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C ha rlie Rena rd
E s que sí hay algo de gozoso en dejar que a las palabras les
salgan hongos. No trapear el piso, jamás, y seguir pensando que
alguien vendrá a limpiar, que tal vez te gusta así porque refleja tu
espíritu y la señora !$¿@>% dice que es bonito pero si supiera la
cantidad de granos que tiene en la espalda y cómo al rascarte es ahí
donde lo manifiestas más que con los ojitos que te vienes manejando
para seguir encantando a figuras mater nas. Es que es guapo y a par-
te inteligente y mejor aún, es mujer. Hay algo de terapéutico, por lo
tanto de mal gusto, en trasladar de vez en cuando la neurosis hacia
objetos móviles, a otros partícipes de la comedia, cualquier idiotita
que uno puede considerar un amiguito, y que en primera instancia,
no lleva el nombre, o los nombres de uno, por lo tanto el asco sí que
es relacional y no un acto autogestivo. Depositar toda cordura en
un inodoro de funcionamiento dudoso generando aromas que desor-
bitan la noción de excremento que habitaba tan tranquilamente en
la parte trasera de la neurona. Laisol, diría cualquiera. Usa Laisol.
Pero no es tan fácil y no tan barato. Sería mejor invertir en mejores
alimentos, señores, para que al cagar el producto sea de calidad, de
olores dignos de repudiar, tan siquiera, pero hay cierto inconvenien-
te en esta propuesta humanitaria. Las tuberías. El problema de las
tuberías no radica en su eter no reflujo sino en que se usan de manera
cole(a)ctiva, las tuberías son de todos, no hay tubería personal, en
realidad, el ducto siempre se une con otro, que está unido a otro, que
da paso a un lago subterráneo que siendo honesto, no puedo asegu-
rar sea real y por lo que yo sé, es una tierra de fantasía sanitaria.
Es probable que la mierda vuelve a nuestras bocas por algún tipo de
ducto espiritual y nosotros la hacemos en este húmedo cementerio ya
antepasado, como si no fuera de nuestra incumbencia y la tumba se
inscribiera en textos ocasionales como este.
Por Dios, la mitad imposible de triángulo que for mamos los progeni- Que ella y ella y ella y uno que otro él y las aceitunas que se vol-
tores y yo es lo que logra esta síntesis corrupta. vieron protagonistas en el metabolismo de la noche. Gracias al Don
Gato que no me acuerdo de todas las excelsas pendejadas que dije
Pos a dar nos dijo $¿@>% y que se ar ma y que vamos los tres. Pero pero sí una que otra y fueron de corazón. Las canicas se pusieron a
antes hay que pasar al Soriana y aja, duele un chingo, señores, ir a jugar y se les vertió todo el universo que llevaban dentro. Le dije las
buscar vino y sufrir por primera vez lo que llamaríase coloquialmen- verdades más puritanas a la señorita $¿@>% . Declaré (y aquí con-
te “celos” pero que en la organización se registra como un padeci- fir mo) mi oficial enemistad con el tipo del suéter rojo. Espero que le
miento medieval que invita a reconsiderar la taza de mortalidad de haya dolido la cabeza pensando en mí por la mañana. Espero a que
nuestras ideas y se cura como sólo el Diablo sabe; siendo elegante. todos les haya dolido la mañana pensando en la cabeza, como a mí,
Pero: pero sabemos que no es cierto, que la gente no tiene tanto tiempo
para llorar como yo, ellos se lavan los dientes y sí aguantan los tres
Que no tengo para comprar un vino caro. Que se ven mejor juntos minutos completos para que la maruchan salga del micro. El dra-
que yo y el intento de alguien de juntarse conmigo. Que el que se va ma, que tiene raíz epistemológica en la madre. Delirios de grandeza
a morir soy yo, seguramente, a los veintiséis y comenzaré un nuevo que me hacen correr al trampolín y dominar el arte de la gravedad.
grupo de jóvenes con talento y cirrosis. Que seguro cogieron, seguro Gritarle cobarde de la manera más señorial al señor de la falda y
cogieron, estoy seguro que cogieron antes de venir para acá y van luego llorar porque temo perderlo. Arrodillar me frente a $¿@>% y
a llegar bien felices, chapeaditos todavía y con el culito agradecido que se siente en el piso. Gritar ya en camita que me quiero morir y
por haber coincidido genitalmente en esta vida mientras yo estoy es verdad, pero nada mejor que saber qué es lo que quieres para no
aquí alucinando a $¿@>% y le marco porque ocupo que alguien me obtenerlo nunca y darte unos años más de vida. Los natalicios y la
escuche más allá de mis palabras y ella escucha con los ojos aunque cantada que no pasó. Etcétera, que como $¿@>% me enseñó, no da
no me esté viendo y me conoce ahora sí, el culo de pi a pa pero de seguimiento a la lista sino que la engloba. Esto fue un gran etcétera.
la época donde los sueños que quería realizar sí eran los del toper.
Y pues sí me da culo, que se den culo. Y nótese, señores, el estudio Vamos para tamaulipecas demasiado. Navidad no es nada sin el pa-
y práctica de lo ocular tiene sus terrenos en las nalgas tanto como dre de mi padre que ¡ah! cómo lo castró. Sí le ando preguntando oye
en el rostro. Es bueno contemplarlo para cuando se quiere localizar Tito qué le hiciste a mi papá y me va a decir ni madres y yo ah sí es
el miedo en la fisionomía propia. Llegan y me trago el vómito. Su cierto, se le murió su mamá, por eso mi padre es más madre que papá
cariño apesta tanto como el que me tienen a mí y no puedo evitar y mi madre es más mamada que mamá. Vamos pasando por el ce-
más que ceder a esta deseada interacción. Ya te dije que yo me ocu- menterio donde siempre decía “saluden a los huesos de su abuelita” y
po de de romper me el cráneo para mantener al corazón y romper me mi her mano y yo saludando a los huesitos que justamente perdieron
el corazón para mantener me el cráneo. No quieren lo mismo por- su vida en Navidad. Sincronía divina. Nace Jesús y se muere la doña.
que no quieren nada. Son espasmos. La profundidad de mi amor Seguro eso ayudó a que mi papá siga diciendo “Gracias a Dios” a
es un espasmo. Denme pecho y me calmo. Si le hubieran dicho eso pesar de que me diga que es ateo. Por ejemplo, ahorita mismo sé que
si tuviera uno, el bulto estaría parado para dos. Y creo que es por seguirás jugando a pásala, pásala y papá caliente sin poder dejar de
andar de escribioso en lugares fuera de la acostumbrada mesa y la vi- temblar mientras nos iban a tomar la foto. Terrible. Ni siquiera son
bración del auto sobre la carretera. No es que sienta ganas, no gano suficientemente cristianos como para entretener me con la oración o
nada, sólo se me endurece y ahora que lo pienso hay cierta sincronía levantar la voz para exigir que me aleje de sus hijos. No son materia
con el clítoris y el corazón. Si uno se endurece, el otro también, si de nada. Son sólo infelices y no aprovechan, señores. Lo que yo ha-
me tocan uno, los dos lloran. ría con esa miseria. Ya el sueño y todos queríamos ir nos pero nadie
se paraba por compromiso con el chicle pegado que tenemos entre
Llegamos y el progenitor con una energía que ya no entiendo de gen y gen que al parecer es más poderoso que todo sentimiento de
dónde le sale o dónde la siembra. No deja de tocar me la pier na con incomodidad. Ya las ganas de mi tío diciéndome que le toque esta
sus manos peludas mientras en la sala se están mentando la madre después de afinar la guitarra y la tía al lado mientras yo por pinche
cada quien con su propio chiste. Los humores varían y se dan tur nos cobarde y atareado sólo me reí mientras le desvié la mirada a Gloria
para expresar el dolor con alguna frasesita pasivo-culera que no le Trevi en sus cuarentas. Ya la cena pinche porque estaba toda ma-
da gracia a nadie más que a mi papá que no puede dejar de reírse ya noseada por el machismo que cada vez me confunde más porque al
no sé si por borracho o porque no ha trapeado la cocina en cuatro parecer a estas viejas así les gusta y me pregunto si un día yo seré
días. Yo no cuento chistes en la familia, nadie tiene el escrúpulo para vieja o manoseada.
entenderlos. Aún así reflexiono sobre mi herencia. Mi papá me dice
con una sonrisa tímpano a tímpano que ya no puede con la ansiedad, Seguro es el último año que pido posada y la última posada que pido
que tiene que hacer ejercicio. Y fue el único chiste que me provocó año. La última parida de este flaco donde me sacrifico por sus peca-
mear me por los ojos. Empieza con los m’hijita, Carla, preciosa y dos y la última vez que presto mi sangre y cuer po para este tipo de
me dan ganas de sacar me un pito de los pantalones y decirle que si ridiculeces. El show cotidiano ya me quita bastante célula como para
me vuelve a decir Carla le voy a arrancar los pelos de los pezones. dedicarle callo a estos montajes navideños. Me fui sin el sabotaje de
Sólo yo puedo decir me así. Lo bueno es que tengo la cura para este mi abuelo porque acuérdense: “culo”, y me quedé con las ganas de
trauma parental. Es muy sencillo pero casi nadie se atreve o lo hace que me encerrara bajo una lámina y me obligara a ordeñar una vaca
y deja que se pudra en la almohada. Leo al erótico Jorge Batallón hasta que reconozca que extraño a mamá. Pero a penas yendo en
y al ver la frase “el placer de la muchacha desnuda” pasa que sí me temporadas no vacacionales, porque caigo bajo las bromas publici-
la imagino a ella chupándosela a él y la consciencia dice noooo, tarias y por un segundo me convenzo de que voy a descansar de esta
por favor, es noche buena, nos damos putazos en el recalentado y le sempiter na consciencia arañada.
digo ya ni modo, ya me excité, ahora tengo que integrarlo a mi sis-
tema simbólico y todo mi sentido de benevolencia me pone una cara
de hartazgo que no me impide meter me al baño de mis abuelitos a
provocar me un organizado trabajo de sublimación donde ahora me
parece oficialmente excitante que se estén dando posada, probable-
mente, en estos momentos. Curado.
Se me corría el rimel y dejaba pelos largos sobre la mesa pero no es
cierto, me fui vestido de niño y las vaginas en la sala, los pitos en
el cuarto de la televisión pero yo con lo asexuado, ar mando legos y
jugando a pegar nos “la patata” y pensé pobre primo, nunca te vas
a poder despegar la papa del discurso, jamás, y así será igual con tu
her mana pero probablemente ella se la meta en la boca mientras tú
Texto e intervención de texto: Charlie Renard
Cuidado de la edición y diseño: Virginie Kastel
© Charlie Renard
© De la edición, TRESNUBES S.A.P.I. de C.V.
ISBN: