Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Puyana, J.
Puyana, J.
net/publication/273771382
CITATIONS READS
8 534
3 authors, including:
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
All content following this page was uploaded by Fredy Andrés Barrero Escobar on 20 March 2015.
Compiladoras:
Laura Wills Otero
Margarita Batlle
PNUD-IDEA Internacinal-NIMD
Bogotá, D.C.
Política y territorio. Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011 /
Laura Wills Otero y Margarita Batlle, compiladoras. - Bogotá: PNUD-IDEA-NIMD, 2012. 220
pp.;; 16 x 23 cm.
ISBN: 978-958-8758-46-6
Los artículos compilados en este libro se elaboraron con el apoyo del Proyecto Fortalecimiento Democrático, una
iniciativa ejecutada por el PNUD Colombia, en alianza con IDEA Internacional y el NIMD y con el apoyo de la Em-
bajada de Suecia en Colombia.
Guillermo Díez
Corrector de estilo
&XDOTXLHUYLVLyQXRSLQLyQH[SUHVDGDHQHVWHGRFXPHQWRQRUHÀHMDQHFHVDULDPHQWHODSRVLFLyQRSROtWLFDV
del PNUD, de IDEA Internacional o del NIMD.
Presentación ...................................................................................... 11
Fulano de tal va por su aval. Desconexión entre los niveles
nacionales y locales de los partidos políticos en Colombia .............. 131
Felipe Botero y David Alvira
La nueva Ley de Cuotas en Colombia. El caso de las asambleas
departamentales, 2007-2011 ............................................................ 197
Bibiana Astrid Ortega Gómez y Gabriel Nicolás Camargo Toledo
Contenido 5
Sobre los autores
David Alvira
dl.alvira34@uniandes.edu.co
Politólogo, Magíster en Ciencia Política y becario de la Beca de Excelencia
Académica de la Universidad de los Andes. Ha estado vinculado de dife-
rentes formas con el área de gobernabilidad democrática del PNUD, en el
análisis de temas como la calidad de la democracia y de la gobernabilidad.
Dentro de sus áreas de investigación se destacan los partidos políticos y
las elecciones del nivel local. Recientemente, junto a Bibiana Ortega y Fe-
lipe Botero, formó parte del comité técnico de la Misión de Observación
Electoral (MOE), y en coautoría publicó “Factores de riesgo por anomalías
en votos blancos, nulos y tarjetas no marcadas en el análisis de factores de
riesgo para las elecciones locales de 2011”.
Fredy Barrero
fredy.barrero@usa.edu.co
Decano Adjunto de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de
la Universidad Sergio Arboleda, e investigador del Grupo de Análisis Polí-
tico, G.A.P., de la misma Universidad. Estudiante de maestría en Estudios
3ROtWLFRVGHOD3RQWL¿FLD8QLYHUVLGDG-DYHULDQD
Margarita Batlle
margarita.batlle@uexternado.edu.co
Doctora en Ciencia Política y Máster en Estudios Latinoamericanos de la
Universidad de Salamanca y politóloga de la Universidad de Buenos Aires.
Felipe Botero
fbotero@uniandes.edu.co
Ph.D. en Ciencia Política de la Universidad de Arizona y M.A. en Ciencias
Sociales de la Universidad de Chicago. Actualmente es profesor asociado
y director de posgrados del Departamento de Ciencia Política de la Uni-
versidad de los Andes. Investiga y publica sobre temas relacionados con
consolidación de los sistemas de partidos, sistemas electorales y el fun-
cionamiento de la democracia. Recientemente compiló los libros Partidos
y elecciones en Colombia y ¿Juntos pero no revueltos? Partidos, candi-
datos y campañas en las elecciones legislativas de 2006 en Colombia y
fue coautor, junto con Arlene B. Tickner, del libro Colombia y el mundo,
2SLQLyQS~EOLFD\SROtWLFDLQWHUQDFLRQDO
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
8
Virginie Laurent
vlaurent@uniandes.edu.co
Ph.D. en Sociología de la Universidad Sorbonne Nouvelle de París. Es Pro-
fesora asociada del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de
los Andes (Bogotá, Colombia) y Experta asociada del Grupo internacional
de trabajo para un enfoque plural de las Constituciones del Instituto de
Investigación y Debate sobre Gobernanza – IRG (París, Francia). Trabaja
desde hace varios años sobre movilizaciones sociales, políticas y elec-
torales indígenas en América Latina. Es autora del libro Comunidades
LQGtJHQDVHVSDFLRVSROtWLFRV\PRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOHQ&RORPELD
0RWLYDFLRQHVFDPSRVGHDFFLyQHLPSDFWRV, y de los artículos “Con
bastones de mando o en el tarjetón. Movilizaciones políticas indígenas
en Colombia”, Colombia Internacional, 71: 35-61;; Multiculturalismo a la
colombiana y veinte años de movilización electoral indígena: circunscrip-
ciones especiales en la mira, $QiOLVLV3ROtWLFR, 75: 47-65, entre otros.
Rodrigo Losada
rodrigo.losada@correo.usa.edu.co
Rodrigo Losada es Ph.D. en Ciencia Política de la Universidad de George-
town (1977) y actualmente se desempeña como profesor en la Universidad
Sergio Arboleda (Bogotá). En sus investigaciones se interesa ante todo por
procesos electorales, partidos y otras organizaciones políticas, represen-
tación política y cultura política. Es coautor del Atlas de las elecciones
SUHVLGHQFLDOHVHQ&RORPELD, y su más reciente publicación es
“Coaliciones que pactan los candidatos a cargos públicos electivos: el caso
colombiano”, Perspectivas Internacionales 7 (1): 49-59.
10
Presentación
El presente libro es resultado de un trabajo de investigación conjunto
entre profesores de diferentes universidades colombianas, expertos en el
tema de partidos políticos y elecciones, y el Proyecto Fortalecimiento De-
mocrático (PFD), una iniciativa conjunta del PNUD, IDEA Internacional
y el NIMD, apoyada por la Embajada de Suecia.1 El grupo de expertos se
FRQIRUPyD¿QDOHVGHFRQHOREMHWLYRGHDQDOL]DUGLIHUHQWHVDVSHFWRV
de las elecciones legislativas que tuvieron lugar en marzo de 2010. Con
el decidido apoyo del PFD, profesores de las diferentes instituciones aca-
démicas y estudiantes de pregrado y posgrado participaron en el diseño
de encuestas y entrevistas a profundidad que se realizaron a candidatos
al Congreso de la República y a jefes y asesores de campañas. El esfuerzo
de ese momento y los aprendizajes que se acumularon sirvieron como an-
tecedentes para formular una nueva propuesta de trabajo encaminada a
observar y analizar las elecciones subnacionales que se llevaron a cabo en
el país el 30 de octubre de 2011.
A principios de 2011, algunos de los profesores que participaron en
la primera investigación diseñaron, junto con el PFD, un nuevo proyecto,
cuyo objetivo principal estuvo centrado en el análisis del proceso electoral
de los comicios subnacionales.2 /RV WHPDV GH LQWHUpV TXH VH GH¿QLHURQ
en la agenda de investigación fueron los siguientes: i) las dinámicas de
organización interna de los partidos políticos y la toma de decisiones al-
1 Los profesores que participaron en la investigación provienen de las siguientes universidades:
Universidad de los Andes, Universidad Externado de Colombia, Universidad Sergio Arboleda,
8QLYHUVLGDG1DFLRQDOGH&RORPELD\OD3RQWL¿FLD8QLYHUVLGDG-DYHULDQD
2 En la segunda investigación participaron los profesores y algunos estudiantes de la Universidad
de los Andes, de la Universidad Externado de Colombia y de la Universidad Sergio Arboleda.
Presentación 11
rededor de la selección de los candidatos aspirantes a ocupar cargos de
elección popular;; ii) la naturaleza de los vínculos entre los candidatos y
sus partidos;; iii) la participación electoral de grupos subrepresentados,
tales como los indígenas y las mujeres;; y iv) el impacto de las diferentes
reformas políticas (especialmente la Ley 1475 de 2011) en las campañas
electorales, en los partidos políticos y en los resultados electorales. La es-
trategia metodológica central fue la realización de trabajo de campo en
regiones del país que se diferenciaran en sus dinámicas electorales.
Se condujeron cerca de sesenta entrevistas a profundidad a can-
didatos, asesores de campañas y líderes de los partidos políticos en los
siguientes departamentos y municipios: La Guajira (Riohacha), Cesar (Va-
lledupar y San Diego), Bolívar (Cartagena y Turbaco), Chocó (Quibdó y La
Jagua), Nariño (Pasto), Huila (Neiva y Garzón), Santander (Bucaraman-
JD\7ROLPD/DVHQWUHYLVWDVDERUGDURQORVGLIHUHQWHVWHPDVSUHGH¿QLGRV
por el grupo de expertos, y todas ellas fueron posteriormente transcritas
en el Centro de Estudios de Democracia y Estudios Electorales (CEDAE)
de la Registraduría Nacional del Estado Civil. La información obtenida a
través del trabajo de campo se complementó con resultados electorales,
con documentos formales, tales como los estatutos partidistas y normas
electorales, y con estudios previos sobre los temas de interés. Todo esto
sirvió para realizar los diferentes estudios que se compilan en este libro.
El interés por el estudio de las dinámicas políticas subnacionales sur-
ge de la necesidad de superar la idea de que el juego político y electoral
que se da en el ámbito nacional se traduce de forma similar en el ámbito
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
regional y local. En este libro partimos de la premisa de que las dinámicas
políticas que se dan en los niveles subnacionales (i.e., departamentos y
municipios) se diferencian de las que se dan en el nivel nacional, entre
otras razones por la variación existente en características estructurales y
contextuales. A pesar de esto, también consideramos que para entender
los procesos electorales en uno y otro nivel, es fundamental reconocer las
interacciones que, mediadas por actores políticos, se dan entre ellos.
La relevancia de traer el espacio subnacional a los estudios sobre par-
tidos y sistemas de partidos radica en que si no se considera el elemento
Política y territorio
local, se pierden de vista actores, instituciones y prácticas que fundamen-
WDQ OD FRPSHWHQFLD SROtWLFD \ TXH HQ PXFKDV RFDVLRQHV VH PDQL¿HVWDQ
exclusivamente, o con lógicas propias, en el espacio subnacional. Por otro
lado, existen muy pocos trabajos en Colombia que aborden el análisis de
lo político-electoral desde el ámbito subnacional. Este libro busca con-
12
tribuir a llenar ese vacío. A continuación se hace una breve descripción
de los seis artículos que se incluyen en esta compilación. Los diferentes
trabajos abordan temas de actualidad que se encuentran en el centro del
debate público y académico y que se relacionan con las dinámicas propias
de la competencia política en Colombia.
El primer capítulo, a cargo de José Ricardo Puyana (PNUD) y titula-
do “Las reformas políticas en Colombia, 2003-2011: ¿hacia partidos más
responsables?”, aborda el proceso de reformas políticas aprobadas en
Colombia en la última década. El autor sostiene que estas reformas han
sido complementarias y han conducido progresivamente a lograr cambios
SRVLWLYRV SDUD HO IXQFLRQDPLHQWR GH OD GHPRFUDFLD (VSHFt¿FDPHQWH VH
analizan los efectos del Acto Legislativo 001 de 2009 y su ley reglamenta-
ria (i.e., Ley 1475 de 2011) sobre el proceso electoral subnacional de 2011.
A partir de un análisis descriptivo de dichas normas, de los debates que
las antecedieron y del accionar de las diferentes instituciones y los actores
involucrados en su implementación, así como de los resultados electora-
les, el capítulo sugiere que entre los efectos más relevantes de la citada
normativa se encuentran una mayor responsabilidad de los partidos en la
selección de sus candidatos y el incremento de la equidad de género en la
política. Estos cambios han contribuido a que los partidos sean organiza-
ciones más responsables y más institucionalizadas.
Los capítulos dos y tres se concentran en las dinámicas internas de los
partidos en los procesos de selección de candidatos. El artículo “Candida-
turas y partidos: los procesos de selección de candidatos en las elecciones
subnacionales de Colombia, 2011”, de autoría de Laura Wills Otero (Uni-
versidad de los Andes);; Margarita Batlle (Universidad Externado de
Colombia) y Fredy Barrero (Universidad Sergio Arboleda), analiza los
diferentes mecanismos a través de los cuales los partidos políticos selec-
cionan a sus candidatos, e ilustra, a partir de algunos casos puntuales,
aquellos que fueron empleados en las elecciones regionales y locales en
Colombia durante 2011. Sumados a la pregunta sobre cómo los partidos
VHOHFFLRQDQDVXVFDQGLGDWRVORVDXWRUHVDQDOL]DQORVIDFWRUHVTXHLQÀX-
yen sobre la determinación de cuáles mecanismos emplear. Los hallazgos
evidencian que decisiones informales tomadas por líderes dentro de los
partidos predominan sobre reglas formales establecidas en los estatutos
partidistas, tales como consultas internas, entre otras.
El capítulo titulado “El papel de la organización partidista en las cam-
pañas electorales: dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011”
Presentación 13
de Rodrigo Losada (Universidad Sergio Arboleda) analiza el accionar de
las autoridades de determinados partidos políticos en algunos proce-
sos internos como la selección de sus candidatos y la elaboración de sus
programas de gobierno. La evidencia empírica utilizada se centra en los
departamentos de Bolívar y Santander y sus ciudades capitales, Cartagena
\%XFDUDPDQJDUHVSHFWLYDPHQWH(ODXWRUHQFXHQWUDTXHODLQÀXHQFLDTXH
desempeñan las autoridades partidistas es menor que aquella que ejercen
los miembros del Congreso de la República. En algunos casos, el rol de las
autoridades de los partidos es marginal o nulo. A partir de estos hallazgos,
VHVXJLHUHFRPHQ]DUFRQXQDGH¿QLFLyQHVSHFt¿FDGHSDUWLGRSROtWLFRSDUD
analizar la evidencia empírica encontrada.
El cuarto capítulo, de autoría de Felipe Botero y David Alvira (Univer-
sidad de los Andes), titulado “Fulano de tal va por su aval. Desconexión
entre los niveles nacionales y locales de los partidos políticos en Colom-
bia”, explora la forma en la que los candidatos en el nivel local estructuran
sus campañas políticas y construyen sus programas. Los autores buscan
describir y explicar el modo en que los candidatos en este nivel se articu-
lan con las estructuras nacionales de los partidos. La conclusión a la que
llegan es que los niveles de articulación entre las estructuras locales y las
nacionales son bajos. Los partidos y los candidatos concentran sus inte-
reses mucho más en buscar y en otorgar avales, que en diseñar agendas
programáticas que respondan al electorado y a los intereses del partido
como un todo. En general, los candidatos promueven programas perso-
nalizados desvinculados de las agendas generales de los partidos que los
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
avalan. En otras palabras, las propuestas de campaña de los candidatos
en el nivel subnacional guardan poca coherencia con las plataformas o
ideologías de los partidos en los que están inscritos.
Los últimos dos capítulos analizan la participación de grupos subre-
presentados o minorías, tales como los indígenas y las mujeres. En el
artículo titulado “Dos décadas de movilización electoral indígena en Co-
lombia. Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011”, escrito
por Virginie Laurent (Universidad de los Andes), se describen las caracte-
rísticas de la movilización electoral indígena en las dos últimas décadas en
Política y territorio
Colombia y se pone atención a lo ocurrido en las elecciones subnacionales
de octubre de 2011. La autora analiza las diferentes estrategias utilizadas
por organizaciones y/o líderes que se han reivindicado como indígenas
desde inicios de los años noventa hasta las elecciones que acá se analizan.
El artículo revela la evolución de la participación de estas organizaciones
14
o candidatos y pone en evidencia su capacidad de adaptación a las nuevas
reglas del juego político electoral.
Finalmente, el artículo titulado “La nueva Ley de Cuotas en Colom-
bia. El caso de las asambleas departamentales, 2007-2011”, escrito por
Bibiana Ortega y Gabriel Camargo (Universidad de los Andes), se propone
analizar el efecto de la Ley de Cuotas que se reglamentó en la Ley 1475 de
2011 sobre la representación política de las mujeres en las asambleas de-
partamentales de las elecciones regionales del mismo año. Los hallazgos
permiten establecer que aunque pequeños, la ley tuvo efectos positivos
en la inclusión de mujeres en las listas partidistas. A pesar de esto, los
autores concluyen que la aplicación efectiva de la norma sólo se podrá
dar en la medida en que también acontezcan otros cambios de carácter no
institucional (i.e., cultura política ciudadana).
En resumen, este libro es un esfuerzo por contribuir a los debates so-
bre las dinámicas internas de los partidos y sobre su funcionamiento en
las campañas electorales que tienen lugar en el nivel subnacional en Co-
lombia.
Presentación 15
Las reformas políticas
en Colombia, 2003-2011:
¿hacia partidos más responsables?1
Resumen
Partiendo del argumento de que las reformas políticas aprobadas en Colombia en
la última década, pese a sus limitaciones, han sido complementarias y han condu-
cido a mejoras progresivas, este artículo analiza los primeros efectos que tuvieron
la reforma política de 2009 y la Ley 1475 de 2011, o Ley de Partidos, sobre el pro-
ceso electoral de 2011. Se trata de un trabajo descriptivo fundado sobre el análisis
de dichas normas y los debates que las antecedieron, las evidencias de actuacio-
nes institucionales durante su implementación y los datos electorales del proceso
analizado. Sus conclusiones preliminares sugieren algunas de las preguntas que
tendrán que responderse de cara a los comicios de 2014 y 2015.
Palabras clave
Reforma política, ley de partidos, elecciones locales.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 17
¿hacia partidos más responsables?
Introducción
En Colombia se ha hablado durante los últimos quince años de las re-
formas constitucionales y legales necesarias en materia política y electoral,
para conseguir un sistema político a la vez representativo, participativo y
gobernable. Un reto nada fácil que, de hecho, ha guiado las discusiones
sobre los sistemas electorales en muchas democracias (Payne 2006). En
el marco de este debate, entre otras, se han aprobado en Colombia en la
última década tres normas –los Actos Legislativos 001 de 2003 y 001 de
\OD/H\GH±TXHKDQSURGXFLGRFDPELRVVLJQL¿FDWLYRVHQ
el funcionamiento del sistema de partidos y del sistema político en gene-
ral.2
Tantas y tan variadas reformas podrían ser vistas como un conjunto
de esfuerzos desarticulados que han dejado a la democracia colombiana
en manos de la volatilidad del Ejecutivo y el Legislativo. Sin embargo, los
análisis que hasta ahora se han producido en torno a las mismas (Rodrí-
guez Pico 2005;; Rodríguez Raga y Botero 2006;; Botero y Rodríguez Raga
2009;; Losada y Castro 2008;; Losada 2009;; Gutiérrez Sanín 2006;; Liza-
razo y Londoño 2010;; Londoño 2010) coinciden en que éste ha sido un
proceso incremental que ha brindado algunas herramientas para “poner
la casa en orden”.3(QSDUWLFXODUVLVHWLHQHHQFXHQWDTXH±FRQHO¿QGH
acabar con el bipartidismo que había caracterizado al país desde el siglo
XIX– la Constitución de 1991 introdujo una serie de medidas que condu-
jeron al crecimiento exponencial del número de partidos y a una excesiva
personalización de la política.
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
2 Aunque no se abordarán en detalle en este artículo, otras reformas que tuvieron implicaciones
Política y territorio
sobre el sistema político aprobadas entre 2003 y 2009 son: el Acto Legislativo 002 de 2004
(reelección presidencial), la Ley 892 de 2004 (voto electrónico), y las leyes 974 y 996 de 2005
(régimen de bancadas y ley de garantías electorales, respectivamente).
3 La mayoría de estos análisis sobre las reformas políticas de 2003 y 2009 también coinciden en
que, pese a sus avances, la adopción de listas abiertas con la posibilidad del voto preferente –el
cual ha sido más la regla que la excepción– mantiene en la normativa colombiana incentivos
hacia la personalización de la política y evita mejoras más decididas hacia el fortalecimiento de
los partidos políticos.
18
partir el poder con los tradicionales en los niveles nacional y subnacional
(Batlle y Puyana 2011). Este crecimiento en el número de organizacio-
nes políticas, que superaba las setenta a comienzos de la década de 2000,
menguó los niveles de institucionalización de los partidos4 y dio pie para
que organizaciones ilegales siguieran apoderándose de estructuras de po-
der en todos los niveles del Estado.
En este contexto, se inició un proceso de cambio institucional que
todavía no ha terminado y que ha producido desarrollos importantes, es-
pecialmente, hacia una mayor institucionalización de los partidos y del
sistema de partidos en Colombia. Estas reformas, constitucionales y le-
gales, se han producido gracias a iniciativas tanto del Ejecutivo como del
Legislativo y en medio de complejos procesos políticos que, por razones de
distinta índole, crearon las condiciones para que las élites políticas apro-
EDUDQ PRGL¿FDFLRQHV LQVWLWXFLRQDOHV TXH HOODV PLVPDV KDEtDQ HOXGLGR
durante años. La primera de estas reformas se aprobó en 2003 y produjo
sus primeros resultados concretos en las elecciones legislativas de 2006.
La segunda se adoptó en 2009 y tuvo sus primeros efectos, gracias a la ley
que la reglamenta, en las elecciones subnacionales de 2011.
Partiendo del argumento de que las reformas políticas aprobadas en
Colombia en la última década, pese a sus limitaciones, han sido comple-
mentarias y han conducido a mejoras progresivas, este artículo analiza
ORV SULPHURV HIHFWRV TXH WXYLHURQ HVSHFt¿FDPHQWH HO $FWR /HJLVODWLYR
001 de 2009 y la Ley 1475 de 2011 sobre el proceso electoral de 2011.
Pese al poco tiempo que hubo para su implementación, bien vale la pena
preguntarse si dicha Ley permite hablar de un sistema político que está
progresando hacia partidos políticos más responsables e institucionaliza-
GRV$VtODVFRVDVHVWHWUDEDMREXVFDHVSHFt¿FDPHQWHLGHOLQHDUHOPDUFR
de las principales reformas políticas adoptadas en Colombia en la última
década, ii) describir el alcance de las normas aprobadas en 2009 y 2011,
y iii) revisar la manera como éstas afectaron el proceso electoral de 2011.
$O ¿QDO VH SURSRQGUiQ DOJXQDV SULPHUDV REVHUYDFLRQHV TXH VHUYLUiQ D
la discusión sobre estas normas que, seguramente, se dará en el camino
hacia los comicios de 2014 y 2015.
4 Se entiende institucionalización de los partidos políticos en los términos de Panebianco, es de-
cir, “la institucionalización es en efecto el proceso mediante el cual la organización incorpora los
YDORUHV\¿QHVGHORVIXQGDGRUHVGHOSDUWLGR´$HVWHUHVSHFWR$OFiQWDUD
complementa con el siguiente detalle: “el mayor o menor grado de institucionalización suponía
la existencia de una integración vertical de las elites frente a otra de carácter horizontal, la ma-
yor o menor profesionalización de las mismas, el menor o mayor nivel de clientelismo, la mayor
o más extensiva subcultura partidista o lo contrario, respectivamente”.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 19
¿hacia partidos más responsables?
Éste es, por lo tanto, un trabajo descriptivo fundado sobre el análisis
de las normas y los debates que las antecedieron, las evidencias de actua-
ciones institucionales durante su implementación y los datos electorales
del proceso analizado. Este artículo hace parte de un esfuerzo colectivo,
consignado en el presente libro, que, con la participación de investigado-
res de varias universidades del país, analizó a fondo las dinámicas políticas
locales del proceso electoral de 2011. En este capítulo se dan algunas ba-
ses que permitirán entender con mayor claridad los aportes realizados
en los siguientes textos, cuyos hallazgos provienen de un extenso trabajo
de campo y de discusiones e intercambios que tuvieron lugar en pleno
proceso electoral, y con actores de distintas regiones del país. De manera
HVSHFt¿FDHOSUHVHQWHFDStWXORDSRUWDKHUUDPLHQWDVGHDQiOLVLVTXHVHUYL-
rán al proceso de construcción normativa sobre el sistema político que se
desarrolla en Colombia.
Después de esta introducción, el artículo continúa con una primera
sección que revisa el contenido de las reformas políticas de 2003 y 2009.
Una segunda parte describe en detalle los principales lineamientos de la
Ley 1475 de 2011, también conocida como Ley de Partidos o Ley de la Re-
forma Política. Allí se desarrollan los grandes componentes de la norma
y se hace énfasis en aquellos aspectos que, por los límites establecidos y
por las responsabilidades creadas, tenían mayor posibilidad de generar
cambios en los casi cuatro meses que pasaron entre la sanción de dicha
ley, el 14 de julio de 2011, y los comicios del 30 de octubre de 2011. Esta
parte describe cada uno de los efectos que produjeron estas normas en
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
el período previo a las elecciones. Finalmente, el artículo cierra con unas
conclusiones preliminares y con algunas de las preguntas que tendrán
que responderse durante los próximos años, cuando la norma se ponga en
marcha enteramente.
Tras numerosos proyectos de reforma que naufragaron en el proce-
so legislativo, en 2003 se aprobó en Colombia un cambio constitucional
±SURSXHVWR LQLFLDOPHQWH SRU XQ JUXSR GH OHJLVODGRUHV± TXH PRGL¿Fy OD
manera como venía funcionando el sistema político (Holguín 2006;; Vé-
lez et al. 2006). Entre otros aspectos, esta reforma se fundamentó en
20
el objetivo de fortalecer los partidos y reducir los niveles de fragmenta-
ción del sistema de partidos, mediante mecanismos que fomentaban el
surgimiento y/o consolidación de colectividades más cohesionadas, e in-
centivos para aquellas que obtuvieran las votaciones más altas (Gutiérrez
Sanín 2006;; Botero y Rodríguez Raga 2009). La reforma se implementó
por primera vez, en el ámbito subnacional, en las elecciones territoriales
GHVLQHPEDUJRHOLPSDFWRPiVVLJQL¿FDWLYRVHYLRWUDVHOSURFHVR
electoral de 2006, que condujo, según Gutiérrez Sanín (2006), a un nuevo
sistema de partidos.
Cinco son las medidas más relevantes de esta reforma: i) la adopción
de una lista única por partido o movimiento, con opción de elegir entre
listas cerradas o con voto preferente, ii) la creación de un umbral del 2%
en la elección a Senado, para mantener la personería jurídica y partici-
par en la repartición de escaños en circunscripciones plurinominales,5
iii) el cambio de la fórmula para repartir estos escaños, que introdujo en
la normatividad colombiana el sistema d’Hondt (o cifra repartidora), iv)
la prohibición expresa de la doble militancia, según la cual, “en ningún
caso se permitirá a los ciudadanos pertenecer simultáneamente a más
de un partido o movimiento político”, y v) la creación de un régimen de
bancadas –más adelante reglamentado por la Ley 974 de 2005, conocida
también como Ley de Bancadas– que buscaba llevar a la cohesión interna
de estas organizaciones.
La lista única redujo la fragmentación interna que durante años ha
imperado en Colombia, sin acabar completamente con ésta. Los partidos
tradicionales Liberal y Conservador se habían acostumbrado hasta enton-
ces a operar bajo un esquema, conocido como “operación avispa”, que les
permitía una entrega indiscriminada de avales y, por ende, el asegura-
miento de una mayor presencia en los cuerpos colegiados en los niveles
nacional y territorial (Gutiérrez Sanín 2007, 308). En el mismo sentido,
el umbral del 2% y la nueva fórmula eliminaron los incentivos que había
en Colombia para hacer política con partidos “taxi”: creados de la mano
de un solo candidato y sin vocación de permanencia. La reforma forzó a
que organizaciones políticas ya existentes se unieran y compitieran con
un mismo logotipo (Botero 2009). Sin embargo, como lo sugieren Botero
\5RGUtJXH]5DJDHVWRQRVLJQL¿FyQHFHVDULDPHQWHODFUHDFLyQGH
partidos cohesionados y más fuertes.
5 Para la Cámara de Representantes, las asambleas departamentales y los concejos municipales,
se estableció un umbral igual al 50% del cociente electoral.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 21
¿hacia partidos más responsables?
Sobre el régimen de bancadas, la reforma constitucional consagró
en el máximo nivel normativo la necesidad de que candidatos electos
actúen colectivamente,6 y no bajo los esquemas de indisciplina que ca-
racterizaron a los partidos Liberal y Conservador durante los gobiernos
de Ernesto Samper (1994-1998) y Andrés Pastrana (1998-2002), entre
otros, en donde algunos parlamentarios actuaban sólo bajo sus propios
criterios, ignorando las directivas de sus colectividades (Londoño 2010).
Este régimen de bancadas fue posteriormente reglamentado por la Ley
974 de 2005, que, pese a los vacíos que dejó –algunos de los cuales fueron
oportunamente corregidos por la Corte Constitucional, como el relacio-
nado con los distintos tipos de objeciones–, ha impreso cambios en el
funcionamiento de los partidos en el Congreso (Ungar 2008), aunque no
necesariamente en las corporaciones públicas territoriales.
La reforma de 2003 tuvo resultados innegables: el número efectivo
de partidos se redujo en los niveles nacional y subnacional,7 y el fun-
cionamiento de los partidos en el Congreso y la relación de éstos con el
Ejecutivo permiten hablar de mayores niveles de disciplina partidista. Sin
embargo, estos avances se desvanecen cuando se introducen en el análisis
ORVDOWtVLPRVQLYHOHVGHLQ¿OWUDFLyQHQHO(VWDGRTXHDOFDQ]DURQODVIXHU]DV
ilegales a través de los partidos, y que –como lo demostró el proceso de la
OODPDGD³SDUDSROtWLFD´±QROOHJDURQDVX¿QFRQHVWHDFWROHJLVODWLYR'H
hecho, más temprano que tarde, en 2007, Ejecutivo y Legislativo empeza-
ron a discutir sobre la necesidad de un nuevo cambio. Así, comenzó una
puja que, después de varios textos y casi cuatro años de debates, condujo a
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
la aprobación de la reforma política de 2009 y de la ley que la reglamenta.
6 La reforma le introdujo al artículo 108 de la Constitución el siguiente texto: “Los miembros de
las Corporaciones Públicas elegidos por un mismo partido o movimiento político o ciudadano
actuarán en ellas como bancada en los términos que señale la ley y de conformidad con las deci-
siones adoptadas democráticamente por estas”.
7 De acuerdo con datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil, Colombia pasó de tener 78
partidos en 2002, a 23 en 2006 y 12 en 2010.
22
8.000” de la década de 1990 alcanzó dimensiones comparables con lo que
el país vivió durante la segunda parte del siguiente decenio (López 2010).
Las dimensiones de este esfuerzo de cooptación del Estado pusieron nue-
vamente sobre la mesa la necesidad de una reforma política que blindara
al sistema político de intereses ilegales.
Quizás la falencia más evidente tenía que ver con la responsabilidad
de los partidos frente a la investigación y la condena de sus militantes ele-
gidos, tanto en corporaciones públicas como en cargos uninominales. Uno
a uno, fue posible ver cómo los partidos –muchos formados a instancias
de la reforma de 2003– reemplazaban a los parlamentarios investigados
por posibles vínculos con los paramilitares por aquellos candidatos que
ocupaban el siguiente puesto en la lista, procedimiento que no generaba
ningún costo para el partido. Además, no pocos de quienes reemplazaron
a los investigados o condenados terminaron ellos mismos involucrados en
procesos judiciales por cargos similares. Un círculo vicioso que terminó
llevando a los cuerpos colegiados a personas con muy pocos votos.
Lo anterior creó el ambiente político para volver a hablar de reforma
con nuevos temas en la agenda, como la necesidad de imponer sanciones
a los partidos implicados, sobre todo a través de la llamada “silla vacía”.8
Además de esta medida, el fenómeno de la parapolítica trajo a colación
otra serie de aspectos que, aunque se habían abordado en el pasado, no
habían tenido mayores avances. Éstos tenían que ver con la toma de de-
cisiones dentro de los partidos, los mecanismos de democracia interna,
ODSDUWLFLSDFLyQSROtWLFDGHODVPXMHUHVHO¿QDQFLDPLHQWRGHODVFDPSD-
ñas y de los partidos políticos, entre otros. Dos años tuvieron que pasar
–durante los cuales se radicaron y discutieron dos proyectos de acto legis-
lativo– para que la reforma fuera aprobada.
Un primer proyecto de acto legislativo fue radicado en 2007 por ini-
ciativa del Ejecutivo. Sin embargo, éste se hundió en el séptimo debate
SRU GHFLVLRQHV GH OD PLVPD FRDOLFLyQ R¿FLDOLVWD $ SHVDU GH ODV PXFKDV
PRGL¿FDFLRQHVFRQWHQLGDVHQHOSUR\HFWRODGLVFXVLyQHVWXYRFHQWUDGDHQ
la silla vacía y en la manera como su aprobación podía o no incidir en
8 Por “silla vacía” se dio a entender, en el marco de la discusión de la reforma política, el efecto que
debía causar sobre un partido político, el hecho de que uno de sus representantes electos en un
cuerpo colegiado estuviera implicado en una investigación o condenado por tener vínculos con
grupos al margen de la ley, entre otros delitos. El concepto de “silla vacía” simboliza el castigo
que debía imponérsele a un partido en casos como ése, no permitiéndole reemplazar al funcio-
nario implicado en la investigación por el siguiente en su lista.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 23
¿hacia partidos más responsables?
la conformación de las mayorías en el Congreso.9 La implementación de
una silla vacía con efectos inmediatos, que hubiese afectado sobre todo a
miembros de los partidos allegados al entonces presidente (Álvaro Uribe),
KDEUtDGHELOLWDGRODFRDOLFLyQR¿FLDOLVWDHQHO/HJLVODWLYR10 Por esta razón,
fue el mismo Ejecutivo el que promovió el naufragio de la iniciativa cuan-
do se encontraba ad portas de ser aprobada. Así las cosas, en agosto de
2008, el Gobierno radicó un segundo proyecto que, poco después, y sin
poner en riesgo sus mayorías, se convirtió en acto legislativo.
La nueva reforma a la Constitución se aprobó en el Congreso en julio
de 2009 y se numeró como el Acto Legislativo 001 de ese año, el cual se
empezó a conocer como la reforma política de 2009. Aunque la reforma
se quedó corta frente a las necesidades y las expectativas que había en
el momento –las principales críticas tenían que ver con la manera como
quedó establecida la silla vacía y con un parágrafo transitorio que dio paso
al transfuguismo11–, la misma norma dejaba abierta una puerta para que
EXHQDSDUWHGHORVDVSHFWRVTXHPRGL¿FDEDIXHUDQUHJODPHQWDGRVDWUDYpV
de una ley. Esto fue, justamente, lo que permitió continuar con la discu-
sión sobre la manera de aterrizar la nueva norma. De hecho, esta reforma
no podía entrar plenamente en efecto hasta que dicha ley no fuera sancio-
nada;; algo que no sucedió sino hasta julio de 2011.
El contenido del Acto Legislativo es indispensable para entender los
lineamientos de la Ley 1475 de 2011 y, por lo tanto, los efectos de la misma
sobre el proceso electoral que acá se analiza. La reforma de 2009 abordó
con especial atención, aunque no exclusivamente, el funcionamiento inter-
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
no de los partidos. Cuatro son los temas más relevantes de esta reforma:
i) el régimen sancionatorio para organizaciones políticas que avalen can-
didatos con vínculos con fuerzas ilegales, dentro del cual la silla vacía es el
principal exponente, ii) aspectos relacionados con el sistema electoral, de
PDQHUDHVSHFt¿FDHOLQFUHPHQWRGHOXPEUDO\ODVOLPLWDFLRQHVDODGREOH
militancia, iii) el funcionamiento interno de partidos y movimientos políti-
cos, especialmente en relación con la democratización interna y la equidad
GHJpQHUR\LYPHGLGDVVREUHHO¿QDQFLDPLHQWRGHODSROtWLFD
Política y territorio
9 Según Londoño (2010 18), “la oposición vio en la reforma la oportunidad de quebrar las ma-
yorías parlamentarias del uribismo buscando que los castigos, principalmente la llamada silla
vacía, tuviesen efectos inmediatos o incluso retroactivos. El gobierno, a su vez, buscó sacar ade-
lante una reforma que contemplara castigos futuros y no afectara así su gobernabilidad”.
10 Véase la columna de Rodrigo Uprimny “Sillas llenas, principios vacíos”, publicada en El Espec-
tador el 9 de junio de 2008.
11 Véase el foro titulado “¿Se debe hundir la Reforma Política?”, publicado por /D6LOOD9DFtD [www.la-
sillavacia.com] el 20 de mayo de 2009, que resume las opiniones de algunos críticos de la reforma.
24
En primera instancia, la reforma constitucional hace referencia a la
necesidad de un régimen sancionatorio para organizaciones políticas que
avalaran candidatos con vínculos con fuerzas ilegales. En particular, se es-
tablece que los partidos políticos serán sancionados con multas, devolución
de recursos otorgados por el Estado para campañas e, incluso, pérdida de
personería jurídica, en caso de avalar a candidatos que resulten condena-
dos por delitos de lesa humanidad, vínculos con grupos armados ilegales y
QDUFRWUi¿FRDVtFRPRGHOLWRVFRQWUDPHFDQLVPRVGHSDUWLFLSDFLyQGHPR-
crática. Los detalles del régimen sancionatorio, así como otros incluidos en
ODUHIRUPDGHEtDQGH¿QLUVHPHGLDQWHXQDOH\TXHODUHJODPHQWDUD
En cuanto a su principal incentivo –la silla vacía–, la reforma plan-
tea que partidos y movimientos políticos no podrán reemplazar con otro
candidato de la lista a aquellos militantes que, elegidos para alguna cir-
cunscripción plurinominal, sean condenados por los delitos señalados
anteriormente.12 En este caso, el escaño quedará vacío. En igual sentido,
el Acto Legislativo limita el uso de las suplencias –antes utilizadas de ma-
nera permanente en los cuerpos colegiados– y establece que sólo podrán
ocurrir en caso de muerte, incapacidad física absoluta, declaración de nu-
OLGDGGHODHOHFFLyQUHQXQFLDMXVWL¿FDGDVDQFLyQGLVFLSOLQDULDFRQVLVWHQWH
en destitución y pérdida de investidura.
Aunque el régimen sancionatorio y la silla vacía eran los temas centrales
y los que animaron la aprobación de la reforma en el Congreso, se incluyeron
otros aspectos. El primero de ellos, muy controversial, fue el incremento del
umbral en la elección a Senado –del 2%, aprobado en 2003, al 3%– para
participar en la repartición de escaños en circunscripciones plurinominales
a partir del año 2014. Este cambio fue criticado por partidos minoritarios,
cuya llegada o permanencia a los cuerpos colegiados se verá, probablemente,
amenazada con su implementación. Éste es el caso, por ejemplo, del movi-
miento político MIRA, que desde la aprobación de la norma ha argumentado
el carácter excluyente del nuevo umbral, puesto que su caudal electoral se ha
encontrado, para las últimas elecciones, por debajo del 3%.
Además, en lo que respecta al funcionamiento interno de los parti-
dos, la reforma de 2009 limitó el tradicional “cambio de camiseta”, pues
planteó que los miembros de una corporación pública que decidieran pre-
12 En el caso de circunscripciones uninominales, la reforma establece que “el partido o movimien-
to que avaló al condenado, no podrá presentar candidatos para las siguientes elecciones en esa
circunscripción. Si faltan menos de 18 meses para las siguientes elecciones, no podrán presentar
terna, caso en el cual, el nominador podrá libremente designar el reemplazo”.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 25
¿hacia partidos más responsables?
sentarse a la siguiente elección por un partido distinto al suyo deberán
“renunciar a la curul al menos doce meses antes del primer día de ins-
cripciones”. No obstante lo anterior, y quizás con el ánimo de recomponer
mayorías en las corporaciones públicas en los niveles nacional y subna-
cional, la misma reforma permitió a los políticos un último cambio de
camiseta, que debía darse dentro de los dos meses siguientes a su entrada
en vigencia. Este parágrafo transitorio dio pie para reequilibrar las fuerzas
SROtWLFDVDIDYRUGHOR¿FLDOLVPRHQWRGRVORVQLYHOHVGHODDGPLQLVWUDFLyQ
En relación con los partidos y movimientos políticos, el Acto Legislati-
vo deja en manos de una posterior ley dos aspectos que fueron reclamados
durante el proceso de discusión, pero sobre los cuales no se llegó a ningún
acuerdo concreto: la democratización interna de los partidos y la equi-
dad de género en la política. Sobre el primero de los aspectos, la reforma
tan sólo establece que “partidos y movimientos políticos se organizarán
democráticamente” y que, por ende, sus directivos “deberán propiciar
procesos de democratización interna”. A este respecto, además, la refor-
ma abrió el espacio para la realización de consultas interpartidistas con el
¿QGHSHUPLWLUODVHOHFFLyQGHFDQGLGDWRVGHFRDOLFLyQ
Mención especial merece la equidad de género en la política. A pe-
sar de los reclamos de las organizaciones de mujeres y de la discusión
que al respecto se dio en el Congreso, el Acto Legislativo fue aprobado
sin una cuota de género para circunscripciones plurinominales. En 2009,
Colombia era uno de los países más rezagados en América Latina –y en
HOPXQGR±HQFXDQWRVHUH¿HUHDSDUWLFLSDFLyQSROtWLFDGHODPXMHU:LOOV
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
y Cardozo 2010;; Llanos y Sample 2008);; sin embargo, ni el Ejecutivo ni
la mayoría de los legisladores veían viable la creación constitucional de
dicha cuota. De ahí que, pese a todos los intentos y los argumentos, la re-
forma llegó sólo hasta la tímida exigencia de que partidos y movimientos
incluyeran dentro de sus principios el de equidad de género. Un avance
magro que, sin embargo, logró instalar el tema en la agenda de las refor-
mas políticas en Colombia.13
Política y territorio
13 La reforma política de 2009 se centró en el funcionamiento interno de los partidos;; sin embar-
go, hay tres disposiciones que no tienen que ver con ese tema pero que deben ser señaladas: 1)
VHPRGL¿FDQODVFDUDFWHUtVWLFDV\IXQFLRQHVGHO&RQVHMR1DFLRQDO(OHFWRUDO&1(GiQGROHDX-
tonomía presupuestal y administrativa, así como la capacidad de revocar la personería jurídica
de partidos y movimientos políticos, 2) se instaura el voto nominal y público en los cuerpos cole-
giados, y 3) se establece que si el voto en blanco obtiene más de la mayoría absoluta de los votos
válidos en elecciones para cargos uninominales, éstas se repetirán y no se podrán presentar los
mismos candidatos.
26
)LQDOPHQWHHQORUHIHUHQWHDO¿QDQFLDPLHQWRGHODSROtWLFDODUHIRUPD
de 2009 tocó aspectos relevantes. El primero de ellos, el de las fuentes
de recursos. Aunque en el debate se tocó la posibilidad de transitar ha-
cia un esquema enteramente público, el Congreso mantuvo el esquema
PL[WRGH¿QDQFLDFLyQWDQWRSDUDSDUWLGRV\PRYLPLHQWRVSROtWLFRVFRPR
para campañas electorales. Sin embargo, la reforma introdujo una nove-
dad en el marco normativo colombiano que ya existía para las elecciones
presidenciales: los anticipos de dinero para las demás elecciones. Este as-
pecto, como muchos otros incluidos en esta reforma de 2009, quedó por
ser reglamentado mediante una ley estatutaria que debía radicarse en el
Congreso a los pocos meses.
2. Hacia una nueva Ley de Partidos: Ley 1475 de 2011
Pese a todas las críticas, la reforma política de 2009 es un cambio nor-
mativo de relevancia para el sistema político en Colombia. Su importancia
recae en la necesidad que creó de abrir el espacio para debatir y, eventual-
mente, aprobar una ley que desarrollara la mayoría de los aspectos allí
planteados. Sobre todo, si se tiene en cuenta que la reforma de 2003 tam-
poco había sido reglamentada por una ley, lo cual ponía temas adicionales
en la agenda (Lizarazo y Londoño 2010). La conjunción de estos hechos
creó el ambiente político necesario para dialogar sobre una nueva ley de
partidos en Colombia que reemplazara o actualizara la Ley 130 de 1994.
Los temas no eran pocos, y, sin embargo, la Ley de Partidos se enfrentaba
con un ambiente político complejo: el proceso electoral de 2010 y la incer-
tidumbre creada por una eventual candidatura del presidente en ejercicio.
El primer intento de sacar adelante esta norma fue fallido, si es que se
puede hablar de que hubiera habido una intención real de aprobarla. Su
discusión haría parte de la última legislatura del cuatrienio 2006-2010, y
competía con la inevitable campaña de las elecciones de marzo de 2010. El
primer texto que se redactó ni siquiera fue sometido a votación en primer
debate y quedó archivado esperando la llegada de una nueva administra-
ción. El gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2014) rápidamente retomó
el tema y lo hizo parte de su ya congestionada agenda legislativa. La llama-
da Mesa de Unidad Nacional –instancia comandada por el Ministro del
Interior que coordina a los partidos que hacen parte de la coalición de go-
bierno– adoptó el proyecto como parte de sus prioridades en la primera
legislatura, asegurando así las mayorías necesarias para su aprobación.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 27
¿hacia partidos más responsables?
La Ley 1475 de 2011, en adelante Ley de Partidos, fue aprobada por
el Congreso en diciembre de 2010, con un total de 55 artículos y disposi-
ciones novedosas para el sistema político colombiano. Por ser estatutaria,
esta norma fue sometida a control de constitucionalidad antes de entrar
en vigor;; allí la Corte se pronunció sobre la inexequibilidad de once artí-
culos.14 Pese al tiempo récord que le tomó al Legislativo aprobar la norma,
los magistrados de la Corte Constitucional se tomaron los seis meses
reglamentarios que tenían para revisarla. Esto acortó el período que tu-
vieron partidos y organización electoral para implementarla antes de los
comicios de octubre. Con todo, el 14 de julio de 2011 la ley fue sancionada
por el Presidente y entró en vigencia ese día, tan sólo 28 días antes de que
vencieran las inscripciones para esas elecciones.
Esta nueva norma abarca cuatro grandes temas sobre el funciona-
miento del sistema político y, en especial, de los partidos y el sistema
de partidos: 1) los principios y el funcionamiento interno de partidos y
movimientos políticos, 2) el régimen de responsabilidad de dichas orga-
QL]DFLRQHV\HQHVSHFLDOGHVXVGLUHFWLYDVOD¿QDQFLDFLyQGHSDUWLGRV\
movimientos, por un lado, y de las campañas electorales, por el otro, y 4) el
funcionamiento del sistema electoral. Estos lineamientos traen cambios e
LPSRQHQUHVSRQVDELOLGDGHVVLJQL¿FDWLYDVSDUDORVSDUWLGRVSROtWLFRV\SDUD
la organización electoral, en un período en el que los primeros estaban cen-
trados en elegir los candidatos y candidatas con mayores posibilidades de
triunfo, y la segunda, en asegurar el correcto funcionamiento de la logística
para las elecciones territoriales.
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
Dado que la ley entró en vigencia en medio de un proceso electoral,
su puesta en marcha acarreó traumatismos y dudas sobre la aplicabili-
dad de algunas de sus disposiciones. Esto llevó a la cabeza del entonces
Ministerio del Interior y de Justicia a solicitar un concepto a la Sala de
Consulta del Consejo de Estado sobre algunos aspectos de la norma, espe-
cialmente los relacionados con la cuota de género, la fecha de inscripción
de las candidaturas y los limitantes impuestos a la doble militancia. Trece
días después de sancionada la ley, el 27 de julio de 2011, el Consejo de
Estado hizo pública su respuesta, despejando así algunas de las principa-
Política y territorio
14 Fueron considerados inexequibles apartes de los artículos 10, 13, 14, 28, 30, 45, 46, 47, 50, 51 y
53. Dentro de los temas más importantes que no pasaron a sanción presidencial estaba, entre
otros, la depuración del censo electoral, que lo ataba, entre otras cosas, a quienes hubieran vota-
do en los últimos comicios de cada circunscripción. Según la Corte, ello afectaría los principios
de igualdad, participación en la conformación del poder público y libertad. Véase la sentencia
C-490-11 de 23 de junio de 2011.
28
les dudas.15 Más adelante se detallará el contenido de dicho concepto y la
manera como éste afectó la implementación de la Ley de Partidos en los
meses que antecedieron a las elecciones de 2011.
Habiendo delineado el contenido de la ley y el contexto en medio
del cual inició su implementación, esta sección describe cada uno de los
efectos que ésta –como iniciativa que reglamenta la reforma política de
2009– tuvo en el período de alistamiento de las elecciones territoriales
de 2011 y en el desarrollo de las mismas.16 Este lapso comprende los 108
días que trascurrieron entre la sanción de la ley, el 14 de julio de 2011, y
el día de las elecciones, el 30 de octubre del mismo año. Aunque aún es
temprano para hablar del impacto de esta ley, dado que hasta ahora se
ha realizado una única elección bajo sus lineamientos, a continuación se
presentará un análisis, todavía preliminar, de los principales efectos me-
dibles de la nueva norma durante el período mencionado.
15 9pDVHHOFRQFHSWRLGHQWL¿FDGRFRQHOQ~PHURGHUDGLFDFLyQGHOGHMXOLRGHFX\D
referencia es “Efectos de la ley en el tiempo. Aplicación a procesos electorales en curso. Equidad
de género. Doble militancia”.
16 En las elecciones territoriales de octubre de 2011 los colombianos eligieron 32 gobernadores,
1.102 alcaldes, 418 diputados, 12.063 concejales y 4.627 ediles o miembros de Juntas Adminis-
tradoras Locales (JAL).
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 29
¿hacia partidos más responsables?
titucionales de 2003 y 2009–. A este respecto, la Ley de Partidos completa
las reformas y amplía las causales de doble militancia. Por ejemplo, se
considera que un directivo o una persona que ocupe un cargo de control
dentro del partido incurrirán en esta falta cuando apoyen a candidatos
distintos a los inscritos por su partido. La nueva norma también obliga
a los directivos de los partidos a renunciar a su cargo un año antes de
la elección, en caso de que quieran presentarse como candidatos de otro
partido. Este último lineamiento generó discusiones, entre otras, sobre la
viabilidad de las candidaturas de Antanas Mockus y de Gustavo Petro a la
Alcaldía de Bogotá.
Dos cuestiones incluidas en la ley sobre la vida interna del partido
deben ser destacadas. La primera tiene que ver con las consultas inter-
nas e interpartidarias. A este respecto, existía en Colombia un enorme
YDFtROHJDOTXHIXHFXELHUWRSRUHVWDOH\ODFXDOGH¿QHVXDOFDQFHHVWD-
EOHFHODVIXQFLRQHVGHO&1(VREUHODVPLVPDV\GH¿QHODVVDQFLRQHVHQ
caso de que sus resultados no sean acatados. La segunda reglamenta cua-
tro alternativas que tienen los militantes de un partido frente a la vida
del mismo: la disolución, la liquidación, la fusión y la escisión voluntaria.
Sobre cada una de estas situaciones se establecen procedimientos y requi-
sitos. Además, se le otorga al CNE la posibilidad de ordenar la disolución
y liquidación de partidos y movimientos, en caso de “utilizar o permitir el
uso de la violencia para el ejercicio de la participación política y electoral”,
entre otros delitos de esta naturaleza.17
Como se plantea arriba, el tema más relevante sobre la vida interna de
los partidos que fue incluido en la Ley de Partidos –que tiene que ver con
el ajuste que éstos deben hacer de sus estatutos– no tuvo efectos antes de
las elecciones, dado que dichas organizaciones tienen hasta 2013 para ha-
cer esos arreglos. Por su parte, los nuevos lineamientos sobre las consultas
internas e interpartidarias entraron en vigor después de que las mismas ya
se habían llevado a cabo en el ámbito nacional (en mayo de 2011), regidas
Política y territorio
17 Por ejemplo, había dos casos en Bogotá que generaban preguntas: el de Antanas Mockus, inscri-
to por la Alianza Social Independiente (ASI), y el de Gustavo Petro, inscrito por el Movimiento
Progresistas. El primero había sido copresidente del Partido Verde hasta junio de 2011, con lo
FXDOKDEtDFDXVDVVX¿FLHQWHVSDUDSRQHUHQGXGDVXFDQGLGDWXUD(OVHJXQGRSHVHDORSODQ-
teado por algunos medios, en realidad no cabía dentro de las causales descritas por la ley, en
la medida en que, aunque había sido candidato presidencial del Polo Democrático Alternativo
(PDA) en 2010, no había sido directivo de ese partido.
30
por un marco legal previo.18 En ese sentido, sólo uno de los aspectos sobre
el funcionamiento de los partidos incluidos en la norma tenía algún po-
tencial de producir cambios en esta coyuntura: la reglamentación sobre
la doble militancia, que amplió sus causales y se hizo más estricta para
directivos.
A este respecto, sin embargo, el mencionado concepto emitido por
el Consejo de Estado restringió los efectos de la Ley de Partidos en estas
elecciones. Como se dijo, la entrada en vigor de este artículo ponía en duda
candidaturas relevantes. Éste fue uno de los aspectos incluidos por el Mi-
nisterio del Interior y de Justicia en el concepto solicitado al contencioso
administrativo, el cual determinó que la prohibición de la doble militancia
para los directivos de partidos y movimientos políticos entraría en vigor
sólo a partir de la sanción presidencial de la ley, y “se aplica a quienes, ese
día, y de allí en adelante, tuvieren la condición de directivos de dichas or-
ganizaciones políticas”. Teniendo en cuenta la fecha de la sanción de la ley,
HVWHFRQFHSWRIXHVX¿FLHQWHSDUDTXHODSURKLELFLyQGHODGREOHPLOLWDQFLD
para directivos no tuviera ningún efecto en estas elecciones.
18 Sobre el proceso de selección de candidatos para las elecciones locales de 2011, véase el capítulo
“Candidaturas y partidos: los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnaciona-
les de Colombia, 2011” de Laura Wills, Margarita Batlle y Fredy Barrero, en este libro.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 31
¿hacia partidos más responsables?
investigar y sancionar a los partidos. Lo anterior mantiene la tendencia
impuesta por la reforma política de 2009, que buscó incrementar las com-
petencias y capacidades del CNE.19 A este respecto, vale la pena preguntarse
±FRQ HO ¿Q GH DOLPHQWDU GLVFXVLRQHV SRVWHULRUHV± VL OD FRPSRVLFLyQ \ HO
funcionamiento del CNE se condicen con las responsabilidades otorgadas
por las últimas reformas. Aspectos como su composición, su poca autono-
mía presupuestal, su relación con los partidos políticos y sus funciones,
entre otros, deberán ser eventualmente revisados.20
19 Las decisiones del CNE sobre los partidos constituyen un acto administrativo que podría ser,
eventualmente, impugnado ante el Consejo de Estado.
Política y territorio
20 Véase el artículo de Margarita Batlle, “El poder electoral: cómo funciona y por qué no funciona”,
publicado en Razón Pública [www.razonpublica.com] el 5 de septiembre de 2011.
21 Véanse los siguientes artículos de la revista Semana, de la edición del 21 de agosto de 2011, “El
ejemplo de Cambio Radical” y “Los partidos privilegian los votos sobre la calidad”.
22 (VWD YHQWDQLOOD EXVFDED LQGDJDU DFHUFD GH DQWHFHGHQWHV SHQDOHV GLVFLSOLQDULRV \ ¿VFDOHV GH
HYHQWXDOHV FDQGLGDWRV 3DUD WDO ¿Q UHFROHFWy LQIRUPDFLyQ GH LQVWLWXFLRQHV FRPR HO 'HSDUWD-
mento Administrativo de Seguridad (DAS), la Procuraduría General de la Nación, la Contraloría
General de la República, la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional.
32
tidos con base en esta información;; sin embargo, sí es posible concluir
TXH HVWH PHFDQLVPR OHV VLUYLy D ORV SDUWLGRV DO PHQRV FRPR ¿OWUR DO
¿QDO VyOR VH LQVFULELHURQ FDQGLGDWRV %LHQ YDOH DFODUDU TXH HV
SRVLEOHTXHHQHVWH¿OWURPHGLDUDQUD]RQHVGLVWLQWDVDORVDQWHFHGHQWHV
de los candidatos.
El Ministerio complementó este esfuerzo con un estudio que le con-
trató a la Corporación Nuevo Arco Iris (CNAI), que buscaba, a través del
trabajo de campo en los municipios de mayor riesgo electoral por violen-
cia –según información y metodologías de la CNAI–, contar con mayor
información sobre posibles vínculos de candidatos con grupos armados
LOHJDOHV/RVUHVXOWDGRVHVSHFt¿FRVGHHVWHHVWXGLRQRVHKLFLHURQS~EOL-
cos, pero sus hallazgos fueron entregados por el Gobierno a las directivas
de los partidos como insumo adicional de información. No obstante lo
anterior, el manejo mediático que se le dio al mismo terminó causando
tensiones entre la CNAI y los partidos, y entre éstos y el Ministerio.23 El
HVWXGLR TXH EXVFDED VHU XQD LQGDJDFLyQ DGLFLRQDO \ FRQ¿GHQFLDO KHFKD
desde la sociedad civil, se salió de control y fue presentado en los medios
como si tuviera fuerza probatoria.
Por su parte, la mayoría de los partidos y sus directivas demostra-
ron su interés por cumplir con las indicaciones planteadas por la ley.
De hecho, se evidenció en la esfera pública una suerte de competencia
entre algunos de éstos por determinar cuál de ellos era más efectivo en la
depuración de sus listas.24 Aunque no existen cifras sobre el número de
avales rechazados antes del 10 de agosto (fecha de cierre de las inscrip-
ciones), la información provista por las autoridades condujo a que, entre
ese día y el 18 del mismo mes (fecha límite para solicitar la revocatoria
de inscripciones), los partidos solicitaran ante el CNE la revocatoria de
2.488 avales. En buena parte de estos casos, los partidos argumentaron
ante este órgano la causal de conveniencia política o de responsabilidad
política.
El número de solicitudes de revocatoria hechas por los partidos evi-
dencia la esquizofrenia por la que atravesaron estas organizaciones antes
del cierre de inscripciones. Hay que tener en cuenta que, aunque la ley
se había aprobado en diciembre de 2010, no había certeza sobre cómo se
23 Véanse las siguientes noticias de El Espectador: “Crece el malestar por ‘lista negra’ de Arco Iris”,
de la edición del 31 de agosto de 2011, e “Informe de Arco Iris levanta ampolla”, de la edición del
1º de septiembre de 2011.
24 Véase “La U defendió que fue el partido que más depuró sus listas”, en El Espectador, edición
del 27 de septiembre de 2011.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 33
¿hacia partidos más responsables?
implementaría en 2011. Además, un partido suele otorgar miles de ava-
les durante este proceso, incluso en municipios en donde no cuenta con
LQIRUPDFLyQ FRQ¿DEOH VREUH ORV FDQGLGDWRV /D GXGD HV SRU OR WDQWR OD
UHJOD$XQTXHHVWDVLWXDFLyQQRMXVWL¿FDQLQJ~QGHVFXLGRHVLPSRUWDQWH
entender que en ese contexto se implementó la nueva Ley de Partidos, y el
proceso en cada partido fue distinto. Por mencionar un caso, la purga en
las listas realizada por Cambio Radical (CR) produjo un remezón interno
que causó el relevo de sus directivas.
Respecto de la solicitud de revocatoria de más de dos mil avales presen-
tada por los partidos, es importante mencionar que la nueva ley establece
que, después del vencimiento de términos para la inscripción de las candi-
daturas (o sea, en este caso, el 10 de agosto), las revocatorias se pueden dar
sólo por causales legales o constitucionales de inhabilidad (por ejemplo,
VDQFLRQHV SHQDOHV ¿VFDOHV R GLVFLSOLQDULDV UHQXQFLD GH OD FDQGLGDWXUD
incapacidad física permanente o muerte. Dentro de las causales, la ley no
incluyó la de responsabilidad o conveniencia política, dado que ésta debía
ser una valoración del partido antes de realizar la respectiva inscripción.25
Por esta razón, el CNE tomó la decisión de revocar sólo aquellas candidatu-
ras en donde mediara alguna de las causales taxativamente señaladas por
la ley (un total de 866, sobre 2.488 solicitudes), ignorando muchas de las
peticiones de los partidos (véase el cuadro 1). 26
La responsabilidad que recayó sobre las directivas de los partidos no
fue una sorpresa para éstas;; sin embargo, la entrada en vigor de la ley
tomó desprevenidos a los partidos. De hecho, el proceso demuestra que
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
pVWRVQRIXHURQORVX¿FLHQWHPHQWHSUHFDYLGRV1RWRPDURQORVFRUUHFWL-
vos necesarios desde que la ley fue aprobada en diciembre –quizás con la
esperanza de que ésta no pasara la prueba del control de constitucionali-
dad– y dejaron la tarea para el último momento. Ahora bien, aunque es
demasiado prematuro para determinar si el control ejercido por organiza-
ciones políticas fue realmente efectivo, es importante reiterar que el tipo
25 A este respecto, José Joaquín Vives, presidente del CNE, sostuvo que el argumento de inconve-
niencia política “no es un motivo o causal legal que permita anular las candidaturas, pues no hay
QRUPDTXHDVtORFRQWHPSOH´9pDVH³&1(GHMDHQ¿UPHFDQGLGDWXUDVFXHVWLRQDGDVGH&DPELR
Política y territorio
34
GH¿OWURVHMHFXWDGRVHQHVWHSURFHVRHOHFWRUDOLQH[LVWHQWHVHQHOSDVDGR
HVDUJXPHQWRVX¿FLHQWHSDUDFRQVLGHUDUTXHODUHIRUPDIXHSHUWLQHQWHHQ
el camino hacia partidos más responsables.
Cuadro 1
Informe del Consejo Nacional Electoral sobre revocatoria de avales
Solicitudes de revocatoria de inscripciones
Solicitudes de revocatoria rechazadas por el CNE por falta de requisitos 1.259
Solicitudes de revocatoria denegadas 363
por el CNE
Solicitudes de revocatoria aceptadas por el CNE 866
Total de solicitudes de revocatorias realizadas por los partidos 2.488
Causales de revocatoria de inscripciones
Inhabilidades de la Procuraduría y/o antecedentes del DAS 851
Doble militancia 8
Otras causales 7
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 35
¿hacia partidos más responsables?
GH ORV UHFXUVRV SURYHQLHQWHV GH OD ¿QDQFLDFLyQ HVWDWDO D VXV FHQ-
tros de pensamiento y a iniciativas de inclusión efectiva de jóvenes,
minorías étnicas y mujeres.27 Además de lo anterior, en busca de mayor
transparencia, la nueva norma obliga a partidos y movimientos a pre-
sentar ante el CNE sus informes contables, durante los primeros cuatro
meses del año.
En segundo lugar, al igual que los partidos, las campañas electora-
les se pueden costear con recursos tanto públicos como privados. A este
respecto, la ley impone para todas las campañas electorales una medi-
da que había sido adoptada sólo para las presidenciales: el otorgamiento
de anticipos. Éstos se crean para asegurar una mayor competencia en las
elecciones, en los niveles nacional y territorial, que suelen estar mediadas
por enormes sumas a las que muchas veces sólo acceden unos pocos. Tam-
bién buscaban reducir los incentivos a la búsqueda de fuentes de recursos
non sanctas. Para determinar su monto, se estableció que ascenderían
al 80% del monto que le correspondió al partido por reposición de votos
en las elecciones anteriores para esa circunscripción. El giro, el uso y la
distribución de estos anticipos eran un verdadero reto para los partidos y
para la organización electoral.
En busca de mayor transparencia,28 la ley estableció tres medidas adi-
cionales para las campañas electorales, que merecen ser destacadas: 1)
QLQJXQDSHUVRQDQDWXUDORMXUtGLFDSRGUi¿QDQFLDUPiVGHOGHOFRVWR
total de una campaña, salvo si ésta se trata de recursos propios, de cónyu-
ges o de parientes cercanos, 2) aquellas campañas cuyos gastos superen
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
los 200 salarios mínimos –unos 107 millones de pesos en 2011– deberán
nombrar un gerente de campaña que administre sus recursos, y 3) se deta-
OOyHOOLVWDGRGHIXHQWHVSURKLELGDVGH¿QDQFLDPLHQWRGHQWURGHODVFXDOHV
se incluyó, entre otras, la de contratistas del Estado, las provenientes del
extranjero y aquellas que resulten de actividades ilícitas o de personas
DFXVDGDVSRUGHOLWRVGHOHVDKXPDQLGDGGHQDUFRWUi¿FRRGHYtQFXORVFRQ
grupos armados ilegales.
Política y territorio
27 $GHPiVODUHIRUPDHVLQQRYDGRUDDOUHFRQRFHUFRQLQFHQWLYRV¿QDQFLHURVORVHVIXHU]RVGHORV
SDUWLGRV \ PRYLPLHQWRV SROtWLFRV TXH FRQVLJDQ HOHJLU HQ VXV OLVWDV Q~PHURV VLJQL¿FDWLYRV GH
mujeres y jóvenes.
28 A este respecto, la Ley de Partidos dotó al CNE de la posibilidad de reglamentar el procedi-
miento para que las campañas presenten sus informes de ingresos y gastos, y para que esta
información pueda ser conocida por la ciudadanía.
36
c.2. Primeros efectos en el proceso electoral de 2011
'HORVFDPELRVLQWURGXFLGRVSRUODOH\IUHQWHDO¿QDQFLDPLHQWRGHOD
política, los lineamientos que podían llegar a incidir en el proceso elec-
WRUDO GH WLHQHQ TXH YHU HVSHFt¿FDPHQWH FRQ HO ¿QDQFLDPLHQWR GH
ODVFDPSDxDVHOHFWRUDOHV/DVQRYHGDGHVVREUHHO¿QDQFLDPLHQWRGHSDU-
tidos tendrán, quizás, un impacto más adelante y pudieron tener efectos
indirectos –todavía imposibles de medir– sobre la incorporación de jó-
venes y/o mujeres en las listas. De manera que nos centraremos en las
campañas;; no obstante, merece la pena mencionar que no se cuenta con
VX¿FLHQWHVLQVXPRVSDUDPHGLUORVHIHFWRVUHDOHVTXHWXYRODOH\HQHVWH
UXEUR HQ OD PHGLGD HQ TXH OD LQIRUPDFLyQ ¿QDQFLHUD SXEOLFDGD SRU ODV
campañas es todavía precaria.
Sin embargo, hay dos aspectos de la ley sobre los cuales hubo avances
evidentes durante el proceso de alistamiento electoral evaluado por este
artículo: i) el otorgamiento de anticipos y ii) la publicación de la infor-
PDFLyQ ¿QDQFLHUD SRU SDUWH GH ODV FDPSDxDV 5HVSHFWR GHO SULPHUR GH
estos temas, una vez más, el poco tiempo con que contaron los partidos y
la organización electoral demoró el proceso e hizo que buena parte de la
campaña se hiciera sin haber girado estos recursos. Los principales pro-
blemas estuvieron asociados con la disponibilidad presupuestal y con la
aprobación de las pólizas que la ley exigía para la entrega de los anticipos:
el CNE esperó hasta septiembre para solicitar los recursos al Ministerio
de Hacienda y Crédito Público, y éste, a su vez, se tomó su tiempo para
GH¿QLUODPDQHUDFRPRGDUtDFXPSOLPLHQWRDVXVUHVSRQVDELOLGDGHV
Lo anterior condujo a que los plazos para la solicitud de anticipos por
parte de los partidos y movimientos se ampliaran en repetidas oportuni-
dades a través de resoluciones emitidas por el mismo CNE.29 Finalmente,
se estableció el 23 de septiembre de 2011 como término exigido por este
organismo para la solicitud de los anticipos. El día 28 de ese mes, el CNE
publicó los montos solicitados por los partidos en cada circunscripción, y,
¿QDOPHQWHHOGHRFWXEUH±WDQVyORYHLQWHGtDVDQWHVGHODVHOHFFLRQHV±
VHHPLWLHURQWDQWRHOFHUWL¿FDGRGHGLVSRQLELOLGDGSUHVXSXHVWDOFRPROD
resolución que autorizaba el giro de los recursos tanto a partidos y movi-
PLHQWRVFRPRDJUXSRVVLJQL¿FDWLYRVGHFLXGDGDQRVSRUXQPRQWRWRWDO
cercano a los 15 mil millones de pesos. Los recursos se entregaron a los
solicitantes entre el 10 y el 16 de octubre.
29 Véase la Resolución del CNE número 1165 de 2011, más adelante revocada por la número 1671
de 2011.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 37
¿hacia partidos más responsables?
Sin duda, no era un reto fácil implementar una medida de esta
QDWXUDOH]DVLQHOVX¿FLHQWHWLHPSRSDUDHVWDEOHFHUHOSURFHGLPLHQWR\SUH-
VXSXHVWDUHOPRQWRQHFHVDULR'HDKtTXHDO¿QDOORVDQWLFLSRVQRKD\DQ
logrado cumplir con el objetivo de garantizar equidad entre los candidatos
desde el comienzo de la campaña. En esta oportunidad, candidatos y par-
tidos tuvieron que asumir buena parte de la contienda con mecanismos
WUDGLFLRQDOHVGH¿QDQFLDPLHQWR\DODHVSHUDKDVWDHO¿QDOGHORVVRQDGRV
anticipos. Así mismo, la falta de claridad de los partidos respecto al mane-
jo y la distribución de los recursos entre sus avalados llevó a que algunos
partidos, como el de la “U”, no acudieran a esta posibilidad y que los otros,
como el Liberal, el Verde y Cambio Radical, lo hicieran sólo para unas
pocas circunscripciones.
De hecho, vale la pena destacar que la excepción a lo anterior fue
el Partido Conservador, que solicitó anticipos para poco más de 1.100
circunscripciones (incluidos gobernaciones, asambleas, alcaldías y con-
cejos), por un monto total de $8.808.186.204, que corresponde al 66%
del total de anticipos solicitados por partidos y movimientos (véase el
cuadro 2). Es evidente que este partido incorporó dentro de su estra-
WHJLD GH ¿QDQFLDPLHQWR HVWD DOWHUQDWLYD \ OD LPSOHPHQWy FRQ FULWHULR
nacional. En contraste, el Partido Liberal –también con una fuerte pre-
VHQFLD QDFLRQDO± VROLFLWy XQ PRQWR VLJQL¿FDWLYDPHQWH PHQRU XQ WRWDO
de $1.144.000.000 (el 9% de lo requerido por partidos y movimientos),
sólo para las gobernaciones de Atlántico, Boyacá, Córdoba, Santander
y Sucre, y las alcaldías de Tunja, Popayán, Montería e Ibagué. Por su
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
parte, Cambio Radical hizo su solicitud sólo para las alcaldías de Bogotá
y de San Juan del Cesar, mientras que el Partido Verde lo hizo sólo para
la Gobernación de Antioquia.
(OVHJXQGRDVSHFWRGHODOH\GHQWURGHORUHODWLYRDO¿QDQFLDPLHQWR
WLHQHTXHYHUFRQODSXEOLFDFLyQGHODLQIRUPDFLyQ¿QDQFLHUDSRUSDUWH
de las campañas. La nueva norma dotó al CNE de la posibilidad de re-
glamentar el procedimiento para que éstas presenten sus informes de
ingresos y gastos. En ese sentido, el CNE emitió en agosto la Resolución
1044 de 2011, en la cual adoptó al aplicativo electrónico “Cuentas Claras”
Política y territorio
como herramienta de control y vigilancia.30 Aunque este software ya ha-
30 Cuentas Claras es un aplicativo en internet desarrollado por Transparencia por Colombia que
facilita a candidatos y partidos entregar información sobre ingresos y gastos de las campañas.
Este aplicativo fue donado por esta organización al CNE en 2007 y adoptado por este último a
través de una resolución expedida en 2010. Para las elecciones de 2011, los candidatos estaban
obligados a diligenciar la información hasta una semana después de realizada la operación.
38
bía sido utilizado en 2010, las elecciones de octubre fueron las primeras
HQGRQGHORVFDQGLGDWRV±HVSHFt¿FDPHQWHDJREHUQDFLRQHV\DOFDOGtDV
de ciudades capitales– debían presentar información de ingresos y gas-
tos. Esta herramienta obligó a las campañas a entregar su información
¿QDQFLHUDHQWLHPSRUHDODWUDYpVGHXQVLVWHPDGHLQIRUPDFLyQGHDF-
ceso público.
Cuadro 2
Anticipos solicitados al CNE por partidos, movimientos
\JUXSRVVLJQL¿FDWLYRVGHFLXGDGDQRV
Valor solicitado
AFROVIDES $ 253.917.380
MIO $ 1.427.576.641
$QWLFLSRVVROLFLWDGRVSRUJUXSRVVLJQL¿FDWLYRVGHFLXGDGDQRV
Valor solicitado
ÚNETE $ 458.189.110
Sí Podemos $ 18.856.031
Subtotal $ 1.431.447.780
Fuente: elaboración propia a partir de la Resolución del CNE número 3183 de 2011.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 39
¿hacia partidos más responsables?
A pesar de la adopción de esta nueva herramienta, que desde agosto
establecía obligaciones para las candidaturas, no todas cumplieron con
sus obligaciones. Según información del CNE, al 30 de octubre, de las 298
candidaturas que debían reportar estas operaciones según la resolución,
un total de 37 (el 12%) no lo había hecho (véase el cuadro 3).31 El incum-
plimiento de esta obligación podía acarrear sanciones económicas para
las campañas, las cuales serían objeto de investigaciones por parte de la
organización electoral. El balance es, por lo tanto, agridulce. El aplicativo
implementado por el CNE es, sin duda, un avance en materia de transpa-
UHQFLDHQHO¿QDQFLDPLHQWRTXHGHEHUiVHUDPSOLDGR\UHIRU]DGRHQORV
próximos años. Sin embargo, es evidente que existen todavía resistencias
a la hora de compartir esta información, a la vez que hacen falta controles
para establecer la veracidad de la misma.
Cuadro 3
Nivel de cumplimiento del aplicativo Cuentas Claras
40
ciativa –más adelante conocida como la contrarreforma– que limitara el
alcance de la cuota de género.32
Lo cierto es que esta cuota, al menos para las elecciones territoriales
de 2011, se convirtió en una realidad. Colombia cuenta por primera vez
FRQXQDPHGLGDGHHVWHWLSRTXHQRVLQGL¿FXOWDGHV\DKDEtDVLGRDGRS-
tada en catorce países de América Latina (Schwindt-Bayer 2011, 2), y que,
como en Ecuador y Uruguay, se ha convertido en uno de los inamovibles
del sistema político. La implementación de esta medida, como lo eviden-
cia Schwindt-Bayer (2011), es un factor movilizador de las mujeres que ha
tenido efectos positivos sobre sus niveles de representación en cargos de
elección popular. En ese sentido, su inexistencia en Colombia fue oportu-
namente corregida por el Congreso, y su inclusión en la Ley de Partidos
se convirtió en una de las herramientas del Gobierno para cumplir con las
metas del Plan Nacional de Desarrollo en cuanto a participación política
de la mujer.33
La cuota de género hace parte del título III de la Ley de Partidos, que
VHUH¿HUHHQWpUPLQRVJHQHUDOHVDQXHYDVGLVSRVLFLRQHVVREUHODVFDP-
SDxDVHOHFWRUDOHV\GHPDQHUDHVSHFt¿FDODLQVFULSFLyQGHFDQGLGDWRV
En ese sentido, allí también se abordan, entre otros, aspectos como i) los
comités promotores del voto en blanco y ii) la inscripción de candidatu-
ras de coalición. Sobre el primero de estos aspectos, la ley les da vida a
GLFKRVFRPLWpV\UHFRQRFHTXHpVWRVWHQGUiQORVPLVPRVEHQH¿FLRVTXH
ODV GHPiV FDQGLGDWXUDV HQ FXDQWR D SXEOLFLGDG \ ¿QDQFLDFLyQ HVWDWDO
(VWDGLVSRVLFLyQYDGHODPDQRFRQODUHIRUPDGHTXHFRQHO¿Q
de darle fuerza, indicó que una mayoría absoluta del voto en blanco en
elecciones para cargos uninominales obligaría a que éstas se repitan con
otros candidatos.
En relación con la inscripción de las candidaturas de coalición, la
Ley de Partidos entró en consonancia con la realidad de los sistemas de
partidos multipartidistas en América Latina: la formación de coaliciones
electorales y de gobierno (Chasquetti 2001;; Reniu Vilamala 2008;; Martí-
32 Véase el artículo “La ‘contrarreforma’ política de Vargas”, publicado por La Silla Vacía [www.
lasillavacia.com] el 28 de abril de 2011.
33 El Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, titulado Prosperidad para Todos, establece como
una de sus metas, “Impulsar la participación de la mujer en la vida política”. A este respecto,
el Plan sostiene que se implementarán “acciones que fomenten la participación de las mujeres
HQODYLGDSROtWLFDFRQHO¿QGHDXPHQWDUVXUHFRQRFLPLHQWR\OHJLWLPLGDGHQODHVIHUDGHOSR-
der público. […] Además, diseñarán e implementarán campañas nacionales de promoción de la
participación política de las mujeres, buscando ampliar el número de escaños en los cargos de
elección popular” (DNP 2011, 385-386).
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 41
¿hacia partidos más responsables?
nez-Gallardo s. f.). Éstas son una realidad no sólo en el nivel nacional, sino
especialmente en el nivel subnacional, en donde la dinámica del sistema
de partidos conduce cada vez más a una mayor conjunción entre partidos
políticos. En ese orden de ideas, la ley faculta a partidos y movimientos
a presentar candidaturas para cargos uninominales a través de coalicio-
nes con otros partidos. En consecuencia, las organizaciones coaligadas
quedarán inhabilitadas para inscribir o apoyar otras candidaturas en esa
circunscripción. Esta disposición trajo cambios en el proceso de otorga-
miento de avales.
Otras disposiciones sobre el sistema electoral incluidas en la Ley de
3DUWLGRVTXHPHUHFHQVHUGHVWDFDGDVVRQODUDWL¿FDFLyQGHODOOHJDGD
del voto electrónico a Colombia –cuya utilidad se da por descontada, sin
haberse dado las discusiones necesarias al respecto–, para lo cual, en las
HOHFFLRQHVGHVHGHEtDLPSOHPHQWDUDOPHQRVODLGHQWL¿FDFLyQELR-
métrica en todo el territorio nacional, 2) el escrutinio y el preconteo se
harán, ambos, el mismo día de los comicios, con lo cual se busca reducir
las posibilidades de fraude electoral, y 3) la creación dentro de la Fiscalía
General de la Nación de una unidad nacional encargada de delitos contra
mecanismos de participación democrática, por medio de la cual se busca
reducir las altas tasas de impunidad que existen en Colombia sobre este
tipo de delitos.
TXHIXHURQPRGL¿FDGRVSRUOD/H\GH3DUWLGRVDFRQWLQXDFLyQVHHVTXH-
matizará la descripción de los primeros efectos, según los aspectos que
mayores cambios acarrearon durante el proceso electoral de 2011, a saber:
i) la implementación de una cuota de género, ii) la reglamentación de los
comités promotores del voto en blanco, iii) la inscripción de candidatos
GHFRDOLFLyQLYODLQVFULSFLyQGHJUXSRVVLJQL¿FDWLYRVGHFLXGDGDQRV\Y
ODLPSOHPHQWDFLyQGHOYRWRHOHFWUyQLFR\HQHVSHFLDOGHODLGHQWL¿FDFLyQ
biométrica de votantes. Los efectos en cada uno de estos temas son toda-
vía preliminares y deberán evaluarse con mayor detenimiento después de
Política y territorio
34 Los datos acá analizados corresponden a los publicados en la página de la RNEC entre los meses
de mayo y junio de 2012, y recogidos por la Mesa de Género de la Cooperación Internacional
para la construcción del Ranking de igualdad de mujeres y hombres en los partidos y movimien-
tos políticos colombianos.
42
d.2.1 La implementación de la cuota de género en Colombia
Esta cuota hace parte de un proceso incremental que se ha evidencia-
do en la normativa en Colombia en materia de selección de candidatos.
Mientras que antes de la reforma de 2003 un partido podía inscribir cual-
quier número de listas con el único requisito de contar con personería
jurídica, hoy día existe la imposición de listas únicas y conformadas, al
menos, por el “30% de uno de los géneros”.35 A este respecto, según cifras
de la Registraduría Nacional del Estado Civil (RNEC), un total de 36.206
mujeres fueron inscritas para las elecciones de 2011, que corresponde al
36% del total de candidatos. Lo anterior implica que hubo 19.234 candi-
daturas más que en 2007, cuando sólo 16.972 mujeres fueron incluidas en
las listas (el 20% del total). En términos relativos, entre 2007 y 2011, la
cuota de género acarreó una diferencia de 16 puntos en el porcentaje de
mujeres inscritas.
Si se analizan las cifras de candidatas inscritas por entidad territorial,
en la totalidad de los departamentos del país los partidos y movimientos
políticos cumplieron con la cuota (véase el cuadro 4). En las candidaturas
para asambleas departamentales, se destacan los casos de Atlántico, La
Guajira y Sucre, que se ubican por encima del 40% de mujeres inscritas.
Esto contrasta con los comicios de 2007, cuando en ningún departamento
se superó la barrera del 30% de mujeres en las listas. Por ejemplo, para
ese año, en el caso de las listas para asambleas departamentales, el depar-
tamento con mayor inclusión de mujeres en sus listas fue Caquetá, con
un total de 26%, seguido de Norte de Santander, con 21%, y Caldas y At-
lántico, con 20% (Congreso Visible 2011, 8). Los demás departamentos se
ubicaron por debajo del 20%, veintidós de los cuales se ubicaron incluso
por debajo del 15%.
35 Merece la pena recordar que esta exigencia es sólo para aquellas circunscripciones en donde se
eligen cinco o más escaños.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 43
¿hacia partidos más responsables?
Cuadro 4
Total candidatos inscritos por género, 2011
Departamento Candidaturas a asambleas Candidaturas a concejos
M F Total % mujeres M F Total % mujeres
Amazonas 77 44 121 36 114 63 177 36
Antioquia 111 57 168 34 5.965 3.342 9.307 36
Arauca 53 31 84 37 355 201 556 36
Atlántico 54 38 92 41 1.347 728 2.075 35
Bogotá D.C. 310 163 473 34
Bolívar 72 45 117 38 2.243 1.241 3.484 36
Boyacá 60 30 90 33 3.454 2.061 5.515 37
Caldas 43 28 71 39 1025 580 1.605 36
Caquetá 66 37 103 36 771 484 1.255 39
Casanare 72 42 114 37 909 515 1.424 36
Cauca 91 45 136 33 1.834 987 2.821 35
Cesar 71 41 112 37 1.699 912 2.611 35
Chocó 54 31 85 36 924 521 1.445 36
Córdoba 60 28 88 32 1.951 1.076 3.027 36
Cundinamarca 73 37 110 34 4.999 2.937 7.936 37
Guainía 60 35 95 37 41 22 63 35
Guaviare 56 30 86 35 206 129 335 39
Huila 48 25 73 34 1.746 990 2.736 36
La Guajira 52 34 86 40 1030 548 1.578 35
Magdalena 70 36 106 34 1.789 937 2.726 34
Meta 51 28 79 35 1.464 881 2.345 38
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la RNEC, procesados para la construcción
del “Ranking de igualdad de mujeres y hombres en los partidos y movimientos políticos
colombianos” de la Mesa de Género de la Cooperación Internacional.
44
sus listas, los partidos tuvieron que recurrir a “candidatas de relleno”,36
es decir, mujeres que fueron inscritas sin tener en cuenta sus aptitudes
ni sus posibilidades de éxito electoral. Se presentaron también casos de
partidos que tuvieron que retirar el aval a candidatos, para otorgárselos a
FDQGLGDWDVFRQHO¿QGHTXHVXVOLVWDVIXHUDQDFHSWDGDVSRUODRUJDQL]D-
ción electoral.
La actitud de los partidos y la respuesta de la organización electoral
demuestran que ni los primeros ni la segunda estaban preparados para
implementar la cuota. El mencionado concepto del CNE dirigido al Re-
gistrador reconoce los traumatismos que generó el plazo restringido que
tuvieron las organizaciones políticas para acomodarse a este cambio.38 Sin
embargo, también reconoce que ésta no podía ser una razón para incum-
plir la norma o para cumplirla a medias. En consecuencia, muchas de estas
FROHFWLYLGDGHVWXYLHURQTXHPRGL¿FDUVXVFULWHULRVSDUDHORWRUJDPLHQWR
GHDYDOHVFRQHO¿QGHDFRPRGDUVHDHVWRVOLQHDPLHQWRV/RDQWHULRUGH-
36 Véase, por ejemplo, el artículo “¿Candidatas de ‘relleno’?”, publicado por Votebien [www.vote-
bien.com] el 4 de agosto de 2010.
37 De acuerdo con el CNE, “para las elecciones a celebrarse el próximo 30 de octubre de 2011, es
requisito ineludible que las listas inscritas para corporaciones públicas de elección popular deban
conformarse por mínimo 30% de uno de los géneros”. Con este concepto buscaba decir que no
KDEtDUD]yQDOJXQDSDUDTXHORVSDUWLGRVPRYLPLHQWRV\JUXSRVVLJQL¿FDWLYRVGHFLXGDGDQRVQR
cumplieran con la norma. Véase Consejo Nacional Electoral, Radicado 8337 de 2011.
38 Véase Consejo Nacional Electoral, Radicado 8337 de 2011.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 45
¿hacia partidos más responsables?
muestra que, a pesar de las resistencias, la cuota de género se implementó
por primera vez en Colombia.39
Ahora bien, ¿contribuyó la medida a una mayor inclusión de las mu-
MHUHVHQHOVLVWHPDSROtWLFR"8QSURFHVRHOHFWRUDOQRHVVX¿FLHQWHSDUD
responder esta pregunta;; sin embargo, los resultados de las elecciones
sí permiten trazar algunas conclusiones sobre los efectos de la norma
en su primera experiencia. Como se muestra a continuación, la Ley de
Partidos produjo avances en el número de mujeres electas, aunque poco
VLJQL¿FDWLYRVDOPHQRVHQDOJXQDVFLUFXQVFULSFLRQHV6LELHQHOLPSDFWR
hubiera podido ser mayor –por ejemplo, con más apoyo de los partidos
a sus candidatas–, estos avances no son despreciables en un país que
ocupa una de las tasas de menor participación política de la mujer en
América Latina. Este análisis se realiza exclusivamente a partir de los
datos electorales de la elección para asambleas departamentales y con-
cejos municipales.40
3DUDHPSH]DUHOJUi¿FRPXHVWUDTXHWRGRVORVSDUWLGRVVXSHUDURQ
el 30% de mujeres entre sus candidaturas para asambleas departamen-
tales. Sin embargo, los resultados de las electas muestran diferencias
VLJQL¿FDWLYDV 8Q VROR SDUWLGR FRQVLJXH HOHJLU PiV GH GH PXMHUHV
en las asambleas: MIRA, con el 57,1%. Cinco partidos, aunque no alcan-
zan ese porcentaje, sí superan el 20%: MIO (28,6%), el Partido Liberal
(25,6%), AICO (25%), PIN (25%) y el PSUN (20%). Los demás se en-
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
cuentran por debajo del 20%. Sorprende en este análisis el caso del Polo
Democrático Alternativo (PDA), que no consiguió elegir ni una sola de
sus candidatas, a pesar de ser el único partido de izquierda y uno de los
cuales ha defendido la necesidad de impulsar la inclusión de la mujer en
la política.
Política y territorio
39 (YDOXDFLRQHVPiVHVSHFt¿FDVVREUHODLPSOHPHQWDFLyQGHODFXRWDGHJpQHURHQODVHOHFFLRQHV
de 2011 se pueden encontrar en “La nueva Ley de Cuotas en Colombia. El caso de las Asambleas
Departamentales, 2007-2011” de Bibiana Ortega y Gabriel Camargo, en este libro, y Sisma Mu-
jer (en prensa).
40 Los datos electorales acá analizados corresponden a los procesados por el PNUD para la cons-
trucción del “Ranking de igualdad de mujeres y hombres en los partidos y movimientos políticos
colombianos” de la Mesa de Género de la Cooperación Internacional y por Sisma Mujer (en
prensa).
46
*Ui¿FR
Mujeres candidatas y mujeres electas en asambleas departamentales,
por partido político (2011)
0XMHUHVFDQGLGDWDV 0XMHUHVHOHFWDV
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la RNEC, procesados para la construcción
del “Ranking de igualdad de mujeres y hombres en los partidos y movimientos políticos
colombianos” de la Mesa de Género de la Cooperación Internacional.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 47
¿hacia partidos más responsables?
*Ui¿FR
Mujeres electas en asambleas departamentales, por departamento (2011)
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Amazonas
Quindío
Bolívar
Chocó
Tolima
Córdoba
Meta
Magdalena
Casanare
Guainía
Vaupés
Cundinamarca
Cesar
Vichada
Santander
Arauca
Nariño
Atlántico
Risaralda
La Guajira
Valle
Guaviare
Cauca
Putumayo
Huila
Caquetá
Sucre
Caldas
Antioquia
Boyacá
San Andrés
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la RNEC, procesados por Sisma Mujer
(en prensa).
sus listas, con el 52,2%. Respecto a los resultados electorales, las muje-
res consiguen, según datos agregados por partido, una menor presencia
en los concejos municipales, si se compara con lo sucedido en las asam-
bleas. Excepto el caso de MIRA, ninguno de los partidos supera el 20% de
mujeres entre sus electos, siendo el PDA el partido con menor participa-
ción femenina, con 11,2%. Los demás partidos se encuentran entre el 13
\HO(VWDVLWXDFLyQGL¿HUHPX\SRFRGHORVUHVXOWDGRVHOHFWRUDOHVGH
2007, cuando la totalidad de los partidos, exceptuando al MIRA, alcanza-
ron niveles menores al 20%.
Política y territorio
48
*Ui¿FR
Mujeres candidatas y mujeres electas en concejos municipales,
por partido político (2011)
0XMHUHVFDQGLGDWDV 0XMHUHVHOHFWDV
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la RNEC, procesados para la construcción
del “Ranking de igualdad de mujeres y hombres en los partidos y movimientos políticos
colombianos” de la Mesa de Género de la Cooperación Internacional.
En los concejos municipales, al agregar el número de mujeres elec-
tas por el número total de concejales electos en cada departamento,
VyOR HQ XQ GHSDUWDPHQWR *XDLQtD VH VXSHUD HO YpDVH HO JUi¿FR
4), mientras que en ocho de estas entidades territoriales, incluido el
distrito de Bogotá, se supera el 20% (San Andrés, Amazonas, Caquetá,
Bolívar, Meta, Atlántico, Bogotá D.C y Quindío). Un solo departamen-
to, el de Santander, se ubicó por debajo del 10% de mujeres electas en
sus concejos municipales, lo cual muestra un contraste del promedio
del departamento con su capital, Bucaramanga, en donde el número
de mujeres electas en el Concejo supera el 25%. Para el resto de depar-
tamentos, el nivel de mujeres que obtuvieron escaños en los concejos
oscila entre el 10 y el 20%.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 49
¿hacia partidos más responsables?
*Ui¿FR
Mujeres electas en concejos municipales, por departamento (2011)
40%
35%
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
Huila
Guainía
Bolívar
San Andrés
Meta
Guaviare
Amazonas
Vaupés
Valle
Sucre
Córdoba
Arauca
César
Nariño
Putumayo
Antioquia
Vichada
Casanare
Cauca
Caquetá
Atlántico
Boyacá
Risaralda
Bogotá D.C
Quindío
Tolima
Chocó
Caldas
La Guajira
Cundinamarca
Magdalena
Santander
Norte de Santander
% mujeres electas
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la RNEC, procesados por Sisma Mujer
(en prensa).
d.2.2 La reglamentación de los comités promotores del voto en blanco
La Ley de Partidos estableció que tanto las organizaciones políticas
con personería jurídica como los comités independientes podían inscri-
ELUVHFRQHO¿QGHSURPRYHUHOYRWRHQEODQFR%DMROD¿JXUDGHFRPLWpV
promotores, la norma reconoce que estas iniciativas cuentan con las mis-
mas garantías que tiene cualquier candidato en cuanto a espacios gratuitos
en medios, propaganda electoral y reposición de votos. Estas prerrogati-
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
vas –que van de la mano con el mayor peso que ha ido ganando el voto
en blanco– condujeron a la inscripción, en un primer momento, de 66
comités promotores en 36 circunscripciones diferentes: 12 para goberna-
ciones, 22 para alcaldías, 7 para concejos, 7 para asambleas y 18 para JAL.
Un caso que merece ser mencionado es el de la campaña por la Goberna-
ción del Magdalena, en donde tres comités se inscribieron para promover
el voto en blanco: cifra idéntica al número de candidatos inscritos para
este cargo.
(VWDQRYHGDG\ODSRVLELOLGDGGHTXHIXHUDXWLOL]DGDFRQ¿QHVGLVWLQWRV
Política y territorio
a los previstos por la ley obligaron a las autoridades a regular el funciona-
miento de estos comités y a establecer límites a su conformación. Para tal
¿QHO&1(H[SLGLyDPHGLDGRVGHDJRVWRXQDUHVROXFLyQHQODFXDOHVWD-
bleció que para inscribirse, estos comités debían presentar, al menos, un
Q~PHURGH¿UPDVHTXLYDOHQWHDOGHOUHVXOWDGRGHGLYLGLUHOQ~PHUR
50
de ciudadanos aptos para votar en esa circunscripción entre el número de
puestos para proveer en esa elección.41 Sobre esta exigencia, la resolución
HVWLSXODTXHHQQLQJ~QFDVRVHH[LJLUtDQPiVGH¿UPDV'DGRHO
cambio en las reglas, este organismo también otorgó un plazo adicional,
hasta el 30 de septiembre, para realizar esta inscripción con los nuevos
requisitos.
Tras la revisión hecha por la RNEC de los 66 comités promotores ins-
critos, la organización electoral determinó que sólo uno de éstos (el 1,5%)
cumplía con los requisitos mencionados. Éste es el caso del grupo signi-
¿FDWLYRGHFLXGDGDQRV³/D9R]GHOD&RQVFLHQFLD´TXHVHLQVFULELySDUD
la elección al Concejo de Santa Marta. Éste es un caso particular, no sólo
por ser el único que superó la revisión de las autoridades, sino porque
este mismo grupo inscribió comités promotores del voto en blanco para
la Gobernación y la Asamblea del Magdalena y para la Alcaldía y las JAL
de Santa Marta. En total, “La Voz de la Consciencia” consiguió inscribir
dieciséis comités promotores del voto en blanco en ese departamento, es
decir, un 24% de los inscritos en todo el país.42 De todos éstos, sólo uno, el
del Concejo de la capital, cumplió los requisitos.
Como sucedió con muchos lineamientos de la ley, la inscripción de
los comités promotores del voto en blanco se implementó a medias, en el
marco de plazos muy restringidos y con cambios en las reglas anunciados
en pleno proceso. A pesar de ser una innovación que buscaba dar voz y
presencia a quienes consideran que las opciones inscritas por las organi-
]DFLRQHVSROtWLFDVQRVRQVX¿FLHQWHV±FRPRVHKDGLFKRXQDGLVSRVLFLyQ
que va en línea con el mayor peso que le otorgó la reforma política de
2009 al voto en blanco–, la falta de claridad y, tal vez, el interés de algunos
GHDSURYHFKDUHVWDSRVLELOLGDGSDUDEHQH¿FLRSHUVRQDOFRQGXMHURQDTXH
no fuera verdaderamente aplicada en 2011.43 Quizás, el verdadero impacto
de esta medida se vea en posteriores procesos electorales.
41 Véase la Resolución del Consejo Nacional Electoral número 920, del 18 de agosto de 2011.
42 ³/D9R]GHOD&RQVFLHQFLD´HVHOJUXSRVLJQL¿FDWLYRGHFLXGDGDQRVFRPDQGDGRSRU5RELQVRQ
'HYLDTXHFRQVLJXLyUHFRJHUXQPLOOyQGH¿UPDVSDUDSUHVHQWDUDpVWHFRPRFDQGLGDWRSUHVL-
dencial en 2010. Para las elecciones territoriales de 2011, su énfasis estuvo puesto en promover
el voto en blanco en el Magdalena, especialmente en Santa Marta.
43 El único grupo promotor del voto en blanco que participó en estos comicios obtuvo el 0,03%
de los votos, según el reporte de la RNEC;; además, el voto en blanco para esa circunscripción
±FHUFDQRDOGHORVYRWRVYiOLGRV±WDPSRFRIXHVLJQL¿FDWLYRORTXHKDFHGXGDUDFHUFDGHOLP-
pacto real de la medida. La experiencia de Santa Marta contrasta con la del municipio de Bello
(Antioquia), en donde, sin la existencia de grupos promotores de este tipo, el voto en blanco
alcanzó el 56,7% de los sufragios, posicionándose como el primer caso de estas características
en Colombia.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 51
¿hacia partidos más responsables?
d.2.3. La inscripción de candidatos de coalición
La nueva Ley de Partidos faculta a partidos y movimientos políticos
a presentar candidaturas para circunscripciones uninominales, mediante
OD¿JXUDGHFRDOLFLRQHVDGRSWDQGROHJDOPHQWHXQDFRVWXPEUHGHKDFHYD-
rios años en la dinámica –tanto nacional como subnacional– del sistema
de partidos colombiano. No sólo el presidente Juan Manuel Santos ha sa-
bido construir una coalición de gobierno de la que hacen parte cinco de los
partidos más numerosos en el Congreso, sino que no pocos gobernantes
ORFDOHVKDQWHQLGRTXHUHFXUULUDSDFWRVFRQRWURVSDUWLGRVFRQHO¿QGH
conseguir condiciones de gobernabilidad. El anterior es un rasgo que sue-
le presentarse en sistemas de partidos multipartidistas como el que se ha
FRQ¿JXUDGRHQ&RORPELDHQORVQLYHOHVQDFLRQDO\VXEQDFLRQDO
Aunque las coaliciones formadas después de unas elecciones, como
la promovida por Santos, responden a criterios y decisiones partidistas
que no son comparables con aquellas formadas antes de los comicios, la
posibilidad que abrió la nueva ley creó condiciones para que estrategias
electorales nacionales y locales de trabajo conjunto entre los partidos se
pudieran formalizar en este proceso electoral en una sola candidatura.
Aunque en el pasado había partidos que participaban en conjunto en las
elecciones, la forma como lo hacían era casi siempre a través de adhesio-
QHVTXHQRVHUHÀHMDEDQQHFHVDULDPHQWHHQHOWDUMHWyQ(VWRFDPELyFRQOD
reforma, y, en este sentido, no es sorpresa que un total de 194 candidatos
VHKD\DQLQVFULWRPHGLDQWHHVWD¿JXUD'HpVWRVFRUUHVSRQGHQDDOFDO-
días y 13 a gobernaciones (véase el cuadro 5).
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
nos de éstos se presentan al lado de partidos ajenos a la Unidad Nacional,
FRPR$,&2\$6,&DOGDV&KRFy1DULxRHLQFOXVRFRQJUXSRVVLJQL¿FD-
tivos de ciudadanos (Cundinamarca).
52
Cuadro 5
&DQGLGDWRVDJREHUQDFLRQHVLQVFULWRVPHGLDQWHOD¿JXUDGHFRDOLFLRQHV
Departamento Nombre del candidato Organizaciones coaligadas
Partido Verde
Arauca Helmer José Muñoz
Partido Alianza Social Independiente (ASI)
Partido Social de Unidad Nacional
Boyacá Juan Carlos Granados
Partido Liberal Colombiano
Partido Liberal Colombiano
Partido Conservador Colombiano
Caldas Guido Echeverri
Partido Cambio Radical
Partido Alianza Social Independiente (ASI)
Partido Cambio Radical
Partido Liberal Colombiano
Álvaro Cruz
Partido Conservador Colombiano
Cundinamarca Partido Social de Unidad Nacional
*UXSR6LJQL¿FDWLYRGH&LXGDGDQRV³Ò1(7(´
Everth Bustamante Partido Verde
Movimiento de Autoridades Indígenas (AICO)
Partido Cambio Radical
Partido Conservador Colombiano
Chocó Luis Murillo
Partido Alianza Social Independiente (ASI)
Partido Verde
Partido Conservador Colombiano
Jorge Fernando Perdomo
Partido Verde
Huila
Partido Liberal Colombiano
Carlos Mauricio Iriarte
Partido Cambio Radical
Partido Conservador Colombiano
Partido Social de Unidad Nacional
La Guajira Bladimiro Cuello
Partido Verde
Partido Liberal Colombiano
Partido Alianza Social Independiente (ASI)
Partido Liberal Colombiano
Nariño Raúl Delgado Partido Cambio Radical
Partido Verde
Movimiento de Autoridades Indígenas (AICO)
Partido Liberal Colombiano
Risaralda Alberto de Jesús Arias
Partido Cambio Radical
Partido Liberal Colombiano
Partido Conservador Colombiano
Santander Luis Fernando Cote
Partido Cambio Radical
Partido Verde
Partido Conservador Colombiano
Valle Ubeimar Delgado
Partido Verde
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 53
¿hacia partidos más responsables?
En discusiones sobre los resultados de las elecciones, entre otras
cosas, se ha planteado que el esquema de coaliciones subnacionales es
evidencia de la manera como los partidos se han ido “desdibujando”, por
el tipo de alianzas que constituyeron y por las organizaciones con que se
coaligaron.44 Este argumento sugiere que la posibilidad de formar coali-
ciones promovió acuerdos entre partidos con diferencias programáticas
y de principios, con el único objetivo de triunfar en una elección. Ésta
será una discusión que deberá darse durante los próximos años. Por lo
pronto, la verdadera naturaleza de estas coaliciones locales sigue sin ser
VX¿FLHQWHPHQWHHVWXGLDGD\VHUtDLUUHVSRQVDEOHVDOWDUDFRQFOXVLRQHVVLQ
evidencia sólida. Así, este análisis no podrá ir más allá de lo que sugieran
los resultados preliminares de las elecciones.
En cuanto al éxito electoral, sólo cinco de las trece candidaturas de
coalición (el 38%) que se presentaron para gobernaciones triunfaron (Bo-
yacá, Caldas, Chocó, Cundinamarca y Nariño). En Huila –en donde dos de
los tres candidatos eran de coalición– triunfó por un margen muy estre-
cho la candidata del Partido de la “U” (PSUN). Cosa muy distinta sucedió
en Cundinamarca, en donde también competían tres candidatos, dos de
los cuales eran de coalición;; allí la coalición más numerosa, con cuatro
de los cinco partidos que integran la Unidad Nacional, triunfó con una
diferencia de más de 54% sobre el segundo. En Santander y La Guajira,
en cambio, los candidatos de coalición, con el apoyo de la mayoría de los
miembros de la Unidad Nacional, perdieron: en el primer caso, con un
FDQGLGDWRGHXQJUXSRVLJQL¿FDWLYRGHFLXGDGDQRV\SRUXQDGLIHUHQFLD
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
cercana al 20%;; en el segundo, con un candidato de Cambio Radical, y por
una diferencia del 8%.
En el caso de las candidaturas de coalición para alcaldías, 72 de las
181 triunfaron (el 40%). En total, en catorce municipios del país se pre-
sentaron dos candidaturas de este tipo –en cuatro de los cuales no triunfó
ninguna de las coaliciones–, y en uno (Buga, en el Valle del Cauca) hubo
tres candidaturas de este tipo, de las cuales sí salió el ganador. Causan in-
terés los casos, entre otros, de Antioquia y Bolívar, en donde en muy pocos
municipios se presentaron candidatos de coalición: en el primero, en seis
Política y territorio
de los 125 (el 5%), y en el segundo, en uno de los 47 (el 2%). En contraste,
en Risaralda, Santander y Cundinamarca fueron mucho más utilizadas
las candidaturas de coalición: en el primero, en siete de los catorce mu-
44 Véase, por ejemplo, el artículo titulado “Todos para uno...”, publicado por Votebien [www.vote-
bien.com] el 25 de julio de 2011.
54
nicipios (el 50%);; en el segundo, en cuarenta de los 87 (el 46%), y en el
tercero, en 35 de los 116 (el 30%).
G,QVFULSFLyQGHJUXSRVVLJQL¿FDWLYRVGHFLXGDGDQRV
/D/H\GH3DUWLGRVRUGHQDTXHORVFDQGLGDWRVGHORVJUXSRVVLJQL¿FDWL-
vos de ciudadanos se inscriban por medio de un comité integrado por tres
personas, el cual debe registrarse ante la autoridad electoral por lo menos
un mes antes del cierre de la inscripción. Esto complejiza los requisitos
para la inscripción45 de este tipo de grupos, dado que antes se exigía sólo
ODUHFROHFFLyQGH¿UPDV\ODSUHVHQWDFLyQGHXQDSyOL]D\DKRUDVH
requiere una mínima estructura de gestión, incluso desde antes de la con-
VHFXFLyQGHODV¿UPDV1RREVWDQWHOD51(&HVWDEOHFLyHQVXFLUFXODU
del 18 de junio de 2011 –y lo reiteró el Consejo de Estado en su concepto
sobre la aplicación de la ley– que esta nueva norma no tendría vigencia
para las elecciones de octubre, en la medida en que la ley entró en vigor
menos de un mes antes de que vencieran las inscripciones, lo cual hacía
LQYLDEOHLQVFULELUORVPHQFLRQDGRVFRPLWpV\UHFROHFWDUODV¿UPDVUHVSHF-
tivas según los términos de la ley.
G9RWRHOHFWUyQLFRHLGHQWL¿FDFLyQELRPpWULFDGHYRWDQWHV
La nueva norma reconoce que la implementación del voto electrónico
en todo el territorio nacional debe darse de manera gradual y estipula que
el plazo máximo son las elecciones legislativas de 2014. En cambio, sí exi-
JHDOD51(&LPSOHPHQWDUODLGHQWL¿FDFLyQELRPpWULFDGHYRWDQWHVDSDUWLU
de las elecciones de 2011. Sin embargo, según argumentó el Registrador
Nacional, la organización electoral no contaba con la disponibilidad pre-
supuestal necesaria para cubrir todo el territorio nacional. Por lo anterior,
en conjunto con el Ministerio del Interior, y con base en los mapas de ries-
go levantados por la misma RNEC, se establecieron seis departamentos
prioritarios donde se implementaría el primer piloto: Atlántico, Bolívar,
Córdoba, La Guajira, Meta y Valle del Cauca.46
Se esperaba que este mecanismo permitiera validar la identidad de
ORVFLXGDGDQRVFRQHO¿QGHOXFKDUFRQWUDXQRGHORVGHOLWRVHOHFWRUDOHV
más frecuentes en Colombia: la suplantación. Aunque todavía no es posi-
45 /DOH\HVWDEOHFHTXHORVIRUPXODULRVSDUDUHFROHFWDUODV¿UPDVGHEHQOOHYDUORVQRPEUHVGHORV
miembros del comité y de los candidatos.
46 Los municipios seleccionados fueron: Soledad (Atlántico);; Cartagena, Magangué y Carmen de Bo-
lívar (Bolívar);; Montelíbano (Córdoba);; Maicao y Uribia (La Guajira);; Castilla la Nueva y Puerto
Gaitán (Meta), y Buenaventura, Cali, Jamundí, Palmira, Yotoco y Yumbo (Valle del Cauca).
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 55
¿hacia partidos más responsables?
ble saber con certeza si este nuevo mecanismo logró reducir el fraude, vale
la pena mencionar que la RNEC valoró positivamente la implementación
del mecanismo en los quince municipios seleccionados. Incluso, según in-
IRUPDFLyQR¿FLDOHVWHVLVWHPDSHUPLWLyLGHQWL¿FDU\HYLWDUVHLVLQWHQWRVGH
suplantación en el departamento de La Guajira.47 El reto para las próxi-
PDVHOHFFLRQHVVHUiQRVyOROOHYDUODLGHQWL¿FDFLyQELRPpWULFDGHYRWDQWHV
a todos los municipios del país, sino garantizar que la implementación del
YRWRHOHFWUyQLFRHQFUHHEDUUHUDVUHDOHVDOIUDXGH\DVHJXUHFRQ¿DQ]D
y rapidez en el conteo de los sufragios.
Conclusiones
El sistema de partidos que existe en Colombia ya no se parece, al me-
nos en la forma, al que se produjo con la Constitución Política de 1991 y
que sobrevivió hasta la implementación de la reforma política de 2003.
Los políticos han sido forzados a actuar a través de los partidos y con crite-
rios de bancada, a la vez que el número efectivo de partidos se ha reducido
(Botero y Rodríguez Raga 2009), y se ha encontrado un formato que hace
al sistema más sostenible y viable. Estos cambios, sin embargo, no con-
VLJXLHURQEOLQGDUODGHPRFUDFLDFRORPELDQDGHODLQ¿OWUDFLyQGHJUXSRV
ilegales. Ellos se adaptaron a los cambios y consiguieron apoderarse de
importantes espacios de poder en las elecciones nacionales de 2006 y en
las territoriales de 2007. Está por comprobarse si lograron repetir la ha-
zaña en las elecciones de 2010 y de 2011.
Éste fue el contexto que animó la formulación y posterior aproba-
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
ción de la reforma política de 2009 y de la Ley 1475 de 2011, o Ley de
Partidos, que la reglamentó. Su implementación en el proceso electoral
de 2011 –analizado en los trabajos presentados en este libro– es un paso
relevante en la ruta hacia la profundización de la democracia, a través de
partidos políticos y una organización electoral cada vez más fuertes. En
este artículo se ha demostrado la relevancia de la mayoría de los linea-
mientos incluidos en dicha ley, algunos de los cuales produjeron unos
primeros efectos durante los meses que antecedieron a los comicios de
2011. Los efectos más importantes, sin duda, tienen que ver con la res-
Política y territorio
ponsabilidad de los partidos y la equidad de género en la política, como
se resaltará más adelante.
47 9pDVHHOFRPXQLFDGRWLWXODGR³([LWRVDLPSOHPHQWDFLyQGHODLGHQWL¿FDFLyQELRPpWULFDQXHYRUp-
cord en transmisión de resultados y reducción de los votos nulos: los logros de la Registraduría
Nacional en las elecciones”, publicado por la RNEC en su página web, el 30 de octubre de 2011.
56
Sobre el primero de estos aspectos, se evidenció la manera como parti-
dos políticos, Gobierno y organización electoral reaccionaron ante la nueva
norma y tomaron medidas para evitar la llegada de candidatos vinculados
con fuerzas ilegales. Es posible que estas instituciones hubieran podido ir
más allá de las acciones que implementaron, especialmente las organizacio-
nes políticas, que son las que otorgan los avales. No obstante, resulta difícil
negar que hubo esfuerzos inéditos para Colombia, y que hace unos años pa-
recían imposibles. Los partidos implementaron mecanismos de revisión de
DQWHFHGHQWHVGHTXLHQHVDVSLUDEDQDVHUDYDODGRV(O*RELHUQRIXHH¿FD]DO
poner a disposición de éstos herramientas para la selección de candidatos.
La organización electoral, por su parte, tramitó –de acuerdo con la ley– las
solicitudes de revocatoria de avales que le fueron radicadas.
Respecto de la cuota de género, se expuso la manera como los partidos
¿QDOPHQWHFXPSOLHURQ±DXQTXHFRQGL¿FXOWDGHV±FRQVXREOLJDFLyQOHJDO\
presentaron listas con al menos un 30% de mujeres. No hay que perder de
YLVWDTXHQRIXHXQSURFHVRÀXLGR\TXHVDOYRDOJXQDVH[FHSFLRQHVODPD-
\RUtDGHODVRUJDQL]DFLRQHVSROtWLFDVHQIUHQWyGL¿FXOWDGHVGH~OWLPDKRUD
Pese a que la ley había sido aprobada por el Congreso en diciembre, la se-
lección inicial de candidatos no la tuvo siempre en cuenta. De ahí que, en
una primera revisión, más de doscientas listas hayan sido rechazadas por la
Registraduría Nacional, con el argumento de que no cumplían con la cuota.
Todo lo anterior puso el tema en la agenda y demostró a muchas mujeres
que en Colombia hay caminos para alcanzar cargos de elección popular.
8Q SURFHVR HOHFWRUDO HV LQVX¿FLHQWH SDUD VDEHU VL OD FXRWD WXYR XQ
impacto real en las posibilidades de que las mujeres lleguen a estas ins-
tancias. Los datos electorales de los comicios de 2011 demuestran que
hubo cambios destacables, al menos en algunas entidades territoriales en
donde se incrementó el número de mujeres electas con respecto a 2007. Si
esto sucedió en parte gracias a una medida implementada menos de cua-
tro meses antes de las elecciones, hay razones para pensar que el impacto
será mayor en los próximos años. Sobre todo si se tiene en cuenta que la
/H\GH3DUWLGRVLQFOX\yXQDVHULHGHLQFHQWLYRV¿QDQFLHURVSDUDODVRUJD-
nizaciones políticas que consigan incrementar la participación política de
la mujer en sus bancadas.48
48 Sobre este aspecto, el PNUD, de la mano con la Mesa de Género de la Cooperación Interna-
cional, publicará en 2013 una nueva versión del “Ranking de igualdad de mujeres y hombres
en los partidos y movimientos políticos colombianos”, cuyo objetivo es sistematizar y analizar
información para determinar los avances y desafíos de los movimientos y partidos políticos en
su esfuerzo por garantizar la igualdad de hombres y mujeres en sus colectividades.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 57
¿hacia partidos más responsables?
Respecto de los efectos descritos, es importante reconocer que se
han dado pasos relevantes –la mayoría de los cuales han sido señalados
en este artículo– hacia un sistema de partidos más responsables e ins-
titucionalizados, según los términos de Panebianco (citado en Alcántara
/RV ¿OWURV LPSOHPHQWDGRV SDUD OD FRQVWUXFFLyQ GH ODV OLVWDV \ HO
cumplimiento mínimo de la cuota de género, entre otras novedades, per-
miten evidenciar que las normas adoptadas desde 2003 han establecido
lineamientos –cada vez más exigentes– que han creado condiciones para
pensar en partidos capaces de avanzar hacia mayores niveles de transpa-
rencia, profesionalización e integración con sus votantes.
Las actuaciones descritas en este artículo no permiten hablar de hallaz-
gos sobre avances concretos dentro de los partidos, y habría que estudiar
con especial atención sus dinámicas internas para poderlo hacer. Sin em-
bargo, el conjunto de estudios realizados sobre las más recientes reformas
políticas49 muestra que la clase política pareciera haber aprendido a cons-
truir sobre lo existente y a pensar estas reformas de manera gradual. Se
han ido creando incentivos normativos que han producido reacciones en
el entramado institucional de los partidos: el próximo paso serán las refor-
mas estatutarias de la mayoría de los partidos, que, por lo establecido en
la Ley 1475 de 2011, deberán adoptarse en 2013. Todo lo anterior amerita
un seguimiento detenido a los cambios internos que se avecinan en los
partidos, y a sus posibles efectos sobre su comportamiento en procesos
electorales.
Ahora bien, pese a los mencionados avances, otros aspectos de la ley
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
que hubieran podido producir cambios se implementaron a medias o, in-
cluso, quedaron en el tintero. Pese al tiempo récord en que se aprobó la
OH\HQHO&RQJUHVR±HQHOPDUFRGHXQDOHJLVODWXUDTXHIXHFDOL¿FDGDFRPR
histórica–, el proceso de control de constitucionalidad tomó más tiempo
de lo esperado, lo cual aplazó la sanción de la ley hasta el mes de julio de
2011, cuando ya se habían tomado muchas decisiones sobre la contienda.
Esto hizo que aspectos tan relevantes como el de la doble militancia, o el
GHODLQVFULSFLyQGHJUXSRVVLJQL¿FDWLYRVGHFLXGDGDQRVQRIXHUDQVXV-
FHSWLEOHVGHVHULPSOHPHQWDGRV2WURVFRPRODLGHQWL¿FDFLyQELRPpWULFD
Política y territorio
49 Véanse, por ejemplo, Rodríguez Pico (2005), Rodríguez Raga y Botero (2006), Botero (2009),
Botero y Rodríguez Raga (2009), Losada y Castro (2008), Losada (2009), Gutiérrez Sanín
(2006), Lizarazo y Londoño (2010) y Londoño (2010).
58
El verdadero efecto de otros aspectos sólo se conocerá cuando se tenga
LQIRUPDFLyQR¿FLDOTXHSHUPLWDHVWXGLDUODVWHQGHQFLDVVREUHHO¿QDQFLD-
miento y los resultados electorales de más de un proceso. Uno de ellos
WLHQHTXHYHUFRQXQRGHORVFDPELRVPiVVLJQL¿FDWLYRVTXHODOH\LPSXVR
sobre el sistema electoral: a partir de estas elecciones, el llamado precon-
teo y el escrutinio –que antes se realizaban en momentos diferentes– se
harán el mismo día, reduciendo de esa manera el fraude que se producía
entre uno y otro. Otra de las preguntas que tendrán que responderse tiene
TXHYHUFRQHO¿QDQFLDPLHQWR3RUXQODGRVHHVSHUDEDTXHORVFRVWRVGH
ODVFDPSDxDVVHUHGXMHUDQRTXHDOJXQRVFDQGLGDWRVWXYLHUDQGL¿FXOWDGHV
HQ ¿QDQFLDU OD VX\D GHELGR D ODV OLPLWDFLRQHV TXH VH HVWDEOHFLHURQ D OD
¿QDQFLDURQSULYDGD
En conclusión, la Ley de Partidos –con todas sus novedades para un
número amplio de actores– tuvo tan sólo 108 días para ser implementada,
con lo cual estas elecciones no deben ser tomadas como punto de partida
para valorar en toda su amplitud el impacto de la nueva norma. Además
de los lineamientos que, por falta de tiempo, no se pusieron a prueba en
este proceso electoral, quedan todavía aspectos por implementar en los
próximos años, como los nuevos lineamientos sobre las consultas internas
e interpartidarias y la creación dentro de la Fiscalía de una unidad nacio-
nal encargada de delitos electorales, entre otros. Así las cosas, los efectos
FRQVHJXLGRVHQGHEHQVHULQFHQWLYRVX¿FLHQWHSDUDGHVHVWLPDUSRU
ahora, cualquier intento de contrarreforma.50
Referencias
Alcántara Sáez, Manuel. 2004. ¿Instituciones o máquinas ideológicas? Origen,
programa y organización de los partidos latinoamericanos. Barcelona: Institut de
Ciènces Politiques i Socials.
Batlle, Margarita y José Ricardo Puyana. 2011. El nivel de nacionalización del sistema
de partidos colombiano: una mirada a partir de las elecciones legislativas de 2010.
Colombia Internacional 74: 27-57.
Botero, Felipe. 2009. ¿Juntos pero no revueltos? Partidos, candidatos y campañas
en las elecciones legislativas de 2006. Bogotá: Ediciones Uniandes.
Botero, Felipe y Juan Carlos Rodríguez Raga. 2009. Grande no es sinónimo de fuerte.
Los partidos y la reforma política. En /DQXHYDFR\XQWXUDFUtWLFDHQORVSDtVHVDQGL-
nos, ed. Martín Tanaka, 49-70. Lima: IDEA Internacional.
50 Véase el artículo “La ‘contrarreforma’ que nadie quiere”, publicado por Semana en la edición del
28 de noviembre de 2011.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 59
¿hacia partidos más responsables?
Chasquetti, Daniel. 2001. Democracia, multipartidismo y coaliciones en América La-
tina: evaluando la difícil combinación. En Tipos de presidencialismo y coaliciones
SROtWLFDVHQ$PpULFD/DWLQD, ed. Jorge Lanzaro, 319-359. Buenos Aires: CLACSO.
Congreso Visible. 2011. %ROHWtQ0D\R. Bogotá: Universidad de los Andes.
Departamento Nacional de Planeación (DNP). 2011. Plan Nacional de Desarrollo
2010-2014. Prosperidad para Todos. Bogotá: Departamento Nacional de Planeación.
Gutiérrez Sanín, Francisco. 2006. Estrenando sistema de partidos. $QiOLVLV3ROtWLFR
57: 106-125.
Gutiérrez Sanín, Francisco. 2007. /RTXHHOYLHQWRVHOOHYy/RVSDUWLGRVSROtWLFRV\OD
GHPRFUDFLDHQ&RORPELD. Bogotá: Norma.
Holguín Castillo, Jimena. 2006. La reforma de 2003: la tensión entre abrir y cerrar
el sistema político colombiano. En /DUHIRUPDSROtWLFDGH¢ODVDOYDFLyQGHORV
SDUWLGRVSROtWLFRVFRORPELDQRV", eds. Gary Hoskin y Miguel García Sánchez, 33-64.
Bogotá: Universidad de los Andes, Fundación Konrad Adenauer, LSE.
Lizarazo, Antonio y Juan Fernando Londoño. 2010. La reforma política y electoral en
Colombia. En ([SHULHQFLDVGHUHIRUPDSROtWLFD\HOHFWRUDOHQ&RORPELD&RVWD5LFD
y México desde la perspectiva comparada latinoamericana, comps. Daniel Zovatto
e Ileana Aguilar, 13-86. San José: IDEA Internacional.
Llanos, Beatriz y Kristen Sample. 2008. Del dicho al hecho: Manual de buenas prác-
WLFDVSDUDODSDUWLFLSDFLyQGHPXMHUHVHQORVSDUWLGRVSROtWLFRVODWLQRDPHULFDQRV.
Estocolmo: IDEA Internacional.
Londoño, Juan Fernando. 2010. Partidos políticos: ¿más, menos o mejores?.3ROtWLFD
Colombiana 5: 6-21.
López, Claudia. 2010. “La refundación de la patria”, de la teoría a la evidencia. En Y…
refundaron la patria, ed. Claudia López, 29-78. Barcelona: Random House Monda-
dori.
Losada, Rodrigo. 2009. &RQVHFXHQFLDVGHODUHIRUPDSROtWLFDGHDQLYHOORFDO
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
Reniu Vilamala, Josep. 2008. Los gobiernos de coalición en los sistemas presiden-
ciales de Latinoamérica. Elementos para el debate, Documentos CIDOB. Barcelona:
CIDOB.
5RGUtJXH]3LFR&ODUD5RFtR/DUHIRUPDSROtWLFDGHPRWLYDFLRQHVGH¿-
niciones y contenido. En /RVUHWRVGHODGHPRFUDFLD9LHMDV\QXHYDVIRUPDVGHOD
60
SROtWLFDHQ&RORPELD\$PpULFD/DWLQD, eds. Clara Rocío Rodríguez Pico y Eduardo
Pizarro, 211-247. Bogotá: Foro Nacional por Colombia, IEPRI, Fundación Heinrich
Böll.
Rodríguez Raga, Juan Carlos y Felipe Botero. 2006. Ordenando el caos. Elecciones
legislativas y reforma electoral en Colombia. 5HYLVWDGH&LHQFLD3ROtWLFD (1): 138-
151.
Schwindt-Bayer, Leslie. 2011. Gender quotas and women’s political participation in
Latin America. Nashville: Vanderbilt University (Best Paper Award of the America
Barometer).
Sisma Mujer. En prensa. La implementación del sistema de cuotas electorales y su
impacto en la participación de las mujeres en Colombia. En La cuota de género: paso
lento pero seguro. Bogotá: PNUD-IDEA-NIMD.
Ungar, Elisabeth. 2008. Las bancadas parlamentarias en el Congreso: ley y praxis. En
Las bancadas en el Congreso: ley y praxis, 23-74. Bogotá: Universidad de los Andes.
Vélez, Cristina, Juan Pablo Ossa y Paula Montes. 2006. Y se hizo la reforma… con-
diciones que permitieron el trámite exitoso de la reforma política del 2003. En La
UHIRUPDSROtWLFDGH¢ODVDOYDFLyQGHORVSDUWLGRVSROtWLFRVFRORPELDQRV", eds.
Gary Hoskin y Miguel García Sánchez, 1-29. Bogotá: Universidad de los Andes, Fun-
dación Konrad Adenauer, LSE.
Wills, María Emma y Florentina Cardozo. 2010. Los partidos colombianos y la re-
SUHVHQWDFLyQ GH ODV PXMHUHV ¢&RPSURPLVR GH IRQGR R VXSHU¿FLDO"
Colombia Internacional 71: 127-149.
/DVUHIRUPDVSROtWLFDVHQ&RORPELD 61
¿hacia partidos más responsables?
Resoluciones y radicados del Consejo Nacional Electoral
Radicado 8337 de 2011 del CNE, Asunto: Inscripción de candidaturas. Cumplimiento
de cuota de género.
Resolución 285 de 2010 del CNE, “Por la cual se adopta la herramienta electrónica,
software aplicativo denominado CUENTAS CLARAS”.
Resolución 920 de 2011 del CNE, “Por medio de la cual se regula la promoción del
voto en blanco”.
Resolución 921 de 2011 del CNE, “Por la cual se establece el procedimiento para revo-
car inscripciones de candidatos a cargos de elección popular”.
Resolución 1044 de 2011 del CNE, “Por la cual se adiciona la resolución 285 de 16 de
febrero de 2010”. Por medio de la cual se adopta la herramienta electrónica, software
aplicativo denominado CUENTAS CLARAS.
Resolución 1165 de 2011 del CNE, “Por la cual se regulan aspectos relativos a los an-
WLFLSRVGHOD¿QDQFLDFLyQ(VWDWDOSDUDODVFDPSDxDVHOHFWRUDOHV´
Resolución 1671 de 2011 del CNE, “Por la cual se regulan aspectos relativos a los
DQWLFLSRVGHOD¿QDQFLDFLyQHVWDWDOSDUDODVFDPSDxDVHOHFWRUDOHV\VHUHYRFDODUHVR-
lución 1165 de 2011”.
Otros documentos
Circular 110 de 2011 de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Concepto 2064 de 2011 del Consejo de Estado, “Efectos de la ley en el tiempo. Aplica-
ción a procesos electorales en curso. Equidad de género. Doble militancia”.
Decreto 2545 de 2011 del Ministerio del Interior y de Justicia, “Por medio del cual se
crea una ventanilla única para recibir y tramitar las solicitudes de antecedentes pe-
QDOHVGLVFLSOLQDULRV\¿VFDOHVGHORVSDUWLGRVPRYLPLHQWRVSROtWLFRVRFRPLWpVGHORV
JUXSRVVLJQL¿FDWLYRVGHFLXGDGDQRVSDUDODVSUy[LPDVHOHFFLRQHVGHOGHRFWXEUH
de 2011”.
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
Política y territorio
62
Candidaturas y partidos:
los procesos de selección de candidatos
en las elecciones subnacionales de Colombia, 20111
Resumen
El objetivo de este artículo es describir los diferentes mecanismos a través de los
cuales los partidos políticos colombianos seleccionan los candidatos que compiten
en elecciones democráticas e ilustrar con algunos ejemplos aquellos que fueron
empleados en las elecciones regionales y locales en Colombia durante 2011. Las
preguntas centrales que guían el artículo son dos. En primer lugar, indagamos
cómo los partidos políticos seleccionan sus candidatos, y en segundo lugar, nos
SUHJXQWDPRVSRUORVIDFWRUHVTXHLQÀX\HQHQODVGHFLVLRQHVGHORVOtGHUHVGHORV
partidos para emplear unos mecanismos, y no otros.
Palabras clave
Selección de candidatos, elecciones locales y regionales, partidos políticos, Co-
lombia.
Candidaturas y partidos: 63
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
Introducción
La selección de candidatos es una función fundamental que cumplen
los partidos políticos antes del inicio de la carrera por la competencia a
cargos públicos de elección popular. La importancia de esta función ra-
dica en que las decisiones en torno a quiénes avalar como candidatos
LQÀX\HQHQHOQLYHOGHp[LWRHOHFWRUDOGHORVSDUWLGRVDVtFRPRHQODVFD-
rreras políticas de quienes se postulan. A la vez, los procesos mediante
los cuales los partidos seleccionan los candidatos revelan aspectos de su
funcionamiento interno, así como de la estructura organizacional y de las
relaciones que allí se gestan entre instancias y actores diversos. Los me-
canismos para decidir quiénes se constituyen en candidatos varían entre
partidos y dentro de los mismos. Tal variación es permeada por factores
en diferentes niveles: contextuales, partidarios e individuales.
Teniendo en cuenta que los partidos políticos como organizaciones
esenciales de la democracia representan intereses y sectores diversos de
la sociedad, y que dentro de éstos conviven sectores distintos y lideraz-
gos a menudo contrapuestos que luchan por el poder, el objetivo de este
artículo es describir los diferentes mecanismos a través de los cuales los
partidos políticos colombianos seleccionan los candidatos que compi-
ten en elecciones democráticas e ilustrar con algunos ejemplos aquellos
que fueron empleados en las elecciones regionales y locales en Colom-
bia durante 2011. Las preguntas centrales que guían el artículo son dos.
En primer lugar, indagamos cómo los partidos políticos seleccionan sus
candidatos, y en segundo lugar, nos preguntamos por los factores que in-
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
ÀX\HQHQODVGHFLVLRQHVGHORVOtGHUHVGHORVSDUWLGRVSDUDHPSOHDUXQRV
mecanismos, y no otros.2
La idea central que exponemos plantea que el proceso de selección de
candidatos, entendido como aquel “proceso por medio del cual un can-
didato es electo entre un conjunto de potenciales candidatos” (Siavelis y
Morgenstern 2008, 8), está permeado por factores institucionales forma-
les relacionados con determinadas reglas de juego propias del país o del
partido (v.g., reglas electorales;; estatutos partidistas), y sobre todo por re-
glas de juego informales, desarrolladas por los líderes de los partidos y por
Política y territorio
2 En la mayoría de los casos, los líderes de los partidos (nacionales y/o subnacionales) son quie-
nes deciden los mecanismos que se utilizan en el proceso de selección de los candidatos. Esto
no excluye la posibilidad de que las bases de los partidos y sus militantes participen y eventual-
PHQWHLQÀX\DQHQODVGHFLVLRQHVTXHWRPDQORVOtGHUHV
64
los candidatos. Además, también inciden en el proceso factores contex-
tuales regionales o locales (v.g., nivel de competencia, arraigo partidista).
Para responder a las preguntas planteadas, hacemos una revisión de
otros estudios que también se han inquietado por este tema, y más im-
portante aún, observamos estudios de caso concretos que nos ayudan a
entender los procesos de selección de candidatos adoptados por diferentes
partidos. La observación de estudios de caso la hicimos durante el proceso
electoral que tuvo lugar en Colombia en 2011, antes de la realización de
las elecciones regionales que se desarrollaron en octubre. En los estudios
de caso describimos los procesos de selección empleados por los parti-
dos para los diferentes cargos de elección popular en diversas regiones
GHOSDtVHLGHQWL¿FDPRVORVIDFWRUHVIRUPDOHVLQIRUPDOHV\RFRQWH[WXDOHV
que incidieron en dichos procesos.3
El artículo está organizado de la siguiente manera. En la próxima sec-
ción presentamos un marco conceptual derivado de la literatura existente
VREUHHOWHPDHLGHQWL¿FDPRVDOJXQRVIDFWRUHVTXHLQÀX\HQHQHVWHSUR-
ceso. En la tercera sección describimos los mecanismos empleados por
los partidos y movimientos en la selección de los candidatos que compi-
tieron en las elecciones regionales de 2011. En la cuarta parte mostramos
evidencia que ilustra las ideas planteadas. Finalmente, ofrecemos unas
conclusiones y planteamos una agenda de investigación.
6HOHFFLyQGHFDQGLGDWRVGH¿QLFLyQFRQFHSWXDO
\IDFWRUHVTXHLQÀX\HQHQHOSURFHVRGHWRPD
de decisiones de los partidos políticos
Una de las principales funciones de los partidos políticos consiste en
el reclutamiento de sus miembros y en la selección de los candidatos que
compiten por los diferentes cargos uninominales o de cuerpos colegiados
HQXQVLVWHPDSROtWLFR/D\DFOiVLFDGH¿QLFLyQGH6DUWRULVREUHORTXHHV
XQSDUWLGRSROtWLFR±³FXDOTXLHUJUXSRSROtWLFRLGHQWL¿FDGRSRUXQDHWLTXH-
WDR¿FLDOTXHSUHVHQWDDHOHFFLRQHV\SXHGHVDFDUHQHOHFFLRQHVOLEUHVR
no) candidatos a cargos públicos” (1997, 89)– plantea la importancia de
responder dos preguntas fundamentales en ese proceso de decidir a quié-
nes postular para ocupar cargos públicos. En primer lugar, es importante
3 En este artículo nos concentramos en la observación de algunos de los procesos de selección
de candidatos que tuvieron lugar en los departamentos de Santander, Huila, Bolívar y Tolima.
Otros artículos de este libro incluyen análisis de procesos electorales que observamos en otros
departamentos del país, tales como Nariño, La Guajira, Cesar y Chocó.
Candidaturas y partidos: 65
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
preguntarse quiénes pueden ser candidatos de un partido, y en segundo
lugar, cuáles son los mecanismos o procedimientos utilizados por los par-
tidos políticos para cumplir esta función. En este documento intentamos
responder estas preguntas a través de la observación directa de algunos
casos durante el proceso electoral de 2011 en Colombia que condujo a la
elección de autoridades regionales y locales.
En los últimos años el estudio sobre la selección de candidatos en las
democracias latinoamericanas ha llamado la atención de académicos es-
pecializados en partidos políticos y elecciones. Algunos trabajos teóricos
sobre la temática se complementan con estudios de casos y con análisis
comparativos entre diferentes partidos (Siavelis y Morgenstern 2008;;
Freidenberg 2003 y 2007;; Alarcón 2009;; Duque 2009;; Picado 2009;;
Buquet 2009;; entre otros). Una de las conclusiones generales de estos
trabajos es que la selección de candidatos dentro de los partidos políti-
cos no es un proceso simple, toda vez que, por un lado, existen diferentes
mecanismos (formales e informales) por medio de los cuales los partidos
GH¿QHQORVFDQGLGDWRVTXHFRPSLWHQSRUORVFDUJRVS~EOLFRVGHHOHFFLyQ
popular. Por otro lado, los cargos por los que compiten los candidatos son
de diversa naturaleza (v.g., uninominales y plurinominales) y están locali-
zados en diferentes niveles (v.g., nacional, regional y local).
(VWDYDULHGDGGHFDUJRV\QLYHOHVLQÀX\HVREUHODVGHFLVLRQHVGHORV
líderes dentro de los partidos relacionadas con la selección de los candi-
datos. Concretamente, la decisión sobre a quién postular a la Presidencia
GHXQSDtVDXQDJREHUQDFLyQRDDOJXQDDOFDOGtDHVLQÀXLGDSRUIDFWRUHV
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
diferentes a los que inciden en la decisión sobre a quiénes incluir en las
listas partidistas que aspiran a elegir cargos en los cuerpos colegiados:
Congreso, asambleas departamentales y concejos municipales. El carác-
WHUSOXULQRPLQDOGHHVWDV~OWLPDVOLVWDVVLJQL¿FDTXHPiVSUHFDQGLGDWRV
tienen mayores probabilidades de ser seleccionados y, eventualmente,
elegidos, que en las elecciones uninominales. El tipo de elección no signi-
¿FDVLQHPEDUJRTXHXQWLSRGHPHFDQLVPRSUHGRPLQHVREUHRWUR
A la complejidad del proceso de selección de candidatos se suman
RWUDV GL¿FXOWDGHV TXH H[SOLFDQ OD HVFDVH] GH WUDEDMRV VREUH HVWD WHPiWL-
Política y territorio
ca, a pesar de que han aumentado en los últimos años (ver referencias
arriba). Según Freidenberg (2003), tensiones y contradicciones entre las
reglas formales que establecen los mecanismos de selección de candidatos
\ODVUHJODVLQIRUPDOHVGHFRPSRUWDPLHQWRGL¿FXOWDQHOSURFHVRGHREVHU-
vación, sistematización y análisis de la información. Además, la constante
66
PRGL¿FDFLyQGHORVHVWDWXWRV\GHORVPHFDQLVPRVGHVHOHFFLyQGHFDQGL-
datos que sufren los partidos y movimientos políticos genera inestabilidad
en los procedimientos y pone límites a la posibilidad de entender el com-
portamiento de los mismos. Finalmente, a lo anterior se suma la falta de
conocimiento amplio sobre las dinámicas internas de los partidos y movi-
mientos políticos.
La tensión existente entre las reglas formales y las reglas informales
es uno de los hallazgos que diversos estudios resaltan sobre el proceso de
selección de candidatos.4 Esta conclusión se repite a través de estudios de
caso sobre partidos particulares en diferentes países de América Latina.
El uso de reglas informales evidencia el peso de la costumbre, de la histo-
ria y del cálculo electoral en la selección de candidatos. Estas prácticas se
dan paralelas a las reglas de juego formales, y, en algunas circunstancias,
son las reglas informales las que predominan.
'DGD OD FDUDFWHUtVWLFD GH LQIRUPDOLGDG VX GH¿QLFLyQ RSHUDFLRQDO HV
muy compleja. A esto se suma la amplia gama de prácticas que pueden lle-
JDUDGDUVH3RUHMHPSORSROtWLFRVORFDOHVRFRQSRGHUGHLQÀXHQFLDHQHO
QLYHOFHQWUDOSXHGHQYROYHUVHGHFLVLYRVDODKRUDGHGH¿QLUFDQGLGDWXUDVD
FDUJRVGHHOHFFLyQSRSXODUDVtHVWRQRHVWpGH¿QLGRHQODVUHJODVGHMXHJR
formales o en los estatutos partidistas. Es acá cuando el rol de los actores
se vuelve preponderante en este proceso y cuando los vínculos entre los
precandidatos y quienes deciden dentro de los partidos se pueden carac-
terizar como más o menos personalizados.5
(Q&RORPELDQRHVGLIHUHQWHORTXHKDQLGHQWL¿FDGRHVSHFLDOLVWDVHQ
la materia (ver Acuña 2009;; Duque 2009;; Batlle 2011;; Laurent 2005);;
Moreno y Escobar 2008). Por ejemplo, en su estudio sobre los procesos
de selección de los candidatos presidenciales de los partidos tradicio-
nales colombianos (el Partido Liberal Colombiano [PL] y el Partido
Conservador [PC]), entre 1974 y 2006, Duque concluye que “no existen
patrones estándares que sean aplicados y acatados a manera de caminos
pautados de acción. Impera la contingencia y los acuerdos conducentes
D OD PRGL¿FDFLyQ GH ODV UHJODV R D VX DGDSWDFLyQ VLWXDFLRQDO FRQ IUH-
cuentes casos de desacato de las decisiones, de deslizamientos, apoyos
'H DFXHUGR FRQ +HOPNH \ /HYLWVN\ ODV UHJODV LQIRUPDOHV VH GH¿QHQ FRPR DTXHOODV
“reglas socialmente compartidas, usualmente no escritas, que son creadas, comunicadas y cum-
SOLGDVSRUIXHUDGHORVFDQDOHVR¿FLDOPHQWHVDQFLRQDGRV´
(O FDUiFWHU SHUVRQDOL]DGR GH ORV YtQFXORV HQWUH SUHFDQGLGDWRV \ OtGHUHV SDUWLGDULRV OR GH¿QHQ
relaciones muy cercanas que no necesariamente se fundamentan en propuestas de campaña
programáticas.
Candidaturas y partidos: 67
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
de sectores internos hacia otros partidos y presentación de candidaturas
disidentes” (2007, 144).
De igual forma, el estudio sugiere que los niveles de institucionaliza-
ción o rutinización de mecanismos formales dentro de estos partidos son
bajos. Una explicación de esto es la naturaleza dividida de la dirigencia
GHORVSDUWLGRV'XTXH(OHVWXGLRGH%DWOOHFRQ¿UPDHVWRV
hallazgos. En su análisis sobre los procesos de selección de candidatos
de los principales partidos colombianos para las elecciones presidencia-
les de 2010, la autora destaca la utilización de diversos mecanismos, no
necesariamente formales, por parte de todos los partidos. Por último,
Moreno y Escobar (2008) analizan la selección entre 1958 y 2002 de
candidatos a elecciones legislativas de los partidos Liberal y Conserva-
dor. En su análisis encuentran que el sistema electoral, en especial la
indiscriminada entrega de avales, generó una alta permisividad para la
presentación de candidaturas. Por otro lado, las autoras señalan que los
partidos recurren tanto a las reglas formales como a las informales, pero
que son estas últimas las que prevalecen en el proceso de conformación
de las listas.
Teniendo en cuenta lo anterior, en este artículo planteamos que los
factores que inciden en las decisiones de los partidos políticos sobre
qué mecanismos emplear son de diverso tipo, tal y como lo explica-
mos a continuación. En primer lugar, factores institucionales formales
–tales como artículos constitucionales y leyes reglamentarias;; el sistema
electoral, y estatutos partidistas, entre otros–, a la vez que constriñen
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
las decisiones de los actores, producen incentivos para tomar ciertas de-
cisiones, y no otras. No obstante las presiones que los marcos legales y
determinadas instituciones pueden generar en la actuación de los partidos
y sus líderes, no todos “reaccionan de manera similar frente a los estímu-
los. Partidos políticos que operan bajo marcos institucionales idénticos
pueden adquirir formas diferentes [en su comportamiento y decisiones]”
(Freidenberg y Alcántara 2009, 17).
Algunos ejemplos sobre cómo afectan las reglas electorales el compor-
tamiento y las decisiones de los partidos son los siguientes: en elecciones
Política y territorio
68
SUHVHQWDQORVFDQGLGDWRVLQÀX\HVREUHODVGHFLVLRQHVTXHWRPDQORVSDUWL-
dos alrededor de quiénes las integran. Por ejemplo, cuando las listas son
cerradas y bloqueadas, el partido desempeña un rol preponderante en la
asignación del orden de la lista, y la reputación partidista pesa más que la
personal de los candidatos.
La cantidad de cupos en las listas también afecta las decisiones con
respecto a los mecanismos que se emplean. Mientras más limitados sean
dichos cupos, más aumenta la probabilidad de que también se amplíen las
exigencias a los precandidatos, por parte de las directivas de los partidos,
de cumplir con ciertas características. Además de las reglas formales ge-
nerales, los partidos y movimientos políticos establecen en sus estatutos
los mecanismos a través de los cuales son seleccionados los candidatos
que van a competir por los cargos públicos. Dado que los estatutos son
propios de cada partido, los mecanismos de selección de candidatos, así
FRPRORVFULWHULRVTXHGH¿QHQTXLpQHVSXHGHQDVSLUDUDVHUORYDUtDQHQWUH
colectividades (ver el anexo 1). En este artículo nos concentramos en las
reglas internas de los partidos, y no en los sistemas electorales nacionales.
/DMXVWL¿FDFLyQSDUDKDFHUORVHUHODFLRQDFRQHOKHFKRGHTXHORVHVWDWXWRV
de los partidos políticos, a diferencia de los sistemas electorales, son di-
versos entre ellos. Existe variación en las reglas internas de los diferentes
partidos, pero no en las que rigen el comportamiento de todos los actores.
La variación nos permite entender si ésta –los estatutos partidistas– es
una variable explicativa de los procesos de selección de candidatos. Ade-
más, las reglas electorales generales se aplican después de que el proceso
de selección de candidatos se ha llevado a cabo. Por estas razones, sospe-
chamos que las reglas electorales generales no tienen gran impacto sobre
el fenómeno que analizamos en el artículo.
Candidaturas y partidos: 69
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
ampliamente aceptados, rutinariamente obedecidos y constantemente
impuestos”. En cambio, cuando la organización de un partido es informal,
“el comportamiento real es bastante diferente a lo que dicen las reglas,
está menos ceñido a ellas o es más fácil violarlas”. La segunda dimensión
TXHDFiQRVLQWHUHVDVHUH¿HUHDOOXJDURDODLQVWDQFLDHQHOFXDOVHWRPDQ
las decisiones.
Los autores resaltan que “en partidos formalmente organizados, las
GHFLVLRQHV VRQ WRPDGDV SRU ORV yUJDQRV R¿FLDOPHQWH GHVLJQDGRV´ D GL-
ferencia de los partidos organizados de manera informal, en los que “el
poder de hacer cumplir decisiones obligatorias a los miembros se encuen-
tra fuera de la estructura formal”.6 Ahora bien, tal y como señalan Helmke
y Levitsky citando a North (2006, 2), “los actores políticos responden a
una combinación de incentivos formales e informales (North 1990), y
consecuentemente, el grado en el que las reglas formales realmente per-
miten y limitan a los políticos varía considerablemente”.
En tercer lugar, factores del contexto en el cual se dan las elecciones
WDPELpQ SXHGHQ LQÀXLU VREUH HVWRV SURFHVRV $OJXQRV GH HVRV IDFWRUHV
hacen referencia al nivel de enraizamiento o “tradicionalidad” de los
partidos allí donde se da la competencia;; a la presencia nacional, regio-
nal y/o local de los mismos, entre otros. Estas variables inciden sobre
las decisiones de los partidos y de sus líderes con respecto a la selección
de candidatos. Por ejemplo, los partidos pueden tomar la decisión de
presentar candidatos allí donde tienen altas posibilidades de que éstos
resulten elegidos, dada una trayectoria electoral exitosa en el pasado, y
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
renunciar a hacerlo allí donde históricamente no han tenido un caudal
HOHFWRUDOVLJQL¿FDWLYR
De manera similar, en aquellas regiones o municipios donde los par-
tidos tradicionales tienen raíces sociales fuertes (v.g., enraizamiento),
la probabilidad de ser exitoso es alta, independientemente de quién(es)
sea(n) el (los) candidato(s). Es decir, la fuerza y tradición del partido tien-
den a prevalecer por encima de las del candidato. Por último, la presencia
del partido en los diferentes niveles (v.g., nacional, regional y local) puede
también incidir sobre el proceso de selección de los candidatos: cuanto
Política y territorio
más extendida sea la presencia del partido, más alta será la probabilidad
6 Aquí también se podría considerar la incidencia del tipo de partido o movimiento en su orga-
nización (por ejemplo, las características organizativas propias de los partidos o movimientos
indígenas).
70
de que presente candidatos en los diferentes niveles o para los diversos
cargos en los que se dan las contiendas electorales.
/RV GLVWLQWRV IDFWRUHV LGHQWL¿FDGRV YJ IRUPDOHV LQIRUPDOHV \ GH
contexto) interactúan con el nivel de centralización en el cual se toman las
decisiones. El nivel de centralización hace referencia a las instancias del
SDUWLGRHQODVTXHVHGH¿QHQORVFDQGLGDWRVWDOHVFRPRODGLULJHQFLDHQHO
nivel nacional, la dirigencia en el subnacional, o las bases y los militantes
en cualquiera de los dos niveles. En el primer caso, la concentración es
mayor que en los otros dos.
Algunos estudios han mostrado la lógica de esta dinámica. Por ejem-
plo, en un estudio sobre la selección de candidatos a la Presidencia de
la República por parte del Partido Liberal Colombiano, Acuña (2009)
LGHQWL¿FyGLIHUHQWHVPHFDQLVPRV\FRQFOX\yTXHVXHVFRJHQFLDHVLQÀXLGD
por el nivel de centralización en el que se toman las decisiones. Uno de
los principales planteamientos de Acuña, siguiendo los planteamientos
de Hirschman (en Salida, voz y lealtad. Respuestas al deterioro de em-
presas, organizaciones y Estados, 1977), tiene que ver con la posibilidad
de que cuando hay más democracia interna –es decir, cuando no son los
dirigentes del partido los que toman las decisiones sino las bases y sus mi-
OLWDQWHV±KD\PiVSRVLELOLGDGHVGHTXHORVDFWRUHVSDUWLGLVWDVPDQL¿HVWHQ
sus planteamientos mediante la voz, y no con su salida.
En resumen, la selección de candidatos que compiten por los car-
gos de elección popular es un proceso mediado por diferentes factores,
tales como reglas de juego formales, procedimientos informales y varia-
bles contextuales. Si bien los estudios que se han detenido a analizar este
fenómeno han aumentado en los últimos años, todavía son pocos los es-
fuerzos que han observado simultáneamente estas variables. Este estudio
contribuye a llenar ese vacío, a través de la descripción de los diferentes
mecanismos de selección de candidatos que emplearon algunos partidos
políticos colombianos en el proceso electoral de autoridades regionales y
locales que tuvo lugar en el segundo semestre de 2011.
Candidaturas y partidos: 71
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
y plurinominales–, la normatividad vigente, las decisiones informales y
las condiciones del contexto, entre otros factores, incidieron en la esco-
gencia de los mecanismos y en la selección de los candidatos.
A continuación realizamos una descripción general de los métodos
que prevalecieron. Antes de hacerlo, vale la pena subrayar que el nivel
en el que se tomaron las decisiones sobre los candidatos que competirían
en las elecciones fue variado, y también lo fue el nivel de concentración,
VHJ~QORGH¿QLGRPiVDUULED$OJXQDVGHFLVLRQHVVHWRPDURQHQHOQLYHO
nacional, por los líderes nacionales de los partidos, mientras que otras
decisiones se tomaron en el nivel subnacional, y en ellas incidieron li-
derazgos regionales y locales. Las bases de los partidos y los militantes
LQÀX\HURQHQDOJXQDVGHODVGHFLVLRQHV
Un primer mecanismo formal que algunos partidos emplearon para
seleccionar a los candidatos fue el de las consultas populares.7 Este mé-
todo de selección es en principio democrático, dado que involucra la
totalidad del electorado. Cualquier ciudadano mayor de 18 años, que se
LGHQWL¿TXH R QR FRQ HO SDUWLGR TXH UHDOL]D OD FRQVXOWD SXHGH YRWDU SRU
un precandidato.8$VtORVYRWDQWHVVRQORVTXH¿QDOPHQWHGHFLGHQFXiOHV
candidatos participarán en la contienda general. Las consultas populares
se realizan allí donde las directivas nacionales, regionales o locales del
partido deciden hacerlo. Por ejemplo, el partido puede tomar la decisión
de realizar consultas en algunos departamentos o municipios, pero no en
otros. Por otro lado, aunque sean las instancias regionales o locales las
que decidan realizar consultas, la aprobación de estas últimas puede estar
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
como única fecha para el desarrollo de las consultas. En febrero de 2011,
QXHYHFROHFWLYLGDGHVR¿FLDOL]DURQDQWHHO&RQVHMR1DFLRQDO(OHFWRUDO&1(
7 También existe el mecanismo de las consultas internas. Sin embargo, en las elecciones regiona-
les de 2011, ningún partido lo empleó.
8 Cada votante puede votar una sola vez en consultas populares.
72
VXLQWHQFLyQGHUHDOL]DUFRQVXOWDV$O¿QDOVyORVHLVGHHOODVVHLQVFULELHURQ
para participar en la jornada: el Partido Conservador (PC);; el Partido Liberal
(PL);; Cambio Radical (CR);; el Partido de la U (PSUN);; el Polo Democrático
Alternativo (PDA) y el Partido Verde (PV) (Registraduría Nacional del Es-
tado Civil 2011). En total, 8.266 candidatos (poco menos del 10% del total
de candidatos que participaron en las elecciones del 30 de octubre) se ins-
cribieron en veintinueve departamentos del país y Bogotá para participar
HQFRQVXOWDVGHSDUWLGRV\PRYLPLHQWRVSROtWLFRVHQODVFXDOHVVHGH¿QLUtDQ
los candidatos que aspirarían a los diversos cargos (Registraduría Nacional
del Estado Civil 2011).
La cantidad de precandidatos que en efecto participó en la jornada
de las consultas fue mucho menor que el número de inscritos. Cerca de
2.000 de ellos participaron en 358 consultas, que se realizaron en 271
municipios de veintitrés departamentos del país. El partido que más con-
sultas realizó y que más votos acumuló (cerca de 647.000) fue el Partido
Conservador (PC). A éste lo siguieron el Partido Liberal (PL), con alrede-
dor de 169.000 votos;; el Partido Social de Unidad Nacional o Partido de
la U (PSUN), con casi 133.000 votos;; el Partido Verde (PV), con 13.300
votos;; el Polo Democrático Alternativo (PDA) con 4.268 votos, y Cambio
Radical (CR), con 3.100 votos.9
/RV SULPHURV WUHV SDUWLGRV GH¿QLHURQ FDQGLGDWRV SDUD RFXSDU GLIH-
rentes cargos. Los tres últimos emplearon el mecanismo solamente para
decidir candidatos a alcaldías municipales. En algunos casos, las colecti-
vidades se pusieron de acuerdo para realizar consultas interpartidistas.
7DOIXHHOFDVRGHO3681\GHO3&HQODGH¿QLFLyQGHFDQGLGDWRVDJREHU-
naciones y alcaldías. A continuación se presentan algunos detalles sobre
los municipios y departamentos en los cuales los partidos realizaron con-
sultas.
El PV seleccionó a sus candidatos a alcaldías locales por medio de
la consulta en Codazzi (Cesar), Villavicencio (Meta) y Villanueva (La
Guajira). El PSUN lo hizo en Ibagué (Tolima), La Argentina (Huila) y
Soacha (Cundinamarca). El PDA empleó el mecanismo en Arauquita,
Fortul (Arauca) y Orito (Putumayo). Por su parte, CR sólo realizó consul-
tas en Puerto Boyacá (Boyacá). Así como varió la cantidad de municipios
en donde cada partido utilizó la consulta, también hubo diferencias en
la cantidad de candidatos en competencia y los niveles de participación
9 12’204.728 ciudadanos estaban habilitados para sufragar en las consultas solicitadas. Sin em-
bargo, en las urnas se depositaron sólo 1’379.843 votos (equivalentes al 11,3%).
Candidaturas y partidos: 73
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
ciudadana que recibió cada agrupación. Además, los conservadores rea-
lizaron consultas para seleccionar sus candidatos a las gobernaciones de
Antioquia y Cesar.
Los resultados de arriba revelan que solamente una minoría de can-
didatos fueron seleccionados a través de consultas populares. Según
directivas de los partidos y funcionarios de las instituciones electorales, el
alto costo que representa la realización de las mismas, tanto para el Esta-
do como para los precandidatos, es una de las razones por las cuales deja
de efectuarse una alta cantidad de consultas.
Por otro lado, integrantes de los partidos plantean que las consultas no
necesariamente llevan a elegir los candidatos con más altas probabilida-
des de ganar en la contienda electoral, y que con frecuencia, las consultas
son usadas estratégicamente. Por ejemplo, militantes de partidos contrin-
FDQWHVYRWDQSRUORVFDQGLGDWRVTXHPHQRUULHVJRSXHGDQVLJQL¿FDUSDUD
ORVFDQGLGDWRV\DGH¿QLGRVHQVXVFROHFWLYLGDGHV3RU~OWLPRGLULJHQWHV
partidistas plantean que las consultas dividen a los partidos, ya que en
muchos casos precandidatos que no tienen altas posibilidades de ganar
deciden irse de la agrupación y fundar otra.10
Un segundo mecanismo de selección de los candidatos consistió en
decisiones que se tomaron dentro de los partidos. Como veremos, muchas
de estas decisiones fueron de carácter informal. A diferencia de las consul-
tas, este procedimiento se caracteriza por ser menos abierto, en la medida
en que no es el electorado quien tiene la potestad de decidir quiénes se
constituyen en sus candidatos, sino que son los líderes, los militantes y/o
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
las bases los que toman las decisiones. Los procesos que se llevan a cabo
dentro de los partidos pueden variar en el nivel de centralización que ad-
quieren. Las decisiones pueden estar en manos de los directores de los
partidos o de las cúpulas en el nivel central, o pueden ser tomadas en es-
pacios menos cerrados, por ejemplo, las instancias consultivas de niveles
subregionales.
Para las elecciones regionales de octubre de 2011, las decisiones que
predominaron fueron las de este tipo. Los líderes en distintos niveles de
los partidos cumplieron roles importantes. Concretamente, los senadores
Política y territorio
10 $¿UPDFLRQHVWRPDGDVGHGLIHUHQWHVHQWUHYLVWDVUHDOL]DGDVGXUDQWHHOWUDEDMRGHFDPSR
74
se constituyeron, en la mayoría de los casos, en quienes dieron la última
palabra en los procesos de asignación de avales. Esto se explica en parte
SRUTXHOD/H\GHORVGH¿QLyFRPRUHVSRQVDEOHVGHDVHJXUDUOD
selección de candidatos idóneos (ver el primer capítulo de este libro, “Las
reformas políticas en Colombia [2003-2011]: ¿hacia partidos más respon-
sables?”).
Algunas de las decisiones de los líderes dentro de los partidos fueron
permeadas por la necesidad de purgar las organizaciones de precandidatos
FRQDQWHFHGHQWHVGLVFLSOLQDULRV¿VFDOHVRSHQDOHVRYLQFXODGRVDDFWRUHV
ilegales. Aun después de haberse vencido el plazo de otorgamiento de ava-
les, directores de algunos partidos revocaron inscripciones de candidatos
con inhabilidades o presuntos vínculos con paramilitares y guerrilleros.
Varios de los revocados reaccionaron apresurándose a inscribir de
nuevo sus candidaturas a través de movimientos ciudadanos, después de
FRQVHJXLUODV¿UPDVUHTXHULGDVRWUDVFRQVHJXLUHODYDOGHRWURSDUWLGR
Esto revela que la selección de candidatos se da en una doble vía: no sólo
el partido decide a quiénes avalar, sino que los precandidatos buscan al
partido o los partidos que esperan que los avalen. Muchas veces la deci-
sión no se fundamenta en razones ideológicas o programáticas sino en
motivaciones estratégicas.11
Otro mecanismo empleado en la selección de candidatos fueron las
encuestas de opinión eVWDV VLUYLHURQ SDUD GLULPLU FRQÀLFWRV HQWUH SUH-
candidatos de un mismo partido que aspiraban al mismo cargo. A los
comicios iría quien tuviera una intención de voto mayor. Sin embargo,
este mecanismo tuvo características diferentes, según el partido, cargo,
UHJLyQ\VLWXDFLyQHVSHFt¿FRV$VtPLHQWUDVTXHDOJXQRVFDQGLGDWRVIXH-
ron nominados partiendo de los resultados de una encuesta encargada
por el partido en el nivel nacional, otros surgieron de encuestas solicitadas
por la dirigencia regional o local.
Por otra parte, también tuvo lugar la utilización de la encuesta, no
como un recurso orientador sobre las preferencias de los votantes, para
tener en cuenta a la hora de nominar candidatos, sino como un procedi-
miento vinculante determinante para la selección de los candidatos. Por
último, la posibilidad –relativamente fácil– de varios aspirantes de formar
11 Este argumento se puede observar a partir de algunos de los casos descritos en este capítulo. Sin
embargo, se recomienda la lectura del capítulo “Fulano de tal va por su aval. Desconexión entre
los niveles nacionales y locales de los partidos políticos en Colombia” de Felipe Botero y David
Alvira, en este libro, para un análisis más detallado sobre el tema.
Candidaturas y partidos: 75
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
movimientos ciudadanos facilitó candidaturas por fuera de los partidos
políticos.12(QHVHVHQWLGRODUHFROHFFLyQGH¿UPDVSDUDDYDODUFDQGLGD-
turas fue una práctica muy frecuente en estas elecciones. Algunos de los
candidatos provenían de partidos políticos desaparecidos y otros hacían
por primera vez su entrada en la escena político-electoral colombiana.
(QHVWHSXQWRHVLPSRUWDQWHPHQFLRQDUXQDVSHFWRTXHLQÀX\yGHXQ
PRGR VLJQL¿FDWLYR HQ OD FRQIRUPDFLyQ ¿QDO GH ODV OLVWDV SDUWLGLVWDV TXH
compitieron por los cargos a los cuerpos colegiados (i.e., asambleas de-
partamentales;; concejos municipales y juntas administrativas locales).
Como se mencionó antes, la Ley de Partidos y Movimientos Políticos
aprobada en 2011, la cual reglamentó la reforma constitucional aprobada
en 2009, introdujo un artículo que establece la inclusión de al menos 30%
de mujeres en las listas partidistas para la elección de concejos munici-
pales y juntas administradoras locales. En caso de no cumplir con esta
disposición, se ordena la anulación de la lista en cuestión. Tras vencerse
el plazo de inscripción de candidaturas, 217 listas no habían cumplido el
requerimiento.13
Para evitar la anulación de tantas candidaturas, la Corte Nacional
Electoral decidió apoyar la solicitud del Registrador Nacional del Estado
Civil sobre el aplazamiento de la fecha, para que los partidos pudieran
FXPSOLUFRQHOUHTXLVLWR6HGH¿QLyHOGHVHSWLHPEUHFRPRHOGtDOtPL-
te para hacer las correcciones.14 La reforma suscitó amplias discusiones
sobre la conveniencia de su aplicación en las elecciones de octubre. Se-
gún muchos candidatos, la mayoría de los partidos no estaban preparados
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
12 El artículo 3° de la Ley 130 de 1994 establece los requisitos para el reconocimiento de la perso-
nería jurídica de los partidos y movimientos políticos. Dicho artículo dispone que las directivas
Política y territorio
de la organización deben presentar ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) la solicitud, una
FRSLDGHORVHVWDWXWRVSUREDUVXH[LVWHQFLDFRQQRPHQRVGHFLQFXHQWDPLO¿UPDVRFRQODREWHQ-
ción en la elección anterior de por lo menos la misma cantidad de votos, o tener representación
en el Congreso de la República, y entregar un documento que contenga su plataforma política.
13 Al respecto, véase “Casi se vence fecha para cumplir la cuota de género de las listas de candida-
tos”, en Colprensa, 15 de septiembre de 2011.
14 CNE, 14 de septiembre de 2011.
15 Expresión acuñada por varios líderes de los partidos y por los medios de comunicación.
76
su adopción. Con ello, varias decisiones sobre candidaturas tuvieron que
UHGH¿QLUVH16
En síntesis, en las elecciones de octubre de 2011 se aplicaron dife-
rentes mecanismos para seleccionar candidatos. En cada uno de ellos,
factores formales –tales como los reglamentos o estatutos partidistas–,
DVtFRPRIDFWRUHVLQIRUPDOHV\GHFRQWH[WRLQÀX\HURQVREUHODVGHFLVLR-
nes de los partidos. En la siguiente sección presentamos evidencia que
ilustra el uso de mecanismos formales, tales como las consultas populares
y las encuestas;; y el de mecanismos informales, tales como las autodeter-
minaciones por parte de líderes partidistas.
16 Con respecto a las elecciones de 2007, en las que las candidatas inscritas fueron 16.972, en las
elecciones de octubre de 2011 se presentó un incremento, con 36.206 candidatas inscritas. En
cuanto a candidaturas para ocupar cargos uninominales, se presentaron dieciséis mujeres can-
didatas a gobernaciones, lo cual representó el 10%, mientras que para alcaldías se inscribieron
580 mujeres, correspondiente al 12,6% del total de inscritos. Tres mujeres fueron elegidas como
gobernadoras, en Huila, San Andrés y Quindío. En 2007 sólo dos mujeres lograron ganar la Go-
bernación. Por otro lado, 109 alcaldías fueron ganadas por mujeres (9,8% del total). Entre éstas
se encuentran cuatro de capitales de departamento: Armenia, Barranquilla, Florencia y Quibdó.
Un análisis más profundo sobre este tema se puede encontrar en el capítulo de José Ricardo
Puyana, “Las reformas políticas en Colombia, 2003-2011: ¿hacia partidos más responsables?”,
y en el de Bibiana Ortega Gómez y Gabriel Camargo Toledo, “La nueva Ley de Cuotas en Colom-
bia. El caso de las asambleas departamentales, 2007-2011”, ambos en este libro.
Candidaturas y partidos: 77
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
ORVHEXVFDLOXVWUDUFRQHYLGHQFLDHPStULFDGHDOJXQRVFDVRVHVSHFt¿FRV
los argumentos planteados a lo largo del escrito.
políticas en el departamento, la trayectoria electoral predominante del PC
y la consideración por parte del electorado de ser éste un bastión conser-
vador ponen de relieve la importancia de los procesos de toma de decisión
internos, ya que, en muchos municipios, contar con el aval conservador es
asegurarse la victoria.18
El municipio de Garzón fue uno en los que el Partido escogió su can-
didato mediante el mecanismo de la consulta popular. Esto a pesar de que
Política y territorio
17 Para el período de Congreso 2010-2014, el departamento del Huila cuenta con cuatro sena-
dores, dos por el PC, uno por el PL y uno por el PSUN. En la Cámara de Representantes el
departamento cuenta con cuatro asientos, de los cuales dos son ocupados por conservadores y
dos por liberales.
18 En las elecciones de octubre de 2011, el PSUN logró ganar la gobernación y la alcaldía de la ca-
pital del departamento (Neiva). El PC mantuvo una porción importante de su poder tradicional,
y el PL también logró elegir varios cargos. Sobre los gobernadores del Huila y alcaldes de Neiva
que ocuparon el Ejecutivo entre 1988 y 2011, véase Batlle (2012).
78
la consulta no fue considerada inicialmente por los dirigentes regionales
del Partido. Así lo reveló el senador Carlos Ramiro Chávarro, quien al ini-
cio de la campaña había propuesto la realización de una encuesta.19 Sin
embargo, a principios de 2011, en una reunión con aspirantes y diferen-
tes líderes del Partido en el nivel municipal –todos ellos pertenecientes a
la corriente de “Integración Conservadora”–, se acordó que en aquellos
municipios en los que hubiera más de un precandidato por el Partido, se
celebrarían convenciones.20 Para la realización de la convención en Gar-
zón, se acordó realizar una reunión entre todos los aspirantes. Allí, los
líderes de la corriente “Integración Conservadora” consensuarían y elegi-
rían al candidato único.
Hasta ese momento, parecía claro que el candidato que contaba con el
apoyo del senador Chávarro –líder natural del Partido en ese municipio–
VHUtD 'HOLR *RQ]iOH] &DUYDMDO $O ¿QDO RWUR DVSLUDQWH D OD QRPLQDFLyQ
Tito Murcia, manifestó que no existían condiciones para que se llevara
a cabo una selección transparente, en la que no fueran a predominar las
preferencias de algunos líderes, en este caso, uno de carácter nacional.
Por esta razón, Murcia decidió no participar en la convención e inscribirse
como precandidato del PC. Esta situación llevó a que el Partido decidiera
utilizar la consulta como última instancia y dirimir mediante ésta los en-
frentamientos entre los aspirantes.21
Este caso ilustra cómo fue necesario el empleo de la consulta –a pesar
de la primera iniciativa de los líderes del Partido de dirimir la disputa por
la candidatura a través de una encuesta o de una convención–, debido a
los enfrentamientos irreconciliables entre aspirantes, así como a las de-
nuncias por parte de uno de ellos respecto a ausencia de garantías para
todos los participantes. Aquí se pone en evidencia que, pese al poder del
líder político, la presión de los diferentes sectores del partido, entre man-
19 Carlos Ramiro Chávarro es un senador oriundo del municipio de Garzón, Huila, que representa
la corriente “Integración Conservadora” del PC, la cual tiene gran arraigo electoral en la región.
5HVSHFWRDODYROXQWDGGHUHDOL]DUXQDHQFXHVWDSDUDGH¿QLUHOFDQGLGDWRDOD*REHUQDFLyQYpDVH
³(QFXHVWDGH¿QLUiFDQGLGDWRGH,QWHJUDFLyQHQ*DU]yQ´HQLa Nación, 17 de enero de 2011.
20 Respecto a las diferentes corrientes internas del PC en el departamento del Huila, por un lado,
el “Andradismo” se encuentra estructurado en torno al liderazgo del senador Hernán Andrade,
\FRQVWLWX\HHODODTXHKLVWyULFDPHQWHVHKDLGHQWL¿FDGRFRQOD¿JXUDGHÈOYDUR*yPH]+XUWDGR
en el ámbito nacional. Por otro lado, Integración Conservadora es una corriente creada hace
más de tres décadas por el exsenador Antonio Gómez Hermida y Olga Duque de Ospina, y que
logró proyectarse en todo el centro sur del departamento. Esta corriente, entonces, es la que se
KDLGHQWL¿FDGRFRQHOOLGHUD]JRGH0LVDHO3DVWUDQD
21 Al respecto, véase “Murcia primer inscrito en Garzón”, en La Nación, 16 de febrero de 2011, y
“Desintegración conservadora en Garzón”, en La Nación, 18 de febrero de 2011.
Candidaturas y partidos: 79
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
dos medios y militantes, hizo que se reversara la decisión de la encuesta y
se adoptara la consulta.
De todas maneras, como se verá en otros casos, la incidencia de las
directivas nacionales del Partido fue muy baja. Éstas depositaron en el
senador de la región el poder para tomar la decisión. Entonces, en este
caso, como en otros, estas situaciones se llevaban a las reuniones del gru-
po que el Partido, en su nivel nacional, había destinado para encargarse
del otorgamiento de avales. Sin embargo, dichas reuniones sirvieron más
para refrendar decisiones que para tomarlas, salvo cuando se producían
enfrentamientos entre diferentes líderes regionales, pertenecientes a co-
rrientes diversas del Partido, pero con arraigo en una misma región.
La utilización de la consulta popular fue un modo de hacer más trans-
parente y democrático el proceso de selección –al menos en apariencia–,
VL HQ FDPELR OD GHFLVLyQ KXELHUD VLGR WRPDGD R IXHUWHPHQWH LQÀXLGD
por un senador cuyo apoyo electoral en el municipio es considerable. Con
la consulta se generó una relativa cohesión del Partido o por lo menos se
evitó la fractura del mismo y la huida de otros precandidatos a otras agru-
paciones políticas, al menos en lo formal, lo que no necesariamente quiere
decir que el/los precandidato(s) perdedor(es) haya(n) hecho campaña ac-
tiva en las elecciones generales por el nominado. La realidad es que, por
la importancia del Partido para el municipio, tanto las estrategias como
la dinámica y los gastos de la campaña para la selección del candidato
conservador vía consulta plantearon un escenario muy semejante al de la
disputa por el cargo en una elección general.
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
para que se tomara la decisión de utilizar la consulta como un mecanismo
más competitivo, incluyente y transparente que la encuesta, la conven-
ción o la designación. De todas maneras, cabe aclarar que, como en otros
FDVRV \ FRPR OR KDQ D¿UPDGR QXPHURVRV OtGHUHV GH GLVWLQWRV SDUWLGRV
se suele llegar a la consulta como una instancia límite, como la última
80
opción, cuando todos los otros mecanismos han sido descartados. Tanto
las directivas nacionales como los líderes regionales o locales les temen a
los resultados –a menudo impredecibles y poco controlables– de las con-
sultas.
22 En Santander, el PL ha sido menos estable (o más volátil) que el PC en Huila. Sobre los gober-
nadores de Santander y alcaldes de Bucaramanga que ocuparon el Ejecutivo entre 1988 y 2011,
véase Batlle (2012).
Candidaturas y partidos: 81
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
la competencia entre los dos precandidatos, probablemente a su favor.
Este escenario lo resumió de la siguiente manera un entrevistado:
7HQHPRV JREHUQDGRU HV XQD ¿JXUD PX\ LPSRUWDQWH SDUD HO 3DUWLGR WHQH-
mos alcalde y también una bancada muy grande. Entonces, básicamente lo
que ocurrió fue que de entrada se fue generando una dinámica alrededor de
Cote. Serpa mantuvo el apoyo a Luis Fernando, la Dirección Nacional Liberal
también, y la bancada. Para la Dirección Liberal el apoyo de Serpa fue de-
terminante, así como el del alcalde. Parece ser que Serpa dijo: “Yo pongo mi
gobernador y yo no me meto en el tema del alcalde”.23
Como se puede observar, la incidencia del gobernador del momento,
que se podría asociar con lo informal de estos procesos, parece ser incluso
más importante para el entrevistado al explicar cómo se tomó la decisión
de las candidaturas, que las mismas instancias partidistas. Frente a esto, y
aún sin haber consensuado la decisión respecto al candidato a la Alcaldía
de Bucaramanga, algunos líderes del Partido le propusieron a Bohórquez
presentarse como precandidato. Aunque las fechas establecidas por el
Partido para las inscripciones ya habían concluido, la propuesta se reali-
zó. Así lo ilustra la siguiente cita:
Otra situación que tuvo mucha incidencia sobre la escogencia del candidato a
alcalde fue la designación del candidato a gobernador. En ese sentido, los pre-
candidatos eran dos: Cote y Lucho Bohórquez. Lucho tiene mejor imagen que
&RWHSHUR¿QDOPHQWHIXH&RWHHOTXHORJUyHODYDOGHO3DUWLGRSDUDFDQGLGDWR
a la gobernación. Nunca lo sabremos pero creo que ahí hubo un pacto. [...]
Ahí fue cuando me hablaron de una cosa que yo nunca había escuchado: el
derecho de patio. Esto se relacionaba con que era una tradición que el alcalde
y el parlamentario de mayor votación decidieran en conjunto quién sería el
candidato a alcalde liberal.24
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
/D ³GHQXQFLD´ VREUH OD FRQ¿JXUDFLyQ GH XQ SDFWR HQWUH GLIHUHQWHV
actores regionales del Partido pone en evidencia la relevancia de estos lí-
deres, así como de las negociaciones “a puerta cerrada” en situaciones tan
críticas para el Partido como la decisión sobre la selección de candidatos.
La existencia de una tradición, conocida y aceptada por los involucrados
en el proceso, se erige en una regla informal que condiciona, sin lugar a
dudas, el resultado y desafía lo “escrito”. Esta situación permitió a su vez
que, a pesar de que las fechas establecidas por el Partido para inscribir
candidatos estuvieran vencidas, la candidatura de Bohórquez prosperara,
Política y territorio
\DTXHUHÀHMDEDODYROXQWDGGHODOFDOGH\HOSDUODPHQWDULRGHPD\RUYRWD-
ción, como se anota en el extracto de la entrevista.
82
La carrera por lograr la candidatura a la Alcaldía de Bucaramanga em-
pezó con una competencia de diez precandidatos. No obstante, sólo tres
de ellos quedaron como los más opcionados. Los demás fueron retirán-
GRVHGHODDVSLUDFLyQDPHGLGDTXHVHUHYHODURQORVLQWHUHVHVHQFRQÀLFWR
de los líderes que apoyaban a uno u otro. La siguiente cita ilustra bien
esta situación y deja ver que en un proceso como éstos se entremezclan e
inciden en las decisiones el poder político, el poder económico, y hasta el
poder religioso, superando ampliamente los intereses estrictamente par-
tidistas y, como se anotó antes, las reglas de juego formales con las que
cuenta el Partido.
Entonces, empezaron los vetos. Primer veto, a Jaime R. Ballesteros, lo vetó
Honorio [Galvis] públicamente, ya que él decía que se cambió de bando para
dejarlo a él e irse con Durán. El segundo veto vino por parte de la Curia […]
Ahí el alcalde dijo que su candidato era Alfonso Prieto. Entonces, se estable-
ció que ése sería el candidato. Ahí entra el tercer veto, lo que hizo que Prieto
sólo fuera candidato por cinco horas. Según dicen, hace siete años Prieto
había ganado la consulta interna del liberalismo y había usado un logo muy
similar al de Vanguardia Liberal (diario regional), y las directivas del pe-
riódico lo demandaron por plagio. Entonces el alcalde consultó al dueño de
Vanguardia y éste dijo que no.25
Al igual que con los precandidatos a la gobernación, los tres precan-
didatos a la alcaldía más opcionados respondían a diferentes sectores y
líderes dentro del Partido, lo que pone en evidencia el poder de los cau-
dillos locales como los depositarios de la legitimidad a la hora de tomar
decisiones, muy lejos de lo que sucede en la sede del Partido en Bogotá. En
primer lugar, Paola Carvajal, quien fue funcionaria de la alcaldía durante
las gestiones de Honorio Galvis y Fernando Vargas, contaba con el apo-
yo del primero de ellos, y en un principio, de congresistas como Miguel
Arenas y Édgar Gómez.26 En segundo lugar, Consuelo Ordóñez, quien fue
secretaria de Planeación del departamento, fue apoyada por el entonces
gobernador Serpa. El tercer candidato fue Alfonso Prieto, apoyado por el
entonces alcalde, quien retiró su aspiración debido a presiones externas.
Como probablemente la selección del candidato fue una cuestión
que se dejó dilatar en el tiempo –dando lugar a que los enfrentamien-
tos se agudizaran, en el marco de una situación de “empate” de la que
25 Extracto de entrevista a informante clave. Sobre la posición de Vanguardia Liberal al respecto,
véase “Una posibilidad que alarma”, en Vanguardia Liberal, 8 de abril de 2011.
26 Aquí también cabe aclarar que el único congresista que mantuvo durante todo el proceso su
apoyo a una sola precandidata fue Honorio Galvis, presidente del Directorio departamental li-
beral en Santander. Al respecto, véase “Congresistas liberales tercian por Lucho Bohórquez a la
alcaldía de Bucaramanga”, en Vanguardia Liberal, 3 de mayo de 2011.
Candidaturas y partidos: 83
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
estaba resultando complicado salir sin generar traumatismos en el lar-
JR SOD]R DVRFLDGRV HVSHFt¿FDPHQWH FRQ OD SRVLELOLGDG GH XQ TXLHEUH
dentro del Partido en el nivel regional y local–,27 convergieron diversas
situaciones que generaron la decisión, por parte de la Dirección Na-
cional Liberal y de los directorios locales y regionales, de otorgarle el
aval a quien también había sido precandidato a la gobernación, Luis
Fernando Bohórquez.
En estas decisiones en ningún momento se consultó a los Directorios;; acá la
decisión la toman los parlamentarios y el alcalde. La semana pasada hubo
reuniones con Pardo en Bogotá porque el tema ya se estaba tornando com-
plicado […] El problema es que nadie cree en las reglas, saben perfectamente
que acá todo se cambia. Nadie cree en la solidez de lo escrito [...] Yo lo que
siento por parte de los líderes del Partido es que hay mucha discriminación.
Salvo que seas un derivado de un político macho, no tienes opciones.28
(QHVHVHQWLGRSRUXQODGRVHGHVWDFDHOSRGHUGHLQÀXHQFLDTXHWLHQHQ
políticos que gozan de caudal electoral y de reconocimiento público en
los niveles regional y local. Según lo visto, la competencia por los avales
dentro de un mismo Partido se concreta en la lucha de los líderes por el
aval de sus candidatos predilectos. Es posible que cuando estos líderes
gozan de prestigio y capacidad electoral, el Partido en el nivel nacional no
cumpla un rol decisivo en el otorgamiento de los avales, sino que se limite
a refrendar decisiones tomadas en el nivel subnacional.
Política y territorio
27 $¿QDOHVGHPD\R\HQYLVWDGHTXHORVHQIUHQWDPLHQWRVHQWUHORVGRVSULQFLSDOHVVHFWRUHVQRHV-
taban allanando el camino para la selección del candidato, Rafael Pardo propuso la candidatura
GH&RQVXHOR2UGyxH]FRPRHOHPHQWRSDUDSURSLFLDUODXQL¿FDFLyQ6LQHPEDUJRHVWDSURSXHVWD
fue rechazada por ambos sectores. Al respecto, véase “Un grupo de liberales pide el aval para
Lucho Bohórquez a la alcaldía de Bucaramanga”, en vanguardia.com, 28 de mayo de 2011.
28 Extracto de entrevista a informante clave.
84
Como se pudo observar, en la decisión sobre quién sería el candida-
WR D OD $OFDOGtD GH %XFDUDPDQJD GHO 3/ VH YLR UHÀHMDGD HVWD VLWXDFLyQ
La existencia de numerosos congresistas y caudillos departamentales con
intereses propios y capacidad de movilizar votos y recursos mantuvo al
Directorio nacional al margen del proceso. Éste no intervino tampoco
para resolver enfrentamientos que se dieron entre los líderes del Partido y
que podrían haber llevado a una fractura del mismo.
b.2 La selección de la candidata a la Gobernación del Huila por el PSUN
En el departamento del Huila, el PSUN también optó por el otorga-
miento del aval por designación a quien sería su candidata a la gobernación,
la exalcaldesa de Neiva por el PL, Cielo González Villa. Después de varias
semanas de especulaciones y reuniones entre diferentes partidos, el sena-
dor Géchem, representante del PSUN en el departamento, le comunicó a
González Villa que contaría con el aval del Partido para aspirar a la gober-
nación. La candidata había tenido que golpear muchas puertas, incluso
la del expresidente Uribe, con quien tenía una relativa cercanía.29 En res-
puesta a la pregunta sobre si existen mecanismos claros y públicos para la
selección del candidato en su Partido, en este caso el PSUN, un candidato
respondió:
3RU HMHPSOR HQ HO FDVR GHO DYDO SDUD OD JREHUQDFLyQ OD VLWXDFLyQ OD GH¿QLUi
el Partido, especialmente el senador Géchem. Aunque entiendo que hay una
serie de criterios a nivel nacional a los que hay que atenerse.30
Con esta declaración queda en evidencia el desconocimiento por par-
te del candidato de las reglas formales que el Partido estipulaba para la
29 La prensa llegó a caratular el proceso del otorgamiento de este aval como un “novelón”. Al res-
pecto, véase “La U ungió a Cielo con el aval”, en Diario del Huila, 21 de junio de 2011. En ese
sentido, se ha hablado de las altas cifras de dinero que González Villa podría haberle entregado
DO3681HVSHFt¿FDPHQWHD*pFKHPDFDPELRGHODYDO
30 Extracto de entrevista a informante clave.
Candidaturas y partidos: 85
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
FRQIRUPDFLyQGHVXVFDQGLGDWXUDVDODYH]TXHGHVWDFDOD¿JXUDGHOOtGHU
regional como quien, en la práctica, toma las decisiones.
(VWHFDVRGL¿HUHGHODQWHULRUPHQWHGHVFULWRHQYDULRVDVSHFWRV3UL-
mero, en relación con el contexto, el PSUN es un Partido considerado
nuevo y que no había logrado hasta ese momento nacionalizarse y llegar a
las diferentes regiones del país. En ese sentido, Huila no era un bastión de
la agrupación como sí lo es Santander para los liberales, lo que redunda
en que sólo exista un “líder natural” del Partido, en este caso el senador
Géchem, quien contó con el apoyo total de las directivas nacionales del
Partido para conformar listas y decidir sobre los candidatos a alcaldías y
gobernación. En el caso de Santander, la bancada liberal es la mayoritaria,
y en el momento de decidir los candidatos para las elecciones de 2011 se
contaba con gobernador y con alcalde (Bucaramanga) liberales.
Segundo, los procesos de selección de los candidatos a la gobernación
y a la alcaldía de Neiva se dieron en tiempos diferentes y sin relación entre
sí. Si bien ambos candidatos provenían de las toldas liberales –habien-
do sido alcaldesa y precandidato a la gobernación, respectivamente–, la
decisión de otorgarle el aval a Pedro Suárez para la alcaldía de Neiva fue
mucho más ágil y menos sonada en los medios que lo que sucedió con
González Villa.
Estas cuestiones tuvieron efectos distintos sobre el Partido. Primero,
no hubo amenazas de fractura dentro del mismo. Segundo, no hubo tanta
discusión pública y mediática sobre el proceso, y, por último, por tratarse
de un partido con una estructura organizativa menos compleja que la
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
del liberalismo, las decisiones pasaron casi exclusivamente por el ámbito
UHJLRQDO\FDEHGHVWDFDUORSRUHOQDFLRQDOHQOD¿JXUDGHOH[SUHVLGHQ-
te Álvaro Uribe, quien en ese momento no contaba con ningún tipo de
cargo directivo en el Partido. Sin embargo, a pesar de estas diferencias,
en este caso también se puede apreciar la incidencia determinante de
las decisiones del líder regional, en detrimento del papel de la dirigencia
nacional –el presidente del Partido, Juan Lozano, apareció pocas veces
por el Huila– y de otros poderes políticos no pertenecientes al Partido,
como el de Uribe.
Política y territorio
b.3 La selección del candidato a la Gobernación del Tolima por el PC
La selección del candidato del conservatismo para la Gobernación
del Tolima enfrentó a las dos tendencias departamentales: barretistas
y gómezgallistas. Los barretistas, quienes representaban los intereses
86
del entonces gobernador Óscar Barreto, apoyaron al candidato Luis Fer-
nando Caicedo, mientras que los gómezgallistas, quienes representaban
los intereses de Luis Humberto Gómez Gallo, otrora jefe conservador del
departamento, apoyaron a Luis Carlos Delgado Peñón, candidato del Par-
tido Liberal.
La división conservadora se presentó por la negativa del conservatis-
mo nacional y departamental de realizar consultas populares o internas.
En particular, los gómezgallistas estuvieron en desacuerdo con esa nega-
tiva nacional y departamental, ya que dejaba por fuera al candidato de su
tendencia. Al no haber sido aprobada la consulta, el candidato de los ba-
rretistas resultó proclamado por el “congreso departamental del Partido,
que tuvo la presencia de congresistas, diputados, concejales, candidatos a
las alcaldías y líderes de los 47 municipios del Tolima”.31 Hernán Andrade,
senador huilense del Partido Conservador, terció en la disputa, al mani-
festar que “no hay unanimidad siempre y eso es lo bueno de la política;;
HOORVQRFRPSDUWHQODDSUHFLDFLyQGHWRGRV\SUH¿HUHQD/XLV&DUORV'HO-
gado, y los respetamos”.32
En este caso queda en evidencia que las decisiones tomadas dentro
de los partidos tienden a favorecer grupos políticos dominantes en la re-
gión;; y aunque las directivas del Partido se basan en reglas formales para
escoger sus candidatos, la formalidad podría legitimar la informalidad del
proceso y, por ende, de su resultado. Además, el contexto político dio ca-
bida a esta decisión, ya que para el momento de la selección del candidato
conservador a la Gobernación del Tolima, Luis Humberto Gómez Gallo
(barón electoral del conservatismo en el Tolima) se encontraba privado
de la libertad por nexos con el paramilitarismo, lo cual aparentemente le
restaba cierta importancia electoral para las elecciones de 2011.
En síntesis, los cuatro casos analizados como ejemplos de decisiones
tomadas dentro de los partidos respecto de la selección de sus candidatos
ponen en evidencia la laxitud de las reglas partidistas a la hora de estable-
cer cómo deben tomarse decisiones tan importantes para los partidos y
los políticos. En los casos de la selección de los candidatos a la Alcaldía de
Bucaramanga y a la Gobernación de Santander por parte del PL, y del can-
didato a la Gobernación del Tolima por parte del PC, se pueden observar
31 Al respecto, véase “Conservatismo del Tolima proclamó su candidato a la Gobernación”, en El
Tiempo, 17 de junio de 2011.
32 Al respecto, véase “Así va el Congreso de los azules”, en Ecos del Combeima, 17 de junio de
2011.
Candidaturas y partidos: 87
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
arreglos y pactos de tipo informal entre candidatos y líderes o referentes
regionales. Asimismo, los enfrentamientos entre diferentes tendencias
y liderazgos dentro de los partidos, en especial del PC, permean todo el
proceso y hacen más complejas las decisiones. La medición de fuerzas
respecto a “quiénes mandan” en el departamento dentro de un mismo
partido parece haber incidido fuertemente a la hora de decidir quiénes
serían los candidatos por competir en las contiendas electorales.
El caso de la selección del candidato conservador a la Gobernación
del Tolima por parte del PC evidenció que estos procesos pueden tener
implicaciones directas en la estabilidad de un partido político. Cuando
existen fuertes divisiones regionales dentro de un partido, y/o cuando la
selección de los candidatos no es incluyente, muchos candidatos que por
una u otra razón quedan por fuera de la contienda (bien como resultado
de las divisiones o de la no inclusividad del proceso) buscan refugio en
otros partidos o movimientos políticos. En tres de los casos observados
(Gobernación del Tolima;; Gobernación de Santander y Alcaldía de Buca-
ramanga) se rechazó a la utilización del mecanismo de la consulta.
La selección de Cielo González como candidata del PSUN a la Gober-
nación del Huila33 es un ejemplo de la responsabilidad que recae sobre
los partidos cuando seleccionan candidatos que tienen investigaciones
pendientes en la justicia. En este caso, la palabra del senador Géchem, y
también la del presidente del partido, Juan Lozano, fueron determinantes
y pusieron en evidencia que informalmente los líderes toman decisiones
de manera cuasi unilateral.
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
33 Cielo González fue apartada de la gobernación pocos meses después de haberse posesionado, y
fue inhabilitada para ejercer cargos públicos.
34 Tales fueron los casos de los candidatos a la Alcaldía de Cartagena. Johny Rivero, candidato a
OD$OFDOGtDGH&DUWDJHQDPDQLIHVWyTXHDXQTXHKDEtDUHFRJLGRHOQ~PHURGH¿UPDVTXHOHSHU-
PLWtDSUHVHQWDUVHSRUXQJUXSRVLJQL¿FDWLYRGHFLXGDGDQRV<R$PRD&DUWDJHQDORVUHFXUVRV
económicos no le alcanzaban para cubrir la póliza que se les exigía. Campo Elías Terán, candi-
dato a la Alcaldía de Cartagena por la Alianza Social Independiente (ASI), planteó una situación
similar, y con el mismo argumento.
88
c. La encuesta
c.1 La selección de los candidatos a la Gobernación del Huila por el PC
y el PL
Para seleccionar a su candidato a la Gobernación del Huila, el PC deci-
dió realizar una encuesta, que se llevó a cabo a principios del mes de junio.
$QWHVGHWRPDUHVWDGHFLVLyQVHKDEtDGH¿QLGRFHOHEUDUXQDFRQVXOWDSR-
pular en la fecha establecida por los organismos electorales (30 de mayo).
En ella se esperaba decidir cuál de los dos precandidatos avalados sería
¿QDOPHQWHHOFDQGLGDWRSRUHO3DUWLGRDOFDUJRGHODJREHUQDFLyQ/DGHFL-
sión de realizar la encuesta, y no la consulta, la tomaron los conservadores
huilenses cinco días antes del 30 de mayo. Ellos mismos comunicaron la
determinación a la Registraduría Nacional del Estado Civil (RNEC), a la
militancia del Partido y a la opinión pública. También anunciaron que el
Partido no presentaría listas para la asamblea departamental.
En un primer momento hubo varios nombres que sonaron como po-
sibles candidatos conservadores a la gobernación, aunque fueron dos
(Jorge Fernando Perdomo, expresidente del Atlético Huila, y Esperanza
Andrade, hermana del senador huilense Hernán Andrade) los que ter-
minaron enfrentándose en una encuesta cuyo resultado sería vinculante.
Así, el 13 de junio el PC realizó en la ciudad de Neiva un acto bajo el eslo-
gan “Unidos en equipo”, con el propósito de dar a conocer los resultados
de la encuesta que se había llevado a cabo para decidir quién sería el
candidato a la gobernación. La encuesta fue ganada por Jorge Fernan-
do Perdomo, con un 41%, que superó el 29% conseguido por Esperanza
Andrade.
Una vez alcanzado el aval vendría la tarea de lograr que todos los sec-
tores y tendencias del Partido convergieran alrededor de su candidatura,
después de una campaña larga y muy competida, que enfrentó a dos sec-
tores muy importantes del conservatismo departamental. Cabe resaltar
que la selección de candidatos por medio de una encuesta no sólo supone
ODXWLOL]DFLyQGHXQPHFDQLVPRGLIHUHQWHGRQGHQRVHGD¿VFDOL]DFLyQQL
control alguno por parte de los organismos electorales, sino también la
FRQ¿JXUDFLyQ GH XQD FDPSDxD GLVWLQWD FRQ HVWUDWHJLDV GH PRYLOL]DFLyQ
de “simpatías” muy diferentes.
La principal diferencia se relaciona con a quiénes dirigir la campaña,
es decir, quiénes expresarán su opinión (voto o encuesta). Mientras que
en el caso de la consulta el precandidato suele apostar a la movilización
Candidaturas y partidos: 89
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
del voto “duro”, es decir, al apoyo de los ciudadanos cercanos al Partido e
LQFOXVRD¿OLDGRV±HVWRVHGDUtDPiVFODUDPHQWHVLODFRQVXOWDIXHUDFHUUD-
da–, para convencerlos no sólo de votar por él sino, además, de acudir a
las urnas, en el caso de las encuestas lo importante es llegar a muchos sec-
tores diferentes de la ciudad o el departamento y tener también en cuenta
el voto de “opinión”, que llevaría a la gente a contestar la encuesta a favor
de uno u otro candidato.
En el caso de la encuesta hay que apostarle a la visibilidad y el reconocimiento
del candidato, mientras que en la consulta hay que poner la maquinaria par-
tidista en movimiento.35
Aunque el mecanismo de la encuesta no fue central en el proceso de
selección de candidatos, el PL también optó por esta herramienta para
conocer las preferencias de la ciudadanía y tenerlas en cuenta a la hora de
ungir a su candidato a la Gobernación del Huila.
(QWRQFHV HFKDPRV HQFXHVWDV QRVRWURV HFKDPRV HQFXHVWDV QR R¿FLDOHV QL
públicas […] para mirar cómo estaban Florita y Carlos Mauricio, y en todas
partes marcaba que Carlos Mauricio iba mejor;; entonces fuimos tomando y
haciendo consensos, y después aspiró otro diputado, Carlos Daniel Mazabel.
Él mismo habló con Carlos Mauricio y declinó a favor de él. De modo, pues,
TXHIXHXQSURFHVRREYLRVLQWDQWDGL¿FXOWDGVHIXHGDQGRWUDQTXLODPHQWH36
90
los mismos. Las decisiones dentro de los partidos fueron las que predo-
minaron en el proceso electoral, seguidas éstas de consultas populares.
7DPELpQVHHPSOHDURQHQFXHVWDVSDUDGLULPLUFRQÀLFWRVDXQTXHHQPH-
nor medida.
Como vimos, la consulta popular no fue usada mayoritariamente por
los diferentes partidos. A pesar de ser un mecanismo formal contemplado
HQ ORV HVWDWXWRV GH ORV SDUWLGRV PXFKRV GH ORV SUHFDQGLGDWRV SUH¿HUHQ
no optar por las consultas. Otras formas de decidir pueden ser más ven-
tajosas para algunos de ellos, en particular para quienes cuentan con el
respaldo de líderes poderosos dentro de los partidos (v.g., la dirigencia
del Partido). Además, las consultas suponen el uso de recursos políticos y
económicos e implican un alto gasto por parte de los precandidatos.
Candidaturas y partidos: 91
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
que otros partidos tendrán menores probabilidades de elegir cargos. Esto,
sin duda, afecta las decisiones que se toman sobre los candidatos que se
seleccionan.
Por otro lado, las decisiones de no emplear mecanismos formales
(tales como las consultas populares) se pueden deber a los menores cos-
WRVHFRQyPLFRVTXHVLJQL¿FDQODVGHFLVLRQHVGHQWURGHODVFROHFWLYLGDGHV
Finalmente, en partidos de reciente creación, la selección de candidatos
dentro de los mismos tiende a tener una mayor acogida, entre otras ra-
zones porque la ausencia de estructuras institucionalizadas regionales
permite a los líderes fundadores tener la potestad de otorgar los avales.
/DHQFXHVWDIXHHO~OWLPRPHFDQLVPRTXHLGHQWL¿FDPRVHQODVHOHF-
ciones locales de 2011. Ésta se utilizó en menor medida que los otros
mecanismos. Su utilidad fue la de dirimir diferencias intrapartidistas y
evitar con ello el desgaste propio de las consultas populares. Como se
pudo observar en los casos analizados, las encuestas pueden servir para
orientar una decisión o tener carácter vinculante y ser determinantes en
el proceso para seleccionar los candidatos.
Además de lo anterior, en la observación de las campañas, y espe-
Ft¿FDPHQWH HQ ORV SURFHVRV GH VHOHFFLyQ GH FDQGLGDWRV SRU SDUWH GH ORV
partidos, se hizo evidente que dentro de las colectividades se presentan
FRQÀLFWRV HQWUH WHQGHQFLDV \ OtGHUHV TXH HQ RFDVLRQHV VH KDFHQ LUUHFRQ-
ciliables. Decir esto es importante, porque muchas veces se convierte en
un factor que afecta las decisiones sobre los procesos de selección de los
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
candidatos.
Por otro lado, pudimos observar que las decisiones de los partidos en
muchas ocasiones se toman en los niveles regional y local, y que la diri-
gencia nacional poco incide en ello. En algunos casos, el presidente de la
agrupación llega a terciar en favor de uno u otro candidato pero, en líneas
generales, siempre lo hace con el apoyo y consenso de la gran mayoría de
las partes involucradas en el nivel regional.
Las pasadas elecciones regionales y locales pusieron en evidencia un
debate ya abordado, relacionado con la responsabilidad de los partidos
Política y territorio
respecto de los candidatos que son electos en el seno de su organización.
Si bien para dicho proceso electoral se llevó a cabo una campaña por parte
del Ministerio del Interior –el cual creó una ventanilla única para recibir
\WUDPLWDUVROLFLWXGHVGHDQWHFHGHQWHVSHQDOHVGLVFLSOLQDULRV\¿VFDOHVGH
los partidos y sus posibles candidatos–, en muchos casos, al no existir
92
FRQGHQDVHQ¿UPHORVSDUWLGRVGHFLGLHURQKDFHURtGRVVRUGRVDODVFRP-
plicadas situaciones que enfrentaban algunos de sus miembros, o posibles
avalados, y otorgaron su apoyo en la elección.
En ese sentido, sin haber transcurrido un año de realizados los comi-
cios, la Procuraduría General de la Nación y otros organismos de control
GLVFLSOLQDULRVSHQDOHV\¿VFDOHV37 iniciaron investigaciones a por lo menos
veinte gobernadores y alcaldes.38 Además, ha habido discusiones en torno
DODV¿JXUDVWtWHUHVHQUHODFLyQFRQDOFDOGHVRJREHUQDGRUHVHOHFWRVTXH
por diversas razones, son “manejados” por otros actores que no fueron
popularmente elegidos para desempeñar esta función.39
Sin lugar a dudas, esta situación no es exclusiva de estos nuevos
mandatarios sino que, por el contrario, ha sido característica de los gober-
nadores y alcaldes electos en los últimos años.40 En estas circunstancias,
los partidos no se responsabilizan por aquellos a quienes apoyan, gene-
rando una brecha en los resultados y el rendimiento de la democracia
colombiana, donde quien es electo no es necesariamente quien ejerce el
cargo durante la totalidad del mandato previsto. En suma, lo que queda en
evidencia es la importancia que tiene el proceso de selección de candida-
tos para el ejercicio de la representación política de los partidos.
Referencias
Acuña, Fabián. 2009. Partidos políticos y procesos de selección interna de candidatos
en Colombia. $QiOLVLV 3ROtWLFR (66): 145-161. Disponible en: http://www.scielo.
org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-47052009000200007&lng=es&nr
m=iso>. ISSN 0121-4705
Alarcón, Víctor. 2009. Democracia interna y selección de candidatos presidenciales
en México: de la simulación a la competencia. En 6HOHFFLyQGHFDQGLGDWRVSROtWLFD
37 Desde su llegada al cargo, no menos de seis de los gobernadores electos tienen como mínimo
XQDLQYHVWLJDFLyQHQFXUVRHQRUJDQLVPRVFRPROD3URFXUDGXUtDROD&RQWUDORUtD(VSHFt¿FD-
mente, se trata de la gobernadora del Huila y el gobernador de Arauca, ambos electos con el aval
del Partido de la U;; el gobernador de Casanare, avalado por Afrovides;; el gobernador del Valle
del Cauca, electo por el MIO;; el del Chocó, que llegó a la gobernación con el apoyo de Cambio
Radical, Partido Conservador, Partido Verde y ASI, y el gobernador de La Guajira, avalado por
Cambio Radical. Al respecto, véase “Seis de los gobernadores recién posesionados arrancan em-
papelados”, en eltiempo.com, 3 de enero de 2012.
38 Al respecto, véase “20 alcaldes y gobernadores en la mira de la Procuraduría”, en el tiempo.com,
1º de septiembre de 2011.
39 Éste es el caso del gobernador de Sucre, Julio Guerra, de quien se dice que padece una grave
enfermedad, y, debido a su avanzada edad (78 años en el momento de su elección), es su familia
la que gobierna en su nombre.
40 “Gobernadores y alcaldes tiene 1845 investigaciones penales por corrupción”, en caracol.com.
co, 25 de abril de 2011.
Candidaturas y partidos: 93
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
partidista y rendimiento democrático, eds. Flavia Freidenberg y Manuel Alcántara
Sáez, 133-169. México: Tribunal Electoral del Distrito Federal.
Batlle, Margarita. 2011. La difícil tarea de seleccionar un candidato: cambios y con-
tinuidades en las estrategias de selección de candidatos en los partidos colombianos
(1990-2010). En Elecciones 2010: partidos, consultas y democracia interna, eds.
Yann Basset et al. 51-105. Bogotá: Universidad Externado de Colombia.
Batlle, Margarita. 2012. Selección de candidatos en las elecciones locales y regionales
colombianas de 2011: los casos de Huila y Santander. 5HÀH[LyQ3ROtWLFD 14 (27): 154-
171.
Buquet, Daniel. 2009. Selección de candidatos presidenciales y fraccionalización
partidaria en Uruguay (1942-2004). En 6HOHFFLyQGHFDQGLGDWRVSROtWLFDSDUWLGLVWD
y rendimiento democrático, eds. Flavia Freidenberg y Manuel Alcántara Sáez, 241-
265. México: Tribunal Electoral del Distrito Federal.
Duque, Javier. 2007. Institucionalización organizativa y procesos de selección de
candidatos presidenciales en los partidos Liberal y Conservador colombianos 1974-
2006. (VWXGLRV3ROtWLFRV 31: 141-181.
Duque, Javier. 2009. Institucionalización organizativa y procesos de selección de
candidatos en los partidos Liberal y Conservador colombianos 1974-2006. En Se-
OHFFLyQ GH FDQGLGDWRV SROtWLFD SDUWLGLVWD \ UHQGLPLHQWR GHPRFUiWLFR, eds. Flavia
Freidenberg y Manuel Alcántara Sáez, 171-208. México: Tribunal Electoral del Dis-
trito Federal.
Freidenberg, Flavia. 2003. Selección de candidatos y democracia interna en los par-
tidos de América Latina, Biblioteca de la Reforma Política Nº 1. Lima: Asociación
Civil Transparencia e International IDEA.
Freidenberg, Flavia. 2007. La democratización de los partidos políticos en América
Latina: entre la ilusión y el desencanto. En )RUWDOHFLPLHQWR GH ORV SDUWLGRV SROtWL-
cos en América Latina: institucionalización, democratización y transparencia, eds.
José Thompson y Fernando Sánchez. San José de Costa Rica: IIDH.
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
Freidenberg, Flavia y Steven Levitsky. 2007. Organización informal de los partidos
en América Latina. Desarrollo Económico 46 (184): 539-568.
Freidenberg, Flavia y Manuel Alcántara Sáez. 2009. Selección de candidatos, política
partidista y rendimiento democrático: una introducción. En Selección de candida-
WRVSROtWLFDSDUWLGLVWD\UHQGLPLHQWRGHPRFUiWLFR, eds. Flavia Freidenberg y Manuel
Alcántara Sáez, 13-34. México: Tribunal Electoral del Distrito Federal y Universidad
Nacional Autónoma de México.
Helmke, Gretchen y Steven Levitsky. 2006. Informal institutions and democracy:
Lesson from Latin America. Baltimore: Johns Hopkins University Press.
Laurent, Virginie. 2005. &RPXQLGDGHVLQGtJHQDVHVSDFLRVSROtWLFRV\PRYLOL]DFLyQ
Política y territorio
94
Picado, Hugo. 2009. Cuando las primarias son secundarias. Causas y efectos de los
modos de selección de candidatos en el PLN y el PUSC (1990-2006). En Selección de
FDQGLGDWRVSROtWLFDSDUWLGLVWD\UHQGLPLHQWRGHPRFUiWLFR, eds. Flavia Freidenberg
y Manuel Alcántara Sáez, 209-240. México: Tribunal Electoral del Distrito Federal.
Pinzón de Lewin, Patricia. 1989. Pueblos, regiones y partidos: la regionalizacion
electoral: atlas electoral colombiano. Bogotá: CIDER, Universidad de los Andes.
Sartori, Giovanni. 1997. Partidos y sistemas de partidos. Madrid: Alianza Editorial.
Siavelis, Peter y Scott Morgenstern (eds.). 2008. Pathways to power. Political re-
cruitment and candidate selection in Latin America. Pensilvania: The Pennsylvania
State University Press.
Anexo 1
La selección de candidatos según los estatutos partidistas
Candidaturas y partidos: 95
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
7. No haber sido sancionado por falta grave por los órganos disciplinarios del
Partido.
1RHVWDUD¿OLDGRDQLQJXQDRWUDRUJDQL]DFLyQSROtWLFDFRQSHUVRQHUtDMXUtGL-
ca del Consejo Nacional Electoral.
PARÁGRAFO PRIMERO.- Los congresistas tendrán derecho a postular candi-
datos y el Directorio respectivo sólo podrá rechazar el otorgamiento del aval,
cuando no se cumpla con lo estipulado en los presentes Estatutos o en la regla-
mentación que expida la Dirección Nacional Liberal.
PARÁGRAFO SEGUNDO.- Cuando se produzca una negativa a otorgar el aval,
el interesado podrá acudir, según sea el caso, a los órganos de control del Par-
tido y en caso de que la negativa resulte injusta podrá acudir a las instancias
superiores. (Art. 96)
ALIANZAS Y ACUERDOS.- El Partido Liberal Colombiano podrá realizar alian-
zas, coaliciones electorales y acuerdos programáticos con otros partidos o movi-
mientos independientes para luchar por objetivos comunes, lo mismo que para
participar en procesos electorales. Las alianzas, coaliciones y acuerdos deberán
ser aprobados por las correspondientes instancias o autoridades partidistas y
en ningún caso podrán ser pactados por grupos o individuos. (Art. 97)
AUTORIZACIÓN.- El Partido solo autorizará coaliciones a través del Congreso
Nacional, las asambleas departamentales, municipales o del Distrito Capital
de la colectividad, según corresponda, para la Presidencia de la República, las
gobernaciones y las alcaldías.
El Partido podrá autorizar, a través de sus directivas territoriales, la conforma-
ción de coaliciones con otros movimientos o partidos con personería jurídica,
para las elecciones de corporaciones públicas, siempre y cuando la lista sea
inscrita con el aval del Partido y sea expresa la mención del mismo, de tal ma-
nera que siempre aparezca su nombre en la tarjeta electoral.
En dicha autorización deberá estipularse la forma como se repartirán los dine-
ros provenientes de la reposición de gastos de campaña. (Art. 98)
La Consulta Interna procederá siempre en los siguientes casos:
1. Elección de los directorios del Partido a cualquier nivel.
2. Escogencia de candidatos a elecciones unipersonales:
Presidencia de la República, gobernaciones y alcaldías.
3. Integración de las listas de candidatos del Partido a las corporaciones pú-
blicas.
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
4. Autorización de alianzas para apoyar candidatos de otros Partidos, movi-
PLHQWRVSROtWLFRVRJUXSRVVLJQL¿FDWLYRVGHFLXGDGDQRV
Parágrafo. No será necesario realizar Consulta Popular cuando, cerrado el res-
pectivo periodo de inscripción de aspirantes a candidatos del Partido, resulta-
ren menos aspirantes que cargos a proveer. (Art. 78)
Los candidatos del Partido deberán ser seleccionados por Consulta Interna,
Conservador Colombiano
según lo determinan los Estatutos, siempre que hubiere más aspirantes ins-
(PC)
critos ante la secretaría del directorio conservador correspondiente, que cupos
por proveer.
La consulta se realizará en la fecha que disponga el directorio conservador del
nivel territorial respectivo, dentro de los seis (6) meses calendario anteriores
a la fecha en que se realicen las elecciones para las corporaciones públicas de
que se tratare.
&RUUHVSRQGHLJXDOPHQWHDO'LUHFWRULR1DFLRQDO&RQVHUYDGRUGH¿QLUHOFDOHQ-
Política y territorio
dario electoral.
La convocatoria a consulta e inscripciones se difundirá por medios masivos de
comunicación. No procederá la Consulta interna, sino la popular, en aquellas
jurisdicciones donde el censo de militantes no correspondiere a los porcentajes
mínimos exigidos por la ley.
96
/D SHUVRQD TXH DVSLUDUH D FRQYHUWLUVH HQ FDQGLGDWR R¿FLDO GHO 3DUWLGR &RQ-
servador, en los niveles nacional, departamental, distrital o municipal, deberá
¿UPDUXQDFWDHQODTXHVHFRPSURPHWHUiDUHVSHWDUHOUHVXOWDGRGHODFRQVXO-
ta o la decisión del Partido, y a la obtención de la cifra mínima de votos que
GH¿QDHO'LUHFWRULR1DFLRQDO&RQVHUYDGRU/D¿DQ]DRDYDOTXHHOFDQGLGDWR
deberá otorgar como garantía de seriedad y cumplimiento de estos compro-
misos, hará parte del acta. La cuantía de la caución será determinada por el
Directorio Nacional y se hará efectiva en el evento de que el aspirante retire su
precandidatura, después del cierre de las inscripciones y antes de la realización
de la consulta.
Cuando el aspirante hubiere sido candidato a corporación pública o a cargo de
elección popular, deberá, además, acreditar que, en la elección más reciente en
la que hubiere participado, obtuvo una votación no inferior a la décima parte
de la cifra repartidora o del último resultado hábil del debate electoral respec-
tivo para la corporación o cargo al cual aspira.
Cuando el aspirante no hubiere sido candidato deberá acreditar el haber con-
formado un número plural de organismos de base, de acuerdo con la regla-
mentación que, para el efecto, expida el Directorio Nacional.
El Directorio Nacional Conservador podrá, en cualquier momento, verdad sa-
bida buena fe guardada, y con la aprobación de las dos terceras partes de sus
miembros, negar el aval o la autorización del aval de alianzas a candidatos a
cargos uninominales o separar candidatos de las listas a corporaciones públi-
cas, en defensa de los principios, deberes y prohibiciones de que tratan los
títulos I y II de los presentes Estatutos.
El Directorio Nacional podrá autorizar la convocatoria del respectivo congreso
para elegir candidato a cargos uninominales, en aquellos municipios, distritos
y departamentos que lo requieran.
Parágrafo. Cuando se tratare de avalar aspirantes a cargos uninominales de
elección popular y no se hubiere efectuado Consulta Popular, el Directorio
Nacional Conservador o el Representante Legal del Partido, deberá solicitar
y recibir concepto de los directorios departamentales, distritales, municipales
y Locales o comunales, antes de expedir el aval para cualquier circunscripción
departamental, distrital, municipal y local o comunal.
Si los directorios municipales o locales no coincidieren con el respectivo di-
rectorio departamental para la expedición de avales, o los conceptos que co-
rrespondan no llegaren oportunamente dentro de los términos previstos, el
Directorio Nacional o el Representante Legal del Partido decidirán, buscando
siempre la unidad de la Colectividad Conservadora. (Art. 79)
El candidato del Partido a la Presidencia de la República será elegido por el
mecanismo de Consulta Popular, salvo que cumplido el período de inscrip-
ciones no se presentare sino un solo aspirante. En este caso, el candidato será
proclamado por el Congreso Nacional del Partido. (Art. 84)
Para la selección de candidatos a gobernaciones y alcaldías se procederá de
conformidad con lo dispuesto en el artículo anterior para la respectiva circuns-
cripción. (Art. 85)
Cuando se tratare de elegir candidato para Presidente de la República, gober-
nador o alcalde y un número no inferior a la tercera parte de los integrantes
de la corporación pública del nivel correspondiente lo solicitare, el directorio
conservador respectivo deberá convocar Consulta Popular o Interna entre los
militantes para decidir si se respalda en alianza un candidato independiente, o
de otro partido, o si se elige candidato propio. (Art. 86)
Para la confección de listas a todas las corporaciones públicas, se aplicarán
principios y procedimientos similares. (Art. 87)
Candidaturas y partidos: 97
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
Cuando no procediere la Consulta Popular o la Interna para la elaboración de
listas de candidatos a corporaciones públicas, el directorio del nivel correspon-
diente a la corporación pública de que se tratare, confeccionará la lista de can-
didatos para ser inscritos ante la Organización Electoral, ordenada mediante el
procedimiento que establecen los presentes Estatutos o, en caso de desacuerdo
de la mayoría de los aspirantes, por sorteo público.
Los miembros de corporaciones públicas que representen al Partido Conserva-
dor integrarán por derecho propio las listas de la respectiva corporación de la
que hicieren parte, sin someterse a Consulta Popular. (Art. 88)
Las listas se inscribirán siempre con el sistema de Voto Preferente. (Art. 89)
La lista de candidatos para Senado de la República se integrará así: cada de-
partamento tendrá derecho a postular tantos candidatos al Senado como la
mitad del número de curules para la Cámara del respectivo departamento. Si
dicho número contuviese decimales, se aproximará al entero mayor.
En ningún caso los departamentos tendrán menos cupos que el de los sena-
dores actuales. Si el número de aspirantes fuese superior a dicho cupo, se
procederá a la Consulta Popular o Interna, según el caso. La inscripción de
aspirantes al Senado se realizará durante quince (15) días, dentro de los siete
(7) meses anteriores a la fecha de las elecciones del Congreso. La convocatoria
a inscripción de aspirantes se hará por un medio de amplia circulación.
En ningún caso los aspirantes podrán inscribirse por más de una entidad terri-
torial. La Consulta Popular o la Interna se celebrará por circunscripción depar-
tamental, o distrital, para el caso de Bogotá.
En los departamentos y distritos donde no procediere la consulta y el número
de aspirantes fuere inferior al de puestos por proveer, los directorios conserva-
dores departamentales y el distrital de Bogotá, en acuerdo con los aspirantes
inscritos, podrán postular más candidatos ante el Directorio Nacional Conser-
vador hasta llenar los cupos disponibles. Si aún quedaren cupos, podrán ser
llenados por el Directorio Nacional.
Corresponde al Directorio Nacional del Partido Conservador dar a la lista de
DVSLUDQWHVD6HQDGRGHOD5HS~EOLFDHORUGHQGH¿QLWLYRSDUDVXLQVFULSFLyQDQWH
la Organización Electoral, previo consenso con los integrantes de la misma.
6LQRKXELHVHFRQVHQVRDWUHVGtDVGHODIHFKDTXH¿MHODDXWRULGDGHOHFWRUDO
para el cierre de inscripciones de listas, se hará sorteo. (Art. 90)
El Directorio Nacional formará la lista de candidatos al Parlamento Andino, de
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
elección popular directa, para su inscripción ante la Organización electoral. El
Directorio Nacional establecerá para cada elección si la lista será cerrada o por
Voto Preferente. (Art. 90A)
3RU PRWLYRV GH FRQYHQLHQFLD HOHFWRUDO VX¿FLHQWHPHQWH IXQGDPHQWDGRV HO
Directorio Nacional podrá autorizar que en una jurisdicción determinada,
los candidatos del Partido se inscriban por movimientos regionales o cívicos,
siempre y cuando se comprometan a que el movimiento en cuestión apoye la
lista o los candidatos del Partido a otra corporación o a otro cargo, y a que
en caso de resultar elegidos actuarán dentro de la Bancada del Partido en la
respectiva corporación.
El Directorio Nacional podrá autorizar que candidatos inscritos en sus listas
reciban apoyo de candidatos inscritos en otras listas cuando:
1. El candidato que apoye al del Partido forme parte de listas de movimientos
regionales o cívicos y no de Partidos o movimientos políticos. En este caso el
Política y territorio
FDQGLGDWRTXHDSR\HGHEHUi¿JXUDUHQOLVWDVHQFLUFXQVFULSFLyQGLVWLQWDDOD
que sea oriundo o por la que compita el candidato apoyado.
2. El candidato que apoye haya sido autorizado por el Directorio Nacional para
formar parte de listas o movimiento regionales por razones de conveniencia
electoral. (Art. 91)
Una persona militante del Partido puede ser candidato de una alianza, si la
autoridad competente del Partido lo autoriza. (Art. 92)
98
Las alianzas con otros partidos o movimientos políticos con personería jurídi-
ca se autorizarán mediante la Consulta Interna o, en subsidio, mediante convo-
catoria que el directorio respectivo hiciere del Congreso Nacional o territorial
para autorizarlas o negarlas. Esta decisión requerirá mayoría de las dos terce-
ras partes de sus miembros. (Art. 93)
FUNCIONES DE LA DIRECCIÓN NACIONAL. Serán funciones de la Direc-
ción Nacional:
[...] q. Expedir o delegar, exigiendo el cumplimiento de las normas constitucio-
nales, legales, estatutarias y de organización, los avales para los candidatos que
a nombre del Partido participen en contiendas por cargos de elección popular
y adoptar los programas que se propongan a los electores.
PARÁGRAFO PRIMERO. Para la escogencia de los candidatos a los distintos
cargos de elección popular, se tendrán en cuenta procesos como la consulta
popular, la consulta interna, las encuestas de favorabilidad, o cualquier otro
mecanismo objetivo que contribuya con la transparencia del proceso.
PARÁGRAFO SEGUNDO. Para la conformación de las listas únicas a corpora-
ciones Públicas, tendrán derecho los miembros del Partido que ostenten repre-
sentación en dichas corporaciones. Para la determinación de la lista al Senado
Partido de la U
de la República se deberá concertar con la Bancada de Congresistas. (Art. 32)
(PSUN)
FUNCIONES DE LAS DIRECCIONES REGIONALES. Las Direcciones Depar-
tamentales, Municipales o Distritales cumplirán las siguientes funciones:
[...] g. Las Direcciones Municipales proponen a consideración de las direccio-
nes departamentales las listas únicas a los concejos municipales, distritales y
juntas administradoras locales y candidatos únicos a las alcaldías.
h) Las Direcciones Departamentales proponen para consideración y aproba-
ción de la Dirección Nacional las listas únicas a la Cámara de Representantes,
Asambleas Departamentales, Concejos Municipales, Distritales y Juntas Ad-
ministradoras Locales, como los nominados a candidatos únicos a las Gober-
naciones y alcaldías en sus respectivas jurisdicciones.
i) Proponer a la Dirección Nacional alianzas con otros Partidos o movimientos
políticos para selección o apoyo de candidatos a cargos de elección popular.
(Art. 38)
'HUHFKRV6RQGHUHFKRVGHORVD¿OLDGRV\D¿OLDGDVGHO3DUWLGR
[...] 3. Participar en la toma de decisiones ideológicas, programáticas y po-
líticas del Polo, así como en la selección de su dirigencia y de candidatos y
candidatas, en los términos establecidos en los presentes Estatutos. (Art. 8)
'HEHUHV6RQGHEHUHVGHORVD¿OLDGRV\ODVD¿OLDGDVGHO3DUWLGR
[...] 5. Apoyar los candidatos y candidatas del Partido escogidos de conformi-
dad con los presentes Estatutos. (Art. 9)
Para ser candidato o candidata del Partido a cargos de elección popular se re-
quiere:
Polo Democrático
1. Acreditar el cumplimiento de los requisitos constitucionales y legales para
Alternativo
el cargo.
(PDA)
6HUD¿OLDGDRD¿OLDGRDO3ROR
3. Pertenecer a un organismo o comité del Partido.
4. Ser seleccionado como candidata o candidato por el organismo competente
del Polo, según el procedimiento previsto en los presentes Estatutos. (Art. 11)
La decisión política sobre candidaturas del Partido a cargos uninominales de
la rama ejecutiva del poder público, corresponde en primera instancia a la Di-
rección Nacional en el caso del Presidente y el Vicepresidente de la República
o a las Coordinaciones de la circunscripción electoral correspondiente en los
casos de gobernadores o alcaldes.
Candidaturas y partidos: 99
los procesos de selección de candidatos en las elecciones subnacionales de Colombia, 2011
La designación de un candidato o una candidata requiere la aprobación de por
lo menos las tres quintas partes (60%) de los asistentes, a una reunión con
quórum decisorio citada para el efecto con al menos ocho (8) días hábiles de
anticipación, de lo cual se informará a la Secretaría General del Polo.
En caso de que ningún precandidato o precandidata alcance la mayoría reque-
ULGDVHUHDOL]DUiXQDFRQVXOWDDELHUWDHQODFXDOSRGUiQSDUWLFLSDUORVD¿OLDGRV
RD¿OLDGDVDO3RORRTXLHQHVORKDJDQHQHOPRPHQWRGHYRWDU$UW
Podrán realizarse alianzas o coaliciones electorales con otros partidos, movi-
PLHQWRVRJUXSRVVLJQL¿FDWLYRVGHFLXGDGDQRVSRUGHFLVLyQGHOD&RRUGLQDFLyQ
de la circunscripción territorial respectiva, en el marco de la política nacional
de alianzas aprobada por la Dirección Nacional y con la refrendación del orga-
nismo inmediatamente superior, por mayoría de al menos tres quintas partes
(60%) de los asistentes a una reunión citada para el efecto con al menos ocho
(8) días hábiles de anticipación, citación informada a la Secretaría General del
Polo, reunión que sesionará válidamente con quórum decisorio. Esas alianzas
pueden incluir la realización de consultas populares conjuntas con otros gru-
pos políticos o ciudadanos para escoger un candidato común.
Las alianzas o coaliciones para escoger candidatos o candidatas a la Presidencia
y la Vicepresidencia de la República, requieren la aprobación de la Dirección
Nacional con misma mayoría y el mismo procedimiento del inciso anterior.
La Dirección Nacional podrá delegar la elaboración de la política nacional de
alianzas en el Comité Ejecutivo Nacional. (Art. 12A)
Para la integración de las listas a cuerpos colegiados de elección popular, la
Coordinación de la respectiva circunscripción recurrirá con orden prioritario a
los siguientes mecanismos:
1. Decisión unánime.
2. El acuerdo de al menos dos terceras partes de la Coordinación.
3. Una consulta popular abierta.
Estos mecanismos no operarán cuando se hayan inscrito previamente un nú-
mero inferior de candidatos o candidatas al total de cargos a proveer. La de-
cisión se tomará en una reunión con quórum decisorio citada para el efecto
con al menos ocho (8) días hábiles de anticipación, de lo cual se informará a la
Secretaría General del Polo.
La respectiva Coordinación podrá decidir con el procedimiento descrito en el
anterior inciso y una mayoría no inferior a tres quintas partes (60%), la pre-
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
sentación de una lista cerrada y bloqueada. Si no lo hiciese, la lista será ordena-
da por los electores mediante el sistema de voto preferente. (Art. 13)
DE LOS DERECHOS.- Son derechos de los miembros del Partido CAMBIO
RADICAL:
Cambio Radical (CR) [...] 2. Aspirar a participar en las listas de elección popular que avale el Partido.
* Los Estatutos de Cambio Radical no mencionan procedimientos, mecanis-
mos o instancias para la selección de candidatos.
La Dirección Nacional ejercerá las siguientes funciones:
[...] 6. Otorgar los avales a candidaturas, previo visto bueno del Veedor/a del
Partido, de conformidad con lo dispuesto en los presentes Estatutos. (Art. 18)
El Director/a Ejecutivo/a Nacional ejercerá las siguientes funciones:
Partido Verde 3. Expedir, previa autorización de la Dirección Nacional, los avales a candida-
(PV) turas. (Art. 25)
Política y territorio
Las Direcciones Departamentales y la Distrital son el órgano de dirección polí-
tica y administrativa permanente del Partido en los departamentos y el Distri-
to Capital. Estarán integradas por cinco (5) miembros y tendrán las siguientes
funciones en su territorio:
100
[...] 2. Presentar ante la Dirección Nacional las solicitudes de inscripción de los
candidatos a los cargos de elección popular. (Art. 39)
Las Direcciones Municipales ejercerán funciones permanentes de dirección
política y administrativa del Partido en el respectivo municipio, y sus funcio-
nes serán:
[...] 2. Presentar ante la Dirección Departamental las solicitudes de inscrip-
ción de los candidatos a los cargos de elección popular. (Art. 40)
Se garantizará a los miembros del Partido la participación, a través de las
instancias previstas en los presentes Estatutos, en las decisiones relativas a
la orientación ideológica y programática, en la selección de sus autoridades
\FDQGLGDWRV\HQOD¿VFDOL]DFLyQGHVXVGLUHFWLYDV\UHSUHVHQWDQWHV$UW
Los candidatos a los diferentes cargos de elección popular podrán ser pos-
WXODGRV SRU LQLFLDWLYD GH FXDOTXLHU D¿OLDGR GHO 3DUWLGR DQWH ODV GLUHFFLRQHV
departamentales o municipales, encargadas de realizar el primer análisis de
compromiso ético político, quienes los postularán ante la Dirección Nacional
que otorgará los avales que considere pertinentes y que serán suscritos por el
Director Ejecutivo Nacional, en su calidad de representante legal del Partido
otorgue los respectivos avales. Cualquier diferencia surgida con ocasión de la
selección del candidato será dirimida por la Dirección Nacional. (Art. 44)
(O3DUWLGRJDUDQWL]DUiODSDUWLFLSDFLyQGHWRGRVVXVD¿OLDGRVHQODUHDOL]DFLyQ
de consultas para la toma de decisiones con respecto a su organización inter-
na de forma democrática y participativa. En el mismo sentido, y siempre que
sea necesario a solicitud de las direcciones departamentales y municipales,
facilitará los medios para tramitar lo concerniente con la consulta para elegir
candidatos que representen al Partido a la Presidencia de la República, gober-
naciones departamentales y alcaldías distritales y municipales;; según el pro-
cedimiento establecido por el Consejo Nacional Electoral para tales efectos.
Dichas consultas podrán ser abiertas o cerradas según el grado de desarrollo
organizativo y de conveniencia política, a decisión de la dirección Nacional.
PARÁGRAFO. Los precandidatos que se acogieren al procedimiento de con-
sulta deben respetar su resultado y apoyar al candidato escogido. (Art. 45)
El PARTIDO DE INTEGRACION NACIONAL –PIN presentará listas únicas a
las corporaciones públicas o puestos de elección popular y avalará o apoyará
a un solo aspirante para cada alcaldía, gobernación y para Presidencia de la
República. (Art. 15)
Se fomentará, estimulará y propiciará la participación de la juventud, la mujer
y las etnias, en los espacios de dirección y elección popular. El límite de edad
para integrar los comités de juventudes será de 26 años. (Art. 16)
Artículo 17. Mientras se logra el pleno desarrollo nacional del Partido, las di-
rectivas determinaran los mecanismos a seguir para la selección o elección de
candidatos a corporaciones públicas, puestos de elección popular, delegados a
Integración Nacional
convenciones, entre otros, teniendo en cuenta las realidades políticas y cons-
(PIN)
truyendo en lo posible consensos. (Art. 17).
Son criterios para la selección de los candidatos a corporaciones públicas o
SXHVWRVGHHOHFFLyQSRSXODUORVVLJXLHQWHVVHUD¿OLDGRRD¿OLDGD\GHPRVWUDUXQ
destacado sentido de pertenencia. Acreditar su liderazgo, trabajo sociopolítico y
conocimiento de su entorno social. Ser honesto(a) y transparente en sus actua-
ciones públicas y privadas. Ser leal, respetuoso y solidario con sus congéneres,
HO3DUWLGR\ODVRFLHGDGHQJHQHUDO+DEHUVHGHVWDFDGRSRUVXH¿FLHQFLD\H¿FD-
cia en las labores realizadas alcanzando altos niveles de productividad. Poseer
una trayectoria pulcra y destacada en las comunidades, municipio, distrito, de-
SDUWDPHQWRVRQDFLyQ7HQHUDQWLJHGDGFRPRD¿OLDGRPtQLPRGHWUHVPHVHV
102
Las instancias locales, municipales y departamentales postularán los candida-
tos a corporaciones públicas y cargos uninominales de elecciónm de su respec-
tiva jurisdicción. Corresponde al Comité Ejecutivo Nacional y al Representante
Legal expedirlos. En caso de abstenerse de expedir un aval, solamente podrá
expedir otro, si existe previa postulación por los órganos locales, municipales
o departamentales correspondientes. (Art. 121)
/D GH¿QLFLyQ GHO WLSR GH OLVWDV ~QLFDV TXH VH FRQIRUPDUiQ SRU OD $6, HQ ODV
diferentes circunscripciones electorales, es decir, si se opta por lista única con
voto preferente o lista única sin voto preferente (cerrada), se tomarán de con-
IRUPLGDGFRQODVUHJODVGH¿QLGDVHQORVDUWtFXORVDQWHULRUHV$UW
Cualquier persona que desee presentarse como candidato a listas uninomina-
les o plurinominales de la ALIANZA SOCIAL INDEPENDIENTE, deberá cum-
plir con los siguientes requisitos:
1. Tener una trayectoria de trabajo político, social o comunitario acorde con
los estatutos de la ASI.
(VWDUD¿OLDGRDO3DUWLGRSRUORPHQRVFRQXQDxRGHDQWHODFLyQDOPRPHQWR
de solicitar el aval, en cargos de carácter nacional, o de seis meses en cargos
departamentales y locales.
3. Firmar un documento de compromiso con el Partido en el que se indique
que el candidato está de acuerdo con las normas y regulaciones del Partido,
tanto en relación con la campaña como con el ejercicio del mandato para el
cual se presenta.
4. Cuando se compruebe el incumplimiento de cualquiera de las cláusulas de
compromiso, asegurando el debido proceso y derecho a la defensa, el candida-
to podrá ser sancionado, desde simples llamados de atención hasta la desvin-
culación del Partido con renuncia obligatoria a la curul.
5. No estar incurso en ninguna inhabilidad para ser elegido al cargo al cual
aspira, señaladas en las normas legales o en el Código de Ética del Partido.
6. No haber sido sancionado por falta grave por los órganos disciplinarios del
Partido.
1RHVWDUD¿OLDGRDQLQJXQDRWUDRUJDQL]DFLyQSROtWLFDFRQSHUVRQHUtDMXUtGLFD
del Consejo Nacional Electoral.
'HEHUiQFRPSURPHWHUVHDUHVSDOGDUDORVFDQGLGDWRV~QLFRVGH¿QLGRVSRUHO
Partido a cargos de elección popular.
9. Las personas avaladas por la ASI que resulten elegidas en cargos uninomi-
nales o corporaciones públicas de elección popular, deberán promover progra-
PDV\SUR\HFWRVHQEHQH¿FLRGHODVFRPXQLGDGHVpWQLFDVHQFRQFRUGDQFLDFRQ
la Constitución y la Ley. (Art. 123)
Las directivas del Movimiento y sus candidatos podrán ser escogidos mediante
los mecanismos que garanticen la participación democrática. Estos mecanis-
mos serán las consultas populares o internas.
Las consultas deberán ser convocadas por el Consejo Directivo Nacional del
Movimiento y ejecutadas con la supervisión y apoyo de la Registraduría Na-
cional del Estado Civil.
La Bancada del Movimiento en el Congreso convocará la Consulta Popular o la
MIO
Interna, cuando vencido el término estatutario, el Consejo Directivo Nacional
no lo haya hecho. (Art. 61).
La Consulta Popular es aquella en la que pueden participar todos los ciudada-
nos que formen el censo electoral de la correspondiente jurisdicción. Se presu-
PHTXHODSHUVRQDTXHYRWDHQHVWDFRQVXOWDPDQL¿HVWDS~EOLFDPHQWH\DQWH
la Organización Electoral de la República de Colombia, su voluntad libre de
pertenecer al Movimiento. (Art. 62)
104
El papel de la organización partidista
en las campañas electorales:
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 20111
Rodrigo Losada
Universidad Sergio Arboleda
Resumen
Este artículo documenta el papel desempeñado por las autoridades de varios parti-
dos en los procesos de selección de sus respectivos candidatos y elaboración de los
FRUUHVSRQGLHQWHVSURJUDPDVGHJRELHUQR3DUDHVWH¿QHODUWtFXORFHQWUDVXDWHQ-
ción en las elecciones locales y regionales celebradas en Colombia en 2011, pero
sólo en dos ciudades y dos departamentos. Se encuentra que el papel desempeña-
do por las autoridades aludidas es menor, nulo en algunos casos, en comparación
FRQODLQÀXHQFLDHMHUFLGDSRUORVPLHPEURVGHO&RQJUHVRGHOD5HS~EOLFD$UDt]
de estos hallazgos se propone una nueva manera de mirar las evidencias a partir
GHXQDFODUDGH¿QLFLyQGHSDUWLGRSROtWLFR
Palabras clave
Partido político, selección de candidatos, programas de gobierno, elecciones, Co-
lombia.
1 El autor agradece el efectivo apoyo otorgado por su universidad y por el Proyecto Fortalecimien-
to Democrático (PNUD-IDEA-NIMD), para la realización de esta investigación. Sin embargo, la
responsabilidad por las aseveraciones planteadas en este documento es exclusiva de su autor.
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 105
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
Introducción
Hace setenta años, E. E. Schattschneider, un agudo observador de los
partidos políticos (1942), se expresaba así:
El proceso de nominación [de los candidatos] se ha convertido en el proce-
so clave del partido. La naturaleza del proceso de nominación determina la
naturaleza del partido;; aquel que puede hacer la nominación es el dueño del
partido. Éste es, entonces, uno de los mejores aspectos para observar la dis-
tribución de poder dentro de la organización partidista.2
Igualmente, podría sostenerse que es crucial en la vida del partido el
proceso de elaboración del programa de gobierno que el partido presenta
para una próxima campaña electoral. Con ese programa el partido se jue-
ga su futuro inmediato, y por ende, cabría decir que, en palabras del autor
mencionado, aquel que puede hacer el programa del partido es asimismo
el dueño del partido. Pues bien, desde una perspectiva normativa y a la
vez organizacional, se podría esperar que sean las directivas del partido
las que, por lo menos en última instancia, decidan quién habrá de llevar
ODFDQGLGDWXUDR¿FLDOGHOSDUWLGR\FXiOKDGHVHUHOSURJUDPDGHJRELHUQR
del mismo. Pero la realidad política, cuidadosamente observada, puede
llevar a conclusiones contrarias a lo que se acaba de proponer.
Con este trabajo se pretende precisamente escudriñar el papel de las
directivas de los partidos políticos colombianos en a) el proceso de se-
lección de los candidatos a cargos públicos electivos y b) la elaboración
de los programas de campaña por parte de éstos. Una y otra temáticas
se estudian en relación con los comicios regionales y locales de 2011 en
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
&RORPELD(VSHFt¿FDPHQWHVHEXVFDSUHFLVDUHOJUDGRGHFRQWUROHMHUFLGR
por las directivas del partido, tanto nacionales como departamentales y
municipales (o distritales), en la preselección, nominación e inscripción
de sus candidatos a alcaldías y gobernaciones;;3 se indaga asimismo sobre
el grado y la forma de intervención ejercidos por las mismas autorida-
des en el contenido de los programas de campaña propuestos por sus
2 Traducción no autorizada de Schattschneider (1942, 64), citado por Hazan y Rahat (2006,
110).
Política y territorio
3 Entre los estudios previos sobre la selección de candidatos a cargos públicos electivos en Colom-
bia, cabe mencionar los trabajos de Batlle (2011), Acuña (2009), Araújo (2009, 137-163), Botero
(2009), Duque (2007), Freidenberg (2005), Roll (2002, 197-99 y 272-3), Martz (1999) y Kline
(1974), los cuales tienden a concentrarse en los candidatos presidenciales y en quienes buscan
un escaño en el Congreso. Por su parte, García y Godoy (2009) son los únicos en documentar,
casi que accidentalmente, los procesos de alianzas entre líderes regionales para seleccionar can-
didatos a una alcaldía (la de Barranquilla, durante el período 1988-2007). No se conoce estudio
alguno que trate la selección de candidatos local o regional.
106
candidatos;;4 y de modo incidental pero complementario de lo anterior,
se mira el grado de inclusión de sectores o minorías discriminados, y el
JUDGRGHGHPRFUDWL]DFLyQGHORVSURFHVRVPHQFLRQDGRV$O¿QDOGHHVWH
documento se proponen unas consideraciones sobre la naturaleza de los
partidos colombianos, concebidas desde una perspectiva organizacional,
que pueden dar luz sobre lo que puede pedirse a esas organizaciones y
sobre lo que no conviene exigirles.
Para mayor claridad, es necesario, y más adelante se verá el porqué,
hacer explícita la concepción de partido político que guía esta investiga-
ción. A pesar del papel central que desempeñan los partidos en la vida de
las democracias, la realidad es que, dentro de la ciencia política, no existe
acuerdo sobre qué entender bajo ese término. Por diversas razones que
QRHVGHOFDVRGHVDUUROODUDKRUDVHDGRSWDDTXtODGH¿QLFLyQGH*LRYDQQL
Sartori, a saber: “Un partido es cualquier grupo político que se presenta
a elecciones y que puede colocar mediante elecciones a sus candidatos
HQFDUJRVS~EOLFRV´6HWUDWDSXHVGHXQDGH¿QLFLyQPtQLPD
(así la entiende el autor mencionado) pero precisa y observable, en cuanto
alude a aquello en que coinciden todos los partidos que han competido en
elecciones democráticas. Por el contrario, en muchos otros aspectos –por
ejemplo, en el grado y forma de organización y de disciplina interna, en
el papel que cumplen las ideologías o el personalismo dentro del partido,
o en el grado de éxito para ganar cargos públicos electivos–, los partidos
pueden diferir sustancialmente.
$ODOX]GHODGH¿QLFLyQSURSXHVWDVRQFRQVLGHUDGRVFRPRSDUWLGRV
políticos en este trabajo tanto los que la legislación colombiana denomi-
na “partidos y movimientos políticos” como los mismos “movimientos
VRFLDOHV´\ORV³JUXSRVVLJQL¿FDWLYRVGHFLXGDGDQRV´TXHSURPXHYDQFDQ-
didaturas.5
4XLHQHVFULEHQRKDLGHQWL¿FDGRHVWXGLRDOJXQRTXHHQUHODFLyQFRQHOFDVRFRORPELDQRGRFX-
mente cómo se desarrolla el proceso de elaboración de los programas de los candidatos de algún
partido, y quiénes intervienen en él. En el ámbito internacional son escasas las investigaciones
que indagan el proceso mencionado: una de los primeras es la de Key (1964, 418-22), quien,
en relación con Estados Unidos, destaca la función electorera de los programas (son genéricos
y concebidos por comités ad hoc para ganar votos) y la relativa indiferencia con que esos pro-
gramas son mirados por los elegidos a cargos públicos en la rama ejecutiva. Ver, en el mismo
sentido, Hershey y Beck (2003, 294-311). Conviene destacar que el Handbook of Party Politics,
editado por Katz y Crotty (2006), no contiene tratamiento alguno sobre cómo se elaboran los
programas de los partidos.
5 La Constitución Política de Colombia claramente diferencia entre los tres términos menciona-
dos. Ver como ejemplo los artículos 107 a 111 de la misma.
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 107
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
/DGH¿QLFLyQDTXtDGRSWDGDLPSOLFDTXHHOSDUWLGRHVXQDRUJDQL]D-
ción, porque un grupo cualquiera, desorganizado totalmente, no logra
realizar una campaña electoral, y menos una exitosa. Para adelantar una
campaña se requiere que alguien (quien, en ocasiones, puede ser la mis-
ma candidata o candidato) distribuya funciones y coordine la actividad
de sus colaboradores en la campaña. Si se acepta que el partido políti-
co es una organización, se espera que las autoridades máximas de ésta
controlen (al menos, con poder de veto) lo que constituye una de las prin-
cipales funciones de la misma, a saber, escoger quién o quiénes llevan la
bandera del partido, y qué ofrecen a los electores como programa de go-
bierno. En otras palabras, por constituir el partido una organización cuya
misión fundamental gira en torno a competir en elecciones por cargos
públicos, se espera que sus dirigentes controlen el proceso de preselec-
ción, nominación e inscripción de los candidatos, así como las propuestas
programáticas de éstos. Precisamente, esto es lo que se quiere mirar en
este estudio, porque en toda organización las cosas, en la práctica, pueden
apartarse considerablemente de lo esperado según la teoría.
En aras de una investigación de tipo exploratorio, se examinarán
los temas propuestos en dos ciudades, Cartagena y Bucaramanga, y dos
departamentos, Bolívar y Santander, los cuales representan contextos so-
cioculturales diversos. Por otra parte, sólo se tienen en cuenta los partidos
que presentaron candidatos a la alcaldía y a la gobernación, en los dos
casos seleccionados.6
Las fuentes de información están constituidas por entrevistas, consul-
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
WDGHGRFXPHQWRVR¿FLDOHVGHORVSDUWLGRV\GHSUHQVDORFDO\REVHUYDFLyQ
in situ durante la campaña electoral previa a los comicios de octubre de
2011. Obviamente, estas fuentes tienen sus sesgos, y, por consiguiente, se
KDWUDWDGRGHFRQIURQWDUXQDVIXHQWHVFRQRWUDVD¿QGHPLWLJDUORV3HUR
por limitaciones de tiempo y recursos, la labor de confrontación no ha
avanzado tanto como se pretendió.
Se tratará primero el papel de las directivas de los partidos en la selec-
ción de sus candidatos, y en una segunda parte, el papel de aquéllas en la
elaboración de los programas de éstos.
Política y territorio
6 Cartagena es la ciudad capital del departamento de Bolívar, y Bucaramanga, la ciudad capital de
Santander.
108
1. El proceso de selección de candidatos
En plan de escudriñar el proceso de convertir el ciudadano común
en candidato de un partido, un asunto bastante más complejo de lo que
SDUHFHDSULPHUDYLVWDORVHVWXGLRVRVGHOWHPDKDQSURSXHVWRLGHQWL¿FDU
varias etapas y les han asignado nombres diversos, pero no se ha llegado a
un acuerdo respecto de las etapas ni tampoco sobre la terminología.7 Ante
la ausencia de consenso, en este documento se habla de tres etapas en el
proceso de selección de candidatos, a saber, preselección, nominación e
inscripción, para distinguir entre a) el proceso mediante el cual uno o más
ciudadanos entran a formar parte del grupo de aspirantes a llevar la can-
GLGDWXUDR¿FLDOGHXQSDUWLGRSUHVHOHFFLyQGHDVSLUDQWHVEHOSURFHVR
de escoger uno o más de los preseleccionados y proclamarlos candidatos
R¿FLDOHVGHOSDUWLGRQRPLQDFLyQGHFDQGLGDWRV\FHOSURFHVRGHLQVFUL-
ELUHOFDQGLGDWRRORVFDQGLGDWRVR¿FLDOHVGHOSDUWLGRDQWHODVDXWRULGDGHV
electorales (inscripción de candidatos).
Para entender el proceso de preselección de aspirantes conviene re-
cordar que los partidos colombianos no acostumbran tener listado alguno
de sus miembros, y pocos son los que entregan alguna tarjeta o documento
GHLGHQWL¿FDFLyQDTXLHQTXLHUHVHUUHFRQRFLGRFRPRPLHPEURGHOSDUWL-
do, y aun en este último caso, no son muchos los miembros que lo tienen.
(QFRQVHFXHQFLDHOTXHXQDSHUVRQDVHDLGHQWL¿FDGDFRPRPLHPEURGH
XQSDUWLGRJHQHUDOPHQWHUHVXOWDGHXQDD¿UPDFLyQGHOLQWHUHVDGRRGHXQ
proceso informal, en el que priman los testimonios de los activistas del
partido, de sus dirigentes y/o de quienes ocupan cargos públicos a nom-
bre del partido.8
A continuación se analizan los casos de selección de candidatos tanto
para la alcaldía en las dos ciudades escogidas como para la gobernación en
ORVGHSDUWDPHQWRVUHVSHFWLYRVFRQpQIDVLVHQTXLHQ¿QDOPHQWHFRQTXLVWy
el cargo público en juego.
7 Ver, entre otros, Hazan y Rahat (2006), Siavelis y Morgenstern (2008) y Freidenberg y Alcánta-
ra (2009).
8 Por ejemplo, el Partido Liberal Colombiano (PLC) pide “demostrar militancia vigente en el Par-
tido y aportar los apoyos que considere convenientes para su aspiración”. Ver Partido Liberal
Colombiano, Resolución 2642 de 2011, en http://www.partidoliberalcolombiano.info/content/
resoluciones.
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 109
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
Redondo (Partido Verde), Dionisio Fernando Vélez Trujillo (Movimiento
Sí Es Posible), Jhonny Romero Julio (Movimiento Afrovides) y María del
Socorro Bustamante Ibarra (Movimiento Por una Cartagena Social). Ganó
la alcaldía el primero de los mencionados, por mayoría absoluta.9
Valga anotar que de los cinco partidos recién mencionados, dos –los mo-
vimientos Sí Es Posible y Por una Cartagena Social– fueron creados mediante
¿UPDVPHVHVDQWHVGHODVHOHFFLRQHVGH/D$OLDQ]D6RFLDO,QGHSHQGLHQWH
proviene de la Alianza Social Indígena (igualmente, ASI), creada en 1991 para
GHIHQGHULQWHUHVHVHQJUDQSDUWHLQGtJHQDVODFXDOD¿QGHDPSOLDUVXFDSD-
cidad de convocatoria electoral, cambió en 2010 su nombre por el de Alianza
Social Independiente (ASI). En forma similar, el Partido Verde aparece en el
escenario nacional en 2009, en virtud de un cambio de nombre del anterior
Partido Verde Opción Centro;;10 éste, a su vez, proviene del Partido Opción
Centro fundado en 2005, heredero directo del Partido Alianza Democrática
M-19,11 constituido en 1990, a raíz del reintegro a la vida civil de los guerrille-
ros del M-19. Los dos partidos, ASI y Verde, se caracterizan, pues, por haber
cambiado una o más veces su nombre, según parece, no por razones ideológi-
cas o programáticas, sino por el interés pragmático de cosechar más votos y,
por ende, alcanzar una cuota más alta de candidatos elegidos.
Por su parte, Afrovides es la sigla de un movimiento cuyo nombre
completo es Movimiento Político Afrovides, que aboga a favor de los
afrodescendientes. “Vides” constituye el acrónimo de Vivienda, Deporte,
Educación y Salud.12(VWHPRYLPLHQWRVXUJLyPHGLDQWH¿UPDVHQUHVSDO-
do de una lista de candidatos que buscaba ganar en los comicios de 2010
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
7DPELpQ VH LQVFULELy SRU HO 3&& XQD FDQGLGDWD 5R[DQD 6HJRYLD TXLHQ KDFLD ¿QDOHV GH OD
campaña renunció alegando falta de apoyo del partido. Ver “Segovia y Puello desisten de sus
candidaturas a alcaldía y gobernación”, El Universal, 30 de septiembre de 2011.
10 Ver “Partido Verde se quitó el apellido Opción Centro luego de recibir a los ‘tres tenores’ en sus
Política y territorio
110
de 2011, su Presidente invitó a que quienes compartieran los principios
programáticos de Afrovides, careciesen de “antecedentes disciplinarios,
SHQDOHV¿VFDOHVRYtQFXORVFRQJUXSRVLUUHJXODUHV´\TXLVLHUDQVHUFDQ-
didatos en las elecciones de 2011, solicitaran el patrocinio del partido en
una dirección suministrada por la misma página.13 De hecho, en ceremo-
nia pública celebrada en Cartagena el 13 de julio de 2011, el presidente de
Afrovides entregó la carta de nominación a Terán, quien nunca había sido
miembro de este partido.14
Ninguno de los partidos colombianos más fuertes, el Partido Social de
Unidad Nacional (Partido de la U), el Partido Liberal Colombiano (PLC)
o el Partido Conservador Colombiano (PCC), quiso presentar candidato
porque ninguno encontró quién pudiera competir con Terán, popular
locutor de radio.15 Es clara, pues, la debilidad de los partidos más recono-
cidos en el ámbito nacional que compitieron por la Alcaldía de Cartagena
en 2011.
El caso de Bucaramanga es diferente. Allí se enfrentaron Martha Ele-
na Pinto de De Hart, candidata del Partido de la U en coalición con el PCC,
Luis Francisco (“Lucho”) Bohórquez Pedraza, del PLC, y Celestino Mojica
Peña, del movimiento recién constituido Bucaramanga Evoluciona. Ganó
Bohórquez.
¿Cómo llegaron a ser candidatos los mencionados hasta ahora? Para
empezar, la candidata de Por una Cartagena Social y los candidatos de Sí
es Posible y Bucaramanga Evoluciona llegaron a ser tales por su propia
YROXQWDG&DGDXQRGHHOORVUHFRJLyHOQ~PHURGH¿UPDVH[LJLGRSRUODOH\
¿UPDVHQHVWHFDVRSDUDLQVFULELUXQDFDQGLGDWXUDDODDOFDOGtD
y esto bastó para ser reconocido como candidato o candidata por la auto-
ridad electoral.16 Tratándose de personas ya conocidas públicamente en
13 Se puede ver el video con la aludida alocución del presidente de Afrovides, en http://pwp.etb.
net.co/melendezarturoj/Afrovides/videos.htm
14 Ver “Se formalizan aspiraciones a la Alcaldía de Cartagena”, El Universal, 14 de julio de 2011.
15 Las encuestas preelectorales daban una ventaja considerable a Terán sobre los otros candidatos
o precandidatos. Una de ellas, tres meses antes de las elecciones, daba a Terán un 54% de la in-
tención de voto, cuando el rival más cercano, María del Socorro Bustamante, apenas alcanzaba el
9HU³3ULPHUDHQFXHVWDPXHYH¿FKDVHQODSROtWLFDORFDO´El Universal, 13 de julio de 2011.
16 La Ley 130 de 1994, art. 9, establece que “los candidatos que no estén avalados por un partido o
movimiento político y que aspiren a Gobernaciones, Alcaldías, Asambleas Departamentales, Con-
FHMRV0XQLFLSDOHVR-XQWDVGH$GPLQLVWUDFLyQ/RFDOGHEHUiQUHXQLUXQQ~PHURGH¿UPDVYiOLGDV
equivalentes al menos al 20% del resultado de dividir el número de ciudadanos aptos para votar
en la respectiva circunscripción entre el número de curules o cargos a proveer. En todo caso, el
Pi[LPRGH¿UPDVDH[LJLUSDUDLQVFULELUXQFDQGLGDWRDVFLHQGHD´'DGRTXH³HOQ~PHUR
de ciudadanos aptos para votar” en Cartagena era de 653.757 y en Bucaramanga de 455.897, se
DSOLFyHO~OWLPRSULQFLSLRUHFLpQPHQFLRQDGRHVGHFLU¿UPDVEDVWDQHQFDGDFDVR
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 111
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
ODFLXGDGQRUHVXOWDGLItFLOUHFRJHUODFDQWLGDGGH¿UPDVUHFLpQDOXGLGD
pero sí se requieren recursos económicos no despreciables, por un lado,
SDUDFRQVHJXLUXQDVHGHDGHODQWDUXQDFDPSDxDSXEOLFLWDULD\¿QDQFLDU
HOHTXLSRGHUHFROHFWRUHVGH¿UPDV\SRURWURSDUDDGTXLULUOD³SyOL]DGH
seriedad” exigida a los candidatos que no llevan el aval de un partido re-
conocido por el Consejo Nacional Electoral.17
Por otro lado, entre los partidos inscritos ante las autoridades elec-
torales, algunos se muestran particularmente receptivos hacia personas
que buscan el aval de algún partido para ser candidatos. Entre los arriba
mencionados, recibieron el aval de un partido o movimiento “acogedor”
los candidatos de la ASI, Afrovides y el Partido Verde.
Un tercer camino para adquirir la candidatura lo ilustran, en Buca-
ramanga, Martha Elena Pinto de De Hart y Luis Francisco Bohórquez.
Véanse los hechos.
Cuando casi nadie lo esperaba, el 15 de abril, seis meses antes de las
elecciones de octubre, la prensa local anuncia que Martha Pinto de De
+DUW¿JXUDS~EOLFD\DFRQRFLGDHQODFLXGDGEXVFDUiODFDQGLGDWXUDSRU
la Alcaldía de Bucaramanga.18 Hasta ese momento, ella era presidenta de
la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) en Bogotá y había
sido ministra de Comunicaciones. Se presenta como candidata por el Par-
tido de la U, y se dice que aceptó la candidatura por presión de varios
dirigentes de la ciudad y del presidente mismo, Álvaro Uribe Vélez.19
No se detectó indicio alguno de que, para avalar esta candidatura, se
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
hayan seguido los procedimientos establecidos por los Estatutos del Parti-
do de la U, los cuales, en relación con el proceso de selección y nominación
de candidatos, solamente mencionan consulta popular, consulta interna,
encuestas de favorabilidad, “o cualquier otro mecanismo objetivo que
contribuya con la transparencia del proceso”.20 Todo indica que se trató
de un acuerdo entre dirigentes del partido y personas importantes dentro
de la sociedad bumanguesa, quienes coincidieron en que Martha Pinto,
17 La misma Ley 130 de 1994, art. 9, establece que: “Los candidatos no inscritos por partidos o
movimientos políticos deberán otorgar al momento de la inscripción una póliza de seriedad de
Política y territorio
ODFDQGLGDWXUDSRUODFXDQWtDTXH¿MHHO&RQVHMR1DFLRQDO(OHFWRUDOODFXDOQRSRGUiH[FHGHUHO
HTXLYDOHQWHDOXQRSRUFLHQWRGHOIRQGRTXHVHFRQVWLWX\DSDUD¿QDQFLDUDORVSDUWLGRV\PRYL-
mientos en el año correspondiente”.
18 Ver “Marta Pinto de Hart buscará la Alcaldía de Bucaramanga”, Vanguardia Liberal, 15 de abril
de 2011 (recuperado el 18 de mayo de 2011).
19 Ver “Ex Ministra Marta Pinto aceptó ser candidata a la Alcaldía de Bucaramanga”, Vanguardia
Liberal, 16 de abril de 2011 (recuperado el 18 de mayo de 2011).
20 Art. 32 de los Estatutos del Partido Social de Unidad Nacional.
112
por su trayectoria personal y profesional, se constituía en una excelente
opción.
Puede ser que la incipiente estructura organizacional del partido en la
ciudad se haya constituido en un impedimento para promover dos o más
candidaturas que se sometieran a uno de los procedimientos establecidos
en los estatutos, recién aludidos. También puede ser que, dadas las onero-
sas responsabilidades impuestas por la Ley Estatutaria 1475 de 2011 a los
directivos de los partidos políticos, éstos hayan sentido que deben redo-
blar las medidas para garantizar una correcta escogencia de candidatos.
Dicha ley, por ejemplo, hace responsables a los directivos por
Inscribir candidatos a cargos o corporaciones de elección popular que no re-
únan los requisitos o calidades, se encuentren incursos en causales objetivas
de inhabilidad o incompatibilidad, o hayan sido condenados o llegaren a ser-
lo durante el periodo para el cual resultaren elegidos, por delitos cometidos
relacionados con la vinculación a grupos armados ilegales, actividades del
QDUFRWUi¿FRFRQWUDORVPHFDQLVPRVGHSDUWLFLSDFLyQGHPRFUiWLFDRGHOHVD
humanidad.21
Semejantes exigencias, difíciles de cumplir, unidas al hecho de que la
ley entró a regir el 14 de julio de 2011, a escasos tres meses y medio antes
de las elecciones, pueden haber llevado a muchos directivos, por ejemplo,
a los del Partido de la U, a centralizar fuertemente en la Dirección Nacio-
nal del partido el proceso de preselección y nominación de los candidatos.
Por otro lado, no se puede desconocer que los Estatutos mismos au-
torizan a la Dirección Nacional del partido a adoptar las políticas del caso
para la escogencia de candidatos a cargos públicos. En uso de estas facul-
tades, la Dirección Nacional del Partido de la U expidió el 3 de febrero de
2011 una resolución crucial, pero que parece reñir con los Estatutos del
partido. Se trata de la Resolución 002, “Por medio de la cual se adoptan
los requisitos para aspirar a un cargo uninominal de elección popular para
las elecciones regionales de 2011”, en la cual se enuncia como criterio bá-
sico para la escogencia de candidatos el principio del “consenso”, así:
Tercero. Mecanismos de selección de candidatos para Gobernaciones o Alcal-
días: De conformidad con el Artículo 32 parágrafo 1 de los Estatutos, el cual
reza: “Para la escogencia de los candidatos a los distintos cargos de elección
popular, se tendrán en cuenta procesos como la consulta popular, la consulta
interna, las encuestas de favorabilidad, o cualquier otro mecanismo objetivo
que contribuya con la transparencia del proceso”.
21 Ver el art. 10.5 de la Ley Estatutaria 1475 de 2011, “por la cual se adoptan reglas de organización
y funcionamiento de los partidos y movimientos políticos, de los procesos electorales y se dictan
otras disposiciones”.
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 113
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
1. Consenso: En toda circunstancia se buscará por las directivas del partido,
en todos sus niveles, alcanzar un consenso entre todas las vertientes, corrien-
tes y tendencias que integren el partido en una misma circunscripción. Para
ello debe adelantarse por las directivas, todas las acciones positivas y nece-
sarias para generar acuerdos y alcanzar consensos. Si ello no fuere posible
al interior de los respectivos directorios y entre las fuerzas representadas en
ellos, la bancada de parlamentarios del departamento correspondiente debe-
rá intentar resolver las contradicciones. La Dirección Nacional impulsará y
acompañará este proceso.
A renglón seguido, como parte del mismo artículo Tercero, se regla-
mentan el uso de las encuestas y la consulta popular abierta. Lo que se
TXLHUHVXEUD\DUDTXtHVTXHHOSULQFLSLRGHOFRQVHQVRPX\MXVWL¿FDEOH
desde el punto de vista de una estrategia que busque asegurarle al par-
tido la victoria, choca con el criterio de “transparencia” establecido por
los Estatutos, y con los mecanismos allí previstos, a saber, consulta po-
pular, consulta interna y encuestas de favorabilidad. Al decir lo anterior
no se pretende acusar a las directivas del Partido de la U, sino adelantar
XQD UHÀH[LyQ SROLWROyJLFD VREUH ODV FUXGDV UHDOLGDGHV TXH VH YLYHQ HQ
cualquier partido del mundo, y que se documentarán igualmente más
adelante en relación con el PLC. Los idealistas del partido piden demo-
cracia interna y transparencia, y los que llevan el timón en la práctica
encuentran contraproducente ese idealismo. De hecho, la decisión sobre
quiénes habrán de ser candidatos a nombre del partido quedó, en última
instancia, en manos de “la bancada de parlamentarios del departamento
correspondiente”, acompañada por el Director Único y dos o tres miem-
bros de la Dirección Alterna. Allí fue, según parece (porque el asunto
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
no es transparente), donde se escogió a la candidata para la Alcaldía de
Bucaramanga y a los otros cientos de candidatos que representaron al
Partido de la U en las contiendas regionales y locales de 2011.
En la misma ciudad, Luis Francisco Bohórquez llega a ser candidato
por la alcaldía “sin quererlo”, literalmente. ¿Qué pasó? Él ambicionaba ser
gobernador del departamento de Santander, tanto, que ya había sido can-
didato del PLC para este cargo en 2003 (Bohórquez quedó de segundo en
ORVFRPLFLRVHOHFWRUDOHVGHHQWRQFHV\HQIXQFLyQGHHVWDPHWDD¿QDOHV
de 2010 y comienzos de 2011, exploró la viabilidad de su precandidatura
Política y territorio
liberal para la gobernación entre algunos altos dirigentes del partido. En
ODPHGLGDHQTXHQRHQFRQWUyDFRJLGDRSWySRUEXVFDU¿UPDVGHUHVSDOGR
para entrar en el proceso de preselección de aspirantes del PLC a la misma
gobernación.
114
Los Estatutos del PLC son enfáticos, por un lado, en que la selección
de candidatos a cargos públicos uninominales se hará mediante “consul-
ta popular interna” (es decir, aquella consulta en la que sólo participen
los miembros del partido), pero por otro, establecen un criterio que en la
práctica anula casi por completo esta consulta. Dos textos pertinentes son
los siguientes:
Artículo 93. Procedimiento. La selección de candidatos a la Presidencia de la
República, gobernaciones y alcaldías, deberá hacerse mediante consulta po-
pular interna por el voto directo de los liberales.
Pero en un artículo anterior de los mismos Estatutos, tras reiterar en
forma enfática lo que sostiene el artículo 93, se limita de tal manera la via-
bilidad de éste que equivale a borrar con la mano izquierda lo que escribe
la derecha, así:
Artículo 20. Consulta Popular Interna. La Consulta Popular Interna, por voto
directo, será obligatoria y el único mecanismo para la selección de los can-
didatos a la Presidencia de la República, gobernaciones y alcaldías, cuando
no existan candidatos únicos debidamente inscritos ante las autoridades del
Partido de la respectiva circunscripción.22
Las directivas del Partido en cada circunscripción deberán buscar mecanis-
mos de consenso entre las distintas fuerzas políticas. De llegarse a acuerdos
que permitan un solo candidato, el Congreso del Partido o la respectiva Asam-
blea, deberá proclamar una candidatura.
Parágrafo. La Dirección Nacional Liberal dispondrá lo pertinente y dirimirá
en última instancia los desacuerdos que se presenten sobre candidaturas.
De nuevo, es entendible que se privilegien los consensos, entre otras
razones, porque de lo contrario el partido probablemente iría dividido a
las elecciones. Lo que suena destemplado es subrayar con tanto énfasis
el principio de la consulta popular, “el único mecanismo”, para después
ignorarlo en la mayor parte de los casos, tal como se demostrará en breve.
En realidad, así suelen ser los estatutos de los partidos en todas partes
del mundo, y muchas veces aun los textos constitucionales y legales apro-
bados por los cuerpos legislativos: una colcha de retazos, producto de
compromisos entre distintas fuerzas políticas.
De hecho, con motivo de las elecciones municipales de 2011, para es-
coger candidatos a la alcaldía el PLC efectuó consulta popular, ni siquiera
“interna” (como lo ordenan los Estatutos), sino abierta (o sea, aquella en
la cual cualquier ciudadano, sea liberal o no, puede participar), en sólo
29 de los 511 municipios del país en los cuales el partido presentó candi-
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 115
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
datos para ese cargo, o sea, en el 5,7% de éstos.23 Según parece, la razón
principal para hacerla provino de que, en cada caso, no hubo otra manera
GHVROXFLRQDUXQFRQÀLFWRHQWUHODVSUHIHUHQFLDVGHORVVHQDGRUHV\RUH-
presentantes del partido más interesados en el respectivo municipio. Para
apreciar mejor las cifras anteriores, téngase presente que las elecciones
para alcalde tuvieron lugar en los 1.102 municipios del país.
$¿QGHSRQHUHOFDVROLEHUDOHQSHUVSHFWLYDFRQYLHQHDQRWDUTXHHQ
las elecciones de 2011, seis partidos (de los ocho reconocidos por el Consejo
Nacional Electoral para esos comicios) recurrieron a consultas populares,
y además abiertas, para escoger candidatos a las alcaldías. Los partidos
y el número de municipios por partido donde se realizaron las consultas
fueron los siguientes: PCC (96 municipios), PLC (29), Partido de la U (3),
Partido Verde (3), Polo Democrático Alternativo (3) y Cambio Radical (1).
Ningún partido recurrió a la consulta popular para escoger candidatos a
las gobernaciones, salvo el PCC, que la empleó en dos departamentos.24
Volviendo ahora al caso de Bohórquez, éste consiguió el número de
¿UPDVTXHORVHVWDWXWRVOLEHUDOHVH[LJtDQSDUDLQVFULELUVXQRPEUHFRPR
SUHFDQGLGDWR D ¿Q GH DOFDQ]DU OD QRPLQDFLyQ R¿FLDO GHO 3/& DO FDUJR
de gobernador. Se inscribió ante el director departamental del PLC, el
senador Honorio Galvis, el 7 de abril, y en vista de que era conocida pú-
blicamente la pretensión de otro liberal, Luis Fernando Cote, de llegar al
mismo cargo, ese mismo día Bohórquez pidió una consulta popular abier-
ta. Pero los dirigentes del partido no quisieron adelantar esa consulta.25
En su lugar, el 28 de abril la prensa local anunció que los congresistas
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
23 Fuente: http://partidoliberalcolombiano.info/candidatos/
24 Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil, Comunicado de prensa No. 154 (28 de mayo de
2011), http://www.registraduria.gov.co/A-la-fecha-un-total-de-271.html
25 Ver “Se inscribió ‘Lucho’ para la Gobernación;; hoy lo hacen Cote y Moreno Galvis”, Vanguardia
Liberal, 8 de abril de 2011 (recuperado el 26 de abril de 2011).
26 Ver “Liberalismo le dio el aval a Cote para la Gobernación de Santander”, Vanguardia Liberal,
28 de abril de 2011 (recuperado el 10 de mayo de 2011).
116
Complementando lo anterior, conviene mencionar un proceso colate-
ral. A los pocos días de haberse iniciado la inscripción de aspirantes a las
candidaturas liberales en febrero de 2011, dos mujeres liberales de reco-
nocida trayectoria en Bucaramanga, Paola Carvajal y Consuelo Ordóñez,
anunciaron su intención de presentarse como aspirantes a la alcaldía de
OD FLXGDG \ HPSH]DURQ D UHFRJHU ODV ¿UPDV GHO FDVR $VLPLVPR PDQL-
festaron su interés en la alcaldía tres hombres liberales, entre los cuales,
SRUFLHUWRQR¿JXUD/XLV)UDQFLVFR%RKyUTXH]SRUTXHpVWHFRPRVHGLMR
atrás, se encontraba dedicado a buscar la candidatura para la goberna-
ción.27 Cumplidos los requisitos del caso, las dos mujeres se inscribieron
XQPHVGHVSXpV\SLGLHURQFRQVXOWDLQWHUQDSDUDGH¿QLUODFDQGLGDWXUDD
la alcaldía.28$¿QDOHVGHDEULOODPLVPDQRWLFLDGHSUHQVDTXHLQIRUPDED
sobre las decisiones tomadas en Bogotá relativas a Cote y Bohórquez, re-
cién aludidas, añadió lo siguiente: “Mientras tanto, hay una semana para
convencer a las precandidatas Paola Carvajal y Consuelo Ordóñez, de que
se aparten y hagan consenso alrededor del (sic) Lucho Bohórquez”. Éstas,
por supuesto, desistieron de su pretensión, pero quedó en el aire un ma-
lestar por la forma como fue tratado este par de aspirantes femeninas.29
En realidad, la capacidad de los senadores y de algunos representan-
tes para controlar el proceso de selección de candidatos a cargos electivos
regionales y locales no ha cambiado mucho a lo largo de los años, tal como
lo documentan, en relación con el PLC y el PCC, Francisco Gutiérrez
(2007, especialmente el cap. 9, “Los partidos tradicionales desde aden-
tro”) y Mónica Pachón (2002, 112-119).
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 117
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
de), y los que buscaron la de Santander, Richard Alfonso Aguilar Villa
(Santander en Serio) y Luis Fernando Cote Peña (Unidos por Santander,
una coalición liderada por el PLC), atrás mencionado. Los ganadores fue-
ron Gossaín y Aguilar.
¿Qué pasó en Santander? El candidato ganador, Richard Aguilar, es
hijo de Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo, coronel (retirado) de la Poli-
cía, quien fue gobernador del mismo departamento (2003-2007) bajo la
etiqueta del Partido de Integración Popular (PIN) y gozaba de gran as-
cendencia entre la dirigencia política local y regional del departamento.
Tres años después de concluido su mandato, el 30 de enero de 2011 el
exgobernador fue sancionado con destitución (simbólica) por el Procu-
rador General de la Nación, e inhabilitado por veinte años para volver a
ser gobernador.30 El motivo: promover y colaborar con grupos al mar-
gen de la ley, es decir, paramilitares. El coronel interpuso un recurso de
UHSRVLFLyQ D ¿Q GH TXH HO SURFXUDGRU UHFRQVLGHUDUD VX GHFLVLyQ SHUR
mientras éste respondía, Aguilar continuó manifestando públicamente
sus deseos de volver a la gobernación del departamento. Sin embargo,
HO GH PDU]R GH HO 3URFXUDGRU *HQHUDO UDWL¿Fy OD VDQFLyQ GH OD
inhabilidad contra el coronel retirado.31(QDFWLWXGGHVD¿DQWHSHURDOD
YH] UHÀHMR GH XQD HVWUDWHJLD GH ODUJR SOD]R WUHV GtDV GHVSXpV $JXLODU
anunció que su hijo de 28 años, Richard, quien se encontraba a la sazón
como cónsul colombiano en Chile, sería su candidato para la Goberna-
ción de Santander.32
Efectivamente, el 12 de abril se anuncia en la prensa que Richard
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
Aguilar acaba de llegar al país y que se pondrá al frente de su campaña
por la gobernación.33 De inmediato, organiza un equipo para conseguir
ODV¿UPDVTXHOHSHUPLWDQVHUFDQGLGDWR\HOGHMXOLRLQVFULEHVXQRP-
bre como candidato a la gobernación, a nombre del movimiento, recién
30 Ver “Hugo Aguilar fue destituido e inhabilitado por 20 años”, Vanguardia Liberal, 31 de enero
de 2011 (recuperado el 27 de abril de 2011).
31 9HU³3URFXUDGRUFRQ¿UPyLQKDELOLGDGGHOFRURQHOU+XJR$JXLODU´Vanguardia Liberal, 11 de
Política y territorio
118
creado, Santander en Serio.34 Aguilar gana la gobernación por mayoría
absoluta.
Es hora de pasar al caso de los candidatos a la Gobernación de Bolívar.
Quien la conquistó a nombre del PLC, Juan Carlos Gossaín, fue secretario
general de la Alcaldía de Cartagena, y en 2007 buscó sin éxito la alcaldía de
la misma a nombre del Partido Colombia Democrática. Fue también gober-
nador encargado de su departamento.356LQULYDOVLJQL¿FDWLYRVXSURFHVRGH
selección como candidato se ajustó al principio del consenso, tal como lo in-
forma la prensa local: “(Gossaín) obtuvo sorpresivamente el aval liberal, por
lo que se da por descontado que logró una alianza con el senador Lido García,
quien se ha convertido en el más importante jefe político de esa colectividad
en el Departamento”. De hecho, el 24 de junio recibió el aval del PLC.36 Cuatro
semanas después, se inscribió ante las autoridades electorales, acompañado
de Rafael Pardo, jefe del PLC, y con el respaldo de Cambio Radical.37
No obstante que el Partido de la U controlaba la Gobernación de Bo-
OtYDU HQ VX FDQGLGDWD 5RVDULR 5LFDUGR %UD\ FODVL¿Fy GH VHJXQGD
Además de haber sido gobernadora encargada, Ricardo fue secretaria
de Educación del departamento y trabajó con Unicef. A mediados de fe-
brero, se hablaba de dos aspirantes a representar al partido, Ricardo y
el antiguo diputado Carlos Félix Monsalve.38 No hubo necesidad de ir a
consulta popular porque en corto tiempo Ricardo logró el respaldo de la
principal dirigente del partido en Bolívar, la senadora Piedad Zuccardi.
Sin embargo, esta candidatura no se consolidó fácilmente, ya que otros
dos dirigentes destacados del partido, uno y otro representantes en la Cá-
mara, se mostraron renuentes.39 De todos modos, en junio recibió el aval
del Partido de la U.40
34 Ver “Richard Aguilar ya se inscribió como candidato a la Gobernación de Santander”, Vanguar-
dia Liberal, 6 de julio de 2011 (recuperado el 18 de julio de 2011).
35 Ver “Estos son los candidatos a la gobernación de Bolívar”, ajacartagena, sin fecha, en http://
www.ajacartagena.com/inicio/index.php?option=com_content&view=article&id=3375:candid
atos-a-la-gobernacion-de-bolivar&catid=121:elecciones-2011&Itemid=180.
36 Ver “‘Buscaré hacer operativas las Ideas que Gobiernan’”, El Universal, 25 de junio de 2011
(recuperado el 30 de junio de 2011).
37 Ver “Vélez y Gossaín se inscribieron”, El Universal, 20 de julio de 2011, y “Juan Carlos Gossaín
se inscribió para la Gobernación de Bolívar”, El Universal, 20 de julio de 2011 (recuperados el
25 de julio de 2011).
38 Ver “Posibles candidatos del partido de la U”, El Universal, 21 de febrero de 2011 (recuperado
el 28 de febrero de 2011).
39 Ver “Piden aval para Miguel Raad o libertad de voto”, El Universal, 11 de julio de 2011 (recupe-
rado el 18 de julio de 2011).
40 Ver “Rosario Ricardo Bray, a la Gobernación por la U”, El Universal, 24 de junio de 2011 (recu-
perado el 28 de junio de 2011).
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 119
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
Este capítulo se cierra con unos breves datos sobre el proceso de
selección de los otros tres candidatos a la Gobernación de Bolívar,
brevemente mencionados al comienzo de esta sección. Primero, sobre
Dionisio Miranda, candidato del PDA, afrodescendiente, con buena
formación académica y defensor de causas sociales diversas, especial-
mente de grupos vulnerables. No había ocupado cargo público alguno,
pero se había presentado antes dos veces como candidato del PDA a la
gobernación de su departamento, la última en las elecciones atípicas
para elegir gobernador de Bolívar en 2010 porque el elegido en 2007
fue destituido. En esta ocasión, obtuvo un no despreciable 24% del
total de los votos y quedó de segundo. Dado el alto número de “tenden-
cias”, reconocidas formalmente como partes del partido (en la página
web del partido se reconocen nueve tendencias), el PDA fomenta los
mecanismos de coordinación en todos los niveles territoriales y delega
en ellos la preselección, nominación e inscripción de los candidatos a
cargos públicos electivos.41 En ese contexto, la Coordinadora Departa-
mental del PDA en Bolívar escogió a Miranda por unanimidad.42
Segundo, sobre el exsenador Jesús Puello, del PCC: en 2007, éste ha-
bía competido por la Gobernación de Bolívar en vano, y en 2010 también
había buscado ser elegido al Senado de la República, igualmente sin éxito,
pero en esta última ocasión su votación en el departamento fue la segunda
más alta por candidatos de su partido.43 Con este capital en sus manos, a
comienzos de febrero de 2011, Puello propicia una reunión del Directo-
rio Departamental del PCC en Cartagena para hablar de candidaturas y
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
41 Ver art. 12 de los Estatutos del Polo Democrático Alternativo, en http://www.polodemocratico.
Política y territorio
net/index.php?option=com_content&view=article&id=614:estatutos-del-polo-democratico-al
ternativo&catid=70:estatutos&Itemid=59 (recuperado el 3 de agosto de 2011).
42 Ver “El Polo no abrió campo a candidatos para la Alcaldía”, El Universal, 4 de agosto de 2001
(recuperado el 30 de agosto de 2011).
43 Ver Registraduría Nacional del Estado Civil, http://web.registraduria.gov.co/reselec2007_
esc/1028/x.html (recuperado el 4 de diciembre de 2011).
44 Ver “Conservadores buscan candidatos”, El Universal, 9 de febrero de 2011 (recuperado el 7 de
octubre de 2011).
120
alianzas con otros partidos, y que el “aliado natural” del PCC era el Partido
de la U.45
Tercero, sobre Mercedes Maturana, del Partido Verde. Estudió Inge-
niería Industrial y ocupó varios cargos públicos en la ciudad de Cartagena.
Fue candidata al Senado por el Partido Verde, pero no logró ser elegida,
aun cuando estuvo cerca. Probablemente, este relativo buen desempeño
en cuanto a votos constituyó el principal argumento para que las autorida-
des del partido acogieran su nombre para la gobernación.46 Era importante
para el Partido Verde hacerse sentir como partido en el mayor número de
SOD]DVGHOSDtVDVtODYRWDFLyQSRUVXVFDQGLGDWRVQRIXHUDVX¿FLHQWHSDUD
ganar el cargo en juego.
Por último, parece útil agrupar los quince procesos de selección de
candidatos descritos hasta este momento en tres categorías o “caminos”
para llegar a ser candidata o candidato. Cuatro de esos procesos se desa-
UUROODQFRQEDVHHQ¿UPDV0RYLPLHQWR6t(V3RVLEOH3RUXQD&DUWDJHQD
Social, Bucaramanga Evoluciona y Santander en Serio), y corresponden a
lo que podría llamarse “candidaturas personales”. Otros cuatro se apoyan
en partidos pequeños, que carecen de presencia en el Congreso o la tienen
escasa, pero se muestran “acogedores” frente a quienes buscan ser candi-
datos, sin importar por cuál partido (Partido ASI, Movimiento Afrovides
y Partido Verde, este último con dos candidaturas distintas). Finalmen-
WHVLHWHFDQGLGDWXUDVREHGHFHQDODYROXQWDGGHFRQJUHVLVWDVLQÀX\HQWHV
(PLC, con tres candidatos;; Partido de la U, con dos, uno del PCC y uno del
PDA, aunque en este último caso los que deciden no son congresistas sino
coordinadores regionales que negocian acuerdos entre sí).
Grosso modo, podría decirse que la mitad de las candidaturas (aque-
OORV TXH VH DSR\DQ HQ ¿UPDV PiV ORV TXH EXVFDQ SDUWLGRV DFRJHGRUHV
corresponden a candidaturas eminentemente personales, en las que la
candidata o el candidato decide lanzarse al ruedo, no necesita el permiso
de nadie y escoge la alternativa más conveniente para inscribir su nombre.
En el caso de la otra mitad, entran en juego las jerarquías de hecho de los
partidos, es decir, aquellas que acumulan las mayores votaciones a su fa-
vor, quienes sin embargo se ven forzadas a negociar no sólo entre sí, sino
aun con jerarquías intermedias o bajas, las cuales, en importante medida,
45 Ver “Compromisos de candidatos por el Partido Conservador”, El Universal, 2 de abril de 2011
(recuperado el 3 de abril de 2011).
46 Ver Registraduría Nacional del Estado Civil, http://www.registraduria.gov.co/elec2010/e26/
senado/E-26_SENADO_bolivar.pdf
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 121
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
“ponen los votos”. Por su parte, las autoridades propiamente tales de los
partidos desarrollan un papel mediador entre “los dueños” del proceso
(senadores y representantes) y contribuyen a éste reglamentando las nor-
mas legales del mismo, si bien en ocasiones (el Partido de la U y el PLC)
esa reglamentación parece exceder los principios estatutarios considera-
dos como demasiado idealistas. Y por supuesto, los avalan formalmente
ante las autoridades electorales para que puedan inscribir sus respectivas
candidaturas.
En el fondo de todo esto, por un lado, la democratización de los pro-
cesos de selección de candidatos a cargos uninominales brilla por su casi
total ausencia, pero por otro, vale la pena comentar algunos hallazgos en
materia de presencia femenina y de inclusión de sectores sociales mino-
ritarios.47 En relación con la presencia de la mujer como candidata a la
alcaldía, de ocho candidaturas examinadas, dos eran de género femenino,
una de las cuales tuvo un papel destacado en la contienda por la Alcaldía
de Bucaramanga. En cuanto a los siete candidatos para la gobernación,
HQWUHHOORV¿JXUDQGRVPXMHUHVGHODVFXDOHVXQD5RVDULR&HFLOLD5LFDUGR
compitió de igual a igual con el ganador, pero la otra no se destacó. En
total, cuatro mujeres entre quince candidatos. Ahora bien, si se miran los
resultados de las elecciones de 2007 en las dos ciudades aquí considera-
das, se constata que de quince candidatos que ambicionaron la alcaldía,
dos fueron mujeres (una de ellas, Judith Pinedo Flórez, ganó la Alcaldía de
Cartagena);; en cambio, entre nueve candidatos para las dos gobernacio-
QHVEDMRHVWXGLRQR¿JXUyXQDVRODPXMHU'RVPXMHUHVHQWUHYHLQWLFXDWUR
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
candidaturas.
En relación con la inclusión de minorías, sólo se considera el caso de
Campo Elías Terán, quien se precia de ser el “primer alcalde negro” de
Cartagena.48 En realidad, dada la mezcla de razas tan extendida que se ha
vivido en Colombia, es difícil establecer, salvo los casos incuestionables,
quién es afro o quién indígena. El otro caso merecedor de mención es el de
'LRQLVLR0LUDQGDHQ%ROtYDUTXLHQVLJXH¿JXUDQGRSHURHQVHJXQGRSOD-
no. En general, tanto en materia de género como de inclusión de minorías,
se registran avances pero todavía queda mucho por recorrer.
Política y territorio
47 No se trata el tema de la cuota femenina porque esa cuota, tal como se entiende en Colombia,
aplica únicamente a las listas de candidatos para corporaciones públicas.
48 Ver “Terán Dix: ‘Estoy orgulloso de ser el primer alcalde negro’”, El Universal, 31 de octubre de
2011 (recuperado el 20 de febrero de 2012).
122
Por otro lado, conviene destacar el abnegado esfuerzo, que se pudo
constatar a través de las entrevistas realizadas para esta investigación,
desplegado por parte de los directivos de los partidos Liberal, de la U,
Conservador, PDA y Verde, para impedir que personas con antecedentes
censurables fueran aceptadas como candidatos o candidatas.
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 123
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
A propósito de los siete principales candidatos a alcaldías y goberna-
ciones bajo estudio, la pretensión recién esbozada aplicaría solamente en
los casos de Bohórquez, Cote y Gossaín, del PLC, y en los de Pinto y Ri-
cardo, del Partido de la U, porque detrás de ellos existen partidos de nivel
nacional con organización estable, al menos en ese nivel. Pero tratándose
de los partidos que avalaron a Aguilar y a Terán –y a otros candidatos res-
SDOGDGRVSRU¿UPDVFRQVWLWXLGRVHQHOIUDJRUGHODFDPSDxDVLQQLQJXQD
SUHWHQVLyQGXUDGHUD\FRQXQDWRWDOLGHQWL¿FDFLyQHQWUHHOFDQGLGDWR\OD
máxima directiva del partido porque uno y otro son la misma persona–,
las inquietudes recién propuestas carecen de sentido. Aun a propósito de
los partidos “acogedores”, no es razonable esperar que las directivas de los
mismos se preocupen por lo que proponen o hacen sus candidatos. De ahí
que el tema del papel del partido en las campañas electorales sólo se desa-
rrollará a continuación, a propósito de los partidos Liberal Colombiano y
Social de Unidad Nacional.
Se tratará primero el caso del PLC. Cuando el proceso de selección
GH FDQGLGDWRV VH HQFRQWUDED HQ VX HWDSD ¿QDO D PHGLDGRV GH MXQLR GH
5DIDHO 3DUGR GLUHFWRU QDFLRQDO GHO SDUWLGR ¿UPD OD 5HVROXFLyQ
2694, mediante la cual “se reglamentan los compromisos asumidos por
los candidatos” a gobernaciones, alcaldías y demás cargos en juego en los
comicios de octubre de 2011.496HODMXVWL¿FDHQWUHRWUDVUD]RQHVHQYLU-
tud de que “(e)s compromiso de los candidatos avalados por el Partido
Liberal Colombiano acoger y acatar el ‘Compromiso por la transparencia
y PtQLPRVOLEHUDOHV’”.50 Con esta última frase, un tanto enigmática, se está
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
DOXGLHQGRDOWH[WRTXHHQGHELy¿UPDUWRGRFDQGLGDWROLEHUDOFXDQ-
do recibió el aval de su partido y que, en su parte sustantiva, dice:
La validez del aval concedido queda sujeta a la aceptación y suscripción del
mismo por parte del (de la) candidato (a) avalado (a), en los siguientes tér-
minos:
>«@(OODFDQGLGDWRDPDQL¿HVWDTXHFRQRFHDFHSWD\FXPSOLUiORVGHEHUHV
obligaciones y PtQLPRVOLEHUDOHV establecidos en la Resolución No. 2694 de
2011. […]
Política y territorio
49 El contenido de esta resolución fue enunciado por primera vez por el Director Nacional del PLC,
el 15 de marzo de 2011, cuando éste, en acto público muy promocionado por diversos medios
bajo el título “Nueva dimensión del Partido Liberal”, hizo la presentación pública de la “estrate-
gia publicitaria y programática” que daría el partido a sus candidatos para la jornada electoral
de octubre de 2011.
50 La cursiva es de quien escribe. Ver “Considerandos” de la Resolución 2694 de 2011. En http://
www.partidoliberalcolombiano.info/content/resoluciones
124
¿Cuáles son, entonces, los “mínimos liberales”? Su texto completo se
encuentra en la Resolución 2694 recién citada, así:
Artículo 1. Los candidatos a Gobernador y Alcalde avalados por el Partido Li-
beral Colombiano en las elecciones que se realizarán el próximo 30 de octubre
de 2011 se comprometen a:
[…]
2. Desarrollar un programa de gobierno comprometido con los principios del
liberalismo, la plataforma ideológica de la Colectividad y de acuerdo con los
PtQLPRVSURJUDPiWLFRVOLEHUDOHV, en virtud de los cuales se compromete a:51
Realizar rendición de cuentas de su gestión de forma semestral ante los
medios, los gremios, las minorías étnicas y otras fuerzas vivas de la re-
gión.
Destinar, al menos, el 20% del presupuesto de libre inversión a ejercicios
de presupuestos participativos.
Garantizar que, como mínimo, el 50% de la contratación total se ejecute
mediante licitaciones o convocatorias públicas.
Designar en cargos de responsabilidad al menos un 30% de mujeres y un
10% de menores de 30 años.
Implementar en su jurisdicción la aplicación de las Leyes de Primer em-
pleo y Víctimas, responsabilizando a una dependencia concreta del tema
con asignaciones reales de presupuesto.
Incluir en su Plan de desarrollo y generar políticas públicas durante su
mandato, que conduzcan al logro de:
Cobertura universal de programas de nutrición para menores de 5 años.
Educación gratuita para todos los niños y niñas de: 3 años de preescolar,
5 de básica primaria y 4 de básica secundaria.
La promoción de apoyos a jóvenes de hogares con ingresos bajos, para
que puedan acceder a la universidad.
Preservación del medio ambiente.
Construcción de vivienda digna de interés social.
Ampliación de la cobertura en servicios públicos domiciliarios, con énfa-
sis en el acceso de los más vulnerables.
3. […]52
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 125
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
sean implementados por sus candidatos una vez elegidos. Surge enton-
ces el interrogante sobre el grado de incorporación de los mismos en los
programas. Un ensayo de respuesta a esta inquietud, de todos modos in-
completo y con carácter exploratorio, se intenta a continuación a partir
del examen realizado a los programas de gobierno de los tres candidatos
liberales, Bohórquez, Cote y Gossaín, aun cuando, en aras de economizar
espacio, sólo se entra en algún detalle con respecto al programa de Cote.
El programa de gobierno de Luis Fernando Cote se titula “Programa
de Gobierno –Unidos por Santander– Luis Fernando Cote Peña –2012–
2015”.53 Consta de 67 páginas, divididas en ocho secciones. Resumiendo,
en ninguna parte de este programa aparece alusión alguna, directa o indi-
UHFWDDORVFRQWHQLGRVHVSHFt¿FRVGHORV³PtQLPRVOLEHUDOHV´TXH¿JXUDQ
en la Resolución 2694, aun cuando se encuentran algunas pocas frases o
temáticas generales que se acercan a ellos.54
Para completar el análisis del caso liberal conviene decir que la lectu-
ra cuidadosa de los programas de Bohórquez, “Bucaramanga, en la senda
del equilibro social”, y de Gossaín, “Bolívar nos necesita a todos”, arrojó
las mismas conclusiones recién manifestadas.55 Podría argumentarse, sin
embargo, que el espíritu de dicha resolución tiene eco en los tres progra-
mas analizados, pero ese nivel de generalidad no parece haber sido lo que
pretendía la Dirección Liberal.
En el caso del Partido de la U, no existe una orientación programática,
emitida por las directivas del mismo, tan detallada como la Resolución
liberal 2694. Lo que más se acerca a esta orientación es el compromi-
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
so, que se le pide a la candidata o candidato, en el momento de solicitar
el aval, de “honrar y divulgar la declaración programática del Partido”.56
En la página web del partido, dicha declaración es también denominada,
acertadamente, como “plataforma ideológica”, porque está constituida
53 El Programa puede ser consultado en PDF en http://www.santander.gov.co/gobernacion_mm/
HVWDWLFDLPDJHVGHVWDFDGRV¿OHVSURJUDPDVBJRELHUQR3URJUDPD*RELHUQRB/XLVB)HUQDQGRB
Cote.pdf
54 9HU ODV VHFFLRQHV VREUH ³9DORUHV´ SS ³3LODUHV LGHROyJLFRV \ ¿ORVy¿FRV´ SS \
“Articulación con el Plan Nacional de Desarrollo” (pp. 34-36).
55 El Programa de Gobierno de Bohórquez se puede consultar en http://www.yosoydevotoasan-
Política y territorio
126
por una amplia enumeración (siete páginas) de principios generales so-
bre lo que debe hacer y promover un gobierno del Partido de la U.57 Pero
esos principios carecen de la concreción que se espera de un programa de
gobierno.
Según los cinco casos aquí escudriñados, y probablemente como
ejemplos de una tendencia generalizada, los programas de campaña los
preparan los candidatos según su leal saber y entender. No se encontró
indicio alguno de que las directivas ejerzan control alguno, siquiera mí-
nimo, de lo que ofrecen sus candidatos. Y cabe preguntarse si es viable, y
aun aconsejable, que alguna vez lo intenten.
Conclusiones
Los hallazgos realizados en esta investigación develan serios desajus-
tes entre los planteamientos normativos sobre cómo debería funcionar
una organización llamada partido político, y lo que sucede en la práctica.
$¿QGHQRDQGDUDFLHJDVDOFRPLHQ]RGHHVWHDUWtFXORVHSODQWHyXQD
forma de entender qué es un partido, propuesta por Sartori, según la cual
“un partido es cualquier grupo político que se presenta a elecciones y que
puede colocar mediante elecciones a sus candidatos en cargos públicos”,
y se alegó que el término “grupo” debe entenderse como equivalente a
una organización, así ésta sea muy simple. A partir de este presupuesto
se argumentó que, si el partido es una organización orientada ante todo
a ganar elecciones, las autoridades de la misma deberían controlar, como
mínimo con un poder de veto, el proceso de selección de los candidatos
y el contenido de los programas de gobierno propuestos a nombre del
partido.
Ahora bien, lo que esta investigación encuentra son cuatro realida-
des que no se ajustan bien al planteamiento normativo recién enunciado.
Primera, en el caso de las candidaturas fraguadas dentro de partidos le-
JDOPHQWHUHFRQRFLGRVFRPRWDOHVHVSHFt¿FDPHQWH3&&3DUWLGRGHOD8
y PLC), las decisiones sobre quiénes serán los candidatos parecen quedar
en último término, no en manos de las autoridades del respectivo partido,
VLQR D PHUFHG GH ORV FRQJUHVLVWDV PiV LQÀX\HQWHV HQ OD FLUFXQVFULSFLyQ
electoral del caso. Segunda, varias personas llegan a ser candidatas valién-
dose de partidos registrados ante las autoridades electorales, los cuales se
prestan, tal vez por alguna contraprestación, para ser usados simplemen-
57 Esta declaración se encuentra en http://www.partidodelau.com/index.php?option=com_
zoo&view=item&Itemid=10 (recuperado el 18 de marzo de 2012).
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 127
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
te como trampolín electoral de esos candidatos. En esos casos, no es el
partido el que escoge el candidato, sino éste quien escoge cuál etiqueta
partidaria le conviene. Tercera, varios candidatos surgen sin el aval de un
SDUWLGRPRQWDGRVDKRUFDMDGDVVREUHXQSDTXHWHGH¿UPDVFLXGDGDQDV
Cuarta, no se detectó evidencia alguna de que las directivas de los partidos
escudriñados controlen el contenido de los programas de sus respectivos
FDQGLGDWRV¢6LJQL¿FDQHVWRVKDOOD]JRVTXHORVSDUWLGRVFRORPELDQRVQR
son lo que deberían ser?
$FRQWLQXDFLyQDSDUWLUGHODGH¿QLFLyQVDUWRULDQDGHSDUWLGRVHSODQ-
tea una respuesta a esta inquietud y a otras incoherencias recién señaladas.
Se trata de una respuesta heterodoxa que el lector sabrá evaluar. Empe-
zando por la tercera realidad, no es que algunos candidatos surjan sin un
partido que los inscriba ante las autoridades del caso, más bien, es que
ODFDQGLGDWXUDUHVSDOGDGDSRU¿UPDVSXHGHHVWDUGDQGRRULJHQDXQJUX-
po político que se presenta a elecciones, capaz de colocar mediante ellas
DVXFDQGLGDWRHQXQFDUJRS~EOLFR(QRWUDVSDODEUDVODV¿UPDVSXHGHQ
estar sirviendo de incubadora donde se desarrolla un partido político, y
le permiten simultáneamente al candidato superar una exigencia legal. El
SDUWLGRHVWDUtDFRQVWLWXLGRQRSRUODV¿UPDVVLQRSRUHOHTXLSRGHFDP-
paña creado por el candidato. Si está bien estructurado, ese equipo puede
lograr que el candidato conquiste la meta.
Algo similar sucede en relación con el candidato advenedizo que
recibe el aval de un partido reconocido por la ley. Ese aval no hace al can-
didato miembro del partido que lo acoge. Simplemente, ese aval permite
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
al candidato y a su equipo de campaña presentarse a competir por el cargo
deseado. Dicho en otra forma, ese aval hace viable el surgimiento de un
nuevo partido, asimismo, creación del candidato.
$SURSyVLWRGHODSULPHUDUHDOLGDGDUULEDFRPHQWDGDODGH¿QLFLyQGH
Sartori permite reinterpretar las aparentes incoherencias ya documenta-
das, en la siguiente forma: los llamados PCC, Partido de la U y PLC, así
como otros muchos partidos en las democracias del mundo, no todos, se-
rían propiamente federaciones o confederaciones de partidos políticos. En
el caso colombiano, cada partido que integra la federación, entendido a la
Política y territorio
sartoriana, estaría conformado por un congresista o por un líder regional
o local, quien con su respectivo equipo de campaña puede hacerse elegir.
O sea, existirían tantos partidos, casi cuantos son los candidatos. Éstos
se coaligan en varios conjuntos, envueltos los unos con una bandera roja,
los otros con una azul, y los demás con otros colores. Dichas banderas son
128
útiles porque dan votos. Pero detrás de cada una de las banderas no existe
un partido propiamente tal, sino un cuerpo burocrático que administra el
acceso de los partidos reales a ciertos recursos de singular importancia,
tales como usar la etiqueta aludida, acceder a la televisión, recibir dinero
para cubrir los gastos de campaña y aun para atender el funcionamiento
GHXQDVR¿FLQDVGXUDQWHHOSHUtRGRTXHYDGHXQDHOHFFLyQDODVLJXLHQWH
así como otras gabelas.
Lo anterior implica que el concepto de “partido político” tiene dos
sentidos diferentes: uno propuesto por los analistas de la política, por
ejemplo, Sartori, y otro, el que confusamente emplea la legislación de un
país. Si se quiere profundizar en la realidad contemporánea de los parti-
dos políticos, resulta imperativo distinguir entre estos dos sentidos. Así,
por citar un ejemplo, detrás de la etiqueta Partido de la U existe un solo
partido legalmente hablando, pero de hecho coexisten numerosos parti-
dos propiamente tales, entendidos según lo hace Sartori. Si se acepta la
interpretación así esbozada, las incómodas realidades recién menciona-
das dejan de ser incongruentes.
El ejercicio reinterpretativo aquí propuesto ambiciona generar un
debate que los politólogos hemos estado rehuyendo por años, el cual tie-
ne que ver con qué entender propiamente por partido político y cómo se
mide ese fenómeno. Para poder visualizar el futuro de los partidos en la
era digital, se requiere claridad sobre qué se entiende por partido político.
Sólo así se podrán proponer cursos de acción realistas.
Referencias
Acuña Villarraga, Fabián A. 2009. Partidos políticos y procesos de selección interna
de candidatos en Colombia. $QiOLVLV3ROtWLFR: 145-61.
Araújo Muñoz, Gonzalo. 2009. &RPSRUWDPLHQWRHOHFWRUDOGHODVIXHU]DVSROtWLFDVHQ
&RORPELD XQD PLUDGD WUDQVYHUVDO . Bogotá: Corporación Pensamiento
Siglo XXI y Fundación Konrad Adenauer.
Batlle, Margarita. 2011. La difícil tarea de seleccionar un candidato: cambios y con-
tinuidades en las estrategias de selección de candidatos en los partidos colombianos
(1990-2010). En Elecciones 2010: partidos, consultas y democracia interna, eds. Y.
Basset et al., 51-105. Bogotá: Universidad Externado de Colombia.
Botero, Felipe. 2009. Candidatos y candidaturas estratégicas de campaña en con-
textos de cambio. En ¿Juntos pero no revueltos?, comp. F. Botero, 69-81. Bogotá:
Universidad de los Andes.
Duque Daza, Javier. 2007. Institucionalización organizativa y procesos de selección
de candidatos presidenciales en los partidos Liberal y Conservador colombianos
1974-2006. (VWXGLRV3ROtWLFRV 31: 141-81.
El papel de la organización partidista en las campañas electorales: 129
dos ciudades y dos departamentos colombianos, 2011
Freidenberg, Flavia. 2005. Selección de candidatos, partidos y democracia en los paí-
ses andinos. En Democracia en la Región Andina, eds. K. Simple y D. Zovatto, 61-91.
Estocolmo: Transparencia e IDEA International.
Freidenberg, Flavia y Manuel Alcántara. 2009. Selección de candidatos, política par-
tidista y rendimiento democrático. En 6HOHFFLyQ GH FDQGLGDWRV SROtWLFD SDUWLGLVWD
y rendimiento democrático, eds. F. Freidenberg y M. Alcántara, 13-34. México: Tri-
bunal Electoral del Distrito Federal, Instituto Interuniversitario de Iberoamérica, y
otros.
García Oñoro, Jairo y Horacio Godoy. 2009. Partidos, movimientos y facciones en las
elecciones populares de alcalde en Barranquilla (Colombia), 1988-2007. Investiga-
ción & Desarrollo 17 (1): 62-83.
Gutiérrez, Francisco. 2007. ¢/R TXH HO YLHQWR VH OOHYy" /RV SDUWLGRV SROtWLFRV \ OD
GHPRFUDFLDHQ&RORPELD. Bogotá: Norma.
Hazan, Reuven Y. y Gideon Rahat. 2006. Candidate selection: Methods and con-
sequences. En Handbook of party politics, eds. R. S. Katz y W. Crotty, 109-121.
Thousand Oaks, CA: Sage.
Hershey, Marjorie R. y Paul A. Beck. 2003. Party politics in America. Nueva York:
Longman.
Katz, Richard S. y William J. Crotty (eds.). 2006. Handbook of party politics. Thou-
sand Oaks, CA: Sage.
Key, V. O., Jr. 1964. Politics, parties and pressure groups. Nueva York: Crowell.
Kline, Harvey. 1974. Selección de candidatos. Revista Cámara de Comercio de Bo-
gotá 16-17: 169-206.
Martz, John D. 1999. Political parties and candidate selection in Venezuela and Co-
lombia. Political Science Quarterly 114: 639-59.
Pachón, Mónica. 2002. El Partido Conservador y sus dinámicas políticas. En Degra-
GDFLyQ R FDPELR HYROXFLyQ GHO VLVWHPD SROtWLFR FRORPELDQR, comp. F. Gutiérrez,
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
130
Fulano de tal va por su aval.
Desconexión entre los niveles nacionales
y locales de los partidos políticos en Colombia1
Felipe Botero
Universidad de los Andes
David Alvira
Universidad de los Andes
Resumen
El éxito de un partido político suele medirse de acuerdo con su desempeño en las
elecciones del orden nacional, lo cual es algo que depende de las conexiones que los
partidos desarrollen con los ciudadanos en el nivel local. La fragmentación de los par-
tidos en Colombia implica que no hay estructuración ideológica y que las estructuras
partidistas son frágiles en el ámbito local. Por esto es interesante explorar la forma en
la que los candidatos del nivel local estructuran sus campañas políticas y cómo cons-
WUX\HQVXVSURJUDPDVGHFDPSDxDFRQHO¿QGHH[SOLFDUFyPRVHDUWLFXODODUHODFLyQ
con las estructuras nacionales de los partidos. Nuestra exploración de la política local
muestra que la institucionalización de los vínculos entre partidos y ciudadanos en este
nivel es bastante precaria. Los partidos ofrecen avales a diferentes candidatos;; los can-
didatos buscan el aval de diferentes partidos. Las agendas de campaña se construyen
de acuerdo con lo que los candidatos consideran como puntos atractivos para el elec-
torado pero no consultan con los partidos, ni éstos brindan asesoría sobre qué temas
impulsar. En esta medida, no es sorprendente que las propuestas de campaña de los
candidatos del nivel local guarden poca coherencia con las plataformas generales o las
ideologías de los partidos en los que están inscritos. Tampoco es sorprendente que en
la mayoría de los casos los candidatos acudan a los partidos únicamente por su aval.
Palabras clave
Partidos políticos, campañas, política local.
1 Agradecemos al Proyecto Fortalecimiento Democrático PNUD-IDEA-NIMD por el apoyo para
recolectar la información con la que se hizo esta investigación, y al Centro de Estudios en De-
PRFUDFLD\$VXQWRV(OHFWRUDOHVGHOD5HJLVWUDGXUtD1DFLRQDOGHO(VWDGR&LYLOSRU¿QDQFLDUOD
transcripción de la entrevistas. Igualmente, estamos agradecidos con nuestros colegas autores
de los otros capítulos de este libro por haber hecho valiosos comentarios a versiones anteriores
de este trabajo. Los yerros aún presentes son de nuestra entera responsabilidad.
tiene su participación en la política, y, por lo tanto, sus miembros pueden
disfrutar de los cargos a los que aspiran. Sin embargo, en Colombia es vox
pópuli que los partidos son fragmentados. Esto implica que no hay estruc-
turación ideológica y que las estructuras partidistas son frágiles en el nivel
local. Por esta razón, resulta muy interesante explorar la forma en la que
los candidatos locales estructuran sus campañas políticas y cómo constru-
\HQVXVSURJUDPDVGHFDPSDxDHVWRFRQHO¿QGHH[SOLFDUFyPRVHDUWLFXOD
la relación con las estructuras nacionales de los partidos. La paradoja que
quisiéramos tratar de entender es la indiferencia de las estructuras na-
Política y territorio
132
TXHORTXHSDVDHQHOiPELWRORFDOHVXQUHÀHMRGHODGLQiPLFDQDFLRQDO
salvo que en una escala más pequeña. Esto es, sin embargo, un supuesto
problemático que debe probarse de manera empírica. Justamente, en este
artículo nos preguntamos acerca de las dinámicas partidistas en el nivel
local. A pesar de la cuestionada utilidad de los logotipos partidistas, los
candidatos siguen usándolos con estrategia en sus campañas. ¿Qué fac-
tores permiten explicar la forma en que candidatos y partidos políticos se
articulan en el ámbito local? Este trabajo pretende hacer un aporte a los
estudios sobre partidos y elecciones locales a través de la documentación
GHODVOyJLFDVGHIXQFLRQDPLHQWRGHODSROtWLFDORFDOGHIRUPDHVSHFt¿FD
de los factores que articulan las relaciones entre candidatos y partidos.
Para dar respuesta a este interrogante, este capítulo se desarrolla en
cuatro secciones. La primera sección ofrece unos antecedentes sobre la
investigación de los partidos políticos en el nivel local en Colombia y el
marco teórico utilizado para el análisis. La segunda sección presenta el
análisis de las entrevistas y ofrece explicaciones sobre la forma en la que
se articulan los candidatos y los partidos en el ámbito local. La tercera
sección profundiza la explicación en el contexto de las campañas políticas
en Chocó y La Guajira. Por último, la cuarta sección presenta unas conclu-
VLRQHV\UHÀH[LRQHV¿QDOHV
1. Antecedentes
Los fenómenos locales en Colombia se han convertido, con el tiempo,
en asuntos que adquieren mayor relevancia para los estudios académi-
cos. En ese sentido, es posible encontrar literatura que trabaja procesos
GHSROtWLFDORFDODXQTXHVXHQIRTXHSUHGRPLQDQWHHVWiHQHOFRQÀLFWR\
el impacto que tiene éste sobre las instituciones democráticas, principal-
mente sobre las elecciones (Cubides, 2009;; García 2008). Sin embargo,
todavía es incipiente el estudio sobre procesos democráticos locales, las
elecciones locales y sus partidos políticos. Algo paradójico si se tiene en
cuenta que el campo de los partidos y las elecciones es, tal vez, uno de los
aspectos que ha tenido más estudios y desarrollos metodológicos (Duver-
ger 1961;; Mainwaring y Scully 1995;; Taagepera 2007;; Sartori 2009).
En ese sentido, resulta llamativo que mientras que la literatura de
ciencia política que examina los partidos políticos colombianos y las
elecciones en términos nacionales es abundante, los estudios sobre lo
que ocurre con esos mismos partidos dentro de las regiones y munici-
pios de Colombia son bastante limitados (Botero 1998 y 2009;; Losada
el caso colombiano, han sido de gran utilidad para entender y predecir los
efectos de las reformas políticas en el sistema de partidos y en los partidos
políticos mismos. Esto es especialmente válido si se examina la amplia
literatura que se produjo como consecuencia del cambio de sistema elec-
toral y político en 1991, y después de la Reforma Política que tuvo efecto
en 2003. Precisamente, estos enfoques han permitido que los estudiosos
de los sistemas electorales cuestionen si las reformas han sido efectivas, si
los partidos se han fortalecido o no, y si el sistema sigue siendo altamente
personalista.
Política y territorio
De igual manera, aproximaciones como la de Downs (1957) han in-
vitado a la ciencia política a entender el resultado de las acciones de los
SROtWLFRV GHQWUR GH OyJLFDV UDFLRQDOHV TXH EXVFDQ PD[LPL]DU EHQH¿FLRV
concretos. Si bien esta corriente no es propiamente la más desarrollada
en la ciencia política colombiana, sí ha dado bastantes pistas sobre quié-
134
nes son los políticos colombianos, qué objetivos se trazan y cómo planean
conseguirlos.
3RUWDOUD]yQHVYiOLGRD¿UPDUTXHEXHQDSDUWHGHODFLHQFLDSROtWLFD
colombiana ha entendido la política nacional con estos enfoques, de tal
suerte que es posible agrupar gran parte de los trabajos existentes dentro
de éstos. Por un lado, están los trabajos que documentan por extenso el
origen de los partidos colombianos, especialmente el Partido Conservador
(PCC) y el Partido Liberal (PLC). Aunque buen número de estos trabajos
se debaten entre la historia política y la ciencia política, su aporte ha sido
fundamental, en la medida en que han ayudado a entender cómo los par-
tidos políticos colombianos pueden hacer parte de diversas categorías de
la teoría, tales como los partidos de masas, partidos de élites o partidos
electorales (Latorre 2009 [1974];; González 1997;; Roll 2003;; Gutiérrez
2003). Uno de ellos es el estudio de Latorre (2009 [1974]), que invita a
UHÀH[LRQDUVREUHODVUHODFLRQHVSROtWLFDVGHQWURGHORVSDUWLGRVGHPDQHUD
HVSHFt¿FDGHO3/&\HO3&&
A través de diversas narrativas obtenidas mediante observación par-
ticipante, Latorre describe la forma en que los partidos tradicionales de
&RORPELDOOHYDEDQDFDERiOJLGDVGLVFXVLRQHVHQVXLQWHULRUSDUDGH¿QLU
sus candidatos presidenciales, sus directorios, y para evitar su fragmen-
tación. Además, Latorre muestra la importancia política de las elecciones
locales, o de “mitaca” –como se conocían durante el Frente Nacional–,
para los partidos políticos y para la democracia colombiana.2 De allí que
el estudio resulte relevante, pues nos muestra que las elecciones de mitaca
implicaban algo más que procedimientos democráticos y el cumplimiento
de las reglas pactadas en el Frente Nacional;; implicaban pulsos que de-
mostraban la fortaleza y el liderazgo de las corrientes políticas que existían
dentro del bipartidismo colombiano. Además, la forma en que los parti-
dos llevaban a cabo sus convenciones y los diferentes grados de consenso
TXHHQHOODVVHDOFDQ]DEDQUHÀHMDEDQHQEXHQDSDUWHODUHODWLYDFRKHVLyQ
de los partidos y su disciplina política. Con lo anterior, Latorre muestra
que el objetivo de varias convenciones era discutir la suerte del partido en
las elecciones locales. Esto tuvo efectos importantes en la selección de los
candidatos a la Presidencia y en el comportamiento de los congresistas en
cuanto a la disciplina que le debían al partido.
2 Es importante tener presente que para el período democrático descrito por Latorre, los únicos
que se elegían mediante el voto de los ciudadanos eran los diputados y concejales. Además, las
elecciones locales coincidían con las elecciones legislativas.
GLDQWHDSUR[LPDFLRQHVGLIHUHQWHVSRUXQODGRHVWiQODVUHÀH[LRQHVVREUH
el papel de las elecciones y el comportamiento de los actores políticos en
lo local, a partir de factores de contexto como la descentralización política,
HOFOLHQWHOLVPRRHOFRQÀLFWRDUPDGRFRORPELDQR$OYLUD%RWHUR\2UWHJD
2011;; Rubio 2003;; García 2010;; González 1997;; Velázquez et al. 2009;;
Roll, Merizalde y Rojas 2010). El eje de estas aproximaciones consiste en
entender los actores políticos y las elecciones locales como el resultado de
contextos en los que la dominación de los grupos ilegales y la lógica clien-
telista explican en buena parte el éxito de partidos políticos o de algunos
Política y territorio
individuos.
Por otro lado, distintos estudios tratan la evolución y el comporta-
PLHQWR HOHFWRUDO GH JUXSRV SURSLRV GH ORV GHSDUWDPHQWRV GHO 3DFt¿FR \
Suroccidente colombianos. Se trata de estudios que analizan las inciden-
cias de las reformas políticas –como la ampliación del sufragio universal
136
o la Constitución de 1991– en la movilización, la historia y la condición
socioétnica poselectoral de grupos minoritarios en el país, como los ne-
gros y los indígenas (Agudelo 2005;; Laurent 1997 y 2005). A diferencia de
los tres grupos discutidos anteriormente, estos estudios encontraron en el
aspecto identitario un factor clave para entender cómo negros e indígenas
se han movilizado políticamente y cómo responden a cambios en las insti-
tuciones que les permiten incluirse en la política electoral.
Por su parte, son muy pocos los estudios en rigor académicos3 que
articulan el comportamiento electoral local con su contexto y las moti-
vaciones individuales de sus actores. Precisamente, en esto consiste la
apuesta teórica de este trabajo. Esta propuesta busca investigar dichos
comportamientos en departamentos aún no analizados desde esta aproxi-
mación: Huila, Cauca, Bolívar, Chocó y La Guajira. Se hace especial énfasis
en los dos últimos departamentos, por razones que se discutirán más ade-
lante.
3 El PNUD Colombia ha desarrollado múltiples trabajos, con aportes muy valiosos, pero los estu-
dios no son propiamente académicos.
4 El esquema de este trabajo está inspirado en el trabajo de Rosenberg (1954). Su artículo es útil,
en la medida en que da luces sobre cómo procesar información recogida en trabajo de campo de
XQDIRUPDUHODWLYDPHQWHÀH[LEOH6LQHPEDUJRVXWHPDGHGLVFXVLyQHVODDSDWtDSROtWLFD
de cuentas puede ser mejor descrita como el proceso mediante el cual los
políticos explican a sus constituyentes cómo han velado por sus intereses.
En ese sentido, en épocas de elecciones los políticos y sus partidos deben
anticiparse a lo que los constituyentes van a exigir del siguiente político
en determinado cargo. Así, si el político y su partido han hecho parte de
la oposición en el período culminante, se espera que ofrezcan a los votan-
tes aquellas cosas en las que la pasada administración falló y que los
votantes quieran. Por su parte, se espera que el político o el partido que
busca reelección presente de la mejor forma los logros que su adminis-
tración ha tenido y les muestre a los votantes que reelegirlo es la mejor
Política y territorio
138
que voceros de los partidos políticos plantearon y su contexto, y por otra,
la relación que narra el político, la trayectoria y vínculos partidistas que él
mismo se adjudica.
Después de la reforma política de 2010, los partidos políticos tuvieron
la obligación de decidir de un modo directo a qué político le daban o le
quitaban el aval, al hacerse responsables por los miembros de su colecti-
vidad. En consecuencia, varios partidos políticos efectuaron una suerte de
purgas y dejaron sin aval a algunos de sus miembros. Antes, otros partidos
fueron tildados de “máquinas de avales” (Ungar y Arévalo s. f.;; Roll 2003),
lo que permite asumir que para dar avales, evaluaron con más fuerza los
criterios políticos que los jurídicos. En este escenario, hubo que revisar por
qué motivos los partidos aceptaron a sus candidatos y qué razones dieron
los candidatos mismos para explicar su vínculo con el partido por el que
participaron en las elecciones.
Lo anterior nos acerca a la segunda dimensión de este análisis: el can-
didato. Si bien la reforma política de 2010 prohíbe explícitamente la doble
militancia –con el objetivo de fortalecer los partidos políticos como co-
lectividades–, es posible que los candidatos se presenten a las elecciones
siguientes bajo el rótulo de un partido diferente, siempre que hayan renun-
ciado con doce meses de anterioridad a su partido inicial. Esto implica que
aun con restricciones, los candidatos pueden cambiar de partido político
y presentarse ante el electorado bajo un rótulo nuevo o de forma indepen-
diente, incluso presentarse como candidatos de un partido determinado
sin tener algún tipo de relación con éste distinta de la electoral. De allí que
el criterio de rendición de cuentas aplique también a la lógica electoral del
candidato, pues un partido que no les haya cumplido a sus constituyentes
probablemente perderá sus votos en la siguiente elección. Esto, es de es-
perar, va contra las intenciones de candidatos provenientes de ese tipo de
partidos. Por supuesto, esto también constituye toda una estrategia elec-
toral, y ese aspecto lo desarrollaremos más adelante. De todos modos, las
motivaciones que se encuentran en ambas formas de articulación son dife-
rentes, y así también debe ser su análisis.
El grueso de nuestros 43 entrevistados son políticos con experiencia,
es decir, ya han participado en elecciones anteriores o han estado vincu-
lados con su partido por un largo tiempo. Por ese motivo, cuando se les
preguntó sobre las razones que los motivaron a hacer parte de sus actua-
les partidos políticos y cómo llegaron a ser candidatos, sus respuestas se
relacionaban con su experiencia en trabajos comunitarios y la notoriedad
(Entrevistado 1)
Nos referimos a […] [el partido] comienza a hacer su trabajo escogiendo de
manera selectiva a las personas que van a aspirar. En [el partido] miramos
muy bien los antecedentes de las personas, los hacemos que conozcan los es-
WDWXWRVORVSRQHPRVD¿UPDUXQGRFXPHQWRHQHOFXDODXWRUL]DPRVDTXHHVDV
personas, o sea el candidato, sea investigado por los entes judiciales, con el
140
¿QGHTXHODVSHUVRQDVTXHVHOHVSLGDHODYDOVHDXQDSHUVRQDTXHQRWHQJD
antecedentes y que sea un ciudadano de bien. (Entrevistado 2)
En algunos partidos, el proceso de seguimiento a la hoja de vida de los
candidatos fue legal y político:
Aquí en Pasto […] hay que hacer seguimiento a [si] lo que esa persona dice es
cierto. La persona, digamos, dice que ha sido presidente de una acción comu-
nal: hay que recurrir, digamos, a la fuente para cerciorarse. No es que haya
TXHGXGDUVLPSOHPHQWHSRUGXGDU+D\TXHKDFHUOR+D\TXHYHUL¿FDUTXHORV
datos que el aspirante, digamos, coloque en su hoja de vida son verídicos. Ese
proceso lo vamos a hacer. (Entrevistado 3)
Sin embargo, nuestros relatos nos permiten constatar que puede ser
ingenuo pensar que las presuntas honestidad y trayectoria política del
candidato son los únicos requerimientos que los partidos exigen. Aún
más, tampoco habría por qué pensar que, en efecto, la única forma de
aspirar a estos cargos es a través de los partidos políticos. El nivel de acep-
tación y credibilidad que tenga la población de los líderes comunitarios en
cuanto a rendición de cuentas es también una razón para que eventual-
mente busquen un partido.
Van a aspirar, casi siempre son las personas que se postulan. O sea, si tú tie-
nes un interés de participar políticamente, casi siempre pones tu nombre a
consideración de la ciudadanía, y es como el nivel de aceptación que vayas
WHQLHQGR>«@FRPRHOTXHORJUDVSRVLFLRQDU¿QDOPHQWHFRPRXQDFDPSDxD
en Bojayá, por lo menos, ésa ha sido como la dinámica […] (Entrevistado 4)
Los PRYLPLHQWRV SROtWLFRV prácticamente cumplen un papel es de dar el
aval, no es una cosa […] no hay […] casi desde que se dio la elección popu-
lar de alcaldes, la dinámica casi que ha obedecido a criterios subregionales.
O sea, hay como dos vertientes que están como trazadas por el río. O sea,
Este testimonio anterior revela la debilidad del vínculo partidista, al
ilustrar la forma como el aval de un partido es secundario o instrumental
al deseo de aspirar a un cargo. No son los partidos los que están desa-
rrollando mecanismos para promocionar a sus militantes y otorgarles las
candidaturas a quienes realmente representan las banderas ideológicas
GH ORV PLVPRV 3RU HO FRQWUDULR VRQ ORV LQGLYLGXRV ORV TXH PDQL¿HVWDQ
una inclinación política, un deseo de ocupar un cargo público, y luego
deciden cómo pueden lograr ese objetivo. Es por esto que los partidos
DSDUHFHQFRPRPHGLRVSDUDORJUDUORV¿QHVSROtWLFRVGHORVFDQGLGDWRV6L
un partido no otorga el aval (“ya no es tan fácil como antes”), buscan otro.
Por otro lado, los candidatos también buscan la aceptación del elec-
torado y de sus partidos o movimientos apelando a su honestidad y
capacidad para rendirle cuentas a la ciudadanía.
>«@QRYHQLPRV¿QDQFLDGRVSRUQDGLHPL~QLFRFRPSURPLVRHVFRQHOSXHEOR
cartagenero, con la ciudad cartagenera, y no permito que entren terceros a mi
FDPSDxDFRQHO¿QGHEXVFDUEHQH¿FLRVSURSLRVSDUDVXEROVLOOR1XHVWURIXQ-
damento es acabar con las promesas incumplidas;; nosotros no podemos jugar
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
FRQODGLJQLGDGGHOSXHEORFDUWDJHQHURQRSRGHPRVMXJDUFRQODFRQ¿DQ]DGHO
pueblo cartagenero, y aquí se necesita un alcalde preparado, un alcalde ho-
nesto, un alcalde con experiencia, un alcalde con la trayectoria para manejar
y gerenciar la empresa más grande de la ciudad. (Entrevistado 6)
Mi papá fue alcalde, mi padre fue alcalde en Taminango, y hay un buen tra-
bajo hecho de liderazgo hace mucho tiempo, pues yo estuve como funcionario
catorce años y me di a conocer. El contacto mío era con la gente del campo,
contacto personal con la gente;; he vivido en el servicio de la empresa que
presta allá en el municipio, entonces me conocen mucho, y siempre, fuera
de eso, el servicio prestado al [partido], los favores que se podían hacer por
aparte, por servicios de salud o haciéndoles favores personales acá a la gente
Política y territorio
142
dinámicas internas son importantes, y tanto políticos como candidatos
encuentran la motivación para participar más juntos en la viabilidad de
su relación.
$VROLFLWXGGHPXFKRVPLHPEURVGHODVSREODFLRQHVGHODVFXDOHVVHEHQH¿FLD-
ron de mi gestión como concejal, decidí aceptar por última vez ser candidato.
Y me inscribí, pues, en el partido donde por muchos años milité o milito;;
reuní los requisitos que exigen los estatutos del partido, que establece la ley,
y participé en la selección con 33 candidatos más, de los cuales se escogieron
GLHFLQXHYH3RUPLSHU¿OQRSHQVpTXHPHSXGLHUDQDOJXQDYH]H[FOXLUKDVWD
TXHGHSURQWRFRQODMXVWL¿FDFLyQGHTXHKDEtDTXHFXPSOLUFRQODFXRWDGH
género, decidieron sacarme en una reunión que hizo el Directorio, en la cual
participaron congresistas y excongresistas, y donde se parcelaron los cupos
que había para ocupar las listas en el partido de candidatos. Me extrañó. Yo
SHQVpTXHSRUPLSHU¿OPHIXHUDQDHVFRJHUGDGRTXHODPLVPDOH\\ORVHVWD-
tutos dicen que después de la cuota de género tienen derecho propio quienes
estén ejerciendo como concejal en ejercicio. (Entrevistado 8)
No, no se decidió desde Bogotá;; hubo un consenso. Es más, la mayoría de los
FDQGLGDWRVDO¿QDOGLHURQVXDSR\RD>O@>FDQGLGDWR@RVHDVLW~ORYHVGHVGH
el punto de vista más objetivo, tú puedes decir: no es que la mayoría deci-
dió por [el candidato], no Bogotá. Yo no lo vería desde el punto de vista de
Bogotá, porque si Bogotá hubiese dicho, o sea… lo que Bogotá hizo fue respal-
dar la mayoría, mas no tomó la decisión, porque si Bogotá hubiera tomado la
decisión, hubiese dicho: “Bueno, es pequeño el que tiene menos apoyo”;; ésa
hubiera sido la decisión de Bogotá. (Entrevistado 9)
b. Estrategia
Como se vio, en la rendición de cuentas hay con más frecuencia as-
pectos estratégicos. Los candidatos y los partidos políticos muestran que,
además de la presunta capacidad para rendir cuentas, la viabilidad e ido-
neidad del candidato o del partido son parte fundamental de la relación
que se establece. A pesar de que esto no es una sorpresa, pues el objetivo
de los candidatos y de los partidos es ganar –algunas veces a como dé
lugar, otras, en franca lid–, sí resulta interesante poder documentar las
razones que voceros de los partidos y los candidatos dan para explicar o
MXVWL¿FDUORVYtQFXORVSROtWLFRVFRPRHVWUDWpJLFRV&ODURHVLQHYLWDEOHHYL-
tar los eufemismos para explicar casos de trasfuguismo o casos en los que
la relación entre ambos actores es puramente estratégica. Pero la oportu-
nidad de hacerlo permite discutir la validez de la teoría de acción racional
impulsada por Downs (1957) y Aldrich (1995). En efecto, hace bastantes
años Downs propuso partir del supuesto de que “[los] partidos políticos
son un equipo de personas que buscan llegar al gobierno con el único ob-
jetivo de disfrutar del ingreso, el prestigio y el poder que supone manejar
El no haber obtenido el aval de este partido en particular no hubiera
sido un obstáculo en las aspiraciones de este candidato. Con seguridad,
Política y territorio
144
Desconozco cómo hicieron la selección los directivos del partido. Igualmente,
me imagino que tuvo que ser por meritocracia, porque allá había un trabajo
que se venía realizando antes de que el partido […]. Yo ya tenía desde el mes
de diciembre de 2010 haciendo un trabajo social e igualmente participativo
con la sociedad de Cartagena y pegado a la alcaldía de[l] [municipio]. Enton-
ces, sería por eso que dieron el trabajo, y obviamente me inscribí en el listado.
Hicieron su selección;; no sé, vuelvo y le repito, cómo hicieron esa selección,
pero gracias a Dios salí seleccionado para representar los intereses del parti-
do. (Entrevistado 11)
Dar explicaciones más profundas sobre la lógica de la estrategia para
vincular candidatos y partidos políticos en este punto supondría especular.
Sí parece existir evidencia para pensar que estas relaciones estratégicas
también están mediadas por el capital político de los candidatos, así como
para asumir las formas de vinculación de compadrazgo y amistades den-
WURGHORVPRYLPLHQWRV$GHPiVDPEDVGHVFULSFLRQHVSHUPLWHQMXVWL¿FDU
el supuesto de elección racional mencionado por Downs. Esto en ningún
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
momento quiere decir que los candidatos y sus partidos dejen de lado sus
buenas intenciones o sus deseos de trabajar para la comunidad. Lo que
quiere decir es que en la competencia electoral los candidatos tienen como
único objetivo llegar al poder, y para ello, se vinculan estratégicamente
con los partidos o movimientos.
Sin embargo, otro candidato nos muestra un camino más largo para
OOHJDUDHVWDD¿UPDFLyQ6XUHODWRHVFODUDPHQWHHOPiVFRQWURYHUVLDOUHV-
pecto a la teoría que supone que los partidos son instituciones endógenas,
creadas, reformadas y abusadas por estos actores. Dentro de esta escuela
Política y territorio
de pensamiento, los políticos no tienen metas partidistas per se;; en cam-
bio, tienen metas más fundamentales, y los partidos políticos son el único
mecanismo mediante el cual pueden alcanzarlas (Aldrich 1995, 4). Con
WRGRODD¿UPDFLyQGHXQRGHORVFDQGLGDWRVGDPDWLFHVGLIHUHQWHV
146
Soy el delegado del [partido] en la Dirección Nacional y tomé la decisión de
coger la bandera porque vi que casi que íbamos a una debacle porque co-
rríamos el peligro de que el [partido] se difuminara y terminaran muchos de
nuestros amigos respaldando candidaturas oportunistas, desde nuestro pun-
to de vista político. (Entrevistado 13)
Lo documentado antes invita a presentar al menos dos de las múlti-
SOHV\GLYHUVDVUHÀH[LRQHVTXHODVQDUUDWLYDVSURSRQHQ3RUXQDSDUWHHV
claro cómo –para los entrevistados– existe una suerte de moral política:
las razones por las que se vincularon a diferentes partidos debían ser jus-
WL¿FDGDVGHVGHORSURJUDPiWLFR\ORLGHROyJLFR)XHSRVLEOHGDUQRVFXHQWD
de que, en alguna medida, existe prevención frente al uso del término es-
trategia. Esto terminaría concediendo la razón a la literatura de elección
racional, pues sería evidencia de comportamientos que buscan minimizar
los costos de la participación política, dejando de lado aspectos “desea-
bles” como la representación política y las relaciones programáticas. Así
mismo, vimos cómo los representantes de los movimientos sociales vincu-
lan sus candidatos y cómo la honestidad es recurrente en las explicaciones
sobre su militancia.
3RURWURODGRYDOHODSHQDYROYHUVREUHODVD¿UPDFLRQHVTXHQRVLQ-
vitan a pensar que no todas las relaciones políticas son estratégicas y que
aún hay campo para lo ideológico. Con exagerada franqueza, un candidato
nos habló de las razones por las que, a pesar de estar condenado a la de-
rrota política, dado el origen de su partido, insistía en la militancia y en
c. Ejes programáticos
Las discusiones sobre ideología son amplias y contienen varios ma-
WLFHV 6LQ HPEDUJR FRQVLGHUDPRV TXH ODV GH¿QLFLRQHV GH LGHRORJtD HQ
general, pueden entenderse desde dos posturas: desde el individuo y desde
los partidos. En ese sentido, la ideología desde la perspectiva del indivi-
duo puede entenderse como un conjunto de conceptos que lidian con las
preguntas sobre quiénes deben ser los gobernantes, bajo qué principios
deben gobernar, y constituyen un argumento, en la medida en que in-
tentan convencer y contrarrestar visiones diferentes de un mismo asunto
(Gerring 1997). La ideología de los individuos determina en buena parte
el orden de sus acciones, especialmente en lo político, según Downs (1957,
96). Por otra parte, el mismo autor da pistas sobre la ideología entendida
GHVGHORVSDUWLGRVSROtWLFRV$¿UPDTXHORVSDUWLGRVLQYHQWDQVXLGHRORJtD
y la ponen en el mercado político. Esto permite a los individuos distinguir
\SUHIHULUDSDUWLGRVHVSHFt¿FRVGHDFXHUGRFRQLPiJHQHVYHUEDOHVGHOR
que se cree que es una buena sociedad, así como los mecanismos princi-
pales para construirla que ofrezcan los partidos.
Los entrevistados parecen proveernos del marco adecuado para poner
HQVLQHUJLDDPEDVGH¿QLFLRQHV\GLVFXWLURWUDVTXHSXHGHQVHUGLIHUHQWHV
En efecto, para algunos de los entrevistados, los vínculos con sus partidos
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
se construyen por una profunda compatibilidad que tienen con sus ideas,
respecto a los mecanismos para construir una buena sociedad y a quién
y cómo debe gobernar. Se trata de un grupo minoritario que con sus pro-
puestas de campaña da claras muestras de respaldo a la ideología por la
TXHVXSDUWLGRVHFRQRFHHQ&RORPELD(VSRVLEOHSHQVDUTXHODD¿QLGDG
de ideas entre uno y otro sea el motor del vínculo entre candidato y par-
tido. Aún más, uno de los entrevistados reconoce que por su ideología y
militancia no tendrá mayor éxito en las elecciones, y, sin embargo, insiste
en hacerlo con la única intención de mantener su partido vivo:
Política y territorio
148
de ellos;; el temor mío fundamental era que frente a la situación política
del Chocó, muchas de las personas que quieren hacer cambios se fueran.
(Entrevistado 13)
eVWH HV HO UHODWR PiV GLFLHQWH HQ FXDQWR D LGHRORJtD \ D¿QLGDG GH
causas que dieron los entrevistados. En este caso, la ideología del entre-
vistado es fundamental para que él se presente como candidato, a pesar
de que no es de su interés. Al mismo tiempo, su declaración informa so-
bre lo importante que es para él poder formar parte de un partido que
SURPXHYDLGHDVFRQODVTXHVHLGHQWL¿FDFRPRKDFHUFDPELRVRYLYLUOD
vida revolucionaria. Por otro lado, algunos entrevistados también com-
partieron razones para participar, apelando especialmente a argumentos
normativos para gobernar que, por supuesto, estaban en consonancia con
sus propias creencias.
Las directivas del partido, pero sobre todo la claridad programática del par-
tido. Eso es, yo creo, es el elemento substancial que más nos sirve como eje
sobre el cual se mueven nuestros criterios: un ideario de unidad que está con-
cebido para enfrentar al neoliberalismo, para enfrentar la toma y el saqueo
de nuestra riqueza;; es un elemento que sin lugar a dudas nutre y baña to-
dos nuestros criterios y nuestro discurso. Yo creo que es de los principales
aportes. Y el tema de recursos es muy precario: el [partido] es un partido de
trabajadores, un partido muy pequeño que no tiene esa chequera, pues, de
HPSUHVDULRVQLPXFKRPHQRVSDUD¿QDQFLDU3HURDHVWRVHOHDSOLFDXQYLHMR
criterio de los partidos de izquierda, que es apoyarse en los esfuerzos propios,
\HQORVHVIXHU]RVGHORVWUDEDMDGRUHV\GHODVPDVDVVXVDSRUWHVSDUD¿QDQ-
ciar esta tarea. (Entrevistado 14)
Nuestro entrevistado no informó con precisión cuál era el ideario de su
partido;; sin embargo, mencionó algunas ideas promovidas desde afuera,
desde su partido, que eran puntos importantes para que él pudiera pro-
mover sus ideas políticas, su visión de una buena sociedad. Además, nos
FXHQWDFyPREXVFDpOPHGLDQWHVXLGHRORJtD¿QDQFLDUVXFDPSDxDGHQWUR
del mismo partido. Es decir, éste es un escenario en el que el candidato se
vincula al partido por su base ideológica, y no material o estratégica. Los
esfuerzos económicos que hace para adelantar su campaña dentro de este
partido obedecen, al parecer, también a una ideología.
Los candidatos arriba reportados nos mostraron cómo la ideología es
una razón importante para que algunos candidatos se vinculen con par-
tidos políticos. Sin embargo, exploramos sólo algunas razones que ellos
mencionaron para querer estar en su partido y ser candidatos, sin haber
detallado cómo éstas se constituyen en una invención puesta en el merca-
do político. En este sentido, creemos que es importante brindar una corta
discusión sobre el mecanismo que permite a los candidatos articular la
150
ORVSDUWLGRVSROtWLFRV\VXGHELOLWDPLHQWRPLHQWUDVTXHORVEHQH¿FLDGRV
son sobre todo los individuos.
$GHPiVHVLPSRUWDQWHKDFHUHODQiOLVLVHQXQFRQWH[WRPiVGH¿QLGR
pues no todos los departamentos comparten las mismas características
políticas. En ese sentido, esta sección explora el uso de las categorías en
los departamentos de Chocó y La Guajira. La razón por la que se decidió
hacer énfasis en estos departamentos tiene dos dimensiones: una política
y una étnica.
En cuanto a la dimensión política, se eligieron estos departamentos
porque, como lo documentan Agudelo (2005) y Laurent (2005), sus pro-
FHVRV SROtWLFRV WLHQHQ JUDQGHV LQÀXHQFLDV GHO ELSDUWLGLVPR 'H DOOt TXH
sean los partidos tradicionales los que aún predominan o, en su defecto,
los partidos que surgieron a partir del Partido Liberal o el Partido Con-
servador (Giraldo y López 2006;; Wills 2009). Por lo tanto, vale la pena
discutir si la forma en que los vínculos se construyen es igual a la interpre-
tada en los demás casos o si hay diferencias, gracias a la tradición política
de estos departamentos.
En cuanto a la dimensión étnica, el énfasis se hace en estos dos de-
partamentos porque es importante informar sobre el proceso político que
en la actualidad vive una población que por tradición fue separada de la
SROtWLFD(QHIHFWRSDUDHOFDVRGH&KRFyHOGHVXSREODFLyQVHD¿UPD
como negra y el 12% como indígena. Es decir, el 99% de la población hace
parte de los grupos étnicos minoritarios del país. Por su parte, el 44% de
ORVKDELWDQWHVGH/D*XDMLUDVHLGHQWL¿FDFRPRLQGtJHQD\HOFRPR
QHJURORTXHVLJQL¿FDTXHFHUFDGHOGHOWRWDOGHODSREODFLyQWDPELpQ
pertenece a las etnias no dominantes en el país (DANE 2007).
a. Chocó
El caso de las campañas del Chocó se caracterizó por su personalismo
y por la relativa lejanía del partido en las campañas de los candidatos a las
diferentes corporaciones. Así, fue común ver que aquellos candidatos que
aspiraban a ser elegidos como gobernadores no promocionaban a los co-
partidarios que buscaban llegar a otro tipo de cargos. Y, por el contrario,
sólo algunos candidatos a órganos colegiados vinculaban en sus campa-
ñas al candidato a gobernación de su partido. Con todo, esto obedecía más
a razones de efecto arrastre, que a razones de acción colectiva y coheren-
cia programática.
Ambas situaciones nos permiten plantear un escenario en el que para
los candidatos a órganos colegiados y a la gobernación del departamen-
to, el partido es una suerte de atajo para presentarse a las elecciones. En
este caso, los partidos que sirven de plataforma a los candidatos no son
conglomerados que representan rupturas sociales del tipo propuesto por
Lipset y Rockan (1967), sino asociaciones de individuos que les permiten
presentarse a elecciones de forma legítima y obtener poder mediante és-
tas (Aldrich 1995). En consecuencia, asistimos a campañas de candidatos
y partidos más caracterizadas por la fuerza política y el carisma de sus
personajes, que por la fuerza de la colectividad que representaban.
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
con una buena educación no necesariamente se deja la pobreza de lado, no
necesariamente salimos adelante. Y tenemos buenas personas, muchas per-
sonas bien, educadas, “profesionales”, pero aún seguimos siendo pobres, muy
pobres, y cada vez, tal vez, más pobres, en términos generales […] Aunque hay
personas que salen adelante, obviamente. (Entrevistado 15)
152
No obstante, y a pesar de que algunas candidaturas tenían alian-
zas que no se sostenían en ningún otro estrato de la política, algunos
aspirantes a la alcaldía revirtieron la situación anterior, por cuanto se
asociaron con partidos que les proporcionaban respaldo político o ideo-
lógico:
Se decidió después por [este partido] porque nosotros requerimos tener una
articulación a nivel nacional porque sólo la Alcaldía de Quibdó aislada no va
a lograr. Entonces necesitamos una articulación a nivel nacional [y el otro]
[…] partido tenía candidato. Entonces no quisimos enfrentarnos acá, sino que
más bien [fundamentalmente para] mantener la paz política acá. (Entrevis-
tado 12)
Ser candidato en el Chocó por [este partido] es casi ser un extraterrestre en la
política. No es normal, por eso no hay candidatos. Y yo me lanzo precisamente
porque yo vi que se iba a desmoronar la lista de Asamblea y las de Concejo.
¡Estaban a punto de diluirse! Había dos o tres, pero nadie más se acercaba,
nadie más buscaba a [este partido]. La corriente mayoritaria es ir con el pre-
supuesto, ir con el gobierno. Puede que en Bogotá haya un poquito diferente,
pero por lo menos acá en estas regiones no, eso es el presupuesto, la preben-
da, la cosa. (Entrevistado 13)
El partido MIRA merece una mención aparte, ya que sí contaba con
una escuela política y una estrategia partidista tanto para las campañas
como para las agendas políticas de sus participantes, para todos los cargos
a los que presentaron candidatos.
Así, si bien nuestro ejercicio dista de ser representativo por cuenta
de las técnicas utilizadas, sí nos permite presentar el relativo grado de
aislamiento en el que se encuentran las estructuras locales de los parti-
dos políticos en el Chocó y en su capital. También nos permite proponer
DOJXQDVFRQVHFXHQFLDVTXHWLHQHWDODLVODPLHQWRWDQWRHQODLGHQWL¿FDFLyQ
de problemas y formulación de propuestas como en los niveles de perso-
nalismo político.
b. La Guajira
Mucho tiempo ha pasado desde que en Colombia se dejó de hablar
del Frente Nacional como forma de alternar el poder político. Sin embar-
JRDVtVHUH¿ULHURQDXQDFRDOLFLyQGHSDUWLGRVsui generis que se formó
para respaldar la campaña de uno de los dos candidatos a gobernación
en el departamento de La Guajira. Dicha coalición unía a partidos –tradi-
cionalmente antagónicos– como el Partido Liberal, Partido Conservador,
Partido Verde, Partido de la U, Polo y PIN, para respaldar una candidatu-
ra. Se trataba de una alianza bastante particular en la gobernación que sí
suponía vínculos con los candidatos a las alcaldías, en cuanto cada partido
'HDFXHUGRFRQODÀH[LELOLGDGGHGLFKRSDFWRUHVSHFWRDFDQGLGDWXUDV
para las alcaldías, de estos mismos partidos salieron varios candidatos
para la Alcaldía de la capital, Riohacha. Sin embargo, se esperaba que los
miembros de los partidos de la coalición apoyaran explícitamente al can-
didato a gobernación. Por la ruptura de este pacto, uno de los candidatos
para la Alcaldía de la capital llegó a ser acusado de doble militancia, por
su presunto apoyo al adversario político de la coalición:
Aquí hay particularidad, y es que hay una ruptura que hoy inclusive está en
conocimiento del Consejo Nacional Electoral. Por ejemplo: el partido x con-
verge ahí actualmente [en la Fuerza Guajira]. Desde la Dirección Nacional del
partido se supone que aquí en La Guajira ese partido va aliado con el candida-
to conservador, pero resulta que aquí en lo local [Riohacha], el candidato de
ese partido para la alcaldía está aliado con el candidato del partido contrario.
Está haciendo una ruptura de esa alianza […] en realidad, son alianzas de
poder, y no, programáticas. (Entrevistado 17)
por la Gobernación del departamento, por una parte. Y por otra, de di-
ferentes candidaturas a la Alcaldía de la capital que respaldaban –en
teoría– a un solo gobernador. Dicho esto, es posible establecer que las
razones que explican el vínculo de los partidos y de los candidatos en esta
coalición son principalmente estratégicas: el pacto garantizaba a los par-
tidos y candidatos unas campañas respaldadas y con menos competidores
en el futuro. En cuanto a los criterios de selección de otras candidaturas,
se pudo constatar que los vínculos se construyen a partir de la estrategia
o de la capacidad de rendir cuentas (accountability) que ambos actores
Política y territorio
tuvieran:
En política –nosotros decimos–, lo que vale en política son los votos […]
Fulanito de tal quiere aspirar. Pero yo tengo que tener un respaldo. ¿Un res-
paldo de quién? ¿Cuál es mi base? ¡Ah, Pedro Pérez! Pedro Pérez fue alcalde
de Riohacha, fue gobernador y respalda la candidatura de fulanito. Por lo
tanto, eso le da a él una importancia o […] un peso en cuanto al manejo de
154
la parte política […] pues ya tú tienes un respaldo;; no es igual si tú tienes un
amigo senador que te respalda, si tú tienes un amigo representante que te
respalda, se te van a facilitar las cosas, ¿verdad? Ésa es una de las formas.
(Entrevistado 16)
Para fortuna nuestra, habíamos desarrollado un proceso con comunida-
des indígenas. Nosotros lideramos con el Ministerio de Cultura y con otras
entidades el proceso de reconocimiento de la UNESCO al palabrero como
patrimonio material de la humanidad y lideramos, también –con una con-
vocatoria del Tercer Laboratorio de Paz–, unos recursos desde el fondo que
permitieron que ganáramos una convocatoria para unos recursos de coopera-
ción internacional que se aplicaron en procesos de comunidades indígenas de
la tierra. Con esta carta de presentación llegamos al partido, a una asamblea
de las autoridades indígenas regional, y solicitamos inscripción en este par-
tido. Ellos estudiaron este antecedente nuestro y a partir de ahí permitieron
[que] nuestra candidatura fuera avalada […] es un espacio independiente: no
tenemos alianzas con candidatos a la Gobernación. (Entrevistado 17)
las plataformas generales o las ideologías de los partidos en los que están
inscritos. Tampoco es sorprendente que, en la mayoría de los casos, los
candidatos acudan a los partidos únicamente por su aval.
Si bien el espíritu de la reforma política de 2010 buscó responsabilizar
a los partidos por los candidatos que patrocinaran con su aval, nuestra
H[SHULHQFLD PRVWUy TXH HVWH LQFHQWLYR GLVWD PXFKR GH VHU HO ¿OWUR SULQ-
cipal que las colectividades usan para seleccionar a sus candidatos. En
ese sentido, para el grueso de los entrevistados bastó con ser compadre,
asociado o apadrinado por alguien de mayor capital político, literalmente,
Política y territorio
156
nes. La capacidad para lograr dicho objetivo se centra en tener un lazo
estrecho con un grupo de votantes. En términos ideales, la conexión entre
votantes y partidos se lograría a través de una plataforma ideológica clara
que el partido diría representar. De esta forma, el logotipo del partido
actuaría efectivamente como un “atajo informativo”, como un mecanis-
mo para atraer individuos que compartan ideales similares. Sin embargo,
cuando los partidos no son capaces de construir estructuras locales es-
tables, y cuando los candidatos optan por un partido como instrumento
–incluso cuando en teoría son ideológicamente distantes–, los ciudadanos
quedan a la deriva para encontrar representantes adecuados que puedan
velar por sus intereses políticos.
Referencias
Agudelo, Carlos Efrén. 2005. 0XOWLFXOWXUDOLVPRHQ&RORPELDSROtWLFDLQFOXVLyQ\
exclusión de poblaciones negras. Medellín: IEPRI.
Aldrich, John. 1995. Why parties?: The origin and transformation of political par-
ties in America. Chicago: The University of Chicago Press.
Alvira, David, Felipe Botero y Bibiana Ortega. 2011. Factores de riesgo por anomalías
en votos blancos, nulos y tarjetas no marcadas y por limitaciones a la competencia
electoral. Elecciones de alcalde 2000, 2003 y 2007. En: Mapas de riesgo por ano-
PDOtDVHLUUHJXODULGDGHVHOHFWRUDOHV(OHFFLRQHVORFDOHV\UHJLRQDOHV, octubre 2011.
Bogotá: Misión de Observación Electoral.
Batlle, Margarita, Paola Montilla, Margarita Marín y Yann Basset. 2011. Elecciones
2010: partidos, consultas y democracia interna. Bogotá: Universidad Externado de
Colombia.
Botero, Felipe. 1998. El Senado que nunca fue: la circunscripción nacional después de
tres elecciones. En: (OHFFLRQHV\GHPRFUDFLDHQ&RORPELD. Ana María Be-
jarano y Andrés Dávila. Bogotá: Fundación Social, Departamento de Ciencia Política,
Universidad de los Andes, Veeduría Ciudadana a la Elección Presidencial.
Botero, Felipe, 2009. Reforma electoral y comportamiento estratégico: campañas
electorales de candidatos al congreso. En: ¿Juntos pero no revueltos? Partidos,
candidatos y campañas en las elecciones legislativas de 2006 en Colombia. Felipe
Botero. Bogotá: Ediciones Uniandes.
Carey, John y Matthew Shugart. 1995. Incentives to cultivate a personal vote: A rank
ordering of electoral formulas. Electoral Studies 417-439.
Cubides C., Fernando, 2006. La participación política del campesinado en el contexto
de la guerra: el caso colombiano. En La construcción de la democracia en el campo
latinoamericano. Ed. Hubert C. Grammont, 132-157. Buenos Aires: CLACSO, Conse-
jo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
DANE, Dirección de Censos y Demografía, 2007. Colombia una nación multicultu-
ral: su diversidad étnica. Bogotá: DANE.
Lipset, Seymour y Stein Rokkan. 1967. Cleavage structure, party systems, and voter
alignment: An introduction. En Party systems and voter alignments: Cross-national
perspectives, eds. Seymour Lipset y Stein Rokkan, 1-50. Oxford: Free-Press.
/RVDGD 5RGULJR 5HÀH[LRQHV VREUH HO HVWDGR DFWXDO GH OD FLHQFLD SROtWLFD HQ
Colombia En&RORPELD3DSHO3ROtWLFR16: 9-27.
158
Mainwaring, Scott y Matthew S. Shugart. 2002. Presidentialism and democracy in
Latin America. Buenos Aires: Paidós.
Mainwaring, Scott y Timothy R. Scully. 1995. Building democratic institutions. Stan-
ford: Stanford University Press.
Rodríguez-Raga, Juan Carlos. 2006. Voto preferente y cohesión partidista: entre el
voto personal y el voto de partido. En /D UHIRUPD SROtWLFD GH ¢OD VDOYDFLyQ
GHORVSDUWLGRVSROtWLFRVFRORPELDQRV", eds. Gary Hoskin y Miguel García, 161-189.
Bogotá: Uniandes, Fundación Konrad Adenauer.
Rodríguez-Raga Juan C. 2002. ¿Cambiar todo para que nada cambie? Repre-
sentación, sistema electoral y sistema de partido en Colombia: capacidad de
adaptación de las élites políticas a cambios en el entorno institucional. En De-
JUDGDFLyQ R FDPELR HYROXFLyQ GHO VLVWHPD SROtWLFR FRORPELDQR, ed Francisco
Guitérrez, 221-260. Bogotá: IEPRI, Norma.
Rodríguez-Raga, Juan Carlos y Felipe Botero. 2006. Ordenando el caos. Eleccio-
nes legislativas y reforma electoral en Colombia. 5HYLVWDGH&LHQFLD3ROtWLFD25:
138-151.
Roll, David, Efraín Merizalde y Nidia Rojas. 2010. Financiación de campañas elec-
torales en el nivel local. La dinámica de los pequeños contribuyentes. Votos son
favores: el caso de La Belleza, Santander. En ¿Democracias prepago? El control de la
¿QDQFLDFLyQGHODSROtWLFDXQUHWRSDUD&RORPELD\/DWLQRDPpULFD, ed. David Roll,
255-293. Bogotá: IDEA, PNUD, Universidad Nacional de Colombia.
Rosenberg, Morris. (1954-1955). Some determinants of political apathy. The Public
Opinion Quarterly 18 (4): 349-366.
Sartori, Giovanni. 1976. Parties and party systems: A framework for analysis. Cam-
bridge: Cambridge University Press.
Sartori, Giovanni. 2009. La democracia en treinta lecciones. Madrid: Taurus.
Taagepera, Rein. 2007. Predicting party sizes: The logic of simple electoral systems.
Oxford: Oxford University Press.
Taagepera, Rein y Bernard Grofman. 1985 . Re thinking Duverger’s Law: Predicting
WKHHɣHFWLYHQXPEHURISDUWLHVLQSOXUDOLW\DQG35V\VWHPV3DUWLHVPLQXVLVVXHV
equals One. European Journal of Political Research 341-352.
Taagepera, Rein y Matthew S. Shugart. 1989. Seats and votes. 7KHHɣHFWVDQGGHWHU-
minants of electoral systems. Nueva Haven: Yale University Press.
160
Entrevistado 8, entrevista de Laura Wills y Bibiana Ortega. Entrevistas PNUD (10 de
octubre de 2011).
Candidato 9, entrevista de Bibiana Ortega a un candidato a la Alcaldía de Cartagena.
Entrevistas PNUD (10 de octubre de 2011).
Entrevistado 17, entrevista de David Alvira y Fredy Barrero. Entrevistas PNUD (1º
de septiembre de 2011).
Virginie Laurent
Universidad de los Andes
Resumen
Este capítulo presenta un panorama general de la movilización electoral indí-
gena en las dos últimas décadas en Colombia, con énfasis en las elecciones de
DXWRULGDGHVORFDOHVGHRFWXEUHGH'HPDQHUDPiVHVSHFt¿FDVHLQWHUHVDSRU
las estrategias implementadas por organizaciones y/o líderes que se reivindican
como indígenas (o dejan de hacerlo), desde su inserción en el escenario electoral a
principios de los años noventa y a raíz de la Reforma Política de 2003.
Palabras clave
Elecciones, organizaciones indígenas, partidos políticos, autoridades locales, Co-
lombia.
1 Las informaciones y los análisis presentados en este capítulo son fruto de estudios doctorales
y posdoctorales sobre movilizaciones sociales y político-electorales indígenas en Colombia y en
$PpULFD/DWLQD\GHXQDLQYHVWLJDFLyQ¿QDQFLDGDSRUHO&HQWURGH(VWXGLRV6RFLDOHV&(62
de la Universidad de los Andes, titulada 3REODFLRQHV LQGtJHQDV \ SROtWLFDV 9HLQWH DxRV GH
multiculturalismo en Colombia. La autora quiere agradecer a Isabela Marín y Natalia Garbiras,
asistentes de investigación, por su valiosa colaboración en la recolección de los datos electorales
GHODxR\ODHODERUDFLyQGHORVFXDGURV\JUi¿FRVSUHVHQWDGRVHQHVWHWH[WR,JXDOPHQWH
agradece a Bibiana Ortega y José Ricardo Puyana por los aportes que hicieron a su primera
versión.
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 163
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
Introducción
De las dinámicas políticas llamativas en América Latina en las últi-
mas décadas se destaca la proyección creciente de las “minorías” y de “lo
étnico” en el escenario electoral, tendencia de la que Colombia no queda
aislada.2 Basta con mencionar algunos ejemplos, por cierto emblemáticos
pero entre muchos otros, para dar cuenta del fenómeno. Sin hablar de la
sugestiva llegada de Evo Morales a la presidencia de Bolivia en 2005, pue-
de recordarse, para el caso colombiano, la presencia de Lorenzo Muelas y
Francisco Rojas Birry entre los miembros de la Asamblea Nacional Cons-
tituyente de 1991, respectivamente elegidos en nombre del Movimiento de
Autoridades Indígenas de Colombia (AICO) y de la Organización Nacional
Indígena de Colombia (ONIC);; la designación de Jesús Enrique Piñacué,
de la Alianza Social Indígena (ASI), como opción vicepresidencial del
candidato Antonio Navarro de la Alianza Democrática-M-19 (AD-M-19)
en 1994;; la victoria de Floro Alberto Tunubalá para la Gobernación del
Cauca en 2000, a partir de una amplia coalición de fuerzas lideradas por
las organizaciones indígenas del departamento;; o incluso la cuestionada
elección de Ati Quigua por el Polo Democrático Alternativo (PDA) en el
Concejo de Bogotá en 2003,3 todos episodios recientes de la vida política
de Colombia que se asocian a lo que puede leerse hoy como veinte años de
movilización electoral indígena en el país.
Así, paralelo a lo que pudo interpretarse como una “crisis de la repre-
sentación” (Tanaka y Jácome 2010;; Mainwaring, Bejarano y Pizarro 2008;;
Rosanvallon 1998), y con base en la reivindicación de “ciudadanías más
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
6REUHH[SHULHQFLDV\UHÀH[LRQHVDFHUFDGHODUHSUHVHQWDFLyQSROtWLFDGHODVOODPDGDV³PLQRUtDV´
en Colombia y América Latina –concebidas como tales desde su exclusión de las tomas de de-
cisiones, antes que por su peso poblacional–, ver, por ejemplo, Agudelo (2005), Albó (2003),
Bareiro, López, Soto y Soto (2004), Brett (2006), Cunin (2003), Escandón (2011), Escobar,
Martínez y Adames (2005), Lacroix (2005), Laurent (2005, 2007, 2008 y 2010), Le Bot (1994),
León J. et al. (2005), Massal (2005), Ortiz (2004 y 2007), Recondo (2001), Van Cott (2005),
Política y territorio
164
iPELWRGHODVHOHFFLRQHVGHDFWRUHVLGHQWL¿FDGRVFRPRdiferentes, antes
ausentes de ellas, entre ellos los indígenas, para el caso de América Latina.
Al respecto, por un lado, es notable, en Colombia como en otros países
de la región, el giro progresivo de las organizaciones indígenas nacidas
en los setenta –y hasta entonces ante todo enfocadas en demandas y mo-
vilizaciones sociales– hacia la opción de competir por los poderes local,
regional y nacional, a través de las elecciones.4 Por otro lado, cumple un
SDSHOVLJQL¿FDWLYRHQGLFKRIHQyPHQRODVHULHGHFDPELRVLQVWLWXFLRQDOHV
y constitucionales implementados en la mayoría de los países del conti-
nente y concretados en Colombia a través de la reforma municipal de 1986
\ODDGRSFLyQGHOD&RQVWLWXFLyQGHFRQHO¿QR¿FLDOGHDPSOLDUORV
mecanismos de participación popular, acabar con todas las formas de dis-
criminación y favorecer una mayor inclusión.5
Con base en estas transformaciones ocurridas tanto en los repertorios
de acción del movimiento indígena como en las reglas del juego electoral
±\WHQLHQGRHQFXHQWDODIRUPDFRPRpVWDVVHPRGL¿FDURQGHQXHYRGHVGH
entonces, en especial a partir de la llamada Reforma Política de 2003–,
estas páginas proponen un acercamiento a las elecciones municipales
\ GHSDUWDPHQWDOHV GHO GH RFWXEUH GH 'H PRGR PiV HVSHFt¿FR
buscan plantear unas apreciaciones generales sobre las dinámicas y resul-
tados que atañen a lo que puede entenderse como movilización electoral
indígena, pero también la manera como es pertinente relacionar su lec-
tura y explicación en esta fecha, a partir de una mirada temporal más
amplia, para su puesta en perspectiva en el contexto de las dos últimas
décadas. Para ello, en la primera parte se procede a una serie de aclaracio-
nes iniciales. Se hace una precisión terminológica sobre cómo se entiende
aquí dicha PRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQD –con una advertencia acerca
de qué tienen de indígenas las fuerzas y/o los líderes y lideresas políticos
que se adentran en este proceso–, y, con base en la experiencia de la ASI
(Alianza Social Indígena/Alianza Social Independiente), se muestra cómo
4 Se hace aquí una distinción entre organizaciones político-sociales que tienen una función de
representación de las comunidades indígenas (unas frente a otras, así como frente al Estado,
las organizaciones no gubernamentales y/o las organizaciones internacionales, la sociedad en
general), y organizaciones político-electorales que buscan ampliar esta misma función de re-
presentación a partir del escenario electoral. Aunque no de manera mecánica, y con matices y
excepciones, se puede notar cierta correspondencia, entre unas y otras, de estas organizaciones.
Para profundizar sobre este aspecto, ver Laurent (2005).
5 Sobre debates relativos a la articulación entre pluralismo cultural, Estado y democracia, y
sus expresiones en escenarios latinoamericanos, ver, por ejemplo, Benhabib (2002), Kymlic-
ka (1996), Leca (1996), Lijphart (1984), Norris (2003), Pitkin (1985), Borrero (2003), Chaves
*URV+RɣPDQQ\5RGUtJXH]/DXUHQW\/ySH]9DQ
Cott (2003 y 2005).
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 165
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
el uso del término “indígena” puede ser objeto de debates. Con ello, se
FRQWULEX\HDFODUL¿FDUSRUTXpPiVDOOiGHODSUHVHQWDFLyQGHORVGDWRV
relativos a las elecciones locales de octubre de 2011, tiene sentido ubicar-
los dentro de un espectro temporal de veinte años, y en qué medida puede
ser relevante interesarse por las dinámicas electorales de grupos de po-
blación –indígenas– estimados en apenas el 3,4% del total de habitantes
(Departamento Nacional de Planeación 2010, 153).6 En la segunda parte
se hace énfasis en la forma como, precisamente, han evolucionado con el
tiempo las estrategias, los logros y límites de organizaciones y personajes
VLJQL¿FDWLYRV TXH VH UHLYLQGLFDQ FRPR LQGtJHQDV HQ HO SDLVDMH HOHFWRUDO
colombiano de las dos últimas décadas, para luego enfocarse en las candi-
daturas y la asignación de curules originadas con motivo de las elecciones
de autoridades locales de 2011. A manera de conclusión –abierta–, se tra-
]DQ XQDV UHÀH[LRQHV LQVSLUDGDV HQ HVWRV UHVXOWDGRV \ ORV UHWRV TXH FRQ
base en ellos se esbozan hoy en día para las organizaciones político-elec-
torales que surgieron en el seno del movimiento indígena colombiano.
a propiciar.
6 En el ámbito regional, vale la pena mencionar que, contrario al caso de Colombia, la población
indígena se estimaba en el 66,2% del total de habitantes en Bolivia, y el 6,8% en Ecuador, en 2001,
según datos de la Cepal (http://celade.cepal.org/redatam/PRYESP/SISPPI/);; y en el 30% en Perú
para el año 2007, según datos de Unicef (http://www.unicef.org/lac/PERU_revisado.pdf).
166
D $FHUFDGHODGLYHUVLGDGUDWL¿FDGDHQHOHVFHQDULRHOHFWRUDO
De acuerdo con el reconocimiento oficial de la diversidad en la so-
ciedad, la Constitución de 1991 plasmó para los grupos étnicos –en
especial, entre ellos, los indígenas– una serie de derechos específicos
fundados en el reconocimiento de sus particularismos culturales, para
promover su supervivencia y con el fin de contrarrestar la “desigualdad
de sus condiciones” engendrada por el anterior esquema de pertenencia
nacional.7 Entre los nuevos derechos que apuntan a velar por la “igual-
dad en la diferencia” y se acompañan de medidas de acción afirmativa
destinadas a asegurarla resalta la garantía de una representación en el
Congreso de la Republica, con la creación de circunscripciones electo-
rales especiales que aseguran dos curules LQGtJHQDV en el Senado y una
en la Cámara.8
Con base en esta apertura al paradigma del multiculturalismo,
combinado con la ampliación de las prerrogativas ciudadanas en ge-
neral, los indígenas tendieron a convertirse en nuevos actores en la
palestra electoral colombiana (Botero 2011;; Laurent 1997 y 2005). De
este momento en adelante, empezaron a competir de forma masiva
y en todo el país, no sólo para llegar a sus “curules reservadas”, sino
también –aspecto importante de tener en cuenta– para asegurar su
presencia en las alcaldías, los concejos municipales, las asambleas
departamentales y las gobernaciones. Por movilización electoral
indígena, se concibe así el conjunto de candidatos, programas, estra-
tegias, discursos y resultados de organizaciones reconocidas por los
organismos electorales que se reivindican bajo este calificativo, aun-
7 Hasta entonces, la Ley 89 de 1890 –declarada anticonstitucional en 1996– se refería a “la manera
como deben ser gobernados los salvajes que vayan reduciéndose a la vida civilizada”. La pro-
puesta constitucional de 1991 se acerca, por su parte, a la fórmula de “ciudadanía multicultural”
que avanza Kymlicka (1996) para conjugar garantías del sistema de ciudadanía liberal clásica
–fundada en los valores universales y la igualdad– con el reconocimiento de derechos culturales
GLIHUHQFLDOHVSDUDJUXSRVHVSHFt¿FRVHQHVWHFDVR³PLQRUtDVQDFLRQDOHV´HVGHFLUFXOWXUDVDQWH-
riormente dotadas de autogobierno.
3DUDOHODPHQWHOD&RQVWLWXFLyQGHUDWL¿FDHOGHUHFKRGHORVLQGtJHQDVDDFFHGHUDODSUR-
piedad de territorios colectivos (resguardos) y a disponer de autoridades políticas propias
FDELOGRVUHFRQRFHORVLGLRPDVLQGtJHQDVFRPRR¿FLDOHV\UHJLVWUDHOGHUHFKRGHORVKDELWDQWHV
indígenas del país a la doble nacionalidad en zonas de frontera;; propone su trato adaptado a su
HVSHFL¿FLGDGFXOWXUDOSDUDHGXFDFLyQVDOXGPHGLRDPELHQWH\MXVWLFLD\VHxDODODQHFHVLGDG
de que se respete la integridad cultural, social y económica de las comunidades indígenas, y de
llevar a cabo una consulta previa de éstas para tomas de decisiones y leyes que las involucran.
Ver, entre otros, Gros (1993), Laurent (2005), Padilla (1995), Pineda (1997). Por otra parte, vale
la pena mencionar que para la Cámara de Representantes funciona también una circunscrip-
ción nacional especial que asegura dos curules para comunidades afrocolombianas. Ver Agudelo
(2005), Cunin (2003), Escandón (2011).
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 167
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
que también agrupan a no indígenas entre sus filas;; igualmente, se
contemplan casos de candidatos y elegidos que a título personal se
identifican como indígenas, indiferentemente de las fuerzas políti-
cas a las que pertenecen. No obstante la naturaleza de por sí extensa
de esta definición, se hace necesario proponer una distinción, por un
lado, entre organizaciones cuya trayectoria proviene del movimien-
to indígena de los años setenta, que desde principios de los noventa
aspiraron a tener representación por vía de las elecciones;; y por otro
lado, perfiles que –como algunos que se han puesto de manifiesto en
el marco de las circunscripciones electorales especiales–, más allá de
reivindicarse como “indígenas”, se relacionan con iniciativas sobre
todo personales, y no necesariamente articuladas con el movimiento
indígena.9
Así las cosas, el Movimiento de Autoridades Indígenas de Colombia
(AICO) –relevo nacional de su predecesor regional, conocido como Mo-
vimiento de Autoridades Indígenas del Suroccidente– y la Organización
Nacional Indígena de Colombia (ONIC), se movilizaron por primera vez
para elecciones en el país con la convocatoria de la Constituyente de 1991.10
Cada una de estas organizaciones obtuvo entonces una curul a través de
sus representantes en dicho espacio de debate. Unos meses después,
FXDQGRD¿QDOHVGHPD\RGHHO0RYLPLHQWR$UPDGR4XLQWtQ/DPH
¿UPyODSD]FRQHOJRELHUQRGH&pVDU*DYLULDFRQTXLVWyDVX
vez el derecho a la participación de uno de sus excomandantes, Alfonso
Peña Chepe, sin voto pero con voz, en la Asamblea Constituyente. Al cabo
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
de cuatro años, en 1994, tres fuerzas competían en el escenario electoral
en nombre del movimiento indígena. Mientras que AICO se mantuvo, la
ONIC se dividió para dar forma a dos organizaciones paralelas, antes de
renunciar a su personería jurídica y a la opción de la contienda electo-
ral: la Alianza Social Indígena (ASI) –creada en 1991 y activa como tal
hasta ser rebautizada como Alianza Social Independiente en 2011 (ver
dicha experiencia fue fuente de inspiración para la formación de otras organizaciones indígenas
en todo el país, hasta el nacimiento de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC),
en 1982. Paralelo al CRIC y la ONIC, el Movimiento de Autoridades Indígenas del Suroccidente
$,62WDPELpQWRPyIRUPDHQHOGHSDUWDPHQWRGHO&DXFDD¿QDOHVGHORVDxRVVHWHQWDUHFKD-
zando la presencia de numerosos asesores “blancos” en el CRIC y el carácter, ante todo, gremial
–y no cultural– de la organización, y con el objetivo proclamado de defender una política que
apuntaba a ser PiVDXWpQWLFDPHQWHLQGtJHQD. Sobre estas organizaciones indígenas de la “pri-
mera generación” en Colombia, ver, entre otros, Bonilla (1995), Gros (1991), Laurent (2005).
168
más adelante)– encabezaría principalmente la representación de la po-
blación indígena de la zona andina;; por su parte el Movimiento Indígena
Colombiano (MIC) –creado en 1993 y presente en la palestra electoral
hasta 1998– asumió el liderazgo en la zona selva-llano (ver Laurent 1997
y 2005).
Pero además de estas organizaciones, vale la pena mencionar
algunas candidaturas indígenas dentro de los llamados “partidos tra-
dicionales” –Liberal y Conservador– y, más recientemente, entre un
sinnúmero de fuerzas que se proclaman como “alternativas” o “inde-
pendientes”, tales como el Polo Democrático Independiente, luego
convertido en Polo Democrático Alternativo;; el Movimiento Huella
Ciudadana, Cambio Radical o el Partido de Integración Nacional. Asi-
mismo, pueden subrayarse la aparición y desaparición sucesivas de
YDULDVDJUXSDFLRQHVFX\DGHQRPLQDFLyQEXVFDUHÀHMDUXQYtQFXORGLUHF-
to con la población indígena y sus experiencias de movilización social:
Partido Indígena Colombiano, Visión Étnica Huella Ciudadana, Movi-
miento Social e Indígena, entre otros. Si bien resulta difícil proponer
un rastreo exhaustivo de dichas experiencias para elecciones de auto-
ULGDGHV ORFDOHV ±SRU OD LPSRVLELOLGDG GH WHQHU FODULGDG VREUH HO SHU¿O
de cada candidato para dichas corporaciones–, las circunscripciones
reservadas para candidaturas “indígenas”, en el marco del Congreso de
la República, sí se prestan para ofrecer una buena ilustración de estas
tendencias (ver los cuadros 1 y 2).11
Cuadro 1
Senado: Circunscripción Especial Indígena
Año de
Partido/ Movimiento Candidato Voto Elegido
elección
Votos por la lista 40.845
Movimiento de
Autoridades Indígenas de Lorenzo Muelas 28.366 Sí
1994 Colombia AICO
Floro Alberto Tunubalá 12.413
Movimiento Indígena
Gabriel Muyuy 14.245 Sí
Colombiano MIC
11 Para una visión de conjunto, consultar los datos generales de la Registraduría Nacional del Es-
tado Civil (RNEC);; para ejemplos concretos al respecto, ver Laurent (2005), y más adelante en
estas páginas.
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 169
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
Movimiento
de Autoridades
Martín Tengana 18.224
Indígenas de
Colombia AICO
1998 Alianza Social Indígena
Francisco Rojas Birry 29.236 Sí
ASI
Movimiento Indígena
Gabriel Muyuy Jacanamejoy 17.381
Colombiano MIC
Movimiento Ciudadano Remedios Fajardo 2.641
Movimiento
de Autoridades Indígenas Efrén Félix Tarapues Cuaical 35.215 Sí
de Colombia AICO
Alianza Social Indígena
José Domingo Caldón Quira 19.776
ASI
Partido Indígena
Marcelino Chindoy Chicunque 11.266
Colombiano PIC
Huella Ciudadana Francisco Rojas Birry 29.578 Sí
Frente Social y Político Lorenzo Muelas 12.012
Partido del Socialismo
2002 Antonio Jacanamijoy 11.279
Democrático
Movimiento Defensa
Myriam Chamorro 8.082
Ciudadana
Movimiento Convergencia
Jhony Aparicio Ramírez 5.546
Ciudadana
Movimiento Comunal y
Benjamín Jacanamijoy 5.210
Comunitario
Movimiento
de Autoridades
Álvaro Ignacio Iguarán 4.654
Tradicionales Wayu
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
de Uribia
Votos por la lista 4.797
Movimiento de Autorida-
des Indígenas de Colombia Ernesto Ramiro Estacio 9.901
2006 AICO
Lorenzo Almendra Velasco 6.926 Sí
Votos por la lista 10.584
Alianza Social Indígena
Jesús Enrique Piñacué Achicué 24.196 Sí
ASI
María Eulalia Yagaría González 9.123
Política y territorio
170
Partido de Integración
Votos por la lista 11.202
Nacional PIN
Votos por la lista 2.945
Movimiento Germán Bernardo Carlosama 15.081 Sí
de Autoridades Indígenas
de Colombia AICO Floro Alberto Tunubalá Paja 4.402
Ernesto Hernández Jusayu 1.584
Votos por la lista 10.509
2010 Alianza Social Indígena Marco Aníbal Avirama 6.364 Sí
ASI María Clemencia Herrera 5.550
Hernando Chindoy Chindoy 4.999
Votos por la lista 7.186
Polo Democrático Marcelino Chindoy Chicunque 1.586
Alternativo PDA Gerardo Antonio Jumi Tapias 1.271
Adelmo Tintinago Majín 976
Votos por la lista 2.913
Movimiento Social
Aida Marina Quilcue Vivas 17.522
Indígena MSI
Alfredo Rafael Martínez 1.429
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 171
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
Cuadro 2
Cámara de Representantes: Circunscripción Especial Indígena
Año de
Partido/ Movimiento Candidato Voto Elegido
elección
Movimiento de Autoridades
Lorenzo Almendra Velasco 70.463 Sí
Indígenas de Colombia AICO
Resguardo Indígena Zenú Huella
Pedro César Pestana Rojas 45.793
Ciudadana
Cabildo Indígena de Rioblanco
Fredy Romeiro Campo 14.633
Frente Social y Político
Cabildo Indígena
Álvaro Corpus Pito 6.183
2002 de Pioya/ONIC
Roberto Dacsarara
Movimiento Asocbari 3.692
Axdobidora
Organización Gonawindua
Moisés Alberto Villafaña 40.040
Tayrona
Comunidad Indígena
de Cristianía Movimiento Vía Amanda Tascón Panchi 22.529
Alterna
Macrorregión de la Amazonía
Casimiro Cabrera 3.884
ONIC
Movimiento
de Autoridades Indígenas Roger Luis Bernal Millán 7.165
de Colombia AICO
Alianza Social Indígena ASI Rosa Tulia Iguarán Epieyu 19.136
172
Paralelo a esta diversidad de rasgos y dinámicas perceptible entre
candidatos y organizaciones que se asumen como “indígenas”, es menes-
ter subrayar que desde principios de los noventa la indianidad –es decir,
ODUHLYLQGLFDFLyQGHXQDLGHQWLGDGHVSHFt¿FDFRPRWDO±KDWHQGLGRDFRQ-
vertirse en argumento para conquistar votos. Observada en las últimas
décadas (Laurent 2007), la puesta en escena de lo indio a través de temas
y lemas asociados de manera estereotipada a la idea de una “sabiduría
indígena”, se aprecia como un componente recurrente en las estrate-
gias electorales llevadas en las escalas local, regional y nacional, tanto en
Colombia como en otros países de la región: con referencias explícitas,
por ejemplo, a la armonía entre el hombre y la naturaleza, a sociedades
equitativas y tomas de decisiones comunitarias, que muchas veces son
respaldadas por el uso de un vestido, unas plumas o el pelo largo.12
Sin embargo, incluso las organizaciones cercanas al movimiento in-
dígena se distinguen por su contacto permanente con elementos que no
se limitan a lo indígena, en cuanto al electorado que procuran tocar y,
por tanto, al contenido de los proyectos que encarnan. Lejos de enfocarse
solamente en el destino de las comunidades indígenas, sus plataformas
programáticas buscan tener alcance en la sociedad colombiana en su con-
junto, con preocupaciones amplias, por ejemplo, por la paz, la democracia
o el medio ambiente, expresadas desde los indígenas pero para toda Co-
12 6REUH HVWD GLQiPLFD GH D¿UPDFLyQ LGHQWLWDULD KDFLD OR LQGtJHQD QR TXHGD GXGD GH TXH WDO
FRPR OR D¿UPD -HDQ)UDQoRLV %D\DUW ³HQ SROtWLFD HO KiELWR Vt KDFH HO PRQMH´ \
que dichos procedimientos recuerdan la noción de “invención de la tradición” señalada por
Hobsbawm y Ranger (1983): más allá de “discursos fundadores” –trátese de peticiones de las
organizaciones indígenas o de leyes implementadas desde el Estado– que se empeñan en pro-
tegerla en nombre de su carácter inamovible para proteger la cultura, la tradición se mueve
por múltiples procesos de adaptación, apropiación y (re)invención. Paralelamente, así como
ORLOXVWUD&KULVWRSKH-DɣUHORWFRQEDVHHQHVWXGLRVGHFDVRVUHDOL]DGRVHQOXJDUHVWDQYDULDGRV
como India, Sudáfrica, Líbano y Polonia, vale la pena tener en cuenta la forma como “la na-
WXUDOH]DGHPRFUiWLFDGHXQUpJLPHQSXHGHLQÀXHQFLDU±RLQFOXVRUHPROGHDU±ODVLGHQWLGDGHV
colectivas, preséntense éstas como fundadas en la religión, la lengua, la raza o la casta” (2011,
9). Entre numerosos ejemplos de la consagración de la indianidad en “palabras” e “imágenes”,
pueden señalarse los folletos de campaña de candidatos indígenas en diferentes corporacio-
nes públicas del país desde principios de los noventa, entre ellos, Alianza Social Indígena,
Tenemos la memoria, rescatemos la palabra, folleto de campaña electoral de Jesús Enrique
Piñacué-Senado 1994;; Alianza Social Indígena, (XODOLD<DJDUtDO6HQDGR, folleto
de campaña electoral de Eulalia Yagarí-Senado 2006;; Bloque Social Alternativo (BSA), Todos
en minga por el Cauca. Floro Alberto Tunubalá Gobernador, folleto de campaña electoral
de Floro Tunubalá-Gobernación del Cauca 2000;; Jacanamijoy B., Preserva tu cultura, revive
la tradición, folleto de campaña electoral de Benjamín Jacanamijoy-Senado 1997;; Movimien-
to de Autoridades Indígenas de Colombia, En minga por Silvia, folleto de campaña electoral
Alcaldía de Silvia-Cauca 1997;; Movimiento Indígena de Páez, En minga por Páez, folleto de
campaña electoral Alcaldía de Páez-Belalcázar 2000;; Movimiento Social e Indígena, Aida Quil-
cué al Senado, folleto de campaña electoral de Aida Quilcué-Senado 2010. Para una visión de
conjunto al respecto, consultar Laurent (2005 y 2009).
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 173
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
lombia.13 En el mismo orden de ideas, es importante recordar que desde
sus inicios las fuerzas políticas indígenas agruparon en su seno a numero-
sos candidatos y/o elegidos no indígenas. Entre éstos, la mayoría apunta
a puestos de poca visibilidad, en especial en concejos municipales que
no pertenecen a las grandes ciudades. Algunos, sin embargo, han tenido
aspiraciones mayores: alcaldías y concejos municipales de capitales de-
partamentales;; curules en el Congreso a través de las circunscripciones
especiales;; o incluso el primer cargo de la República.14
Posición de apertura de las organizaciones indígenas que las ha carac-
terizado desde su surgimiento en el país y que puede leerse a la vez como
una barrera contra los peligros de lo que sería un “encierre comunitario”,
y como una estrategia para contrarrestar sus límites electorales, con ma-
yor razón en un país en el que el potencial de votantes no indígenas es
ampliamente mayoritario. Pero también apuesta táctica de la que se ha
ido usando y abusando, en especial desde la llamada Reforma Política de
2003 y las nuevas condiciones que introdujo en el sistema electoral co-
lombiano para contrarrestar el proceso de fragmentación de los partidos,
al cual no escapaban las fuerzas políticas indígenas.15 Con base en ello,
OOHJy D UHYHODUVH XQD HQFUXFLMDGD SDUD ODV RUJDQL]DFLRQHV TXH MXVWL¿FDQ
su presencia en la palestra política nacional desde su cercanía –real o su-
puesta– con el movimiento indígena y enfrentan hoy el siguiente dilema:
FRQFHQWUDU VXV HVIXHU]RV GH UHSUHVHQWDFLyQ FRQ EDVH HQ OD HVSHFL¿FLGDG
que reivindican como “indígenas”, pero con el riesgo de perder terreno en
materia de votación y curules conquistadas;; o por el contrario, ampliar el
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
éxito electoral, aunque sea a cambio de una pérdida de legitimidad frente
al movimiento y a costa de convertirse en “máquinas de avales” (ver más
adelante en estas páginas).
13 Sobre este punto, además de los soportes individuales de campaña entre múltiples candida-
tos, ver los lineamientos generales de las fuerzas políticas nacidas en el seno del movimiento
indígena, entre ellos, Alianza Social Indígena, “Estatutos”, Bogotá, mimeo. s. f.;; Alianza Social
,QGtJHQD³3HU¿OSROtWLFR\SURJUDPDGHOD$6,´%RJRWiPLPHRVI$OLDQ]D6RFLDO,QGtJHQD
(VWDWXWRVYLJHQWHVGHOD$OLDQ]D6RFLDO,QGtJHQD$6,, en http://www.asicolombia.com/Estatu-
tos.pdf;; Movimiento de Autoridades Indígenas de Colombia, “Estatutos”, El Corzo, Guachucal,
Nariño, mimeo., 15 de mayo de 1994;; Movimiento de Autoridades Indígenas de Colombia, “Ele-
mentos para la construcción de una política indígena del Estado colombiano”, Bogotá, mimeo.,
Política y territorio
s. f.;; Movimiento Indígena Colombiano (MIC), “Estatutos del movimiento político Movimiento
Indígena Colombiano MIC”, Bogotá, mimeo., s. f. Ver, igualmente, Laurent (2005 y 2009).
14 En 1994, Zulia Mena fue elegida a la Cámara como representante de las negritudes, en nombre
de la Alianza Social Indígena Asimismo, en 2006, la Alianza Social Indígena contó con un can-
didato –Antanas Mockus– para las elecciones presidenciales. Para una visión de conjunto del
fenómeno para todos los tipos de elecciones, ver Laurent (2005).
15 Para una visión de conjunto sobre las divisiones entre las organizaciones indígenas y dentro de
ellas, y sus proyecciones electorales, ver, por ejemplo, Laurent (2005).
174
b. ¿Hacia la desindigenización de las fuerzas políticas
indígenas? El caso de la Alianza Social Indígena/
Independiente
Dentro de este panorama general, fue llamativa la decisión de la Alian-
za Social Indígena de convertirse en el año 2011, y después de dos décadas
de vida como tal, en Alianza Social Independiente. Si bien había estado al
orden del día desde hace varios años la cuestión de saber si la ASI debía
considerarse ante todo como indígena o ante todo como social (Laurent
HVWHFDPELRGHQRPEUHSDUHFHKDEHUREHGHFLGRDPRGL¿FDFLRQHV
GH ODV SULRULGDGHV GH OD RUJDQL]DFLyQ (Q HVSHFLDO UHÀHMD VX YROXQWDG
±HQVtUHODWLYDPHQWHQXHYD\FRQWURYHUWLGD±GHD¿UPDUVHFRPRXQDFWRU
político a la altura y con dimensiones y estrategias de “partido”, antes que
ser la mera expresión electoral de un movimiento social.
Por cierto, desde una perspectiva teórica, llámese indígena o social,
desde sus inicios la ASI, y al lado de ella las demás organizaciones indí-
genas que llegaron a competir electoralmente, responden a cabalidad con
OD GH¿QLFLyQ GH SDUWLGR SROtWLFR RIUHFLGD SRU *LRYDQQL 6DUWRUL \
UDWL¿FDGD SRU 5RGULJR /RVDGD HQ VX DQiOLVLV GHQWUR GH ODV IURQWHUDV GH
Colombia, como “grupo político que se presenta a elecciones y que puede
colocar mediante elecciones a sus candidatos en cargos públicos” (Losada
2005, 127). No obstante, este marco de referencia maximalista no impide
procesos de diferenciación –expresados tanto desde la institucionalidad
estatal como por parte de las organizaciones indígenas– en cuanto a for-
mas variadas de “practicar” las elecciones;; en otras palabras, pretender
el acceso a espacios de representación y participación que se desprenden
del voto.
En varios de sus artículos la Constitución Política de Colombia alu-
de a prerrogativas relativas a la conformación y el funcionamiento de
partidos, movimientos o grupos políticos;; a su vez, lo hace la legislación
inspirada en la Carta Magna. De esta manera, si bien se parte de la idea
de que los partidos, movimientos o grupos políticos gozan de los mismos
derechos y deberes, igualmente se deja entrever que pueden obedecer a
GLVWLQWDVOyJLFDV\SULRULGDGHVUHÀHMDGDVHQVXIRUPDGHHVWUXFWXUDUVH\
DXWRGH¿QLUVH$VtODVFRVDVGHVGHOD/H\GHVHFRQFLEHQFRPR
SDUWLGRVSROtWLFRV³>«@LQVWLWXFLRQHVSHUPDQHQWHVTXHUHÀHMDQHOSOXUDOLV-
mo político, promueven y encauzan la participación de los ciudadanos y
contribuyen a la formación y manifestación de la voluntad popular, con
HOREMHWRGHDFFHGHUDOSRGHUDORVFDUJRVGHHOHFFLyQSRSXODU\GHLQÀXLU
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 175
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
en las decisiones políticas y democráticas de la Nación”;; en cuanto a los
movimientos políticos, responderían a “[…] asociaciones de ciudadanos
FRQVWLWXLGDVOLEUHPHQWHSDUDLQÀXLUHQODIRUPDFLyQGHODYROXQWDGSROtWL-
ca o para participar en las elecciones”.
Por otra parte, en repetidas ocasiones, desde su creación, las organiza-
ciones indígenas han tendido a manifestar su preocupación por presentarse
como opciones políticas diferentes de los partidos y como alternativas
a éstos. Frente al descrédito generalizado de los partidos en Colombia
–y América Latina–, más bien han buscado expresar su idoneidad a partir
de la combinación de términos como “movimiento” y “alianza”, que apun-
ten a demostrar dinamismo y esfuerzos compartidos con amplios sectores
VRFLDOHVSDUDVXVDSHODFLRQHVFRQODPDUFDGHVXHVSHFL¿FLGDGDWUDYpVGH
ODD¿UPDFLyQLGHQWLWDULDHQFXDQWRLQGtJHQDVVHxDODGDHQODVOtQHDVDQWH-
riores (Laurent 2005).
En este sentido, no pasan desapercibidas las transformaciones que
H[SOtFLWDHLPSOtFLWDPHQWHSXHGHQVLJQL¿FDUHOSDVRGHXQDDOLDQ]DVRFLDO
LQGtJHQDDRWUDGHDKRUDHQDGHODQWHUHLYLQGLFDGDFRQFDUiFWHUR¿FLDO
como independiente. Con ello se manda un mensaje claro: hoy, la ASI
deja de lado su referente étnico-cultural;; según se expone en sus estatu-
WRVUDWL¿FDGRVHQHQHURGH³FRQHOSURSyVLWRGHKDFHUHOSUR\HFWR
político más incluyente” (ASI 2011, punto 1). Además, dentro de la nueva
KRMDGHUXWDGHODRUJDQL]DFLyQVHRSWDSRUPRGL¿FDUWDPELpQ³HOFDUiF-
ter de ‘movimiento político’, por el de ‘partido político’”, y se menciona
de manera explícita que “esta transformación se sustenta en el hecho de
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
que la Alianza Social Independiente, ASI, es hoy la tercera organización
política (con personería jurídica), más antigua de Colombia, por lo que
se puede caracterizar como el tercer partido histórico” (ASI 2011, punto
2). Si bien dicha posición de la organización en la palestra electoral me-
rece subrayarse, no deja de llamar la atención el contraste que sugiere
frente a la tendencia anterior a rechazar el asemejarse o ser asimilada a
partidos.
6LQHPEDUJRWDOFDPELRGHQRPEUH\GHSHU¿OGHOD$6,GLRRULJHQ
–a la vez que evidenció– a una serie de divergencias y complejas luchas
Política y territorio
GH LQÀXHQFLDV HQ VX VHQR 'H KHFKR FXDQGR VH SURSXVR HQ XQD
reformulación del deber ser y el accionar de la ASI, llegaron a oponer-
se rotundamente dos de sus sectores prominentes, enfrentados desde
su creación. Uno –encabezado desde el Cauca y que clama por su legi-
timidad, por ser pilar fundador de la organización– se declaró apegado
176
al origen indígena de la organización.16 Pero otra fracción –con una base
fuerte en el departamento de Antioquia, conducida por los directivos de
la organización elegidos en enero de 2009, y que llegó a ser mayoritaria a
partir de la Convención nacional de la ASI llevada a cabo en ese entonces–
VHPRVWUyIDYRUDEOHDXQDDSHUWXUDR¿FLDOGHOD$6,HQWUHRWURVDVSHFWRV
con miras a asegurar acercamientos entre la organización y el entonces
precandidato presidencial Sergio Fajardo.
En efecto, desde dicho momento había aparecido como central en los
debates internos de la organización, la perspectiva de respaldar con un aval
para su candidatura presidencial al exalcalde de la ciudad de Medellín, ele-
gido para dicho cargo en nombre de la ASI, de 2003 a 2007. No obstante,
si bien la mayoría de las regionales amparaban esta iniciativa, defendida
claramente desde los delegados de Antioquia, los representantes del Cau-
ca, por su parte, hicieron saber que no aceptaban asumir una posición al
respecto antes de reunirse con el interesado.17/XHJR±IUHQWHDODGL¿FXOWDG
de concretar dicho encuentro, y mientras Sergio Fajardo se había acercado
al Partido Verde, como candidato a la Vicepresidencia de la República al
lado de Antanas Mockus–, un amplio sector de las comunidades y organi-
zaciones indígenas del Cauca –liderado por el Consejo Regional Indígena
del Cauca y una de sus principales “subregionales”, la Asociación de Cabil-
dos Indígenas del Norte (ACIN)– dio a conocer que, por considerar a los
Verdes como demasiado “uribistas”, “neoliberales” y cercanos a proyec-
tos –tales como la aprobación del TLC– contrarios a los intereses de las
comunidades indígenas, no respaldaría sus candidaturas. Paralelamente,
a pocas semanas de las elecciones de Senado de 2010, optaron por salirse
GHOD$6,SDUDSRUUHFROHFFLyQGH¿UPDVGDUYLGDDO0RYLPLHQWR6RFLDO
Indígena (MSI), con Aida Quilcue a la cabeza.18
Independientemente de los desacuerdos que pudo originar, la posición
en pro de la transformación de la Alianza Social, de ,QGtJHQD a Indepen-
16 Vale recordar que, en el momento de su creación en 1991, la ASI se fundó en bases regiona-
les con alta proporción de población indígena y con el respaldo de sus organizaciones: Cauca,
7ROLPD $QWLRTXLD \ &KRFy $VLPLVPR HV LPSRUWDQWH QR SHUGHU GH YLVWD OD LQÀXHQFLD GH ORV
desmovilizados del Movimiento Armado Quintín Lame en su consolidación, en especial desde el
departamento del Cauca (al respecto, ver Laurent 2005).
17 Dichos desacuerdos pudieron percibirse desde la Convención Nacional de la ASI realizada en
Bogotá en enero de 2008 (seguimiento personal del evento).
18 Originaria del Cauca, dicha candidata, quien fue “Consejera Mayor” del CRIC de 2007 a 2009,
logró una visibilidad nacional por haber liderado la movilización iniciada en octubre de 2008,
conocida como 0LQJDLQGtJHQDFDPSHVLQD\SRSXODUSobre estos episodios, ver, por ejem-
plo, “Tensiones electorales dividen al Movimiento Social Indígena”, recuperado de http://www.
eltiempo.com/elecciones2010/tensiones-electorales-dividen-al-movimiento-social-indige-
na_7018489-1 , el 25.01.2010
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 177
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
diente IXH UDWL¿FDGD HQ GRV RSRUWXQLGDGHV HQ SULPHU OXJDU GHVGH ODV
instancias propias de la organización, con motivo de la realización de una
Convención Nacional Extraordinaria, durante los días 28 y 29 de enero
de 2011, en la ciudad de Cali;; luego, tras una demanda formulada por los
sectores que se oponían a esta determinación, y presentada ante el Conse-
MR1DFLRQDO(OHFWRUDOpVWH¿QDOPHQWHFRUURERUyODYDOLGH]GHOFDPELRGH
nombre, mediante la Resolución N° 503, expedida el día 6 de julio de 2011.
19 Es, por lo menos, la posición que siguió siendo asumida desde el Cauca, perceptible entre di-
Política y territorio
rigentes, candidatos y/o elegidos locales de la organización (comunicados varios). Sobre este
punto, también vale la pena subrayar que, según pudo observarse a través del trabajo de campo
realizado por PNUD en La Guajira en el momento de las elecciones locales de 2011, mucha pu-
blicidad de la ASI seguía apareciendo allí con la mención “indígena”, y no, “independiente” (la
autora agradece a José Ricardo Puyana, por haberle brindado dicha información). Tal posición
TXL]iSXHGHHQWHQGHUVHFRPRXQDHVWUDWHJLDSDUDDOFDQ]DUXQHOHFWRUDGRLQGtJHQDVLJQL¿FDWLYR
en estos departamentos, pero asimismo, como formas de “resistirse” al cambio de nombre de la
organización.
178
a. Etapas y altibajos electorales: antes y después
de la Reforma Política de 2003
En términos generales, si se tienen en cuenta los resultados de las
organizaciones ASI y AICO en la palestra política nacional desde princi-
pios de los noventa, netamente se destacan diferentes etapas. Después de
resultados aún de “primíparos” en el escenario electoral, con motivo de las
contiendas para acceder a alcaldías y concejos municipales, asambleas de-
partamentales y gobernaciones en 1992, las opciones políticas indígenas
se consolidan con un incremento de sus elegidos entre 1994 y 2000 (ver
HOJUi¿FR\HOFXDGUR(QVLQHPEDUJRSRUSULPHUDYH]HQXQD
década, se acusa una caída, con la pérdida de 47 curules locales y departa-
PHQWDOHVYHUORVJUi¿FRV\\HOFXDGUR20
Sin duda, este retroceso puede explicarse en parte por una serie de di-
¿FXOWDGHVSHUFHSWLEOHVHQHOVHQRGHOPRYLPLHQWRLQGtJHQDSDUDHQIUHQWDU
los nuevos retos que implica su entrada en el escenario electoral: falta de
preparación, divisiones internas, ausencia de un proyecto político claro y
XQL¿FDGRHQWUHRWURV/DXUHQW$GHPiVPHUHFHOHHUVHDWUDYpVGH
los efectos de una reforma en el sistema electoral colombiano, introducida
a través del Acto Legislativo Nº 1 de 2003 y conocida como “Reforma Po-
OtWLFD´GHOPLVPRDxReVWDPRGL¿FyORVSURFHGLPLHQWRVXWLOL]DGRVSDUDOD
elaboración de las listas, el conteo de los votos y la repartición de las cu-
UXOHV\FRQHO¿QGHFRQWUDUUHVWDUODH[WUHPDIUDJPHQWDFLyQSDUWLGDULD\
la multiplicación de las “microempresas electorales”, entre otras medidas,
impuso a las fuerzas en competición la necesidad de obtener un número
mínimo de votos (umbral) para que puedan conservar su personería jurí-
dica.21
Dicho rediseño electoral llevó a las organizaciones y los líderes in-
GtJHQDV D GH¿QLU QXHYDV HVWUDWHJLDV SDUD HQIUHQWDU ODV VLJXLHQWHV VHULHV
de contiendas: elecciones parlamentarias de 2006 y 2010, elecciones de
autoridades locales en 2007 y 2011.
20 Esta tendencia a la baja se repitió con motivo de las elecciones parlamentarias de 2006, no
tanto en cuanto al número de elegidos –en parte asegurado a través de las circunscripciones y
las curules especiales– pero sí en cuanto a sufragios expresados a favor de candidatos indígenas
y/o de las organizaciones indígenas, que pasaron de 246.090 en 2002 a 65.527 en 2006 (según
cálculos de la autora, con base en datos de la RNEC).
21 Sobre la Reforma Política de 2003 y algunos de sus efectos generales, ver, por ejemplo, García y
Hoskin (2006), Rodríguez Pico (2005), Rodríguez Raga (2005).
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 179
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
Política y territorio
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
180
*Ui¿FR
Total candidatos y elegidos por organizaciones indígenas (AICO, ASI, MIC)22
12000
Candidatos Elegidos
10000
8000
6000
4000
2000
22 0iVDOOiGHODJUDQYDULHGDGGHIXHU]DVTXHVHUHLYLQGLFDQFRPRLQGtJHQDV\OOHJDURQDSDUWLFLSDUHQHOHFFLRQHVGHVGH¿QDOHVGHORVRFKHQWD\SULQFLSLRV
GHORVQRYHQWDDODTXHVHDOXGtDDOSULQFLSLRGHHVWHFDStWXOR\WHQLHQGRHQFXHQWDODGL¿FXOWDGGHUHJLVWUDUODGHPDQHUDH[KDXVWLYDSDUDHOHFFLRQHVOR-
FDOHVGHVGHHVWDIHFKDVyORVHFRQWDELOL]DQDTXt\HQORVVLJXLHQWHVJUi¿FRV\FXDGURVODVFDQGLGDWXUDV\ORVUHVXOWDGRVREWHQLGRVSRUODVDJUXSDFLRQHV
políticas de dimensión nacional que participaron consecutivamente en mínimo tres series de elecciones (locales y parlamentarias);; en este caso, se trata
del movimiento AICO (creado en 1990), de la ASI Indígena/Independiente (desde 1991, cuyos estatutos fueron revisados en 2011) y del MIC (activo
entre 1993 y 1998).
*Ui¿FR
Total candidatos y elegidos por organizaciones indígenas (AICO, ASI, MIC)
7000
Candidatos Elegidos
6000
5000
4000
AICO
3000 ASI
MIC
2000
1000
182
En primer lugar, en cuanto a la perspectiva de la elección del Congreso
–desde marzo de 2006, luego en marzo de 2010–, motivó a las organizacio-
nes indígenas a recurrir exclusivamente a las circunscripciones especiales
para Senado y Cámara –lo cual puede asimilarse a una táctica de retaguar-
GLD±IUHQWHDODLPSRVLELOLGDGGHDVHJXUDUVHXQDFDQWLGDGGHYRWRVVX¿FLHQWH
en la circunscripción ordinaria.23 Por otra parte, incitó a algunos líderes do-
tados de una trayectoria ya larga en las organizaciones indígenas, a salirse
de éstas para buscar el respaldo de partidos más grandes, aunque sin por
ello asegurar su elección. Así, en 2006 tres líderes indígenas exmiembros del
Movimiento de Autoridades Indígenas de Colombia (Floro Tunubalá) y de la
Alianza Social Indígena (Francisco Rojas y Gerardo Jumí) fueron candidatos
al Senado en nombre del Polo Democrático, entonces principal expresión de
la oposición frente a los gobiernos de Álvaro Uribe (2002-2010).24
A su vez, las elecciones municipales y departamentales de octubre de
2007 y, en cierta medida también, las de octubre de 2011 revelaron una serie
de nuevas dinámicas entre el Movimiento AICO y la ASI –indígena e inde-
pendiente–, implementadas para lograr no sólo recuperar sino sobrepasar los
UHVXOWDGRVGHDQWHVGHYHUHOJUi¿FR\HOFXDGURDQWHVFLWDGRV
23 En dos oportunidades anteriores (1998 y 2002), sin embargo, Jesús Piñacué había sido candi-
dato –y había salido elegido, con alta votación– en nombre de la ASI dentro de la circunscripción
ordinaria. Para mayor informacion sobre los efectos de la Reforma Política de 2003 sobre las
dinámicas de movilizacion electoral indígena en el marco del Congreso y, de manera más am-
plia, sobre el (dis)funcionamiento de las circunscripciones electorales especiales previstas para
dicha entidad, ver Escandón (2011), Laurent (1997, 2005 y 2012).
24 Aunque el tema merecería ser trabajado más a profundidad, vale la pena señalar que la relación
entre movimiento(s) indígena(s) e izquierda, partidaria o no, es de larga data. Al respecto, ver,
por ejemplo, Archila (2009), Laurent (2005). Desde el escenario electoral, se ha podido expre-
sar explícitamente a través de la opción presidencial “Compromiso Colombia”, encabezada en
1994 por Antonio Navarro y Jesús Enrique Piñacué, y la inscripción de Gerardo Jumí –y su
llegada al Senado– a través de una lista encabezada por Antonio Navarro, en 2002.
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 183
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
y del ochenta, el impacto relativo del Vichada, por su parte, ha ido ampli-
¿FiQGRVHGHVGHVXSUR\HFFLyQHQHOiPELWRHOHFWRUDOHQORVQRYHQWDFRQOD
FRQTXLVWDWHPSUDQDGHXQQ~PHURVLJQL¿FDWLYRGHFXUXOHVHQOD$VDPEOHD
departamental;; luego, a partir de la creación del vasto municipio de Cu-
PDULERHQ\ODLPSRUWDQFLDTXHFRQHOORSXGRVLJQL¿FDUDFFHGHUDVX
Alcaldía y Concejo, por abarcar con él el 70% del territorio departamental.
Al mismo tiempo, desde hace ya varios años, las organizaciones indígenas
KDEtDQLQWHQWDGRFRQTXLVWDUPiV]RQDVGHLQÀXHQFLDHQODVTXHSRUHOFRQWUD-
rio, habían estado relativamente poco presentes en sus inicios, por ejemplo, el
altiplano cundiboyacense, los Santanderes, la Costa, y el conjunto de departa-
mentos llaneros y amazónicos. Pero lo que sin duda aparece como un aspecto
llamativo de las elecciones que siguieron a la Reforma Política de 2003 es la
forma como, a partir de las contiendas por curules de autoridades locales de
2007, y de manera aún más aguda con las de 2011, las organizaciones AICO
y ASI implementaron operaciones de progresión extensiva y (re)conquista
en todo el territorio nacional. En vez de concentrarse en las zonas de las que
hasta entonces se podía pensar sacarían su mayor potencial electoral, en este
último año presentaron candidaturas en cada uno de los departamentos del
país, con la única excepción de San Andrés, para unos u otros de los cargos
por conquistar: alcaldías, concejos municipales, asambleas departamentales o
JREHUQDFLRQHVYHUORVJUi¿FRV\25
A partir de estas tendencias generales, de manera más puntual vale la pena
GHVWDFDUDOJXQDVWiFWLFDVHVSHFt¿FDV(QWUHpVWDVSRUHMHPSORODTXHFRQVLVWH
en apostarle a la reelección de los candidatos exitosos o, incluso, a lo que se
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
asemejaría a “exportar” logros reconocidos de un municipio a otro;; por ejemplo,
al respecto merece subrayarse el caso de la victoria de Gilberto Muñoz como
alcalde de Corinto (departamento del Cauca) en 2007, quien, diez años antes,
había sido electo para la Alcaldía del también municipio caucano de Toribío.26
25 Sobre lo que, en términos más generales, puede considerarse como el concepto de “nacionaliza-
ción de los partidos” y, en especial, su lectura en el momento de las elecciones parlamentarias
de 2010 en Colombia, ver, por ejemplo, Battle y Puyana (2011).
26 Vale la pena ubicar esta doble candidatura y elección de Gilberto Muñoz en Toribío, en 1994, y en
Corinto, en 2007, en el marco del proceso organizativo y político de las comunidades indígenas del
norte del Cauca, el cual busca combinar proyectos de desarrollo comunitarios, movilización electoral
Política y territorio
184
3RURWUDSDUWHHVGHQRWDUFyPRFRQHO¿QGHPXOWLSOLFDUODVRSRUWX-
nidades de obtener resultados a su favor y asegurarse el respaldo de un
fuerte voto de opinión, de manera más evidente para la ASI, pero tam-
bién desde el Movimiento AICO, se ha optado por ampliar de manera
VLJQL¿FDWLYDHOQ~PHURGHDYDOHVRWRUJDGRVDODYH]TXHVHKDDVSLUDGRD
FRQWDUFRQ¿JXUDVGHSDUWDPHQWDO\QDFLRQDOPHQWHYLVLEOHV$OUHVSHFWR
es sin duda sugestivo recordar que por un tiempo, con motivo de las elec-
ciones municipales de 2011, los dos candidatos a la Alcaldía de Bogotá,
en representación de fuerzas políticas relacionadas con el movimiento
indígena, fueron destacados líderes políticos que podrían considerarse,
VLQR³EODQFRV´SRUORPHQRVVLQLGHQWL¿FDFLyQHVSHFt¿FDFRPR³LQGtJH-
nas”, ambos exalcaldes de la capital, independiente y “visionario” uno,
liberal el otro: Antanas Mockus, quien antes de renunciar a la compe-
tencia, se presentó con un aval de la ASI;; y Jaime Castro, en nombre del
movimiento AICO.
Por cierto, el procedimiento ya se mencionó en párrafos anterio-
res, y no es novedoso en sí. Entre otros casos particulares al respecto,
vale la pena recordar, por la ASI, la llegada de Sergio Fajardo a la
Alcaldía de Medellín, en 2003, así como la de su sucesor Alonso Sa-
lazar, en 2007;; el previo acceso de Antanas Mockus a la Alcaldía de
Bogotá, en 2000, y su candidatura a la Presidencia en 2006;; o por
AICO, la candidatura de Gloria Gaitán, hija del famoso Jorge Eliécer
Gaitán, a la Alcaldía de Bogotá, en 2003. Asimismo, desde principios
de los noventa se habían podido registrar candidatos no tan cercanos
al movimiento indígena que proponían ser elegidos en su nombre para
cargos de autoridades locales;; y en algunas oportunidades, ya se había
podido denunciar la falta de coordinación entre bases comunitarias,
organizativas y electorales, por un lado, y candidatos y elegidos, por
otro (ver Laurent 2005). En este aspecto, la Reforma Política de 2003
influyó considerablemente en el reforzamiento drástico de este fenó-
meno.
Con una y otra de estas posturas, fue claramente en aumento el nú-
mero de candidatos y elegidos como autoridades locales, en nombre de
RUJDQL]DFLRQHVLQGtJHQDVYHUORVJUi¿FRV\\HOFXDGURFLWDGRVDQ-
tes). Así las cosas, en 2007 se presentaron en total 267 candidatos para las
alcaldías del país, de los cuales 43 salieron electos;; en 2011 se alcanzaron a
juntar 470 aspirantes para dichas corporaciones, entre los cuales 24 gana-
ron en nombre de AICO;; y 59 por la ASI. De estas mismas organizaciones
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 185
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
Política y territorio
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
186
*Ui¿FR
Alcaldías 2011
Año de Elecciones
Candidatos AICO
Elegidos AICO
Candidatos ASI
Elegidos ASI
700
600
500
Candidatos AICO
400
Elegidos AICO
100
Departamentos
188
*Ui¿FR
Asambleas departamentales 2011
Candidatos AICO
Elegidos AICO
Candidatos ASI
Elegidos ASI
Candidatos AICO
Elegidos AICO
Candidatos ASI
Elegidos ASI
27 9DOH OD SHQD OODPDU OD DWHQFLyQ VREUH OD IRUPD FRPR FRQWUDVWD HO SHU¿O GH GLFKR FDQGLGDWR
ganador en el Cauca con el de su predecesor en representación del movimiento indígena, Floro
Tunubalá (electo para el cargo de 2000 a 2003). Este último –de ascendencia guambiana y con
una larga trayectoria en el Movimiento de Autoridades Indígenas de Colombia– contó para su
elección con el respaldo de una fuerza multiétnica y heterogénea que tuvo la particularidad de
agrupar, al lado de esta misma organización y la ASI, otras numerosas asociaciones del depar-
tamento, de índole local, subregional o regional, rural o urbana (campesinos, centrales obreras,
sindicatos de profesores o personal de la salud, organizaciones de población afrodescendiente,
entre otros), al lado de “liberales independientes”. Se esperaba que este llamado Bloque Social
Alternativo encarnara los intereses de todos los que, hasta entonces, no tenían acceso al poder
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
regional pero proponían unirse en adelante alrededor de un mismo proyecto político, más allá
de cualquier pertenencia étnica u organizacional (ver Laurent 2005). Por su parte, Temístocles
2UWHJDGXUDQWHDxRV¿JXUDGHVWDFDGDGHO3DUWLGR/LEHUDOJDQyODVHOHFFLRQHVFRQXQ³DYDOGH
la Alianza Social Indígena y apoyado por los partidos Conservador y de la U […] Es Abogado de
la Universidad del Cauca;; con posgrado en Gerencia, Gobierno y Asuntos Públicos de la Uni-
versidad Externado de Colombia y la U. Columbia (N.Y);; Maestría en Economía Universidad
Javeriana de Bogotá y Administración de la Calidad Total de la Universidad del Cauca- Instituto
Tecnológico de Monterrey;; Gerencia de Proyectos. Fue Gobernador del Cauca en 199 [sic] [1991-
94], Viceministro de Justicia, Secretario de Educación Departamental del Cauca, Magistrado
Consejo Superior de la Judicatura Sala Jurisdiccional Disciplinaria, Gerente Cajanal Cauca;;
Director de Capacitación Contraloría General de la República, Consultor legal Corporación An-
dina de Fomento CAF” (ver “Temístocles Ortega Narváez, es el nuevo gobernador del Cauca”, en
periodicovirtual.com, domingo, 30 de octubre de 2011, http://periodicovirtual.com/noticias/17-
Política y territorio
cauca-popayan-vertical/2694-temistocles-ortega-narvaez-es-el-nuevo-gobernador-del-cauca.
html, recuperado el 10 de noviembre de 2011. A los pocos meses de su investidura, estuvo re-
lacionado con actos denunciados en el ámbito nacional, en el marco del llamado “Carrusel de
las pensiones” (ver “Gobernador del Cauca Temístocles Ortega Narváez envuelto en escándalo
nacional por ‘Carrusel de las pensiones’”, en Radio Super Popayán, http://radiosuperpopayan.
com/noticias/1-noticias-popayan-radio-super-principales/170-gobernador-del-cauca-temisto-
cles-ortega-narvaez-envuelto-en-escandalo-nacional-por-carrusel-de-las-pensiones.html, 24
de julio de 2012, recuperado el 31 de julio de 2012.
190
su vivencia– por el acceso de un afrodescendiente (Campo Elías Terán) al
mando de la capital departamental.28
No obstante dichos logros, puede generar confusión la tendencia al
alza de los avales repartidos por estas mismas organizaciones –o partidos
políticos– a lo largo de las últimas elecciones de autoridades locales. A
este respecto, son por ejemplo dicientes las palabras de Humberto de la
Calle Lombana, exconstituyente y exministro de Gobierno del presidente
César Gaviria (1990-94), quien, al ser entrevistado por la televisión el día
de la votación en 2007, y señalando los efectos limitados de la Reforma
Política de 2003, indicaba ya que, a pesar de que tal reforma había sido
votada para obligar a una mayor disciplina partidista, las catorce fuerzas
políticas entonces reconocidas por el Consejo Nacional Electoral no ten-
drían ninguna coherencia. De manera más puntual, al referirse al caso de
la Alianza Social Indígena –en relación con la victoria de su candidato a
la Alcaldía de Medellín– señaló: “[…] la Alianza Social Indígena está en
todas partes;; se creó esta circunscripción especial para indígenas, pero en
últimas lo único que se hace es repartir avales, y eso no está bien”. Opi-
nión personal a partir de la cual merece llamarse la atención sobre varios
aspectos.
En primer lugar, sobre el hecho de que, contrario a lo que estas pa-
labras dejarían entender, es importante recordar que la circunscripción
especial indígena sólo existe para Senado y Cámara;; en cambio, no hay
FRQGLFLRQHV GH DGVFULSFLyQ LGHQWLWDULD HVSHFt¿FDV SDUD WHQHU GHUHFKR D
competir por cargos locales sometidos a elección. Por otra parte, en nin-
gún momento la Alianza Social Indígena pretendió ser solamente de los
indígenas. Tiempos antes de su cambio de nombre, la organización naci-
GDHQDFODUDEDHQVXSHU¿OSURJUDPiWLFRTXH³VXUJHFHUFDQDGHODV
luchas indígenas, pero responde a una problemática más amplia [, que]
en ese sentido es una propuesta desde lo popular para actuar en el cam-
SR GH OD E~VTXHGD GH XQD DOWHUQDWLYD GH SRGHU´ $6, ³3HU¿O´ V I
No obstante, dichas dudas del entrevistado sugeridas por los resultados
de las elecciones de 2007 –y aún especialmente vigentes con base en la
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 191
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
observación de los de 2011– remiten a cuestiones centrales planteadas
reiteradamente dentro, y acerca, de las organizaciones, que alimentaron
la movilización electoral indígena desde sus inicios, en cuanto a su natu-
raleza y sus dinámicas, con regularidad reivindicadas como abiertas pero
en cierta medida también relativamente “borrosas”.
5HÀH[LRQHV¿QDOHV
Independientemente de todos los obstáculos y cuestionamientos que
despierta la experiencia electoral impulsada a partir de los años noven-
ta desde el movimiento indígena colombiano, una característica de éste
reside en su cohesión relativa y su capacidad para liderar dinámicas
contestatarias y de resistencia, no sólo para hacer frente a los actores ar-
mados, las leyes del mercado, los terratenientes o gobiernos inspirados en
el neoliberalismo, sino también con el objetivo declarado de estimular es-
pacios de diálogo y debate político amplios, directos y participativos, para
la construcción de otra sociedad, respetuosa de las diferencias y equitativa
(Laurent 2010). De hecho, tal como desde hace años se ha insistido en el
seno del movimiento indígena: “El proyecto indígena no se reduce a la par-
ticipación electoral”.29
En cuanto a esta última dimensión, invita a manejar con prudencia
HO FDOL¿FDWLYR GH LQGtJHQD en las apelaciones de las organizaciones que
compiten electoralmente. Además, vuelve central la necesidad de una
GH¿QLFLyQSUHFLVDGHORVFULWHULRVDSDUWLUGHORVFXDOHVVHDYDODQODVFDQ-
didaturas. Porque, por cierto, no deja de ser problemático –y puede llegar
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
29 Posición expresada –entre otros– por Manuel Santos Poto, elegido a la Asamblea Departa-
mental del Cauca en nombre de la Alianza Social Indígena (1994-1997). Grabación y apuntes
personales de la autora, Caloto (Cauca, Colombia), 12.10.1996. Para más información sobre la
articulación de la opción electoral dentro de repertorios de acción más amplios del movimiento
indígena colombiano, ver también Laurent (2005 y 2010).
192
Frente a ello, queda una serie de dudas por tener en cuenta. Un primer
interrogante es el de saber hasta qué punto, más allá de repartir avales,
estos movimientos y partidos políticos podrán, no sólo seguir presentes
HQ OD FRPSHWHQFLD HOHFWRUDO VLQR VREUH WRGR D¿UPDUVH FRPR OR VX¿FLHQ-
temente sólidos para tener capacidad de incidir en el poder –municipal,
departamental y nacional– de manera autónoma. Por otra parte, en caso
de hacerse alianzas, queda por preguntarse con qué sectores sociales y po-
líticos irán las preferencias: indígenas o no indígenas, reivindicados como
“alternativos” o cercanos a la “clase política tradicional”, con sus actuales
matices y reubicaciones. Elementos que, hasta ahora, obligan sin duda a
considerar entre la consolidación y la precariedad los veinte años de movi-
lización electoral indígena.
Referencias
Agudelo, Carlos. 2005. 5HWRVGHOPXOWLFXOWXUDOLVPRHQ&RORPELD3ROtWLFD\SREOD-
ciones negras. Medellín: La Carreta Social, IRD, ICANH, IEPRI.
Albó, Xavier. 2003. 3XHEORVLQGLRVHQODSROtWLFD. La Paz: CIPCA/Plural.
Alianza Social Indígena (ASI). Sin fecha. 3HU¿OSROtWLFR\SURJUDPDGHOD$6,. Bogo-
tá: Mimeo.
Alianza Social Indígena ASI. 2011. Estatutos vigentes de la Alianza Social Indepen-
diente ASI. Bogotá: ASI-IRI.
Archila, Mauricio. 2009. Memoria e identidad en el movimiento indígena caucano.
8QDKLVWRULDLQFRQFOXVDL]TXLHUGDVSROtWLFDV\VRFLDOHVHQ&RORPELD, ed. Centro de
Investigacion y Educacion Popular Cinep, 463-534. Bogotá: CINEP/Programa por la
Paz, Colciencias.
Bareiro, Line, Oscar López, Clyde Soto y Lilian Soto. 2004. Sistemas electorales y
representación femenina en América Latina. Santiago de Chile: Unidad Mujer y De-
sarrollo Naciones Unidas y Cepal.
Batlle, Margarita y José Ricardo Puyana, 2011. El nivel de nacionalización del sistema
de partidos colombiano: una mirada a partir de las elecciones legislativas de 2010.
Colombia Internacional 74: 27-57.
%D\DUW-HDQ)UDQoRLVL’illusion identitaire. París: Fayard.
Benhabib, Seyla. 2002. Political theory and political membership in a changing
world. En Political science: The state of the discipline, eds. Ira Katznelson y Helen V.
Milner, 405-432. Nueva York: Norton y Company.
Bonilla, Víctor Daniel. 1995. Itinerario de una militancia paralela: la lucha por los de-
rechos indígenas y la lucha por la democratización en Colombia. En Articulación de
la diversidad. Tercera reunión de Barbados, comp. Georg Grunberg, eds. Alicia Ba-
rabas, Miguel Alberto Bartolomé y Salomon Nahmad, 323-345. Cayambe: Abya-Yala.
Borrero, Camilo. 2003. 0XOWLFXOWXUDOLVPR\GHUHFKRVLQGtJHQDV. Bogotá: CINEP.
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 193
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
Botero, Felipe. 2011. Lo que hemos aprendido. Logros y tareas pendientes de la in-
vestigación sobre partidos y elecciones. En Partidos y elecciones en Colombia, comp.
Felipe Botero, 19-36. Bogotá: Universidad de los Andes.
Brett, Roddy. 2006. Movimiento popular, etnicidad y democratización en Guatema-
OD. Guatemala: F&G.
Chaves, Margarita (comp.). 2011. /D PXOWLFXOWXUDOLGDG HVWDWDOL]DGD ,QGtJHQDV
DIURGHVFHQGLHQWHV\FRQ¿JXUDFLRQHVUHJLRQDOHVGHHVWDGR. Bogotá: ICANH.
&XQLQ(OLVDEHWK/DSROtWLFDpWQLFDHQWUHDOWHULGDG\HVWHUHRWLSR5HÀH[LRQHV
sobre las elecciones de marzo de 2002 en Colombia. $QiOLVLV3ROtWLFR 48: 77-93.
Departamento Nacional de Planeación (DNP). 2010. Información sobre acciones y
SURFHVRVLQVWLWXFLRQDOHVSDUDORVSXHEORVLQGtJHQDVGH&RORPELD. Bogota: DNP.
Escandón, Marcela. 2011. &LUFXQVFULSFLRQHVHVSHFLDOHVLQGtJHQDV\DIUR).
Bogotá: Universidad de los Andes.
Escobar, Andrea del Pilar, Mónica Martínez y Steve Adames. 2005. Participación
política indígena en el Congreso. En D. Roll (dir.), 3DUWLGRVSROtWLFRV\&RQJUHVReOL-
WHVSROtWLFDV\PD\RUtDVSDUODPHQWDULDVHQ&RORPELDHQODGpFDGDGHORVQRYHQWD,
207-245. Bogotá: Universidad Nacional.
García, Miguel y Gary Hoskin. 2006. /DUHIRUPDSROtWLFDGH¢/DVDOYDFLyQGH
los partidos colombianos?. Bogotá: CESO, Departamento de Ciencia Política, Uni-
versidad de los Andes y Fundación Konrad Adenauer.
Gros, Christian. 1991. &RORPELD,QGtJHQD. Bogotá: CEREC.
Gros, Christian. 1993. Derechos indígenas y nueva constitución en Colombia. Análi-
VLV3ROtWLFR 19: 8-24.
Gros, Christian. 2000. 3ROtWLFDV GH OD HWQLFLGDG ,GHQWLGDG (VWDGR \ PRGHUQLGDG.
Bogotá: ICANH.
Hobsbawm, Eric y Terence Ranger (eds). 1983. The invention of tradition. Cambrid-
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
Laurent, Virginie. 1997. Pueblos indígenas y participación política en Colombia. Las
elecciones de 1994. $QiOLVLV3ROtWLFR 31: 63-81.
Laurent, Virginie. 2005. &RPXQLGDGHVLQGtJHQDVHVSDFLRVSROtWLFRV\PRYLOL]DFLyQ
HOHFWRUDOHQ&RORPELD0RWLYDFLRQHVFDPSRVGHDFFLyQHLPSDFWRV. Bo-
gotá: ICANH-IFEA.
194
Laurent, Virginie. 2007. Indianité et politique en Amérique latine. Variations andines
autour d’un phénomène continental. Transcontinentales 4: 59-76.
Laurent, Virginie. 2008. Entre la participación y la representación: retos y dilemas
de la movilización indígena en Colombia y la zona andina. En ¿Representación o
participación? Los retos y desencantos andinos en el siglo XXI, comp. Julie Massal,
37-71. Bogotá: IEPRI, IFEA.
Laurent, Virginie. 2009. Movimiento indígena y retos electorales en Colombia. Re-
greso de lo indio para una apuesta nacional. Revista Elecciones 9: 87-114.
Laurent, Virginie. 2010. Con bastones de mando o en el tarjetón. Movilizaciones po-
líticas indígenas en Colombia. Colombia Internacional 71: 35-61.
Laurent, Virginie. 2012. Multiculturalismo a la colombiana y veinte años de movili-
zación electoral indígena: circunscripciones especiales en la mira. $QiOLVLV 3ROtWLFR
75: 47-65.
Le Bot, Yvon. 1994. Violence de la modernité en Amérique latine. Indianité, société
et pouvoir. París: Karthala.
Leca, Jean. 1996. La démocratie à l’épreuve des pluralismes. Revue française de
science politique 46 (2): 225-279.
León, Jorge, Félix Patzi, René Orellana, Ricardo Peñaranda, Marcial Fabricano, Ra-
món Pajuelo, Isabelle Combès, Esteban Ticona, Virginie Laurent, Marina Ibáñez y
Alejo Véliz. 2005. 3DUWLFLSDFLyQSROtWLFDGHPRFUDFLD\PRYLPLHQWRVLQGtJHQDVHQ
los Andes. La Paz: IFEA, PIEB, Embajada de Francia en Bolivia.
Lijphart, Arend. 1984. Democracies. Nueva Haven: Yale University Press.
/ySH] 3DXOD $OWpULWpV LQWLPHV DOWpULWpV pORLJQpHV OD JUHɣH GX PXOWLFXOWXUD-
lisme en Amérique latine. Critique internationale 2 (51): 129-149 (DOI: 10.3917/
crii.051.0129). (en http://www.cairn.info/revue-critique-internationale-2011-2-pa-
ge-9.html, recuperado el 20.06.2011).
Losada, Rodrigo. 2005. Los partidos políticos tradicionales en Colombia: pasado,
presente y futuro. Una perspectiva organizacional. En Los retos de la democracia.
9LHMDV\QXHYDVIRUPDVGHODSROtWLFDHQ&RORPELD\$PpULFD/DWLQD, eds. Clara Ro-
cío Rodríguez y Eduardo Pizarro, 127-137. Bogotá: Fundación Foro por Colombia,
Fundación Heinrich Böll, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales
(IEPRI) de la Universidad Nacional de Colombia.
Mainwaring, Scott, Ana María Bejarano y Eduardo Pizarro (eds.). 2008. La crisis de
ODUHSUHVHQWDFLyQGHPRFUiWLFDHQORVSDtVHVDQGLQRV. Bogotá: Norma.
Massal, Julie. 2005. /HVPRXYHPHQWVLQGLHQVHQeTXDWHXU. París: Karthala.
Norris, Pippa. 2003. Electoral engineering: Voting rules and political behavior.
Nueva York: Cambridge University Press.
Ortiz, Santiago. 2004. Cotacachi: una apuesta por la democracia participativa. Qui-
to: FLACSO.
Ortiz, Santiago. 2007. Movimiento indígena y gobiernos locales en Ecuador (1996-2004).
En 0RYLPLHQWRVLQGtJHQDV\JRELHUQRVORFDOHV, eds. Willem Assies y Hans Gundermann,
356-376. México: Colegio de Michoacán.
'RVGpFDGDVGHPRYLOL]DFLyQHOHFWRUDOLQGtJHQDHQ&RORPELD 195
Una mirada a las elecciones locales de octubre de 2011
Padilla, Guillermo. 1995. Los indígenas en la nueva constitución. Gaia 1: 2-4.
Pineda, Roberto. 1997. La Constitución de 1991 y la perspectiva del multiculturalismo
en Colombia. $OWHULGDGHV (14): 107-129.
Pitkin, Hanna. 1985. El concepto de representación. Madrid: Centro de Estudios
Constitucionales.
Recondo, David. 2001. Mexique: multiculturalisme et démocratisation dans l’Oaxaca.
Problèmes d’Amérique Latine 41: 45-70.
Rodríguez Pico, Clara Rocío. 2005. La reforma política de 2003: motivaciones, de-
¿QLFLRQHV \ FRQWHQLGR (Q /RV UHWRV GH OD GHPRFUDFLD 9LHMDV \ QXHYDV IRUPDV GH
OD SROtWLFD HQ &RORPELD \ $PpULFD /DWLQD, eds. Clara Rocío Rodríguez y Eduardo
Pizarro, 211-247. Bogotá: Fundación Foro por Colombia, Fundación Heinrich Böll,
Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universi-
dad Nacional de Colombia.
Rodríguez Raga, Juan Carlos. 2005. Incentivos y estrategias electorales: el caso del
Senado colombiano. En /RVUHWRVGHODGHPRFUDFLD9LHMDV\QXHYDVIRUPDVGHODSR-
OtWLFDHQ&RORPELD\$PpULFD/DWLQD, eds. Clara Rocío Rodríguez y Eduardo Pizarro,
189-210. Bogotá: Fundación Foro por Colombia, Fundación Heinrich Böll, Instituto
de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacio-
nal de Colombia.
Rosanvallon, Pierre. 1998. Le peuple introuvable. París: Gallimard.
Roulleau-Berger, Laurence. 1995. Les minorités actives dans l’espace public: quel
exercice de la démocratie?. En Identités, cultures et territoires, dir. Jean-Pierre Saez,
57-68. París: Desclée de Brouwer.
Sartori, Giovanni. 1980. Partidos y sistemas de partido. Madrid: Alianza.
Tanaka, Martín y Francine Jácome (eds.). 2010. 'HVDItRVGHODJREHUQDELOLGDGGH-
PRFUiWLFD 5HIRUPDV SROtWLFRLQVWLWXFLRQDOHV \ PRYLPLHQWRV VRFLDOHV HQ OD UHJLyQ
andina. Lima: IEP, IDRC-CRDI e INVESP.
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
Van Cott, Donna Lee. 2003. Cambios institucionales y partidos étnicos en América
Latina. $QiOLVLV3ROtWLFR 48: 26-51.
Van Cott, Donna Lee. 2005. From movements to parties in Latin America: The evo-
lution of ethnic politics. Nueva York: Cambridge University.
Viqueira, Juan Pedro y Willibald Sonnleitner (coords.). 2000. Democracia en tierras
LQGtJHQDVODVHOHFFLRQHVHQORV$OWRVGH&KLDSDV (1991-1998). México: CIESAS, Co-
legio de México, IFE.
Wills, María Emma. 2007. ,QFOXVLyQVLQUHSUHVHQWDFLyQ/DLUUXSFLyQSROtWLFDGHODV
PXMHUHVHQ&RORPELD. Bogotá: Norma.
Yashar, Deborah. 1997. Indigenous politics and democracy. Contesting citizenship
Política y territorio
in Latin America. Kellogg Institute Working paper, 238, University of Notre Dame.
Yashar, Deborah. 2008. Política indígena en los países andinos: patrones cambian-
tes de reconocimiento, reforma y representación. En La crisis de la representación
GHPRFUiWLFD HQ ORV SDtVHV DQGLQRV, eds. Scott Mainwaring, Ana María Bejarano y
Eduardo Pizarro, 387-438. Bogotá: Norma.
196
La nueva Ley de Cuotas en Colombia.
El caso de las asambleas departamentales, 2007-20111
Resumen
El presente artículo estudia el efecto de la Ley de Cuotas sobre la representación
política de las mujeres en las asambleas departamentales de las elecciones regio-
nales de 2011 en Colombia. A partir de entrevistas a candidatos y candidatas del
municipio de Valledupar, y mediante un análisis univariado y multivariado, se
plantea que la ley tuvo efectos importantes en cuanto a la inclusión de mujeres
en las listas partidistas. Sin embargo, los efectos respecto a la representación sólo
se verán en el mediano y largo plazos, pues la aplicación de la norma requiere el
papel fundamental de los partidos políticos y un cambio de cultura política dentro
de los mismos.
Palabras clave
Partidos políticos, Ley de Cuotas, asambleas departamentales.
1 Agradecemos la asistencia de Laura Hernández en la recolección de los datos, así como los co-
mentarios de Margarita Batlle, Rodrigo Losada, Laura Wills y José Ricardo Puyana. Cualquier
error es nuestra responsabilidad.
cha existente entre los géneros en cuanto a participación política. “En un
sentido estricto, estas acciones garantizan el derecho de las mujeres a ser
representantes en condiciones equivalentes de competitividad, cuando
por cualquier razón la composición del Legislativo aparece vulnerada en
términos de género” (Archenti y Tula 2008, 11).
Como ejemplo de este tipo de acciones2 se encuentran las cuotas, las
cuales fueron implementadas en América Latina (ver el anexo 1) en años
posteriores a 1996,3 a través de leyes nacionales que generaron directrices
a los partidos en torno a la conformación de sus listas partidarias, seña-
Política y territorio
lando un porcentaje mínimo de participación de las mujeres en las listas.
1RREVWDQWHFRPRD¿UPDQ'HO&DPSR\/XHQJRFRQWRGR\
las cuotas, la consecución de una igualdad efectiva a la hora de acceder a
2WURHMHPSORGHDFFLyQD¿UPDWLYDVRQODVEDQFDVUHVHUYDGDVDODVPXMHUHVHQORVSDUODPHQWRV
3 Salvo Argentina, que fue el primer país del mundo en implementarlas, en 1991.
198
cargos de representación política continúa siendo una de las debilidades
de los sistemas políticos democráticos.
(Q&RORPELDODLPSOHPHQWDFLyQGHHVWHWLSRGHDFFLRQHVD¿UPDWLYDV
tuvo un proceso más rezagado que en el resto de la región. Ocho proyectos
de ley, la mayoría de ellos liderados por la congresista Viviane Morales, no
concluyeron el proceso de debate en el Legislativo, y en el año 2000, la Ley
581 tan sólo garantizó la inclusión de 30% de mujeres en ternas y listas para
altos cargos decisorios en las tres ramas del poder público. Tras quince años
de luchas del movimiento feminista, se aprueba la ley de cuota electoral
como parte de la llamada Ley de Partidos (Ley 1475 de 2011). Dicha ley bus-
ca garantizar la participación de las mujeres en circunscripciones de cinco o
más escaños, con una inclusión en listas de al menos el 30%.
Las elecciones locales de 2011 fueron el escenario para poner en prác-
WLFDSRUSULPHUDYH]HQ&RORPELDHVWHWLSRGHDFFLRQHVD¿UPDWLYDV&RPR
consecuencia de lo anterior, el objetivo de este artículo es responder a
la pregunta: ¿Cuál fue el efecto de la Ley de Cuotas en cuanto a inclu-
sión política de las mujeres en las pasadas elecciones locales en Colombia,
en octubre de 2011? Para responder este interrogante el documento está
dividido en cinco acápites: el primero discute brevemente la literatura so-
bre Ley de Cuotas en América Latina;; el segundo describirá el proceso de
la Ley de Cuotas y las características normativas del caso colombiano;; el
tercero dialogará con la realidad que se encontró en el trabajo de campo
realizado en los meses de septiembre y octubre de 2011;; el cuarto presen-
tará un análisis de los resultados del desempeño electoral de las mujeres
en las asambleas departamentales, con base en un modelo de regresión
VLPSOHHOTXLQWR¿QDOPHQWHSUHVHQWDUiDOJXQDVFRQVLGHUDFLRQHV¿QDOHV
en torno a las implicaciones de la Ley de Cuotas en las pasadas elecciones.
4 “Aquellos países en los que la democracia representativa y pluripartidaria se ha establecido o se
ha mantenido vigente”, p. 10.
200
ma electoral: “la Ley de Cuotas es más exitosa en los países que poseen
sistemas electorales con listas cerradas (utilizadas en la mayoría de las
democracias), en los distritos electorales que en promedio renuevan un
número de legisladores mediano o grande y donde la Ley de Cuotas, ade-
PiVGHHVSHFL¿FDUXQSRUFHQWDMHPtQLPRGHPXMHUHVDLQFOXLUHQODOLVWD
(la magnitud de este porcentaje es muy importante), asigna posiciones
mínimas de ubicación para las mujeres en las listas partidistas” (2008,
68).
Asimismo, Del Campo y Luengo (2008), Archenti y Tula (2008), In-
ternational Institute for Democracy and Electoral Assistance (2008) y
Bernal (2011) enfatizan, primero, que las mujeres mejoran sus posibili-
dades de acceso a los órganos de representación política en los sistemas
proporcionales aplicados en circunscripciones de mayor magnitud, y
segundo, que hay mejores resultados en la elección de mujeres cuando
existen listas cerradas y bloqueadas que incluyen un mandato de posición,
que cuando se utilizan listas abiertas y/o con voto preferente.
En conclusión, “no todos [los] elementos del sistema electoral inciden
directamente en la aplicabilidad de las cuotas de género, sólo la magnitud
del distrito y la estructura de la boleta de votación afectan su efectividad”
(Archenti y Tula 2008, 16);; factores que se medirán como variables para
explicar los resultados de la aplicación de la Ley de Cuotas en el modelo de
regresión lineal para las pasadas elecciones locales en Colombia.
SURSRVLWLYRRWUDVKDQWUDQVLWDGRXQODERULRVRFDPLQRGHPRGL¿FDFLRQHV
en aras de mejorar los niveles de efectividad, el cual ha llevado hasta su
reconocimiento constitucional, y otras, incluso, han consagrado la posibi-
lidad de realizar impugnaciones judiciales en su defensa.
3DUDSURIXQGL]DUHQHVWHWLSRGHD¿UPDFLRQHVYHU:LOOV\&DUGR]R*DUFtD
202
En todos estos casos, la consideración más importante ha sido el
reconocimiento constitucional del derecho a la igualdad y la no discrimi-
QDFLyQORFXDOKDSRVLELOLWDGRODGLVFXVLyQVREUHODVDFFLRQHVD¿UPDWLYDV
en los diferentes tribunales constitucionales, generando un piso jurídico
para la reglamentación de las mismas (León 2005). Es decir, este con-
dicionamiento legal ha ilustrado, a partir de los trabajos anteriormente
citados, el papel fundamental de las cortes en el proceso de interpretación
y creación de jurisprudencia y doctrina para el cumplimiento de la Ley de
Cuotas.
Otra característica que resaltan sin discusión estas investigaciones es
el papel del mandato de posición, que, junto con las dos características del
sistema electoral ya señaladas, pueden converger en unos mayores nive-
les de efectividad de la Ley de Cuotas. En consecuencia, “el mandato de
posición está orientado a garantizar el acceso de las mujeres a los cargos
evitando que los gatekeepers partidarios las ubiquen en lugares simbólicos
con pocas expectativas de resultar electas” (Archenti y Tula 2008, 18).
Además, estos trabajos resaltan el papel del porcentaje establecido le-
galmente, la lectura que del mismo se haga y su forma de aplicabilidad
como factores que inciden en la efectividad de la Ley de Cuotas. En este
sentido, los estudios de caso demuestran que no existe un porcentaje
determinado, sino que el mismo varía entre el 20 y 40%, porcentaje que se
puede ver afectado, por un lado, por la forma en que se asimile el número
de mujeres que deben estar incluidas en las listas, aplicado en los distritos
plurinominales que puede estar redondeado –según el país– por lo bajo o
por lo alto;; por otro lado, señalan que en la mayoría de casos se ha conver-
tido en una especie de techo que limita una participación aún mayor de las
mujeres en las listas, lo que incide en los procesos de subrepresentación.
uno de los géneros” (Congreso Nacional de la República 2010).
La Corte Constitucional, mediante sentencia C-490/11, decidió declarar
H[HTXLEOHHOFLWDGRDUWtFXOR\D¿UPyTXHODFXRWDGHVDUUROODXQ¿QFRQVWL-
tucional, como es la igualdad real y efectiva en el plano de la participación
política, y no se constituye en una restricción a la autonomía de los partidos
y movimientos políticos. En consecuencia, podemos caracterizar la Ley de
&XRWDVFRPRXQDDFFLyQD¿UPDWLYDTXHGH¿QHXQXPEUDOPtQLPRGH
sin posición en la lista, es decir, se da la posibilidad de que los partidos esco-
jan entre la lista cerrada y la lista con voto preferente;; la norma no estableció
Política y territorio
un mandato que obligue a que las mujeres tengan una posición en la lista
7 Ver: http://www.americanaeconomia.com/política-sociedad/política/Colombia-30785857-
ciudadanos-conforman-el-censo-electoral.
8 Para mayor información sobre los otros aspectos de esta ley, se puede consultar en este libro el
capítulo introductorio de José Ricardo Puyana, denominado “Las reformas políticas en Colom-
bia, 2003-2011: ¿hacia partidos más responsables?”.
204
que permita su visibilidad y ubicación en lugares elegibles de la lista. Por úl-
timo, las sanciones por incumplimiento a la norma están dadas básicamente
por la no inscripción de la lista.
2WURVD¿UPDURQGHPDQHUDURWXQGDTXHODVPXMHUHVIXHURQVyORUHOOH-
nos en las listas, argumento que fue haciendo carrera entre la ciudadanía.
/DVLJXLHQWHFLWDUHÀHMDFODUDPHQWHHVWDVLWXDFLyQ
Si tú analizas las listas, las listas de los partidos, encontrarás que aun dentro
del Partido Liberal hay personas que son, que son relleno, que son […] así le
llaman ellos o […] o digamos que […] se, que pueden ser líderes populares
de barrio que no alcanzan a tener la formación para llegar a representar al
partido […] en una Asamblea o un Concejo, donde se requiere que haya más
formación y sobre todo […] más compromiso.11
No obstante, la Ley de Cuotas no fue aplicada sólo para garantizar
la inclusión de mujeres en las listas;; hubo quienes la aplicaron para ase-
gurar la participación de los hombres en las mismas. La siguiente cita así
lo ilustra:
En pasados días teníamos una visita a una directora regional de Bogotá, una
directiva del movimiento, y ella decía: “En MIRA hubo que buscar hombres
para completar la cuota de género porque teníamos muchas mujeres aspiran-
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
electoral y de partidos surgen nuevos retos para aquellas mujeres que pro-
yectan una carrera política, como lo ilustra la siguiente cita:
206
El problema que tenemos ahora las mujeres al interior de los partidos, in-
cluido el Partido Liberal, es que ya nosotras tenemos que hacer una política
dentro de la política, para que no se escojan las mujeres por relleno, para que
las mujeres que realmente lleguen a esas posiciones sean dirigentes políticas,
sean mujeres que han hecho la política, sean mujeres que puedan participar,
que tengan coherencia en el discurso, que no sean hombres con falda, ni mu-
cho menos que vayan a ser eh […] las, me van a perdonar la expresión, pero
la voy a decir, es muy cruda pero es la verdad, para que no vayan a ser las
amantes de los dirigentes políticos […] o las mujeres que utilizan los dirigen-
tes políticos para colocarlas ahí y estar ellos ahí entre bambalinas.13
Por otro lado, las entrevistas permiten también evidenciar que se hace
necesario un mayor involucramiento del partido en los procesos electo-
rales, en cuanto al acompañamiento en las campañas. Ninguna de las
PXMHUHVHQWUHYLVWDGDVPDQLIHVWyUHFLELUDSR\RHFRQyPLFRSDUDHO¿QDQFLD-
miento de su campaña, ni asesoría para manejarla. Lo anterior teniendo en
cuenta que muchas de ellas participaban por primera vez en una contienda
política y que su liderazgo comunitario estaba circunscrito más a lógicas
centradas en el control y la veeduría de la acción pública sobre un territo-
rio determinado. Como consecuencia de lo anterior, y dada la complicada
y a veces confusa realidad observada, surgió la inquietud de evaluar el
impacto de la Ley de Cuotas en la inclusión de mujeres en las asambleas
departamentales, prestando especial atención a aquellos factores que, se-
gún destaca la literatura especializada, inciden en una mayor participación
en las listas de las mujeres.
zaron a tener una inclusión de mujeres que llegue al 30%. Por el contrario,
la inclusión de mujeres en las listas en 2011 es considerablemente mejor:
tan sólo dos listas (0,7%) están por debajo del límite de la Ley de Cuotas,
el 36,3% de las listas tienen unos niveles de inclusión entre 30% y 33,3%,
y el 7% de las listas tienen un porcentaje de inclusión de mujeres de 50%
o más.16
(O JUi¿FR LOXVWUD ODV GLIHUHQFLDV HQ OD GLVSHUVLyQ GH ORV QLYHOHV GH LQ-
clusión en las listas entre 2007 y 2011. Se puede observar una diferencia
sustantiva en la dispersión y en la mediana de la distribución. En 2007,
Política y territorio
14 Cada entrada en la base de datos corresponde a cada partido que se presentó en cada departa-
mento en cada una de las elecciones, para un total de 568 listas.
15 Es decir, si la primera candidata tenía la tercera posición en la lista, esa lista tendría el valor de
3 para esta variable.
16 El 55,4% de las listas están entre el 33% y el 50% de nivel de inclusión.
208
*Ui¿FR
Porcentaje de candidatas en cada lista. Asambleas departamentales, 2007-2011
la mayoría de los datos se encuentran por debajo del 20% de candidatas,
con una cola larga hacia los valores más altos. Por el contrario, en 2011 la
proporción de candidatas de la lista se encuentra muy concentrada sobre
los valores que cumplen la Ley de Cuotas. Esto evidencia que la gran ma-
yoría de los partidos, para estas elecciones, cumplieron la Ley de Cuotas,
y además, que la gran mayoría de los partidos, apenas cumplieron la Ley
de Cuotas. Esta diferencia en la proporción de candidatas entre 2007 y
HVVLJQL¿FDWLYDW SVLHQGRPD\RUHQ
la proporción de candidatas.
Ahora bien, comparar la proporción de candidatas antes y después de
OD/H\GH&XRWDVQRHVVX¿FLHQWHSDUDHYDOXDUVXLPSDFWRHQODUHSUHVHQWD-
tividad de las mujeres. Es necesario evaluar la diferencia en la proporción
GHPXMHUHVHOHJLGDVHQWUH\(OJUi¿FRLOXVWUDHVWDGLIHUHQFLD
Se puede observar que en 2007 –de las listas en las que resultó elegido
por lo menos un candidato–, el 64,9% no tienen una mujer elegida. Sor-
prendentemente, este porcentaje aumentó después de la aplicación de la
*Ui¿FR
Porcentaje de elegidas en cada lista. Asambleas departamentales, 2007-2011
HOHJLGDV \ HYDOXDU HO LPSDFWR GH ODV GLVWLQWDV YDULDEOHV LGHQWL¿FDGDV HQ OD
literatura sobre el efecto de la Ley de Cuotas. La variable dependiente es el
porcentaje de mujeres elegidas.18 Colombia presenta una muy buena opor-
17 t(374.776)=1.23, p= 0.2202.
18 Cuando la lista no tiene ningún elegido, toma el valor de 0.
210
tunidad para evaluar el impacto del tipo de lista en la efectividad de la Ley
de Cuotas. El diseño institucional que permite a los partidos elegir entre lista
abierta y cerrada posibilita la evaluación de su impacto sobre la Ley de Cuo-
tas, controlando por otros factores, lo cual no es posible en un país donde
no exista esta posibilidad. Para captar este efecto, incluimos una variable
dicotómica que toma el valor de 1 si es lista abierta (Voto Preferente), y 0
si es lista cerrada (Voto No preferente). Un factor clave, encontrado por la
literatura, para el éxito electoral de las mujeres es la posición en la lista;; por
lo tanto, el modelo incluye la posición que ocupa en la lista la primera mujer,
suponiendo que si la primera mujer se encuentra en posiciones más ventajo-
sas, tiene mayor probabilidad de salir elegida. Dado que es diferente ocupar
la tercera posición en una lista de tres candidatos que en una de 13, este
valor fue dividido por la cantidad de candidatos en su lista, por lo que toma
valores entre 0 y 1, donde si la primera mujer está en la última posición, la
variable orden toma el valor de 1. Según la literatura, distritos más grandes
y listas con mayor número de mujeres también aumentan la representación
femenina. Por lo tanto, son variables que también se incluyen en el modelo.
Finalmente, para captar el efecto de la Ley de Cuotas, se incluye una variable
dicotómica que toma el valor de 1 en 2011 y de 0 en 2007. El cuadro 1 presen-
ta las estadísticas descriptivas de las variables incluidas en el modelo.
Cuadro 1
Estadísticas descriptivas
Variable Observaciones Media Desv. est. Mín. Máx.
pgidas2 568 0.13 0.27 0 1
Ord 568 0.27 0.25 0 1
Votos 568 35242.12 47856.59 60 349170
Magnitud 568 13.20 3.45 11 26
pcandidatas 568 0.26 0.16 0 1
proporción, el impacto negativo de 2011 no implica un fracaso de la Ley de
Cuotas, pues el efecto no sería directo, sino que la Ley de Cuotas aumenta
el número de candidatas, para de esta manera aumentar las mujeres ele-
gidas.
212
Cuadro 2
Modelos de regresión
VD: porcentaje elegidas Modelo 1 Modelo 2
-0.00621 0.165**
Tipo de lista
(0.0576) (0.0538)
-0.263**
Lista* 2011
(0.0954)
-0.115* 0.00166
Posición de primera mujer
(0.0438) (0.0639)
-0.303**
Posición* 2011
(0.0847)
1.02e-06** 1.12e-06*
Votos de la lista
(3.50e-07) (4.49e-07)
-1.81e-07
Votos* 2011
(3.96e-07)
-0.0160** -0.0129*
Magnitud del distrito
(0.00507) (0.00486)
-0.00708
Magnitud* 2011
(0.00398)
0.484*** 0.553***
Porcentaje de candidatas
(0.117) (0.148)
-0.337
% candidatas* 2011
(0.197)
-0.135*** 0.409***
2011
(0.0319) (0.112)
0.283** 0.0344
Constante
(0.101) (0.0863)
Observaciones 568 568
R-cuadrado 0.081 0.109
Para entender el impacto de los distintos factores institucionales que,
en teoría, fortalecen la efectividad de la Ley de Cuotas, el segundo modelo
incluye interacciones entre la variable 2011 y todas las demás variables.
Siguiendo a Kam y Franzese (2007), para entender las interacciones no
VRQ VX¿FLHQWHV ORV UHVXOWDGRV SUHVHQWDGRV HQ HO FXDGUR 3DUD HVWR VH
*Ui¿FR
Efecto marginal de la Ley de Cuotas según el tipo de lista
Análisis de las elecciones subnacionales en Colombia, 2011
1RSUHIHUHQWH 3UHIHUHQWH
7LSRGHOLVWD
,QWHUYDORGHFRQILDQ]D
Política y territorio
214
*Ui¿FR
Efecto marginal de la Ley de Cuotas, según la posición en la lista
de la primera mujer
-4.2
-4.4
Efecto marginal de 2011
-4.6
-4.8
-5
0 .2 .4 .6 .8 1
Posición en la lista
(OJUi¿FRPXHVWUDTXHHOHIHFWRGHOD/H\GH&XRWDVQRYDUtDVHJ~Q
ODFDQWLGDGGHYRWRVREWHQLGRVSRUODOLVWD(OJUi¿FRLOXVWUDXQDOLJHUD
disminución del efecto de la Ley de Cuotas, a medida que aumenta la mag-
QLWXGGHOGLVWULWR'HQXHYRHVWDGLVPLQXFLyQQRHVVLJQL¿FDWLYDDO
3DUD WRGDV HVWDV YDULDEOHV HO HIHFWR PDUJLQDO HV VLJQL¿FDWLYR SDUD FXDO-
TXLHUYDORUGHODVYDULDEOHVLQGHSHQGLHQWHVJUD¿FDGDVHQHOHMHKRUL]RQWDO
)LQDOPHQWHHQHOJUi¿FRVHREVHUYDXQLPSDFWRQHJDWLYRGHOSRUFHQWDMH
de candidatas sobre el efecto marginal de la Ley de Cuotas. Esta dismi-
QXFLyQ WDPSRFR HV VLJQL¿FDWLYD DO \ DGHPiV SDUD YDORUHV EDMRV GH
porcentaje de candidatas, no existe un efecto de la Ley de Cuotas.
Una vez tenidos en cuenta los impactos de los factores institucionales
TXHKDLGHQWL¿FDGRODOLWHUDWXUDFRPRSRWHQFLDGRUHVGHORVEHQH¿FLRVGH
la Ley de Cuotas, calculamos el efecto del año 2011 en la proporción de
mujeres elegidas, manteniendo todas las demás variables en sus medias.
Incluso en este caso, el efecto sigue siendo negativo.
0 .2 .4 .6 .8 1
Posición en la lista
-4.4
Efecto marginal de 2011
-4.6
-4.8
Política y territorio
-5
0 .2 .4 .6 .8 1
Posición en la lista
216
*Ui¿FD
Efecto marginal de la Ley de Cuotas, según el porcentaje
de candidatas en la lista
-4.2
-4.4
Efecto marginal de 2011
-4.6
-4.8
-5
0 .2 .4 .6 .8 1
Posición en la lista
$OJXQDVFRQVLGHUDFLRQHV¿QDOHV
La incorporación de la Ley de Cuotas en la normativa colombiana se
constituye en un avance en la búsqueda de la igualdad real entre hombres
y mujeres en el escenario político. El incremento del número de candida-
turas de mujeres en las listas partidistas parece ser un efecto innegable
de la Ley de Cuotas, debido a que la gran mayoría de partidos cumplieron
con el porcentaje del 30% –establecido legalmente– de inclusión en listas.
Y aunque este porcentaje parece ser en esta primera experiencia el techo,
vale la pena destacar que la evidencia comparada nos indica que la Ley de
Cuotas tiene efectos apreciables en el largo plazo, lo que hace necesario ir
ajustando la normativa y las prácticas, para alcanzar la igualdad de género.
El análisis comparado de los resultados electorales en las asambleas
departamentales entre 2007 y 2011 nos permitió evaluar el impacto que
WLHQHQ ORV IDFWRUHV LQVWLWXFLRQDOHV LGHQWL¿FDGRV SRU OD OLWHUDWXUD VREUH
el efecto de la Ley de Cuotas para garantizar la inclusión de mujeres
en las listas partidistas. Entre estos factores sobresalen: el tipo de lis-
ta, la magnitud del distrito electoral y la posición en la lista. En primer
TXH QR VX¿FLHQWH GHO DXPHQWR VXVWDQWLYR GHO Q~PHUR GH FDQGLGDWDV VH
ve mermado por los pocos resultados en el número de diputadas electas.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la ley fue sancionada faltan-
do muy poco tiempo para las elecciones locales. Esto generó que muchos
partidos tuvieran que reorganizar sus listas, en muchos casos sin procesos
de democracia interna y con el principal objetivo de cumplir la ley. Por lo
tanto, esperar un efecto inmediato de la Ley de Cuotas en el porcentaje de
mujeres electas a asambleas departamentales es ingenuo;; estos mecanis-
mos requieren procesos de aprendizaje internos de los partidos, los cuales
posiblemente no se dieron en estas elecciones y requieren experiencia en
Política y territorio
la arena electoral.
218
Referencias
Archenti, Nula y María Inés Tula. 2008. 0XMHUHV\SROtWLFDHQ$PpULFD/DWLQD6LVWH-
mas electorales y cuotas de género. Buenos Aires: Heliasta.
Bernal Olarte, Angélica. 2006. bogota.gov.co. Recuperado el 13 de abril de 2011, de
www.bogota.gov.co/galeria/analisiselecciones.pdf
Bernal, Angélica. 2011. Elecciones parlamentarias de 2010: análisis de la inclusión de
mujeres. Colombia Internacional 74: 89-118.
Congreso Nacional de la República. (22 de diciembre de 2010). senado.gov.co. Recu-
perado el 2 de julio de 2011, de www.senado.gov.co
Del Campo, Esther y Oscar Luengo. 2008. El impacto de los sistemas electorales y las
leyes de cuotas en los países andinos. Las elecciones legislativas en Bolivia, Ecuador
y Perú. En 0XMHUHV\SROtWLFDHQ$PpULFD/DWLQD6LVWHPDVHOHFWRUDOHV\FXRWDVGH
género, eds. Nélida Archenti y María Inés Tula, 137-164. Buenos Aires: Heliasta.
Guzmán Rodríguez, Diana. (27 de mayo de 2011). Los mitos de las cuotas. Dejusticia.
org. Recuperado el 2 de junio de 2011, de www.dejusticia.org
Htun, Mala. 2002. Mujeres y poder político en Latinoamérica. En 0XMHUHVHQHO3DU-
lamento. Más allá de los números, ed. Idea 19-44. Estocolomo: International IDEA.
International Institute for Democracy and Electoral Assistance. 2002. 0XMHUHVHQHO
Parlamento. Más allá de los números. Estocolmo: International IDEA.
International Institute for Democracy and Electoral Assistance. 2004. La aplicación
de las cuotas: experiencias latinoamericanas. Estocolmo: IDEA International.
International Institute for Democracy and Electoral Assistance. 2008. 30 años de
GHPRFUDFLD¢HQODFUHVWDGHODROD"3DUWLFLSDFLyQSROtWLFDGHODPXMHUHQ$PpULFD
Latina. Estocolmo: IDEA International.
Jones, Mark. 2008. Ley de Cuotas y elección de las mujeres: lecciones a partir de la
experiencia en Costa Rica. En 0XMHUHV\SROtWLFDHQ$PpULFD/DWLQD6LVWHPDVHOHF-
torales y cuotas de género, eds. Nélida Archenti y María Inés Tula, 65-85. Buenos
Aires: Heliasta.
Kam, Cindy y Robert Franzese Jr. 2007. Modeling and interpreting interactive hy-
potheses in regression analysis. Ann Harbor: The University of Michigan Press.
León, Magdalena. 2005. 1DGDQGRFRQWUDODFRUULHQWH0XMHUHV\FXRWDVSROtWLFDVHQ
ORVSDtVHVDQGLQRV. Bogotá: Unifem.
Mesa de Género de la Cooperación Internacional en Colombia. 2012. Colombianas
HQ HO SRGHU SROtWLFR ORFDO 0XMHUHV HQ FDUJRV GH HOHFFLyQ SRSXODU SDUD HO SHULRGR
2012-2015. Bogotá: ONU Mujeres, PNUD, IDEA, Embajada de Suecia, Netherlands
Institute for Multiparty Democracy.
Ramírez Bustamante, Natalia. 2007. Ley 581 de 2000 o Ley de Cuotas: ¿ganamos o
perdimos? 2SLQLyQ-XUtGLFD (11): 87-114.
Wills Obregón, María Emma. 2007. ,QFOXVLyQVLQUHSUHVHQWDFLyQ/DLUUXSFLyQSROt-
WLFDGHODVPXMHUHVHQ&RORPELD. Bogotá: Grupo Editorial Norma.
Wills, María Emma y Florentina Cardozo García. 2010. Los partidos colombianos y
ODUHSUHVHQWDFLyQGHODVPXMHUHV¢FRPSURPLVRGHIRQGRRVXSHU¿FLDO"
Colombia Internacional 71: 127-149.
220