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Reporte Fami Funck
Reporte Fami Funck
Martínez
Matrícula: 2014-0591
Este capítulo da a entender que el hogar es como una escuela donde los
hijos son los alumnos y los padres son los profesores. En el hogar cristiano
las lecciones deben tener el objetivo de enseñar a los hijos principios
cristianos que les ayude en esta vida terrenal. Si los hogares fueran de este
modo los jóvenes serian de bien para la sociedad y mucha de la
delincuencia y violencia que podemos encontrar en nuestro mundo actual
no existirían. Muchos son los hogares en las cuales los hijos no son
enseñados de los principios de la vida y esta falta de enseñanza hace que el
mundo carezca de principios morales.
Los cristianos que enseñan a sus hijos el temen a Jehová ejercen una
influencia abundante en favor del bien. Una familia ordenada y disciplinada
es una de las mayores evidencias que un cristiano puede presentar al
mundo porque es un testimonio viviente sobre los corazones de los que
presencian tal hogar. Las familias que los rodean notaran la diferencia en
carácter y ellos sabrán que tal hogar es estreñido por la voluntad de Dios y
muchos iniciaran modificaran su estilo de vida. Los ángeles de Dios
cuidaran de los hogares que testifica de su poder por medio de su diario
vivir.
Este capítulo nos habla sobre los casamientos prohibidos, Dios desde un
principio aconsejo a su pueblo a no ligarse en casamiento con personas de
otras ciudades idolatras, puesto a que no seria factible la convivencia entre
vosotros.
Una cita que destacar es la siguiente: “El Señor ordenó al antiguo Israel que
no se relacionara por casamientos con las naciones idólatras que lo
rodeaban: “Y no emparentarás con ellos: no darás tu hija a su hijo, ni
tomarás a su hija para tu hijo.” Se da la razón de ello. La sabiduría infinita,
previendo el resultado de tales uniones, declara: “Porque desviará a tu hijo
de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se
encenderá sobre vosotros,”
Es por eso por lo que Dios nos dice que busquemos pareja dentro del
pueblo, ya que esto crea más armonía en el hogar debido a que las
costumbres son las mismas.
Esta habla sobre los casamientos apresurados, comienza abordando que los
niños son niños y por ende no debe haber cabida para comprometerlos
desde temprana edad, puesto a que estos matrimonios que son arreglados
desde que los niños tienen poca edad, la mayor parte del tiempo resultan en
desgracia.
Cita para destacar: “Los que se casan ingresan en una escuela en la cual no
acabarán nunca sus estudios. Por mucho cuidado y prudencia con que se
haya contraído el matrimonio, pocas son las parejas que hayan llegado a la
perfecta unidad al realizarse la ceremonia del casamiento. La unión
verdadera de ambos cónyuges es obra de los años subsiguientes.
Aquí se plantea que Dios debe ser el centro del matrimonio puesto a que el
se encargara de unir a la pareja de manera que la relación sea mas duradera
siendo Él foco de todo, además se aconseja a la pareja en que se fijen mas
de las virtudes del otro y nos en las imperfecciones puesto a que esto
ayudara a que se manejen y puedan sobrellevar mejor.
Cuanto más nobles sean los propósitos que animen a los padres, cuanto más
elevadas sus dotes intelectuales y morales, cuanto más desarrolladas sus
facultades físicas, mejor será el equipo que para la vida den a sus hijos.
Cultivando en sí mismos las mejores prendas, los padres influyen en la
formación de la sociedad de mañana y en el ennoblecimiento de las futuras
generaciones.
El padre debe hacer cuanto esté de su parte por la felicidad del hogar.
Cualesquiera que sean los cuidados y las perplejidades que le ocasionen sus
negocios, no debe permitir que arrojen sombra sobre su familia; debe
volver siempre a casa con la sonrisa y buenas palabras en los labios.
La madre es la reina del hogar, y los niños son sus súbditos. Ella debe
gobernar sabiamente su casa, en la dignidad de su maternidad. Su
influencia en el hogar ha de ser suprema; su palabra, ley. Si ella es
cristiana, bajo la dirección de Dios, conquistará el respeto de sus hijos.
La madre que asume animosamente los deberes que le tocan directamente
verá que la vida le resulta preciosa porque Dios le dio una obra que hacer.
En esta obra no necesita forzosamente empequeñecer su mente ni dejar que
su intelecto se debilite.
La obra de la madre le fue asignada por Dios, a saber, la de criar a sus hijos
en la disciplina y admonición del Señor. Debe recordar siempre a sus
tiernos intelectos el amor y temor de Dios. Cuando los corrige, debe
enseñarles a considerar que son amonestados por Dios, a quien desagradan
el engaño, la falsedad y las malas acciones. De esta manera el espíritu de
los pequeñuelos podrá relacionarse con Dios en forma tal que todo lo que
hagan y digan será para gloria de él; y en años ulteriores no serán como el
junco bajo el viento y no vacilarán continuamente entre sus inclinaciones y
el deber.
“La esfera de la madre puede ser humilde; pero su influencia, unida a la del
padre, es tan perdurable como la eternidad. Después de Dios, el poder de la
madre en favor del bien es el más fuerte que se conozca en la tierra. La
influencia de la madre no cesa nunca; y si se hace sentir siempre en favor
del bien, el carácter de sus hijos atestiguará el fervor y valor moral de ella.
Su sonrisa y estímulo pueden ser una fuerza que inspire. Puede comunicar
alegría al corazón de su hijito mediante una palabra de amor, una sonrisa de
aprobación”.
Una madre cristiana estará siempre bien despierta para discernir los
peligros que rodeen a sus hijos. Mantendrá su alma en una atmósfera pura y
santa; regirá su genio y sus principios por la Palabra de Dios y, haciendo
fielmente su deber, vivirá por encima de las mezquinas tentaciones que
siempre la asaltarán.
Una de las frases que dijo la escritora Elena G. White y que llaman más mi
atención es la siguiente:
"El que repudiare a su mujer dijo l- fuera de causa de fornicación, hace que
ella adultere; y el que se casare con la repudiada, comete adulterio".
Este capítulo como habrán notado habla acerca del divorcio y sobre esto la
misma escritora dice “Quiero decirle que hay un solo motivo por el cual un
esposo puede separarse legalmente de su esposa, o una esposa de su
esposo, y este motivo es el adulterio. Si vuestros temperamentos no
congenian, ¿no glorificáis a Dios cambiando dichos temperamentos?”