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Siete Pasos Para Recibir La Respuesta

A La Oración
Lección 002
Textos Bíblicos: Proverbios 4:20-22; Filipenses 4:6.
Verdad Central: El pensar pensamientos de fe y hablar palabras de fe lleva al corazón
fuera de derrota y a la victoria.
La lección de la semana pasada cubrió 4 pasos necesarios para ver nuestras oraciones
contestadas:
1. Decide lo que quieres de Dios. Sé determinado al presentar tus peticiones delante
de Él.
2. Lee escrituras que prometen la respuesta que necesitas. Escudriña la Biblia para
encontrar escrituras que se refieren a tu necesidad particular. Con la Palabra de Dios
firmemente implantada en tu corazón, puedes estar listo en contra de los ataques de
Satanás.
3. Pídele a Dios lo que quieres. Aunque El sabe lo que necesitamos, Su plan divino es
que le hagamos saber a El lo que queremos.
4. Cree que recibes. Una fe tenaz que rehúsa mirar a las circunstancias produce
resultados.
En esta lección trataremos con tres pasos más que podemos tomar para orar con mayor
eficacia.

& Quinto Paso: Rehúsa Dudar.


Deja que todo pensamiento y deseo afirme que tienes lo que pides. Nunca permitas que
un cuadro mental de derrota quede en tu mente. Nunca dudes ni por un minuto que
tienes la respuesta. Si las dudas persisten, repréndelas. Pon tu mente en la respuesta.
Santiago 4:7 dice, “Resistid al diablo, y huirá de vosotros”. La duda es del diablo.
Resístela.
Erradica toda imagen, sugestión, sentimiento o pensamiento que no contribuya a tu fe
de que tendrás lo que pides. Disfruta aquellas cosas que contribuyan a tu fe.
Cuando mi hija tenía 3 años de edad, un tumor apareció en la esquina de su ojo
izquierdo. Siguió creciendo y creciendo hasta ser del tamaño de la yema de su dedo
pequeño. Era una causa de inquietud. Yo sabía en mi espíritu que iba a desaparecer.
Unos amigos nos dijeron, “Oh, probablemente desaparecerá cuando se haga más
mayor”. Yo sabía que si Dios la sanara, ellos dirían que se le hubiera ido solo de todas
formas, así que la llevé a un especialista de ojos para que la examinara. El dijo que ella
tenía un tipo de tumor que nunca desaparecería a no ser por medio de una operación.
El sugirió que la operación se hiciera pronto, ya que ese tumor crecería más y más
hasta el punto en que le colgaría de la cara. Yo le di las gracias por su diagnosis y me
fui.
Aquella noche alrededor de las 10:15, oré acerca de esto y dije, “Señor, el doctor ha
dicho que una operación es necesaria, pero Tu Palabra dice que ‘Cualquier cosa que
le pidáis al Padre, El os lo dará’. Yo estoy apoyándome en esa escritura. Te he pedido
y ahora creo que lo has hecho. Esta misma noche a las 10:15 creo por la sanidad de mi
niña. Te doy gracias por su sanidad”.
Me levanté de mis rodillas y al empezar a ir a la cama, el diablo me dijo que abriera la
luz y que mirara para ver si el tumor había desaparecido. Pero inmediatamente
erradiqué tal sugestión. Varias veces durante la noche me desperté y tal sugestión me
venía a la mente para ir a ver si el tumor había desaparecido. Yo simplemente dije,
“Satanás, ¿por qué debería levantarme y encender la luz pare ver si ha desaparecido?
Sé que se ha ido porque tengo la Palabra de Dios al respecto”.
Cuando me levanté a la mañana siguiente, aquella misma sugerencia me volvió, y
nuevamente la aparté de mi mente. Seguí diciendo que había recibido la sanidad la
noche anterior a las 10:15. Cuando vi a mi hija para el desayuno, el tumor aun estaba
en su ojo. Pero la Biblia nos dice que andemos por la fe, no por la vista, así que ignoré
la evidencia física de aquel tumor. Anduve por fe y continué dando gracias a Dios por
su sanidad.
Cada vez que nuestra familia se juntaba a la mesa para comer, veía aquel tumor tan
feo delante de mí. Yo continué dándole las gracias a Dios por la sanidad que había
tomado lugar aquella noche a las 10:15. Estuve tan ocupado en darle las gracias a Dios
por la sanidad que ni siquiera sé cuándo desapareció. No mucho tiempo después
estábamos yendo en el auto y mi hija estaba de pie en el asiento de delante entre mi
esposa y yo. Me volví para decirle algo a mi esposa y me di cuenta que el tumor había
desaparecido. Se lo mencioné a mi esposa y ella me dijo que había desaparecido hacía
unos diez días. Habíamos visto un milagro como resultado de creer a Dios y de darle
las gracias por la respuesta aun cuando nuestros sentidos físicos nos decían que no
había sucedido. Este es el ámbito en el que la batalla de la oración es luchada y vencida.
Nuestros pensamientos son gobernados por la observación, la asociación y las
enseñanzas recibidas. Debemos protegernos en contra de cualquier pensamiento
maligno y de toda duda que viene a nuestra mente. Debemos mantenernos alejados de
todo lugar y toda cosa que no sostenga la afirmación de que Dios ha contestado la
oración. Algunas veces eso significa el mantenernos alejados de las iglesias que
enseñan más duda que fe. “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si
hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).

& Sexto Paso: Medita En Las Promesas.


Proverbios 4:20-22: “Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.
No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que
las hallan, y medicina a todo su cuerpo”.
Medita constantemente en las promesas sobre las cuáles basaste la respuesta a tu
oración. Imagínate a ti mismo en posesión de lo que ya has pedido a Dios, y haz planes
de acuerdo con ello, como si ya fuera una realidad. Dios hará Su Palabra veraz en
cuanto a ti si actúas de acuerdo con ella.
Si la Palabra de Dios dice que El escucha y contesta la oración, y si esa Palabra no se
aparta de tus ojos, entonces puedes estar seguro de que tu verás las cosas que has
pedido. Si no te ves a ti mismo con ellas, es que la Palabra de Dios se ha apartado de
tus ojos. Si no te mantienes firme en la Palabra, entonces aunque Dios quiere
mantenerse firme a tu lado, El no puede. El ha engrandecido Su Palabra por encima de
Su Nombre. Si te mantienes firme en la Palabra, Dios se mantendrá firme a tu lado.
Muchos oran y oran, pero no oran de acuerdo con la Palabra. Juan 15:7 dice, “Si
Permanecéis en MI, Y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis,
y os será hecho”. Jesús no dijo solamente, “Si permanecéis en mí…” El también dijo, “y
mis palabras permanezcan en vosotros”. Con Sus palabras permaneciendo en
nosotros, tenemos terreno sobre el cuál adherirnos.
En cierta ocasión fui a orar por una anciana evangelista en Fort Worth, Tejas. Mucha
gente se había convertido y sido llena del Espíritu bajo su ministerio. Ahora, a los
ochenta y dos años de edad, la habían operado y habían encontrado siete cánceres en
su cuerpo. Los doctores la volvieron a coser y le dijeron que no le quedaba mucho
tiempo de vida.
Los meses habían pasado, y aunque en cama, aun vivía. Cuando hablé con ella, me
dijo que era lo suficientemente mayor para morirse, pero nosotros le dijimos que dejara
que Dios la sanara primero, que si vivía aun podría ganar más almas para Dios. Luego
le leímos Proverbios 4:20-22, las escrituras mencionadas anteriormente, y le dijimos
que se viera a sí misma sana y predicando.
Vi a esta mujer ocho meses después y estaba predicando reuniones evangelísticas.
Ella se me acercó en una de mis reuniones, puso sus brazos alrededor de mí y me
abrazó. Eso me sorprendió, a lo cuál, ella se dio cuenta de que yo no la reconocía.
Había cambiado tanto al aumentar de peso, y aparentaba una salud excelente. Ella me
dijo que estaba tan contenta de que no la hubiéramos dejado morir. Había hecho
exactamente lo que le habíamos dicho. Había empezado a verse a sí misma sana y
bien, y ahora estaba trabajando para Dios de nuevo. Tenía reuniones evangelísticas
programadas durante todo el verano.
Más tarde oí de que esta mujer vivió hasta los noventa y un años de edad. No se murió
de cáncer, sino que tuvo muchos años más dando fruto para el Maestro. Antes de su
sanidad se había visto a sí misma muerta. Pero nosotros la llevamos a verse a -sí misma
con lo que Dios había provisto para ella. Tenemos que vernos a nosotros mismos con
lo que hemos pedido de Dios.

& Séptimo Paso: Dale La Gloria A Dios.


Filipenses 4:6: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.
Las palabras “por nada estéis afanosos” quieren decir “por nada estéis ansiosos o
preocupados”. Quieren decir: “No os preocupéis o tengáis ansiedad o desvelo por
nada”. Mientras nos preocupemos o estemos ansiosos, el orar y el ayunar no harán
ningún bien. Este versículo dice ,con “acción de gracias”, y eso viene después del orar
sobre el asunto. Le damos gracias a Dios por la respuesta después de haber orado. Por
tanto, el paso final para recibir la respuesta a la oración es el elevar el corazón a DIOS
constantemente en gratitud y creciente alabanza por lo que El ha hecho y por lo que
está haciendo por ti en ese momento.
Haz cada oración con respecto a esa petición, una declaración de fe y, alabanza, en
vez de incredulidad. Puedes decir que sí que tienes fe con la misma facilidad que
puedes pensar pensamientos de duda e incredulidad. Es el pensar pensamientos de fe
y hablar palabras de fe lo que saca al corazón de derrota a victoria. No aceptes derrota.
No recibas una contradicción. Es tu derecho familiar, tu derecho de redención, el tener
lo que Dios ha prometido. Es tuyo y te vendrá, así que acéptalo y llegará a ser una
realidad.
Andrew Muray dijo, “No es de buen gusto el pedirle a Dios lo mismo una y otra vez. Si
cuando vuelves a orar, lo que habías pedido aun no se ha materializado, no ores por
ello otra vez de la misma forma en que lo hiciste, ya que eso sería incredulidad.
Recuérdale a Dios lo que pediste y lo que dice Su Palabra, y dile que lo estás
esperando. Luego dale las gracias por ello”. Muchas veces la gente deshace sus
oraciones. Entran en incredulidad y allí permanecen como si estuvieran dando vuelta a
una rueda.
Durante una convención en Tejas, oí a Raymond T. Richey dirigir una oración por un
hombre que estaba en un hospital muriéndose. Después de la oración, le dimos las
gracias a Dios de que El nos había oído. El hermano Richey empezó a volverse a su
lugar, pero luego volvió y se dirigió al micrófono. El preguntó que cuántos en la
congregación iban a seguir orando por ese hombre en el hospital. Casi todo el mundo
levantó la mano. “¿Por qué quieren hacer tal cosa?” preguntó él. “Ya hemos orado por
él. Ahora sigamos alabando a Dios ya que El ha sanado a ese hombre”.
Al final de la reunión, alguien vino y anunció que aquel hombre que se había estado
muriendo, había revivido de repente e iba a ponerse bien. El había visto a Jesús entrar
en su cuarto, Quien le había dicho: “Yo soy el Señor tu Sanador”. Aunque inconsciente,
el hombre se despertó e inmediatamente se puso bien. Esto había sucedido mientras
estábamos orando.
El hombre o la mujer cristianos que practiquen estos siete pasos para recibir la
respuesta a la oración, descubrirán gran victoria en sus vidas de oración.
Texto Para Memorizar: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7)

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