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Andres Leiva G.
La llegada
Una de las circunstancias a mi modo de ver que facilitó esta proyección, es que al
menos los dos colectivos, ya sean las organizadoras y el grupo de cátedra estaban en tarea.
Si bien unos realizaban un congreso, los otros necesitaban del congreso para hacer una
tarea de aprendizaje.
El grupo de cátedra y el grupo de organizadores, que actuaban las posiciones del
malestar en conflicto de manera explicita en sus diversas situaciones de relación, tanto en
los espacios formales como informales, habían entrado en oposición, sin que en ambos
grupos se permitiera comprender el porqué de este fenómeno. A mi juicio esto tiene que
ver, con que ambos despertaban ansiedades en torno a cuestionar esa identidad grupal que
la producción de imaginarios permite en los colectivos.
En este punto cabe señalar que el modo de construir imaginarios sociales siguiendo
el mismo trabajo de Fernández que nos inspiró, puede ser pensado al menos en dos formas.
Primero, a fuerza de insistencias de sus narrativas, “dónde a través de diferentes
discursos, en distintos focos, y con pequeñas variaciones en su enunciabilidad sostiene al
infinito una misma trama argumental” (ídem, Pág. 47). Producen en definitiva un real para
el colectivo. En segundo lugar, las líneas de significación se instituyen como universos
moralizadores y en tanto (este accionar) homogenizan y violentan lo diverso (ídem, Pág. 47
entre paréntesis mio.). Así en palabras de Fernández, naturalizan aquello que es necesario
interrogar. Es por lo anterior que todo cuestionamiento es vivido por el colectivo del que se
trate como una amenaza a sus soportes identitarios.
El modo de insistencia en torno a las críticas mutuas, y lo poco preparados que se
sentían ambos colectivos (cabe recordar, que una de las motivaciones del grupo
organizador para hacer el Congreso se debía a que ellos pensaban que la psicología
comunitaria no estaba desarrollada en su universidad) hacía que el modo de abordaje de
ambas tareas se sintiera amenazado por la presencia del otro en todos los espacios
ocupados. Para unos representaban todo lo que deseaban cuestionar, para los otros todo lo
que querían desalojar.
Esto es así incluso en torno a que los enfrentamientos de los organizadores con los
de Valpo, se extendió en estos, a no permitirse “mezclar” con nadie del congreso, incluso
no importando si eran de la organización o no.
Así mismo, los organizadores, extendieron su frustración con este grupo que
“cuestionaba todo” al docente de la cátedra. En esto fue decidor el momento en el cual, en
la presentación teórica del docente, el público arengado por una de las expositoras de la
mesa, lanzaron papeles al docente de estos “niños terribles” que se habían convertido los
alumnos de Valparaíso.
Pasado unos pocos minutos, los estudiantes porteños invitaron a los demás a hacer
grupos a fin de conversar sobre lo realizado. En estos grupos algunos de sus integrantes
felicitaron a los estudiantes de la quinta región, por haber realizado una instancia de
reunión de los demás asistentes, haciendo hincapié en que no había estos espacios al
interior del congreso. Así mismo otros creyeron comprender que esta acción permitía dar
cuenta de los esfuerzos disimiles de los interventores sociales, cuando son llamados a hacer
una tarea en torno al beneficio de todos en la comunidad. También señalaron que la acción
permitía mostrar el gran esfuerzo que significaba “organizar a una comunidad” en torno a
una tarea, etc.
También los participantes del congreso, se mostraron sorprendidos de las diversas
reacciones de los demás que se burlaron o que no hicieron la tarea, sosteniendo la idea de
que esos otros no eran comunitarios, y que no había verdadera conciencia de la comunidad,
etc. Además creyeron ver en las reacciones “negativas” una incapacidad de hacerse cargo
de las responsabilidades por el cambio social en beneficio para todos como horizonte de las
intervenciones comunitarias.
Para nosotros lo que los grupos decían eran diversas formas de sostener la relación
de pares antagónicos, que el grupo de cátedra y el grupo organizadores habían sostenido
durante el congreso. Es decir, aparecía en sus relatos el modo de relación que se instituía en
el congreso mismo, y que sostenía el malestar difuso presente.
Pero también una reacción fue completamente inesperada, y fue que lo sucedió con
el grupo de organizadores, que al no participar de la experiencia, vieron en el hacer de los
estudiantes de valpo un nuevo boicot a la organización, entrando en pánico de que los
asistentes se fueran sin asistir a la sesión de cierre que estaba programada para después de
nuestra presentación.
La reacción de este grupo fue agresiva y violenta. Ellos maltrataron a los estudiantes
porteños y al docente, culpándonos de haber querido arruinar lo que ellos tenían planeado,
lo que los llevo a intervenir en los grupos que se realizaban en el patio, interrumpiendo en
los diálogos grupales y obligando a los asistentes a ingresar a la sala de conferencias.
Sin embargo después de esta reacción, los integrantes del grupo de cátedra, estaban
alegres y emocionados, impresionados por el modo correcto de la instalación de la
actividad, y se abrazaban y sacaban fotos, el malestar de los días anteriores parecía haberse
ido, y ahora estaban felices de haber participado de la experiencia.
A modo de conclusión
Cabe esperar entonces trabajar en estar atentos a estos elementos que los colectivos
no pueden dejar de considerar en sus determinaciones, a fin de poder comprender mejor sus
procesos de institución, y sus formas de movilización, en un ejercicio de interrogación
permanente sobre lo que instituimos cuando intervenimos, pero también sobre lo que queda
sin cuestionar y que sostenemos como verdad única e incuestionable.
Muchas Gracias.
Valparaíso 14 de Noviembre de 2009
2º Encuentro Nacional de Comunitarios.cl
Referencias bibliográficas
Fernández, Ana María (2007) Las lógicas colectivas, imaginarios, cuerpos y multiplicidades. Editorial Biblos. Argentina.
- Ídem, (1993) Tiempo histórico y campo grupal. Editorial Nueva visión, Buenos Aires.
- Ídem, (2003) Instituciones estalladas, editorial Eudeba. Buenos Aires.
Lapassade, G. (1975-2000) Socioanálisis y potencial humano. Editorial Gedisa, Barcelona.
Lourau, R., (1970/1975) El análisis institucional. Amorrortu. Buenos Aires.
Castoriadis, C., (1975-1993) La institución imaginaria de la sociedad, Tusquets editores, Buenos Aires, Argentina.