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NOMBRE: Alejandro Mendoza Fernández

CARRERA: Licenciatura de Pedagogía

NOMBRE DEL CATEDRATICO: Lic. Luz Tania Silva Vega

NOMBRE DE LA ASIGNATURA: Ética Profesional del Docente

NOMBRE DE LA ACTIVIDAD: Actividad No. 2

FECHA DE PRESENTACION: 7 de Marzo de 2022


INTRODUCCIÓN

Una ética de la docencia, si ha de servir para algo, ha de colaborar en la mejora


de la profesionalidad de los profesores. Obviamente, el estudio de la ética no
puede garantizar que quien la estudie se convierta automáticamente en un buen
profesor en el pleno sentido de la palabra.
Un buen profesor ha de ser, sin duda alguna, un experto en su materia y en la
técnica didáctica relacionada con su especialidad, pero al mismo tiempo ha de ser,
también, alguien que comprende que los aspectos éticos de la labor docente
forman parte de la entraña misma de su trabajo cotidiano, de modo que estos
aspectos no son un adorno, no son un añadido vistoso para dar una buena
imagen, sino la clave y el sentido mismo de su quehacer.
Por ello, lo que puede hacer la ética de los profesores por aquellas personas que
estudian esta materia es aumentar la probabilidad de que sean unos profesionales
más comprometidos con unos valores éticos que consideramos deseables y
razonables, y desde ese compromiso ético es posible que se genere el impulso
necesario para ser al mismo tiempo unos profesores técnicamente capaces y
éticamente exigentes. Ambos aspectos –lo técnico y lo ético– son sin duda
inseparables para ser un profesional completo, un buen profesional, un profesional
excelente.
Ningún padre responsable y que ame a sus hijos dejará a éstos en manos de un
profesor a quien considere muy capaz técnicamente pero éticamente
impresentable, al menos si puede evitarlo. Porque el aspecto ético no es una
cuestión menor o secundaria en un profesional, sino una condición indispensable
para merecer la confianza de quienes reciben los servicios que presta dicho
profesional.
Por todo ello, parece necesario que el profesional de la docencia tenga ocasión de
formarse en cuestiones éticas. Sabemos que tal formación no hará desaparecer
todos los casos de falta de ética de profesores que actualmente suceden, y que
sin duda seguirán ocurriendo, pero también es cierto que una buena formación
ética puede ayudar a reducir en gran medida ese tipo de casos.

¿QUE ES ÉTICA?

La ética bien entendida no pretende en absoluto dogmatizar sobre el bien y el mal


del que los seres humanos somos responsables, sino más bien elaborar y
compartir algunas reflexiones racionalmente fundamentadas que la tradición
filosófica ha ido desgranando a lo largo delos siglos, con la esperanza de que esas
reflexiones tal vez puedan ayudar a las personas a aclarar sus propios
pensamientos y a orientar su comportamiento de la mejor manera posible.
Esto mismo es lo que deben de hacer los profesores en cuanto a la educación
moral de nuestros alumnos, incluso de los más pequeños: Evitar la moralina y
procurar que aprendan a pensar por sí mismos para que sean personas
razonables, sensatas, capaces de hacerse responsables de sus actos, de sus
vidas personales y del cuidado de la comunidad, tanto de la comunidad local
como, en la medida de lo posible, de la comunidad global a la que todos
pertenecemos.
Pero los profesores no pueden ofrecer una educación moral de ese tipo si
previamente no hemos interiorizado la actitud que haga de nosotros un ejemplo
vivo para el alumnado. Por eso es necesario que los profesores accedan a una
buena educación ética, que empiece por aclarar a qué nos estamos refiriendo.

MORAL Y ETICA

La primera aclaración elemental que puede aportar la filosofía en estos temas es


la distinción entre moral y ética. Desde el punto de vista etimológico significan
prácticamente lo mismo: conjunto de orientaciones para el comportamiento
humano que podemos y debemos poner en práctica para forjarnos un buen
carácter y así llevar una vida plena, tanto en lo personal como en relación con los
demás y con la naturaleza. Los términos “ética” y “moral” funcionan como
sinónimos en muchos contextos del lenguaje cotidiano.
La ética es, en este segundo sentido, una disciplina filosófica, una rama de la
Filosofía, que trata de reflexionar sobre un fenómeno humano al que llamamos la
moral o la moralidad.
Desde este punto de vista, la moral es un saber “de primer orden” que orienta
directamente la acción conforme a algún código de conducta socialmente
establecido.

ÉTICA DOCENTE

El óptimo desempeño de las funciones profesionales, prevé altas exigencias a la


eficiencia de cada especialista. Sin embargo, es necesario conjugar el
profesionalismo con la comprensión a fondo de la responsabilidad adquirida y la
obligación de cumplir irreprochablemente el deber profesional dentro del marco de
un compromiso social. Las fallas éticas y el menosprecio de los valores, influyen
negativamente tanto en la calidad del trabajo del especialista como en el estatus
de su grupo profesional.
Siendo una obligación del docente prestar sus servicios a personas o grupos, el
profesional de la educación debe caracterizarse por poseer un comportamiento
digno, responsable, honorable, trascendente y comprometido.
Educar representa por sí solo un acto de moralidad, es decir, se debe trabajar en
beneficio de los educandos así como a favor de su libertad y desarrollo integral,
independientemente de los intereses y creencias personales.
Por lo tanto, el docente debe actuar con una ética impecable. La misión del
docente consiste en convocar a sus educandos hacia un proyecto de incidencia
social a través de un liderazgo colaborativo que incorpore las iniciativas y
necesidades de los propios educandos, en beneficio tanto de ellos como de su
comunidad.
El docente debe realizar su trabajo respetando en todo momento el valor y la
dignidad inherente a cada ser humano. Todos los actos que realice el docente
deberán manifestar su compromiso con la incorporación de los individuos al
movimiento social y a la producción de la cultura universal.
El Código Ético del Docente pone de manifiesto el valor que posee cada persona
y su entorno social, así como la afirmación de los principios que han de prevalecer
en las relaciones humanas, con el fin de mantener un alto nivel ético propuesto a
los docentes en el ejercicio profesional y orientar su conducta en las relaciones
con educandos, colegas, instituciones y comunidad.

CONCLUSIÓN

El docente tiene hoy una tarea intelectual compleja, que implica una
responsabilidad profesional y enfrentar retos constantes, para ello requiere de
saberes disciplinarios y pedagógicos, disposición, compromiso, creatividad y
pasión, pues como inventor de la formación del sujeto, puede actuar de manera
negativa o positivamente, es por esto que se considera relevante para su rol de
docente como investigador crear capacidades, habilidades, potencialidades del
otro y sobre todo en la valoración de la diversidad.

Cumplir con este importante compromiso sólo es posible con una vigorosa y
fortalecida vida académica donde su liderazgo es central, dado el trascendente
papel que tiene el profesorado en la formación de futuros profesionistas, en sus
posibilidades de crear conocimientos e innovaciones, pero también valores y
actitudes que favorezcan a grandes sectores de la sociedad (Rodríguez, 1999).
Desde esta perspectiva, se busca una formación que permita el desarrollo integral
de la persona, que considere los principales ámbitos de la experiencia humana,
orientado a la adquisición de conocimientos científicos, técnicos, de humanidades
y ciencias sociales, en el contexto de formas de convivencia escolares, que
potencie la madurez y capacidad de compromiso social y ético de los
profesionistas.
Para coadyuvar al logro de esta importante obra, el profesorado requiere ampliar
más allá de su función en la formación disciplinar, aspectos como el cultivo del
esfuerzo, el de la expresividad en su sentido más amplio, el de la voluntad, el de la
tolerancia, el respeto a las personas y los elementos del entorno, necesitan ser
integrados a la acción profesional del docente. Indudablemente la función de los
docentes es hoy más compleja y diferente de la ejercida en décadas anteriores
REFERENCIAS

Brunner, J. (2001). Globalización y el futuro de la educación: tendencias, desafíos,


estrategias. Consultado el 9 de octubre de 2006

J.a.; Jordán, J.a. y Jover, G. (1998): Ética docente. Elementos para una
deontología profesional, Ariel, Barcelona.

Angulo, N. y Acuña, I. (2005) Ética del docente. Revista educación en valores,


año 2 vol. 1

aranguren, J.L.L. (1994), Ética en Obras completas, vol. II, pp. 159-501, Trotta,
Madrid.

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