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Aquilino POLAINO-LORENTE
güenzan— ante cualquier expresión de ¿no condicionaría tal vez el mismo men-
afecto de las personas que les quieren. saje, la percepción de lo que el otro cuen-
Comportarse de esta forma —he aquí la ta, y hasta el modo en que se le acoge?,
paradoja— no suele estar reñido con dis- ¿pueden expresarse y trasmitirse a los
poner de un excesivo talante sentimen- demás, de forma nítida e inconfundible,
tal (Polaino-Lorente, 2004 y 2006). la mayoría de los sentimientos propios?,
¿sirve para algo tratar de comunicarse,
La posición contraria es también muy si la transmisión de los sentimientos se
frecuente. Me refiero, claro está, a quie- bloquea?, ¿no cambia esto quizás el sig-
nes sitúan en el núcleo de sus vidas la nificado mismo de lo que se trataba de
necesidad de afecto. Son personas que de- comunicar?, ¿es o no es un laberinto ese
penden de los demás y, por tanto, afecti- continuo tejerse y destejerse de la vida
vo-dependientes. Esta dependencia puede afectiva?
ser muy acentuada, lo que encapsula, res-
tringe o sofoca su libertad, llegando a so- Sin duda alguna, puede hablarse hoy
meter su entera persona a la satisfacción del laberinto sentimental, de ese jardín
transitoria y pasajera de su inmaduro encantado donde es demasiado fácil per-
emotivismo. derse; en una palabra, del oscurantismo
de la emotividad. Como la primavera,
A ello se añade el hecho de la igno- también los sentimientos han venido o
rancia, de no saber a qué atenerse para sobrevenido a la persona, pero nadie sabe
lograr lo uno y lo otro: querer y ser que- cómo ha sido.
rido. Lo que manifiesta la necesidad de
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en que los afectos es probablemente la particular tiene que no resulte una tarea
dimensión que más afecta a la persona. fácil conocer la afectividad propia y la de
los demás y que, en consecuencia, se ejer-
El laberinto de la afectividad za sobre ella tan escaso control (Marina,
La afectividad, qué duda cabe, colo- 1997 y 1998).
rea todo el vivir humano y, aún en las
personas menos influenciables, da a su El mismo hecho de la empatía, de ex-
vivir esa pátina alcanforada o fresca, vi- perimentar una cierta simpatía por al-
vaz o enmohecida, antipática o simpática guien —algo natural que toda persona
que modifica de forma sustantiva cual- ha experimentado—, es muy asequible
quier pensamiento, diálogo o actividad. como experiencia personal, pero muy ex-
¿De que serviría una vida desnuda y va- traña y compleja cuando se trata de ex-
cía de sentimientos?, ¿es acaso posible?, plicar. Algunas teorías se han postulado
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para dar cuenta y razón de esas afinida- el punto de no perjudicarse uno a otro en
des afectivas. Pero el resultado es casi la persona en que habitan.
siempre el mismo: la gente queda muy
insatisfecha y con la mente llena de obje- ¿Quién, en determinadas circunstan-
ciones porque el fundamento de esas teo- cias, no se ha dejado invadir por la nos-
rías resulta un tanto oscuro. Pero es un talgia ante una escena fílmica, la mirada
hecho cierto que los afectos expresados de un niño, el rostro apergaminado de
por los otros nos afectan, como también un anciano o la mera observación de un
nuestros propios afectos nos afectan y les cielo límpido tachonado de estrellas?, ¿y
afectan. por qué esa misma persona ante idéntica
escena ha experimentado otras veces una
Es preciso reconocer que se han he- completa indiferencia?, ¿de qué depende
cho algunos intentos en la última década sentir aquello o experimentar esto?, ¿por
—por cierto, con mucho éxito editorialis- qué algunos padres están tan atentos a
ta— por poner un cierto orden en las emo- sólo el cumplimiento de las normas fami-
ciones, tanto en lo que se refiere a sus liares por sus hijos, mientras otros velan
fundamentos neuropsicológicos, como en también por su cumplimiento, pero sobre
lo que atañe a sus manifestaciones (ex- todo ponen un mayor énfasis en el talan-
presión de emociones, entrenamiento te de cada uno de sus hijos, al que tratan
asertivo, habilidades sociales, etc.) y a de ajustarse?, ¿en cuál de los dos ejem-
algunos eficaces procedimientos para la plos anteriores se está educando mejor
modificación de los sentimientos patoló- en la afectividad?
gicos (reestructuración cognitiva; cfr.,
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dad no sea sólo un laberinto, sino un la- persona de su familia que tiene siempre
berinto en la más completa oscuridad y, en cuenta antes que usted?, ¿a dónde se
lo que es peor, un laberinto por el que le va el pensamiento cuando está lejos de
forzosamente han de transitar todas las casa?, ¿en qué piensa cuando regresa al
personas que componen una familia hogar?, ¿considera que lo de los otros es
(Polaino-Lorente, 2004). siempre más importante que lo suyo?,
¿sabe relativizar su cansancio, el peso de
¿Se siente la mujer contemplada por la jornada, las pequeñas o grandes frus-
su marido, hasta en los detalles más pe- traciones que tal vez ha sufrido en la úl-
queños y modestos?, ¿acaso experimenta tima hora?, ¿se le ilumina la cara con
el marido, la admiración que despierta sólo imaginar el rostro de sus hijos cuan-
su propio trabajo en su mujer?, ¿se ha do duermen?
sentido alguno de ellos incomprendido,
aislado e incomunicado?, ¿no son todos Algunas de estas cuestiones podrían
ellos sentimientos, en alguna forma? ser de cierta utilidad para remover el
animus educandi de los padres. Si algu-
Y si lo son, ¿por qué no tratan de ma-
nas familias no funcionan es porque se
nifestarlos o expresarlos a las personas a
han olvidado de las emociones, porque
las que, sin duda alguna, más quieren?,
perciben a los suyos como una caja en la
¿tan fuertemente incapacitados están
para ello?, ¿es esto seguro o sólo proba- que únicamente resuenan o estallan los
ble? Si fuera probable, es muy cierto que conflictos, en definitiva, porque han adop-
un pequeño esfuerzo en este sentido o el tado el papel de víctimas.
mero hecho de acordarse y tenerlo pre- El victimismo familiar se ha converti-
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rínticos. Tal vez sea conveniente pregun- buyan a modular y configurar el talante
tarse porqué no se lo pasa bien cuando afectivo de las personas.
está con los suyos; si sirve para algo la
mera exigencia sin cuidado y sin ternu- Estas influencias son más bien
ra; si se depende demasiado (dependen- invariantes, es decir, bastantes estables
cia afectiva) o demasiado poco (indepen- y difíciles de modificar. Por eso, el viejo
dentismo; indiferentismo) de los otros Hipócrates sostuvo que «tu temperamen-
miembros de la familia, en el ámbito afec- to es tu destino». Pero más allá de esas
tivo; si se está demasiado flexionado so- determinaciones, la afectividad está
bre sí mismo (hermetismo) o incapacitado abierta a la acción de otros factores no
para la natural y espontánea apertura a biológicos que también le impactan y pue-
los otros (desinterés); si preocupa en ex- den modificarla.
ceso la imagen del propio yo (egoísmos),
la opinión de los compañeros acerca del En tercer lugar, porque la general ex-
prestigio profesional o la labor realizada periencia personal resulta coincidente en
cara a la historia (egotismo; cfr., Polaino- detectar esa característica de la plastici-
Lorente, 1987 y 2004). dad natural de los sentimientos, cuyo en-
samblaje a lo largo de la vida puede
realizarse de modos muy diversos, confi-
¿Es posible la educación en la
gurando en la persona un determinado
afectividad? talante afectivo que no porque le singu-
A lo que parece, la afectividad, como larice está cerrado a la acción educadora
cualquier otra función humana, puede ser de padres y profesores.
objeto de educación. Hay varias razones
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cierta capacidad de control sobre su vida circunstancias tampoco sean muy cons-
afectiva. cientes de lo que están haciendo, de que
están educando a sus hijos en la afectivi-
Por estas y otra muchas razones, en dad.
las que ahora no puedo penetrar, hay que
concluir que la afectividad es educable. En ese caso, es más probable que la
Aunque todo depende de lo que se en- propia afectividad de los padres sea la
tienda por educación sentimental. que dirija su comportamiento y hasta em-
bote su inteligencia, tomando decisiones,
Los padres y la educación de los de una forma más impulsiva que reflexi-
sentimientos va, sin hacerse cargo de cuáles son los
En realidad, la educación sentimen- sentimientos o los cambios que en sus
hijos se suscitan, con ocasión o como con-
tal que hoy se imparte por los padres es
secuencia de esos comportamientos pa-
más bien escasa. Y, sin embargo, los pri-
ternos.
meros educadores sentimentales son
siempre los padres. Es abundante la lite-
De otra parte, los padres educan en
ratura científica disponible sobre este
la afectividad a sus hijos —especialmen-
particular, especialmente en lo que ata-
te en la afectividad relativa a las perso-
ñe a las primeras experiencias afectivas
nas de distinto sexo—, a través del modo
de los hijos en relación con sus padres.
en que se comportan entre ellos. Esta vía
Es lo que se conoce con el término de
indirecta, y como in obliquo, es de vital
apego (attachment; cfr., Vargas y Polaino-
importancia para los hijos. Es posible que
Lorente, 1996).
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por la razón.
en lo relativo a los sentimientos. No hay
como hacerse preguntas a sí mismo para
De otra parte, la misma razón gana
comprobar si lo que se acaba de afirmar
mucho con ello, pues la afectividad em-
es verdad o no.
puja y estimula al pensamiento, condi-
cionando su curso, fecundándolo otras
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sean, ¿por qué lo consienten en ellos mis- Es conveniente disponer en estos ca-
mos y en los demás? sos de ese espíritu crítico que aconseja
Aguiló (2001) cuando escribe «es decisivo
¿Por qué la crítica amarga, las com- mantener una equilibrada capacidad de
paraciones, la susceptibilidad y el no ver autocrítica y una elevada sensibilidad
lo positivo de los demás y sí y sólo lo personal que nos permita captar aquello
negativo?, ¿es acaso así como se ama o que en nuestra vida no debe pasar inad-
manifiesta el afecto y la estima perso- vertido».
nal? Y si no es así, ¿por qué lo consien-
ten en ellos mismos y en los demás? ¿Qué conflictos y problemas debaten
y luchan entre sí en la cabeza de sus
¿Por qué ha de resultar intolerable que alumnos y arruinan su capacidad de pen-
no le echen a uno de menos, que no le sar, de disfrutar de la vida y de relacio-
tengan en lo que vale, que sea tratado narse con los demás? Si todavía no los
ha identificado, trate de hacerlo. Y si ya
como el último de la clase?, ¿es esto ver-
lo ha hecho, tome uno solo de ellos, como
dad?, ¿seguro…? Y si la sombra de la
si los otros no existiesen, y trate de re-
duda aparece apenas reflexionan un poco,
solverlo, al mismo tiempo que procura
¿por qué lo consienten en ellos mismos y
experimentar el sentimiento más ade-
en los demás?
cuado.
¿Por qué ese afán inquisitivo que sólo Lo más probable es que esté ausente
conduce al debate por el debate?, ¿por aquí el necesario conocimiento personal
qué el resentimiento, el no disculpar ni del que es preciso disponer para poder
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mularse en tono positivo. ¿Cómo alegrar- ciendo el bien y a sentir disgusto hacien-
se de todo lo positivo que tienen, de modo do el mal: es decir, a querer lo que mere-
que se sientan más satisfechos?, ¿qué ce ser querido.»
pueden hacer para que el clima escolar
sea más acogedor y amable?, ¿en qué for- De hecho, sin el propio conocimiento
ma ha de comportarse la persona para no es posible la autorrealización perso-
que ella misma y sus compañeros hagan nal, porque no se sabría a qué atenerse
rendir más y mejor sus talentos natura- en las circunstancias de la vida, porque
les?, ¿en qué pueden todavía crecer un se ignoraría el «manual de instrucciones»
poco más?, ¿por qué no pensar más en para gobernarse a sí mismo en esto de la
las soluciones —así, en plural— que pue- afectividad y, en consecuencia, sería in-
den contribuir a la resolución de un solo viable el proyecto de llegar a ser la mejor
problema, en lugar de reiterar y repasar persona posible. Además, ¿de qué le ser-
hasta la saciedad el inventario de pro- viría a una persona llegar a ser la mejor
blemas todavía no resueltos y otros que persona posible si no dispone de otro fin
hasta el presente ni siquiera han llegado que el de ser ella misma? ¿Le haría esto
a plantearse?, ¿cómo organizarse mejor sentirse feliz?
para pasárselo bien y disfrutar de tantas
cosas buenas como le han regalado?, No, a lo que parece llegar a ser la
¿cuánto tiempo han dedicado, de verdad, mejor persona posible, sólo para sí mis-
a tratar de ser más felices, antes de que ma, no la haría más feliz. Entre otras
la muerte o las desgracias personales lo cosas, porque no se puede ser la mejor
impidan? persona posible sin contar con los otros,
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como areté suprema, como realización Hay, pues, algo que acontece a la per-
subjetiva del nomos, de la ley objetiva. sona y que no ha sido elegido por ella.
He aquí la pujanza de la percepción y su
Puede afirmarse que el fin del conoci- capacidad para poner en marcha, de in-
miento personal no es otro que el de la mediato, determinados sentimientos como
justicia. Lo justo, lo más justo que puede un hecho espontáneo y consumado. Es la
realizar cualquier persona es conocerse a percepción la que hace resonar los senti-
sí misma para tratar de llegar a ser la mientos en la caja de la afectividad.
mejor persona posible. Y eso porque tra-
tar de ser la mejor persona posible forma Sobre el modo en que esos sentimien-
parte del debitum, de lo que es debido, tos emergen y se hacen presentes dispo-
en alguna forma, a los demás. nemos, en principio, de muy poco control,
ya que acontecen y se presentan como
Observemos, en segundo lugar, lo re- un hecho natural consumado.
lativo a la enseñanza-aprendizaje del
autocontrol voluntario. Si la educación Sin embargo, el control cognitivo de
sentimental es posible, entonces habrá los propios sentimientos es mucho mayor
que admitir que las personas pueden ejer- que la mera percepción en lo que respec-
cer un cierto control sobre sus sentimien- ta a la capacidad de rememorarlos, evo-
tos. Ese control —expresión que suena carlos y hacerlos reaparecer una y otra
aquí muy fuerte— es siempre relativo. vez. Sobre esto último sí que cabe mejo-
Ni todos los sentimientos pueden contro- rar los resultados a través del adecuado
larse ni en todos ellos se puede llevar a entrenamiento cognitivo en autocontrol.
cabo el mismo control. Pero es un hecho
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anteriores— que, sencillamente, pueden ciones del futuro en el que se sueña con-
ser retomados, revividos, atenuados, fieren un espesor emotivo todavía más
acrecidos u olvidados. denso.
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ría con pensar en cualquier otra cosa o 6. Hay ciertos impulsos afectivos y/
hacerse fuerte en una actitud más crítica o sentimientos que sea por su ex-
—«¡Qué sentimental soy! ¡Vaya forma de trema intensidad o por su depen-
hacer el ridículo!»— para que esos senti- dencia de otros factores psicobio-
mientos se debilitaran o desvanecieran. lógicos en modo alguno son
gobernables por el entendimiento
Se sintetizan a continuación las cues- o la voluntad.
tiones que parecen más relevantes en la
educación de las emociones, desde la pers- Admitamos, pues, que las relaciones
pectiva de la voluntad: entre voluntad y afectividad y entre esta
última y el entendimiento son demasia-
1. Las emociones no están someti- do complejas como para reducirlas a un
das en su origen al control de la modelo rectilíneo y simplificado, del que
voluntad. resulte el anhelado dirigismo de un con-
2. Las emociones tampoco pueden trol robusto y bien diseñado.
suscitarse voluntariamente, se-
gún el dictado de la voluntad (por Que las cosas sean como son no debe-
ejemplo, no puede enamorarse ría humillar a nadie, pues es sabido que
una persona de otra, por real de- ninguna persona se posee a sí misma en
creto o porque así lo determine toda su radicalidad y multiplicidad de di-
su voluntad). mensiones. Nada de extraño tiene que
3. Las emociones pueden ser parcial- en el ámbito de las emociones, que nos
mente reguladas por la voluntad ocupa, esa posesión sea todavía más in-
enajenantes, a propósito de los tres gra- to dominio sobre sí mismo, que en modo
ves reduccionismos que, en su opinión, alguno es negativo sino muy positivo. Por-
condicionan o pueden condicionar el mal que tal señorío no consiste en sólo pelear
uso de la razón y, como consecuencia de contra los propios defectos o peculiarida-
ello, la desorientación de la persona des negativas, que también «adornan» a
inmadura. Los tres hitos a que se refiere la persona —lo que sería muy cansado,
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logrando así dar alcance a la anhelada miento sexual. Un encuentro como éste,
excelencia personal. diseñado sólo respecto de la satisfacción
placentera corporal y fugitiva, sería un
En opinión de quien esto escribe, el encuentro con un fantasma apersonal,
complejo y difuso término de la madurez que vacía de significado el acto unitivo.
afectiva cobra un significado nuevo y Y entre fantasmas sólo cabe la unión fic-
atractivo cuando satisface algunas con- ticia.
diciones como las que se describen a con-
tinuación: La persona madura es fuerte ¿De qué le sirve al hombre o a la mu-
con los fuertes y débil con los débiles; jer compartir el cuerpo del otro, si el otro
con los iguales correcta; consigo misma le es completamente ajeno, por incompro-
exigente; cortés con los amargados y re- metido, dado que sus más íntimos pensa-
sentidos; jamás indiferente; abierta a to- mientos, deseos, sentimientos e ilusiones
dos y necesitada de ninguno; paciente con son silenciados e ignorados? ¿Por qué con-
los impacientes; generosa con los necesi- formarse con sólo la satisfacción del cuer-
tados; callada con los habladores; y com- po, durante apenas unos instantes,
pasiva con todos incluso con ella misma. renunciando a que el otro, libremente, se
le dé del todo y le haga señor de su vo-
La educación en la sexualidad luntad y rey de su corazón? ¿Cómo y por
La educación de la afectividad resul- qué tratar de satisfacerse con tan poco?
taría incompleta si, al mismo tiempo, no (Polaino-Lorente, 1993).
se abordase la educación en la sexuali-
dad. Sexualidad y afectividad están en- Se vacía de sentido la sexualidad hu-
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