Evitando los castigos

(c) H. Luis A. Dávalos Valadés

Objetivos:

Ayudar a los alumnos a comportarse de acuerdo a unos valores de vida.

El castigo es, como los premios, una forma de coacción. Evitar las sanciones no es fácil, sobre todo
en un ambiente donde esperamos siempre ser recompensados. Las sanciones no desaparecerán
mientras actuemos incorrectamente, pero sólo serán útiles en la medida que ayuden a mejorar el
comportamiento del alumno.

Tips para evitar los castigos:

El mejor castigo es el que no se tiene que aplicar. Prevenga las situaciones en las que los alumnos
puedan actuar indebidamente.

Busque que el alumno reconozca su comportamiento inadecuado y quiera corregirlo. Una sanción
sin concientización no mejorará el comportamiento del alumno.

Dialogue con el alumno sobre su acción incorrecta. Reconocer el mal comportamiento es el inicio
de un cambio de conducta. Estimule la búsqueda del bien.

Atienda de inmediato los problemas que surjan. Actuando rápidamente prevenimos que los
problemas crezcan.

Mantenga la atención al grupo. Dejar de atender a los alumnos, dándoles la espalda, dejando que
nos rodeen en el escritorio, es dar oportunidad a un comportamiento inadecuado.

Nunca castigue en forma general. Es mejor dialogar con ellos sobre el comportamiento
inadecuado. Ya que en ocasiones se solidarizan con los responsables, es necesario ir creando una
actitud de responsabilidad y honestidad.

Procure que los alumnos estén siempre ocupados en actividades de su interés. Un(a) alumno(a) sin
ocupación buscará en qué divertirse...

Evite sancionar por cualquier cosa. Los alumnos rechazan las sanciones que sienten injustas.

No sancionar si se encuentra alterado. Los castigos que se imponen estando fuera de sí dan el
mensaje de venganza o injusticia. Deje para mañana la sanción y así pensará cómo debe solucionar
el problema.
Exija el cumplimiento de los castigos. No dé un castigo que sabe que no exigirá. Son mejores
correctivos los castigos fáciles de cumplir.