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La depresión es uno de los trastornos Psíquicos más comunes en la

adolescencia y en la edad adulta. En los últimos años se ha producido


un progreso significativo en la investigación sobre la prevención de la
depresión. A pesar de los avances notables reflejados en la literatura
científica, todavía se detectan importantes problemas en los estudios
de prevención específica de la depresión. Según el informe de la
OMS, la depresión representa la principal causa de discapacidad en la
región, y constituye la patología psíquica más prevalente a nivel
mundial, afectando alrededor de 340 millones de personas. También
se anticipa de que para los siguientes años, la depresión mayor se
convertirá en la segunda causa de perdida de años de vida saludable
en la población mundial, solo superada por la isquemia coronaria.

Por otro lado la depresión en niños, adolescentes y jóvenes es un


trastorno complejo con múltiples con múltiples factores de riesgo,
tanto biológicos como ambientales, que interactuaran entre si y
pueden tener efecto acumulativo. Algunos de ellos predisponen a su
padecimiento, mientras que otros pueden actuar factores
desencadenantes y/o de mantenimiento del trastorno. Es improbable
que un único factor pueda explicar el desarrollo de una depresión,
reducir la probabilidad de su ocurrencia o que su control sea suficiente
para prevenirla.

Podemos ver que en algunos países la tasa de suicidios han


aumentado de una forma increíble. La depresión ha sido la principal
culpable ya que crece silenciosamente hasta que la persona no puede
aguantar más y esto ha generado una alarma mundial y han realizado
diferentes proyectos para atacarla. Los trastornos mentales
representan el 25.3 y el 33.5% de los años perdidos por discapacidad
en los países de ingresos bajos y medios respectivamente.
El enfoque va situado en la sintomatología depresiva es prevalente en
jóvenes y adolescentes, como en muchos países, con una mayor
proporción de casos entre las mujeres. Los jóvenes y adolescentes en
condiciones socio-urbanas más conflictivas muestran tasas más
elevadas de depresión. Si bien los trastornos depresivos son más
prevalentes en las mujeres, en los hombres sus consecuencias
pueden tener repercusiones de gravedad aún mayores que en las
mujeres. El estigma hacia la depresión en los hombres puede conducir
a que se intente enmascarar los síntomas mediante conductas de alto
riesgo. Las tasas de suicidios consumado en varones son mas altas
en la mayoría de los países del mundo, peses a las barreras y escasos
recursos en las instituciones de salud y educación, será necesario
continuar desarrollo alternativas que permitan una mejor atención de la
problemática de salud mental en la población joven y adolecente, aun
cuando sus necesidades no puedan ser expresadas directamente o
que los motivos de consulta sean otros frecuentemente enmascarados
por conductas problemáticas, como la violencia y las adicciones, entre
otras.

Para entender podemos decir que hay dos tipos de depresión como
trastorno mental en jóvenes y adolescentes; en la depresión mayor,
que implica síntomas en la mayoría del tiempo durante por lo menos
dos semanas estos síntomas interfieren con la capacidad de trabajar,
dormir, estudiar y comer. En el trastorno depresivo persistente
(distimina), que a menudo incluye síntomas de depresión menos
graves que duran mucho tiempo, generalmente por lo menos 2 años;
en la depresión perinatal, que ocurre cuando una mujer sufre de
depresión en la mayor parte del embarazo o después del parto se le
llama depresión posparto.

En el siglo XXI nos plantea un nuevo paradigma epistemológico en


entorno a las enfermedades mentales, entendiéndolas como
enfermedades crónicas, de alta prevalencia y con alto impacto. En
este contexto la alta morbimortalidad por enfermedades mortales no
han sido soslayadas pese a la disponibilidad y tratamientos efectivos y
basados en evidencias. Algunas de las brechas más estudiadas han
sido en relación con falta de acceso a tratamientos médicos como por
ejemplo psicofarmacológicos y psicosociales. En el nivel de salud
mental global, la incorporación de estos lineamientos en políticas
públicas, debiese guiar los objetivos propuestos localmente para las
nuevas generaciones en aras de reducir la prevalencia,
morbimortalidad y discapacidad, hoy y a futuro, generada por las
enfermedades mentales.

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