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La legitimación procesal

91. Revisión y encuadre de los conceptos tradicionales.

Una de las dificultades clásicas del derecho procesal consiste en resolver la técnica de
admisión al proceso a partir del análisis de la calidad de la pretensión, y de la cualidad en quien
la porta.

Para convertirse en parte resulta necesario acreditar legitimación suficiente, a la vez que para
contar con legitimación será necesaria la capacidad procesal para estar en juicio.

La introducción al proceso no es tan simple como se piensa, mucho menos resulta obtener
razón en base a la justicia del caso que plantea, si no consigue superar estos filtros del acceso.

92. capacidad procesal

De este concepto básico se distinguen dos grandes ámbitos en los cuales se desenvuelve la
idea de capacidad. Por un lado, lo que se denomina comúnmente capacidad de derecho,
idoneidad para adquirir derecho y contraer obligaciones, por otro lado, capacidad de ejercicio
o capacidad de obrar, facultad de poder ejercitar el propio sujeto esos derechos y deberes de
los cuales es titular.

Carnelutti señala, la presencia de las cualidades exigidas para atribuir capacidad debe
verificarse en la persona que realiza el acto de parte.

93. calidad de parte

Si el carácter de parte corresponde a una noción de exclusivo arraigo procesal, el goce de la


capacidad para ser parte hace a un determinado ente, sujeto distinto del órgano jurisdiccional
que tiene un atributo propio llamado personalidad procesal.

La parte que reclama asume el nombre de autor o ejecutante; aquel que recibe la pretensión
se denomina demandado o ejecutado.

94. legitimación y capacidad

Veamos ahora como se da la relación entre la persona y el proceso.

Cuando el estado orienta la forma de tutela exige que se reúnan todos los requisitos para la
apertura de la vía jurisdiccional: capacidad, legitimación y por implicancia, la calidad de parte.

Llevada la crisis padecida al amparo jurisprudencial, la protección solo llega si existe


legitimación, sin importar la excelencia del sistema elegido o la amplitud que se tenga para
favorecer situaciones subjetivas.

La legitimación procesal resulta un antejuicio, de carácter probatorio, que obliga a justificar la


calidad y el derecho que se inviste y reclama.

95. situaciones jurídicas subjetivas

El derecho subjetivo privilegia una sumatoria de reconocimientos fundamentales,


patrimoniales y morales que le corresponden al hombre y que, por su propia situación, le
pertenecen y obligan a su observancia y respeto por otros.
El derecho de recurrir a los estrados judiciales en búsqueda de protección (derecho a la
jurisdicción) no debe emparentarse con el derecho al proceso, pues ambos transitan en
andariveles disimiles.

Uno es el derecho de acción, desvinculado de toda consideración procesal y embuida de un


notorio carácter constitucional como derecho de peticionar.

96. los intereses difusos

96.1 caracterización

Barrios de Angelis señala, el interés difuso se caracteriza por corresponder a los sujetos de un
grupo determinado.

Pero cuando el interés corresponde a un grupo indeterminado, ya comienza a hablarse de


interés difuso o colectivo.

En otro sentido derecho difuso o fragmentario se refiere a un bien indivisible en cuotas que
puedan ser atribuidas a cada afectado.

Clasificación de los intereses:

a. Intereses relacionados con la defensa de la ecología o el medio ambiente (tutela del


paisaje, protección a la flora y a la fauna, combatir la polución, el desarrollo urbano
desmedido o sin planificación, la utilización racional de las riquezas, etc.)
b. Intereses ligados a la protección del consumidor (lealtad en el mantenimiento de la
oferta, propaganda comercial, adopción de medidas de seguridad para los productos
peligrosos, etc.)
c. Intereses vinculados a valores culturales y espirituales (seguridad en el acceso a las
fuentes de información, la difusión sin censuras de conocimientos técnicos o
científicos, la creación y el mantenimiento de condiciones favorables a la investigación
filosófica y al libre ejercicio de los cultos religiosos, etc.)

96.2 defensa de los intereses difusos

Para la defensa de un interés difuso debe, inicialmente encontrarse el sustento que prima la
acción, no tanto el derecho a la tutela normativa, sino la finalidad, la transcendencia que la
sentencia judicial puede encontrar para el contexto social que el juez, ante la colisión de un
interés difuso (verdadero derecho social), y un derecho subjetivo individual (en cabeza de un
particular y aun del estado mismo como sujeto de derecho) debe dar preeminencia a aquel.

96.3 legitimación activa para la defensa judicial.

Las opciones inmediatas que se proponen al análisis quieren caracterizar el interés difuso
como:

a. Un interés jurídicamente protegido.


b. Un derecho subjetivo público o privado.

Los intereses o derechos difusos encuadran, de acuerdo con la política particular del legislador
en cada país, ya como “interés protegido” ya como “derecho subjetivo”.

El interés por simple que sea, siempre se reviste de “legitimidad” y en razón de ello lo absoluto
debe abandonarse para considerar el reclamo en un pie de igualdad.
El problema de la legitimación atraviesa una doble perspectiva que concatena las soluciones
factibles para adoptar.

Para unos el planteo se resuelve con la creación de organismos específicos, para otros, con la
adaptación de los mecanismos existentes.

A nivel de la legislación comparada, partiendo de dos indicativas, se ha logrado un


ensanchamiento en la franja del remedio procesal.

En primer lugar, reconociendo derecho a litigar.

1. A cualquiera de estos individuos que están personalmente afectados, pero tan solo
“para vivificar su propio interés.
2. O bien el estado, a través del ministerio público, los intereses públicos corresponden
ser defendidos por el estado.

La legitimación para obrar, puede adoptar diversas posturas. En principio puede elegir:

a. Legitimación concurrente de los cotitulares que estarían habilitados a actuar en juicio,


en defensa del interés común, sea individualmente, bien mediante la formación de un
Litisconsorcio voluntario.
b. Legitimación de personas jurídicas.

96.4 alcance de la cosa juzgada

Decía Chiovenda la cosa juzgada como resultado de la definición de la relación procesal es


obligatoria para los sujetos de esta relación.

Los resultados eran aclarados en una doble alternativa:

1. El tercero podía detenerse alegando que “res inter allios judicata”, o bien.
2. Impedir la formación de la sentencia acudiendo al proceso (intervención principal) u
oponiendo la nulidad del pronunciamiento.

Carnelutti señala el problema de los limites subjetivos del fallo se orientaron a resolver la
eficacia directa de la sentencia, de la eficacia refleja del mismo.

Si los intereses difusos han sido defendidos por un organismo institucionalizado, llámese
colegio profesional, o el mismo ministerio público.

Los alcances de la cosa juzgada o la oponibilidad de la condena, deben tener la potencia


expansiva suficiente a tono con la materia que hace al contenido de la tutela jurisdiccional, sin
perjuicio de autorizar el nuevo planteo de la misma acción, en un plazo que la ley fijara,
cuando la sentencia denegatoria se funde en ausencia de prueba suficiente o falta de
legitimación adecuada.

96.5 Reparación y prevención del prejuicio

Los magistrados judiciales deben usar de manera dinámica todos los recursos que las leyes le
confieran para brindar un carácter preventivo a los pronunciamientos más que un carácter
sancionador o indemnizatoria.

El concepto jusprivatista se abre paso a un criterio publicista de tipo preventiva donde no se


busca la reparación del daño sino la paralización y prevención de casos similares.
96.6. Tramite: mecanismos para la tutela jurisprudencial

El juez debe ser creativo debido a la falta de normas específicas, este tendrá que supervisar y
controlar el procedimiento resaltando los principios de conciliación y concentrando los actos
procesales.

Los procesos de conocimiento son los más logrados para la protección procesal de los
intereses difusos, en estos casos el juez no debe usar su creatividad para hacer efectiva la
tutela.

Mirando con mucha perspectiva pueden permitirse prever un proceso del derecho y de los
derechos a cuyo servicio está la ciencia del proceso, aunque este sea muy sinuoso y muy lento.

97. legitimación, acción y pretensión

En terreno exclusivo del litigio, solo el derecho subjetivo recibe ponderación judicial, el interés
legítimo, el simple y el difuso, son categorías que excepcionalmente consiguen superar la valla
de la legitimación.

El interés legitimo adviene como una categoría que justifica la respuesta jurisdiccional, y su
deslinde con el derecho subjetivo se estrecha a limites fácilmente confundibles.

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