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De lo que veo en mitad del milagro

Ha padecido ya la muerte
y la sed de los desiertos.
Ha conocido antes
la esclavitud
y los destinos rotos.
Ha escondido el oro
entre su pecho herido.

Sin embargo,
casi como creyendo
como perdiendo el miedo
como si comulgara
entre sonrisas,
su corazón antecede
a su ternura
y su asombro renace dia a día,
y ese día comienza a cada rato
entre tanto horizonte
que se incendia,
entre esas sus manos hacedoras,
el amor es un pájaro en la noche.

Se acuesta a mi lado
y establece su estatura.
Tiene la majestad
de los leones.

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