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4.derecho Penal - Parte Especial (Tomo IV) - Alfredo Etcheberry
4.derecho Penal - Parte Especial (Tomo IV) - Alfredo Etcheberry
DERECHO PENAL
TOMO CUARTO
PARTE ESPECIAL
Tercera edición revisada y actualizada 1997
DELITOS CONTRA
LOS INTERESES INDIVIDUALES
econtinuación)
DEUTOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
10
DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
11
DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDMDUALES
Sección Primera
ABANDONO DE NIÑOS
12
DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
1
SOLER, op. cit., III, pp. 178-179.
2
MEZGER, Libro de Estudio, 11, p. 82.
3 ANTON y RODRIGUEZ, op. cit., 11, p. 333.
4 SOLER, op. cit., III, p. 180.
13
DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
1
PACHECO, op. cit., III, p. 255.
2 FERNANDEZ, op. cit., II, p. 88.
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
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DEUTOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
OMISIÓN DE SOCORRO
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DELITOS CON1RA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
1
SOLER, op. cit., III, p. 186.
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
20
DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
Sección Segunda
Primer grupo
Delitos contra el ordenamiento jurídico
de la familia
El Código Civil (Art. 304) define el "estado civil" como "la calidad de
un individuo, en cuanto le habilita para ejercer ciertos derechos o con-
traer ciertas obligaciones civiles", definición que no da un concepto en-
teramente claro de la naturaleza del estado civil, ni de su diferencia con
la capacidad.
Más preciso resulta decir que el estado civil (CARRARA lo llama tam-
bién "estado de familia") 1 es la situación de una persona con respecto
de sus relaciones de familia, en cuanto de ella derivan derechos y obli-
gaciones jurídicas. 2 Las fuentes del estado civil son principalmente el
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
SUPOSICIÓN DE PARTO
Se ocupa de esta figura el Art. 353, primera parte. El delito aparece tipi-
ficado, escuetamente, como "suposición de parto". Sin embargo, la fi-
gura no puede tener el alcance tan general que su simple enunciado
parece indicar. "Suposición de parto" significa fingir que una mujer ha
dado a luz cuando en verdad no lo ha hecho. Pero como, de acuerdo
con el epígrafe del párrafo, esto debe constituir un delito "contra el es-
tado civil de las personas", una conducta semejante sólo constituirá este
delito cuando altere o pueda alterar el estado civil de una persona. Esto
únicamente puede ocurrir cuando se presenta a una criatura viva (o bien
muerta, pero pretendiendo que nació viva) como producto de un parto,
no siendo en realidad así. Por esta razón, está en lo cierto GROIZARD 1
cuando afirma que este delito debería más bien llamarse "suposición
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
A esta figura se refiere el Art. 353, segunda parte. Según ANTON y RO-
DRIGUEZ, este delito se produce "cuando cualquiera persona cambia dos
niños al objeto de procurar que el uno y el otro formen parte de fami-
lias a las cuales no pertenecen". No nos parece que este último requisi-
to sea estrictamente necesario con respecto a los dos niños, pero al
menos es indispensable con respecto a uno de ellos. Aquí ha habido
realmente embarazo y alumbramiento de criatura viva, mas se ha cam-
biado a ésta por otra. Pero constituiría este delito el hecho de sustituir
a un niño nacido dentro de matrimonio por otro abandonado o expuesto,
de tal modo que este último adquiriera de hecho el estado civil del pri-
mero, y éste tuviera conjeturalmente el estado civil de hijo ilegítimo sin
familia conocida.
Un problema que esta figura plantea es el determinar qué debe
entenderse por niño, expresión que el legislador penal no define.
Para CARRARA, este delito puede cometerse incluso con respecto a per-
1
CARRARA, Programa, § 1963.
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
Se designa con este título genérico la figura del Art. 354, inciso zo, que
consiste en "sustraer, ocultar o exponer a un hijo legítimo o ilegítimo
con ánimo verdadero o presunto de hacerle perder su estado civil". La
denominación genérica no es del todo exacta, ya que siendo el estado
civil un atributo de la personalidad, nunca puede decirse que se supri-
me todo estado civil respecto de una persona. Pero teniendo siempre
presente que estos atentados lo son contra un estado civil específico y
particular, es posible admitir que puede hacerse perder a una persona
un estado civil de tal clase sin hacerle adquirir ningún otro estado civil
determinado, de tal modo que se ignore a qué familia y por qué filia-
ción pertenece.
El sujeto activo no está restringido a los padres de la víctima, sino
que puede tratarse también de otros ascendientes, o aun de terceros
extraños. El sujeto activo debe tener la calidad de hijo legítimo o ile-
gítimo. En el Código Español, sólo podía tratarse de un hijo legítimo,
lo que era comprensible. En cambio carece de sentido la agregación
de la calidad de hijo ilegítimo que hizo la Comisión Redactora. No se
advierte cómo puede perderse una calidad como ésa, a menos que se
pierda también la vida o que se cree una apariencia de estado civil de
hijo legítimo, lo que desplazaría el delito hacia otras figuras. No hay
especiales limitaciones en cuanto a la edad, siempre que respecto de
la víctima pueda resultar idónea una conducta de ocultación o sus-
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DELITOS CONlRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
tracción para hacerle perder su estado civil (v. gr., el caso de un de-
mente).
Este delito tiene un elemento subjetivo especial: la conducta debe
ser realizada con el ánimo verdadero o presunto de hacer perder al hijo
su estado civil. La expresión "verdadero o presunto" no tiene sentido
alguno; fue introducida por la Comisión Redactora solamente para per-
mitir (sesión 68) que pudiera probarse tal ánimo por presunciones. Siendo
tal medio probatorio de general aplicación hoy día en materia criminal,
carece de alcance práctico la fórmula legislativa. La exigencia de este
ánimo tiene importancia, porque de otro modo las conductas aquí des-
critas podrían ser impunes (como la exposición) o constituir otros deli-
tos más graves (como la sustracción de menores).
La conducta incriminada puede consistir en primer término en sus-
traer al hijo, concepto que ya se ha analizado extensamente al tratar
del delito de sustracción de menores. Este último delito, empero, no
puede ser cometido por los padres, según se ha explicado, en lo que
difiere de la presente figura. Para quienes opinan que el delito de sus-
tracción de menores podría también tener a los padres por sujeto acti-
vo, la única diferencia con esta figura radicaría en que éste requiere del
ánimo de hacer perder al hijo su estado civil. Se produciría, sin embar-
go, admitiendo tal interpretación, la inconsecuencia de que, cuando los
padres son autores de la sustracción impulsados por afecto al hijo y
para beneficiarlo, reciben una pena mucho más elevada que cuando
realizan la sustracción para hacerle perder su estado civil. En seguida,
la conducta puede consistir en ocultar al hijo, o sea, colocarlo en un
sitio desconocido para los demás o no presentarlo, estando obligado a
hacerlo, cuando los demás desconocen su paradero. Finalmente, se ha-
bla de exponer al hijo, conducta ya definida al tratar del abandono de
niños. Se dijo en esa oportunidad que la exposición de niños, por ex-
presa disposición legal, no era punible como abandono. Excepcional-
mente, cuando tiene como finalidad hacer perder al hijo su estado civil,
es punible a este título.
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DEUTOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
1
ANTON y RODRIGUEZ, op. cit., II, p. 291.
2
PACHECO, op. cit., 111, p. 250.
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
1
ANTON y RODRIGUEZ, op. cit. 11, p. 335.
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BIGAMIA
1
CARRARA, Programa, § 1936.
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDMDUALES
VIOLACIÓN DE IMPEDIMENTOS
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1
LABATIIT, op. cit., 11, p. 253.
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDMDUALES
VIOLACIÓN DE PROHIBICIONES
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDMDUALES
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
SIMULACIÓN DE MATRIMONIO
Dejamos para el término de este grupo la figura del Art. 383, que se
refiere al que "engañare a una persona simulando la celebración de ma-
trimonio con ella". Esta disposición, original de nuestra Comisión Re-
dactora, está manifiestamente mal situada en este párrafo. Estos delitos
se refieren todos a la "celebración de matrimonios ilegales", con lo cual
resulta un requisito indispensable que se haya celebrado realmente un
matrimonio (concepto precedentemente desarrollado), aunque éste sea
nulo. Aquí, por definición legal, no ha habido sino una apariencia de
matrimonio; en verdad, no se ha celebrado ninguno, ni válido, ni nulo.
Se trata de matrimonios inexistentes, y en estas circunstancias no se apre-
cia cómo tal conducta pudiera afectar el orden de las familias, ni la ins-
titución matrimonial. Se comprende que pudiera sancionarse el acceso
carnal logrado fraudulentamente a través de la celebración de un matri-
monio simulado, o el perjuicio económico que se causara en la misma
forma (sería una verdadera estafa). Pero por la sola simulación de un
matrimonio no se advierte qué bien jurídico se violaría. Como se trata
de un engaño a través de una simulación, será preciso aplicar aquí los
mismos criterios expuestos en materia de estafas acerca de la naturale-
za e idoneidad del engaño y del error. Parecería, dice SOLER, que aquí
se estuviera protegiendo algo así como la buena fe o la candidez del
contrayente engañado. 1 La simulación de matrimonio, opina CARRARA, 2
podrá pertenecer a las falsedades, donde rija el matrimonio civil, o a
los delitos contra la religión, donde rija el matrimonio religioso, o a los
adulterios o aun a los delitos contra el estado civil. Pero no a la especie
de los matrimonios ilegales.
En caso de que a través de la simulación de matrimonio se logre
acceso carnal constitutivo de delito o se produzca una estafa, estos últi-
mos títulos consumirán, desplazando, al de simulación de matrimonio,
en virtud del principio de consunción (concurso aparente).
Segundo grupo
Delitos contra el ordenamiento sexual de la familia
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDMDUALES
adulterio de la mujer casada frente al del varón, sino que, más allá de
eso, esta decía relación con el hecho mismo de incriminar dichas con-
ductas y sancionarlas penalmente. A partir de la dictación y promulga-
ción de la ley 19.335, del 23 de setiembre de 1994, los artículos 375 a
381 han quedado derogados, regulándose las consecuencias de tales con-
ductas exclusivamente por el derecho de familia, postulado que corres-
ponde a lo que plantea la política criminal en esas materias.
INCESTO
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
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1 LABATUT, op. cit., II, p. 233. Debe tenerse presente, sin embargo, que desde el
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
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DELITOS CONlRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
Sección Tercera
Primer grupo
Delitos contra la libertad sexual
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
1
Ya defendía este punto de vista con elocuencia CARRARA (Programa, § 2001).
Modernamente, merecen citarse en el mismo sentido la introducción del American Law
Institute al Proyecto de Código Penal Modelo para los Estados Unidos, donde se señala
que se ha observado el criterio de sancionar como delitos sexuales sólo las conductas
que significan uso de fuerza, o corrupción de menores, o escándalo público; el mensa-
je del Proyecto de Código Penal de Alemania, de 1962, y en el terreno religioso, las
conclusiones del llamado Roman Catholic Advisory Committee, del Cardenal Griffin, Ar-
zobispo de Westminster.
2 Consúltese al respecto, DIEZ RIPOLLES, ]OSE LUIS, El Derecho Penal ante el Sexo,
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
RAPTO
1
PACHECO, op. cit., III, p. 147.
2
CARRARA, Programa, § 1684.
3 LABATUT, op. cit., II, p. 225.
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DELITOS CONTRA LOS INfERESES INDMDUALES
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDMDUALES
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
1
SOLER, op. cit., V, p. 349.
2 Véase lo dicho sobre el concurso aparente de leyes en Parte General, Tomo 11,
pp. 122 y SS.
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDMDUALES
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DELITOS CON1RA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
1
PACHECO, op. cit., III, p. 148.
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
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DELITOS CONTRA LOS INI'ERESES INDIVIDUALES
VIOLACIÓN
1
ANTON y RODRIGUEZ, op. cit., II, p. 262; CUELLO CALON, op. cit., II, p. 510;
PUIG PEÑA, op. cit., IV, p. 31; QUINTANO RIPOLLES, op. ctt., II, p. 231.
2 MEZGER, Libro de Estudio, II, p. 108.
3 FONTAN BALESTRA, Delitos, p. 65; SOLER, op. cit., III, p. 291; URE, ERNESTO J.,
Los delitos de violación y estupro, Editorial Ideas, Buenos Aires, p. 15.
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
1 MAGGIORE, op. cit., IV, p. 60; FONTAN BALESTRA, Delitos, p. 56; URE, op. cit.,
p. 16.
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
1
URE, op. cit., pp. 46 y 47.
2 SOLER, op. cit., III, p. 292.
3 CARRARA, Programa, § 1540.
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
1
PACHECO, op. cit., III, p. 126.
2
URE, op. cit., p. 27.
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
1
LABATUT, op. cit. II, p. 229.
2
URE, op. cit., p. 49.
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DELITOS CON1RA LOS INTERESES INDIVIDUALES
en los casos en que ésta tenía causa razonable para oponerse al coi-
to, tal conducta podría ser incriminada a otro título. SOLER admite la
posibilidad de violación en el matrimonio con respecto a la realiza-
ción de cópulas anormales, que no son debidas. 1 ANTON y RODRIGUEZ 2
vinculan la solución del problema al ejercicio legítimo de un derecho:
cuando el derecho no existe (cópulas anormales, estado de divorcio)
o cuando se ejercita ilegítima o abusivamente, habría violación. Por
nuestra parte, estimamos que comete violación el marido que mediante
fuerza o intimidación, o aprovechando la falta de razón o sentido de
su cónyuge, realiza con ella la cópula. Una persona no puede usar de
violencia para el ejercicio de su derecho, ni aun tratándose de dere-
chos patrimoniales (v. gr., no puede apoderarse con violencia de una
cosa de su deudor para hacerse pago; Art. 494 No 20). Menos aún puede
admitirse que esté facultado para ejercerla tratándose de un derecho
tan delicado y personalísimo, y que envuelve en tal alto grado la per-
sonalidad, la libertad y la intimidad de otra persona. De ello no cabe
duda cuando lo que pretende el marido es una conducta sexual anor-
mal, distinta de la cópula vaginal, y cuando existen circunstancias que
justifican la negativa de la mujer (su salud, circunstancias escandalo-
sas, peligro para la criatura que lleva en el vientre, etc.). Pero incluso
cuando la negativa de la mujer parece caprichosa, estimamos que al
marido no asiste otro derecho que el de solicitar el divorcio, confor-
me al Art. 21, causal 7a, de la Ley de Matrimonio Civil. Esa misma dis-
posición alude a las "causas justificadas" que la mujer pueda tener para
negarse a la cópula.
Esta figura ofrece todavía otro aspecto importante. El Art. 362 señala: "Los
delitos de que trata este párrafo se consideran consumados desde que
hay principio de ejecución". Esta disposición está tomada del Código Belga
(Art. 374), y está redactada en plural ("los delitos"), pese a que el párrafo
en cuestión no contempla más que uno, el de violación, debido a que
en el proyecto que la Comisión tuvo por base, el párrafo comprendía
también el delito de abusos deshonestos, que después fue trasladado al
párrafo siguiente, quedando así la inconsecuencia que anotamos.
La disposición indicada presenta dos problemas fundamentales: a)
Qué debe entenderse por "principio de ejecución", y b) ¿Significa este
1
SOLER, op. cit., III, p. 294.
2 ANTON y RODRIGUEZ, op. cit., 11, p. 261.
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DEUTOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORAliDAD PUBliCA
1
LABATIIT, op. cit., 11, p. 231.
2 CARRARA, Programa, § 1535, nota 1; ANTON y RODRIGUEZ, op. cit., 11, p. 264.
SOLER, op. cit. III, p. 297.
3 FERNANDEZ, op. cit., 11, p. 100.
4 ORTIZ MUÑOZ, op. cit., p. 80; SCHWEITZER, MIGUEL, El principio de ejecución
en los delitos de violación, en Revista de Ciencias Penales, Segunda epoca, tomo VIII,
N° 1, 1945, p. 25.
5 En verdad, los ejemplos de frustración que se mencionan son más bien casos de
delito imposible.
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
ESTUPRO
A este delito se refiere el Art. 363: "El estupro de una doncella, mayor
de doce años y menor de dieciocho, interviniendo engaño, será casti-
gado con ... ". El término "estupro", siempre ligado al de acceso carnal,
ha sido sin embargo entendido con diverso alcance según las épocas y
los países. En el Código Español de 1848, PACHEC0 1 lo caracteriza como
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
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DEUTOS CONTRA LOS INfERESES INDIVIDUALES
1
Véanse DEL RIO, op. cit., III, p. 315, y LABATIIT, op. cit., 11, p. 233.
z CARRARA, Programa, § 1503.
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DEUTOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBUCA
Ya al tratar del delito de estafa nos hemos referido al engaño: debe in-
ducirse a la mujer a formarse una falsa representación de la realidad
(error), y entre este error y el acceso carnal debe existir una relación
de causa a efecto. Así, el engaño podrá recaer sobre la naturaleza y
consecuencia del acto sexual o sobre la licitud del mismo o sobre la
identidad de la otra persona o sobre los verdaderos propósitos del otro,
etc. Pero en todo caso se requerirá un verdadero engaño, por lo menos
corroborado por apariencias externas, aunque no se llegue a montar
una mise en scéne complicada.
A este propósito LABATUT 1 señala que una de las formas más carac-
terísticas del engaño constitutivo de estupro es la promesa matrimonial
no cumplida. Los autores españoles en general concuerdan en ello, 2 y
lo propio hace su jurisprudencia. Sin embargo, ya PACHEC03 ponía en
guardia sobre la admisión demasiado amplia de la promesa matrimo-
nial como engaño idóneo, y CARRARA4 se manifiesta de acuerdo con el
Código Toscano en cuanto la promesa matrimonial sólo podía conside-
rarse engaño cuando se hubiere formalizado mediante solemnes espon-
sales y se hubiere violado sin justa causa la fe dada, estimando que
una promesa menos solemne no autorizaba a la mujer para considerar-
se "engañada". El Código Italiano (Art. 526) contempla una figura espe-
cial (no existe el delito de estupro en sentido amplio) para sancionar la
seducción (conjunción carnal) lograda con promesa de matrimonio, cuan-
do la mujer es menor de edad y ha sido inducida a error sobre el esta-
do matrimonial del seductor.
A nuestro parecer, la promesa matrimonial no cumplida puede ser
considerada como una forma de seducción, pero no de engaño. El en-
gaño, según se ha dicho, debe consistir en hacer formarse a la víctima
una falsa representación de la realidad, esto es, debe recaer sobre he-
chos presentes o pasados. La promesa no puede engañar a nadie: la
doncella a quien se le formule bien sabe que una promesa está sujeta a
la mudanza de estado de ánimo de quien la hizo, a que el matrimonio
sea verdaderamente posible, en fin, a numerosas contingencias, como
la muerte o enfermedad del prometiente, etc. La promesa de matrimo-
nio sólo podría ser "engaño" dentro del delito de estupro si se recurrie-
ra a una verdadera mise en scéne para hacer creer en la posibilidad, en
1
LABATUT, op. cit., II, p. 233.
2
ANTON y RODRIGUEZ, op. cit., II, p. 268; CUELLO CALON, op. cit., II, p. 549;
PUIG PEÑA, op. cit., IV, p. 58.
3 PACHECO, op. cit., III, p. 136.
4 CARRARA, Programa, § 1506.
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
ABUSOS DESHONESTOS
1 Una completa exposición sobre todos los aspectos de este delito en nuestra le-
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DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
1
LABATUT, op. cit., II, p. 235.
2
SOLER, op. cit., III, p. 330.
3 CARRARA, Programa, §§ 1542 y 1546, nota l.
4 ANTON y RODRIGUEZ, op. cit., II, p. 265.
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VIOLACIÓN SODOMÍTICA
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Segundo grupo
Delitos contra las buenas costumbres
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SODOMÍA
El Art. 365 sancionaba "al que se hiciere reo del delito de sodomía".
Esta disposición no se contemplaba en el Código Español ni en el Có-
digo Belga. De entre los cuerpos legales que la Comisión Redactora tuvo
a la vista, solamente se refería a una infracción semejante al Código Aus-
tríaco (Art. 113, N° 1°), que muy vagamente lo llamaba "el delito contra
la naturaleza". La Comisión Redactora no dejó testimonio de su fuente
de inspiración en esta materia (debe suponerse que ha sido el antepro-
yecto de RENGIFO), ni del preciso alcance de la incriminación.
El texto del Código Penal decía literalmente: "El que se hiciere reo
del delito de sodomía ... ". Las leyes 19.047 y 19.114 dispusieron el re-
emplazo general en la legislación de las expresiones "auto de reo", "en-
cargatoria de reo", y "auto encarga torio de reo" por "auto de
procesamiento", y la expresión "reo" por "procesado". Al repararse en
que en numerosas ocasiones las leyes vigentes empleaban la expresión
"reo" no sólo en el sentido del "procesado", sino también en otros, como
el de "condenado", "inculpado", etc., y las inconsecuencias derivadas
del reemplazo literal y uniforme de todas esas voces por la de "pro-
cesado", la Ley 19.158 restringió el reemplazo aludido al caso que la
voz reo estuviere tomada en el sentido preciso de "sometido a proce-
so" y todavía no sobreseído, absuelto o condenado. En los otros ca-
sos, autorizó a sustituir la palabra "reo" por "inculpado", "condenado",
"demandado" o "ejecutado", o bien a mantener dicha palabra, según
correspondiere.
A la fecha de esta edición, las ediciones oficiales del Código Penal
se han atenido sólo al contenido inicial de la modificación, y han reem-
plazado la expresión "reo" simplemente por "procesado" en todos los
casos, lo que contraviene la ley. En el Código Penal, en general, la ex-
presión "reo" está tomada como sinónimo de "condenado", no de sim-
plemente "procesado", y a veces, en el alcance de "inculpado". En el
Art. 365, que comentamos, nunca hubo duda de que a pesar del cir-
cunloquio "el que se hiciere reo del delito de sodomía", el hecho de
que señalara a continuación la pena que debía imponérsele indicaba
claramente que la ley entendía referirse al "condenado por el delito de
sodomía": no se imponen penas a los simples procesados. La edición
oficial del Código, datada en 1994, que hemos tenido a la vista, ha re-
emplazado, sin embargo, esa expresión por "el procesado por el deli-
to de sodomía", donde ha reemplazado no sólo la voz "procesado" por
"reo", sino toda la expresión "el que se hiciere ... del", por "el procesa-
do por", lo que la ley no autoriza. El texto conforme a las leyes que
hemos mencionado y correcto sentido jurídico y gramatical debería ser:
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDMDUALES
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FAVORECIMIENTO DE PROSTITIJCIÓN
1 Cf. KLING, SAMUEL G., Sexual Bebavior and tbe Law, Bernard Geis Associates,
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1
GROIZARD, op. cit., V, p. 213.
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Sujeto activo de este delito puede ser cualquiera. Sujeto pasivo, úni-
camente un menor de edad. Opinamos con LABATUT, y contra DEL RI0, 1
que en ausencia de definición legal, y no exigiendo la naturaleza del
delito una interpretación diversa, por "menor de edad" debe entender-
se el que no ha cumplido dieciocho años, aun cuando en otras figuras
de este título el límite máximo de edad del sujeto pasivo se haya fijado
en otra edad.
En seguida, la actividad del sujeto activo debe desarrollarse habi-
tualmente o con abuso de autoridad o confianza. Este último con-
cepto es más fácil de determinar en la práctica. Ocurre tal circunstancia
cuando para promover o facilitar la prostitución se vale el sujeto de las
ventajas en que lo coloca la relación de autoridad o de confianza que
tiene con respecto a la víctima (padre, guardador, maestro, criado, au-
toridad de un establecimiento de educación, curación, reclusión, etc.).
En este caso no se requiere habitualidad por parte del sujeto activo,
pero no debe olvidarse que el concepto mismo de prostitución supone
una actividad más o menos permanente o habitual por parte de la per-
sona prostituida. En suma, por parte del sujeto activo bastará con pro-
mover o facilitar una sola vez la prostitución, pero para dar por acreditada
la prostitución será preciso exigir una conducta habitual en quien la ejer-
ce. El concepto de habitualidad en el promovedor es más difícil de
precisar. CARRARA analiza las diversas teorías, especialmente francesas,
en relación con este punto; si se exige pluralidad de víctimas, o si basta
con una sola, pero existiendo multiplicidad de actos, y si es necesaria o
no la existencia de diversos amantes de la prostituida. Para CARRARA la
única razón de exigir habitualidad en quien comete el delito es la pro-
tección a la moral pública y las costumbres públicas, que no se lesio-
nan con un acto singular y transitorio, sino por el hecho de hacer oficio
o profesión del lenocinio, aunque no sea una ocupación exclusiva. Se-
gún CARRARA, no basta la multiplicidad de actos, ni es exigible la multi-
plicidad de víctimas. Se requiere, eso sí, multiplicidad de personas, de
las cuales una puede ser la víctima y las demás, sus amantes o clientes.
En nuestro concepto, no parece estrictamente exigible la profesionali-
dad, al menos en un sentido de actividad lucrativa o fuente de ingre-
sos. Se requiere, indudablemente, una multiplicidad de actos de
promoción o favorecimiento de la prostitución, durante un tiempo más
o menos prolongado, que permita afirmar la costumbre o hábito. No
creemos necesario que se trate de varias víctimas o prostitutas, pero eso
sí debe recordarse que el concepto mismo de prostitución supone la
1
LABATUT, op. cit., II, p. 238; DEL RIO, op. cit., III, p. 323.
79
DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
CORRUPCIÓN DE MENORES
1
CARRARA, Programa, § 2978.
2 GROIZARD, op. cit., V, p. 211.
80
DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
1
SOLER, op. cit., III, p. 309.
2
LABATIJT, op. cit., II, p. 237.
81
DELITOS CONTRA LOS INfERESES INDMDUALES
82
DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
83
DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
84
DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
85
DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDMDUALES
Bajo este rubro comprende el Código dos delitos: el del Art. 373, de
origen español, y el del Art. 374, de origen belga. Estas figuras están
claramente referidas, como bien jurídico protegido, a lo que CARRARA
llama el "pudor público", esto es, los sentimientos predominantes en la
colectividad en cuanto al ejercicio de la libertad sexual. La exhibición
pública de tal actividad es considerada ofensiva por la generalidad de
los ciudadanos, y este sentimiento es el tutelado por la ley.
l. ULTRAJE AL PUIX>R PÚBUCO. El Art. 373 sanciona a los que "de cual-
quier modo ofendieren el pudor o las buenas costumbres con hechos
de grave escándalo o trascendencia, no comprendidos expresamente en
otros artículos de este Código".
La acción misma aparece en principio bastante indeterminada: "de
cualquier modo" significa, en último término, "con cualquiera acción".
Pero por lo menos encontramos un primer requisito en la exigencia del
texto en el sentido de que se trate de hechos. Es verdad que en un
sentido amplio las palabras, los escritos, etc., también son hechos, y tal
es el sentido que se le da a esta disposición entre los españoles, donde
no existe una disposición especial semejante a la del Art. 374 nuestro.
Pero entre nosotros, en presencia del Art. 374, que sanciona las ofensas
a las buenas costumbres que se cometen mediante escritos o imágenes,
el delito del Art. 373 parece estar restringido a los hechos que consisten
en actividad o movimiento corporal del agente.
En seguida, estos hechos deben ser ofensivos para el "pudor" o las
"buenas costumbres". Este último concepto lo hemos referido ya a la
observancia de las normas de conducta que el común de los ciudada-
nos exige en cuanto al ejercicio público de actividades relacionadas con
las funciones sexuales. En cuanto al "pudor", no es sino el aspecto sub-
jetivo de la "honestidad": el interés que una persona tiene en que los
demás observen a su respecto las normas de corrección y respeto que
la moral impone en cuanto a la actividad sexual, interés que de ordina-
rio va ligado a un sentimiento particularmente delicado. Ahora bien, en
86
DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
87
DELITOS CON1RA LOS INTERESES INDMDUALES
88
DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
89
DEUTOS CONTRA LOS INTERESES INDMDUALES
1
SOLER, op. cit., III, p. 338.
2 URE, ERNESTO, El pudor y la ley penal, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, pp. 48 y 49.
90
DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS Y LA MORALIDAD PUBLICA
91
Segunda Parte
DELITOS CONTRA
LOS INTERESES SOCIALES
CAPITULO VI
95
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
96
DELITOS CON1RA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INTERIOR DEL ESTADO
1Tal es, por ejemplo, el pensamiento de FLORIAN. Véase, GOMEZ, op. cit., V, p. 314.
2GOMEZ, op. cit., V, pp. 317 y ss.
3 SOLER, op. cit., V, pp. 17 y ss.
4 CARRARA, Programa,§§ 3913 y ss.
97
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
CARRARA, Programa, § § 3913 y ss.
98
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INTERIOR DEL ESTADO
Sección Primera
De estos delitos se ocupa el título 1 del Libro 11 del Código Penal. Parece,
para comenzar, que existiera una contradicción entre el epígrafe del título
y el texto del Art. 5° de la Constitución Política, que se refiere a la Nación
y no al Estado como titular de la soberanía. Empero, a la época de redac-
ción del Código ambas nociones se consideraban sólo matices de la mis-
ma idea. Los delitos de este título giran todos en torno a una consideración
fundamental: la nación chilena, organizada jurídicamente como Estado, tie-
ne derecho a existir en su integridad, igualdad e independencia en el con-
junto de las naciones, y todos los súbditos chilenos tienen, respecto del
Estado chileno y por el solo hecho de pertenecer a él, un doble deber:
activo, en el sentido de cooperar en la forma que las leyes determinen a la
defensa y mantenimiento de este derecho fundamental, y pasivo, en cuan-
to deben abstenerse de toda conducta que pueda traducirse en un menos-
cabo de dichos derechos. Este deber, que no tiene una denominación técnica
en materia penal, equivale a lo que en inglés se denomina allegiance, y
podríamos llamarlo deber de fidelidad o lealtad. Este deber aparece par-
ticularmente de relieve cuando la nación se encuentra en guerra, y el título
del Código Penal de que nos ocupamos discurre principalmente sobre esta
hipótesis, pero también se manifiesta en tiempo de paz, y a tal caso se
refieren también el Código Penal y particularmente el Código de Justicia
Militar. Por lo demás, debemos señalar que estos deberes, denominados
"patrióticos" por la doctrina constitucional, están establecidos en el artícu-
lo 22 de la carta fundamental, que establece, en su parte pertinente, que
"los chilenos tienen el deber fundamental de honrar a la patria, de defen-
der su soberanía y de contribuir a preservar la seguridad nacional y los
valores esenciales de la tradición chilena". Precisar este último concepto
escapa con mucho de los lúnites de este trabajo y depende en último tér-
mino de las preferencias de cada cual. 1
tomo I, p. 323.
99
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
Primer grupo
Delitos contra la seguridad exterior
TRAICIÓN
l. DEUTO DEL ART. 107, que consiste en "militar contra la patria bajo
banderas enemigas". El sujeto activo es exclusivamente un chileno, de
nacimiento o naturalizado. De acuerdo con el Art. 6o N° 3° del Código
Orgánico de Tribunales, los tribunales chilenos son competentes para
juzgar este delito, al igual que todos los otros de este título, aunque se
hayan cometido en el extranjero, si el sujeto activo es un chileno (en
esta figura lo es necesariamente).
Otras legislaciones emplean fórmulas como "tomar armas" o "hacer
armas" contra la patria. La Comisión Redactora buscó la actual fórmula
para precisar que el delito consiste en cooperar con otra potencia que
está en guerra con Chile, y no en emprender acciones bélicas contra
Chile independientemente o por cuenta de particulares (filibusterismo),
conducta que queda sancionada en otras disposiciones.
La fórmula "militar bajo banderas" da a entender que el chileno debe
haberse enrolado en las Fuerzas Armadas enemigas, y que no sería cons-
1
LABATUT, op. cit., 11, p. 25.
100
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INfERIOR DEL ESTADO
2. DEIJTo DEL AR.T. 106. Esta figura es más compleja. Reza la disposi-
ción citada: "Todo el que dentro del territorio de la República conspira-
re contra su seguridad exterior para inducir a una potencia extranjera a
hacer la guerra a Chile, será castigado con ... Si se han seguido hostili-
dades bélicas, la pena podrá elevarse hasta la de muerte ... Las prescrip-
ciones de este artículo se aplican a los chilenos, aun cuando la
conspiración haya tenido lugar fuera del territorio de la República".
Se trata de un delito de peligro abstracto (derivado del hecho de
conspirar), agravado cuando surge un peligro concreto (las hostilida-
des) para la seguridad exterior. No puede afirmarse que la eventualidad
de hostilidades subsecuentes transforme este delito en calificado por el
resultado, ya que de la redacción misma del artículo se desprende que
las hostilidades, consecuencia normal de la guerra, han debido estar cu-
biertas por lo menos por el dolo eventual del hechor.
Sujeto activo de este delito es "todo aquel que dentro del territorio
de la República" conspirare, etc., de modo que comprende tanto a los
nacionales como a los extranjeros, siempre que la conspiración haya
tenido lugar en territorio chileno. La redacción del inciso zo es artificio-
sa, porque parece dar a entender que su efecto es ampliar el alcance
de la disposición, cuando en realidad es superfluo. Normalmente, los
delitos de este título son perseguibles según la ley chilena y por los
tribunales chilenos, aunque se cometan en el extranjero, si los autores
son chilenos. El efecto del inciso zo es simplemente el de repetir que,
cometido este delito en el extranjero por un extranjero, no cae bajo la
ley chilena.
La acción típica consiste en "conspirar para inducir a una potencia
extranjera a hacer la guerra a Chile". Como bien hace notar LABATIIT, 1 la
expresión conspirar no está tomada en el sentido técnico que le atribu-
ye el Art. 8°, como una etapa del iter criminis, sino en el sentido de intri-
ga o maquinaciones, según rezaba originalmente el inciso zo del Art. 1o6.
1
LABATIIT, op. cit., II, p. 26.
101
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
102
DEUTOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INfERIOR DEL ESTADO
103
DELITOS CONlRA LOS INTERESES SOCIALES
104
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INfERIOR DEL ESTADO
105
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
GROIZARD, op. cit., 111, p. 210.
106
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INfERIOR DEL ESTADO
a) Respecto de los delitos de los Arts. 106, 107, 108 (del que se tra-
tará más adelante), 109 (en todas sus hipótesis, incluyendo las que son
de espionaje y no de traición) y 110 (cuyo contenido se analiza a conti-
nuación), el Art. 111 señala una regla especial sobre iter criminis: el delito
frustrado se castiga como consumado; la tentativa, como si fuera frus-
tración; la conspiración, como si fuera tentativa, y la proposición, con
presidio menor en cualquiera de sus grados. Esta regla, que por vía ex-
cepcional señala la punibilidad de las resoluciones manifestadas, se debe
a la extrema gravedad de las conductas incriminadas y al hecho de que
con frecuencia se hará materialmente imposible sancionar el delito una
vez consumado.
b) En todas las hipótesis del Art. 109 (incluyendo las de espionaje),
si el delincuente fuere funcionario público, agente o comisionado del
Gobierno de la República, que hubiere abusado de la autoridad, docu-
mentos o noticias que tuviere por razón de su cargo, la pena podrá
elevarse hasta la de muerte. En virtud del principio de especialidad, prima
esta disposición sobre el eventual encuadramiento en alguna de las fi-
guras de delitos funcionarios del título V del Libro 11.
e) También respecto de todas las hipótesis del Art. 109 la penalidad
es un tanto más baja si ellas se refieren, no a Chile y sus fuerzas arma-
das, sino a los aliados de la República que obran contra el enemigo
común (Art. 110). Esto supone, en consecuencia, un pacto o alianza entre
Chile y otras potencias, y un estado de guerra entre Chile y sus aliados,
por una parte, y otro u otros Estados por la otra.
ESPIONAJE
107
DELITOS CONTRA LOS INfERESES SOCIALES
1
LABATUT, op. cit., II, p. 31.
2
Véase al respecto, Parte Especial, Tomo 111, pp. 264 y ss.
108
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INfERIOR DEL ESTADO
109
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
l. DEIJTo DEL ART. 113. Sanciona este artículo "al que violare tregua o
armisticio acordado entre la República y otra nación enemiga o entre
sus fuerzas beligerantes de mar o tierra". Además de atentar contra prin-
cipios de derecho internacional, esta conducta pone en peligro la segu-
ridad exterior, ya que lleva el riesgo presunto de la reanudación de
1
LABATIIT, op. cit., 11, p. 32.
110
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INTERIOR DEL ESTADO
2. DEUTO DEL ART. 114. Se sanciona allí al que "sin autorización legíti-
ma levantare tropas en el territorio de la República o destinare buques
al corso, cualquiera que sea el objeto que se proponga o la nación a
que intente hostilizar". BELLO, hablando del corso, dice: "Las potencias
marítimas, además de las naves de guerra del Estado, suelen emplear
el voluntario auxilio de armadores particulares o corsarios, que apre-
san las embarcaciones y propiedades enemigas, y a las cuales ceden
en recompensa de este servicio una parte o todo el valor de las pre-
sas". 1 El peligro para la seguridad de Chile radica en la posibilidad de
que la potencia hostilizada tome represalias sobre buques o propieda-
des chilenos, o en que Chile se vea eventualmente obligado a pagar
reparaciones. Hoy día el corso ha sido abolido por convenciones inter-
nacionales. 2
3. DEuTo DEL ART. 115. Se refiere esta disposición al que "violare la neu-
tralidad de la República, comerciando con los beligerantes en artículos
declarados de contrabando de guerra en los respectivos decretos o pro-
clamas de neutralidad ... " Hay un aumento de pena para el empleado pú-
blico autor o cómplice de este delito. Como el sujeto activo no está
restringido a los chilenos, habrá que entender que el artículo se refiere a
actos de comercio que por lo menos parcialmente se verifican en Chile;
así por lo demás lo consignó la Comisión Redactora (sesión 143).
Para que este delito surja, es preciso que la autoridad chilena haya
expedido decretos o proclamas de neutralidad; esto es, se refiere a la
neutralidad como estatuto jurídico y no como simple situación de he-
cho. Además, la calidad de contrabando de guerra debe haber sido de-
clarada en esos decretos o proclamas: no basta con que lo haya sido
por parte de alguna de las potencias beligerantes.
1
Citado por FERNANDEZ, op. cit., I, p. 250.
2 Véase lo dicho sobre el corso al tratar del delito de piratería, Parte Especial,
tomo III, pp. 346 y ss.
111
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
4. DEilTO DEL ART. 116. Esta figura tiene una particularidad: el sujeto
activo es únicamente el ciudadano o súbdito de una nación con la cual
Chile está en guerra. La conducta consiste en violar los decretos de in-
ternación o expulsión del territorio de la República, expedidos por el
Gobierno respecto de los ciudadanos o súbditos de dicha nación. La
internación y la expulsión son medidas extraordinarias que limitan la
garantía de libertad personal establecida en la Constitución, por razo-
nes de seguridad nacional. Se viola la internación saliendo del país, o
del lugar o zona de internación; se viola el decreto de expulsión per-
maneciendo en el país o retornando a él después de haber sido expul-
sado. La pena tiene la particularidad de estar en todo caso limitada en
su duración a la de la guerra que motivó dichas medidas, lo que la con-
vierte casi en una medida de seguridad.
112
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INTERIOR DEL ESTADO
1
LABATUT, op. cit., II, p. 35.
2
Véase Tomo I, pp. 152 y ss.
113
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
Segundo grupo
Delitos contra la soberanía
SEPARATISMO
l. DELITO DEL ART. 108. Sanciona a todo individuo que, sin proceder
a nombre y con autorización de una potencia extranjera, hiciere ar-
mas contra Chile, amenazando la integridad de su territorio. El objeti-
vo sería independizar alguna zona o provincia del país, sin actuar en
representación de una potencia extranjera, lo que podría constituir otro
delito. Si este objetivo se busca a través de la promoción de guerra
civil, se planteará un concurso aparente con el delito de rebelión, que
atenta contra la seguridad interior del Estado. No hay mayores exi-
gencias en cuanto al sujeto activo. La tipicidad del delito requiere que
efectivamente se hayan producido acciones bélicas y que ellas hayan
llegado a constituir una amenaza (peligro concreto) para la integridad
del territorio. Si no llega a haberla, puede pensarse en la frustración o
tentativa del delito.
114
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INTERIOR DEL ESTADO
SOMETIMIENTO
Con este nombre común pueden agruparse diversas figuras que consi-
deran atentados contra la autodeterminación de la nación chilena o sus
autoridades.
115
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
3. DEUTo DEL AR.T. 118. Se sanciona aquí "al que ejecutare en la Repú-
blica cualesquiera órdenes o disposiciones de un Gobierno extranjero
que ofendan la independencia o seguridad del Estado". En realidad, esta
disposición estaba dirigida originalmente contra los eclesiásticos o civi-
les que ejecutaran bulas o decretos pontificios contrarios a la paz públi-
ca. Dicha parte del precepto se suprimió en el Congreso, quedando
subsistente sólo el pasaje ya mencionado, que PACHEC0 1 declara no ha-
ber encontrado en otros códigos, y que GROIZARD 2 afirma no ser conce-
bible. Es difícil, en verdad, que pueda darse esta figura delictiva sin que
ella signifique la realización de algún otro de los delitos de este título.
Es circunstancia agravante la de ser empleado público que abusa de su
oficio (Art. 119).
4. OFENSA AL PATRIOTISMO. La Ley 12.927, Art. 1°, letra a), sanciona a "los
que de hecho ofendieren gravemente el sentimiento patrio o de inde-
pendencia política de la nación". Se excluyen, por consiguiente, las ofen-
sas de palabra. Es más fácil concebir una ofensa al sentimiento patrio
que al sentimiento de independencia política, ya que de ordinario las
conductas que ofendan gravemente este último quedarán comprendi-
das dentro de alguna de las figuras ya analizadas. Sin embargo, las ofen-
sas al sentimiento patrio consistentes en ultrajes a la bandera, el escudo
o el nombre de la patria, quedan sancionadas por el Art. 6°, letra b) de
la misma ley, como delitos contra el orden público y no contra la segu-
ridad exterior del Estado. La ley considera digno de protección, al igual
que el sentimiento del honor individual, que el sentimiento de pudor y
moralidad en materia sexual, que el sentimiento religioso, el sentimien-
to de afecto y respecto por la nación de que se es súbdito y los objetos
que la simbolizan.
116
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INfERIOR DEL ESTADO
Sección Segunda
Tratan de estos delitos el título 11 del Libro 11 del Código Penal y la Ley
de Seguridad del Estado No 12.927. A diferencia de las infracciones de
la sección anterior, ya no se atenta aquí contra el aspecto externo de la
soberanía, sino contra ésta considerada como la facultad de organizarse
jurídicamente en determinada forma, y de imponer coercitivamente a
los ciudadanos el acatamiento a esa forma de organización.
Con el nombre genérico de sublevación sanciona el Código Penal
dos formas delictivas que la doctrina conoce como rebelión y sedi-
ción, respectivamente.
REBEUÓN
A este delito se refiere el Art. 121. El hecho central que tipifica esta in-
fracción es el de "alzarse a mano armada". La expresión "alzarse" está
tomada en su sentido metafórico, esto es, de rebeldía hacia el orden
jurídico y la autoridad legalmente constituida, que puede asumir una
forma activa, manifestándose oposición expresa a las disposiciones le-
gales o de la autoridad, respaldada por el empleo de armas o la ame-
naza del mismo, o bien una forma pasiva, como desobediencia a dichas
disposiciones u órdenes, siempre que ella también se fundamente en la
existencia de fuerza armada. Debe existir, según expresión de SOLER, 1
una irrupción ostensible, un levantamiento colectivo más o menos tu-
multuoso, pero con cierta organización necesaria para la consecución
de los fines de que el artículo habla. Producido el alzamiento y exis-
tiendo los objetos en cuestión, el delito se consuma, aunque debe ha-
cerse notar que frecuentemente el Código alude a este artículo
refiriéndose a "los delitos en él señalados", con lo que quiere expresar,
117
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
no el alzamiento mismo, sino los fines perseguidos con él. Las finalida-
des que dan al alzamiento el carácter de rebelión son:
a) La promoción de guerra civil. Promover la guerra civil es
provocar el estallido de la misma. El concepto de guerra civil perte-
nece más bien al Derecho Internacional Público, que ofrece varios
criterios para distinguir una guerra civil de una simple revuelta, se-
dición o motín. En general, se exige un estado de beligerancia bas-
tante extendido, la existencia de cuerpos armados de consideración
por ambos bandos y la posesión de territorio o plazas fuertes por
parte de uno y otro. Ordinariamente va acompañada también de la
simultánea existencia de dos gobiernos o autoridades públicas, que
reivindican para sí la auténtica representación del poder político de
la totalidad del país. En este sentido, la revolución de 1891 fue entre
nosotros una verdadera guerra civil; no así los golpes de Estado de
1931, 1932 y 1973.
b) Cambiar la Constitución o la forma de gobierno. En reali-
dad, como la forma de gobierno está determinada en la Constitución
(republicano y democrático), resulta imposible cambiar aquélla sin cam-
biar a la vez la Constitución, a menos que se trate de una situación de
facto, que sin alterar la Constitución, simplemente no la respete. Aun-
que la ley se refiere a "cambiar" la Constitución, también se comprende
el caso del que se propone eliminar la Constitución sin reemplazarla
por ninguna otra.
e) Privar de sus funciones o impedir que entren en el ejerci-
cio de ellas ciertas autoridades. Se trata de las autoridades que enca-
bezan los tres poderes del Estado: el Presidente de la República, los
miembros del Congreso Nacional y de los Tribunales Superiores de
Justicia. Hay otros delitos (como los atentados y desacatos y los deli-
tos contra la administración de justicia), que también atentan contra
los poderes públicos, pero en cuanto al normal desenvolvimiento de
sus funciones y atribuciones; aquí se atenta contra ellos en cuanto
órganos del Estado, no en su carácter administrativo, sino en su ca-
rácter de entes políticos. Aquí quedan tipificadas la destitución del
Presidente de la República o los magistrados del Poder Judicial y la
disolución del Congreso, hechos frecuentes en las revoluciones y gol-
pes de Estado.
Debido a la gravedad de este delito, y a las serias consecuencias
que su agotamiento acarrea (la consecución de los fines perseguidos
por los sublevados a menudo imposibilita su sanción), el Código ha ti-
pificado ciertas conductas accesorias de participación o actos prepara-
torios de dichos delitos, elevándolas a la categoría de figuras
complementarias del delito de rebelión. Ellas son:
118
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INfERIOR DEL ESTADO
l. FIGURA DEL ART. 122. Allí se sanciona a "los que, induciendo a los
alzados, hubieren promovido o sostuvieren la sublevación, y los caudi-
llos principales de ésta", con los grados máximos de las penas del
Art. 121. Razona la ley sobre la base implícita de que no puede darse
un delito de rebelión sin que participen en él pluralidad de personas,
aunque no se pueda precisar una cifra. Y como debe existir un mínimo
de organización indispensable para la consecución de los fines perse-
guidos, también supone el Código que hay jefes y subordinados. De
ahí la referencia a los "caudillos principales" de la rebelión. De acuerdo
con las normas generales, las personas señaladas en el Art. 122 serían
coautores de la rebelión, sea como autores ejecutores o como autores
instigadores. Sin embargo, no todos los inductores quedarían compren-
didos en esta regla: debe tratarse de inductores que "hubieren promo-
vido o sostuvieren la sublevación", o sea, que tuvieren también alguna
forma de intervención personal y directa en el alzamiento mismo, aun-
que no consista en su presencia física a la cabeza de los sublevados o
en el sitio de los sucesos. El concepto de "caudillo principal" es des-
afortunada pero inevitablemente vago, y deberá precisarse en cada caso.
2. REGIA DEL ART. 123. Se pena en dicha disposición a "los que toca-
ren o mandaren tocar campanas u otro instrumento cualquiera para ex-
citar al pueblo al alzamiento y los que, con igual fin, dirigieren discursos
a la muchedumbre o le repartieren impresos, si la sublevación llega a
consumarse ... a no ser que merezcan la calificación de promovedores".
Esta última limitación corrobora la idea de que los "promovedores" no
son cualesquiera instigadores, sino los indicados en el Art. 122, o sea,
los que tuvieren un papel directo en el alzamiento mismo. Este artícu-
lo, como el anterior, establece sanciones sobre la base de que la suble-
vación haya llegado a consumarse. Si tal cosa no ocurre, se vuelve a la
aplicación de las reglas generales, y las personas mencionadas en los
Arts. 122 y 123 solamente son sancionadas como coautores, si se dan
los requisitos legales. La acción misma constitutiva de esta hipótesis re-
vela el concepto "congoleño" del golpe de Estado que sustentaba el le-
gislador; las formas modernas de la rebelión no revisten, por lo general,
estas características filarmónicas.
SEDICIÓN
Define este delito el Art. 126, en forma tal que resulta ser sólo una re-
belión de tono menor, que esencialmente también consiste en un alza-
miento contra la autoridad legítima. Difiere de la rebelión en que aquí
119
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
120
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INfERIOR DEL ESTADO
121
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
ALTERACIÓN INSTITUCIONAL
Este nombre podría darse a la ~igura del Art. 133, que sanciona a "los
que por astucia o por cualquier otro medio, pero sin alzarse contra el
Gobierno, cometieren alguno de los crímenes o simples delitos de que
tratan los Arts. 121 y 126 ... salvo lo dispuesto en el Art. 137 respecto de
los delitos que conciernen al ejercicio de los derechos políticos". Esta
última salvedad sólo recalca que este artículo no se aplica a los delitos
electorales, que sanciona especialmente la Ley de Elecciones. Esta figu-
ra provoca cierta perplejidad, ya que consiste en cometer los delitos de
rebelión y sedición, pero "sin alzarse contra el Gobierno". Mas los deli-
tos en cuestión consisten precisamente en alzarse contra la autoridad.
¿Cómo puede ser posible cometer los delitos que consisten en "alzar-
se", sin alzarse? La única respuesta que torna inteligible este artículo pa-
rece ser que en verdad él ha querido referirse a la realización efectiva
de aquellos hechos que los sublevados tienen en mira en los Arts. 121
y 126, esto es, que el delito consiste en "promover la guerra civil", "cam-
biar la Constitución", etc., pero sin alzarse públicamente. ¿Cómo puede
realizarse ello? El artículo nos dice que "por astucia", "o por cualquier
otro medio". Esto último no puede ser entendido literalmente, por lo
menos en lo que se refiere a cambiar la Constitución y la forma de go-
bierno, porque de otro modo parecería punible el que lograra cambiar
la Constitución mediante una reforma constitucional ordinaria. Habrá que
entender que se trata de "cualquier otro medio ilegítimo".
Otra dificultad que presenta esta figura es su difícil delimitación en
relación con el delito de atentado de que se ocupa el Art. 261, y que
consiste en "emplear fuerza o intimidación sin alzarse públicamente, para
alguno de los objetos señalados en los Arts. 121 y 126". Parecería una
inconsecuencia aplicar el Art. 261, que tiene una pena inferior, cuando
se emplea fuerza o intimidación, y el Art. 133, con penalidad más seve-
ra, cuando se emplea astucia o cualquier otro medio no violento. Esto
confirma que el verdadero sentido de la ley es el de sancionar de con-
formidad al Art. 261 cuando hay un simple empleo de fuerza con cier-
tos fines, en tanto que el Art. 133 sólo recibe aplicación cuando esos
fines ya han sido logrados.
El Art. 124 sanciona una forma delictiva especial, que es en realidad una
tentativa elevada a la calidad de figura autónoma. Se sanciona a los que
sin cometer los crímenes enumerados en el Art. 121, pero con el pro-
122
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INfERIOR DEL ESTADO
DISPOSICIONES GENERALES
123
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
124
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INfERIOR DEL ESTADO
pas inferiores a la tentativa. Tal cosa dispone el Art. 125 con respecto a
los delitos de los Arts. 121, 122 y 124 (se excluye el toque de campanas
del Art. 123), y de conformidad al Art. 127, también se aplica a las hi-
pótesis de sedición, del Art. 126, aunque en tal caso la penalidad es in-
ferior en un grado.
1
LABATUT, op. cit., 11, p. 45.
125
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
Los Arts. 134, 135 y 136 se ocupan de diversas conductas relativas a los
empleados públicos. El Art. 134 se refiere a la situación de los emplea-
dos públicos que no hubieren opuesto resistencia al alzamiento, estan-
do obligados a ello por razón de su oficio. Esto último debe entenderse
126
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INTERIOR DEL ESTADO
127
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
128
DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD EXTERIOR E INTERIOR DEL ESTADO
129
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
130
CAPITULO VII
131
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
CARRARA, Programa, §§ 3355 a 3361.
132
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
1
QUINTANO RIPOLLES, ANTONIO, La falsedad documental, Reus, Madrid, 1952,
p. 78.
2
MAGGIORE, op. cit., 111, pp. 508 y 509, nota 3.
3 COUSIÑO, LUIS, La falsificación de instrnmento privado, Santiago, 1954, p. 11.
4 LABATUT, op. cit., 11, p. 84.
s ANTON y RODRIGUEZ, op. cit., 11, p. 135.
133
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
134
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
135
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
136
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
Sección Primera
FALSIFICACION DE MONEDA,
VALORES Y SIGNOS DE AUTENTIFICACION
Comprende esta sección los delitos del párrafo 1 ("De la moneda fal-
sa"), del párrafo 2 ("De la falsificación de documentos de crédito del
Estado, de las Municipalidades, de los establecimientos públicos, socie-
dades anónimas o Bancos de emisión legalmente autorizados") y del
párrafo 3 ("De la falsificación de sellos, punzones, matrices, marcas, pa-
pel sellado, timbres, estampillas, etc.").
FALSIFICACIÓN DE MONEDA
137
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
cación en sentido lato, ya que como observa LABATIIT1 "se está atribu-
yendo origen estatal a piezas monetarias que en realidad no lo tienen".
La autenticidad deriva tanto de la sustancia intrínseca como del origen
auténtico. Eso sí que no hay aquí perjuicio económico para quien even-
tualmente reciba tales especies monetarias.
b) La del inciso segundo, que consiste en fabricar moneda de peso
o ley inferiores a los legales. No habló aquí la ley de la materia, pero
ello está implícito en la voz "ley", que no designa sino la relación o
proporción entre el metal fino y la liga, que conjuntamente constituyen
la materialidad de la moneda. La penalidad es mayor en este caso, puesto
que además de lesionarse la fe pública se atenta contra el patrimonio
de quien recibe una moneda de valor intrínseco inferior al verdadero.
No hay requisitos especiales en cuanto al sujeto activo. No hay su-
jeto pasivo (aunque alguien reciba efectivamente la moneda, perjudi-
cándose). Es importante, sí, hacer notar la exigencia de un elemento
típico implícito. En los delitos de falsificación, la doctrina distingue dos
variedades: la imitatio veri o imitación de lo verdadero, y la mutatio
veri o alteración de lo verdadero. Aquí nos encontramos frente a la pri-
mera variedad de comisión: se imita lo verdadero. Y la fabricación re-
quiere además un elemento de carácter objetivo: el éxito artístico, esto
es, que el producto resultante realmente imite al verdadero en forma
que pueda pasar por éste. Esto es lo que CARRARA llama la expendibi-
lidad,2 cuya concurrencia debe apreciarse prácticamente en cada caso.
Se trata de la idoneidad o aptitud para engañar. Es posible que la mo-
neda haya sido efectivamente recibida por alguien, y que sin embargo
no sea expendible (v. gr., la ha recibido un ciego, o se ha entregado
dentro de una bolsa cerrada). Si la moneda falsa no es expendible, no
se comete este delito. Así lo señala el Art. 171: "Si la falsificación o cer-
cenamiento fueren tan ostensibles que cualquiera pueda notarlos y co-
nocerlos a la simple vista, los que fabricaren ... la moneda así falsificada ...
se reputarán reos de engaño y serán castigados por este delito con las
penas que se establecen en el párrafo respectivo". Por "cualquiera" debe
entenderse, naturalmente, una persona adulta normal de escasa cultura
que esté en condiciones de apreciar por sus sentidos la apariencia de
la moneda. La referencia al "engaño" alude, según en su oportunidad
se señaló, al delito del Art. 473 ("otros engaños"). Este requisito de la
expendibilidad o idoneidad es común para todas las figuras del párra-
fo. Además de su situación sistemática, al término del párrafo, el texto
138
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
del Art. 171 se refiere a los que fabricaren, cercenaren, expendieren, in-
trodujeren o circularen la moneda falsificada o cercenada, con lo que
cubre todas las hipótesis del delito.
139
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
140
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
Más aún, la referencia de la penalidad nos indica que este delito se co-
mete sólo por quienes no son los autores de la falsificación o cercena-
miento, porque si la realizan estos mismos, para ellos es sólo una
conducta de agotamiento de su delito anterior, no punible independien-
temente de éste (principio de consunción).
La conducta misma consiste en obrar de acuerdo con los falsifica-
dores para: 1) Emitir la moneda falsa; es ponerla en circulación como
verdadera, aunque no haya sido precisamente aceptada por alguien en
particular (v. gr., echándola en una alcancía pública, como indica so-
LER),1 o 2) Introducirla en la República, lo que supone que la moneda
se ha fabricado en el exterior. Debe recordarse que estos delitos caen
siempre bajo el imperio de la ley penal chilena, aunque se cometan en
el extranjero, en virtud del principio real o de defensa, consagrado le-
gislativamente en el Art. 6° N° 5° del Código Orgánico de Tribunales. La
introducción en la República sólo exige la entrada material de la mone-
da falsa, y no requiere su efectiva emisión o expendición. Eso sí que,
tratándose de una figura con pluralidad de hipótesis equivalentes, no
debe pensarse en ver reiteración de delitos en la conducta que consiste
en introducir primero la moneda y luego emitirla.
LABATUT2 opina que, como la ley se refiere aquí a la moneda "falsi-
ficada o cercenada", ha dejado fuera a la moneda "fabricada", y que la
punibilidad de estas conductas con relación a dicha moneda debería
sancionarse de conformidad al Art. 15 N° 1°. Discrepamos de ambas afir-
maciones. De la última, en virtud de las consideraciones más arriba ex-
puestas, por las cuales estimamos que aquí no hay coautoría de
falsificación, sino una conducta autónoma. De la primera, porque la
moneda "fabricada" también es moneda "falsificada" en sentido amplio,
según se desprende con claridad del epígrafe del párrafo ("De la mo-
neda falsa") y del Art. 171, que se refiere a los que "fabricaren, cercena-
ren, etc." la moneda así "falsificada o cercenada". De modo que el
Art. 167, al mencionar la moneda "falsificada", comprende también la
"fabricada" indebidamente.
b) Circulación maliciosa sin concierto. Se refiere a esta conduc-
ta el Art. 168, que la sanciona con pena inferior al caso precedente. La
conducta consiste en procurarse a sabiendas moneda falsificada o cer-
cenada y ponerla en circulación. Se diferencia fundamentalmente de la
hipótesis anterior en que aquí está ausente el concierto con los falsifi-
cadores. La conducta resulta ser de "doble acto": en una primera parte,
141
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
SOLER, op. cit., V, p. 288.
142
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
143
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
144
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
a) Los bonos emitidos por el Estado. Los bonos son títulos repre-
sentativos de la deuda pública. Dejó testimonio la Comisión Redactora
(sesión 39) de comprender aquí tanto los bonos de la deuda interna
como los de la deuda externa.
b) Los cupones de intereses correspondientes a dichos bonos. Los
bonos son títulos de una deuda que se sirve periódicamente mediante
la cancelación de cuotas correspondientes al pago de intereses y de amor-
tización. Estos intereses se cobran mediante la presentación de cupo-
nes, trozos de papel adheridos a los títulos y que se desprenden de
ellos para canjearlos por dinero a la fecha de los vencimientos corres-
pondientes.
e) Los billetes de Banco al portador, cuya emisión estuviere auto-
rizada por una ley de la República. La forma de redacción de esta dis-
posición resulta un tanto anticuada hoy día, ya que desde 1925 la
exclusividad de la emisión de billetes pertenece al Banco Central de
Chile.
La ley considera la falsificación de esta clase de valores tan grave
como la de moneda metálica; aun más, puesto que la penalidad es más
elevada. Se trata de especies valiosas en sí mismas, no por su materiali-
dad, pero sí por su significación y efectos, y que se equiparan a la mo-
neda desde este punto de vista. Los billetes de banco tienen curso
forzoso, y en este sentido son propiamente la moneda nacional hoy día,
desde la Ley 13.305 sin respaldo metálico alguno; esto es, la moneda-
papel debe recibirse por imperativo legal, y no por representar valor
en oro o plata. Los otros valores no tienen tan vasta circulación, pero
su falsificación pone en peligro el tesoro público y las finanzas priva-
das, ya que por disposiciones legales son recibidos a la par por su va-
lor nominal, en cancelación de muchas obligaciones tributarias y de otro
carácter por las Tesorerías de la República, y son considerados "valores
realizables de primera clase" en numerosas disposiciones legales que
reglamentan la inversión obligatoria de ciertos fondos.
Con relación a los billetes de banco de curso legal, el Art. 64 de la
Ley 18.840, Orgánica Constitucional del Banco Central de Chile, contie-
ne una figura delictiva consistente en "fabricar o hacer circular objetos
cuya forma se asemeje a billetes de curso legal, de manera que sea fá-
cil su aceptación en lugar de los verdaderos". Es la misma conducta
prevista en el Art. 172 del Código, pero restringida a los billetes de cur-
so legal. Se exige el mismo requisito de expendibilidad o éxito artísti-
co, a que ya nos hemos referido, y que el Código contempla en el
Art. 179, en relación con los billetes de banco. El Art. 172 sigue vigente
respecto de los otros documentos que allí contempla, lo mismo que los
artículos siguientes. La figura del Art. 64 de la Ley Orgánica del Banco
145
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
146
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
147
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
DEL RIO, op. cit., 111, p. 132.
2
LABATUT, op. cit., 11, p. 89.
148
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
149
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
150
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
guno de los destinos expresados en los Arts. 180 y 181, hiciere de ellos
una aplicación o uso perjudicial a los derechos e intereses del Estado,
de una autoridad cualquiera o de un particular. El Art. 188 establece una
figura similar, relativa a los que se han procurado los referidos objetos
verdaderos que pertenezcan a países extranjeros e hicieren de ellos en
Chile un uso perjudicial a los derechos o intereses de dichos países,
autoridades o particulares.
Esta conducta se parece un tanto a la falsificación de moneda metá-
lica consistente en "fabricar" moneda igual a la legítima, ya que formal-
mente hablando los objetos que se fabriquen con los instrumentos
auténticos no se diferenciarán en nada de los genuinos. Su única false-
dad no estribará en un elemento material, sino en uno jurídico, abstrac-
to: no emanar verdaderamente de la única autoridad legítimamente
autorizada para fabricarlos. Este delito, a diferencia de todas las demás
falsificaciones referidas al concepto de fe pública, no es meramente for-
mal, sino que es un delito material, de resultado; un delito de lesión y
no de peligro. Ello, porque no basta con procurarse los instrumentos
auténticos (sin perjuicio de que ello pudiera constituir otro delito, como
un hurto, dado el caso), ni tampoco con usarlos (aunque en este caso,
si hay propósito de perjudicar, de ordinario ya habrá tentativa), sino que
el delito se consuma con el perjuicio que se causa con dicho uso, sea
al Estado, sea a una autoridad, sea a un particular.
La otra figura de falsedad por uso indebido está en el Art. 183, inci-
so 2°, que sanciona el hecho de hacer uso del papel sellado o estampi-
llas falsas, habiéndoselos procurado a sabiendas. No se trata de la emisión
de tales objetos, sancionada separadamente y con pena mayor, sino de
un simple uso. No se exige la producción de un perjuicio, pero en ver-
dad el solo hecho de emplear un papel sellado o estampillas falsas, a
menos que la autoridad competente los rechace en su oportunidad, sig-
nificará un perjuicio para el Estado o la respectiva repartición.
151
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
152
DELITOS CONI'RA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
153
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
Sección Segunda
FALSEDADES DOCUMENTALES
PROBLEMAS PRELIMINARES
1
SOLER, op. cit., V, p. 305, nota 6.
Véase
2 MEZGER, Libro de Estudio, 11, p. 300.
154
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
1
Véase sobre esta y otras definiciones, y acerca de la evolución histórica de estos
delitos, MALINVERNI, ALESSANDRO, Teoría del falso documenta/e, Giuffré Editor, Mi-
lán, 1958. En especial, pp. 16, 17, nota 30.
2
Véase SOLER, op. cit., V, p. 305, nota 6.
3 Véase SOLER, op. cit., V, p. 305, nota 6, y MAGGIORE, op. cit., III, p. 545, nota 28.
4 Véase MALINVERNI, op. cit., p. 15, nota 28.
5 SOLER, op. cit., V, p. 305.
155
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
VIADA, op. cit., II, p. 386.
2 CUELLO CALON, op. cit., 11, p. 225.
3 QUINTANO RIPOLLES, La falsedad, p. 87.
156
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
157
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
Véase LABATUT, op. cit., II, p. 94.
2
SOLER, op. cit., V, pp. 309 y ss.
158
DELITOS CONI'RA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
159
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
las oficinas de todas clases, que con arreglo a su institución los expi-
den". Puede observarse que si bien para PACHECO el concepto de "do-
cumento público" puede estimarse coincidente con el civilista, en cambio
el "documento oficial" tiene un claro sentido administrativo, y a ambas
clases de documentos se refiere el Código Penal. Por lo demás, la ex-
presión "documento oficial" no puede encontrarse definida en el dere-
cho privado, ya que es propia del derecho público. Ahora bien, en
nuestro Código Penal el epígrafe del respectivo párrafo ya no se refiere
a la falsificación de documentos "públicos u oficiales", sino a los docu-
mentos "públicos o auténticos", pero el texto de las disposiciones sus-
tantivas mismas no ha sido alterado, y ellas se refieren tanto a los
documentos públicos en un sentido civilista como a los documentos ofi-
ciales. Prueba de ello es que el Art. 193 sanciona a quienes cometieren
falsedad "ocultando ... cualquier documento oficial". Ahora bien, si una
manera de cometer falsificación de documento público es ocultando
un documento oficial, no cabe duda de ue la expresión "documento
público" en el epígrafe del párrafo 4 y en e texto e sus disposiciones
es am lía com rende tanto los documentos ue son úblicos ara el
erecho rivado, como os ocumentos amados "oficia cam-
Para los efectos penales, el documento público debe, ante todo, ser
un documento en el sentido ya explicado. En seguida, debe estar dota-
do, según se ha hecho presente al tratar del bien jurídico protegido, de
ciertos efectos jurídicos de general obligatoriedad (uno de los cuales puede
ser la aptitud probatoria). Pero estos efectos jurídicos obligatorios sólo se
los atribuye la ley a los documentos que han sido emitidos por el Estado,
es decir, aquellos a cuya formación o custodia concurre un funcionario
público por mandato de la ley. En seguida, esto aparece todavía más pre-
cisado por el texto del Art. 193, que considera como sujeto activo prima-
rio de estos delitos al empleado público que abusa de su oficio. En
consecuencia, la intervención del empleado público debe ser ordenada
por la ley y desempeñada del modo que ésta indica. En suma, documen-
to público, para los efectos penales es todo documento a cuya fgrma-
cióñ o custodia debe concurrir un fimdonario público obrando en
ae
Sil caracter tal y en el cumplimiento de sus funciones legales.
Por exclusión, documento privadO sera todo aguel gue, cumplien-
do con la definición general de documento, no sea público. parte de
es as os g es a egonas, e o 1go se re 1ere en ispos1c1ones par-
ticulares a ciertas clases de documentos que no son sino especies de
los grandes géneros anteriores: los partes telegráficos, los documentos
mercantiles, los pasaportes, portes de armas y certificados. A ellos nos
referiremos al tratar en particular de los delitos que de ellos tratan.
160
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
161
DEUTOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
162
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
1
LABATIIT, op. cit., 11, p. 99.
2
CUELLO CALON, op. cit., 11, p. 223.
3 QUINTANO RIPOLLES, La falsedad, p. 180.
163
DELITOS CONTRA LOS INfERESES SOCIALES
1
CARRARA, Programa,§§ 3655, nota 1, y 3697, nota l.
2 QUINTANO RIPOLLES, La falsedad, p. 186.
164
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
1
LABATUT, op. cit., II, p. 98.
2 Conf. CUELLO CALON, op. cit., 11, p. 222, texto y nota.
3 LABATUT, op. cit., 11, p. 99.
4 LABATUT, op. cit., II, p. 99.
165
DEUTOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
166
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
167
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
CARRARA, Programa, § 3704.
168
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
cerse notar que él llama falsedad ideológica a "una mentira dicha por
la parte ante el oficial público", y a continuación 1 agrega que tal clase
de falsedad no es punible como falsedad documental, sino a título
de estelionato (defraudación). A pesar de la diferente terminología, co-
incide en la idea expuesta. Así también MEZGER, 2 SCHONKE, FRANK. SO-
LER3 considera que es posible que un particular cometa esta forma de
falsedad, pero el texto de la ley argentina se refiere al que "insertare o
hiciere insertar en un instrumento público declaraciones falsas", de tal
modo que expresamente se refiere al caso del particular que "hace in-
sertar" declaraciones falsas, lo que entre nosotros no ocurre. Y de to-
dos modos, aun en la ley argentina, la declaración falsa debe versar
sobre "un hecho que el documento deba probar", y como el documen-
to ordinariamente no sirve de prueba de la verdad sustancial de lo afir-
mado, sino únicamente del tenor de las declaraciones, tal exigencia
excluiría la mayor parte de los casos de simples declaraciones mentiro-
sas. Por excepción, es posible que un texto legal determinado obligue
a los particulares a ser veraces en cuanto al contenido de las declara-
ciones que formulan cuando tienen que concurrir a la formación de un
documento público, y, en tal caso, como se encuentran bajo el deber
jurídico de decir la verdad, pueden ser sancionados como autores de
falsedad ideológica si mienten. Tal es, v. gr., el caso de la Ley 4.808,
Art. 27, sobre Registro Civil, que sanciona al que en escritura pública
suministrare maliciosamente datos falsos sobre un estado civil, con la
pena que el Código Penal aplica al que faltare a la verdad en la narra-
ción de hechos sustanciales en documentos públicos. Otro caso se en-
cuentra en el Art. 59 de la Ley 18.840, Orgánica Constitucional del Banco
Central de Chile, donde se sanciona (aunque no con remisión al Códi-
go Penal) al que incurriere en falsedad maliciosa en los documentos
que acompañare en sus actuaciones con el Banco Central o en las ope-
raciones de cambios internacionales regidas por dicha ley.
Sin embargo, el Art. 194 comete otra inexactitud, esta vez por defec-
to. Ya hemos hecho alusión a la posibilidad de falsificación de un docu-
mento público por forjamiento o fabricación, esto es, la creación
íntegra de un documento que no tiene ningún elemento genuino. Esta
hipótesis no se encuentra enumerada en el Art. 193, lo que es lógico, ya
que no puede ocurrir cuando el autor de la falsificación es el propio
funcionario público encargado por la ley de la emisión o autorización
1
CARRARA, Programa, § 3705.
2
MEZGER, Libro de Estudio, 11, p. 311.
3 SOLER, op. cit., V, pp. 335 y ss.
169
DELITOS CONlRA LOS INTERESES SOCIALES
170
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
1
Conf. LABATIIT, op. cit., II, p. 103.
171
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
172
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
sujeto activo puede ser cualquiera persona, y respecto del cual valen
todas las consideraciones precedentes relativas al uso malicioso del do-
cumento público falsificado.
A esta materia se refiere el párrafo 5 del título IV, en los Arts. 197 y 198,
bajo el epígrafe "De la falsificación de instrumentos privados", termino-
logía, según se ha dicho, adoptada para conformarse a la del Código
Civil. El concepto de "documento privado" ya ha sido tratado más arri-
ba. Por lo demás, en el texto mismo del Art. 197, inciso zo, el Código
vuelve a emplear la voz "documentos" en vez de "instrumentos".
De conformidad con lo expuesto precedentemente, no es preciso
que el documento privado esté firmado para que tenga la calidad de
tal; por lo demás, incluso en materia civil (Arts. 1704, 1705, 1711 del
Código del ramo), hay casos en que tal firma no es necesaria, y en ma-
teria procesal (Arts. 477 y siguientes del Código de Procedimiento Pe-
nal), "documento privado" puede ser cualquier papel.
De acuerdo con el Art. 197, el delito consiste en cometer en instru-
mento privado algunas de las falsedades designadas en el Art. 193, con
perjuicio de tercero. Se eleva la penalidad si tales falsedades se hubieren
cometido en letras de cambio u otra clase de documentos mercantiles.
No es tampoco aquí exacta la remisión al Art. 193 por lo que toca a
las posibles formas de comisión del delito. Por las mismas razones que
anotamos en relación con la falsedad cometida por particular en docu-
mento público, no son admisibles las formas ideológicas de falsifica-
ción. Quienes extienden u otorgan documentos privados pueden mentir
en ellos sin que la ley los sancione por esa sola circunstancia; no están
jurídicamente obligados a decir la verdad, y lo que ellos afirmen no es-
tará dotado de fe pública ni de fuerza probatoria. En cambio, la hipóte-
sis del forjarniento, que se echa de menos en el Art. 194, no es concebible
aquí, ya que el forjamiento es una forma de falsedad por imitatio veri,
imitación de un modelo, de una forma verdadera. En materia de docu-
mentos privados no hay "modelo", es decir, no hay "formas auténticas",
solemnidades legales que imitar. Un documento privado enteramente
fabricado por alguien, o es materialmente falso (v. gr., porque se ha
imitado letra, firma o rúbrica de alguien) o es ideológicamente falso (por-
que se afirman mentiras), y entonces no es punible como falsificación,
aunque pudiera ser otro delito (estafa, injuria, etc.). En cuanto a la fal-
sedad por ocultación, tampoco se da en estos casos, ya que el texto del
Art. 193 N° 8° se refiere a los documentos públicos, y respecto de la
173
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
COUSIÑO, La falsificación, pp. 23 a 36 y 51 a 57.
174
DEUTOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
175
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
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DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
177
DELITOS CONlRA LOS INTERESES SOCIALES
178
DEUTOS CONfRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
4. FAlSEDAD POR uso. El Art. 198, en una figura muy semejante a la del
Art. 196, sanciona a los que maliciosamente hicieren uso de los instru-
mentos falsos a que se refiere el artículo anterior, sancionándolos como
si fueren autores de la falsedad. Sobre el particular debemos reiterar lo
ya dicho respecto de la falsedad por uso en materia de documentos
públicos. Esta figura también exige la concurrencia del perjuicio, ya que
"los instrumentos falsos a que se refiere el artículo anterior" son los ins-
trumentos falsos que causan perjuicio a tercero. Por lo demás, no ten-
dría sentido exigir la concurrencia del perjuicio en la figura principal y
que intrínsecamente parece más grave, como es la falsificación misma,
y prescindir de tal exigencia tratándose de una conducta marginal y pos-
terior, como es el mero uso del documento falso.
La posible concurrencia con la estafa se resuelve de idéntica mane-
ra que en el caso anterior: el uso malicioso no sería más que una "de-
fraudación mediante uso de documento falsificado", especial en relación
con las estafas.
179
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
180
DEUTOS CON1RA LA FE PUBliCA Y DE FALSEDAD
181
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
Conf. LABATIIT, op. cit., II, p. 108.
182
DELITOS CONfRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
183
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
Sección Tercera
184
DEUTOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
FALSO TESTIMONIO
185
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
petente, prestación del juramento, etc.) es incluso esencial para que pue-
da configurarse el delito. La Comisión Redactora probablemente pensó
que los términos "falso testimonio" eran suficiente caracterización del
delito, y por lo tanto no describió la acción punible, sino que, al igual
que su modelo español, sólo reglamentó la penalidad de la misma aten-
diendo a diversas hipótesis, en los Arts. 206 a 210 inclusive.
Sobre la base de los términos "falso" y "testimonio", podríamos in-
tentar una descripción de la conducta, diciendo que es la del "testigo"
que "miente". CARRARA considera en el fondo estos mismos elementos,
cuando define el delito como "la afirmación de lo falso o la negación
de lo verdadero emitida a sabiendas en daño -aun meramente posible-
de otro, por quien depone en juicio legítimamente como testigo". 1
El primer problema típico es la determinación del sujeto activo. No
cabe duda alguna respecto del testigo, pero existen dudas respecto de
otras personas, que también tienen por misión cooperar con la adminis-
tración de justicia, y que prestan generalmente juramento antes de des-
envolver su actuación, como el perito y el intérprete, y aun respecto
de las mismas partes, que a veces también prestan declaración de modo
semejante a los testigos, y bajo juramento (absolución de posiciones).
La expresión "testimonio", literalmente entendida, sólo comprendería las
declaraciones que formulan los testigos propiamente tales, pero también
podría interpretarse tal expresión en sentido extensivo, para incluir las
deposiciones de las demás personas ya indicadas, que en un alcance
más amplio son también testimonios. Aunque dentro de un concepto
de protección a la administración de justicia parecería lógico incluir como
sujetos activos a los peritos y a los intérpretes (aunque no a las partes),
nos parece que la interpretación literal es la que debe prevalecer en este
caso, pues aparte del término mismo "testimonio", el Art. 208, al esta-
blecer la penalidad del testigo en determinada hipótesis, señala: "Se apli-
cará la misma (pena) al testigo falso", indicando así a éste como el sujeto
activo del delito. Por lo demás, los Arts. 206 y 207 discurren sobre la
base de que el testimonio se ha prestado a favor o en contra del reo, en
tanto que el perito y el intérprete, en principio, no prestan declaración
ni a favor ni en contra del reo; no son testigos de cargo ni de descargo.
Además, el Art. 212 sanciona la presentación de testigos falsos en jui-
cio, sin mencionar al perito ni al intérprete.
La Comisión Redactora durante la discusión empleó de continuo los
términos "falso testimonio" y "perjurio" como equivalentes, de modo que
al encontrarse referencias en las actas donde se usan aquellos términos,
186
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
187
DELITOS CON1RA LOS INTERESES SOCIALES
1
CARRARA, Programa, § 944.
188
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
tigos que no declaran bajo juramento, y hay, por otra parte, ciertas de-
claraciones juramentadas que no constituyen testimonio, respecto de los
cuales surgiría la duda. Entre nosotros, el punto parece estar resuelto
merced al desdoblamiento del delito en dos formas: el falso testimonio
y el perjurio. El primero consiste esencialmente en faltar a la verdad
cuando se declara como testigo; el segundo, en faltar a la verdad cuan-
do se declara bajo juramento, pero no en calidad de testigo. Ya hemos
visto cómo la Comisión Redactora dejó expresa constancia (sesión 45)
de que en los preceptos relativos al falso testimonio se entendía san-
cionar también a los testigos que por diversas razones no estaban obli-
gados a declarar bajo juramento y, al mismo tiempo, se dijo excluir de
estas disposiciones a los que deponen en causa propia, aunque lo hagan
bajo juramento. De este modo, dentro del delito de falso testimonio pro-
piamente tal, el núcleo del delito consiste en faltar a la verdad cuando se
declara como testigo, sea que ello se haga bajo juramento o no.
La tipicidad de este delito aparece todavía precisada por la exigen-
cia de los siguientes extremos:
a) Validez formal del testimonio. Ello significa que debe prestar-
se ante la autoridad competente y con las formalidades del caso (ante
juez o ministro de fe). Si se prescinde de las formalidades que la ley
exige, el testimonio será de todos modos nulo, y aunque se haya afir-
mado una falsedad, no constituirá este delito. De este modo, si la ley
exige (como ocurre de ordinario) que se juramente al testigo, y tal prác-
tica se omite, no habrá falso testimonio. Pero ello no significa que la
esencia del delito radique en la falta al juramento, sino que el juramen-
to se presenta como un requisito de validez formal del testimonio, para
que jurídicamente pueda ser tenido por tal, sea verdadero o falso.
b) Materia sustancial. No es preciso que la declaración falsa cause
perjuicio o beneficio, ni que pueda causarlo. Bastará, como señala so-
LER, 1 que la declaración pueda contribuir, positiva o negativamente, a la
formación del juicio del juez. Por lo tanto, será requisito necesario que
la falsedad recaiga sobre extremos sustanciales de la declaración, sobre
aquellos que constituyen esencialmente su contenido. 2 Es el mismo cri-
terio presente en materia de falsedades documentales: sólo la falsedad
que altere o varíe el sentido de lo afirmado puede tener relevancia pe-
nal. En cuanto a la declaración que recae sobre las circunstancias gene-
rales de identificación del testigo (identidad, profesión, domicilio, etc.),
estimamos que ella no es susceptible de constituir falso testimonio, ya
189
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
190
DEUTOS CONfRA LA FE PUBUCA Y DE FALSEDAD
1
QUINTANO RIPOLLES, Compendio, ll, p. 139, nota 8.
2 SOLER, op. cit., V, p. 228.
3 GROIZARD, op. cit., lll, p. 993.
191
DELITOS CONI'RA LOS INTERESES SOCIALES
1
Véase al respecto Parte General, Tomo 11, p. 63.
2
PACHECO, op. cit., 11, p. 333.
192
DELITOS CONlRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
PERJURIO
De este delito se ocupa tan sólo el Art. 210, que sanciona al que ante la
autoridad o sus agentes perjurare. En su sentido natural y obvio, el tér-
mino "perjurar" indica jurar en falso, mentir bajo juramento. De este
modo, si el perjurio se produce ante la autoridad judicial, declarando
como testigo, surge un concurso aparente de leyes entre el falso testi-
monio y el perjurio, que se resuelve en favor del falso testimonio, tanto
por especialidad como por consunción. El perjurio es un delito residual
o subsidiario, que comprende todos los casos en que se miente a una
autoridad bajo juramento, salvo aquellos en que se declara como testigo.
Objetivamente hablando, el perjurio presenta semejanza con el fal-
so testimonio, en el sentido de que debe faltarse a la verdad en puntos
sustanciales y en materias que le consten a la persona que declara. Ade-
más, debe prestarse juramento; el juramento debe estar establecido como
1 Véase lo dicho sobre este mismo punto a propósito del delito de sodomía, don-
de la ley emplea el circunloquio "el que se hiciere reo" del delito de sodomía. Véase
este mismo tomo, p. 74.
193
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
194
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
195
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
196
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
197
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
LABATUT, op. cit., II, p. 115.
198
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
1
SCHWEITZER, MIGUEL, El delito de acusación o denuncia calumniosa, en Revis-
ta de Ciencias Penales, Tomo III, 1937, p. 357.
2 LABATUT, op. cit., II, p. 116.
199
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
200
DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA Y DE FALSEDAD
1
LABATUT, op. cit., 11, p. 121.
201
CAPITULO VIII
PROBLEMAS PRELIMINARES
203
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
BUNSTER, La malversación, p. 7.
204
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
1
BUNSTER, La malversación, p. 31.
2 MEZGER, Libro de Estudio, 11, p. 403.
205
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
LABATUT, op. cit., II, p. 70.
206
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
207
DEUTOS CON1RA LOS' INTERESES SOCIALES
1
PONTECILLA, Concurso de delincuentes, pp. 37 y ss.
2
BUNS1ER, La malversación, p. 35. En el mismo sentido, CURY, op. cit., pp. 259 y ss.
208
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
209
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
Sección Primera
210
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
211
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
NOMBRAMIENTOS ILEGALES
212
DEUTOS DE LOS EMPLEADOS PUBUCOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
Sección Segunda
PREVARICACIÓN
1
ANTON y RODRIGUEZ, op. cit., 11, p. 194.
213
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
fracción del deber de aplicar la ley, cometida por las personas espe-
cialmente obligadas a ello.
214
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
1
PACHECO, op. cit., 11, p. 401.
2
LABATIJf, op. cit., 11, p. 130.
3 SOLER, op. cit., V, p. 206.
215
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
216
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
admitir" (llegar a formal acuerdo). El acuerdo puede ser tácito pero in-
equívoco. No es preciso que el juez efectivamente llegue a hacer o de-
jar de hacer lo prometido: si lo hace no se eleva la penalidad.
A pesar de que el texto legal se refiere a "admitir o convenir en
admitir dádiva o regalo", lo que parece indicar una actitud pasiva del
juez, estimamos que se incluye también el caso del juez que toma la
iniciativa y exige al particular el otorgamiento de dádiva o regalo. Si así
no fuera, esta actitud del juez, claramente más grave que la simple acep-
tación, sólo sería punible en virtud del Art. 157, a título de exacción, y
como en este caso ella se haría con ánimo de lucrarse, el hecho se san-
cionaría sólo como estafa, de acuerdo con el precepto aludido. Claro
está que la situación del particular sería muy diferente en uno y otro
caso: si es él quien ofrece, es inductor de prevaricación; si es el juez
quien exige, aquél es víctima del mismo delito.
e) Prevaricación-abuso. Se refiere a ella el Art. 223 No 3°, que cas-
tiga al juez cuando, ejerciendo las funciones de su empleo o valiéndo-
se del poder que éste le da, seduzca o solicite a mujer procesada o que
litigue ante él. Llamamos a esta hipótesis "prevaricación-abuso", porque
la misma conducta es sancionada más adelante, en el Art. 258, con res-
pecto a todos los empleados públicos, como una de las hipótesis del
delito de "abusos contra particulares". Se trata también de un concurso
aparente de leyes, en que prevalece el Art. 223, por especialidad. La ti-
picidad de esta conducta será también analizada en relación con aquel
delito. Seducir significa, como en otras disposiciones que ya hemos co-
mentado, lograr acceso camal a una mujer sin su pleno y libre consen-
timiento (en este caso, por la presión moral derivada del poder del juez).
Solicitar, según LABATUT, 1 es requerir insistentemente de amores a una
persona. Debe precisarse esta última conducta en el sentido de que lo
solicitado de la mujer procesada o litigante debe ser una conducta de
significación sexual, aunque no consista precisamente en acceso camal.
La circunstancia de que el sujeto pasivo en esta figura sea únicamente
la mujer no quiere decir que el sujeto activo sea necesariamente un va-
rón. Pero no se comprenden, evidentemente, la seducción o solicita-
ción de un juez varón a un procesado varón, ni de una jueza mujer a
un procesado varón. Tales conductas encuadrarían, probablemente y se-
gún las circunstancias, en la figura de abusos deshonestos, agravados
porprevalerse del carácter público del culpable.
d) Prevaricación-torcida administración de justicia. Aparte de
la conducta fundamental del Art. 223 N° 1o, los Arts. 224 y 225 señalan
1
LABATUT, op. cit., 11, p. 131.
217
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
218
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
ciones judiciales que son necesarias para que se pueda llevar a cabo la
detención decretada", ya que los jueces no llevan a cabo materialmente
las aprehensiones.
4) Retener preso a un individuo que debiera ser puesto en libertad
con arreglo a la ley. El Art. 224 No so exige obrar "maliciosamente". La faz
culposa de esta hipótesis está en el Art. 22S No so, donde el elemento sub-
jetivo, como siempre, es la "negligencia o ignorancia inexcusables", pero
se agrega otra exigencia: debe retenerse preso al individuo "por más de
48 horas". Este requisito fue agregado por la Comisión Redactora en vista
de la habitual lentitud de la maquinaria administrativa, por lo cual, no
habiendo malicia sino negligencia, es de exigir un lapso como el indica-
do para estimar que existe delito. Las mismas disposiciones procesales
mencionadas precedentemente señalan cuándo debe ponerse en libertad
a una persona. Esta conducta, realizada administrativamente por otros
empleados públicos, constituiría un delito contra la libertad personal, san-
cionada en el título III.
S) Revelar los secretos del juicio o dar auxilio o consejo a cualquie-
ra de las partes interesadas en él, en perjuicio de la contraria (Art. 224
N° 6°). La primera conducta consiste en revelar los secretos del jui-
cio, que más adelante, en el párrafo 8°, se sanciona con respecto a toda
clase de empleados públicos, con el título de "violación de secretos".
Es un delito formal y de peligro, que no requiere perjuicio ni otras con-
secuencias. Debe ser una conducta dolosa, al menos con dolo even-
tual. La otra hipótesis consiste en dar auxilio o consejo a cualquiera
de las partes interesadas en él, con perjuicio de la contraria. Es una fi-
gura material y no formal, de daño y no de peligro, porque requiere
que la parte que recibe el auxilio o consejo lo aproveche y perjudique
así injustamente a la parte contraria. Estas dos conductas no tienen for-
ma culposa.
6) Fallar en causa criminal o civil con manifiesta implicancia, que
sea conocida para el juez y sin haberla hecho saber previamente a las
partes. Es el último caso de esta variedad de prevaricación (Art. 224
N° 7°). La expresión "implicancia" debe entenderse en sentido amplio y
comprender también las causales de recusación. De otro modo la ex-
presión "sin haberla hecho saber previamente a las partes" no tendría
razón de ser, ya que las implicancias deben ser declaradas de oficio
por los jueces y son irrenunciables. En cambio la recusación sólo pue-
de entablarse por la parte perjudicada, y ésta no podrá hacerla valer si
el juez no le da a conocer la causal en cuestión. Con la expresión "ma-
nifiesta implicancia" pretende la ley excluir ciertas causales de impli-
cancia o recusación que no son objetivamente apreciables, o que pueden
presentarse con mayor o menor intensidad.
219
DEUTOS CONlRA LOS INTERESES SOCIALES
220
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
221
DELITOS CONlRA LOS INTERESES SOCIALES
222
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
USURPACIÓN DE ATRIBUCIONES
Se refiere a este delito el párrafo 3° del título, Arts. 221 y 222. Responde
al principio fundamental de derecho público, según el cual los funcio-
narios no pueden exceder las atribuciones que las leyes les otorgan.
Las figuras sancionadas aquí son las siguientes:
223
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
Estas dos hipótesis tienen una disposición común, según la cual las
sanciones correspondientes sólo se aplicarán cuando entablada y resuelta
la contienda de competencia, los empleados continuaren procediendo
indebidamente (Art. 222 inc. 3°). Es posible, sin embargo, que antes de
resolverse la contienda se haya ordenado al empleado correspondiente
inhibirse o suspender su actividad, y en tal caso, si continúa procedien-
do, incurrirá en la figura de prolongación de funciones públicas del
Art. 219.
En su oportunidad señalamos que los delitos de los Arts. 152 y 154
podían fácilmente ser confundidos con éstos. Tratan dichas disposi-
ciones de los empleados públicos que arrogándose facultades judicia-
les imponen alguna pena. Son disposiciones de carácter especial con
respecto al Art. 222, porque en ellas la arrogación de facultades judi-
ciales debe consistir precisamente en el acto de imponer una pena, y
no en otro.
224
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
1
Véase al respecto Parte Especial, Tomo III, pp. 266 y ss.
2 LABATUT, op. cit., 11, p. 150.
225
DEUTOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
Véase Parte General, Tomo I, p. 323.
226
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
52), para excluir el caso de los particulares que reciben simples en-
ca,rgfs de amistad a título prir;a<}.o, aunque provengan de funcionarios
pu lCOS. V
VIOLACIÓN DE SECRETOS
1
.,.
Véase Parte Especial, Tomo III, pp. 264 y ss.
227
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
·,
tenía cotiocimiento del secreto, aunque por cierto en este caso no se
sancionarán las revelaciones o divulgaciones hechas antes de haberse
confiado oficialmente el secreto. La penalidad se aplica por la soMil.
revelación del secreto, sin que se requiera producción de perjuicio,
ni intención de dañar. Sin embargo, la pena aumenta si resulta "grave
daño para la causa pública" (Art. 246 inc. 2°). Si bien el texto del
Art. 246 no distingue entre secretos públicos y privados, debe enten-
derse que se refiere únicamente a los públicos, puesto que la revela-
ción de secretos privados está sancionada separadamente a
continuación.
Numerosas leyes y otras disposiciones especiales establecen sancio-
nes por la revelación de secretos. Algunas de ellas son: el Código Tri-
butario (Art. 101); la Ley 17.374, Orgánica del Instituto Nacional de
Estadística (Art. 29); el Decreto Ley 645, de 1925, que crea el Registro
General de Condenas (Art. 6°); el Decreto con Fuerza de Ley 196, de
1960, Orgánico del Instituto Médico Legal (Art. 16); la Ley General de
Bancos (Art. 20); la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques
(Art. 1°); la Ley 19.172, sobre Arrepentimiento Eficaz; la Ley 19.366, so-
bre Tráfico de Estupefacientes; la Ley 18.703, sobre adopción; la
Ley 18.045, sobre Mercado de Valores, etc.
b) ·Revelación de secretos privados. El Art. 247, inc. 1°, sanciona
al empleado público que, sabiendo por razón de su cargo los secretos
de un particular, los descubriere con perjuicio de éste. La conducta con-
sistente en descubrir los secretos comprende tanto la revelación como
la exposición de los mismos. Pero aquí el delito es material, y no for-
mal; de lesión, y no de peligro. Se exige la efectiva producción de un
perjuicio para el particular afectado. Por las razones señaladas a propó-
sito de la prevaricación de abogados y procuradores, estimamos que el
concepto de perjuicio es amplio, y comprende tanto el pecuniario como
el jurídico, el moral, etc.
228
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
229
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
RESISTENCIA Y DESOBEDIENCIA
230
DEUTOS DE LOS EMPLEADOS PUBUCOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
1
Véase Tomo 1, p. 350.
231
DELITOS CONTRA LOS INfERESES SOCIALES
232
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
1
SOLER, op. cit., V, P- 149.
2
LABATUT, op. cit., II, P- 163.
233
DELITOS CONTRA LOS INI'ERESES SOCIALES
234
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
235
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
Sección Tercera
Los delitos que componen este grupo son tres: la malversación, los frau-
des y el cohecho.
Es éste uno de los delitos más importantes del título, por su frecuencia
práctica y por los problemas técnicos que presenta. Nuestro legislador
incluyó en el párrafo 4° del título conductas de una gran heterogenei-
dad, que hacen imposible encontrar un esquema rector común que re-
presente un tipo-malversación para todas las figuras del párrafo. En
general, la malversación se relaciona con la idea de empleo indebido
de los fondos públicosiJ:écniCiiñente, se le suele dar una acepción má~
_ restringida: la de dar a los fondos públicos un destino también público,
· ero dife .· nte del ue tenían asi nados or la le o la autoridad com-
- etente. in embargo, en nuestro código se denomina malversación a
condu as que van más lejos que la acepción técnica, como la sustrac-
ción de fondos, y otras que tienen un¡:arácter completam-~e diverso,
como la ne~ativa a efectuar un pago,y ~ entregar una cosa,
1
Un concepto de importancia que deoe dtl tdarse comenzar el
estudio ae-esta infracción es el de " os
.l2lli:ilifos;:¡ que son ge~ralmente os 'o jetos materiales so re lós cuafes
recae la acción. Por <f1 " e entiende todo ~énero de bienes, de
cualquiera c~hfkr be~~en al=y~S: :)ú? e~ concept? de CUE-
LLO CALÓN. 1 _ _ _ _ _ _ _ . " son e __e:5KL _ tcativas de dmero, en
1
cualquiera de sus formas;En cuanto 'tf'' ",. oeben entenderse, como
236
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
1
BUNSTER, La malversación, p. 37.
237
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
238
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
239
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
que ha
disposi-
1
BUNSTER, La malversación, pp. 32 y ss.
240
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
1
• LABATUf, op.cit., II, p. 144.
2
SCHWEITZER, MIGUEL, en nota preliminar al trabajo de Bunster, La malversa-
ción de caudales públicos, cit. supra.
241
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
242
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
roceso y tomar o en
~~~~195!~~~~~§-~~E~~e~iru~·~ti~v~~· Ciertamente, para en-
e . 235, el reintegro debe-
rá_ ser completo; si es sólo parcial, a lo más podrá admitirse la
concurrencia de la atenuante de procurar la reparación del daño.
A este delito, sin reintegro, se le llama también desfalco.
1 Ver nuestra obra El Derecho Penal en la jurisprudencia, Tomo VI, pp. 223 y ss.
2 BUNSTER, La malversación, p. 85.
3 LABATIIT, op. cit., II, p. 145.
243 <.
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
244
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
1
BUNSTER, La malversación, p. 120.
245
DELITOS CONfRA LOS INfERESES SOCIALES
~~~:e~ma~--in-
~~~~~~~~~~~it!tííil~~~~~~~~~~~~~a Cuando
una
Estado o
permitiendo que el particular lo haga, comete este delito. n la malver-
--
sación, en cambio, como se ha hecho observar, la conducta ·-ae¡
-~..
em-
246
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
247
DELITOS CONI'RA LOS INTERESES SOCIALES
1
/ ... ~--· =~al~za
necesariamente e: ec~~~~ic: e~~~~~~ ~
que se desprende de la ubicación sistemática e precepto entro de
los "fraudes"), de la mención de "bienes y cosas", y finalmente, en
248
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
forma clara, de la imposición, como pena, de una multa del diez all'-
cuenta por ciento "del ipterés que st¿ bpbjere tomado ep el negocio"
Hemos señalado que el delito comprende dos formas: tomar int rés
y dar interés. La segunda fue introducida por nuestra Comisión· Redacto-
ra y permite resolver casos dudosos para los intérpretes del Código Espa-
ñol. PACHEC0 1 estima que el interés del cónyuge o pariente próximo está
comprendido en la disposición; GROIZARD 2 cree lo contrario. Se ha visto
lo que es "tomar interés". Ahora bien, este delito no e~~Jlrie el funcio--
nario haya llegado efectivamente a obtener un benefiw(es posible in-
cluso que en definitiva le haya resultado un perjuicio); por la inversa,
tampoco exige que para la causa ública ha a res do un 'uicio (igual-
mente existe el delito en caso de que resulte/ beneficio para el Esta-
do). Se trata, por lo tar¡, de un dentó fonii• . Si de hecho resulta para·
el Estado un perjuicio-. encuadramiento se desplaza hacia la respectiva
forma de fraud~ (Art. 239) o malversación; el "tomar interés" sería única-
mente un acto anterior que necesariamente ha precedido al otro y es con-
sumido por éste. El delito del Art. 240 está consumado cuando se reúnen
enel funcionario QÚblic~I dOs calidades: la de funcionario Iíaffiad6 a
interyepjr en la í3.fieració y la de interesado en la misma. No tiene lffi-
portancia cuál efe estas lidades concurra primero. La "intervención" del
funcionario puede estar llamada a producirse en cualquiera etapa del con-
cierto, determinación de l;¡s modalidades y términos, o cumplimiento ma-
terial de la operación respectiva. No es necesario, incluso, gue el empleado
llegue efuctivaweute a in!fQ'f7pif; b con ue esté llamado a ello
a v z ten a interés en el ne ·
ción e ectiva sea descubiert
que el delito ya esté cons mado): .
En 1 dalidad d 'tomar interéS", este interés debe ser siempre
personal del funcionan ero/il te · ; o legal advierte que el puede to-
marse "directa o indir ta ", esto es, por sí mismo o por persona
interpuesta, a la que se deno~· tre n.95otros "palo blanco", equiva-
lente del " 'a" o o"f Siendo éste un d ito de osi-
.. ción el tercer · terpuesto se Capa de su eventua ca I . e or
dfre¿to) un e autor del Art. 15 , por facilitar los medios con·que el
hecho se lleva a efecto, estando concerta . Si no está concertado (lo
que es difícil de concebir), será un cóm ce. Ambas eventualidades su-
ponen, por cierto, que el tercero obre con dolo, a conciencia de que se
trata de dar interés al funcionario llamado a intervenir.
1
PACHECO, op. cit., II, p. 518.
2 GROIZARD, op. cit., IV, p. 338.
249
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
250
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
gir mayores derechos que los que les estén señalados (por la ley, el
reglamento, decreto, resolución administrativa, etc.). La voz "exigir" in-
dica algo más que "pedir"; un simple cobro excesivo no bastaría para
constituir este delito. La conducta consiste en pedir los derechos exce-
sivos subordinando a su pago la prestación del servicio que el funcio-
nario está llamado a dar. Esta conducta presénta semejanza con el delito
de "abusos contra particulares", puesto que se retarda o niega el auxi-
lio o protección que debe dispensarse a los particulares, pero esta últi-
ma figura resulta desplazada, en virtud de especialidad, por la del
Art. 241.
El tratamiento penal de esta figura es curioso, ya que se establece
una pena adicional para el culpable habitual de este delito. Sin embar-
go, éste no es un delito habitual, ya que un solo acto de exacción ile-
gal es suficiente para la punibilidad. En la Comisión Redactora se propuso
precisar el concepto señalando que bastaría una segunda reiteración para
constituir habitualidad, lo que en definitiva no prosperó (sesión 50). Al
parecer, no se ha querido dar a la voz "habitual" en este delito el senti-
do técnico que hemos analizado en su oportunidad, sino el más amplio
de "pluralidad de delitos", esto es, comprensivo tanto de la reinciden-
cia como de la reiteración. En tales casos, habiéndose ya determinado
el efecto preciso que tales circunstancias producen sobre la pena, no
podrán tomarse en consideración como agravante del delito (la reinci-
dencia) o para elevar en otra forma la penalidad (reiteración).
Los principales problemas que esta figura presenta se relacionan con
su delimitación de otras figuras, especialmente las exacciones del Art. 157
y el cohecho. De su vinculación con este último delito nos ocuparemos
al tratar de él. En cuanto a la figura del Art. 157, también consiste en una
exacción, pero es una exacción que se hace invocando una finalidad
pública, esto es, se exige algo a título de impuesto o contribución. Si
esta fmalidad pública es verdadera, el delito es propiamente el del Art. 157;
si es fingida, y en verdad el funcionario la invoca como pretexto para
lucrarse, el delito se desplaza hacia la estafa, según expresamente lo in-
dica el propio Art. 157. En cambio, en la figura del Art. 241 se invoca una
finalidad privada: el funcionario no oculta que los derechos excesivos
los pide para él, a título de remuneración. No se exige un impuesto, sino
un derecho personal. Además, en la figura del Art. 157 no existe antece-
dente legal alguno para exigir una contribución o impuesto; en el Art. 241
existe en principio facultad para exigir un derecho o remuneración, y la
falta reside sólo en la exageración de su monto.
El texto se limita a describir el delito como "exigir" mayores dere-
chos, por lo cual debemos estimar que es un delito formal, que se con-
suma con la sola exigencia, sin que sea menester que los derechos
251
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
COHECHO
252
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
254
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
255
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
pp. 163 y 167.
SOLER, op. cit., V,
2 PACHECO, op. cit., 11, p. 498.
256
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
1
PACHECO, op. cit., 11, p. 502.
257
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
ción y los que no lo son, pues el delito del sobornante siempre se pe-
nará en relación con la sanción del delito funcionario. Si el delito en
cuestión, v. gr., es el de malversación del Art. 233, pese a no ser delito
de posición, la pena del sobornante se mide a partir de la escala seña-
lada en el propio Art. 233. Esto se deduce de la frase final del Art. 250,
inciso primero, que dice: "excepto las de inhabilitación y suspensión",
penas característicamente funcionarias, lo que demuestra que la penali-
dad del "cómplice" (sobornante) debe determinarse según la pena del
respectivo delito funcionario, y no del delito común correspondiente.
En seguida, también el sobornante debe penarse como cómplice en
relación con la pena específica del Art. 248, regla que no tiene mayor
alcance práctico, ya que la pena de inhabilitación allí señalada no es en
ningún caso aplicable al particular sobornante, y respecto de la multa,
no tiene influencia la calidad de cómplice.
b) Con relación a la figura del Art. 249, el sobornante debe ser pe-
nado como cómplice en relación con dicho delito específico (el único
que hay). Por las mismas razones señaladas precedentemente, tampoco
la regla tendrá efecto práctico, dada la naturaleza de las penas: inhabili-
tación (inaplicable) y multa.
e) Puede apreciarse que el sistema anterior a veces resultará más
favorable al sobornante que la aplicación de las reglas generales, y otras,
menos favorable. Es extraña la regla que hace en todo caso inaplicable
al sobornante las penas de inhabilitación y suspensión (lo que en cier-
tas situaciones se traducirá en impunidad de aqúél), ya que hay algu-
nas inhabilitaciones (las absolutas) que podrían ser impuestas al
sobornante, y respecto de las otras, la regla del Art. 61 No so habría he-
cho ·en todo caso aplicable la multa.
d) Quedan subsistentes las reglas generales, ya señaladas, respecto
de las otras formas de participación que no consisten en la inducción
por medio de dádiva o promesa.
El inciso 2° del Art. 250 señala una circunstancia atenuante especial
para el sobornante, cuando el soborno mediare en causa criminal a fa-
vor del reo por parte de su cónyuge, de algún descendiente o ascen-
diente legítimo por consanguinidad o afinidad, de un colateral legítimo
consanguíneo o afín hasta el segundo grado inclusive o de un padre o
hijo natural o ilegítimo reconocido. En tal caso sólo se impondrá al so-
bornante una multa igual a la dádiva o promesa. Se trata de una ate-
nuante especial, cuyo efecto está determinadamente señalado en la
misma ley. A veces la atenuante no será en la práctica tal, ya que la
multa en ella señalada es superior a la que imponen los Arts. 248 y 249,
de modo que cuando esta última sea la única pena aplicable al sobar-
nante, la atenuante resultará en realidad agravante. Ya hemos caracteri-
258
DELITOS DE LOS EMPLEADOS PUBLICOS EN EL DESEMPEÑO DE SUS CARGOS
zado esta disposición en la Parte General como una de las que se ins-
piran, entre nosotros, en la admisión de ciertos principios de la con-
cepción normativa de la culpabilidad y de la no exigibilidad de otra
conducta en algunos casos.
Finalmente, el Art. 251 indica que en todo caso caerán las dádivas
en comiso, disposición que sólo repite la regla general del Art. 31 sobre
comiso de los efectos e instrumentos del delito. Posiblemente se con-
signó para evitar confusiones y dejar en claro que la multa igual a la
dádiva o a cierta parte de ésta era suplementaria del comiso, y no lo
reemplazaba.
259
CAPITULO IX
261
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
Primer grupo
Delitos que afectan la administración pública
De estos delitos trata el párrafo l. Son las figuras más graves y más próxi-
mas a los delitos políticos, entre los cuales los contemplaba el Código
Español. Sin embargo, no se trata aquí de infracciones contra el carác-
ter institucional de las autoridades, sino sólo contra su aspecto funcio-
nal o administrativo. Los atentados representan verdaderas agresiones
262
DEUTOS CONTRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBLICOS
263
DELITOS CONTRA LOS INI'ERESES SOCIALES
de arma, según hemos señalado, equivale al del Art. 132. La voz "agre-
sión" precisa que el acometimiento o la violencia deben realizarse con
relación a la persona misma del funcionario; 2) Si los delincuentes pu-
sieren manos en la autoridad o en las personas que acudieren en su
auxilio. La expresión "poner manos" es metafórica, e indica cualquier
forma de fuerza física aplicada sobre la persona de la autoridad (empu-
jarla, golpearla, sujetarla, etc.); 3) Si por consecuencia de la coacción la
autoridad hubiere accedido a las exigencias de los delincuentes.
1
LABATUT, op. cit., II, p. 172.
264
DELITOS CONTRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBLICOS
265
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
Véase Tomo III, pp. 239 y ss.
266
DELITOS CONTRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBLICOS
ROTURA DE SELLOS
EVASIÓN DE DETENIDOS
Trata de este delito el párrafo 12, Arts. 299 a 304. El primer rasgo de
interés de este delito es la circunstancia de que no se sanciona al de-
tenido mismo que se evade, siempre que se trate propiamente de un
detenido o preso y no de un condenado, pues en tal caso surge la
hipótesis del quebrantamiento de condena, de la que nos hemos ocu-
pado en general y que mencionaremos más adelante. En todo caso,
ni siquiera el condenado que se evade es castigado en este título, de
modo que, siendo éste un delito que supone necesariamente dos per-
sonas que participen materialmente, una de ellas es siempre impune,
al menos por este título.
La expresión "detenidos", del epígrafe, y "presos", que también
emplea el texto de los artículos, debe entenderse en su sentido más
amplio: desde el que está cumpliendo pena de encierro por senten-
cia ejecutoriada, hasta el que está sometido a un simple arresto. Para
la penalidad de este delito nuestro Código sigue un criterio talional,
que también subsiste en el delito de falso testimonio, según el cual
se gradúa la pena del delito en proporción a la que correspondería
al evadido. En verdad, la evasión de detenidos es un delito contra la
administración de justicia y como tal debería ser reglamentado.
l. FIGURA DEL ART. 299. Consiste en ser culpable de connivencia en la
evasión de un preso o detenido cuya conducción o Ctistodia estuviere
267
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
268
DELITOS CONTRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBLICOS
QUEBRANTAMIENTO DE CONDENA
Este delito está reglamentado en la parte general del Código (Art. 90).
El "quebrantamiento" de condena supone que ésta tiene cierta dura-
ción en el tiempo (no es concebible en la pena de muerte o en las
pecuniarias) y que se ha comenzado a cumplir en virtud de senten-
cia ejecutoriada que la impone. El texto del Art. 90 no deja lugar a
dudas de que se trata de un delito nuevo y específico. Pero su régi-
men de penalidad es singular, pues en los casos de los N°5 1o y 2° la
pena por el quebrantamiento de condena no es una pena que se agre-
ga a la anterior quebrantada, sino que es una pena accesoria (inco-
municación, celda solitaria) de la que se estaba cumpliendo: a esta
última la ley la llama expresamente "pena principal". En los casos de
los números 4° y 7°, se reemplaza la pena anterior (restrictiva de li-
bertad) por una nueva, de modo que la pena por el quebrantamiento
tiene el carácter de sustitutiva de la anterior; la que queda sin efec-
to y no debe ya cumplirse. Sólo en los casos de los números 5°, 6o y
8° (penas privativas de derechos) la nueva pena (privativa de liber-
tad o pecuniaria) tiene carácter complementario de la anterior y se
añade a ella (el condenado no recobra los derechos de que estaba
privado). El caso que se contemplaba en el número 3o quedó dero-
gado por la Ley 17.266.
OBSTRUCCIÓN A LA JUSTICIA
269
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
Segundo grupo
Delitos que afectan la tranquilidad pública
DESÓRDENES PÚBLICOS
Se refiere a ellos el Art. 269, que castiga a los que turbaren gravemen-
te la tranquilidad pública para causar injuria u otro mal a alguna per-
sona particular, o con cualquier otro fin reprobado. Se advierte que la
1 Véase la relación entre este delito y el encubrimiento en Parte General, Tomo 11,
p. 104.
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Tercer grupo
Delitos contra la economía pública
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
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DELITOS CONTRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBLICOS
3. SUBASTAS PúBUCAS. Por fin, el Art. 287 sanciona a los que emplearen
amenaza o cualquier otro medio fraudulento para alejar a los postores
de una subasta pública, con el fin de alterar el precio del remate. Es
una disposición de carácter subsidiario, pues si el medio empleado me-
rece en sí mayor pena, se aplica exclusivamente esta última, por expre-
sa disposición del texto legal. Debe hacerse notar que el Código Español,
del cual se tomó este artículo, sancionaba a los que solicitaren dádiva o
promesa para no tomar parte en una subasta pública y a los que ofre-
cieren tales dádivas o emplearen amenaza o se valieren de otro artificio
para alejar de la subasta a posibles postores, todo ello "con el fin de
alterar el precio del remate". La Comisión Redactora estimó que tanto
el ofrecer dádiva como el solicitarla para no tomar parte en una subas-
ta no eran sino manifestaciones lícitas de la libertad económica, ya que
tomar parte en una subasta no era un acto obligatorio. Se dejó limitado
entonces el delito al empleo de "amenazas" o de otro medio "fraudu-
lento" (ilícito) para alejar a los postores, y se mantuvo la finalidad de
"alterar el precio del remate". A pesar de que la redacción del precepto
parece satisfacerse con un propósito subjetivo ("para alejar a los posta-
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DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
Cuarto grupo
Delitos contra la higiene y salud públicas
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DELITOS CONTRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBLICOS
De este primer grupo se ocupan los artículos 313 a, 313 b y 313 c. Gi-
ran ellos en torno del concepto de "profesión médica". En realidad, la
ley no emplea ese término, sino que señala en forma ejemplar algunas
profesiones, como las de médico-cirujano, dentista, químico-farmacéu-
tico y bioquímico, y luego da una noción general, al referirse a las de
"características análogas", relativas "a la ciencia y arte de precaver y cu-
rar las enfermedades del cuerpo humano", concepto bastante extenso,
que incluye a numerosos profesionales llamados "paramédicos" o auxi-
liares de la medicina. Estos últimos aparecen expresamente menciona-
dos en el Art. 313 b. La referencia al "cuerpo humano" debe entenderse
también en sentido amplio, comprensiva de todo el organismo, y por
lo tanto también de la mente. Los psiquiatras quedan sin duda inclui-
dos en el ámbito de estos artículos.
Las figuras comprendidas en este primer grupo son las siguientes:
a) Ejercicio ilegal. Lo contempla el Art. 313 a. La conducta consis-
te en ejercer actos propios de las profesiones ya indicadas, sin tener
el título competente o la autorización legalmente exigible para el ejerci-
cio profesional (en algunas profesiones, además del título, o en vez de
él, se exigen ciertas formalidades, como el pago de patente, etc.). La
falta de cualquiera de estos requisitos, cuando ellos son requeridos por
la ley, torna ilícito el ejercicio profesional. No es necesario que el ejer-
283
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
cicio se haga con fines de lucro; la ley expresamente señala que la san-
ción se aplica aun cuando se ejerciere gratuitamente.
Para evitar problemas a veces difíciles, de apreciación práctica de
conductas aisladas o equívocas, la ley se ha encargado de precisar qué
se entiende por "ejercer actos" propios de la profesión, y señala que lo
hacen:
1°) El que se atribuya la respectiva calidad. Ya al ocuparnos del
Art. 468, a propósito de la estafa, dijimos que "atribuirse" es algo más
que la simple afirmación de un hecho y supone la corroboración o re-
fuerzo externo de lo aseverado, mediante ardides o apariencias que ha-
gan verosímil la mentira. No se requiere una aparatosidad muy
complicada, pero alguna debe haber. Bastaría, en nuestro concepto, con
una tarjeta de visita o letrero en la puerta, en que junto al nombre cons-
tara la calidad de médico; poner avisos; vestir el traje habitual de traba-
jo de los médicos en el hospital; uso de insignias o distintivos; diplomas
falsos.
2°) El que ofrezca tales servicios públicamente por cualquier medio
de propaganda o publicidad. Basta con ofrecer los servicios: en ello está
implícita la afirmación de que se está legalmente habilitado para el ejer-
cicio profesional.
3°) El que habitualmente realizare diagnósticos, prescribiere trata-
mientos o llevare a cabo operaciones o intervenciones curativas de aque-
llas cuya ejecución exige los conocimientos o las técnicas propios de
tales profesiones. Este número traza una línea divisoria razonable entre
lo que debe ser realmente un ejercicio ilícito punible y lo que es una
simple intrusión de aficionado en el campo de la salud. Ante todo se
requiere habitualidad: recomendar aisladamente un producto cualquie-
ra a una persona enferma, o formular una opinión sobre la naturaleza
de su mal, no significará incurrir en este delito; en cuanto a la realiza-
ción ocasional de una intervención quirúrgica, ella acarreará responsa-
bilidad penal a título de las lesiones que cause, pero no por ejercicio
ilegal. Apreciar la "habitualidad" será cuestión de hecho; creemos que
para ello será factor importante considerar la circunstancia de que el
inculpado atienda a personas extrañas, que le son llevadas o presenta-
das en razón de sus supuestos conocimientos médicos. La "habituali-
dad", en cambio, no está tomada en el sentido de "profesionalismo" o
fuente de ingresos, ya que expresamente la descripción de esta figura
sanciona los actos aunque éstos se realicen "a título gratuito". En cuan-
to a los "diagnósticos" o "tratamientos", no se requiere que ellos res-
pondan a los cuadros o sistemas propios de la medicina ortodoxa: quien
prescribe como tratamiento de una enfermedad ciertos ritos mágicos o
sobrenaturales que por sí serían capaces de sanar el mal, con prescin-
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Tratan de estas infracciones los Arts. 313d, 314 y 315. Son las que guar-
dan mayor semejanza con los preceptos que originalmente contenía el
Código Penal en este párrafo, aunque están ahora considerablemente
ampliados y precisados. Se discutía, bajo la vigencia del antiguo texto,
si la "nocividad" de una sustancia debía entenderse en sentido restrin-
gido, esto es, como la virtud de causar un daño en la salud, o en senti-
do amplio, comprensivo del perjuicio resultante de la no producción
del efecto curativo o alimenticio esperado, debido a adulteración, des-
composición o debilitamiento de la sustancia respectiva. El nuevo tenor
de estos artículos abarca ahora, en forma expresa, ambos casos. Las fi-
guras particulares que aquí se incluyen son:
a) Expendio de sustancias medicinales peligrosas (Art. 313 d).
La conducta punible consiste en fabricar o a sabiendas expender sus-
tancias medicinales peligrosas para la salud. La peligrosidad para la sa-
lud debe ser comprobada de hecho; se trata, por lo tanto, de un peligro
concreto que no se presume. Y ella debe consistir en una nocividad
de la sustancia o en un menoscabo de sus propiedades curativas. Tal
vez habría sido deseable que el texto legal se hubiera referido a un
menoscabo "apreciable" de las propiedades curativas; no obstante, de
ordinario será suficiente guía para el juez la exigencia de que este me-
noscabo resulte en un verdadero peligro para la salud, lo que supon-
drá un cierto grado de intensidad o magnitud. Por fin, todavía impone
la ley un requisito más: la nocividad o el menoscabo deben ser conse-
cuencia de que las sustancias medicinales estén deterioradas o adul-
teradas en su especie, cantidad, calidad o proporciones. El deterioro
proviene de causas naturales o accidentales: en tal caso lo delictivo será
el expendio; la adulteración proviene de la actividad humana, y aquí
son delictivos tanto la fabricación como el expendio. Por esta razón, la
ley exige también que se proceda "a sabiendas" en el expendio, no en
la fabricación. En efecto, siempre el dolo es necesario, pero si bien en
la fabricación de una sustancia adulterada es lógico presumirlo, no lo
es en cambio en el simple expendio de una sustancia que no se ha
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Se refieren a este grupo de delitos los Arts. 316 y 318. El concepto cen-
tral es el de "enfermedad", del cual hemos tratado a propósito del deli-
to de lesiones. Se sancionan dos figuras, ambas de peligro.
1°) Diseminación de gérmenes. La conducta es descrita en el
Art. 316 como diseminar gérmenes patógenos. El vocabulario es excesi-
vamente técnico. "Patógeno" es lo que tiene la virtud de producir en-
fermedades. "Gérmenes" es un término biológicamente menos preciso;
alude en general a la célula o principio originario de los organismos
vivientes (óvulo, espora, etc.). La expresión parece estar tomada en un
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Las leyes que regulan esta materia se caracterizan por dos rasgos: su
corta duración y el progresivo aumento del número de delitos y de la
severidad de su pena. Advertimos expresamente a los lectores que el
texto de esta edición se ha redactado bajo la vigencia de la Ley 19.366,
cuyo texto refundido, ordenado y sistematizado con las modificaciones
de la Ley 19.393 fue fijado por el Decreto con Fuerza de Ley N° 1/95,
de 12 de julio de 1995, publicado en el Diario Oficial el 18 de octubre
de ese último año, por lo que es conveniente cerciorarse, al consultar
esta obra, de las probables modificaciones que se hayan introducido en
la materia con posterioridad a la referida fecha.
Después de permanecer inalterados durante casi cien años, los ar-
tículos 313 y 314 originales del Código, relativos en general a la "elabo-
ración, fabricación, tráfico y expendio" de "productos nocivos a la salud"
(sin mencionar de modo específico a los estupefacientes), fueron reem-
plazados por los Arts. 319a hasta el 319g por la Ley 17.155, de 1969,
que creó infracciones relativas particularmente a la elaboración, tráfico
y prescripción de sustancias estupefacientes. A poco andar, dichos ar-
tículos fueron derogados expresamente por la Ley 17.934, de 1973, que
marginó del Código Penal todo lo relativo a las conductas en referen-
cia, y reguló a través de sus propias disposiciones los delitos relativos a
aquellas drogas. Esa ley fue a su vez derogada por la Ley 18.403, de
1985. Esta última fue a su vez abrogada por la Ley 19.366, de enero de
1995, la que por Ley 19.393 fue modificada y complementada. Por tal
razón el texto refundido, según se ha dicho, fue promulgado por un
1
Véase Parte Especial, Tomo III, pp. 26 y ss.
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o consumo si está en poder del agente hacerlo sin grave riesgo para sí
mismo. En la práctica, es una exigencia de poner el hecho en conoci-
miento de la autoridad, aunque el texto no lo dice, pues rara vez será
posible o lícito usar de fuerza privada para tales fines.
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3. OTRAS DISPOSICIONES
l. jUSTIFICACIÓN. En los delitos o faltas consistentes en tener, por-
tar consigo o consumir drogas estupefacientes, la única causal de justi-
ficación es la de tener que consumirlas con fines terapéuticos, acreditados
mediante prescripción médica (Arts. so , 11, 41 y 52).
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3. ITER CRIMINIS. El Art. 24 dispone que los delitos de que trata esta
ley se sancionarán como consumados desde que haya principio de eje-
cución. Además castiga la conspiración para cometerlos. La penalidad
es la misma de las lesiones graves del Art. 397 N° 2°. Debe entenderse
que la conspiración es punible cuando no haya pasado a otra etapa
más avanzada de ejecución, ya que en caso contrario se produce un
concurso aparente de leyes, en el cual, por el principio de consunción,
las etapas más avanzadas van desplazando a las precedentes. Además,
debe distinguirse cuidadosamente lo que es una conspiración para co-
meter un delito, de una asociación ilícita para cometer delitos: esto últi-
mo, según se ha visto, es un delito específico sancionado en el Art. 22
y, por lo tanto, no es punible separadamente la conspiración que en
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Quinto grupo
Delitos de peligro común
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AMENAZAS Y CHANTAJE
1
Véase lo dicho acerca del desistimiento y arrepentimiento en el delito frustrado,
Tomo II, pp. 66 y 85.
2
Véase Parte Especial, Tomo II, pp. 240 y ss.
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VAGANCIA Y MENDICIDAD
l. VAGANCIA. El Art. 305 señala que son vagos los que no tienen hogar
fijo ni medios de subsistencia, ni ejercen habitualmente alguna profe-
sión, oficio u ocupación lícita, teniendo aptitudes para el trabajo. Esta
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DELITOS CONTRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBLICOS
definición se tomó del Código Francés; la del Español era algo diferen-
te. La frase "teniendo aptitudes para el trabajo" fue agregada por la Co-
misión Redactora. El cesante ocasional no es un vago, pues la ley exige
que no se ejerza "habitualmente" ninguna profesión u oficio. El que tie-
ne hogar fijo no es un vago, aunque no trabaje. Al vago se le impone
la pena de reclusión (que, paradójicamente, no lo obliga a trabajar... ) y
la de sujeción a la vigilancia de la autoridad.
El Art. 307 se refiere a ciertos casos que podrían llamarse de "va-
gancia calificada" o "agravada": alude al vago que lleva disfraz o traje
no habitual, o que porta armas, ganzúas o instrumentos sospechosos, o
que intenta penetrar en casa, habitación o lugar cerrado, sin motivo que
lo excuse. Consumada la entrada, en cambio, habrá violación de domi-
cilio, robo tentado u otro delito, sin perjuicio de la penalidad que co-
rresponda por la vagancia simple del Art. 306.
El Art. 308 señala ciertos casos en que el vago puede hacer cesar sus
penas. Pero debe tratarse de la vagancia simple del Art. 306. Puede dar
fianza de buena conducta y aplicación al trabajo, que durará dos años.
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1
LABATUT, op. cit., II, p. 202.
325
DELITOS CONTRA LOS INfERESES SOCIALES
pleado en el servicio del ferrocarril" (Art. 117), expresión amplia, que evita
la necesidad de precisar el alcance técnico de las denominaciones ante-
riores, ya que las penas son siempre las mismas para todos.
La ley, para los efectos de la penalidad, distingue dos situaciones:
a) El abandono o embriaguez simples, es decir, voluntarios en sí,
pero no movidos por un propósito ulterior de provocar un descarrila-
miento o daños a las personas. En este caso las penas dependen de
que no ocurran accidentes o de que, ocurriendo, no haya muertos ni
heridos (Art. 114), o bien de que ocurran accidentes y resulten muertos
o heridos (Art. 115).
b) El abandono calificado. Se trata de abandono hecho "con inten-
ción criminal" para provocar accidentes con daños a las personas. En
este caso las penas que se imponen son las de los Arts. 105 y siguien-
tes (esto es, las figuras relativas al descarrilamiento mismo, y de que se
ha hablado en el número precedente). Tal es la regla del Art. 116.
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DEUTOS CONlRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBUCOS
se produce el accidente, pero sin muertos ni heridos. El Art. 329 del Có-
digo Penal sanciona una conducta muy semejante, pero añadiendo el ca-
lificativo de "culpable" a la ignorancia, e imponiendo sanción sólo cuando
resultan muertos o heridos. El inciso final del artículo dice que sus dispo-
siciones son aplicables "a los empresarios, directores o empleados de la
línea". Esta mención se añadió por la Comisión Redactora (sesión 158)
para comprender los casos en que los accidentes se causaren por el mal
estado de las líneas o equipos, y por culpa de las personas indicadas. Las
penas que les son aplicables, en consecuencia, son las del Art. 329 del
Código Penal, y no las de la Ley de Ferrocarriles, que no contempla dis-
posición análoga; esas penas del Art. 329 sólo están previstas para el caso
en que del accidente resultaren muertos o heridos.
Las expresiones de la ley ("ignorancia, imprudencia, descuido e in-
observancia de los reglamentos del ferrocarril") abarcan todos los mati-
ces con que doctrinalmente se designan las formas de la culpa, por
imprudencia o negligencia, ignorancia o impericia, o infracción regla-
mentaria. Véase lo dicho a propósito de la culpa en la Parte GeneraP
La expresión "involuntariamente" debe entenderse referida a los daños
que se causen, y no a la acción misma, que aunque sea culposa, siem-
pre debe ser voluntaria. Pero si el descarrilamiento o accidente ha sido
provocado dolosamente, las penas son las de los Arts. 105 a 111, aun-
que respecto de los resultados de muerte o lesiones el hechor haya es-
tado solamente en culpa (lo que en verdad es difícil de concebir).
Pese a que la ley dice "... e inobservancia" debe entendersse "... o
inobservancia", tal como reza el Art. 329 del Código.
327
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
una aeronave en vuelo como tripulante de vuelo, sin haber obtenido las
licencias o habilitaciones competentes, o con éstas vencidas", "el desem-
peño en estas funciones bajo la influencia del alcohol o las drogas", "la
omisión por parte del comandante en la información que requiere el con-
trol de tierra para la seguridad del vuelo", "el desvío injustificado de las
rutas aéreas o aerovías por parte del comandante de una aeronave en vuelo
internacional, para entrar o salir del país, o la no utilización de los aero-
puertos", etc. También sanciona ese Código a quienes sin emplear violen-
cia, amenaza de ésta, o intimidación, atentaren en contra de una nave en
vuelo o en servicio o realizaren actos que pongan o puedan poner en
peligro la vida, la integridad personal o la salud de sus pasajeros o tripu-
lantes, según lo preceptúa su artículo 194 bis. Cuando a consecuencia de
estas conductas se causan daños a la aeronave, la pena se aumenta en un
grado. Hay que recordar, por otra parte, que de acuerdo al número dos
del artículo 2° de la Ley 18.314, sobre Conductas Terroristas, se considera
delito terrorista "Apoderarse o atentar en contra de una nave, aeronave,
ferrocarril, bus u otro medio de transporte público en servicio, o realizar
actos que pongan en peligro la vida, la integridad corporal o la salud de
sus pasajeros o tripulantes". Por último, debemos indicar que el artícu-
lo 90 de la Ley de Navegación sanciona en su inciso segundo con las pe-
nas del artículo 485 del Código Penal, aumentadas en un grado, a toda
persona que intencionalmente "destruyere, inutilizare o dañare la carga".
328
DELITOS CONTRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBLICOS
1
Véase Tomo III, p. 355.
329
DELITOS CONfRA LOS INTERESES SOCIALES
PIRATERÍA AÉREA
330
DELITOS CONfRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBLICOS
331
DEUTOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
332
DELITOS CONTRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBLICOS
333
DEUTOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
334
DEUTOS CONTRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBLICOS
335
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
que esto tenga relevancia sólo para la calificación jurídica, pues las pe-
nas de los Arts. 485 del Código Penal y 194 bis del Código Aeronáutico
son las mismas. Sólo si los daños fueran verdaderamente insignificantes
por su cuantía, debería prevalecer el título de "atentado", ya que no sería
lícito, por consunción, concluir que el delito-fin, de menor pena, absorbe
el desvalor delictivo del delito-medio, considerado más grave por la ley.
Los Arts. 3o del Convenio para la Represión del Apoderamiento Ilí-
cito de Aeronaves y 2° del Convenio para la Represión de Actos Ilíci-
tos contra la Seguridad de la Aviación Civil, precisan los conceptos de
"aeronave en vuelo" y "aeronave en servicio".
Como puede apreciarse, hay numerosos actos constitutivos de apo-
deramiento de una aeronave o de atentado contra su seguridad que no
reciben tratamiento específico en ninguna de las disposiciones citadas:
todos aquellos en los cuales se emplee violencia o intimidación (exclui-
dos de la aplicación del Art. 194 bis del Código Aeronáutico) y en los
cuales no concurra alguna de las finalidades indispensables para califi-
carlos y penados como conductas terroristas. Tales casos deberán ser
sancionados conforme a los delitos comunes correspondientes a su ti-
picidad: homicidio, lesiones, robo con violencia o intimidación, estra-
gos, daños. Estas figuras son delitos de lesión, no de peligro, por lo
cual si las conductas han quedado en etapa de tentativa o frustración,
las penas serán rebajadas conforme a las reglas generales.
336
DELITOS CON1RA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBLICOS
337
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
338
DEUTOS CONTRA EL ORDEN Y LA SEGURIDAD PUBUCOS
339
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
340
Tercera Parte
CUASIDELITOS Y FALTAS
CAPITULO X
CUASIDELITOS Y FALTAS
CUASIDELITOS
1
Véase Parte Especial, Tomo III, pp. 46 y ss.
343
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
1
LABATUT, op. cit., JI, p. 397.
2
Al respecto, consultar CURY, ENRIQUE, op. cit., Tomo I, p. 339; y GARRIDO
MONTT, MARIO, op. cit., p. 172, quien asimila la materia al concepto de "culpa lata",
del Derecho Civil.
344
CUASIDELITOS Y FALTAS
1
MUÑOZ CONDE, FRANCISCO, Teoría General del Delito, Temis, Bogotá, Colom-
bia, 1990, p. 73.
345
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
LAS FALTAS
El Libro III, con que termina el Código, está destinado a las faltas, que
no se agrupan de conformidad al bien jurídico protegido, como ocurre
en los crímenes y simples delitos, sino exclusivamente atendiendo a su
gravedad. El título I del Libro tipifica las faltas, y el título II señala dis-
posiciones comunes a todas ellas.
1 Sobre la culpa en general y sus problemas, ver Tomo 1, pp. 312 y ss.
346
CUASIDELITOS Y FALTAS
347
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
CNe sean penadas en las ordenanzas que se dictaren por las respectivas
mllnicipalidades". A este respecto añadió, sin embargo, en el Art. SOl,
que en dichas ordenanzas y en los reglamentos generales o particulares
que dictare en lo sucesivo la autoridad administrativa, no podrán esta-
blecerse mayores penas que las señaladas en el Libro III, aun cuando
hayan de imponerse en virtud de atribuciones gubernativas, a no ser
que se determine otra cosa por leyes especiales.
34S
INDICE
PRIMERA PARTE
DELITOS CONTRA LOS INTERESES INDIVIDUALES
(continuación)
CAPITULO V
Sección Primera
ABANDONO DE NIÑOS Y PERSONAS DESVALIDAS 12
Abandono de niños . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Abandono de personas desvalidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Omisión de socorro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
Sección Segunda
DELITOS CONTRA EL ORDEN DE LAS FAMILIAS 21
Primer grupo
Delitos contra el ordenamiento jurídico de la familia 21
349
INDICE
Segundo grupo
Delitos contra el ordenamiento sexual de la familia 37
Incesto 38
Sección Tercera
DELITOS CONTRA LA MORALIDAD PUBLICA 45
Primer grupo
Delitos contra la libertad sexual 45
Rapto ................................................ . 47
Violación ............................................. . 56
!ter criminis en la violación ................................ . 62
Estupro ............................................... . 64
Abusos deshonestos ..................................... . 68
Violación sodomítica ..................................... . 71
Segundo grupo
Delitos contra las buenas costumbres 73
Sodomía 74
Favorecimiento de prostitución ............................. . 77
Corrupción de menores ................................... . 80
Disposiciones comunes a los delitos anteriores .................. . 83
Ultrajes públicos a las buenas costumbres ..................... . 86
l. Ultraje al pudor público ............................. . 86
2. Difusión de pornografía ............................. . 88
350
INDICE
SEGUNDA PARTE
DELITOS CONTRA LOS INTERESES SOCIALES
CAPITULO VI
Sección Primera
CRIMENES Y SIMPLES DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD
EXTERIOR Y SOBERANIA DEL ESTADO 99
Primer grupo
Delitos contra la seguridad exterior 100
Traición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Espionaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
l. Espionaje por intromisión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
2. Espionaje por revelación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
3. Espionaje por encubrimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
4. Espionaje por cooperación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
Delitos contra principios del derecho internacional . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Segundo grupo
Delitos contra la soberanía 114
Separatismo 114
Sometimiento 115
Sección Segunda
CRIMENES Y SIMPLES DELITOS CONTRA
LA SEGURIDAD INTERIOR DEL ESTADO 117
Rebelión 117
Sedición .............................................. . 119
Alteración institucional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
Seducción de tropas y usurpación de mando ................... . 122
Disposiciones generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
Cooperación de funcionarios públicos al alzamiento .............. . 126
Delitos de la Ley de Seguridad del Estado ..................... . 127
351
INDICE
CAPITIJLO VII
Sección Primera
FALSIFICACION DE MONEDA, VALORES Y SIGNOS
DE AUTENTIFICACION 137
Sección Segunda
FALSEDADES DOCUMENTALES 154
352
INDICE
Sección Tercera
LOS RESTANTES DELITOS DEL TITULO 184
CAPITULO VIII
Sección Primera
DELITOS DE CARACTER REGLAMENTARIO O FORMAL 210
Sección Segunda
DELITOS QUE CONSISTEN EN INFRACCION
DE DEBERES DEL CARGO 213
Prevaricación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
l. Prevaricación de funcionarios judiciales . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214
2. Prevaricación político-administrativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
353
INDICE
Sección Tercera
DELITOS QUE CONSISTEN EN FALTA DE PROBIDAD 236
CAPITULO IX
354
INDICE
Primer grupo
Delitos que afectan la administración pública 262
Segundo grupo
Delitos que afectan la tranquilidad pública 270
Tercer grupo
Delitos contra la economía pública 275
Cuarto grupo
Delitos contra la higiene y salud públicas 282
355
INDICE
Quinto grupo
Delitos de peligro común 314
TERCERA PARTE
CUASIDELITOS Y FALTAS
CAPITULO X
CUASIDELITOS Y FALTAS
Cuasidelitos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 343
l. Disposición general del Art. 490 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 343
2. Cuasidelito de los facultativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 344
3. Cuasidelito con infracción reglamentaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345
Las faltas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 346
l. Faltas - delitos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 348
2. Faltas contra la seguridad y salubridad públicas . . . . . . . . . . . . 348
356
INDICE ALFABETICO DE NOMBRES *
A B
• Los números con cerillos indican el tomo y los demás, puestos a continuación, la página.
357
INDICE ALFABETICO DE NOMBRES
Bramont Arias, Luis 1°, 59 Chauveau y Hélie 1°, 49, 56; 3°, 30; 4°,
Briand, Aristide 1°, 131 244
Bruno, Aníbal 1°, 59 Chauveau, Adolphe (ver también Chau-
Bunster, Alvaro 1°, 182; 3°, 426; 4°, 204, veau y Hélie)
205, 208, 237, 238, 240, 243, 245 Chiossone, Tulio 1°, 59
Bunster, Marcela 1°, 328 Claro, Julio 1°, 38, 48
Buri, Von 1°, 187, 188 Clemente VII 3°, 56
Bustos Juan (ver también Grisolía-Bustos- Cobo del Rosal, Manuel 1°, 57; 3°, 39
Politoff) 1°, 60, 198, 207, 304, 310, Colll 0 , 44
312; 3°, 19, 395 Colombara López, Ciro 3°, 246
Comte, Auguste 1°, 50, 52
e Córdova Roda, Juan 1°, 55, 57
Cortina 1°, 43
Caméades 1°, 263 Cossio, Carlos 1°, 28, 98, 234
Campisi, Nicola 1°, 181 Costa Jr., Paulo José de 1°, 59
Cancino, Antonio José 1°, 59 Costa, Fausto F, 35
Carballa, Juan 1°, 59 Cousiño Mac Iver, Luis 1°, 60, 86, 97,
Carbonen Mateu, J. C. 3°, 39 103, 107, 114, 148, 155, 166, 184, 189,
Cárdenas, Raúl 1°, 59 200, 207, 233, 235, 237, 262, 263, 273,
Carlos V 1°, 38 304, 306, 311, 322; 2°, 71; 3°, 35; 4°,
Carmignani Giovani 1°, 50, 273; 2°, 145; 68, 133, 174, 175, 177
3°, 32, 56, 64, 65, 197; 4°, 132 Covarrubia, Diego 1°, 48, 56, 328
Camelutti, Francesco 1°, 132, 240; 2°, 230; Creus, Carlos 1°, 59
4°, 133 Cucumus 3°, 393
Camevale, Emmanuele 1°, 54 Cuello Calón, Eugenio F, 57, 164, 253,
Carpzov F, 38, 48 267, 306, 309; 2°, 11, 38; 3°, 9, 23, 39,
Carrancá y Trujillo, Raúl 1°, 59 50, 53, 63, 89, 96, 132, 154, 155, 162,
Carrara, Francesco 1°, 23, 33, 35, 50, 166, 182, 186, 212, 241, 242, 243, 252,
51, 114, 142, 161, 162, 163, 174, 176, 259, 290, 297, 302, 305, 318, 341, 388,
211, 235, 271, 273, 279, 291, 341; 2°, 396, 417, 439; 4°, 49, 56, 67, 156, 163,
53, 59, 60, 68, 78, 92, 110, 111, 112, 165, 166, 190, 207, 236, 254
147, 191; 3°, 9, 23, 32, 33, 39, 56, 58, Cury, Enrique 1°, 60, 82, 86, 114, 148,
59, 60, 61, 62, 64, 65, 66, 77, 80, 83, 155, 166, 169, 184, 189, 199, 206,
84, 89, 108, 147, 152, 159, 160, 166, 207, 233, 235, 237, 251, 260, 262,
167, 178, 186, 196, 197, 202, 240, 263, 269, 273, 276, 290, 292, 293,
243, 244, 256, 257, 259, 290, 294, 294, 296, 304, 310, 312, 313, 316,
296, 298, 300, 302, 308, 309, 312, 317, 319, 322, 328, 340, 342, 349,
316, 321, 322, 326, 327, 347, 353, 35~ 2°, 23, 28, 33, 34, 35, 36, 47, 55,
381, 393, 400, 401, 403, 404, 405, 57, 63, 67, 70, 71, 76, 80, 81, 85, 87,
406, 407, 424, 425, 226, 431, 438, 90, 93, 109, 111, 113, 122, 150, 187,
463, 477; 4°, 21, 23, 24, 29, 37, 38, 257, 259; 3°, 99, 344
~'~'~'~'~'~'~'~'~,n,
78, 79, 80, 87, 88, 97, 98, 132, 134, D
138, 164, 168, 169, 184, 186, 188
Carrió, Genaro 1°, 97 Damhouder 1°, 38
Carvallo, Manuel 1°, 46 Delitala, Giacomo 1°, 54, 273
Castro, Alfonso de 1°, 48, 56 Díaz Padrón, José A. 1°, 287
Catalina de Rusia 1°, 49 Diez Ripollés, José Luis 3°, 19, 43; 4°, 46
Cea Egaña, José Luis 3°, 151, 156, 246 Dohna, Alexander Graf zu 1°, 55, 230
Ceniceros, José Angell 0 , 59 Donnedieu de Vabres, Henri 1°, 56, 129
Cerezo Mir, José 1°, 55, 57 Dorado Montero, Pedro 1°, 33, 48, 57
358
INDICE ALFABETICO DE NOMBRES
359
INDICE ALFABETICO DE NOMBRES
H L
Hafter 1o, 56 Labatut, Gustavo F, 60, 114, 149, 165,
Hartmann, Nikolai 1°, 181 181, 189, 232, 267, 268, 273, 284, 290,
Haus 1°, 39, 56; 3°, 463 302, 306, 309, 310, 329, 342, 349; 2°,
Hegel 1°, 32 11, 20, 26, 29, 32, 33, 34, 36, 38, 40,
Hélie, Faustin (v. también Chaveau y Hé- 42, 43, 46, 55, 57, 63, 67, 70, 96, 103,
lie) 104, 107, 109, 111, 177, 183, 187, 225,
Henríquez, Enrique C. 1°, 287 247, 262; 3°, 9, 23, 35, 43, 44, 53, 66,
Hermosilla, Nurieldín 3°, 215 79, 89, 96, 99, 104, 109, 110, 125, 130,
Herrera, Berta (caso citado) 1°, 186 131, 133, 159, 165, 171, 182, 183, 184,
Hippel, Robert von 1°, 55, 190 186, 189, 258, 286, 287, 297, 300, 302,
Hobbes, Thomas 1°, 49 303, 305, 306, 307, 309, 319, 322, 332,
Hold von Feneck 1°, 26 339, 340, 341, 352, 353, 354, 355, 357,
Howard, ]ohn 1°, 39 359, 363, 365, 370, 372, 402, 414, 417,
Huerta Ferrer, Antonio 1°, 186, 187, 190, 426, 440, 449, 450, 464, 475; 4°, 33,
328, 329 35, 40, 47, 49, 63, 66, 67, 69, 75, 76,
Hungría, Nelson 1°, 45, 59 79, 81, 82, 100, 102, 108, 110, 112,
Hurtado, ]osé 1°, 59 113, 115, 124, 125, 133, 138, 140, 141,
148, 158, 163, 165, 171, 178, 187, 189,
190, 196, 198, 199, 201, 206, 211, 215,
Ibáñez, Adolfo 1°, 47; 3°, 93 217, 225, 229, 233, 239, 241, 243, 252,
Ihering, Rudolf von F, 232, 250 254, 264, 265, 271, 295, 325, 344
Impallomeni, Gianbattista 1o, 56 Labeón 1°, 48
Inocencia III 1°, 37 Lacassagne, Alexandre F, 56
Irarrázaval 3°, 78, 473 Laje Araya, Justo 1°, 58
Irureta Goyena, José 1°, 45, 59; 4°, 12, 18 Lamb, David 3°, 28
Lanza, 1°, 54
Lardizábal, Manuel de 1°, 56
J Lastarria, José Victorino 1°, 46
]escheck, Hans Heinrich 1°, 5, 56 Lawrence, David H. 4°, 90
Jiménez de Asúa, Luis 1°, 44, 45, 57, 97 León H., Avelino 3°, 302
José 11 1°, 39, 49 Leopoldo de Toscana 1o, 49
Joyce, James 4°, 90 Levene, Ricardo 1°, 59; 3°, 56, 57, 60, 65
Juan de Santo Tomás 1°, 181 Ley, Robert 1°, 130
Juan Sin Tierra 1°, 77 Lira, José Bernardo 1°, 194
Justiniano F, 98 Liszt, Franz von (v. también Liszt-Schmidt)
1°, 34, 55, 164, 181, 182, 189, 190,
K 201, 211, 23~ 231, 232, 255, 26~ 271,
Kant 1°, 32, 49, 249 279, 290, 291; 4°, 133
360
INDICE ALFABETICO DE NOMBRES
Liszt-Schrnidt 1°, 114, 201, 262; 3°, 9, 57, 4°, 13, 41, 56, 120, 133, 154, 169, 203,
118, 476 254, 261
Livingston, Edward 1°, 46 Mili, John Stuart 1°, 52, 188
Locke, John 1°, 49 Mir Puig 1°, 57, 198
Lombardi 4°, 133 Mittermaier 1°, 49; 4°, 133
Lombroso, Cesare 1°, 52 Molinario, Alfredo S. 1°, 97
Londoño, Hemardo F, 59 Mommsen, Theodor 1°, 24, 48; 3°, 196
Longhi 1°, 54 Montes, Jerónimo 1°, 57
Lucchini F, 51; 2°, 112 Moro, Aldo 1°, 29, 30
Lyra, Roberto 1°, 59 Munhoz Netto, Alcídes 1°, 59
Muñoz Conde, Francisco 1°, 28, 31, 57;
3°, 19, 91, 421; 4°, 345
M
Muyart de Vouglans 1°, 48
Mackay Barriga, Rafael 1°, 353
Magalhaes Noronha, Edgar 1°, 59 N
Maggiore, Giuseppe 1°, 54, 110, 112, 142,
161, 165, 174, 181, 193, 220, 221, 273, Napoleón 1 1°, 39
283, 291, 295; 2°, 64; 3°, 13, 39, 57, 89, Niese, Wemer 1°, 56
154, 166, 240, 243, 255, 269, 296, 297, Nino, Carlos 1°, 59
300, 394, 403, 404, 425; 4°, 45, 57, 77, Nogueira, Humberto 3°, 246
133, 155, 252 Novoa Aldunate, Eduardo 3°, 35
Maistre, Joseph de 1°, 32 Novoa Monreal, Eduardo 1°, 60, 97, 111,
Malinvemi, Alessandro 4°, 155 114, 138, 149, 156, 162, 166, 169, 181,
Malo Carnacho, Gustavo 1°, 59 182, 189, 194, 195, 232, 235, 240, 241,
Manzini, Vincenzo 1°, 54, 88, 99, 149, 244, 245, 253, 255, 257, 258, 265, 267,
174; 3°, 57 243, 297, 394, 404; 4°, 132 268, 269, 273, 279, 281, 282, 284, 290,
Marcelo 1°, 48 295, 305, 306, 309, 315, 319; 2°, 11,
Marsico, Alfredo de 1°, 53; 3° 57 15, 17, 23, 26, 27, 33, 34, 35, 55, 57,
Martínez, Lisandro 1°, 59 63, 64, 67, 70, 71, 84, 96, 100, 107,
Massari 1o, 54 109, 111, 150, 183, 187, 259; 3°, 24,
Maurach, Reinhardt 1°, 55, 165, 184, 253, 43, 44, 45, 51, 126
262, 273, 274, 275; 2°, 249; 4°, 133 Núñez, Ricardo C. 1°, 58, 272, 324, 330,
Mayer, Helmuth 1°, 55, 199, 200 331; 3°, 60, 63, 288, 290, 296, 297,
Mayer, Max Emst 1°, 26, 55, 165, 193, 322, 329, 335, 341, 350, 353
212, 230, 232, 238, 352 Núñez Toribio 1°, 56
Meade, Margaret 4°, 40 Nussbaum, Arthur 4°, 146
Mendel, Gregor 4°, 40 Nypels 1°, 56; 4°, 14
Méndez, Jorge 3°, 29
Méndez, José Agustín F, 45, 59
Mendoza, ]osé Rafael F, 59
o
Mendoza, María Antonieta 3°, 82 Oetker F, 255
Mera, Jorge 3°, 395, 411 Oldekop 1°, 38, 48
Merkel, Adolph 1°, 201, 231; 4°, 21, 133 Olesa Muñido, Francisco Felipe 3°, 83
Mezger, Edmund 1°, 30, 55, 85, 110, 112, Olshausen 4°, 120
142, 165, 184, 192, 212, 224, 230, 234, Orellana, Nemrod 1°, 225
240, 250, 253, 255, 262, 273, 278, 291, Ortiz Muñoz, Pedro 1°, 59, 165, 181, 189,
294, 295, 301, 324; 2°, 64, 65, 98, 100, 215, 232, 255, 257, 272, 278, 309; 4°,
113, 121; 3°, 9, 39, 60, 89, 91, 96, 142, 63, 64, 174, 175, 176, 177
154, 162, 197, 240, 243, 269, 290, 300, Ortiz Quiroga, Luis F, 324
301, 327, 392, 396, 397, 399, 431, 478;
361
INDICE ALFABETICO DE NOMBRES
p Recesvinto 1°, 42
Rengifo, Manuel 1°, 47, 311; 3°, 115, 123,
Pacheco, Joaquín Francisco 1°, 43, 47, 49, 197, 240, 292, 312; 4°, 74, 85, 102,
56, 88, 176, 187, 290, 304, 309, 329, 125, 201
344, 348; 2°, 17, 23, 26, 29, 39, 41, 42, Reta, Adela 1°, 59
44, 45, 46, 51, 54, 58, 62, 92, 120, 191, Reyes Echandía, Alfonso 1°, 59
192, 227; 3°, 18, 22, 44, 45, 49, 57, 58, Reyes, Alejandro 1°, 46; 2°, 23, 54; 3°, 78,
67, 72, 73, 78, 79, 81, 83, 89, 90, 108, 115, 348
115, 121, 123, 124, 131, 135, 166, 175, Río, Raimundo del1°, 59, 329; 2°, 259; 3°,
182, 212, 242, 318, 321, 326, 333, 387, 35, 44, 130, 303, 306, 319, 322; 4°, 61,
443, 444; 4°, 14, 26, 38, 47, 48, 53, 55, 63,65, 66, 79,148
59, 64, 66, 67, 112, 116, 155, 159, 160, Rivacoba, Manuel de 1°, 274, 276, 325,
183, 192, 207, 210, 213, 249, 256, 257 328, 353
Pannain 1o, 54 Roa, Armando 1°, 280; 3°, 24
Papiniano 1°, 100 Rocco, Arturo 1°, 54; 4°, 132
Paulo 1°, 48 Rodríguez Devesa, José María 1°, 57; 3°,
Pavón Vasconcelos, Francisco 1°, 59 39, 40
Peco, José 1°, 44, 58; 3°, 57; 4°, 61 Rodríguez Mourullo, Gonzalo 1°, 57, 207,
Pella, Vespasien F, 129 276; 3°, 19
Peña Cabrera, Raúll 0 , 59 Rodríguez Muñoz, José Arturo (véase tam-
Pereda, Julián 1°, 328 bién Antón y Rodríguez) 1°, 199, 327;
Pessina, Enrico 1°, 51, 52, 273; 2°, 147; 2°, 10
3°, 296, 393; 4°, 132 Roeder 1°, 33
Petrocelli, Biagio 1°, 29, 54, 232; 3°, 424 Rojas, Nerio 3°, 89
Pfeffer, Emilio 3°, 246 Romagnosi, Giandomenico 1°, 32, 50, 52,
Pica Urrutia, René 2°, 87 273
Politoff, Sergio (v. también Grisolía-Bus- Rornán, Sergio, 3°, 74
tos-PolitofD 1°, 60, 207, 221; 2°, 29; 3°, Romero Soto, Luis 1°, 59
72, 300, 305, 424, 426, 428, 430, 433 Romo Pizarro, Osvaldo 3°, 41, 43, 96
Porte-Petit, Celestino F, 59 Rosal, Juan del 1°, 57, 306, 327; 2°, 11,
Prieto Castro, L. 1°, 212 191
Primo de Rivera, Miguell 0 , 43 Rossi, Pellegrino 1°, 50, 98
Prins 1°, 56 Rousseau, Jean-Jacques 1°, 49
Puerto García, Hemán 3°, 99 Roxin, Claus 1°, 56, 198
Puffendorl,Sammuel 1°,49 Roy Freire, Luis 1°, 59
Puga Vial, Juan Esteban 3°, 386 Rudolph, Gilberto 1°, 207
Puig Peña, Federico 1°, 57; 3°, 303; 4°,
56, 57 S
Salas, Ramón 1°, 56
Q Saldaña, Quintiliano 1°, 43, 57
Queralt Jiménez, Joan Josep 3°, 40 Salvagno Campos, Carlos F, 59
Quezada, Franklin 3°, 74 Sánchez Tejerina 1°, 57
Quintano Ripollés, Antonio 1°, 43, 57, 174, Sauer, Wilhelm 1°, 55, 182, 298
Savigny, F. K., Von F, 176; 3°, 430
306, 309, ; 2°, 11, 19, 38, 64, 238, 245;
Scarano, Luigi 2°, 57, 60
3°, 39, 50, 99, 166, 388; 4°, 56, 133,
Schepeler Raveau, Manuel 3°, 35, 99
156, 163
Schepeler Vásquez, Enrique 3°, 74
Schmidt, Eberhard (v. también Liszt-
R
Schmidt) 1°, 55
Ramírez Boisson, Mario 3°, 139 Schonke 1°, 55; 3°, 154; 4°, 41, 120, 133,
Ranieri, Silvio 1°, 53, 191 169, 205, 254
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• Los números con cerillos indican el tomo y los demás, puestos a continuación, la página.
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