Está en la página 1de 2

Cocina afrodisíaca

Rafael: Te advierto para que después no te quejes: en quince segundos te voy a


tocar el culo. Y no va a ser una caricia cotidiana, de esas a las que te tengo
acostumbrado, te voy a agarrar un cachete con fuerza y te va a doler un poquito
incluso.
Agustín: Tengo un cuchillo.
Rafael: ¿Pero estás dispuesto a usarlo?
Agustín: Pffff, ¿Ante semejante amenaza? Sabés que tengo la cola sensible. Te
aseguro que si te atreves, voy a encontrar vaina para mi facón.
Rafael: ¿Me clavarías un cuchillo sucio? ¿Me harías eso a mí?
Agustín: Yo lo único que digo es que voy a seguir cortando esta cebolla como si
no hubieras dicho nada, voy a hacer caso omiso a tu estúpida advertencia, pero si
me llegás a hacer doler, te clavo.
Rafael: Cinco, cuatro, tres…
Agustín: No te atrevas…
Rafael: Uno, cero.
Agustín: No me dolió.
Rafael: Mentiroso. Te sarandié todo el orto.
Agustín: Tocas culos como una nena.
Rafael: Te la estás buscando.
Agustín: ¿Porqué no te haces el útil y cortás un tomate?
Rafael: Hay una sola tabla
Agustín: Cortá sobre la mesada.
Rafael: ¿Y quien se va a ocupar de tocarte la cola?
Agustín: Bueno. Pero más suave que me dolió un poco.
Rafael: ¡Ah! Pisaste tu propio palito. Te había dolido.
Agustín: ¡Rascame la espalda!
Rafael: ¿Acá?
Agustín: Más arriba… ¡ahí! Con las uñas. Ahora el otro lado.
Rafael: ¡Epa! ¿Toda esa cebolla le vas a poner?
Agustín: Me zarpé ¿No?
Rafael: Si, es mucha cebolla.
Agustín: Bueno, cortáte varios tomates y queda para mañana.
Rafael: ¿Y si no hay mañana? ¿Y si este día es el último?
Agustín: Va a haber
Rafael: ¿Cómo sabés?
Agustín: Por inducción. Ayer hubo.
Rafael: ¿Y te vas a basar en ese hecho aislado?
Agustín: Cortá más finito, esos pedazos son más grandes que el tomate. Y confiá
en mi, no sólo va a haber un mañana sino que va a haber una ensalada de tomate
y cebolla en ese mañana.
Rafael: No llores, cosita. Era un chiste, va a haber un mañana. No te preocupes,
acá estoy yo para cuidarte, princesa.
Agustín: Es la cebolla, princi-puto.
Rafael: Vos lo pediste
Agustín: ¡Ay, imbécil!
Rafael: Bajá el cuchillo
Agustín: Yo te avisé. Ahora tengo que matarte.
Rafael: Dale, me vas a cortar en serio, recién me lo pasaste al lado del ojo.
Agustín: ¡Mirá! me dejaste todo el culo rojo, estúpido.
Rafael: Te pasa por cocinar en pelotas. No me pude resistir.
Agustín: Es mi casa, yo cocino como quiero. Vos sos el que está en falta, todo de
equipo deportivo y con olor a tercer tiempo.

Rafael se desviste.
Y una cosa lleva a la otra.

También podría gustarte