRANDES GUERRAS

Montesinos narró en su historia que pocos años antes del nacimiento de


Jesucristo, hubieron períodos en donde la gente del Nuevo Mundo sufrió
grandes guerras. En ese tiempo, durante el final del reinado de Tupac Curi
Amauta, el área de Cuzco fue invadida por tropas del territorio de Tucumán,
que cubría partes de Argentina y Chile. Tupac Curi Amauta juntó a su gente
y formó un gran ejército. Envió sus espías para averiguar sobre los
ejércitos invasores y descubrió que éstos estaban divididos en dos. Tupac
Curi Amauta puso a su ejército en una montaña alta cubierta de nieve,
aproximadamente 70 millas de Cuzco. Fortaleció el lugar y esperó allí el
arribo del enemigo. Montesinos escribió que Tupac Curi Amauta y sus

237
tropas pelearon contra el primer ejército y lo vencieron fácilmente. Al
segundo, después de enterarse de la destrucción del primero, rompieron
filas y se apresuraron a entrar en batalla para ayudar al primer ejército,
pero así también fueron derrotados. Tupac Curi Amauta y sus fuerzas
retornaron victoriosos a Cuzco.11

Montesinos también escribió que más tarde durante el reinado de Manco


Cápac, el tercer rey con este nombre, después del inicio de la era cristiana
en el Viejo Mundo, otros grandes ejércitos de guerreros temibles atacaron
el área de Cuzco. Montesinos narró que llegaron de las laderas orientales
de las montañas andinas así como también de Brasil. 12

Montesinos intentó establecer una línea de tiempo precisa de estos


eventos. Por ejemplo, escribió que, de acuerdo al conteo de años de los
amautas, el segundo año del reinado de Manco Cápac coincidiría con el
nacimiento de Jesucristo en el Viejo Mundo. Manco Cápac reinó otros 21
años y fue sucedido por su hijo Cayo Manco Cápac, que reinó por 20 años.
Cayo Manco Cápac fue seguido por su hijo, Sinchi Ayar Manco, quien
murió después de siete años en el trono. Luego le siguió Huaman Tacco
Amauta, que fue el sexagésimo primer rey de Perú. Fue durante el tiempo de
Huaman Tacco Amauta, que los indígenas observaron muchas señales en el
cielo, como cometas y padecieron numerosos terremotos y temblores. 13

Pareciera que estos eventos registrados por Montesinos ocurrieron


aproximadamente dentro del tiempo de eventos similares registrado en el
Libro de Mormón.
Montesinos escribió que la gente en el área de Cuzco y las provincias
vecinas sufrieron grandes tribulaciones debido a las invasiones así como
también a los fenómenos astronómicos que observaron y los terremotos que
destruyeron muchos edificios. También había mucha gente que anunciaban o
profetizaba sobre la destrucción y expulsión de los habitantes de Cuzco.
El sucesor de Huaman Tacco Amauta, rey Titu Yupanqui Pachacuti sufría
de gran melancolía y ocupó su tiempo ofreciendo sacrificios y orando a los
dioses. Cuando Titu Yupanqui Pachacuti finalmente salió de su depresión,
fue justo en el momento para fortificar a sus ejércitos para un ataque de un
gran ejército proveniente del área de Collao en Bolivia, alrededor del lago
Titicaca. Los espías del rey también descubrieron otro ejército de guerreros
crueles viniendo de las laderas orientales de los Andes. Montesinos notó
que entre los dos ejércitos enemigos algunos guerreros tenían piel obscura
que implicaba que los habitantes de Cuzco eran de piel clara. Estos dos
14

grandes ejércitos comenzaron a destrozar tierras y ciudades. Los


gobernantes de los territorios en el camino de estos dos ejércitos no podían

238
solos defender sus tierras. Consecuentemente, Titu Yupanqui Pachacuti
decidió juntar sus fuerzas para formar un ejército lo suficientemente grande
para resistir a las fuerzas enemigas que avanzaban.
También dividió su ejército en varias fuerzas de combate enviando una a
combatir al ejército de Collao y otra unidad para pelear contra el ejército
de los Andes en los peligrosos desfiladeros de las montañas y en lugares
claves de ríos y puentes. Titu Yupanqui Pachacuti también llevó la mayor
parte de su ejército a las altas montañas donde construyó fortalezas
incluyendo numerosas plataformas, profundos pozos y trincheras. También
construyó una serie de muros, de tal manera que sólo tenían una entrada.
Cuando los invasores traspasaban un muro, se encontrarían con otro de
mayor altura que también tenía solamente una entrada. Estos muros
continuaban de esta manera hasta la cima de la montaña donde Titu
Pachacuti Yupanqui tenía su campamento y cuartel general.
Cuando los invasores llegaron al área fortificada, Titu Yupanqui
Pachacuti los atacó y murió junto con miles de guerreros y capitanes de
ambos lados. En un momento dado, el ejército de Cuzco envió un mensajero
a las fuerzas invasoras solicitando una tregua en la batalla para que
pudieran enterrar a sus muertos. Los invasores se rehusaron y al poco
tiempo, el hedor de los cuerpos en descomposición fue tan fuerte e
intolerable que causó pestilencia y enfermedades. El combate fue tan
pesado que casi todos los ejércitos fueron destruidos. Las fuerzas restantes
de Titu Yupanqui Pachacuti destruyeron a todos los invasores que no
pudieron escapar. El ejército del rey huyó del área y fue a un lugar
conocido como Tamputocco, donde no alcanzaba ni el hedor ni la
pestilencia.
Montesinos agregó que con esta gran batalla, la monarquía peruana fue
destruida. Los descendientes de los antiguos nativos de Cuzco no
regresaron a este lugar por más de 400 años. Montesinos sostuvo que los
indígenas inca perdieron su habilidad de leer y escribir durante este
período de exilio.
15

Las historias escritas por los cronistas en Mesoamérica no cubrieron un


período tan antiguo como aquéllos de Sudamérica. Aquellos cronistas
mesoamericanos, como Diego Durán comenzaron sus historias con el arribo
de las siete tribus que hablaban nahuatl, que no arribaron al área hasta el
año 800 A. D. En Yucatán, el padre Diego de Landa quemó la mayoría de
los antiguos libros conservados por los maya y “así se perdió el
conocimiento de muchos temas antiguos acerca de esas tierras por lo cual
ellos podían haberlos conocido.” 16

239
Landa escribió que las primeros edificios construidos en Yucatán eran
más grandes y más elaborados que los construidos por los maya en el siglo
XV. Como se indica más adelante en este capítulo, los arqueólogos
descubrieron varias civilizaciones en Mesoamérica posteriores a los
olmecas (1500 B. C. a 400 B. C.) que desaparecieron antes del arribo de
los aztecas alrededor de 1100 A. D.
EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA DE LAS GUERRAS

Luego que la civilización chavín desapareció del norte de la costa


peruana, aproximadamente en el 400 B. C., una nueva civilización conocida
como los Mochica o Moche apareció en el área alrededor del año 200
A.C.. Eran particularmente expertos en la fabricación de vasijas con
elaborados diseños. Christopher Donnan, Steve Bourget y otros
historiadores de arte han provisto una información valiosa referente a los
moche, que generalmente se cree que habían existido entre
aproximadamente el 200 A.C. y el 600 D.C.. Las guerras eran un importante
elemento de la vida diaria entre los moche y muchos de sus dibujos de finas
líneas en sus cerámicas representan escenas de batalla.
En su ensayo sobre “Los Hombres que tienen bolsas en sus bocas” (The
Men Who Have Bags in Their Mouths), Elizabeth Benson llamó la atención
sobre un dibujo en una jarra moche IV que se encuentra en el Museum Für
Völkerkunde, Berlín, Alemania. Un artículo publicado por Gerdt Kutscher
en 1954 denotaba dibujos típicamente representando guerreros que se
encontraban, por lo general en el arte moche, pero era uno de los pocos
ejemplos de moches peleando contra extranjeros.
Estos extranjeros se identificaban por llevar bolsas en sus bocas. Se cree
que estas bolsas se usaban para llevar hojas de coca, mezcladas con lima
para activarlas. Kutscher también puntualizó que otra pista para reconocer
que estos hombres eran extranjeros era que usaban en las orejas como
adorno pendientes en forma de disco. 17

En su libro, Manual de Arqueología Peruana, Frederico Kauffmann


Doig mostró númerosas piezas de cerámica moche que explicó eran muy
18

diferentes a las de la civilización chavín (2500 B. C. al 400 B. C.), dejando


pocas dudas que habrían sido hechas por una civilización diferente. Él
describió tres escenas pictográficas sobre las vasijas que analizó en donde
atribuye que fueran representaciones mitológicas de escenas de guerra. Sin
embargo, según las descripciones gráficas en el Libro de Mormón de las
últimas batallas que sucedieron durante la misma época entre nefitas y
lamanitas, estas escenas parecen ser más reales que mitológicas.

240
241
Serie de escenas de batallas encontradas en una vasija de cerámica
moche incluida en el libro de Federico Kauffmann Doig llamado, Manual
de Arqueología Peruana. Edición de 1973.

242
La primera escena muestra a dos guerreros completamente equipados con
una serie de armas y escudos. Uno de los guerreros es de piel obscura, el
otro de piel clara. El de piel obscura se muestra en una postura más
agresiva. En la segunda escena, el hombre blanco es atacado por otros dos
guerreros más obscuros y uno de ellos esta jalando los cabellos del
primero, quien, de acuerdo al historiador de arte Dr. Steve Bourget, es una
señal de gran falta de respeto, mientras que el otro guerrero de tez obscura
clava su lanza en la garganta del hombre blanco.19

En la tercera escena, el guerrero de tez blanca pierde sus armas, escudo y


vestiduras quedando desnudo, ya sea huyendo o caído en el suelo. En esta
escena el hombre blanco es mostrado por primera vez con lo que parece ser
una barba. El guerrero de tez obscura sostiene la lanza que previamente
portaba su oponente. También se agrega a esta escena un pájaro acostado
sobre su espalda, posiblemente muerto.
Historiadores de arte que estudian la civilización moche creen que el
pájaro es un picaflor que es frecuentemente representado en la iconografía
moche como el espíritu de la guerra. Sin embargo, el simbolismo del
picaflor en la Antigua América no es tan claro. En México, los aztecas
usaban el símbolo del picaflor para representar la renovación de vida
(según Durán) y los guaraníes en Paraguay y Brasil veían al picaflor como
un elemento espiritual importante en la creación del mundo (según
Cadogán).
El símbolo de un picaflor aparentemente muerto puede ser la forma de
los moche de indicar que la paz se había roto entre los dos grupos. El Libro
de Mormón cuenta de la destrucción de los nefitas por las fuerzas lamanitas
poco antes que los moche hicieran la vasija de cerámica descrita
anteriormente en donde se sugiere que el guerrero de tez blanca pierde al
Espíritu del Señor y que Dios ya no lo protegería ni ayudaría.
Historiadores de arte y arqueólogos han descubierto numerosos sitios
arqueológicos de pueblos pre-históricos en el Nuevo Mundo que han
florecido durante un cierto período y luego desaparecido. Sólo en Perú
están las ruinas de Paracas y su cultura que floreció a cien millas al sur de
Lima alrededor del comienzo de la era cristiana; y más al sur las señales de
la civilización Nazca. En Bolivia, alrededor del lago Titicaca está
igualmente localizada la famosa civilización Tiwanaku que surgió mucho
antes que los incas aparecieran en Cuzco.
En Mesoamérica, luego que la civilización olmeca desapareciera,

243
emergieron otras civilizaciones como la Tolteca, la Pre-maya y la Clásica
maya. También estuvo la civilización que construyó Teotihuacán. Hay
numerosos libros y artículos describiendo estas antiguas civilizaciones que
desaparecieron misteriosamente entre los años 400 D.C. y 600 D.C..

Notas al final del Capítulo:

1 Montesinos parecía referirse a los piruas como título o rey, similar a los otros cronistas españoles que se referían al Señor inca o Inca como rey.

2 Montesinos, 50.

3 Parecería que los jareditas en sus combates habían destruido la may oría de los bosques.

4 Poma de Ay ala, 62.

5 Ibid., 131.

6 En una de las pocas descripciones geográficas provistas por el Libro de Mormón, Helamán afirmaba que había una franja de territorio entre Zarahemla al sur y Bountiful al norte;
y que los nefitas podían viajar en un día del mar del oeste hasta el mar del este. Algunos de los Santos de Los Últimos Días especulan que esta franja de tierra es el istmo de
Panamá; sin embargo el Libro de Mormón narra que la destrucción durante la crucificción de Jesucristo fue tan grande que algunos valles se convirtieron en montañas y
algunas montañas en valles y muchas ciudades desaparecieron en las profundidades del mar. Consecuentemente, es incierto donde pudiera haber estado la “franja de tierra”
antes de tan magno acontecimiento.

7 Poma de Ay ala, 45.

8 Ibid., 53.

9 Montesinos, 41.

10 Ibid., 62.

11 Montesinos, 60-61.

12 Ibids, 63.

13 Ibid., 62.

14 Ibid., 64.

15 Montesinos, 64-65. (Como estaba indicado en la Introducción a las Crónicas, Fernando de Montesinos fue desacreditado como historiador, sin embargo, su cronología y escenas
de batallas se coincide tanto con el relato del Libro de Mormón y también con los descubrimientos arqueológicos que los escritos de Montesinos merecen un examen más
profundo.)

16 Landa, 78, n340 (continuación de la página 77).

17 Elizabeth Benson, “The Men Who Have Bags in Their Mouths”, 1948. (Folleto entregado en la clase de los mochica, Departamento de Historia del Arte, Universidad de Texas,
Austin), 367-369.

18 Federico Kauffmann Doig, Manual de Arqueología Peruana. Ediciones Peisa, Lima, Peru. Copy right: 1969.

19 Se recuerda del relato en el Libro de Mormón que durante las últimas batallas entre los nefitas y lamanitas, estos últimos sobrepasaban considerablemente en cantidad a los
nefitas. Además, los nefitas quienes habían sido tradicionalmente capaces de derrotar a los lamanitas superiores en cantidad, habían perdido su ventaja por haber sido
abandonados por Dios.

244
Capítulo 14
INDÍGENAS BLANCOS EN EL NUEVO MUNDO

En 1962, durante mis estudios universitarios, me fue asignado hacer un


informe sobre los indígenas en las Indias occidentales británicas para una
clase de historia del Caribe. En la preparación del informe, conseguí una
copia en inglés del libro de Pedro Martir de Angleria, The Syxte Booke of
the Fyrste Decade, to Cardinall of Aragonie, escrito en 1516, en el que se
describe el tercer viaje de Colón a las Américas en 1498. Durante este
viaje, Colón navegó alrededor de la isla de Trinidad y a lo largo de la costa
de la actual Venezuela. Martir no participó en el viaje, pero se entrevistó
con Colón a su retorno a España. Martir escribió lo siguiente, que incluí en
mi informe:
Desde las naves comprendieron que era región habitada y bien cultivada, pues veían huertos muy cuidados y
jardines amenos, de cuyas hierbas y árboles los rocíos de la mañana hacían llegar a ellos suaves olores. . . A veinte
millas de allí halló un puerto bastante apto para recibir naves; pero no desaguaba en él río alguna. . . Al día siguiente
echaron de ver, a lo lejos, una canoa que venía, en la cual iban veinticuatro hombres, todos jóvenes, elegantes y de alta
estatura, armados de escudos a más de los arcos y las saetas, fuera de la costumbre de los demás, con el pelo largo,
plano y partido en la frente casi a la manera española. Cubrían las ingles con una venda de algodón tejida de varios
colores; fuera de eso, iban desnudos. . .Por cuanto el Almirante afirma con insistencia que en toda aquella navegación
no salió nunca de los paralelos de Etiopía, pero los etíopes son negros crispados, con lana y no con cabellos, pero
estos son blancos, de largos cabellos extendidos y rubios (énfasis agregada).1

Cuando repetí esta cita en mi presentación oral en la clase de historia, el


profesor me interrumpió y le dijo a la clase enfáticamente que “no hubieron
indígenas blancos en las Américas.” Más aún, expresó su fastidio con la
“creencia mormona” de que existían “indígenas blancos” en el Nuevo
Mundo. En protesta, explique que yo simplemente estaba citando los
escritos de 1516 de Pedro Martir, pero el profesor continuó con la
refutación que si habían nativos de tez blanca en las Américas, éstos serían
los descendientes de españoles e indios. El profesor pasó por alto las
observaciones de Colón que databan de 1498, sólo seis años después de
contactarse por primera vez con el Nuevo Mundo. Investigaciones
posteriores de las crónicas han demostrado ampliamente que mi professor
estaba mal informado. Sin embargo, su entender sobre los nativos del
Nuevo Mundo es compartido universalmente por profesores universitarios
de historia.
Por mucho tiempo, la existencia de indígenas blancos en el Nuevo Mundo
no ha sido reconocido o simplemente ignorado por los historiadores que se
enfocan en el período pre-colombino. Tal descubrimiento va en contra a la

245
“paradigma normativa” propuesta por los invencionistas independientes de
que todos los nativos del Nuevo Mundo eran tártaros o mongoles. Hay
aquéllos que auto-justificarían sus creencias sobre los indígenas blancos al
afirmar que los escritores españoles y portugueses no diferenciaban los
colores ni reconocían tonos de coloración de piel; y que los cronistas
estaban equivocados al descibir a los nativos como “blancos.” Un extenso
estudio de los escritos de las crónicas no apoyan esta aceveración.
En los siguientes años, obtuve el Diario a Bordo de Colón y descubrí
que él había encontrado y descrito a los indígenas de tez oscura llamados
tainos viviendo en Cuba e islas vecinas. En la anotación del 12 de octubre
de 1492 en su diario, Colón afirma que los indígenas eran similares en
color a los habitantes de las islas Canarias, ni blancos ni negros. Mientras
exploraban la isla que denominó Española (la isla que hoy es la República
Dominicana y Haití), Colón envió tres hombres con una mujer nativa al
interior de la isla. Al regresar los españoles reportaron que la gente en el
interior eran los indios más hermoso y mejor constituído físicamente que
jamás habían visto entre los indígenas de las distintas islas que habían
explorado.
Colón escribió que el quedó curioso sobre cómo podría haber gente más
bella en comparación con los otros indígenas descubiertas, ya que todos los
nativos que había visto tenían cuerpos y caras hermosas. Los tres españoles
reportaron que las mujeres del interior de la Hispaniola eran mucho más
blancas que las de las otras islas y dos de ellas que vieron eran tan blancas
como las mujeres en España. Cuando Colón fue al interior de la Hispaniola
2

y vió a estos nativos por si mismo, exclamó que eran los hombres y mujeres
más hermosos que había visto en las islas. Escribió que eran “harto
blanco” y que si las mujeres se vistieran y no estuvieran tanto al sol serían
casi tan blancas como los españoles. 3

En escritos posteriores, Colón y Martir presentaron una descripción


excelente de los indígenas de Trinidad. Cuando Colón arribó a la isla de
Trinidad, describió a estos nuevos nativos como muy diferentes a los tainos.
Primeramente, los indígenas de Trinidad hablaban un idioma diferente. En
la descripción de Colón sobre el evento, el cual también había sido
relatado por Martir que cité anteriormente, Colón afirmaba:
Y ellos, como dije, todos mancebos, de buena disposición y no negros, salvo más blancos que otros que haya
visto en las Indias, y de muy lindo gesto y hermosos cuerpos y los cabellos largos y llanos, cortados a la guisa de
Castilla, y traían la cabeza atada con un pañuelo de algodón tejido a labores y colores. Otro de estos pañuelos traían
ceñido y se cobijaban con él en lugar de pañetas.4

Luego de dejar Trinidad, Colón fue a tierra firme en Venezuela en un área

246
que los nativos llamaban Paria. Colón mencionó que los nativos de Paria
eran blancos también. Cuando Colón descubrió la desembocadura del río
5

Orinoco, proclamó el haber encontrado el Jardín del Edén, o el Paraíso


Terrenal y atribuyó la blancura de la piel de los indígenas al clima especial
que gozaban en este Paraíso Terrenal. En el relato de Pedro Martir, escribió
que los hombres y mujeres eran blancos, excepto aquéllos que pasaban la
mayor parte del tiempo trabajando al sol, tal como los nativos de España. 6

Durante la exploración de las islas Lacuyas (ahora llamadas Las


Bahamas) en los inicios de los años 1500, los españoles descubrieron otro
grupo de nativos blancos. Pedro Martir escribió que recibió esta
información del sacerdote católico, Alvarez de Castro, quien había viajado
a las Lacuyas. Alvarez de Castro dijo “Aquella raza de hombres son
blancos y más altos que la común estatura de los hombres.” También7

reportó que muchos nativos de las Lacuyas fueron esclavizados por los
españoles y llevados a Cuba y otras áreas para trabajar en las minas y
campos.
En su manuscrito, el cronista Francisco López de Gómara afirmó que la
gente de las islas Lucayas era mucho más blanca y de “mejor presencia”
que los nativos de Cuba y de Hispaniola, especialmente las mujeres cuya
belleza atraía a los hombres de las tierras firmes de la Florida, Chicora
(actualmente Georgia o las Carolinas) y Yucatán, quienes fueron a vivir a
las Lucayas. 8

López de Gómara también indicó que los españoles despoblaron las


Lucayas y llevaron los nativos a Cuba y a Hispaniola donde los hacían
trabajar hasta la muerte. Martir especuló un número estimado en 1.200.000
de nativos muertos en Cuba e Hispaniola debido a enfermedades, trabajo
excesivo y hambruna. A medida que los indígenas de Cuba e Hispaniola
iban muriendo, los españoles buscaron nuevas fuentes de trabajo forzado,
incluyendo a los nativos de Lucayas.
En un informe aparte, Martir observó que en 1526, Lucas Vázquez de
Ayllón navegó al norte hacia tierra firme, de lo que es ahora Carolina del
Sur y Georgia. Vázquez de Ayllón describió una bahía grande en tierra
firme. En la zona norte de la bahía, que él llamó Chicora, los indígenas eran
bastante oscuros de piel. Los hombres llevaban sus cabellos hasta la cintura
y no tenían barba. Al otro lado del golfo, los nativos llamaban a esta tierra
Duhare. Aquí los indígenas eran blancos y rubios. Su jefe era un enorme
indígena blanco llamado Datha. Su esposa era casi tan alta como él y tenían
cinco hijos.
9

247
Pedro de Cieza de León fue meticuloso en sus descripciones de las
varias tribus indígenas que encontró en Colombia, Ecuador y Perú. En
Colombia, mencionó a los indígenas de Arma con el siguiente comentario:
La gente de esta provincia de Arma son de medianos cuerpos, todos morenos; tanto que por el color todos los
indios e indias de estas partes parecen que son hijos de una madre y de un padre.10

Más tarde estando en Perú, Cieza de León observó que los “indios de
Tacunga son morenos como los ya dicho.” Según iba encontrando nuevas 11

tribus, indefectiblemente los describía como marrón oscuro. Sin embargo,


cuando Cieza de León arribó a la región de los chachapoyas al noreste de
Perú, los describió de la siguiente manera:
Son estos indios naturales de Chachapoyas los más blancos y agradecidos de todos cuantos yo he visto en las
Indias que he andado, y sus mujeres fueron tan hermosas que por sólo su gentileza muchas de ellas merecieron serlo
de los incas y ser llevadas a los templos del sol; y así, vemos hoy día que las indias que han quedado de este linaje
son en extremo hermosas porque son blancas y muchas muy dispuestas.12

Pedro Pizarro, que participó en la conquista de Perú, afirmó que los


indios inca, al tiempo de arribo de los españoles, eran blancos o de piel
clara. Pizarro describió a los indígenas: “Esta gente deste reyno del Perú es
blanca, de color trigueño y entre los señores y señoras heran más blancos,
como españoles.” Parecería que se refería solamente a la nobleza inca y
13

no a todos los indígenas del Perú. Pizarro siguió describiéndolos:


Entre estas señoras había algunas largas [altas], no entre las hijas de los reyes, sino de los orejones sus dueños.
Estas señoras que tengo dicho eran muy limpias y pulidas en lo que traían los cabellos largos sobre los hombros,
negros, que así los procuraban tener, y muy largos. Preciábanse de hermosas, y éranlo casi todas las hijas de estos
señores y de los orejones. Las indias guancas, chachapoyas y cañares eran, de las comunes, las más hermosas y
pulidas; las demás mugeriego común de este reino eran espesas y no hermosas ni feas, sino de mediano parecer.14

Felipe Guamán Poma de Ayala, el cronista nativo peruano, también


describió a algunos de la nobleza inca como blancos. Específicamente
señaló al Señor Inca Viracocha Yupanqui de ser blanco, tanto de cara como
de cuerpo y tener una barba poco tupida. 15

Poma de Ayala nombró a varias importantes mujeres nobles incas que


describió como blancas. Nombró a la esposa del sexto inca, Cusi Chinbo
Mamamícay, de ser blanca, muy hermosa, galante y generosa. Indicó que 16

otra mujer miembro de la nobleza inca, Cápac Mallquima, era alta, hermosa
y más blanca que cualquier español. Poma de Ayala también indicó que
17

entre otros nativos, los hombres y mujeres eran de piel oscura.


En uno de los primeros libros escritos sobre Brasil, Pedro Lopes de
Souza, un capitán naval portugués y hermano del almirante Martim Affonso
de Souza, declaró en su diario personal que cuando la flota portuguesa
18

248
arribó a la Bahía de Todos Los Santos (hoy Bahía do Salvador), el hombre
principal de la tribu local de indígenas vino a dar tributos al almirante
Affonso de Souza y a los exploradores portugueses. Llevaron a la flota
grandes cantidades de comida y organizaron grandes fiestas y bailes para
demostrarles su placer en verlos.
Al describir a los indígenas, Lopes de Souza declaró: “A gente de esta
tierra son toda alva [blanca]; los hombres muy bien dispuestos, y las
mujeres muy hermosas, que no han de tener ningún celo de las de Rua Nova
de Lisboa.” Cuando la armada portuguesa arribó a la bahía de Río de
19

Janeiro, Lopes de Souza observó que los indígenas de tal río eran iguales a
los de Bahía de Todos Los Santos, pero de naturaleza más amable. 20

Durante este mismo viaje, Lopes de Souza encontró numerosas tribus y


grupos indígenas diferentes como los guaraní, charrúa y querandíes a lo
largo del Río de la Plata; así como también indígenas en el norte de Brasil,
todos éstos descritos por otros como de color marrón oscuro. Lopes de
Souza no notó su color como tal y el hecho de que específicamente
describió a los indígenas alrededor de la Bahía El Salvador como blancos
es una indicación clara de que la diferencia en color de piel era notable.
John Hemming también escribió sobre el viaje de Martím Affonso de
Sousa, el almirante portugués que en 1531 navegó hacia la bahía donde hoy
esta localizada la ciudad de Santos, Brasil. Cuando de Sousa arribó,
encontró a varios hombres portugueses viviendo con los indígenas del área.
Estos portugueses narraron la historia del español, Alejo García y varios
españoles que naufragaron en las costas de Santa Catalina, Brasil,
alrededor del año 1523. García, junto con otros pocos españoles, hicieron
amistad con los locales indígenas guaraní y siguieron pidiéndoles oro o
plata. Los indígenas les contaron acerca de un rey blanco vestido con largos
mantos que vivía en las montañas del oeste.
En 1524, García organizó una expedición terrestre hacia los ríos Paraná
y Paraguay; y luego con 2000 indígenas guaraní cruzaron la región del
Chaco paraguayo hasta las fronteras del imperio inca cerca de Cochabamba
en la moderna Bolivia. El ejército de García saqueó algunos pueblos incas
y regresaron con un botín de objetos de plata y cobre. Él fue el primer
europeo en ver al imperio inca.21

Pedro de Magalhães de Gandavo, considerado el primer cronista


portugués que vivió en Brasil y que hizo una descripción de la nación y de
los indígenas, observó que aunque los nativos estaban muy divididos y
tenían muchos nombres diferentes para sus tribus, parecían ser uno en

249
apariencia, condición, costumbres y rituales paganos. Él los describió de la
siguiente manera:
Estos indígenas son de color marrón oscuro con cabellos lisos y brillosos; sus caras son aplanadas y algunas de
sus características se asemejan a los chinos; en su mayor parte están bien constituidos, robustos y de buena estatura;
gente muy valiente que toman la muerte a la ligera, desafiantes en las guerras e imprudentes. Son poco agradecidos,
inhumanos y crueles, con inclinación a la pelea y vengativos en extremo. Viven cómodamente, sin la preocupación de
la comida, bebida; y matando gente; y así se tornar muy gordos, pero con aflicción inmediatamente perdían peso
volviendo a ser delgados. . . Son muy inconstantes y cambiantes; creen en cualquier cosa que se les urja creer, sin
embargo, por más difícil o imposible que pudiera ser y con alguna poca disuasión lo rechazan fácilmente. Son muy
deshonestos y dados a la sensualidad, sometiéndose a sus vicios sin razón humana: no obstante en su congreso, los
hombres con las mujeres, tienen sus reservas y muestran cierta modestia.22

En el capítulo doce de la História da Província Sãcta Cruz, Magalhães


mencionó la existencia de indígenas blancos o de piel clara en Brasil con el
siguiente informe:
Los Aimorés son más blancos y de estatura más alta que el resto de los indígenas de esta tierra; y su lenguaje no
tiene similitud o relación con la de los otros. Todos viven en la densa selva como bestias salvajes, sin villas o casas
donde reunirse. Son excesivamente fuertes y llevan arcos largos y gruesos hechos en proporción a sus fuerzas junto
con flechas acordes. Estos brutos [Aimorés] han hecho mucho daño en las capitanías desde el momento en que
descendieron en las costas y mataron algunos portugueses y esclavos, son de carácter bárbaro y odian a todos en la
tierra.23

Magalhães dijo que también habían indígenas en las orillas del río
Maranhão (Amazonas), en la costa oriental, en una latitud de dos grados,
que se llamaron tapuyas, que decían ser de la misma raza que los aimorés,
o por lo menos hermanos de armas; y por lo tanto no se hacían daño cuando
se encontraban.
Menasseh Ben Israel, el escritor judío en Amsterdam, Holanda, quien
escribió acerca de “israelitas blancos” en Colombia, proveyó argumentos
adicionales de la existencia de israelitas blancos en las Américas. En
particular, mencionó a un capitán español Pedro Hernández de Quiroz, que
pasó la mayor parte de su vida en las Américas. Mientras estaba en Madrid
preparándose para un viaje al Nuevo Mundo, obtuvo algunos mapas de
lugares que deseaba explorar. Además, le fueron dadas cartas para llevar al
gobernador de Panamá exhortándole a preparar cinco barcos a velas para el
viaje.
De Panamá, Hernández de Quiroz dijo a Ben Israel que navegó al
Pacífico Sur y descubrió algunas islas que nombró “Selomoh” y
“Jerusalén.” Hernández de Quiroz afirmó haber descubierto en una de las
islas, nativos de piel oscura, pero en una de las más grandes descubrió
algunos indígenas blancos con cabellos rubios. Afirmaba que vestían
túnicas largas de seda. Trató de anclar un barco y poner algunos soldados a
la isla en donde un gran grupo de indígenas blancos se había reunido, pero

250
su barco chocó contra un arrecife, hundiéndose. 24

Con la pérdida de un barco, Hernández de Quiroz decidió ir hacia tierra


firme en Sudamérica. Después de seguir la costa del Pacífico por unas 900
millas, Hernández de Quiroz encontró un río donde descubrió “otra multitud
de gente blanca, rubia, agigantada, y ricamente vestida, con túnicas y barbas
largas.” Estos indígenas blancos enviaron a dos de ellos de piel oscura
25

con alimentos a los barcos, pero a su vez, le dijeron a Hernández de Quiroz


que se retirara y que no tratara de desembarcar. Hernández de Quiroz llevó
a los dos hombres de piel morena de regreso a Madrid, pero los españoles
no podían entender su lenguaje. Los indígenas, frecuentemente señalaban las
barbas de los españoles y las comparaban con las de sus amos anteriores. 26

Ben Israel también mencionó la narrativa de un capitán de barco


flamenco de nombre desconocido, que exploró las costas del Atlántico
cerca de la latitud norte de siete grados entre el río Marañón (río
Amazonas) y el Gran Pará (sector norte de Brasil). El capitán flamenco
ancló en un río grande donde encontró indígenas que hablaban algo de
español, que habían aprendido de previos encuentros con otros
exploradores. Él pasó cerca de seis meses explorando el área.
El capitán supo, gracias a estos indígenas, que si navegaba aguas arriba
por otras 60 millas, donde el río se dividía en tres afluentes y si seguía por
el de la izquierda durante otros dos días, descubriría gente blanca con
barba vistiendo largas túnicas que eran muy ricas en oro, plata y
esmeraldas. Al capitán flamenco le dijeron que vivían en cuidades muy
pobladas y amuralladas. Se enteró que algunos indígenas de la región del
Orinoco en Venezuela, que estaba situada justo al norte del sector que el
capitán flamenco estaba explorando y que habían visitado el área y
retornado con grandes riquezas. El capitán envió a algunos de sus marineros
a investigar, pero se perdieron y tuvieron que regresar cuando su guía
indígena murió a mitad de camino. 27

Además de los informes sobre los indígenas blancos con barba que Ben
Israel escuchó de varios cronistas que Ben Israel suponía eran posiblemente
israelitas, otros cronistas también observaron la existencia de nativos
blancos con barba en las Américas. Aunque la existencia de “indígenas
blancos con barba” tiende a dar credibilidad a la teoría de Ben Israel, de la
información provista, no se puede afirmar que fueran israelitas. De los
informes de los cronistas ya citados, la presencia de indígenas blancos o
piel clara no se limitaba a una sola área ni tampoco se puede saber si
tuvieran relación entre sí estos diferentes grupos o tribus de indígenas
blancos.

251
Tribus de gente blanca, también aparentemente habitaron el Nuevo
Mundo en diferentes épocas y los nativos informaron a los escritores
españoles que muchos de ellos habían desaparecido. Por ejemplo, Cieza de
León escribió lo siguiente acerca de indígenas blancos con barba cerca de
la antigua ciudad inca de Huamanga (actualmente Ayacucho, Perú):
El mayor río de ellos tiene por nombre Viñaque, adonde están unos grandes y muy antiquísimos edificios, que
cierto, según están gastados y ruinados, debe de haber pasado por ellos muchas edades. Preguntando a los indios
comarcanos quién hizo aquella antigualla, responden que otras gentes barbadas y blancas como nosotros, los cuales,
muchos tiempos antes que los incas reinasen, dicen que vinieron a estas partes e hicieron allí su morada.28

Martín de Murúa, el sacerdote mercedario, también mencionó a las


antiguas ruinas cerca de la ciudad de Huamanga descrito por Cieza de León.
Era evidente para los españoles que estas ruinas antiguas eran muy
suntuosas y muy diferentes de las otras que los incas habían construido.
Murúa afirmó que cuando los españoles intentaron encontrar el origen de
estas ruinas antiguas, sus informantes indígenas respondieron que les fue
contado por sus antepasados que una gente muy antigua, muy similar a los
españoles en el hecho de ser blancos y con barba, habían construido los
edificios en Huamanga. 29

Cieza de León fue informado por los indígenas sobre otro grupo que
antiguamente habitaron una isla en el lago Titicaca:
Antes que los incas reinasen, cuentan muchos indios de estos collas que hubo en su provincia dos grandes
señores, el uno tenía por nombre Zapana y el otro Cari, y que estos conquistaron muchos pucares, que son sus
fortalezas; y que el uno de ellos entró en la laguna de Titicaca, y que halló en la isla mayor que tiene aquel palude
gentes blancas y que tenían barbas, con los cuales peleó de tal manera que los pudo matar a todos.30

Concerniente al origen de los reyes inca que reinaron sobre el gran


imperio inca cuando llegaron los españoles, toda indicación sugiere que
probablemente eran remanentes de la sociedad Tiwanakan, que
eventualmente migró a Cuzco algún tiempo después que Tiwanaku cayese
hacia el 600 D.C.. Pedro Sarmiento de Gamboa es uno de los cronistas que
sugirió que los incas arribaron a Cuzco aproximadamente en el año 600
D.C., cerca del tiempo en que los arqueólogos que estudiaban a los
tiwanaku, sugirieron que éstos habían caido.
La colección de reportes de varias fuentes provee una base substancial
para creer que la realeza inca era “blanca” y gente con una cultura técnica
muy advanzada. Pedro Pizarro y Felipe Guamán Poma de Ayala
describieron a la nobleza incaíca como blanca y algunos de ellos con barba.
De la descripción de los indígenas andinos, aquéllos que construyeron
los edificios antiguos en Huamanga (Ayacucho, Perú) no lejos de Cuzco,
fueron construidos por hombres blancos con barba que precedían al reinado

252
inca en Cuzco. Huamanga era posiblemente parte del imperio Tiwanakan.
Los incas adoraban la misma deidad que los tiwanakanos, Ticci Viracocha,
cuya estatua estaba erecta en la plaza principal de Tiwanaku, cerca de la
moderna ciudad de La Paz, Bolivia, cientos de años antes que los reyes inca
se ubicaran en Cuzco. Es posible que hayan llevado su conocimiento sobre
Ticci Viracocha, su dios creador, a Cuzco. 31

INDÍGENAS BLANCOS EN MESOAMÉRICA Y YUCATÁN

De acuerdo a Henry B. Nicholson, quien hizo un estudio extensivo sobre


todos los escritos de crónicas sobre México y Mesoamérica, así como los
descubrimientos de historiadores de arte, fue fray Andrés de Olmos,
misionero, lingüista y etnógrafo franciscano de México, quien reportara por
primera vez sobre el sumo sacerdote tolteca, Topiltzin Quetzalcoatl, quien
vivió en México cerca del año 900 D.C.. Topiltzin Quetzalcoatl fue descrito
por los indígenas en México como un hombre blanco de barba. (Topiltzin, 32

el sumo sacerdote tolteca, siguió el culto del dios Quetzalcoatl y tomó el


nombre de Topiltzin Quetzalcoatl.) Otro sacerdote franciscano, Gerónimo
de Mendieta escribió lo siguiente acerca de Topiltzin Quetzalcoatl:
Era un hombre blanco, grande de cuerpo, con frente ancha, grandes ojos, cabellos negros largos y portaba una
barba larga redonda. Lo canonizaron como su “sumo dios,” y le rindieron amor, reverencia y devoción ofreciéndole
sacrificios devotos y voluntarios por tres razones: (1) debido a que les enseñó el arte de la metalurgia, que antes de su
llegada era completamente desconocido y del cual los nativos de Cholollan presumían; (2) debido a que nunca deseó o
permitió sacrificios humanos y de animales, sino más bien de pan, flores y dulces aromas; y (3) debido a que
prohibió, con considerable éxito, guerras, robos, asesinatos y otras actividades perjudiciales.33

En el Libro de Dioses y Ritos, Durán describió a Topiltzin Quetzalcoatl


como un gran hombre que vino a México, aparentemente del norte y
estableció una vida y culto religioso. Fue llamado Papa por los indígenas y
era una persona venerable y devota. Durán afirmó haber visto su retrato en
un dibujo antiguo. El dibujo mostraba a Topiltzin Quetzalcoatl como un
hombre anciano con una barba roja bien larga ya volviéndose canosa. Era
un hombre alto de cabellos lácios y largos y de aspecto solemne. Sus
discípulos eran conocidos como toltecas, que significa amos, u hombres
sabios en alguna labor. En su introducción del Libro de los Dioses y Ritos,
Doris Heyden afirmó lo siguiente con respecto a Topiltzin Quetzalcoatl:
En el tiempo de Durán había gran confusión acerca de Topiltzin Quetzalcoatl, el gran sacerdote, rey y hombre
santo tolteca. El misterio de este hombre no ha sido completamente aclarado en nuestros tiempos; existen teorías
controversiales acerca de su identidad, historia, fecha de nacimiento y muerte. Trabajo arqueológico llevado a cabo
desde 1940 en la Antigua ciudad de Tula, estado de Hidalgo, al norte de la Ciudad de M éxico, confirma lo dicho por
Durán de que Tula era la ciudad de Quetzalcoatl, gobernante de los toltecas. Descubrimientos arqueológicos han
confirmado que los toltecas formaron una gran civilización que alcanzó su apogeo en el centro de M éxico alrededor
del año 1000 D. C.. Ellos hablaban el nahuatl y también introdujeron la metalurgia en las tierras altas centrales de
M éxico, dejando las impresionantes ruinas de Tula.

253
Cuando el jóven se convertía en hombre, era nombrado sumo sacerdote de este culto y adoptaba el nombre de
Quetzalcoatl, su dios. Pasaba la mayor parte de su vida en la ciudad de Tula, o Tollan, donde adquiría fama de hombre
santo. A pesar de la reverencia que se le tenía, el conflicto entre dos sectas religiosas rivales – una de la cual exigía
ofrecer sacrificios humanos – tramó un complot contra él. Ciertos hechiceros le ofrecieron de beber vinos muy
fuertes, emborrachándolo que lo llevó a cometer incesto con su hermana. En desgracia, el sacerdote abandonó Tula y
fue hacia el este, hacia la actual Veracruz. Antes de su partida definitiva, dejó varias señales de su paso por los lugares
y prometió retornar algún día.34

Aparentemente habían dos Quetzalcoatls. Está la figura de Quetzalcoatl,


que era venerado en el antiguo México como Dios creador; y Quetzalcoatl,
a quien Heyden describe arriba como sumo sacerdote de Tollan o Tula.
Muchos cronistas han confundido a los dos. Algunas de estas confusiones
son aclaradas por Nicholson. Él indicó que había un Quetzalcoatl que
apareció inicialmente como uno de los primeros dioses; y que los primeros
habitantes de México creían que había participado activamente en la
creación del mundo y del hombre. Nicholson se refiere a este dios
35

Quetzalcoatl como Ehecatl Quetzalcoatl o la Deidad de los 9 vientos.


También era conocido como la “serpiente emplumada.” Los ídolos de la
“serpiente emplumada” vistos en la ruinas de Teotihuacán cerca de la
Ciudad de México y en varias localidades en Yucatán están en honor a
Ehecatl Quetzalcoatl. (La sociedad de Teotihuacán del año 200 A.C. al 600
D.C. había desaparecido mucho antes de que el legendario sumo sacerdote
Topiltzin Quetzalcoatl hubiera vivido entre los toltecas). Su nombre ha sido
vinculado con Ticci Viracocha en Perú y, al respecto, puede ser vinculado
con Jesucristo, quién, de acuerdo a pasajes del Libro de Mormón, apareció
en el Nuevo Mundo después de su crucificción.
El Obispo Diego de Landa escribió que Quetzalcoatl (entiéndase que se
refiere a Topiltzin Quetzalcoatl) construyó la ciudad en Yucatán de
Mayapan cerca del año 900 D.C.. En Yucatán, a él se lo llamaba Kukulcan.
En las notas de Alfred M. Tozzer que acompañan a la Relación de las
Cosas de Diego de Landa de Yucatán, mencionó la fundación de la ciudad
de Mayapan en Yucatán y se refirió a un hombre llamado “Sac mutal” que
significa “hombre blanco”. Era generalmente aceptado que el gran Señor de
Mayapan, Quetzalcoatl o Kukulcan, era también un hombre blanco de
barba. 36

EXISTENCIA DE INDÍGENAS BLANCOS EN TIEMPOS MODERNOS

Además de los grupos de indígenas blancos descubiertos por los


conquistadores, hoy en día aún existen pequeños enclaves de indígenas
blancos. Quizá los grupos más evidentes son los indígenas Ache y Guayakí
en Paraguay. Se ha realizado varios estudios sobre los guayakí durante los
últimos cien años. Uno de tales estudios se llevó a cabo a principios de los

254
años 1970 por un equipo de eruditos argentinos del Instituto de Ciencia del
Hombre, sito en Buenos Aires. En el inicio de su informe, el equipo
37

explica que los guayakí, amenazados con ser extinguidos, constituyen “un
enclave étnico enigmático” en las junglas de Caaguazú, en el este de
Paraguay. No sólo su origen y evolución racial es completamente
desconocido, sino que es difícil de definir su clasificación científica. Los
antropólogos argentinos se encontraron frente a un problema complejo con
respecto a la definición del origen de la tribu, debido a la coloración
blanca de la piel de los guayakí, la forma de sus cabezas y la presencia de
vello facial tupido. De acuerdo a los científicos argentinos, todo parece
indicar que los guayakí provenían de una raza cuyas características eran
ampliamente diferentes al indígena americano común.
Bajo el liderazgo del Dr. Jaime M. de Mahieu, el equipo de científicos
organizó un plan investigativo para comparar diferentes características
físicas del grupo. Se determinó que los hombres guayakí eran de piel de
color blanca, pero mostraban evidencia de estar ligeramente soleados por
el sol y el viento. No fue posible examinar de cerca a las mujeres por su
timidez con los extranjeros. Las mujeres vivían desnudas en la jungla pero
se vestían cuando estaban en lugares poblados. Los investigadores vieron
brevemente la piel al descubierto entre las mujeres y concluyeron que su
coloración era “blanca como la leche.”
El color de ojos de hombres y mujeres variaba entre el color avellano
claro al marrón oscuro. El color del cabello también variaba entre el
marrón claro al oscuro y muchos hombres mostraban una moderada
calvicie. Los hombres tenían abundante vello facial, cubriendo el mentón, el
labio superior y las mejillas. Normalmente se afeitaban con cuchillos de
madera, pero aún así los pelos de la barba eran muy evidentes y algunos
llevaban barbas tupidas. El tamaño de la cabeza era inusualmente grande
para el tamaño del cuerpo sugiriendo al equipo, que en un pasado no tan
distante, el cuerpo típico había sido más grande. Los científicos argentinos
38

apoyaban la teoría que debido a su gran capacidad de tórax los guayakí


vivieron durante un largo período en regiones montañosas peruanas donde
el aire era escaso.
Los científicos concluyeron que los guayakí eran descendientes de un
grupo de gente blanca como la encontrada en el norte de Europa, pero que
vivieron por muchos siglos en las regiones andinas donde desarrollaron una
gran capacidad pulmonar. Se asemejan bastante a otros indígenas blancos
que habitaron las alturas andinas siglos antes del descubrimiento de las
Américas. Más tarde, migraron a regiones tropicales o semi-tropicales

255
donde sufrieron un proceso degenerativo que resultó en la reducción en su
estatura. Los eruditos argentinos teorizaron que los guayakí probablemente
habían abandonado las regiones montañosas peruanas cientos de años antes
de la conquista. 39

Mientras servía en la embajada Americana en Paramaribo, Surinam, en


1993, un capitán de policía de descendencia indígena pura me contó acerca
de un grupo pequeño de indígenas blancos que habían venido de la jungla
de Surinam. Dijo que estos indígenas blancos se habían establecido entre el
grupo de amerindios (un término surinamés usado cuando se refiere a los
nativos americanos para distinguirlos de la gran población de indígenas de
la India) cerca de Paramaribo. El capitán de policía se había interesado en
el grupo y los visitaba y conversaba frecuentemente.
PASAJES EN EL LIBRO DE MORMÓN SOBRE LOS INDÍGENAS
BLANCOS

El Libro de Mormón provee información adicional acerca de la


coloración de la piel y otras características físicas de los nativos
americanos. Como se indica previamente, el Libro de Mormón hace un
conteo de tres migraciones a las Américas: los jareditas, la familia de Lehi
y los mulequitas. No hay registros en el Libro de Mormón que los
descendientes de Lehi alguna vez hayan hecho contacto con los jareditas;
sin embargo, el Libro de Mormón es un registro mantenido sólo por una
rama de la familia de Lehi, los nefitas; los lamanitas pudieron haber tenido
contacto con los jareditas de manera independiente. Los lamanitas 40

aparentemente no mantuvieron ningún registro y perdieron su habilidad de


leer y escribir.
No hay, dentro del Libro de Mormón indicación alguna sobre el color de
piel de los jareditas. Las gentes de Lehi y los mulequitas eran israelitas;
consecuentemente debían haber sido de piel clara y la mayoría de ellos
haber tenido barba, que es una costumbre entre los israelitas bajo la ley
mosaica. El tema de la coloración de la piel se volvió un punto importante
luego de la muerte de Lehi cuando sus hijos, Laman, Lemuel y sus
seguidores se rebelaron y se opusieron a cumplir con los mandamientos de
Dios. Nefi registró lo siguiente:
Por tanto, se cumplió la palabra que el Señor me habló, diciendo: Por cuanto ellos no quieren escuchar tus
palabras, serán separados de la presencia del Señor. Y he aquí, fueron separados de su presencia.

Y él había hecho caer la maldición sobre ellos, sí, una penosa maldición, a causa de su iniquidad. Porque he aquí,
habían endurecido sus corazones contra él, de modo que se habían vuelto como un pedernal; por tanto, ya que eran
blancos y sumamente bellos y deleitables, el Señor Dios hizo que los cubriese una piel de color oscuro, para que no
atrajeran a los de mi pueblo.

256
Y así dice el Señor Dios: Haré que sean repugnantes a tu pueblo, a no ser que se arrepientan de sus iniquidades.

Y malditos serán los descendientes de aquel que se mezcle con la posteridad de ellos; porque serán maldecidos
con la misma maldición. Y el Señor lo habló; y así fue (2 Nefi 5:20-23).

Una lectura en detalle del Libro de Mormón pone en claro que el color
oscuro de la piel no era la maldición, sino más bien una señal para evitar
mezclar a los creyentes de los no creyentes. La verdadera maldición fue el
abandono del espíritu del Señor entre los lamanitas por haberse rehusado a
recibir y obedecer sus mandamientos. El valor neutral del color de la piel
ante los ojos de Dios fue aclarado por Nefi unos años después cuando
declaró:
. . .porque él hace lo que es bueno entre los hijos de los hombres; y nada hace que no sea claro para los hijos de
los hombres; y él invita a todos ellos a que vengan a él y participen de su bondad; y a nadie de los que a él vienen
desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres; y se acuerda de los paganos; y todos son iguales
ante Dios, tanto los judíos como los gentiles (2 Nefi 26:33).

El cambio de coloración de piel que el Señor produjo en los lamanitas


aparentemente sucedió muy rápido – Y el Señor lo habló; y así fue (2 Nefi
5:23). El efecto directo de la maldición – la separación de Dios – es
revelado en el cambio de estilos de vida experimentado por los nefitas y
lamanitas. Nefi proveyó la información referente al estilo de vida y
comportamiento de los nefitas:
Y enseñé a mi pueblo a construir edificios y a trabajar con toda clase de madera, y de hierro, y de cobre, y de
bronce, y de acero, y de oro, y de plata y de minerales preciosos que había en gran abundancia.

Y yo, Nefi, edifiqué un templo, y lo construí según el modelo del templo de Salomón, salvo que no se construyó
de tantos materiales preciosos, pues no se hallaban en esa tierra; por tanto, no se pudo edificar como el templo de
Salomón. Pero la manera de su construcción fue semejante a la del templo de Salomón; y su obra fue sumamente
hermosa (2 Nefi 5:15-16).

Mientras que los nefitas comenzaron a construir una nueva civilización en


la que edificaban casas y templos, establecían ciudades y granjas y
desarrollaban muchas otras labores, los lamanitas siguieron un curso muy
diferente. Nefi describió la condición de éstos después que el espíritu del
Señor les abandonara.
Y a causa de la maldición que vino sobre ellos, se convirtieron en un pueblo ocioso, lleno de maldad y astucia, y
cazaban animales salvajes en el desierto.

Y el Señor Dios me dijo: Serán un azote a tus descendientes para estimularlos a que se acuerden de mí; y si no se
acuerdan de mí, ni escuchan mis palabras, los castigarán hasta la destrucción (2 Nefi 5:24-25).

Jacob, el hermano de Nefi, confirió sobre Enós, su hijo, la


responsabilidad de resguardar las planchas de oro menores y de escribir
los eventos diariamente. Enos proveyó ideas adicionales acerca de las

257
diferencias existentes entre los fieles nefitas y los rebeldes lamanitas.
Escribió alrededor del año 500 A.C.:
Y testifico que el pueblo de Nefi procuró diligentemente restaurar a los lamanitas a la verdadera fe en Dios. Pero
nuestros esfuerzos fueron en vano, pues su odio era implacable, y se dejaron llevar de su mala naturaleza, por lo que
se hicieron salvajes y feroces, y una gente sanguinaria, llena de idolatría e inmundicia, alimentándose de animales de
rapiña, viviendo en tiendas y andando errantes por el desierto, con una faja corta de piel alrededor de los lomos, y con
la cabeza afeitada; y su destreza se hallaba en el arco, en la cimitarra y en el hacha. Y muchos de ellos no comían más
que carne cruda; y de continuo trataban de destruirnos.

Y aconteció que el pueblo de Nefi cultivó la tierra, y produjo toda clase de granos y de frutos, y crió rebaños de
reses, y manadas de toda clase de ganado, y cabras y cabras monteses, y también muchos caballos (Enós 1:20-21).

Hasta donde se puede comprobar dentro del registro del Libro de


Mormón, no había matrimonios entre nefitas y lamanitas hasta
aproximadamente el año 145 A.C. cuando un grupo de sacerdotes nefitas
pecaminosos, viviendo en la tierra de Nefi durante el reinado del rey Noé,
secuestró a 24 mujeres lamanitas y las casó. Posteriormente estos
sacerdotes se unieron a los lamanitas y llegaron a ser conocidos como
amulonitas por Amulón, su líder y sacerdote en jefe (Mosíah 23:30-35). Los
amulonitas eran mucho más malvados que los lamanitas.
Alrededor del año 87 A.C., otro nefita de nombre Amlici y sus
seguidores intentaron nombrarlo rey de los nefitas aunque éstos habían
cambiado su sistema de gobierno, de una monarquía a uno de jueces.
Cuando Amlici fue rechazado por los nefitas, él y sus seguidores se unieron
a los lamanitas. Con sus fuerzas combinadas atacaron a los nefitas
comandados por el sumo sacerdote Alma. Durante la batalla, Amlici y
muchos de sus seguidores fueron muertos; sin embargo, aquéllos que
sobrevivieron permanecieron entre los lamanitas y probablemente se
casaron con éstos.
Alma observó que durante la batalla, los amlicitas marcaron sus frentes
de rojo al igual que los lamanitas para distinguirse de las fuerzas nefitas
contra quienes estaban peleando. Alma comentó que cuando los amlicitas
marcaban sus frentes, estaban cumpliendo con la profecía que quienquiera
que se uniera a los lamanitas tendría una señal sobre sí (Alma 3:13-14).
Los amalequitas eran otro grupo de nefitas disidentes que se unieron a los
lamanitas. Siendo de una disposición más asesina que la de los lamanitas,
los amalequitas eran ubicados en puestos claves de comando sobre las
fuerzas lamanitas (Alma 43:13).
La migración de gente no era siempre de los nefitas a los lamanitas. El
Libro de Mormón registra varios ejemplos de colonias de lamanitas que
aceptaron a Jesucristo y fueron a vivir entre los nefitas. Cerca del año 91

258
A.C., cuatro de los hijos del rey nefita Mosíah fueron a las tierras de los
lamanitas como misioneros para predicar el evangelio. En 14 años
convirtieron a miles de lamanitas, algunos de los cuales fueron forzados a
salir de la sociedad lamanita y fueron a vivir entre los nefitas.
A estos exiliados lamanitas se los conoció como el pueblo de Ammón
(Ammón fue uno de los cuatro hermanos misioneros). Alma escribió que
éstos se convirtieron en gente muy trabajadora y muy amigable con los
nefitas y la maldición de Dios fue retirada de ellos. Más tarde se les unió un
grupo de zoramitas, un grupo rebelde de nefitas que se habían vuelto a
convertir a la iglesia gracias a Alma y otros misioneros nefitas (Alma 35:5-
14). En el transcurso de un período de tiempo, es posible que los conversos
lamanitas se casaran con algunos de los nefitas.
El relato del Libro de Mormón indica que durante la crucificción de
Jesucristo en Jerusalén, la destrucción masiva en el hemisferio Occidental
mató a todos los inicuos. Nefi, el autor del libro 3 Nefi, escribió que
muchos nefitas y lamanitas se salvaron y a pocos años del desastre se
unieron a la iglesia de Cristo en las Américas (4 Nefi 1:2). La gente dejó de
identificarse utilizando los nombres de sus tribus. Todos ellos vivían juntos
y posiblemente se casaban con personas de diferentes tribus. En la breve
descripción de los eventos después de la visita de Jesucristo al Nuevo
Mundo, los escritores del Libro de Mormón no aclaran si la señal de piel
oscura había sido quitada de aquéllos que habían sido lamanitas a pesar de
que ya no existía dicha maldición.
Esta condición de rectitud duró cerca de 200 años hasta que un pequeño
grupo de gente se rebeló de la iglesia y nuevamente tomaron el nombre de
lamanitas (4 Nefi 1:20). Mormón no aclaró si estos nuevos lamanitas eran
sólo descendientes de las antiguas tribus lamanitas.
Después de la batalla final y destrucción de los nefitas, Moroni escribió
que tan sólo unos pocos nefitas consiguieron sobrevivir y escapar al sur.
Otros nefitas escaparon de la muerte desertando y uniéndose a los ejércitos
lamanitas. Por muchos años, los ejércitos lamanitas ardientemente
persiguieron y mataron a muchos de los nefitas que habían escapado al sur.
Después de que los lamanitas mataron a la mayoría de los nefitas, ellos
comenzaron a pelear entre ellos. Moroni observó que “toda la superficie de
esta tierra es un ciclo continuo de asesinatos y de derramamiento de sangre;
y nadie sabe el fin de la guerra” (Mormón 8:8).
Alrededor del año 421 D.C., Moroni, luego de compendiar los informes
de la gente de Jared, escribió estas palabras:

259
. . .Había pensado no escribir más, pero no he perecido todavía; y no me doy a conocer a los lamanitas, no sea
que me destruyan.

Porque he aquí, sus guerras entre ellos mismos son extremadamente furiosas; y por motivo de su odio, matan a
todo nefita que no niegue al Cristo (M oroni 1:1-2).

A pesar de que esos pocos nefitas que escaparon al sur fueron


perseguidos constantemente por los lamanitas, debemos suponer que por lo
menos unos pocos eludieron a los ejércitos lamanitas. Moroni no indicó
cuántos nefitas consiguieron sobrevivir negando a Cristo, pero bajo las
circunstancias, es posible que hayan sido bastantes. No hay ninguna señal
de que los lamanitas asesinaran a los nefitas que “negaban a Cristo” y se
unieran a ellos.
EL CASO DE BARBAS Y PIEL BLANCA

El vello facial entre nativos americanos ha sido por largo tiempo un


enigma. En el tiempo de la conquista europea la mayoría de los indígenas
no tenían vello facial. Es generalmente aceptado entre antropólogos que el
nativo americano promedio no tiene ningún vello facial. En Perú, Pedro de
Cieza de León y otros cronistas que fueron a los Andes escribieron acerca
de indígenas con barba. Cieza de León facilitó la descripción de algunos de
los habitantes cerca del área de Guayaquil, Ecuador.
Los hombres de estas comarcas son de buen parecer, morenos; ellos y sus
mujeres andan vestidas como aprendieron de los incas, sus antiguos
señores. En unas partes de éstas traen los cabellos demasiado largos y en
otras cortos y en algunas trenzadas muy menudamente. Barbas, si les crecen
algunas, se las cortan y sorprendido observé en todas las tierras en que
anduve, indígenas que los tenían. 41

Cieza de León también registró leyendas indígenas de hombres blancos


con barbas viviendo en una isla en el lago Titicaca como en el área de
Ayacucho, Perú. En 1615, Felipe Guamán Poma de Ayala describió al
Señor Inca Viracocha Yupanqui usando barba o simplemente con algún
vello facial. Según lo descrito previamente en este capítulo, los indígenas
guayakí en Paraguay tenían barbas tupidas.
En México, Hernán Cortés y Bernal Díaz del Castillo describieron al rey
azteca en el momento de su arribo a México, Motecuhzoma II, que tenía una
barba muy bien cuidada. 42

En su estudio de Topiltzin Quetzalcoatl, H. B. Nicholson citó las


primeras escrituras de los misioneros españoles en México, Fray Andrés de
Olmos, quien fue el primero de los cronistas en describir a Topiltzin

260
Quetzalcoatl como un “hombre blanco de barba.” En el libro del obispo
43

Diego de Landa, Tozzer observó que Topiltzin Quetzalcoatl o Kukulcan y


algunos de sus seguidores varones tenían barba.44

En Yucatán, Landa escribió que los hombres no se dejaban crecer barba y


que los mayas le contaron que sus madres les quemaban la cara con paños
calientes desde muy pequeños para evitar que les creciera la barba. Luego
del arribo de los españoles, algunos de los hombres maya dejaron crecer
sus barbas, pero los vellos eran tan gruesos como “pelo de caballo.” 45

Landa también escribió que los mayas eran de piel muy clara (no blancos),
pero se tornaban más oscuros por la exposición constante al sol.46

Pero de Magalhães de Gandavo también observó en Brasil que algunos


de los nativos no se afeitaban. Escribió que estaban acostumbrados a
arrancarse sus barbas y no permitían que les crecieran pelos en ninguna otra
parte del cuerpo excepto en la cabeza. En la traducción inglesa del libro
47

de Alonso de Ercilla y Zúñiga, La Araucana, Charles Lancaster y Paul


Manchester brindaron la siguiente descripción de los araucanos, “vellos en
la cara de un hombre era señal vergonzosa y afeminamiento.” Se arrancaban
los vellos faciales con el propósito de conservar su hombría. Su palabra
más despectiva para los europeos era la de llamarlos “barba larga.” 48

Aparentemente, algunos de los nativos varones hacían un esfuerzo


considerable para eliminar los signos de barba. Para algunos, la barba los
diferenciaba como un grupo étnico distinto. Cualquier indígena de color
oscuro con vello facial podía haber sido descendiente de una mezcla de
nefita con lamanita.
Cieza de León acotó que el jefe indígena en el área de Titicaca, Bolivia,
mató gente blanca con barba. Los informantes de Cieza de León enfatizaron
49

que eran blancos con barba. Esta diferencia étnica pudo haber sido la única
razón para matarlos. Otros indígenas blancos se tornaron sumamente
sigilosos y agresivos para protegerse a si mismos como los aimorés y los
tapuyas en Brasil, según lo registrado por Magalhães de Gandavo. Los
indígenas guayakí se habían ocultado por siglos en las selvas de Paraguay.
En vista de la narrativa de Moroni en el Libro de Mormón que cuenta
que los lamanitas se empeñaron en perseguir a los nefitas de piel blanca y
con barba, con el propósito de asesinarlos de forma extremadamente cruel,
por lo que es lógico que los sobrevivientes nefitas recurrieran a cualquier
medio para evitar la muerte. Estos esfuerzos sin duda incluían medidas para
reducir las desemejanzas con los lamanitas.
Arqueólogos e historiadores de arte trabajando en lugares olmeca y

261
moche han descubierto una gran variedad de estatuas, vasijas y dibujos
lineales que muestran algunos individuos con barba. Las referencias sobre
los nativos blancos y morenos en el Norte, Centro y Sudamérica, tanto en
tiempos antiguos como modernos de la conquista, debería ser evidencia
suficiente que no todos los precolombinos eran homogéneos mongoles o
tártaros. Parecería que la teoría independiente invencionista referente a una
migración de hace 15 a 20 mil años debe ser revaluada, modificada o
descartada. Hay demasiada evidencias contrarias.

Notas al final del Capítulo:

1 Pietro Martire de Anghiera, Décadas del Nuevo Mundo (la primera publicación solamente en forma parcial fue en 1516. La primera edición completa fue en latín en 1530. La
primera edición en español fue publicada en 1892.) Publicada en Buenos Aires, Argentina por Editorial Bajel con el latín traducida a español por el Dr. Joaquín Torres Asensio
en 1944. Publicado de nuevo en la Ciudad de Mexico con Introducción y Notas por Edmundo O’Gorman. Publicado por Jose Porrua e Hijos en 1964.

2 Ibid., 136.

3 Ibid., 139. (Los españoles parecían estar más atraídos a las mujeres indígenas de piel blanca, lo cual explica la razón por que ellos opinaban que las “indígenas blancas” eran las
“más hermosas” jamás vistas.”)

4 Colón, 271.

5 Ibid., 274

6 Martir, 68.

7 Ibid., 505.

8 Francisco López de Gómara, Historia General de las Indias, (Inicialmente escrito en 1552 en la ciudad de Zaragoza.) Publicada por Espasa-Calpe, S. A., Barcelona, 1932. 87.

9 Martir, 506.

10 Cieza de León, La Cronica, Capítulo XIX, 63.

11 Ibid., Capítulo XLI, 116. (Von Hagen, 58-59.)

12 Ibid., Chapter LXXVII, 191-192. (Von Hagen, 99.)

13 Pizarro, Spanish Edition: 241.

14 Ibid., 242.

15 Poma de Ay ala, 77.

16 Ibid., 96

17 Ibid., 127.

18 Le fue dado al almirante Martim Affonso de Souza la “capitanía” o derecho de tierra de Sâo Vicente en Brasil que incluía toda el área que hoy pertenece a Sâo Paulo. Martim
Affonso de Souza también se convirtió en el gobernador de las tierras portuguesas en lo que hoy es India. La primera capitanía en Brasil fue llamada Tamaracá, que tomó su
nombre de una pequeña isla donde el primer asentamiento se ubicó y fue dado al capitán Pero Lopez de Sousa, quien lo conquistó primeramente de los franceses y tomó
posesión en 1534.

19 Pero Lopez de Sousa, Diário da Navegaçâo Da Armada Que Foi A Tera do Brasil Em 1530, Sob a Capitania-Mor de MArtim Affonso de Souza (Publicada por Francisco Adolfo de
Varnhagen, Socio da Academia Real, Das Ciencias de Lisboa, Lisboa, 1839). 17, 18.

20 Ibid., 26. (En el comentario de Lopes de Souza no está claro si estaba implicando que los indígenas vistos en Río de Janeiro eran blancos o de tez pálida como aquéllos descritos en
Bahia de Todos Los Santos.)

21 Hemming, 242.

22 Magalhães, 83-84.

23 Ibid., 108-111.

24 Ben Israel, 37. (Nota: Estas islas de Selomoh y Jersusalén no son identificables. Desafortunadamente, ni Hernandez de Quiroz ni Ben Israel brindaron información de la longitud y
latitud para marcar estas islas o su localización de los ríos en tierra firme.)

25 Ibid., 37.

26 Ibid., 38.

27 Ibid., 40.

28 Cieza de León según registros en Los Incas (The Incas), 123.

29 Murúa, 553.

30 Cieza de León, 273.

31 Tiwanaku está cerca del lago Titicaca en el lado boliviano. Luego de cruzar el lago a Puno, Perú, hay un ferrocarril semi moderno de Puno a Cuzco, como a 300 millas de Puno.
Los primeros incas pudieron haber cruzado el lago y seguido un camino similar a la ruta del ferrocarril. Yo realizé este viaje en octubre de 1959 luego de cruzar el lago
Titicaca desde Tiwanaku.

32 H. B. Nicholson, Topilzin Quetzalcoatl, The Once and Future Lord of the Toltecs (Topiltzin Quetzalcoatl, El Anterior y Futuro Señor de los Toltecas), publicado por la Prensa de la
Universidad de Colorado, Boulder, Colorado, 2001. lvii.

262
33 Ibid., 57.

34 Durán, 57.

35 Nicholson, 5.

36 Landa, 24.

37 Instituto de Ciencia del Hombre. El Orígin Étnico de los Indios Blancos Guayakí de Paraguay. Director: Dr. Jaime María de Mahieu, (Buenos Aires. Circa 1970.)

38 Los indígenas Cuna en Panamá han reportado haber pasado por la misma reducción de estatura luego que los españoles tomaran Panamá y los indígenas fueran obligados a ir a
las islas de San Blás y sufrieran un cambio significativo en su dieta. En 1963, mientras estaba asignado a una base militar, trabajé de cerca con un grupo de indígenas cuna
(también llamados San Blás) y fui informado por ellos que cuando los españoles arribaron eran mucho más altos.

39 Mahieu, 23.

40 Debido a que varios nombres encontrados en las escrituras de tanto nefitas como jareditas eran iguales o muy similares, i.e. Abish-Akish, Corianton-CoriantumCoriantor,
Coriantumr-Coriantumr, Korihor-Corihor, Moroni-Moron, NehorNehor, etc., algunos estudiantes de los Santos De Los Últimos Días creen que los nefitas tuvieron contacto con
los jareditas y que no todos los jareditas fueron muertos en la famosa última batalla atestiguada por el profeta Etér; y según fueron mezclándose con nefitas, algunos de sus
nombres también fueron compartidos.

41 Cieza de León, La Crónica, Capítulo 56. (Von Hagen, Los Incas (The Incas), 93.)

42 Díaz del Castillo, 224.

43 Nicholson, xxxvii.

44 Landa, 22, N124.

45 Ibid., 88.

46 Ibid., 125

47 Magalhães de Gandavo, 88.

48 Charles Maxwell Lncaster y paul Thomas Manchester, The Araucaniad, (Una versión de poesía inglesa de Alonso de Ercilla y Zúñiga, La Araucana), publicada por Scarritt
Collage, Peabody Collage y la Universidad de Vanderbilt por la Vanderbilt University Press, Nashville, Tennessee, 1945. 18

49 Cieza de León, The Incas, 273.

263
Capítulo 15
FATALISMOS O PROFECÍAS ENTRE INDÍGENAS

La facilidad con la que un puñado de españoles pudo ingresar en grandes


reinos en el Nuevo Mundo y rápidamente dominar y someter a millones de
indígenas ha sido una fuente de controversias entre los eruditos. En casi
toda conquista ha habido “una leyenda o profecía nativa” donde cuenta que
extranjeros de todo el mundo arribarían a sus tierras, dominando a los
indígenas y estableciendo una nueva forma de gobierno.
Algunos historiadores durante los últimos cien años, argumentan que
estas “leyendas nativas” son invenciones de los españoles para justificar su
trato brutal con los indígenas. Sin embargo, los informes independientes
generales y detallados por numerosos cronistas, da validez a la teoría de
que los indígenas esperaban la llegada de los conquistadores. Algunos de
los relatos pueden ser exagerados o magnificados con un toque de mitología
y hechicería, pero lo fundamental era consistente. Además, hay numerosas
profecías y registros en el Libro de Mormón acerca de la destrucción que
ocurriría entre los descendientes de Lehi por los conquistadores del Viejo
Mundo. Estos serán comentados más adelante en este capítulo.
Pedro Martir escribió que en algún momento del siglo XV antes que
Colón arribara a la Española, habían dos grandes jefes indígenas en esta
isla. Uno de los líderes fue un antepasado de Guarionex, uno de los cinco
reyes que Colón encontró cuando arribó a la Española. Estos jefes ayunaron
por cinco días para prepararse espiritualmente para que sus Zemes
(sacerdotes o líderes espirituales) les pudieran contar de eventos futuros.
Martir registró que después que los sacerdotes nativos estuvieran
satisfechos con el ayuno realizado por los jefes, les contaron que hombres
llevando vestiduras vendrían a sus islas y que destruirían sus ceremonias y
ritos. Estos extranjeros también matarían sus hijos y destruirían su libertad.
1

PROFECÍAS ANDINAS DE DESTRUCCIÓN

Los primeros cronistas registraron numerosas profecías en las regiones


andinas. Martín de Murúa proveyó información acerca de la profecía que
ciertamente ocurrió durante el reinado del señor inca Topa Inca Yupanqui (a
finales del siglo XV). De acuerdo a los informantes de Murúa, Topa Inca
Yupanqui, luego de consultar con sus huacas o ídolos, decía que gente con
barba arribaría a la costa del Perú y que serían invencibles. Esta gente

264
extranjera de barba traerían destrucción a los reinos indígenas en el área
andina y someterían a los nativos a trabajos forzados perpétuos. La
destrucción de los incas sería tan grande que se perdería en la memoria.
Murúa no explicó con más detalle acerca de la profecía. 2

Juan de Betanzos escribió que antes de la muerte del señor inca


Pachacuti Inca Yupanqui, profetizó que en los días posteriores a su nieto
Huayna Cápac, los incas pasarían por un “pachacuti” que significaba “un
cambio del mundo”. La profecía especificaba que hombres altos y blancos
con barbas llegarían a su reino y que al final éstos les dominarían.
Pachacuti Inca Yupanqui dijo, que luego que los hombres blancos vinieran,
no habrían más reyes incas y que la gente debería disfrutar de la buena vida
por el tiempo que pudieran, porque pocos sobrevivirían luego del reinado
de Huayna Cápac. 3

Fernando de Montesinos escribió que el señor inca Viracocha conquistó


las tribus de la costa del Perú y reconstruyó el templo de Pachacamac,
donde se realizaban sacrificios. Pidió que los sacerdotes del templo rezaran
para asegurar el futuro de su nieto Topa Yupanqui. Los sacerdotes de
Pachacamac predijeron que Topa Inca Yupanqui y Huayna Cápac reinarían
felizmente y conquistarían muchas tierras, pero que luego del reinado de
Huayna Cápac, nuevos gobernantes jamás conocidos conquistarían y
gobernarían sus reinos. Los sacerdotes comentaron que estos extranjeros
serían blancos con barba y serían muy severos en su trato con los
indígenas.4

Cieza de León afirmó que cuando Huayna Cápac estaba en Quito,


Ecuador, recibió la información referente a la aparición de una extraña nave
y el arribo de gente con barba en Paita, Perú. Luego que Francisco Pizarro
5

y sus hombres partieran, Huayna Cápac por cierto profetizó que los
hombres que habían sido vistos en el barco regresarían con gran poder y
conquistarían las tierras. Cieza de León era de la opinión que esta
“profecía” pudo haber sido una fábula o el trabajo del demonio porque, de
qué otra manera sabrían los incas que los españoles regresarían. Escribió
que muy pronto después de esto, Huayna Cápac contrajo viruela y falleció. 6

PROFECÍAS MESOAMERICANAS DE DESTRUCCIÓN

Este fatalismo o premonición que los indígenas serían conquistados por


extranjeros no estaba limitado sólo al Caribe o los Andes. El padre Diego
Durán, que escribió la historia de los aztecas, observó una profecía
existente durante el reinado de Motecuhzoma I. Durán afirmaba que recibió
7

el siguiente detalle de un informante nativo:

265
M otecuhzoma I, adquirió tanta fama, volviéndose poderoso y la gente estando tan contenta con su forma de
gobernar, cuya evidencia se ve en leyes y ordenanzas justas, tan así fue que lo consideraban más como un ser divino
que humano. Una vez que M otecuhzoma adquirió gran fama, propuso enviar soldados con obsequios de vuelta a la
madre tierra azteca en el área de las Siete Cuevas y verificar si no quedaba aún parte de su pueblo.

M otecuhzoma llamó a los hechiceros y hombres sabios para que le dieran una idea de su ubicación. Estos
hechiceros fueron enviados para buscar el lugar de su origen. Ellos encontraron los habitantes originales que estaban
todavía allí y también se encontraron con Coatlicue, madre de Huitzilopochtli, con quien hablaron. Los hechiceros
comentaron que ella profetizó que Huitzilopochtli sería expulsado por gente extraña de su templo en Tenochtitlán.
Los hechiceros dejaron sus obsequios a Coatlicue y regresaron a Tenochtitlán con muchos regalos para
Huitzilopochtli. Ellos repitieron la profecía que después de cierto tiempo, Huitzilopochtli sería expulsado de la
ciudad de M éxico-Tenochtitlán y tendría que regresar a su hogar original en el área de las Siete Cuevas porque, de la
misma manera en que él había dominado y controlado otras naciones, la gente extraña le arrebataría el control.8

Durán relató en un informe aparte lo que ocurrió durante el reinado de


Motecuhzoma II, nieto de Motecuhzoma I. Cuando nuevamente reinó la paz
en Tenochtitlán, Motecuhzoma se sorprendió al enterarse de que el rey de la
ciudad vecina de Tezcoco, Nezahualpilli había llegado al palacio sin previo
anuncio. El rey Nezahualpilli, quien fue descrito por Durán, no solamente
como un hechicero sino como rey, le dijo a Motecuhzoma de que había
tenido una visión de un acontecimiento que iba a ocurrir durante el tiempo
de Motecuhzoma II. Le comunicó a Motecuhzoma la siguiente profecía:
Debes estar alerta, debes estar advertido, porque he descubierto que en pocos años nuestras ciudades serán
saqueadas y destruidas. Nosotros y nuestros hijos seremos asesinados, nuestros ciudadanos humillados. Todo esto
no debe ser puesto en duda. Para dar prueba de la verdad que digo, verás que cada vez que declares la guerra en
Huexotzinco, Tlaxcala o Cholula, serás derrotado. Serás siempre vencido por el enemigo y sufrirás grandes pérdidas
entre tus oficiales y soldados. Y agregaré esto: antes que transcurran muchos días verás señales en los cielos que
aparecerán como un presagio de lo que estoy diciendo. Pero no te desanimes por estas cosas, ya que uno no puede
evitar lo que ya está escrito. Como consuelo es que yo no veré estas calamidades y aflicciones ya que mis días están
contados. Por esto es que deseo advertirte antes de mi muerte, Oh mi más preciado hijo.9

De acuerdo a Durán, Motecuhzoma II, pronto deseó poner a prueba esta


profecía y envió un gran ejército contra Tlaxcala, localizado al este de
Tenochtitlán, pero fue claramente derrotado y sus comandantes tomados
prisioneros por los tlaxcalanes. Motecuhzoma estaba tan furioso por la
derrota que castigó fuertemente a su ejército y dió órdenes que sus soldados
no fueran recibidos ni con alegría ni con tristeza al regresar a Tenochtitlán.
Un silencio extraño se extendió por toda la ciudad y las calles quedaron
vacías cuando el ejército derrotado regresó.
Como castigo adicional, Motecuhzoma retiró de sus soldados muchos de
los privilegios que previamente les había otorgado. Bajo pena de muerte, se
les prohibió vestir mantas finas de algodón, en vez debían llevar capas de
fibra de maguey similar a las que vestía el hombre común. No les estaba
permitido calzar las sandalias de la nobleza y les restringió el acceso al
palacio durante un año. Luego del año de castigo, el rey Motecuhzoma
nuevamente declaró la guerra a Tlaxcala y en esta oportunidad sus soldados

266
tuvieron una mejor intervención. Cuando el combate terminó lo tlaxcalanes
habían perdido igual número de soldados que los aztecas. Motecuhzoma
estaba satisfecho con el rendimiento de sus tropas y les restituyó sus
antiguos privilegios.
Durán narró que muy pronto luego de la batalla con los tlaxcalanes,
Motecuhzoma II, divisó un cometa extraño en el cielo del este que parecía
avanzar en dirección a Tenochtitlán. Estaba muy impresionado y recordó las
palabras del rey Nezahualpilli. Llamó a Nezahualpilli, quien respondió que
el cometa había sido visto en cielo por bastante tiempo y que era un mal
presagio para todos sus reinados, ya que les sucederían a todos terribles
cosas.
Nezahualpilli afirmó que grandes calamidades y desastres caerían sobre
todas las provincias. La muerte dominaría la tierra y se perderían cada uno
de los reinos. Le contó a Motecuhzoma que todas estas cosas irían
sucediendo durante su reinado. Nezahaulpilli predijo que cuando saliera de
Tenochtitlán y retornara a Tezcoco fallecería y no vería otra vez a
Motecuhzoma. Él, reiteradamente exhortó a Motecuhzoma a no decaer, sino
enfrentar los problemas predestinados con coraje. Motecuhzoma lamentó
amargamente:
¡O Señor de Todas las Cosas Creadas! ¡O poderosos dioses que dan vida y muerte! ¿Por qué han querido que
muchos reyes, muchos señores poderosos, hayan gobernado orgullosamente pero mi destino es la de testificar la
infeliz destrucción de nuestra ciudad? ¿Por qué soy yo quién debe ver la muerte de mis esposas e hijos y mis
súbditos y la pérdida de mis reinos y dominios poderosos y de todos lo que los aztecas han conquistado con sus
poderosas armas y la fuerza de sus pechos? ¿Qué debo hacer? ¿Dónde debo esconderme?

Durán reportó que según transcurrían los días, hubo otros numerosos
presagios y profecías adelantando la destrucción que caería sobre los
aztecas. De acuerdo a la información que Durán recibió de sus informantes
nativos, una serie de eventos misteriosos o míticos sucedieron, todos
prediciendo la destrucción de Motecuhzoma II y Tenochtitlán.
Uno de tales eventos ocurrió cuando Motecuhzoma ordenó que una gran
roca fuera transportado a Tenochtitlán para usarla como lugar de sacrificios
durante la ceremonia de la “desolladura humana”. Los trabajadores,
mientras llevaban la roca, reportaron que una voz dentro de la roca les
habló y les dijo que era muy tarde para transportar la roca y que no sería
necesitada en Tenochtitlán. La voz les urgía que le dijeran a Motecuhzoma
que sucedería un terrible evento y dado que el mismo provenía de la
voluntad divina, no lo podrían evitar. La voz también les dijo que su
reinado y su poder, terminarían. Motecuhzoma II se perturbó tanto con el
10

relato de la roca que huyó a las montañas para esconderse.

267
Más tarde Motecuhzoma II, intentó escapar a la montaña del dios
Huemac, pero un sacerdote lo buscó y lo avergonzó obligándole a regresar
a su palacio. Otros sueños y presagios fueron dados a diferentes personas
incluyendo ancianos, con instrucciones de transmitir estos mensajes a
Motecuhzoma. Éste decididamente buscó y destruyó las familias de aquellas
personas que vinieron a advertirle. También asesinó a la mayoría de los
hechiceros y adivinos que no le traían buenas noticias. Durán afirmó que
Motecuhzoma gradualmente se retiró de la vida pública.
También narró que durante este tiempo, un hombre apareció en el palacio
afirmando haber visto, mientras caminaba a lo largo de la playa, una
montaña o gran casa flotando sobre las aguas. Motecuhzoma rápidamente
envió a uno de sus oficiales a investigar. El oficial regresó con la
11

verificación del arribo de un barco con gente blanca de barba vistiendo


ropa multicolor. Motecuhzoma envió una delegación con joyas finas y ropas
para ofrecerles a los extranjeros y para ver si éstos eran el mismo Topiltzin
Quetzalcoatl, quien había prometido regresar. Motecuhzoma reiteradamente
dijo que si era Topiltzin Quetzalcoatl, le entregaría su reino a los
extranjeros porque Motecuhzoma reconocía ser solamente el guardián del
dominio de Topiltzin Quetzalcoatl hasta que éste regresara.12

El sumo sacerdote Topilzin Quetzalcoatl, quien vivió aproximadamente


en el año 900 D.C., huyó de Tula a Yucatán y luego desapareció. Topilzin
Quetzalcoatl había prometido regresar y reclamar su trono. Fue la leyenda
del retorno de Topilzin Quetzalcoatl, que más tarde fue eficazmente
utilizada por Hernán Cortés durante el principio de la conquista de México.
Cortés convenció a Motecuhzoma II, ser el representante de un poderoso
rey del este.
Motecuhzoma II, en su deseo de saber más acerca de Cortés, envió a su
embajador, Tlillancalqui, con regalos para ofrecérselos. También envió un
grupo de artistas para pintar cuadros de los españoles, sus naves, caballos y
armas. Motecuhzoma comparó los retratos de los españoles pintados por
estos artistas con algunos cuadros de un anciano de Xochimilco, quien era
bien versado en historia y arte antiguo. Motecuhzoma observó que los
detalles en las pinturas de este hombre eran casi similares a las de los
españoles en relación a barba, vestimentas y tocados.
El anciano había predicho que vendrían hombres montados en bestias
similares a ciervos; y otros, sobre águilas que vuelan como el viento. Estos
hombres estaban allí para conquistar las tierras, ubicarse en todas las
ciudades, multiplicarse en gran número y convertirse en dueños de oro,
plata y piedras preciosas. Motecuhzoma quedó tan impresionado con el

268
anciano que lo mantuvo cerca de si siguiendo sus consejos cuando
negociaba con los españoles.
Durán tenía gran admiración hacia Motecuhzoma II y afirmó que era un
hombre de paz que se entregó pacíficamente por iniciativa propia a Cortés
como el “representante” del gran rey que había prometido regresar.
Motecuhzoma también predijo su propia caída en manos de los españoles y
pidió a Tlillancalqui, su embajador frente a Cortés, que cuidase a sus hijos.
Los registros de Durán sobre estas diferentes profecías manifestaban
ampliamente el estado de ánimo de Motecuhzoma al arribo de los
españoles.13

Tanto Hernán Cortés como Bernal Díaz del Castillo hicieron mención de
una creencia de los aztecas acerca del retorno de un dios blanco que los
conquistaría. Durante las conversaciones con líderes aztecas luego de la
conquista, los indígenas se refirieron a que entre los aztecas existía una
historia que sus ancestros habían profetizado en donde, esos hombres con
barba vendrían desde donde nace el sol y los gobernarían;
consecuentemente muchos indígenas esperaban la llegada de los españoles.
La audacia de los españoles ante la enorme desigualdad, sorprendió a los
indígenas y esto pudo haber contribuido a la creencia de que a los
españoles les protegía un poder divino.
Díaz del Castillo dio un ejemplo de esta aparente invencibilidad al
narrar los eventos que ocurrieron cuando Cortés arribó al río que la
expedición anterior de Grijalva nombró río Grijalva. Allí Cortés encontró
14

considerable resistencia de miles de guerreros indígenas fuertemente


armados que habitaban la ciudad nativa de Tabasco. A través de su
intérprete, Aguilar, Cortés pidió a los indígenas que les permitiera
desembarcar y obtener agua y alimentos, pero se opusieron tenazmente.
Finalmente optó por la fuerza. Luego de considerable lucha, y no habiendo
caído ningún español, Cortés hizo retroceder a los indígenas y, en presencia
de Diego de Godoy, notario real español, tomó posesión de esta tierra en
nombre del rey de España.
Díaz del Castillo también describió una gran batalla al día siguiente, en
donde los españoles apresaron y derrotaron a miles de indígenas. El uso de
caballos y las espadas sumamente filosas causó real temor entre ellos. Ésta
fue la primera batalla significativa de Cortés en el Nuevo Mundo por lo que
el lugar se llamó Santa María de la Victoria. Todos los españoles
humildemente reconocieron que sólo con la ayuda de Dios habían podido
derrotar al ejército indígena que superaba ampliamente en número y
determinación a los españoles. De acuerdo a Cortés, los indígenas le
15

269
aclararon que habían peleado con un ejército de más de 40.000 guerreros.
Luego de dejar el área de Tabasco, la flota navegó a San Juan de Ulúa
donde Cortés encontró la delegación de gobernadores de Motecuhzoma, así
también como con otras personas representativas. Cortés intercambió
obsequios con los representantes de Motecuhzoma y éstos en
agradecimiento, hicieron que sus artistas pintaran retratos de Cortés, sus
capitanes y soldados, los caballos, los barcos y veleros, cañones, balas de
cañón e inclusive dos perros galgos.
De acuerdo a Díaz del Castillo, Motecuhzoma estaba convencido que los
españoles eran de la raza que, de acuerdo a las profecías de sus ancestros,
gobernarían el territorio. Los aztecas continuaron su amistad con los
16

españoles e intercambiaron oro y plata por canicas y baratijas. También


proveyeron gran cantidad de alimentos a los españoles; sin embargo,
repentinamente y sin explicación, el grupo de indígenas a cargo del
intercambio desapareció llevando consigo todas las provisiones con las que
Cortés contaba. Los españoles muy pronto supieron que Motecuhzoma había
ordenado retirar su apoyo.
Continuando con su trayectoria, Cortés arribó cerca de lo que es hoy en
día, la moderna Veracruz, México, donde encontró a la tribu de habla
totonac que habían sido avasallados por los aztecas durante muchos años.
Cortés trató a estos indígenas muy bien y pronto ganó su confianza.
Descubrió que los españoles poseían buena reputación como guerreros con
coraje y gran habilidad haciendo que los indígenas de habla totonac les
implorasen su ayuda para liberarse de los aztecas.
Mientras Cortés estaba reunido con los jefes totonac de Quiahuitzlan y
pueblos vecinos, cinco recaudadores de impuestos de Motecuhzoma
arribaron y solicitaron saber porqué los indígenas fraternizaban con los
españoles luego que Motecuhzoma había dado órdenes de no volver a
contactarlos. Los recaudadores de impuestos exigieron 20 prisioneros para
un sacrificio. Cortés intercedió y pidió a los totonac que capturasen a los
recaudadores de impuestos. Los totonac estaban tan sorprendidos por la
audacia de Cortés y aparente falta de temor a Motecuhzoma que se
refirieron a los españoles como teules, que en su lenguaje significaba
dioses o demonios.
Más tarde Cortés pretendería que había sido enviado por Dios. Por ende,
liberó a dos de los cinco recaudadores de impuestos con instrucciones de
regresar junto a Motecuhzoma y le informaran que los españoles venían en
son de paz y querían reunirse con él. Los dos prisioneros liberados
17

270
apaciguaron la ira de Motecuhzoma por la detención de los recaudadores y
despertaron su curiosidad; por lo tanto, prohibió inicialmente que sus
guerreros atacaran a los españoles intrusos que habían llegado a su imperio.
Díaz del Castillo escribió que según transcurría el tiempo, Motecuhzoma
se convencía que los españoles eran esa gente cuya llegada había sido
mencionada antes por sus ancestros y que por ende debían ser de su propia
raza.
En una carta al rey Carlos V, Cortés describió el arribo ceremonial del
gran rey Motecuhzoma con un acompañamiento de 200 señores y nobles de
Tenochtitlán. Luego de la ceremonia de recepción e intercambio de regalos,
Cortés hizo un recuento de la narrativa de una gran leyenda de
Motecuhzoma:
M ucho tiempo atrás aprendimos del estudio de nuestras escrituras, que fueron conservadas por nuestros
ancestros y entregados a nosotros, y que ni yo ni ninguno de los que habitaban esta tierra eran nativos de esta área.
Todos somos extranjeros aquí y venimos de lugares muy lejanos. Al mismo tiempo, tenemos información que nuestra
gente era siervos de un gran señor que los trajo aquí y que más tarde regresó de donde había venido. Luego de un largo
tiempo, retornó para guiar a nuestra gente de regreso, pero encontró que nuestros ancestros se habían casado con los
mujeres nativas de la región y varias generaciones ya habían pasado; y que nuestros ancestros habían construido
pueblos y ciudades a través de toda el área. Nuestros ancestros no sólo no querían regresar con este gran señor, sino
que ni siquiera deseaban recibirlo. Por lo tanto, este gran señor regresaría a su propia tierra; y siempre hemos creído
que algún día sus descendientes vendrían, conquistarían y gobernarían esta tierra y a todos nosotros nos tendrían
como vasallos.

De acuerdo a lo que ustedes nos dicen que vienen de donde nace el sol y acerca de este gran rey o señor que los
envió aquí, creemos y estamos seguros que su rey también podría ser nuestro rey o señor natural. Ustedes también
nos han dicho que por varios días su gran señor ha sabido de nosotros; por lo que pueden estar seguros que les
obedeceremos a ustedes y a su rey de quien nos contaron. No les fallaremos ni defraudaremos y podrán ir y hacer lo
que les plazca en la tierra donde soy señor. Solamente deben pedir y se les obedecerá y todo lo nuestro les será
entregado y podrán hacer con ello su voluntad. Pueden estar tranquilos ahora que están en su propia tierra y pueden
descansar de sus viajes y guerras.18

Cortés inteligentemente utilizó este mito antiguo de Quetzalcoatl y el


“gran Señor del Este” para ganarse la confianza de Motecuhzoma y de
muchos aztecas al pretender que el rey Carlos V era, sin duda, el gran señor
del cual los aztecas tenían leyendas.
Diego de Landa escribió de manera similar que los aztecas tuvieron
señales y profecías de la llegada de los españoles, y de la destrucción del
poder y religión azteca como así los maya tenían sus profecías. Dijo que un
indio de nombre Ah Cambal, que mantenía la posición de Chilam (adivino
o profeta), declaró públicamente que los maya pronto serían sometidos por
una raza extranjera y que ésta les predicaría acerca de un solo Dios y el
“poder de un árbol”. 19

En los escritos de Herrera, que Tozzer agregó como Apéndice A al libro


de Landa, citó la profecía de la tribu cocom, una de las tres principales

271
tribus de Yucatán. Don Juan Cocom mostró a los españoles un libro escrito
años antes del arribo de los españoles que mostraba el dibujo de un ciervo
poco común. De acuerdo a don Juan Cocom, los líderes religiosos cocom
profetizaron que cuando el gran ciervo, que los maya ahora se dieron cuenta
de que se trataba de vacas, ocuparon las tierras, vieron que la adoración de
sus dioses cambiaría; que don Juan Cocom vio que todo se cumpliría con el
arribo de los españoles y las vacas. 20

Referente a las profecías que les fueron dadas a los indígenas sobre la
llegada de los españoles, vale la pena reveer el registro de Aharon Levi
que compartió con Menasseh Ben Israel, el rabino judío en Amsterdam,
acerca de la profecía narrada por el jefe indio Francisco, después de que
éste y Levi según se afirma hubieran visitado al grupo de israelitas
viviendo en plena jungla colombiana o venezolana. Según lo afirmado en el
capítulo 3, Francisco proporcionó el siguiente informe con relación a los
sacerdotes tribales (mohanes) cuya gente creyó ser cierto. De acuerdo a
Francisco, estos sacerdotes tribales le dijeron a su tribu:
El Dios de estos Hijos de Israel es el Dios verdadero. Todo lo escrito sobre sus piedras es verdad. Al final de los
tiempos serán los Señores sobre todo el mundo. Vendrán a estas tierras gente que traerá consigo muchas cosas; y
luego que esta tierra esté completemante llena, estos Hijos de Israel vendrán de donde estén y dominarán todas estas
tierras así como lo hicieron antes. Aquellos de ustedes que deseen ser aventureros, permanezcan junto a ellos.

Francisco proclamó que durante su conversación con los israelitas, que


vinieron a visitar a Levi, mencionaron que los tres eventos más
sobresalientes observados por los israelitas y que generó gran celebración,
habían sido: el arribo de los españoles, el arribo de los barcos en el mar
del sur (Pacífico) y la visita de Aharon Levi. De acuerdo a Francisco, los
israelitas afirmaron que estos tres eventos eran señales del cumplimiento de
sus profecías. Ben Israel aparentemente vinculó estas profecías de los
21

israelitas “americanos” con la congregación general de Israel y el retorno


de la Diez Tribus Perdidas de Israel.
PROFECÍAS DEL LIBRO DE MORMÓN REFERENTE A LAS AMÉRICAS

De acuerdo al relato del Libro de Mormón, cerca del año 592 B. C., el
jóven profeta Nefi fue visitado por un ángel que le mostró en una visión la
tierra prometida hacia donde su familia navegaría. Nefi también vió la
caída final de su pueblo. También previó numerosas batallas entre sus
descendientes, los nefitas y los descendientes de su hermano, los lamanitas.
Vio el final de la civilización nefita y los siglos de combate entre los
lamanitas (1 Nefi 13). El ángel también le mostró los océanos y como
dividiría a los “gentiles” de los lamanitas. El ángel también le contó a Nefi
22

272
que la ira de Dios caería sobre los lamanitas, y que eventualmente los
gentiles serían guiados a las Américas. Nefi declaró:
Y miré, y ví entre los gentiles a un hombre que estaba separado de la posteridad de mis hermanos por las muchas
aguas; y ví que el Espíritu de Dios descendió y obró sobre él; y el hombre partió sobre las muchas aguas, sí, hasta
donde estaban los descendientes de mis hermanos que se encontraban en la tierra prometida.

Y aconteció que ví al Espíritu de Dios que obraba sobre otros gentiles, y salieron de su cautividad, cruzando las
muchas aguas.

Y sucedió que ví muchas multitudes de gentiles sobre la tierra de promisión, y ví que la ira de Dios vino sobre los
descendientes de mis hermanos, y fueron dispersados delante de los gentiles, y afligidos.

Y ví que el Espíritu del Señor estaba sobre los gentiles, y prosperaron y obtuvieron la tierra por herencia; y ví
que eran blancos y muy bellos y hermosos, semejantes a los de mi pueblo antes que los mataran.

. . .por tanto, ves que el Señor Dios no permitirá que los gentiles destruyan completamente a los de la mezcla de
tu descendencia que se hallan entre tus hermanos.

Ni permitirá tampoco que los gentiles destruyan a la posteridad de tus hermanos.

. . . Seré misericordioso con los gentiles en aquel día, de tal modo que haré llegar a ellos, por medio de mi propio
poder, mucho de mi evangelio que será claro y precioso, dice el Cordero.

Porque he aquí, dice el Cordero: Yo mismo me manifestaré a los de tu posteridad, por lo que escribirán muchas
cosas que yo les suministraré. Las cuales serán claras y preciosas; y después que tu posteridad sea destruida y
degenere en la incredulidad, lo mismo que la de tus hermanos, he aquí que estas cosas serán escondidas, a fin de que
sean manifestadas a los gentiles por el don y el poder del Cordero.

Y en aquel día el resto de los de nuestra posteridad sabrán que son de la casa de Israel, y que son el pueblo del
convenio del Señor; y entonces sabrán y llegarán al conocimiento de sus antepasados, y también al conocimiento del
evangelio de su Redentor, que él ministró a sus padres. Por tanto, llegarán al conocimiento de su Redentor y de los
principios exactos de su doctrina, para que sepan cómo venir a él y ser salvos (1 Nefi 13:12-15, 30-31, 34-35; 15:14).

Nefi escribió que este registro del pueblo sería conservado y dado a los
gentiles que llegarían a las Américas y de ellos a los descendientes de Lehi.
El angel le dijo a Nefi que sus registros e historia serían testigos de la
veracidad de la Biblia que ambos testificarían que Jesucristo es el Hijo de
Dios y el Salvador del mundo.
Antes que Lehi muriera en el Nuevo Mundo, reunió a su familia
alrededor suyo contándoles que había tenido una visión en donde Jerusalén,
efectivamente había sido destruida según lo profetizara cuando salió de la
ciudad. (Jerusalén fue tomada por los babilonios entre los años 586 B. C. y
590 B. C. según lo registrado en la Biblia en 2 Reyes 25, aproximadamente
diez años después que el Libro de Mormón registrase que Lehi y su familia
habían huído). Lehi les recordó a sus hijos que de haberse quedado en
Jerusalén, también hubieran muerto. Entonces les dijo:
Pero, dijo él, a pesar de nuestras aflicciones, hemos obtenido una tierra de promisión, una tierra escogida sobre
todas las demás, una tierra que el Señor Dios hizo convenio conmigo de que sería una tierra para la herencia de mi
posteridad. Sí, el Señor me ha dado esta tierra por convenio a mí y a mis hijos para siempre, y también para todos

273
aquellos que la mano del Señor conduzca de otros países.

Por tanto, yo, Lehi, profetizo según el Espíritu que obra en mí, que nadie vendrá a esta tierra a menos que sea
traído por la mano del Señor.

Por tanto, esta tierra está consagrada a quienes él ha dado, será para ellos una tierra de libertad; por lo que nunca
serán reducidos al cautiverio; si tal sucediere, será por causa de la iniquidad; porque si abunda la iniquidad, maldita
será la tierra por causa de ellos; pero para los justos será bendita para siempre.

Y he aquí, es prudente que esta tierra no llegue todavía al conocimiento de otras naciones; pues he aquí, muchas
naciones sobrellenarían la tierra, de modo que no habría lugar para una herencia.

Por tanto, yo Lehi, he obtenido la promesa de que, si aquéllos que el Señor Dios trae de la tierra de Jerusalén
obedecen sus mandamientos, prosperarán sobre la superficie de esta tierra y serán preservados de todas las demás
naciones, a fin de que posean esta tierra para sí mismos. Y en caso de que guarden sus mandamientos, será bendecido
sobre la superficie de la tierra; y no habrá quien los moleste ni les quite la tierra de su herencia; y habitarán seguros
para siempre.

Pero he aquí, cuando llegue el día en que degeneren en la incredulidad, después de haber recibido tan grandes
bendiciones de la mano del Señor – teniendo del conocimiento de la creación de la tierra y de todos los hombres,
conociendo las grandes y maravillosas obras del Señor desde la creación del mundo, habiéndoseles dado el poder para
hacer todas las cosas por la fe; teniendo todos los mandamientos desde el principio, y habiendo sido conducidos por
su infinita bondad a esta preciosa tierra de promisión – he aquí, digo que si llega el día en que rechacen al Santo de
Israel, el verdadero M esías, su Redentor y su Dios, he aquí, los juicios del que es justo descenderán sobre ellos.

Sí, él traerá sobre ellos a otras naciones, a las que dará poder, y les quitará la tierra de sus posesiones, y hará que
sean dispersados y afligidos (2 Nefi 1:5-11).

El comentario de Lehi acerca del libro que escribirían sus descendientes


y que eventualmente sería traducido y devuelto a sus descendientes por los
gentiles (el Libro de Mormón ) agrega un nuevo enfoque a los comentarios
de los presuntos israelitas que habían sido descubiertos por Aharon Levi
hacia 1650 y posteriormente publicados en el libro de Ben Israel, Sobre El
Origen de los Americanos. Estos “israelitas” del Nuevo Mundo indicaron
que “José, vive en medio del mar (haciendo señal con dos dedos cerrados,
y después, abriéndolos) en dos partes”. Uno vez que Lehi llegó a las
Américas, vista como una isla en medio del océano, su familia,
descendientes de José, pronto se dividieron en dos grupos o naciones
diferentes.
Existe una profecía bíblica que parece indicar que los descendientes de
José se esparcirían:
Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro.

Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores; hasta el término de los
collados eternos serán sobre la cabeza de José, y sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos (Génesis
49:22, 26).

Sin embargo, Aharon Levi probablemente no podría haber entendido una


profecía tan complicada como para predecir esta división de los

274
descendientes de José que se tiene evidencia con la información del Libro
de Mormón. De manera similar, la declaración de estos israelitas del
Nuevo Mundo que “un día hablaremos todos y saldremos como nos parió la
tierra” comienza a tener sentido una vez que es comparado con la profecía
de Lehi y las palabras de Isaías. Aparentemente estos israelitas visitados
por Aharon Levi, previeron la revelación de las escrituras antiguas saliendo
de la tierra o del polvo “como nos parió la tierra”.
Seis años antes del nacimiento de Jesucristo en Jerusalén, Samuel, un
profeta lamanita, además de proporcionar señales referentes al nacimiento y
muerte del Salvador, mencionó también el estado de los lamanitas en estos
“últimos tiempos”:
Sí, os digo que en los postreros tiempos se han extendido las promesas del Señor a nuestros hermanos los
lamanitas; y a pesar de las muchas aflicciones que experimentarán, y no obstante que serán echados de un lado al otro
sobre la superficie de la tierra, y serán perseguidos y heridos y dispersados, sin tener lugar donde refugiarse, el Señor
será misericordioso con ellos.

Y esto de acuerdo con la profecía de que serán traídos otra vez al conocimiento verdadero, que es el conocimiento
de su Redentor y de su gran y verdadero pastor, y serán contados entre sus ovejas.

Por tanto, dice el Señor: No los destruiré completamente, sino que haré que en el día de mi prudencia se vuelvan a
mí de nuevo, dice el Señor (Helamán 15:12-13,16).

Durante la visita de Jesucristo a las Américas, según lo escrito en el


Libro de Mormón, él contó a los sobrevivientes nefitas y lamanitas acerca
de los “últimos días,” el esparcimiento de su pueblo de la casa de Israel y
las señales posteriores que aparecerían cuando Dios comenzara a reunir al
pueblo disperso de Israel. Jesucristo afirmó:
Y de cierto os digo, os doy una señal para que sepáis la época en que estarán a punto de acontecer estas cosas –
que recogeré a mi pueblo de su larga dispersión, oh casa de Israel, y estableceré otra vez entre ellos mi Sión;

y he aquí, esto es lo que os daré por señal– porque en verdad os digo que cuando se den a conocer a los gentiles
estas cosas que os declaro, y que más adelante os declararé de mí mismo, y por el poder del Espíritu Santo que os
será dado por el Padre, a fin de que ellos sepan acerca de este pueblo que es un resto de la casa de Jacob, y
concerniente a este pueblo mío que será esparcido por ellos;

en verdad, en verdad os digo, que cuando el Padre les haga saber estas cosas, y del Padre procedan de ellos a
vosotros,

porque es según la sabiduría del Padre que sean establecidos en esta tierra e instituidos como pueblo libre por el
poder del Padre, para que estas cosas procedan de ellos a un resto de vuestra posteridad, a fin de que se cumpla el
convenio del Padre, el cual ha hecho con su pueblo, oh casa de Israel;

y cuando sucedan estas cosas, de modo que vuestra posteridad empiece a conocerlas, entonces les será por señal,
para que sepan que la obra del Padre ha empezado ya, para dar cumplimiento al convenio que ha hecho al pueblo que
es de la casa de Israel (3 Nefi 21:1-4, 7).

Una vez más, el informe de Francisco a Aharon Levi presagia las escenas

275
y eventos descritos en estos capítulos del Libro de Mormón. En una examen
del informe de Levi, le fue dicho que extranjeros llegarían a la tierra y
básicamente poblarían la gran mayoría del Nuevo Mundo. Luego que esto
se cumpliera, estos “hijos de Israel” saldrían de sus escondites y
dominarían las tierras como lo habían hecho anteriormente. Sus informantes
“israelitas” dieron la bienvenida a toda la gente que deseara estar cerca de
ellos.
23

Parecería que estos “israelitas” del Nuevo Mundo estaban hablando de


reunir a los restos de la casa de Israel en este continente en los últimos
días. La frase en la última oración de la citación Aquellos de ustedes que
desean ser aventurados pareciera que se refierese a los gentiles sobre la
tierra y a una invitación a éstos de mantenerse cerca del “resto de Jacob”
viviendo en el Nuevo Mundo; y así participar en cualquier actividad y
bendición que el Señor tuviera para estos “israelitas dispersos”.
Mormón, que escribió cerca del año 385 D.C., continuó advirtiendo tanto
a los lamanitas que sobrevivieron las guerras así como también a los
“gentiles” de que ambos grupos necesitaban creer en Jesucristo. Moroni, el
mismo Moroni que se le apareció a José Smith 1.400 años más tarde, se
incluyó a sí mismo en la narrativa y explicó que su padre, Mormón, había
sido muerto en el combate y que a él, Moroni, le habían sido dado los
registros de su padre y describiría la destrucción final de su pueblo.
Aparentemente a Moroni le dieron el privilegio de ver cientos de años en el
futuro ya que habló de los últimos días. Vio tanto en el futuro que inclusive
dijo, “He aquí, os hablo como si os halláseis presentes, y sin embargo no lo
estáis. Pero he aquí, Jesucristo me os ha mostrado, y conozco vuestras
obras” (Mormón 8:35).
Moroni indicó que vivió otros 35 años después de la muerte de su padre
y la destrucción de su gente. En el año 421 D.C., Moroni terminó sus
escritos y enterró las planchas. Incluyó una última exhortación y una
promesa muy poco común a sus hermanos, los lamanitas así como también a
los gentiles. Incitó a todos a leer los registros de su pueblo según lo
indicado en el Libro de Mormón y luego preguntarle a Dios sobre su
veracidad:
He aquí, quisiera exhortaros a que, cuando leáis estas cosas, si Dios juzga prudente que las leáis, recordéis cuán
misericordioso ha sido el Señor con los hijos de los hombres, desde la creación de Adán hasta el tiempo en que
recibáis estas cosas, y que lo meditéis en vuestros corazones.

Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de
Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en
Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo;

276
y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas (M oroni 10:3-5).

Notas al final del Capítulo:

1 Martir, 102-103

2 Murúa, 321.

3 Betanzos, 128.

4 Montesinos, 116.

5 Fue en el año 1527, cuando Francisco Pizarro y los trece hombres de Gallo llegaron a Paita.

6 Cieza de León, Señorio, 231.

7 Durán, Capítulo XXVII.

8 Ibid., 221. (La destrucción del Templo de Huitzilopochtli sucedió a principios de agosto del año 1521 cuando Bernal Díaz del Castillo y un pequeño grupo de españoles se esforzaron
por llegar a la cima del templo de Huitzilopochtli, ubicado en el distrito de Tlaltelolco, y destruy ó los ídolos y quemó el altar.)

9 Ibid., 452.

10 Ibid., 479.

11 Ibid., 495. (Hey den sugiere que este informe en particular se sitúa en el reino de la mitología, pero reconoció que quizá pudo haber sido en la expedición del año 1518 de Juan de
Grijalva quien viajó a lo largo de la costa hasta la isla que los españoles llamaron San Juan de Ulúa. Fue ahí donde se realizó el primer contacto entre los aztecas y los
españoles. Hernán Cortés llegó a Ulúa el 21 de abril de 1519.)

12 Diego Durán, Libro de los dioses y ritos ( 1574-76) así como también El calendario antiguo ( The Ancient Calendar) (1579). (Traducido y editado por Fernando Horcasitas y Doris
Hey den y patrocinado por Miguel León-Portilla.) University of Oklahoma Press, Norman, Oklahoma, 1971.

13 Vea en el libro de Hernán Cortés, Cartas de la Relación y en el de Bernal Díaz del Castillo, La Verdadera Historia de la Conquista de Nueva España para leer acerca de la
conquista en si. Durán describe la conquista, pero continúa basicamente la misma cadena de eventos de los otros dos libros.

14 J. M. Cohen, que escribió la Introducción al libro de Díaz del Castillo, afirmaba que estos indígenas debieron haber sido los Tzendals, una rama de la civilización May a y su
lenguaje debió ser el may a.

15 Díaz del Castillo, 75-77.

16 Ibid., 92.

17 Díaz del Castillo, 110-113.

18 Cortés, 116-117.

19 Landa, 43. (Tozzer añadió la nota de que los sacerdotes católicos interpretaron esto como la llegada de los cristianos con el “árbol” refiriéndose a la cruz.

20 Ibid., 217. Apéndice A. Antonio de Herrera de Tordesillas, Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano (1601). (Herrera, quien
jamás había estado en las Américas, fue nombrado historiógrafo real y fue comisionado para escribir una historia de las Indias.)

21 Ben Israel, l4-15.

22 En este caso la palabra gentil se refiere a cualquier persona que no perteneciese a la casa de Israel.

23 Ben Israel, 13.

277
Capítulo 16
HABILIDADES TÉCNICAS PRE-COLOMBINAS

Cuando Colón y los españoles se encontraron por la primera vez con los
nativos americanos, pensaron que habían descubierto gente simple y
atrasada. Posteriormente, a medida que los españoles exploraban más a
México y Perú, estaban sorprendidos por la gran diversidad de destrezas
manuales y técnicas demostradas por muchos de los nativos. Uno de los
principales objetivos de los europeos fue el de encontrar oro, y pronto
descubrieron que los indígenas eran algunos de los más adiestrados, sino
los más capaces, orfebres en el mundo. Muchos nativos fueron reconocidos
por su habilidad de trabajar con piedras especialmente en la construcción
de pirámides únicas, palacios, fortalezas, caminos y sistemas complejos de
irrigación. También mostraban gran conocimiento en el trabajo con cemento
y telas.
Es verdad que los españoles y portugueses sólo observaron las destrezas
demostradas por los nativos que vivieron a principios de los años 1500.
Las habilidades de las civilizaciones previas no fueron tan evidentes al ojo
inexperto cuando comenzó la conquista europea de las Américas. Ya hacía
un buen tiempo que las civilizaciones olmeca, chavín, tiwanakan,
teotihuacán, primeros mayas, toltecas y moche habían desaparecido cuando
los europeos arribaron; y sus manualidades no serían apreciadas del todo
hasta que los arqueólogos e historiadores de arte los descubrieran en el
siglo XX. Los aztecas, mayas clásicos, tezcocanos, tlaxcalanes, incas,
chimoros y otras civilizaciones encontradas por los europeos eran de una
época más reciente. Estas civilizaciones se formaron en base a tecnologías
antiguas y desarrollaron nuevas en los años previos al arribo de los
españoles.
Mormón, el guerrero antiguo y profeta quien compendió muchos de los
volúmenes de los registros acumulados por los nefitas en los mil años de
existencia (600 A.C. a 400 D.C.), repetidamente confirmó que no podía
registrar ni un porciento de su historia. Incluyó muy poca información
acerca de las condiciones de como vivieron diariamente o sus habilidades
técnicas. Cualquiera de las destrezas que fueron identificadas en el Libro de
Mormón fueron descritas superficialmente. La mayoría del material
incluido en el Libro de Mormón por Mormón (Mosíah hasta 3 Nefi) cubre
solamente un corto período, entre los años 130 A.C. a 34 D.C. Además del

278
Libro de Mormón, sólo hay información imprecisa de esta era pre-cristiana
que se conservó a través de los siglos que aparece en el folklore y las
leyendas del siglo XVI, los jeroglíficos en mesoamérica y por los quipos en
Perú o por las observaciones hechas por los españoles.
Mormón cubrió los siguientes 300 años en los 49 versos de 4 Nefi.
Ambos, Mormón y Moroni, su hijo, brindaron limitada información
histórica referente a las guerras y la destrucción final de los nefitas; y
dedicaron sus últimos versos para advertir y dar una idea a los lectores del
futuro sobre los factores que contribuyeron a la destrucción de una gente tan
poderosa. No enfocaron sobre las habilidades técnicas que se utilizaban en
las Américas. Moroni enterró su registro, grabado en planchas de oro, en el
año 421 D.C., de 600 a 800 años antes de la construcción de Tenochtitlán,
Chichen Itzá o Cuzco.
El botánico, cartógrafo y explorador Alexander Von Humboldt arribó al
Nuevo Mundo en 1799 y pasó los siguientes cinco años explorando y
haciendo un mapa del río Orinoco en Venezuela y viajando a través de
Cuba, Ecuador, Colombia y México. Muchos de sus trabajos fueron
dedicados a nombrar a miles de especies de plantas descubiertas en el
Nuevo Mundo, así como también trazarlas corrientes oceanográficas.
Regresó a Europa donde escribió acerca de estos descubrimientos y
presentó numerosos discursos. Su trabajo más famoso Cosmos: Bosquejo
de la descripción de un mundo físico (Cosmos: Sketch of a physical world
description), fue publicado en cinco volúmenes. Los primeros cuatro fueron
publicados entre los años 1845 y 1858 y el quinto fue publicado luego de
fallecer en 1859.
Según lo mencionado en el capítulo 1, John Lloyd Stephens y Frederick
Catherwood, viajaron a Yucatán en 1839 para explorar las antiguas ruinas
descubiertas allí. Stephens escribió Incidentes vividos en el viaje a
Centroamérica, Chiapas y Yucatán (Incidents of Travel in Central
America, Chiapas and Yucatan), que fue publicado en junio de 1841. Sus
descripciones de las ruinas maya en conjunto con los dibujos de
Catherwood fueron los primeros intentos modernos en describir las antiguas
ciudades y edificios maya. Intrigados por las posibilidades de explorar
estas ruinas antiguas, otros arqueólogos siguieron los pasos de Stephens en
México. El Perú también atrajo a numerosos arqueólogos e historiadores de
arte que habían explorado una amplia variedad de civilizaciones anteriores.
De 1852 a 1854, Sir Clements Robert Markham viajó a través del Perú.
Eventualmente publicó un libro titulado Los Incas del Perú (The Incas of
Peru) en 1910. En 1911, Hiram Bingham accidentalmente descubrió Machu

279
Pichu. Hoy en día, las universidades entrenan a cientos de arqueólogos e
historiadores de arte quienes, a su vez, buscan y excavan sitios pre-
colombinos a lo largo del Nuevo Mundo. Ellos ya han contribuido con
información de mucho valor referente a las habilidades tecnológicas de
estos antiguos habitantes americanos. Los cronistas también registraron
información referente a una amplia variedad de habilidades antes de que los
españoles y otros europeos destruyeran muchas de las civilizaciones pre-
colombinas.
Empezaré este capítulo explorando las destrezas de navegación
mostradas por los indígenas que vivieron cerca de océanos, ríos y lagos.
DESTREZAS DE NAVEGACIÓN

La mayoría de los científicos modernos e historiadores descartan la idea


de que los primeros americanos llegaron al Nuevo Mundo a través de una
migración marítima de Europa o Asia. Las primeras personas no tenían la
brújula y los científicos no pensaban que poseían adecuada destreza de
navegación para semejante travesía. Sin embargo, los primeros españoles
en llegar al Nuevo Mundo descubrieron que muchos indígenas eran adeptos
a navegar en el océano y viajaron cientos de millas en mar abierto sin el
beneficio de la brújula. Colón registró en su diario que el día 13 de octubre
de 1492 los indígenas vinieron a sus tres barcos en piraguas hechos de un
tronco ahuecado que estaban construidas como barcos largos. Describió a
estas piraguas diciendo que estaban extremadamente bien hechas y observó
que el largo variaba según el tamaño del árbol del cual estaban hechas.
Algunas de las piraguas eran suficientemente grandes para acomodar a 40 o
50 hombres. Colón describió que sus remos eran hechos con gran destreza y
arte, asemejándose a un palo largo de panadero. Observó que las piraguas
eran extremadamente rápidas en el agua. El 30 de noviembre, Colón
1

registró haber visto una piraguas cerca de la costa cubana, que medía 95
palmos de largo (aproximadamente 65 pies) y podía llevar a 150 personas.
Pronto descubrió que los indígenas llamaban a sus piraguas ‘canoas’, que
es el termino que posteriormente utilizó en su diario.
Los indígenas de Cuba y La Española les dijeron a Colón y sus
compañeros que eran frecuentemente atacados por feroces indígenas
caribeños que vivían en islas lejanas y que asaltaban a otras islas buscando
a otros indígenas para canibalizarlos o tomarlos como esclavos. Martir
afirmaba que de acuerdo con las narrativas de Colón, los caribeños
frecuentemente viajaban por canoa por más de mil millas para cazar nuevas
víctimas. La mayor parte de esta distancia era mar abierto. Los tainos le
2

280
contaron a Colón acerca de la existencia de otras islas y el tipo de gente
que allí vivía. Fue obvio para los españoles que la mayoría de los
indígenas estaban acostumbrados a navegar de una isla a otra. 3

Durante el tercer viaje de Colón cuando descubrió la isla de Trinidad y


el norte de la costa venezolana, incluyendo la boca del río Orinoco, vio a
los nativos utilizar cientos de canoas de diferentes tamaños. Observó que
éstas a lo largo de la costa de Venezuela y Trinidad eran más grandes y
mejor hechas que las de Cuba, La Española y las Antillas. Algunas de las
canoas eran lo suficientemente grandes para que los indígenas pudieran
construir una cabina en el centro donde los líderes de la tribu y sus esposas
descansarían.4

El obispo Diego de Landa escribió que los mayas eran distinguidos


comerciantes, transportando sal, telas y esclavos a tierras distantes en
intercambio por cacao y pequeñas cuentas de piedra, que ellos usaban como
dinero. En un comentario de pie de página del libro de Landa, Tozzer
escribió que la mayor parte del trueque se llevaba a cabo por mar entre
Honduras y Nicaragua. Copió a Juan de Torquemada, quien escribió, ‘Otras
naciones comercializaban en esta provincia (Nicaragua) y especialmente
aquellos de Yucatán quienes venían por mar en canoas y traían mantas,
plumas y otras cosas y regresaban con cacao’. Tozzer también mencionó que
objetos metálicos obtenidos de un cenote natural en Chichen Itzá provenían
de lugares tan lejanos como Colombia en el sur y el centro de México al
norte.
5

De acuerdo con la narrativa de Pedro Martir, cuando Vasco Nuñez de


Balboa estaba explorando la bahía de Urabá en Colombia y la bahía de
Darién en Panamá en el año 1513, el hijo del cacique indígena, Comogro, le
contó acerca de otro océano al otro lado de las montañas hacia el sur. El6

hijo del cacique afirmó que de la cima de las montañas Nuñez de Balboa
podía ver barcos nativos tan grandes como las carabelas españolas, el tipo
de navío estándar utilizado por los españoles durante el período de
exploración. Estos barcos nativos eran impulsados tanto por velas como
por remos. También le fue dicho que si navegaba hacia el sur por el ‘Mar
del Sur’ encontraría unas tierras llenas de oro.
7

De acuerdo a Martir, el hijo del cacique decía que los indígenas del sur
frecuentemente traían una diversidad de joyas de oro y plata, hermosas
cerámicas, mantas y muebles a su área, que los intercambiaban por esclavos
o comida que los nativos en el sur no tenían. El hijo del cacique indicó que
los utensilios dorados y otros dijes que los españoles habían observado
entre los indígenas de Darién, habían venido de estas tierras del sur.

281
Martir escribió que los españoles encontraron mapas aztecas que
incluían las tierras de éstos así como también los asentamientos y tierras de
sus enemigos. Un mapa, descubierto por los españoles, estaba pintado en
una tela de algodón grande (30 x 25 pies). Este mapa localizaba de manera
precisa la ubicación de montañas y las costas mexicanas así como también
algunas islas cercanas a la costa. Como resultado a numerosas
8

conversaciones con los indígenas, los españoles estaban convencidos de


que los indígenas tenían habilidades marítimas y un conocimiento de
ubicación excelente, tanto en tierra como en el mar.
En la Crónica del Perú, Tercera Parte, Cieza de León describió los
esfuerzos iniciales de Francisco Pizarro para llegar al Perú. En 1523,
Pizarro y un grupo de españoles navegaron al sur a lo largo de la costa de
Colombia, pero rápidamente se les terminó la comida y el agua. Mientras
que Pizarro y algunos de sus hombres exploraron el interior por comida,
Bartolomé Ruyz, el contramaestre del barco, navegó más al sur y oeste. A
medida que viajaba al sur avistaron una gran vela apareciendo sobre el
horizonte que se les dirigía hacia ellos. Ruyz describió la vela de ser tan
grande como la vela de una carabela. No creyendo que podía haber otro
barco europeo en el Pacífico, consideraron muy extraño la presencia de
esta nave. A medida que el barco se acercaba, reconocieron que no era un
navío europeo, sino una barcaza grande con cinco indígenas a bordo. Ruyz
brindó un buen trato a los indígenas y les dio la bienvenida abordo del
barco español. Por medio de señales, Ruyz supo que los cinco nativos
venían de Tumbez lejos del sur y que iban más al norte con un cargamento
de telas, lana y otras mercaderías para intercambiar. Los indígenas también
mencionaron las palabras Huayna Cápac y Cuzco. Hablaron de oro y otras
riquezas en ese país.
9

En Perú, Martín de Murúa escribió que a finales de los años 1400, el


Señor Inca Tupa Inca Yupanqui [también escrito Topa Inca Yupanqui], padre
de Señor Inca Huayna Cápac, terminó la gran fortaleza en Sacsahuamán
cerca de Cuzco, cuyo padre, Pachacuti Inca Yupanqui había dado inicio
muchos años atrás. Luego de concluir este proyecto, de acuerdo a varios
indígenas ancianos que sirvieron de informantes a Murúa, Tupa Inca
Yupanqui fue al norte por tierra a la desembocadura del río Guayas (la
ciudad moderna de Guayaquil, Ecuador, está localizada en la boca del río
Guayas) y se embarcó en balsa o barcaza y navegó al Océano Pacífico por
más de un año. Murúa no describió la embarcación, pero debió ser similar
en tamaño y forma al encontrado por Ruyz.
De acuerdo a los informantes de Murúa, Tupa Inca Yupanqui afirmó

282
haber llegado a algunas islas que nombró Hahua Chumpi y Nina Chumpi. 10

Tupa Inca Yupanqui registró haber traído consigo gente descrita como
negra, una gran cantidad de oro y plata, una silla de cobre y lo que Murúa
describió como pieles y cabezas de caballos y huesos. De acuerdo a
11

Murúa, años después durante la guerra civil entre los hijos de Huayna
Cápac, Huascar y Atahualpa, los comandantes militares de Atahualpa
destruyeron los trofeos que Tupa Inca Yupanqui había traido consigo para
que estas cosas no cayeran en manos de los españoles.12

Manuel Ballasteros Gambrois, quien editó y anotó la edición de 1987 del


libro de Murúa, escribió que en quechua, Chumpi significa un cinturón o
anillo y Nina significa fuego. Ballasteros sugiere que Tupa Inca Yupanqui
pudo haber descubierto algunas islas rodeadas por fuego o donde había un
volcán activo. La similitud de sonidos entre Hahua o Hawa y Hawai no se
lo puede dejar de lado ni considerarlo mera coincidencia, especialmente
combinado con la descripción de un anillo de fuego, posiblemente haciendo
referencia a un volcán. El capitán Cook no descubrió las islas Sandwich
(islas hawaianas) hasta 1778, muchos años después que Murúa escribió su
manuscrito en 1611; consecuentemente, Murúa no pudo haber sabido el
nombre. De la descripción de Murúa, es posible que Tupa Inca Yupanqui
haya llegado a las islas hawaianas.
El cronista Pedro Sarmiento de Gamboa proveyó una descripción
parecida del viaje del Señor Inca Tupa Inca Yupanqui hacia el Pacífico.
Sarmiento escribió que a lo largo de la costa del Perú, los nativos creían
que habían muchas islas en el Mar del Sur. Sarmiento escribió que,
13

mientras Tupa Inca Yupanqui estaba en la conquista de las costas del Perú y
Ecuador, ciertos extraños arribaron a la costa cerca de Tumbez en balsas
con velas grandes. Ellos confirmaron al Señor Inca que venían de algunas
islas llamadas Auachumbi y Niñachumbe.
Los nativos informaron que Tupa Inca Yupanqui construyó un gran
número de balsas y navegó hacia el oeste con una armada de 20.000
hombres. Tupa Inca Yupanqui encontró dos islas y regresó trayendo consigo
algunas personas de estas islas descritas como negros. También trajo
consigo una cantidad considerable de oro, una silla de cobre y la piel y
mandíbula de un caballo. De acuerdo con Sarmiento, estos trofeos fueron
mantenidos en el fuerte en Cuzco hasta que los españoles arribasen.
Sarmiento agregó que la piel y la quijada fueron confiados a un noble inca
de nombre Urco Guaranga, que aún vivía en Cuzco al tiempo en que
Sarmiento escribió su manuscrito y de quien también supo los detalles de
este pasaje. Sarmiento no confirmó haber visto personalmente la piel y
14

283
mandíbula del caballo.
Se le comentó a Murúa que antiguamente, una gente de piel oscura había
llegado a la costa del Perú en grandes canoas o balsas. Le fue dicho que
esta gente de piel oscura vinieron de ciertas islas y que arribaron a
diferentes lugares a lo largo de la costa peruana en busca de oro, perlas y
grandes caracoles. Fueron descritos como muy ricos y vestidos en ropas de
algodón.
Cabello Valboa relató la leyenda del arribo a la costa norte del Perú de
numerosos botes o balsas muchos años antes del reinado de los incas. De
acuerdo con esta leyenda, estas balsas llegaron cerca de Lambayeque en el
norte del Perú. Los extranjeros fueron guiados por un hombre llamado
Naymlap, quien junto a su familia vivió por muchos años en Perú.
A diferencia de las piraguas vistas por Colón, muchas de las balsas a lo
largo de la costa de Perú estaban hechas de caña fuertemente entrelazados
entre sí. Hasta ahora, estos barcos de caña llamados “totoras” son vistos a
lo largo de la costa norte peruana y particularmente en el lago Titicaca
donde los indígenas las usan para la pesca y transporte. Cuando Cieza de
León exploró el área del lago Titicaca y las antiguas ruinas de Tiahuanaco,
mencionó el puente inca en Desaguadero que estaba hecho de caña y
construido de tal manera que caballos y hombres podían pasar sobre él.
En su libro Los Incas (The Incas), Von Hagen colocó una fotografía de
uno de los botes de totora que estaba amarrado a otros botes y soportaban
el puente (figura 4, abajo proviene del libro Los Incas de Von Hagen). Cada
dos años, era necesario reemplazar cada balsa o barcaza porque la caña
empezaba a podrirse luego de un extenso período de tiempo en contacto con
el agua. El uso de estas barcazas o balsas de caña data de cientos de años
atrás. Las vasijas de cerámica descubiertas durante las excavaciones de
15

las ruinas moche cerca de Trujillo, Perú, muestran escenas iconográficas de


balsas o botes tripulados por los moche en el océano a lo largo de la costa
norteña peruana.16

Según lo observado en el capítulo 4, Cabello Valboa afirmó que Ofir y su


grupo viajaron al este de la legendaria Torre de Babel, que se creía estar
localizada en la actual Irak, atravesando la India y alcanzando las islas del
sureste de Asia. Dijo que Ofir y su grupo pasaron considerable tiempo
alrededor de las islas hasta que perdieron el miedo al mar y aprendieron
acerca de la construcción de barcos y navegación. Posteriormente,
navegaron hacia el este hasta llegar a “nuestras Indias”. Cabello Valboa
17

parece implicar que los descendientes de Ophir y sus seguidores

284
mantuvieron sus destrezas de navegación en el Nuevo Mundo.

285
El lago Titicaca, al oeste de La Paz, Bolivia, es el lago navegable más
elevado del mundo (aproximadamente 13.000 pies) y cubre un área de más
de 3140 millas cuadradas. Las islas flotantes de caña permiten a los
descendientes de los indígenas uru tener villas flotantes. Los habitantes del
lago usan la caña que crece alrededor del lago para construir sus botes
particulares, por lo cual es conocido el lago. El aventurero contemporáneo
Thor Heyerdahl hizo que los indígenas artesanos uru del lago Titicaca
construyeran el ‘Ra II’ y ‘Tigris’ para sus expediciones transoceánicas en
1970. Los indígenas uru, que viven sobre islas construidas de caña por el
hombre en el lago Titicaca, son los descendientes de personas que vivieron
en el área muchos años antes de la era cristiana.
PASAJES DEL LIBRO DE MORMÓN SOBRE BOTES Y NAVEGACIÓN

El Libro de Mormón menciona el uso de barcazas por los jareditas que


fueron construidos primero para atravesar ríos y lagos en el Viejo Mundo.
En el Libro de Éter está registrado:
Y aconteció que viajaron en el desierto, y construyeron barcos, en los cuales atravesaron muchas aguas, y la mano
del Señor los guiaba continuamente.

Y no quiso el Señor permitir que se detuvieran del otro lado del mar, en el desierto, sino dispuso que avanzaran
hasta llegar a la tierra de promisión, que era una tierra escogida sobre todas las demás, la cual Dios el Señor había
preservado para un pueblo justo (Éter 2:6-7).

Luego, según se preparaban los jareditas para cruzar el océano, se le dio,


a un hombre conocido solamente como “el Hermano de Jared” instrucción

286
precisa de cómo construir una barcaza que podría ser una nave
transoceánica:
. . . he aquí, aconteció que el Señor condujo a Jared y a sus hermanos hasta ese gran mar que separa las tierras. Y
al llegar al mar, plantaron sus tiendas; y dieron al paraje el nombre de M oriáncumer; y vivían en tiendas; y vivieron en
tiendas a la orilla del mar por el término de cuatro años.

Y dijo el Señor: Poneos a trabajar y construid barcos a semejanza de los que hasta ahora habéis hecho. Y sucedió
que el hermano de Jared se puso a trabajar, y sus hermanos también, y construyeron barcos a la manera de los que
habían hecho antes, de acuerdo con las instrucciones del Señor. Y eran pequeños, y eran ligeros sobre las aguas, así
como la ligereza de un ave sobre el agua (Énfasis añadida).

Y se construyeron de una manera sumamente ajustada, de modo que podían contender agua como un vaso; y el
fondo estaba ajustado como un vaso, y los costados estaban ajustados de la misma manera; y los extremos
terminaban en punta; y también la cubierta estaba ajustada como un vaso; y su longitud era la de un árbol; y la puerta,
al cerrarse, quedaba ajustada a semejanza de un vaso (Éter 2:13, 16-17).

Dado que los jareditas ya tenían cierta experiencia en construir barcazas


o balsas que usaban para cruzar ríos y lagos antes de llegar al océano,
parecería que Dios los instruyó a expandir sus ya existentes destrezas
enseñándoles como hacer que sus naves fueran herméticas, a modo de
submarino. También se les indicó que no podían tener fuego a bordo.
Habían varias razones por la cual hacer fogatas sería poco práctico. Una
razón sería el rápido consumo de oxígeno en un espacio cerrado. Una fogata
sería también peligroso si las naves estuvieran hechas de algo inflamable,
como ser caña o madera.
Los jareditas aparentemente no tenían la necesidad de una brújula o de
conocimiento celestial de navegación porque el Señor les había dicho que
haría que los vientos soplen de tal manera que los lleve en el curso que
deberían viajar. Una vez que los jareditas se establecieron en la “tierra
prometida” no existe indicación en el Libro de Mormón que hayan
construido alguna vez naves o barcazas nuevamente; sin embargo, en varias
ocasiones, se menciona que hayan vivido en las costas del mar; por lo que
se presume que construyeron algún tipo de bote para la pesca o viajes
costeros.
El caso de la familia de Lehi es un tanto diferente. Según lo indicado en
el capítulo 5, los hijos de Lehi construyeron una nave más convencional.
Nefi recalcó que trabajaron con maderos pero no según la práctica del
hombre. La única descripción de Nefi fue que el barco fue construido según
como le había mostrado el Señor y cuando fue terminado los viajeros
admitieron que su fabricación era extremadamente artesanal. Nefi recalcó
que “bajaron en el barco” y que fueron llevados por el viento. Nunca
mencionó que habían alzado las velas del barco; sin embargo,
aparentemente el barco tenía un mecanismo que le permitía a la tripulación

287
dirigirlo. Nefi afirmó que la Liahona, el mecanismo direccional que había
servido para guiar a Lehi y su familia durante su viaje a través del desierto
saudita, fue utilizado con un propósito similar durante este viaje por mar.
Luego de que Lehi y su familia arribaran a las Américas, no hubo
mención posterior acerca de la construcción de barcos o viajes en el
océano hasta el año 57 A.C., más de quinientos años después. En el libro de
Alma, leemos que un hombre llamado Hagoth construyó un barco grande en
la frontera con la tierra de Bountiful, que se cree estar en algún lugar a lo
largo de la costa del Pacífico porque el navío fue lanzado al “mar del
oeste”. Hagoth construyó otro barco que transportó a muchos nefitas al
norte. Cuando el primer barco regresó, estaba cargado de provisiones y fue
enviado nuevamente hacia el norte. Nunca se supo de él y los nefitas
temieron de que todos a bordo se hubiesen ahogado en el mar. Una tercera
nave de Hagoth también partió y nunca más se supo de ella. 18

En los siguientes años, muchos nefitas continuaron dirigiéndose al norte


evitando las guerras y contiendas que continuaban en el sur. Helamán
escribió que los nefitas se esparcieron a través del territorio del norte y lo
único que faltaban en sus nuevos asentamientos fue madera adecuada.
Helamán escribió que debido a la escasez de árboles, los nefitas empezaron
a enviar grandes cantidades de madera a los colonizadores en el norte.
Helamán no describe el tamaño ni la forma de sus barcos, pero, para el
envío de grandes cantidades de madera para construir casas, necesitarían
muchos barcos grandes. Helamán indicó más tarde que no pudo registrar ni
el uno por ciento de sus actividades en aquel tiempo, pero específicamente
identificó la construcción de barcos como una actividad en desarrollo.
HABILIDADES METALÚRGICAS

De acuerdo al registro de Éter, los jareditas a poco de haber llegado al


Nuevo Mundo ya empezaron a pelear entre sí. Los primeros en utilizar
metales aparecen en una disputa familiar según lo registrado en Éter 7:9. Un
hombre joven llamado Shule nació de un rey destituido y, estando muy
enojado con su hermano mayor que había destronado al rey, hizo para sí y
sus seguidores espadas de acero. Éter registró lo siguiente:
Por tanto, fue a la colina de Efraín, donde fundió mineral de la colina, e hizo espadas de acero para aquellos que
había llevado tras de sí; y después que los hubo armado con espadas, volvió a la ciudad de Nehor y presentó batalla
contra su hermano Corihor; y por este medio conquistó el reino, y lo restituyó a su padre Kib (Éter 7:9).

Aparentemente, la espada de acero fue el arma principal utilizado por los


jareditas durante muchas de sus batallas. Éter narró:

288
Y trabajaban [los jareditas] toda clase de minerales, y elaboraban el oro, la plata, el hierro, el bronce y toda clase
de metales; y los sacaban de la tierra; por tanto, levantaron inmensos montones de tierra para obtener minerales, de
oro, y de plata, y de hierro, y de cobre; e hicieron toda clase de obras finas (Éter 10:23).

Según lo mencionado antes, los jareditas arribaron al Nuevo Mundo entre


los años 2500 y 2200 A.C., dependiendo del período de tiempo en la
dispersión de lenguas y la construcción de la Torre de Babel.
METALES DESCUBIERTOS ENTRE LOS CHAVÍN

En su libro, Chavín, y los orígenes de la civilización andina (Chavín,


and the Origins of Andean Civilization), Richard L. Burger afirmó que la
primera evidencia de metalurgia en el Nuevo Mundo se encontró durante las
excavaciones en Waywaka, en una villa del período inicial (del año 1900
A.C. al 1450 A.C.) en la región montañosa del centrosur de Andahuaylas,
Perú. Docenas de láminas de oro fino fueron recuperadas junto con
cerámicas del estilo primitivo de Muyu Moqoque que datan entre los años
1900 y 1450 A.C. 19

Burger provee información adicional al avance de la metalurgia en el


Período Formativo (del año 2500 A.C. al 600 A.C.) de Perú. Escribió:
Los avances tecnológicos en la metalurgia ocurrieron durante el período del Primer Horizonte (alrededor del año
1000 A.C.). Sólo pequeñas láminas de oro y cobre martillados son conocidas del período inicial, pero durante el
período del primer horizonte se produjeron grandes objetos de oro y plata forjados y templados con motivos
complejos del estilo chavín usando una serie de técnicas de las que no se tienen antecedentes conocidos. De acuerdo
con Heather Lechtman, la producción de formas tridimensionales al juntar metalúrgicamente piezas de láminas de
metal formadas previamente es una de las tradiciones importantes en la metalurgia peruana y aparece por primera vez
durante el primer horizonte. La soldadura clásica, soldadura por goteo, decoración del tipo repoussé y la creación de
aleaciones de plata y oro fueron todos usadas en la producción de objetos de estilo chavín. El análisis de una
soldadura en un artefacto de oro de Chavín de Huántar reveló que su punto de fusión era de 70 grados menor que las
piezas de metal que se estaban ensamblando, debido a la mayor proporción de cobre en la aleación predominante de
oro y plata. El entendimiento de aleaciones y soldadura, así como también la habilidad de controlar la temperatura,
está implícito en un ensamble metalúrgico de este tipo.20

Referente al cobre, Burger escribió:


Las sociedades de pequeña escala del período inicial ofrecieron condiciones estables en que la experimentación
tecnológica fue posible y excavaciones recientes en M ina Perdida sugiere que la primera fase en la metalurgia del cobre
pudo haberse iniciado antes del año 1000 A.C. Pequeñas piezas de láminas de cobre golpeadas fueron descubiertas en
M ina Perdida en 1991 en la plataforma oeste del complejo público del período inicial más reciente. La hoja nunca
excedió unos pocos centímetros en un costado y a ninguna se le había dado forma de artefactos terminados. No
obstante, la creación de las finas láminas de cobre implica conocimientos metalúrgicos básicos así como también un
interés en el desarrollo de esta tecnología. En M ina Perdida, investigaciones arqueológicas recuperaron piezas de
arcilla y piedra que habían sido modificadas por altas temperaturas, así como pedazos aislados de mineral de cobre.
Estos descubrimientos sugieren que el cobre pudo haber sido fundido en vez de ser obtenido como cobre nativo.21

Burger estaba inseguro en cuanto a qué motivó esta explosión de


expansión innovadora en el período del primer horizonte (1000 A.C.), pero
las invenciones de aquel período permitieron a los nativos fabricar objetos

289
de metal y piedra. Muchos de estos objetos fueron enterrados en tumbas de
tal período. Algunas de las primeras tumbas descubiertas del período del
primer horizonte, fueron descubiertas a lo largo de la costa norteña peruana
en 1928-1929. Dos hermanos, excavando una represa de agua en el
Departamento de Lambayeque, encontraron una tumba intacta muy grande de
tres individuos que habían sido enterrados con muchos objetos preciosos.
La tumba contenía una cinta de oro, 66 cuentas de oro hueco, dos cuentas de
cerámica enchapadas en oro, 19 caparazones de caracoles de oro, dos
grandes ornamentos o gargantillas de oro, tres anillos de oro, cuatro
insignias de oro, un broche de oro y plata y muchos otros objetos
preciosos. 22

No hay indicación de que los arqueólogos alguna vez hayan encontrado


prueba de la existencia de acero en las tumbas del Perú. ¿Significa esto que
los habitantes chavín no conocían acerca del hierro o acero? Pudieron no
haber encontrado mineral de hierro dentro de los límites de la civilización
chavín. Debido a lo propensos que son el hierro y el acero a oxidarse, es
23

poco probable que los nativos americanos enterraran artefactos de acero o


hierro con los cuerpos de sus ancestros. Es más, hierro o acero no eran
considerados metales preciosos por los pre-colombinos y; por lo tanto, no
valían la pena de ser enterrados con sus difuntos. Los indígenas
consideraban de más valor al oro, la plata y al cobre. También los cuerpos
de minerales de hierro no eran tan abundantes en la región andina de Perú y
Ecuador como lo eran las venas de cobre, plata y oro.
En su libro Historiales y Políticas del Perú, Fernando de Montesinos
registra la leyenda que hubieron “gigantes” que llegaron al Perú y
construyeron enormes edificios como los de Pachacamac, localizado en la
costa a 25 kilometros al sur de Lima. Afirma que los gigantes tenían
herramientas de acero. Citando el libro de E. Nordenskjold, Las épocas del
cobre y bronce en Sudamérica (The Copper and Bronze Ages in South
America), Horacio H. Urteaga, que escribió las notas en la edición de 1930
del libro de Montesinos, afirmó que este era un comentario incorrecto de
Montesinos porque el hierro y el acero no eran conocidos en la América
pre-colombina. 24

En su épica literaria, La Araucana, Alonso de Ercilla y Zuñiga escribió


que los guerreros araucanos, localizados al sur del río Maule en Chile
tenían armas de acero. De acuerdo con Ercilla y Zuñiga, quien peleó contra
los indígenas araucanos por varios meses durante el esfuerzo español por
conquistarlos, los araucanos fabricaron lanzas pesadas, mazos de hierro,
hachas filosas, garrotes con puntas de acero, armas en forma de cuernos,

290
espadas, arpones y misiles mortíferos. Observó que el hierro utilizado por
los araucanos no era del tipo que los indígenas recogiesen de los españoles
y los transformasen en nuevos tipos de armas. En la traducción inglesa de
La Araucana, Lancaster y Manchester reconocieron en su introducción que
los araucanos hicieron hachas, armas primitivas de oro, plata, cobre y
plomo que excavaron de los Andes, pero no identificaron al hierro.25
Ethan Smith escribió en su libro, Enfoque de los hebreos y las tribus de
Israel en América (View of the Hebrews or Tribes of Israel in America),
que los investigadores no encontraron herramientas de hierro o armas entre
los constructores de montículos (Mound Builders) en los Estados Unidos.
De acuerdo con Ethan Smith, los investigadores atribuyeron la falta de
hierro a la posibilidad de que se haya oxidado por completo. Indicó que se
había encontrado alguna evidencia de hierro. En un sitio en particular de
construcciones de montículos (Mound Builders) cerca de Circleville, Ohio,
los investigadores encontraron el mango de una pequeña espada o cuchillo
grande, hecho del cuerno de un alce. La hoja no estaba, pero en el agujero
del mango había rastros de óxido de hierro u oxidación. 26

LA METALURGIA EN EL LIBRO DE MORMÓN (CONTINUACIÓN)

Casi inmediatamente después del arribo al Nuevo Mundo, Nefi escribió


que su gente había encontrado una amplia variedad de minerales.
Específicamente mencionó el oro, la plata y el cobre. Una de las primeras
cosas que Nefi hizo fue la de fabricar planchas en las que grabó la historia
de los nefitas. A los pocos años que los nefitas llegaran a la “tierra
prometida”, el hermano de Nefi, Jacob, acusó a su gente de juntar oro y
plata para enriquecerse:
Y ahora bien, he aquí, hermanos míos, ésta es la palabra que os declaro, que muchos de vosotros habéis empezado
a buscar oro, plata y toda clase de minerales preciosos que tan copiosamente abundan en esta tierra, que para
vosotros y vuestra posteridad es una tierra de promesas ( Jacob 2:12).

Burger y muchos otros arqueólogos e historiadores de arte estuvieron


perplejos por la fascinación de los indígenas con el oro. Burger sugirió, que
tal vez el oro tenía un valor religioso. Sin embargo, el discurso de Jacob a
sus compatriotas nefitas es un reconocimiento de que ellos buscaban oro
por su valor monetario, un concepto que ellos trajeron del Viejo Mundo.
Parece que creían que aquella persona que tuviese más oro que su vecino
era más rico, por lo tanto, mejor que su vecino. Lehi fue un hombre
relativamente rico en Jerusalén y sus hijos entendían el valor del oro, la
plata y las piedras preciosas.
Algunos de los reyes nefitas posteriores impusieron muchos impuestos

291
sobre su gente para acumular riquezas y construir edificios elegantes y
ornamentarlos, así como rodearse de sacerdotes sicofantes y concubinas.
Uno de estos gobernantes fue el rey Noé que impuso impuestos muy pesados
sobre sus súbditos:
E impuso un tributo de la quinta parte de cuanto poseían: la quinta parte de su oro y de su plata, y la quinta
parte de su ziff, y de su cobre, y de su bronce y de su hierro; y la quinta parte de sus animales cebados, y también la
quinta parte de todos su granos (M osíah 11:3).

Desde la publicación inicial del Libro de Mormón, miembros de la


iglesia mormona han considerado la naturaleza del ziff. La mención de
Mosíah sobre el ziff dentro de una lista de metales conocidos parece
indicar que era un metal. Las notas en el índice del Libro de Mormón
indican que el ziff era probablemente un metal usado por los nefitas.
Parecería que Mosíah registró estos metales en su valor descendiente. El
oro es conocido por ser más valioso que la plata y éste aparentemente más
que el ziff. Si esto es verdadero, entonces el ziff podría ser más valioso que
el cobre.
Tal vez los arqueólogos modernos a través de sus excavaciones pueden
ofrecernos un nuevo entendimiento en relación a la naturaleza del ziff.
Burger escribió que los metalúrgicos chavín fueron capaces de hacer una
aleación utilizando oro, plata y cobre; y el valor de la aleación dependía de
la cantidad de cobre que hubiera. 27

Durante las excavaciones modernas de la cultura moche (200 A.C. 600


D.C.), Christopher B. Donnan y sus compañeros historiadores de arte
descubrieron en varios cementerios, máscaras y petos hechos de una
aleación de oro y cobre así como también máscaras de una aleación de
plata y cobre. En un escrito titulado “Encuentro de la tumba de una
sacerdotisa moche” (Finding the Tomb of a Moche Priestess), Donnan y
Luis Jaime Castillo describieron acerca de una máscara hecha de una
aleación de cobre y plata cerca del cráneo de la sacerdotisa. Parecería
posible que la aleación de oro y cobre o la de plata y cobre, descubiertos
por estos historiadores de arte modernos, pudo ser el metal ziff del que
habla Mosíah.
En otros pasajes del Libro de Mormón, tanto Alma como Helamán
indican que los descendientes de Lehi tenían grandes cantidades de oro,
plata y otros metales preciosos.
Y sucedió que tanto los lamanitas como los nefitas se hicieron sumamente ricos; y tenían gran abundancia de oro,
y de plata, y de toda clase de metales preciosos, tanto en la tierra del sur como en la tierra del norte.

Y he aquí, había en ambas tierras toda clase de oro, y de plata, y de minerales preciosos de todo género; y había

292
también ingeniosos artífices que trabajaban y refinaban toda especie de minerales; y de este modo se hicieron ricos
(Helamán 6:9,11).

En su libro Tumbas reales de Sipán (Royal Tombs of Sipán), Donnan y


Walter Alva observaron que los moche no usaban fuelles para crear una
corriente forzada de aire para sus hornos, sino más bien soplaban en los
carbones con tubos largos:
Los trabajadores de metales moche eran extremadamente sofisticados en hacer aleación de metales usando oro,
plata y cobre en diversas combinaciones. Usando martillos de piedra con facetas, ellos aplanaban el metal en láminas
iguales, que luego daban forma en bajo relieve o esculturas tridimensionales. Usaban formas de metal sólido sobre los
cuales podían martillar las láminas de metal y así crear esculturas sofisticadas. Los trabajadores de metal moche se
destacaron en ensamblar piezas de metal a través de la soldadura de filos, soldaduras, encrespaduras y el uso de
etiquetas que pasaban a través de aberturas en las piezas adyacentes. Los trabajadores de metal también eran
habilidosos en piezas fundidas en cera. Con esta técnica, crearon esculturas tridimensionales complejas, algunas de
ellas con piezas movibles encastradas.

Estos artesanos desarrollaron técnicas ingeniosas que hacían que los objetos de metal parecieran de oro puro. Un
método era el de fabricar el objeto de una aleación de oro y cobre o de oro, cobre y plata y luego tratar la superficie
químicamente para remover el cobre y la plata, quedando solamente el oro en su lugar. Posteriormente, calentaban el
objeto que hacía que la superficie se emparejara en todo el exterior, dando al objeto la apariencia de oro sólido.

Los trabajadores del metal moche desarrollaron maneras para dorarlos objetos de cobre mediante métodos de
chapeado electroquímico. El procedimiento consistía en disolver oro en una solución de agua y minerales corrosivos
como la sal común o nitrato de potasio. A esta solución le agregaban un compuesto de bicarbonato de sodio para
alcanzar un pH (concentración de iones H) de aproximadamente nueve. Al sumergir un objeto limpio de cobre en esta
solución cuando apenas estaba hirviendo, servía, tanto de ánodo como de cátodo formando un baño fino de oro en su
superficie. Luego se calentaba el objeto a una temperatura entre los 500 centigrados a 800 centigrados para enlazar el
oro con el cobre de manera permanente.28

En una nota de pie de página en Los Incas (The Incas), Von Hagen indicó
que el asentamiento peruano en las montañas de Curamba, ubicado a 12.500
pies, fue un centro de fundición de minerales muy importante para los incas.
De acuerdo con las obras de Pedro Sancho en 1534, los incas usaron
Curamba para tener “hornos de viento” utilizados para fundir minerales de
oro, plata y cobre. En la parte más alta de la cresta, mirando hacia
Curamba, hay numerosos hornos ovalados de ocho pies de diámetro y con
paredes de un espesor de dos pies; las aberturas miran al noreste en la
dirección de los vientos del Amazonas. Este es uno de los pocos centros de
fabricación inca que ha sido encontrado en donde el viento era lo
suficientemente fuerte para servir como fuelle en la fundición de metales. 29

Cieza de León observó que el oro era lavado de los ríos en muchas
provincias; y se halló plata en las montañas por todo el reino; y todas estas
riquezas pertenecían al Señor Inca. A cada nuevo rey inca se le obligaba
dejar intactas las riquezas y posesiones de su predecesor y era forzado a
acumular su propia fortuna. En los palacios y aposentos de los reyes incas
habían barras de metales preciosos y sus vestimentas reales estaban
cubiertas de ornamentos de plata, oro, esmeraldas y otras piedras preciosas

293
de gran valor. Los muertos eran enterrados con una gran cantidad de
tesoros.
Cieza de León observó que una vez que el oro, plata y otras joyas
preciosas eran traídas a Cuzco, la capital inca, se consideraba contra la ley
quitar algo de estos tesoros. Escribió que cuando los españoles ingresaron
al Perú, si hubieran actuado prudentemente y comportado de manera
diferente, hubieran podido obtener mucho más oro y plata de lo que
recibieron. Pidieron un rescate de un cuarto lleno de oro y plata por el
señor inca Atahualpa, sin embargo, luego de que los metales fueron
entregados, los españoles de todas maneras mataron a Atahualpa. Cieza de
León dijo que los indígenas reaccionaron a este acto enterrando la gran
mayoría de sus tesoros acumulados para que España no pudiera quitárselos
más.30

DESCUBRIMIENTOS METALÚRGICOS EN MESOAMÉRICA

Cuando Hernán Cortés arribó a las Américas, se maravilló de las


destrezas metalúrgicas de los nativos. Consideraba que los aztecas eran los
mejores orfebres en el mundo. Fray Diego Durán frecuentemente mencionó
la existencia de oro en el mundo azteca. En cierto momento escribió:
El rey estaba rodeado de una enorme cantidad de joyas de oro, una variedad de piedras preciosas, un montón de
plumas de muchos colores y trabajadas en distintas formas, brazaletes y ornamentos de oro para las piernas,
diademas de oro y finas piedras hechas en el estilo que se usaban. Habían muchas vasijas, platos y tazones, todos de
oro. En esta tierra la plata era desconocida y sólo el oro era el único metal trabajado.31

Durán también escribió que durante una ceremonia en particular,


Motecuhzoma, el Primero, y su gran líder militar, Tlacaelel, pusieron
sobres sus cabezas coronas con finas plumas, adornadas con oro y piedras
preciosas y en cada brazo llevaban una vaina de oro que les cubría desde el
codo hasta el hombro. Calzaban en sus pies sandalias de piel de jaguar
finamente trabajadas, adornadas con oro y gemas. Cuando Cortés arribó al 32

Nuevo Mundo, recibió muchos obsequios de oro, piedras preciosas,


plumas, brazaletes, blusas y faldas adornadas. 33

Durán escribió que cuando Cortés llegó a Tenochtitlán, él y sus soldados


fueron hospedados en el palacio que previamente había pertenecido al
padre de Motecuhzoma, el Segundo. Mientras exploraban el palacio, un
grupo de españoles descubrió una pequeña puerta que había sido
recientemente tapada con yeso y decidieron saber qué había en el cuarto.
Cuando volvieron a abrir la puerta, los españoles descubrieron el gran
depósito de tesoros de monarcas aztecas anteriores. Durán describió el
tesoro como sigue:

294
Ellos encontraron un cuarto espacioso en medio del cual había una pila de oro, joyas y piedras preciosas, la pila
era tan alta como el hombre más alto . . El tesoro no consistía en cosas adquiridas por el rey actual, ni tampoco eran
objetos para su uso propio. Este era el tesoro que había pertenecido a todos los reyes que fueron sus ancestros,
quienes lo habían depositado allí pero no era para el uso del presente dirigente. Cuando un rey moría, ese mismo día
toda su riqueza en oro, gemas, plumas y armas y su entera vestimenta era puesta en ese cuarto y resguardada como si
fuera sagrada o divina. El rey que estaba a punto de reinar empezaría entonces a adquirir riquezas para que no se
dijera que usó los tesoros de sus ancestros. Así fue que los tesoros eran resguardados como un testimonio de la
grandeza de la ciudad de M éxico Tenochtitlán.

En este cuarto había también pilas de mantas finas así como también vestidos de mujer. En las paredes colgaban
numerosos escudos, armas e insignias de trabajo y colores finos. También había pilas de vasijas de oro, platos y
platillos hechos al estilo de esta gente de donde solían comer los reyes. Los más resaltantes fueron cuatro bandejas
grandes hechas para representar fuentes, todas trabajadas hermosamente en oro, grandes como escudos y cubiertas de
polvo indicando que no habían sido usadas por mucho tiempo. También habían vasijas doradas para tomar chocolate,
con forma de calabazas, algunas con soporte y otras sin. En resumen, este cuarto contenía la riqueza más
sorprendente jamás vista y los españoles desconcertados llevaron las fuentes de oro a Cortés como evidencia de estas
grandes riquezas.34

En una nota de pie de página en el libro de Durán, Doris Heyden copia a


Ross Hassig afirmando que en México: “Los bienes eran vendidos por
cantidad y medida, no por peso y aunque los aztecas no contaban con un
sistema unitario de moneda, granos de cacao, mantas, vainas llenas de
polvo de oro y pequeñas hachas de cobre tenían un valor establecido y
aumentaban el sistema de trueque predominante. 35

En el capítulo 11 del libro de Alma, el profeta Alma describió el valor


de la moneda nefita y comparó el valor del oro o plata con el salario de un
juez o una medida de cebada.
Y el juez recibía sus honorarios según su tiempo: un senine de oro por día, o un senum de plata, que equivalía a
un senine de oro; y esto de acuerdo con la ley que se había dado.

Y éstos son los nombres de las diferentes monedas de su oro y de su plata según su valor; y los nombres
provienen de los nefitas, porque no contaban según el modo de los judíos que vivían en Jerusalén; ni medían como lo
hacían los judíos, sino que habían alterado su modo de contar y medir, de acuerdo con la voluntad y circunstancias del
pueblo en cada generación, hasta el gobierno de los jueces que fueron establecidos por el rey M osíah (Alma 11:3-4).

Alma luego nombró a cada medida diferente de oro y plata y comparó sus
valores entre sí y con una medida de cebada u otros granos. De los escritos
de numerosos cronistas y de los descubrimientos de historiadores de arte y
arqueólogos, es evidente que los americanos pre-colombinos eran expertos
en el uso de una amplia variedad de metales y eran excelentes metalúrgicos.
Estos antiguos habitantes podían fabricar un tipo de cobre que era mucho
más duro que cualquier cobre hecho hoy en día. Los museos modernos en
Perú tienen en exhibición herramientas de cobre de una calidad excelente.
Algunas de las herramientas fueron usadas en cirugías médicas. Están en
exhibición cráneos antiguos que muestran incisiones ya sanadas en donde se
practicaron cirugías cerebrales. De acuerdo con las autoridades peruanas,
los doctores pre-colombinos utilizaban instrumentos de cobre endurecidos.

295
Cuando José Smith anunció que Moroni le había enseñado las planchas
de oro, la gente burlona criticaron la idea de que los indígenas en la antigua
América podían fabricar planchas o láminas de oro. Los arqueólogos han
demostrado que hacer planchas de oro sería una tarea simple para los
primeros americanos y su entendimiento sobre la naturaleza no corrosiva
del oro, haría el uso del mismo una excelente manera para preservar
registros históricos. Smith, no siendo instruido, no pudo haber sabido hasta
donde llegaba su capacidad metalúrgica.
TELARES

A diferencia de los indígenas que Colón descubrió en el Caribe que


estaban usualmente desnudos o vestían un pequeño taparrabos, la mayoría
de los indígenas en el Perú o México se vestían con más ropa. La calidad
dependía generalmente del estatus del individuo. El cultivo de algodón en
los Andes data de más de 5000 años atrás. Como fue ya indicado por
Burger, las muestras de telas descubiertas en las antiguas ruinas de la
civilización chavín considerablemente anteceden a las telas usadas por los
incas y otros nativos andinos. Burger escribió:
El arte visual de mayor desarrollo en estas primeras culturas costales del Perú fue el de los textiles de algodón. . .
La técnica más popular para producir telas fue el entretejido, en el que la trama del hilo da vueltas a la urdimbre. . . En
Huaca Prieta, el 71 porciento de las telas eran entretejidas, mientras que sólo el 5 porciento era tejido; el resto fueron
hechos al enlazar o tejiendo en forma de malla. La mayoría de los textiles decorados previos a la cerámica de este sitio
fueron hechos por entretejido, probablemente usando una estructura fija o un telar. Los diseños eran resaltados al
manipular las variaciones de color en el algodón natural; y más dramáticamente con el uso de pigmentos, incluyendo
el rojo, azul, amarillo y verde.36

Cieza de León indicó que los indígenas cultivaron una gran cantidad de
algodón que utilizaron para hacer sus vestimentas. También usaron la lana
de las llamas, alpacas, vicuñas y guanacos de los cuales hacían algunas de
sus ropas y mantas. A pesar de que los indígenas hicieron una amplia
variedad de ropas utilizando fibras de algodón, eran expertos en mezclar
fibras de lana de los dromedarios con las de algodón o utilizando solamente
la lana de los animales. 37

Cieza de León afirmó que los indígenas podían tejer un tapiz tan fino
como cualquier tejido en Flanders de la lana de sus rebaños y una tela tan
fina que en vez de lana parecía seda. Con respecto a los indígenas blancos
chachapoya, que vivían en el noreste del Perú, Cieza de León indicó: Las
mujeres hacían prendas muy finas y valiosas para los incas y aún así hacen
excelentes vestimentas y tapices tan finos y hermosos que son altamente
valorados por su calidad. 38

Luego, Cieza de León indicó que la lana del guanaco era tan fina que se

296
asemejaba a la sarga sedosa y era usada para hacer prendas para el rey
inca. Brindó una breve descripción de las vicuñas, un dromedario salvaje
que vive en las alturas de los Andes. Decía que la lana de la vicuña era tan
fina que superaba a las ovejas de merino en España.
Cieza de León incluyó finas telas como parte de las riquezas de la
realeza inca y afirmó que las vestimentas de lana en los depósitos era tan
numerosas y finas que hubieran valido una gran fortuna. Las prendas de los 39

reyes incas eran camisas de lana de vicuña o guanaco, algunas adornadas


con bordados de oro, otros con esmeraldas y piedras preciosas y otras con
plumas; algunos eran simples. Cieza de León también observó que los tintes
sobrepasaban a aquéllos de España. 40

Betanzos indicó que los indígenas comunes usaban la fibra de la planta


de maguey para mantas y sacos para llevar objetos pesados. Aunque la 41

fibra del maguey era usado en el Perú, pareciera que fue utilizada más en
México. Las fibras eran golpeadas y usadas para hacer productos de papel,
prendas y portafusiles. Las ropas hechas de fibras de maguey eran
reservadas para el uso de la gente común. Durán escribió que desde el
tiempo del reinado de Motecuhzoma, el Primero, no se le permitía a la
gente común vestirse de ropas de algodón, bajo pena de la muerte. Esta
gente solamente podía usar vestimentas de fibra de maguey. 42

Durán indicó que el algodón era cultivado extensamente en México.


Escribió:
Una sorprendente cantidad de prendas: veinte, diez, cinco, cuatro o dos brazos de largo, de acuerdo a la
capacidad de cada provincia.

Hacían mantas finas para los señores, de diferentes tramas y diseños, todas trabajadas muy ricamente. Algunas
de ellas tenían mechones en colores y plumas. Otras tenían insignias en ellas, otras cabezas de serpientes, o jaguares y
algunas estaban adornadas con la imagen del sol. Y algunas otras tenían calaveras o armas o figuras de los dioses, todas
bordadas en muchas hebras de colores y enriquecidas con plumas de pato y ganso, aquellas plumas pequeñas que
parecen plumón. Todas eran hermosas y habilidosamente trabajadas. Aún cuando la seda era desconocida en este
país, la gente era extremadamente habilidosa en tejer, bordar y pintar telas de algodón.

También, las mantas de fibras de maguey eran dadas en grandes cantidades como tributo por los chichimecas,
muy delicadamente trabajadas y pintadas en diferentes colores, algunas las adornaron con águilas enchapas finamente
en oro, una variedad de armas y emblemas. . . .

Las prendas de las mujeres consistían en: blusas sueltas, también faldas, todas ellas enriquecidas con los bordes
bordados en diferentes colores y diseños, trabajados con plumas en el frente; emblemas hechos con hebras de colores;
y en la espalda algunas presentaban flores bordadas, otras águilas imperiales. Otras estaban cubiertas de flores que no
estaban bordadas sino combinadas con trabajos en pluma que eran hermosas de admirar. Las faldas hermosas de gran
valor estaban ricamente tejidas con una destreza excelente. Todas estas prendas eran usadas por las señoras que eran
esposas y concubinas de los señores y grandes jefes. Otro tipo de vestido de mujer era recibido como regalo. Este era
enteramente blanco y lo usaban las mujeres jóvenes y las ancianas que servían en los templos. Y aún había otro tipo
de vestimenta para mujeres, hecha de fibra de mague y que lo usaban las niñas sirvientes en las casas.43

297
Durán mencionó que los indígenas eran expertos en fabricar armaduras
de algodón. La armadura estaba rellena y entretejida y era tan gruesa que un
dardo o una flecha no la podía penetrar. El obispo Diego de Landa también
escribió acerca de las chaquetas de armadura hechas de algodón trenzado.
Los españoles adoptaron estas chaquetas entrelazadas de algodón en sus
propias armaduras defensivas. 44

En Yucatán, Landa observó que los hombres maya vestían ropas, una
banda de tela del ancho de la mano, que les servía como calzoncillos y
pantalones. Lo enrollaban varias veces alrededor de la cintura, de tal
manera que una de las puntas cayera al frente y la otra atrás. Estas puntas
eran hechas con gran cuidado por las mujeres y les agregaban trabajos en
pluma. Vestían mantas cuadradas grandes y las amarraban sobre sus
hombros. Calzaban sandalias de fibras de cáñamo o de piel seca sin curtir
del venado y no vestían ninguna otra prenda. 45

REFERENCIA A TEXTILES EN EL LIBRO DE MORMÓN

En el Libro de Mormón, el profeta Éter, en su narrativa acerca de los


jareditas, indicó que éstos tenían sedas, lino entretejido fino, y todo tipo de
telas tejidas muy finamente para cubrir su desnudez (Éter 10:24). Solamente
hace pocos años, a través de excavaciones arqueológicas, que los
historiadores de arte han descubierto que los antiguos no sólo tejían, sino
también utilizaban una forma de entretejido para hacer sus prendas. Es poco
probable que José Smith hubiera tenido conocimiento sobre el entretejido o
sabido que este método fue utilizado en la antigua América para fabricar
telas.
El Libro de Mormón nunca se refiere específicamente al algodón o a la
tela hecha de fibras de algodón. Los escritores del Libro de Mormón
frecuentemente mencionaban sedas, lino, lino de fino tejido y “telas de todo
tipo”. Ya que en el Nuevo Mundo no habían industrias conocidas que
utilizaran gusanos de seda, posiblemente los escritores del Libro de
Mormón se referían a la textura sedosa de sus telas y las llamaban seda en
vez de llamarlas con el nombre del material que utilizaban para hilar sus
hebras. Los españoles frecuentemente se referían a la textura sedosa de la
tela nativa.
Alrededor del año 178 A.C., Zeniff afirmó que les había ordenado a las
mujeres que hilasen y trabajasen todo tipo de linos finos y telas de todas
clases (Mosíiah 10:5). Helamán utiliza un lenguaje casi idéntico 150 años
después:

298
Y he aquí, sus mujeres trabajaban e hilaban, y elaboraban toda clase de telas, de lino finamente tejido y ropa de
toda especie para cubrir su desnudez. . .(Helamán 6:13).

Alma narró que los nefitas disfrutaban de la abundancia de seda y lino


finamente entretejidos y todo tipo de telas sencillas (Alma 1:29).
Considerando la abundancia de algodón utilizado en los Andes y en
Mesoamérica, es muy probable que cuando hablaban de “telas de todo tipo”
y “de buena calidad” se referían a las telas de algodón.
Aunque los nefitas tenían una variedad de fibras para cubrir su desnudez,
los profetas nefitas indicaron que los lamanitas se vestían de manera más
primitiva. Alrededor del año 500 A.C., el profeta Enós describió la
situación de los lamanitas:
Y testifico que el pueblo de Nefi procuró diligentemente restaurar a los lamanitas a la verdadera fe en Dios. Pero
nuestros esfuerzos fueron en vano, pues su odio era implacable, y se dejaron llevar de su mala naturaleza, por lo que
se hicieron salvajes y feroces, y una gente sanguinaria, llena de idolatría e inmundicia, alimentándose de animales de
rapiña, viviendo en tiendas y andando errantes por el desierto, con una faja corta de piel alrededor de los lomos, y con
la cabeza afeitada; y su destreza se hallaba en el arco, en la cimitarra y en el hacha. Y muchos de ellos no comían más
que carne cruda; y de continuo trataban de destruirnos (Enós 1:20).

Aparentemente a través de los años, la vestimenta de las lamanitas no


cambió significativamente. Alrededor del año 178 A.C., Zeniff escribió que
su pequeña banda de nefitas fueron atacados por los lamanitas que habían
ocupado las tierras de Lehi y Nefi . . .y estaban ceñidos con una faja de
cuero alrededor de sus lomos (Mosíah 10:8). Alrededor del año 21 D.C.,
un profeta de nombre Nefi escribió acerca de la vestidura de los ladrones
de Gadiantón . . . e iban ceñidos a la manera de ladrones; y llevaban una
piel de cordero alrededor de los lomos, y se habían teñido con sangre (3
Nefi 4:7).
En 1530, cuando Pero Lopes de Souza fue río arriba por el río Paraná en
Argentina, encontró varios grupos de indígenas diferentes a lo largo de este
río. Lopes de Souza describió a los indígenas vistiendo con pieles y muchos
tenían algún tipo de sombrero o casco; frecuentemente era la cabeza de
algún animal. La mayoría de los indígenas que Lopes de Souza encontró a
46

lo largo del río vivían en carpas. Cerca de la moderna ciudad de


Montevideo, Uruguay, Lopes de Souza encontró un grupo de indígenas
charrúas que también estaban cubiertos con pieles. No parecían tener una
morada fija, sino que acampaban donde fuese al caer la noche.
Por medio de los relatos de los cronistas, los historiadores de arte y los
profetas del Libro de Mormón, es aparente que muchos de los nativos del
Nuevo Mundo eran extremadamente hábiles en la manufactura de textiles y
prendas y sus estilos variaban de complejos e intrincados a primitivos.

299
ALBAÑILES DE PIEDRA EN LOS ANDES

A medida que Cieza de León viajaba hacia el sur con la armada real
española, describió muchos de los edificios que encontró a lo largo del
camino. Por ejemplo, en el norte de Ecuador, encontró las edificaciones de
los indígenas caranqui. Observó que los alojamientos de los caranqui
rodeaban una plaza central pequeña de forma cuadrada; en cuyo interior
habían construida una hermosa pileta hecha piedra. Luego de arribar a
Cuzco, Cieza de León describió los palacios y casas de los incas, que
estaban hechas de piedras finas unidas con mucha destreza, sin mortero y
que afirmaba que “eran dignas de verse”. Proveyó elocuentes reportes de
47

muchos edificios que encontró en sus viajes, incluyendo edificios que datan
de mucho antes de que los incas llegasen a Cuzco.

300
Fotografía tomada temprano por la mañana en Machupichu, Perú junto
con la montaña de Huaynapichu que se ve al fondo. Se puede observar
claramente la vertiente vertical de la cara derecha de Huaynapichu.
Fotografía tomada por el autor en 1973.

301
Vista de Machupichu temprano por la mañana. El complejo muestra
terrazas elaboradas y formaciones de piedra. Fotografía tomada por el
autor en 1973.

302
Complejo de Machupichu en Perú donde muestra varios edificios y
escaleras. Muchas de éstas fueron construidas de piedra sólida.
Fotografía tomada por el autor en 1959.

303
Paredes sin techo de muchos edificios en Machupichu, Perú. El serpenteo
de los caminos que vienen del río Urabamba puede verse arriba en la
punta derecha de la figura. Fotografía tomada por el autor en 1959.
En el sur de Ecuador estaba localizada la gran ciudad de Tomebamba
(cerca de la moderna ciudad de Cuenca) que Cieza de León describió como
una de las ciudades más ricas y finas a encontrarse en todo los Andes. El
Templo del Sol en Tomebamba era de piedras colocadas de una manera muy
sutil con gran destreza. Algunos de los indígenas afirmaban que la mayoría
de las piedras utilizadas en la construcción de estos alojamientos y el
templo del sol habían sido traídas de la ciudad de Cuzco – a varias cientas
de millas – por orden del Señor Inca Huayna Cápac y su padre, Tupa Inca
Yupanqui. Las piedras fueron transportadas al sitio con sogas gruesas, una
tarea que Cieza de León consideró de ser sorprendente considerando el
tamaño de las piedras y la distancia involucrada. También dijo que los
frentes de los edificios eran hermosos y muy decorados, algunos con
esmeraldas y otras piedras preciosas. Adentro, las paredes del Templo del
Sol y las de los palacios de los reyes incas estaban cubiertas con láminas
de oro e incrustadas con muchas estatuillas de oro.
48

Para los reyes incas, construir una ciudad completamente de piedra no


significaba ningún esfuerzo. Cieza de León describió la antigua ciudad de
Huánuco, localizada a 3.685 metros sobre el nivel del mar en los Andes
peruanos. Dijo que había un palacio real hermoso, hecho de grandes
piedras unidas en una manera muy artística. Este palacio era el centro de

304
poder para los incas en toda esa área y el Señor Inca siempre tuvo más de
30.000 indígenas en Huánuco para mantenerlo. En una nota de pie de
página, Von Hagen escribió que las ruinas de la antigua Huánuco eran
inmensas. Tan sólo la plaza, que contiene a más de ocho edificios, mide 205
metros por 290 metros y es accedida por tres tramos de escaleras. Está
rodeada de edificios. Habían más de 1000 estructuras de piedra en Huánuco
en sus días de apogeo.
Una de las estructuras más increíbles en el Nuevo Mundo, en lo que se
refiere a trabajo en piedra es la famosa fortaleza de Sacsahuamán, con vista
a Cuzco. La construcción de Sacsahuamán se inició durante el reinado del
Señor Inca Pachacuti Inca Yupanqui y terminó durante el reinado del Señor
Inca Huayna Cápac, cerca de 80 años después. En el tiempo en que Cieza
de León vio la fortaleza en 1548, ya había sido destruida excepto por los
cimientos a los que describió como impresionantes. Los historiadores
nativos le contaron a Cieza de León que más de 20.000 trabajadores
participaron en la construcción de Sacsahuamán. Le contaron que 4000
hombres extraían y cortaban las piedras; 6000 las cargaban con grandes
piolas de cuero y fibras de cáñamo; otros cavaban canales para los
cimientos que eran cortados en la roca sólida misma. Cieza de León calculó
que la fortaleza era de 100 metros de largo y 60 metros de ancho. Ésta tenía
tantos muros de piedra que ningún cañon de la artillería española era tan
ponderoso para romper las paredes durante un ataque español.
Hay piedras tan grandes con cortes angulares y circulares puestas en los
muros que sorprende a la mente el pensar cómo fueron llevadas hasta allí,
moldeadas y colocadas en su lugar. Algunas de las piedras son de
aproximadamente cuatro metros de ancho y más de seis metros de largo;
otras son más de un metro en espesor y ubicadas tan herméticamente que ni
una moneda (o filo de un cuchillo) podría penetrarlas. 49

Cieza de León fue el primer cronista que describió el lugar arqueológico


de Tiahuanaco (también deletreado Tiwanaku) cerca de la ciudad de La Paz
en Bolivia. Escribió:
Tiahuanaco es mentado por los grandes edificios que tiene, que cierto son cosa notable y para ver. Cerca de los
aposentos principales está un collado hecho a mano, armado sobre grandes cimientos de piedra. M ás adelante de este
cerro están los ídolos de piedra del talle y figura humana, muy primamente hechos y formadas las facciones; tanto,
que parece que se hicieron por mano de grandes artífices o maestros; son tan grandes que parecen pequeños gigantes,
y vese que tienen forma de vestimentas largas, diferenciadas de las que vemos a los naturales de estas provincias; en
las cabezas parece tener su ornamento. Cerca de estas estatuas de piedra está otro edificio, del cual la antigüedad suya
y falta de letras es causa para que no se sepa qué gentes hicieron tan grandes cimientos y fuerzas y que tanto tiempo
por ello ha pasado, porque de presente no se ve más que una muralla bien obrada y que debe de haber muchos
tiempos y edades que se hizo; algunas de las piedras están muy gastadas y consumidas, y en esta parte hay piedras
tan grandes y credicas que causa admiración pensar cómo siendo de tanta grandeza bastaron fuerzas humanas a las
traer donde las vemos; y muchas de estas piedras que digo están labradas de diferentes maneras, y algunas de ellas

305
tienen forma de cuerpos de hombres, que debieron ser sus ídolos; junto a la muralla hay muchos huecos y
concavidades debajo de la tierra; en otro lugar más hacia el poniente de este edificio están otras mayores antiguallas,
porque hay muchas portadas grandes con sus quicios, umbrales y portaletes, todo de una sola piedra. Lo que yo más
noté cuando anduve mirando y escribiendo estas cosas fue que de estas portadas tan grandes salían otras mayores
piedras, sobre que estaban formadas, de las cuales tenían algunas treinta pies en ancho y de largo quince más, y de
frente seis, y esto y la portada y sus quicios y umbrales era una sola piedra que es cosa de mucha grandeza, bien
consideraba esta obra, la cual yo no alcanzo ni entiendo con qué instrumentos y herramientas se labró, porque bien se
puede tener que antes que estas tan grandes piedras se labrasen ni pusiesen en perfección mucho mayores debían
estar para las dejar como las vemos.

306
Paredes colocadas en tres filas construidas en forma curvada de tal
manera que cada una de éstas protegiese a los defensores durante los
ataques. El fuerte de Sacsahuaman cerca de Cuzco, Perú era
inexpugnable contra cualquier ataque frontal. Fotografía tomada por el
autor en 1959.

307
Típica puerta del fuerte Sacsahuaman cerca de Cuzco, Perú. Se sabe que
la forma trapezoide que se observa en la construcción protegió la puerta
durante un terremoto. Fotografía tomada por el autor en 1959.

308
Pared hecha de piedra maciza en Sacsahuaman cerca de Cuzco, Perú. Se
pueden observar los numerosos cortes angulares y circulares de cada
piedra y su colocación tan hermética, a tal punto que ni un filo de
cuchillo podría ser insertado en las grietas. Fotografía tomada por el
autor en 1959.

309
Pared hecha de piedra maciza en Sacsahuaman cerca de Cuzco, Perú.
Está compuesta de piedras que miden más de 12 pies de alto y pesan más
de 50 toneladas. Es un misterio cómo estas piedras fueron transportadas
por varias millas. Fotografía tomada por el autor en 1959.

En fin considero que esta antigualla es la más antigua de todo el Perú.50 Y así, se tiene que antes que los incas
reinasen, con muchos tiempos, estaban hechos algunos edificios de estos; porque yo he oído afirmar a indios que los
incas hicieron los edificios grandes del Cuzco por la forma que vieron tener la muralla o pared que se ve en este
pueblo; y aun dicen más: que los primeros incas platicaron de hacer su corte y asiento de ella en este Tiaguanaco.

También se nota otra cosa grande, y es que en muy gran parte de esta comarca no hay ni se ven rocas, canteras ni
piedras donde pudiesen haber sacado las muchas que vemos, y para traerlas no debía de juntarse poca gente. M as los
indios que antes que los incas reinasen estaban hechos, mas que ellos no podían decir ni afirmar quién los hizo, mas
de que oyeron a sus pasados que en una noche remaneció hecho lo que allí se veía. Por esto, y por lo que también
dicen haber visto en la isla de Titicaca hombres barbados y haber hecho el edificio de Viñaque semejantes gentes, digo
que por ventura pudo ser que antes que los incas mandasen debió de haber alguna gente de entendimiento en estos
reinos, venida por alguna parte que no se sabe, los cuales harían estas cosas, y siendo pocos, y los naturales tantos,
serían muertos en las guerras.51

Uno de los elementos principales hecho de piedra en Tiahuanaco es la


Puerta del Sol de diez toneladas, un monolito esculpido en una solo pieza
de bloque de granito. Su porción superior está ricamente grabada con
intrincados diseños, que incluyen figuras humanas, cóndores y otros
símbolos jeroglíficos. Directamente en el centro de la puerta está, el así
llamado “Dios del Sol”, a quien los arqueólogos que estudian Tiahuanaco
llaman Viracocha [Ticci Viracocha]. Viracocha tiene rayos que disparan de
su cara en todas las direcciones. También sostiene en cada mano un palo
diseñado. A veces, se refiere al “Dios del Sol” como al “dios de lamentos”

310
porque tiene lágrimas en sus mejillas.
Tiahuanaco es aún relativamente nuevo comparado con los antiguos
edificios y ciudades de la civilización chavín. Los primeros sitios
precerámicos en Perú están en Aspero, El Paraíso en el valle Chillón, Río
Seco en el valle Chancay, Salinas de Chao. Varias otras plataformas de
tierra grandes fueron construidas, tal vez tan temprano como en los años
2,700 A.C. siendo contemporarias con las pirámides reales de Egipto. Las
pirámides de los olmecas y otras culturas pre-clásicas de Mesoamérica no
aparecieron hasta más de 1000 años después. 52

Burger brindó numerosas descripciones de las ciudades precerámicas,


una de las cuales describe abajo:
El Paraíso: Localizada en la costa central del Perú, éste es el sitio más grande conocido del período pre-cerámico.
Pruebas de radiocarbono indican que fue construido durante los últimos siglos del período pre-cerámico (cerca del año
2000 A.C.). El Paraíso cubre aproximadamente 58 hectáreas y 100.000 toneladas de piedras fueron utilizadas para
construir estos complejos. El arqueólogo Thomas Patterson estima que debió haber tomado un mínimo de casi
2.000.000 hombres-días en construir estas plataformas. Dos de los edificios más grandes, cada uno con un largo de
más de 400 metros, están ubicados paralelamente entre sí en los lados opuestos de una plaza de 7 hectáreas.53

311
La famosa Puerta del Sol en Tiwanaku, Bolivia fue esculpida de una sola
piedra sólida que mide más de 12 pies de alto. Cortesía de Rodney Dial
que tomó la fotografía en 1980.

312
Fotografía tomada de cerca del “Dios de lamentos” donde se observan
las lágrimas esculpidas en sus mejillas, que se encuentra en la Puerta del
Sol en Tiwanaku, Bolivia. Los arqueólogos suponen que simboliza a Ticci
Viracocha. Cortesía de Rodney Dial que tomó la fotografía en 1980.

313
314
Dos inmensas estatuas de piedra esculpidas del dios Tiwanakan, Ticci
Viracocha ubicadas en Tiwanaku, Bolivia. Después de escuchar sobre la
leyenda de Ticci Viracocha, Thor Heyerdahl llevó a cabo su famoso viaje
a Kon-Tiki. Cortesía de Rodney Dial que tomó la fotografía en 1980.

Se puede observar en los complejos de los pirámides a un emblema


religioso siendo que los pirámides fueron construidos tradicionalmente en
la forma de “U” que fue identificado primero en 1971 por el arquitecto
peruano Carlos Williams. Burger escribió:
Hasta el momento, aproximadamente 20 complejos de pirámides en forma de “U” han sido identificados, aunque
sólo se ha estudiado un pequeño número de ellos. La escala de estas arquitecturas públicas es sustancialmente mayor
a aquéllas a fines del período pre-cerámico. San Jacinto, en el valle Chancay, hubiera requerido casi 2 millones de
metros cúbicos de material tan sólo para nivelar su plaza de 30 hectáreas. Los monumentos en forma de U tienen una
serie de características formales en común. Están constituidos por montículos de plataformas masivas flanqueados a
los tres lados de una gran plaza rectangular. El montículo central es frecuentemente el más grande, pero el diseño no
muestra una simetría axial exacta ya que los dos brazos laterales son siempre de diferente tamaño y hay
invariablemente una sola abertura entre la pirámide central y uno de los brazos laterales.54

Burger observó que rasgos de construcción que los arqueólogos pensaron


inicialmente fueron originales en Mesoamérica, tales como la construcción
de pirámides, ahora se conoce que provienen de los Andes centrales, siglos
antes de su aparición en Mesoamérica. 55

Los moche son otra civilización de la costa norte peruana que existió
aproximadamente desde el año 200 A.C. al 600 D.C. y se especializó en
proyectos masivos de construcción. En un artículo escrito por los doctores
Steve Bourget y Margaret E. Newman titulado “Brindis por los ancestros:
guerra ritual y sangre sacrificada en la cultura moche” (“Toast to the
Ancestors: Ritual Warfare and Sacrificial Blood in Moche Culture”), los
dos historiadores de arte describen la estructura masiva conocida como
Huaca de la Luna, construida no lejos de la moderna ciudad peruana de
Trujillo:
La Huaca de la Luna, construida a lo largo de la masiva Huaca del Sol en
el valle moche, probablemente representa uno de los templos ceremoniales
más impresionantes de la cultura moche. Esta compleja estructura está
formada por tres plataformas conectadas entre sí por cuatro plazas y una
cantidad de corredores. La mayoría de estas características están aún
enterradas bajo las arenas azotadas por el viento. El templo, mide cerca de
290 metros de largo por 210 metros de ancho, ha sido construido en la base
de una colina cónica, el Cerro Blanco. No identificaron la altura que es
superior a varios cientos de metros. 56

315
Frente del Nuevo Templo en Chavín de Huántar, incluyendo la entrada
principal y los dos pilares redondos con una talla iconográfica de un
águila arpía y un gavilán supernaturales. Fotografía tomada por el autor
en 1973.

316
Uno de los dos pilares circulares en el Nuevo templo en Chavín de
Huántar, Perú. El pilar es un ejemplo excelente de la iconografía chavín.
Fotografía tomada por el autor en 1973.

317
Dentro del Templo antiguo en Chavín de Huántar, los arqueólogos han
descubierto varias entradas a dos pisos que tienen numerosos cuartos,
cámaras y pasajes. Uno de los cuartos contenía la piedra de granito
esculpida de 14 pies de alto conocida como el “Lanzon”, que según
suponían los historiadores de arte representaba a Ticci Viracocha, el dios
creador andino. Fotografía tomada por el autor en 1973.

318
Vista del Templo antiguo en Chavín de Huántar, Perú, tomada desde lo
alto del templo. Chavín estaba completamente cubierta de barro luego de
un derrumbe ocurrido durante los años cuarenta. Ahora, los arqueólogos
están limpiando los escombros de dicho derrumbe. Fotografía tomada por
el autor en 1973.
TRABAJO EN PIEDRA EN MESOAMÉRICA

Según lo indicado en el libro, El mundo olmeca, ritual y autoridad (The


Olmec World, Ritual and Rulership), la evidencia más temprana acerca de
la ocupación significante en Mesoamérica es entre los años 1500 A.C. y
1200 A.C. Estos ocupantes, los olmecas, dejaron cabezas colosales de
piedra, tronos de basalto, monumentos de piedra y estatuas de jade
finamente pulidas. De acuerdo con Diehl y Coe, el sitio de San Lorenzo,
localizado en el istmo de Tehuantepec, estado de Veracruz, México, ha
dejado más de 70 monumentos de piedra, entre ellos algunas de las
esculturas más finas jamás creadas en la antigua Mesoamérica. 57

La Venta, localizado más al este en el estado de Tabasco fue uno de los


primeros sitios olmecas con una pirámide grande de cien pies de altura. La
Gran Pirámide en La Venta da la impresión de haber sido un intento por
construir una montaña artificial. La Venta incluye muchas características no
encontradas en ningún otro sitio en el mundo de Mesoamérica.
No muchos años después de la desaparición de la civilización olmeca,
otra civilización nueva hechó raíces y comenzó a expandirse en un valle,
aproximadamente 50 kilometros noreste del valle de México, en el lugar
donde hoy está la presente sitio de la Ciudad de México. Este grupo nuevo
construyó la antigua ciudad de Teotihuacán (nombre asignado al área por

319
los aztecas). El nombre original es desconocido. La construcción de
Teotihuacán comenzó tan temprano como en el año 200 A.C. y fue
acrecentado y declinado en cinco fases. Hacia el año 100 A.C. ya estaba
situada en dos aldeas con una población que pudo haber sido de 5000
personas (Fase I). Hacia el año 150 D.C., ya se habían construido la gran
Pirámide del Sol y la Avenida del Muerto. Este complejo urbano en
crecimiento pudo haber llegado a los 50.000 habitantes, haciendo que fuese
en aquel tiempo, una de las áreas urbanas más grandes en el mundo (Fase
II).
La Pirámide del Sol ha sido descrita como la tercera pirámide más
grande en el mundo y es un poco más pequeña que la Gran Pirámide de
Egipto. La Pirámide del Sol es de aproximadamente 70 metros de altura
sobre una base de 200 metros cuadrados. A diferencia de las pirámides de
Egipto, la Pirámide del Sol tenía un templo construido en la cima. En 1971,
los arqueólogos descubrieron una gran cueva directamente debajo de la
Pirámide del Sol, lo cual puede explicar porqué la pirámide fue construida
en ese sitio. Existen leyendas, tanto en Mesoamérica como en Los Andes de
que los primeros habitantes salieron de una cueva.
La Pirámide del Sol fue construida de piedras melladas, adobe y tierra, y
cubierta y retocada con piedras. La pirámide es una sucesión de varias
pirámides construidas una encima de la otra. De acuerdo con los
arqueólogos modernos, la Pirámide del Sol contiene capas espesas de mica,
traidas del Brasil, a más de dos mil millas. Sigue siendo un gran misterio
cómo se transportó la mica y porqué fue colocada en capas dentro de la
pirámide. La Pirámide del Sol y otras pirámides en Teotihuacán fueron
pintadas con un color rojo fuerte.
Del año 150 D.C. al 300 D.C., Teotihuacán fue construida siguiendo un
diseño cuadriculado y cubría más o menos 20 kilómetros cuadrados. Mucha
de la construcción sucedió durante esta fase y que incluye la Pirámide de la
Luna, una pirámide más pequeña que se encuentra al final de la Avenida de
la Muerte y mira hacia una hermosa plaza que estaba rodeada de palacios
adornados. Los edificios eran bien coloridos en cuyas paredes se veían
pinturas enormes de colores fuertes y brillantes. El complejo de doce
pirámides más pequeñas conocido como la Ciudadela pudo haber sido
construido durante este período. La Ciudadela, es una enorme plaza que
también incluye a la Pirámide de Quetzalcoatl y otras dos más pequeñas
totalizando así 15 pirámides en este complejo (Fase III).
58

320
La gran Pirámide del Sol, en Teotihuacán, México es considerada por los
arqueólogos como la tercera pirámide más grande del mundo. Fotografía
tomada por el autor en 1966.

321
La gran Pirámide del Sol, en Teotihuacán, México es considerada por los
arqueólogos como la tercera pirámide más grande del mundo. Fotografía
tomada por el autor en 1966.

322
Vista de la Avenida de los muertos en Teotihuacán, México. La Avenida de
los muertos comienza en la Pirámide de la Luna y continua hasta pasar la
Ciudadela en donde se encuentra la Pirámide de Quetzalcoatl o
(serpiente emplumada). Fotografía tomada por el autor en 1966.

323
Vista de Teotihuacán, México, junto con las pirámides de Ciudadela en el
primer plano del medio. La fotografía fue tomada de arriba de la
Pirámide del Sol. Fotografía tomada por el autor en 1959.

324
Vista de cerca de la “serpiente emplumada” en la Pirámide de Ehecatl
Quetzalcoatl, en el complejo de Ciudadela en Teotihuacán, México.
Fotografía tomada por el autor en 1959.

325
Tres pequeñas pirámides ubicadas dentro del complejo de Ciudadela en
Teotihuacán, México. Fotografía tomada por el autor en 1966.

Del año 300 D.C. al 650 D.C., Teotihuacán estuvo en su apogeo y dominó
un área tan grande como lo hizo el gran imperio azteca de varios siglos
después. Los arqueólogos creen que Teotihuacán alcanzó una población,
durante este período, de alrededor de 200.000 personas; y era
probablemente la tercera área urbana más poblada en el mundo en aquel
tiempo, superado tal vez sólo por Roma y la antigua ciudad imperial china
de Tang, ahora Beijing. Además de ser un gran centro comercial,
Teotihuacán también fue un gran centro religioso (Fase IV). Entre los años
650 D.C. y 750 D.C., Teotihuacán fue abandonada.
En otros lugares de Yucatán, Landa describió numerosos edificios que
encontró. Consideró que el aspecto singular más notable encontrado en el
Nuevo Mundo fueron los edificios. Todos ellos eran de piedras bien
labradas. También tomó nota de cierto “suelo blanco” que parecía ser
satisfactorio y conveniente en la construcción de edificios. En una nota de
59

pie de página por Alfred M. Tozzer, mencionó que E. H. Thompson se


refería a esta “tierra blanca” como “de carácterística peculiar y fue
utilizada por constructores antiguos, como lo es utilizada hoy en día, como
material de construcción que puede ser mezclada cal en lugar de arena
silícea, que es prácticamente desconocida en Yucatán”.60

Landa describió varias ciudades y edificios que estaban hechos de


piedras talladas. En la época de Landa, los españoles ya habían empezado a
desmantelar a las edificaciones maya para usar las piedras en la
construcción de sus propios edificios. En una nota de pie de página, Tozzer

326
hizo el siguiente comentario:
Inicialmente una gran parte de M érida y muchos otros pueblos españoles [en Yucatán] fueron construidos con
piedras labradas tomadas de ruinas de las estructuras mayas. Landa escribe, “Y dimos a los españoles una gran
cantidad de piedras para sus casas y especialmente para sus puertas y ventanas, pues tan grande era la abundancia de
piedras. Aún hoy en día, se ven las piedras trabajadas y esculpidas en las paredes de estructuras y que datan de los
primeros tiempos de los españoles.61

En la descripción de los edificios en y alrededor de Tenochtitlán (actual


Ciudad de México), Cortés afirmó que los mejores palacios, castillos y
otros edificios en España no podían igualarse con la belleza o calidad de
algunos de los edificios en México. Describió a los edificios diciendo que
estaban hechos de piedra y mármol con muchas terrazas. Los edificios
tenían columnas de jaspe y mármol transparente; con piesos muy bien
decorados. Los edificios también tenían puertas gigantes grabadas con una
maestría arquitectónica increíble. 62

TRABAJO EN PIEDRA EN EL LIBRO DE MORMÓN

Normalmente, el Libro de Mormón no hace mención acerca de las


ciudades y los edificios levantados por los jareditas o por los
descendientes de Lehi. Éter registró que el rey Coriántum construyó muchas
ciudades poderosas y gobernó con integridad (Éter 9:23). Sin embargo,
luego de varias generaciones donde se alternaban reyes justos y corruptos,
Éter resaltó que durante el reinado de Riplákish, éste impuso un impuesto
muy fuerte sobre la gente y con éstos construyó muchos “edificios
suntuosos”. Muchos años después, Moriantón, descendiente de Riplákish,
construyó muchas otras ciudades. Éter afirmó que la gente bajo Moriantón
se volvió excesivamente ricas, tanto en edificios como en oro y plata (Éter
10: 5, 9, 12).
Es difícil visualizar en lo que consistía un “edificio suntuoso espacioso”
cientos de años antes del nacimiento de Jesucristo. Los historiadores de
arte que han trabajado tanto en la civilizaciones chavín como la de los
olmecas han encontrado templos y palacios enormes y también pirámides
que eran más grandes que muchas de las pirámides de Egipto. Los
arqueólogos e historiadores de arte han especulado que estas grandes
ciudades fueron construidas con mano de obra esclava. Éter dió a entender
en sus escritos que éstas fueron construidas por grupos de constructores
cuya paga provenía de los fuertes impuestos cargados sobre la población.
Aún así, no se descarta el hecho de que los esclavos también trabajaron en
estas construcciones.

327
La pirámide principal en Chichen Itzá, Yucatán, México. Fotografía
tomada por el autor en 1959.

328
Complejo conocido como el Templo de los mil guerreros visto de arriba
de la pirámide principal en Chichen Itzá, Yucatán, México. Fotografía
tomada por el autor en 1959.

329
Versión maya de la “serpiente emplumada” en Chichen Itzá, Yucatán,
México. La “serpiente emplumada” se encuentra al pie de la pirámide en
Chichen Itzá. Fotografía tomada por el autor en 1959.

330
Famosa cancha de pelota en Chichen Itzá, Yucatán, México. Véanse los
anillos de piedra colocados en cada pared de los costados por donde el
jugador tenía que pasar la pelota, aparentemente sin tocarla con las
manos. Fotografía tomada por el autor en 1959.

Luego de la separación entre nefitas y lamanitas, Nefi escribió entre los


años 588 A.C. y 570 A.C. que le había enseñado a su gente cómo construir
edificios. Inclusive, indicó que habían construido un templo. Nefi registró:
Y yo, Nefi, edifiqué un templo, y lo construí según el modelo del templo de Salomón, salvo que no se construyó
de tantos materiales, pues no se hallaban en esa tierra; por tanto, no se pudo edificar como el templo de Salomón.
Pero la manera de su construcción fue semejante a la del templo de Salomón; y su obra fue sumamente hermosa (2
Nefi 5:16).

Varios cientos de años después cuando Zeniff y un grupo de nefitas


regresaron a las tierras de Lehi-Nefi, donde Nefi por primera vez se asentó
luego de huir de sus hermanos, Zeniff escribió que empezó a construir
edificios nuevos y a reparar los muros de la ciudad de Lehi-Nefi y de la
ciudad de Shilom (Mosíah 9:8). Antes de que Zeniff muriera, traspasó el
poder a su hijo Noé, quién se convirtió en un hombre extremadamente
malvado. Noé impuso un impuesto del 20 porciento sobre su gente para
mantener a sus amigos y a sí mismo. El siguiente pasaje está registrado en
Mosíah:
Y sucedió que el rey Noé construyó muchos edificios elegantes y espaciosos; y los adornó con obras finas de
madera, y con toda clase de cosas preciosas, de oro y de plata, de hierro, de bronce, de ziff y de cobre.

Y también edificó para sí un amplio palacio, y un trono en medio, todo lo cual era de madera fina, y estaban

331
adornado de oro y plata y cosas preciosas.

Y los asientos que se reservaron para los sumos sacerdotes, que eran más altos que todos los demás asientos, él
os adornó con oro puro; e hizo construir un antepecho delante de ellos, sobre el cual podían sostener sus cuerpos y
sus brazos mientras hablaban falsas y vanas palabras a su pueblo.

Y ocurrió que edificó una torre muy alta, tan alta así que desde su cima podía ver la tierra de Shilom, y también la
tierra de Shemlón, que poseían los lamanitas; y aun podía ver toda la región circunvecina.

Y aconteció que hizo construir muchos edificios en la tierra de Shilom; e hizo que se construyera una gran torre
sobre el collado que estaba al norte de la tierra de Shilom, el cual había sido un refugio para los hijos de Nefi cuando
huyeron de la tierra; e hizo esto con las riquezas que obtenía de su pueblo (M osíah 11:8-13).

De estos recuentos, pareciera que los edificios más elegantes y


espaciosos fueron construidos durante el período de decadencia religiosa y
moral de la gente del Libro de Mormón. En la antigua civilización peruana
en Chavín de Huantar, el templo fue agrandado de sobremanera en un
período que pareciera que los nativos estaban en decaimiento moral a
juzgar por la proliferación de sustancias psicotrópicas, el aumento de
sacrificios humanos y el aparente abandono de adoración a su dios creador,
Ticci Viracocha. Cuzco fue agrandada substantialmente mientras los incas
estaban pasando por un momento de expansión.
La defensa se convirtió en otro factor en lo que respecta a la ubicación y
construcción de grandes ciudades así también las de fortificaciones
estratégicas en el Libro de Mormón. Alrededor del año 72 A.C., el profeta
Alma narró la historia de una serie de guerras entre los nefitas y los
lamanitas. En este tiempo, los nefitas fortificaron muchas de sus ciudades,
así como también construyeron otras en áreas estratégicas para controlar la
entrada a sus territorios. Alma escribió:
Y aconteció que M oroni no cesó de hacer preparativos para la guerra ni para defender a su pueblo de los
lamanitas, porque al principio del año veinte del gobierno de los jueces, él hizo que sus ejércitos empezaran a levantar
montones de tierra alrededor de todas las ciudades, por toda la tierra que poseían los nefitas.

Y sobre estos montones de tierra hizo colocar vigas, sí, obras de maderos erigidas a la altura de un hombre,
alrededor de las ciudades.

E hizo que sobre estas obras de maderos se construyeran estacadas por todos lados; y eran altas y fuertes.

E hizo que se erigieran torres más altas que estaban estacadas e hizo construir resguardos en estas torres, para
que las piedras y las flechas de los lamanitas no los hirieran (Alma 50:1-4).

En su libro, Vista de los hebreos (View of the Hebrews), Ethan Smith


describió a algunos constructores de fortificaciones sobre montículos que
parecían ser similar a los descritos por Alma. Ethan Smith escribió:
Cerca de Newark en el condado de Licking, Ohio, entre dos brazos del río Licking, en su unión, es uno de los
vestigios más notables de estos antiguos trabajos. Hay una forteleza de 40 acres, cuyas paredes miden 10 pies de
altura. Tiene ocho entradas, cada una de aproximadamente 15 pies de ancho. Cada portón está protegido por un

332
pedazo de pared, antepuesta, alrededor de nueve pies por delante y cuatro pies más largo que el ancho de la entrada.
Los muros, siendo de tierra, son lo más perpendicular posible siendo éstos de tierra. Cerca de este fuerte está otro
fuerte circular cubriendo 22 acres y conectado con el primer fuerte por dos paredes paralelas de tierra de alrededor del
mismo tamaño de los otros muros. En la parte más remota de este fuerte circular y sin entrada, hay un observatorio
alto para poder observar la región hasta cierta distancia. Un pasaje secreto había sido hecho bajo este observatorio
hacia una corriente antigua de agua. A cierta distancia de este fuerte (pero conectado por una cadena interna y
murallas paralelas) hay otro fuerte circular de cerca de 26 acres, con murallas de 25 a 30 pies de altura y con una fosa
justo debajo de ellas. Conectados a estos fuertes hay otro fuerte cuadrangular de aproximadamente 20 acres, cuyas
paredes son similares a las descritas en el fuerte anterior.

Estos fuertes no sólo estaban conectados entre sí (aunque separados a considerable distancia) por paredes
paralelas separadas por una distancia de cinco a seis varas; pero un número similar de pasajes fueron hechos de las
murallas paralelas a las aguas del río. Toda esta obra está ubicada sobre una gran planicie, cuya cima es casi plana,
pero es terreno alto con un ascenso regular de cerca de la unión de los dos brazos del río, hasta una altura de 40 a 50
pies sobre el nivel de los brazos del río. En cuatro lugares diferentes al final de estos pasadizos internos entre los
fuertes y bajando al río hay torres de vigía sobre suelo elevado, rodeados por muros circulares. Los puntos elegidos
para estas torres de vigilancia fueron evidentemente pensados con gran destreza.63

Los arqueólogos han encontrado que no era inusual para una ciudad en la
antigua América ser abandonado por muchos años y luego volverse a ser
poblada por la misma gente u otro grupo. A medida que los lamanitas
aumentaron su poder y número, frecuentemente empujaban a los nefitas
fuera de su territorio y tomaban sus ciudades. En 1973, un arqueólogo
trabajando en el antiguo sitio en Chavín de Huantar afirmó que este sitio en
particular había sido abandonado y luego repoblado en tres ocasiones
diferentes. Montesinos decía que Cuzco había sido abandonada por más de
400 años antes de que fue repoblada cientos de años antes del arribo de los
españoles.
TRABAJOS CON CEMENTO

Cortés dejó Cempoala, sobre la costa del Golfo de México a mediados


de agosto de 1519 y viajó hacia Tenochtitlán via Jalapa, México. Bernal
Díaz del Castillo, quien acompañó a Cortés, dijo que encontraron una
fortaleza hecha de piedra, mortero y algo parecido al cemento que era tan
duro que era difícil de demolerlo con picas piquetas de hierro. 64

Otra área donde había evidencia de la existencia de cemento es en la


antigua ciudad mexicana de Cacaxtla. El sitio arqueológico de Cacaxtla,
localizado a 113 kilómetros al este de la Ciudad de México sobre la
carretera federal 150, fue descubierto por los arqueólogos en 1976 cuando
se expuso un mural pintado en la entrada de un pasadizo hecho por un
saqueador en una ladera de un monte. Las primeras excavaciones
significativas en el sitio fueron llevadas a cabo por un grupo de
arqueólogos mexicanos e historiadores de arte. Ellos publicaron sus
descubrimientos en 1986 en el libro, CACAXTLA, El Lugar Donde Muere
la Lluvia en la Tierra. 65

333
Dentro del perímetro del sitio de Cacaxtla, los arqueólogos han
encontrado artefactos y edificios que datan de fechas tan tempranas como
1200 a 800 A.C. La arqueóloga Diana López de Molina suponía que los
cacaxtlanes habían alcanzado su esplendor político/cultural alrededor de
los años 250 D.C. al 600 D.C. cuando tuvieron la mayor influencia de
Teotihuacán. 66

Todos los espacios entre los edificios, así como también los patios
estaban cubiertos antiguamente con un tipo de cemento de excelente calidad.
Diego de Landa también escribió sobre el uso de cemento en Yucatán. En
la descripción del palacio de Kukulcan en Chichen Itzá, Landa registró:
Este edificio tiene a su alrededor otros edificios grandes de buena construcción y el suelo entre ellos está cubierto
con cemento, es así que aún hoy hay vestigios de cemento porque el mortero usado allí era tan duro.67

En el Libro de Mormón, Helamán mencionó el uso de cemento en la


construcción de casas cuando describía las actividades de aquellos nefitas
que fueron al norte. Helamán escribió:
Y no había sino muy poca madera sobre la superficie de la tierra, por lo que la que fue allá se volvió sumamente
experta en obras de cemento; por tanto, construyeron casas de cemento en las cuales habitaron.

Y los que se hallaban en la tierra del norte vivían en tiendas y en casas de cemento, y dejaban crecer cuanto árbol
brotara de la faz de la tierra, para que en lo sucesivo tuvieran madera para construir sus casas, sí, sus ciudades, y sus
templos, y sus sinagogas, y sus santuarios, y toda clase de edificios.

Y así habilitaron a la gente de la tierra del norte para que edificasen


muchas ciudades, tanto de madera como de cemento (Helamán 3:7, 9, 11).
CARRETERAS Y CANALES DE IRRIGACIÓN

Pedro de Cieza de León viajó a lomo de caballo desde Popayán,


Colombia, a través de Cuzco hacia Bolivia. Normalmente, los españoles
atravesaban los terrenos extremadamente montañosos aprovechando de los
caminos construidos por los incas. Cieza de León se maravillaba al ver
estas rutas que se extendían por miles de millas. Observó que la gran
carretera andina se extendía por 1,100 leguas, o aproximadamente 5.500
kilometros. También había una carretera costera que no era tan larga, pero
conectaba a todas las provincias a lo largo de la costa Pacífica desde
Tumbes, Perú, cerca de la frontera ecuatoriana hasta el río Maule en Chile.
Periódicamente, los incas construían carreteras que conectaban la carretera
andina con la costera.
En la mayoría de los áreas estas carreteras eran caminos de superficie
dura para cualquier clima que eran mantenidos cuidadosamente durante

334
todo el año. Cieza de León comentó que los españoles podían viajar con
seis caballos uno al lado del otro sobre gran parte de las carreteras costeras
y andinas. Estas carreteras eran de aproximadamente 7.5 metros de ancho.
Naturalmente, las carreteras conectando la ruta andina con la costera se
angostaba considerablemente cuando atravesaba por terreno montañoso
dificultoso. Observó que la gran carretera inca era tan famosa en el Nuevo
Mundo como lo era la carretera Anibal construida a través de los Alpes
cuando marchó sobre Italia. También observó que cada tres o cuatro leguas
68

(15 a 20 kilometros) a lo largo de la carretera, los indígenas construían


finos aposentos y palacios ricamente adornados para que el rey inca
pudiese hospedarse durante sus viajes. 69

Cieza de León escribió lo siguiente acerca de la tecnología inca en la


construcción de caminos:
Una de las cosas de que yo más me admiré, contemplando y notando
las cosas deste reino, fue pensar cómo y de qué manera se pudieron
hacer caminos tan grandes y soberbios como por el que vamos y que
fuerzas de hombres bastaran para hacer los y con qué herramientas e
instrumentos pudieron allanar los montes y quebrantar las peñas, para
hacerlos tan anchos y buenos como esta; porque me parece que si el
emperador [de España] quisiese mandar hacer otro camino real, como
el que va de Quito a Cuzco o sale de Cuzco para ir a Chile,
ciertamente creo, con todo su poder para ello hacer si no fuese con la
orden tan grande que para ello los incas mandaron que hubiese. . . Mas
estos eran tan largos, que había alguno que tenía más de mil y cien
leguas, todo atravesando sierras tan agrias y espantosas que por
algunas partes mirando abajo se quitaba la vista, y algunas de estas
sierras derechas y llenas de piedras, tanto que era menester cavar por
las laderas en peña viva para hacer el camino ancho y llano; todo lo
cual hacían con fuego y con su picos. Por otros lugares había subidas
tan altas y ásperas que salía de lo bajo escalones para poder subir por
ellos a lo más alto, haciendo entre medias de ellos algunos descansos
anchos para el reposo de las gentes. En otros lugares había montones
de nieve, que era más de temer, y esto no en un lugar sino en muchas
partes.
Entendido de la manera que iban hechos los caminos y la grandeza de ellos, diré con la facilidad que eran hechos
por los naturales, sin que les recreciese muerte ni trabajo demasiado; y era que determinado por algún rey que fuese
hecho alguno de estos caminos tan famosos, no era menester muchas provisiones ni requerimientos ni otra cosa que
decir el rey hágase esto, porque luego los veedores iban por las provincias marcando la tierra y los indios que iba una
a otra, a los cuales mandaba que hiciesen los tales caminos; y así se hacían de esta manera, que una provincia hacía
hasta otra a su costa y con sus indios y en breve tiempo lo dejaban como se lo pintaba; y otras hacían lo mismo y

335
aún, si era necesario, a un tiempo se acababa gran parte del camino o todo él; y si allegaban a los despoblados los
indios de la tierra adentro que estaban más cercanos venían con vituallas y herramientas a los hacer, de tal manera que
con mucha alegría y poca pesadumbre era todo hecho; porque no les agraviaban en un punto, ni los Incas ni sus
criados les metían en nada.70

En una nota de pie de página, Victor Wolfgang Von Hagen indicó que la
distancia del Camino Real de Angasmayo, Colombia, al Río Maule en Chile
era de 3.250 millas; y el camino costero empezando en Tumbes, Perú, se
extendía por 2.520 millas hasta Santiago, Chile. Hubieron muchos otros
caminos radiales y laterales que totalizaban más de 10.000 millas de
caminos aptos para cualquier clima. El camino costero tenía un ancho
uniforme de siete metros; el camino en las montañas variaba, dependiendo
del terreno, de cuatro a siete metros; los laterales que unían los caminos
costeros con los caminos andinos tenían un ancho variable entre un metro a
cuatro metros, ya que estaban construidos entre las paredes de la cañada.
No sólo los incas eran extremadamente hábiles en la construcción de
caminos, sino que también construían puentes increíbles para cruzar
numerosos ríos. Cieza de León describió uno de los puentes en Vilcas, no
lejos de Cuzco, Perú. Afirmó que desde un lado del río al otro, habían dos
pilotes de piedras, pesadas y enterradas muy profundamente, sobre los que
descansa el puente, que estaba hecho de lianas entrelazadas como cuerdas
para sacar agua de un pozo con una polea. Cieza de León dijo que los
puentes hechos de esta manera, eran tan fuertes que los caballos podían
galopar sobre ellos como si estuvieran cruzando el puente de Córdoba,
España. Indicó que cuando cruzó el Puente en las Vilcas, el mismo era de
166 pasos (aproximadamente 125 metros de largo.) 71

Cuando Cieza de León pasó a través de la provincial peruana de


Cajamarca, observó numerosos canales de irrigación construidos por los
indígenas de esa región. Eran agricultores excelentes y producían una serie
de productos alimenticios. En los días de los incas, hubo muy poca tierra
72

arable que no hubiese sido cultivada o densamente poblada. Cieza de León


lamentaba diciendo que era triste reconocer que los incas que adoraban a
ídolos tenían tal sabiduría en administrar y preservar sus tierras tan
extensas y que los cristianos hayan destruido tantos reinos. 73

Cieza de León observó que cada vez que los incas conquistaban tierras y
gente nueva, los trataban como amigos. Si el enemigo caído carecía de
comida, el Señor Inca proveía alimentos para ellos de otras áreas. Si no
sabían como cultivar y producir comida adecuada, les enseñaba cómo
hacerlo y les mostraba cómo construir canales de irrigación. Cieza de León
creía que nunca hubo otra nación o gente en el mundo que hubiese

336
construido canales de irrigación sobre terrenos tan difíciles. Los incas
también construyeron canales y acueductos para transportar agua a sus
villas. Muchas ciudades en Perú aún obtienen agua de los antiguos
acueductos incaicos. Como Cieza de León cruzó muchos de los valles a lo
largo de la ruta costera, escribió:
Y como los ríos bajan de la sierra por estos llanos, y algunos de los valles son anchos, y todos se siembran o
solían sembrarse cuando estaban más poblados, sacaban acequias en cabos y por partes, que es cosa extraña
admirarlo, porque las echaban por lugares altos y bajos, y por laderas de los cabezos y haldas de sierras que están en
los valles, y por ellos mismos atraviesan muchas, unas por una parte y otras por otra, que es gran delectación caminar
por aquellos valles, porque parece que se anda entre huertas y florestas llenas de frescuras. Tenían los indios, y aún
tienen, muy gran cuenta en esto de sacar el agua y echarla por estas acequias; y algunas veces me ha acaecido a mí
parar junto a una acequia, y sin haber acabado de poner la tienda, estar el acequia seca y haber echado el agua por otra
parte. Porque, como los ríos no se sequen, es en mano de estos indios echar el agua por los lugares que quieren. Y
están siempre estas acequias muy verdes, y hay en ellas mucha hierba de grama para los caballos, y por los árboles y
florestas anda muchos pájaros de diversas maneras, y gran cantidad de palomas, tórtolas, pavos, faisanes y algunas
perdices y muchos venados.74

Cuando los españoles, bajo el comando de Hernán Cortés, arribaron


cerca de Tenochtitlán en México, Díaz del Castillo describió su sorpresa
respecto a la opulencia y belleza de las ciudades. Brevemente describió la
ciudad de Iztapalapa, localizada sobre un lago, no lejos de Tenochtitlán.
Estaba maravillado en lo espacioso y bien construido que estaban los
palacios donde estaban alojados. Los palacios estaban hechos de piedra
hermosamente trabajada, madera de cedro y otras de aromas dulces, con
toldos de telas de algodón. Los huertos y cultivos tenían una amplia
variedad de hermosas plantas y flores que incluían rosas nativas y árboles
frutales y lagunas de agua fresca. Díaz del Castillo notó cientos de canoas
moviéndose alrededor del lago de Tenochtitlán llevando a cabo actividades
comerciales y otras varias. Las canoas podían pasar del lago a las lagunas a
través de una serie de esclusas. Había una gran variedad de pájaros en las
lagunas y cerca de ellas. Decía que según miraba sobre el panorama, estaba
seguro de que en ningún otro lugar del mundo podía encontrarse tierras que
igualaran en belleza las escenas alrededor del lago de Tenochtitlán.
También lamentaba que a los pocos años del arribo de los españoles todo
hubiera desaparecido. 75

Diego de Landa brevemente describió los caminos que conectan las


diversas ciudades en Yucatán. En una nota de pie de página, Tozzer
escribió:
Existen restos de carreteras pavimentadas que atraviesan todo este reino; y se dice que terminan al este en la
costa donde cruza un brazo del mar por una distancia de cuatro leguas que divide el continente de la isla [Cozumel].
Estas carreteras eran como los “caminos reales”, que los llevaba sin miedo de perderse para que pudieran arribar a
Cozumel, para así poder cumplir con de sus promesas, para ofrecer sus sacrificios, para pedir ayuda en sus
necesidades y para la adoración equivocada de sus dioses falsos.76

337
Más adelante en su libro, Landa nuevamente se refirió al sistema de
caminos en Yucatán. Él escribió:
Los segundos edificios, es decir aquéllos que son los más importantes en este país y que son tan viejos que no
hay memoria de sus fundadores, son los de Tihoo. Están ubicados a trece leguas de Izamal y ocho del mar, así como
los otros; y hoy hay vestigios de la existencia de un camino muy hermoso que conectaba estos edificios con los
otros.77

En sus notas de pie de página, Tozzer afirmaba que varias de las


primeras autoridades españolas que gobernaron, utilizaron estos caminos
(sac beob, o caminos blancos) conectando varias ciudades. Por ejemplo,
Lacandone tiene cuatro senderos o caminos que los conduce a él,
correspondientes a los cuatro puntos cardinales y los caminos dirigiéndose
a las cuatro direcciones, tal como fue indicado por Lizana, quien escribió:
“hagan sus peregrinaciones de todas partes, y por tal motivo se habían
hecho cuatro caminos o carreteras desde a los cuatro puntos cardinales, que
alcanzan a todos los puntos del territorio y pasaban por Tabasco, Guatemala
y Chiapas.” Tozzer escribió que el sistema más notable de antiguos caminos
se centra alrededor del grupo de ruinas en Coba, al noreste de Yucatán. La
referencia más antigua sobre este camino se encontró en una agrimensura
topográfica fechada en 1820, dado y comentado por Roys en 1932, que
afirmaba que “la linea del sur corría a lo largo de un camino elevado, de
aproximadamente la altura de un hombre, que data de tiempos antiguos. 78

El Libro de Mormón sólo contiene información limitada acerca de la


construcción de caminos en el Nuevo Mundo. En 3 Nefi está registrado lo
siguiente:
Y se construyeron muchas calzadas, y se abrieron muchos caminos que conducían de ciudad a ciudad, de tierra a
tierra y de un sitio a otro (3 Nefi 6:8).

En resumen, los arqueólogos, cronistas y escritores del Libro de Mormón


respectivamente describen la gran destreza tecnológica existente entre
muchos de los grupos nativos americanos, particularmente aquéllos en los
Andes y Mesoamérica. El hecho de que tantos europeos rehusaron a
reconocer o acreditar estas destrezas técnicas con la sofisticación de los
indígenas, eventualmente casi llevó a la casi total destrucción casi total de
estos habitantes del Nuevo Mundo.
En su libro, Brevísima Relación de la destrucción de las Indias,
Bartolomé de las Casas repetidamente condenó a los españoles por la
destrucción de las Indias. Dijo que fueron ellos quienes llevaron a la
devastación de tierras tan vastas y fértiles, de territorios que al mismo
tiempo fueron más ricos y grandes que ningún lector en Europa pude haber

338
imaginado. Anthony Pagden, quien escribió una introducción a la edición de
1992 de las escrituras de Las Casas, dijo que éste tenía un anhelo de poder
reversar la destrucción de este paraíso terrenal, pero cuando sus escritos
fueron publicados, la destrucción de Las Indias prácticamente ya era total.
Con sus culturas practicamente erradicadas u olvidadas, los indígenas ya se
enfrentaba con el riesgo de convertirse en una sociedad marginada y
subordenado al sistema colonial europeo o, de desaparecerse por completo
como ya estaba pasando a una velocidad acelerada. 79

Notas al final del Capítulo:

1 Colón, 67

2 Martir de Angleria, 17.

3 Ibid., 192.

4 Colón, 275.

5 Landa, 94, n415.

6 En esta área de Panamá, el istmo de Panamá corre de este a oeste. El océano Pacífico era conocido como el Mar del Sur. De manera interesante, la entrada del océano Pacífico
en el canal de Panamá está más al este que la entrada del océano Atlántico.

7 Martir de Angleria,145.

8 Ibid., 465.

9 Pedro de Cieza de León, Crónica del Perú, Tercera Parte. Originalmente fue escrito en manuscrito en 1553-54. (Manuscrito descubierto en la Biblioteca Apostólica Vaticana y
publicado por primera vez por la Universidad Pontificia Católica del Perú, 1987.) 31.

10 Murúa, 92.

11 Manuel Ballesteros, quien editó el libro de Murúa en 1987, resaltó que no hubieron caballos en ninguna de las islas en el Pacífico al este de las islas Filipinas. Ya que los incas no los
llamarían caballos, no es claro que tipo de pieles pudieron haber sido. Murúa no confirmó que personalmente había visto las pieles, cabezas y huesos, por lo tanto no está muy
claro como llegó a esa conclusión.

12 Luego de la muerte del Señor Inca Huay na Capac, sus hijos Huascar en Cuzco y Atahualpa en Quito, se embarcaron en una sangrienta guerra civil que los distrajo justo en el
momento en que Francisco Pizarro llegaba al Perú en 1531. Atahualpa, en el curso de marchar a Cuzco, tomó una pequeña fuerza militar a la fortaleza inca en Cajamarca
para ver a los españoles. Los españoles consiguieron capturar a Atahualpa en Cajamarca y pedir una recompensa en oro y plata. Eventualmente mataron a Atahualpa. En el
interin, la milicia de Atahualpa había capturado y asesinado a Huascar. El caos resultante durante esta guerra civil benefició enormemente a los españoles en su conquista del
Perú.

13 Las islas Galápagos fueron descubiertas por los españoles en 1535. En 1567, el gobernador provisional del Perú, Lope García de Castro, equipó dos naves con provisiones y 150
hombres para explorar el Pacífico. Sarmiento fue invitado a participar en esta expedición y fue designado como capitán de la nave principal. El 15 de enero de 1568,
descubrieron una isla que llamaron Nombre de Jesús. Durante las siguientes semanas, Sarmiento descubrió otras islas que se creen ser las islas Salomón. En la isla, que hoy se
cree ser Guadalcanal, los nativos se sublevaron y mataron a nueve españoles.

14 Sarmiento, 217.

15 Foto mostrada en el libro de Victor Wolfgang Von Hagen, Los Incas (The Incas). 209. Foto es mostrada aquí por cortesía de la University of Oklahoma Press. (Cuando visité el
área del lago Titicaca en 1959 y nuevamente en 1973, los indígenas aún hacían una gran variedad de botes de totora. También, en 1974 subí en una pequeña canoa de totora en
el océano Pacífico cerca de Trujillo.)

16 Vea dibujos sobre el desarollo de cerámicas moche por Alana Cordy -Collins y Christopher B. Donnan. “Estudios del arte pre-colombino y arqueología” Número Veintiuno,
(Studies in Pre-Columbian Art & Archaeology Number Twenty -one), Dunbarton Oaks, Trustees for Harvard University, Washington, D.C. 1979.

17 Cabello, 6.

18 Muchos Santos de los Últimos Días creen que estos barcos errantes probablemente terminaron en las islas de Polinesia. Aunque esto está fuera del ámbito de este libro, hay
numerosas ley endas registradas por los hawaianos y polinesios que tratan del arribo de sus ancestros desde el este.

19 Burger, 127.

20 Ibid., 201.

21 Ibid., 98-99.

22 Ibid., 204.

23 Perú tiene una mina de mineral de hierro grande abierta en la que actualmente se está trabajando. Se encuentra localizada en San Juan de Marcona, varios cientos de millas al sur
de Lima y casi directamente al oeste de la ciudad de Nazca; sin embargo, no hay suficiente evidencia para indicar que la civilización chavín estuvo tan al sur como lo está
Nazca.

24 Montesinos, 44, n62.

25 Aunque el hierro no fue mencionado por Lancaster y Manchester en la introducción a su libro, escribieron que las armas fueron hechas de hierro en su traducción de los versos
de Ercilla y Zuñiga. Es posible que no le hay an creído, pero fielmente le traducieron sus versos a medida que los escribía.

26 Ethan Smith, 193-194.

27 Burger, 201.

28 Donnan, 19-22. (Donnan cita a Heather Lechtman, Antonieta Erly y Edward J. Barry, Jr. Nuevas perspectivas sobre la metalurgia moche: Técnicas sobre el sobredorar del cobre
en Loma Negra, norte del Perú, (New Perspectives on Moche Metallurgy: Techniques of Gilding Copper at Loma Negra, Northern Peru, American Antiquity . Vol 47(1):330.)

339
29 Cieza de León, Los Incas, 133.

30 Ibid., 157.

31 Dúran, 385.

32 Ibid., 190.

33 Ibid., 524.

34 Ibid., 532.

35 Ibid., 86n. (Ross Hassig, Trueque, Tributo y Transportación: Economía política del siglo XVI en el valle de México (Trade, Tibute and Transportation: Sixteenth Century Political
Economy of the Valley of Mexico). Norman: University de Oklahoma Press.)

36 Burger, 34-35.

37 Cieza de León, La Crónica del Perú, 110 .

38 Ibid., 192.

39 Ibid., 123.

40 Ibid., 248.

41 Betanzos, 56.

42 Durán, 209.

43 Ibid., 203-204.

44 Landa, 35, n174.

45 Landa, 89.

46 Lopes de Souza, 47-48.

47 Cieza de León, La Crónica del Perú. 104.

48 Ibid., 70.

49 Cieza de León, El Se_orio de los Incas, 171.

50 En su libro, Tiwanaku, Carlos Ponce Sangines dice que la civilización Tiwanaku duró aproximadamente del año 237 B.C. al 667 A.D. El período inicial de la civilización chavín es
más antigua y precede a la de Tiwanaku, quizás tanto como por 2000 años. Si consideramos que la civilización chavín desapareció alrededor del año 400 B.C., entonces la
Tiwanaku la prosiguió por tan sólo 150 años. Carlos Ponce Sangines fue el director del centro de investigaciones arqueológicas en Tiwanaku y miembro and titular de
arqueología de la Academia nacional de ciencias de Bolivia. (Carlos Ponce Sangines, Tiwanaku Espacio, Tiempo y Cultura, (Academia nacional de ciencias de Bolivia,
Publicación No. 20, La Paz, 1972.)

51 Cieza de León, La Crónica del Perú, 234.

52 Burger, 28.

53 Ibid., 38, 40.

54 Ibid., 60-61.

55 Ibid., 221.

56 Steve Bourget y Margaret E. Newman, Un brindis por los ancestros: guerra ritual y sangre sacrificada en la cultura Moche (A Toast to the Ancestors: Ritual Warfare and Sacrificial
Blood in Moche Culture), publicado en 1998. (Durante una clase sobre el arte moche, el Dr. Bourget, quien había trabajado por muchos años en el sitio de la Huaca de la Luna,
comentó que las plataformas habían sido construidas con ladrillos de adobe; y se estima que se necesitaron millones de éstos para construir tal complejo.)

57 Abrams, 15.

58 Cuando visité Teotihuacán en 1959, me contaron acerca de una ley enda en donde las doce pirámides más pequeñas representaban a un antiguo ancestro que tenía doce hijos.
También escuché otra ley enda en donde las doce pirámides representaban a doce individuos escogidos para ser maestros en las Américas por [Ehecatl] Quetzalcoatl, cuy a
pirámide que era mucho más grande que las demás dominaba la plaza.

59 Landa, 18.

60 Ibid., 18, n106.

61 Ibid., 176. n922.

62 Martir, 399.

63 Ethan Smith, Vista de los hebreos o tribus de Israel en América (View of the Hebrews or Tribes of Israel in America) (Segunda Edición, Publicada e impresa en Poultney, Vt.
1825. 190-191.

64 Díaz del Castillo, 142.

65 Sonia Lombardo de Ruiz, Diana López de Molina, Daniel Molina Feal, Caroly n Baus de Czxitrom, y Oscar J. Palaco: CACAXTLA, El Lugar Donde Muere la Lluvia en la Tierra.
Publicado bajo los auspicios del Instituto Nacional Mexicano de Antropología e Historia y el Gobierno del estado de Tlaxcala. 1986.

66 Ibid.,18.

67 Landa, 179.

68 Cieza de León, La Crónica del Perú, 102.

69 Cieza de León, El Se_orio de los Incas, 46.

70 Ibid., Los Incas (The Incas), 136-138. (He conducido desde Lima a Huancay o sobre pasajes con alturas de 4.900 metros, de Lima a Callejón de Huay las y luego cruzando la
Cordillera Blanca, hasta Chavín de Huantar en las pendientes del este. En Ecuador, he viajado sobre el camino antiguo de Quito a Otavalo donde el camino llega hasta 5.150
metros de altura; y de allí al norte a través de Ibarra a la frontera colombiana. Los despeñaderos eran tan empinados y profundos que se podía ver en los valles, nubes y
pájaros volando. El terreno es sumamente escarpado con montañas altisimas por todos partes.)

71 Cieza de León, La Crónica del Perú, 210.

72 Ibid., 190.

340
73 Cieza de León, El Señorio de los Incas, 77.

74 Cieza de León, La Crónica del Perú, 170.

75 Díaz del Castillo, 214-215. (La ciudad azteca de Tenochtitlán fue construida en el centro del lago del mismo nombre con tres arrecifes uniendo Tenochtitlán con otras ciudades
construidas sobre las riberas del lago. Al pasar los años, el lago Tenochtitlán, las lagunas y los canales desaparecieron. La moderna Ciudad de México y a cubre el área que
anteriormente era el lago Tenochtitlán y la ciudad.)

76 Landa, 109, n500.

77 Ibid., 174.

78 Ibid., 174, n908. (Los arqueólogos modernos han descubierto más de 50 caminos poco común de una altura de 4 pies y un ancho de 30 pies (sac beob) con rampas e
intersecciones, que corrían en línea derecha desde los puntos más lejanos del reino may a y convergían en la plaza del templo de Coba. No se cree que los may a sabían del uso
de la rueda o animals de tiro y por ello el uso de estos caminos ha permanecido un misterio para la ciencia moderna.)

79 Las Casas, XLI.

341
Capítulo 17
ARTE DE GUERRA Y ARMAS MILITARES

Si José Smith fuera un impostor y el Libro de Mormón fuera ficción, una


parte de su narrativa que pudo haber sido desafiante para él, serían las
descripciones acerca de las guerras y armas de la era pre-cristiana. José
Smith no recibió entrenamiento alguno en tácticas militares. Manuales o
libros sobre armas pre-colombinas americanas o tácticas militares no
existían en ese tiempo. Las numerosas escenas de batallas, armas y tácticas
de combate descritas en el Libro de Mormón, particularmente en los libros
de Éter, Alma y Helamán, revelarían al impostor si no armonizaran con los
descubrimientos posteriores.
No obstante, sin el beneficio de investigación y educación, Smith
perseveró, y el Libro de Mormón incluye considerable información
referente a diferentes tipos de armas y la arte de guerras en la antigua
América. Los diferentes escritores del Libro de Mormón detallaban
meticulosamente las complicadas tácticas militares en las guerras entre
nefitas y lamanitas. Su descripción de armas y tácticas jareditas eran más
limitadas, pero esto es debido a la breve descripción de la historia de los
jareditas.
En el libro de Étér, está registrado que Shule obtuvo minerales de la
colina de Efraín y los fundió para fabricar espadas de acero. Éter no entró
en detalle acerca de la manera en que Shule obtuvo los minerales o el
proceso que utilizó para fundir el hierro. Como lo hemos visto previamente,
los antiguos jareditas tenían una considerable tecnología metalúrgica y
extrajeron una gran variedad de minerales y metales. Aparentemente la
espada era el arma principal utilizada por los jareditas lo que también
influyó en el tipo de armadura defensiva que ellos utilizaron.
Interesantemente no hay indicación que los jareditas utilizaran el arco y la
flecha. Durante las últimas batallas, Éter escribió:
Y sucedió que cuando todos se hubieron unido, cada cual al ejército que prefería, con sus esposas y sus hijos –
habiendo armado a los hombres, así como a las mujeres y a los niños, con armas de guerra, con escudos, y petos, y
cascos, y estando vestidos para la guerra – marcharon el uno contra el otro a la batalla; y lucharon todo ese día, y no
triunfaron.

Y ocurrió que combatieron todo ese día, y al llegar la noche durmieron sobre sus espadas.

Y a la mañana siguiente volvieron a luchar; y cuando llegó la noche, todos habían caído por la espada salvo
cincuenta y dos de la gente de Coriántumr, y sesenta y nueve de la gente de Shiz (Éter 15:15, 20, 23).

342
Éter dio la impresión de que las espadas que utilizaron los jareditas eran
relativamente largas. Dijo que en la última escena de batalla cuando el
comandante enemigo Shiz se había desvanecido por la perdida de sangre,
Coriántumr se apoyó sobre su espada para descansar antes de decapitar a
Shiz. La espada podía haber tenido cuatro pies o más de largo, y de hecho,
pudieron haber tenido el largo de las espadas de madera, descritas ser del
largo de una espada larga que usaron algunos nativos cuando llegaron los
españoles.
Esta última batalla de los jareditas sucedió entre los años 588 A. C. y
300 A. C.. Historiadores de arte, estudiosos de las civilizaciones chavín y
olmeca están de acuerdo que ambas desaparecieron alrededor del año 400
A. C. Casi 200 años después de la batalla final de los jareditas, Limhi, un
nefita que había retornado a la tierra de origen de Nefi, envió una
expedición de 43 hombres para intentar localizar la tierra de Zarahemla.
Esta tropa de guerreros se perdió y fueron hacia el norte. Cuando
regresaron a Limhi en la tierra de Nefi, relataron lo siguiente:
Y estuvieron perdidos en el desierto por el espacio de muchos días, y a pesar de su diligencia, no encontraron la
tierra de Zarahemla, sino que retornaron aquí después de haber viajado por una tierra entre muchas aguas, y de haber
descubierto una región llena de huesos de hombres y bestias, y también estaba cubierta de ruinas de edificios de todas
clases; y descubrieron una tierra que había sido habitada por un pueblo tan numeroso como las huestes de Israel.

Y como testimonio de la verdad de las cosas que habían dicho, han traído veinticuatro planchas que están llenas
de grabados, y son de oro puro.

Y he aquí, también han traído petos, los cuales son de gran tamaño; y son de bronce y de cobre, y están
perfectamente conservados.

Y más aún, han traído espadas cuyas guarniciones se han consumido, y cuyas hojas estaban carcomidas de
herrumbre . . . (M osíah 8:8-11).

EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA DEL PERÍODO FORMATIVO

Durante la excavación en 1937 de las ruinas en Cerro Sechín, localizado


en la costa pacífica de Perú, aproximadamente 200 millas al norte de Lima,
el arqueólogo peruano Julio C. Tello, descubrió una plataforma de 3 gradas.
La construcción piramidal era cuadrangular de base con esquinas
redondeadas y que medía 53 metros de los costados. Su pared externa
estaba adornada con aproximadamente 400 esculturas en piedra. De
acuerdo a un equipo conjunto peruano-germano de historiadores de arte, la
construcción de la pirámide y las esculturas en piedra preceden una fecha
de 1519 B.C., según el examén por el método de radio carbón. Burger
escribió:
Los cientos de esculturas individuales ordenadas en la pared de la plataforma con el propósito de mostrar un
evento único mitológico o escena histórica donde dos columnas de guerreros se aproximan entre sí de lados opuestos

343
en medio de una carnicería entre los adversarios. La procesión militar esta retratada como que estuvieran avanzando
hacia una escalera central en la parte posterior de un edificio. En la cabeza de cada columna hay un estandarte,
probablemente emblema del grupo victorioso. Las dos esculturas de estandartes bordeando el costado de la escalera
principal y su altura original ha sido estimada en 4 metros.

Las representaciones de las esculturas son de humanos con una falta visible de atributos de animales u otras
características que pueden sugerir la representación de entes supernaturales. Los guerreros victoriosos, que
constituyen cerca del siete por ciento de las esculturas, aparecen exclusivamente sobre grandes bloques y son
fácilmente identificables por sus tocados en forma de cascos sin alas, amplios taparrabos sosteniendo palos y dardos.
Algunas muestran las cabezas de los decapitados colgando de su cintura como trofeos. Los derrotados son mostrados
desnudos, en posición que gráficamente expresa su agonía. Cuerpos desnudos son mostrados con ojos saltones y
agitando sus manos, con sus pechos abiertos en dos por cortes transversales. Algunas veces el cuerpo no tiene cabeza
o en otros casos, sangre y entrañas brotan de la víctima. Otras esculturas muestran partes del cuerpo, como ser
brazos, piernas, hileras de ojos y cantidades de vértebras.

Este friso en piedra es una evidencia vívida de ataques repentinos en pequeña escala que existieron en el período
inicial y sugiere de como el grado de violencia jugó un rol integrante en la ideología religiosa y política de estas
primeras sociedades, sino también en sus vidas diarias.1

Aunque las espadas y los cuchillos no son mencionados como parte de su


armamento, la descripción de cortes transversales y decapitaciones
indicarían que existían estas armas además de mazos, lanzas y rocas. Los 2

cascos sin alas pudieron haber brindado cierta protección. Sin lugar a
dudas, el armamento y armaduras de defensa debieron desarrollarse aún
más durante más de mil años entre las batallas identificadas en Cerro
Sechín y en las últimas batallas de los jareditas. Información referente a los
tipos de armas utilizados por los olmecas es escasa. Algunas escenas
iconográficas revelan individuos matando a un humano con mazos en forma
de remos. También tenían una serie de instrumentos para el derramamiento
de sangre que pudieron también haber sido utilizados en guerras.
Historiadores de arte han puesto mayor enfoque en el fascinante arte de los
olmecas. Grupos posteriores utilizaron lanzas y espadas, pero estos no
aparecen en la iconografía olmeca ni tampoco aparecían otro tipos de
armas.

344
Plataforma terraplenada en Cerro Sechín, decorada con cientos de
esculturas de piedra mostrando una procesión de guerreros victoriosos y
sus víctimas mutiladas. Se observa que llevaban sombreros sin ala
moteados y bastones de mando, dos guardias bordean las escaleras
traseras del sitio. Fotografía, cortesía de Chavín y los orígenes de la
civilización andina por Richard L. Burger, publicado por Thames and
Hudson Ltd., Londres.

345
Escultura de una víctima retorciéndose en agonía mientras que sus
intestinos se desprenden de su cuerpo en Cerro Sechín. La altura de esta
escultura es de 1,7 metros. Fotografía, cortesía de Chavín y los orígenes
de la civilización andina por Richard L. Burger, publicado por Thames
and Hudson Ltd., Londres.

346
Estas esculturas espantosas de Cerro Sechín representan: (arriba) un
guerrero exitoso adornado con varias cabezas (28 cm. de altura); (abajo)
un montón de cabezas decapitadas ( 2,74 metros de altura) y la cabeza
sangrando de un soldado derrotado (41 cm. de altura). Fotografía,
cortesía de Chavín y los orígenes de la civilización andina por Richard L.
Burger, publicado por Thames and Hudson Ltd., Londres.
ARMAS DE LOS NEFITAS Y LAMANITAS

Los guardianes de los registros de los informes sobre las guerras de


nefitas y lamanitas eran explícitos en su descripción acerca de los tipos de
armas utilizadas en estas contiendas. Aun antes de dejar Jerusalén, Lehi y
sus hijos estaban familiarizados con el uso del arco y la flecha. Los profetas
del Antiguo Testamento hicieron varias referencias al uso del arco y la

347
flecha incluyendo el uso de arcos de acero siendo una de las principales
armas de guerra de la antigua Israel. Nefi registró: 3

Y aconteció que yo, Nefi, al salir a cazar, he aquí, rompí mi arco, que era de acero fino; y después que rompí mi
arco, mis hermanos se enojaron contra mí a causa de la pérdida de mi arco, porque no obtuvimos alimentos.

Ahora bien, sucedió que yo, Nefi, habiéndome afligido con mis hermanos por la pérdida de mi arco, y como sus
arcos habían perdido su elasticidad, empezó a dificultársenos en extremo, sí, a tal grado que no podíamos obtener
alimentos.

Y aconteció que yo, Nefi, hice un arco de madera, y una flecha de un palo recto; por tanto, me armé con un arco y
una flecha, y con una honda y piedras (1 Nefi 16:18, 21, 23).

Nefi también mencionó que mantuvo consigo la espada de Labán, que


había tomado del israelita antes de salir de Jerusalén. Cuando el Señor
ordenó a Nefi y sus seguidores a separarse de sus hermanos furiosos,
Lamán y Lemuel, Nefi tomó consigo las planchas de bronce que obtuvo de
Labán, la brújula (Liahona) y la espada de Labán. Utilizándola como
modelo, Nefi hizo muchas espadas para su familia para protegerse contra
los lamanitas.
Enós, hijo de Jacob, escribió que los lamanitas eran hábiles con el arco,
la cimitarra y el hacha.
4

El libro de Mosíah contiene el registro separado de Zeniff y un grupo de


nefitas que retornaron a la tierra original de Nefi para vivir entre los
lamanitas. Luego de aproximadamente 13 años, los lamanitas comenzaron a
hostigar a este pequeño grupo de nefitas y Zeniff fue forzado a proveer de
armas a sus seguidores. Zeniff registró que proveyó armas a sus seguidores
tales como “arcos y flechas, espadas y cimitarras, piedras y hondas y todo
otro tipo de armas que pudieran inventar” (Mosíah 9:15). Zeniff puntualizó
que los lamanitas tenían armas similares (Mosíah 10:8). Cerca del año 74
A.C., los lamanitas atacaron la población principal de los nefitas, quienes
estaban liderados por el nuevo comandante militar, Moroni, capitán en jefe
de todos los ejércitos nefitas. (Este es un predecesor de Moroni, quien fue
el último guardián del Libro de Mormón.) Durante este mismo período de
guerras, el líder militar nefita Teancúm mató a dos comandantes opositores
con su jabalina (Alma 51:34 y Alma 52:36). Existen varias referencias del
uso de lanzas. Además del uso de un sinnúmero de armas, Moroni introdujo
la armadura defensiva. Alma describió la situación como sigue:
Y aconteció que se encontró con los lamanitas en las fronteras de Jersón, y su gente estaba armada con espadas,
con cimitarras y con toda clase de armas de guerra.

Y cuando los ejércitos de los lamanitas vieron que el pueblo de Nefi, o que M oroni, había preparado a su gente
con petos y con broqueles, sí, y con escudos también para protegerse la cabeza, y también estaban vestidos con ropa
gruesa.

348
–y el ejército de Zerahemna no se hallaba preparado con ninguna de estas cosas; solamente tenían sus espadas y
sus cimitarras, sus arcos y sus flechas, sus piedras y sus hondas; y estaban desnudos, con excepción de una piel que
llevaban ceñida alrededor de sus lomos; sí, todos estaban desnudos, menos los zoramitas y los amalekitas;

mas no iban armados con petos ni con escudos – por tanto, temieron en gran manera a los ejércitos de los nefitas
por causa de su armadura, a pesar de ser su número mucho mayor que el de los nefitas (Alma 43:18-21).

No solamente el capitán Moroni le proporcionó a sus guerreros


armaduras para protegerse, sino que también se esforzó en fortificar sus
ciudades levantando grandes murallas alrededor de las ciudades para que
así las flechas y las piedras dirigidas a ellos por los lamanitas no les
alcanzaran. Alma escribió:
Y he aquí, la ciudad había sido reconstruida, y M oroni había colocado un ejército cerca de los límites de la ciudad,
y habían levantado un parapeto de tierra para defenderse de las flechas y piedras de los lamanitas, pues he aquí,
luchaban con piedras y con flechas.

M as he aquí, cuán grande fue su desengaño; porque los nefitas habían levantado un parapeto de tierra alrededor
de ellos, tan alto que los lamanitas no podían lanzar contra ellos sus piedras y flechas con buen efecto, ni tampoco
podían caer sobre ellos sino por la entrada (Alma 49:2, 4).

Y sobre estos montones de tierra hizo colocar vigas, sí, obras de maderos erigidas a la altura de un hombre,
alrededor de las ciudades. E hizo que sobre estas obras de maderos se construyeran estacadas por todos lados; y eran
altas y fuertes.

E hizo que se erigieran torres más altas que estas estacadas, e hizo construir resguardos en estas torres, para que
las piedras y las flechas de los lamanitas no los hirieran.

Y las dispusieron para lanzar piedras desde su cumbre, según su voluntad y fuerza, y matar a quien intentara
aproximarse a las murallas de la ciudad.

Así fue como M oroni preparó fortificaciones alrededor de todas las ciudades en toda esa tierra, contra la llegada
de sus enemigos (Alma 50:2-6).

ARMAS ENCONTRADAS POR LOS CONQUISTADORES

Durante los diversos viajes de Colón al Nuevo Mundo, Pedro Martir


escribió que descubrió indígenas en la Española, que eran expertos en el
uso del arco y la flecha, piedras, lanzas así como dardos envenenados. Los 5

indígenas del Caribe estaban armados de manera similar. Cuando Colón


descubrió la Isla de Trinidad y la costa de Venezuela, también observó que
los indígenas tenían escudos así como también arcos y flechas. 6

Luego que Colón muriera, el rey de España envió a Diego Nicuesa y


Alfonso Hojeda para explorar más las costas venezolanas y colombianas.
Cerca del área de la moderna Cartagena, Colombia, Hojeda encontró a un
grupo de indígenas quienes estaban fuertemente armados con espadas
hechos de madera, arcos y flechas, dardos envenenados y escudos. Los
indígenas asesinaron a más de 70 españoles, principalmente con dardos y
flechas envenenadas. 7

349
Martir puntualizó que los indígenas de diferentes regiones frecuentemente
usaban distintos tipos de armas. En Darién, Panamá, Nuñez de Balboa
encontró a un grupo que combatió mano a mano con largas espadas de
madera llamadas Macanas que habían sido endurecidas por el fuego.
También usaban lanzas y dardos. En otra área de Darién, Nuñez de Balboa
peleó con nativos que estaban armados con arcos y flechas, espadas de
madera que parecían sables, jabalinas y lanzas que arrojaban con excelente
puntería. 8

Diego Muñoz Camargo, un mestizo nacido en Tlaxcala, poco después de


la conquista, escribió un manuscrito titulado Historia de Tlaxcala
aproximadamente en el año 1576, pero no fue publicada hasta el año 1892. 9

Dedicó un capítulo entero en su manuscrito a las armas defensivas y


ofensivas utilizadas por las tribus de habla tlaxcalan y nahuatl. Él escribió:
El arma principal usado por los tlaxcalanes era el arco y la flecha que usaban para cazar animales como alimento.
También utilizaban hondas y lanzas que tenían cerca de 8 pies de altura que eran arrojadas con gran fuerza por un
propulsor de lanzas (atlatl). Las puntas de lanza estaban hechas de obsidiana o sílex, cobre, o espinas de pescado. Las
flechas y dardos tenían el mismo tipo de punta. Además, usaban pesados garrotes y espadas de madera con filos de
obsidiana. Como defensa usaban escudos pesados y armaduras rellenas de cuerdas tejidas de algodón. Cavaban pozos
en la tierra y clavaban estacas afiladas en la tierra. Estos pozos estaban camuflados. En sus cabezas llevaban cascos
de cabezas de animales feroces como ser jaguar, lobo, águila, etc. Estos estaban ricamente decorados para hacer que el
guerrero aparentase más feroz aún. El guerrero también se pintaba con colores llamativos.10

Díaz del Castillo narró que los tlaxcalanes estaban armados con espadas
largas, escudos y lanzas. Díaz del Castillo indicaba que las espadas eran
tan largas como los sables y el filo de obsidiana cortaba más que un
cuchillo. 11

Durán frecuentemente se refería a una amplia variedad de armas


utilizadas por los aztecas y sus aliados. En una nota al pie de la página,
Doris Heyden describe estas armas en los siguientes términos:
Atlatl: “lanza propulsada,” arma que arroja proyectiles con punta.

Arco y Flecha: introducido después por los chichimecas, también fueron utilizados por los aztecas, pero no eran
conocidos por algunos grupos anteriores.

Chimalli: escudo de caña y cuero.

Macuahuitl: espada de madera o garrote afilado de ambos lados con hojas de obsidiana o sílex.

Tepoztopilli: lanza de casi 10 pies de largo con punta de sílex.

La honda también era un arma importante y estaba hecha de fibra tejida de maguey. La bala era una piedra
finamente redondeada o hecha de arcilla.

La cerbatana, que arrojaba balas de arcilla del tamaño de una canica, también jugó un papel prominente en guerras
antiguas mexicanas.

350
La armadura del guerrero azteca era un traje a medida, pesadamente acolchonada, de algodón y un casco que podía
tener la forma de un águila, jaguar o figuras que servían de insignia de rango, como también de identificación de grupos
y origen. Un objetivo del traje de los guerreros era el de atemorizar al enemigo – de ahí su decoración extravagante.12

Heyden e historiadores de arte han observado que grupos anteriores no


utilizaban el arco y la flecha. En el libro de Éter no hay registro que indique
que los jareditas usaron el arco y la flecha; ni han encontrado indicio de que
los chavín o los Olmecas estuvieran familiarizados con éstos. Parecería que
estas antiguas civilizaciones del Período Formativo vivieron y combatieron
por cerca de 2.000 años sin el desarrollo de esta herramienta
extremadamente útil para la caza y el combate.
El Libro de Mormón narra que Lehi y su familia trajeron consigo el arco
y la flecha de Jerusalén hacia el año 600 A. C.. Heyden indica, que
repentinamente los chichimecas introdujeron esta arma en el área de
Mesoamérica antes de la era cristiana. La descripción general de los
chichimecas, se asemeja mucho a la de los lamanitas descritos por Enós.
(Es interesante que José Smith puso el arco y la flecha en manos de su
grupo migratorio posterior, pero no hace mención de que los jareditas
tuvieran esta arma.)
En Yucatán, Landa afirmó que los mayas aprendieron de los mexicanos el
uso del arco y la flecha, la lanza y el hacha, sus escudos y armadura de
protección estaban reforzados con cuerdas trenzadas de algodón. Tozzer
afirmó en una nota al pie de la página que esta armadura de cuerda de
algodón era tan fuerte que las flechas no la traspasaban. Este tipo de
armadura fue posteriormente adoptado por los españoles bajo el nombre de
escaupil. A veces las piernas estaban envueltas en este tipo de armadura
acolchonada. 13

En la región andina, Cieza de León proveyó excelentes descripciones de


las armas utilizadas por diferentes grupos indígenas. Por ejemplo, cuando
pasó por el área de Tacunga, localizada cerca de 40 millas al sur de Quito,
Ecuador, observó que sus nativos “usan por armas para pelear lanzas de
palma, tiraderas, dardos y hondas.” 14

En un capítulo aparte, Cieza de León escribió que los guerreros inca


llevaban “hondas, hachas, macanas, ayllos (boleadoras), dardos y algunas
lanzas. Betanzos describió a los ayllos (a veces escrito aillos) como tres
15

cuerdas anudadas en el centro. Una pelota del tamaño de una pequeña


naranja estaba sujeta en cada punta. Las bolas están hechas generalmente de
metal o piedra. Los indígenas agarraban una bola, reboleando las otras dos
en el aire de la manera en que uno lanza como una honda. Cuando arrojaban
las bolas, las tiraban a las piernas enredando la víctima y evitando que éste

351
pudiera dar un paso. La persona que era tomada de esta forma no podía
cortar las cuerdas lo suficientemente rápido antes de que el enemigo lo
sometiera y matara.16

En una narrativa separada, Martín de Murúa describió las armas que


encontró en Perú utilizados por los incas, incluyendo lanzas hechas de
palmas negras que frecuentemente llevaban puntas con substancias
venenosas. Usaban arcos y flechas, dardos, garrotes (también fabricados de
palma negra), hondas y otra arma que Murúa llamaba champis, que tenía
una punta de cobre endurecido en forma de estrella. Portaban escudos y
llevaban cascos de fibra tejida que los protegía del golpe de una espada o
garrote. Antes de entrar en combate, los incas se pintaban para aparentar
más feroces.17

Pedro Pizarro agregó que además de las armas mencionadas


anteriormente, los incas usaban un escudo grande en forma de cobertor que
sostenían sobre sus cabezas y podía cubrir hasta cien soldados. Usaban
estos escudos cuando atacaban fuertes o ciudades fortificadas. También
mencionó que los cascos incas estaban hechos de pedazos de cañas
entrelazadas que eran tan efectivas, que al arrojar una piedra o con el golpe
de un garrote no hería al que lo llevaba puesto.
18

Montesinos escribió que los nativos usaban cobre con filo como el metal
principal para sus armas. También utilizaban armaduras en la espalda y
petos como protección adicional, así como también armadura de algodón
grueso en sus brazos y piernas.19

En Brasil, Pero de Magalhães de Gandavo, declaró que los indígenas


peleaban con gran coraje sin escudos ni armaduras. Eran tan expertos con el
arco y la flecha que casi nunca erraban de pegar su objetivo no importa lo
difícil del tiro. Magalhães de Gandavo dijo que resultaba extraño ver de
dos a tres mil hombres desnudos en lados opuestos disparando con arcos y
flechas entre sí mientras emitían gritos y quejidos, todo el tiempo saltando
con gran agilidad de un lugar a otro, para que el enemigo no los pudiera
pegar.
Magalhães de Gandavo dijo que los aimorés, indígenas blancos
extremadamente grandes del Brasil, eran tan fuertes que llevaban consigo
arcos muy largos y que eran gruesos en proporción a la fuerza del que lo
utilizaba y con flechas acorde. Observó que las mujeres aimorés también
llevaban garrotes como mazas y se unían en la lucha con los hombres de ser
necesario.
Los indígenas araucano en Chile emplearon una variedad de armas

352
letales que usaban muy efectivamente contra los incas al igual que los
españoles. Alonso de Ercilla y Zúñiga brindó una referencia respecto a sus
armas en su poema épico, La Araucana. Escribió que los araucanos
utilizaron muchas armas diferentes como el arco y la flecha, mazas,
cachiporra, armadura, astas, espadas, lanzas de madera veteada, cimitarras
y escudos. De los numerosos viajes de Ercilla y Zúñiga por España y
20

Europa con el príncipe Felipe, pudo familiarizarse con la cimitarra. Esta


arma no es usualmente mencionada por los cronistas en los territorios de
Sudamérica o México.
Ercilla y Zúñiga afirmó que el guerrero araucano no vestía uniforme pero
llevaba una armadura de pecho de cuero, casco, espada, lanza, pica o
garrote con punta de hierro. Además de armas de madera, los araucanos
también hacían lanzas pesadas y picas de hierro, hachas muy filosas, mazas
con puntas de acero, armas en forma de cuerno y misiles que son tirados de
mano. Ercilla y Zúñiga elogiaba la habilidad de los araucanos en el uso de
armas al describir las hazañas del indígena guerrero, Tucapel, quien asaltó
un fuerte español y peleó a solos contra numerosos soldados españoles. La
escena de la batalla fue narrada en estilo poético:
Apenas puso el pie firme in la plaza,
Cuando el furioso bárbaro esgrimiendo
La ejercitada, dura y gruesa maza,
Iba los enemigos esparciendo:
No vale malla fina ni coraza,
Y las celadas fuertes, no pudiendo
Sufrir los recios golpes que bajaban,
M achucando los sesos se abollaban.
Unos deja tullidos y contrechos,
Otros para en su vida lastimados;
A quién hunde el pescuezo por los pechos,
A quién rompe los lomos y costados
Cual si fueran de blanda cera hechos;
M agulla, muele y dija derrengados,
Y en el mayor peligro osadamente
Se arroja sin temor de armas y gente.21

TÁCTICAS MILITARES DURANTE EL PERÍODO FORMATIVO

Así Éter como Moroni no brindan detalles de las tácticas militares


utilizadas por los jareditas durante sus guerras. Como se indica en el
capítulo 12, frecuentemente el hijo de un rey, ambicioso por el poder, se
rebelaría contra su padre y huiría a otro lugar donde podría formar un
ejército y regresar con suficientes fuerzas para arrebatar el trono de su
padre. Esta táctica se repetió por muchas generaciones. Luego de la
introducción de las “combinaciones secretas” entre los jareditas, estos

353
grupos de ladrones y asesinos se trasladaron al desierto donde construyeron
sus fortalezas desde donde saqueaban las ciudades o se peleaban entre sí.
Hacia el final del reinado jaredita, las guerras se generalizaron e
involucraron a millones de guerreros de cada bando. Estos grandes
ejércitos se confrontaban en vastas llanuras para pelear. Éter, quien
atestiguó algunas de las batallas, escribió:
Y acaeció que el hermano de Shared le dio batalla en el desierto de Akish; y la lucha se agravó en extremo, y
muchos miles cayeron por la espada.

Y sucedió que Coriántumr le puso sitio en el desierto; y el hermano de Shared salió del desierto durante la noche,
y mató a una parte del ejército de Coriántumr, mientras estaban borrachos (Éter 14:4-5).

Coriántumr vio que ya habían sido muertos por la espada cerca de dos millones de los de su pueblo, y empezó a
afligírsele el corazón; sí, habían sido muertos dos millones de hombres valientes, y también sus esposas y sus hijos
(Éter 15:2).

Estos ejércitos establecían sus campamentos llevando consigo a esposas


e hijos. Luego de pelear todo el día, cada bando se retiraba para
alimentarse y descansar. En las últimas batallas, inclusive las mujeres y los
niños también peleaban.
FORTIFICACIONES ANTIGUAS

En su libro sobre la civilización chavín, Burger observó que las


ciudadelas Early Horizon (cerca del año 1000 A. C.) fueron localizadas en
ambos lados del río Santa, justo al sur de Trujillo y al norte de Lima; y
complejos similares fueron construidos aproximadamente al mismo tiempo
en los valles de Casma y Nepeña, al norte de Lima. Observó que las
ciudadelas en las costas peruanas del centro y norte son las primeras
evidencias convincentes de contiendas inter-sociales, contrario a los grupos
de ataques en pequeña escala. Es significativo que las construcciones de
estas fortificaciones en Nepeña y Santa eran más o menos contemporáneas
con un cambio en la forma de colonizar lugares menos vulnerables, lejos de
los valles. Burger concluyó que la construcción de fortalezas en las
22

montañas fue el inicio de conflictos entre grandes ejércitos. Burger escribió


que la sociedad chavín ingresó a un período (aproximadamente en el año
500 A. C.) de desintegración total que los historiadores de arte lo vieron
como si hubiera sido causado por un levantamiento social masivo que
ocurrió por todo el centro y norte de Perú. 23

Es mucho más difícil seguir la pista del armamento olmeca y sus tácticas
militares. Muchos de los científicos que trabajan en los sitios olmeca no
están de acuerdo entre sí porque algunas villas desaparecieron y nuevas
colonizaciones surgieron. Arqueólogos del Instituto de Investigaciones

354
Antropológicas de la Universidad de Veracruz han juntado algunas
máscaras, hachas e implementos rituales obtenidas en el lecho de un río
donde pescadores locales descubrieron un escondite. De acuerdo con los
24

arqueólogos, la naturaleza muy ácida del suelo de Mesoamérica destruye


rápidamente materia orgánica y metálica. Tal como la civilización chavín en
Perú, los olmeca también desaparecieron alrededor del año 300 al 400 A.
C.25

TÁCTICAS MILITARES DURANTE EL PERÍODO NEFITA

Con respecto a los continuos conflictos entre nefitas y lamanitas, el Libro


de Mormón se refiere a numerosas batallas militares y prolongados
conflictos en los primeros 600 años o más de la existencia del Nuevo
Mundo (600 A. C. a 34 D. C.). El profeta Mormón, quien hizo un
compendio de los mayores registros históricos de los nefitas, describió en
gran detalle muchas de las campañas militares durante un período de 100
años previos al nacimiento de Jesucristo. Mormón, quien a su vez era el
comandante de los ejércitos nefitas durante la destrucción final de éstos,
aproximadamente 380 años después de Cristo, obviamente entendía de
tácticas militares. Puso especial atención a las tácticas de combate del gran
estratega militar, capitán Moroni (no confundirlo con Moroni, el hijo de
Mormón, quien enterró los registros aproximadamente en el año 421 D.C.).
Este primer Moroni fue puesto al mando de las fuerzas nefitas cerca del año
74 A.C. y nombrado capitán en jefe de todos los ejércitos nefitas cuando
tenía 25 años de edad.
El capitán Moroni proveyó a sus soldados con una variedad de armas y
armadura protectora. Anticipando la invasión lamanita, Moroni había
fortificado específicamente las ciudades cercanas a los límites del territorio
lamanita e instalado tropas necesarias para defender a estas ciudades bien
fortificadas. Situó la mayoría de su ejército para defender a las ciudades
menos fortificadas. Según lo anticipado, los ejércitos lamanitas no
intentaron atacar las ciudades muy fortificadas a lo largo de la frontera y
entraron en el territorio nefita buscando objetivos más vulnerables. Moroni
envió sus espías para observar los movimientos lamanitas. También envió
unos pocos soldados junto a Alma, el sumo sacerdote y líder de la iglesia,
con el pedido de que Alma preguntase a Dios dónde debería Moroni ubicar
sus ejércitos para defender mejor sus tierras.
Alma se dijo a los mensajeros que Dios le había revelado que los
ejércitos lamanitas fueron a un área cerca de Manti. Con esta visión,
Moroni dividió su ejército en varias “brigadas” y los condujo a lugares

355
estratégicos en el territorio de Manti. Escondió a una brigada en el valle al
oeste de un río que los nefitas llamaron Sidon. También estableció sus
fuerzas en el desierto cerca de un lugar estratégico en la montaña donde
Moroni sabía que las fuerzas lamanitas debían de pasar antes de llegar al
río Sidon. Despúes de que el ejército lamanita hubiera pasado, el ejército
de Moroni los empezó a atacar por la retaguardia. Alma escribió que en el
combate sufrió grandes pérdidas en ambos bandos, pero fueron más los
muertos lamanitas por no tener armaduras protectoras tan buena como la de
los nefitas; y empezaron a replegarse hacia el río Sidon. A medida que
cruzaban el río Sidon, el ejército nefita escondido allí atacó al ejército
lamanita que estaba huyendo. Aunque los lamanitas opusieron resistencia
con gran esfuerzo, estaban rodeados y sufrieron la pérdida de miles de
guerreros (Alma 43:24-54).
Durante este período de historia nefita, ellos eran gobernados por una
serie de jueces electos, sin embargo unos pocos nefitas ambiciosos
encabezados por Amalickíah, decidieron que querían regresar al sistemas
de reyes. Se los conocía como “realistas”. Estos generaron las guerras
civiles entre los nefitas al mismo tiempo que peleaban con los lamanitas, lo
cual debilitó en grande los esfuerzos defensivos de los nefitas. Los ejércitos
de Moroni fueron forzados a pelear contra los realistas hasta que fueron
derrotados.
Durante el tiempo en que Moroni y los defensores de la libertad
derrotaron a los realistas, los ejércitos lamanitas empezaron a capturar
muchas ciudades nefitas que estaban bien fortificadas pero con pocos
soldados. Una vez que los lamanitas tomaron control de estas ciudades
fortificadas fue muy difícil para los nefitas atacarlos en sus fortalezas
adquiridas recientemente. Los nefitas estaban ampliamente superados en
número, pero tenían una ventaja distintiva sobre los lamanitas en áreas
abiertas. Intentaron de muchas maneras convencer a los lamanitas de salir
de sus ciudades fortificadas para ir al campo de batalla. Cuando esto falló,
Moroni concibió un plan para persuadir con engaños a salir de las
ciudades.
El capitán Moroni instruyó a uno de sus comandantes, Teancúm, a tomar
unos pocos hombres y marchar a un área donde pudieran ser vistos por los
lamanitas. Entretanto, Moroni marchó en la noche con un gran ejército hacia
un lugar estratégico cerca del fuerte lamanita donde no serían descubiertos
por el ejército enemigo. Tenía otro comandante, Lehi, quien hizo ubicar a la
“brigada” de su ejército en la ciudad vecina de Bountiful.
Cuando los lamanitas vieron a Teancúm y a unos pocos soldados cerca

356
de su fuerte, enviaron un ejército numeroso para capturarlos, pero Teancúm
y sus hombres huyeron hacia Bountiful con el ejército lamanita
persiguiéndolos. Moroni y su ejército rápidamente capturaron la fortaleza
casi indefensa, matando a los lamanitas que no entregaban sus armas.
Luego, dejando una pequeña parte de sus soldados para proteger a la
ciudad, Moroni y el resto de su ejército persiguieron a los lamanitas que
iban tras Teancúm.
Cuando Teancúm y sus hombres llegaron cerca de Bountiful, las fuerzas
de Lehi salieron para atacar a los lamanitas, quienes dándose cuenta que
habían sido descubiertos en campo abierto, ya retrocedieron. Moroni y su
ejército tomaron al ejército lamanita en retirada en campo abierto y los
atacaron. Aunque los lamanitas pelearon valientemente contra Moroni y su
ejército, fueron atacados por la retaguardia por las fuerzas de Lehi y
Teancúm. Cuando los lamanitas se dieron cuenta que estaban rodeados y
estaban siendo exterminados, aceptaron los términos de rendición de
Moroni (Alma 52:21-40).
Helamán, quien describió estas batallas, tenía gran admiración por el
capitán Moroni, no por sus conquistas, sino por sus defensas y liderazgo.
Helamán escribió:
Y era M oroni un hombre fuerte y poderoso, un hombre de un entendimiento perfecto; sí, un hombre que no se
deleitaba en derramar sangre; un hombre cuya alma se regocijaba en la libertad e independencia de su país, y en que
sus hermanos se libraran de la servidumbre y la esclavitud;

sí, un hombre cuyo corazón se henchía de agradecimiento a su Dios por los muchos privilegios y bendiciones que
otorgaba a su pueblo; un hombre que trabajaba en gran manera por el bienestar y la seguridad de su pueblo.

Sí, y era un hombre firme en la fe de Cristo; y había jurado defender a su pueblo, sus derechos, su país y su
religión, aun cuando tuviera que derramar su sangre.

Sí, en verdad, en verdad os digo que si todos los hombres hubieran sido, y fueran y pudieran siempre ser como
M oroni, he aquí, los poderes mismos del infierno se habrían sacudido para siempre; sí, el diablo jamás tendría poder
sobre el corazón de los hijos de los hombres (Alma 48:11-13, 17).

Uno de los problemas que tenía los ejércitos al final de la batalla era qué
hacer con los muertos. Normalmente, el ejército victorioso recogía a sus
caídos y los llevaba a casa, pero ocuparse de los muertos del enemigo, era
otra cosa. Alma afirmó que los nefitas arrojaban a los muertos del enemigo
a los ríos.
Un estudio de las crónicas revela que muchas de las tácticas y estrategias
de batalla descritas en el Libro de Mormón continuaron por los siglos y
fueron utilizados por siguientes reinados. Ambos los incas y los aztecas
tuvieron grandes estrategas militares así como también hombres que sabían
inspira a los demás.

357
TÁCTICAS DE GUERRA ENTRE INDÍGENAS REGISTRADOS POR
CRONISTAS

Montesinos escribió que durante el período de los amautas (hombres


sabios o jueces) alrededor del año 100 A.C., los peruanos fueron rodeados
por grandes ejércitos que llegaron del norte y del sur. Los soldados de
lugares remotos no constituían rivalidad para los invasores. Durante este
período hubieron numerosas incursiones de Tucumán, una región en
Argentina y de Chile en el sur. Montesinos también mencionó que la gente
de Cuzco combatió muchas batallas con los chimus que vivían a lo largo de
la costa del Perú. El rey peruano en Cuzco, Titu Yupanqui, trabajó
arduamente para fortificar sus defensas contra los ejércitos enemigos que
atacaban. También envió espías para investigar y averiguar el tamaño de
sus ejércitos y sus intenciones. La batalla fue tan intensa que los ejércitos
de ambos bandos fueron prácticamente exterminados.
En la descripción de otra batalla, Montesinos escribió acerca de un
ataque que Inca Roca realizó contra los indígenas andahuaylas en el norte
de Perú. Inca Roca construyó un gran fuerte localizado alrededor de tres
millas del sitio identificado como Guancarrama. Dejó un grupo de sus
hombres en el fuerte para protegerlo y siguió con el resto de su ejército
hacía los andahuaylas. Sin embargo, en la ruta encontró un ejército que
controlaba un estrecho pasaje a través de las montañas. Inca Roca envió una
tercera parte de su ejército para, que cautelosamente atravesaran la montaña
y atacaran al enemigo por detrás. En un ataque cuidadosamente coordinado,
Inca Roca apresuró a las fuerzas enemigas mientras las suyas que habían
pasado la montaña los atacaron por la retaguardia. Con ambos ejércitos,
Inca Roca capturó a los andahuaylas a quienes exterminaron hasta que éstos
pidieron la paz.
26

Juan de Betanzos y otros cronistas registraron que durante el reinado del


señor Inca Viracocha, que se cree gobernó durante los inicios de los años
1400, Cuzco estuvo amenazado por los indígenas chanca del norte del Perú,
bajo el comando de Uscovilca. En la narrativa de Betanzos, el hijo menor,
Pachacuti Inca Yupanqui y tres amigos rehusaron dejar Cuzco y organizaron
las fuerzas de resistencia. Betanzos escribió que Pachacuti Inca Yupanqui le
dijo a Uscovilca que había nacido libre y estaba dispuesto a morir
peleando. Pachacuti Inca Yupanqui trató de organizar a tribus vecinas, pero
éstos solo ofrecieron ayuda si Pachacuti Inca Yupanqui podía reunir un
ejército por cuenta propia.
Betanzos afirmó que Pachacuti Inca Yupanqui ayunó y rezó a su dios,

358
Ticci Viracocha con estas palabras:
Señor Dios que me creó y me dió la forma de un hombre, ven a mi ayuda en esta dificultad en que me encuentro.
Tú eres mi padre quien me creó y me dió la forma de hombre. No permitas que sea muerto por mis enemigos.
Bríndame ayuda contra ellos. No permitas que me hagan su esclavo. Tú me hiciste libre y vasallo tuyo sólo. No
permitas que sea esclavo de esta gente que quiere someterme de esta manera y esclavisarme. Señor, dadme fuerzas
para resistirlos. Haz de mí lo que tú desees, ya que soy tuyo.27

Betanzos escribió que Pachacuti Inca Yupanqui rezó con todo su corazón
y mientras lo hacía cayó dormido. Al día siguiente, afirmó que durante su
descanso, Ticci Viracocha se le presentó en forma de hombre y le habló:
“Hijo mío, no estés preocupado. El día que vayáis a la batalla con tus
enemigos, yo te enviaré soldados con los cuales derrotarás a tus enemigos y
disfrutarás de la victoria”. La noche antes de la batalla, Viracocha una vez
más se le apareció y le advirtió que la batalla comenzaría al día siguiente.
Betanzos escribió, que al día siguiente cuando Uscovilca y su ejército
iniciaron el ataque contra Cuzco, aparecieron 20 escuadrones de soldados
que nunca habían sido vistos o conocidos por Pachacuti Inca Yupanqui o sus
seguidores. Derrotaron a los chancas y mataron a Uscovilca. Poco después
de la derrota de los chancas, el ejército misterioso desapareció y Pachacuti
Inca Yupanqui sólo pudo encontrar a los soldados enviados por las tribus
vecinas para prestarle su ayuda.
Fray Martín de Murúa proveyó información concerniente a las
preparaciones de guerra de los incas, sus armas y tácticas. Cuando los incas
decidieron enviar tropas a la batalla, seleccionaron como capitanes a los
hombres más bravos y calificados. El rey también utilizó patrullas de
exploradores para tantear las defensas del enemigo y reconocer las mejores
vías de acceso como también los campos de batalla antes de llevar sus
fuerzas a la contienda. Las tácticas de batalla era cuidadosamente
planificadas hasta el mínimo detalle.
La mayoría de los soldados eran veteranos con gran experiencia, pero
por los propósitos de entrenamiento, el Señor Inca siempre incorporaba en
su ejército un número razonable de reclutas novatos con edades entre los 18
y 25 años. Hombres de esta edad aún eran considerados jóvenes por los
incas. Cada soldado recibía entrenamiento en un arma determinada. Las
armas que utilizaban los incas eran generalmente hechas de palma negra
endurecidas por fuego como ser lanzas, arcos y flechas, dardos, garrotes y
hondas. Según lo anotado previamente, los incas se protegían con armadura
acolchonada hecha de algodón y llevaban cascos que resistían el golpe de
una espada. Generalmente, estaban divididos en escuadrones.
Cieza de León afirmó que Tupa Inca Yupanqui condujo un ejército muy

359
grande hacia el sur para llegar a la región Colla-suyu, actual Bolivia y
derrotó a los nativos en una cruenta batalla en la fortaleza Pucará. Una vez
28

conquistada Colla-suyu, Tupa Inca Yupanqui puso atención en expandir su


reino; y con un ejército de más de 200.000 hombres, empezó a hacerlo
desde el norte de Cuzco. Cieza de León describió en detalle la logística de
un sistema de abastecimiento organizado por los reyes inca para alimentar,
vestir y dar morada a tan enorme ejército. Tupa Inca Yupanqui construyó la
ciudad de Huánuco en las altas montañas de los Andes y allí ubicó a 40.000
personas. Ésta se convirtió en una guarnición y la ciudad más fina del
imperio inca al norte de Cuzco. De allí marcharon sus tropas 500 millas al
noreste hacia los territorios de los chachapoyas, al noreste de Perú. Sus
tropas se encontraron con los aguarunas, cazadores de cabeza, en las selvas
de las laderas orientales de los Andes, pero rápidamente se retiraron
cuando los incas se dieron cuenta de que no eran expertos combatiendo en
la selva.
Tupa Inca Yupanqui luego ingresó en la región del actual Ecuador y luchó
con los paltas y los cañaris en el sur de Ecuador. De allí, avanzó a un área
que ahora es Quito, que también conquistó. De Quito, giró al oeste hacia la
costa donde conquistó en forma pacífica a los indígenas huancavilca,
concentrados alrededor del río Guayas. En cada lugar, Tupa Inca Yupanqui
dejó mitimaes (pueblo restablecido de otras áreas del reino inca quienes
sabían como gobernar y eran leales al Señor Inca).29

Murúa también escribió que después de Huayna Cápac, hijo de Tupa Inca
Yupanqui, se convirtió en el Señor Inca a principios de los años 1500,
siguiendo la tradición de los anteriores reyes incas, él llevó a cabo
numerosas guerras de expansión. También envió un ejército contra los
chiriguanos (cerca de Cochabamba, Bolivia) y fortificó sus posesiones del
sureste estacionando un gran ejército en Cochabamba al este de la moderna
Bolivia.
Huayna Cápac eventualmente ubicó su corte al norte hasta Tomebamba
(ahora parte de Ecuador, cerca de Cuenca). Huayna Cápac envió su ejército
al norte de Quito para conquistar a los cayambes y otras tribus indígenas
cerca de lo que hoy es el sur de la frontera colombiana. Durante una de
estas batallas, se mataron a tantos indígenas cayambes que los incas
arrojaron sus cuerpos a un lago cuyas aguas se tornaron rojas de la cantidad
de sangre. Este lago se llego a conocer y aún hoy como, Yaguar Cocha o
lago de Sangre, que está ubicado en Ibarra, Ecuador, a pocas millas de la
frontera colombiana.
El sacerdote católico Bernabé Cobo, en su libro, Historia del imperio

360
Inca, publicado en 1890 por Marcos Jiménez de la Espada, narraba un
pasaje interesante de una serie de batallas entre los incas y los cayambes, al
norte de Quito. Cuando los cayambes descubrieron que no podrían derrotar
a las fuerzas incas en terrenos abiertos, ellos se retiraron a un fuerte muy
grande que habían construido. Huayna Cápac comandó a sus fuerzas a sitiar
la fortaleza, pero los cayambes resistieron tan eficazmente que los incas
perdieron muchos hombres. Huayna Cápac se retiró y puso en marcha una
estrategia con la que esperaba atraer a los cayambes fuera de la fortaleza.
Dividió su armada en tres grupos. Cobo narró el ataque de la siguiente
manera:
M uchos hombres se sumaron a la ayuda de Huayna Cápac de Cuzco y las provincias de las elevaciones; con
estos hombres y los que ya contaba, el inca formó un ejército poderoso y lo dividió en tres partes de la siguiente
manera. El regimiento de los orejones [literalmente “orejas grandes – la nobleza inca] fue encomendado al comandante
Apu M ihi y el inca le ordenó que fuera silenciosamente por detrás de la fortaleza de los cayambes en un lado sin ser
visto por el enemigo y continuar hacia delante por unas leguas. El regimiento de chinchaysuyu debía hacer lo mismo
pero del otro costado, también continuando unas leguas adelante. De esta posición los soldados deberían retornar en
cierto momento.

El inca, que permaneció con el principal cuerpo del ejército manteniendo el sitio a la fortaleza, finalmente atacó la
ciudadela a través de un lugar que mejor se adaptaba a su propósito. El combate duró varios días y de acuerdo al plan
que el inca había hecho con sus capitanes, dio al ejército la señal de retirada, pretendiendo huir. Cuando los soldados
sitiados vieron esto, salieron de la fortaleza y cantando victoria fueron tras los enemigos, pensando que podían
alcanzar al ejército inca y destruirlos, así como lo hicieron en ocasiones anteriores.

Cuando los cayambes casi habían alcanzado a los soldados incas en retirada, los incas se dieron vuelta para
enfrentarlos y aquéllos que estaban escondidos atacaron la fortaleza y entraron a la misma sin resistencia y le
prendieron fuego. Al ver esto, los cayambes perdieron su coraje, arrojaron sus armas y buscaron refugio en matorrales
que crecían a lo largo de un lago cercano. Los hombres incas los rodearon por completo. Huayna Cápac ordenó a sus
soldados cortar las gargantas de los guerreros cayambes en venganza de como ellos habían tratado a sus soldados
anteriormente. Después que los capturaban y los mataban, tiraron sus cuerpos al lago que se puso tan oscuro por la
sangre que le fue dado el nombre de Yahuar Cocha, que significa “lago de sangre”30

TÁCTICAS DE GUERRA EN MESOAMÉRICA

Las tácticas de batalla empleadas en Mesoamérica por los distintas


naciones de habla nahuatl no eran tan dispares a las usadas en los Andes.
Fray Diego Durán aportó, probablemente la mejor descripción de estas
tácticas en su libro, La historia de los indios de Nueva España.
Inicialmente, cuando la tribu azteca arribó a la cercanía del lago
Tenochtitlán (hoy Ciudad de México), no habían tierras sin dueños en la
vecindad. Las otras seis tribus de habla nahuatl, que habían llegado
anteriormente del norte, ya habían colonizado las áreas vecinas. Una de
estas tribus, los tepanecas, finalmente cedieron a los aztecas un área que
consideraban sin valor. De estos inicios humildes los aztecas se
convirtieron en un reino poderoso que dominó el área entera.
Durán reportó que los aztecas sufrieron tiempos difíciles bajo varios de

361
sus propios reyes que fueron dominados, humillados y hasta a veces
asesinados por sus vecinos más poderosos. En 1424, Itzcoatl, el hijo de un
rey azteca y una niña esclava, fuera electo de “común acuerdo” para ser el
próximo rey azteca. Durán escribió que hasta ese momento los aztecas
habían sido intimidados y tenían poca experiencia en el arte de la guerra.
Durán afirmaba que sus informantes describían al rey Itzcoatl como un líder
de gran valor y con mucho sentido común. Itzcoatl escogió a su sobrino,
Tlacaelel, para comandar su ejército. En referencia a Tlacaelel, Durán
escribió:
Tlacaelel se convertiría en el mejor guerrero, el más bravo y poderoso, que alguna vez tuvo la nación azteca. Era el
hombre más sabio y hábil en el arte y ciencia de la guerra que jamás había existido en M éxico-Tenochtitlán.31

A diferencia del líder militar nefita el capitán Moroni, quien siempre los
defendió contra la invasión foránea, Tlacaelel formó un gran ejército
ofensivo y gradualmente dominó a sus vecinos más cercanos, empezando
con la tribu tepaneca que había dominado y humillado a los aztecas por
tantos años. Eventualmente los aztecas formaron una alianza militar y
política con los tepanecas y los colhuas (tribu que vivía en Tezcoco, justo al
este de la moderna Ciudad de México).
Cuando Itzcoatl murió, fue sucedido por su sobrino, Motecuhzoma I,
quien era hermano de Tlacaelel. Éste continuó como comandante de los
ejercitos aztecas. Motecuhzoma y las fuerzas combinadas pelearon
numerosas batallas y sometieron a tribus y ciudades-estados rebeldes del
área. (Nunca pudieron dominar por completo a los tlaxcalanos, quienes más
tarde se unieron a los españoles y jugaron un rol clave en la derrota del
ejército azteca en 1522.)
A medida que los aztecas iban expandiendo su influencia a través de
México, llegaron al territorio huaxteca (Oaxaca, México). El rey azteca
Ahuitzotl envió a sus exploradores y espías al área para identificar las
fortalezas y debilidades del enemigo. En una táctica de combate, común a
los nefitas y ejércitos incas, el rey Ahuitzotl escogió 200 hombres y los
envió de antemano para una escaramuza con los huaxtecas. Al mismo
tiempo, el rey Ahuitzotl envió la mayoría de sus fuerzas a los bosques y
malezas para preparar una emboscada. El ejército huaxteca rápidamente
tomó ventaja al entrar en batalla con los 200 guerreros. Los aztecas
empezaron a retroceder de manera ordenada y conforme lo hacían, los
huaxtecas les seguían, gritando, silbando y gimiendo. Durán escribió que
los huaxtecas gritaban con éxtasis hasta alcanzar el sitio de la emboscada.
Los aztecas salieron repentinamente y los rodearon. Esto fue hecho con tal

362
rapidez que los huaxtecas no sabían dónde ir; y así muchos fueron muertos o
tomados prisioneros. 32

Debido a que Tlacaelel frecuentemente tenía soldados de diferentes


regiones peleando en un ejército combinado, cada grupo inventó una
bandera para identificarse, así fuerzas amigas no los confundirían ni
pelearían contra ellos. Los escritores del Libro de Mormón observaron que
en un momento dado, nefitas disidentes pintaban sus cuerpos para
distinguirse cuando peleaban contra otros nefitas.
Existen numerosos ejemplos de guerras en las crónicas que se asemejan a
las tácticas utilizadas cientos de años antes por los comandantes en el Libro
de Mormón. José Smith no podía saber sobre las armas y tácticas de batalla
de civilizaciones americanas que existían miles de años antes de la
publicación del Libro de Mormón.

Notas al final del Capítulo:

1 Burger, 78-79.

2 Burger, 78-79.

3 I Samuel 2:4– Los arcos de los hombres poderosos están quebrados y aquéllos que habían tambaleado están llenos de fuerza. Salmos 18:34–Quien adiestra mis manos para la
batalla, para entesar con mis brazos el arco de bronce (acero en la Biblia en ingles).

4 El diccionario inglés provee la definición de una cimitarra, que es una espada, corta, curva de un solo filo, usado entre los orientales, particularmente los turcos y persas. Éste podía
haber sido similar a las cimitarras de las que hablaban los escritores nefitas.

5 Martir, 23.

6 Ibid., 65.

7 Ibid., 121.

8 Ibid., 199

9 Diego Muñoz Camargo, Historia de Tlaxcala, manuscrito original terminado aproximadamente en 1576. (Publicado primeramente con anotaciones de Alfredo Chavero en 1892.)
Edición actual publicada por Editorial Innovación, S. A. , México D. F., México 1978.

10 Ibid., 13-14.

11 Díez del Castillo, 142-143.

12 Durán. 34, n5.

13 Landa, 35, n174.

14 Cieza de León, Los Incas (The Incas), 58. (Durante una asignación en Ecuador en 1964, me fue dada una lanza de palma negra de 10 pies de largo, que parecía perfectamente
balanceada. Había sido arrojada de los matorrales por un indígena auca. La palma negra es una madera extremadamente dura y, en este caso, la punta de la flecha de
madera era dentada, de tal manera que no se podía quitar de la herida. No requería de una punta de sílex o metal.)

15 Ibid. 117. (Obtuve en Uruguay una buena boleadora del campo.)

16 Betanzos, 135.

17 Murúa, 410.

18 Pizarro, 104.

19 Montesinos, 50-51.

20 Ercilla, 200.

21 Ibid., 134.

22 Burger, 188.

23 Ibid., 228.

24 Abrams, 19.

25 Ibid., 11.

26 Montesinos, 82.

27 Betanzos, edición inglesa, 29.

28 Von Hagen describió a Pucará como un inmenso macizo similar al de Gibraltar (4.380 metros de altura) cercano al lago Titicaca. Era una fortaleza natural elevándose 1.200 pies
por encima del valle. Luego de la victoria, los incas la reconstruy eron como una de sus fortalezas más estratégicas. Enfatizó que pucará significa fortaleza y habían cientos de
pucarás diseminados por todo el mundo inca.

363
29 Von Hagen describió el restablecimiento indígena o mitimaes. Estos eran colonos de habla quéchua enviados por la administración inca luego de la conquista de un nuevo territorio
para restablecer el área o instruir aquéllos viviendo en tal zona cómo resolver sus asuntos según el estándar de vida del inca. Al desplazar a personas que no seguían las reglas o
que eran sospechosos políticos al repoblar la región con quechuas, hizo que el reinado inca fuera una nación homogénea. Habían tres tipos de mitimaes: político, económico y
militar. Cieza de León, Los Incas (The Incas). 232n

30 El padre Bernabé Cobo, Historia del imperio Inca (History of the Inca Empire), escrito en forma de manuscrito en 1653. (Primero publicado en español por Marcos Jiménez de la
Espada entre los años 1890 – 1893.) Traducido y editado por Roland Hamilton del manuscrito holográfico en la Biblioteca Capitular y Colombina de Sevilla. Introducción por
John Howland Rowe. University of Texas Press, Austin, 1979. 158.

31 Durán 72. (La osadía militar de Tlacaelel es semejante a la demostrada por el capitán Moroni cientos de años antes.)

32 Durán, 325-326.

364
Capítulo 18
EL MESÍAS BEN JOSÉ1

Menasseh Ben Israel nació en Lisboa en 1604 ó 1605. Los miembros de


su familia, que eran considerados judíos marranos, huyeron de Portugal a
2

Amsterdam poco después del nacimiento de Menasseh. Ben Israel fue un


estudiante brillante; y de muy joven fue miembro de un círculo académico.
Allí estudió el Talmud y el Tora. Muy rápidamente adquirió facultades de
un brillante orador y a la edad de 15 años ya daba discursos que eran
admirados y aplaudidos. A los 17 años había escrito su primer libro sobre
gramática hebrea y a los 18 años se convirtió en el rabino en jefe de una
pequeña congregación. Su habilidad idiomática era fenomenal. Es conocido
por su perfeccionamiento en el español, portugués, latín, hebreo, holandés e
inglés. Poco después de ser asignado como rabino le fue conferido el título
de “maestro” o profesor de Talmud. Pérez Junquera, quien escribió la
introducción a la re-edición de 1881 de Ben Israel, La esperanza de Israel,
afirmó que había dado más de 450 sermones en las sinagogas de
Amsterdam. Hugo Grotius, considerado el padre de leyes internacionales, y
Rembrandt eran algunos de sus admiradores. Rembrandt dibujó y grabó un
retrato de Ben Israel.
Ben Israel fundó la primera imprenta hebrea en Amsterdam en 1626,
donde publicó trabajos en hebreo, español y portugués. Escribió varios
libros incluyendo Conciliador, en el que intenta conciliar pasajes
discordantes en el Antiguo Testamento. En 1636, también escribió un libro
sobre la muerte y resurrección titulado De Resurrectione Mortuorum. Su
libro más famoso fue Es Esperança de Israel, Sobre el Origen de Los
Americanos, dedicado al parlamento británico en miras de obtener buena
predisposición de este gobierno.
Luego que Ben Israel recibió los reportes de Aharon Levi sobre sus
descubrimientos de los israelitas en el Nuevo Mundo (vea Capítulo 3),
presintió que el momento estaba próximo a la redención de los judíos y la
congregación de Israel. En la mente de Ben Israel, esto implicaba el regreso
de los judíos a Inglaterra de donde habían sido expulsados en 1290. Ben
Israel inició conversaciones con Oliver Cromwell, señor protector de
Inglaterra y posteriormente se reunió con él en la abadía de Westminster en
1655. Aunque Ben Israel no tuvo éxito en persuadir a Cromwell de otorgar
la entrada de los judíos a Inglaterra, influyó en el permiso para que un

365
grupo de judíos marranos practicasen abiertamente su religión en Inglaterra.
Ben Israel fue un maestro reconocido en la enseñanza del Talmud y en La
esperanza de Israel, hace referencia a varios pasajes del Talmud. Ben
Israel analizó extensamente el esparcimiento de Israel por los asirios y
babilonios, citando numerosos pasajes de las escrituras del Antiguo
Testamento así como también del Talmud. Sin embargo, su objetivo
principal se dirigía en la eventual reunión del pueblo de Israel y a este
respecto, citó a varios profetas del Antiguo Testamento. Específicamente
mencionó a Isaías 11:12-13:
Y levantará pendón a las naciones y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los
cuatro confines de la tierra.

Y se disipará la envidia de Efraín y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni
Judá afligirá a Efraín.

Ben Israel observó que cuando las doce tribus de Israel fueran reunidas
estarían bajo el gobierno del “Mesías Ben David”, quien sería su pastor. El 3

Mesías Ben David permanecerá para siempre como el príncipe sobre las
doce tribus de Israel. Afirmó que en el día de la redención, las diez tribus
perdidas de Israel vendrían a la Tierra Santa, guiados por un príncipe y
líder mencionado en el Talmud y las Paráfrasis caldeas como Mesías Ben
José. Las escrituras del Talmud indican que el Mesías Ben David (también
4

conocido como Mesías Ben Judá) se revelaría al Mesías Ben José. Ben 5

Israel también decía que el Mesías Ben José había sido mencionado por
antiguos sabios en muchos lugares, particularmente el Talmud Babilonio, el
tratado Suca, Capítulo 5. 6

Ben Israel afirmó que este futuro líder de la casa de Israel sería conocido
como el Mesías Ben José no sólo porque sería el descendiente de José, sino
también porque José era un verdadero “modelo” o símbolo para todo Israel.
Ben Israel se refirió al encarcelamiento de José en Egipto luego que sus
hermanos lo vendieran, su posterior ascensión al poder allí y como fue
ocultado de sus hermanos por muchos años. Esto fue visto como un símbolo
de como hoy en día las diez tribus están “ocultas” o perdidas del resto de la
casa de Israel. En este ejemplo, Ben Israel indicó su creencia acerca de que
las diez tribus perdidas serían redimidas o reinstauradas y subirían a la
gloria; así como José fue redimido y levantado con gloria en Egipto.
Ben Israel agregó que el futuro Mesías Ben José moriría en la guerra de
Gog y Magog (a veces conocido como la guerra entre el bien y el mal o
Armagedón) y luego sería resucitado y recibiría su gloria; no como el rey
sino como vice-rey, así como lo hizo José en Egipto (haciendo referencia al

366
hecho de que José se convirtió en el segundo hombre más poderoso de
Egipto luego del faraón). El rey sería Mesías Ben David de la tribu de
Judá.7

Ben Israel aclaró que a veces Mesías Ben José también era llamado
Mesías Ben Efraín porque nacería de la tribu de Efraín (hijo de José que
era uno de los 12 hijos del patriarca Jacob “Israel.”) La tribu de Efraín se 8

convirtió en la tribu más prominente entre las diez tribus del norte en Israel
cuando Jeroboam, líder de la tribu de Efraín, hizo que las diez tribus se
disgregaran de Judá; y una parte de la tribu de Benjamín durante el reinado
de Rehoboam, hijo del rey Salomón.
LAS ENSEÑANZAS DEL LIBRO DE MORMÓN SOBRE JOSÉ

De acuerdo a las narrativas del Libro de Mormón, Lehi también se


refirió a José, que fue vendido a Egipto. Durante la bendición final que Lehi
dió a su hijo menor, José, le contó que era descendiente de aquel José, hijo
del patriarca Jacob, que fue vendido a Egipto. Lehi dijo que Dios había
hecho grandes convenios y prometió dar muchas bendiciones a José, hijo de
Jacob:
Por lo tanto, José realmente vio nuestro día. Y recibió del Señor la promesa de que del fruto de sus lomos el Señor
Dios levantaría una rama justa a la casa de Israel; no el M esías, sino una rama que iba a ser desgajada, mas no
obstante, sería recordada en los convenios del Señor de que el M esías sería manifestado a ellos en los últimos días,
con el espíritu de poder, para sacarlos de las tinieblas a la luz; sí, de la oscuridad oculta y del cautiverio a la libertad.

Porque José en verdad testificó diciendo: El Señor mi Dios levantará a un vidente escogido para los del fruto de
mis lomos.

Sí, José verdaderamente dijo: Así me dice el Señor: Levantaré a un vidente escogido del fruto de tus lomos, y será
altamente estimado entre los de tu simiente. Y a él daré el mandamiento de que efectúe una obra para el fruto de tus
lomos, sus hermanos, la cual será de mucho valor para ellos, aun para llevarlos al conocimiento de los convenios que
yo he hecho con tus padres.

Y le daré mandamiento de que no haga ninguna otra obra, sino la que yo le mande. Y lo haré grande a mis ojos,
porque ejecutará mi obra.

Y será grande como M oisés, de quien dije que os lo levantaría para librar a mi pueblo, ¡oh, casa de Israel!

Y levantaré a M oisés para librar a tu pueblo de la tierra de Egipto.

Pero del fruto de tus lomos levantaré a un vidente, y a él daré poder para llevar mi palabra a los de tu
descendencia; y no solamente para llevarles mi palabra, dice el Señor, sino para convencerlos de mi palabra que ya se
habrá declarado entre ellos.

Por lo tanto, el fruto de tus lomos escribirá, y el fruto de los lomos de Judá escribirá; y lo que escriba el fruto de
tus lomos, y también lo que escriba el fruto de los lomos de Judá, crecerán juntamente para confundir las falsas
doctrinas, y poner fin a las contenciones, y establecer la paz entre los del fruto de tus lomos, y llevarlos al
conocimiento de sus padres en los postreros días, y también al conocimiento de mis convenios, dice el Señor.9

Y de la debilidad él será hecho fuerte, el día en que mi obra empiece entre todo mi pueblo para restaurarte, oh casa

367
de Israel, dice el Señor.

Y así profetizó José, diciendo: He aquí, el Señor bendecirá a ese vidente, y los que traten de destruirlo serán
confundidos; porque se cumplirá esta promesa que he recibido del Señor tocante al fruto de mis lomos. He aquí,
estoy seguro del cumplimiento de esta promesa;

y su nombre será igual que el mío; y será igual que el nombre de su padre. Y será semejante a mí, porque aquello
que el Señor lleve a efecto por su mano, por el poder del Señor, guiará a mi pueblo a la salvación (2 Nefi 3:5-15).

De la profecía arriba descripta parecería que el José que fue vendido a


Egipto, vio la migración de algunos de sus descendientes al Nuevo Mundo y
posteriormente atestiguó su florecer y caída. Más importante aún, mantuvo
los registros históricos y el gran valor que éstos tendrían para generaciones
futuras de sus descendientes, el resto de la casa de Israel así como también
para los “gentiles”. En la primera página del Libro de Mormón, Moroni
afirmó que este registro fue “Escrito a los lamanitas, quienes son un resto
de la casa de Israel, y también a los judíos y a los gentiles. . .Y también
para convencer al judío y al gentil de que Jesús es el Cristo, el Eterno Dios,
que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones.”
JOSÉ SMITH, UN DESCENDIENTE DIRECTO DE JOSÉ

Partiendo de la traducción de la historia nefita según lo registrado en las


planchas de oro y posteriormente publicadas como el Libro de Mormón, los
mormones creen que José Smith, Hijo., llamado según su padre, José Smith,
Sr., es el vidente anticipado por el antiguo José. Aunque el Capítulo 4
profundiza en el papel de José Smith en relación con la traducción y
publicación del Libro de Mormón, ese capítulo no hace referencia a otras
manifestaciones espirituales y visitas divinas que José Smith afirma haber
recibido para el establecimiento y expansión de la Iglesia de Jesucristo de
los Santos de los Últimos Días. Con excepción de la primera visión y las
otras visitas de Moroni estando José solo, él estaba generalmente
acompañado, por lo menos por otra persona durante las visitas de otros
seres divinos.
Ben Israel mencionó el conflicto de Gog y Magog o la batalla entre el
bien y el mal que se iniciaría en los “últimos días.” En un discurso llevado
a cabo en junio de 2001, Elder Jeffery R. Holland, anterior presidente de La
Universidad de Brigham Young y luego miembro del Quórum de los Doce
Apóstoles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días,
afirmaba:
Todo el cielo y todo el infierno sabía que José Smith era el hombre que Dios había elegido para restaurar el
evangelio. Sólo el joven José desconocía los eventos transcendentales que pondría en marcha con su humilde solicitud
de saber cuál iglesia era la correcta. . . . Si Satanás podía haber matado a José, lo hubiera hecho. . . El Salvador no
quería dejar duda alguna en la mente de José donde se encontraba la verdad y lo que iría a suceder.10

368
Esto sería notorio a través de un examen más detallado de la primera
visión. A continuación se menciona la descripción de José Smith de este
evento:
Después de apartarme al lugar que previamente había designado, mirando a mi derredor y encontrándome solo,
me arrodillé y empecé a elevar a Dios el deseo de mi corazón. Apenas lo hube hecho, súbitamente se apoderó de mí
una fuerza que me dominó por completo y surtió tan asombrosa influencia en mí, que se me trabó la lengua, de modo
que no pude hablar. Una densa oscuridad se formó alrededor de mí y por un momento me pareció que estaba
destinado a una destrucción repentina.

M as esforzándome con todo mi aliento por pedirle a Dios que me librara del poder de este enemigo que se había
apoderado de mí y en el momento en que estaba para hundirme en la desesperación y entregarme a la destrucción – no
a una ruina imaginaria, sino al poder de un ser efectivo del mundo invisible que ejercía una fuerza tan asombrosa como
yo nunca había sentido en ningún otro ser – precisamente en este momento tan alarmante ví una columna de luz, más
brillante que el sol, directamente sobre mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí.

No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había sujetado. Al reposar sobre mí la luz, ví en el aire
sobre mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no tienen descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi
nombre, y dijo, señalando al otro: Éste es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!

Había sido mi objeto recurrir al Señor para saber cuál de todas las sectas era la verdadera, a fin de saber a cuál de
ellas unirme. Por tanto, luego que me hube recobrado lo suficiente para poder hablar, pregunté a los Personajes que
estaban en la luz arriba de mí, cuál de todas las sectas era la verdadera (porque hasta ese momento nunca se me había
ocurrido pensar que todas estuvieran equivocadas), y a cuál debía unirme.

Se me contestó que no debía unirme a ninguna, porque todas estaban en error; y el Personaje que me habló dijo
que todos sus credos eran una abominación a su vista; que todos aquellos profesores se habían pervertido; que “con
sus labios me honran pero sus corazones lejos están de mí; enseñan como doctrinas los mandamientos de los
hombres, teniendo apariencia de piedad, mas negando la eficacia de ella”.

De nuevo me mandó que no me uniera a ninguna de ellas; y muchas otras cosas me dijo que no puedo escribir en
esta ocasión. Cuando otra vez volví en mí, me encontré de espaldas mirando hacia el cielo. Al retirarse la luz, me
quedé sin fuerzas, pero poco después, habiéndome recobrado hasta cierto punto, volví a casa. Al apoyarme sobre la
mesilla de la chimenea, mi madre me preguntó si algo me pasaba. Yo le contesté: “Pierda cuidado, todo está bien; me
siento bastante bien”. Entonces le dije: “He sabido a satisfacción mía que el presbiterianismo no es verdadero”. Parece
que desde los años más tiernos de mi vida el adversario sabía que yo estaba destinado a perturbar y molestar su reino;
de lo contrario, ¿por qué habían de combinarse en mi contra los poderes de las tinieblas? ¿Cuál era el motivo de la
oposición y persecución que se desató contra mí casi desde mi infancia ( José Smith— Historia 1:15-20)?

Además de la aparición de Dios, el Padre y su Hijo, Jesucristo, que


fueron sin igual, los visitantes divinos más significativos de José Smith,
hubieron otras numerosas visitas notables de seres celestiales. El capítulo 4
describe las diferentes visitas del ángel Moroni a no sólo José Smith, sino
por lo menos a otras tres personas; lo cual no será comentado en detalle en
este capítulo.
José Smith y su escriba Oliverio Cowdery también afirmaron haber
tenido otras visiones. En la cronología de los eventos, afirman que cuando
estaban traduciendo el Libro de Mormón en mayo de 1829, encontraron
importantes escrituras referentes al bautismo. Reconociendo que ellos
nunca habían sido bautizados, los dos hombres fueron a un área aislada a lo
largo de los bancos del río Susquehanna cerca de Harmony, Pennsilvania,

369
para preguntar al Señor sobre el bautismo. José registró el evento como
sigue a continuación:
El mes siguiente (mayo de 1829), encontrándonos todavía realizando el trabajo de la traducción, nos retiramos al
bosque un cierto día para orar y preguntar al Señor acerca del bautismo para la remisión de los pecados, del cual
vimos que se hablaba en la traducción de las planchas. M ientras en esto nos hallábamos, orando e implorando al
Señor, descendió un mensajero del cielo en una nube de luz y, habiendo puesto sus manos sobre nosotros, nos ordenó,
diciendo:

Sobre vosotros, mis consiervos, en el nombre del Mesías, confiero el Sacerdocio de Aarón, el cual tiene las llaves
del ministerio de ángeles, y del evangelio de arrepentimiento, y del bautismo por inmersión para la remisión de
pecados; y este sacerdocio nunca más será quitado de la tierra, hasta que los hijos de Leví de nuevo ofrezcan al
Señor un sacrificio en rectitud.

Declaró que este sacerdocio Aarónico no tenía el poder de imponer las manos para comunicar el don del Espíritu
Santo, pero que se nos conferiría más adelante; y nos mandó bautizarnos, indicándonos que yo bautizara a Oliverio
Cowdery, y que después me bautizara él a mí.

Por consiguiente, fuimos y nos bautizamos. Yo lo bauticé primero, y luego me bautizó él a mí –después de lo cual
puse mis manos sobre su cabeza y lo ordené al Sacerdocio de Aarón, y luego él puso sus manos sobre mí y me
ordenó al mismo sacerdocio – porque así se nos había mandado.

El mensajero que en esta ocasión nos visitó y nos confirió este sacerdocio dijo que se llamaba Juan, el mismo que
es conocido como Juan el Bautista en el Nuevo Testamento, y que obraba bajo la dirección de Pedro, Santiago y Juan,
quienes poseían las llaves del sacerdocio de M elquisedec, sacerdocio que nos sería conferido, dijo él, en el momento
oportuno; y que yo sería llamado el primer Élder de la Iglesia, y él (Oliverio Cowdery) el segundo. Fue el día quince
de mayo de 1829 cuando este mensajero nos ordenó, y nos bautizamos ( José Smith – Historia 1:68-72).

Juan el Bautista le contó a José y a Oliverio que más tarde recibirían un


sacerdocio mayor, el sacerdocio de Melquisedec y el poder de imponer las
manos para el don del Espíritu Santo. En cierta fecha posterior, Pedro,
Santiago y Juan se aparecieron a José Smith y a Oliverio Cowdery para
conferirles el sacerdocio de Melquisedec. José nunca citó una fecha de
11

cuando esto sucedió. Se asume que sucedió entre la aparición de Juan el


Bautista, el 15 de mayo de 1829 y la organización de la recientemente
fundada Iglesia de Jesucristo, el 6 de abril de 1830.
Las manifestaciones divinas no dejaron de cesar con la restauración del
sacerdocio. De acuerdo a José Smith, el 16 de febrero de 1832, un poco
menos de dos años de la restauración de la Iglesia sobre la tierra, él y
Sidney Rigdon se involucraron en la “traducción de las escrituras.” José 12

notó que de varias revelaciones que habían sido recibidas, era aparente que
muchas de las doctrinas importantes habían sido tomadas de la Biblia, o
bien perdidas antes de su compilación. José registró la siguiente visión que
tuvieron cuando él y Sidney Rigdon estaban traduciendo Las Escrituras
Según San Juan:
Y mientras meditábamos en estas cosas, el Señor tocó los ojos de nuestro entendimiento y fueron abiertos, y la
gloria del Señor brilló alrededor.

370
Y vimos la gloria del Hijo, a la diestra del Padre, y recibimos de su plenitud (énfasis añadida).

Y vimos a los santos ángeles y a los que son santificados delante de su trono, adorando a Dios y al Cordero, y lo
adoran para siempre jamás.

Y ahora, después de los muchos testimonios que se han dado de él, éste es el testimonio, el último de todos, que
nosotros damos de él: ¡Que vive (énfasis añadida)!

Porque lo vimos, sí, a la diestra de Dios; y oímos la voz testificar que él es el Unigénito del Padre;

que por él, por medio de él y de él los mundos son y fueron creados, y sus habitantes son engendrados hijos e
hijas para Dios (D y C 76:19-24).

En esta ocasión fue Sidney Rigdon, y no Oliverio Cowdery, quien


acompañó al profeta José y profesaron ser los testigos de esta escena
divina. El círculo de personas alrededor de José Smith, que habían
reportado haber visto manifestaciones divinas, parecía estar expandiéndose
con la adición de Sidney Rigdon al tal número creciente de personas. Esta
visión es muy significativa porque los cielos se abrieron y dos hombres
fueron privilegiados, una vez más, de ver a Dios el Padre y su Hijo,
Jesucristo. Los estudiantes de la Biblia observarán semejanzas con la
visión recibida por Esteban antes de ser apedreado a muerte según lo
registrado en el Libro de Hechos:
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la
diestra de Dios,

Y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios (Hechos 7: 55-56).

En Doctrina y Convenios, José Smith registró que recibió instrucciones


en mayo de 1833 para construir un templo en donde el Señor podría
proveer instrucciones adicionales a su nueva Iglesia. Con gran sacrificio y
penas, los humildes mormones construyeron el templo de Kirtland que fue
terminado y dedicado al Señor, el 27 de marzo de 1836. El Profeta José y
otros, quienes participaron del evento, testificaron ver y participar en
importantes manifestaciones espirituales durante y poco después de la
ceremonia de dedicación.
Frederick G. Williams afirmó que mientras Sidney Rigdon ofrecía una
oración, un ángel entró por la ventana y se sentó entre José Smith, padre, y
él. José registró en su diario que cuando George A. Smith se levantó y
empezó a profetizar, se escuchó un sonido fuerte como viento soplando y
que llenó el templo y toda la congregación se puso de pie simultáneamente,
movidos por un poder invisible; muchos empezaron a hablar en diferentes
idiomas y a profetizar; otros tuvieron visiones; y José Smith afirma haber
visto al templo lleno de ángeles.

371
De acuerdo con la recopilación histórica, personas de la vecindad
llegaron corriendo al templo cuando escucharon los sonidos poco usuales y
vieron una luz brillante como una “columna de fuego” posando sobre el
templo. José también indicó que el 30 de marzo de 1836, los Doce
13

Apóstoles de la Iglesia se reunieron en el templo, exhortando, profetizando


y hablando en diferentes idiomas. Declararon que el Salvador se había
aparecido a algunos mientras que ángeles ministraban a otros. José
proclamó este evento como si fuera el tiempo de Pentecostés. 14

José nuevamente registró que el 3 de abril de 1836, hubo una “gran


efusión de espíritu” dentro del templo y que él y Oliverio Cowdery vieron a
cuatro seres celestiales, quienes “les confirieron llaves importantes
(autoridad y poder)” para llevar a cabo el trabajo de Dios en la tierra. Este
evento tan singular, según lo registrado en Doctrina y Covenios, Sección
110, posiblemente describe la mayor entrega de llaves del Sacerdocio
jamás recibido sobre la tierra de una sola vez. José escribió que el primer
visitante celestial en aquella ocasión fue el propio Jesucristo. José y
Oliverio registraron su aparición con las siguientes palabras:
El velo fue retirado de nuestras mentes, y los ojos de nuestro entendimiento fueron abiertos.

Vimos al Señor sobre el barandal del púlpito, delante de nosotros; y debajo de sus pies había un pavimento de oro
puro de color del ámbar.

Sus ojos eran como llama de fuego; el cabello de su cabeza era blanco como la nieve pura; su semblante brillaba
más que el resplandor del sol; y su voz era como el estruendo de muchas aguas, sí, la voz de Jehová, que decía:

Soy el primero y el último; soy el que vive, soy el que fue muerto; soy vuestro abogado ante el Padre.

He aquí, vuestros pecados os son perdonados; os halláis limpios delante de mí; por tanto, alzad la cabeza y
regocijaos.

Regocíjese el corazón de vuestros hermanos, así como el corazón de todo mi pueblo, que con su fuerza ha
construido esta casa a mi nombre.

Porque he aquí, he aceptado esta casa, y mi nombre estará aquí; y me manifestaré a mi pueblo en misericordia en
esta casa.

Sí, el corazón de millares y decenas de millares se regocijará en gran manera como consecuencia de las bendiciones
que han de ser derramadas, y la investidura con que mis siervos han sido investidos en esta casa.

Y la fama de esta casa se extenderá; y éste es el principio de la bendición que se derramará sobre la cabeza de los
de mi pueblo. Así sea. Amén (D y C 110:1-10).

Inmediatamente luego de la aparición del Salvador en el templo de


Kirtland, José y Oliverio afirmaron que el gran legislador israelí, Moisés,
se les había aparecido. El registro de este acontecimiento en Doctrina y
Covenios fue corto, pero significativo. José escribió:

372
Después de cerrarse esta visión, los cielos nuevamente nos fueron abiertos; y se apareció M oisés ante nosotros y
nos entregó las llaves del recogimiento de Israel de las cuatro partes de la tierra, y de la conducción de las diez tribus
desde el país del norte (D y C 110:11).

A principios de este capítulo, se había observado que Ben Israel afirmó


que el Mesías Ben José, sería un gran líder y príncipe que guiaría las diez
tribus perdidas de regreso a la Tierra Santa. Moisés, a quien se le había
conferido la responsabilidad para dirigir las doce tribus fuera de Egipto,
obviamente poseía las llaves o la autoridad para esta misión importante. En
el verso mencionado más arriba, José Smith y Oliverio Cowdery afirmaron
que Moisés se les apareció en el templo de Kirtland y les confirió las
llaves para iniciar el recogimiento del pueblo de Israel. 15

Tan pronto como Moisés se había desvanecido, una persona conocida


solamente como “Elías” se apareció en el templo a José y Oliverio:
Después de esto, apareció Elías y entregó la dispensación del evangelio de Abraham, diciendo que en nosotros y
en nuestra descendencia serían bendecidas todas las generaciones después de nosotros (D y C 110:12).

Se sabe muy poco de este Elías. No es mencionado en Génesis en


relación con Abraham, sin embargo este mensajero celestial restauró las
llaves necesarias para establecer el convenio de Abraham. Elías restauró 16

el orden patriarcal, el poder por el cual las familias eternas son organizadas
a través del convenio del matrimonio eterno. 17

José Smith y Oliverio Cowdery describieron la visita posterior relevante


en los siguientes versículos:
Concluida esta visión, se nos desplegó otra visión grande y gloriosa; porque Elías el profeta, que fue llevado al
cielo sin gustar la muerte, se apareció ante nosotros, y dijo:

He aquí, ha llegado plenamente el tiempo del cual se habló por boca de M alaquías, testificando que él [Elías el
profeta] sería enviado antes que viniera el día grande y terrible del Señor, para hacer volver el corazón de los padres a
los hijos, y el de los hijos a los padres, para que el mundo entero no fuera herido con una maldición.

Por tanto, se entregan en vuestras manos las llaves de esta dispensación; y por esto sabréis que el día grande y
terrible del Señor está cerca, sí, a las puertas (D y C 110:13-16).

Robert Millet, profesor de escrituras antiguas en la Universidad de


Brigham Young, escribió en una revista oficial de los Santos de los Últimos
Días, LIAHONA (ENSIGN), que fue precisamente el 3 de abril de 1836, el
día en que sucedió la aparición de Elías y que los judíos en todo el mundo
participaron de la celebración de la Pascua. Desde los tiempos de
Malaquías, cuatro siglos antes del nacimiento de Cristo, los judíos
alrededor de todo el mundo, habían esperado la venida de Elías en tiempo
de Pascua. Elías llegó a un templo de los Santos de los Últimos Días y a su
18

administrador legal en la tierra, uno de los descendientes de José y Efraín (

373
José Smith, Jr.).
En ese mismo artículo del mes de marzo de 1988 en la revista LIAHONA
(ENSIGN), Millet explicó que Elías había sido enviado en 1836 para
revelar las llaves del sacerdocio y poderes celestiales para sellar o unir
matrimonios y familias celestiales que estaban juntos sobre la tierra. El uso
de tales poderes sobre la tierra no eran operables en los días de José Smith
hasta que fueron devueltos por Elías. Éste restauró los poderes o la
autoridad por la cual las familias, organizadas de manera patriarcal a través
de los poderes recientemente entregados por Elías, podían ser selladas por
la eternidad. Es más, Elías agregó que los corazones de los niños volverían
a los de sus antiguos padres porque ellos son ahora partícipes y receptores
de las bendiciones y convenios que Dios hizo con sus antiguos ancestros.
Con estos poderes, los niños en vida hacen todo lo posible (a través de los
estudios de la historia de la familia y ordenanzas sagradas del templo) para
asegurarse que las bendiciones de Abraham, Isaac, Jacob y José fueran
gozadas tanto por los ancestros así como también por la posteridad.
Durante sus 38 años de vida, José afirmó haber recibido numerosas
revelaciones y visiones del Señor proveyéndole instrucciones de cómo
organizar la Iglesia, clarificar los principios del evangelio y proveer nueva
información a la Iglesia como unidad así como también a miembros
específicos. Estas “revelaciones y declaraciones inspiradas” fueron
eventualmente publicadas en Missouri en 1833, bajo el título de El Libro de
Mandamientos para La Gobernación de la Iglesia de Cristo (D y C 1:6).
El título luego fue cambiado a Doctrina y Convenios de La Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. De las 138 secciones en
Doctrina Y Convenios, 135 se atribuyen a José Smith. La Introducción
Explicativa de Doctrina y Convenios afirma lo siguiente:
El libro de Doctrina y Convenios es una colección de revelaciones divinas y declaraciones inspiradas que se han
dado para el establecimiento y la regulación del reino de Dios sobre la tierra en los días postreros. Aun cuando la
mayor parte de las secciones se dirigen a miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los
mensajes, amonestaciones y exhortaciones son para el beneficio de todo el género humano y contienen una invitación
a todas las personas, dondequiera que estén, a escuchar la voz del Señor Jesucristo, que les habla para su bienestar
temporal y su salvación sempiterna.

Estas revelaciones sagradas se recibieron como respuesta a la oración, en épocas de necesidad, y surgieron de
situaciones reales de la vida, vividas por personas también reales. El Profeta y los que con él se asociaban buscaron
orientación divina, y estas revelaciones certifican que la recibieron. En las revelaciones uno ve la restauración y el
despliegue del Evangelio de Jesucristo y la introducción de la dispensación del cumplimiento de los tiempos. También
se manifiestan en estas revelaciones el movimiento de la Iglesia hacia el oeste, de Nueva York y Pensylvania a Ohio, a
M issouri, a Illinois y por último al gran valle del Oeste de los Estados Unidos, así como los grandes esfuerzos de los
miembros de la Iglesia que procuraban establecer Sión sobre la tierra en los tiempos modernos.

En las revelaciones, se expone la doctrina del evangelio con explicaciones acerca de principios fundamentales tales
como la naturaleza del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, el origen del hombre, la realidad de Satanás, el propósito

374
de la vida terrenal, la necesidad de la obediencia, la necesidad del arrepentimiento, las obras del Santo Espíritu, las
ordenanzas y las prácticas que corresponden a la salvación, el destino de la tierra, las condiciones futuras del hombre
después de la Resurrección y el Juicio, lo eterno de la relación conyugal y la naturaleza eterna de la familia. De igual
manera, se indica el despliegue gradual de la estructura administrativa de la Iglesia con el llamamiento de obispos, de la
Primera Presidencia, del Consejo de los Doce y de los Setenta, así como el establecimiento de otros oficios y
presidentes de quórum. Por último, el testimonio que se da de Jesucristo – de su divinidad, su majestad, su
perfección, su amor y su poder redentor – hace de este libro una obra de gran valor para la familia humana y de mayor
estima que todas las riquezas de toda la tierra.

En una revelación, dada en febrero de 1833, conocida como la “Palabra


de Sabiduría,” el Señor aconsejó a miembros de la Iglesia el evitar el uso
de bebidas alcohólicas, tabaco y bebidas calientes refiriéndose al café y té.
Se identificaron aquellos alimentos, conocidos como saludables para
personas y animales. Esta revelación fue dada con una promesa a aquéllos
que siguieran sus instrucciones. En tiempos modernos, descubrimientos
científicos y médicos han verificado lo que José Smith ya había dicho más
de 170 años atrás.
Otra profecía que recibió atención fue la revelación en diciembre de
1832 en la que José Smith prevee una guerra en donde los estados del sur
declararían la guerra a los del norte, iniciándose con una rebelión en
Carolina del Sur que terminaría con la “muerte y la miseria de muchas
almas.” Esta revelación también se refiere a la Primera y Segunda Guerra
Mundial así como también a la eventual caída del comunismo y otras
guerras que sucederían antes de la segunda venida de Cristo.
Gran parte de la educación inicial de José Smith se dió por la lectura de
la Biblia, a la cual frecuentemente recurría por consuelo y alivio. Según lo
indicado arriba, José reconoció de la visión que recibió en 1820 en el
bosque sagrado que la Biblia no estaba completa y que muchas escrituras
importantes estaban omitidas o no suficientemente claras para brindar un
entendimiento correcto. En cierta ocasión, informó a los miembros de la
iglesia, “Creo en la Biblia según se lee cuando se escribió por los lápices
de los originales escritores. Traductores ignorantes, escribas desatentos o
sacerdotes intrigantes y corruptos han cometido muchos errores.” En junio
de 1830, respondiendo a una directriz divina, José Smith inició la revisión
del Libro de Génesis. Parte de su revisión fue publicada como El Libro de
Moisés y es considerado ser escritura por los Santos de los Últimos Días.
En una revelación sucedida el 19 de enero de 1841, el Señor llamó a esta
revisión de la Biblia una nueva traducción (D&C 124:89). En la
publicación de la revista LIAHONA (ENSIGN) del mes de agosto de 1997,
David Rolph Seely citó que el profeta José había tomado seriamente la
tarea de revisar la Biblia, refiriéndose a la misma como una “rama” de su
llamado profético. Seely citó que José Smith no “tradujo” la Biblia en la
19

375
manera tradicional de la palabra – como es, ir a los manuscritos iniciales
en hebreo y griego y hacer una traducción al inglés. Más bien, repasó los
textos bíblicos de la versión del Rey Santiago (King James) y realizó
correcciones, revisiones y adiciones según sentía la inspiración de Dios.
José Smith nunca indicó exactamente cómo realizó este trabajo, pero
parecería que él y un escriba se sentaban a la mesa teniendo la versión del
Rey Santiago de la Biblia abierta ante ellos. Durante los años 1830 a 1833,
José, ayudado por varios escribas, tradujo por completo toda la Biblia.
Sidney Rigdon escribió el 2 de julio de 1833 que habían “terminado” la
“traducción de las escrituras.” Estos cambios no fueron publicados en aquel
momento; sin embargo y a través de su vida, cuando el tiempo lo permitía,
José continuó trabajando en los manuscritos, revisándolos y haciendo más
modificaciones, preparándolos para su publicación. Fue asesinado antes de
que las revisiones fueran publicadas. Seely observó que los manuscritos de
la traducción de José Smith fueron conservados por su esposa viuda, Emma
Smith, y eventualmente formaron parte de la propiedad de la Iglesia
Reorganizada de Jesucristo de Los Santos de los Últimos Días, que
publicaron varias ediciones de la traducción.20

En 1968, Robert J. Matthews, un profesor de la Universidad de Brigham


Young, obtuvo permiso de la Iglesia Reorganizada para examinar los
manuscritos originales. En 1975 publicó un libro titulado Una traducción
clarificadora: Traducción de la Biblia por José Smith, una historia y
comentario (Plainer Translation: Joseph Smith’s Translation of the Bible,
a History and Commentary). Muchos cambios significativos de José Smith
fueron incorporados como notas de página y apéndices en la edición de los
Santos de los Últimos Días de 1979 de la versión del Rey Santiago (King
James) de la Biblia.
Durante el invierno de 1832 a 1833, José Smith organizó una “Escuela de
Profetas” en la que muchos de los hombres principales de la Iglesia
estudiaron idiomas extranjeros y las doctrinas del evangelio. José consiguió
ser relativamente fluente en hebreo, egipcio y alemán. Él afirmaba que la
traducción más correcta de la Biblia era la alemana.
En julio de 1835, José Smith estudió a la vez hebreo y egipcio. Fue en
este tiempo en que recibió la visita de Michael H. Chandler, quien trajo
consigo cuatro momias y varios manuscritos de papiro descubiertos en
Egipto en 1831 por el tío de Chandler, el explorador francés Antonio
Sebolo. Donna Hill narró en su historia de José Smith que era poco lo que
se sabía sobre jeroglíficos egipcios en aquel tiempo. Aunque el lingüista
francés Jean François Champollion había trabajado en los principios para

376
descifrar los jeroglíficos con la ayuda de la piedra Rosetta y había
publicado varios trabajos al respecto, su gramática egipcia no sería
publicada sino hasta 1836 y su diccionario egipcio hasta 1841.
Hill explicó que Chandler tenía pocas esperanzas de encontrar a alguien
que pudiera traducir los rollos de papiro; por lo que estaba muy
complacido de saber que José Smith afirmaba haber encontrado y traducido
antiguas planchas con características similares. Chandler viajó a Kirtland,
Ohio, para mostrar sus momias y papiros a José. Chandler encontró que
José y los mormones estaban muy interesados en los manuscritos y las
momias y se los vendió a los Santos de los Últimos Días. 21

José comenzó inmediatamente a trabajar en los manuscritos. En julio de


1835 escribió en su diario lo siguiente:
. . . con W. W. Phelps y Oliverio Cowdery como escribas, inicié la traducción de algunos de los caractéres o
jeroglíficos y para gran satisfacción nuestra encontré que uno de los manuscritos contenía las escrituras de Abraham,
otro las de José de Egipto, etc. – un registro más detallado seguirá, según avancé en examinarlos e interpretarlos.
Ciertamente podemos decir, que el Señor está empezando a revelar la abundancia de paz y verdad.22

La traducción de José del manuscrito de Abraham fue publicado primero


en Nauvoo en 1842 y eventualmente incluido en la Perla de Gran Precio.
No hay registros de que José alguna vez hubiera traducido el manuscrito o
papiro de José. Estos manuscritos antiguos permanecieron en poder de la
iglesia por muchos años luego de la muerte de José. Hill afirmó que
eventualmente los manuscritos desaparecieron. En 1966, algunos de los
papiros fueron descubiertos en el museo metropolitano de Nueva York,
donde fueron reconocidos por un profesor de estudios del Medio oriente de
la Universidad de Utah, Dr. Aziz S. Atiya. Atiya, posteriormente, identificó
otros 22 fragmentos separados de papiro que se creen haber sido parte de la
colección original comprada por la Iglesia en 1835.
Críticos de José Smith afirman que la traducción parcial de estos
fragmentos redescubiertos no concuerdan con el Libro de Abraham según
traducidos por José en los años 1830. En un artículo de julio de 1988 que
se publicó en la LIAHONA (ENSIGN), Michael D. Rhodes, un investigador
de escrituras antiguas en la Universidad de Brigham Young indicó que los
22 fragmentos de papiro, que ahora están en poder de esta universidad, no
son los mismos manuscritos que José utilizó en su traducción. José
describió los papiros que usó en su traducción con estas palabras: “Los
registros de Abraham y José, encontrados con las momias, están
hermosamente escritas sobre papiro, en tinta negra y una pequeña porción
en roja, en un estado de preservación perfecta.” Los papiros encontrados 23

en Nueva York no tienen ningún escrito en tinta roja y están en un estado de

377
conservación muy lamentable. 24

El Libro de Abraham está dividido en cinco capítulos y provee


información suplementaria acerca de Abraham que no está disponible en la
Biblia. En un artículo de la revista LIAHONA (ENSIGN) del mes de marzo
de 1997 titulado “El libro de Abraham – Un libro admirable (The Book of
Abraham – A Most Remarkable Book,)” Andrew Skinner, profesor
asociado de escrituras antiguas en la Universidad de Brigham Young,
declaró lo siguiente:
Ciertamente, es un libro muy admirable – un auténtico registro histórico que inmediatamente nos remonta en el
pasado a un tiempo y lugar específico en el Cercano Oriente, y sin embargo a la vez, abre el amplio espectro del
universo físico. Es tan dinámico que revela los orígenes históricos y culturales de la civilización egipcia antigua y sin
embargo, con una frase, enseña verdades profundas sobre la eternidad. El gran poder del libro es a veces dejado de
lado precisamente porque sus cinco capítulos brindan pequeños pedazos de información sobre temas que pudieran
parecer misteriosos o prohibidos, como ser Egipto y el universo. No obstante el Libro de Abraham es un texto
poderoso, centrado en Cristo que tiene como idea central la naturaleza eterna de los convenios de Abraham, la
preeminencia de Jesucristo aún representado en el vasto esquema de planetas y estrellas y su rol en los tres grandes
eventos del plan de salvación – la Creación, la Caída y la Expiación.25

El 27 de abril de 1838, José Smith registró en su diario, que empezó a


escribir, la historia formal de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días desde su primer período de existencia hasta la fecha. Esto no 26

debe suponer, según lo indicado por algunos críticos, que José sólo
entonces empezó a escribir la historia apoyándose exclusivamente en su
memoria. En una revelación recibida el 6 de abril de 1830, a José le fue
dicho que debía haber un registro de la recientemente organizada Iglesia
(D&C 21:1). Hacía el 26 de abril de 1838, José ya había recibido 115
revelaciones que fueron publicadas en Doctrina y Convenios. Cada una de
estas revelaciones fue registrada y fechada a la hora que fueron recibidas.
José no sólo registró las fechas cuando la revelación fue recibida, sino que
además escribió toda información con respecto a las circunstancias en que
se recibió la revelación.
En los años iniciales antes de la organización de la Iglesia, no es claro si
mantuvo un diario personal o solamente tomó notas de los eventos según
acontecían. Al principio, frecuentemente se refería a las fechas de manera
general como ser: a principios de la primavera o en el mes de mayo, etc.;
sin embargo, dio fechas exactas de algunos de los eventos que trascendieron
en el desarrollo y organización de la nueva Iglesia antes de que empezara
con su historia formal. José utilizó a un escriba o secretario para tomar
notas y mantener un registro de los eventos o transacciones. Oliverio
Cowdery, quien escribió la narrativa del Libro de Mormón a medida que
José traducía los pasajes, mantuvo las minutas de reuniones importantes y
conferencias según sucedían. John Whitmer también fue formalmente

378
designado a ser historiador de la Iglesia y tomó notas de reuniones
importantes y conferencias.
Empezando con el registro del 12 de febrero de 1833 en el Volumen Uno,
José cambió el formato de la narrativa histórica y empezó a registrar fechas
con notas a la par que se parecían más a registros de un diario. Continuó
27

con el formato de registro desde la fecha, a través de los seis volúmenes de


su versión de la historia de la Iglesia que contenía aproximadamente 3000
páginas. La función del asistente o secretario se volvió más formal y las
personas eran específicamente asignadas o empleadas para acompañar al
profeta y registrar sus declaraciones, profecías, cartas y otros eventos de
importancia. Estos historiadores se convirtieron en testigos clave del
progreso y desarrollo de la Iglesia.
José Smith no sólo incluyó en su historia sus actividades, sino también
las de aquéllos alrededor suyo. Registró el texto de cartas, ya sea escrito
por sí mismo o escrito a sí mismo por parte de otros líderes de la Iglesia,
gobernantes del estado o líderes gubernamentales de los Estados Unidos.
Incluyó la expansión de la Iglesia a Missouri y los conflictos que ocurrieron
allí, así como también los posteriores conflictos que ocurrieron en Illinois.
Incorporó detalles del gran trabajo misional y de proselitismo en los
Estados Unidos, Canadá y particularmente en las islas británicas.
Además de las 135 revelaciones recibidas por el profeta José,
publicadas en Doctrina y Convenios, también incluyó otras numerosas
declaraciones proféticas de hechos o personas. En notas de pie de página
extensas, B. H. Roberts incluyó comentarios respecto al cumplimiento de la
mayoría de estas profecías. Incluyó instrucción doctrinal y la evolución
organizacional dentro de la Iglesia. Aun en las últimas horas de su vida
cuando estaba confinado en la prisión de Carthage, José Smith estuvo
acompañado por un escriba quien registró los eventos finales que
fomentaba el ataque que terminaba con el martirio del profeta José y su
hermano, Hyrum Smith.
Desde el momento en que José Smith recibió su primera visión, empezó a
apreciar más sus responsabilidades. A medida que recibía más visitaciones
celestiales, autoridad del sacerdocio y nueva información referente a la
restauración del evangelio, José se percató rápidamente de su posición
única, tanto dentro de la Iglesia como en el mundo. Se dio cuenta que esta
nueva Iglesia sin experiencia era literalmente el reino de Dios sobre la
tierra. En D&C 65:2, el Señor reveló que las llaves del reino de Dios
estaban destinadas al hombre sobre la tierra y de allí rodará el evangelio
hasta los extremos del mundo como fuera previsto por el antiguo profeta

379
Daniel (Daniel 2:34-45). José también reconoció en los escritos de Nefi
que él, José Smith, fue pre-ordenado para establecer este gran reino. Sería a
través de esta visión tan particular que José sería capaz de prevalecer sobre
los hombres bautizados recientes para dejar sus hogares, aún en tiempos de
pobreza o enfermedad; y viajar extensamente para predicar el evangelio a
su propio costo. Inicialmente, los misioneros permanecieron en los Estados
Unidos y Canadá, pero hacia julio de 1837 llegaron a Inglaterra. 28

Ya desde agosto de 1830, el Señor le indicó a José que estaba


estableciendo por última vez su Iglesia sobre la tierra. Se refirió a este
período como la Dispensación del cumplimiento de los tiempos (D&C
27:13, 112:30). Un representante de cada uno de las primeras
29

dispensaciones trajo a José las llaves de su propia dispensación para que el


profeta José recibiera todas la llaves; y así completar la escritura que se
encuentra en Efesios 1:10: “en la dispensación del cumplimiento de los
tiempos, así las que están en el cielo, como las que están en la tierra”
En agosto de 1840, José envió una carta a toda la Iglesia urgiendo a los
miembros para reunirse en Nauvoo, Illinois. Un párrafo en esta carta
representó la visión de José Smith con respecto a la obra a la cual se había
comprometido:
El trabajo del Señor en estos últimos días, es de gran magnitud y casi fuera de la comprensión de los mortales. Sus
glorias no pueden ser descritas y su majestuosidad es insuperable. Este es el tema que ha animado el seno de los
profetas y hombres justos desde la creación del mundo a través de cada generación subsiguiente hasta el presente; y
es verdaderamente la dispensación del cumplimiento de los tiempos, cuando todas las cosas que están con Cristo
Jesús, ya sea en los cielos o sobre la tierra serán juntados en Él; y cuando todas las cosas sean restauradas según lo
comentado por todos los profetas santos desde el inicio del mundo; por ello sucederá el cumplimiento glorioso de las
promesas hechas a los padres, mientras que las manifestaciones de poder del Altísimo serán grandiosas, gloriosas y
sublimes.30

En agosto de 1842, José comentó a los miembros de la Iglesia que Dios


continuaría protegiéndolo, mediante la fe y sus oraciones de todos, hasta
que haya plenamente completado su misión y firmemente establecido la
dispensación de la plenitud del sacerdocio en los últimos días, hasta que ni
siquiera todos los poderes de la tierra e infierno podrán jamás prevalecer
contra él. 31

En ese tiempo, José aparentemente sentía que aún había considerable


trabajo que hacer. En enero de 1841, el Señor instruyó a los humildes
Santos en Nauvoo para construir otro templo. José urgió el agrupamiento de
los santos para que pudieran construir otro templo para el Señor donde Él
pudiera revelar nuevas ordenanzas.
En una carta al Quórum de los Doce, José sugirió que una de estas
ordenanzas que será realizada en un templo sería “Bautismo por los

380
muertos.” José indicó que el bautismo por poder para ancestros fallecidos
fue practicado en la Iglesia primitiva y se refirió a los Doce Apostóles en
las escrituras de Pablo a los Corintios en donde Pablo preguntó, “De otro
modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera
los muertos resucitan? ¿Por qué, pues se bautizan por los muertos?” (I
Corintios 15:29).
Más tarde José Smith brindó extensa información concerniente al
“bautismo por los muertos” y lo vinculó con las llaves recibidas de Elías,
el profeta en las que los corazones de los padres se volverían a los hijos y
los corazones de los hijos al de los padres. También enseñó sobre otras
ordenanzas sagradas que podían ser realizadas solamente en el templo.
Introdujo el concepto del matrimonio eterno en que un hombre y una mujer
pueden casarse por la eternidad y los hijos ser sellados o unidos a sus
padres por la eternidad para que la organización de la familia fuera
prolongada más allá de la tumba. Hacia noviembre de 1841, el templo de
Nauvoo había progresado hasta el punto de que se pudiera dedicar la fuente
bautismal para realizar bautismos por los muertos.
El 6 de agosto de 1842, mientras visitaba a los Santos en Montrose,
Iowa, José Smith refleccionó sobre el continuo hostigamiento que la iglesia
sufría en Missouri y empezaba también a sentirse en Illinois. Declaró lo
siguiente:
Yo profeticé que los Santos continuarían sufriendo mucha aflicción y serían llevados a las M ontañas Rocosas,
muchos apostatarían, otros morirían en manos de nuestros perseguidores o perderían sus vidas a consecuencia del
medio ambiente o enfermedad; y otros de ustedes vivirían para ir y participar en el establecimiento y construcción de
ciudades; y verían a los Santos convertirse en personas poderosas en medio de las M ontañas Rocosas.32

Esta declaración profética es sólo una de las muchas registradas por José
Smith durante los 24 años que vivió luego de su primera visión. Una
predicción frecuentemente omitida está registrada según las palabras de
Moroni cuando apareció ante José Smith durante la noche del 21 de
septiembre de 1823. Como indicado anteriormente, Moroni le contó a José
que Dios tenía una obra para él y que su nombre sería tomado para bien
como para mal entre las naciones, grupos y lenguas, o del cual se
hablaría bien y mal entre todas las personas (énfasis agregado). Si José
Smith fuere un impostor, como mucha gente lo ha sugerido, esto sería una
afirmación descarada dicha por un muchacho de sólo 17 años con poca
educación. Muchos años después de que Moroni informó a José de su
futuro, millones de miembros devotos alrededor del mundo públicamente
declaran que José Smith es un profeta.
Desde el tiempo en que el joven José comentó a su amigo ministro

381
metodista de su visión de Dios, fue perseguido, golpeado, abusado y
arrestado injustamente. Aunque los vecinos de Palmyra no creyeron la
historia de José sobre las planchas de oro, hicieron todo el esfuerzo
concebible para robarle estas planchas. En marzo de 1832, mientras José
vivía en Hiram, Ohio, una turba llegó a su casa, lo sacaron de la cama y lo
arrastraron afuera donde le arrancaron las ropas, arañaron su piel, trataron
de hacerle ingerir veneno a la fuerza – quebrando una porción de un diente
en el intento – y lo untaron con brea caliente. Uno de sus hijos, enfermo de
sarampión, murió de haber estado expuesto a la intemperie luego que este
gentío dejara las puertas abiertas de la casa durante la agresión al profeta.
Mientras estaba encarcelado en la prisión en Liberty en 1838, José y sus
acompañantes fueron extremadamente maltratados y frecuentemente recibían
comida podrida. 33

Aunque José Smith fue arrestado muchas veces, siempre predijo que no
sería muerto y quedaría en libertad sin daño alguno hasta que haya
terminado su obra. Sin embargo, presintió que cuando fue arrestado en junio
de 1844, ya habiendo terminado su obra, finalmente sería asesinado por sus
enemigos. En camino a la prisión en Carthage, Illinois, anunció de manera
profética:
Voy como un cordero al matadero, pero estoy calmado como una mañana de verano. Tengo una conciencia libre
de toda ofensa hacia Dios y todos los hombres. Si ellos toman mi vida moriré como hombre inocente y mi sangre
clamará del suelo por venganza y será dicho de mí ¡“Lo mataron a sangre fría!”

José y su hermano Hyrum fueron asesinados a tiros en la prisión a las


5:00 de la tarde el 27 de junio de 1844, por un tropel con caras pintadas de
negro. John Taylor, uno de los dos apóstoles que estaba con ellos durante el
ataque, posteriormente escribió lo siguiente:
José Smith, el Profeta y Vidente del Señor, ha hecho más por la salvación
del hombre en este mundo, que cualquier otro que ha vivido en él,
exceptuando sólo a Jesús. En el breve espacio de veinte años ha sacado a
luz el Libro de Mormón, que tradujo por el don y el poder de Dios, y lo ha
hecho publicar en dos continentes; ha enviado la plenitud del evangelio
sempiterno, que el libro contiene, a los cuatro rincones de la tierra; ha
publicado las revelaciones y los mandamientos que integran este libro de
Doctrina y Convenios, así como muchos otros sabios documentos e
instrucciones para el beneficio de los hijos de los hombres; ha congregado
a muchos miles de los Santos de los Últimos Días; ha fundado una gran
ciudad y ha dejado un nombre y una fama que no pueden fenecer. Vivió
grande y murió grande a los ojos de Dios y de su pueblo; y como la mayoría
de los ungidos del Señor en tiempos antiguos, ha sellado su misión y obras

382
con su propia sangre; y lo mismo ha hecho su hermano Hyrum. ¡En vida no
fueron divididos, y en su muerte no fueron separados (D&C 135:3)

Notas al final del Capítulo:

1 El título Mesías Ben José significa el Mesías, hijo de José.

2 Marrano es un nombre usado en España medieval para indicar a los judíos y moros que se convirtieron al catolicismo y particularmente aquellos judíos que no se convirtieron de
verdad, pero pretendían hacerlo para evitar las consecuencias de la inquisición.

3 Ben Israel, 87 (Los mormones creen que el Mesías Ben David es Jesucristo.)

4 Las paráfrasis caldeas son también conocidas como “Targums” que es una traducción al arameo de escrituras bíblicas muy antiguas.

5 Ben Israel, 88.

6 El Talmud babilónico es un comentario sobre el Mishnah, cuy a orden sigue. El Mishnah es el estudio de las tradiciones orales del Tora y está organizado de manera independiente a
las escrituras. El Talmud babilónico fue compuesto a través de varias generaciones, desde inicios del tercer siglo D.C. hasta cerca del siglo VI D.C.. Como comentario, hace
referencia a muchos aspectos del Mishnah, muchas veces dando explicación más detallada que el Mishnah. El Talmud babilónico cubre 36 de los 60 tratados (órdenes
generales o divisiones) que hacen el Mishnah. La raíz hebrea de la palabra Mishnah es ShNH que significa “repetir” y se refiere a la memorización por repetición. Mishnah
tiene por objetivo la memorización sin necesariamente entender antes que leer y recitar el texto escrito.

7 Ben Israel, 89-90.

8 José recibió la bendición del primogénito o bendición del derecho de nacimiento de Jacob, que fue trasladado al hijo de José y particularmente a Efraín (1 Crónicas 5:1 y Génesis
48:17-20). Cuando las doce tribus de Israel dejaron Egipto y se ubicaron en Palestina, a los descendientes de José le fueron dadas dos zonas para las tribus llamadas Efraín y
Manasseh.

9 Vea Ezequiel 37:15-20 también la Esperanza de Israel de Ben Israel, 87

10 Discurso presentado por el Elder Jeffery R. Holland en la conferencia de estaca de Round Rock en Texas el 2 de junio de 2001 en Round Rock, Texas.

11 El sacerdocio de Melquisedec, nombre dado por el sumo sacerdote, Melquisedec, rey de Salem, a quien Abraham pagó su diezmo y de quien recibió una bendición y es el
mismo sacerdocio que Jesucristo confirió sobre sus doce apóstoles. Los mormones creen que Pedro, Santiago y Juan fueron los últimos en conservar las llaves del sacerdocio
de Melquisedec durante la primera era del cristianismo; consecuentemente era lo apropiado que ellos confirieran las llaves o autoridad sobre José Smith y en este caso,
Oliverio Cowdery. Adam, Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y otros pocos profetas del Antiguo Testamento como ser Samuel y Elías poseían el sumo sacerdocio
como lo hicieron Lehi, Nefi y sus descendientes en el Nuevo Mundo.

12 El 7 de marzo de 1831, José fue instruido para iniciar la traducción del Nuevo Testamento del cual importante información sería dada a conocer (D&C 45:60-62).

13 (Historia de la iglesia) (History of the Church, Vol II, 427-428.

14 Ibid., 432.

15 El 30 de octubre de 1831, Orson Hy de, en aquel entonces judío, fue bautizado a la Iglesia. Poco después de ello, recibió la bendición de José Smith en la que José prometió que
“En el tiempo adecuado irás a Jerusalén, la tierra de tus padres y serás un vigía de la casa de Israel; y con tus manos el Altísimo hará su gran obra, que preparará el camino y
grandemente facilitará la congregación de aquella gente (Historia de la Iglesia 4:375). En 1840, José Smith envió a Orson Hy de, un miembro del Quórum de los Doce
Apóstoles, a Palestina para dedicar esta tierra para el regreso de los judíos. El 24 de octubre de 1841, Orson Hy de se paró en el Monte de los Olivos donde dedicó a Palestina
para el retorno de los judíos y en sus oraciones pidió al Señor inspiración para los “rey es y los poderes de la tierra” para ay udar a “restaurar el reino para Israel” (Historia de
la Iglesia 4:457).

16 De acuerdo al diccionario de la Biblia, lo Convenios de Abraham consistían en varios pasos importantes. Abraham inicialmente recibió el evangelio a través del bautismo. Luego
recibió el sacerdocio de Melquisedec y entró en matrimonio celestial con la promesa de que él y su esposa estarían juntos para siempre. Incluido en los Convenios de
Abraham estaba la promesa de que Cristo vendría a través de su descendencia y que esta descendencia recibiría ciertas tierras como una herencia eterna. Este convenio fue
renovado con Isaac y Jacob.

17 Información adicional acerca de Elías y del convenio de Abraham puede ser encontrada en un artículo escrito por Robert L. Millet titulado El antiguo convenio restaurado (The
Ancient Covenant Restored), impreso en la revista de la Iglesia mormona, Liahona (ENSIGN), en la edición de marzo de 1998. Robert L. Millet es decano de educación
religiosa y profesor de escrituras antiguas en la Universidad de Brigham Young.

18 En los inicios de 1970 mientras vivía en Perú, fui miembro honorario del Club Hebreo en Lima y cada año para la Pascua, mi familia y y o eramos invitados a la comida de
Pascua. Siempre había un lugar puesto en la mesa para Elías para hacerlo participar con ellos durante la comida en recordación a la promesa de la eventual venida de éste.

19 Historia de la Iglesia (History of the Church), Vol 1:238.

20 La Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue organizada pocos años luego de la muerte de José Smith por miembros de la iglesia que no aceptaron a
Brigham Young como nuevo líder. Eventualmente ellos eligieron al hijo de José Smith, José Smith III, como cabeza de la Iglesia Reorganizada y estableció su sede principal en
Independence, Missouri. En el 2001, la Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días oficialmente cambió su nombre a Comunidad de Cristo.

21 Hill, 192-193.

22 Historia de la Iglesia (History of the Church), Vol. II, 236.

23 Historia de la Iglesia (History of the Church), 2:348.

24 Michael D. Rhodes, “Tengo una pregunta,”Liahona (ENSIGN), julio 1988. 51.

25 Andrew Skinner, “El Libro de Abraham – Un Libro admirable,” Liahona (ENSIGN), marzo 1997. 16.

26 Historia de la Iglesia (History of the Church), Vol. 3:25.

27 Ibid., Vol. 1:326.

28 Hacia finales de diciembre de 2002, habían 61.638 misioneros de tiempo completo trabajando en más de 160 naciones del mundo. Estos misioneros pagan por sus propios gastos
de vida. La Iglesia los transporta a y del lugar de trabajo. A diferencia de los primeros misioneros que eran padres de familia, la may oría de los misioneros de hoy en día son
hombres y mujeres solteros; aunque hay un número creciente de parejas jubiladas que también sirven misiones.

29 Bruce R. McConkie, ex-miembro del Quórum de los Doce, afirmó que una dispensación es un período de tiempo cuando el evangelio de Jesucristo o su Plan de Salvación – el
plan eterno del Padre para salvar a sus hijos – fue dado a conocer sobre la tierra. McConkie indicó que no sabemos cuantas dispensaciones habrán habido sobre la tierra.
Hemos recibido todas las “llaves y poderes y glorias,” poseídas desde mucho tiempo atrás. Administrantes angelicales han surgido de aquellas dispensaciones bíblicas que
tenían llaves y poderes específicos. (Bruce R McConkie, “Esta dispensación final y gloriosa, LIAHONA (ENSIGN, abril, 1980, 21.) Las dispensacion esconocidas o períodos
cuando el evangelio fue enseñado a los hijos de Dios son las Dispensaciones de Adán, Enoc, Noé, Abraham, Moisés, Jesucristo y la “Dispensación del cumplimiento de los
tiempos.”

383
30 Historia de la Iglesia (History of the Church), Vol 4:184-187.

31 Ibid., Vol 5:140.

32 Historia de la Iglesia (History of the Church), Vol. 5:85. En 1846, Los Santos de los Últimos Días fueron expulsados de Nauvoo, Illinois, a mitad del invierno. Durante la travesía a
través de Iowa y sus planicies al Valle de Lago Salado, se estima que más de 5.000 santos fallecieron en el camino. Muchos de los exiliados de Nauvoo se reubicaron y
desarrollaron los valles de las Montañas Rocosas.

33 Vea Apéndice B.

384
Capítulo 19
UNA OBRA MARAVILLOSA Y UN PRODIGIO

En los capítulos precedentes, se han presentado evidencias palpables,


que provienen de los escritos de cronistas españoles y portugueses además
de los historiadores de arte y arqueólogos que han trabajado en México,
América Central y países andinos, que dan credibilidad a los eventos,
reportes y afirmaciones indicadas en el Libro de Mormón. Debe ser
evidente para los investigadores actuales del Libro de Mormón, que ni José
Smith ni ninguna persona en el año 1830, pudo haber escrito un libro
semejante, tan complejo y con tantos detalles de la antigua América,
detalles que no estaban disponibles a historiadores en los Estados Unidos a
inicios de los años 1800.
Según lo indicado, la mayoría de las crónicas españolas y portuguesas no
fueron publicadas sino por lo menos 50 años luego del Libro de Mormón ;
y no empezaron a aparecer en los Estados Unidos hasta los inicios de los
años 1900. Los descubrimientos relevantes de historiadores del arte y
arqueólogos también sucedieron recién en los años de los 1900. Toda
información obtenida de estos dos fuentes deben dejar sin fundamento las
críticas sobre el Libro de Mormón.
Refiriéndose a las observaciones del historiador Jan Shipps, citadas
anteriormente, el juzgar al Libro de Mormón como interesante, informativo
o que valga la pena no es suficiente; el punto es mucho más fundamental.
Shipps consideró una pregunta mucho más significativa para aquéllos en
búsqueda de la verdad:
¿Es el Libro de Mormón un registro hebraico que fue “escondido” anteriormente, pero ahora “sacado a la luz”
para demostrar que los indígenas son los “remanentes de la Casa de Israel” y “sacado a relucir”, para demostrar a
“judíos y gentiles” que Jesús es el Cristo, el Dios Eterno manifestándose a todas la naciones? En otras palabras, ¿es el
Libro de Mormón “otro testamento de Jesucristo?”1

Shipps recalcó que el Libro de Mormón nunca se prestó al mismo


proceso de verificación que historiadores utilizaron para verificar ciertas
partes de historias pasadas. Hizo referencia a las palabras de Moroni donde
éste exhorta a los lectores del Libro de Mormón a orar a Dios para recibir
una respuesta referente a la veracidad del libro (Moroni 10:4-5). Sugiere
que este método de verificación no es científico y no es usualmente
aceptado como método de prueba de la veracidad de un trabajo.

385
Shipps indicó que desde el punto de vista de la arqueología, el Libro de
Mormón recuenta que el relato de los poblados y personas tiene sentido y
que pudiera haber sucedido. Ella correctamente indicó que tales relatos
indican, finalmente, plausibilidad. La prueba es un punto diferente.
Los lectores del Libro de Mormón pronto descubren que su tema
principal es espiritual en naturaleza y que los detalles temporales son
secundarios. Una lectura de las escrituras muestra que las verdades
espirituales deben ser verificadas por el Espíritu Santo, quien tiene la
capacidad y responsabilidad de hablar y testificar directamente a nuestras
almas – de espíritu a espíritu. La revelación dada a Pedro de la divinidad
de Jesucristo es un excelente ejemplo de esto:
Viniendo Jesús a la región de Cesaréa de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres
que es el Hijo del Hombre?

Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.

Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre,
sino mi Padre que está en los cielos (M ateo 16:13-17).

Ya cuando Jesucristo se encontraba al final de su ministerio terrenal,


sabía que aunque Pedro y el resto de los apóstoles habían estado con Él en
los últimos tres años, sus testimonios no eran aún firmes. No habían
recibido aún el don del Espíritu Santo. En el Santo Evangelio según San
Juan, Jesús prometió enviarles el Espíritu Santo. Juan registró las
instrucciones dadas a ellos por el Salvador:
M as el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os
recordará todo lo que yo os he dicho ( Juan 14:26).

La recepción del testimonio del Espíritu Santo requiere fe y un deseo de


conocer la verdad. El testigo final a la veracidad del Libro de Mormón es
el testigo espiritual del Espíritu Santo, según lo prometido por Moroni.
Consecuentemente, la falta de evidencia empírica de “prueba” del Libro de
Mormón no ha evitado el hecho de que millones de personas alrededor del
mundo acepten este libro singular como escritura.
Aunque José Smith urgió a cada persona que estaba investigando el Libro
de Mormón que lo leyera y orase sobre su mensaje, estaba igualmente
convencido de que Dios eventualmente daría “prueba” fehaciente del Libro
de Mormón. José predicó en 1842 que “Será como siempre ha sido, el

386
mundo dará prueba de que José Smith es un verdadero profeta por
evidencias circunstanciales.” En 1830, no habían evidencias externas para
apoyar las afirmaciones y comentarios narrados en el Libro de Mormón y
tal evidencia externa no empezó a aparecer por muchos años.
A medida que los eventos futuros comenzaron a suceder, era evidente
para los fieles de La Iglesia de Jesucristo que Dios nuevamente intervino en
los asuntos de sus hijos. Por cientos de años los manuscritos de los
cronistas del Nuevo Mundo habían permanecido en la oscuridad – sin
publicarse, sin leerse y sin valorarse. Luego de este extenso ocultamiento,
historiadores españoles y portugueses de repente estuvieron obsesionados
en encontrar estos comentarios de los únicos “testigos oculares” sobre los
indígenas americanos.
Hacia fines del siglo XIX, historiadores en España, México y Perú,
dando evidencia de este nuevo interés adquirido, empezaron una busqueda
en las bibliotecas, museos, monasterios y colecciones privadas en un
esfuerzo por localizar y publicar los manuscritos perdidos de estos
primeros cronistas. Los pasajes escritos de los investigadores revelaron un
regocijo inusual de su parte según descubrían, uno por uno, los manuscritos
originales de Pedro de Cieza de León, Felipe Guaman Poma de Ayala,
Miguel Cabello Valboa, Martín de Murúa, Juan de Betanzos, Diego de
Landa, Diego Durán y una serie de otros comentarios de cronistas.
Luego de tanto interés inicial que ocurrió al descubrir los manuscritos de
los cronistas a finales de los años 1800 y principios de los 1900, los
historiadores aparentemente perdieron su interés en ellos y las crónicas
fueron frecuentemente relegadas una vez más a los estantes polvorientos de
las bibliotecas. La pérdida repentina de interés en estos libros de los siglos
XVI y XVII pueda ser explicado tal vez por los crecientes avances en la
arqueología e historia del arte. Alrededor del mismo tiempo en que los
historiadores buscaban estas crónicas, arqueólogos e historiadores de arte
demonstraron un creciente interés en las culturas y civilizaciones antiguas
americanas.
Los estudios de las ruinas recientemente descubiertas en México,
Mesoamérica y los Andes fueron mejorados por innovaciones científicas,
tales como la prueba de carbono-14 que permitía a los científicos
determinar con mayor precisión la antiguedad de ruinas antiguas. Esto llevó
a los científicos a clasificar a las diferentes culturas en períodos de tiempos
más definidos. Las excavaciones de cientos de arqueólogos e historiadores
de arte llevó a los científicos a juntar una riqueza de información acerca de
estos habitantes americanos antiguos. Los avances más espectaculares se

387
han hecho en los últimos 50 años. Los científicos han ganado confianza en
que la ciencia puede proveer todas las respuestas a los orígenes y cultura
de estos antiguos americanos.
Uno de las consequencias de estos avances científicos es la
desafortunada pérdida de interés en las crónicas, que fueron calificadas
como irrelevantes para el método científico. En un intento de explicar la
falta de interés en las crónicas, historiadores modernos enfatizan el hecho
de que los primeros cronistas no eran historiadores entrenados, no siguieron
procedimientos correctos de colectar evidencia; y se cree que estaban
influenciados por sus antecedentes religiosos.
Cada vez más, miembros de las comunidades científicas e históricas
comenzaron a aceptar, como hecho, la teoría de que los nativos americanos
eran mongoles o tártaros que habían cruzado el puente de tierra norteña de
15.000 a 20.000 años atrás, un período de miles de años antes de las fechas
bíblicas de Moisés o Noé, e inclusive antes de la aparición bíblica de los
primeros humanos, Adán y Eva. Las teorías de la evolución negaban la idea
de una creación e intervención divina. Las ideas difusas de muchos
cronistas y sus narraciones de encontrar tradiciones hebreas o cristianas en
el Nuevo Mundo no coinciden con las hipótesis predominantes de los
invencionistas independientes. Aunque teorías científicas modernas
parecerían negar el Libro de Mormón y los relatos en las crónicas, son
precisamente los descubrimientos de arqueólogos e historiadores de arte
que frecuentemente apoyan las afirmaciones de las crónicas y al Libro de
Mormón, como ha sido demostrado en capítulos previos. Tanto los detalles,
recogidos de los escritos de cronistas españoles y portugueses, así como
los nuevos descubrimientos, frecuentemente sostienen las afirmaciones y
narraciónes presentados en el Libro de Mormón.
Si José Smith hubiera inventado el Libro de Mormón, y de manera
fraudulenta lo hubiera presentado como una “traducción” de registros
antiguos, sus descripciones insustanciales de eventos, costumbres,
habilidades nativas y prácticas religiosas registradas en el Libro de
Mormón tendrían que aguantar una comparación con los descubrimientos
históricos y científicos del futuro. Un estudio cuidadoso de los capítulos 6
al 17 en este libro, demuestran cuantas de las descripciones de José Smith
en el Libro de Mormón son similares a los descubrimientos de los
cronistas, los historiadores de arte y arqueólogos. José Smith, obviamente
no pudo haber sabido acerca de estos descubrimientos futuros cuando
“tradujo” las planchas de oro y cuando publicó el Libro de Mormón.
Los críticos del Libro de Mormón, tales como Fawn McKay Brodie y

388
Dan Vogel han argumentado que José pudo haber utilizado libros ya
existentes como el de Ethan Smith, Una vista de los hebreos (View of the
Hebrew) para describir las evidencias de antiguos rituales hebreos
(mosaicos) en el Nuevo Mundo. En sus esfuerzos por encontrar una
explicación “lógica” del Libro de Mormón, ignoran el hecho de que el
Libro de Mormón se enfoca casi por completo en Jesucristo. Otros críticos
como Eder D. Howe, editor del Painesville Telegraph en 1830, han
sugerido que el inculto José Smith no pudo haber escrito el Libro de
Mormón y que debió ser escrito por un individuo más culto, como era
Sidney Rigdon. Sin embargo, Rigdon, así como cualquier otro individuo
culto a principios del siglo XIX tuvo que haberse encontrado con el mismo
dilema – incluir cientos de detalles y descripciones que saldrían a la luz
más de 50 a 100 años en el futuro.
El Dr. Hugh W. Nibley describió las dificultades con las que un escritor
de ficción se encontraría. Reiterando los comentarios que el Dr. Nibley
había citado anteriormente:
La pregunta de quién escribió el Libro de Mormón no tiene sentido. Hubiera sido tan imposible para el hombre
más erudito en el año 1830 como hubiera sido para José Smith. Y quienquiera que intentara explicar el Libro de
Mormón por cualquier teoría mencionada hasta ahora, salvo uno, tendría que excluir las primeras cuarenta páginas.

Para escribir una historia de lo que pudiera haber pasado justo en el principio de la historia grabada habría sido
tanto más allá de la capacidad de cualquier erudito viviendo en 1830 que la construcción de una bomba atómica
pubiera haber sido.2

Las observaciones hechas por Nibley se aumentan varias veces, cuando


se incluye la información presentada en este libro. Los nuevos
descubrimientos arqueológicos de años recientes, así como también los
descubrimientos y publicaciones de numerosas crónicas de los siglos XVI y
XVII, enfatizan en estos últimos 150 años cuan notable e importante es el
Libro de Mormón.
Los más ingeniosos podrían argumentar que José Smith adivinó con
suerte una serie de estimaciones. El adivinar introduce leyes de
probabilidad. Existe un 50 por ciento de probabilidad de adivinar al echar
a cara o cruz, o uno de seis al tirar un dado. Según se sumen los dados las
probabilidades se tornan exponenciales. Cuando los críticos se den cuenta
de que José Smith, con precisión, describió cientos de eventos y pasajes
que son paralelos o aparentan ser muy similares a los hechos descubiertos
por los científicos; o traídos a la luz en las crónicas, según se narran en
capítulos previos, las probabilidades se vuelven astronómicas.
A continuación se presenta una breve sinopsis de algunas de las
similitudes más importantes:

389
A. Un período de tiempo en que el sol no apareció acompañado de una
destrucción masiva en las Américas, con terremotos, tormentas e
incendios, en donde numerosas ciudades fueron completamente
destruidas y murieron sus habitantes. Seguido a estos eventos
catastróficos apareció un hombre de barba blanca que curaba a los
enfermos y enseñó a los nativos los principios del ‘evangelio’. El Libro
de Mormón identifica a este individuo como Jesucristo resucitado. Los
habitantes que sobrevivieron le dieron varios nombres, pero
generalmente cada nombre indicaba que era el “Creador del Mundo.”
Los historiadores de arte que estudian la iconografía moche han
identificado a un individuo a quien los científicos llaman “deidad con
rayos” quien calmaba una aparente “rebelión de objetos.” (Vea capítulos
6 y 7.)
B. Los escritores en el Libro de Mormón enseñaron a la gente acerca de la
inmortalidad del alma y la eventual resurrección del cuerpo. Estos
profetas americanos enseñaron los principios cristianos mientras
practicaban la ley de Moisés. Los cronistas observaron evidencias de
prácticas religiosas que hicieron que muchos de ellos creyeran que los
indígenas eran descendientes de judíos, pero al mismo tiempo
encontraron rituales cristianos. (Vea capítulos 8 al 11).
C. El Libro de Mormón describió la migración de tres grupos a las
Américas posterior al diluvio universal. El primer grupo data de
aproximadamente 2500 A.C. a un período entre 588 A.C. y 279 A.C.
antes que se auto destruyeran. Los arqueólogos identificaron a la
civilización chavín en los años 1930 y las posteriores investigaciones
revelaron que esta civilización en Perú duró aproximadamente desde
2500 A.C. a 400 A.C. y que los olmecas en México fueron de 1500 A.C.
a 400 A.C. Lehi y sus seguidores arribaron alrededor del año 588 A.C. y
los mulequitas tan solo a pocos años de éstos. Estos dos grupos nuevos
introdujeron una cultura muy diferente a la cultura chavín u olmeca. Estas
sociedades nuevas empezaron a expandirse en las Américas. Los
arqueólogos han descubierto nuevas sociedades que reflejan culturas
muy diferentes a aquéllas de los chavín y olmecas. Éstas se
establecieron de manera definitiva hacia el año 200 A.C. al 300 A.C. y
que los científicos han sido capaces de juntar suficiente información
para identificarlas como los tiwanakan y moche en los Andes y los
mayas y teotihuacán en Mesoamérica y México. (Vea capítulos 12 y 13).
D. Mientras que los historiadores y científicos enseñan en cuanto a la
homogeneidad de los indígenas americanos, José Smith narraba acerca
de las migraciones de diferentes grupos y que hubo, tanto gente de piel

390
oscura como clara viviendo en las Américas. Los españoles y
portugueses descubrieron una variedad de nativos en las Américas. Ellos
encontraron tanto a gente blanca (piel clara) así como también oscura.
Encontraron tribus en donde los hombres tenían barba. Los historiadores
de arte han encontrado murales pintados mostrando gente de diferente
color de piel como los de cacaxtla y entre los maya. Encontraron
estatuas e iconografía mostrando a hombres con barba. (Vea capítulo
14.)
E. Los escritores en el Libro de Mormón frecuentemente advertían a la
gente que cumplieran con los mandamientos de Dios o si no su “tierra
prometida” sería dada a los “gentiles” y serían esparcidos y destruidos.
Las leyendas que hablan acerca de la manera en que los nativos
americanos serían conquistados por “hombres con barbas” fueron
encontradas a través del Caribe, México y los Andes. ¿Cómo pudo José
Smith haber sabido de estas leyendas proféticas? (Vea capítulo 15).
F. Los escritores del Libro de Mormón mencionan y, frecuentemente
describen, algunas de las habilidades técnicas que los americanos pre-
colombinos tenían. Se han analizado la construcción de botes y
habilidades de navegación, metalurgia, manufactura textil, albañilería en
piedra, construcción de caminos y el uso de cemento. Con la eventual
publicación de los manuscritos de crónicas, fue descubierto que cada
habilidad técnica descrita en el Libro de Mormón también ha sido
descubierta por los cronistas. Los arqueólogos e historiadores de arte
han descrito muchas de las habilidades técnicas utilizadas por diversas
civilizaciones antiguas americanas. El lector debe hacerse la pregunta,
“¿Cómo pudo José Smith haber sabido acerca del uso de cemento en la
antigua América o haber tenido conocimiento en detalle de sus
habilidades metalúrgicas?” (Vea capítulo 16).
G. Las descripciones de combates, armas y tácticas militares cubren
varios versos en el Libro de Mormón. ¿Cómo pudo José Smith haber
sabido que a más de 3000 años atrás, los guerreros en las Américas
vestían en aquel tiempo placas de metal en las espaldas y en el pecho y
tenían cascos metálicos según lo descrito por los historiadores de arte al
excavar las ruinas de la civilización chavín? ¿Cómo pudo saber que la
espada y la honda eran armas importantes en la América pre-colombina?
Los conquistadores españoles descubrieron que los indígenas utilizaban
tácticas militares similares a las usadas cientos de años atrás. Aunque
los científicos han descartado el uso de acero o hierro en sus armas, los
cronistas descubrieron, que por lo menos en Chile, los indígenas
araucanos eran habilidosos en el uso de una variedad de armas forjadas

391
en hierro. (Vea capítulo 17).
Los arqueólogos modernos e historiadores de arte pueden proveer de
manera rutinaria buenas respuestas a qué, dónde, quién y cómo las
sociedades se desarrollaron en el Nuevo Mundo; pero tienen considerable
dificultad en identificar el origen de estos nativos americanos y porqué
mostraban tantas características hebreas y cristianas. Creo que muchos
arqueólogos e historiadores de arte han complicado excesivamente sus
descubrimientos al adherirse constantemente a las teorías no comprobadas
sobre la evolución y a la hipótesis de los invencionistas independientes
que afirma que todos los indígenas son descendientes de tártaros o
mongoles que llegaron a las Américas de 15.000 a 20.000 años atrás; y no
tuvieron contacto posterior con el mundo externo.
Muchos científicos de reconocida reputación simplemente ignoran las
evidencias que sugieren que hubieron varias migraciones de diferentes
áreas del Viejo Mundo. Los propios indígenas demuestran numerosas
características físicas que indican que no son de un único origen de genes.
Un ejemplo enfatizando la exclusión de información importante es el hecho
de que la existencia de nativos blancos con barbas en las Américas no es
generalmente enseñado en los libros de historia. ¿Por qué hay tanto silencio
con respecto al descubrimiento de indios blancos que se mencionan en
numerosos reportes de crónicas y las propias narrativas indígenas? Aún hay
grupos de indígenas blancas viviendo de manera aislada en diversas, y
generalmente áreas remotas, desde sectores tan norte como los Estados
Unidos de Norteamérica hasta tan sur como en Paraguay. Cuando profesores
de colegios secundarios y universidades se adhieren ciegamente a teorías
no comprobadas concernientes a nativos americanos, se limitan a sí mismos
a enseñar una historia “fingida” acerca de la antigua América.
Muchas veces, la narrativa contenida en el Libro de Mormón nos provee
con respuestas acerca de quién y el porqué sobre una costumbre o historia
particular. Las historias, folklore y leyendas mencionadas por los cronistas
también ayudan a llenar los espacios vacíos. Un estudio de éstos, ya sean
sacerdotes católicos, soldados, oficiales del gobierno, sugieren que fueron
guiados por el esfuerzo honesto de informar a sus compatriotas europeos
acerca del Nuevo Mundo y los nativos americanos. La mayoría de ellos
escribieron a costa de un sacrificio considerable de tiempo, dinero y
comodidad. Normalmente eran hombres muy dedicados y motivados que
juntaban información y escribían en condiciones y circunstancias difíciles.
A diferencia de sus contemporáneos, parecían dar mayor importancia al
conocimiento que a la riqueza. Muchos expresaron un deseo de querer que

392
futuras generaciones supieran sobre lo que habían descubierto en el Nuevo
Mundo.
Los cronistas no dejaban de tener defectos y tropezaban con dificultades
de lenguaje, problemas políticos e información inadecuada. Dentro de su
capacidad limitada, fielmente registraron el folklore, las leyendas, las
enseñanzas y los relatos que fueron recordadas por cientos de años por los
historiadores nativos. Muchas de las leyendas no tenían ningún sentido para
los escritores de aquel tiempo, pero fueron incluidos porque los cronistas
sentían que estos pasajes eran de importancia para los nativos.
Como ha sido demostrado repetidamente, el Libro de Mormón
comprueba muchos de los escritos en las crónicas y frecuentemente agrega
una dimensión a las mismas que los hace relevante y provee un sentido
adicional. Los escritores del Nuevo Mundo no pudieron haber sabido
acerca de las planchas que Moroni enterró más de 1000 años antes de que
Colón llegara a las Américas. Sólo pudieron registrar las historias que
fueron pasadas por cientos de años. Tal como lo escribiera el historiador
Rolena Adorno:
El problema no consistía en un error en los esfuerzos intelectuales y creativos durante aquellos siglos, sino más
bien la falla mucho más reciente en apreciar lo aprendido y las contribuciones originales de los primeros escritores del
Nuevo M undo.3

Siendo que los relatos en el Libro de Mormón frecuentemente sostienen a


los múltiples descubrimientos de los cronistas y han demostrado que estos
“testigos oculares” han sido, de hecho, reporteros de confianza sobre lo
referente al folklore nativo y eventos, ¿no debieron los historiadores
retomar interés en las crónicas? También, dado que los arqueólogos e
historiadores de arte están descubriendo información, que a menudo, apoya
a las afirmaciones del Libro de Mormón, podría el Libro de Mormón, a la
inversa, ser también una herramienta efectiva en sus investigaciones
científicas? Luego de analizar la abundancia de detalles provista en los
capítulos precedentes, el lector imparcial debería poder afirmar que
combinando la información de estas tres diferentes voces de la tierra
brinda un panorama más completo de la antigua América.
Varios de los escritores del Nuevo Mundo, como ser Colón y Cieza de
León, declararon que sintieron la influencia de Dios obligándoles a seguir
sus nobles actividades. Es digno de notar que la mayoría de los manuscritos
de los siglos XVI y XVII fueron descubiertos y publicados muchos años
después de la publicación del Libro de Mormón. Si las bibliotecas de los
años 1820 hubieran estado repletas de estas primeras crónicas americanas,

393
los críticos del Libro de Mormón podrían haber argumentado que José
Smith simplemente utilizó estas primeras crónicas para escribir una novela
de ficción con características históricas. En la ausencia de evidencias
concretas externas, los seguidores de Jesucristo dependieron en la fe para
sostener sus creencias.
La necesidad de tener un libro tal como el Libro de Mormón no debe ser
una sorpresa para los estudiantes de la Biblia. La Biblia contiene
numerosas profecías referentes a una apostasía eventual luego de la
resurrección del Salvador. Isaías habló de esta apostasía en el futuro en
varias de sus revelaciones. Durante la primera visión de José Smith,
Jesucristo citó a Isaías: “Porque este pueblo se acerca a mí con su boca y
con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí
no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”
(Isaías 29:13). Amós también profetizó:
He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de
agua, sino de escuchar la palabra de Jehová.

E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la
hallarán (Amós 8:11-12).

En varias de sus epístolas a los santos, Pablo alertó a éstos que habría
una apostasía dentro de la Iglesia que el Salvador había establecido. Pablo
instruyó a los líderes de la Iglesia en Efesios que deberían cuidarse a sí
mismos y a sus “rebaños” sobre los que les habían dado mayordomía:
Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al
rebaño.

Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos
(Hechos 20:29-30).

Pabló también dijo a los Tesalonicenses, que esperaban el retorno de


Cristo, que Él no vendría inmediatamente. Escribió:
Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre
de pecado, el hijo de perdición (2 Tesalonicenses 2:3).

Antes de que Lehi y su familia salieran del Viejo Mundo, Nefi observó en
una visión que muchas partes importantes de la Biblia se perderían o serían
cambiadas:
Por tanto, ves tú que después que el libro ha pasado por las manos de esa grande y abominable iglesia, se han
quitado muchas cosas claras y preciosas del libro, el cual es el libro del Cordero de Dios.

Y después que se quitaron estas cosas claras y de gran valor, va entre todas las naciones de los gentiles; y luego
que va entre todas las naciones de los gentiles, sí, aun hasta el otro lado de las muchas aguas que has visto, entre los

394
gentiles que han salido del cautiverio, tú ves que – a causa de las muchas cosas claras y preciosas que se han quitado
del libro, cosas que eran claras al entendimiento de los hijos de los hombres, según la claridad que hay en el Cordero
de Dios – a causa de estas cosas que se han suprimido del evangelio del Cordero, muchísimos tropiezan, sí, de tal
modo que Satanás tiene gran poder sobre ellos (1 Nefi 13:28-29).

Los profetas en las Américas previeron como los cristianos empezarían a


interpretar la Biblia de diversas maneras, que finalmente llevaría a la
formación de numerosas iglesias, cada una proclamando tener la verdad.
Profetizaron como los seguidores de Jesucristo gradualmente
malinterpretarían la misión y la expiación, y tal malinterpretación
conduciría a numerosas doctrinas falsas. Ordenanzas tan simples como el
bautismo serían cambiadas. Mormón escribió una epístola a su hijo Moroni
alertándolo que el hombre malinterpretaría la expiación de Jesucristo y
empezarían a bautizar a niños pequeños aún cuando éstos fuesen incapaces
de arrepentirse y no tuvieran la necesidad del bautismo (Moroni capítulo
8).
Aún antes de dejar al Viejo Mundo, Nefi predijo la apostasía que le
ocurriría a su gente luego de la visita del Salvador a las Américas. Años
más tarde, Nefi comentó nuevamente sobre esta caída eventual entre su
gente:
M as el Hijo de Justicia se les aparecerá; y él los sanará, y tendrán paz con él hasta que hayan transcurrido tres
generaciones, y muchos de la cuarta generación hayan fallecido en rectitud.

Y cuando estas cosas hayan transcurrido, sobrevendrá a mi pueblo una presta destrucción; porque a pesar del
dolor de mi alma, yo la he visto; por tanto, sé que acontecerá; y ellos se venden por nada; porque como recompensa
de su orgullo y su necedad, segarán destrucción; porque se entregan al diablo, y escogen las obras de tinieblas más
bien que la luz; por tanto, tendrán que bajar al infierno (2 Nefi 26:9-10).

Aunque las señales de la apostasía aparentemente ya habían empezado de


alguna manera en la Iglesia establecida por el Salvador en el Viejo Mundo,
es interesante notar que hacia el año 400 D.C. una apostasía general ya
había destruido por completo la Iglesia de Cristo en todo el mundo. No
solamente los profetas tuvieron la visión de la apostasía sino también
tuvieron el privilegio de tener una visión en donde veían la futura
restauración de la Iglesia de Jesucristo en los últimos días. Isaías se refirió
a la restauración del evangelio de la siguiente manera “que nuevamente
motivaré la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso”
(Isaías 29:14).
En el sueño famoso del rey Nebucodonosor, Daniel reveló como muchos
de los reinos de la tierra eventualmente caerían y serían reemplazados por
un solo reino en los últimos días. Daniel escribió:
Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado

395
a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre (Daniel 2:44).

La profecía de Malaquías, concerniente al regreso eventual de Elías, el


profeta, “antes de la venida del gran y terrible día del Señor” ha sido varias
veces mencionada.
Lucas registró las palabras de Pedro a los primeros santos referente a la
restauración del evangelio en los últimos días. Pedro afirmó:
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del
Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;

a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que
habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo (Hechos 3:19-21).

Finalmente, Juan, el Revelador, también describió la restauración del


evangelio que iba a regresar con una visita angelical:
Ví volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la
tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo (Apocalipsis14:6).

Los mormones creen que Juan vio la venida eventual de Moroni a José
Smith y la traducción del Libro de Mormón que se cree, contiene el
evangelio eterno.
Nefi, el hijo de Lehi, fue privilegiado en ver la restauración del
evangelio y más importante aún, el papel que el Libro de Mormón jugaría
en este gran drama espiritual:
Y aconteció que el ángel del Señor me habló, diciendo: He aquí, dice el Cordero de Dios, después que haya
visitado al resto de la casa de Israel – y este resto del que hablo es la posteridad de tu padre – por lo tanto, después
que los haya visitado con juicio, y los haya herido por la mano de los gentiles, y después que los gentiles tropiecen
muchísimo a causa de las partes más claras y preciosas que fueron suprimidas del evangelio del Cordero por esa
abominable iglesia, que es la madre de las rameras, dice el Cordero, seré misericordioso con los gentiles en aquel día,
de tal modo que haré llegar a ellos, por medio de mi propio poder, mucho de mi evangelio que será claro y precioso,
dice el Cordero.

Porque he aquí, dice el Cordero: Yo mismo me manifestaré a los de tu posteridad, por lo que escribirán muchas
cosas que yo les suministraré, las cuales serán claras y preciosas; y después que tu posteridad sea destruida y
degenere en la incredulidad, lo mismo que la de tus hermanos, he aquí que estas cosas serán escondidas, a fin de que
sean manifestadas a los gentiles por el don y el poder del Cordero.

Y en ellas estará escrito mi evangelio, dice el Cordero, y mi roca y mi salvación.

Y bienaventurados aquellos que procuren establecer a mi Sión en aquel día, porque tendrán el don y el poder del
Espíritu Santo; y si perseveran hasta el fin, serán enaltecidos en el último día y se salvarán en el reino eterno del
Cordero; y los que publiquen la paz, sí, nuevas de gran gozo, ¡cuán bellos serán sobre las montañas! (1 Nefi 13:34-
37).

Antes de entregar los registros a su hermano Jacob, Nefi nuevamente


profetizó sobre la manera en que el resto de su gente recibiría el evangelio
de los gentiles:

396
Porque he aquí, os digo que cuantos de los gentiles se arrepienten son el pueblo del convenio del Señor; y cuantos
judíos no se arrepientan serán talados; porque el Señor no hace convenio con nadie sino con aquellos que se
arrepienten y creen en su Hijo, que es el Santo de Israel.

Y ahora quisiera profetizaros algo más acerca de los judíos y los gentiles. Porque después que aparezca el libro de
que he hablado, y se haya escrito para los gentiles y sellado nuevamente para los fines del Señor, habrá muchos que
creerán las palabras que estén escritas; y ellos las llevarán al resto de nuestra posteridad.

Y entonces el resto de nuestra posteridad sabrá acerca de nosotros: cómo fue que salimos de Jerusalén, y que
ellos son descendientes de los judíos;

y el evangelio de Jesucristo será declarado entre ellos; por lo que les será restaurado el conocimiento de sus
padres, como también el conocimiento de Jesucristo que hubo entre sus padres.

Y entonces se regocijarán; porque sabrán que es una bendición para ellos de la mano de Dios; y las escamas de
tinieblas empezarán a caer de sus ojos; y antes que pasen muchas generaciones entre ellos, se convertirán en una gente
pura y deleitable.

Y acontecerá que los judíos que estén dispersos empezarán a congregarse sobre la faz de la tierra; y cuantos crean
en Cristo también llegarán a ser una gente deleitable.

Y sucederá que el Señor Dios empezará su obra entre todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos, para llevar a
cabo la restauración de su pueblo sobre la tierra (2 Nefi 30:2-8).

El testimonio del Libro de Mormón tiene inmensas implicaciones


religiosas para todo el mundo. El saber que toda la humanidad resucitará y
eventualmente aparecerá ante Jesucristo y será juzgada por Él hará que
todos los hombres se regocijen y arrepientan. Los estudiosos de la Biblia
deberían sentirse gran gozo de saber que existe “otro testigo” que
complementa a la Biblia y provee información adicional a las escrituras
bíblicas. Moroni escribió en la página introductoria que el Libro de
Mormón fue escrito para convencer a la Casa de Israel que Jesús es el
Cristo, el Dios Eterno, que se manifiesta a todas las naciones.
Algunas religiones enseñan que Jesucristo, el hijo de María, fue un gran
profeta, pero fue sólo un “mensajero” de muchos mensajeros y que no era el
hijo de Dios. Enseñan que las narraciones bíblicas que afirman que Jesús
levantó a los muertos deben ser interpretadas de tal manera que no los
levantó literalmente, sino sólo los despertó de una muerte espiritual.
Afirman que Dios prometió a Jesús que moriría de causas naturales. Los
seguidores de estas creencias religiosas enseñan que aunque Jesús fue
puesto en una cruz en el Calvario, fue bajado de la cruz aún con vida.
Tales enseñanzas niegan la expiación infinita, así como la resurrección
literal de Jesucristo. El Libro de Mormón y la Biblia testifican que
Jesucristo, el Creador del mundo, murió en la cruz y literalmente resucitó.
La consecuencia de este gran mensaje es eterna y eventualmente cada
hombre, mujer y niño “doblarán las rodillas y toda lengua confesará” que
Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios Viviente.

397
No sólo el Libro de Mormón testifica sobre Jesucristo, sino también
advierte específicamente a los habitantes de la tierra, y muy particularmente
a los del hemisferio oeste durante los “últimos días” (siendo los “últimos
días” definidos con aquellos que comienzan con el tiempo de la aparición
del Libro de Mormón hasta la venida gloriosa del Salvador). El libro
aconseja que todos deben conocer los principios rectos del evangelio y
cumplir con los mandamientos de Dios. Nefi profetizó:
Y así como hablé acerca de convencer a los judíos de que Jesús es el verdadero Cristo, es menester que los gentiles
también sean convencidos de que Jesús es el Cristo, el Dios Eterno;

y que se manifiesta por el poder del Espíritu Santo a cuantos en él creen; sí, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
obrando grandes milagros, señales y maravillas entre los hijos de los hombres, según su fe.

M as he aquí, os profetizo concerniente a los postreros días, los días en que el Señor Dios manifestará estas cosas
a los hijos de los hombres.

Y los gentiles se ensalzan con la soberbia de sus ojos, y han tropezado a causa de lo grande de su tropezadero, y
han establecido muchas iglesias; sin embargo, menosprecian el poder y los milagros de Dios, y se predican su propia
sabiduría y su propia instrucción, para enriquecerse y moler la faz de los pobres (2 Nefi 26:12-14, 20).

M as he aquí que en los últimos días, o sea, en los días de los gentiles, sí, he aquí que todas las naciones de los
gentiles, y también los judíos, tanto los que vengan a esta tierra como los que se hallen sobre otras tierras, sí, sobre
todas las tierras del mundo, he aquí, estarán ebrios de iniquidad y de toda clase de abominaciones (2 Nefi 27:1).

Otra vez Dios intercedió en los asuntos de las naciones para asegurar que
el sitio que escogiera para la restauración del evangelio y el
establecimiento de su Iglesia fuese una nación libre. Los colonizadores que
llegaron, a lo que hoy se conoce como los Estados Unidos de Norteamérica,
vinieron inicialmente del norte de Europa buscando refugio para la libertad
de religión. A pesar de que las monarquías españolas y portuguesas habían
sido libres de reinar a través del Caribe, México, América Central y Sud
América, nunca pudieron establecer una colonia en la región este de lo que
hoy son los Estados Unidos de Norteamérica donde probablemente habrían
impuesto su religión. Y no es que no lo intentaron. Las crónicas registran
varios grandes esfuerzos por establecer poblados en el este de
Norteamérica, que terminaron en fracaso.
En Decadas, Pedro Martir afirmó que Juan Ponce de León fue el primero
en descubrir la Florida en 1513, pero fue rechazado por los indígenas. Inca 4

Garcilaso de la Vega brindó mejores detalles de este hecho en su libro, La


Florida del Inca. Narró que el primer español que exploró la tierra de
Florida fue Juan Ponce de León, quien era el gobernador de la isla de San
Juan de Puerto Rico. Ponce de León estaba buscando una isla llamada
Bimini (también llamada Buyoca) donde, de acuerdo a fábulas indígenas,
había una fuente que rejuvenecía a los entrados en edad.

398
Ponce de León pasó varios días en busca de esta isla y fue eventualmente
arrojado por una tormenta a una costa al norte de Cuba. Nombró a esta
tierra Florida. Sin molestarse en determinar si Florida era una isla o tierra
firme, inmediatamente partió a España para solicitar el derecho de gobernar
y conquistar esta nueva tierra. La reina Isabel y el rey Fernando le
otorgaron este favor. Ponce de León navegó a Florida en 1515 con tres
barcos. Cuando desembarcó, fue atacado por indígenas que mataron a casi
todos sus hombres. Consiguió escapar con sólo seis de sus compañeros.
Regresaron a Cuba, donde todos murieron de las heridas recibidas. 5

Tal como se mencionó anteriormente, Pedro Martir describió el viaje de


1526 de Lucas Vázquez de Ayllón hacia tierra firme de Norteamérica donde
exploró partes de lo que en la actualidad son Carolina del Sur y Georgia.
Martyr indicó que Vázquez de Ayllón quería establecer una colonia
probablemente en Chicora (se creía estar ubicado en alguna parte a lo largo
de la costa de Carolina del Sur). Garcilaso de la Vega escribió que
6

Vázquez de Ayllón, que era un juez de tribunales, también fue a España a


solicitar el derecho para conquistar y gobernar Chicora, considerada de ser
una de las muchas provincias en Florida. No sólo el rey accedió a su
petición, sino que también lo honró al nombrarlo caballero de la Orden de
Santiago.
Vázquez de Ayllón, viajó a Santo Domingo donde equipó tres grandes
embarcaciones y navegó al norte. Eventualmente desembarcó en la costa de
una “región pacífica y agradable” cerca de Chicora donde los nativos lo
recibieron con alabanzas y alegría. Una vez que los españoles se habían
acomodado, creyendo que eran bienvenidos en esta nueva tierra, los
indígenas los atacaron y mataron a la mayoría de los hombres. Vázquez de
Ayllón y otros pocos apenas consiguieron escapar y retornaron a Santo
Domingo. 7

En 1537, Pánfilo de Narváez llevó a cabo una travesía desafortunada a


Florida. Lo acompañaba Alvar Núñez Cabeza de Vaca, que junto con otros
cuatro pudieron sobrevivir a la muerte. De a poco llegaron por tierra a
México. Núñez Cabeza de Vaca escribió acerca de sus aventuras en su libro
titulado, Naufragios.
La siguiente aventura ambiciosa a Florida fue organizada y dirigida por
Hernando de Soto, quien se había convertido en rico y famoso durante la
conquista del Perú. En 1538, De Soto solicitó a Carlos V el permiso de
conquistar y habitar la Florida. Carlos se sintió tan halagado por dicha
petición, que nombró a De Soto como gobernador de Cuba así como
también de Florida. El 12 de mayo de 1539, De Soto partió de La Habana

399
con más de 1000 guerreros y 350 caballos en ocho barcos. Se cree que
desembarcó cerca de lo que hoy es la Bahía de Tampa (Tampa Bay). Luego
de descargar sus hombres y provisiones, literalmente tuvo que abrirse
camino luchando tierra adentro. También envió a varias otras naves más
arriba en la costa oeste de la península de Florida para explorar otros sitios
de colonización. Un sitio fue localizado, pero nunca establecido, en lo que
hoy es la bahía de Pensacola.
De Soto y su armada lucharon a través de Florida y Georgia. Parece que
los españoles llegaron tan al norte como Greenville, Carolina del Sur, antes
de dirigirse al oeste y cruzar los Apalaches entrando, en lo que hoy es el
estado de Tennessee. Luego se dirigieron al sur hacia la costa con la idea de
establecer una colonia en el área de Pensacola. Cuando llegaron al área de
Selma, Alabama, sostuvieron una terrible batalla con los indígenas.
Por alguna razón, en vez de continuar a Pensacola según lo planeado, De
Soto giró al noroeste y atravesó el río Mississippi. Aunque él y sus
hombres encontraron algunas tribus amigables, fueron hostigados en la
mayoría de las áreas y costó la vida de muchos españoles y caballos. Luego
de cruzar el Mississippi, De Soto viajó a Texas, alcanzando lo que se cree
ser el río Trinidad para luego retornar nuevamente al río Mississippi.
Luego de llegar otra vez al Mississippi, De Soto padeció de una fiebre
misteriosa y murió en el campamento sobre este río. Garcilaso de la Vega
afirmó que De Soto montó la mejor equipada y armada más grande que haya
sido organizada hasta ese momento por los españoles, pero fracasó por
completo por la discordia existente entre los españoles y el hostigamiento
de los indígenas.
La primera colonia exitosa en el este de los Estados Unidos fue el
Presidio de San Agustín establecido por Pedro Menéndez de Avilés en
1565. Más tarde fue nombrada St. Augustine en la Florida. La fortaleza
servía de protección a las rutas principales de comercio con Europa y para
defender a los territorios conquistados por los españoles de las invasiones.
El fuerte fue gobernado por los españoles por 256 años, pero
aparentemente no se expandió del área local y ciertamente no hacia el norte.
La primera colonia inglesa se estableció en Jamestown, Virginia, en 1607
y los peregrinos, fundadores de Plymouth, Massachusetts, arribaron en
1620. Ya en el año 1650, los ingleses se habían establecido en forma
dominante en la costa Atlántica.
Solamente uno necesita observar el estado lamentable de los judíos en
España y Portugal, quienes sufrieron la inquisición, para darse cuenta de

400
que una iglesia independiente no hubiera podido sobrevivir en un territorio
controlado por un gobierno autoritario en donde no existía la separación del
estado y la iglesia. Dios estaba guardando un lugar en donde líderes
“sabios” se asegurarían de disfrutar de la separación entre la iglesia y el
estado.
El Señor le reveló a José Smith que el había inspirado a los hombres
para escribir la Constitución de los Estados Unidos. José registró esta
revelación en Doctrina y Convenios:
De acuerdo con las leyes y la constitución del pueblo que yo he permitido que se establecieran, y que deben
preservarse para los derechos y la protección de toda carne, conforme a principios justos y santos; para que todo
hombre obre en doctrina y principio pertenecientes a lo futuro, de acuerdo con el albedrío moral que yo le he dado,
para que todo hombre responda por sus propios pecados en el día del juicio.

Por tanto, no es justo que un hombre sea esclavo de otro.

Y para este fin he establecido la Constitución de este país, por mano de hombres sabios que levanté para este
propósito mismo, y redimí la tierra por el derramamiento de sangre (D y C 101:77-80).

Aún con estas garantías constitucionales y la libertad de religión, La


Iglesia de Jesucristo de Los Santos de Los Últimos Días apenas consiguió
sobrevivir la hostilidad y persecución por otros cristianos.
Antes de que Jesucristo dejara el continente americano, dijo las
siguientes palabras finales de advertencia a la gente que establecería
muchas iglesias en el Nuevo Mundo:
¡Tornaos, todos vosotros gentiles, de vuestros caminos de maldad; y arrepentíos de vuestras obras malas, de
vuestras mentiras y engaños, y de vuestras fornicaciones, y de vuestras abominaciones secretas, y vuestras idolatrías,
y vuestros asesinatos, y vuestras supercherías sacerdotales, y vuestras envidias, y vuestras contiendas, y de todas
vuestras iniquidades y abominaciones, y venid a mí, y sed bautizados en mi nombre para que recibáis la remisión de
vuestros pecados, y seáis llenos del Espíritu Santo, para que seáis contados entre los de mi pueblo que son de la casa
de Israel! (3 Nefi 30:2).

Cientos de años después cuando Mormón presenciaba la destrucción de


su gente; y sabiendo que sus registros serían eventualmente entregados a un
profeta en los últimos días, escribió una advertencia a los gentiles en la que
les indicaba que no debían ser tan necios a tal punto de rechazar el
evangelio y los registros que los nefitas habían preservado con tanto
cuidado:
Por tanto, os escribo a vosotros, gentiles, y también a vosotros, casa de Israel, que cuando comience la obra, os
halléis a punto de prepararos para volver a la tierra de vuestra herencia;

sí, he aquí, escribo a todos los extremos de la tierra; sí, a vosotras, doce tribus de Israel, que seréis juzgadas según
vuestras obras por los doce que Jesús escogió en la tierra de Jerusalén para que fuesen sus discípulos.

Y escribo también al resto de este pueblo, que igualmente será juzgado por los doce que Jesús escogió en esta
tierra; y éstos serán juzgados por los otros doce que Jesús escogió en la tierra de Jerusalén.

401
Y el Espíritu me manifiesta estas cosas; por lo tanto, os escribo a todos vosotros. Y por esta razón os escribo,
para que sepáis que todos tendréis que comparecer ante el tribunal de Cristo, sí, toda alma que pertenece a toda la
familia humana de Adán; y debéis presentaros para ser juzgados por vuestras obras, ya sean buenas o malas;

y también para que creáis en el evangelio de Jesucristo que tendréis entre vosotros; y también para que los judíos,
el pueblo del convenio del Señor, tengan otro testamento, aparte de aquel a quien vieron y oyeron, de que Jesús, a
quien mataron, era el verdadero Cristo y el verdadero Dios.

Y si tan sólo pudiera persuadiros a todos vosotros, extremos de la tierra, a que os arrepintieseis y os preparaseis
para comparecer ante el tribunal de Cristo (M ormón 3:17 -22).

A medida que Moroni finalizaba los registros de su padre, Mormón, a


quien los lamanitas habían matado, Moroni, obviamente con el corazón
apesadumbrado, anhelaba el momento en que sus registros estarían
nuevamente sobre la tierra. Recordó a los grandes profetas que existieron
antes, así como a los santos que vivieron vidas en rectitud. Observó cuando
los registros serían revelados en los últimos días. Tal vez recordando las
palabras del profeta Isaías concerniente a una voz hablando desde el polvo,
recordó al resto de su gente, la casa de Israel, y a los gentiles que los
antiguos santos les hablarían como si vinieran del polvo:
Sí, he aquí, os digo que aquellos santos que me han precedido, que han poseído esta tierra, clamarán, sí, desde el
polvo (énfasis añadida) clamarán al Señor; y así como vive el Señor, se acordará del convenio que ha hecho con ellos.
(M ormón 8:23)

Él habló muy abiertamente, casi intimamente, a nuestra generación.


Moroni narró de esta forma “os hablo como si os hallaseis presentes, y sin
embargo, no lo estáis. Pero he aquí, Jesucristo me os ha mostrado, y
conozco vuestras obras” (Mormón 8:35). Moroni profetizó que las planchas
de oro serían reveladas y traducidas.
Y no es menester que nadie diga que no saldrán, pues ciertamente saldrán, porque el Señor lo ha dicho; porque de
la tierra han de salir, por mano del Señor, y nadie puede impedirlo; y sucederá en una época en que se dirá que ya no
existen los milagros; y será como si alguien hablase de entre los muertos.

Y sucederá en un día en que la sangre de los santos clamará al Señor, por motivo de las combinaciones secretas y
las obras de oscuridad.

Sí, sucederá en un día en que se negará el poder de Dios; y las iglesias se habrán corrompido y ensalzado en el
orgullo de sus corazones; sí, en un día en que los directores y maestros de las iglesias se envanecerán con el orgullo de
sus corazones, hasta el grado de envidiar a aquellos que pertenecen a sus iglesias.

Sí, sucederá en un día en que se oirá de fuegos, y tempestades, y vapores de humo en países extranjeros;

y también se oirá de guerras, rumores de guerras y terremotos en diversos lugares.

Sí, sucederá en un día en que habrá grandes contaminaciones sobre la superficie de la tierra; habrá asesinatos, y
robos, y mentiras, y engaños, y fornicaciones, y toda clase de abominaciones; cuando habrá muchos que dirán: Haz
esto, o haz aquello, y no importa, porque en el postrer día el Señor sostendrá al que tal hiciere. Pero ¡ay de tales,
porque se hallan en la hiel de amargura y en los lazos de la iniquidad!

Sí, sucederá en un día en que se habrán establecido iglesias que dirán: Venid a mí, y por vuestro dinero seréis

402
perdonados de vuestros pecados (M ormón 8:26-32).

He escrito extensamente acerca de las profecías de los últimos días


principalmente porque estamos viviendo esos últimos días. Las profecías
de estos antiguos profetas americanos sobre las condiciones que existirían
en ese momento son exactas.
Arqueólogos, historiadores de arte, los escritos en las crónicas y el Libro
de Mormón indican, que por miles de años grandes civilizaciones surgieron
por cierto período en las Américas y luego desaparecieron. Tan solo por
citar algunas, la civilización chavín y olmeca, teotihuacán y tiwanaku,
moche y tolteca. Más tarde con el arribo de los españoles y portugueses,
fueron destruidas las civilizaciones aztecas, mayas e incas así como
también millones de nativos americanos que se esparcieron a través del
Nuevo Mundo. El Libro de Mormón revela que estas civilizaciones
desaparecieron debido a la maldad de la gente.
A lo largo de este libro, de acuerdo a nomenclatura corriente utilizada
por los conquistadores, me he referido a las Américas como el Nuevo
Mundo y a Europa, el Medio Oriente, etc., como el Viejo Mundo. Si
aceptamos a José Smith como profeta y de igual manera lo hacemos con sus
“revelaciones” como la palabra de Dios, entonces, visto desde el ángulo de
revelación moderna, esta nomenclatura puede ser incorrecta. El profeta
José Smith reveló que el Jardín del Edén estaba localizado donde hoy está
ubicado el condado de Jackson en el estado de Missouri. Luego que Adán y 8

Eva dejaron el Jardín del Edén, vivieron por un tiempo en un lugar llamado
Adán-ondi-Ahmán. En una revelación dada a José Smith, Adán-ondi-Ahmán
está cerca de Spring Hill, condado de Daviess, estado de Missouri (D&C
116). De acuerdo con otra revelación dada a José Smith, un hecho muy
singular ocurrió en Adán-ondi-Ahmán.
Tres años antes de su muerte, Adán llamó a Set, Enós, Cainán, M ahalaleel, Jared, Enoc y M atusalén, todos ellos
sumos sacerdotes, junto con el resto de los de su posteridad que eran justos, al valle de Adán-ondi-Ahmán, y allí les
confirió su última bendición.

Y el Señor se les apareció, y se levantaron y bendijeron a Adán, y lo llamaron M iguel, el Príncipe, el arcángel.

Y el Señor le dio consuelo a Adán, y le dijo: Te he puesto para estar a la cabeza; multitud de naciones saldrán de
ti, y tú les serás por príncipe para siempre.

Y Adán se puso de pie en medio de la congregación, y a pesar de que lo agobiaba el peso de sus años, lleno del
Espíritu Santo, predijo todo cuanto habría de sobrevenir a su posteridad hasta la última generación (D y C 107:53-
56).

La creencia de que Adán y su familia estuvieron en las Américas antes


del diluvio, puede ser de utilidad para los científicos cuando examinan a

403
civilizaciones antiguas. La Peyrére y otros pocos escritores expresaron sus
puntos de vista acerca de la presencia del hombre en las Américas antes del
diluvio. El arca de Noé aparentemente encalló en el Medio Oriente y, por
eso, los descendientes empezaron a esparcirse desde esa área.
Una vez más, vemos la mano del Señor sobre sus hijos cuando guió a los
jareditas justos y rectos de regreso a las Américas, lo que describió
repetidamente como “tierra prometida, una tierra escogida sobre todas las
otras.” Una de las estipulaciones del Señor era que las Américas fuese libre
de reyes terrenales. Jesucristo sería el rey. Alertó a cada grupo que si no
cumplían sus mandamientos, éstos serían destruidos. Esto surgió con el
diluvio, la destrucción de los jareditas, la destrucción de los malvados en
el tiempo de la crucifixión del Salvador y la consecuente destrucción de los
nefitas en manos de los lamanitas, y finalmente la destrucción de las
grandes naciones indígenas, tribus y reinos luego de su descubrimiento por
los europeos. Los científicos han estimado que en los primeros 150 años de
la conquista más del 90 por ciento de los nativos americanos
desaparecieron por causa de guerras, enfermedades, hambruna, reubicación,
trabajo forzado en exceso y melancolía.
También es importante recalcar que antes de que cada civilización fuese
destruida hubieron presentes señales similares de iniquidad. Los
principales pecados que plagaron cada una de estas civilizaciones fueron el
orgullo, idolatría, inmoralidad y violencia. La existencia de la idolatría fue
una clara indicación de que los hombres se habían olvidado de su
verdadero Dios y creador. Buscaron y alabaron a dioses falsos, muchas
veces degenerando al tal punto que ofrecieron sacrificios humanos a estos
dioses falsos. Nuestras tres “voces de la tierra” indican que el sacrificio
humano y frecuentemente el canibalismo era practicado por estos grupos
antes de que desaparecieran. El orgullo y la acumulación de grandes
riquezas llevó a sociedades a desarrollar clases sociales. Ellos también
estaban plagadas con “combinaciones secretas.”
Arqueólogos han descubierto el uso de una gran variedad de sustancias
narcóticas y la presencia de una parafernalia de drogas en la mayoría de las
excavaciones arqueológicas. Parecen haber sido usadas para crear visiones
y revelaciones, tal vez como substitutos de las verdaderas visiones y
revelaciones recibidas de Dios. Los cronistas estaban escandalizados por
los numerosos incidentes del comportamiento homosexual que
descubrieron, y generalmente identificaron los grupos que se habían
deteriorados, cayendo en actos de “sodomía” u otras formas de
comportamiento sexual pervertido.

404
¿Cuántos de estos “indicadores que llevaron a la destrucción” tenemos en
nuestras propias sociedades? Es verdad que no poseemos altares de
piedras, donde los hombres y las mujeres son arrojados de espalda y sus
corazones arrancados para satisfacer nuestros dioses o ídolos, así como
tampoco sacrificamos abiertamente a niños. Sin embargo, miles, tal vez
millones de hijos de Dios, son abortados cada año por nuestra ignorancia
acerca de los propósitos de Dios y nuestra irresponsabilidad.
Por muchos años, los Estados Unidos ha peleado una guerra perdida en
el campo de las drogas y ha gastado billones de dolares para combatir el
efecto de drogas, alcohol y tabaco. Hoy en día, el uso o necesidad de
drogas no parece ser tan diferente a lo que fue 3000 años atrás. La gente
aún utiliza drogas para tener esa experiencia irreal y falsa, para perderse a
sí mismo, creyendo convertirse en ese “jaguar que puede saltar edificios
altos o nadar a través de grandes ríos.” Era un sustituto de una verdadera
experiencia espiritual en la antigua América; y sigue siendo hoy en día, ese
mismo sustituto de una verdadera experiencia espiritual.
De acuerdo con el Señor, la violencia destruyó las civilizaciones
antidiluvianas. ¿Destruirá la violencia y terrorismo a nuestra civilización
actual? Notamos un incremento en la violencia en nuestras calles y también
vemos un alza en la violencia a nivel internacional fomentado por estas
“combinaciones secretas.” En el Libro de Mormón, Etér afirmaba que la
formación de estas “combinaciones secretas,” fue permitido por los mismos
jareditas debido a que los jareditas se olvidaron de los verdaderos
principios del evangelio, y esencialmente ellos destruyeron la gran
civilización jaredita.
Mormón afirmó que los nefitas se habían alejado tanto de vivir los
principios del evangelio que estas “combinaciones secretas,” también en
gran manera, habían debilitado la civilización nefita hasta el punto que no
podían resistir los ataques violentos de los lamanitas. Hoy en día, hay
muchos tipos de “combinaciones secretas” en el mundo. Ciertamente, el
terrorismo internacional es una forma de “combinación secreta.” El crimen
organizado y grandes organizaciones de narcotráfico son otras formas de
“combinaciones secretas” que tendrán un serio impacto en el bienestar del
mundo.
Jesucristo repetidamente dijo que las naciones que surjan en las
Américas deben ser cristianas y deben tener como rey al propio Salvador,
Jesucristo. Nuestros antiguos padres se percataron de esto y, así al crear los
Estados Unidos de Norteamérica, se dirigían frecuentemente al Señor para
recibir consejo y dirección. Nuestro lema se convirtió en “En Dios

405
confiamos.” Sin embargo, hay muchos movimientos dentro de los Estados
Unidos para eliminar a Dios de nuestra cultura. ¿Es posible que personas
que aman al Dios tengan el coraje, el entendimiento y la convicción de
resistir las fuerzas del ateísmo y agnosticismo que amenazan en minar
nuestra dependencia en un Padre Celestial cariñoso?
El Libro de Mormón fue conservado por cientos de años para proveer a
nuestras generaciones un entendimiento y un testimonio de Jesucristo. Este
“Segundo Testigo de Jesucristo,” que había sido visto por muchos
profetas, ha sido publicado sólo con este propósito. El Libro de Mormón se
concentra en apoyar, complementar y testificar a la Biblia. El papel
principal de las primeras crónicas americanas y los descubrimientos de los
arqueólogos e historiadores de arte, las otras dos “Voces de la Tierra” es el
de testificar del Libro de Mormón. Llegará el día, cuando todo hombre se
percate, así como José Smith enfáticamente afirmó de que, “El Libro de
Mormón es el libro más correcto sobre la tierra, la piedra fundamental de
nuestra religión, y el hombre podría acercarse mucho más a Dios al
obedecer sus preceptos, que a través de cualquier otro libro.” 9

Notas al final del Capítulo:

1 Shipps, 27.

2 Nibley, xiv.

3 Leonard, xxvii.

4 Marty r, 322, 355.

5 Inca Garcilaso de la Vega, La Florida del Inca (The Florida of the Inca), 8.

6 Marty r, 506.

7 Garcilaso de la Vega, La Florida,10-11.

8 Vea Diario de discursos (Journal of Discourses), 10:235; Matthias F. Cowley, Wilford Woodruff: Historia de su vida y obras. (Wilford Woodruff: History of His Life and Labors)
(1964), 481, 545-546.

9 Smith, (Historia de la Iglesia) History of the Church, Vol. 4:451.

406
Apéndice A
Por muchos años, arqueólogos e historiadores de la Iglesia han intentado
reconstruir los pasos de Lehi a lo largo de lo que se cree ser el desierto
árabe. Es aceptado de manera general que la familia de Lehi viajó desde
Jerusalén hacia abajo por la costa este del Mar Rojo. El Dr. Hugh Nibley
trazó la ruta aproximada basándose en la geografía e indicios encontrados
en el texto del Libro de Mormón; y asumió que cuando el grupo de Lehi se
dirigió al este, siguieron a lo largo del paralelo 19 que los hubiera llevado
a través de uno de los peores desiertos de Arabia. Siguiendo esta ruta
hubieran podido evitar las rutas más transitadas y peligrosas, así como
también el reinado densamente poblado de Saba (hoy Yemen). De seguir
una dirección al este, los hubiera llevado a la región montañosa de Qara en
el desierto árabe del sur.
La investigación más seria hasta la fecha para seguir la ruta de Lehi y
descubrir la legendaria Abundancia, ha sido realizada con los esfuerzos de
dos australianos: Warren P. Aston y Michaela Knoth Aston en conexión con
la Fundación de investigación antigua y estudios mormones (Ancient
Research and Mormon Studies (F.A.R.M.S.)), en la Universidad de Brigham
Young en Provo, estado de Utah. 1

Utilizando un mapa alemán de 1763 del sur de Arabia, descubrieron un


sitio llamado Nehm que suena similar a Nahom, donde Ismael fue enterrado
y a la vez en donde Lehi se dirigió hacia el este. Un mapa moderno de
Yemen identifica al sitio como Nehem. Pronto descubrieron que la palabra
hebrea NHM con las variantes Nehem, Nihm, Nahm no es el nombre de un
lugar en ninguna parte de Arabia. Supieron que en el idioma hebreo NHM o
Nahom significa confortar o consolar.
Durante sus investigaciones, los Aston supieron que el área en cuestión
pertenecía a la tribu Nihm que había estado en dicho lugar desde tiempos
antiguos. Un equipo arqueológico francés que había trabajado en el área por
muchos años encontró un cementerio antiguo en las colinas de Nehem y
éstos informaron a los Aston que las tumbas de roca circulares en dicho
lugar posiblemente datan de 3000 B.C. o antes. Los Aston también
2

descubrieron que la gran ruta de intercambio de especias que antiguamente


pasaba a pocas millas de Nehem también giraba al este hacia la costa de
Hadhramaut y al antiguo puerto de Qana.
Utilizando a Nehem como punto fundamental, los Aston dirigieron su

407
atención a la región costera arábiga, directamente al este de Nehem, que
posiblemente ubicaría al valle de Abundancia donde la familia de Lehi
zarpó con su nave en Omán, no lejos de la frontera con Yemen. Los Aston
pronto descubrieron que hasta hoy en día poco es lo que se sabe de la
historia de las costas arábigas. Muchas de las áreas costeras en Yemen y sur
de Omán jamás han sido visitadas por científicos de ninguna especialidad.
Los Aston exploraron varios sitios a lo largo de la costa arábiga, pero
descartaron cada una de ellas por no coincidir con los criterios descritos
por Nefi. Finalmente descubrieron un sitio practicamente desconocido por
el mundo exterior por más de 160 años luego que el Libro de Mormón fuera
publicado. Este lugar en Omán se llama Wadi Sayq (valle Río). Wadi Sayq
es un valle de aproximadamente 16 millas de largo desde el desierto hasta
el océano en la costa de Qamar. La desembocadura costera de este valle,
Khor Kharfot, es la localidad más fértil en la península arábiga con
abundante agua dulce, árboles grandes, frutas y gran vegetación.
Este lugar ha permanecido oculto del mundo exterior y hoy en día, es
poco lo que se sabe del área dentro de Omán. Encontraron grandes árboles
para madera como el sicómoro y tamarindo a lo largo del borde del valle
casi hasta la presente línea costera. También hay abundantes dátiles que
puede ser la fruta encontrada en el valle mencionado por Nefi. Las altas
montañas que rodean el valle, la aíslan de manera efectiva de las áreas
vecinas. Los Aston descubrieron los remanentes de ruinas antiguas de un
pequeño asentamiento que pensaban investigar con un equipo de
arqueólogos, una vez que el gobierno omaní les diera permiso. En la
antigüedad, la única manera de acceso era por bote o por tierra haciendo un
largo y tortuoso viaje a la boca de Wadi. 3

Notas al final del Capítulo:

1 Warren P. Aston y Michaela Knoth Aston, En los pasos de Lehi, Evidencia nueva acerca del viaje de Lehi desde Arabia hasta Bountiful (In the Footsteps of Lehi, New Evidence for
Lehi’s Journey across Arabia to Bountiful), (Deseret Book company, Ciudad de Lago Salado, Utah, 1994.)

2 Ibid., 19. Entrevista con Remy Audoin, centre Français d’Etudes Yemenites, Sana’a, Octubre de 1987.

408
Apéndice B
Aunque el espacio no permitirá realizar una interpretación histórica
completa de José Smith y el desarrollo y expansión de La Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, es necesario hacer una breve
sinopsis de la historia para tener un mejor entendimiento del papel del
Profeta José.
La Iglesia fue oficialmente organizada el 6 de abril de 1830 en Fayette,
estado de Nueva York. Para este entonces, existían seguidores fervorosos
de José en Palmyra y Colesville, en el estado de Nueva York. Los
misionarios fueron rápidamente enviados a varias otras áreas en el este de
los Estados Unidos. En septiembre de 1830, José recibió revelaciones en
las que Oliverio Cowdery y Peter Whitmer, Jr. fueron instruidos para ir en
una misión enseñando a los “lamanitas” (indígenas) en el oeste.
Antes de que estos dos hombres partieran hacia el oeste, el Profeta José
recibió una revelación de que Parley P. Pratt y Ziba Peterson debían
acompañarlos. Los cuatro hombres predicaron el “evangelio restaurado” a
lo largo de su camino. Cerca de Kirtland, estado de Ohio, encontraron a
numerosos miembros de la Iglesia Campbellita, seguidores de Alexander
Campbell. Mucha de esta gente, incluyendo a algunos ministros
campbellitas, se unieron en ese momento a La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días. Uno de los más notables conversos fue Sidney
Rigdon. Antes de continuar su viaje al oeste, Cowdery y los demás
organizaron un pequeño grupo de la Iglesia en el área de Kirtland.
Hacia diciembre de 1830, la oposición a José Smith y la nueva Iglesia
organizada había crecido substancialmente en Nueva York y el Señor
instruyó a José que dejase de traducir la Biblia hasta que se hubiese
trasladado a Ohio (D&C 37). El 2 de enero de 1831, en otra revelación
(D&C 38), el Señor encomendó a José a trasladarse a Ohio donde “os daré
mi ley y allí seráis investidos con poder de lo alto.” José, Emma y otros
pocos seguidores se trasladaron a Kirtland a finales de enero de 1831. Ya
habían 100 miembros de la Iglesia allí.
Aún cuando algunos de los miembros de la Iglesia empezaron a reunirse
en o cerca de Kirtland, José Smith enviaba misioneros en par hacia el sur y
hacia la frontera oeste. José Smith, Sidney Rigdon, Martin Harris y varios
otros miembros viajaron al estado de Missouri y se reunieron en
Independence, condado de Jackson, Missouri, hacia mediados de julio de
1831 con los misioneros y miembros que ya habían llegado allí.

409
El 20 de julio de 1831, el Profeta José recibió una revelación (D&C 57)
en que el Señor designaba a Independence, Missouri, como la prometida
bíblicamente “Ciudad de Sión” y la tierra que el Señor había “designado y
consagrado” para la reunión de los santos o miembros de Su Iglesia. Los
miembros fueron instruidos a empezar a comprar tierras en Independence y
los alrededores para sus necesidades. Dios también instruyó que se
estableciera una tienda e casa de imprenta. Los nuevos conversos
mormones empezaron a reunirse en los condados de Kirtland y Jackson. El 1

lugar para el futuro “Templo de Sión” fue seleccionado en Independence.


José Smith retornó al condado de Jackson nuevamente en julio de 1832
para instruir a los miembros que se reunían de a cientos en esta área. Dijo
que “realizaba numerosas operaciones comerciales para salvaguardar a los
Santos que se ubicaban en esta área entre feroces malhechores, como
corderos entre lobos.” El profeta exhortó a los miembros de la Iglesia en
Missouri a cumplir con todos los mandamientos que habían recibido y de
vivir según todos los convenios que habían hecho para darse apoyo unos a
otros. Los alertó que serían severamente reprimidos si fallaban en ser
obedientes.
José regresó a Kirtland en mayo de 1832 donde permaneció
supervisando la Iglesia y traduciendo la Biblia. El 8 de noviembre de 1832,
Brigham Young y su hermano José Young llegaron a Kirtland. Brigham
Young fue bautizado en la Iglesia en Mendon, Nueva York, en marzo de
1832. A su llegada a Kirtland, Brigham Young buscó al profeta. En sus
propias palabras, Brigham escribió en su diario:
M i alegría fue completa al tener el privilegio de estrechar la mano del Profeta de Dios y recibir un testimonio
certero, por el espíritu de profecía, que él era todo lo que cualquier hombre podía creer ser como profeta verdadero.”

Brigham Young se convirtió en uno de los apoyos más firmes de José


Smith y eventualmente llegó a ser el presidente del Quórum de los Doce
Apóstoles y luego de tres años del martirio de José, llegó a ser el segundo
presidente de la Iglesia. Brigham Young ganó fama en 1847 cuando guió a
Los Santos de los Últimos Días a las montañas rocosas.
En mayo de 1833, José Smith recibió una revelación (D&C 94) en que el
Señor instruyó a los Santos en Kirtland de iniciar la construcción de un
templo. Las piedras del ángulo fueron puestas el 23 de julio de 1833; y
luego de gran sacrificio el templo de Kirtland fue terminado y dedicado el
27 de marzo de 1836. Para aquella época y considerando la naturaleza
humilde de los mormones esta construcción era de una estructura magnífica.
A principios de abril de 1833, las fuerzas contra los mormones a quienes

410
José describió como una turba, se reunieron para planear la destrucción de
los mormones en el condado de Jackson, estado de Missouri. En julio, estos
grupos contrarios publicaron un “Manifiesto” o Constitución Secreta en las
que se comprometían a llevar a cabo su objetivo de librarse de las
comunidades mormonas. Unos pocos extractos del “manifiesto” serán
suficiente para dar una idea general del tono de los sentimientos hacia los
mormones:
Nosotros los firmantes, ciudadanos del condado de Jackson, creyendo que una gran crisis está por ocurrir con
relación a nuestra sociedad civil, a consecuencia de una supuesta secta religiosa de personas que se han asentado en
nuestro condado y que siguen asentándose, denominándose “mormones.” Es nuestra intención de librar a nuestra
sociedad, “de manera pacífica si es posible, a la fuerza si es necesario.” Creemos que el brazo de la justicia no nos
ofrece una garantía, o por lo menos la suficiente, contra las malicias que están siendo infligidas en una manera
creciente sobre nosotros por esta secta religiosa. Se cree necesario y de alta importancia, formar una compañía para
un mejor y más fácil cumplimiento de nuestro propósito – un propósito que creemos es superfluo mencionar, es
justificado por la ley de la naturaleza como también por la ley de instinto de conservación.2

Hay muchos factores que causaron fricción entre los habitantes del estado
de Missouri y los mormones. Los mormones se estaban reuniendo en
Missouri en un número cada vez más creciente y empezaron a comprar toda
la tierra disponible. Los habitantes de Missouri tuvieron miedo que pronto
los mormones los superarían en número y, si votaban como grupo, pronto
controlarían muchas de las oficinas locales públicas. Eran vistos como
religiosos fanáticos que proclamaban que Dios les había dado el área
alrededor del condado de Jackson como la “Nueva Sión.” Sus costumbres
laboriosas pronto les hicieron ser más prósperos que los menos laboriosos
habitantes de Missouri.
La mayoría de los mormones eran del noreste de los Estados Unidos y se
oponían a la esclavitud. En aquel entonces, la mayoría de los habitantes de
Missouri eran de los estados sureños quienes favorecían la esclavitud. La
gente de Missouri tenía miedo que los mormones fueran abolicionistas y
que ejercieran su poder para eliminar la esclavitud en Missouri. La codicia
y fanatismo religioso también fueron factores importantes a medida que
ministros de otras iglesias urgían a los habitantes de Missouri atacar a los
mormones y sacar a estos “herejes” fuera del estado.
El 20 de julio de 1833, la muchedumbre atacó a los líderes mormones en
el condado de Jackson. La oficina de la imprenta fue demolida con los
equipos tipográficos a igual que fueron destruidos importantes documentos.
Varios de los líderes de la Iglesia fueron golpeados, untados con brea
caliente y cubiertas con plumas. El teniente gobernador del Estado de
3

Missouri, Lilburn W. Boggs estaba presente y de manera secreta ayudó a los


malhechores. Se evitó más destrucción cuando los mormones acordaron en

411
reubicarse fuera del condado de Jackson en la primera oportunidad que
tuvieron lo cual fue primavera de 1834; sin embargo, rehusaron vender sus
propiedades pues creían que el Señor les había instruido comprarlas para
la ciudad de Sión.
Los mormones rápidamente apelaron al gobernador de Missouri de que
sus derechos de libertad de religión y libertad de poseer propiedades, que
habían comprado del gobierno de los Estados Unidos fuesen respetados. El
1 de noviembre de 1833, elementos de esta muchedumbre nuevamente
atacaron asentamientos aislados de miembros de la Iglesia. Hombres,
mujeres y niños fueron echados de sus hogares en un clima helado y
forzados a caminar más de 20 millas para encontrar refugio en un condado
vecino. Los exilados perdieron la mayoría de sus muebles, ropas, animales
de la granja; y sus cosechas fueron destruidas. José registró que el teniente
gobernador Boggs era el principal líder detrás de los ataques de estos
malhechores. 4

El 16 de diciembre de 1833, José Smith recibió una revelación (D&C


101) en la que el Señor le explicaba que había permitido el abuso a los
mormones en Missouri por su desobediencia. El Señor prometió que su
indignación eventualmente caería sobre los perseguidores y que Sión sería
eventualmente redimida. Recordó a los mormones que había inspirado a los
redactores de la Constitución de los Estados Unidos en establecer leyes
justas que protegerían a su pueblo y el Señor instruyó a José Smith para que
los miembros de la Iglesia en Missouri apelaran al gobernador del estado y
que si eso no era suficiente apelarían al gobierno federal para obtener
enmienda.
A pesar de las numerosas dificultades con los habitantes de Missouri, los
mormones continuaron ubicándose en otras áreas fuera del condado de
Jackson. Los malhechores del condado de Jackson no estaban contentos en
echar a los mormones solamente de su condado. Los residentes
malintencionados del condado de Jackson llevaron estos problemas a los
residentes más simpatizantes de los condados vecinos de Missouri. En
febrero de 1834, José Smith recibió una revelación del Señor dándole
indicaciones de organizar una fuerza de gran tamaño de Kirtland y los
estados del este para viajar a Missouri y ayudar a los miembros de la
Iglesia asediados en este sitio. Este grupo de voluntarios fue conocido
como el Campamento de Sión. Partieron de Kirtland el 5 de mayo de 1834,
llevando alimentos, ropas, semillas y otras provisiones.
El Campamento de Sión viajó cerca de 900 millas. Aproximadamente
180 hombres llegaron a la región occidental de Missouri el 23 de junio de

412
1834. El Campamento de Sión no tuvo éxito en restituir a los empobrecidos
santos de regreso a sus tierras en el condado de Jackson ni en redimir a
Sión; aunque la buena voluntad de la mayoría de los hombres del
Campamento de Sión de obedecer al Señor recibió su aprobación. El
Campamento de Sión fue desmantelado el 25 de junio de 1834 y los
hombres se dispersaron en pequeños grupos y regresaron a Kirtland por
diferentes rutas, predicando y bautizando a lo largo del camino.
El 14 de febrero de 1835, el Quórum de los Doce Apóstoles fue
organizado. La mayoría de los miembros individuales del Quórum fueron
seleccionados y ordenados Apóstoles por los tres Testigos Especiales del
Libro del Mormón. El Quórum de los Setenta también fue organizado. La
mayoría de los Doce y de los Setenta habían sido parte del Campamento de
Sión. En D&C 107:24, el Señor reveló que los Doce Apóstoles tendrían
igual autoridad que la Primera Presidencia de la Iglesia. Consecuentemente,
cuando falleciere el Presidente de la Iglesia, el Quórum de los Doce
Apóstoles asume el control de la Iglesia y supervisa la misma hasta que la
Primera Presidencia es reorganizada. 5

El 2 de noviembre de 1836, los miembros en Kirtland intentaron


organizar una institución bancaria, llamada Sociedad de Securos de
Kirtland (Kirtland Safety Society). Aunque muchos miembros invirtieron
sus fondos en ésta, esta sociedad bancario no consiguió los estatutos del
estado de Ohio y finalmente fracasó.
A fines de mayo de 1837, José indicó en sus memorias lo siguiente:
En este momento, el espíritu de la especulación en tierras y propiedades de todo tipo, que prevalecía en toda la
nación, está echando fuertes raíces en la Iglesia. Así como las frutas de este espíritu, conjeturas maliciosas, crítica,
desunión, disensión y apostasía siguieron de manera rápida, y pareciera como si todos los poderes de la tierra e
infierno estuvieran combinando su influencia en una manera especial para derrocar a la Iglesia de una vez por todas y
darle un final.6

Algunos miembros de la Iglesia, inclusive de alto rango, echaban la culpa


a José Smith del fracaso del banco, creyendo que como profeta debía haber
previsto la crisis financiera y haberlos alertado. José afirmó que había
enfáticamente alertado a los miembros de la Iglesia en evitar los proyectos
disparatados que evidenciaran su ruina.
Durante los siguientes dos años, la oposición a la Iglesia en el área de
Kirtland comenzó a crecer. Parte de esto fue introducido por personas no
miembros, sin embargo la mayoría de los problemas fueron creados por
miembros que dejaron la Iglesia por diversas razones. José afirmaba que
repetidas veces alertó a los líderes así como también a los miembros de
discernir entre el espíritu maligno que prevalecía durante este tiempo y el

413
espíritu de rectitud que habían experimentado durante los días antes de la
dedicación del Templo y durante la propia dedicación.
José reportó que muchos líderes de la Iglesia comenzaron a ponerse de
parte de la oposición y secretamente se reunían con los enemigos de la
misma. Martin Harris quedó resentido como resultado de los problemas
financieros que acosabana los santos en Kirtland y dejó la Iglesia. Oliverio
Cowdery y David Whitmer fueron ambos excomulgados de la Iglesia en
Missouri por desobediencia. Aunque estos tres testigos del Libro de
Mormón dejaron la Iglesia, nunca renunciaron a su testimonio de haber
visto al Angel Moroni ni de manosear las planchas de oro.
Durante este tiempo de grandes levantamientos dentro de la Iglesia, José
Smith envió a los primeros misioneros a las islas británicas bajo el
liderazgo de Heber C. Kimball. Estos recién llegados misioneros tuvieron
mucho éxito, ya que literalmente miles de nuevos conversos se unieron a la
Iglesia en Inglaterra, Escocia y Gales. Mientras tanto, los miembros en
Missouri buscaban áreas disponibles para la compra de propiedades al
norte del río Missouri. Compraron tierras en los condados de Caldwell,
Daviess y Ray. Far West, en el condado de Caldwell, resultó ser el centro
donde la mayoría de los miembros se establecieron.
Con un incremento de la violencia de malhechores, José Smith, Sidney
Rigdon y sus familias dejaron Kirtland el 12 de enero de 1838 para
asentarse en Far West, Missouri. El 27 de abril de 1838, José empezó a
dictar su Historia de la Iglesia (History of the Church). José Smith no
estuvo presente en Missouri por muchos meses antes de que empezaron a
surgerir problemas. Cuando algunos miembros de la Iglesia que vivían
cerca de Gallatin, condado de Daviess, fueron a votar fueron impedidos de
hacerlo y una pelea se desató entre éstos y los residentes de Missouri.
Muchos de los ministros de otras iglesias apoyaron y motivaron a las
fuerzas contrarias a los mormones. Estos ministros argumentaban que los
residentes de Missouri podrían recuperar sus propiedades que habían
vendido previamente a los mormones y guardar el dinero ya recibido al
hecharlos del estado. Los ministros y otros líderes de los malhechores
aseguraban a sus seguidores que el gobierno del estado de Missouri no
interferiría.
La situación se deterioró entre los mormones y muchos de los antiguos
residentes de Missouri. No sólo el gobierno del estado rehusó ayudar a los
mormones, sino que el 28 de octubre de 1838, el nuevo gobernador electo,
Lilburn Boggs emitió sus infames “órdenes de exterminio”. El gobernador
Boggs indicó, “Los mormones deben ser tratados como enemigos y deben

414
ser exterminados o empujados fuera del estado por el bien público”. Los
comandantes de las milicias locales fueron autorizados a incluir a los
malhechores como miembros de las tropas. Las villas de los mormones
fueron atacadas por sorpresa por cientos de malhechores y fuerzas
militares. Sus hogares y cosechas fueron destruidas, las mujeres violadas y
muchos hombres, mujeres y niños asesinados.
El peor de los incidentes ocurrió en el pueblo conocido como Haun’s
Mill el 30 de octubre de 1838 cuando 240 hombres bien armados atacaron
esta pequeña villa de alrededor de 60 mormones. Las mujeres y niños
intentaron huir al bosque, pero la mayoría de los hombres quedaron a
defender la villa en el interior de una tienda de herrería. Los maderos
estaban demasiado distantes entre sí para proveer una protección adecuada
y cerca de 20 hombres fueron muertos por fuego de armas a través de las
rendijas de los maderos. También murieron dos niños de 10 años de edad.
Uno de los niños aún estaba con vida cuando fue descubierto por un
atacante quien disparó de cerca a la cabeza del niño. Luego de este ataque,
7

la mayoría de los Santos De Los Últimos Días se reunieron en Far West


para ser protegidos.
El 31 de octubre de 1838, las fuerzas de la milicia de Missouri
amontonaron para atacar a Far West. El teniente coronel George M. Hinkle,
el jefe de la milicia mormona, persuadió a José Smith, su hermano Hyrum y
varios líderes de la Iglesia, bajo una bandera de tregua, para reunirse con el
oficial en comando de la milicia del estado de Missouri. Tan pronto como
José y su grupo estaban en manos de la milicia del estado, fueron
arrestados. El general mayor Samuel D. Lucas, comandante de las fuerzas
de la milicias opuestas a los mormones, dio órdenes al brigadier general
A.W. Doniphan de ejecutar públicamente a José y a los otros líderes
capturados. El general Doniphan rehusó la orden y le dijo a Lucas que lo
haría legalmente responsable si Lucas asesinaba a José y a los demás. 8

El 3 de noviembre de 1838, José Smith y sus compañeros fueron


llevados hacia Richmond para someterlos a juicio. Parley P. Pratt registró
que al inicio de esta marcha, José Smith alegremente susurró a sus
compañeros las siguientes palabras de consuelo: “Estén de buena
disposición, hermanos; la palabra del Señor vino a mí anoche que nuestras
vidas nos serán dadas y que, cualquier cosa que suframos en este
cautiverio, ninguna de nuestras vidas será tomada.” La milicia también
9

juntó las armas de los pobladores mormones. Una vez que no hubiera
peligro de represalia, los malhechores entraron libremente en Far West.
Durante su ataque, cerca de 30 hombres mormones fueron asesinados, casi

415
todos los animales fueron matados brutalmente o robados y
aproximadamente 60 hombres fueron arrestados y llevados a Richmond.
Mientras el Profeta José, Sidney Rigdon, Parley P. Pratt y otros líderes
mormones fueron tomados prisioneros en Richmond, Missouri, esperando
un juicio o ejecución, los guardias de la prisión constantemente abusaban de
ellos de manera verbal usando palabras vulgares y lenguaje grosero. Parley
P. Pratt relató un incidente que ocurrió en la cárcel que brindó una
perspectiva valiosa al profeta José Smith bajo encarcelamiento:
En una de esas noches tediosas, estuvimos acostados como durmiendo hasta pasada la medianoche, y nuestros
oídos y corazones dolidos por escuchar por horas los comentarios obscenos, los horribles pactos, las serias
blasfemias y lenguaje sucio de nuestros guardias, el coronel Price a la cabeza, según se contaban entre sí sus rapiñas,
asesinatos, robos, etc., que cometieron entre los “mormones” en Far West y vecindades. Ellos inclusive se jactaban de
haber abusado por fuerza a esposas, hijas y vírgenes, y de disparar o desparramar los sesos de los hombres, mujeres
y niños. Escuché hasta que me repugnó, disgustó y horrorizó, y lleno tanto del espíritu de justicia indigna que apenas
podía no ponerme de pie y reprimir a los guardias; pero no dije nada a José, o a cualquiera otro, aunque estaba
acostado junto a él y sabía que estaba despierto. Repentinamente se puso de pie, y habló con voz de trueno, o como
de leones rugientes, manifestando, según lo más certero a lo que puedo recordar, las siguientes palabras:

“Silencio, demonios del infierno! En nombre de Jesucristo los reprimo, y ordeno callarse; no viviré otro minuto y
escuchar tal lenguaje. Callen esos comentarios, o ustedes o yo morimos en este instante!”

Paró de hablar. Permaneció erguido en terrible majestuosidad. Encadenado y sin armas; calmo, sin desaliño y
digno como un ángel, miró a los guardias agazapados, cuyas armas habían bajado o dejado caer al suelo; y cuyas
rodillas se juntaban y agrupándose en una esquina, o inclinándose sobre sus pies, rogaron por su perdón, y
permanecieron callados hasta el cambio de guardias.

He visto a los ministros de justicia, vestidos en capas magistrales, y criminales alineados ante ellos, mientras que
sus vidas estaban pendientes de un suspiro, en las cortes de Inglaterra; he sido testigo del congreso en solemne sesión
para dar leyes a las naciones; he tratado de imaginar reyes, cortes reales, tronos y coronas; y emperadores en junta
para decidir el destino de reinos; pero la dignidad y majestuosidad que he visto tan sólo una vez, y parado bajo
cadenas, a medianoche en un calabozo, en una oscura villa en M issouri.10

José y los demás fueron culpados con cargos de traición y asesinato.


Durante el juicio en Richmond, el estado presentó una larga lista de no-
mormones y unos pocos ex-mormones ante el juez. No fue permitido que
miembros activos de la Iglesia testificaran. Todos los prisioneros con
excepción de José y su hermano Hyrum, Sidney Rigdon, Parley P. Pratt y
siete otros fueron liberados. José, Hyrum, Sidney y otros tres fueron
transferidos a la cárcel en Liberty, Missouri. Parley y otros cinco se
quedaron en una cárcel en Richmond.
Mientras tanto, Brigham Young y otros líderes de la Iglesia empezaron de
organizar la salida de los mormones del estado de Missouri durante los
meses fríos del invierno. El grupo inicial, incluyendo a Emma Smith y sus
hijos, dejaron Far West el 6 de febrero de 1839. Los exilados escaparon de
Missouri, cruzando el río Mississippi cerca a la ciudad de Quincy en el
estado de Illinois, donde fueron recibidos amablemente. Se estima que entre

416
12.000 y 14.000 mormones fueron expulsados de Missouri bajo la “Orden
de Exterminación.”
Luego de unos meses angustiosos en prisión bajo extremas condiciones y
sin ser convictos de ningún cargo, José Smith y sus colegas prisioneros en
la cárcel de Liberty fueron transferidos al condado de Daviess. El 16 de
abril de 1839, durante la subsecuente transferencia al condado de Boone, el
alguacil y los guardias proveyeron caballos a los prisioneros y luego se
emborracharon, permitiando así que el profeta y sus compañeros se
escaparan.
El 22 de abril de 1839, José y sus compañeros llegaron a Quincy a salvo.
Mientras estaba en la cárcel de Liberty, José recibió y registró dos
revelaciones significativas con respecto a cómo enfrentarse con la
adversidad y el uso correcto de los poderes del sacerdocio. José también
narró que fue sentenciado a morir en tres ocasiones diferentes, pero que la
mano providencial de Dios lo había salvado. 11

En mayo de 1839, José y su familia se mudaron a un pequeño


asentamiento conocido como Commerce, Illinois, que estaba ubicado en una
curva amplia del río Mississippi. Aconsejó a los demás miembros a que se
mudaran allí también. Aunque Commerce estaba ubicada en un recodo
hermoso del río Mississippi, los pantanos en las orillas del río
representaban un peligro a la salud y habían muy pocas edificaciones o
casas en el área. Al principio cuando llegaron aquí, la mayoría de los
mormones vivía al aire libre o en carpas. José, posteriormente cambió el
nombre de Commerce y sus inmediaciones al nombre de Nauvoo, que
explicó ser una palabra hebrea que significa “un lugar hermoso”. José
también envió a otros miembros a vivir en Montrose, ciudad situada al otro
lado del río, en el estado de Iowa.
El área alrededor de Nauvoo estaba infestada de mosquitos. Debido a su
extrema pobreza y prolongada exposición a los elementos durante la huida
de Missouri, cientos de mormones fueron víctimas de una variedad de
enfermedades. Wilford Woodruff escribió en su autobiografía:
A consecuencia de las persecuciones de los Santos en M issouri, y los maltratos a que fueron sujetos, muchos
enfermaron poco después a la llegada a Commerce; y dado que había un número muy pequeño de tiendas donde vivir,
José había llenado su casa y tienda con ellos, y debido a la constante atención a sus deseos, también cayó el mismo
enfermo. Luego de estar confinado a su casa por varios días, y mientras meditaba sobre su situación, tuvo un gran
deseo de cumplir con los deberes de su llamamiento. En la mañana del 22 de Julio de 1839, se levantó de la cama y
comenzó a administrar a los enfermos en su propia casa y en el patio detrás de la casa, y ordenó a éstos en el nombre
del Señor Jesucristo a levantarse y ser curados; y todos los enfermos a su alrededor se curaron.

M uchos estaban postrados a lo largo de la orilla del río; José caminó hasta la casa de piedra más abajo ocupada
por Sidney Rigdon, y curó a todos los enfermos que se encontraban postrados en su camino. Entre ellos estaba

417
Henry G. Sherwood, que yacía en el umbral de la muerte. José se paró en la entrada de la tienda y le ordenó en
nombre de Jesucristo que se levantase y saliese de la tienda, y éste obedeció y fue sanado. Luego de sanar a todos los
enfermos a lo largo del río, llamó al Elder Kimball y a otros para que lo acompañasen a través del río para visitar a los
enfermos en M ontrose. M uchos de los santos vivían en viejos cuarteles militares. Entre estos estaban varios de los
doce Apóstoles. A su arribo, la primera casa que visitaron fue la del Elder Brigham Young, quien estaba postrado
enfermo. José lo sanó, luego Brigham se levantó y le acompañó al Profeta en su visita a otros que estaban en la misma
condición. Visitaron al Elder Wilford Woodruff, Elder Orson Pratt y Elder John Taylor.

El próximo lugar que visitaron fue el hogar de Elías Fordham, quien supuestamente estaba en sus últimos
momentos de su vida. Cuando el grupo entró al cuarto, el Profeta de Dios caminó hacia el moribundo y tomó su mano
derecha y le dirigió la palabra; pero el hermano Fordham no podía hablar, sus ojos parecían de vidrio impuestos en su
cabeza, y parecía estar totalmente inconciente a todo lo que sucedía a su alrededor. José sostenía su mano y fijó su
vista en sus ojos en silencio por un tiempo. Un cambio en el semblante del hermano Fordham fue pronto perceptible
por todos los presentes; pues su visión retornó, y al preguntarle José si lo reconocía, en un susurro muy bajo,
respondió “sí”. José le preguntó si tenía fe en ser sanado. Respondió, “M e temo que es muy tarde; si hubieras venido
antes creo que podría haber sido sanado.” El Profeta dijo “¿Crees en Jesucristo?” Respondió con voz lánguida, “Sí,
creo.” José se irguió, aún manteniendo su mano en silencio por un buen rato; luego habló en voz muy alta diciendo,
“hermano Fordham, te ordeno, en nombre de Jesucristo, que te levantas de esta cama y ser sanado del todo.” Su voz
era como la de Dios y no la de un hombre. Parecía como si la casa se hubiera estremecido hasta sus cimientos. El
hermano Fordham se levantó de su cama, y fue inmediatamente sanado.12

Los mormones pronto empezaron a cavar zanjas con la meta y esfuerzo de


desagotar los pantanos. La Iglesia compró grandes extensiones de tierra en
13

y alrededor de Nauvoo y José trazó un plano de la ciudad. A medida que


miles de mormones se mudaron a la ciudad y áreas vecinas, el oeste de
Illinois se convirtió en un enjambre de actividad. En septiembre de 1839,
Brigham Young y otros miembros del Quórum de los Doce Apóstoles
salieron en misiones a las islas británicas donde miles más fueron
convertidos a la Iglesia. El 29 de octubre de 1839, José Smith y Sidney
Rigdon partieron a Washington, D. C. en un esfuerzo inútil de ganar el
apoyo del presidente y el congreso en obtener compensación por las
pérdidas en Missouri. José escribió despectivamente sobre la entrevista
con el presidente Martin Van Buren con las siguientes palabras:
Durante mi estadía, tuve una entrevista con M artin Van Buren, el presidente, quien me recibió de manera muy
insolente, y con gran resistencia escuchó nuestro mensaje, que, cuando terminó de escuchar dijo: ‘Señores, su causa
es justa, pero no puedo hacer nada por ustedes. Si los apoyo perderé los votos de Missouri.’ Su conversación se basó
en demostrar que lo único que le interesaba era un puesto de gobierno, que su auto-engrandecimiento era su pasión
primaria, y que la justicia y rectitud no eran parte de su persona.”14

Luego de las experiencias vividas en Missouri, José Smith deseaba


mayor protección gubernamental para el asentamiento de los miembros de
la Iglesia. Tomando ventaja de leyes existentes en Illinois, solicitó una carta
que daría a Nauvoo todos los poderes no reservados esclusivamente para
los gobiernos de los estados o el gobierno federal. El 16 de diciembre de
1840, el gobernador de Illinois Thomas Carlin firmó posiblemente la carta
más poderosa que se haya otorgado en el estado de Illinois. Además de
amplios poderes delegados al gobierno de la ciudad, la carta de Nauvoo

418
también permitió a la ciudad organizar a su propia milicia y a establecer
una universidad. El gobernador Carlin también comisionó a José Smith
como teniente general en la Legión de Nauvoo. No había un oficial militar
de mayor rango en Illinois. Ya en 1843, la Legión de Nauvoo tenía 3000
miembros armados. También para 1843, Nauvoo fue una de las ciudades
más grandes en Illinois, rivalizando con Chicago en lo referente a
población.
Durante el período de Nauvoo, José Smith fue continuamente asediado
por los esfuerzos de los residentes de Missouri en regresarlo a Missouri
para ejecutarlo. En junio de 1841, el gobernador de Missouri envió una
petición al gobernador de Illinois solicitando que José Smith fuese
arrestado y enviado a Missouri para ser enjuiciado. Una vez arrestado, José
obtuvo un escrito de habeas corpus y se presentó ante el juez Stephen A.
Douglas, quien había sido designado por la corte suprema de Illinois y
nombrado juez de la Quinta Corte del circuito judicial de Illinois. Luego de
escuchar al demandante y la defensa, el juez Douglas concluyó que el
mandato era inválido y que el gobernador de Missouri tendría que hacer
uno nuevo.
A pesar de la adversidad, nuevos miembros acudieron en masa a la
Iglesia. En un período de cuatro meses en las islas británicas más de 1300
nuevos conversos fueron bautizados. Distintas ramas fueron organizadas a
lo largo de los Estados Unidos. Cada mes los nuevos conversos bautizados
de Inglaterra llegaban a Nueva Orleans y seguían río arriba por el
Mississippi hasta Nauvoo.
En una ocasión, José Smith comentó a un grupo de mujeres mormonas
que,
Puesto que el Dios Todopoderoso me ha conservado hasta el día de hoy, seguirá conservándome, con la fe y
oraciones unidas de los Santos, hasta que haya totalmente cumplido con mi misión en esta vida, y sea tan firmemente
establecida la dispensación de la plenitud del sacerdocio en los últimos días, que ni todos los poderes de la tierra y del
infierno jamás podrán vencerla.15

José Smith tenía mucha razón de estar preocupado sobre su bienestar ya


que nada menos que el gobernador de Missouri, Thomas Reynolds,
nuevamente envió una petición, a principios de enero de 1843 a Thomas
Ford, gobernador de Illinois, para que José fuese arrestado y entregado a
Missouri para comparecer juicio por conspiración en el intento de
homicidio del gobernador anterior, Lilburn W. Boggs. Aunque Boggs nunca
vió al perpetrador, asumió que José Smith estaba de alguna manera
involucrado. El gobernador Reynolds acusó a José de ser fugitivo de la
justicia en Missouri. Nuevamente, el circuito de la corte de Springfield,

419
Illinois, falló a favor del profeta. Fracasado en sus intentos de poner manos
sobre José, el gobernador Reynolds hizo arreglos de arrestar a José y
llevarlo a la fuerza a Missouri. Cuando el alguacil del condado de Jackson,
Missouri, en compañía de un oficial de policía de Carthage, Illinois,
consiguieron arrestar a José en Dixon, Illinois, en junio de 1843, José
profetizó que no tendrían éxito de llevarlo de manera ilegal a Missouri.
Según se fueron desarrollando los eventos, José fue llevado ante un juez en
Illinois quien lo dejó en libertad una vez más. Más tarde José comentó que
había sido objetivo de 38 juicios legales por su religión y todos estos
juicios en su contra habían sido en vano. 16

Josiah Quincy, que más tarde fuera alcalde de Boston y miembro de la


conocida familia de Massachusetts de la cual descendía John Quincy
Adams, visitó Nauvoo en 1844 donde se reunió con el profeta y observó la
sociedad de Nauvoo. Tomó extensas notas y en 1883 publicó un libro
titulado Figuras del Pasado (Figures of the Past) en el que dedicaba un
capítulo a José Smith. Quincy dio inicio a su capítulo con una profecía que
debió haber sorprendido a sus lectores en aquellos días:
No es improbable que en algún libro de texto del futuro, a ser usadas por generaciones aún no nacidas, tendrán
una pregunta parecida a ésta: ¿Qué americano de trascendencia histórica del siglo diecinueve ha tenido la mayor
influencia sobre el destino de sus compatriotas? Y no es imposible que la respuesta a esta interrogación pueda estar
escrito como: José Smith, el Profeta Mormona. Y la respuesta, tan absurda como parezca a la mayoría de los hombres
en vida en la fecha, puede ser un común denominador para sus descendientes.

Nacido en los rangos más bajos de pobreza, sin educación y con el nombre más común, se convirtió a los treinta
y nueve años de edad en un poderoso sobre la tierra. De la cantidad de familias Smith ... ninguno ganó y cambió
tantos corazones y vidas humanas como este José. Su influencia, ya sea para bien o para mal, tiene fuerza hoy en día,
y el final aún no ha llegado.17

A medida que los Estados Unidos de Norteamérica contemplaba las


elecciones presidenciales de 1844, José Smith escribió a los principales
candidatos presidenciales para hacerles saber sus sentimientos sobre las
compensaciones por los errores cometidos en Missouri contra los
mormones. J. C. Calhoun, senador de Carolina del Sur, respondió “mis
emociones me llevan a repetir lo que le dije a usted en Washington, que, de
acuerdo a mi punto de vista, el caso no pertenece dentro de la jurisdicción
del gobierno federal, que tiene poderes específicos y limitados.” José 18

escribió una impugnación cáustica acerca de lo que creía era la afirmación


disparatada de Calhoun diciendo que el gobierno de los Estados Unidos
tenía menos poder que los estados individuales.
Cuando ningún candidato presentaba una opción viable para obtener
justicia para los mormones, los miembros de la Iglesia designaron a José
Smith como su candidato presidencial. La candidatura de José creó

420
considerable conmoción. El Illinois Springfield Register aplaudió su
apoyo directo para un banco nacional y una tarifa protectora; y lamentó el
titubeo del candidato presidencial Henry Clay. El Iowa Democrat comentó:
“si tener un gran talento, genio, e inteligencia, combinados con virtud,
integridad, y grandes ideas, sirven de garantía para que el general Smith
fuese electo, pensamos que él constituiría un ‘equipo completo por sí
solo’.” El Missouri Republican expresó su punto de vista de que la
candidatura de José Smith sería la muerte de Martin Van Buren, y todos
estaban de acuerdo que sería perjudicial para los demócratas. En junio de
1844, los demócratas reemplazaron a Van Buren como candidato por James
K. Polk.
Además de los problemas en Missouri, había una creciente oposición en
Illinois hacia José Smith y los mormones. El rápido crecimiento de la
Iglesia en y alrededor de Nauvoo, con su aparente prosperidad, creaba
envidia y cierto temor político de que los mormones votarían en grupo y así
dominarían totalmente la escena política local. El sentimiento no-mormón
estaba complementado con las amenazas evidentes de antiguos mormones.
El 10 de junio de 1844, como alcalde de Nauvoo, José participó en una
reunión del consejo de la ciudad de Nauvoo durante el cuál el consejo
investigó los antecedentes de un nuevo periódico anti-mormón, The Nauvoo
Expositor, publicado por apóstatas de la Iglesia. El consejo de la ciudad
declaró que el periódico era perjuicioso por sus calumnias y se ordenó su
destrucción.
La destrucción del Nauvoo Expositor brindó a los enemigos de José la
oportunidad que necesitaban para congregar las fuerzas anti-mormonas en
Illinois y Missouri y montar una última campaña contra el profeta. José
alegaba que el gobernador Ford aceptó sin cuestionamiento la versión de
los hechos de las fuerzas anti-mormonas y rehusó reunirse o escuchar la
versión del consejo de la ciudad de Nauvoo.
Ford envió una carta a José denunciando las actividades del consejo de
la ciudad de Nauvoo e informándole de que estaba enviando un pelotón de
hombres para arrestarlo y escoltarlo a Carthage, Illinois, la capital del
condado. Luego de leer la carta, José comentó que el gobernador no
mostraría ninguna misericordia. Hyrum de manera pesimista concluyó que
si caían en manos de los malhechores, los matarían. José concluyó que los
malhechores y el gobernador sólo los buscaban a él y a Hyrum y que los
restantes podían continuar con sus quehaceres porque ninguno de ellos sería
molestado. Decidió que él y Hyrum deberían huir hacia el oeste donde
estaba Iowa o inclusive más lejos.

421
El sábado 22 de junio de 1844, José y Hyrum cruzaron el río Mississippi
hacia Iowa. El 23 de junio varios amigos les imploraron que no se fuesen.
Otros, no tan amigables, lo acusaron de cobardes y de huir del área,
dejando a los miembros para lidiar con los malhechores. Luego de estudiar
la situación, el profeta anunció que si regresaban, serían asesinados. No
obstante, él y Hyrum retornaron a Nauvoo y se prepararon para viajar a
Carthage. Al pasar frente al templo aún no terminado de Nauvoo, José
comentó, “Este es el lugar más hermoso y la mejor gente bajo los cielos;
poco saben de las tribulaciones que les esperan.” Aunque a José y a los
líderes mormones les habían dado la palabra de honor del gobernador Ford
de que no serían encarcelados o maltratados, José, Hyrum y varios otros
líderes de la Iglesia fueron encarcelados de manera ilegal en Carthage. José
Smith fue acusado de traición y arrestado el 25 de junio de 1844.
José Smith argumentó que como teniente general de la legión de Nauvoo,
debería ser juzgado solamente por sus pares; consecuentemente, hizo notar
que su arresto era ilegal. Cuando fue llevado ante el gobernador Ford,
solicitó permiso de hablar en forma privada con él, pero éste rehusó
hacerlo a solas. Entonces, Ford sacó a todas las tropas ubicadas en y
alrededor de Carthage que se encontraban allí para proteger a José; y las
sustituyó por la milicia conocida como los grises de Carthage, el grupo más
violento opuesto a José y los mormones.
Mientras que la oposición llevaba a cabo sus planes de matar al profeta,
el gobernador Ford viajó a Nauvoo el 27 de junio para amedrentar a los
mormones. Llevó consigo las tropas que habían sido asignadas para
proteger al profeta. A las 5:00 de la tarde, una muchedumbre con sus rostros
cubiertos de lodo, irrumpieron la cárcel de Carthage, dispararon y mataron
primero a Hyrum y luego a José. John Taylor también fue herido por cuatro
balas. El otro ocupante de la celda, Willard Richards, milagrosamente no
fue alcanzado por las balas.
Luego de la muerte de José Smith, los opositores de la Iglesia esperaban
que la misma se desmantelara por completo sin el liderazgo carismático de
José. Hubo un breve período de confusión porque muchos de los antiguos
apóstoles estaban fuera de Nauvoo. Sidney Rigdon, que había sido
consejero en la primera presidencia de la Iglesia, intentó ganar control,
pero cuando Brigham Young retornó a Nauvoo, como presidente del
Quórum de los Doce Apóstoles, fue aceptado como el líder de la Iglesia.
Brigham Young aceleró la culminación de la construcción del Templo de
Nauvoo.
Cuando los opositores se percataron que la Iglesia no se desmembraría,

422
sino que continuaría creciendo a medida que nuevos miembros llegasen de
otros estados, Canadá y Europa, la persecución y el hostigamiento
continuaron a través del resto de los años 1844 y 1845. Los malhechores
aumentaron sus ataques contra pequeños asentamientos fuera de Nauvoo
matando miembros de la Iglesia y sus animales. Brigham Young dió
evidencia de ser un organizador muy efectivo y durante 1845 urgió a los
miembros a obtener carretas, bueyes, alimento y semillas con la intención
de dirigirse al oeste en verano de 1846.
La persecución y amenazas a los miembros se tornaron tan intensas que
en febrero de 1846, los miembros iniciaron la salida de Nauvoo y se
trasladaron del otro lado del río hasta Iowa. En lo que se describe como el
milagroso “intenso congelamiento,” el río Mississippi se congeló al punto
en que las carretas y sus miembros pudieron cruzar el río congelado de
manera segura.
Bajo las peores de las circunstancias, cientos de familias de miembros
partieron de Nauvoo y atravesaron penosamente el estado de Iowa. Las
carretas finalmente llegaron al río Missouri donde hoy está Council Bluffs,
cerca de la actual Omaha, Nebraska, donde se vieron forzados a pasar el
invierno de 1846-47. El agotamiento, la exposición a los medios naturales y
las enfermedades mataron a cientos de miembros. Brigham Young organizó
varios asentamientos temporales a través de Iowa, donde algunos miembros
quedaron atrás para ayudar a aquéllos que abandonaban Nauvoo después.
Tuvieron la visión de plantar semillas que podían ser recogidas por los que
venían más atrás.
En junio de 1846, representantes del ejército de los Estados Unidos
llegaron a Council Bluff y solicitaron 500 voluntarios mormones para
unirse al ejército en la lucha contra México. Aunque muchas voces de
oposición se hicieron escuchar entre los miembros sobre la partida de tan
gran contingencia de hombres dejando a sus familias, Brigham Young
aconsejó que sería a favor de los mormones apoyar al gobierno federal.
Prometió a los miembros del “batallón mormón” que ninguno de ellos sería
muerto en combate. El batallón mormón marchó de Council Bluff de regreso
a Leavensworth en el estado de Kansas, donde los miembros fueron
provistos de equipo militar. Luego marchó a través de territorios del sur
hasta México y eventualmente a San Diego, California. Esta marcha del
batallón mormón es considerada ser una de la marchas militares más larga
en la historia humana.
Brigham Young y el resto de los exiliados se quedaron en el área de
Omaha donde establecieron un asentamiento que nombraron Winter

423
Quarters. Quedaron allí hasta la primavera de 1847 cuando Young y un
grupo avanzada de pioneros iniciaron la larga travesía hacia la cuenca del
Gran Lago Salado más de 1600 kilometros al oeste. Los pioneros mormones
entraron al valle de Lago Salado el 24 de julio de 1847. A los pocos días,
los pioneros sembraron semillas, diagramaron los planos de una ciudad y
eligieron un sitio para un nuevo templo en la ciudad de Lago Salado. A
medida que los miembros llegaban del este al valle de Lago Salado, eran
enviados para construir asentamientos por toda el área. Tenía la visión de
establecer un imperio en el oeste y envió pioneros tan al norte como Canadá
y tan al sur como México. Los historiadores actuales consideran a Brigham
Young como uno de los mayores colonizadores que jamás haya vivido.
Por casi tres años y medio, Brigham Young presidió sobre la Iglesia en
capacidad de apóstol mayor. No fue sino hasta el 5 de diciembre de 1847
que finalmente fue nombrado como presidente de la Iglesia. También sirvió
como gobernador del territorio de Utah, hasta que nuevamente el gobierno
federal intervino e insistió que Utah tuviere un gobernador que no fuera
también presidente de la Iglesia. Continuó enviando misioneros a otros
estados como también a países extranjeros. Estos nuevos conversos
viajaron a través de las planicies en largas caravanas de carretas o con
carretillas. Al morir Brigham Young, el 29 de agosto de 1877, miles de
miembros de la Iglesia se encontraban localizados principalmente en las
Montañas Rocosas.
Durante los siguientes años, la Iglesia continuó creciendo en tamaño así
como también en aceptación de ser una Iglesia reconocida en el mundo. Ya
el 31 de diciembre de 2007, habían más de 13 millones de miembros
esparcidos por el mundo. Los miembros ya no son urgidos a congregarse a
un lugar central, sino de quedarse en sus propios países y construir la
Iglesia a nivel local. El trabajo misional aún es una importante fuerza que
contribuye al crecimiento de la Iglesia y para fines del 2007 habían más de
53.000 misioneros sirviendo en más de 150 países alrededor del mundo.
Las palabras proféticas del Angel Moroni a José Smith que “Dios tenía
una obra para mí, y que entre todas las naciones, tribus y lenguas se tomaría
mi nombre para bien y para mal, o sea, que se iba a hablar bien y mal de mí
entre todo pueblo” definitivamente ha acontecido (Joseph Smith – History.
1:33).

Notas al final del Capítulo:

1 B. H. Roberts y otros historiadores indicaron que en el año 1831 el oeste de Missouri era la frontera más occidental de los estados Unidos. La nación indígena estaba justo del otro
lado del río Missouri, así como malhechores y otros marginados de la ley se habían juntado en esta área debido a su cercanía a la nación indígena que permitiría a los bandidos
evadir la ley con tan solo cruzar el río.

2 Vea al Manifiesto completo en Historia de la Iglesia (History of the Church), Vol. 1:374-376

424
3 En el siglo XIX, la práctica de aplicar brea caliente a la piel desnuda y luego cubrirla con plumas era una forma popular de hacer daño y de humillar al enemigo.

4 Historia de la Iglesia (History of the Church), Vol. 1:437.

5 Con respecto a la parte administrativa o dirección de la Iglesia, cuando el Presidente de la Iglesia fallece, el apóstol más antiguo es escogido para servir como Presidente de la
Iglesia y un nuevo apóstol es escogido para asegurar que siempre hay an doce hombres en el Quórum de los Doce.

6 B. H. Roberts agregó una nota de pie de página a Historia de José Smith en la que indicaba que el problema financiero de Sociedad de Securos de Kirtland no sólo era local sino de
nivel nacional. En 1837, hubo un pánico financiero generalizado. Poco después de que Martin Van Buren fuera elegido como presidente hubo una gran crisis comercial. Esto
sucedió en abril de 1837 y fue ocasionado por el espíritu negligente de la especulación, que había sido motivado durante los últimos dos o tres años por prácticas bancarias
extremas y la consecuente expansión de moneda en billetes sobrepasando la necesidad verdadera del país.

7 (Historia de la Iglesia) History of the Church, Vol. 3:182-186. José Smith utilizó la declaración jurada por Joseph Young, el hermano de Brigham Young y miembro de la Primera
Presidencia De Los Setenta, para escribir la narrativa histórica de los eventos en Haun’s Mill. Hay numerosos pasajes escritos por los sobrevivientes acerca de la masacre del
Haun’s Mill.

8 Flagrantemente insubordinado como lo fue el rechazo del general Doniphan, nunca se le hizo responsable por ello. Los mormones siempre han recordado la humanidad del general
Doniphan en esta ocasión así como en otras; y cuando en 1873 fue a la ciudad de Lago Salado, fue recibido por Brigham Young y otras autoridades de la Iglesia y del estado.
History of Caldwell County, 137 según lo registrado en Historia de la Iglesia (History of the Church), Vol 3:191.

9 Historia de la Iglesia (History of the Church), Vol 3:200. (Autobiografía de Parley P. Pratt, 210.)

10 Historia de la Iglesia (History of the Church), Vol 3:208. (Autobiografía de Parley P. Pratt, 228-230.

11 El 4 de julio de 1839, Parley P. Pratt hizo su escape de la prisión de Missouri y finalmente los misourianos liberaron a todos los demás mormones. Ninguno de estos hombres
capturados fallecieron según lo predicho por José Smith.

12 Historia de la Iglesia (History of the Church, Vol 4, 4. (Inicialmente incluido en el libro de Wilfred Woodruff llamado Páginas de mi diario (Leaves from my Journal), Ch XIX)

13 La ciencia médica aún no había podido relacionar al mosquito con la propagación de la malaria, dengue y fiebre amarilla, que eran algunas de las enfermedades que azotaban a
los mormones. (A fines de los años 1800, el francés, conde Fernando de Lesseps, quien previamente había construido el canal de Suez, intentó construir el canal a través de
Panamá, pero enfermedades relacionadas con el mosquito mataron a tantos trabajadores que sus esfuerzos terminaron en fracaso luego de 20 años. A principios de los años
1900, el cuerpo de ingenieros del ejército de los Estados Unidos, bajo instrucciones del muy capaz coronel William Crawford Gorgas, médico que se percató de que los
mosquitos eran los agentes, cavó trincheras y drenó los pantanos en Panamá. Con el uso de recién descubiertos pesticidas, Gorgas fue capaz de erradicar o minimizar las
epidemias resultantes de los mosquitos; permitiendo así que las fuerzas americanas terminaran la construcción del canal en 1914. El Canal de Panamá, 50 Aniversario–1914-
1964.)

14 Smith, Historia de la Iglesia (History of the Church), Vol 4:40, 80.

15 Ibid., Vol 5:139-140.

16 Ibid. Vol 5:518.

17 Ibid., Vol 6:3, solamente pie de página.

18 Ibid., Vol 6:156.

425
Bibliografía

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Publicado por el Museo de Arte, La Universidad de Princeton con
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Edmundo O’Gorman, profesor de la Facultad de Letras y Ciencias en la
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ALVA IXTLILXOCHITL, Fernando de. Historia de la Nación Chichimeca,
(Manuscrito original fue terminado en 1640, pero no fue publicado.)
Lord Kingsborough publicó la Historia en 1948 en Londres. Edmundo
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434
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Ciudad de Lago Salado, Estade de Utah, por el nieto de Lucy, José F
Smith (el sobrino de José Smith, Hijo, y el sexto Presidente de La
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edición fue publicado in 1996 por Bookcraft, Ciudad de Lago Salado,
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Ciudad de Lago Salado, Utah. 1992.)

435
Table of Contents
DEDICADO A . . . .
PREFACIO
PRÓLOGO
RECONOCIMIENTO
Capítulo 1
TEORÍAS SOBRE EL ORIGEN DE LOS INDIOS
Capítulo 2
INTRODUCCIÓN A LAS CRÓNICAS
Capítulo 3
VISIÓN GENERAL DE LOS DESCUBRIMIENTOS EN EL NUEVO
MUNDO
Capítulo 4
INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE MORMÓN
Capítulo 5
EL ORÍGEN DE LOS INDIOS AMERICANOS SEGÚN EL LIBRO
DE MORMÓN
Capítulo 6
EL TIEMPO CUANDO NO VIERON EL SOL
Capítulo 7
UN PERÍODO DE GRAN CATACLISMO NATURAL
Capítulo 8
LA INMORTALIDAD DEL ALMA Y LA RESURRECCIÓN
Capítulo 9
EVIDENCIAS DE LA ÉTICA, MORALIDAD Y COSTUMBRES
ISRAELITAS Y CRISTIANAS EN EL NUEVO MUNDO
Capítulo 10
SACRIFICIO, SACRAMENTO Y EXPIACIÓN
Capítulo 11
LOS DIEZ MANDAMIENTOS Y OTRAS ENSEÑANZAS
ISRAELITAS
Capítulo 12
EL CICLO DE PROSPERIDAD Y DECADENCIA EN LOS AÑOS
FORMATIVOS DE AMÉRICA, 2500 A.C. A 400 A.C.
Capítulo 13
PROSPERIDAD Y DECADENCIA DURANTE LOS PERÍODOS
PRE-CLÁSICO Y CLÁSICO (600 A.C. AL 400 D.C.)
Capítulo 14

436
INDÍGENAS BLANCOS EN EL NUEVO MUNDO
Capítulo 15
FATALISMOS O PROFECÍAS ENTRE INDÍGENAS
Capítulo 16
HABILIDADES TÉCNICAS PRE-COLOMBINAS
Capítulo 17
ARTE DE GUERRA Y ARMAS MILITARES
Capítulo 18
EL MESÍAS BEN JOSÉ1
Capítulo 19
UNA OBRA MARAVILLOSA Y UN PRODIGIO
Apéndice A
Apéndice B
Bibliografía

437
438
Índice
DEDICADO A . . . . 6
PREFACIO 7
PRÓLOGO 11
RECONOCIMIENTO 16
Capítulo 1 21
TEORÍAS SOBRE EL ORIGEN DE LOS INDIOS 21
Capítulo 2 34
INTRODUCCIÓN A LAS CRÓNICAS 34
Capítulo 3 52
VISIÓN GENERAL DE LOS DESCUBRIMIENTOS EN EL
52
NUEVO MUNDO
Capítulo 4 74
INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE MORMÓN 74
Capítulo 5 93
EL ORÍGEN DE LOS INDIOS AMERICANOS SEGÚN EL LIBRO
93
DE MORMÓN
Capítulo 6 109
EL TIEMPO CUANDO NO VIERON EL SOL 109
Capítulo 7 121
UN PERÍODO DE GRAN CATACLISMO NATURAL 121
Capítulo 8 133
LA INMORTALIDAD DEL ALMA Y LA RESURRECCIÓN 133
Capítulo 9 154
EVIDENCIAS DE LA ÉTICA, MORALIDAD Y COSTUMBRES
154
ISRAELITAS Y CRISTIANAS EN EL NUEVO MUNDO
Capítulo 10 171
SACRIFICIO, SACRAMENTO Y EXPIACIÓN 171
Capítulo 11 185
LOS DIEZ MANDAMIENTOS Y OTRAS ENSEÑANZAS
185
ISRAELITAS

439
Capítulo 12 209
EL CICLO DE PROSPERIDAD Y DECADENCIA EN LOS AÑOS
209
FORMATIVOS DE AMÉRICA, 2500 A.C. A 400 A.C.
Capítulo 13 229
PROSPERIDAD Y DECADENCIA DURANTE LOS PERÍODOS
229
PRE-CLÁSICO Y CLÁSICO (600 A.C. AL 400 D.C.)
Capítulo 14 245
INDÍGENAS BLANCOS EN EL NUEVO MUNDO 245
Capítulo 15 264
FATALISMOS O PROFECÍAS ENTRE INDÍGENAS 264
Capítulo 16 278
HABILIDADES TÉCNICAS PRE-COLOMBINAS 278
Capítulo 17 342
ARTE DE GUERRA Y ARMAS MILITARES 342
Capítulo 18 365
EL MESÍAS BEN JOSÉ1 365
Capítulo 19 385
UNA OBRA MARAVILLOSA Y UN PRODIGIO 385
Apéndice A 407
Apéndice B 409
Bibliografía 426

440

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