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TRABAJO FINAL

REFLEXION CAPITULO 12 “FIN DE LA PENAS”

TRATADO DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS

CESARE BECCARIA

ESTUDIANTE
LYDA SEPULVEDA OCHOA - 43.578.897
GRUPO: D4DA

DOCENTE: Dr. GUSTAVO GIRALDO GIRALDO


CRIMINOLOGIA

FACULTAD DE DERECHO

Corporación Universitaria Americana


Fecha 28-11-2020
“Fin de las penas

Consideradas simplemente las verdades hasta aquí expuestas, se convence con evidencia
que el fin de las penas no es atormentar y afligir un ser sensible, ni deshacer un delito ya
cometido. ¿Se podrá en un cuerpo político que, bien lejos de obrar con pasión, es el
tranquilo moderador de las pasiones particulares, se podrá, repito, abrigar esta crueldad
inútil, instrumento del furor y del fanatismo o de los flacos tiranos? ¿Los alaridos de un
infeliz revocan acaso del tiempo, que no vuelve, las acciones ya consumadas? El fin, pues,
no es otro que impedir al reo causar nuevos daños a sus ciudadanos y retraher a los demás
de la comisión de otros iguales. Luego deberán ser escogidas aquellas penas y aquel
método de imponerlas que, guardada la proporción, hagan una impresión más eficaz y más
durable sobre los ánimos de hombres, y la menos dolorosa sobre el cuerpo del reo.”

La historia de la humanidad ha conocido los horrores de las penas que se imponían a los
delincuentes causando dolor y sufrimiento físico, muchas veces hasta llegar a ocasionarle la
muerte, se tenía entendido que causar esto, era la manera más eficaz para demostrar el
poder y dominio de un rey, un sacerdote, un jefe, una ideología, etc. De acuerdo al castigo
se mostraba al pueblo el tamaño del delito que había cometido la persona, se creía entonces
que si el pueblo veía lo que a otro le sucedía al cometer un delito el resto de ellos lo
pensaría más a fondo antes de cometerlo también. La finalidad de estos castigos más que
represiva era afectar la estima del delincuente de cara al pueblo, sin dejar de lado los
abusos del poder que parecían no tener límite alguno, en tanto, según cada etapa de la
historia, se basaba el derecho a castigar físicamente de acuerdo a las conveniencias o
creencias del actor en poder. Es decir, partiendo de quien considerara el acto como delito,
se establecía la severidad de la pena.

Con la evolución de la sociedad y del derecho mismo, los castigos de las penas se fueron
trasformando, demos un simple ejemplo, en la edad media se recurrió a la aplicación de
penas pecuniarias para ciertos delitos, es decir, la sanción económica aparecía como pena
principal para algunos delitos (hurtos, lesiones y heridas) y así cuando el reo se declaraba
culpable, automáticamente se declaraba deudor del fisco.
Las penas comienzan a tomar un rumbo diferente con la trasformación del derecho,
primando la dignidad del ser humano y la importancia de la codificación de la leyes,
preocupa ya garantizar los derechos de los individuos y garantizar el orden en la sociedad,
por ende se comienza a entender que la idea de la pena de muerte, los castigos barbaros y
la severidad de la pena no constituían freno alguno al delito, no impedía los crímenes y en
ocasiones no alcanzaba el efecto disuasorio que se pretendía.

el autor Cesar Beccaria en su libro “El tratado de los delitos y de las penas” sostiene que
tanto los delitos como las penas se deben ajustar a un principio de legalidad, por tanto los
delitos no deben considerarse según la gravedad del pecado, ya que la gravedad del pecado
depende de la malicia del corazón de cada uno; y ningún ser humano puede saber que
siente el corazón de otro. El único ser capaz de tener ese conocimiento es DIOS. Se interesa
en la prevención de los delitos y en la certeza de las penas más que en su severidad, ya que
afirma que para cualquier delincuente el hecho de pasar la vida en una cárcel es peor que
una pena de muerte y que la pena de muerte es una violación en si misma del contrato
social, que tiene como fin el cuidado y protección del ciudadano y no su destrucción.

Ahora bien, Si bien es cierto que la pena es el derecho a castigar al que no cumple con las
leyes, también es cierto que estas deben ser proporcionales entre sí, una vez que la
verdadera medida de los delitos deberá ser el daño real que este delito cause en la sociedad
y ante todo impuestas con una finalidad fundamental: “lograr que el individuo que cometió
un delito, no vuelva a cometerlo”, por tanto, el fin de una buena legislación no es castigar
los delitos, sino, evitarlos.

Enunciado lo anterior es evidente para mí, que nuestra realidad está muy alejada a la
práctica. Colombia no supera el estado de cosas contrarias a la constitución, nuestra política
criminal es insuficiente para las necesidades de esta sociedad, el afán de protagonismo de
nuestros políticos cuando se crean leyes supera los intereses propios a los de la sociedad y
el afán de corrupción no tiene límites, la falta de infraestructura que brinde a los presos
lugares dignos de vivir está desbordada, la falta de separar a los sindicados de los
condenados causa graves daños morales a las personas, las facultades que se atribuye a los
jueces cada día es más cuestionada, es imposible en este país aplicar las reglas de equilibrio
decreciente o de equilibrio, nuestro sistema carcelario está colapsado, no hay servicios
públicos higiénicos, la alimentación es precaria, con una infraestructura deplorable, no se
garantiza el servicio de salud, y peor aún Colombia no cuenta con programas de
resocialización, este es el peor escenario. Nuestra política criminal es un homenaje a la
vulneración de la dignidad humana."

Es imposible evitar el delito, nuestro país es una suma sin fin de desigualdades
económicas, laborales, de educación, de salud, en general de oportunidades. Beccaria en su
libro en el capítulo 45 dice que el método más seguro para evitar que el individuo cometa
delitos es la educación, pero en Colombia la educación es uno de más grandes problemas y
desafortunadamente es donde más inequidad podemos evidenciar ya que a lo largo del
tiempo nuestro gobierno no ha dado solución de fondo a la educación, quiero por ultimo
citar del libro esta frase:
“Finalmente, el más seguro pero más difícil medio de evitar delitos es perfeccionar
La educación, objeto muy vasto y que excede los límites que me he señalado, objeto, me atrevo
a decirlo, que tiene vínculos demasiadamente estrechos con la naturaleza del gobierno”…
(Subrayado mío)

A nosotros que tenemos la oportunidad de estudiar Derecho solo nos queda enfocar
nuestras fuerzas en aprender, pero no para nuestro beneficio, sino para ayudar en esta
sociedad, a ser líderes de proyectos en mejora de nuestra comunidad, aportar un granito
para la que los menos favorecidos tengan acceso a la educación, a la salud, a procurar por
que se respeten los derechos de las personas privadas de la libertad, estos fines deben ser
nuestro objetivo.

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