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Clase 1 Complementaria
Clase 1 Complementaria
IMPACTO OPERACIONAL
Jorge Vera A.
Departamento de Ingeniería Industrial y de Sistemas
Pontificia Universidad Católica de Chile
M1 M2 M3 M4
Las líneas de ensamblaje modernas son, obviamente, mucho más sofisticadas que las originales
pero el principio es el mismo: división del trabajo aprovechar la especialización.
M1 M2 M3
M6
M4 M5
En una arquitectura de este tipo las estaciones de trabajo están especializadas en procesos
específicos que pueden ser aplicados a muchos productos intermedios diferentes. Esta
arquitectura de taller es muy típica en muchos ámbitos de manufactura y servicio, podríamos decir
que en realidad es la más común, y se justifica cuando la variedad de productos y el volumen
fabricado no justifican crear líneas especializadas. En una industria de línea blanca, por ejemplo,
tendremos un área de pintura: la especialización es pintar y se puede aplicar a todo tipo de
producto. Los talleres son más flexibles, pero su gestión es más compleja ya que hay muchas más
alternativas de rutas dentro del sistema para los distintos productos.
Consideremos a modo de ilustración el ejemplo simplificado de una panadería. Para fabricar pan
se requieren varios procesos: mezclar la materia prima (harina, agua, etc.), darle forma y reposo
a los panes, hornearlos, envasarlos. La figura 4 muestra el “mapa de procesos” de la panadería, el
resultado de hacer un estudio en terreno y representar las relaciones entre las distintas etapas de
un sistema productivo en forma gráfica. En este mapa, los rectángulos representan procesos (que
a su vez, pueden ser un agregado de varias actividades más elementales), las flechas representan
flujos y los triángulos representan áreas de almacenamiento, bodegas, áreas de espera, etc., en
general, lugares donde se acumula material o producto intermedio.
Producto
MEZCLA REPOSO HORNO terminado
MATERIA
PRIMA
EMPAQUE
Por otro lado, consideremos en más detalle el caso de una segunda panadería, cuyo esquema de
procesos se muestra en la figura 5:
Producto
MEZCLA REPOSO HORNO terminado
MATERIA.
PRIMA
EMPAQUE
Si bien los procesos involucrados son los mismos del Caso 1, la forma en que se relacionan es
diferente y eso hace que ahora la estructura de esta panadería sea más bien como un taller. Se
puede observar que después de cada una de las estaciones de mezcla, el lote de producción puede
continuar indistintamente a cualquiera de las estaciones de reposo y moldeado, y lo mismo
después con los hornos. Esto otorga más flexibilidad al sistema. Por ejemplo, si un horno está
detenido por alguna razón, podemos usar el otro. De este modo, la flexibilidad tiene que ver con
el tipo y variedad de productos que se fabrique. Esta panadería podría estar fabricando varios más
tipos de panes diferentes que la primera, cada puesto de trabajo está especializado en el proceso
en cuestión y no tanto en un producto específico. Eso significa, por ejemplo, que las dos estaciones
de mezclado pueden hacer la masa para cualquier tipo de pan, lo que implica que el personal a
cargo debe conocer de todos los productos. Esto también implica que si se cambia de receta de
masa, habrá que proceder a la limpieza profunda de las máquinas mezcladoras, y esto genera
tiempos muertos adicionales.
En cualquiera de los dos casos, sin embargo, si consideramos toda el área de fabricación de pan,
incluyendo los hornos, como un solo proceso (“macroproceso”, como se llama a veces, aunque el
concepto se usa en otros ámbitos con otros significados), nos damos cuenta que la panadería es
una línea de producción de pan que funciona por lotes, como explicaremos a continuación, y con
un área intermedia de almacenamiento y espera. En la mayoría de las organizaciones productivas
es posible observar combinaciones de las dos arquitecturas en distintas áreas. Incluso en el caso
ya mencionado de la fábrica de automóviles: la línea es la etapa final de ensamblado, pero detrás
de eso hay una gran cantidad de áreas, muchas de ellas organizadas como talleres. Esta mezcla de
arquitecturas se observa también en el sector servicios.
Pensemos en las diferencias de gestión que se presentan entre las dos arqueitecturas discutidas
para la panadería: la segunda es más flexible, y eso es bueno. Sin embargo, el administrador de la
producción tendrá que tomar muchas más decisiones relativas a cómo direccionar, o “rutear”, los
distintos lotes que está fabricando a cada uno de los puestos de trabajo. Esto puede parecer poca
cosa para nuestro ejemplo simplificado, pero el lector puede considerar alternativamente el caso
que ya hemos mencionado de una industria del rubro de línea blanca, también organizada en
talleres. La cantidad de centros de trabajo, en este caso, es mucho mayor y la variedad de
productos también. Aún así, el desafío de una buena Gestión de Operaciones es lograr el
aprovechamiento correcto de todos estos recurso para complir con los objetivos en forma
eficiente.
Comentemos un poco más algunas de esas medidas que hemos mencionado. El tiempo básico de
proceso es cuánto se requiere para una operación determinada, el tiempo de flujo es el tiempo que
transcurre entre la solicitud de procesamiento y el momento en que el proceso entrega la orden
terminada. Estos dos tiempos no son necesariamente iguales. Si bien la orden debe incurrir al
menos en el tiempo básico de operación, puede ocurrir que tenga que esperar a que se procesen
otras órdenes, y esto se suma en el tiempo de flujo total. El tiempo de preparación puede ser a
veces un indicador importante y señalar oportunidades de mejora, como veremos en las clases
futuras. En el ejemplo de la panadería, cuando hay que limpiar las máquinas mezcladoras, se
incurre en tiempo de preparación.
Cabe destacar que en este último indicador, habitualmente se descuenta el tiempo en que un
equipo, por diversas buenas razones, no está disponible, por ejemplo por razones de
mantenimiento programado.
También son muy importantes los indicadores de calidad. Uno de los más básicos es la tasa de
productos fallados, que corresponde al porcentaje de producción que no cumple las
especificaciones. También puede haber indicadores externos como por ejemplo reclamos de los
clientes. En el sector de servicios, este tema genera toda una gama adicional de indicadores que
guardan relación con el sentido de “satisfacción” de los clientes.
Como podemos apreciar, es necesario “desfasar” la producción de los hornos de modo que los
lotes se terminen en una secuencia temporal adecuada para el envase. Con la programación de
producción mostrada en la figura tenemos una producción de 120 panes por hora, una vez que el
envasado esté funcionando. Dado que el primer lote se envasa a las 9:00, podemos suponer que
se envasan panes hasta las 16:00 y eso da un total de 7 horas efectivas y 800 panes en el día. Por
supuesto, podríamos producir más panes si comenzamos a preparar masa y hornear antes de las
8:00. Puede observarse claramente que hay una subutilización de los hornos (los espacios en
blanco son “tiempo muerto”), aunque eso es inevitable dado el desbalance que existe entre las dos
áreas. Pero además, dado que hay poco tiempo entre una horneada y la siguiente, puede darse el
caso que no sea conveniente apagar los hornos durante ese lapso de tiempo ya que puede resultar
más costoso encenderlos nuevamente y esperar a que alcancen su equilibrio térmico para un buen
horneado. Esto generará, eventualmente, un costo de energía alto.
La figura 7 muestra otra alternativa de producción para las 8 horas laborales. La idea es usar los
hornos en un 100% al comienzo del día, hacer la producción que el área de envase es capaz de
procesar, y luego apagarlos hasta el día siguiente. Mientras tanto, acumularemos inventario de
panes horneados en el área intermedia de espera, hasta que sean envasados.
Esta solución lograr un mejor aprovechamiento de los hornos y ciertamente es mejor en términos
de uso de energía. El área de envasado también se usa al máximo buena parte del día, termina de
envasar 8 lotes un poco antes de las 16:00 horas. Es bueno en este momento hacer la siguiente
observación: todos estos escenarios ignoran realidades habituales en una industrial real, como
tiempos de traslado, detenciones de los equipos por diversas razones, etc., pero asumiremos, por
el momento para fines didácticos, que nada de esto ocurre. La solución propuesta ahora parece
haber mejorado algunos de los indicadores de eficiencia de nuestro sistema productivo pero podría
haber afectado otros: podemos ver que si bien el tiempo básico de operación para envasar un lote
completo es de 50 minutos, los lotes producidos hacia la mitad del día van a sufrir una espera,
eventualmente considerable (el tiempo de flujo del lote es de varias horas, superior al tiempo
básico de proceso que es de sólo 1:50 horas). Luego, habrá una cantidad de pan esperando varias
horas a ser envasado y en ese tiempo puede estar sujeto a deterioro o daño por no estar en su
envase. Entonces, nuestra solución que parecía tener un impacto positivo en algunos indicadores
de eficiencia del sistema puede afectar negativamente indicadores de calidad de la producción.
Es importante recordar que uno de los factores que complica la gestión del sistema es el hecho
que el lote es de 100 unidades debido a la tecnología de los hornos. Hay varias cosas que se
podrían hacer en este caso:
1) Aumentar la capacidad del área de envasado de modo que se pueda producir en total 200
panes por hora. Esto parece muy razonable, pero generará costo adicional debido, entre
otras, al mayor uso de personal. Para que esto sea rentable, la panadería debe investigar
si posee mercado suficiente para vender toda la producción adicional. Entonces, el
objetivo de buscar eficiencia interna no puede desconectarse de los objetivos e
indicadores globales del rendimiento del sistema.
2) Se podría cerrar completamente una de las líneas y horno. ¿Qué se hace con los recursos
desaprovechados?
3) Se podría hacer un ajuste de otro tipo: supongamos que se cambia el sistema de los hornos
de modo que puedan funcionar bien y con menor consumo de energía con un lote de 50
panes. Esto implicaría reducir la carga de trabajo del área de amasado y reposo pero, al
menos, no se desaprovecha todos los recursos.