Ocurre cuando el dolor de las estructuras más profundas es referido a la superficie
craneal. El origen del estímulo doloroso puede ser intra- o extracraneal; en este capítulo nos centraremos en el foco intracraneal. El encéfalo no es sensible, por sí mismo, al dolor, pero la duramadre y las vainas de los nervios craneales contienen receptores para el dolor que transmiten las señales que circulan por los pares craneales X y XII hasta entrar en los niveles medulares C-2 y C-3. Si se dañan las estructuras somatosensitivas, el paciente experimenta una sensación de hormigueo. Las excepciones son los tics dolorosos y el síndrome de dolor talámico.
Cefalea de origen intracraneal. La compresión de los senos venosos y el
estiramiento de la duramadre o de los vasos sanguíneos y nervios craneales que atraviesan la duramadre produce la cefalea. Cuando se afectan las estructuras situadas por encima de la tienda del cerebelo, el dolor se refiere a la porción central de la cabeza, mientras que la lesión de las estructuras infratentoriales causa cefaleas occipitales. La inflamación meníngea ocasiona, de modo característico, un dolor en toda la cabeza. - De la misma manera, si se extrae una pequeña cantidad de líquido cefalorraquídeo (incluso 20 ml) y el paciente no está tumbado, la gravedad hace que el cerebro se «hunda», lo que da lugar a un estiramiento de las meninges, los vasos sanguíneos y los pares craneales, lo que origina una cefalea difusa. - Se cree que la cefalea que sigue a una borrachera está causada por la irritación tóxica directa del alcohol sobre las meninges. - Las emociones desagradables y prolongadas o la ansiedad determinan un espasmo de las arterias cerebrales con la isquemia local consiguiente del cerebro. Este hecho explicaría los síntomas visuales u olfatorios prodrómicos. A consecuencia del espasmo y de la isquemia prolongados, la capa muscular del vaso sanguíneo pierde su capacidad para mantener el tono normal. La pulsación de la sangre circulante estira (dilata) y relaja de forma alternativa la pared vascular, lo cual estimula los receptores para el dolor situados en dicha pared o en las meninges que rodean los puntos de entrada de los vasos en el cerebro o en el cráneo. El resultado es una cefalea intensa.