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Los trabajos reunidos en este volumen con tituyen un valioso aporte para un mejor conocimiento del fenoémeno peronista, y enriquecen desde distintas perspectivas una vision integradora y coherente del problema de las bases sociales de los fendmenos politicos. Cuatro grandes secciones retinen estudios de los mas destacados investigadores actuales. Tras la introduccion de Manuel Mora y Araujo, aparecen Los origenes del peronismo (estudios de Peter H. Smith, Gino Germani, Eldon Kenworthy y Tulio Halperin Donghi): La formacién del electorado peronista (estudios de Gino Germani, Ignacio Llorente y Luis A. J, Gonzalez Estévez); ‘Transformacion y cristalizacion del peronismo (estudios de Ignacio Llorente, Manuel Mora y Araujo y Peter Smith): Una mirada sobre las provincias (estudios de José Luis de Imaz, Manuel Mora y Araujo e Ignacio Llorente). EL VOTO PERONISTA COLECCION HISTORIA Y SOCIEDAD Titulos Publicados NATALIO R. BOTANA: El orden conservador. La politica argen- tina entre 1880 y 1916. FRANCIS KORN: Ciencias sociales: palabras y conjeturas. TULIO HALPERIN DONGHI: EI ocaso del orden colonial en Hispanoamérica. ROBERTO CORTES CONDE: El Progreso Argentino. 1890-1914. M. MORA Y ARAUJO E I. LLORENTE: El voto peronista, ESTA COLECCION CORRESPONDE A OBRAS REALIZADAS POR EL INSTITUTO TORCUATO DI TELA Y PUBLICADAS SEGUN EL CON- VENIO EDITORIAL SUSCRIPTO CON LA EDITORIAL SUDAMERICANA El Voto Peronista Manuel Mora y Araujo. Ignacio Llorente (compiladores) EDITORIAL SUDAMERICANA. BUENOS AIRES. PRINTED IN ARGENTINA IMPRESO EN LA ARGENTINA hecho el depdsito que previe ne la ley 11.7 1980, Editor Sudan Hun ana Sociedad Anénima, calle erto IP 545, Buenos Aires A Ignacio Loren b nbre de 1975} Y LA COMPRENSION DEL PERONISMO INTRODUCCION: LA SOCIOLOGIA ELECTORAL Manuel Mora y Araujo NOTA: Siendo este libro una recopilacién de distintos autores, se ha tratado dc, en la medida de lo posible, respetar la grafia de los originales. Este libro, que retine articulos de distintos autores escritos en circunstancias también distintas, es un pro: ducto de un proyecto de investigacién sobre las fuerzas politicas argentinas y sus bases sociales! . Los trabajos aqui reunidos representan antecedentes importantes que Ios compiladores hemos querido seleccionar en vista de los objetivos de la investigacion, por tratarse de estudios que representan a nuestro juicio contribuciones impor tuntes al caudal de los conocimientos ya establecidos, Jas explicaciones convincentes y las hipotesis interesan tes y razonables. ‘Asi, pues, este libro constituye una coleccién de antecedentes relativos al estudio de las bases sociales del peronismo. Mucho de este material ya ha sido publicado eomedios de difusion mas limitada, y parte de ¢l aparece aqui por primera vez. Como toda antologia, @ta no hace justicia a otros trabajos que han encarado 1 mismo tema: no todo lo que se ha investigado acerca del peronismo esta contenido o representado aqui, pero las contribuciones que hemos incluido constituyen a nuestro juicio aportes acumulativos dentro de una mis: wna corfiente fundamental de pensamiento que, desde huestra perspectiva —y no necesariamente 1a de los autores puede ser llamada estructural y empirica Tampoco las contribuciones de los autores del libro agotan los resultados de la investigacin mencionada, pero reflejan la orientacion de la misma y anticipa’ Mrsultados probablemente significativos® ¢ ilustrativos de tse modo de pensar la realidad sociolégicamente. En su EL VOTO PERONISTA 15 de evaluar en cada caso su propia credibilidad, su con- fiabilidad y su pertinencia. En otras palabras, la investi- gacién requiere buenos datos, no necesariamente niime- tos. Pero por supuesto, muchas veces los datos numéri- cos son buenos, y a veces son los mejores —por su precisién, su manipulabilidad, sus propiedades algebrai- cas, etc. En cuanto a las ideas dominantes én estos trabajos, campea en ellos un “sociologismo”, una actitud sociolé- gica, que tampoco debe ser tomado como un punto de vista dogmatico 0 excluyente, sino como un punto de vista particular sobre la realidad, el cual tiene algo de especifico que ofrecer. ¢En qué consiste este punto de vista? Hay hechos especificamente sociales que determi nan, o contribuyen a determinar, las conductas indivi duales y las consecuencias de la agregacién de conductas individuales. No se implica con esto de ningin modo que no hayaotros determinantes de las conductas de los individuos, ni se excluye tampoco que pueda considerar- se, a la inversa, que las conductas individuales pueden, a su vez, determinar la conformacién 0 modificacién de las estructuras sociales. Pero al aceptarse como punto de partida el supuesto de que hay estructuras sociales, se est afirmando una direccién causal y haciendo de ella un centro de atencién del pensamiento. En esa direccién se desarrolla la indagacién sociolégica. El empirismo en este contexto tampoco deberia ser concebido como una actitud rigida hacia la verificacion, como una exigencia de no decir nada que no pueda ser respaldado con datos. Por el contrario, cuanto més articulado est4 un conjunto de ideas, tanto menos datos podrdn ser requeridos para otorgarle algin apoyo empi- rico. Lo importante en la actitud empirica es que haya algtin indicio de que las ideas corresponden a los hechos del mundo real, algunas deducciones que conduzcan a 4)Be Bex is M,MORA Y ARAUJO E 1. LLORENTE conjunto, todos los trabajos que se incluyen en e: volumen son una muestra del aporte de la ciencia tela al conocimiento de un aspecto crucial de nuestra reali- dad politica: de la informacién que en estas disciplinas se maneja, de las ideas que se generan, del tigo di explicacién de los hechos que ellas proponen. A manera de introduccién al volumen, intentaré deli near aqui las ideas mds generales acerca de este tipo de estudios que han orientado nuestra pesquisa y nuestra evaluacién .de todos estos trabajos como =e cone gentes, y & la vez intentaré ofrecer una ubicacion de ellos en un contexto especifico, el de la sociol cif i ' > la sociologia El enfoque sociolégico y la sociologia electoral El estilo intelectual que caracteriza a la mayoria de los trabajos incluidos en este libro se apoya en uni actitud empfrica: la biisqueda de evidencias de que To que se piensa puede ser cierto. Ello supone doe oe Q eee imprescindibles e igualmente importantes? datos Se habla de/datos, no necesariamente de ntmeros. Los datos -numéricos se presentan como una fuente normal cuando se trata de fenémenos que pueden se medidos en unidades numéricas sin violentar su aia leza; ese tipo de datos tiene algunas virtudes, la mas obvia de las cuales es su estructura matemitica, Pero no hay nada de sagrado en ello: los datos, por mejores que gem, no reemplazan a las ideas, ni éstas recmplesan los datos; el conocimiento se genera con la interaccion ene ambos ingredientes. Los datos numéricos tampoco excluyen otras fuentes de datos cualitativos, impresio- nisticos, hasta casuales, ni eximen de la roapachiliaed EL VOTO PERONISTA ” compiladores no queremos sino reconocer en él a la més importante fuente de orientacién, de informacién y de estimulo que recibieron en nuestro pais estos estudios y quienes podian realizarlos, y que cimentaron, més alld de las contingencias de la variacién en las’ calidades personales, una buena parte de las ciencias sociales ar- gentinas. tae En esta perspectiva ubicamos los estudios de sociolo- gfa electoral que tienen ya una bastante larga y sobre todo abundante tradicién en el mundo. Hay dos razones principales por las cuales los datos electorales parecen haber despertado un fuerte interés en los socilogos y Politicélogos.'Una es de orden prictico, y tiene que ver con la facilidad relativa con Ia que puede disponerse de series de datos electorales, lo que obviamente los toma muy atractivos para investigadores que normalmente no pueden producir sus propios datos. La segunda es de ‘orden sustantivo y tiene que ver con la idea, que subya- ce a muchas teorias politicas, de que los hechos electo- rales reflejan fenémenos politicos importantes que po- seen otras dimensiones no electorales y muchos aspectos no observables. En otras palabras, el interés por la sociologfa del voto trasciende en mucho los propésitos descriptivos o administrativos que pueden también con- ducir a un interés por la informacién electoral ¢ involu- cra algunos presupuestos tedricos y metodolégicos que no siempre resultan adecuadamente comprendidos. a) El primer presupuesto de estos enfoques es que es posible encontrar regularidades en la realidad sociopoli- tica, esto es, que Ios fendmenoé de la conducta humana no obedecen solamente a contingencias singulares ni a la libre voluntad de los actores individuales, sino que ade- 16 M. MORAY ARAUJO EI, LLORENTE predicciones empiricas 0 que se apoyen en datos. Un Conjunto de ideas (que en este caso es lo mismo que decir una ‘teoria) es como una nube, mas o menos densa, que flota sobre la realidad; de aquélla pueden salir distintos cabos que la conecten con ésta, y es cuestién de preferencias y de oportunidades cudles y cuantos sean esos cabos en cada circunstancia particular. De hecho, cuanto més articulado légicamente estd un conjunto de.ideas, mas es posible derivar tales cabos empiricos de! sus niveles mas generales o bien de sus niveles mds particulares, y pasar por inferencia de unos niveles a otros. Es esta concepcién flexible del empiris- mo la que permite a la sociologia aceptar distintas fuentes de datos y también utilizar alternativamente distintas hipétesis en sus investigaciones. Si todo esto se comprende, creo que las distintas perspectivas posibles se aclaran, muchos debates estériles pueden ser omitidos, y puntos de vista aparentemente altemativos pueden pasar a ser considerados més bien como complementarios. Para decirlo en otros términos, ¢s_posible describir un fenémeno y sus determinantes como una ecuacién con muchos términos, y el centrar la atencién en uno o unos pocos de esos términos no excluye que los demés tengan un peso que puede ser tanto o mds importante (y tampoco excluye que se pueda preferir una imagen menos matematica del fend- meno); y esto tiene consecuencias tedricas tanto como metodologicas que desde Iuego acotan el terreno y de algin modo constifuyen la base de una suerte de “para- digma” dentro de la sociologia. Ese paradigma no es ciertamente algo nuevo®, y sus raices pueden encontrarse en las fuentes mismas del Pensamiento sociolégico clasico. En la Argentina, él Teconoce sin duda en Gino Germania su principal orientador y promotor*. Al dedicarle este libro, los EL VOTO PERONISTA 19 expresados bajo la forma de enunciados probabilfsticos, © de tendencias. c) Cuando se trabaja con informacién estadistica agregada —esto es, referida a conjuntos de personas definidos en términos de alguna caracteristica de éstas— normalmente suele presuponerse que la conducta de los ‘individuos puede ser estudiada sin que resulte necesario observarlos uno por uno, siendo ello posible precisa- mente porque pueden definirse propiedades que caracte- rizan_a los agregados de individuos y no tan sélo a los individuos en tanto tales. Por ejemplo, si donde hay mds personas con educacién universitaria hay también un mayor ingreso medio, esto sugiere algo acerca de la relacién entre educacién ¢ ingreso que puede constituir la base de una explicacién o de una prediccién, (El subrayado de las palabras ‘sugicre’ y ‘puede’ es para enfatizar que esto no dice nada categéricamente ni es la base de una generalizacién, pero si puede ser un eslab6n para llegar a ella). En este enfoque, las propiedades que caracterizan a agregados de individuos son extremadamente importan- tes, porque si ellas pueden ser adecuadamente definidas y dan lugar a observaciones sistematicas, y si como resultado se encuentran regularidades, esto abre la posi- bilidad de alcanzar una comprensin de los fenémenos politicos sin necesidad de recurrir-a los individuos mis- mos. Ejemplo tipico de esta clase de regularidades la constituyen los partidos politicos que, a lo largo de muchas elecciones, obtienen una proporcién aproxima- damente constante del voto total, a pesar de que mu- chisimos individuos cambian su decision acerca de a qué partido votar de eleccién en eleccién®. En estos estu- dios, por lo tanto, se habla mas bien de lo que sucede con algunos agregados, con algunos grupos, con algunos sectores de la poblacién o con algunas sociedades, y no 18 ‘M, MORA ¥ ARAUJO EI. LLORENTE més responden a determinantes que, en distintos grados y bajo distintas formas, operan sobre ellos. Ciertamente muy pocos cientificos sociales defenderin hoy una idea del hombre enteramente determinado por los condicio- namientos sociales; pero muy pocos también estarén seguramente dispuestos a suscribir una opinién radical- mente contraria a la existencia de ciertos determinismos recurrentes y, por lo tanto, generalizables. No es infrecuente, sin embargo, que desde fuera de las ciencias sociales se atribuya a los cultores de éstas un determinismo absoluto, como si en tltima instancia la perfeccién cientifica consistiera para ellos en aniqui- lar al hombre reduciéndolo enteramente a determinacio- nes externas a él. Y tampoco es raro encontrar quienes quieran identificar a la postura cientifica con una postu- ra ideolégica antiliberal’ , como si la busqueda de deter- minaciones causales debiera necesariamente conducir a privarlo de sus prerrogativas y derechos como tal. Para el observador, es la recurrencia de ciertas relaciones entre hechos Io que da lugar a una generalizacién acerca de hipotéticos “mecanismos” causales que generan con- Zecuencias sistematicas sobre un gran niimero de obser- vaciones (de la misma manera que no todos los que fuman contraen el céncer, pero observando grandes nii- meros de personas se encuentra una propensién relati- vamente invariable de incidencia de la enfermedad entre los fumadores). b) Un segundo presupuesto de estos estudios empiri- cos estadisticos, complementario del anterior, es que los condicionamientos o determinismos sociales deben ser descubiertos empiricamente —esto es, que no son ni necesarios ni suficientes, y por lo tanto son susceptibles de variacién en el tiempo y en el espacio—, siendo ésta precisamente una de las funciones centrales de la inves- tigacién; y que una vez descubiertos, ellos pueden ser EL VOTO PERONISTA a En resumen, estos estudios pretenden aportar conoci- mientos acerca de ciertos procesos sociales, tales como Ia formacién y desarrollo de fuerzas politicas y sus bases sociales, la influencia que los cambios en la estruc- tura de la sociedad tienen sobre dichas fuerzas politicas y en particular la vinculacién entre los fenémenos de estratificacién social y las fuerzas politicas. La informa- cidn acerca de tales procesos sociales que se obtiene con estos estudios no es, ni pretende serlo, completa, ni integral; constituyen una perspectiva desde Ia cual los procesos sociales pueden ser comprendidos bajo aspec tos que en otras perspectivas pueden no manifestarse. Esta clase de informacién que pueden proporcionar los estudios de sociologia electoral, aunque parcial en el sentido recién apuntado, tiene sin embargo una gran utilidad potencial. En primer lugar, en la medida en que a través de estos estudios es posible verificar hipétesis y ‘desarrollar empiricamente teorias acerca de los procesos clectorales ¥ politicos, estos estudios poseen la utilidad de todo estudio experimental o semiexperimental: son mojones en el camino de la construccién de nuevos co- nocimientos. En segundo lugar, en la medida en que estos ¢studios pueden dar lugar a explicaciones de los fenéme- nos politicos, constituyen también la base de prediccio- nes; y el interés en poder proporcionar predicciones de jos hechos politicos parece obvio en sf mismo. En tercer lugar, es indudable que el conocimiento de ciertos proce- sos puede ayudar a quienes estan interesados en lograr un cambio en la manera en que esos procesos tienen lugar 0 en sus consecuencias sociales. Por lo tanto, este tipo de estudios tiene una potencial utilidad tanto desde un punto de vista académico como desde el punto de vista mas amplio de aquellos que estén interesados en los procesos politicos como testigos de su tiempo o de la 20 ‘M, MORA Y ARAUJO EI. LLORENTE de lo que sucede con los individuos. Se trata, en otras palabras, de propiedades colectivas, emergentes en ese nivel, y no de propiedades de individuos. En consecuencia, estudios de esta indole no estén capacitados para hacer predicciones sobre la conducta individual, a no ser en términos probabilisticos y condi- Gionales. Pueden, si, arrojar luz sobre la conducta de la mayoria de los individuos; pero el mayor valor de ellos reside en que ayudan a comprender y también a prede- cir fendmenos, politicos colectivos. Més en particular, algunos enfoques —como el ilustra- do por la mayorfa de los trabajos publicados en este libro— pueden también adolecer de una limitacién fren- te a la perspectiva historica. Al circunscribir su foco de atencién en el tiempo a un ajio electoral, 0 a unos pocos de ellos, muchas veces se echa de menos la comprensién que puede proporcionar una visién de lar- go plazo en la que se inserta un determinado hecho, a menos que el investigador se preocupe por suplir las Iagunas con una vision histérica. Las ciencias sociales contempordneas han adoptado, a veces, una actitud an- tihistérica, o un exceso de confianza en las posibilidades de agotar la comprensién de los hechos mediante apro- ximaciones sincronicas 0 comparativas en un momento del tiempo, y esto ha sido en parte consecuencia del desarrollo de técnicas de investigacién poco apropiadas para enfoques histéricos. Con todo, tal actitud esté afortunadamente siendo superada’ ; lo que, sin embargo, no excluye que estudios como la mayorfa de los aqui incluidos —que procuran explicar los hechos me- diante su insercién en clases mas gencrales de hechos— constituyan efectivamente una altemnativa a los intentos de explicar los hechos mediante su insercién en una secuencia particular de hechos —que es propia de la ciencia histérica—. EL VOTO PERONISTA 23 formé una nueva pauta geografica y social del voto, que odsicamente perdurd hasta nuestros dias, més alld de las variaciones ocurridas en las circunstancias de cada elec- cién particular. Los tres trabajos incluidos en esta parte son producto de la investigacin sobre el comportamien- to electoral en cuyo marco este libro fue concebido. El trabajo de Llorente traza un panorama de la pauta de la distribucién del voto peronista hacia 1964. El de Mora y Araujo es una fusién de dos articulos —uno de ellos referido al nivel de andlisis provincial, que aparecié en Desarrollo Econémico en 1975, y el otro referido al nivel departamental, que forma parte de un volumen a aparecer en Estados Unidos. En este articulo se analiza exhaustivamente la conformacién social y geografica del voto peronista hacia 1973. El articulo de Mora y Araujo y Peter Smith, basado en los mismos datos, intenta aplicar ciertos modelos estadisticos més fuertes para desarrollar hipétesis acerca de la conexién entre distin- tos aspectos de la estructura econémica y social y las pautas de distribucién del voto. Finalmente, la_cuarta parte del libro esté dedicada a éstudios centrados en provincias. EI trabajo de Imaz sobre Tierra del Fuego, no publicado hasta ahora, ha sido seleccionado en vista de la peculiaridad del territo- tio allf analizado y de la escasez habitual de referencias a la vida politica de las areas menos “tipicas” del pais. El artfculo de Mora y Araujo y Llorente se publicé en Desarrollo Econémico después de las elecciones provin- ciales de Misiones de 1975. Los dos trabajos intentan abarcar el conjunto de las fuerzas politicas actuantes en las respectivas situaciones provinciales, y constituyen, como cierre del libro, dos fotografias del estado en que se congelé la situacién electoral en los dos extremos geograficos del pais en el momento de suspenderse la actividad partidaria en 1976. 22 M. MORA Y ARAUWO E I. LLORENTE historia 0 como participantes mas o menos comprometi- dos con ellos. Las contribuciones reunidas en este volumen constitu- yen aportes a distintos aspectos de la sociologia clecto- ral del peronismo. La primera parte del libro trata de los origenes del peronismo, y consiste fundamentalmen- te en una polémica que tuvo lugar en la revista Desarro- Uo Econémico en 1975, suscitada por un articulo de Peter Smith publicado en la Hispanic American Histo- vical Review. A los trabajos de Peter Smith y Gino Germani, que constituyeron el niicleo de dicha polémica, agregamos -aqui los comentarios que Eldon Kenworthy y Tulio Halperin Donghi volcaron a ella. En su conjun- to, todos esos articulos encierran ideas, datos y reflexio- nes acerca de los origenes del peronismo y sus raices en la sociedad argentina de una riqueza pocas veces alcan- zada en el estudio de cualquier proceso politico en nuestro pais. La segunda parte del libro trata de las fuentes del voto peronista en 1946, Los estudios alli incluidos tratan de estimar a expensas de qué fuerzas politicas preexistentes conformé el peronismo su propio caudal inicial. Reproducimos el ya clisico andlisis de Germani sobre las elecciones en la Capital Federal aparecido en Estructura social de la Argentina, y dos estudios origina- les por Luis Gonzélez Esteves ¢ Ignacio Llorente (este iltimo ya publicado en Desarrollo Econémico) referen- tes a las provincias de Gérdoba y Buenos Aires. La tercera parte del libro se ocupa del perfodo poste- rior a 1946, hasta las iltimas elecciones generales habi- das en el pais, en 1973. Una vez en el gobierno, el peronismo obtuvo nuevos apoyos clectorales y se con- EL VOTO PERONISTA 25 mente en esa discusién metodoldgica sino en las ideas sustantivas manejadas en esos trabajos. En_lo sustantivo, el articulo de Smith apoya con datos algunas tesis importantes y relativamente novedo- sas acerca de los orfgenes det peronismo. Una importan- te idea desarrollada por él es la de la marcada diferencia en el apoyo que obtuvo inicialmente el peronismo en las ciudades grandes y enlos pueblos. En éstos el apoyo era mas policlasista, ¢ incluia amplios sectores que no engrosaban Ia fuerza de trabajo industrial. Esta conclu- sin es ampliamente sostenida por los datos de mi propio trabajo y del de Llorente y, como se vera en los respectivos articulos, el correr del tiempo no hizo sino acentuar ese rasgo policlasista del peronismo en las regiones del interior del pais. La hipétesis de Smith acerca de esta suerte de_duali- dad_del peronismo vinculada a la dualidad regional de la ‘Argentina, fue, en su momento, novedosa, y creo que indebidamente valorada hasta que fue retomada en los trabajos de Llorente y mios. Quizds por lo novedosa, no llevé a Smith a subrayar algunas conclusiones en las que nosotros insistimos posteriormente, y que permiten no solamente vincular el peronismo del interior al estilo politico mds tradicional, menos “basado en la expresion y articulacion de intereses sectoriales o clasistas y mas en la consolidacin de lealtades y Ia adhesién a simbo- los particularistas, sino también vincularlo a la tradicion politica conservadora, que hizo amplio uso de tal estilo politico para su propia legitimacién y su propio pode- rio. El espejismo del populismo anclado en una concien- cia colectiva que tiene mas_realidad en Ia imaginacién de los intelectuales que en las cabezas de la gente puede haber Ilevado a Smith —como también me lev a mi en su momento’ — a formular algunas predicciones con las que cierra su articulo y, que la historia de los 4 M. MORAY ARAUWJO E I LLORENTE En las paginas que siguen trato de bosquejar los principales argumentos esgrimidos en esos trabajos y de rescatar las que me parecen ser sus contribuciones mas duraderas a este capitulo del estudio de nuestra historia contemporinea. Los migrantes internos y las dos Argentinas El articulo de Peter Smith que dio lugar a la polémi- ca reproducida en este libro representa un excelente caso de lo que en las ciencias sociales suele llamarse ‘andlisis ecolégico”, que se basa en informacién relativa no a individuos sino a unidades de existencia geografica, ‘© ecoldgica, tales como provincias, departamentos o aun distritos_y_circunscripciones. Tanto este articulo como el de Germani, que constituye una réplica a él, y otros incluidos asimismo en este libro se manejan en ese nivel de andlisis y no apelan a informacién sobre la conducta individual. Los andlisis ecolégicos pueden perseguir dos objetivos distintos y a veces complementarios. En pri- mer lugar, pueden servir de sustituto al andlisis sobre la conducta individual, cuando no se dispone de datos individuales pero’ si de datos ecolégicos; en ese caso, es preciso realizar inferencias para pasar del nivel ecolégico al nivel individual, y las condiciones bajo las cuales esas inferencias son légicamente permisibles han dado lugar a una frondosa literatura". En segundo lugar, el nivel de anilisis ecolégico puede ser perseguido en si mismo, en la medida en que se buscan explicaciones “estructura- es” en el sentido que fue expuesto més arriba. La polémica entre Germani y Smith contiene un ingredien- te metodolégico que esta centrado precisamente en el problema del uso del anilisis ecoldgico y las inferencias ecolégicas. Pero aqui no estamos interesados central- 26 M.MORA ¥ ARAUJO E I. LLORENTE afios posteriores a 1955 se encargé de desmentir. Los datos de Smith lo levan también a_confirmar la idea de que en 1946 Perén obtuvo un apoyo sustancial y decisivo en las éreas urbanas donde abundaban tanto los_obreros industriales como los migrantes mas recien- tes. Pero su preocupacién mayor es tratar de separar empiricamente la importancia de uno y otro de esos factores, y su conclusién es que el apoyo obrero como tal fue mas decisivo que el de los migrantes internos. Esta conclusién parece enfrentarse con la de Germani, quien otorga una gran importancia al papel de los mi- grantes intenos recientes en el apoyo inicial al pero- _nismo, Setimtnenize Germani y Smith que este libro vale por los argumentos esgrimidos, los datos ¥y las reflexiones que gener. Vale por asi rque elevé Ia atencién de muchos hacia una y sistematica acerca del peronismo. No buena parte de esa discusidn reposa, a nuestro ‘equivocos y malentendidos, y en problemas ‘el punto de los migrantes internos parece relativa- Mente claro en cuanto a la enunciacién de las posicio- mes —en cuanto a la evidencia disponible sin duda ha- bria que conocer informacién individual, por lo que sabemos inexistente, para acabar de dilucidar algunos interrogantes—, la discusién también se dirige a dreas de Iejos menos claras, revirtiendo de algiin modo sobre las ideas de Smith que acabo de mencionar acerca de la diferenciacién de los apoyos del peronismo en las regio- nes més 0 menos desarrolladas del pafs..Lo importante de la distincién que Smith intenta establecer empirica- mente es, precisamente, el elemento que permite distin- guir entre la clase obrera industrial, cuyo rasgo saliente es su pertenencia a organizaciones complejas —industrias EL VOTO PERONISTA 27 y_sindicatos— y la “clase trabajadora” en sentido amplio. Cuando Smith habla de “policlasismo” quiere distinguir un apoyo clasista —por ejemplo, obrero indus- trial=—de—un_apoyo popular mas general con muchos ingredientes_de_distintos_sectores de las clases bajas, Siendo notorio que en las areas més desarrolladas, y en las ciudades, la clase obrera predomina en las clases bajas, mientras en las dreas menos desarrolladas esos otros sectoreg de las clases bajas son mas numerosos, la distincién entre estos tipos de clases bajas se relaciona con la distincién desarrollo/subdesarrollo, y de hecho se ensambla finalmente con la distincién entre sistemas politicos basados en intereses socioeconémicos y sistemas Politicos basados en lealtades tradicionales, Esta linea de pensamiento puede o no ser compar- tida, pero creo que es mal comprendida cuando se interpreta el “policlasismo” en términos de una mezcla de sectores bajos y medios de la sociedad, o cuando se pierde de vista la diferencia que existe entre esa clase obrera/industrial y organizada y el resto de Ios sectores populares o las clases bajas!. Tal confusién leva a interpretar el “policlasismo” como algo referido primor- dialmente a las clases medias, cuando no es esa la intencién de Smith. Asf, las diferencias entre Germani y Smith serian probablemente menos hondas si los autores se pusieran de acuerdo acerca de sus términos y lo que ellos pretenden designar.™ La discusién entre Germani y Smith suscita reflexio- nes en cualquier lector, y algunos de ellos las han volcado al papel. Eldon Kenworthy y Tulio Halperin Donghi tratan de pasar‘las ideas en limpio para extraer de uno y otro lado aquellos argumentos que pueden tener consecuencias més importantes o més profundas. Kenworthy nos presenta un brillante intento de re- construir la realidad supliendo las lagunas de informa- EL VOTO PERONISTA 29 {) Las que Kenworthy Hama interpretaciones ortodoxas ponen el acento en las consecuencias que la rapida industrializacion de la Argentina habria tenido sobre los migrantes a las ciudades, quienes, convertidos en nueva clase obrera, mantendrian sin embargo caracteristicas ~anémicas por el conflicto entre la cultura tradicional de Ja que provienen y la cultura industrial urbana a la cual no han terminado de asimilarse. En esas caracteristicas anémicas_se_encontraria la fuente de una necesidad de liderazgo politico que el peronismo habria satisfecho, y en la que habria encontrado su razén de ser. Frente a {esa interpretacién, los heterodoxos reconocerfan los Yanclajes del peronismo tanto en las arenas de los obre- ros migrantes como en las de los viejos obreros, de donde la interpretacién del peronismo como una res- puesta a la contaminacin de la sociedad urbana por via de la migracién masiva del interior perderfa mucho de su sustento. Halperin Donghi retoma estos temas en su comenta- rio sobre Germani, subrayando que en la concepcién implicita —y a veces explicita— de éste no es sdlo la clase de adaptacién del migrante al medio urbano ¢ industrial el factor crucial para explicar las conductas que desembocaron en la aparicién del peronismo; a estos Conceptos, que corresponden a la linea ortodoxa de Kenworthy, agrega el factor crucial, que es la expe- riencia previa a la migracién que ha caracterizado la vida del migrante. Los migrantes recientes del interior traerfan consigo una carga amenazante para un sistema politico democritico y asociativo, no s6lo por tratarse de nuevos residentes en las dreas urbanas, sino ademas por venir de donde vienen —de medios tradicionales, sin cultura politica modema~. Al respecto, Halperin sugie- re que puede haber un sesgo selectivo en la insistencia de Germani acerca de la magnitud del grupo de migran- 28 M, MORAY ARAUJO E I. LLORENTE cién con una prolija utilizacién de la inferencia. Guardo peisonalmente alguna reserva con respecto a ciertas afir- maciones suyas, pero en lo sustancial encuentro esclare- cedor su andlisis y provechosa su versin de la polémica entre Germani y Smith. En el mismo sentido apuntado unas lineas mas arriba, creo que la nocién de “obrero” que utiliza Kenworthy es también demasiado amplia, englobando sectores de trabajadores que mantienen importantes diferencias en- tre si. No es irrazonable pensar que las motivaciones politicas de los obreros industriales urbanos, la mayorfa de ellos sindicalizados en organizaciones fuertes y buro- craticas en un sentido sociolégico, deben de haber sido diferentes de las de otros sectores de trabajadores me- nos integrados a las estructuras sindicales; y éste me parece precisamente un punto crucial en la explicacién del origen y desarrollo del peronismo. Por eso, equipa- rar al peronismo con un partido de base obrera como el partido Laborista inglés es correcto pero probablemente parcial, precisamente porque el peronismo, como part do popular, ha sido algo mas que un partido con base obrera; y ese mas viene dado por los sectores populares, “trabajadores”, que no son obreros en el sentido en que lo son los obreros frigorificos que en 1945 y 46 apoya- ron a Perén, los obreros metaliirgicos que lo continua- ron apoyando hasta 20 aiios después, o los mineros o estibadores ingleses que ‘apoyan al Labour. La mayor contribucién de Kenworthy se encuentra en su intento de poner orden en la diversidad de inter- pretaciones que se han ofrecido sobre el surgimiento del peronismo. Kenworthy nos propone pasar por encima de la discusién acerca del papel de los migrantes inter- nos, por ser insuficiente la evidencia disponible, y pres- tar atencidn, en cambio, a otros elementos mas sustanti- vos de las distintas interpretaciones. EL VOTO PERONISTA 31 mente independientes entre si que contribuiran al resul- tado final. En este sentido, Halperin nos dice-que en su vision de las cosas el tercer factor leva la delantera, y hace bien en apuntar a un proceso general —comin a la Argentina moderna y a la tradicional— de movilizacién social colectiva que leva a los sectores populares a tomar parte activa en la biisqueda de una redefinicion de las reglas del juego politico Este punto de vista suscita un interrogante. Silas presiones que aquellos a quienes el sistema politico argentino dejaba afuera cjercieron siempre sobre ese ismo sistema, obligindolo a ajustes y modificaciones incesantes, fueron un clemento decisive en los aconte- cimientos politicos posteriores a 1943, éno habria que subrayar al mismo tiempo las diferencias —si no de “cultura politica” si de estilos en el comportamiento politico— entre Ia parte mds moderna y la parte més tradicional de la Argentina? EI pais moderno no tuvo mayores problemas con las clases populares —esencial- mente obreras en una sociedad urbana— en tanto fuer- zas politicas bien integradas fueron capaces de controlar politicamente a estos sectores. Con mayores o menores dificultades, la sociedad urbana argentina de la primera mitad del siglo fue capaz de ir asimilando a las clases trabajadoras a través de las organizaciones que tradicio- nalmente cumplieron ese proceso en las sociedades in- dustriales: sindicatos y partidos politicos. El problema con los sectores populares tuvo, en cambio, algo mas que matices diferentes en las provincias menos desarro- lladas, donde el tipo de estructura social y econémica no Ilegé a definir un lugar claramente especificado para las organizaciones de las clases populares y donde, por otra parte, estas clases populares no pudieron adquirir la necesaria experiencia colectiva para generar tales organi- zaciones. La posibilidad de controlar politicamente a 30 M. MORAY ARAUJO E I. LLORENTE tes nuevos en el area del Gran Buenos Aires. Cuestiona la importancia numérica de cse grupo, al menos por relacién a las cifras que Germani maneja, y cuestiona a la vez el argumento sobre el origen geogrifico de esos migrantes, que seria ms pampeano de lo que él deja creer. Confrontando asf esta vision “ortodoxa” de Ger- mani acerca de los origenes del peronismo, al debilitar primero el argumento cuantitativo acerca de la magni: tud del sector de migrantes recientes, segundo el argu- mento acerca del origen de esos migrantes, que él loca- liza en la pampa hiimeda en mayor medida de lo que lo hace Germani, Halperin finalmente se dirige hacia el niicleo sustantivo de la visién germaniana: aun en el caso de aquellos migrantes recientes con origen en Ias provincias menos desarrolladas de la Argentina, cabe preguntarse si su bagaje de tradicionalismo es tan decisi- vo para el sistema politico cuando se lo compara con el bagaje que trajeron los migrantes europeos que contri- ‘buyeron a conformar la “vieja” clase obrera argentina, a la que la vision ortodoxa exime de mayor responsabili- dad en la constitucién inicial del peronismo. La distincién entre estas dos clases obreras urbanas, vieja y nueva, nos dice Halperin, es menos relevante de lo que parece. El sector rural es menos nativo, el sector urbano es menos extranjero, y las diferencias entre nativos (equiparados a tradicionales) y extranjeros (modernos) son menos notorias de lo que esa manera de ecuacionar los términos supone. La brillante y penetrante nota de Halperin Donghi sin_duda acierta al subrayar tres temas que han de ser tomados en cuenta en una reflexién tedrica sobre el surgimiento del peronismo, La experiencia previa a la migracién, en primer lugar; la adaptacién al nuevo me- dio, en segundo lugar, y la experiencia posterior en el nuevo medio, en tercer lugar, definen vectores relativa- 82 M. MORA ¥ ARAUJO E I, LLORENTE esos sectores no pasaba, en dichas regiones, por la integracién de partidos mas o menos clasistas que ¢jer- cian ese control de manera directa, sino por la accién sobre ellos de partidos conducidos por un liderazgo de origen ciertamente no popular, y cuyos cuadros domi nantes ciertamente tampoco lo eran. Fueran esos partidos unas veces radicales, otras veces conservadores, lo cierto es que siempre hubieron de ser partidos con un liderazgo, un estilo de conexién con las bases, unas pautas politicas que poco tuvieron de fami liar con el liderazgo, los estilos y las pautas de la politica de Buenos Aires y con un sistema politico apoyado en organizaciones asociativas representativas. Esa politica, que prefiero llamar “populista”, ha sido netamenté caracteristica de la Argentina menos desarro- Mada, y cada vez menos caracteristica de la Argentina modema, en la misma medida en que esa modernizacin fue teniendo lugar. Y lo que es precisamente posible afirmar del_peronismo —aunque no estoy seguro de que Halperin y Germani lo compartirfan en esos términos— €$ que constituyé si no la primera por lo menos la mas importante instancia en la historia argentina modema de unificacién de estas pricticas politicas diversas en una comstelacién singular. De la manera en que tal proceso tuvo lugar y se modificé parcialmente a si mismo en el curso de los aiios posteriores a 1946 tratan otros traba- jos incluidos en este libro. Las fuentes del voto peronista La segunda parte de este libro trata de las fuentes del voto peronista. A expensas de qué partidos obtuvieron los peronistas sus logros en 1946 es cl interrogante que se busca responder aqui. Las tres contribuciones selec- EL VOTO PERONISTA 33 cionadas tratan de tres distritos centrales —Capital Fede. ral, Buenos Aires y Cérdoba— que representan, con todo, situaciones tipicamente diferenciadas entre si. El enfoque metodoldgico de los tres trabajos es esencial mente ¢l mismo: esta basado en el andlisis de las corre- laciones entre el voto por los partidos y otros indicado- res socioeconémicos, comparando distintas elecciones, y eventualmente introduciendo en el andlisis las diferen- cias de votos obtenidos por un partido entre distintas elecciones. EI breve extracto del anilisis de Gino Germani sobre las elecciones de 1946 en la Capital Federal, tomado de Estructura social de la Argentina , es indicativo de la contribucién que los partidos obreros tradicionales hi- cieron al -peronismo en ese distrito. La fuerte correla. cién entre la proporcién de obreros en cada circunscrip- cién electoral y la proporcién de votos peronistas que se encuentra tanto en 1946 como en 1948, sustituye a la correlacién igualmente importante que en las elecciones anteriores a 1946 se registraba para el partido Socialista. Ese partido, a su vez, en 1946 pasa a exhibir una correlacién negativa con la proporcién de obreros. En otras palabras, se constata fehacientemente que donde hay més obreros hay més voto peronista, y que en esos mismos lugares mucha gente que antes de 1946 votaba por el socialismo dejé de hacerlo. La conclusién de que el partido Socialista cedié votos obreros al peronismo en una medida importante es inmediata Por otra parte, muestra Germani que en las circuns- cripciones residenciales de clase media —esto es, donde es mayor la proporcién de empleados, profesionales, patrones— las cosas son exactamente a la inversa. A partir de 1946, el partido Socialista pasa a competir por los votos de los sectores medios con la UCR y otras expresiones politicas, y sdlo el partido Comunista dispu- MM. MORA ¥ ARAUJO EI, LLORENTE ry : ta votos obreros al peronismo, pero su cscs cuantia te onal evidentemente hace de éste un problema muy mre sustancial del andlisis de Germani ha sido conf palo ampliamente por otros estudios. Little, Por i plo; encontrd en 1951 y 1954 una correlacion altsima Pete Ja proporcion de trabajadores manuaics (obscres) net vote peronista en las distintas secciones ©°crte ies!? Por otra parte esa pauta no ha variado; ae eee recientes ain no publicados exhiben Sgual®itt Tt claciones significativas entre la distribucion Sowa corms de la poblacién en la Capital Federal y et co ie toral. ete she metodologia estadistica enfoca Tena: io Llorente su sugerente anilisis de la situacion of) provincia de Buenos Aires, Su trabajo, al igual que el de Pres Gonzélez. Esteves, fue originalmente prosccrt: ” sas tesis de licenciatura en el Departamento ds Toei Togia. de la Universidad Catélica Argentina ¥ PO posteriormente en la revista ‘Desarrollo, Econmico, ¥ Poor aportan elementos de juicio consistentes cals arnca. de las fuentes del voto peronista en Buenos *iv re BR cacia de Jo que sucede en la Capital Federal, Llorente y Gonzdlez Esteves encuentran, especialmente Motee areas rurales y menos desarrolladas de esas PaO” las, una sugerente relacion entre el éxito peronistt Y Ja pérdida conservadora. Evidentemente tami el pe 1 pemo extrajo votos que tradicionalmente atime" oe Bias comentes, y_pot cierto en una medida gies 2 ovderacion al radicalismo; pero la transferene® OF cote conservadores al peronismo en una extension [20 importante como la que aqui se constata no Nae sido Hana estos trabajos materia de investigacion empl tan sistematica. EL VOTO PERONISTA 35 La magnitud y la calidad de los apoyos conservadores al peronismo —y los de otras fuerzas también— han sido hasta ahora escasamente estudiados, Estas dos monogra- fias constituyen, al respecto, avanzadas de investigacién que deberian ser continuadas. Sus conclusiones al res- pecto son fuertes, ¢ importantes, “El aporte de votantes conservadores (en Buenos Aires) no fue nada desdefable —sostiene Llorente— y dado el estrecho margen por el cual el peronismo gana la eleccién, fue decisivo poder contar con ellos para alcanzar el triunfo”. ¥ del mismo modo en Cérdoba concluye Gonzdlez. Esteves: “Dado el estrecho margen por el que se decide el triunfo de la candidatura laborista-radical, el aporte conservador re- sulté imprescindible”. Yendo aun mis lejos, después de constatar el flujo de votantes de las filas conservadoras al nuevo peronismo, Llorente sugiere la existencia de una verdadera alianza conservadora-laborista, cuyas posibles rafces y conse- cuencias explora sucintamente en su trabajo. Estas evi- dencias empiricas permitieron reconstruir, a los ojos de otros observadores —entre ellos quien esto escribe— el rompecabezas del origen del peronismo bajo una pers pectiva nueva, aparentemente fecunda y esclarecedora de aspectos de otro modo rebeldes a la comprensién, y de esos intentos dan cuenta varios de los articulos que se reproducen en este volumen. Ignacio Llorente encuentra plausible, a la luz de sus datos, que las clases bajas de las ciudades de la provin- cia se hayan volcado al laborismo, generando de ese modo una polarizacién que llevd a los conservadores a apoyar al radicalismo. En los pueblos en cambio, donde las rivalidades locales eran probablemente més agudas, los conservadores —menos amenazados, por lo demés, por una fuerza clasista con bases populares— buscaron en la alianza con el laborismo una derrota del radicalismo. El EL VOTO PERONISTA 37 embate del nuevo peronismo y conservaron su caudal en mayor medida. Tres elementos subraya Gonzdlez Esteves en el proce- so de formacién del electorado peronista en Cérdoba: a) las tentativas de Perén de ganar adeptos y generar alianzas, que se dirigicron a todas las fuerzas politicas tradicionales, y que encontraron mejor acogida entre los dirigentes conservadores locales; b) el vuelco al peronismo de dirigentes nacionales y caudillos locales conservadores, quienes desafiaron asi las directivas de la conduccién nacional; ¢) ¢l flujo de votos conservadores al peronismo, que desbord6 la decisién de los sectores mayoritarios de laconduccién partidaria de adherir a las candidaturas de la Unién Democratica. Es plausible que estos elementos, aqui expuestos a la luz de la experiencia cordobesa, hayan jugado su papel en mayor o menor medida, pero siempre en algun grado, en todas las provincias donde las fuerzas conser- vadoras eran portadoras de una tradicién politica viva y donde competian arduamente con el radicalismo por el control del electorado. La transformacién y cristalizacién de la estructura social del peronismo Los articulos incluidos en Ia tercera parte de este libro son el producto del proyecto de investigacién sobre las bases sociales y estructurales del peronismo, al que se ha hecho referencia mas arriba. Esta seccion refleja, en consecuencia, mas que ninguna otra el espec fico punto de vista de los compiladores y su propia contribucién al tema. La mayor correlacién entre el voto peronista en cual- quier cleccién entre 1954 y 1973 es la correlacién con a | 36 M. MORAY ARAUJO E I, LLORENTE fesultado palpable es que los laboristas ganaron, en los pueblos, alli donde los conservadores perdieron votos, En ese punto Llorente se interroga sobre la direccién del proceso de transferencia de votos, pregunta ésta cuyas consecuencias tedricas son obvias. ¢Arrastraron Jas_masas rurales que votaban al conservadorismo a sus dirigentes en el vuelco al peronismo, o fueron éstos los que aportaron al nuevo movimiento victorioso su capital electoral? Llorente se inclina por esta segunda posibili- dad, porque la hipétesis de masas rurales suficientemen- te movilizadas y politizadas como para arrastrar a sus dirigentes le parece inconsistente con los hechos conoci- dos y los datos disponibles. La trama de relaciones, flujos y compromisos entre los sectores sociales mas ligados a la estructura social tradicional y los vinculados a la modemizacin del pais resulta, a los ojos de Llo- rente, mds compleja de lo que los esquemas habituales que se basan en la antinomia tradicional-moderno dejan suponer, y resulta al mismo tiempo més decisiva para comprender las relaciones politicas y el proceso que eclosioné hacia 1946 que otras consideraciones. Gonzalez Esteves, por su parte, encuentra que el peronismo cordobés de 1946, a través de la coalicién laborista-radical Junta Renovadora, si bien obtuvo sus mayores éxitos en las 4reas urbanas también penetré con fuerza en las zonas rurales, y se pregunta a qué fuerzas desplaz6 al captar esos votos rurales. Gonzdlez Esteves piensa que los arrendatarios votaron en fuerte proporcién al peronismo, en alguna medida a expensas del radicalismo, que era hasta entonces el principal beneficiario del apoyo de ese sector. No obstante, su andlisis lo eva a concluir que el vuelco conservador al Peronismo en esas zonas fue més importante que el vuelco radical. En la més tradicional zona norte de la provincia los viejos partidos habrian resistido mejor el 38 M. MORA ¥ ARAUJO E I, LLORENTE el voto peronista en la eleccién anterior. Ni los cambios en el padron de cada departamento, ni los muchos y més importantes cambios en las circunstancias que ro- dean cada eleccién, pudieron alterar el hecho contun- dente de que el peronismo fue, bisicamente, igual a si mismo en su perfil electoral. Pero esta identidad esen- ‘ial no se verifica con respecto a las clecciones de 1946. En otras palabras, entre 1946 y, digamos, 1954, cl smo generd un cambio cualitativo en su composi “cambio signado, sobre todo, por la incorporaci6r yres contingentes populares en las provincias sarrolladas y, creemos, por la definitiva absor- 'y caudillos locales de origen conser- tonces y hasta 1975, su contextura la sociedad argentina, resistié sus Jas propensiones a las alianzas que io Lorente sobre la composicién del peronismo hacia 1954 traza el cuadro de la bisica de esa composicin, que ¢s retomado en mi ‘anilisis sobre las elecciones de 1973. El andlisis parte de Ta hipétesis de una correlacién entre sectores ocupaci nales y voto, que es sin duda el punto de partida de la sociologia electoral. Sin embargo, el punto de legada es que los indicadores de los sectores ocupacionales mues- tran una correlacién menor con ¢l.voto —en algunos casos, sorprendentemente baja o aun negativa— que los indicadores de desarrollo. Tanto en el trabajo de Lloren- te como en el mio propio se concluye, como resultado del andlisis empirico, que la distribucién geografica o \ ecoldgica del voto obedece a pautas més claras que su \ distribucién estrictamente social o estratificacional, Es partir de esta constatacién, que conduce a la variable regional y a tomar en cuenta por lo menos la existencia de dos grandes regiones en el pais —una moderna y una “ i. | EL VOTO PERONISTA fe tradicional, por denominarlas de algin modo simple—, que el andlisis permite reencontrar Ia pista de la confor. macién social del voto en el interior de cada una de estas regiones. En la Argentina mds tradicional, menos desarro- ada, el peronismo adquiere ya hacia 1954 una fisonomia marcadamente policlasista; en la Argentina més modema, en las provincias centrales, en cambio, aparece como un partido dominantemente obrero, clasista. Ahora bien, el: andlisis de Llorente subraya que esta correlacién entre el alcance del voto peronista y los indicadores de subdesarrollo no existia en 1946; es, por lo tanto, un producto del propio peronismo en el go- biemo, un hecho que se afianza a partir del ascenso del peronismo al poder, Esta importante conclusién refuer- za, asi, la tesis ya sostenida en otros articulos de este volumen acerca de la magnitud de la incorporacién al peronismo de sectores multiclasistas, populares pero no obreos, con posterioridad a 1946. En esos nuevos apo yos que el peronismo obtuvo después de 1946 parece haber sido decisiva la participacién de dirigentes locales de los partidos politicos tradicionales, en especial de los partidos conservadores de las provincias. Llorente encuentra igualmente que el peronismo del interior, que es indudablemente muy fuerte en las zonas rurales, se muestra también fuerte en las ciudades, sien- do especialmente notable su cardcter policlasista en las ciudades de las provincias menos desarrolladas. Por el contrario, el peronismo de las ciudades ricas tiende a ser marcadamente clasista, Asi, este peronismo del interior consiguié finalmente, en sus afios de gobierno, alcanzar un grado muy alto de control de las masas populares de las provincias, sin inducirlas a una movilizacién que rompiera sustancialmente con los estilos tradicionales de control politico. Esta situacién perdura a lo largo de los 17 afos de 40 M. MORA ¥ ARAUJO E I. LLORENTE relativa marginacién politica del peronismo. Hacia 1973 yo reencuentro en mis investigaciones las mismas pau- tas: a) un peronismo més fuerte electoralmente en el interior del pais que en sus dreas centrales, més fuerte en las zonas rurales que en las urbanas; b) un peronis- mo obrero, que incrementa sensiblemente el caudal clec- toral en las zonas urbanas industriales por relacién a las no industriales. El hilo conductor leva a insistir en las mismas conclusiones: el peronismo como partido obre- ro, clasista, en las regiones més desarrolladas, y partido popular, policlasista, en las regiones menos desarro- lladas. Mi articulo “Las bases estructurales del peronismo” es una combinacién de dos articulos: “La estructura social del peronismo” aparecido en Desarrollo Econé- mico en 1975, donde se analiza el voto en el nivel provincial, y “‘Las bases estructurales del peronismo”, a publicarse en un volumen colectivo en Estados Unidos, que data de 1976, y analiza el problema en el nivel departamental"®. Los dos articulos constitu/an de he- cho una unidad, ya que fueron realizados bajo el mismo enfoque y dentro del mismo marco analitico, por lo que su publicacién por separado en el mismo volumen hubiera resultado redundante, y de ahi el haberlos fusio- nado en uno solo. En lo esencial, este articulo parte de la constatacién empirica de una correlacién nega- tiva entre desarrollo social y voto peronista ¢ indaga en la naturaleza de dicha correlacién. Las diferencias entre regiones de la Argentina —macrorregiones, provincias 0 departamentos— estén asociadas a distintos aspectos de la estructura social: diferencias en la estructura econé- mica, distintos grados de desarrollo social, distinta es- tructura ocupacional. De tal modo, las diferencias en el caudal de votos que obtiene un partido en distintas regiones podrian ser atribuidas a las variaciones en el EL VOTO PERONISTA a tamafio de los sectores sociales més propensos a votarlo. Esta es, y ha sido en la Argentina, una explicacion habitual de las diferencias en el caudal electoral. En mi trabajo, he desarrollado y sostenido la hipétesis de que esas diferencias no alcanzan a explicar las variaciones en el voto peronista y que la explicacion adecuada debe ser buscada en las diferentes formas de organizacién y mo- vilizacién politicas propias de las distintas regiones. En otra parte!*, he. llamado “potencial politico laborista” al propio de un'partido con base clasista, obrera —que es el peronismo en la Argentina moderna y urbana— y “potencial politico populista” al propio de un partido con base policlasista, popular— que es el peronismo de la Argentina subdesarrollada. Esta hipdtesis se aproxima a las planteadas por Peter Smith en su trabajo sobre las elecciones de 1946, y mis datos la corroboran. Con posterioridad a esos andlisis Peter Smith, Ignacio Llorente y yo reprocesamos la informaci6n disponible a nivel departamental para someterla a un anilisis estadis- tico més formal y riguroso. Mediante la técnica del path analysis ensayamos diferentes estructuras causales y las confrontamos con los datos. El resultado es el articulo de Smith y Mora y Araujo'®. En ese articulo se exhi- ben las estructuras de senderos més significativas, corro- boréndose plenamente la existencia de una relacién ne- gativa entre desarrollo y magnitud de voto peronista y afiadiéndose un nuevo elemento de juicio. En efecto, el andlisis de senderos conduce invariablemente a encontrar un peso decisivo de los indicadores de desarrollo social y un peso relativamente mucho menor de los indicadores econémicos. No hay una explicacién definitiva para este hecho, pero nuestra interpretacién vuelve a las ideas ya expuestas por los dos autores previamente: el apoyo que el peronismo suscita fuera de la clase obrera industrial y urbana es mucho menos un tipo de apoyo “clasista”, 2 1M, MORAY ARAUJO EI, LLORENTE basado en reivindicaciones econdmicas y ligado al de- sarrollo de las fuerzas productivas, y, como lo dijo Smith hablando de 1946, mucho més “un movi- miento de protesta contra ¢l modelo argentino de mo- demizacién”, en el que las, lealtades mutuas entre los Kideres politicos locales y los electores son muy deter- minantes, Es a este fendmeno, a este tipo de configura- cién politica, que yo llamo populismo, para diferenciar- lo de la politica obrera tipica de las sociedades indus- triales. Diversas consecuencias de estas proposiciones son exploradas en los textos respectivos, y puesto que en ellos se desarrollan estos puntos de vista y se sugic- ren las direcciones en las cuales la elaboracién tedrica puede ir progresando, resultarfa superfluo reiterar en esta nota introductoria tales conceptos. Una mirada sobre el interior: politica en los confines de la Argentina La cuarta parte del libro contierle dos estudios selec- cionados como cjemplos de andlisis provinciales, una perspectiva extremadamente util y que, por desgracia, es encarada con muy poca frecuencia.'* En esta nota introductoria he tratado de delinear una vertiente interpretativa consistente con los articulos se- leccionados, uno de cuyos rasgos dominantes ¢s la vi- sion de una Argentina hasta cierto punto dual y, si se quiere, hasta cierto punto. desgarrada por sus tensiones intemas, Esa vision dicotémica esquematiza quizds en extremo las cosas, al separar por un lado un “centro” del pais que es en si mismo heterogéneo —a la vez urbano, industrial, rural, con sus propias discontinuidades inter- nas— y por otro lado una “periferia” que sin duda es aun més heterogénea y contradictoria que el centro, En EL VOTO PERONISTA 43 esta concepcién esquemitica, las diferencias entre las provincias —diferencias no sdlo culturales e histéricas, sino también sociolégicas, estructurales— se desdibujan, y con ello el andlisis se empobrece. Esta perspectiva analitica esté por lo tanto exigiendo perentoriamente que se la enriquezca con el estudio de los sistemas politicos y sociales de las provincias consideradas cada una como unidad de anélisis, tarea ésta que estd ain por hacerse, Entre tanto, las dos contribuciones inclui- das en esta seccién del volumen aparecen sefialando un camino a la indagacién, tanto mas expresivamente cuan- to que los dos casos estudiados estan, por as{ decirlo, en las ant{podas geograficas y sociales del pais. La contribucién de José Luis de Imaz se publica por primera vez aqui, y constituye un intento de aplicar categorias de anilisis sociolégico a una realidad que el autor conoce y ha explorado en términos més genera- les) Imaz tonstruye su anélisis de las elecciones fueguinas a partir de una constatacién: un padrén electoral atipi- co, en virtud de la composicién social tan peculiar de la poblacién del territorio (predominio de varones, alto status socioeconémico, fuerte proporcién de las fuerzas armadas, etc.), que, no obstante, vota en forma mas parecida a la pauta del voto nacional que ninguna otra provincia. Retomando la interpretacién de las diferencias en el comportamiento electoral entre provincias en términos del grado de desarrollo de éstas, Imaz avanza en la formulacién de hipétesis enriquecedoras del anilisis: la formula peronista en 1973 representaba tanto mas un sindrome de simbolos anti-statu quo cuanto menos des- arrolladas, mds tradicionales y menos “obreras”, menos industriales, eran las provincias. En busca de una explicacién sociolégica del voto en “4 M. MORAY ARAUJO EI. LLORENTE Tierra del Fuego, Imaz bien insiste en que la estructura ocupacional del territorio no permite asimilarlo a ningu- no de los otros tipos de provincias que otros andlisis (Mora y Araujo, Llorente) situaron en las bases del peronismo: distrito desarrollado segun sus indicadores socioeconémicos, Tierra del Fuego no obstante carece de_obreros, y_desdeel punto de vista electoral tiene un estrato bajo muy reducido puesto que muchos de sus miembros son extranjeros que no votan. De ahi la necesidad de buscar una explicacién peculiar para este territorio de estructura social tan peculiar, y de ahi el interés particular de ese trabajo en la perspectiva anali- tica de este libro: la conducta electoral de una pobla- cién con mucha rotacién en su composicién, con més clase media que el resto de los distritos territoriales argentinos, con los miembros de las fuerzas armadas identificables estadisticamente, sugiere mucho acerca de la contribucién de esos sectores a la conformacién elec- toral de la Argentina. Con un 4 % més de clases medias que San Sebastian, Ushuaia mostré un 5 a 6 % menos de voto peronista en 1973; con un electorado casi exclusivamente castrense, la Antértida exhibid el 11 de marzo de 1973 uno de los mas bajos votos peronistas del pais, pero el 23 de septiembre de ese afio ese mismo electorado dio un vuelco sorpresivo hacia la formula ganadora. ¢Tuvo eso que ver con la disciplina militar, 0 con un cambio en la composicién de las fuerzas desta- cadas en la Antartida, o con la especificidad de los candi- datos en cada eleccién? Tierra del Fuego continia exhibiendo al analista electoral un espectro abierto a hipétesis y conjeturas, rico en sugerencias, apropiado para el disefio semiexperimental por las peculiares con- diciones de su sociedad. En el estudio sobre las elecciones en Misiones, escrito después de la eleccién provincial de 1975 —que fue el EL VOTO PERONISTA 5 liltimo comicio al que asistié el pais— y publicado en Desarrollo Econémico, Llorente y yo intentamos ex- traer conclusiones en una perspectiva semejante a la de Imaz: provincia relativamente atfpica, una eleccin par- ticularmente representativa, dos aftos después del triun- fo electoral del peronismo, Misiones podia hacer las veces de un conejillo de Indias electoral. A diferencia de Tierra del Fuego, la estructura social de Misiones se asemeja bastante a la de un tipo ideal de provincia poco desarrollada; pero la distribucién geografica de su pobla- cién permite identificar en una medida aceptable a los sectores obrero industrial, pequefio propietario agrario y rural tradicional. Jugando con esos conceptos, los auto- res pudimos rastrear el impacto que cada uno de esos sectores ejerce sobre los resultados electorales. Misiones muestra nitidamente cudnto depende el peronismo de su voto obrero, y al mismo tiempo sin embargo cudnto representa también su voto no obrero. En ese voto no obrero, dominantemente rural, popular, encontramos Jos autores una vez més una vertiente politica que sentimos esta entroncada en la antigua vertiente del con- servadorismo popular. Y percibimos que esa vertiente ¢s tan central y necesaria al peronismo como lo es su ver tiente obrera, que el peronismo basa sus éxitos en su ca- pacidad de mantener dentro de sus filas a esos sectores, sin los cuales otra seria sin duda, su suerte electoral. De este modo, en las antipodas sociales y geograficas del pais dos pequefos territorios suscitan la atencién de los analistas y de algin modo hacen posible arribar a conclusiones emparentadas, demuestran la factibil de un enfoque. En palabras de Imaz, “la referencia al sistema social de sustentacién no es por cierto la expli- cacién, sino una perspectiva analitica, menos convencio- nal y més substante que otras que se apoyan tan solo en la anécdota y lo pasajero”. 46 M, MORAY ARAUWJO EI. LLORENTE A manera de sintesis En sintesis, pienso que los aportes que este libro recoge contribuyen a la reflexién especificamente socio- logica sobre los procesos electorales en la Argentina contempordnea. Esto es, una reflexién que no se inte- rroga tanto sobre la conducta individual como sobre los fendmenos colectivos, que se interroga menos acerca de cémo comprender un fenémeno particular, circunscripto en el tiempo y el espacio, que acerca de lo que éste tiene de mas general y, si se quiere, o se permite la expresién, estadistico, Dijimos antes que el objetivo fundamental no es hacer inferencias ecolégicas, o extraer conclusiones so- bre la conducta individual a partir de datos estadisticos y agregados. Las fuerzas causales cuya presunta accion se quiere poner de manifiesto no son necesariamente de accién directa sobre los individuos. Un ejemplo puede quizés ilustrar esto mejor que esta jerga sociolégica. Observando una unidad electoral —un partido del Gran Buenos Aires por ejemplo— se constata que hay una determinada proporcién del electorado que ha votado al peronismo, y una determinada proporcién de la pobla- cién que puede ser clasificada como dlase obrera. Cono- \ciendo la alta propensién de los obreros a votar por el peronismo, la interpretacién més probable de esas pro- porciones consistird en atribuir a la proporcién de obre- ros la mayor responsabilidad por el voto peronista, y a los no obreros la restante. Asf, se podrfa concluir, quizds, que cerca del 100% de la poblacién obrera y alrededor del 20 % de la poblacién no obrera votan al peronismo, Generalizando, el observador podré esperar que a medida que, en otras unidades electorales, se EL VOTO PERONISTA "1 modifique la proporcién de obreros y no obreros, el voto peronista vaya variando en consecuencia. El andli- sis estadistico muestra, sin embargo, un tipo de regulari- dad que no es sugerida por la observacién de casos aislados, 0 de unos pocos de ellos: la proporcién de no obreros que vota al peronismo varia inversamente con la proporcién de obreros que lo hace. Cuando la pro- poreiérr de obreros.disminuye, el voto peronista no ‘obrero aumenta; y a la inversa, éste disminuye cuando aumenta la proporcién-de obreros, El peronismo se hace més clasista cuando hay més obreros, Es imposible lle- gar a esta conclusion mediante el anilisis de casos. ‘Siguiendo la interpretacién més probable al observar un caso aislado, se deberia esperar que la proporcién de votos peronistas en una unidad electoral variara correla- cionadamente con la proporcién de obreros. La conclu- sién a la que lleva el andlisis estadistico cs, sin embargo, precisamente la contraria: el voto peronista varia, entre las distintas unidades electorales, correlacionado negati- vamente con Ia proporcién de obreros. Este es el tipo de conclusién a la que llamo ‘especifi- camente sociologica’, y a las que nos interesa arribar en estos andlisis: conclusiones acerca de la importancia de la composicién de un contexto en la produccién de los fenémenos sociales y politicos, conclusiones acerca de las interreacciones entre distintos tipos de factores indi- viduales y sociales, etcétera. En esta linea de razonamiento, los articulos aqui recogidos autorizan, desde mi punto de vista, a formular unas pocas proposiciones sociolégicas acerca de la natu- raleza del peronismo y el contexto social en el que éste surgid y se desarrollé, que podrian servir de base a una teoria del peronismo apoyada en informacién empirica y en un razonamiento sociolégico riguroso. Esas propo- siciones son: 48 ‘M, MORA Y ARAUJO E I. LLORENTE 1) En el tiempo en que el peronismo surgié en la vida politica argentina, la clase obrera industrial estaba ya marcadamente concentrada en el area del Gran Bue- nos Aires y era alli mucho més avanzada la sindicaliza- Gién de los obreros. Pero, de todos mods, una propor- cin importante de los obreros no estaba, todavia, sindi- calizada. 2) Las relaciones politicas paternalistas, y en particu- lar la institucién del caudillismo, se extendian por todo el pais, desde Avellaneda hasta Jujuy. Pero es presumi- ble que los sectores obreros organizados, sindicalizados, oponian una barrera a la influencia del caudillismo tradicional, De ese modo, la presencia obrera organizada contribufa fuertemente a la diferenciacién de las “‘cultu- ras politicas” del interior y la Capital en la vida politica del pais. 3) También las clases medias eran sensibles al caudi- Ilismo, en una medida dificil todavia de precisar cuanti- tativamente. Pero cuanto més urbanas, y modernas en sus pautas de vida, menos permeables eran ala accién de las estructuras caudillistas. Asi, los empleados sindicali- zados probablemente responden menos por lealtad al caudillo local que los empleados publicos de una ciudad de provincia; los profesionales, menos que los emplea- dos de barrio, etc. 4) Dentro de la clase obrera, las corrientes politicas con base en ideologias europeas estaban mucho més difundidas dentro de los sectores ya organizados hacia 1945 que fuera de ellos. Por lo tanto, y en vista del fuerte contingente de obreros no sindicalizados que en 1945 residian en el Gran Buenos Aires, no corresponde- EL VOTO PERONISTA rr ria dar un peso excesivo a la presunta orientacién ideo- légica “moderna” de la clase obrera de Buenos Aires antes del 45 5) El peronismo, en un primer momento, prendié masivamente en la clase obrera, probablemente por en- tero en la no organizada y encontrando algunos niicleos de resistencia en la organizada. 6) Después de su acceso al gobierno, el peronismo produjo un proceso de organizacién masiva, el que cam- bid las condiciones de la clase obrera. Esto creé una nueva base de poder en la clase obrera que la Argentina no habia conocido hasta entonces. Los sindicatos adqui- rieron una importancia enorme en el control de grandes sectores de las masas populares, y esa importancia fue en desmedro de los caudillos politicos. Las bases de la estructura del poder electoral fueron en buena medida transferidas a estas organizaciones, muchas de ellas na- cientes. 7) El caudillo politico siguié siendo importante para controlar a los sectores no organizados y no obreros, los cuales eran tanto més importantes cuanto menos des- arrolladas eran las provincias, cuanto menos abundantes eran los obreros industriales en las clases bajas. Para este control el peronismo se sirvié con bastante éxito de los aparatos politicos locales del conservadorismo. 8) La decisin de la conduccién peronista de disolver los partidos que la habjan levado al poder —el Partido Laborista y la Unién Civica Radical — Junta Renovado- ra— puede entenderse a la luz de esta situacién. El partido Laborista reposaba fuertemente en la clase obre- Ta, y su estructura hubiera podido crear una dependencia 50 M. MORAY ARAUJO EL. LLORENTE, instituci icl peronismo con respecto ala clase obrera, Se als por el débil brazo de la UCR que le fue aliado. Disolviendo esas estructuras politicas, fue posible integrar en una nueva y tinica estructura partida- fia alas organizaciones sindicales, los politicos de extrac: cién radical y los caudilos locales de las provincias, cada tno de los cuales aportaba votos de distintas fuentes. Con todo, el papel obrero dentro del peronismo continué siendo muy importante y, lejos de haber sido la clase obrera cooptada a través de ese proceso, pareceria que més bien impuso, de hecho, pesadas condiciones a su marcha ulterior obteniendo recompensas que resultaron ser irreversibles en Ia historia futura del pais —en térmi- nos de institucionalizacion, poder de negociacién, partici- pacién en la distribucién de la riqueza, etcétera. 9) En los afios posteriores, el partido Peronista asi constituido afianzé notablemente su capacidad de atraer a los sectores populares de las provincias menos desarro: lladas, y se conformé asi la pauta de Ia distrbucién voto peronista que perduré hasta nuestros dias: el pero- nismo obtiene votos masivos en las 4reas menos desarro- Iladas, en las zonas rurales més pobres y en las ciudades con una estructura ocupacional mas tradicional; y obtie- ne casi invariablemente el voto de los obreros industria- les, que es cuantitativamente més importante en. las provincias més desarrolladas, especialmente en las drcas urbanas industriales, y en las ciudades grandes de las provincias menos desarrolladas, Estas conclusiones son constataciones casi factuales. Después puede discutirse si los conflictos vinculados a esos hechos fueron determinantes en mayor o menor medida que las tensiones preexistentes, si las causas de jue estos fendmenos que estudiamos se hayan produ- BL VOTO PERONISTA a cido tuvieron una mayor o menor apariencia de discon- tinuidad con respecto a las tensiones anteriores. Puede entonces pensarse, como bien lo representa Halperin, que fue la consolidacién del proceso de modernizacién de la Argentina, la integracién de lo viejo con lo nuevo del pais, lo que levé a éste a desembocar en el peronis- mo; en otras palabras, que el peronismo estuvo reflejando desde su misma conformacién, nuevos conflictos en la sociedad argentina. O bien puede pensarse que —para decirlo con palabras de Llorente— “la nueva coyuntura politica (en su caso la convergencia entre los partidos jorista y conservador) no era expresién de nuevos enfrentamientos sino un reflejo de la validez de viejos enfrentamientos”. Pero estos puntos de vista aparente- mente antagénicos en la interpretacién de los hechos pueden, por un lado, no constituir sino diferencias ret6- ricas que, expresadas en términos menos globales y mas precisos, resulten quizd compatibles entre si; y, de cualquier modo, por otro lado son puntos de vista que Teposan en los mismos datos, en una misma descripcién de los hechos basicos acerca de los cuales es preciso coincidir para abrir el camino a la formulacién de inter- pretaciones y nuevas teorias. eae La temética que este libro trata ha sido no pocas veces objeto de comentarios, reflexiones y criticas en diversos medios, incluidos los periodisticos. Muchos de los artfculos aquf reproducidos han tenido un notorio impacto en los ambientes interesados en una mds acaba- da comprensién de la historia politica argentina de las ltimas tres décadas. Como botén de muestra, puede recordarse el comentario aparecido en Carta Politica'® en agosto de 1975, Allf se decia: “...es evidente que 52 M.MORA ¥ ARAUJO EL. LLORENTE Jos estudios existentes, al concentrarse en el periodo jnicial del peronismo, dejan sin cubrir adecuadamente, por ahora, las transformaciones subsiguientes y también, por supuesto, el tema crucial de la naturaleza del pero- nismo a partir de la muerte del general Peron”. ‘Satisfactoriamente 0 no, este libro ¢s una primera respuesta a tales inquietudes. Intenta, en el conjunto de los trabajos incluidos, cubrir todo el perfodo del pero- mismo y, desde una dptica particular, pero no cierta- mente estrecha ni rigida, encontrar principios de com- prensién global de este fenémeno tan fundamental de nuestra historia, NOTAS + Proyecto de investigacién sobre Comportamiento electoral y estruc- ura social, realizado por los compiladores en el Instituto Torcuato Di Tella, fom ef apoyo parcial de un subsidio del Social Science Research Council Storgado en 1975 a Manuel Mora y Araujo, director del proyecto. 2 Otros productos salidos de ese proyecto son los estudios realizados con lx colaboracién de Juan Etcheverry y Delia Fontana de Corvalin, Sobre las elecciones de 1942 y las fuentes del voto peronista; con Ia Colaboracién de Iris Coluccio Silvia Serrano, sobre los procesos electo- tales en la provincia de Cérdoba; y con la colaboracién de Lidia Candia y Nélida Gracilaso, sobre la estructura socio-econémica de los departamentos de la Argentina y ¢l comportamiento electoral en 1973. ° Un andlisis bastante exhaustivo de este paradigma que puede ser Mamado ‘estructural’ se encuentra én el articulo de Robert K. Merton “Structural analysis in sociology”, en Peter Blau (ed.): Approaches to the study of social structure, (New York: Free Press, 1975). “Entre sus muchas contribuciones al conocimiento de la realidad argen- tina desde esta perspectiva, pueden destacarse: Estructura social de la “Argentina (Buenos Aires: Raigal, 1955) y Politica y sociedad en una época de transicin (Buenos Aires: Paidés, 1965). 5 Ver, por ejemplo, el reciente libro de Sebastiin Soler Temas antilibe- rales, Buenos Aires, Sur, 1977, capitulo 9. © ‘Las regularidades entre tasas de natalidad 0 mortalidad y otros fené- menos sociales, o las clisicas relaciones entre la tasa de suicidio y fenéme- EL VOTO PERONISTA 53 pissin oes eee eee abies a ataslonsiny meter Ete Duthcin cn Sui so tna cone toca conocimiento acerca del mundo social se ic de oss sn el ee oe a antiiberalismo o con cualquier otta ideologia de muestro tiempo,” cacao tees os ai inte Se nice * at ‘junio, 1977, Nae Oe ce le metondnce on eit, poles, Boss hie Na ie a gee a SS TE Sie pa set re an Serres eee oo eS een a orem ne np ne 2 ee ae See aes oe eee etee ved. Contin, J R, Jorrat y E, Judrez, por lo demas extremada- BS Beat Beles eho ca Baas ncaa es aFaT re eee ee See orate eae oa eee ae eee 2 Lane En un libro més reciente ain Germani nte ain no conocido en espaol iret Ae one Sores a par a a ees conciliables con los de sus criticos de lo que la polémica aparec Desarrollo Econémico ha a sitme ¢ cast r 0 hace pensar. Ver: Autoritariomo, fascismo ‘sociali (Bologna: I Mulino‘ 1975), Sere ‘ [Ne 20, Glasgow: Instituto of Latin American Statics, nos PAE eee es pe Fo aie Tee 22 eae oy feet Criterio, XLIX, 1755-56, (enero e197) a articulo apareceri en el libro de Fredes : Ps ee . 'rederick C. Turner y José ana Miguer cycle of peronism, que se esté publicando en Estados In mn conte en Serre ae ot oe Se cee Seep ae at ino alee Provincia de Cérdoba entre 1946 y 1973”. ° Argentina: the rise and fall of peronism 52 M.MORA ¥ ARAUJO EL. LLORENTE los estudios existentes, al concentrarse en el periodo inicial del peronismo, dejan sin cubrir adecuadamente, por ahora, las transformaciones subsiguientes y también, por supuesto, el tema crucial de la naturaleza del pero- nismo a partir de la muerte del general Perén”. Satisfactoriamente o no, este libro ¢s una primera respuesta a tales inquietudes. Intenta, en el conjunto de los trabajos incluidos, cubrir todo el periodo del pero- mismo y, desde una Optica particular, pero no cierta- mente estrecha ni rigida, encontrar principios de com- prensién global de este fenédmeno tan fundamental de nuestra historia. NOTAS * Proyecto de investigacién sobre Comportamiento electoral y estruc- tura social, realizado por los compiladores en cl Instituto Torcuato Di Tella, con el apoyo parcial de un subsidio del Social Science Research Council otorgado en 197 a Manuel Mora y Araujo, director del proyecto. 2 Otros productos salidos de ese proyecto son los estudios realizados con la colaboracién de Juan Etcheverry y Delia Fontana de Corvalin, sobre las elecciones de 1942 y las fuentes del voto peronista; con Ia Colaboracién de Iris Coluccio y Silvia Serrano, sobre los procesos electo- rales en la provincia de Cérdoba; y con la colaboracién de Lidia Candia y Nélida Gracilaso, sobre la estructura socio-econémica de los departamentos de la Argentina y el comportamiento electoral en 1973. * Un andlisis bastante exhaustivo de este paradigma que puede ser Wamado ‘estructural’ se encuentra en el articulo de Robert K. Merton “Structural analysis in sociology”, en Peter Blau (ed.): Approaches to the study of social structure, (New York: Free Press, 1975). + Entre sus muchas contribuciones al conocimiento de la realidad argen- tina desde esta perspectiva, pueden destacarse: Estructura social de la Argentina (Buenos Aires: Raigal, 1955) y Politica y sociedad en una época de transicién (Buenos Aires: Paidés, 1965). * Ver, por ejemplo, el reciente libro de Sebastién Soler Temas antilibe- rales, Buenos Aires, Sur, 1977, capitulo 9. © Las regularidades entre tasas de natalidad o mortalidad y otros fené- menos sociales, o las clisicas relaciones entre la tasa de suicidio y fenéme- EL VOTO PERONISTA 53 tot tales como la liga, ta uiantac er: a arbasizacény In educa, que entbles Emile Durkheim en BI Suicidio son tipias de ls choo nscale ae ‘Ban parte del conocimiento acerca del mundo social se obtuvo a partir de ‘este tipo de regularidades, y ellas no guardan ninguna vincul: i > Ha, y probablemente tampoco contingente, com el mariner eta aniliberaliamo 0 con cualquier ota Ideclogia de muestro teeta” * Ver al respecto el articulo de T ues de Torcuato S. Di Tells “El andi lolégico de procesoshistxicon", en Deserell.Econdonco, avin abriljunio, 1977, ee * Un buen resumen de ella se ta Ut bem rumen de elas event en Hayward Aer Ea de te ato 7 polite, Buenos Airs, Amorrorta, 1936, » Bn “Una primem canacteizacs i or erizacén sociopoitica de ls provi sinicas”, trabajo presentado en ls Fundacion Banloche, Bane ge "Otro ejemplo de una aparentement act arentcemente mala comprensin del conte- nido rtanivo de las propoucones que vocal mato. de cae siren industaly el voto peronit, porgue no dstnge dtidensne caire cle obey cl resto de los tabadors ie enter ee sriculo de D. Cantée, J. R. Jorat y E. Juicy, porlo demas enenmde lnueresanie desde un punto. de va mtodlopce, spun Ri are (1976): “Un intento de estimacién ae cider rior de unstable de contingencia barado che ands de ser cto de as cleceones presidencies agentnus Se 1980 F nee Pee ceo a eee ae any iS oon cence Com or Bagot sci ei ge pln rin en sociali (Bologna: I Mulino‘ 1975). ae En = 2h 30 Gog Soames of late ees ee or FO i Te Att tof pron “Populismo, yorismo y cl it ons Sa Ss, agen tnt Se Pa Tame ee ", Occasional Papers en 2 Yolen sparcen otros tbajor gue centrn su atencn en siuacions province, ya los cabe agtpn fa mencion de us eoecie sy pn echo ge tom dtecion cnt teams wccio y Siva Serano: “Evoluién dsl woto pero Provincia de Cérdoba entre 1946 y 1973", ae pir 8 M. MORAY ARAUJO E I. LLORENTE 19 Ver su Los hombres del confin d 1976). 1975), pagina 46. 14 “Lecturas”, en Carta Politica, Hl, 29 (agosto de (Buenos Aires: Eudeba, RIMERA PARTE LOS ORIGENES DEL PERONISMO LA BASE SOCIAL DEL PERONISMO Peter H. Smith* Aparecido en Hispanic American Historical Review, 52, 1 (febrero 1972), 55-78. * El autor es profesor de historia en la Universidad de Wisconsin, y quiere agradecer a la Escuela de Graduados de Wisconsin por su apoyo econémico a esta investigacién. David R. Olson dio su asistencia especial zada para los programas de computacién; Michael Leavitt y James R. Taylor colaboraron con valiosos consejos acerca de la presentacién de los datos. ‘Traduccién de Ménica Vila Echagiie, En la historia politica argentina reciente, uno de 10s temas més discutidos trata del origen del apoyo popular a Juan Perén, Sus partidarios sostienen con vehemencia que el lider gané el fervor de la “gente comin”; sus detractores insisten en que engaié a los analfabetos y abuso de su credulidad. Las interpretaciones histéricas y sociolégicas han puesto el acento en la relacién de Perén con “la clase obrera urbana” y “los migrantes desplazados””, pero estas observaciones provocan tantos interrogantes. como los que resuelven.' éQué tipo de comunidad urbana, clase obrera o migracién? ¢¥ los otros sectores sociales? ¢Qué pas6 en las zonas rurales? Los resultados electorales de la eleccién presidencial de 1946 ofrecen un medio promisorio para atacar estos problemas. Fue esta eleccién, naturalmente, la que mar- cé el principio de los diez afios de dictadura de Perén, Habiendo comenzado su ascenso hacia la celebridad nacional en 1943, Pern lanzé su “candidatura impo- sible” a fines de 1945 y vencié a la oposicién combi- nada de todos los partidos politicos nacionales existen- tes —ademéds de la resistencia indiscreta del Departamen- to de Estado de los EE.UU.— para obtener una sélida mayoria del 54%, Casi todos los comentarios acerca de esta extraordinaria proeza provienen de relatos de testi- gos, declaraciones partidarias y estudios de datos frag- mentarios. La situacién pide un andlisis sistematico y desapasionado. Respondiendo a esta necesidad examinaré las relacio nes estadisticas entre diversos factores socioeconémico 60 M, MORA ¥ ARAUJO EL. LLORENTE. mero de votos que obtuvo Juan Perén en Ses: ‘aepartanivaton en la eleccién de 1946.7 Este enfo- que tiene evidentemente sus desventajas. Los hechos socioeconémicos no siempre determinan el comporta miento politico, aunque la ausencia de una maquinaria fperonista de partido altamente eficiente sugiere que las consideraciones socioeconémicas tuvieron un papel cru- cial en este caso particular, Algunas conexiones causales no se prestan a cuantificacién. Los resultados electorales pueden ser ambiguos. No todos los que votaron por Perén pueden ser llamados “peronistas™, y las ioe politicas del electorado argentino cambiaron sin duda con el tiempo. Sin embargo, la eleccién de 1946, una de las més libres y abiertas en la historia del_pais, proporciona una via excelente~para explorar Ia base social del apoyo popular a Juan Perdn en los comienzos régimen. a ee este andlisis buscard las asociacio- nes matemiticas entre el porcentaje de votos a ae ern _y a las caracteristicas sociocconémicas de aes segin el censo nacional de 1947.* Debo hacer notar que estas relaciones son ecolégicas: fe reficren_a la proporcién de votos peronistas en las ‘comunidades colectivas, no en una muestra o poblacién de personas individuales. Una pluralidad del 55 % en un departamento con una urbanizacién del 55 % no signi- fica que todos los habitantes de las ciudades apoyaran a Perén, Este estudio trata del tipo de lugares, no del tipo de personas, que dieron apoyo a Peron. La carencia de datos de encuesta utilizables deja a los historiadores sin otra opcién que reconocer y aceptar esta limitacién. Pero las estadisticas ecoldgicas, como espero demostrar, tienen una importancia intrinseca considerable: si la urbanizacién y el voto peronista muestran las mismas fluctuaciones de un partido a otro, debe haber al menos | EL VOTO PERONISTA. a alguna conexién entre ambas variables, y es probable, si no seguro, que esa pauta refleje las tendencias electorales de los habitantes urbanos. De este modo los datos ecolégicos ayudan a establecer el contexto y los limites probables del comportamiento individual.” Las caracteristicas metodoldgicas de esta investigacion no deberian alentar falsas ilusiones acerca de la inminen- cia de una interpretacién radicalmente “nueva” de las tendencias electorales en la Argentina. Algunas veces esta clase de inVestigacién puede producir resultados totalmente inesperados. Otras veces confirma los puntos de vista prevalecientes. Pero atin en este ultimo caso el andlisis estadistico puede hacer contribuciones titiles, ya que proporciona una aproximacién sistemética al pro- blema y puede indicar no sélo si las variables especificas tales como la urbanizacién ayudan a explicar el voto peronista, sino también en cudnto. Queremos refinar la sabidurfa convencional y explorar su fundamentacién en los hechos, no derribarla. Los datos para este andlisis incluyen 40 variables para los 365 departamentos. Faltan algunos datos en algunos departamentos (ver apéndice 1 para los nombres, defini- ciones y caracteristicas estadisticas de las variables). La informacién “politica” se refiere al voto peronista y a la participacién electoral. Las variables “sociales” se centran en el tamafio, la urbanizacién, el grado de instruccién, la composicién étnica y la estructura de edad de la poblacién. Los datos “econémicos” se refieren al uso y la posesién de la tierra, a la ocupacin y desocupacién, a los salarios y la composicién de la fuerza laboral en el comercio y la industria; las cifras acerca de la utilizacién de energia cléctrica (en HP) también dan una indicacién imprecisa acerca de la “modemizacién” industrial. Se nos presentan inmediata- mente innumerables hipétesis acerca de posibles relacio-

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