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UNIDAD 3: “CIENCIA, TECNOLOGÍA Y FILOSOFÍA”.

1. ¿Qué es la ciencia? Características.


2. La clasificación de las ciencias.
3. Los métodos de la ciencia.
 La deducción.
 La inducción.
 El método hipotético deductivo.
4. Comprender frente a explicar: la hermenéutica.
5. Progreso y límites de la ciencia.
 Progreso lineal y acumulativo.
 Progreso por falsación.
 Progreso por revoluciones.
 Progreso por resolución de problemas.
6. Los mitos de la ciencia.
1. ¿Qué es la ciencia? Características.
Etimológicamente, ciencia deriva del latín scire: saber. Tiene como objetivo la constitución y
fundamentación de un cuerpo sistemático del saber. Así definida, esta actividad podría confundirse con
otras, como la filosofía o la religión. Por ello, se pueden señalar algunos rasgos característicos que
definen el conocimiento científico:
- Es especializado. Cada ciencia delimita un campo o aspecto de la realidad para su estudio e
intervención. Al mismo tiempo que esta especialización cada vez es mayor, se forman nuevos
campos de ciencias interdisciplinares, como la bioquímica, la psicología social, etc.
- Aspira a la claridad y a la precisión. La ciencia se sirve de lenguajes especiales, técnicos, que
posibilitan el rigor y la precisión, al mismo tiempo que se evita la ambigüedad y la variedad
inútil del lenguaje ordinario.
- Es sistemático y metódico. No es una simple recopilación de informaciones inconexas, sino un
sistema de proposiciones, leyes y teorías conectadas de forma coherente. Por otra parte, la
investigación científica no es errática sino planificada, metódica, basada en reglas y técnicas;
esto no quita que, en algunos casos, la casualidad o el azar hayan tenido gran importancia en
determinados descubrimientos científicos.
- Es comunicable y público. La ciencia es el trabajo de una colectividad, y esto impone
exigencias de comunicación. Los resultados han de hacerse públicos para ser reconocidos como
tales. Además, dicho resultados son publicados y su acceso no es restringido. Algunos autores
sostienen que “conocimiento científico comprobado” es aquel que, después de haber seguido las
normas y reglas de publicidad y comunicación, es aceptado por la comunidad científica de
forma mayoritaria.
- Es verificable. Las proposiciones o enunciados científicos deben de verificarse o comprobarse.
La investigación científica no se limita a la simple observación de lo que sucede, sino que,
recurriendo a experimentos, provoca o reproduce artificialmente los fenómenos que se estudian.
La importancia que se otorga al experimento radica en el intento de evitar que lo que se
describe haya sido casual.
- Es legal: explicativo y predictivo. El conocimiento científico aspira a formular las leyes que
rigen los fenómenos, tanto para explicar éstos como para poder realizar predicciones.
- Es útil. La ciencia, y sobre todo la tecnociencia, no aspira únicamente a la búsqueda de la
verdad, sino que también pretende modificar y transformar la realidad.
2. La clasificación de las ciencias.
Tradicionalmente, las ciencias suelen dividirse en dos grandes grupos:
 Ciencias formales o instrumentales. Sus enunciados no se refieren a hechos, no afirman o
niegan sobre lo que ocurre en el mundo. Estudian objetos abstractos e ideales, que son fruto de
la mente humana y que no se encuentran en la naturaleza. Los enunciados de las ciencias
formales son verdaderos cuando hay coherencia (no contradicción) entre ellos. Estas ciencias
desarrollan el instrumento del que se servirán las otras ciencias.
 Ciencias empíricas. Son aquellas cuyos enunciados dicen algo sobre cualquier cosa que pasa
en el mundo, es decir, se refieren a hechos; éstos pueden contrastarse con la realidad y la
experiencia para saber si son verdaderos. A su vez, las ciencias empíricas se pueden subdividir
en dos grupos:
 Ciencias de la naturaleza. Sus enunciados se refieren a fenómenos o hechos de la
naturaleza.
 Ciencias humanas, sociales o de la cultura. Sus enunciados se refieren al modo de
comportarse de los seres humanos.
Ciencias formales o Lógica.
instrumentales. Matemáticas.
Física.
Ciencias de la naturaleza. Química.
Biología...
Ciencias empíricas. Sociología.
Ciencias humanas, Economía.
sociales o de la cultura. Historia.
Psicología.
Política...
3. Los métodos de las ciencias.
 La deducción.
Es un modelo de razonar que consiste en pasar de lo general a lo particular, de lo abstracto a lo
concreto. En este sentido, la deducción es opuesta a la inducción. En el proceso deductivo se derivan
unos enunciados (conclusión) a partir de otros (premisas) por medio de reglas de inferencia. La verdad
de la conclusión de una inferencia deductiva está garantizada siempre que sus premisas sean verdad.
Aquí no cuenta la observación ni la contrastación con la realidad. Este método es característico de las
ciencias formales; en las ciencias empíricas se utiliza básicamente para deducir posibles consecuencias
de la hipótesis. Ejemplo:
1. Todos los hombres son mortales.
2. Sócrates es hombre.
3. Luego Sócrates es mortal.
Si las premisas (1 y 2) son verdad, la conclusión (3) debe ser también verdad.
 La inducción.
Está basada en la experiencia, la observación y el experimento. Consiste en ir de lo particular a lo
general, en reunir hechos concretos y luego generalizar a partir de esos hechos. Intenta establecer
enunciados de carácter general, es decir, enunciados que pretenden ser verdaderos respecto de todos los
individuos pertenecientes a una clase. Las generalizaciones que hacen son universales (para todos los
individuos de una clase) y se refieren al presente, pasado y futuro. La inducción es el proceder
característico de las ciencias empíricas, aunque no el único, y su uso es muy habitual en la vida
cotidiana. Por ejemplo, decimos “todos los hombres son mortales” tras observar y comprobar que esto
ocurre en todos los individuos observados.
La inducción plantea un problema de carácter lógico. Se generaliza a partir de la observación de
algunos datos o número finito de afirmaciones sobre cosas concretas. Es decir, por ejemplo, de “este
hombre es mortal”, “ese hombre es mortal”, “aquel hombre es mortal”... pasamos a “todos los hombres
son mortales”. Concluimos que todos los individuos de una clase poseen cierta propiedad a partir del
hecho observado de que la poseen algunos. Reunir hechos, por muchos que sean, no garantiza la verdad
de las generalizaciones universales resultantes. ¿Qué nos garantiza que en el futuro no encontremos
algún caso que refute esa afirmación universal? Todo el mundo cree que el sol va a salir mañana y
creemos que ocurrirá así porque pensamos que el futuro se parecerá al pasado, pero ¿podemos estar
seguros de esto?
Para intentar salvar este problema, algunos autores hablan de un principio implícito: el principio de
uniformidad de la naturaleza. Es decir, la naturaleza se comporta siempre igual y no de forma caótica.
Sin embargo, la uniformidad de la naturaleza debe haber sido descubierta mediante la experiencia; pero
si fue descubierta mediante la experiencia, estaba basada en la inducción; y si la inducción no se puede
justificar, entonces la premisa de la uniformidad de la naturaleza no puede sostenerse.
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EL PAVO INDUCTIVISTA
En su primera mañana en la granja avícola, este pavo descubrió que la hora de la comida eran las 9 de la mañana. Sin
embargo, siendo como era un buen inductivista, no sacó conclusiones precipitadas. Esperó hasta que recogió una gran
cantidad de observaciones del hecho de que comía a las nueve de la mañana e hizo estas observaciones en una gran cantidad
de circunstancias: en miércoles y en jueves, en días fríos y calurosos, en días lluviosos y en días soleados. Cada día añadía
una nueva proposición observacional a su lista. Por último, su conciencia inductivista se sintió satisfecha y efectuó una
inferencia inductivista para concluir: “siempre como a las nueve de la mañana”. Pero ¡ay!, se demostró de manera indudable
que esta conclusión era falsa cuando la víspera de Navidad, en vez de darle de comer, le cortaron el cuello.
(Bertrand Russell)
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 El método hipotético-deductivo.
Combina la deducción y la inducción. Es el proceder característico de las ciencias naturales. Este
método consta de los siguientes pasos:
1. Se parte de un problema concreto. El punto de partida de toda investigación científica se
halla en la observación de algún hecho o fenómeno cuya explicación se desconoce.
2. Formulación de hipótesis. Se imagina o inventa una posible explicación teórica y
provisional del problema.
3. Deducción de consecuencias. Se intenta predecir qué hechos tendrían que producirse
forzosamente en caso de que la hipótesis fuese cierta.
4. Contrastación por medio de la experimentación. Son pruebas diseñadas específicamente
para comprobar las consecuencias de una hipótesis. Esta comprobación también puede
llevarse a cabo por medio de la observación.
5. Confirmación o refutación de la hipótesis. Si la contrastación de la hipótesis tiene éxito,
esta confirmación puede dar lugar a una nueva ley. Si, por el contrario, las
consecuencias no se cumplen, la hipótesis queda rechazada o refutada, debiendo
empezar de nuevo.
El objetivo final es la formulación de leyes y la integración de éstas en teorías. Cuando una hipótesis
es aceptada universalmente pasa a constituirse en una ley y ésta, a su vez, pasa a formar parte de una
teoría. La teoría científica es un conjunto sistemático de leyes que explican una parte de la realidad
(p.ej: la teoría de la relatividad de Einstein). Y si a través de un sistema de teorías científicas se ofrece
una visión sistemática de la realidad, entonces nos encontramos con un paradigma científico (p.ej: el
paradigma evolucionista que incluye la teoría del Big-Bang, el evolucionismo darwinista, la genética
mendeliana, etc.)

HipótesisLeyTeoríaParadigma
4. Comprender frente a explicar: la hermenéutica.

Las ciencias sociales o humanas pretenden adoptar el modelo de las ciencias empíricas de la
naturaleza, tanto en lo que se refiere a la utilización del método hipotético-deductivo como en la
adopción de la explicación. El modo de explicación establece relaciones constantes entre fenómenos
observables: el fenómeno A causa o produce el fenómeno B. Estas relaciones se expresan por medio de
leyes y éstas explican los fenómenos particulares que caen bajo ellas.
Ahora bien, ocurre que en el campo de las ciencias sociales la explicación de los fenómenos no
parece suficiente. La distinción entre explicación y comprensión se debe a W. Dilthey (s. XIX-XX).
Para comprender el comportamiento humano es necesario tener en cuenta las intenciones y creencias en
que se basa. “Explicamos la naturaleza, comprendemos el espíritu” (Dilthey denominaba a las ciencias
sociales o humanas como ciencias del espíritu).
Dilthey decía que las ciencias sociales o humanas no pueden basarse en la explicación científica, ya
que ésta implica un distanciamiento entre sujeto y objeto que sólo se puede dar en las ciencias
naturales. En las primeras sólo sería posible la comprensión. Comprender un hecho humano sería
captar su singularidad y su sentido, cosa que sólo sería posible desde la propia experiencia de quien
intenta comprender. Por tanto, se necesitaría una cierta “empatía” para poder comprender.
Los partidarios de la comprensión en las ciencias humanas proponen un método propio: la
hermenéutica. Tal método nació como una interpretación de los textos bíblicos y clásico. El método
hermenéutico pone de manifiesto que la comprensión de los fenómenos se lleva a cabo desde una pre-
comprensión previa, desde unos “pre-juicios” pertenecientes a una tradición. El conocimiento humano
no es “puro” ni objetivo, sino que descansa siempre en unos conocimientos, actitudes, etc. que forman
parte de nuestra intrahistoria personal y de la tradición en la cual estamos inmersos, de nuestro
horizonte cultural; por ello la comprensión se basa siempre en la interpretación.
5. Progreso y límites de la ciencia.
Sobre la cuestión del progreso de la ciencia, del aumento del conocimiento científico, podemos
señalar las siguientes explicaciones:
a. Progreso lineal y acumulativo.
Se trata de la posición más clásica, procedente del positivismo y defendida, entre otros, por los
neopositivistas del Círculo de Viena. Sostiene que el progreso científico se realiza por ampliación y
acumulación de teorías. Es decir, cada vez sabemos más y mejor. Esta visión descansa en el
cientificismo, es decir, en aquella concepción que considera el pensamiento científico como el único
válido, seguro y racional, e intenta extender esta concepción a todos los ámbitos. Toda teoría que es
verificada pasa a ser verdadera e incuestionable. Esta concepción de progreso es muy cuestionada.
b. Progreso por falsación.
K. Popper (s. XX) propuso la falsación como criterio de contrastación de las hipótesis y teorías
frente a la verificación.
Verificación. Falsación.
Consiste en la comprobación de la verdad de una Fue propuesta por Popper como alternativa a la
hipótesis. Para ello, se observa si lo que afirma la problemática verificación. Consiste en poner a
hipótesis ocurre en la realidad; de ser así, quedará prueba la hipótesis buscando hechos que
confirmada por concordancia con los hechos. Sin demuestren que es falsa. Mientras no se
embargo, el único modo de hacerlo es por encuentran, la hipótesis se considera,
inducción, y ésta sólo denota probabilidad, pues provisionalmente, verdadera. En el momento en
no puede descartarse que, en un futuro, aparezcan que se descubre un solo caso que se opone a la
contraejemplos. hipótesis, ésta queda falsada y, por tanto, es
rechazada.
Cuando una hipótesis ha sido contrastada y no se ha podido falsar (no se ha encontrado ni un solo
hecho que se le oponga), podemos considerar la hipótesis como una ley científica y, por tanto, aceptarla
provisionalmente. Según el falsacionismo, las leyes científicas no se caracterizan por su carácter
indudablemente verdadero, sino por el hecho de ser falsables o refutables; es decir, que de ellas es
posible deducir predicciones arriesgadas que las expongan a error.
Para Popper, falsar una teoría no es algo negativo, sino que conocer las deficiencias y los problemas
que tiene nos ayuda a formular otra mejor. Así, aprendemos de nuestros errores, lo cual garantiza un
progreso continuo hacia la verdad, aunque ésta, de hecho, sea inalcanzable.
c. Progreso por revoluciones.
T. Kuhn (s. XX) se opone al falsacionismo popperiano. Analizando la historia de la ciencia
observamos que todas las teorías científicas han sido falsadas en algunos aspectos, y esto no ha
provocado su rechazo. La teoría de Kuhn se apoya en la noción de paradigma y en la visión del
desarrollo científico a partir de rupturas radicales denominadas revoluciones.
Un paradigma es un modelo o patrón; supone una concepción del mundo determinada y aceptada por
los científicos del momento, y se convierte en el marco y contexto de sus investigaciones. Incluye
teorías, leyes y metodologías de investigación, pero también técnicas y aparatos, creencias generales
sobre el mundo... En la historia de la ciencia se observan diversos paradigmas que se suceden. La
sustitución de un paradigma por otro se lleva a cabo mediante una revolución científica. Es decir, el
paradigma predominante en una época entra en crisis; a esta época, caracterizada por la confusión y la
convivencia de diversas orientaciones, sigue la sustitución del antiguo paradigma por otro nuevo. Con
el tiempo, éste pasa a ser el modelo de ciencia normal aceptado por la comunidad científica. Por
ejemplo, el sistema aristotélico-ptolemaico entró en crisis y fue sustituido por el heliocentrismo
copernicano. Los motivos que provocan una revolución no son exclusivamente científicos, sino que
también intervienen factores sociales, políticos, intereses, etc.
Según Kuhn, dos paradigmas diferentes son inconmensurables, es decir, incomparables. A pesar de
que la ciencia cambia y se transforma, no progresa. No se puede considerar que un paradigma sea
mejor que otro, simplemente es diferente. Por ello, Kuhn fue criticado por relativista.
d. Progreso por resolución de problemas.
P. Feyerabend (s. XX) es el epistemólogo más original y polémico. Su concepción de la ciencia es la
más radical y atrevida. Feyerabend no ve la ciencia como una actividad sustancialmente diferente a las
otras actividades humanas. La distinción entre ciencia y otras actividades humanas, como por ejemplo
el arte, son artificiales e inventadas. El mito de la ciencia se sustenta en la creencia de que ésta tiene
más éxito y eficacia que otras actividades. Esta mitificación es consecuencia de la fe desmesurada en el
método científico.
Según Feyerabend, no existe regla ni procedimiento que no sean infringidos por los investigadores.
Es más, estas infracciones son útiles y necesarias. La rigidez en el método empobrece la investigación.
Por ello, Feyerabend defiende un radical pluralismo metodológico. Dicho con sus palabras: en la
investigación científica “todo vale o sirve”, si de ello se sigue algún progreso. El científico tiene que
valerse de lo que tiene más a mano: concepciones del mundo, conceptos metafísicos, restos y
fragmentos de teorías abandonadas, etc., es decir, de todo lo que, por sorprendente que parezca, pueda
tener una utilidad. En este sentido, la epistemología de Feyerabend ha sido considerada como
anarquista, aunque él prefería denominarse como dadaísta.

6. Los mitos de la ciencia.


La visión que tienen muchas personas de la ciencia descansa en una serie de mitos o perspectivas
erróneas, entre otras:
a) El cientificismo. Tiene su origen el positivismo de Comte (s. XIX). Ideología según la cual la
ciencia ha de ser la única guía de la humanidad, entendiendo que ciencia es el saber único,
definitivo, neutral y progresivo. Actualmente, cuando se habla de “peligros de la ciencia”, se
está hablando en realidad de los peligros de la exclusividad de la ciencia. La cuestión es que
ésta tiene que estar complementada por otros saberes, por otros puntos de vistas.

b) El saber científico es acumulativo. Los nuevos conocimientos se añaden a los anteriores como
los ladrillos de un edificio que crece indefinidamente. Sin embargo, la historia de la ciencia nos
muestra que un nuevo entramado de leyes y teorías ha ido sustituyendo a otros entramados
anteriores. La ciencia es algo provisional, no hay un progreso indefinido. Sólo cabe hablar de
progreso en el sentido de que, generalmente, las nuevas teorías son más verosímiles que las
anteriores, o parecen que se acercan más a la verdad.

c) La neutralidad de la ciencia. No existe una ciencia desinteresada. El interés por realizar


aplicaciones técnicas de los conocimientos científicos implica la idea de dominación. El
científico o los que lo financian pretenden dirigir la investigación hacia el refuerzo de su poder.
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La historia de Ignaz Semmelweis
Ignaz Semmelweis, un médico de origen húngaro, realizó esos trabajos entre 1844 y 1849 en el
Hospital General de Viena. Como miembro del equipo médico de la División Primera de Maternidad
del hospital, Semmelweis se sentía angustiado al ver que una gran proporción de mujeres que habían
dado a luz en esa división contraía la fiebre puerperal o fiebre del posparto. En 1844, hasta 260, de un
total de 3157 madres de la División Primera -un 8,2%-, murieron de esa enfermedad; en 1845, el índice
de muertes era del 6,8%, y en 1846 del 11,4%. Estas cifras eran sumamente alarmantes, porque, en la
Segunda División de Maternidad del mismo hospital, el porcentaje de muerte por fiebre puerperal era
mucho más bajo. Semmelweis empezó por examinar varias explicaciones frecuentes…; rechazó
algunas que se mostraban incompatibles con los hechos, y otras procedió a contrastarlas.
Una opinión atribuía las olas de fiebre puerperal a “influencias epidémicas” que se describían como
“cambios atmosférico/cósmico/telúricos”, que se extendían por distritos enteros y producían la fiebre
puerperal. Pero ¿cómo podían esas influencias haber infectado durante años la División Primera y
haber respetado la Segunda? Y ¿cómo, mientras la fiebre asolaba el hospital apenas se producía caso
alguno en la ciudad de Viena?
Según otra opinión, la causa era el hacinamiento. Pero Semmelweis constató que el hacinamiento era
mayor en la División Segunda, en parte como consecuencia de los esfuerzos desesperados de las
pacientes para evitar que las ingresaran en la tristemente célebre División Primera. (…)
Se acudió a explicaciones psicológicas. Una de ellas hacía notar que la División Primera estaba
organizada de tal modo que el sacerdote que portaba los últimos auxilios a una moribunda tenía que
pasar por cinco salas antes de llegar a la enfermería, precedido por un acólito que hacía sonar una
campanilla, lo que producía un efecto terrorífico y debilitante en las pacientes de las salas y las hacía
así más propicias a contraer la fiebre puerperal. Lo que no ocurría en la División Segunda…
Semmelweis convenció al sacerdote de que debía dar un rodeo para llegar sin ser observado, y suprimir
el toque de campanilla. Pero la mortalidad no decreció. Finalmente, en 1847, la casualidad dio a
Semmelweis la clave para la solución del problema. Un colega suyo, Kolletschka, recibió una herida
penetrante en un dedo, producida por el escalpelo de un estudiante con el que estaba realizando una
autopsia, y murió después de una agonía durante la cual mostró los síntomas de la fiebre puerperal.
Semmelweis comprendió que la “materia cadavérica” que el escalpelo del estudiante había introducido
en la corriente sanguínea de Kollestschka, había sido la causa de la fatal enfermedad de su colega, y lo
mismo sucedía con sus pacientes, porque él y su equipo solían llegar a las salas de parto
inmediatamente después de realizar disecciones en la sala de autopsias, después de haberse lavado las
manos sólo de un modo superficial. Si la suposición era correcta, entonces se podía prevenir la fiebre
puerperal con una solución de cal clorurada antes de reconocer a ninguna enferma. Así se hizo, y la
mortalidad puerperal comenzó a decrecer, y en el año 1848 descendió hasta el 1,27% en la División
Primera, frente al 1,33 de la Segunda.

Carl Hempel: Filosofía de la ciencia natural.

Verdades incómodas
Su irrebatible verdad (…) chocó frontalmente contra el cómodo y egocéntrico prejuicio de los
ginecólogos: ¿cómo iban a ser ellos, los santones de la ciencia y de la salud, los causantes de la enorme
mortandad? Las sociedades médicas de Ámsterdam, Berlín, Londres y Edimburgo condenaron sus
aberrantes teorías. Ignaz fue expulsado del colegio médico y, en 1849, las autoridades le obligaron a
abandonar Viena. A partir de entonces fue un paria, un apestado. Atacado por todos y desesperado por
la certidumbre de lo que sabía, por esa verdad indiscutible y tan sencilla que hubiera podido ahorrar
cientos de miles de vida, fue perdiendo los nervios poco a poco. En 1856, acorralado y horrorizado,
publicó una carta abierta a todos los profesores obstetricia: “Asesinos…”. Tenía razón: sus colegas se
comportaban como verdaderos criminales.
Semmelweiss tenía la razón, sí, pero no el poder, y los poderosos de su tiempo decretaron que estaba
loco, y lo encerraron en un psiquiátrico. En 1865, durante una salida del manicomio, Ignaz hundió un
escalpelo en un cadáver putrefacto y luego se hirió a sí mismo. Tres semanas después moría con los
síntomas de las parturientas. Fue un último y desesperado intento para convencer a los ginecólogos,
pero su sacrificio no sirvió de nada: tuvieron que pasar cincuenta años hasta que la clase médica
aceptara sus elementales conceptos de higiene.

Rosa Montero: Prejuicios asesinos. El País Semanal (20-11-2005)

Completa la tabla para recoger el protocolo de investigación de Ignaz Semmelweis.


Problema Hipótesis Observación / Experimentación La hipótesis es
investigado (V/F)
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