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- Como dices? -una ceja alzada, esa voz cabreada y sus ojos oscuros posados sobre
Taeyong le helaron la sangre.
-... -Él esperaba algo, algo más, algo que Taeyong sabía muy bien. Sabía
exactamente que palabra era la que estaba esperando el más alto. Sabía que decir si
quería conseguir una respuesta a su pregunta.
- Señor~ -casi susurro, sin embargo, sabía que le había oído, además ese murmullo
lo había soltado tan bajo y tan pausado que pareció más bien un gemido, cosa que
complació ampliamente al castaño.
- Así me gusta gatito. -paso una mano a sujetar la mejilla del más bajo
provocándole escalofríos- Y si, yo siempre voy en serio. -y eso definitivamente
había emocionado de forma realmente inesperada a Lee Taeyong.
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Era una noche viernes, Taeyong estaba haciendo su última actuación como Dominated
en el escenario, rapeando una de sus últimas canciones, porque aunque fuera un
chico que le encantaba el sexo y todo lo que tuviera que ver con cosas que se
calificarían como +18, Lee Taeyong quería ser compositor, talvez tener su propia
academia de baile en algún momento de su vida; pero en este instante se centraba en
disfrutar de su juventud y su alto libido.
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Como siempre pasaba, el club estaba a tope a esas horas de la noche un viernes. Se
había creado algo de fama en el mundillo, y algo así como un club de fans que más o
menos asistían a sus actuaciones cada semana durante los meses de verano, porque
si, aunque no lo parezca, Taeyong es un chico responsable que se centra en sus
estudios durante lo que dura el curso, para su desgracia eso no hace que se
distinga entre sus compañeros por sus altas notas, más bien todo lo contrario y de
verdad que se esforzaba.
Quedaba una semana para empezar de nuevo las clases, era su último año y después de
eso tendría que decidir universidad o pensar que hacer con su vida, básicamente. No
quería plantearse eso ahora, se centraría en acabar bien su trabajo, realmente
disfrutaba cantar y bailar sin ninguna restricción en ese club.
Echando la vista atrás, recordaba haberse apuntado, hará un año, a una academia de
baile moderno cerca de su casa, y aunque le gustaba mucho, había algo que faltaba.
Bueno, en que estábamos? Ah sí, Use me de Plaza empezó a sonar y Tae se dejó
invadir por la lenta melodía, porque cabe decir que era la versión slowed and
reverb.
Los movimientos que antes parecían robóticos y sin alma, ahora adquirieron un
sentimiento, un color propios, y cuando la canción acabó Tae se dio cuenta; había
quedado en una posición un tanto comprometida, digamos que si nuestro otro
protagonista lo hubiera visto en ese momento hubiera tenido serios problemas para
ocultar algo. Descubrió lo que había estado buscando sin darse cuenta, ese
sentimiento que le hacía estremecer al escuchar los primeros acordes de una
canción, le faltaba la sensualidad.
Deseaba mover sus caderas al son de una canción lenta y con letra provocativa,
entrecerrar los ojos y jadear como si estuviera en el punto más álgido de su
excitación mientras caía de rodillas en el suelo y... si, ese tipo de movimientos.
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Taeyong sobre el escenario tenia una vista privilegiada de todo el local, barrio
con su mirada la multitud que bailaba, muchos tenían su vista puesta en él, pero no
le incomodaba, todo lo contrario.
En cierto punto, cuando repasaba a la gente sentada en la barra, sus ojos se
encontraron con otros, unos oscuros, tentadores, plagados de brillo y luminosidad.
Pero también había lujuria y hambre en esa mirada obscena que acobardaría a muchos,
pero no a Lee Taeyong, vamos, él era el rey de lo obsceno. Si su madre supiera todo
lo que pasaba por su mente mientras estaban en el sofá mirando cualquier película o
mientras "revisaba sus redes sociales" en el teléfono con los auriculares puestos,
se horrorizaría.
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No lo dudo, en cuanto acabo su actuación con la última canción que había estado
componiendo apenas acabada hace unos días, bajó del escenario por la escalera
lateral, su respiración aún agitada no cedía a la calma, cada paso le erizaba más
los cabellos en su nuca, sentía como el calor acumulado del baile bajo los focos
era más intenso en vez de disminuir; a lo lejos como un eco en las profundidades
del océano los presentes vitoreaban y aplaudían; aunque en ese mismo momento el
hombre más atractivo de la tierra, que digo, incluso si el mismísimo Lucifer se
hubiera plantado delante de Taeyong, este no le habría hecho el menor caso, y es
que el objetivo del pelirosa estaba muy claro, su visión concentrada en aquel chico
que seguía en el mismo sitio, apoyado en la barra con denotada suficiencia, una
sonrisa ladina que hacía temblar los músculos de Tae hasta el más mínimo milimetro.
Ese castaño se encontraba siguiendo el recorrido del más bajo con la mirada, sin
apartar de su figura ni un segundo sus tentadores ojos, bueno igual es que Lucifer
ya se había presentado, seguro era ese hombre que parecía no pestañear incluso
cuando tomo de tirón lo que le quedaba en el botellín de cerveza; eso estaba
calentando aún más si cabe a Taeyong.
- Gran trabajo como siempre Ty -grito sobre la música Baekhyun cuando Taeyong
estaba al lado del chico de oscuros ojos. Este era el dueño del local junto a
Chanyeol, que además era su pareja desde hace bastantes años.
- Gracias -sonrió, pero ni siquiera le dirigió una mirada a su amable jefe. Estaba
demasiado perdido en los ojos, labios y ancha mandíbula que tenía al frente como
para mirar al que le había dado trabajo. Baekhyun leyendo la situación se alejó
para seguir con su trabajo atendiendo en la barra.
- Ty? Creía que eras "Dominated" -dijo el castaño aun sentado en el taburete con
uno de los brazos apoyados de forma relajada sobre la barra mientras esté le servía
de apoyo para su cabeza. Una ladina y sexy sonrisa plantada en sus labios.
- Bueno, me llaman de muchas maneras -coqueto, si, ese era un buen adjetivo para
describir como estaba actuado ahora mismo Taeyong.
- Depende, estás dispuesto a pagar lo que cuestan? -Taeyong dijo a la oreja del más
alto en un susurro lento. Se había inclinado sobre el castaño, apoyando sus manos
sobre los muslos de este, en una zona peligrosamente cercana a su entrepierna y
posicionándose casi entre estas al tenerlas ligeramente abiertas.
- Dime el precio, estoy dispuesto a pagar lo que sea -y joder si su voz no había
sonado tremendamente ronca, lo que provoco un jadeo en Taeyong, además de la
proximidad de sus rostros.
- Sígueme...
Y con eso cogió de la mano al más alto, que parecía también ser mayor que él, pero
a quien le importa, iba a follar con un tío que le sacaba casi una cabeza,
altamente atractivo, con una voz grave que hacía vibrar todo su cuerpo, de hombros
anchos y brazos musculosos que estaba seguro podría sujetarlo en el aire mientras
jodían sin ningún inconveniente. A quién, en su sano juicio, le importaría una
nimiedad como la edad en esta situación?
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Recorrieron la pista de baile con algo de dificultad, los dos aun tomados de la
mano se hacían hueco entre los cuerpos que se balanceaban al son de la música
electrónica. Cuando llegaron a una puerta marrón al fondo de un pasillo, Taeyong se
detuvo. Se podía identificar con unos servicios gracias al cartel en letras negras
sobre fondo blanco que se encontraba en la parte alta de la puerta.
En ese momento soltó al hombre que tenía detrás quien aprovechó para, con ambas
manos, agarrar de manera posesiva al más bajo por la cintura y comenzar a dejar
besos húmedos en su nuca.
Entre bajos gemidos Taeyong levantó un cartel de prohibido fumar que se encontraba
colgado en la puerta bajo el rotulo que indicaba el lugar, le dio la vuelta y se
dejó ver con una caligrafía a mano en lo que parecía un grueso rotulador
permanente, otro cartel con otro mensaje "Fuera de servicio".
El castaño bajo sus manos de la cintura del más bajo hacia su culo posicionando
cada una en una de sus pequeñas y abultadas nalgas. Cuando estuvo colocado impulso
a Taeyong hacia arriba mientras le apretaba fuertemente. Tae consiguio rodear la
cadera ajena con sus piernas y juntos presionaron al mismo tiempo sus erecciones
creando una sensación electrizante en ambos cuerpos. Entre gemidos cada vez más
altos y gruñidos más profundos ambos comenzaron a generar fricción entre sus
miembros hasta que el de hebras rosas noto como era dejado sobre una superficie
fría.
Sin darse cuenta se habían movido hasta quedar él sobre la piedra de los lavamanos
con las piernas abiertas y entre estas un vibrante cuerpo que parecía ser capaz de
comérselo en ese mismo momento. Gimió de gusto y comenzaron de nuevo con los
salvajes besos. El de ojos oscuros bajaba sus labios por la mandíbula y el cuello
del menor, presionando y succionando allí donde se posaban. Marcaba al chico como
no lo había hecho con nadie, esa necesidad se apoderó de él, dejando círculos
irregulares de un rojo carmesí en los laterales del cuello del pelirosa mientras
este no podía juntar dos palabras en la cabeza y mucho menos trasladarlas a sus
labios. Lo único que podía hacer era soltar gemidos y jadear en busca de ocigeno
que llevarse a los pulmones.
-Qu-que mieeerdas quieres Ten? -intento concentrarse para mantener una conversación
con su amigo, pero le era imposible con tan estimulante imagen frente a él- Ah~ es-
espera un momento. Ahh~ Joder...
-Qué? Uhmm~ Qu-qué quieres? -hablo entre suspiros y gemidos acallados al morderse
su propio labio inferior.
-Es tu madre
-Qu-qué de mi madre? -la sangre notaba como se le iba helando quedándose rígido y
alertando al otro chico que de pronto paro con sus besos y le miro con el ceño
fruncido. Tae le dio una mirada de disculpa como intentando decir "Un momento, en
serio".
-Llamo hace un rato a casa, me dijo que no te contactaba al móvil y que quería
hablar contigo. Pero al no pasarte dijo que vendría a comprobar que estabas aquí.
Tae ella viene hacia mi casa, tienes que correr aquí ahora mismo o nos meteremos en
el lío más gordo del mundo. -la agitación y urgencia en su voz era notable, podía
jurar que le daría un ataque de ansiedad o de asma en cualquier momento y eso,
según su experiencia siendo amigos tantos años, no era algo bueno.
- Me cago en... Mierda, voy para allá. Llego en 10 minutos. Respira, vale Ten?
- Te espero...
Y Ten pudo escuchar esa última frase cargada de lujuria en un tono grueso, ronco y
dominante antes de que su mejor amigo colgara. ¡Ánimo Tae, fighting! Pensó para sí
mismo.
Y sin siquiera darse cuenta ya estaba caminado hacia la puerta del baño en el que
se habían encerrado.
¿Pero qué mierdas? Lee Taeyong no tenía un enganche emocional con nadie, NADIE.
Solo su mejor amigo Ten había podido adentrarse en el solitario y roto corazón de
Taeyong. Él no dejaba a nadie aferrarse ni siquiera un poco a él y mucho menos un
tío con el que únicamente se había comido la boca y se había restregado con
intenciones de algo más, si, pero aun así...
- Tal vez... -se sorprendió a sí mismo al responder. Con una sonrisa ladina, mirada
posada en la entrepierna del más alto que luego subió a los ojos del castaño
mientras pasaba lentamente su lengua por su labio inferior y finalmente un guiño
para luego, salir por la puerta que los separaba del mundo del exterior, porque sí,
habían conseguido crearse su propio mundo en exactamente 4 minutos con 53 segundos.
Eso calentó aún más al más alto que llevo su mano a su rostro tapando sus ojos e
intentó respirar hondo para calmar su excitación, aunque solamente pensar en esos
cabellos rosas tan suaves...
Y mientras hablaba con su pene que comenzaba a hacerle muy difícil el caminar con
normalidad o eso se figuraba él, la puerta se abrió dejando ver al rubio de pelo
largo.
- Si Johnny, que gracioso, gracias por ilustrarme con tu gran ingenio para los
chistes, joder...
- De nada bro, para eso estamos. Oye ahora en serio, quién era ese chico?
- Wow no necesitaba tantos detalles, va en serio, puaj que asco, solo de pensarlo
se me pone la piel de gallina tio.- dijo el más alto con una mueca de disgusto en
la cara, pareciera que hubiera pillado a sus padres en una escena de s... bueno si
esas cosas que se hacen para tener bebes y darse amor. Exacto!, dandose besitos y
abracitos niños.
Y sin más salió de allí. Seguro que se acordaria y le recordaria toda la vida la
noche que un chico, literalmente, le dejo "plantado".
≽ ⌔ ≼♦️
≽ ⌔ ≼
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Muchos abandonaron la carrera antes que él durante los dos primeros años; Jaehyun
sabía que no lograría mantener muchos de los conocidos que hiciera, por lo que no
se molestó en socializar demasiado, tampoco es que le apeteciera; como resultado
solo le quedaba actualmente un amigo de esos años de universidad, Seo Johnny. El
rubio de cabello largo había sido como una lapa, sin parar hasta que YoonOh, o
Jaehyun como le llamaban su familia y amistades -únicamente Johnny-, acepto ser su
amigo y quedar para tomar cervezas al acabar las clases.
Johnny había estudiado matemáticas, y realmente no le iba para nada. Era más bien
el prototipo de profesor de deportes caliente que quieres te muestre como se
trabaja con las pesas, de manera privada después de clase.
Aunque está feo que lo diga, Jaehyun pensaba eso de su amigo y es que si, a ver,
era gay y tenía ojos, pero, nunca y es NUNCA se fijaría en su amigo para algo más
que eso, amistad. Mierda, incluso lo consideraba algo así como un realmente odioso
y molesto hermano mayor, porque además de ser más alto y como había descubierto
despues, había nacido unos meses antes.
Así como YoonOh no creía que su amigo era el prototipo del profesor de matemáticas,
él mismo tampoco se consideraba la imagen ideal del profesor de economía aplicada
de un instituto en un distrito de Seúl. Sin embargo, ahí estaba él, levantándose
para acudir a su primer día de trabajo en el instituto Hanggoul donde tendría que
impartir economía aplicada a seguramente desmotivados, molestos y maleducados
alumnos. Aun así estaba emocionado; aunque su irreal sueño en los años de educación
había sido acabar siendo un poderoso CEO como esos que salen en los dramas, la
realidad le había golpeado salvajemente cuando murió su madre dejándole a cargo de
todas las deudas de la familia y una hipoteca que pagar.
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Al llegar se encontraron con un alto edificio de tres plantas una verja de color
blanco delimitaba todo el perímetro que consistía en el edificio principal, un
anexo como gimnasio, un gran patio en la parte derecha del edificio y un amplio
jardín en la parte posterior. Se dirigieron a la entrada y se guiaron por los
pasillos internos del primer piso siguiendo las indicaciones que ponían
"Dirección". Al llegar frente al despacho correspondiente tocaron a la puerta, esta
fue abierta en pocos segundos y un sonriente secretario les dio paso a una segunda
puerta que traspasaron, dejando atrás una mesa donde se suponía trabajaba el
moreno. Todos entraron al despacho del director para realizar la bienvenida de
rigor. Un hombre no mucho mayor que ellos mismos se levantó de su butaca, y salió
de detrás de la amplia mesa de madera regada de papeles.
Con esas palabras los presentes, menos el director- que parecía ser muy alegre y
energético, con una gran sonrisa- se dirigieron a la salida y haciendo una
reverencia leve salieron. A continuación el asistente los acompaño para realizar
todo el papeleo de inicio de contrato. Jungwoo les tomo las huellas dactilares y
relleno todos los documentos en el ordenador central, informándoles que el lunes a
primera hora en la sala de profesores dispondrían de su horario asignado y grupos a
los que impartirían de forma definitiva.
Lo último que hicieron fue despedirse del joven director, para así poder irse a
celebrar el nuevo trabajo que comenzarían. Ambos estaban entusiasmados con la idea,
aunque Jaehyun tenía algo de reticencia, ya que no se caracterizaba por su inmensa
paciencia, confiaba en que todo funcionase de la manera correcta.
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Seo Johnny como buena persona hiperactiva y ávida de socializar y amante de las
emociones fuertes había investigado locales que quedaran cerca de ambas casas para
poder salir alguna noche en la que realmente lo necesitaran. ¿Y qué mejor momento
para visitar ese club nocturno que tanto había captado su atención, que la noche
del día en el que habían firmado su primer contrato?
- Qué piensas, esta noche, tú, yo, chicos calientes en un club, música, bailes
provocativos y demasiado pegados para parecer correc...
- Si, qué hay de malo en eso? Bro, en serio eres muy aburrido cuando te lo
propones...- bien, sí. Había conseguido que el gran Seo Johnny hiciera un puchero.
Joder que no eran unos críos. Hay apariencias que engañan, demasiado.
- Venga, ahora me dirás que te molesto y todo. De todos modos pasaré a por ti a las
22h. Ponte guapo...
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Jae ceno algo ligero antes de prepararse para salir con Seo. Tras comer una
ensalada se dirigió al baño y se dio una ducha, el agua caliente relajo sus
músculos. Hacía mucho que no salía de fiesta y debía prepararse mentalmente, no por
John, sino por el mismo. Siendo sinceros, toda la calma y tranquilidad que
representaba a Jung Jaehyun en la vida diaria, se iba a la mierda en cuanto entraba
en su papel "fucking hot frat boy" como le llamaba Johnny. Porque si, realmente con
esa cara y ese cuerpo y esa actitud dominante y esa aura imponente poques* se le
podían resistir. Salió del cuarto de baño con simplemente una toalla alrededor de
sus caderas y abrió de par en par su armario buscando entre su escasa ropa algo que
quedara bien para un club nocturno, el traje de la mañana no era una opción.
Contando sus prendas tenía tres trajes, uno negro, uno gris oscuro y otro azul muy
oscuro. Tres camisas blancas y dos grises claro. Dos corbatas, una negra y otra
rojo vino. Para un ambiente menos serio, como sería su trabajo, tenía algunos jeans
oscuros y alguna camiseta de colores también oscuros. Aunque su armario no fuera
muy amplio John siempre le decía que todo lo que se pusiere le quedaba de muerte.
Era un tema de conversación recurrente la insistencia del mayor por la apariencia
de gran fuckboy que tenía su amigo con toda su ropa oscura. Muchas veces le había
insistido que usar, de vez en cuando, algún color un poco más claro no le mataría,
pero no había manera. Jaehyun se sentía cómodo así y tampoco le sobraba el dinero
para ir comprando ropa compulsivamente, como si hacia su muy rico amigo -hijo único
de abogado y médico- Johnny Suh.
Finalmente, se decidió por una camiseta negra que debería ser pecado que se
ajustara tanto a su cuerpo e hiciera notar cada uno de sus músculos, unos jeans
negros rasgados por las rodillas y unas deportivas, adivinemos... negras, con
detalles en blanco.
Debía admitir que el club era genial, estaba hasta los topes de personas, la música
estaba tan alta que prácticamente no podía escuchar otra cosa
Debía admitir que el club era genial, estaba hasta los topes de personas, la música
estaba tan alta que prácticamente no podía escuchar otra cosa. La gente bailaba en
la pista y había una larga barra donde se dirigieron para pedir algo para tomar.
Cuando se acercaron, un camarero les atendió.
- Hola, decidme hermosos- dijo con una amplia sonrisa un chico un poco más bajo que
ellos, con el pelo decolorado blanco y unos grandes ojos marrones.
- Hola guapo, dos cervezas cuando puedas cariño- contesto Johnny devolviéndole la
sonrisa junto a un guiño rápido al chico.
- Enseguida...
Con eso el camarero se alejó y se perdió entre el resto del personal que atendía a
lo largo de la barra. A los segundos vieron un chico más alto y musculoso que el
anterior, moreno, acercándose a ellos con dos cervezas.
- Aquí están las cervezas- dirigió una sonrisa a Jaehyun pero en cambio una cara de
pocos amigos a Johnny.
Cuando el otro camarero se alejó pudieron ver como agarraba por la cadera al
peliblanco de antes y le plantaba un beso dominante en los labios. Con eso le quedo
claro al rubio mayor que aquel chico no estaba disponible y se le hizo entendible
el porqué de la mala cara.
Todos los presentes se quedaron en silencio cuando la música paro de golpe incluso
la verborrea mental de Johnny se detuvo y Jaehyun miraba con intriga el escenario.
A este se había subido el peliblanco que les había atendido antes con un micro. Las
luces le iluminaban fuertemente y algunas personas comenzaron a vitorear.
Y entonces estalló el caos, Jaehyun paso su mirada sobre todas las personas que
estaban en el local, la mayoría de ellas estaban pendientes de lo que pasaba en el
escenario mientras gritaban y alzaban sus brazos. La música comenzó a sonar y una
voz dulce que cantaba una melodía, se convirtió en una ronca al rapear, con esto
miro hacia donde todos los ojos estaban posados, algunos habían comenzado a bailar
al son de ese electrizante ritmo, pero los ojos del castaño no se pudieron apartar
de la figura que bailaba desvergonzadamente en lo alto del escenario. Delgado, con
el músculo suficiente para verse hermoso y a los ojos de Jaehyun irresistible. Pelo
rosa que endulzaba el rostro del chico que movía sus caderas al son del rap que el
mismo estaba componiendo. Parecía disfrutar de toda la atención que estaba
recibiendo y el más alto estaba encantado de dársela.
- Ey! okey bro, got it.- la cara tan sería casi amenazante de su amigo le advirtió
que no estaba jugando y vaya que conocía cuando se ponía así. Jaehyun podía ser un
gran antisocial, serio e indiferente, pero cuando quería algo lo conseguía a toda
costa. En alguna ocasión Johnny había visto como ligaba el contrario y seria mentir
si dijéramos que alguna vez no consiguió lo que perseguía. En alguna ocasión el
rubio había jugado un poco a hacerle competencia con algún ligue de una noche para
hacer la noche más interesante, pero en esta ocasión la decisión y posesión que se
veía en los ojos del castaño no era para bromear. En cierto modo sentía un poco de
pena por el pelirosa.
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Para el momento en el que el chico de hebras rosas bajo del escenario, después de
estar bailando casi la mitad de la canción con la mirada fija en los ojos de
Jaehyun, y se dirigió hacia él, el de ojos oscuros ya había planeado como llevar la
conversación para poder acabar de una forma u otra con esa belleza en una postura
mucho más sumisa bajo su cuerpo. Era lo que el más alto deseaba en ese momento y
sin saberlo el contrario iba con el mismo deseo.
Una conversación que dejaba en claro las intenciones de ambos, que lo único que
sirvió fue para que sus cuerpos se sintieran mucho más calientes de lo que ya
estaban, un acercamiento, un roce de los labios del más bajo sobre la oreja del
castaño y luego una mano sujetando su brazo y dirigiendo su cuerpo hacia algún
lugar dentro de aquel local.
En lo único que podía pensar Jaehyun era en lo mucho que deseaba marcar cada una de
las partes de la blanquecina piel del contrario. Dejar el testimonio de que aquel
cuerpo le pertenecía. Quería arruinar aquel chico de dulce rostro.
Alzo y llevo al más bajo hasta la repisa donde estaban los lavamanos, ambos sin
dejar de atacar, morder y succionar sus labios, en un juego de lenguas que hacía
resonar en aquel espacio el sonido húmedo de estas al chocar y enredarse una y otra
vez. Sus erecciones haciendo fricción entre sí, los gemidos del de ojos marrones y
los ahogados jadeos del de ojos negros.
Una vez entre las piernas del menor bajo desde sus labios hacia su cuello donde
dejo innumerables marcas rojizas que se enorgullecía saber que perdurarían varios
días en la hermosa y suave piel de aquel chico que estaba sacando su lado más
posesivo y dominante.
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- Qu-qué de mi madre?- de repente noto que el más bajo estaba hablando con alguien
por teléfono, levanto la mirada y sintió el cuerpo que tenía entre sus brazos
contraerse en tensión. Detuvo los besos que repartía en el cuello contrario y le
miro con el ceño fruncido. Recibió una mirada de disculpa como intentando decir "Un
momento, en serio".
Vio como los ojos marrones del chico mostraban algo de pánico y dejo que hablara
con quien quiera que tuviera los cojones para interrumpir en lo que estaban. Solo
esperaba que terminara pronto y poder acabar con lo que habían empezado. De verdad
se estaba muriendo por poder sentir enteramente el cuerpo de aquel niño totalmente
desnudo bajo él, solo de imaginarlo notaba como su erección crecía y cada vez sus
ajustados jeans apretaban más y más.
- Me cago en... Mierda, voy para allá. Llego en 10 minutos. Respira, vale Ten?
Pero que mierda? No claro que no, aquí habían empezado algo y no iba a dejar que se
acabara así como si nada. Cómo que se iba? y, cómo mierdas pensaba hacer eso?, en
este puto momento, en serio?
- A donde te crees que vas?- soltó sin ser consciente casi de lo que decía, le
estaba cabreando que se estuviera jugando con lo que tenían entre manos. Nadie,
absolutamente NADIE había conseguido llevarle la contraria en cuanto a sexo se
trataba y este pequeño que le sacaba de sus casillas no iba a ser el primero.
- Te crees que me puedes dejar con esto, aquí y ahora?- algo dentro de él se sentía
aprisionar, no quería que se fuera y ahora se estaba dando cuanta de que no era
solo por la erección mal atendida en sus pantalones. Mientras el de pelo rosa
estuvo al teléfono, Jaehyun se dedicó a estudiar su rostro, era una de las cosas
más bonitas que había visto en su vida, sentía la necesidad de no separarse de ese
chico, al menos no ahora.
Y sin siquiera darse cuenta el chico había bajado de la repisa donde lo tenía
aprisionado aunque con tantos pensamientos reventando la cabeza del castaño no se
enteró cuando se le escapó de entre sus brazos, de manera literal. Ya estaba
caminado hacia la puerta del baño en el que se habían encerrado y Jaehyun le seguía
con su mirada con una sola cosa en su mente -Que no se vaya por favor...-
- Tal vez... - El de ojos profundos le regalo una sonrisa ladina, una mirada que
paso de su entrepierna a sus ojos, mientras recorria lentamente su lengua
delineando su labio inferior, cuyo movimiento siguió el castaño con especial
atención, y finalmente un guiño para luego, salir por la puerta que los separaba
del mundo del exterior, porque sí, habían conseguido crearse su propio mundo en
exactamente 4 minutos con 53 segundos. Eso calentó aún más al alto que llevo su
mano a su rostro tapando sus ojos e intentó respirar hondo para calmar su
excitación, aunque solamente pensar en esos cabellos rosas tan suaves...
Y mientras hablaba con su pene que comenzaba a hacerle muy difícil el caminar con
normalidad o eso se figuraba él, la puerta se abrió dejando ver al rubio de pelo
largo.
- Si Johnny, que gracioso, gracias por ilustrarme con tu gran ingenio para los
chistes, joder...
No ahora mismo no estaba de humor para aguantar los malos chistes de su amigo.
Joder tenía un gran problema ahí abajo y también ahí arriba. No sabía que mierdas
le había pasado, pero sentía que le faltaba algo, lo sintió desde el segundo
después a quedarse solo en aquellos baños. Definitivamente, necesitaba verlo otra
vez.
- De nada bro, para eso estamos. Oye ahora en serio, quién era ese chico?
- Wow no necesitaba tantos detalles, va en serio, puaj que asco, solo de pensarlo
se me pone la piel de gallina tio.- dijo el más alto con una mueca de disgusto en
la cara, pareciera que hubiera pillado a sus padres en una escena de s... bueno si
esas cosas que se hacen para tener bebes y darse amor. Exacto!, dandose besitos y
abracitos niños.
Y sin más salió de allí. Seguro que se acordaria y le recordaria toda la vida la
noche que un chico, literalmente, le dejo "plantado".
Se acomodó dentro de uno de los cubículos de puertas azules que había en fila
dentro de aquel espacio y comenzó a masturbarse mientras pensaba en lo bien que se
sentirían los delgados labios de aquel pelirosa alrededor de su polla. Balanceaba
arriba y abajo su mano, con el pulgar acariciaba la punta enviando corrientes de
placer a todo su cuerpo. Esta vez le vino a la mente la imagen del de ojos noche
sobre él, a horcajadas, meneándose de arroba abajo con su miembro dentro de ese
pequeño e irresistible culo que tenía el más bajo. Los sonidos de los rápidos
choques que provocaba su mano sobre su cuerpo y los jadeos eran tapados por la
fuerte música. La gran imaginación del castaño junto a esos pensamientos le llevo
al límite tremendamente rápido sorprendiéndolo una vez bajo de su nube post-
orgásmica. Una sonrisa apareció en su rostro dejando ver sus hoyuelos, se arregló
la ropa quedando medio decente y salió del cubículo en el que e había metido; ni
siquiera pensó en poner el pestillo, su pequeño seguro con las prisas que tenía no
había parado a devolver el cartel a su estado original, así que no debía
preocuparse por algún desesperado por mear que le interrumpiera. Apoyo sus palmas
sobre la gran tabla donde hace unos minutos había tenido a su niño -porque si, su
pequeña cabecita ya estaba haciendo de las suyas- se miró en el espejo y sonrió más
ampliamente.
≽ ⌔ ≼♦️
≽ ⌔ ≼♦️
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La mañana se presentó clara y con una temperatura apacible. Observo con cierta
confusión su alrededor, aún no se acostumbraba a su nuevo apartamento, más grande
que el que dejo atrás en Jeju. Tras la muerte de su madre había estado trabajando a
medio tiempo en cualquier cosa que se le presentara, camarero, repartidor, cuidador
de perros, cajero, ... Consiguió pagar las deudas mientras aún estudiaba,
graduándose con excelentes calificaciones paso a vivir una temporada en la casa que
antes le había visto crecer; más bien fue como si hubiera desaparecido, sin
siquiera despedirse del único amigo que le quedaba, del que se había ido
distanciando poco a poco los últimos años de universidad; tras la muerte de su
madre los innumerables trabajos y su creciente apatía no pudieron ser vencidos por
la constante insistencia del mayor.
Allí en Jeju trabajo a temporadas en el sector del turismo, sin saber qué hacer muy
bien con su vida. Las ilusiones y sueños que tiempo atrás le habían hecho creer en
un futuro plagado de éxitos se había esfumado como la niebla, dejándole ver la
realidad, y esta le mostró que el dinero es lo realmente importante en la vida.
Necesitaba dinero rápido y fácil de conseguir para poder mantenerse en el día a
día.
΅ː♡ː΅
- Que imbécil. ¿Cómo iba a olvidarme de la lapa que se autodenomina mi mejor amigo?
Rieron juntos. Realmente a Jae le hacía falta una llamada así, no las que solía
recibir anunciándole que su candidatura había sido rechazada por poca experiencia o
porque era demasiado joven.
- Oye ¿donde has estado todo este tiempo desde la graduación, eh? Me tienes
abandonado bro.
Así lo hizo, le contó sobre su madre, las deudas, la casa y sus trabajos a medio
tiempo; también sobre el fracaso que había vivido intentando entrar en alguna
empresa relativamente grande, o bueno, más bien en cualquier empresa.
- Así que, si se puede decir que me ha ido como la mierda- rio sin gracia el
castaño.
- Joder que mal bro, lo siento. Peroooo, no te lo vas a creer... Tengo la solución
a todos tus problemas. En realidad por eso te llamaba.
- ¿Te gustaría ser profe de economía en una preparatoria en Seúl? Porfa di que si,
no quiero ir solo...- Podía imaginar e incluso oír el puchero del mayor.
Pero espera, ¿Johnny de profesor en una preparatoria? ¿Qué pasa con la imagen
mental de un CEO superguapo y joven que salga en todas las portadas?
- John, te estás desviando- dijo Jaehyun conociendo al mayor, con una sonrisa
sincera adornando sus labios, ya no recordaba cuando había sonreído por voluntad
propia y no porque tuviera que atender clientes.
- Oh, es verdad, sorry~. Bueno lo que decía, en ese barrio no muy lejos hay un
instituto y me entere de que buscaban un profesor de matemáticas...
Después de ponerse un poco más al día y acordar que se verían de aquí a una semana
se despidieron. El castaño finalizó esa semana con su contrato precario y reunió
los ahorros que había conseguido acumular. No le costó mucho encontrar por Internet
un pequeño apartamento en la zona que le había comentado Johnny, aunque fuera
"pequeño" en estándares de una gran ciudad, para él era como el doble del que tenía
en Jeju. No era muy caro y podía entrar inmediatamente a vivir. A la semana viajo
en barco -mucho más barato que el avión- y John se encargó de recogerlo en el
puerto donde desembarco. Los dos juntos se dirigieron hacia su nuevo hogar. Realizo
la entrevista al día siguiente, tras deshacer las escasas maletas que llevaba
consigo. Consiguió el trabajo ridículamente fácil, o eso pensó él después de algo
más de un año de negativas.
΅ː♡ː΅
Aún echaba de menos a su madre, aunque los últimos meses que compartieron, ella
estaba casi siempre con mal aspecto, agotada y enferma, siempre trataba de dar lo
mejor de sí para regalar una sonrisa a su hijo y darle ánimos para continuar. Una
lágrima resbaló por su mejilla sin siquiera ser consciente hasta que vio la marca
que dejo en las sábanas grises de su cama.
Decidió levantarse, no era momento de recordar cosas tristes, seguiría adelante por
su madre y por él mismo. Miro la hora que le devolvía el teléfono, tenía tiempo de
sobra. Se desperezó, estirando y relajando los músculos contraídos. Se dirigió a la
ducha no sin antes darse cuenta del creciente estado de su miembro.
Habían pasado dos semanas desde que conoció al bailarín del club, una desde que
había vuelto al mismo lugar para volverlo a ver, un fin de semana desde que sabía
por Baekhyun, el chico rubio que los había atendido la primera vez, que Ty no
estaba trabajando más para ellos, al menos hasta el verano siguiente.
Desde la primera noche que paso desde su encuentro Jaehyun no se lo había podido
sacar de la cabeza, y no solo la de arriba. Cada vez que se masturbaba le era
imposible detener el pensamiento de los suaves labios de aquel chico, de sus
cabellos rosados, de su cuerpo ligero pero fuerte y musculoso, de su pequeña
cintura, de su gr...
Mierda...
Realmente nunca se había sentido así, incluso cuando había tenido una relación más
larga, al romper nunca, jamás, se había sentido de esta manera, tan dependiente,
tan nostálgico, tan necesitado; y estaba prácticamente seguro de que era imposible
volver a encontrarse con aquel chico, es decir, ¿quién sería tan estúpido que ir
por las calles tan tranquilo siendo que alguno de sus "fans" podría reconocerlo? Si
como le habían dicho, solo había trabajado durante los meses de verano, era
probable que fuera de alguna otra ciudad y que actualmente se encontrara como
Jaehyun, preparándose para ir a trabajar.
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💜♦️
Cuando se quiso dar cuenta la puerta estaba siendo tocada impacientemente, debía
ser Johnny, era Johnny. Jaehyun no sabía como había aguantado tanto tiempo a una
persona tan hiperactiva y entusiasta a su lado. Jaehyun era más bien calmado, le
gustaba el silencio y las noches de lluvia mientras leía algo en su casa. Aunque
también le gustaba salir, en algunas ocasiones y su actitud era totalmente
diferente.
Para una sola noche, era su estándar, nunca se había planteado la posibilidad o le
había interesado el mantener una relación a largo tiempo, siempre se había sentido
más cómodo con relaciones más cortas. Lo máximo que había durado con una persona y
fue nada más que un sexpa, había sido un mes.
Se dirigió hacia la puerta para dejar pasar a su amigo. Johnny entró como si fuera
su propia casa, con la confianza que le caracterizaba. Jae estaba tan acostumbrado
que ni siquiera se molestó en quejarse en voz alta, se limitó a recoger su maletín
de su habitación, poner dentro el teléfono, las llaves y su cartera para después
colocarse el abrigo negro sobre el traje y ambos salir del apartamento rumbo al
Instituto donde trabajarían ese año.
Jae estaba tan acostumbrado que ni siquiera se molestó en quejarse en voz alta, se
limitó a recoger su maletín de su habitación, poner dentro el teléfono, las llaves
y su cartera para después colocarse el abrigo negro sobre el traje y ambos salir...
No era una buena mañana, su despertador no había sonado y le quedaba solo media
hora para ducharse y arreglarse antes de ir al Instituto. Se aseó de la manera más
rápida que pudo, solamente le dio tiempo a coger una manzana cuando el timbre de su
casa sonó.
Su madre había dejado una nota en la cocina diciendo que había tenido un llamado de
emergencia del hospital donde trabajaba, así que no podía ser otra persona que su
amigo.
Ten era el más cercano a Tae desde que tenía memoria. Se conocieron en la primaria
cuando apenas tenían 7 años, desde un primer momento Taeyong fue reacio a la
sonrisa y entusiasmo incontrolables del pequeño niño tailandés, desde que su padre
los había abandonado, su corazón se había hecho de piedra solamente dándole acceso
a su madre.
Con el paso del tiempo y la insistencia del castaño, Tae fue abriendo espacio, poco
a poco en su maltratado órgano a una nueva persona. Desde ese momento eran
inseparables. Ten había sido su cómplice en la idea loca de bailar y trabajar en
aquel club nocturno durante el verano, le había cubierto cada viernes por la noche
diciendo que se quedaba en su casa a dormir. Aunque no fuera del todo mentira pues
cuando acababa del club, Tae siempre acudía a la casa del castaño, era una excusa
fácil que les había servido durante tres meses. Por esa razón casi les da un
infarto hace dos semanas cuando estuvieron a punto de pillarles en su mentira.
Afortunadamente, la casa de Ten no quedaba lejos del club, estaba más cerca que la
de Tae por lo que pudo llegar unos minutos antes que su madre y pensar una excusa
creíble por la que no le había cogido el teléfono. Ahora que lo recordaba era
incluso gracioso.
Hace dos semanas había sido demasiado, y no solo por el mal trago que paso con su
madre, sino porque inevitablemente cuando se acordaba de esa noche, su mente volvía
a los salvajes besos que había compartido con aquel dominante y sexy tipo, como
este había poseído tan bien su cuerpo, tanto que Taeyong había conseguido un nivel
de sumisión que no había alcanzado con nadie, provocándole varios sentimientos
encontrados al recordarlo.
Por una parte le excitaba en demasía, aquella cesión del control, aquella aura ruda
y fuerte le dejaba el cuerpo temblando y nada más que a base de recuerdos; pero
también le aterraba, no podía imaginarse si en unos pocos minutos se había sentido
así, si había caído tanto por el hombre, por su toque, por su voz, ¿cómo hubiera
sido si hubieran llegado más lejos? Tae podía jurar que si el castaño le hubiera
pedido rogar de rodillas le habrían faltado segundos para hacerlo, incluso se
habría tomado la molestia de dejar caer alguna lágrima para conseguir el contacto
con el más alto y no estaba completamente seguro que hubieran sido falsas. Joder
realmente le había jodido la mente aquella noche y no ayudaba que prácticamente
todas las mañanas se despertara con una erección debida a algún sueño húmedo que
había tenido con el castaño.
Taeyong se había estado atormentando por la promesa de lo que podría haber sido y
no fue, se arrepentía enormemente de haber dejado colgado al mayor en los baños del
club y eso era otra cosa que le daba pavor, él jamás había pensado más allá, claro
solía tener un buen recuerdo de sus encuentros sexuales, pero nunca había estado
tan "colgado" si se podía decir así, de una experiencia frustrada y vaya si había
tenido. En alguna que otra ocasión le habían dejado con el orgasmo en las puertas,
otra su pareja le hacía una mamada tan malditamente mala que no podía casi ni
quedarse recto por mucho que lo intentara, incluso había habido una vez que un tipo
le había pedido ser él el pasivo, y claro Taeyong se había descojonado en su cara.
Tae no tenía nada de activo; vale si, se encontraba en esa clasificación a la que
se denominaba brat, pero seguía siendo un sumiso en toda regla, algo que había
descubierto con sus recientes búsquedas en la red; que le gustara el juego de
pelear por el poder y cederlo cuando el dominante realmente se impusiera y
mereciera su actitud de lindo gatito, no significaba que tuviera madera de activo,
ni siquiera le atraía la idea de metérsela a alguien.
Definitivamente, no quería un enganche emocional con nadie, aunque bueno tal vez
los vientos cambian y los corazones se aceleran, y eso es algo que ni Taeyong ni
nadie podía controlar, por muy conscientemente reticente que fuera.
Salió de sus recuerdos cuando el timbre volvió a sonar, sujetó la manzana entre sus
dientes mientras se ponía la mullida chaqueta blanca, se pasaba la mochila por los
hombros y cogiendo las llaves y su teléfono salió de la casa. Los dos amigos al
verse se dieron un abrazo y si dirigieron hacia el Instituto dónde cursarían su
último año antes de los exámenes de acceso a la Universidad.
Charlaron y bromearon de todo un poco, se les hizo corto el camino hasta la
institución.
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Un bufido salió de entre los labios de Taeyong cuando se encontraron con la verja
abierta de par en par esperando a que comenzaran a llegar los alumnos y profesores.
- Venga hombre que no es para tanto- Dijo Ten en un tono alegre. Él pensaba que Tae
era un exagerado. Sí, hay que admitir que las clases eran aburridas a morir, pero
seguro habría gente nueva que conocer, alumnos o profesores y eso ilusionada el
amable y cariñoso corazón del tailandés.
Conocer personas y socializar era una de las mayores aficiones de Ten, le encantaba
poder ser abierto con todo aquel que necesitara ayuda o que simplemente tuviera
ganas de mantener una conversación. Era muy difícil borrar la sonrisa de la cara de
Ten y eso a Taeyong a veces, le ponía de los nervios, en realidad demasiado a
menudo.
- Eso lo dices porque a ti te va bien con las notas, yo por mucho que me esfuerzo
sigo siendo uno de los peores de la clase y estoy harto de los profesores que me
meten en el mismo saco que Wang o Tuan.
Jackson Wang, Mark Tuan, Jay B, Jinyoung, Youngjae, BamBam y Yugyeom eran un grupo
de siete chicos repartidos en las diferentes clases del mismo nivel que Taeyong y
Ten. En su clase estaban Wang y Tuan. Eran algo así como los más populares de la
escuela desde prácticamente el principio y algunos como los que compartían con Tae
y Ten no se destacaban por estudiar mucho, siempre se sentaban al final del aula y
entre dormir y armar escándalo con sus chistes pasaban las horas de clase. Pero lo
que frustraba a Tae era que lo compararan y lo metieran en el mismo saco que a
ellos; aunque sus notas no se diferenciaban mucho, el esfuerzo que ponían para
conseguirlas era totalmente diferente. El pelirosa podía pasarse una semana
estudiando para un único examen y no conseguía subir del aprobado raspado, con
mucha suerte lograba alcanzar el 6 y eso era una fiesta en casa. Le frustraba
demasiado. De verdad que le gustaría solo bailar y cantar en una academia
especializada a memorizar fórmulas matemáticas y declinación verbales. Pero para
eso tenía que primero superar la preparatoria, alabado sea -quien sea- que solo le
quedaba un año en ese infierno llamado educación obligatoria.
Se dirigieron hacia la clase asignada para su nivel ese curso, siendo conscientes
de lo solitario que estaba todo. En realidad aún quedaban 15 minutos para el inicio
de las clases, maldito Ten y su obsesión por la puntualidad. Cuando llegaron al
aula se sentaron en primera fila, en una esquina que tenía la ventana al lado, a
Taeyong le encantaba el aire cálido que le llegaba desde el exterior, el ruido de
los pájaros del pequeño jardín que se encontraba en la parte posterior del edificio
y al cual estaban dirigidos los ventanales. Ten a su lado comenzó a sacar los
libros, libretas y lápices poniéndolos sobre la mesa de una manera tan simétrica y
perfecta que rayaba lo enfermizo. Tae se limitó a dejar la mochila de cualquier
manera sobre la superficie de madera, sentarse de forma relajada en la silla, meter
sus manos en los bolsillos de su chaqueta y dirigir la mirada hacia el exterior.
Debía ser una puta broma, una retorcida y jodida broma. En su mente Taeyong
confirmo que el destino era cruel, rencoroso y jodidamente oportuno, no podía estar
pasando realmente.
≽ ⌔ ≼♦️
≽ ⌔ ≼♦️
≽ ⌔ ≼♦️
≽ ⌔ ≼
Johnny se pasó todo el camino hablando sinsentidos como solía; podía captar la
incomodidad del castaño por lo que decidió tomar la dirección de la conversación y
si, Jae debía admitir que apreciaba eso de su amigo.
John Seo sabía leer tan bien al castaño que sin siquiera una palabra empezaba a
hacer lo que fuera necesario para que se sintiera bien y subirle el animo, incluso
alguna vez en la que Jaehyun caía en uno de sus ataques de pánico a causa de su
neurótica idea de no ser suficiente, de no ser lo bastante bueno o la tonta idea de
que iba a suspender le llegaba a la cabeza, Johnny había estado ahí, distrayendo a
la hiperactiva y paranoica mente de su mejor amigo.
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Como se les había indicado el primer día, aquel que habían firmado el contrato y se
habían dado de alta en el sistema del colegio, se dirigieron a la sala de
profesores. Aún no se veían alumnos por los pasillos o en las aulas, eso les daba
tiempo para recoger la lista de sus clases y sus horarios y dirigirse cada uno a su
lugar correspondiente, cada uno a alguna aula del gigantesco recinto.
Entraron por la pruerta principal pasando la conserjeria y abanzaron por uno de los
pasillos a su derecha. Se encontraron nuevamente con la puerta al frente que ponia
con una placa de metal "Dirección" donde habían estado la primera vez. Ahora
giraron nuevamente a la derecha para encontrarse con otra puerta en la que se
indicaba que era la sala de profesores.
- ¡¡Mis chicos nuevos han llegado!!- exclamo el director Wong Lucas con los brazos
alzados como si esperara un abrazo. ¿Acaso esa era una actitud para ser director de
una institución semejante? Realmente el que se suponia debía ser el más serio y
sensato muchas veces actuaba como un niño, con esa gran sonrisa y esos gestos
amables hacia los demás.
El repentino entusiasmo del joven director provocó que muchas de las personas que
antes estaban charlando tranquilamente entre sí, o las que ordenaban de manera
nerviosa sus papeles, se volvieran hacia la puerta de entrada, aunque sus caras no
parecian sorprendidas por la actitud de su jefe miraron fijamente hacia los recien
llegados. Jaehyun sintió su cara arder, era un tanto vergonzoso ser el blanco de
tantos pares de ojos, pero claro a Johnny no le afectaba lo más mínimo. Este se
acercó para estrechar la mano del director y de su secretario siendo seguido por
Jaehyun con una máscara de seguridad y autoridad que sus rasgos afilados y duros le
permitían fingir bastante bien.
- Qué tal están? Espero que hayan pasado una buena semana. Les damos la bienvenida
de nuevo- dijo Jungwoo cuando estrecharon su mano con una venida de cabeza y una
sonrisa. Estaba claro quien era el sensato el la relación, profesionalmente
hablando, por supuesto.
- Déjenme presentarles al resto de docentes con los que compartirán espacio este
curso. Luego por la tarde hay más docentes que se encargan del resto de cursos por
lo que no coincidiran con ellos.
Se dirigieron hacia un grupo de dos hombres junto a Wong, uno rubio un poco más
oscuro que el de Johnny y con gafas de metal, otro muy alto y con el pelo negro y
dos mujeres una también con la cabellera rubia con las puntas azules y la otra
castaña, más alta que la anterior y con los rasgos más fuertes. Los fue señalando
uno a uno por este orden y diciendo:
- Estos son los profesores Lee Minhyuk, de artes plásticas. Son Hyunwoo de
educación física. Kim Minjeong de lengua y literatura y Yu Jimin de literatura
inglesa.
- Es un placer, mi nombre es Lee Minhyuk, espero que podamos trabajar bien entre
nosotros y ser amigos- Dijo con una gran sonrisa mientras estrechaba la mano de
ambos efusivamente
- Es un placer, mi nombre es Lee Minhyuk, espero que podamos trabajar bien entre
nosotros y ser amigos- Dijo con una gran sonrisa mientras estrechaba la mano de
ambos efusivamente. Con su actitud parecía un pequeño cachorro con ganas de jugar.
- Qué tal? Soy Winter, es un placer, espero que estén a gusto aquí- dijo en esta
ocasión la del cabello rubio. Parecía pequeña, con una sonrisa tímida y un tono de
voz suave, casi susurrando; había visto mal o se escondía un poco detrás del cuerpo
de la castaña?
- Mi nombre es Karina, espero que trabajemos bien juntos este año- parecía una
chica muy formal, pero amable, se le notaba que era de esas personas que no
sonreían mucho, pero cuando lo hacían podían deslumbrar a cualquiera. Se llevaría
bien con Jae.
Como había hecho antes, Lucas fue señalando a cada uno mientras los presentaba. Una
chica con el pelo corto sobre los hombros, negro y algunas mechas blancas, otra con
el pelo castaño, bajita y cara adorable. Finalmente un chico alto con el pelo corto
negro, el flequillo caía por su rostro hasta sus ojos, lo que hacía que se lo
alegaba hacia atrás cada pocos segundos, siendo síntoma más de manía que de real
necesidad.
- Estos son Shin Ryujin de biología, Choi JiSoo de ciencias y Hwang Hyunjin de
filosofía. Por cierto, Hwang donde esta Lee?
- Lucas tú sabes cómo es, se le han pegado las sábanas, y lo he dejado dormir como
un bebé hasta que se despertara como un gato asustado y corriera por su vida para
llegar a tiempo
- Lucas tú sabes cómo es, se le han pegado las sábanas, y lo he dejado dormir como
un bebé hasta que se despertara como un gato asustado y corriera por su vida para
llegar a tiempo. No debería tardar mucho en aparec...
Y en eso entro en la sala un chico bajito, con el pelo rubio y pequitas repartidas
por debajo de sus ojos y por su nariz, realmente era adorable como intentaba
recuperar el aliento apoyando en el marco de la puerta con los ojos cerrados. De
repente abrió los ojos como si hubiera recordado algo, barrio con la mirada la sala
y con una cara de pocos amigos se dirigió al grupo en el que Jae y John se
encontraban, ambos un tanto perplejos por la situación.
Cuando el rubio llego delante del que habían presentado como el profesor de
filosofía, el cual estaba sonriendo de forma altanera y ridículamente sexy, empezó
a golpearle en los brazos y el pecho como un niño con una rabieta.
Cuando le soltó el rubio no parecía ni saber donde estaba, en eso Hwang le giro y
aún abrazándole por la cintura dijo:
- Este es Lee Felix, enseña historia e historia del arte, y es mi novio- le dio un
rápido beso en la mejilla y ambos sonrieron, uno satisfecho, orgulloso y el otro
avergonzado, sonrojándose.
- Bueno ahora que has llegado, estos son Seo Johnny que impartirá las clases de
matemáticas y Jung Jaehyun de economía aplicada.
- U-un placer conocerlos. Perdón por llegar tarde- eso último se refirió más a
Lucas que con un movimiento del brazo le restó importancia.
- Ahora que estamos todos, me gustaría darles la bienvenida un año más. Espero que
este gran equipo se mantenga por muchos más y que trabajemos para dar la mejor
educación a esos niños. Como siempre quiero recordarles que recojan sus horarios
tanto de clases como de patios y biblioteca que están sobre la mesa. Por favor
revisen sus listas de clase e intenten aprenderse los nombres de los estudiantes,
eso sería de gran ayuda para que se sientan cómodos. Por último, he de avisar que
los Got7 están actualmente en último curso, así que demos lo mejor de nosotros
porque este año sea fructífero y no se dejen llevar por sus jugarretas como lo hizo
el profesor de economía el año pasado. Muchas gracias por su atención y buena
suerte.
- O si, no te preocupes Jung, sé que podrás manejarlo. Got7 es como se hacen llamar
un grupo de amigos que siempre van juntos, actualmente están repartidos en las
diferentes clases de último curso. Algunos son un tanto gamberros, no obstante los
siete son como los más populares de por aquí. Este curso los separamos porque por
un error administrativo el año pasado quedaron en la misma clase todos y para el
profesor que te precedió fue un poco demasiado. Si no me equivoco tú solo trataras
con Tuan y Jackson, aunque puedan ser un poco ruidosos muchas veces, normalmente se
pasan las clases durmiendo así que no te preocupes demasiado.
Eso no alentó mucho al castaño, sin embargo, prefirió no preocuparse mucho por
ahora, juzgaría por el mismo a esos chicos. No le gustaba mucho la idea de tener
prejuicios sobre alguien que ni siquiera había conocido aun.
Con eso en mente se despidió de sus compañeros que estaban sentados alrededor de la
mesa leyendo la información sobre sus alumnos, bueno todos menos, ¿Felix?, si no se
equivocaba ese era su nombre. Este se encontraba aprisionado por los brazos de
Hwang y sentado sobre su regazo al parecer de mala gana, pero tampoco parecía
intentar desquitarse, y tampoco parecía sorprender o alarmar a nadie más, por lo
que supuso era algo normal entre ellos.
Subiendo las escaleras hasta el tercer piso fue recorriendo los pasillos, viendo
que en alguna clase empezaba a haber algún que otro alumno, solo o en grupos
pequeños. Cuando llego al frente de la puerta cerrada que tenía un cristal alargado
opaco, que no dejaba vislumbrar nada del interior más que unas manchas borrosas,
sino que solamente permitía pasar algo de luz, inspiro y expiro fuerte, tenía que
relajarse y tomo profundas respiraciones; después de un rato con los ojos cerrados,
cogió la manecilla de la puerta y la abrió.
Se quedó helado al darse cuenta de que había dentro de aquella aula. Era una clase
amplia, iluminada fuertemente por la luz de los ventanales que daban a los árboles
que se alzaban desde el patio trasero. Se quedó en la puerta inmóvil cuando aquel
par de alumnos se giraron y enfocaron su vista en él. Unos ojos oscuros, rasgos
afilados, delgados y suaves labios, todo aquello enmarcado por su rosado cabello,
fue todo en lo que pudo concentrarse Jaehyun en ese momento.
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Taeyong podría jurar que se le paró por un segundo el corazón al ver al tipo con el
que se había liado en el club entrar como si nada a su aula. Y es que aún con los
nervios a flor de piel había algo en su cabeza que no parecía notar ese malestar
externo. En su interior era un lío de emoción y entusiasmo, pero también de
excitación y temor. Una parte de él no paraba de imaginar los escenarios posibles
que podrían venir a continuación, mientras que otra se estaba martirizando por el
hecho de que teóricamente él no se pillaba por nadie. Y lo que estaba jodiendo más
aún su mente era que se estaba planteando el cómo actuar con el castaño en vez de
preguntarse por qué estaba el castaño allí, en su clase, en su instituto.
Ahora estaba enpezando a percibir los detalles. Su mirada, vago por el cuerpo del
castaño, vestía un traje gris que se ceñía peligrosamente bien a su tonificado
cuerpo, una corbata roja se cerraba alrededor de su cuello, en la cabeza de Tae ya
estaban pasando imágenes de para todo lo que podía usar esa corbata. Joder, un
trozo de tela... un trozo de tela no debería verse tan malditamente sexy.
Sobre uno de sus brazos llevaba un abrigo negro y un maletín del mismo color.
Finalmente, su mirada se detuvo en la típica carpeta que llevaban a todos lados los
profesores de su instituto, era una carpeta que le tenía amargada la vida a Tae-...
espera. un. maldito. segundo.
¿Aquel hombre increíblemente caliente y sexy con el que casi, un casi tan casi que
le asustaba, había tenido sexo hace apenas dos semanas en los baños de un club
donde Taeyong había estado rapeando y bailando descaradamente delante de 200
personas mínimo, ahora estaba frente a él con una jodida carpeta de profesor, en su
instituto?
Nononono, no podía estar pasando, no, esto era demasiada mala suerte incluso para
Lee Taeyong.
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Aunque no podía negar que con uno extremadamente apetecible, tan bonito y salvaje a
la vez. Joder esto le estaba volviendo loco. ¿Cómo podía ser que estuviera
sintiendo cosas tan diferentes en ese mismo momento? Por un lado, su cabeza le
estaba martirizando, ese chico no debía superar los 18, ni siquiera sabia si era
mayor de edad. Por otro lado, era su alumno y eso estaba malditamente mal. Perooo
si lo pensaba bien aún no estaba trabajando para el instituto la noche del club,
¿no? Pero eso no justificaba los pensamientos y las ganas que tenía ahora mismo de
abalanzarse sobre él y de manera posesiva marcarlo con sus labios, con sus dientes
y-
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Quería sentir hasta donde podía llegar con aquel hombre, si es que el otro lo
consentía, aunque bueno, ¿cuándo Lee Taeyong ha necesitado el permiso de nadie para
conseguir lo que él quiere? Y ahora mismo lo que quería era su castaño, alto y
musculoso profesor de economía. ¿Difícil? Eso no era un impedimento para lo
descarado que podía llegar a ser.
≽ ⌔ ≼♦️
≽ ⌔ ≼♦️
≽ ⌔ ≼♦️
≽ ⌔ ≼♦️
≽ ⌔ ≼
Los dos pares de ojos que permanecían fijos en los contrarios reaccionaron, ambos
abrieron la boca, dispuestos a hablar, no sabían que decir, solo sabían que debían
decir algo, lo que sea, conseguir un To be continued y no un The End.
- Jisung, ¿él es nuestro profesor? Es muy joven...- el chico de pelo verdoso que se
situaba al lado del rubio de tierna sonrisa hablo como si Jae no pudiera
escucharlo, pero la verdad es que el castaño apenas era consciente de que estaba
pasando, no había puesto atención a las palabras del rubio y mucho menos a las que
le siguieron.
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Sobre la mesa comenzó a deshacer su maletín un poco más conectado a la realidad que
le rodeaba, mientras oía como una gran cantidad de alumnos se iba adentrando en la
clase y se sentaban en las mesas distribuidas por parejas. Hubo algunas quejas por
no poder sentarse junto a la persona que quería. Hubo una gran cantidad de
conversaciones superpuestas y algunas risas.
Sacó los libros que utilizaría para dar las clases y colocó al lado el cuaderno que
utilizaría para apuntar las faltas de asistencia, notas... Jaehyun abrió este
último viendo por primera vez las fichas de los alumnos que antes le habían
comentado en la sala de profesores, en verdad debería haber revisado esas fichas
antes de correr hacia la clase que le habían indicado; al menos no se hubiera
impesionado tanto o habria podido prepararse mejor a la hora de ver al chico como
uno de sus alumnos. Pensandolo bien, si Jaehyun hubiera sabido que Tae estaria
recibiendo sus lecciones, de antemano, seguro hubiera podido disfrutar mejor de las
expresiones que puso el menor al verlo allí, en el umbral de la puerta, y no haber
estado tan sumamente impactado con la bella imagen frente a el que apenas registro
nada durante ese tiempo. Una pequeña y casi imperceptible sonrisa aparecio en sus
labios mientras imaginaba al más bajo todo altanero y orgulloso presa de la
confusión. Seguro se pareceria a un gatito, mirando a todos lados con esos ojos
brillantes oscuros y esos labios un poco abultados.
Dios, ¿habiamos dicho que seria una mala idea tener una puta erección en mitad de
una clase con adolescentes, verdad?
Para intentar distraer a su mente de aquella tentadora imagen, Jaehyun fue pasando
las hojas de ese tipo de libreta donde tenía una hermosa fotografía de cada uno de
los alumnos; bueno, más bien, fotografías comunes de sus alumnos y una muy especial
de un chico en concreto de hebras rosadas.
Jaehyun intento no hacer contacto visual con el menor, si no, no sabía si podría
controlar los impulsos que le instaban a moverse hasta el pupitre -que alabado sea
quien sea de ahí arriba o abajo estaba en primera fila y podría verlo claramente en
sus clases- y devorar la boca del de ojos noche. En realidad no debería ni siquiera
estar pensando en eso o tendría un problema difícil de disimular en su primer día
de trabajo, en un aula llena de menores de edad.
Realmente era muy mala idea tener una erección en ese momento.
Girando sobre sus propios talones se encontró con la pizarra colocada detrás de su
escritorio, partió una de las blancas tizas que se encontraban dentro de una
pequeña caja azul y comenzó a escribir con una elegante letra su nombre en la
superficie negra.
♦️
💜♦️
Sin embargo, escuchar esa voz, esa gruesa, y tentadora voz que le recordaba cada
mirada hambrienta que habían compartido hacía demasiado tiempo, le hacía sentir
cosas que no había experimentado nunca y que no podía identificar con claridad, lo
que significaban.
Su cuerpo empezó a vibrar con cada palabra, cada sílaba era como una caricia para
la piel de Taeyong que comenzó a erizarse. El corazón le comenzó a latir más rápido
y le faltaba la respiración, o tal vez simplemente ni siquiera era consciente de si
estaba respirando o no, demasiado concentrado en dirigir y fijar su mirada en el
castaño que ahora sabia se llamaba YoonOh.
Si, en ese mismo momento la mente de Taeyong era un caos, ni siquiera se ponía de
acuerdo con sus propios pensamientos, y es que su inconsciente sacaba a relucir lo
que internamente sentía y eso era nada más ni nada menos que una gran atracción,
mezclada con un gran deseo y un incipiente sentimiento que para muchos es una
enfermedad, para otros lo mejor del mundo y para unos pocos simplemente algo
inevitable.
Am-
El tic tac del reloj de pared que se encontraba en el aula del 3A hacía pesado cada
segundo que pasaba
El tic tac del reloj de pared que se encontraba en el aula del 3A hacía pesado cada
segundo que pasaba. Jung Jaehyun, como nuevo profesor de economía aplicada estaba
pasando con total parsimonia la lista de sus apenas 20 alumnos.
Lee Taeyong sentado junto a su amigo cada vez se ponía más alerta, más nervioso,
cada nombre pronunciado por aquel hombre que le hacía temblar, y no de miedo, sino
más bien de expectación, provocaba que al delgado cuerpo del pelirosa le recorriera
un escalofrío desde el más alto pelo tintado hasta la planta de sus pies. Había
soportado el inmenso e inagotable tiempo que le costó a YoonOh comprobar si los
alumnos de la A a la I se encontraban en clase. No creía estar preparado para
aguantar más anticipación a lo que pasaría una vez lo nombrara a él, y al mismo
tiempo no quería que el momento llegase nunca.
— Jeon Jungkook— dijo en ese tono autoritario que dejaba a cada nombrado con la
piel de gallina.
— Presente— soltó enérgicamente un chico con el pelo oscuro y largo por sobre los
hombros, algunos mechones le cubrían su ojo izquierdo por lo que siempre tenía la
manía de echárselo para atrás, gesto el cual disfrutaban muchas de las chicas de la
clase y algunos chicos también. Tenía el rostro de quien usualmente sonríe, con los
ojos oscuros, pero brillantes de quien disfruta la vida.
—Kim Taehyung— volvió a hablar tras marcar un "check" en su libreta al lado del
nombre anterior, como lo venía haciendo desde el principio.
Entonces Taeyong elevo su mirada hacia el castaño que aún se mantenía cabizbajo en
dirección a la libreta, fingiendo indiferencia respecto al alumno que había
nombrado. Aunque claro, desde fuera a ojos de las miradas puestas en él, nadie
podría decir lo contrario, se estaba comportando con suma normalidad, pero dentro
de la mente del castaño se estaba forzando mucho a sí mismo para no mirar antes de
tiempo al pelirosa, se suponía que él no le conocía. Por dios como no respondiera
rápido le iba a ser muy difícil contenerse. Quería, no, necesitaba posar su mirada
en la contraria, sentir ese escalofrío que le había y seguía provocando aquellos
ojos que, según la muy objetiva visión del mayor, podían reflejar el firmamento.
Jaehyun bajo nuevamente la vista hacia la libreta para marcar con un check la
presencia de su alumno. Una muy sutíl sonrisa se presentó en sus labios orgulloso
de las reacciones de su pequeño niño, eso no paso desapercibido para Tae que se
pasó la lengua por los labios deseando besar los ajenos.
- Aquí. Puede llamarme Ten- Ten, el mejor amigo de Taeyong estaba un tanto perplejo
por toda la situación. Bueno primero porque aquel profesor había sido la primera
jodida persona desde que salió de Tailandia que había pronunciado su nombre sin
problemas y a la primera, había que reconocerselo al hombre. Pero lo que más le
estaba alterando eran las reacciones del pelirosa, pues no eran normales, podía
notar la tensión de su cuerpo a su lado. Y como no, había reconocido la voz de
aquel hombre que oyó a través de la llamada que había hecho a Tae esa noche hacía
dos semanas. Dios mío, si lo que Ten estaba pensando era lo correcto Tae estaba
jodido. Claro, no conocían para nada al castaño, ¿y si se lo contaba al director?,
es decir, ¿qué si le decía que Tae había estado trabajando en un club nocturno sin
siquiera tener la mayoría de edad? Su madre definitivamente le mataría, de eso
estaba seguro, la señora Lee a veces podía dar mucho miedo. Pero claro, juzgando la
expresión de su amigo pelirosa a su lado, este estaba más preocupado en examinar
detalladamente, embobado y totalmente ajeno a lo que pasaba a su alrededor, al
nuevo profesor, de arriba a abajo, como si su más querido amigo fuera un escaner y
el nuevo profesor un documento muy valioso. Realmente esto le traería muchos
dolores de cabeza a Ten, pero quién sabe si el caprichoso destino también le tenía
algo preparado al pequeño tailandés.
- Si, lo soy.
- No es necesario, pero gracias. Cuando me mude adquiri un segundo nombre, Lee Ten.
Estoy acostumbrado.
- Lee entonces- sentenció- ¿Le gustan las matemáticas Lee?- pregunto de la nada.
- Por nada...
Sin saber porque Ten vio como el castaño le diriguía una pequeña sonrisa. ¿Qué
mierda? penso Ten...
- Na Jaemin
- Presente- habló el que anteriormente había estado hablado con uno de sus amigos
como si el profesor del que se referia realmente no estubiera delante de ellos.
Siendo sinceros, Jae en ese momento no era 100% consciente de lo que pasaba
alrededor suyo, pero aún así.
Taeyong seguía observando atontado con cada acción que realizaba el mayor. De
verdad que ese cuerpo que se podía distinguir levemente a través de su ropa debía
ser pecado y ya era suficientemente malo que, al volverlo a ver y poder estudiarlo
sin reparo, más cuidadosamente, sintiera como las yemas de sus dedos cosquilleaban.
Mierda, jodidamente estaba reconociendo la sensación que provocaba el contacto
entre sus manos y los brazos o el pecho o el cuello o el pelo del castaño mientras
recorría con su mirada esos lugares.
Abrió y cerró los puños intentando deshacerse en cierta medida de la tensión que
poco a poco le estaba invadiendo mientras expulsaba y tomaba aire de forma pausada
y profunda. Dios, ¿lo peor de todo eso? Tae estaba notando como una leve erección
se estaba formando dentro de sus pantalones. ¿En serio debía aguantar dos horas
así, con esa grave voz que lo único que conseguía era excitarlo más y más?
♦️
💜♦️
Sin ser consciente de todo lo que le pasaba por la cabeza a su ahora alumno -
favorito- Jae continuo con la comprobación de asisténcia.
- Park Jisung
- Si- una voz cantarina y un poco grave contesto, con una radiante sonrisa en el
rostro del portador. Era el chico que había estado antes pidiendo el permiso para
entrar en el aula. Se veía un poco demasiado adorable.
- Tuan Mark
- ...
Silencio.
- ¿Y usted es?
- Muy bien señor Wang, por favor, haga el favor de despertar a su amigo o me veré
en la obligación de sacarlo de clase- todos se quedaron un tanto atónitos, nunca,
ningún profesor había evadido las provocaciones de Jackson de una manera tan
"profesional". Normalmente, si respondía con algún comentario que implicara sexo,
estos se ponían nerviosos, tartamudeaban o incluso el año pasado el antiguo
profesor de economía se había sonrojado. Claro no funcionaba con todos los
profesores, Felix o Winter eran "víctimas" fáciles, pero Hwang o Kariana, vaya si
aguantaban el tipo. Al parecer el nuevo profesor también era bastante fuerte ante
comentarios fuera de lugar.
Con el mismo tono grave y profundo y el semblante serio y autoritario que a todos
les provocaba respeto y a uno excitación, declaró...
♦️
≽ ⌔ ≼♦️Agua fría en pleno agosto ♦️
≽ ⌔ ≼♦️
Fueron las dos malditas horas más largas que Taeyong había vivido en ese edificio.
¿Podía por un misero segundo apartar la mirada de su profesor?
Por favor, era adictivo. Esa visión del hombre que a su parecer estaba diseñado por
los ángeles; alto, con el pelo castaño semejante al tono que tiene el chocolate con
leche –que cabe destacar era el favorito de Tae –, enfundado en un traje que le
quedaba de muerte, ¿acaso se lo habían hecho a medida? ¿Por qué demonios le quedaba
tan bien? Dios, era exquisito.
Dándole la razón a su cabeza siguio observando al hombre; era realmente muuuy sexy,
totalmente el tipo de Taeyong, que ni siquiera sabía que tenía un tipo hasta que se
le presentó delante. Y fue aún peor cuando para comenzar a dar la clase
introductoria y leer el contenido de sus apuntes, su profesor, exacto ese tan
guapo, excitante e irresistible hombre se plantó unas gafas de metal en el rostro.
Dios ten piedad del pobre Taeyong que está agonizando ahora mismo.
Cállate cabeza
Abulto muy levemente el labio inferior frustrado de, incluso, tener que estar
discutiendo con su propia mente. Durante todo el tiempo que duro la clase estuvo
embobado mirando cada acción que realizaba el mayor y al mismo tiempo
recriminándose a sí mismo por estar como un tonto sin apartar su vista de lo que
realmente para él, era el mejor espectáculo. ¿Por qué debía verse tan bien la
tensión de una tela cuando YoonOh alzaba el brazo para escribir algo en la pizarra?
Casi no se había dado cuenta del paso del tiempo, ni siquiera escuchaba sonido o al
menos no diferenciaba palabras, solo ese profundo tono que seguro sería aún más
profundo y ronco –and horny– cuando gimiera, se podía imaginar como su vello se
erizaría si recibiera esos jadeos cerca de su oído. Diooos~...
Quería, no. Necesitaba salir de esa aula, irse a comer algo a la gran cafetería que
se encontraba en el primer piso junto con Ten y despejarse. Deshacerse de toda esta
tensión que su cuerpo había acumulado durante las primeras dos horas de la mañana.
Si, era la mejor opción.
Calmarse para afrontar el resto del día, aunque pensar que aún le quedaban otras
tres horas era una perspectiva bastante deprimente. Odiaba las matemáticas y más
aún si tenía que aguantar dos clases seguidas de hora y media para acabar la
mañana. No tenía buen recuerdo de los años anteriores; los profesores que le habían
impartido esa materia habían sido para decirlo mal y pronto unos cabrones. Por
mucho que Tae había asistido a todas las clases, hecho las actividades que mandaban
y pedido en diversas ocasiones ayuda a Ten e incluso a los mismos profesores, ellos
no habían visto más allá de los dos pircings de sus orejas y sus botones del
uniforme desabrochados dejando ver parte del pecho. Rápidamente, lo habían
clasificado como "pasota" juntandolo así al grupo de 7, algunos de los cuales no
tenían mayor interés en las clases que en ver, por ejemplo, el telediario del
mediodía.
Si lo vemos bajo ese punto de vista, no era muy alentador; solo pedía a los cielos
que escucharan su llamado y este curso su profesor de matemáticas no apestara, ya
que al menos ese día tendría que, además, lidiar con el recuerdo de las horas
anteriores y con una leve molestia en los pantalones.
Uff, no podía esperar para volver a su casa, comer algo y tirarse en su cama a
hacer nada. Tal vez masturbarse imaginando a cierta persona que le provocaba con
solo su voz y su mirada una erección.
Calla, insufrible.
Necesitaba pensar en todo lo que estaba pasando, necesitaba pensar en como encarar
a YoonOh.
Cuando deserto de sus pensamientos gracias a unos toquecitos en su hombro por parte
de Ten, procedieron a encaminarse hacia la puerta del aula, como todos habían hecho
ya. Se habían quedado los últimos, bueno también quedaba Jung. Pero no lo sabía
porque estuviera constantemente dirigiendo su mirada hacia él, no claro que no.
Fue divertido el notar como Taeyong –ahora sabia como se llamaba y le parecía el
nombre perfecto para su pequeño pelirosa– no podía apartar la mirada de su cuerpo,
dudaba siquiera que estuviera escuchando lo que decía, pero bueno, él se
encargaría...
Fue divertido el notar como Taeyong –ahora sabia como se llamaba y le parecía el
nombre perfecto para su pequeño pelirosa– no podía apartar la mirada de su cuerpo,
dudaba siquiera que estuviera escuchando lo que decía, pero bueno, él se encargaría
de darle clases privadas si es que no entendía la materia, ya podía imaginarlo y se
le hacía la boca agua.
Los alumnos no habían causado más alboroto del que pudiera soportar su rápidamente
agotable paciencia. Incluso los temidos por los profesores "Got7" se habían quedado
sobados a los 5 minutos de empezar con La historia teórica del estudio económico
mundial, parecía aburrido y lo era, pero necesario antes de comenzar con lo
"divertido" aunque bueno, tal vez fórmulas de estudio de mercado para entender los
altibajos de las acciones y otros entresijos de aparato comercial no era lo más
divertido para sus alumnos; al menos para él lo era.
Los dos "peligros" que se suponia tenía en clase, más que rebeldes adolescentes,
parecían unos bebes, incluso el que, y cito: estaba agotado por atender a su novia,
estaba tirando algo de baba con su boca entreabierta sobre sus libros abiertos. Les
dejaría un día de salirse con la suya, mañana se plantearía como educar a esos
niños ávidos de conocimiento inconsciente.
La alarma que indicaba que la clase acababa resonó por todo el edificio y se
preguntó como le habría ido a Johnny en su primera clase. Tampoco podía esperar a
la reacción de su amigo cuando descubriera que en el 3A había un, a su parecer,
adorable tailandés que parecía un cachorrito al que le encantaba socializar. John
estaba un poco demasiado obsesionado con los hombres de procedencia tailandesa,
Jaehyun no entendía la razón, pero ahí estaba. Aunque no excluyera a ningún chico
caliente si se le presentaba fuera de la nacionalidad que fuese, la única relación
en que el más alto defendía que sería total e irrevocablemente feliz, seria junto a
un tailandés de ojos grandes y expresivos y gran sonrisa. Vete tú a saber por qué,
pero Jaehyun no iba a juzgar al hombre.
Estaba dispuesto a ir a comer algo y charlar con su amigo pero de pronto se le vino
algo a la mente. En un principio iba a dejarlo pasar, se había dicho que en otro
momento lo abordaría, pero una oportunidad como esa no se presenta todos los días.
Había visto que su niño estaba demasiado centrado en observarle como para darse
cuenta que la clase había acabado, seguro se quedaría de los últimos, contando con
que aún debía recoger sus cosas.
Además, si jugaba bien sus cartas era una oportunidad en la que iba a estar
prácticamente a solas con él en la planta, demasiado alejados de cualquiera que
pudiera interrumpirles; no le volvería a suceder lo mismo que en el club. Tal vez
era una locura pero su consciente cedió ante el impulso más primario de su
inconsciente.
Viendo que los alumnos empezaban a dirigirse a la salida del aula tras sonar el
timbre procedió con su plan, literalmente trazado en dos minutos, ¿pero qué más
necesitaba? Era ahora o nunca, y definitivamente no quería un nunca en el posible
ellos.
Realmente se estaba volviendo loco por sus propios pensamientos, jamás había
pensado en un nosotros con nadie hasta el pelirosa y ni siquiera sabia si le
aceptaría, ni siquiera se estaba planteando los múltiples problemas por sus edades
o roles; debía intentarlo, quería que ese niño fuera suyo y lo conseguiría.
– Lee, quédese un momento, por favor.– dijo de pronto, haciéndose oír en los dos
pares de oídos que aún permanecían en el aula.
Quién le iba a decir que en unas semanas estaría improvisando una situación solo
para conseguir un contacto más íntimo con otro ser humano. Porque eso era Lee
Taeyong para él, no un chico de 18 años, su alumno; sino un humano, una persona,
una personalidad de la que estaba enganchado y de la que necesitaba más.
Quién le iba a decir a él, quien planificaba sus conquistas de una noche y
controlaba la situación pasase lo que pasara, que estaría desesperado por ser
correspondido en unos sentimientos nuevos y extraños.
Oh si tiembla bebé, pero no ahora, tengo muchas cosas pensadas para nosotros... –se
dijo Jung para sus adentros tras ver el rostro asustado del Lee que le interesaba y
ocupaba, bueno más bien, que había invadido su mente y cuerpo.
Al parecer el otro Lee estaba confundido. Antes incluso de que pudiera decir algo,
el tailandés se giró hacia su amigo con una pregunta silenciosa en sus ojos. Debían
ser íntimos o al menos conocerse desde hace bastante para poder leer sus
expresiones tan bien como lo acababa de hacer el de cabello rosado.
No fue hasta el segundo después de que Ten alcanzara a cerrar la puerta detrás de
sí, saliendo del espacio compartido, que Tae noto como se le tensaba cada uno de
los músculos de su cuerpo
No fue hasta el segundo después de que Ten alcanzara a cerrar la puerta detrás de
sí, saliendo del espacio compartido, que Tae noto como se le tensaba cada uno de
los músculos de su cuerpo.
Oh mierda, se había quedado solo con él. ¿Qué se suponía que debía hacer? No tenía
la menor idea. Por eso espero, alerta, a que el castaño hablara.
Él no era una pequeña cosa indefensa, se lo había demostrado aquella noche del
club, pero sinceramente, en ese momento no sabía donde meterse. Tan sumamente
desconcertado. No era capaz de alzar la cabeza para mirar a los ojos marrones más
profundos e hipnotizantes que había visto en su vida. De repente las gamas de
colores del suelo eran taan interesantes...
– ¿Piensas quedarte así todo el tiempo?– oyó pronunciar aquellas palabras tan
simples, pero que crearon una gran repuesta en su cuerpo. Claro era muy diferente
el escuchar la grave voz en una clase llena de otras personas, en tono distante y
desinteresado a este contexto donde estaban jodidamente solos en un mismo espacio
donde era muy, pero que muy probable que nadie escuchara su conversación; por 30
minutos los alumnos y profesores aprovechaban para recargar la poca energía que les
quedaba para continuar con el horario lectivo.
Taeyong alcanzo a levantar de manera lenta su cabeza, uniendo así su mirada con la
de YoonOh. Malditamente, sonaba demasiado bien ese nombre incluso pronunciado en su
cabeza, tenía tantas ganas de decirlo en voz alta y en alguna que otra situación un
tanto, más... comprometedora.
– ¿Mm?
¿Eso es lo mejor que puedes responder? Joder Taeyong ¿qué mierdas es ese "Mm"...?
Almas en sincronía.
Una vez mezcladas las miradas, el más alto acerco peligrosamente su rostro al
contrario. Tae empezó a hiperventilar, creía que le daría algo. Todo el modo Soy un
jodido gatito desobediente y que no se deja intimidar, se había ido por la borda
con solo unas pocas acciones del más alto. Bueno, en realidad con su sola presencia
Jung YoonOh había conseguido doblegar la voluntad del que, en el mundo del DS, se
conocería como un Brat. Tenía tantas ganas de probar algunas cosas que había estado
buscando en internet...
Taeyong había soñado con ser dominado muchas veces; más ahora que había encontrado
un tipo que encarnaba a la perfección su ideal de hombre dominante. Jung tenía un
cuerpo de ensueño, musculoso sin parecer dopado, grandes y suaves manos que
manejaban la piel de Tae a voluntad, mirada penetrante y la capacidad de cambiar su
expresión de un hijo de la gran puta a un adorable amante. Y lo más importante para
el sub, es decir Taeyong, era el hecho de que la noche que habían compartido en el
club había podido apreciar lo bien dotado que estaba YoonOh bajo su ropa. ¿Acaso el
pecado de la lujuria mismo había creado ese cuerpo con la intención de que fuera
una máquina del sexo?
Solo esperaba que su profesor estuviera en la misma línea y quisiera probar las
cosas que él quería, y si no, Tae se encargaría de mostrarle las ventajas de
seguirle el juego más excitante y caliente que pudiera imaginar. Después únicamente
tenía que esperar a que YoonOh cayera solito, pidiendo más.
΅ː♡ː΅
Cuanto más se acercaban a sus labios los contrarios, su respiración se hacía más
pesada, tan fuerte como los latidos que emanaba su corazón. ¿Era posible que un
corazón se saliera de emoción y anticipación?
El más bajo respondió con un jadeo amordazado gracias a que se mordía fuertemente
el labio inferior, impidiendo así que sonara vergonzosamente alto en aquel
solitario espacio. Poco a poco Jae se fue alejando para nuevamente quedar
enfrentados, una ladina sonrisa altamente exasperante pero tentadora impresa en los
labios del castaño.
Acompañado de una profunda inhalación se armó, como el buen coqueteador que era, de
toda la sensualidad que pudo reunir. Recorrió el torso musculoso del mayor con las
puntas de sus dedos, apenas un roce, pero que le permitió seguir los caminos que se
hacían entre los diferentes músculos, acabando su recorrido paso a posar sus manos
con las palmas abiertas, extendidas sobre el estómago bajo del castaño; una ligera
presión en la zona le hizo sentir lo caliente que estaba el cuerpo contrario bajo
la camisa de vestir. Malditamente parecía una estufa, le encantaría hacer una
siesta recostado sobre ese torso después de una buena ronda en cualquier momento.
Según su imagen mental era una idea espléndida.
– No sé, ¿tú crees?– de forma pausada susurro, con los ojos clavados en los labios
contrarios.
– ¿Cómo resolvemos esto señor Lee?– añadió en un tono similar YoonOh, como si
estuvieran compartiendo confidencias en medio de un mar de personas demasiado
cotillas.
Era inútil negar la gran atracción que se encontraba entre ellos dos, ninguno la
iba a eludir, era inútil.
Se quedaron más de los segundos necesarios uno clavado en la mirada del otro,
buscando, memorizando, recordando. De un momento a otro Jung había descendido sus
manos hasta la cintura del menor que no puso resistencia alguna, disfrutando de las
ligeras caricias que dejaban los pulgares del contrario en contra de sus costados
por encima de la fina camisa, debajo de su acolchada chaqueta corta. Se sentía en
el cielo con aquel íntimo y ligero toque, era tan suyo que su mente ya viajaba
imaginando y trasladando ese tipo de momentos en cualquier situación. Quería más de
eso y no lo iba a soltar.
No entendía como bajo la excitación del momento había acabado sentado sobre la mesa
de madera oscura del profesor, con Jung YoonOh entre sus piernas repartiendo
caricias por donde pasaban sus manos.
Era absorbente la sensación de los labios gruesos y cálidos del mayor sobre los
finos y suaves del pelirosa. Jaehyun no daba un respiro a su agitado corazón. Los
besos demandantes, testigos de un deseo ferviente, eran la prueba de lo que habían
añorado los labios ajenos durante esas semanas.
Tae se removía intentando aumentar el contacto, los roces, algo que pudiera aliviar
en alguna medida su creciente erección y el ardor en la piel que sentía. Tampoco su
interior daba tregua; las caricias y el contacto externo eran solo un reflejo de
esa necesidad de la que aún no era consciente, de la dependencia del otro, de saber
que estaba a su lado, que no le abandonaría. Él no.
Se sentía en el cielo, era como tocar agua fría en pleno agosto, sentía como
pequeñas descargas eléctricas recorrían su cuerpo. El cuerpo tenso y fuerte del
contrario le tenían prisionero en sus más fascinantes fantasías. Era como estar
viviendo de forma muy real un sueño húmedo. O incluso como estar representando una
escena en uno de esos clubs de BDSM. El rol demasiado cliché profesor-alumno; era
un clásico, pero funcionaba y definitivamente era maravilloso.
Entre sus románticos pensamientos y sus excitadas acciones, casi no fue consciente
cuando Jaehyun comenzó con falsas embestidas sobre su necesitado y húmedo miembro
aún cubierto con la ropa hasta que grandes corrientes de placer y los cosquilleos
por toda su piel, se intensificaron. Había algo demasiado estimulante en la forma
en la que estaban "follando" aun vestidos.
Tae tenía los brazos alrededor del cuello de YoonOh sujetándolo cerca, como si
temiera perderlo, como si temiera ser una vez más, abandonado. Su profesor se
separó de sus labios cuando sus empujes fueron más fuertes, apoyando su frente en
el hombro derecho de su alumno mientras lo sujetaba fuertemente de los muslos. Ese
tipo de agarre del que, el menor sabia, dejaría marca.
Bueno, si, sumiso pero no idiota. Tenía las ideas claras y el castaño era suyo, de
nadie más. Nadie, absolutamente nadie, tenía el derecho ni siquiera de mirarle.
Cuando el placer fue más fuerte que él, se dejó llevar por sus más principales
instintos, clavando sus caninos en el cuello de YoonOh mientras sentía la humedad
empapar la zona delantera de los pantalones de ambos. Por inercia y para alargar
esa ola de placer en la que estaban sumergidos, seguían rozándose de manera más
lenta, casi como un susurro que aún no trasladaban a sus labios, como un eco de la
excitación y las promesas silenciosas que caían a su alrededor y los envolvían.
Los suaves gemidos seguían saliendo de ambos, directamente desde lo más profundo de
sus gargantas, pero ya opacados por el estado soñoliento y agotado en que les había
dejado tremendo orgasmo.
Poco a poco fueron cogiendo distancia, Jaehyun aprovecho para poder contemplar la
cara de su niño que bajaba de su nube post-orgásmica. Se veía demasiado apetecible
y hermoso a los ojos del mayor. Sus labios entreabiertos estaban hinchados, rojos y
húmedos, intentaban recuperar el aliento y calmar su corazón. Sus ojos, tan
expresivos como la primera vez que los vio, brillaban producto de las lágrimas de
gozo que se había acumulado en su cuerpo. El sonrojo que se situaba en sus mejillas
era una obra de arte, de un rojo tan bello que dudaba ningún artista, ni siquiera
el más célebre, pudiera igualarlo. Una ligera capa de perlado sudor recorría su
frente lo que provocaba que algunos de sus mechones se pegaran en ella debido
también al agradable clima que hacía en el exterior, además que seguía
completamente vestido con su chaqueta blanca tipo plumas, acolchada, corta y
calentita.
Era una de las manifestaciones de la belleza más perfectas que había podido
contemplar en su vida.
Rara vez Jaehyun se había permitido el fijar su interés en alguien más allá de
cuando iba buscando un royo de una noche. Nunca, jamás había consentido que otra
persona cambiara sus planes. Nunca se lio con alguien si no lo tenía previsto y
nunca llego más allá de lo que él planeaba.
Si, no negaremos que en la universidad había habido muchas personas, y decimos
personas porque tanto chicas como algunos chicos, se habían atrevido a invitarlo a
tomar algo después de clase, también habían intentado darle su número o incluso en
alguna de aquellas fiestas a las que su "mejor amigo" le arrastraba, había habido
algunas personas que se le habían lanzado directa y literalmente.
Todas las insinuaciones acababan igual, el castaño las rechazaba por completo. En
algunas ocasiones de una manera más agresiva pues en específico un chico se había
negado a bajarse de su cuerpo –literalmente se había colgado cuál koala desesperado
por aparearse–.
Sentía que por el chico de rosados mechones, su chico, podría dejarlo todo, hacerlo
todo, serlo todo.
♦️
💜♦️
Taeyong estaba exhausto. Había sido el puto mejor orgasmo de toda su vida y ni
siquiera se quitó la maldita ropa. ¡Por Diooos!
Entre lo nubloso que lo veía todo en ese momento por el efecto de bajada, pudo
intuir como su profesor favorito, contemplaba sin ningún pudor su rostro. Eso le
gusto, el hecho de que lo primero que quisiera ver Yoonoh fuera su cara, fijar su
mirada en sus ojos y acariciar su mejilla, en vez de apartarlo como un mero objeto
usado o mirar su cuerpo con deseo. Le calentó el corazón que comenzaba a
derretirse; con cada toque suave, cada mirada tierna y cada susurro dulce.
De repente todos los momentos en los que se había permitido confiar en alguien para
después ser tirado y abandonado como un simple desperdicio humano, el cual al
parecer no merecía ser amado, aparecieron en su mente; un mal recordatorio de lo
jodidamente gris que hubiera estado su vida si un rayo de sol como era su mejor
amigo Ten, con su estúpida gran sonrisa, no hubiera aparecido.
Ahora sentía pánico de volver a sentir. Las puertas a las que creía haber puesto
mil y un candados habían sido abiertas con una mirada chocolate de aquellos ojos
que le estaban volviendo loco. Parecían gritar lujuria y cariño al mismo tiempo; y
estaba casi convencido de que su mirada devolvía los mismos sentimientos mientras
los fijaba en el mayor.
– Por favor, no me hagas daño...– salió entre sus labios sin siquiera darse cuenta
de que lo que había dicho en su cabeza, como una súplica, había sido trasladado
como un susurro angustiado al exterior.
Las sonrisas que se apoderaron de sus rostros mostraban el nivel de felicidad que
inundaba sus corazones. Habían vuelto a envolverse en su propia burbuja, donde el
ambiente era cálido por el deseo y el amor.
Se habían conocido gracias a sus placeres más íntimos, pero ahora tenían la
oportunidad de amarse por como eran, lo que mostraban al mundo exterior y, obvio,
las perversiones más escondidas que guardaban en su interior.