Situación del campesinado antes de la reforma agraria
Las luchas campesinas fueron constantes en el Perú. La
historia agraria del país también se puede escribir como una historia de resistencia indígena o campesina frente a las diferentes formas de dominación y explotación a las que fueron sujetos. Hasta mediados del siglo XX, la estructura agraria del Perú presentaba dos elementos básicos: concentración de la tierra en haciendas y dispersión de la pequeña propiedad campesina en un sinnúmero de comunidades indígenas, localizadas sobre todo en la sierra. Mientras que el sistema de hacienda andino tuvo como características la apropiación privada de la tierra, fijación de la fuerza de trabajo, renta feudal, escasa reinversión y limitado desarrollo de las fuerzas productivas (Burga y Plores Galindo 1980a: 11), las comunidades expuestas a la agresión de la gran propiedad se desplazaron hacia tierras más pobres. La contradicción entre acaparamiento de tierras, por un lado, y una masa campesina despojada de ellas, por el otro, induce a Jean Piel a hablar de “una estructura en crisis” (Piel 1982:2). Las reivindicaciones campesinas, inscritas dentro de la lógica global de esta estructura agraria en crisis, en el transcurso del tiempo fueron respondiendo a expectativas diferentes. Por lo tanto, es necesario considerar la relación entre la coyuntura específica y los movimientos sociales en el medio rural. En los años treinta, los colonos de las haciendas serranas, denunciando las condiciones de trabajo y los abusos, se integraron a las luchas campesinas reclamando el amparo de una Ley de Yanaconaje aprobada en 1933 y promulgada en 1947. A partir de 1945 el campesinado sindicalizado en contacto con partidos políticos radicaliza sus formas de lucha, incluyendo ocupaciones de tierras. Los sucesivos gobiernos intentaron pacificar el sector agrario planteando diferentes proyectos de reforma agraria. Si bien en algunos casos se llegó a paralizar los trabajos en las haciendas, no se produjeron reivindicaciones que cuestionaran la hacienda como sistema de dominación en sí. “Tierra o Muerte” nunca fue el lema de los colonos piuranos. Se buscaba reformar el sistema existente, se exigía la aplicación de las leyes vigentes y la prohibición de ciertos aspectos del sistema de dominación, como la venta forzada de los productos a la hacienda. Los representantes del Partido Socialista también buscaban reformas al interior de las haciendas, aunque, a largo plazo, apostaban a la organización de cooperativas de producción (Castro Pozo 1947:14). Sin embargo, en su propuesta, la transformación de las haciendas en cooperativas debería contar con respaldo legal. Como se ha mencionado, la compra de las haciendas fue uno de los caminos para: “Procurar la cooperativización de los latifundios que no sean de origen comunal, por medio de la gremialización del yanacona y campesino. Inscripción del dominio de estos latifundios, impidiendo que su número y extensión aumente. Establecimiento de Federaciones Regionales de todas las cooperativas y creación de instituciones de crédito de la misma índole, sólo con el propósito de adquirir maquinaria y demás implementos agrícolas y ganaderos” (Reivindicaciones Inmediatas del Partido Socialista del Perú, 18.10.1930; en Valverde s.f.b: ficha 175).
El poder de los sindicatos campesinos llegó a ser de tal
magnitud que Quijano (1979: 127) hablaba de la existencia de un “Estado en el Estado”. Entre 1963 y 1964 participaron hasta trescientos mil campesinos en estas movilizaciones reclamando la tierra y exigiendo el pago de un salario. Se enfrentaron a los terratenientes, invadieron haciendas y tuvieron diversos enfrentamientos con las fuerzas del orden. El escenario de la lucha campesina ya no fue local o provincial, ahora adquirió una dimensión nacional. El impacto de estas movilizaciones permitió entre otros aspectos, retomar la discusión sobre el problema de la tierra en el Perú. Las elecciones de 1963 tuvieron como uno de sus temas principales el debate sobre la cuestión agraria y, en este contexto, se tomaron las primeras medidas concretas para realizar una reforma agraria, si bien diseñadas para un marco geográfico limitado. Mientras tanto, en Piura las reivindicaciones se centraron en torno a la adjudicación de las tierras de la colonización de San Lorenzo. Los representantes del Partido Socialista del Perú y de la Asociación de Yanaconas y Campesinos de Piura organizaron una marcha de sacrificio a Lima para exigir una priorización en la adjudicación de estas tierras. Una vez más, los campesinos de la sierra de Piura estuvieron lejos del radicalismo que caracterizó al movimiento campesino en otras regiones del Perú. Por ende, la ex hacienda Pabur, no fue ajena a los reclamos hechos por los yanaconas, cuyas quejas giraban en torno a la reivindicación de la jornada de las ocho horas, la supresión de los trabajos gratuitos, la libertad de venta de los productos, etc La organización de la producción al interior de las haciendas implicó, además, protestas específicas. Por ejemplo, en las haciendas arroceras del Alto Piura, la lucha se orientaba hacia una justa distribución de los turnos de riego. En cambio, en las haciendas de la parte alta del valle de Chira y del Medio Piura se buscaba una reglamentación para el pago por pastaje y la recolección de algarrobo. “Como el Partido Socialista del Perú por intermedio de sus representantes ha abierto campaña para la abolición de estas tareas y servidumbres oprobiosos que benefician a unos con notable perjuicio para otros; lo que no es justo, ni legal, ni humano, convencidos de la idealidad que persigue ese partido y perteneciendo a la clase de los oprimidos, nos hemos afiliado a la referida agrupación para defendernos mejor de los abusos que cometen los que por su holgada situación económica se encuentran en un plano mejor que el nuestro” (ADP-MJT 1933-41, exp.5).
BIBLIOGRAFIA: Luchas y reivindicaciones de los yanaconas en las haciendas de la sierra de