Está en la página 1de 1

Con gran agudeza, Mario Vargas Llosa escribió hace una década un

divertidísimo artículo sobre la huachafería. Ahí decía que, en el Perú, casi


todo era huachafo, desde la conducta de las personas hasta las festividades
colectivas, incluida la procesión del Señor de los Milagros, y que, en
literatura, él se reconocía bastante huachafo, pero no tanto como Alfredo
Bryce, de quien decía que era un poco más huachafo que él, y mucho menos
que Manuel Scorza, a su juicio, el más huachafo de todos, pues cuando este
escribe “hasta las comas son huachafas” (¿alguien ha hablado de comas?,
¿por qué esta frase me suena tan conocida?). De quien más bien Mario diría
que no pecaba de huachafo, para nada, dado su estilo sobrio y aséptico, era de
Julio Ramón Ribeyro. A una semana de publicado dicho artículo, viajé por
una casualidad a París y le comenté a Julio la opinión que tenía Mario. Julio
ya estaba al tanto y se mostró muy indignado: “¡No sé qué carajo me está
queriendo decir Mario!”, masculló. “¿Por qué dice que yo soy el único
escritor que no es huachafo? ¿Me está diciendo que no tengo identidad
nacional?”.
Yo creo, finalmente, que hay una huachafería que mueve a desprecio y
otra que mueve a ternura. Una chica que hace esfuerzos por vestir bien sin
conseguirlo, ya sea debido a sus cortos recursos o la pobreza de su educación,
nos enternece; una señora ostentosa y petulante, la típica nueva rica que
cholea a la gente, nos enfurece. ¿Pero en qué posición se encuentra aquel que
evalúa? ¿Este juicio, a su vez, no implica un sentimiento de superioridad?
Mi conclusión es que la peor huachafería de todas es andar huachafeando
a los demás.

https://www.classicofilm.com/2019/04/frenos-rotos-coches-locos-1980-dvd.html

También podría gustarte