Está en la página 1de 3

Las protuberancias de las lenguas de los gatos son en realidad púas diminutas

denominadas papilas y entender cómo funcionan podría ayudarnos a inventar


cepillos que hagan que los gatos sean menos alergénicos y limpiar mejor el
pelo humano.

FOTOGRAFÍA DE JOEL SARTORE, NATIONAL GEOGRAPHIC CREATIVE

Artículo publicado el 5 de septiembre de 2010 y actualizado el 23 de febrero de 2022.

Los gatos domésticos, sea cual sea su raza, son todos miembros de una misma especie, Felis
silvestris catus, que mantiene una relación con los humanos desde hace mucho tiempo. Los
antiguos egipcios habrían sido los primeros en domesticar gatos, hace ya 4.000 años.
Probablemente, los gatos salvajes se vieron atraídos a las comunidades humanas por la
abundancia de roedores que había en ellas, y su habilidad para cazarlos les hizo ganarse la
simpatía de sus habitantes.

Los primeros egipcios adoraban a una diosa con figura de gato e incluso momificaban a sus
mascotas preferidas para que les acompañaran en su viaje al otro mundo...¡acompañados de
ratones también momificados! Posteriormente, civilizaciones de todo el mundo adoptaron a
los gatos como animales de compañía.

En 2018, un equipo de científicos descubrió en un estudio publicado en Animal Behaviour


que muchos gatos domésticos muestran preferencia por la pata delantera derecha o
izquierda al bajar las escaleras, pisar un objeto o intentar alcanzar comida. Estas
preferencias también varían según el sexo: los machos suelen preferir usar la pata izquierda,
mientras que es más probable que las hembras sean diestras.

«Creemos que esta diferencia está vinculada a las hormonas sexuales», afirma en este
artículo de National Geographic la autora principal Deborah Wells, psicóloga en la Queen's
University Belfast, aunque dice que los investigadores no saben cómo ni por qué ocurre.
(Para saber más: El amor entre gatos y hombres viene de lejos)

LA PATITA KITTY HA SIDO ACOGIDA POR UNA FAMILIA DE GATOS

La pata Kitty vive en una granja familiar a unos 160 kilómetros de Brisbane, Australia. Su
nombre refleja su estatus de honor como única pata en una colonia de gatos
(kittens en inglés). 

Para este estudio, Wells observó a 44 gatos domésticos en sus casas durante tres meses, de
los cuales 20 eran hembras. Observaron tres comportamientos: en primer lugar, con qué
pata daban su primer paso al entrar en su cajón de arena, con qué pata daban el primer paso
al bajar las escaleras y sobre qué lado se reclinaban. También midieron qué pata usaban los
gatos cuando intentaban conseguir comida.

Así, en un ambiente natural, demostraron que casi tres cuartos de los gatos mostraban
preferencia por una pata y las hembras tenían más probabilidades de usar su pata derecha
mientras los machos eran zurdos.
¿Qué piensan los gatos de nosotros?
John Bradshaw es un experto en conducta gatuna de la Universidad de Bristol y autor del
libro Cat Sense (En la mente de un gato). Tras observar a gatos domésticos durante varios
años, ha llegado a una conclusión parecida: los gatos no nos entienden como los perros. Tras
sacar su libro, compartió algunas de sus ideas con National Geographic.

Para entender su lenguaje, tienes que tener en cuenta todo el cuerpo a la hora de leer las
señales que manda con la cola, según explica Carlo Siracusa, de la Facultad de Medicina
Veterinaria en la Universidad de Pensilvania. Un gato que se echa una siesta y da golpecitos
con su cola, por ejemplo, está «relajado en general pero presta atención a algo que ocurre a
su alrededor, un sonido o un movimiento», así que está tranquilo pero apenas adormecido,
según explica en este artículo.

También podría gustarte