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LA IGLESIA ¿PARA QUÉ?

A lo largo de la historia, se ha tenido la presencia de una institución llamada Iglesia, la


cual a tomado mucha relevancia en la vida de toda la humanidad, puesto que, en ella se
ha generado un estilo de vida encaminada a la búsqueda y encuentro con Dios y con los
más necesitados. Además, la Iglesia ha permitido que las personas tengan una vida
espiritual más entregada al servicio de la misma y por medio de ella encuentren el
camino hacia la salvación.

En este sentido, cabe tener presente la siguiente pregunta ¿qué se entiende por Iglesia?,
obteniendo la siguiente definición: La palabra Iglesia significa "convocación" y designa
la asamblea de aquellos a quienes convoca la Palabra de Dios para formar el Pueblo de
Dios y que, alimentados con el Cuerpo de Cristo, se convierten ellos mismos en Cuerpo
místico de Cristo (CEC 777). Es por ello que, la Iglesia al ser la Madre y Maestra de los
pueblos, tiene su ser en el mismo Jesucristo, ya que Él la fundó en la cabeza de los
apóstoles, y específicamente en el apóstol Pedro “tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificare mi Iglesia (Mt 16,18)”.

En consecuencia, la Iglesia de Dios es columna y fundamente de la verdad (1Tim 3,15),


a quien, Cristo confió una doble misión, la de engendrar hijos para sí, y la de educarlos
y dirigirlos, velando con maternal solicitud por la vida de los individuos y de los
pueblos. “vayan y hagan discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que les
he mandado; y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt
28, 19-20).

Con todo lo anterior cabe ahora la pregunta ¿para qué la Iglesia?, y más en la época
actual, donde se la toma como algo ambiguo y que esta pasado de moda.

Ante esta interrogante, cabe tener presente que, pertenecer a la Iglesia no es cuestión de
modas, tendencias o el espacio en el cual se podrá alcanzar un nivel alto dentro de la
sociedad, sino todo lo contrario, la Iglesia sirve para comunicar (no para imponer) la
vida y la verdad fundamental del servicio al estilo de Jesús: es decir el mensaje
evangélico de que Dios es amor gratuito y no reflejo de los poderes de este mundo. Por
ello la frase, “Serán como dioses” toma sentido en este momento, pero no como
dominación, sino como “amor”, pues Dios es amor (1 Jn 4,8). Cabe entonces,
mencionar las palabras de San Pablo, “aunque yo tenga todas las ciencias y domine
todas las maravillas, si no tengo amor nada soy” (1 Cor 13,1). Es así que, la Iglesia
desde su fragilidad terrenal brinda este tesoro divino: el amor sin límites ni fronteras,
cuyo Espíritu actúa en toda la humanidad y es revelado en el rostro humano de Jesús de
Nazaret.

En conclusión, la Iglesia será siempre un medio de salvación, en primer lugar, porque


por ella somos perdonados de nuestros pecados y, en segundo lugar, porque seguimos
siendo instruidos por ella que es Madre. Por tanto, la Iglesia está para ser un lugar de
compañerismo, donde los cristianos puedan convivir fraternalmente y honrarse unos a
otros (Rm 12,10), instruirse unos a otros (Rm 15,14), ser benignos y misericordiosos
unos con otros (Ef 4,32), animarse unos a otros (1 Tes 5,11), y lo más importante,
amarse los unos a los otros (1 Jn 3,11). De modo que todo bautizado haga en este
mundo, todo aquello que Jesús haría si estuviera aquí y ahora.

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