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Arte paleolítico

Arte paleolítico: cabeza de caballo tallada en marfil, Mas d'Azil (Pirineos, Francia). Museo nacional de
arqueología de Francia (Castillo de Saint-Germain-en-Laye).

El arte paleolítico se origina en el Paleolítico superior, aproximadamente hacia el


año 40 000 a. C., cuando los seres humanos modernos poblaban prácticamente
todo el globo terráqueo. Sin embargo, sus manifestaciones fundamentales, por no
decir casi las únicas, parecen reducirse a Europa, al sur del límite que marcarían
los hielos durante la glaciación de Würm. Es más, el arte mural de las cuevas
(llamado arte parietal) se concentra muy intensamente en ciertas regiones
francesas (Dordoña, Pirineos franceses, Corrèze, Charente, Loira, Hérault, Lot y
Garona, etc.) y españolas (Cornisa Cantábrica, Pirineos, costa mediterránea y
algunos puntos de la Meseta Central como Maltravieso, Siega Verde o Los
Casares), aunque ocasionalmente puede aparecer en Portugal, Italia, Europa
Oriental y poco más. No se ha averiguado el motivo que explique por qué no se
han hallado restos de arte paleolítico parietal en el resto del mundo.
El arte mueble o mobiliar (definido como objetos artísticos, funcionales o no, que
pueden ser transportados) es más abundante, extendiéndose no solo
por España y Francia, sino también por los valles del Danubio, del Don y la cuenca
del Baikal, ya en Asia. Hay restos esporádicos en el resto del mundo, como se
indica al final. Desde los primeros descubrimientos de objetos artísticos
paleolíticos, en el siglo XIX,1 siempre se ha suscitado el enigma de su motivación
y su significado, aunque parece haber consenso en que se trata de un arte de
función religiosa y que su temática está íntimamente relacionada con el medio
natural y su numen. Queda pendiente el hecho innegable de su alto valor estético
y artístico: los hombres prehistóricos demostraron, en algunos casos, un ansia de
perfección y un sentido de la belleza totalmente comparable a los artistas de otras
épocas históricas.
No obstante, este artículo solo toca, forzosamente, aquellos elementos artísticos
que se han conservado a lo largo de los siglos, lo que constituye, sin duda, una
parte ínfima de todo el corpus artístico paleolítico. Hemos perdido, como mínimo,
aspectos tan fundamentales como la tradición oral, la danza, la música, el adorno
corporal, etc.

Antecedentes
En esta fase de la Prehistoria se produce la evolución humana u hominización,
desde las formas más primitivas hasta el ser humano moderno y parece que en
buena parte de la evolución humana hay señales de lo que podrían ser
antecedentes del Arte.2

• Durante parte del Paleolítico inferior (500 000-150 000 a. C.) los
preneandertales (Homo heidelbergensis) que habitaron Europa ya
dominaban el fuego y, en sus utensilios, demuestran cierto sentido de
la estética que rebasa la mera funcionalidad. Lo más evidente en piezas
como los bifaces es la búsqueda de la simetría. Además, es posible
atribuirles prácticas de canibalismo que, aunque en la mayor parte de
los casos parece ser simplemente gastronómico, es decir, cuestión de
supervivencia, en raras ocasiones podría tratarse de canibalismo ritual.
Hasta hace poco nada indicaba que los anteneandertales europeos
tuviesen sentido religioso o artístico y, por tanto, pensamiento simbólico.
Cierto que algunos hallazgos paleolíticos del norte de África (como El
Gettar, en Argelia) y en Alemania (por ejemplo, un fragmento óseo de
pata de elefante grabado con 28 cortes en Bilzingsleben,3 yacimiento de
412 000 años, aproximadamente), inducían a sospechar lo contrario,
pero son inconcluyentes.4 Sin embargo, los hallazgos de la Sima de los
Huesos, en la Sierra de Atapuerca, parecen una acumulación
consciente de cadáveres con fines religiosos. Si a esto añadimos la
presencia de un bifaz cuidadosamente tallado (bautizado con el
pintoresco nombre de Excalibur), podemos sospechar que ya en
el Pleistoceno medio los seres humanos tenían creencias religiosas que
se asocian al futuro desarrollo del arte. Pero, lo más revolucionario ha
sido el descubrimiento de estatuillas que, a pesar de su tosquedad, han
sido interpretadas como figuras femeninas: La Venus de Berejat
Ram (Altos del Golán) y la Venus de Tan-Tan (Marruecos), ambas han
sido discutidas y habría que esperar que las investigaciones se
consoliden.

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