Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
negocies tu bendición
Shaysiu García
octubre 27, 2017
12:12 am
Veras, esperar no es de las cosas que nos parezca más agradable. De hecho es de las más
difíciles, donde nuestra paciencia o se fortalece o se viene abajo. Al punto de querer
renunciar y dejarlo todo. Pues se nos hace más fácil equivocarnos, que aprender a esperar.
En mi experiencia personal puedo decirte que realmente no ha sido fácil. Pues ha sido todo
un proceso.
Desde entonces, no han pasado dos días, han sido muchos, incluso meses y de hecho ya un
par de años. Tiempo suficiente como para haberme rendido en el camino. Pero a pesar de
eso, mi fe que se ha fortalecido con el pasar del tiempo. Por eso, a ti qué tal vez también,
aún sigues soltera quiero contarte parte de mi historia y darte las estrategias que me
han ayudado a mantenerme en éste tiempo de espera.
Fue entonces cuando supe que el estar ocupada en tantas cosas, enfocada en mi trabajo,
proyectos, iglesia, y realmente estar viviendo mi vida, me hizo entender que la vida no
se detiene, ni la determina un estado civil.
Mantenerte así, tan concentrada en tus cosas, hará que ni cuenta te des del tiempo que
llevas sola. Se pasa mucho más rápido y no lo verás como una trágica larga espera.
Creo que todas las solteras hemos leído “Dama en espera” de Debby Jones y Jackie
Kendall. Si no lo has hecho pues no demores más en hacerlo. Es un libro extraordinario y
de mis favoritos. Una de las cosas que me marcaron de el, fue un testimonio de una chica
que contaba la autora, el cual tomé como referencia y lo hice parte de mí.
Esta joven contaba que cuando sus sentimientos y emociones querían salir a flote y salirse
del caudal, ella elevaba una oración a Dios y decía: En Jehova está acallada mi alma. Era
como una especie de «poner en calma» ese volcán de deseos que por momentos quieren
desbordarse.
Eso comencé a hacer cuando me sentía así. Tome muy personal ese verso de la Biblia
(Salmos 62:1) y lo repetía varias veces cuando me sentía así. A esto le agregaba una
oración, y le entregaba a Dios mi corazón pidiéndole que tomará control de el y me
ayudara, (y todo aquello que se me podía ocurrir en ese momento). A mí me funcionó y aún
me sigue resultando.
Cuando te sientas así, que no puedes soportar más la espera, que tus deseos se
acrecientan, invoca el nombre de Dios sin importar dónde estés y acalla en Él tu alma.
Dile todo lo que sientes sin temor a nada y deja que el renuevo de Su paz y amor, te llenen
y te fortalezcan.
Cuando esto me ocurre, que aparece por allí un «Jacob» ofreciéndome algo que ante la vista
es gustoso, atractivo y placentero, pero que no es más que algo momentáneo y
pasajero. Pienso siempre en la bendición que Dios tiene para mí, que estoy segura es
más que eso y que cualquier cosa. Es entonces cuando me detengo y me digo a mí misma
y al adversario: «Tu a mí no me vas a engañar con un simple plato de lentejas, tú no me vas
a robar mi bendición, que por tanto tiempo y con tanto sacrificio me ha costado esperar».
¡Porque si, ciertamente cuesta y mucho!
En esto hay una clave que te puede ayudar tanto como a mí, y es tener claro lo que quieres
para tu vida y tener presente los errores o desaciertos que en un pasado cometiste. Eso te
permitirá tener el panorama más amplio de lo que no quieres volver a pasar (pues no
querrás cometer los mismos errores que no te trajeron buenos resultados) y de lo que si
quisieras vivir (la visión de lo que quieres alcanzar).
Dios tiene lo mejor para ti y para mí, que va mucho más allá de lo vano, de lo
temporal, más que simples momentos de placer. Él quiere darnos estabilidad, lo que
perduré, lo que no se envanece. Tu bendición no es negociable. ¡No te dejes engañar!
Tener plena consciencia de esto, me ha llevado a limitarme a salir con cualquier chico y la
decisión más radical que fue proponerme en mi corazón que la próxima persona con que lo
haría, es porque será con la que me voy a casar. Es decir le dije un NO a las relaciones sin
propósito.
Y repito, no es fácil. En especial es cuando una de las cosas que más anhelas es sentirte
amada por un hombre, De ninguna manera lo es, pero cada día tomo la decisión de morir
a mis deseos y negarme a mí misma. Una decisión que requiere de mucha valentía,
firmeza y determinación. Pero algo evidente hay en todo esto y es que sin Su Espíritu Santo
nada de esto pudiese lograr. ¡En Él y con Él todo lo podemos!
Comencé hablando de una promesa que Dios hizo a mi vida y terminó con esto.
Ciertamente es mi mayor motivación de espera. Pero quiero decirte que si Dios también te
ha hecho esperar es para entregarte y bendecirte con lo mejor. En Él no hay tiempo
perdido, hay tiempo invertido.