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TRATAMIENTO ALTERNATIVO DE RESIDUOS PLASTICOS

UTILIZANDO MICROORGANISMOS
El plástico ha sido el material sobre el que ha descansado buena parte del desarrollo económico de la
segunda mitad del siglo XX. Es duro, resistente, con la elasticidad precisa, transparente si así se desea...
pero esas mismas características son las que hacen que sea muy duradero en los ambientes naturales
cuando no se gestiona de forma apropiada.

Un equipo científico del Instituto de Tecnología de Kioto (Japón) acaba de descubrir recientemente una
bacteria desconocida hasta la fecha que es capaz de digerirlo y asimilarlo, es decir, que puede vivir
alimentándose de PET (Tereftalato de polietileno), uno de los plásticos más usados por la industria
alimenticia para envasar agua mineral, refrescos, aceites o productos farmacéuticos, entre otros.

Los microbiólogos ya conocían algunos informes sobre la capacidad de degradación del PET por parte de
raros ejemplos como algunos hongos filamentosos que se habían podido cultivar en medios minerales
que contenían este plástico

Recogimos 250 muestras en todo tipo de medios contaminados por partículas de PET, como suelos,
sedimentos, aguas residuales o lodos activos, de una planta de reciclaje de botellas de plástico»,

la bacteria es capaz de degradar de forma casi completa


una fina película de PET en apenas seis semanas a esa
temperatura de 30 grados, según los propios investigadores.

Finalmente, los científicos fueron capaces de aislar -a base de diluciones de aquella preparación número
46- la única cepa bacteriana responsable de la degradación del PET, una nueva especie perteneciente al
género -ya conocido- Ideonella a la que bautizaron como Ideonella sakaiensis.

Según pudieron comprobar, el PET se degradaba a una velocidad de 0,13 miligramos por cada
centímetro cuadrado y día a una temperatura de 30 grados, algo muy común en muchos lugares de la
Tierra. Pero, ¿esa velocidad era elevada o despreciable si se piensa en términos de su aplicación para
descontaminar una zona natural? Las conclusiones de Yoshida, Oda y el resto de su equipo fueron muy
contundentes: la bacteria es capaz de degradar de forma casi completa una fina película de PET en
apenas seis semanas a esa temperatura de 30 grados, según los propios investigadores.

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