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Daniel Fregonese Muñoz

201730715
La diáspora: confrontación entre la ficción y la muerte en el relato Hijos del mar de
Edwidge Danticat
La escritora Edwidge Danticat, en fragmento del texto denominado Haití: una experiencia

de dos culturas, nos habla sobre el sentimiento diasporico en el que dos mundos tienen que

convivir, dos realidades las cuales pese a estar en constante contraposición, el trabajo del

exiliado, es de resignificar su condición, de por medio del recuerdo lograr forjar una

identidad sin olvidar las raíces culturales y sociales que te dio la tierra, esto hasta el punto

de que ya no eres un exiliado más, terminas volviendo a ser un miembro más de tu

comunidad originara, terminas siendo parte del décimo departamento de Haití, un

departamento que inicia más allá de las costas de Puerto Príncipe o de cualquier trozo de

tierra perteneciente a ese país donde ya hace mucho la mirada de Dios se retiró. En el

relato, Hijos del mar, Danticat nos plantea este sentimiento de desdoblamiento de la

persona, ejemplificado en la conversación epistolar ficticia entre dos amantes que debido a

la brutalidad y escapando de la eminente muerte que representa Haití. Una muerte que

continuamente se nos vendrá contrastada con este gran personaje que termina siendo el

mar, una alegoría poderosa de sobre la propia patria y la condición humana que los

integrantes de esta tienen que atravesar.

El relato Hijos del mar se ejemplifica de forma muy potente lo dicho por Danticat

en su texto. A lo largo de este cuento la escritora, nos va introduciendo varios ejemplos

epistolares que nos hacen pensar en una comunicación epistolar entre dos amados, uno de

estos emprendió el largo éxodo que miles de personas como el tratan de realizar, escapando

de la muerte y la brutalidad; y por otro lado está la amada que se queda en el país y se ve
obligada, de una forma similar a su amante a escapar de la violencia de la ciudad y tratar de

refugiarse en el campo. Danticat a lo largo del relato nos va introduciendo imágenes

durísimas y violentas de lo que los protagonistas presencian y narran en sus cartas; el dolor

de la madre que cargaba la cabeza de su hijo por todas las calles, la brutalidad del padre, la

vecina linchada, la espantosa cara del niño muerto a la salida de la ciudad, la miseria en el

barco, la inminente muerte de la criatura por mano de los tripulantes, , la historia de la

violación de la madre de este. Todas estas imágenes nos dan una idea de que el viaje del

diásporico, tanto el que se quedó dentro del país como el que escapó, está marcado por la

muerte y el sufrimiento. Una condición que termina persiguiendo al exiliado que pese a

tratar de escapar no lo logra y termina varado en el inmenso mar.

Un punto curioso dentro de la narración es que al final del relato se nos revela que

la conversación epistolar fue ficticia, un invento del amante para desahogarse y en cierta

forma de afrontar el difícil viaje. Esto termina siendo un desdoblamiento del ser, como si

una parte del protagonista se quedara en tierra junto a su amada o como si el en cierta forma

tuviera una parte de ella dentro de sí. Esto nos hace pensar que el protagonista está todo el

tiempo en dialogo no con otra persona sino con su proprio pasado, con su identidad antes

de pisar esa embarcación. Por lo tanto, en cierta forma, es lo mismo que Danticat nos

propone en su texto, por una parte, por el desdoblamiento del exiliado que contrapone su

propia cultura y creencias que se enfrenta a lo nuevo que ofrece Estados Unidos o cualquier

otra parte del mundo; y por otro de la creación de un dialogo con la propia ficción. Un

dialogo que termina siendo fundamental para la creación identitaria del exiliado.

Por último, tenemos la alegoría del mar. Una alegoría que termina siendo una

realidad para muchos exiliados, como el del cuento. Una figura que como si se tratará de las
complas de Jorge Manrique termina por representar la muerte, el ultimo estado de la vida

que termina en la inmensidad, en la nada absoluta; pero que por otra parte también es

creadora, bien o mal de vida, el nacimiento del niño en mitad del mar o la esperanza de

encontrar un nuevo mundo, una nueva vida alejada del dolor y del sufrimiento y en cierta

medida el elemento que permite la diáspora, la separación entre los exiliados y los que se

quedaron y por tanto permite la creación ficcional de una nueva identidad y en cierta

medida de un nuevo mundo. Por lo tanto, aunque el mar para Danticat sigue apegándose a

esta tradición que lo representa como un elemento de muerte, también está la idea del

gaviero, que se asemeja a la narrativa de Álvaro Mutis. En esta similitud, el mar termina

siendo el medio, la madre del escritor que, al tratar de ver más allá, de ver por medio de la

ficción la tierra prometida que termina por aparecer al final del desierto de agua que antes

parecía infinito.

En conclusión, Danticat en este relato y en su texto denominado Haití: una

experiencia de dos culturas nos trata de representar no solo una cruda realidad del éxodo de

millones de personas, sino que también que a partir de este éxodo se nos abre las puertas de

un nuevo mundo, un mundo marcado por la confrontación cultural de dos realidades

completamente distintas que terminan por crear una nueva identidad profundamente

arraigada a las raíces culturales que el exiliado tiene. Y de la misma forma que el mar, la

diáspora no solo termina siendo un elemento producto de la muerte y la violencia, sino que

a raíz de esta también nace un nuevo mundo.

Bibliografia:
Edwidge Danticat. Haití: una experiencia de dos culturas. Washington: BID, 1995

https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/Hait%C3%AD-Una-

experiencia-de-dos-culturas.pdf

Edwidge Danticat. Hijos del mar. Yovivoenellea.com

http://yovivoenella.blogspot.com/2010/08/edwidge-danticat-hijos-del-mar.html

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