particular, del uso de la bicicleta como el vehículo más eficiente para ello. Sin embargo, vale la pena pararnos a describir y reflexionar sobre las consecuencias de un modelo de movilidad IN-SOS-tenible, como el actual, de absoluta dependencia del automóvil para los desplazamientos cotidianos. Este modelo afecta al bienestar, a la calidad de vida de las personas, a la competitividad de las empresas y a la economía.
1.- Contaminación. Contrastados estudios de la Organización Mundial de la
Salud y de la Agencia Europea del Medio Ambiente consideran la contaminación ambiental como el principal riesgo para la salud a escala mundial. Un 90% de la población urbana de la Unión Europea está expuesta a nocivos niveles de contaminación, lo que supone unas 430.000 muertes prematuras (unas 31.000 en España), principalmente por problemas cardiovasculares y respiratorios.
2.- Cambio Climático. El transporte (intensivo en combustibles derivados del
petróleo) es uno de los mayores responsables de emisiones de efecto invernadero. En concreto un 94% de las emisiones del sector del transporte en la Unión Europea se deben a la movilidad por carretera. En España, el transporte emite el 30,3 % del CO2eq total.
3.- Salud Pública. La dependencia del vehículo a motor en los desplazamientos
cotidianos agrava hábitos sedentarios. Esta falta de actividad física se asocia con problemas de hipertensión, diabetes y sobrepeso. Es el cuarto factor de riesgo de mortalidad en el mundo, según la OMS.
4.- Ineficiencia energética. El modelo de movilidad actual continúa dependiendo
(95%) del petróleo y del motor de combustión, altamente ineficiente (se aprovecha menos del 20% del potencial energético). Cada familia tiene de media entre 1 y 2 coches y, habitualmente lo utilizamos con un solo pasajero. Resulta paradójico requerir un vehículo de 1,5 toneladas para transportar una persona de unos 70kg de media. 5.- Congestión. Pérdida de tiempo. Los atascos que se producen diariamente en las ciudades conllevan pérdida de tiempo (10 horas al año en España) que afecta a la calidad de vida, la conciliación y la competitividad de las empresas. Sobreconsumo de combustible, reducción del tiempo de ocio y descanso, estrés, etc. Este tiempo se traduce en un coste económico que supera los 840 millones de euros para las empresas españolas.
6.- Consumo de suelo. El coche se ha adueñado de la ciudad, que está
configurada para su uso. El suelo destinado al vehículo a motor consume más del 60% de la superficie urbana; aunque el 92% del tiempo está aparcado, es decir, sin uso. El coche resta espacio para hacer un uso más social del entorno: ocio, comercio, juego, deporte, etc.
7.- Ruido. El tráfico es la principal causa de ruido en las zonas urbanas, donde
vive la mayoría de la población. La OMS estima que más del 40% de la población europea está expuesta a niveles de ruido que superan los 55 dB. El ruido afecta la salud física y psicológica, produce alteraciones del sueño, molestias, incide en el rendimiento laboral y escolar, provoca trastornos cardiovasculares y en la tensión arterial.
8.- Accidentalidad. Los accidentes de tráfico se han convertido en la primera
causa de muerte por accidente laboral en España. Los accidentes laborales de tráfico (in itinere + en jornada) en España representaron en 2017 el 11,6% del total de accidentes de trabajo con baja. Perder tiempo de descanso para evitar las congestiones, conducir con de tensión y estrés por llegar tarde al trabajo o las dificultades para aparcar incrementan el riesgo de accidente.
9.- Exclusión social y laboral. Si la movilidad es dependiente del vehículo
privado, no disponer de él supone que muchas personas no puedan acceder a según qué puestos de trabajo. Muchos polígonos industriales no cuentan con trasporte público ni de empresa. La mayoría de administraciones y empresas continúan considerando los desplazamientos al trabajo como una cuestión privada que cada persona debe resolver por su cuenta. Mujeres, jóvenes e inmigrantes son los colectivos más afectados por esta problemática.
10.- Pérdida de competitividad. Todos estos factores pueden y deben ser
traducidos en costes económicos, tanto directos como indirectos: la dependencia externa del petróleo, los costes de tener un automóvil en propiedad, impacto sobre la salud y calidad de vida (costes socio-sanitarios), contaminación, accidentes de tránsito, tiempo perdido en congestiones, exclusión laboral… Cuantificar estos costes es complejo, pero una primera aproximación en la UE los valoró en más de 500.000 millones de euros, un 4% del PIB total.
En definitiva, el modelo de movilidad actual reduce la competitividad del sistema
productivo, afecta a la salud de los trabajadores, deteriora el medio ambiente y el medio urbano y consume ingentes cantidades de recursos no renovables.
¿Cuándo llegará el momento de actuar para cambiar este modelo de movilidad en
las ciudades?
¡¡ El momento es ahora !!
Bibliografia de referencia y fuente de datos: La movilidad al trabajo: Un reto
pendiente (Manel Ferri ) . Editado por la Dirección General de Tráfico (DGT) y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE)