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LA ANTIMATERIA

La antimateria tiene un gran secreto, y así


es como los científicos del CERN están
intentando desentrañarlo
Una de las razones por las que la antimateria resulta tan interesante no solo para los físicos
de partículas, sino también para las personas a las que nos apasiona la ciencia, es que las
herramientas que tenemos aún no nos permiten entender qué papel jugó en el origen del
universo. No obstante, el enigma no acaba aquí; tampoco sabemos qué leyes gobiernan la
tenue línea que delimita el desequilibrio entre materia y antimateria en el que indagaremos
en la última sección de este artículo.

Antes de seguir adelante merece la pena que nos detengamos un momento para repasar
brevemente qué es la antimateria y qué la hace tan peculiar. En realidad no es más que una
forma de materia constituida por antipartículas, que son partículas con la misma masa y
espín que las partículas con las que estamos familiarizados, pero con carga eléctrica
opuesta. De esta forma la antipartícula del electrón es el positrón o antielectrón. Y la
antipartícula del protón es el antiprotón.

La antimateria tiene una propiedad sorprendente: cuando entra en contacto directo con la
materia ambas se aniquilan, liberando una gran cantidad de energía bajo la forma de
fotones de alta energía, así como otros posibles pares partícula-antipartícula. Actualmente
está siendo estudiada en buena parte de los centros de investigación especializados en física
de partículas más importantes del mundo con la esperanza de que conocerla mejor nos
ayude a entender algunos de los misterios del cosmos que permanecen fuera de nuestro
alcance.

El CERN tiene herramientas para crear y manipular antimateria

Su naturaleza exótica no ha impedido a los científicos encontrar la forma de obtenerla en el


laboratorio con el propósito de estudiarla y conocer sus características más a fondo. El
CERN, que actualmente es el laboratorio de física de partículas más avanzado del planeta,
tiene varios experimentos diseñados expresamente para indagar en los secretos más
recónditos de la antimateria recurriendo a interacciones muy energéticas entre las
partículas.
Dos de los que ya nos han ofrecido algunos resultados alentadores, y que aún resultan muy
prometedores, son ALPHA-g y GBAR. A grandes rasgos en el primero los científicos
provocan el choque de dos haces de partículas con un elevado nivel de energía para obtener
un átomo de antihidrógeno constituido por un antiprotón y un positrón, de la misma manera
en que el protio, que es el isótopo del hidrógeno más abundante en la naturaleza, está
constituido por un protón y un electrón.

Uno de los grandes desafíos que conlleva manipular la antimateria es que, como hemos
visto, cuando entra en contacto con la materia ambas se aniquilan mutuamente y liberan
mucha energía. Esta es la razón por la que los investigadores se han visto obligados a idear
estrategias para mantener completamente aislada la antimateria que obtienen en el
laboratorio durante el máximo tiempo posible. La estratagema más eficaz consiste en
confinarla en una cámara de vacío para evitar que entre en contacto con la materia, y,
afortunadamente, ya han conseguido mantenerla en este estado durante varios minutos.

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