Está en la página 1de 1

Justino

    Vida: El más importante apologista griego del s. II nació en Siquem de familia
pagana. Desencantado de diversas escuelas filosóficas, se convirtió al cristianismo
influido, al menos en parte, por el arrojo de los cristianos ante el martirio. Tras su
conversión viajó como predicador por diversas ciudades, estableciéndose finalmente en
Roma donde murió decapitado con otros seis cristianos el año 165.
    Obras: Aunque autor muy prolífico sólo han llegado hasta nosotros sus dos
Apologías y el Diálogo con el judío Trifón.
    Teología: Cristológicamente, Justino estaba absolutamente convencido de que Cristo
es Dios y que por ello merece la adoración, si bien algunos autores (Quasten) entienden
que se inclinaba hacia el subordinacionismo. Filosóficamente aprovecha la tesis joanina
de que el Logos ilumina a todos los seres humanos (Juan 1,9) para tender, por primera
vez, un puente hacia la filosofía. Mariológicamente, Justino fue el primer autor cristiano
que trazó un paralelismo Eva-María similar al bíblico de Adán-Cristo (Dial C).
Sacramentalmente, Justino no conoció sino el bautismo de adultos — presumiblemente
por inmersión — precedido de una instrucción catequética (Apol I, LXI). La Eucaristía
es para Justino carne y sangre del mismo Jesús encarnado. En virtud de la oración el pan
y el vino se transforman en cuerpo y sangre de Cristo (Apol I, LXV-VI). La Eucaristía,
por otro lado, se celebra los domingos no siendo lícito para un cristiano guardar el
sábado. Se ha discutido si Justino consideró a la Eucaristía un sacrificio. La respuesta
sólo puede ser afirmativa en un sentido simbólico. Justino, y toma este aspecto de la
espiritualidad judía, considera que las oraciones y acciones de gracias de los hombres
son sacrificios (Diálogo CXVII, 2). En ese sentido estricto sí parece que consideró
sacrificio a la Eucaristía, lo que es muy similar por no decir idéntico al concepto que
aparece en la Didajé. Escatológicamente, Justino es milenarista aunque reconoce que no
todos sus correligionarios comparten su punto de vista (Diálogo LXXX). Cree en el
infierno como lugar de castigo eterno para los demonios y los condenados (Diálogo V,
80). En relación a los demonios insiste en que su pecado fue el mantener relaciones
sexuales con mujeres (Apol II, 5), lo que es un eco de Génesis 6. Pese a que pueden
extraviar a los seres humanos ahora, lo cierto es que el nombre de Jesús tiene poder
suficiente para someterlos (Dial XXX, 3).

También podría gustarte