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312 REVISTA GLINIGA ESPA.

ÑOL A 15 diciembre QY セ Q@

NOTAS CLINIC AS

CONSIDERACIONE S CLINICAS ACERCA la "Pasteurella rseudo-tubP!TUlosis'' O bacilo de


DE L A LLA11ADA ADENITI S MESEN- Malassez y Vignal, 「。セ、ッ@ en varias observa-
TERICA ciones propias y ajenas, así como en los tra-
bajos de W. KXAPP, del Instituto de Higiene de
l . M. BARR I OLA. la Uni\'ersidad de Tubinga. Este no solamente
ha logrado aislar el germen en siembras del
San Scbastíán. magma caseoso ganglionar en tres casos de
adenitis con integl'idad apendicular, sino que.
De cierto tiempo a esta parte vemos publi - como no\'edad, ha evidenciado la existencia de
cados con relativa frecuencia trabajos referen- aglutininas específicas en otros dos enfermos
tes a la afección denominada adenitis mesen- con reacciones a títulos ele 1 160 y 1 600 fren-
térica, adenopatía íleo-mesentérica, linfadenitis te a razas homólogas de la "Pastem ella". (Con-
mesentérica o también linfoadenitis abdominal. \'endrá quizá aclarar. como lo hace GIRARD, que
Si bien la mayoría de las publicaciones se este mio oorganismo nada tiene ele común con
refieren a la forma aguda, de delicado discer- los bacilos paratuberculosos. ni sus lesiones con
nimiento y tan fácilmente confundible con la las producidas por l'Stos.)
apendicitis, que por lo general suele tratarse Ante esta disparidad de opinionrs acerca de
de un hallazgo operatorio, se mencionan igual- las causas de tipo focal, se han in\·ocaclo afec-
mente las más discretas, pero silenciosas for- ciones generales del sistema linfoide, a:,;í la lin-
mas de estado, por no llamarlas crónicas, ya focitosis aguda mfcrciosa o la fi{'brc glandular
que bien poco sabemos de su presunta croni- linfoide. sin logr·ar"e ¡1or ello una explicación
cidad. acertada de la naturaleza del proceso.
A comienzos de 1952, en una comunicación Trátese ele una etiología única o múltiple, de-
dirigida a la Academia Médico-Quirúrgica de terminada o incspecífica, el<> tipo local o gene-
Guipúzcoa, referente a algunos procesos erró- ral, es el hecho que tocios lo autm es mue tr n
neamente a tribuídos al apéndice, llamamos la una una nimidad casi absoluta en la descrip·
atención acer ca del que nos ocupa y de la di- ción del cuadro, entidad nosológica concreta,
ficultad de su interpretación. Ninguna de las bien conocida y de presentación asaz frecuente
publica ciones que se le ha n dedicado con pos- en sus t ípicas manifestaciones. Creemos, sin
terioridad ha podido acla rar aún las dudas que embargo, deber insistir en dos principios para
rodean su naturaleza y desarrollo. nosotr os f unda mentales y de importancia ex·
Las diferentes etiologías que se le han atri- trema para el estudio de la enfermedad. Es el
buído, con carácter de mayor o menor exclusi- primer o, el error abusivo que supone restrin-
vidad, no están exentas de razona da crítica. gir la patogenia a la existencia de la a denitis,
Aparecen recogidas y comentadas en los tra- que n o debe considerarse como causa primera,
bajos r ecientes de nuestras revistas 1, 2 , 3 y 4 • sino como consecutiva al pr oceso originario,
Pero ni las diferentes formas de la infección aunque de naturaleza desconocida. Así, consi-
tuberculosa humana, virásica o bovina, ni otros dera mos acertada la orientación de ARNULF Y
gérmenes como el estrept ococo \ son hallados Bu FFARD n, quienes pretendiendo demostrar clí-
con constancia. No es siempre consecutiva a nica y r adiológicamente la existencia constante
anginas e infecciones de vías r espirator ias altas de una ileít is terminal con h ipertrofia del teji-
ni a ileítis terminales atenuadas, tiflitis o apen- do linfoide, acompañada a menudo de edema
dicitis crónicas 6 • La tesis de su origen apendi- parietal y a veces de peq ueñas ulceraciones mu-
cular, basada en las curaciones por apendicec- cosas (imágenes radiolégicas descrit as, entre
tomía, es invalidada por otras numerosas ob- nosotros, por MARINA FIOL y por otr os en el
servaciones de persistencia sintomática como extranjero) como lesiones causantes de la lin·
en algunos de nuestros casos. Junto a estas fadenitis, pr oponen modificar la denominación
teorías, defendidas con desigual fortuna, indi- habit ual por la de "ileít is linfoide terminal:)•
car emos, por no haberla visto citada, la de la que det ermina una cierta etiología. E tiolog1a
histoplasmosis, que según ALAN RAFT'ERY 7 ha n que consideramos de las más juiciosas, pues
encontrado como causa común en apendicitis y t oda rea cción ganglionar localizada 、 ・ウ ー ゥ・イ セ 。@
en un 43 por 100 de 30 casos de adenitis me- la idea de un proceso asentado en el territoriO
sentérica, y como última en fecha, la reciente- correspondiente. Como la experiencia general
mente expuesta por GIRARD セ@ de las r elaciones rechaza, salvo para corto númer o de casos, el
eventuales entre ciertas a denitis mesentéricas origen a pendicular ante la integridad casi 」ッ ョ セ ᆳ
agudas y la pseudo-tuberculosis producida por tante de este órgano, es bien comprensible el Ir
NOTAS GLINIGAS 313

a 「オセ」 。@ ,. la causa en el final del íleon, lugar que atribuir, más que a la apendicectomía, el
,ferido de las manifestaciones linfoides in- mejoramiento o curacién obtenida en tales en-
tina les que pueden pasar fácilmente inadver- fermos, y que en muchos casos se logra sim-
as a 1 único medio exploratorio con que con- plemente por el tratamiento físico y médico
Jos, el radiológico, cuando no se emplea sis- -sol, calcio, vitaminoterapia, antibióticos, bac-
ll 1úticamente la técnica meticulosa y comple- terioestáticos- , habituales en la cura de los
J<I que requiere. Claro es que el íleon no mono- procesos fímicos peritoneales. Pero no es me-
poliza el sistema ganglionar regional, así que nos cierto que estos métodos se emplean tam-
Jn infeccién puede provenir también de los de- bién con éxito en otras localizaciones ganglio-
1n:ts órganos t r ibutarios del mismo. nares como la antes citada cervical, frecuentes
I•:J segundo principio fué expuesto por DAL- en niños y jóvenes de características biotipoló-
\l \U SITGES " al decir que "la terapéutica que gicas análogas a las de los linfadeníticos abdo-
cura las peritonitis fímicas discretas nos funde minales, y no siempre atribuíbles al bacilo de
asim ismo a los conglomerados linfáticos", aun- K oc h.
que quizá haya exagerado al añadir después, Por otro lado, no puede echarse en olvido que
rn favor de su tesis, "que muchos de estos en- la localización ganglionar en las proximidades
fe¡ mos han sido tuberculosos antes de su afec- del ángulo ileocecal es la únicamente mencio-
ción ganglionar ... o lo son después". nada en las comunicaciones, a consecuencia sin
En 1 calidad, nosotros no podemos afirmar duda de su casual descubrimiento operatorio en
rotundamente que tal terapéutica funda los ocasión de intervenciones realizadas con vistas
conglomc1 ados linfáticos, por faltarnos la ob- a la apendicectomía. Mas por extensión del pro-
Re! vación directa de los mismos antes y des- ceso o como localización autóctona, la inflama-
¡mé·s del tratamiento, pero sí vemos que con ción ganglionar puede asentar en otros territo-
iRte desaparece la sintomatología y se esta- rios linfáticos &.bdominales como en la región
blece la curación clínica en gran número de ca- subhepática. Para los de etiología tuberculosa,
MNッセ N@ 1,rácticamente en todos los que cataloga- BERGAP.ECHE '\ en un completo estudio, expuso
mos dentro del lH'imer grupo de enfermos que su sistematización. Precisamente a los de esa
mús tarde exponemos. región hace referencia también LA marセBGeᆳ
¿Será que los cuadros considerados como RRE '', quien defiende la causa de la tubercu-
"¡ ct itonit is cró!1icas discretas" no son sino re- losis en la adenitis mesentérica. Procesos gan-
acciones peritoneales a procesos acantonados glionares fímicos que, llevados al extremo, dan
lll los ganglios, en cuyo caso, y contra lo an- lugar a cuadros patológicos como el descrito
tes expuesto, la adenitis en sí sería la causa por albrcᅪ セ@ セ@ u otro parecido. aunque de
tri mera del síndrome? O bien, como tantos au- localización paravertebral, que atendemos en
tores lo han defendido en todos los tiempos, la actualidad. Pero que en menor grado no pue-
¡,será el bacilo de Koch, con asiento en anejos, den desestimarse en esos casos, frecuentes, de
íleon. ciego, apéndice o peritoneo, su promotor muchachas, en las que se asocian síntomas ba-
en número considerable de casos? nales, aunque molestos, de los cuadrantes de-
El hallazgo operatorio en las llamadas ade- rechos, superior e inferior, más que puramente
nitis mesentéricas del sexo femenino, ¿no hace vesiculares y apendiculares.
recordar a la llamada por CRUVEILHIER "ascitis Mas para no perdernos en lucubraciones que
esencial de las jovencitas" o a la "peritonitis nos alejarían demasiado de nuestro objeto, nos
crónica simple de las muchachas", descrita por limitaremos a las localizaciones clásicamente
Qurxcrm y HEXOCIJ, consideradas como reac- descritas de la adenitis mesentérica, o sea a las
ciones peritoníticas en la vecindad de un foco del final del íleon. Hemos dicho ya que presen-
tuberculoso? SVEJCAR セ@ no rechaza esta etiolo- tan dos aspectos bien definidos: una forma de
gía cuando dice que las formas crónicas de la estado y otra aguda, en cuya sintomaloóía, sal-
linfadenitis provienen de infecciones crónicas vo en detalles, todos los autores están de
o recidivantes de intestino y con más frecuen- acuerdo.
cia de una tuberculosis abdominal primitiva. En cuanto a la primera, éstos se limitan en
Apoyan su realidad, en primer lugar, el que general a hablarnos de niños en la segunda in-
la gran mayoría de los enfermos que presentan fancia o juventud, sin predominio determinado
el cuadro pueden agruparse entre los antigua- de sexo, inquietos, inestables, que esporádica-
mente catalogados dentro del hábito tímico- mente padecen dolores 。「、ッュゥョャセウ@ localizados
linfático con antecedentes de amigdalitis, mi- en f. i. d., periumbilicales o generalizados, de
croadenopatía cervical, afecciones de vías res- brusca aparición y corta duración. con desarre-
piratorias altas, etc. Por otra parte, la presen- glos intestinales-diarrea, estreñimiento-o sin
cia de la discreta ascitis de líquido claro, ce- ellos, sin alteración térmica o escasa, con he-
trino, que junto con la normalidad aparente mograma de predominio linfocitario. En las
apendicular o su aspecto florido, linfoide, diri- formas agudas, de cuadros tan similares al
gen nuestra exploración hacia el grupo gan- de la apendicitis aguda, que de ordinario
glionar íleocecal en busca de la causa que pro· han ocasionado la confusión de ambos proce-
vocó la laparatomía. A esta laparatomía habrá sos, es donde una intervención ha dado la clave
Zョセ@ REVISTA CLINICA ESPAÑOLA 15 diciembre 19M

del enigma. Algunas particularidades, anotadas negativa. Los cólicos repiten con mayor o me-
también por nosotros, las diferencian sin em- nor frecuencia, incluso a diario o varias veces
bal go: la alteración del orden habitual de apa- al día en casos más raros.
rición de los síntomas, defendido por MURPHY Nuestra experiencia coincide con las descrip-
-dolor, Yómitos, sensibilidad local, fiebre y ciones clásicas. Si bien es corriente encontrarse
leucocitosi::;-, con antelación de la fiebre y ra- con cierta inapetencia セᄋ@ pérdida de peso, las
1 eza de los vómitos: la ausencia del previo do- digestiones son normales y las deposiciones, con
lor epigástrico (que también falla en las crisis tendencia al estreñimiento. lo son también. Pero
tepetidas de apendicitis): la defensa muscular junto a é-stos. hay otros con ligeras alteracio-
menos intensa: las cifra::; muy altas de leuco- nes intestinales, que no llegan a enteritis, a las
citos y polinucleares con un estado general que que cabe atribuir la aparición del dolor: tras-
no corresponde a tal imagen: la más brus- tornos intestinales tanales que provocan depo-
ca y no tan per::;i::;tente ascensión térmica, y la siciones habitualmente pastosas no aumentadas
ce::;acién espontánea del cuadro en plazo de ho- en número. con producción exag-erada de gases.
ras. En cuanto a la persistencia de la febrícula セャ。ウ@ tampoco en ellos los dolores suelen ser
en el postoperat01 io, no la hemos observado en premonitorios de descargas clian eicas, en opo-
nuestros casos. sición a los auti'nticos colíticos. en los que el
:Ce acuerdo en estas descripciones quisiéra- dolor no es sino parte del síndrome que pa-
mos. sin embargo, insistir algo en las llamadas decen.
formas crónicas. Pero permítasenos antes ha- Podemos hablar ele una cuarentena de nues-
cer referencia a un proceso de antiguo conoci- tros casos. La celad \'aria entre los tres y me-
do, casi olvidado, salvo por los redia tras. y dio años a los trece, salvo dos de cliecJSlete y
cuya analogía con estas formas crónicas es dieciocho años. y que ninguno ha sido operado,
para nosotros tan patente que pensamos en su por nosotros al menos. El reparto en ambos se-
identidad. Xos referimos a lo que se ha llama- xos es sensiblemente ig-ual. La historia, siem-
do po1 :\oBECOlJRT "espasmos dolorosos de co- pre la misma: desde ha<'e unas ::;emanas a unos
lon". "crisis enterálgicas dolorosas" por LA- meses, de vez en cuando pero con frecuencia
GEXHAGEX, "cólicos umbilicales" o "periumbili- creciente. el mño suf1·e un dolor mús o menos
cales" con mayor frecuencia, a los que cabe asi- fuerte y persistentl\ en mitad del abdomen, con
milar la "hiperestesia intestinal" de SCH:'IIIDT palidez y ligero malestar: algunos con náuseas,
(cuyo síntoma fundamental, el enteroespasmo, otros con cefaleas. con sudm·ación. sin \'Ómitos
fué estudiado por SCH:'IIIEDEX J y también, por ni fiebre. Tiene poco apetito, no mcJota. como
úWmo, "crisi.s de セiッイBN@ hasta la fecha o ha perdido algo, está más tris-
Con ligeras variantes de intensidad, el cua- te o retraído por miedo al dolor, que se presen-
dro clínico se caracteriza principalmente por la ta a cualquier hora, sin relación con las comi-
s intomatología siempre análoga, por su benig- das. En la explicación encontramos, en la ma-
nidad y por la aparición en cierto número yoría, buen estado general y de nutrición o
de enfermos de características psicosomáticas algo más delgados, paliduchos, con frecuente
equivalentes. Se trata de niños inestables, in- microadenitis cervical sin sintomatología torá-
quietos, caractcrizables por la etiqueta de "ni- cica. El vientre presenta un doble aspecto en
ños nerviosos" o neurópatas. Los conflictos psí- relación con las funciones intestinales: o bien
quicos, las dificultades de adaptación, los dis- es plano, excavado, sin puntos dolorosos, con
gustos, intervienen en la presentación del cua- descendente y sigma palpables, característico
dro. Las épocas de escolaridad marcan su de los más nerviosos, vagotónicos y estreñidos,
mayor frecuencia. Los niños sufren las crisis o por el contrario, aquél está ligeramente me-
muchas veces camino de la escuela o durante teorizado, timpánico, y en él se palpa el ciego
las clases, de las que son retirados a sus casas. tenso y molesto a la presión, correspondiendo
Pero, en ocasiones, ninguna de estas causas a los dispépticos, de deposiciones blandas Y
puede ser invocada con razón. Inopinadamente aireadas.
se presenta la crisis, con dolores intensos en Dada la banalidad del cuadro, es raro que el
región central del abdomen. Fuertes de ordina- médico general consultado profundice en el es-
rio, atenazan a los niños por unos minutos obli- tablecimiento del diagnóstico y se limita en ge-
gándoles a detenerse si corren o a apretar el neral a dictar reglas dietéticas a base de purés,
vientre con sus brazos cruzados. Si el dolor es papillas, compotas, etc., que no hacen sino man-
violento, el rostro empalidece y se cubre a ve- tener la alteración digestiva de los feculentos,
ces de fino sudor. Pasa el dolor en pocos minu- y alguna simple medicación sintomática. Ante
tos y el niño continúa su ocupación interrum- la persistencia del cuadro, las familias, y los
pida sin signo alguno de malestar. Solamente médicos también, empiezan a sospechar en la
el dolor caracteriza el cuadro que, si en ocasio- intervención que pueda tener el apéndice, al que
nes puede acompañarse de alguna náusea, rara se inculpa de tantas molestias indefinidas. La
vez lo es de vómito, deposición imperiosa ni sospech a toma fuerza si con una exploración
simple descarga de gases. No hay fiebre, el pul- orientada se descubre la menor sensibilidad en
so no se altera y la exploración de vientre es f. i. d., nada rara en presencia de un ciego dis-
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i
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tendido. Y viene la apendicectomía con la con- rece el síndrome en la historia clínica y además
siguiente justificación del acto quirúrgico ante porque tanto las crisis dolorosas como la ade-
la familia. El hecho es corriente en todas las nitis responden de igual manera al tratamiento.
latitudes, y aRí SVFJCAR n, de Praga, dice: "Con Hasta aquí lo concerniente a las formas tí-
frecucn<:ia los cólicos umbilicales se atribuyen picas de las llamadas "crisis de Moro" o "cóli- •
a apend icitis crónicas. A pesar de la falta de cos periumbilicales". Un paso más adelante y セ@

¡
1

hallazgos positivos, los cirujanos piensan en nos encontramos con otro grupo de enfermos,
ello y recomiendan su extirpación. Tienen la muchachas en general, rondando los veinte
e
suerte de que en un apéndice aparentemente
normal, los anatomopatólogos encuentran siem-
años, con historia antigua de dolores vagos de
tipo cólico sin localización precisa, con alguna
•1
.
pre alguna inflamación crónica. El poder su- preferencia por la f. i. d., no atribuíbles en
gestivo de la operación puede ser tan g::-ande principio al apéndice. Personas de aspecto lin-
que ccsau los cólicos por algún tiempo, pero fático, de salud nunca floreciente, con o sin
hay medios menos peligrosos para curarlos por dü::termia, cuya molestia principal no es otra
rías de sugestión." que tales dolores en forma de crisis, manteni-
La regularización de la dietética de acuerdo dos desde la pubertad al menos, acompañados
con las funciones digestivas y los antiespasmó- de náuseas más que de auténticos vómitos, con
chcos セu\Gャ・ョ@ hacer desaparecer las crisis empe- malestar pasajero que no les obliga a guardar
zando por espaciarlas. Mas si a ello se añaden cama, o unas horas cuando más, que ceden al
la helioterapia, el calcio, vitaminas, etc., la cu- calor local y se repiten sin ritmo fijo y con des-
¡ación es mucho más rápida y repercute pronto igual frecuencia. El examen de sangre suele in-
セッィ・@ el estado general de los enfermitos. No dicar un aumento linfocitario o monocitario; la
tenemos experiencia alguna acerca de la su- velocidad de sedimentación, algo superior a la
ge;-;tión como tratamiento. que se considera completamente normal; suele
visualizarse su apéndice en rayos X, pero con
;, Cuál es la etiología de estos cólicos umbili- frecuencia se observan algunas anomalías en
calc:< ? Naturalmente, quedan excluídas de ellos la región íleocecal que, faltos de documentación
las c·ausas concretas y bien conocidas como pa- radiográfica adecuada, no podemos precisar. El
ra:-;Itosis, hernias, dificultades de tránsito in- hallazgo operatorio constante es la presencia
testina l, colitis, apendicitis comprobadas, etcé- de discreta ascitis, de algunos ganglios en la

l
tet a, etc. La nomenclatura dada hasta la fecha región íleocecal que suben o no por la cadena
a la cnfet medad indica claramente la importan- mesentérica, o bien nodulitos clásicos de una
cia atribuída al factor nervioso; pero el ánimo, fimia peritoneal. Son los casos incluídos de or-
no conforme con esta explicación, propende a dinario bajo la etiqueta de apendicitis crónica.
tuscarle una base patológica. SVEJCAR habla Entresacamos de nuestras historias las si-
de espasmos o isquemia del intestino, cuya cau- guientes:
sa no determina. diciendo que a veces "hay
anomalías de colon como el dolicocolon o el co- Caso 1. C. A., muchacha de veintinueve añco; grue-
lon libre, pero es dudoso que ellas sean la cau- sa, pálida, a la que con anterioridad a nurstra inter-
sa, pues en general no se presentan". Y añade: vención h habían extirpado 。ョᄋセァ、ャウ@ y vcg-etr,ciones
adenoideas. Dos afios con "empachos" frecuenles, dolo-
"Hay una base psíquica indudable, ya que los res vagos de vientre y mole-; ci>l a presión en f. L d.
dolores reaccionan bien a la sugestión y a no Alguna vez, con el dolor, vómitos postpranLliale.; o tar-
darles importancia.'' De la que concede al fac- díos. Ligero punto cístico y dolor sobre ciego tenso.
tor circulatorio, es prueba la descripción que Intervención en frío (6-XII-46) : Il con _v ciego conges-
tionados con piqueteado hemorrágico de ウ\^イLャセ。N@ líquido
hace de "otro tipo de niños gráciles, espigados, ascítico, ganglios mesentéricos y apéndice largo adhe-
rálidos, con trastornos ortostáticos, que sl es- rido ('n su extremo a ciego. Apend1cectomía. Gran me-
tán mucho de pie palidecen o se cianosan y tie- joría inmediata de estado general y 、←セZM。ーGャNエ@ ición de las
nen vértigo o lipotimia". También estos niños crisis.
-dice-se quejan de dolores de vientre debi- 」。 Nセ ッ@ 2. J. E., muchacho de doce ar.o, con úolore.s
dos a alteraciones circulatorias y se suprimen vagos en f. i. d. que calma con calor, sin \'Omitos y
colocándoles un cinturón ancho y fuerte; más cree que sin fiebre. En la última crisis, más mtf'nsa,
tarde desaparecen al fortalecerse las paredes con abundantes vómitos y dolor düuso sobrt' ciego t en-
so, el hrmograma dió 5.200 leucocitos, 55 polis y 39 lin-
abdominales con gimnasia. Pero termina dicien- focitos. Intervención al mes (21-XII-54) : liquido ascí-
do que el diagnóstico debe buscarse con una ex- tico, ganglios, apéndice largo, C'n retro. de aspecto nor-
ploración severa para no desconocer una afec- mal. Apcndicectomía. Xo han repetido !ru:; crisis. セiオᆳ
ción orgánica. Esta, para muchos autores, no chacho fuerte y robusto en la actualidad.
es otra que la tuberculosis ganglionar del me- Caso 8. M. T. S., muchacha dC' dil'C' iocho aíios. E11 la
senterio, que en sus primeras fases no da más última temporada comC' con poco fundamento y tiC'ne
síntomas que el enteroespasmo; pero sin nece- molestias casi diarias subumbilicalC's y en f. i. d. dC'
sidad ele particularizar en la discutida etiología tipo doloroso y de intensidad variablt>, sin relación con
de la inflamación ganglionar, basta con consta- mC'nslruos, normales; bien de vientre. Su madrC', fimia
pC'rilonC'al, confirmada en su juvC'ntud. En rayos. no S<'
tar la existencia de la adenitis mesentérica, del visualiza apéndice; movilización ceca! muv dolorosa.
o1·igen que sea, ya que en los casos en que se Cinco mil leucocitos y 41 linfocitos; índic-e dt> Katz,
comprueba quirúrgicamente su existencia apa- 2,5. Inlervención ('1 7-V-51: Apéndice largo. l'l1 l<'tro,
:l16 REVISTA CLINICA ESPAÑOLA 15 clici<>m bre 1954

J)ormal dt' aspecto; bastante cantidad de líquido Ct'tri- ?a de イオ。ャエ ᄋウセ@ ar en el vientre; el dia d<' la crisis habla
no; gran cantidad dt' ganglios en final dr ilron y rr- Hlo a la manana al eolegto, y después d<> romer, dolo-
gión del ángulo. Apcndict•t•tomia. D<'spués, helioterapia rt'S mucho mú..c; fut•ttes, Fué por su pi<' a casa del mé-
y calcio Hace ti<'mpo qu<' no la \'emos, las crisis se dico, quh'n le c•ncontró 38,5 y PI lwmograma dió 21.500
habían 」セー。ゥャッ@ mueho, pC'ro no dC'saparecieron rnm- IC'ucocitos con lS t'n rayado y 61 st•gmentaclos (total
pktanwnt, 82). Impt·t•sionado el médico por cstc• rcsultado ュ£セ@
que por la explorarión, casi twgativa. nos lo rnvía. A
Ca::.u -í J. \' . muchacha dt• dtt•ctséts alio::;, qul'ján- la::; nuc•ve de la nochl• presentaba: 37 ,;)•, 120 pulsacio-
<lose siempre tlt• cri::>is dolorosas abdominah's pasajl'tas nes, sofocado Pt'ro tranquilo. ligero metl'orismo infra-
con n.ius, as, inapC'tt•ncia, todo dio ar, ntuado t'n el úl- umbilical. dolot· no inü•nso a palpación por dentro del
ttmo aiio. sin que tuYiest• qu,• guardar cama. Sin fk- ?\lcBurn,•y .sin a1wnas dl'f,•nsa; radioscopia de pecho
brt•. イZウエゥャュセᄋョッN@ Pr,'stu:ta coleeistopatta no confir- y simple tk Yit•ntn• y cxplorac1ón gPtH'ral, negativas.
mada por no'-'otros. Dolor 」ャゥヲオセッ@ rn f. i. d. Rayos X: Confi<'SO qlll' ni ,.,,, m Ol u-rió ¡wnsar l'n la adt·nitis, v
apéndiCt' \'isillt, <lesplazamit·nto muy limitado y dolo- en Yi;;ta dl'l anúltsts d<' sangT<' y <'1 pubo, se d<·cidió lit
toso dt' final 1 íleon v rh !::"O. Sidr mil 110\'c<'letltos lnt· ml<'l"\'t•nctun. pensando m ts que <n apendicitts en un
col'itos con ■セ@ pohs. ·Inttin•m•tón ,,1 :.!LXI-51: .Ap,'n- posible prror diagnóstiro quP ftl<'S<' ma.<; gravl' que la
d!ce gntLSO d tipo linfoidt', conge....tionatlo, ascttis dis- lararotomía. \1 ahrit periton, o no sal1ti ltcntido, el as-
creta, gangho" y rtcatnrcs , stl'lat, s tn mest•nt, rio Pl'clo prál ttcanwntt' not·mal d<•l apé·ndJCt' no c·xplicata
tleal. Apendicrctomia, sol y caleto. セi・ェッイャ。@ innwdiata. d cuadro, y dimos con una coh'crwn dl' gnngltos ュセᆳ
ウ」ョエ←イゥッセN@ d<•sch• l'l l.Jord<• ikal hacih arnbn, inflama-
dos, rojo!;, fr·iables unos, roclantes ・ョエセ@ ambas hojas di'
En resumen: crisis cólicas mdefinidas como llll::il'lltt'no, otros. A¡wndicl•ctomia, calcw y セッA@ Cesa-
principal síntoma, cuadro vago no encajable en ción complt ta dtl e uadro y extt aordma na y ráptda mr-
el de apendicitis, hallazgo operato1 io de asci- jotia dl'l C"hico <2:i-I-51J.
tis, adenitis y apéndice macro::>CÓl icamente nor-
mal. Bien es verdad que d0 estos casos a los de c.:a.,o 7 J. ?\:. C., chico エ。ュ「セョ@ dt• ocho anos de
e<la<l. a:-;¡:-ltdo t·epetidas '"' C<'S pot· r••putado pcdtatra
reritonitis fímJca discreta, que todos hemos J)l)r rrt.... ts ch>lorosa.s abdominal< s lugac. s セュ@ fiebre. ca-
cperado, no hay sino un paso. o ni uno quizá en talog-adas como perlllmbtltcalcs. t'na noch• \'t m o::; JUn·
algunos casos; es el de la comprobación anato- tos Pl c·nft rmo <'n consulta, put .s lh \'a ha , 1 di a entero
mopatológica. si ésta pudie:-e :::er tan terminan- con <lolot· sulumbthcal. ュ£セ@ locah7.a<lo en t. 1. d., con
alguno,; \'Ómtto.-; y 37,1 . Sm 。ーセョウ@ d lor ¡novoca<lo a
te como quisiéramos. ::\"uestm criterio diagnós- palpactón y Nセゥョ@ <i• ヲセョZ[。@ t n f. 1.. d. Hcmogt ama. 1".000
tico a favor de la 。、・ZQゥエセ@ se basa en la mter- ll'ttcoc1tos con <Z:Q ョ・オエイ￳ヲゥャッセN@ Con el l l u tdo dd cnso
mitencia de los dolore:-, la apa1ente normalidad antenot·, aún l"l!Cl nte, se htzo d dmgnósltco d hnfa-
del enfermo fuera de ellos, el estado general. la demtis, y dado Pl hu• n t•st:ulo g. nt ral del t nfet mo, as!
como la exi,.t eneta rlC' una h;::-Lra anug-dahtts, s• decidió
ausencia de febrícula o fiebre persistentes, el rstabl••C<'t un tratJtml• nto u:p (t antt; n la mnnana s.
Fahreus más bajo, los datos casi negati\'OS de ァBャpセG@ su n:;tn In 1 a nar• (' <Jn n !"' r d qu las cl-
exploración y la rápida re::.puesta al trata- ft·a,; ant< m• nt •nadas d 11 < b!an .sub:do a
miento. 19.500 y 83 sin cosinófilos (como tampoco en la deter-
Por último, llegamos a un tercer grado de minación anterior). Con hielo al vientre y antibióticos
el cuadro cedió en dos o tres días, quedando solam<>nte
la afección, que no es otro que su forma aguda, una febrírula que persistió unos quince dias más. Un
a la que se dedican, como hemos dicho, mayor par de meses después (26- VII-51), con 7.137 leucocitos,
número de trabajos. Nuestra propia experien- 64 polis y Katz, 5, fué operado. Discreta cantidad de
cia se limita a tres casos típicos. Gracias a ascitis, apéndice pequeño, libre, de paredes gruesas,
cadena ganglionar formada por unos 6 u 8 elementos de
ellos, y a las numerosas publicaciones consulta- tamaño variable desde el de una lenteja a una almendra,
das, tenemos formado nuestro juicio clínico; planos, y sin signos de inflamación presente. Apendi-
pero sería ridículo que con tres casos preten- eeetomía. Después, calcio y sol. Muchacho exagerada-
diésemos sacar conclusiones personales y más mente vivaz e inquieto, siempre delgado. ha aquejado
después algunos trastornos de tipo diarreico aislados, y
aún hacerlas públicas. Queden, pues, expuestos también algunos dolores abdomina les con un par de
como otros tantos más a sumar a los anterior- décimas un día , que responden bten e n general a los
mente aparecidos, aprovechables para una re- baños de sol tomados con desigual constancia; aparte
visión de conjunto que considere los puntos en de ello, perfecta normalidad.
litigio.
Tres casos típicos, pues, de cólicos periumbi-
Case- 5. T. E. de veinticinco años, hermana del licales anteriores, que terminan con crisis de
caso 2. Igual historia de dolor<'s vagos anteriores, con infadenitis mesentérica aguda, recorriendo las
una crisis más intensa con escalofríos, 38", en la qu<> diferentes etapas, por nosotros sospechadas,
me llaman en consulta. Dolor muy discreto en f. í. eL, de la afección.
sin defensa. Pecho, faringe, cte., negativo. Periodo, in-
termenstrual. Once mil cuatrocientos leucocitos con 94 Nos const a lo in completo del estudio de los
polinucl<>ares. Intervención el 21-VII-49: Bastante li- casos que presentamos. Faltan en ellos datos
quido seroso <'n cavidad libre, un ganglio gruc•so re- interesantes de exploración y sobre todo exá·
blandecido en ángulo ileorecal, apéndice largo, libre, de menes anatomopat ológicos de los hallazgos ope-
a.<;pecto completamente normal. Apendiccctomía. No ratorios. Ellos son imprescindibles para poder
han vuelto a n·petirs<' las crisis; c·mbarazos posteriores
y partos, normales. establecer un cuerpo de doctrin a. No es nues-
tra aspiración. Al publicarlos se trata más bien
Caso r;. F. B., de ocho años, varón. Hacía año o año de exponer las inquietudes que en nosotros sus-
y medio que de Vf'Z en cuando se agarraba al vientr<• cita un problema clínico que se presenta con
por un momento debido a fuerte dolor que duraba poco relativa frecuencia, y que nos sentimos incapa-
y pasaba con bolsa cali<>nte. Sin vómitos, diarrea ni fie-
bre en las crisis; bic•n de vientre, antes estreñido. In- ces de resol ver, por si con ello despertamos. el
apetf'ncia que <'lata d<> un mes. Dos dial; antf's SC' qu0ja- interés de quienes pueden llevar a cabo sus m·
tセAo@ L\ NOTAS CLIN ICAS 317
:'\()rt l{fl il

restigaciones con una precisión y minuciosidad muy distinto y la conducta del cirujano está
no fáciles en el ejercicio profesional ordinario. condicionada, o mejor dicho, obligada, a tomar
decisiones con brevedades apremiantes.
RESUMEN. Las paresias intestinales que vemos diaria-
mente en clínica de t odo la pa r otomizado, y
Se hacen consideraciones puramente clínicas que en algunos casos persisten días, en muy
acer ca de la llamada adenitis mesentérica, de poco se parecen a aquellas otras en que el con-
su etiología y terapéutica. La adenitis en sí no flicto es creado, verbigracia, por el aguillotina-
es en la mayoría de los casos sino un síntoma miento de una asa encarcelada en un saco her-
de la afección desconocida que la provoca. Se niario, una brida postoperatoria o en una inva-
expon en varias casos clínicos con las conside- ginación.
raciones r-ertinentes en apoyo de la unidad no- La toxicosis creada por las primeras, a un en
セッャ￳ァ ゥ 」 。@ de los diversos aspectos de la enfer- un proceso peritoneal séptico, corrientemente
medad que abarca desde las "crisis de Moro" es vencida con terapéutica médica, ya que en
o "cólicos periumbilicales" hasta la adenitis ella coadyuvan a su curación los resortes or-
mesentérica aguda, a la que se dedican la ma- gánicos de la mucosa intestinal y protoplasma
_,·or parte de los trabajos. de la célula hepática, cuya capacidad para des-
embarazarse de los productos tóxicos es bien
patente. Por otra parte, el cuadro morboso es
BIHLJOGRAFIA reversible al desaparecer la causa etiológica.
En cambio, las toxicosis que crean las obstruc-
t. L1Tnnm:, H. R ev. Clin. eセー@ .. 33. 348. 1919.
2. pN|QセA エ@ SIT Npセ@ J . セ ャエ\ N@ C lín., 12, 405. 1949. ciones, por fenómenos mecánicos, compresivos
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1 \"1 \H, J. Rt•\". Clin. E sp., 53. 4, 216. 1954 .
o por alteraciones circulatorias de las paredes
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li. .\ R:-il'LI' y Bl FT\R!I. p イ・セ」N@ 61. 107, 1953.
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reciendo el morbus, quedando alterado el fisio-
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Qセ@ N|lゥャイエAicGセ@ A . Tinl Tn s t , Pnt ;'\1e<l .. セ M 1. 1953. grueso tienen una fisionomía clínica distinta y
de un ¡;ronóstico mediato más favorable, ya
que su rever sibilidad orgánica es asequible.
La intoxicación obs tructiva fué tomada en
algunos tiempos como un envenenamiento por
los productos de descomposición o putrefacción
intestinal. Esta tesis, un tanto exagera da, fué
ESTUDIO DE LAS OBSTRUCCIONES IN- abandonada posteriormente merced a los céle-
TESTINALES A PROPOSITO DE UNA POR bres trabajos de \ Y IPLE, que en todos los trata-
dos de Patología general describen con más de·
CRIPTORQUIDIA C ) talle ; baste decirnos que cuando se ligan las asas
intestinales, y se destruye la mucosa de la mis-
F. MARTÍXEZ PÉREZ. ma, la toxicosis no se presenta; en cambio, es
n it'!'Ct or d e l San at orio :>:u e;;t m Señora de la Luz , grave la que se produce conservándola intacta.
11<' León . La sustancia química responsable de esta to-
xemia, al parecer, es debida a una proteinasa
laborada en el asa intestinal ocluída v no a la
I se
putrefacción intestinal, como antes admitió.
Los fenómenos que tienen que realizarse para
Los obstáculos mecamcos, o procesos infla- llegar a la formación molecular tóxico-protei-
matorios que dificultan la dinámica normal del násica están condicionados a ciertos principios
tubo intestinal, crean disturbios patológicos con que exigen condicionalmente la presencia de la
cuadros clínicos muy distintos, según a la al- mucosa intestinal. En ésta, su capacidad toxi-
tura del trayecto entérico en que se produzca cotrópica se especifica con arreglo a la distin-
el fenómeno, creando situaciones patológicas ta altura que guarde con arreglo al trayecto
por ende muy diferentes relacionadas con la descendente del tracto intestinal. Este comple-
desintegración del contenido de la cavidad di- jo patogénico tiene un correlativo paralelismo
gestiva. Esta diferencia resalta más aún si tra- clínico. Esta adición, comprobada en la prácti-
tamos de hacer un parangón con el estanca- ca por el cirujano, es corroborada con las prue-
miento de las heces fecales en las perezas pe- bas de investigación realizadas por FOLLJISE y
ristálticas, derivadas en los casos inveterados GARNIER.
de estreñimiento crónico de largos períodos.
El pronóstico en unos y otros es por tanto Las experiencias de RoGER sobre animales
probaron que el contenido intestinal era tanto
1 , C omunicación presentada al II Cong-reso Intern ac io- más tóxico cuanto más alta era el asa ocluída:
nal de C i1·u g í a d e l Med itenánco Latino. Turl n (Ita lia ) , ju -
n io 1954.
así, pues, el material recogido del duodeno y

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