Está en la página 1de 3

Amor por mí.

Se nos puede haber enseñado o podemos tener el concepto de que cualquier


intento de amor a nosotros mismos, es egoísmo, Es una equivocación confundirlo
con egoísmo. La persona egoísta es insensible a las necesidades del prójimo,
todo lo hace de acuerdo a su propia conveniencia, siempre está priorizando su
bien por encima del de los demás, en fin, está incapacitada para dar lo que no
tiene, amor. Y esta es llena de egoísmo, envidia, rencor, odio, etc.
la Biblia en Marcos 12:30-31 dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas. Este es el
principal mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo
COMO A TI MISMO. No hay otro mandamiento mayor que estos”.
El amor a los demás empieza por el amor a uno mismo. Sí, esto es fácil afirmarlo,
pero para muchas personas no es tan sencillo el experimentarlo.
Para hablar de amor a mí mismo, debemos saber: ¿Qué es la autoestima? Una
definición sencilla y clara es: “Autoestima es quererse a uno mismo y querer a
los demás. Significa saber que eres valioso(a), digno(a), que vales la pena y
que eres capaz, y afirmarlo”
¿Qué opinas de ti mismo? ¿Te agradas? ¿Qué piensas de tu valía como ser
humano, de tu importancia? Lo que pensamos y sentimos sobre nosotros mismos
es una parte fundamental en nuestra vida, ya que nuestra interacción con los
demás va a depender de esa auto-imagen; cuando hay un nivel elevado de amor
por uno mismo, el potencial que tenemos fluye de manera más fácil, más libre.
Usted es tan importante que, en el libro de Génesis, en el principio de la creación,
todo fue creado por el poder de la palabra de Dios, arboles, los animales, el sol, la
luna… pero cuando llegó el momento de crear al hombre, el mismo Dios; dijo;
hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, se tomó la molestia de formar
cada parte del ser humano, cada musculo, cada órgano…
“7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su
nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que
había formado.
Entonces: ¿Qué te dices a ti mismo cuando te miras a un espejo? Son frecuentes,
más de lo que imaginamos, frases del tipo: “!Qué feo soy!” “Cada vez me veo
peor”, “Mis ojos, qué chicos”, “Mi nariz, qué grande, qué chueca”, “Mis lonjas, mis
llantitas, qué abultadas”, “Mis arrugas”, etc., etc.
Por increíble que parezca, hay personas que no se aceptan aun gozando de
atributos físicos que son considerados por la generalidad de las personas como
hermosos. Te dirán: “sí, pero…mi busto es pequeño, o grande”, “mis caderas son
prominentes”, “mi complexión es demasiado delgada, o gruesa”, “mi voz es tal…”,
etc. La mayoría de la gente se queja de aspectos que no les agradan de su
persona, y se refuerza este desagrado cuando comparten estos comentarios
negativos de sí mismos con amigos que, al quedarse callados, es como si
afirmaran estar de acuerdo con esa apreciación poco favorable.
Si nos describimos con tantos peros, y no nos aceptamos con amor a nosotros
mismos, ¿con qué generosidad y sinceridad podemos aceptar a los demás?
Desafortunadamente, la sociedad actual da demasiada importancia a los aspectos
físicos de una persona, y permitimos que parámetros que vienen de fuera influyan
en la percepción que tenemos de nosotros.
¿Te gusta tu cuerpo? Ante esta pregunta, la gente suele pensar en rasgos físicos
externos, visibles a los demás: color de ojos, tamaño de brazos, piernas, color de
piel, tipo de pelo, de nariz, boca, etc. Pero ante esta pregunta también habría que
considerar: ¿te gusta tu corazón, tu hígado, tus riñones, páncreas, aparato
circulatorio, etc.? Tu cuerpo es más que lo meramente visible a los demás.
¿Por qué centrarnos tanto en el tamaño y color de los ojos, y no en la
hermosa capacidad de ver lo que nos rodea con esas “ventanas” perfectas?
¿Por qué centrarnos tanto en el tamaño y forma de unas piernas, y no en la
capacidad de movilidad que nos brindan?
¿Por qué enfocarnos en el tamaño y musculatura de un torso, y no en el
hermoso órgano que alberga, el que con sus fieles latidos nos mantiene
vivos?
No permitas que sean los demás los que determinen cómo te sientes respecto a tu
cuerpo; tu cuerpo es hermoso, perfecto, no importa lo que digan los criterios de
“Hollywood” o revistas de moda.
Si hay características que puedes mejorar, como un estómago abultado por
hábitos alimenticios inadecuados, toma acción y trabaja en ello, ya que
redundará en un mejor estado de salud. Puedes asimismo experimentar con
un corte de pelo con el que te sientas más cómodo, o empezar a vestir
prendas con las que te sientas mejor, pero recuerda, se trata de darte gusto
a ti, no a los demás.
Quizá tengas una historia personal con circunstancias dolorosas, llena de
descalificaciones y etiquetas negativas que has estado escuchando a lo largo de
tu vida, y que por desgracia has acabado creyéndolas. Pero afortunadamente,
cuando hay un despertar de la conciencia, te ves con nuevos ojos, aceptas y
bendices tu cuerpo con cada una de sus manifestaciones , con cada una de
sus características. Quizá tu hermosura es diferente al estereotipo que se ha
empeñado en difundir la sociedad actual, pero es hermosura, es perfección.
Tu valía no depende del valor que te reconocen los demás; eres valioso de
manera intrínseca, natural, aun a pesar de que tú no lo percibas así.
Todas las cualidades que tengas Dios te las dio a ti y solo a ti, eres único,
por eso sírvele con todo tu ser, que nada ni nadie midan tu valor y la calidad
de tu servicio.
Jesús murió por ti, por mí, por todos nosotros en la cruz del calvario para limpiar
nuestros pecados, Para Él eres importante y hermoso cómo seas, Dios te tiene un
amor inmensurable por ti, Eres la más hermosa creación de ÉL.
Hay algunos rasgos que no pueden ser cambiados, como estatura, tamaño
de cabeza, brazos, piernas, etc., pero, acéptalos, ámalos.
La autoaceptación implica una falta de protestas y quejas. Basta de quejarse de
tus características personales; cuando te aceptes y te ames tal cual eres,
proyectarás una seguridad que atraerá a los otros hacia ti. No tienes que
esmerarte en aparentar nada; sé tú; la sensación de valía viene del interior,
no del exterior.
(Testim..)

El amor hacía mí mismo, por una parte, sirve de armadura para protegernos
de atropellos y agresiones psíquicas, verbales y físicas de quienes no
conocen el amor; y por otro lado nos equipa para amar sin condiciones a
Dios, a nuestros seres queridos y familiares, y al prójimo en general.

También podría gustarte