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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACION CIVIL Magistrado Ponente PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA Bogota, Distrito Capital, dieciséis (16) de diciembre de dos mil ocho (2008). Ref: Exp. 76001 3103 001 2003 00505 01 Decide la Corte el recurso de casacién formulado por la sociedad GENERAL! COLOMBIA VIDA COMPANIA DE SEGUROS S.A., contra la sentencia de siete (7) de marzo de dos mil siete (2007), proferida por el Tribunal Superior de Santiago de Cali, Sala Civil, dentro del proceso ordinario iniciado en su contra y de la sociedad GENERAL! COLOMBIA SEGUROS GENERALES S.A., por el menor JUAN PABLO SCHNEIDER CUBILLOS, representado por su progenitora, SANDRA PATRICIA CUBILLOS LONDONO. ANTECEDENTES 1. En demanda repartida al Juzgado Primero Civil del Circuito de Santiago de Cali, el demandante solicité: 1.1. Que se declarara que el sefior ALVARO JOSE SCHNEIDER BORRERO, padre del demandante, el dia 22 de mayo de 2003, contraté con las sociedades Generali Colombia Vida Compajiia de Seguros S.A., y Generali Colombia Seguros Generales S.A., un seguro de vida por la suma de cien millones de pesos ($100.000.000.00), del cual es beneficiario el menor Juan Pablo, calidad esta Ultima respecto de la que, adicionalmente, demand6 su reconocimiento. 1.2. Reclamé, subsecuentemente, en raz6n del fallecimiento del tomador y dada la calidad resefiada en precedencia, que le fuera cancelada la suma precitada debidamente indexada desde el 23 de mayo de 2003, amén del reconocimiento de los intereses moratorios liquidados ala maxima tasa autorizada. 2°. Narré, puestos aqui de manera sucinta, los siguientes aspectos facticos como soporte de las suplicas resefiadas. 2.1. La sefiora Sandra Patricia Cubillos Londofio y el sefor Alvaro José Schneider contrajeron matrimonio el dia 7 de junio de 2002, union de la cual, el dia 12 de diciembre de 2002, nacié el menor Juan Pablo Schneider Cubillos. 2.2. El sefior Alvaro José, el dia 22 de mayo de 2003, en la ciudad de Cali, adquirié de las demandadas un seguro de vida individual, contrato en el cual estas ultimas asumieron la calidad de aseguradoras y aquel la de tomador y asegurado. El citado seguro fue por la suma de CIEN MILLONES DE PESOS ($100.000.000.00), y como consecuencia de las primeras gestiones se expidid el certificado provisional numerado con el 01907; ademas, el menor Juan Pablo fue designado beneficiario. 2.3. Adujo, asi mismo, que la prima convenida, que evidentemente fue concertada, debla pagarse semestralmente y en efecto, el tomador cancelé como primera parte de ella la suma de $276.780.00., en constancia de lo cual, el 22 de mayo de 2003, el intermediario emitié el recibo de caja No. 500173. 2.4. El sefior Alvaro José Schneider Cubillos, tomador y asegurado, fallecié el dia 22 de mayo de 2003 (el mismo dia que gesto la POMC Exp. 2003 00505 01 2 expedicién del seguro), circunstancia que determiné que su esposa, el dia 27 de mayo de 2003, procediera a efectuar la correspondiente reclamacién, gestién que resulté frustrada habida cuenta que la aseguradora, en abierta oposicién a dicho cobro, manifest que el seguro exigido no existia, pues, segtin sus aseveraciones, lo Unico que se habia diligenciado por parte del sefior Schneider era una simple solicitud de aseguramiento, Consecuente con esta postura, la demandada procedié a emitir un cheque por valor similar al que inicialmente habia entregado el tomador a cuenta de la primera cuota de la prima convenida, que remitié a la conyuge de éste. 2.5. Muy a pesar de la insistencia de la sefiora Sandra Patricia Cubillos Londojio, la aseguradora mantuvo su posicién de no reconocer la existencia del seguro, circunstancia que originé esta litis no sin antes haber agotado el requisito de la conciliacién prejudicial, diligencia que no arrojé ningtin resultado positivo. 3. El Juzgador a-quo, una vez concluyé que estaban agotadas las etapas previas establecidas por la ley, profirié sentencia desestimatoria de las pretensiones y, para ello, argumentd que si bien llegé a existir el contrato de seguro entre el fallecido Alvaro José Schneider Borrero y la demandada, dicha relacién aseguraticia, al momento del deceso del tomador, no estaba vigente dado que entre la fecha del perfeccionamiento del referido contrato y el suceso incierto del cual pendia la obligacion de la aseguradora, no habian transcurrido las 24 horas de que trata la normatividad mercantil (art. 1057), por tanto, no existia razén alguna para que la sociedad demandada asumiera dicho compromiso. 4. El Tribunal avocé el estudio de la situacién planteada, y concluyé que si existis el contrato de seguro objeto del debate, pues los elementos esenciales para su estructuracién fueron _satisfechos; relativamente a la vigencia del aseguramiento, luego de la evaluacién que realiz6 de los articulos 1057 y 1151 del Codigo de Comercio, arribé a la conviecion que la norma llamada a regir la controversia judicial era esta POMC Exp. 2003 00505 01 3 ultima, por ello, con evidente persuasion, decidié que el seguro adquirido por el causante Alvaro José Schneider Borrero se perfeccioné y, ademds, entré en vigor coeténeamente al pago de la primera cuota de la prima convenida; estimd, en todo caso, que el fallo censurado debia revocarse y efectivamente asi lo dispuso, generando las condenas reclamadas en el libelo incoativo. LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL. EI sentenciador de segundo grado, una vez superé la evaluacién relativa a la existencia de los requisitos necesarios para resolver la instancia, los que hallé efectivamente reunidos, aprehendié el estudio del tema objeto del debate y centré, principalmente, su discurso en tomo a la vigencia del contrato de seguro, dado que, segtin lo concluyé, ese era el aspecto basilar de la controversia. Para tal efecto, erigié como basamento principal de la sentencia cuestionada, las siguientes inferencias: a) Que el contrato de seguro, no obstante su consensualidad, debia acreditarse a través de confesién o de prueba documental. Y con respecto a esta ultima, en atencién a que la norma no exige o condiciona la aduccién de un documento en particular, de suyo surge que cualquier escrito que responda a tal criterio y retina los elementos esenciales, deviene valido e idéneo en procura de demostrar que dicha relacion contractual si nacid a la vida juridica. b) Que como todo contrato, el de seguro sobre la vida, demanda la concurrencia de unos elementos minimos, tanto generales como especiales, y la falta de cualquiera de ellos origina la inexistencia del convenio, en este asunto, sin temor a equivocaciones, aquellos fueron cumplidos de manera plena, circunstancia que lo motive a dar por POMC Exp. 2003 00505 01 4 descontado cualquier reproche sobre el particular, en especial lo relacionado con las circunstancias alusivas al consentimiento de la aseguradora que, ciertamente, habia sido puesto en duda. ©) Precisamente, anejo a este aspecto, el fallador dedujo que la aceptacién de la aseguradora en torno a la celebracién del_contrato de seguro fue expresada a través de su intermediario, pues habiendo colocado el aseguramiento mediante gestiones de este tltimo, la actividad de dicho dependiente, mientras continuara vinculado a ella, tal cual lo pregonan los Decretos 655 de 1925 y 2605 de 1993, la obliga y en ese contexto, asenté el fallador, si se habia exteriorizado por esta uitima la voluntad de concertar el seguro aludido. d) Sostuvo, ademas, que el recibo de caja expedido por el agente (folio 7 cuaderno No. 1), demostraba_no solo el hecho de un pago verificado por el tomador, sino, y de manera contundente, la cancelacion de la primera parte de la prima acordada; resalté, adicionalmente, que dicho documento no fue desconocido. €) Con respecto al documento suscrito por el tomador al momento de gestionar el seguro, acoto que no se trat6 simplemente de una solicitud para estudio; contrariamente, ese escrito surge como prueba del perfeccionamiento del aludido contrato, y no a otra conclusién podia arribarse en atencién a que el tomador erogé una suma de dinero por cuenta de la prima concertada; de igual modo, diciente por demas, el sello alli estampado, conforme al cual la supuesta peticién seria sometida a estudio, no aparecia sino en el original que poseia la demandada y no en la copia entregada al tomador. POMC Exp. 2003 00505 01 Fs f) Adicioné que la falta de contestacion a la demanda, como asi lo prevé el articulo 95 del C. de P. C., comporta un indicio grave en contra de la parte, y de tal circunstancia surge la conviccién con respecto alla existencia del contrato que se comenta. Continuando con el estudio emprendido y, a propésito de la vigencia del contrato, el Tribunal se ocup6, seguidamente, de valorar cual de las dos disposiciones era aplicable al asunto de esta especie, esto es, la regla incorporada en el articulo 1057 o la del articulo 1151 del Codigo de Comercio; todo, en procura de dilucidar si la vigencia del seguro operaba teniendo como referencia, en su orden, la hora 24 del dia de celebracién del contrato 0, contrariamente, el momento del pago de la prima pactada, ya totalmente ora una parte de ella. Sobre el particular, el sentenciador, luego de memorar algunas referencias doctrinarias, opt® por aplicar el articulo 1151 desechando, desde luego, el articulo 1057 y, para arribar a tal decision, basicamente, argumenté que en tratandose de un contrato de seguro sobre la vida de un ser humano, lo que se procura es prever las implicaciones derivadas del suceso incierto que no es otro que la vida misma; por tanto, como en cualquier momento puede perderse, lo indicado es que opere desde el mismo instante en que sobrevenga la perfeccién del convenio y no con posterioridad. Sostuvo, asi mismo, que la vigencia del seguro debe estar vinculada al pago de la prima y si efectivamente a la aseguradora se le canceld la primera parte de ella, emerge, sin duda alguna, que ese era el momento, no slo en que se perfeccionaba el contrato, sino que, igualmente, cobraba vigencia el compromiso de la empresa ante el acaecimiento del siniestro, o sea, a partir del dia 22 de mayo de 2003, fecha en que se recibié por la demandada el pago de la correspondiente contraprestaci6n. Afirmé, adicionalmente, que como no existe norma expresa que regule la vigencia del contrato de la especie del que es objeto de POMC Exp. 2003 00505 01 6 estudio, ni las partes lo pactaron, no obstante tener facultad para ello, lo procedente era hacer operar los articulos 1151 y 1152, disposiciones que si bien no regulan de manera especial la vigencia del seguro, “si reglamentan dicho contrato’, por ello es valido, seguin la argumentacién del sentenciador, que la vigencia tenga lugar “cuando se recibe el valor correspondiente a la prima” (folio 40 del cuademo del Tribunal). Aseverd, asi mismo, que la parte demandada habia aportado el original de la “solicitud/certificado No. 01907" y en dicho escrito, en el espacio reservado a la vigencia del seguro, aparece con meridiana claridad que el mismo tuvo inicio el dia 22 de mayo de 2003 y se prolongaba hasta el dia 22 de mayo de 2004, amén que “sila vigencia operé desde el 22 de mayo de 2003, debe entenderse que lo fue desde cuando el intermediario extendié la solicitud/certificado No. 01907, y se pagé la prima, momento en que la cobertura de! mismo pasé a cargo de la aseguradora. Ocurrido el siniestro horas después, surgié para la demandada la obligacién de pagar el monto asegurado pactado” (folio 41, sentencia recurrida). Para concluir se ocupé de especificar el monto de la indemnizacién, asunto que no es objeto de cuestionamiento en este recurso, motivo por el cual no se hace hincapié en tal aspecto A partir de las anteriores elucubraciones, el fallador de segunda instancia_finiquité la instancia revocando la decision apelada y accediendo a la condena demandada, en los términos que concreté en la parte resolutiva LA DEMANDA DE CASACION Incorpora dicho escrito tres cargos, todos ellos anidan en la causal primera de casacién. Respecto de los dos primeros, que involucran errores iuris in iudicando, dadas sus caracteristicas y fundamentos, deviene procedente conjuntarlos y _fallarlos___ con POMC Exp. 2003 00505 01 7 posterioridad del tercero que, ademas de tener un mayor alcance, concierne con errores de apreciacién probatoria que en cuanto tales, deben ser examinadas prioritariamente; por supuesto que solamente después de establecer a cabalidad la cuestién factica procede el examen de la estrictamente juridica. TERCER CARGO La recurrente, a través de esta acusacién, denuncia lo que en sentir suyo estructura una violacién indirecta de la ley por razén de los errores de derecho en que incurrié el Tribunal al momento de valorar las pruebas allegadas al proceso, tendientes, ellas, a demostrar la existencia del contrato de seguro sobre la vida; la finalidad procurada con aquella es evidenciar que el sentenciador acudié a indicios sin que los mismos fueran idéneos para los propésitos pretendidos. La anterior situaci6n, asever6, condujo a la inaplicacién de los articulos 1502 de! Cédigo Civil y 1045 del Cédigo de Comercio. Centra su reproche en que el juez de segunda instancia decidié validar algunos elementos probativos que no resultaban autorizados para ajustar el contrat alrededor del cual se suscitd esta contienda, 0 sea, dio a los medios de conviccién recopilados en el expediente un alcance que la ley no les ha deferido. Sostuvo, complementariamente, que el articulo 1046 de la ley de comercio establece de manera nitida que el contrato de seguro se prueba Unicamente por escrito 0 mediante confesién; en otras palabras, al juzgador, en el interés de dar por demostrado el convenio objeto de estudio, no le es dable valorar prueba diferente a las mencionadas, pues hacerlo, como efectivamente acontecié, comporta un desconocimiento de las disposiciones probatorias sobre el particular; insiste en que la persuasiGn tendiente a dar por acreditada la existencia del contrato a través de indicios es inocua. Y en lo que concierme al escrito, valid POMC Exp. 2003 00505 01 8 ciertamente, para probar la celebracién de tal acuerdo, en defecto de prueba de confesién, debe contener, en su totalidad, los elementos esenciales propios de esa contratacién, exigencias que estan ausentes en el documento allegado. Agregd que con ese proceder el juzgador ad- quem violé los articulos 1046 del Cédigo de Comercio; 174 y 187 del Cédigo de Procedimiento Civil Adicioné que el Tribunal de manera equivocada sopesé la “solicitud/Certificado” que el tomador suscribié al momento de gestionar su expedicién, pues dio por establecido que dicho escrito recogia la totalidad de los requisitos anejos al contrato de seguro, tanto generales como especiales. No obstante, tal inferencia no fue acertada y, contrariamente a ello, el juzgador se vio precisado a elucubrar sobre otros elementos probatorios en procura de dar por acreditada la convencién, concretamente, algunos indicios como el pago de la prima, la firma de la solicitud de aseguramiento y la declaracién de la secretaria del intermediario de seguros; dichos elementos persuasivos, arguye la casacionista, no responden con plenitud a las exigencias del articulo 1046 del Cédigo de Comercio, generando asi una violacién a normas de orden puiblico. Sostuvo la recurrente, _adicionalmente, que la solicitud/certificado no esta suscrita o autorizada por la aseguradora, por tanto, no puede afirmarse que la misma exteriorizé su consentimiento y menos su aceptacién alrededor de la obligacién aseguraticia, requisito cuya falta, como esencial que es, torna el contrato inexistente. Resalté, también, que aque! documento condiciona la validez del pacto a que la firma y sello de Generali Vida aparezcan estampados como sefial de asentimiento; sin embargo, dicho material resulta insuficiente en el propésito de encontrar probado el aludido contrato de seguro, pues si el espacio reservado para una y otro se encuentra en blanco, es evidente que su consentimiento no fue exteriorizado. POMC Exp. 2003 00505 01 9 Afiadié que el sentenciador se abstuvo, ademas, de adelantar averiguaciones para establecer si el intermediario, quien colocé el seguro objeto de estudio en esta litis, continuaba vinculado a la sociedad demandada, pues esta circunstancia resulta ser uno de los condicionantes para pregonar la responsabilidad endilgada a la aseguradora Culmina su reproche a la sentencia recurrida aseverando que la solicitud/certificado, referida en varias oportunidades, no contiene ni la obligacién condicional a cargo de la aseguradora, ni la indicacién de la prima o precio del seguro, habida cuenta que el lugar dispuesto para tal resefia aparece desprovisto de algin dato, sin que pueda complementarse con el recibo de caja emitido, pues alli se registra la recepcién de unos dineros, empero, contrariando lo inferido por el Tribunal, no es indicativo de la contraprestacién a cargo del tomador; ademas, asent6 con total convencimiento que no es admisible procurar dicha informacion acudiendo a elementos externos o ajenos al mismo documento. CONSIDERACIONES 1°. Es evidente que quienes han confrontado en esta litis y, en su momento, quien tuvo a su cargo la resoluci6n de la misma en segunda instancia, coincidieron en torno a los mecanismos adoptados por la legistacion con miras ala demostracién del contrato de seguro, esto es, que la prueba idénea es la confesion o un escrito; de sus argumentaciones surge palpable ¢ irrefutable tal conviccién, la que, por demas, con notoria fidelidad se desprende del texto del articulo 1046 del Cédigo de Comercio. Y, precisamente, a partir de tales coincidencias es que puede afirmarse, sin temor a equivocos, que la discrepancia que alberga la recurrente gira alrededor, segiin su discurso, del proceder del ad-quem, en cuanto que, para dar por demostrado el contrato de seguro, POMC Exp. 2003 00505 01 40 tuvo la necesidad de recurrir a elementos persuasivos diferentes a los que prohija la normatividad vigente sobre el particular. 2. En esa linea argumentativa, las siguientes razones, que en apretada sintesis se resefian, fueron erigidas como basamento de la impugnacién: a) no existe prueba de confesién 0 escrito que demuestre la existencia del contrato de seguro; b) con respecto a los escritos allegados, dada su insuficiencia, el sentenciador tuvo que acudir a otros elementos de juicio, como los indicios; c) de lo valorado se desprende que no hubo aceptacién o el consentimiento de la aseguradora para concertar el contrato; lisa y llanamente sobrevino una manifestacion unilateral por parte del tomador, tal como se desprende de la ausencia del sello y firma de aquélla; d) no se indicé el valor de la prima; y, e) no se determiné la obligacién condicional de la demandada. 3. Y, precisadas las mismas, prontamente, refulge inane la recriminacién de la censora, pues contrariando los canones del recurso extraordinario de casacidn, se aparté de manera evidente de algunas de las condiciones que determinan su procedibilidad, desdefiando elevar la correspondiente acusacién en forma tal que viabilizara su cometido, amén de tornarla incompleta y desenfocada. 3.1. En efecto, el Tribunal, al acometer el estudio sobre la ausencia del consentimiento de la demandada, concluy6 que el compromiso de Generali Colombia Vida, devino de la participacién del intermediario de seguros y en los siguientes términos lo precisé: “es Jo cierto que desde el mismo momento en que se expidid la solicitudlcertificado No. 01907, suscrita por el asegurado, asi como por el intermediario con clave 1387 y se cancelé el importe de la prima, quedé plasmado el consentimiento de la aseguradora” (folio 37 sentencia Tribunal). Y mas adelante, sobre el mismo punto, esto es, las implicaciones de la intermediacién en los seguros, expuso: “si conforme con el articulo 5 del Decreto 655 de 1925 se le ha definido como la POMC Exp. 2003 00505 01 " persona que interviene ‘de cualquier manera, directa o indirectamente por cuenta de terceros, en la celebracién de negocios de seguros’ ...... “Si se acudié a este ultimo, lo actuado obliga a la demandada al tenor del articulo 5° del Decreto 2605 de 1993. tales consideraciones que la sentencia cuestionada _asentd, —tesalta la Corte-. Y fue bajo indiscutidamente, cémo la intermediacién comprometia a la aseguradora y que por virtud de ese mecanismo results obligada en los términos concertados por el tomador y el intermediario. Y, claro, a partir de ello, la exigencia evocada por la parte demandada en cuanto que falté el sello y la firma de la aseguradora, muestras inequivocas de su eventual interés de contratar, resultaban innecesarias, pues la participacion del agente fue suficiente para tales efectos; en otras palabras, las inferencias de que da cuenta el fallo reprochado tienen su génesis en el entendimiento que el Juzgador le dio a la normatividad aplicada. Ahora, si el ad-quem elucubré en los términos en que lo hizo, © sea, consider6, como en efecto asi lo explicit, que al asunto vinculado a la litis, por lo menos el concemiente con la aceptacién de la aseguradora, debia resolverse haciendo operar determinadas normas que gobiernan la intermediacién en los seguros, los eventuales desatinos que en el punto podrian enrostrarsele al sentenciador debian encaminarse en dos sentidos: 0 demostrar que ese consentimiento del intermediario realmente no se presenté, imputacién que, como es patente, implicaria atribuirle errores de apreciacion probatoria; 0, en otro sentido, poner de presente, mediante un discurso eminentemente Juridico, que las normas no le atribuyen al asentimiento del agente los alcances que el fallador le concedié. Esta circunstancia comprometia al recurrente optar por una senda diversa a la por 61 demarcada, imponiéndole un cauce diferente, mas no en los términos en que lo delineé el impugnante. POMC Exp. 2003 00505 01 412 3.2. En consecuencia, al abordar el estudio por la via escogida, 0 sea, la indirecta, por causa de los errores de apreciacién probatoria denunciados, no podria llegarse a brindar la acogida esperada por la censora. Obsérvese, con respecto al documento solicitud/certificado No. 01907, que el juzgador ad-quem coneluyé que no podia ser considerado simple y Unicamente como un escrito sometido al estudio de la compafiia aseguradora, pues, por el contrario, era prueba inequivoca del contrato involucrado en esta litis. Sostuvo el sentenciador, a propésito de aquella condicién, que “tal advertencia no aparece plasmada en el cuerpo del escrito...” (folio 38 sentencia Tribunal). Adicioné que si efectivamente era una solicitud de seguro y la misma debia someterse a evaluacién, no habia explicacién del por qué dicha prevencién no aparecia en la copia que le fue entregada al tomador. Adems, reflexion6, si se trataba de una mera peticién no se entendia por qué no hubo respuesta en cuanto a negar o aceptarla. Sdlo hubo pronunciamiento con motivo de la reclamacién. Y concluyo el tema aseverando que “..no existe explicacién alguna que justifique el que se hubiese recibido el valor de la prima de seguro, si (sic) tan sdlo se recibia la solicitud para estudio”. Todo para concluir que la "solicitud-certificado" constituia y, con suficiencia, el escrito que la ley exige para acreditar la existencia del contrato de seguro. Sin embargo, la demandante se sustrajo de infirmar frontal y abiertamente tales conclusiones; es mas, ni siquiera se aplicd a fustigarlas; en verdad, obvié discurrir sobre la estipulacion y recepcién de la prima; tampoco se preocupé de explicar la razon de no haberse advertido al tomador que se trataba de una simple solicitud, una y otra circunstancia surgen desprovistas de ataque alguno, por ello, tornan el cargo incompleto y, de contera, conducen a que la_sentencia conserve sus fundamentos torales 3.3. En todo caso, contrario a lo argiiido por la censora, no es absurdo colegir que las partes si convinieron la prima o costo del seguro, POMC Exp. 2003 00505 01 13. y tan cierto es lo anterior que el intermediario expidié el recibo de caja No. 500173 (folio 7 cuaderno No. 1), en donde se da cuenta de su establecimiento y cuantia. Simase a ello, que el escrito obrante a folio 46 del cuademo principal, allegado por la demandada, correspondiente al original de la solicitud/certificado, en él aparece con total claridad la indicacién de dicho elemento esencial, 0 sea que si hubo concertacién sobre la prima y el valor de la misma. Debe resaltarse, a propésito del tema, que la suma a que alude el mentado recibo de caja que, por supuesto, es un escrito y en cuanto tal idéneo para aportar argumentos de conviccién respecto de la existencia del seguro, coincide con el valor que en su momento el intermediario y el tomador convinieron; también, bueno es resaltarlo, que dicha coincidencia recae sobre el valor que la aseguradora devolvié a la cényuge del tomador, bajo el supuesto de haberse rechazado la solicitud de aseguramiento. Y en lo relacionado con la obligacién condicional de la demandada, es preciso asentar las siguientes reflexiones: de un lado, que si el sentenciador supuso la prueba de un hecho, esa eventual incorreccién debié denunciarse y demostrarse como un yerro factico, no de derecho; de otro lado, y haciendo abstraccién de la anotada deficiencia técnica de la acusacién, lo cierto es que la recurrente se abstuvo de demostrar sus recriminaciones, pues se circunscribié a presentar su propia apreciacién de los documentos. Igualmente que, como ya se dijera, el Juzgador, de la mano de las reglas que gobiernan la intermediacién aseguraticia, infirié que la intermediara comprometié a la aseguradora, elucidacién que se abstuvo de cuestionar. Por ultimo, no puede olvidarse que la obligacién condicional en este caso no puede ser otra que la vinculada con la vida del tomador, pues en ese sentido se gestioné el amparo. Prueba de ello esta que la solicitud/certificado citada reiteradamente en ésta providencia, expresamente alude a que se trata de un seguro de vida. POMC Exp. 2003 00505 01 14

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