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No.15/16
No. 15/16
Revista de los
estudiantes de Teoría
e Historia del Arte
Equipo Editorial
Catherina Campillay
Sergio Soto
Daniela Sepúlveda
Paloma Rex
Gastón Muñoz
Danae Díaz
Isidora Sims
Vania Montgomery
Fernando García
Diseño
Adolfo Álvarez
Impresión
Andros Impresores
Prólogo 8
Los mitos biográficos y las cinturas encinchadas: vida, cuerpo y el pulsar del pasado en 10
Armando Reverón.
Catherina Campillay
Perder la Forma Humana: un análisis del cuerpo social en tiempos de crisis de la experiencia 48
política (80s en América Latina).
Alejandro de la Fuente
Giannina Tapia
Jimena Salaberry
6 Índice
Presentación VIII Encuentro de Estudiantes de Historia del Arte y Estética 104
Mesa 1
Perspectivas en torno al archivo 106
Mesa 2
Pedagogías y gestión: Nuevas metodologías de circulación en Chile 114
Lucía Rey
La gestión de los nuevos espacios culturales del arte: Sala mnba del Mall Plaza Vespucio. 120
Mesa 3
Curatorías actuales: casos locales 136
Diego Parra
8 Prólogo
Lo mismo que en las últimas publicaciones de dossier, el pri-
mer número de la presente revista responde a una convocato-
ria abierta, sin limitaciones temáticas aunque sí disciplinares,
lo cual, sin embargo, no descarta planteamientos interdisci-
plinares ni tampoco abiertamente indisciplinados. Se trata,
en definitiva, de una convocatoria que busca textos relativos
a la investigación y pensamiento en torno a las artes visuales.
En esa línea, la política de la convocatoria, más que generar
un producto orgánico y unitario que responda a alguna impo-
sición editorial, pretende visibilizar mínimamente el proceso
heterogéneo de escritura que se da entre los estudiantes de
artes y carreras afines. Los resultados quedan a la vista: so-
bre todo nos llama la atención la cada vez más importante y
numerosa presencia de investigaciones en torno al “Arte La-
tinoamericano”, como también el cuidadoso trato que ciertos
textos otorgan a producciones artísticas y curatoriales espe-
cíficas, a partir de las cuales —y no al revés, como suele ser
la tónica de nuestras publicaciones— se delinean problemas
teóricos, historiográficos, políticos y epistemológicos más
amplios. Las disquisiciones en torno a las posibles causas de
esto quedan abiertas para el lector interesado.
vida, cuerpo y el
pulsar del pasado en
Armando Reverón
10 Catherina Campillay
construida por él mismo en la costa del Caribe, las muñecas de tamaño real
que hoy se exhiben junto a sus pinturas, los objetos inservibles con los que
decoraba su hogar, sus excéntricos modos de enfrentarse a la tela al momento
de pintar, las famosas fotografías que lo retratan. Los nombres más relevantes
de la historiografía del arte venezolana han dedicado páginas extensas al “loco
de Macuto”, mientras que ya entrado el siglo xxi es posible encontrar exposi-
ciones de sus obras en centros tan gravitantes como el MoMa en 2007.
Así, intentaremos transitar por diversos problemas que aparecen frente a esta vida
y obra, a través de la lectura de textos críticos que han surgido desde mediados del
siglo xx hasta hoy, deteniéndonos en el problema que genera su biografía y el nivel
performativo o corporal de su trabajo. Nos preguntaremos, entonces, cómo es posi-
ble hacer una aproximación a la relación entre su obra y su biografía, y qué espacio
le corresponde a la dimensión performática que suele atribuirse a su relación con
la tela, soporte que nunca abandona por completo. Entre los cientos de problemas
que nos suscita su trabajo, intentaremos movernos de manera crítica, teniendo en
cuenta lo que se ha escrito sobre este personaje.
Figura 2 Armando Reverón, Paisaje Blanco, 1934. Óleo sobre tela. 62 x 80 cm.
Los datos que proliferan acerca de la biografía de Reverón podrían abrumar 1 José María Salvador. “Reverón:
a cualquiera. Según José María Salvador, quien escribe un texto para el catá- resplandores y calígines” En:
Reverón: resplandores y calígines.
logo de la exposición “Armando Reverón: Resplandores y calígines” llevada a
Sala de Sidor Arte, Ciudad Guayana,
cabo en 1994 en Cuidad Guyana, “su desconcertante personalidad esquizoide, 1993, p. 5.
su atrabiliaria conducta, sus manías, fobias y comportamientos extravagantes
han llegado a erigirse en una suerte de limitante tamiz —casi diría de opaco
cerco— capaz de obnubilar el conocimiento cabal y la justa valoración de su
obra plástica, excepcional desde cualquier ángulo que se la mire”1. El conjunto
de datos y detalles que gravitan alrededor del nombre del artista, sin embargo,
nos parecen imposibles de obviar completamente.
Luego de una perturbada infancia, estudia en la Academia de Bellas Artes 2 Antonio Salcedo Miliani.
de Caracas, donde se le asocia al Círculo de Bellas Artes, factor fundamental “Armando Reverón. Reinvención de
la materia a través del arte” En: Arte
en la adopción del impresionismo en la Academia y que abre el camino de la
latinoamericano del siglo XX: otras
vanguardia plástica en Venezuela2. En 1911 obtiene una beca que le permite historias de la Historia. Gutiérrez,
ir a Europa, donde entra en contacto con el desarrollo artístico del continente, Rodrigo (dir.), Prensas Universitarias
estudiando en Barcelona y posteriormente en la Academia de San Fernando de Zaragoza, Zaragoza, 2005, p. 113.
en Madrid. El historiador del arte Alfredo Boulton es quien va a periodizar
3 Esta periodización, sin embargo,
su obra en tres segmentos: Periodo azul (1919 a 1924), Periodo blanco (1924 ha sido cuestionada por José María
a 1934) y Periodo sepia (1935 a 1954)3. El año 1921 es fundamental tanto en el Salvador, en el texto comentado en
relato de su historia personal como en el de su obra plástica: decide despla- este ensayo.
zarse a Macuto, ciudad costera cerca de Caracas, lugar en el que construye
4 Ibid., p. 114.
“El Castillete”, donde vivirá con Juanita Ríos, su esposa y modelo, a la vez que
dará inicio a un proceso plástico de investigación lumínica. La “presencia fun-
damental de la luz, la cegadora luz del trópico”4, se lista generalmente como
una influencia determinante en este periodo, que a nuestro parecer, es el más
importante y crucial en su obra: la paulatina desaparición del color de su pa-
leta, que culmina en sus paisajes pintados sólo en blanco sobre una tela sin
preparar, depurando la obra hasta un límite extraño en el relato de la historia
del arte del continente. Luego, vendrían las crisis nerviosas, la primera datada
en 1933. Después de este evento, comienza la producción de muñecas y objetos
que hoy son exhibidos alrededor del mundo como parte integral de su obra,
que muchas veces suelen ser leídas a través de una relación con el concepto de
ready-made duchampiano.
En este periodo, las anécdotas y detalles se multiplican, al igual que el interés 5 Este alejamiento es relacionado
de la prensa en su figura: es posible leer en la entrevista “Quince Minutos en por Marta Traba con el desarrollo de
la industria petrolera en Venezuela
Compañía del artista Armando Reverón” publicada en el Diario El Nacional,
(Barnitz, Jacqueline, Twentieth-
el 8 de mayo de 1946, un acercamiento a su figura desde el extrañamiento century art of Latin America,
que provoca su modo de vida, la figura del genio loco romántica, alejado de la University of Texas Press, Austin,
sociedad5, ermitaño, con extraños rituales que son entendidos como producto 2001, p. 33) y con una estrategia
de una mente nublada. En la entrevista, la primera aproximación a su per- consciente de distanciamiento de
la urbe en uno de los momentos
sonaje es sumamente significativa para complementar esta idea del hombre
más brutales de represión
salvaje, anclado a un territorio indómito y profundamente latinoamericano en dictatorial por Luis Pérez Oramas
su exotismo, como un fenómeno que no se podría replicar en otra latitud. Car- (Andermann, Jens, “Reverón: el
men Clemente, la entrevistadora, lo describe así: “Y Reverón solo, olvidado, paisaje evanescente” En: Tópicos del
en medio de sus conchas de nácar y sus muñecos de trapo, continúa pintando Seminario. Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla, México, 2013,
cuadros geniales que van a parar a la casa de algún millonario o algún ‘dile-
p. 44.)
tanti’ de la pintura. Nuestro genio permanece tirado en su hamaca, hablando
solo y discutiendo alguna palabra banal y arbitraria con Juanita...”6. Podemos 6 Carmen Clemente Travieso.
rescatar entonces a un personaje, al que se le atribuyen características de un Quince Minutos en Compañía del
artista Armando Reverón. Diario El
hombre salvaje, manteniendo una relación con la naturaleza que siempre es
Nacional, Caracas, 8 de mayo de
otra a la relación que mantiene el habitante promedio de una ciudad en vías 1946.
de modernización. Se le entiende como una encarnación de la esencia latinoa-
12 Catherina Campillay
mericana y su arcaísmo, viviendo en un paraíso autóctono y exuberante. Esta
lectura hará eco tanto en la prensa como en muchos de los relatos críticos sobre
el artista, instalando como gravitante el supuesto de que su obra es imposible
de entender sin una relación estrecha con la naturaleza.
Junto a este exotismo salvaje convive y hace eco también, en una relación cu- 7 Mauricio Navia. “Lo invisible y lo
riosa e interesante, ideas modernas de la vanguardia artística, la cual a prin- conceptual en Reverón” En: Revista
Estética, vol. 9. Saber ula, Mérida,
cipios del siglo xx empieza a mirar a lo otro como un horizonte que atrae la
2006, p. 181.
atención de sus artistas. Según Mauricio Navia: “Reverón quedó prisionero
de los conceptos de arte (en sí mismo), de artista (genio-maldito), de obra de
arte (original, maestra y expresiva) y de creación (innovadora, intempestiva y
visionaria) propios del emergente arte moderno de vanguardia. Los conceptos
que guían su trayectoria se instalan en esta tradición”7. Siguiendo esta línea, es
posible ver en él la instalación de los conceptos románticos de genio y creación
inspirada, en un sujeto que convierte en obra todo lo que toca. Es así que se
entiende que El Castillete haya sido entendido no sólo como una construcción
que se configura a través de la necesidad y la falta de medios materiales, sino
como una obra en sí misma, convertida en museo hasta su destrucción en
1999 debido a la tragedia de Vargas.
Este tejido de relaciones en torno a su figura alberga distintos peligros para el 8 Íd.
análisis y trabajo sobre su obra. En primer lugar, que la biografía se apodere
9 Ibid, p. 184.
del relato sobre el artista, dejando a la obra como un apéndice de aquella vida
turbulenta, ascética y excéntrica que pasa a ser una obra en sí misma, lo que
denota la influencia de la tradición vanguardista. En segundo lugar, que la
exaltación de Reverón como un salvaje conduzca a una lectura eurocéntrica del
arte americano, volviendo siempre a verlo como fruto de una geografía otra a
la de los centros industriales y culturales, condenado a un desfase permanente
frente a aquellos. Finalmente, en tercer lugar, entenderlo como el genio maldi-
to de una especie de vanguardia latinoamericana, cuya obra está marcada por
“el concepto de expresión que piensa la subjetividad como el lugar donde el
arte es y emerge, como el topos donde el arte y el genio (el artista) se hacen uno
y expresan, afirmando esta subjetividad como pura expresión”8, dejando de
lado cualquier análisis profundo de su obra como un proceso de investigación
plástica, dándonos como resultado, según Calzadilla: “un ensayo de convertir
en héroe a un miserable pintor para poner de acuerdo la fama de su obra con
las triste peripecias de su vida descalabrada que no fue más que una larga ten-
tativa de autodestrucción”9.
Es imposible evitar el año 1920 como una inflexión en la vida y obra de Re- 10 Jens Andermann. “Reverón: el
verón: su traslado a Macuto significa un cambio de coordenadas no sólo geo- paisaje evanescente” En: Tópicos del
Seminario. Benemérita Universidad
gráficas sino que también artísticas. Este desplazamiento culminará con la
Autónoma de Puebla, México, 2013,
desaparición del color y un nuevo trabajo de la luz en su obra, tratada ahora p. 35.
como una materia cegadora debido a su blancura, que como único elemento
del cuadro además de la tela sin preparar, dibuja la forma de la playa caribeña. 11 Ibid., p. 36.
Sin embargo, para adentrarnos en el problema que suscitan estos “paisajes
12 Ibid., p. 40.
blancos” es necesario entender el paisaje en América no sólo como imagen del
mundo sino también como una forma significante, recorrido que sigue Jens
Andermann. Él plantea que desde la expansión colonial europea y la llegada al
“Nuevo Mundo”, las formas clásicas del paisaje (como jardín o como viaje al en-
cuentro con la naturaleza) se reactualizan “formando una suerte de repertorio
edénico-infernal por el que oscila la construcción de América como paisaje”10.
El mismo autor plantea que este paisaje no es sólo un modelo pictórico, sino
que también se enraíza en lo epistemológico y político para “contener, ordenar
e intervenir lo americano. Representa la puesta-en-orden visual o verbal de
un mundo concebido como naturaleza pura por un tipo de intervención que
borrada inmediatamente sus propias huellas para crear una ilusión de dispo-
nibilidad y transparencia, de presencia plena e inmediata que se entregaba a la
mirada sin resistencia”11. Sin embargo, con la llegada de la modernidad artís-
tica, la supervivencia del paisaje es acompañada de un giro reflexivo y crítico
que resignifica el lugar y el espacio generando incertidumbre y reinscribiendo
el legado colonial asociado al paisaje: “empujan al observador hacia el objeto en
una cercanía incómoda que devela las dimensiones de deseo, violencia, enfren-
tamiento y placer que el distanciamiento visual hasta entonces había contenido
y controlado”12. El autor ve así en Reverón uno de los exponentes tempranos de
este giro significativo en la historia del arte latinoamericano.
El periodo blanco de Reverón contiene las obras más relevantes en torno al 13 Juan Calzadilla. “Armando
problema de la luz, su obsesión personal, y es definido como “el momento Reverón” En: Pintores Venezolanos.
Ministerio de Educación,
en que su obra es realmente creadora y por la que entra en la historia de la
Departamento de Publicaciones,
pintura venezolana”13. Para Andermann, aquí el problema es la evanescencia Caracas, 1963, p. 122.
y la presencia, como problema de la forma. En contra de la idea de una ilu-
minación genial, según Calzadilla, “Sucede una evolución, un conocimiento
lento, gradual, cada cuadro le enseña algo, deja en él una experiencia a partir
14 Catherina Campillay
de la cual comienza una nueva obra; hay un plano de la actividad en la que el 14 Ibid., p. 123.
pintor trabaja conscientemente; a través de esa actividad Reverón comprende
15 Jens Andermann. Op. cit., p. 42.
que la pintura es una forma de conocimiento de la realidad”14. A través de este
proceso lleva a la figuración hasta sus últimas consecuencias, a pesar de que 16 Ibid., p. 45.
no supere la figuración a través de la autonomía de los elementos del cuadro,
como en el camino del geometrismo abstracto. Sin dejar de lado la posibilidad
del paisaje, sin embargo aquel se lleva hasta un punto de no retorno, al hacer
“estallar contra su límite interno —el tejido del lienzo— la analogía entre luz y
materia pigmentada sobre la que, en la tradición occidental, todo el artificio de
la figuración está construido”15. Es posible de esta manera poner en cuestión la
importancia asignada a la luz del caribe como elemento externo que da sentido
a la obra, ya que naturaliza la relación con el paisaje, despojándola de su nudo
crítico, fundamental devenir de la pintura del paisaje latinoamericano del siglo
xx. John Elderfield, ex curador del MoMa y organizador de la retrospectiva
de Reverón en dicho museo el año 2007, declara que no hay que entender al
artista como alguien preocupado de traducir la luz desbordante de la playa ve-
nezolana, sino que entender dicha luz como parte del artificio plástico que es
llevado hacia su propio límite figurativo16, a lo que agregamos que dicho límite
es alcanzado gracias a una experimentación progresiva.
Parte de este proceso de experimentación se puede entender desde la lectura 17 Jacqueline Barnitz. Op. cit., p. 34.
sobre otro nudo significativo de la obra de Armando Reverón, el problema de La traducción es nuestra.
El gesto, canalizado a través del ritual que llevaba a cabo cada vez que se en- 18 Ibid., p. 49.
frentaba al lienzo, hace aparecer una enunciación deíctica, como analiza An-
dermann, que es contraria a la negación del cuerpo y de la referencia deíctica
del recorrido del arte occidental que diagnostica Norman Bryson, y por lo tan-
to, de la pintura paisajista que hace aparecer el paisaje latinoamericano como
algo disponible y asible para el europeo. Todo esto se sintetiza en que “los
paisajes de Reverón (…) sin renunciar nunca a la figuración, en su reducción
elemental al color blanco, la materialidad del lienzo y la huella visible del trazo,
nos devuelven una y otra vez al trance luminoso de su creación”18 .
La dimensión corporal ha sido explotada en el arte contemporáneo a través de 19 Arthur Danto. “Arte y
diferentes prácticas que hacen emerger el cuerpo como lugar de la acción y so- Perturbación” En: Cruz, Pedro
& Hernández-Navarro, Miguel
porte de la obra. Aunque sería ilógico pensar que Reverón pensaba este proble-
(ed.), Cartografías del cuerpo.
ma de la misma forma de los artistas que le sucederían, es posible encontrar La dimensión corporal en el arte
en su obra una relación estrecha entre los problemas plásticos y la dimensión contemporáneo. cendeac, Murcia,
corporal. Para Arthur Danto, al referirse a lo que define como arte perturba- 2004, p. 90.
dor, las prácticas corporales del arte contemporáneo, escribe que este tipo de
20 Id.
arte lleva en sí, por un lado, “las sofisticaciones conceptuales que hacen del
arte moderno un movimiento, mientras que, por otro, apunta hacia algo más
primitivo”19. Esta vuelta a un momento original, como una especie de pulsar
en contra de la corriente histórica, resulta que “estos extraños y encantadores
trabajos trataban de poner al lector en contacto directo con realidades olvida-
das”20. Esto resuena en la descripción ritualística de la acción de pintar para
Reverón: podemos leer así un pulsar, aún no completamente conformado, de
una relación con el actuar performático de prácticas posteriores. Así, el artista
se encuentra en el cruce de dos temporalidades distintas, una que remite a una
dimensión sacra en una vuelta hacia un pasado sin fechar y otra que remite al
devenir de este pasado en el desarrollo del arte en el siglo xx.
Continuando con el problema de la temporalidad, es interesante tener en 21 Giorgio Agamben. “¿Qué es lo
cuenta la definición de Agamben de qué es lo contemporáneo. Poder percibir contemporáneo?” En: Desnudez,
Adriana Hidalgo Editora, Buenos
lo contemporáneo, según Agamben, significa poder percibir los índices del
Aires, 2011, p. 18.
origen arcaico y desconocido en el tiempo presente. “La distancia y, a la vez, la
cercanía que definen la contemporaneidad tienen su fundamento en esa proxi-
midad con el origen, que en ningún punto late con tanta fuerza como en el
presente” 21. Esta definición de lo contemporáneo permite entonces compren-
der el problema del regreso proto-religioso y casi mágico que presentan ciertas
prácticas del arte contemporáneo, que comprometen el cuerpo de la artista y
la realidad en la que se inserta. Estas prácticas serían profundamente contem-
poráneas, ya que hacen visible y operativizan el continuo pulsar de lo arcaico
en el presente, dándole un espacio en un presente al que le parece anacrónico.
Sin embargo, el problema que planteamos en torno a la performatividad en 22 Armando Reverón, 2005. Op. cit.
Reverón no debe entenderse como una lectura desde la posibilidad de que haya
sido “adelantado a su tiempo” o un “proto-performer”. Lo que encontramos
aquí es la posibilidad de ver en su quehacer artístico gérmenes de algo que
posteriormente sería tratado desde nuevas áreas a la que se abre el arte en la
segunda mitad del siglo xx: surge una conciencia inédita en el continente del
cuerpo como factor de la creación artística, lo que permite que en su trabajo
se crucen distintas temporalidades, haciendo visible la deíctica y permitiendo
funcionar el presente con un pasado arcaico, en una operación en que aparece
el ritual como algo incluso anterior a la religión como tal, invocando a un dios
pagano, el dios de la luz. “Cada hombre es un Dios. Cuando yo hablo, yo soy
Dios. Cuando tu hablas, tú eres Dios. Dios está en todas partes”22. El dios lu-
mínico de Reverón se hace en la acción, y forma parte fundamental del ritual
que hace posible su pintura y su devenir de depuración que culmina en la
blancura total y cegadora.
Durante los últimos años de su vida, mismo periodo en que aparecen sus fa-
mosos obras objetuales y muñecas, proliferan los autorretratos, entre ellos los
Autorretratos con muñecas, como el de 1949. En esta obra Salcedo ve el sentido
de una obra de arte total, que incluye tanto su vida como sus pinturas y obje-
tos: “Reverón era el director de escena, pero también el dramaturgo y el actor
principal, y estos cuadros son una muestra de esa gran representación, de ese
16 Catherina Campillay
teatro interruptus que fue su vida en el Castillete”23. Vuelve entonces el cuerpo 23 Antonio Salcedo Miliani. Op.
del artista como factor de una obra que no plantea una relación de artista-inspi- cit., p. 129.
Palabras finales
Los problemas que hemos planteado en esta ocasión constituyen sólo una de 24 Ibid., p. 135.
las vías posibles de aproximación a una obra heterodoxa. Juan Manuel Bonet,
citado por Salcedo, lo describe como “un artista que fue por caminos que la
modernidad desconocía, pero que corría paralelo a los grandes creadores con-
temporáneos”24. Su lugar entonces es difícil de definir, ya que se encuentra
siempre en el cruce de caminos, en espacios que se complementan y se opo-
nen, en un movimiento de ir y venir que da cuenta de la compleja tarea de
acercarse a la obra del loco de Macuto, figura única y que se nos presenta como
un enigma bien documentado.
18 Catherina Campillay
Eduardo Schiaffino y
María Silvia
Cobas Cagnolati
la prensa gráfica de la
Adaptación de mi tesis para la
Licenciatura en Historia de las
Artes Visuales de la Facultad
de Bellas Artes perteneciente a
mayor: el Estado-Nación
ésta en la conformación del gusto
artístico del país (1904-1908).
argentino (1904-1908)
¿Qué mirada tuvo la prensa gráfica argentina sobre la gestión de Eduardo 1 Tomamos la categoría de diarios
Schiaffino como primer Director del Museo Nacional de Bellas Artes de Bue- de referencia dominantes de Oscar
Steimberg quien entiende por ella a
nos Aires? ¿Qué roles jugaron tanto Schiaffino como la prensa de su contem-
aquellos diarios con gran influencia
poraneidad en la construcción de un Estado-Nación argentino que buscaba y representatividad del poder,
equipararse con los ejemplos europeos? Estos y otros interrogantes serán ana- capaces de operar a la manera de
lizados a lo largo de este artículo, con la intención de demostrar que una parte los órganos directores de opinión.
muy importante de los diarios argentinos de referencia dominantes1 de la época Para ello deben cumplir con ciertos
requisitos o características como:
tuvo un papel principal en la construcción del campo artístico y cultural, ya
tirada, existencia o no existencia
que avaló y apoyó las decisiones del Director del Museo, impulsando, en con- de un cubrimiento temático
secuencia, la misma noción de arte que éste proponía establecer y difundir2. extenso, presencia de editorial
y/o “firmas”, extensión (actual o
La selección y adquisición de obra para la formación del primer museo de arte histórica) sobre otros medios de
comunicación, pervivencia de textos
de Argentina no fue arbitraria ni azarosa. Schiaffino, como uno de los princi-
fundacionales y/o relativos al rol
pales actores del campo artístico y primer Director del Museo Nacional de Be- del diario, carácter de vehículo
llas Artes de Buenos Aires (mnba), buscó forjar y modelar el gusto estético de de la “opinión autorizada”. (Véase
nuestro país de acuerdo a los modelos de las principales capitales del mundo, Oscar Steimberg. “Por donde el ojo
fundamentalmente París. Esta no fue una empresa fácil de llevar a cabo debido llega al diario: el estilo de primera
página”. En: Oscar Steimberg &
a lo incipiente del campo artístico y a la diversidad de tendencias —muchas de
Oscar Traversa. Estilo de época y
las cuales Schiaffino entendía como anticuadas o “provincianas”— que exis- comunicación mediática. Buenos
tían entre los artistas argentinos. Aires, 1997, p. 77).
como gestores y promotores del campo y del gusto artístico argentino, necesa-
rios para lograr un Estado-Nación equiparable a los ejemplos europeos.
La Argentina de finales del siglo xix y principios del xx era una Argentina 3 Véase Oscar Terán. Historia
moderna, en constante cambio y formación. Este proceso cultural3, con carac- de las ideas en la Argentina. Diez
lecciones iniciales, 1810–1980. Siglo
terísticas particulares como la ambigüedad, la felicidad y el descontento, la
xxi Editores Buenos Aires, 2008, pp.
vorágine y la “secularización” o el “desencantamiento del mundo”, hizo que 109–115.
el hombre buscara asirse a algo que permaneciera igual frente a esa moder-
nización acelerada donde todo cambiaba. Debía ser algo fuerte y colectivo: la
identidad nacional.
Vemos entonces, que tanto el Museo Nacional de Bellas Artes como los princi- 5 Ibid.
pales diarios de la época funcionaron como herramientas para la constitución
de la identidad nacional. La Nación, La Prensa y El Diario como diarios de refe-
rencia dominantes y productores de significación5, tuvieron una gran cobertura
temática, cada uno haciendo foco en algún área más que en otra. Es así como
en todos ellos encontramos artículos vinculados al campo del arte, tanto a la
esfera pública como a la privada. En lo concerniente a dicho campo, los tres
periódicos nos demuestran claramente el importante rol que la prensa des-
empeñó en su constitución y, en consecuencia, en la construcción de la tan
buscada identidad nacional. Desde posturas y estrategias discursivas diferen-
tes, estos diarios modelaron el gusto estético y contribuyeron en la formación
y fortalecimiento de este nuevo campo, tan importante para el buen desarrollo
y progreso de un país moderno, al estilo de los grandes ejemplos europeos.
Siguiendo una vez más a Steimberg, estos periódicos se presentan como un 6 Id.
“reasegurador mítico”6, donde La Nación adopta el rol paterno —de orientador
y admonitor— y La Prensa, el materno —dador y protector de la vida para la
acción pública del ciudadano que se forma. En sus editoriales, el primero se pre-
senta como formador de opinión a través de un uso “educador” del discurso con
un léxico singularmente cuidado y con la inclusión de artículos firmados por
personalidades destacadas de la época y, el segundo, como “democratizador” en
tanto transmisor de la información de forma clara y “transparente” mediante
diversas estrategias como la cesión de la palabra6.
A partir de un detallado análisis de sus artículos podemos decir que esas pro-
mesas originarias no fueron totalmente respetadas, especialmente por parte de
La Prensa. Es claro que este diario toma partido en sus publicaciones —muchas
veces, muy expresivas— pero al hacerlo busca los mecanismos pertinentes para
no alejarse completamente de su postura editorial: incluye la palabra ajena en
sus argumentos y de esta manera realiza una cesión imparcial de la misma y,
en algunos momentos, publica notas firmadas por periodistas o directores po-
lémicos. Por último, El Diario, el más guerrero de los tres, se presenta también
como formador o guía de opinión pero a diferencia de La Nación, lo hace desde
un uso más combativo del lenguaje por lo que resulta mucho más fácil percibir
su postura. Los artículos publicados poseen palabras “fuertes” y polémicas ad-
jetivaciones, tanto los que poseen firma como los que no.
En síntesis, estos tres periódicos, gestores del gusto estético y del campo ar- 7 Ibíd.
tístico de la Argentina, formaron opinión desde distintos lugares y estrategias
—haya o no estado como misión en sus textos fundacionales—, razón por la
cual se pueden encerrar en la categoría steimbergriana de “diarios de texto”
que engloba tanto los “diarios de ideas” como los de “información” —división
tradicional—, con variantes estilísticas diversas, conectadas con promesas de
servicio también diferenciadas7.
Una vez abordado el rol de los diarios de referencia en relación al incipiente cam-
po artístico y cultural de la Argentina de principios de siglo, nos focalizaremos
Si bien es cierto que los diarios de Mitre (La Nación) y de Láinez (El Diario)
poseen líneas editoriales distintas y posicionamientos políticos más diferentes
aún, coinciden en su juicio sobre el mnba y sobre la figura de Eduardo Schia-
ffino. En ellos, la repercusión sobre su gestión fue grande y positiva, tanto en
aquellos artículos propios de la redacción como en los firmados por persona-
lidades destacadas que participaban en sus páginas. Desde un pensamiento
fuertemente positivista y con estilos de escritura diferentes, ambos periódicos
coinciden en:
En este contexto, Schiaffino defendió su proyecto “pedagógico”9 a lo largo de 9 Como cita Malosetti Costa
toda su gestión como Director del mnba. En él, proponía un museo para la edu- en su libro, Schiaffino se dirige al
Ministro de Instrucción Pública
cación del gusto artístico de los ciudadanos argentinos, de corte claramente po-
agradeciéndole su accionar
sitivista, conjugando los postulados de Darwin, Spencer y Taine en relación al favorable para la fundación del
arte y la sociedad, con ideas semejantes sobre civilización y educación artística mnba y plantea su proyecto:
promulgadas en nuestro país por Sarmiento y Belgrano. Esto se observa clara- “Mientras llega la hora de que se
mente tanto en su discurso como en la cantidad y el tipo de obra que adquirió cumpla la aspiración de Sarmiento,
nuestro país cuenta, gracias a vos,
en Europa para conformar el acervo fundacional del mnba. A través de la elec-
Dr. Bermejo, con la institución del
ción de obras específicas Schiaffino buscó realizar un recorrido por la Historia Museo nacional de Bellas Artes,
del Arte desde Grecia hasta su contemporaneidad, pasando por diferentes obje- piedra angular del futuro edificio y
tos, estilos, escuelas y técnicas; que sería completado en los últimos años de su hogar de nuestro arte naciente; las
gestión. Visitando las diferentes salas del mnba, Schiaffino proponía recorrer primeras exposiciones argentinas os
deben el aliento de las recompensas
—y aprender— la Historia del Arte universal —y canónica.
oficiales; los 350 estudiantes, en
gran parte obreros, de la escuela
En síntesis, tanto los diarios de referencia analizados, como el mnba y la figu- de Bellas Artes aquí presentes,
ra de Eduardo Schiaffino fueron engranajes fundamentales no sólo para la recordarán la ayuda eficaz de
conformación de dicho campo sino también, en la creación de un sentimiento nuestro ministerio, que al ensanchar
las aulas ha permitido a la meritoria
nacional que amalgamara la variedad de idiosincrasias inmigrantes reunidas
dirección educarles en gran
en la tierra argentina y, como sostiene Oscar Terán, brindaran algo sólido en lo número, mediante una cotización
cambiante y evanescente de la modernidad. Es decir, fueron engranajes de una efímera; y sobre todo, gracias a
maquinaria mayor: el Estado-Nación argentino. la previsora reglamentación de
las subvenciones artísticas en
Europa, habéis reivindicado para
Este proceso fue particular y se diferenció de los países europeos debido a
las cuatro artes, que son fortuna y
la coyuntura específica del momento. Frente a una modernidad europea que gloria de las naciones civilizadas
buscaba romper y cambiar lo canónico, lo ya institucionalizado, la norma, en —y entre nosotros solieron vivir
Argentina, donde recién se estaban formando las instituciones, necesariamen- como Ovidio entre Scytas— la
te, la modernidad debió implicar otra cosa. Retomando nuevamente a Laura pintura, la escultura, la arquitectura
y la música, la dignidad de su
Malosetti Costa, este proceso de modernización se basó en tensiones entre los
estudio, reconociendo oficialmente
dictados del centro y las condiciones de la periferia, es decir, existió una apro- que constituyen una profesión
piación crítica, una readaptación de los modelos europeos, de acuerdo a las susceptible de ser amparada por el
necesidades y posibilidades argentinas. En este contexto, la gestión de Eduardo estado”. (Schiaffino, La Nación, 2 de
Schiaffino siguió la misma lógica: el mnba, a diferencia de los museos refe- julio de 1897. En: Laura Malosetti
Costa. Los primeros modernos, Arte
rentes, se fundó sin patrimonio. El mismo fue el resultado de la adaptación
y sociedad en Argentina a fines del
a las posibilidades que lo incipiente del campo posibilitaba: compra en viajes, siglo xix. pp. 408-409).
donaciones particulares, oferta del mercado local, mayor o menor apoyo del
gobierno nacional, relaciones exteriores, etc.
Es decir que, a partir del análisis sobre la mirada que una parte importante de
la prensa gráfica argentina de fines del siglo xix y principios del xx tuvo sobre
un hecho particular —la gestión de Eduardo Schiaffino como primer Director
del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires—, se ha hecho un nuevo
aporte al campo de la historiografía del arte y de la historia argentina: demos-
tramos la íntima e importante relación entre la prensa y el mnba —junto a
Schiaffino— no sólo en la conformación del campo y gusto artístico de nuestro
país, sino en algo más profundo, masivo: la identidad nacional.
Insubordinado
Fernández”, Estado Yaracuy
- Venezuela y Estudiante de
la Lic. en Artes Plásticas en la
Universidad Centro Occidental
Lissandro Alvarado UCLA.
Estado Lara – Venezuela.
Desde hace un tiempo vengo indagando, como creador, sobre el tema del te- 1 “Generalmente, los estudios
rritorio y el cuerpo. Recogí tierra en un recipiente de plástico, me quité los geográficos suelen agruparse bajo
dos rúbricas: Geografía Física, que
zapatos y las medias, y sobre el asfalto, empecé a lanzar la tierra por delante de
estudia los fenómenos naturales
mis pies caminando sobre ella, Caminando Sobre Mi Cuerpo (Fig. 1) es como que se producen en la superficie
nombré a esta acción. terrestre, para localizarlos y
señalar sus relaciones mutuas, y
A partir de la idea de territorio me puse a reflexionar en conceptos geográficos, Geografía Humana, que basándose
en los resultados obtenidos por
notando de esta manera que la geografía humana es la causante de la divi-
aquella, analiza la intervención
sión territorial1. Vivimos divididos en países, estados, parroquias, municipios, del hombre, su distribución sobre
barrios que abarcan una pequeña característica de lo que somos como par- la Tierra, las relaciones políticas
te de nuestra cultura: comida, forma de hablar, gestos, rasgos, arte, algo que que esa distribución determina
nos distingue de los demás; entonces, podemos decir que somos diferentes (Geografía Política) y los problemas
relativos al aprovechamiento
ideológicamente (geografía política) pero naturalmente no (geografía física).
por el hombre de los recursos
Estamos hablando de una división imaginaria, que se materializa en un con- naturales que le permiten la
junto de estructuras, las que han tenido como sentido subordinar a la masa satisfacción de sus necesidades
social de cierto territorio identificado políticamente. Así nos mantenemos (Geografía Económica).” Diccionario
ocupados alimentando el sistema de consumo, cada quién preocupado por lo Enciclopédico u.t.e.h.a. Tomo V, Fer
– His. México, 1953, p. 554.
suyo, defendiendo sus acciones, justificadas por la simple razón de tener una
vida sustentada. Todos nos hemos olvidado de nuestra naturaleza humana, 2 Según Marx “…la alienación
preocupados por habitar la sociedad manteniendo un puesto aceptable dentro del trabajo asalariado es
fundamentalmente un
del sistema capital: en los espacios que se han sumergido estos territorios “se
extrañamiento de trabajador y
niega lo humano y nos alienamos al trabajo”2. Mientras vivimos bajo la au- trabajadora frente al producto
sencia de lo natural en nosotros, disolviéndonos en la memoria del espacio en de trabajo y frente al proceso
el que habitamos, siendo el espacio mismo el testigo de las acciones tomadas de trabajo, sea éste manual o
por el hombre, donde son confrontadas las realidades: historia, clases sociales, intelectual. La alienación del
trabajo atrofia el cuerpo a la vez
individuos. Y siguiendo con este último punto, hablamos de las ciudades desde
que degenera el "espíritu". Citado
el abandono del cuerpo, “siendo las ciudades actuales hijas del individualis- por Alves, Elizabeth Dialéctica del
mo como cuerpo cívico”3. Por esta misma razón considero necesario hablar saber emancipador. Ruptura de la
desde el cuerpo, ya que es desde aquel desde el cual “se accede al lenguaje”4 reproducción del capital y valoración
del ser. Venezuela, 2010, p. 21.
¿Qué pasa con esta alienación que desgasta el cuerpo? Otro de los creadores
venezolanos en los cuales acá me sumerjo es Max Provenzano, con su acción
¿Somos Carne? (Fig. 4), donde trabaja con la relación cuerpo-objeto, esta ana-
logía en la que se ocupa el creador se conecta directamente con la relación del
Fotograma de vídeo.
Figura 4 Max Provenzano “¿Somos Carne? ”, participación en la Feria de Per formance del Estado
Lara, FUGA Z. Lara, Venezuela. 24 de abril, 2013. Registro Fotográfico: Jicano Martinéz.
genera el desgaste del cuerpo civil, del cuerpo natural, convirtiéndose en una
auto-violencia social.
Desde su cuerpo nacen hijos, “hombres y mujeres” que son abandonados por
la ciudad. La ciudad es el estereotipo de la mala madre, como es de conocer
bíblicamente a Lilith15; porque esta fue concebida para ver morir a todos sus
hijos. Estos hijos dejan huellas en el cuerpo a través de sus formas y texturas
como alegorías de cicatrices sociales, de expresiones llenas de incertidumbre.
Daniel Albis.
Es importante recalcar que esta incertidumbre es generada dentro de esta cos- 16 “No podemos olvidar que en
mogonía antropocéntrica, una visión que no sólo rechaza a la naturaleza, sino nombre de una supuesta naturaleza
humana, los hombres mantuvimos
que también a la mujer como género inferior16. ¡Qué idea más aberrada la de
durante siglos a las mujeres
desplazar a la naturaleza y a la mujer! Es decir, como hombres no sólo nos ale- encerradas en las cocinas, alejadas
jamos del reconocimiento de la vida, también de nosotros mismos (al rechazar de las profesiones y de la política…”
esos cuerpos naturales, rechazamos al nuestro). Esta forma de abandono es la Mires, Op. cit., p. 141.
forma en la que se han estructurado las ciudades como sociedades políticas, y
por esta misma razón existe un rechazo, una no-aceptación a la diversidad de
estéticas y realidades que se han estructurado desde el cuerpo como cuerpo
social, como pluralidad de gustos y formas. Podemos decir también que estos
cuerpos que ha entretejido la creadora Andreina Zavarce, son cuerpos que van
en la búsqueda de la aceptación social, cuerpos que se castran al suprimir lo
que no está canonizado o que no entra en los estereotipos sociales, y se inte-
gran a lo que sí está valorado a la vista de todos.
El cuerpo es esa estructura que contiene las huellas del pasado y el peso del
presente, el molde de una civilización auto-flagelada. Raquel Ferrer, creadora
venezolana, habla desde la violencia del cuerpo como un contenedor donde se
reflejan las vivencias personales. En su acción Capullo (Fig. 6), realizada en la
Plaza de la Justicia de la ciudad de Barquisimeto, recrea un camino en donde le
da siete vueltas a la cuadra de la plaza cargando siete copias de su documento
de identidad, en cada vuelta se despoja de cada copia entregándosela a algún
transeúnte y, al final, se introduce en un capullo, bolsas negras donde se priva
de la libertad del cuerpo dejándose absorber por la asfixia. Esta acción recrea
una de sus experiencias personales, donde hace juicio de crítica al funciona-
miento del estado como un monopolio tenebroso entre funcionarios públicos
Pasando de una memoria del cuerpo a una memoria histórica sobre el cuerpo, 18 El proyecto de la artista se
se encuentra la creadora canadiense Christine Brault, con su acción El Abrigo desarrolla en dos etapas, una
realizada en Montreal el año 2013 y
de María Teresa18 (Fig. 9). Esta acción se basa en el recuento de una memo-
la segunda en el evento “Encuentro
ria histórica sobre la violencia a la mujer, donde hace homenaje a las mujeres 2014 del Instituto Hemisférico”, el
desaparecidas durante la dictadura militar de Pinochet, en Chile. Christine 21 de junio del 2014 en Montreal;
genera, a través del relato de Mónica Hermosilla, la última persona con la que espera prontamente trabajarla en
tuvo contacto María Teresa; una de las desaparecidas de la dictadura: “esta Chile, idealmente en el Museo de la
Memoria.
intenta dejar su abrigo a su compañera antes de ser sacada de la celda.” Esta
propuesta artística está planteada más allá de las fronteras, desde un cuerpo
que concientiza la insubordinación en sus obras con temas sobre la violencia
hacia la mujer y la naturaleza. En su acción, Christine relata: “me puse un
abrigo rojo que representa el abrigo que llevaba María Teresa en el momento de
su desaparición. Este lo corté en pequeños cuadrados que bordé con hilo negro
las palabras: silencio, paz, libertad, no silencio, resistir, no se debe olvidar y el
número 40. Estos pedazos fueron tomados y guardados por el público”. Para la
segunda etapa Christine contactó a los miembros del público que conservaron
los retazos del abrigo para que se unieran y así reconstruirlo.
Esta reconstrucción sobre el abrigo abarca de forma metafórica la reconstruc- Figura 7 (Izq.) Teresa Margolles, “El Testigo”, 2013,
fotografía a color, 170 x 102 cm. Expuesta en su exposición
ción de un cuerpo violentado: al ser picado el abrigo, siendo este fragmentado y “El Testigo”, Centro de Arte Dos de Mayo (CA 2M), Madrid,
Del 18 de febrero al 25 de mayo de 2014. Imagen tomada de la
al dar los retazos a un público, este cuerpo desaparece; como lo hizo el cuerpo Revista de Arte Contemporáneo – ARTISHOCK .
de María Teresa dentro de la historia. La segunda etapa, donde se propone re- Figura 8 (Der.) Teresa Margolles,” PM 2010, 2012 ”. Expuesta
en su exposición “El Testigo”, Centro de Arte Dos de Mayo
colectar estos pedazos, es el punto esencial de la acción, porque esta se basa en (CA 2M), Madrid, Del 18 de febrero al 25 de mayo de 2014.
reconstruir una memoria colectiva sobre huellas que están en la historia, de un Imagen tomada de la Revista de Arte Contemporáneo –
ARTISHOCK .
hecho histórico albergado en la memoria de muchos cuerpos.
Esta memoria tiene dos significaciones: la memoria con la que viven los chi-
lenos desde el punto de vista histórico sobre un hecho de misoginia, y la me-
moria alegórica que recrea Christine al entregar los retazos de tela sobre los
hechos para el reencuentro de la experiencia colectiva. Es importante resaltar
Otro de los creadores que me es importante recalcar desde la memoria histó- 19 Obra realizada para la exposición
rica colectiva y la memoria del espacio, como memoria de un cuerpo herido So sorry, inaugurada el 12/10/2009
y finalizada el 17/01/2010 en Haus
y violento, es el artista chino Ai Weiwei, con su obra Remembering (Fig. 10).
der kunst Prinzregentenstrasse,
Esta instalación fue realizada en la fachada de la Haus der Kunst en Munich19, Munich. (http://www.casaasia.es/
está realizada con 9.000 mochilas de cinco colores diferentes, en memoria de actividad/detalle/14166-exposicion-
los niños que fallecieron durante el terremoto en el año 2008 en la provincia so-sorry-de-ai-weiwei).
china de Sechuan. La frase que presenta Ai en la instalación se basa en el tes-
timonio de una de las madres que conmemoró a su hija fallecida: “ella vivió
felizmente en esta tierra, durante siete años”. Al igual que la obra de Christine,
la obra de Ai Weiwei se basa en el recordar un hecho pasado como crítica hacia
el estado político, que hizo caso omiso a las muertes de estos niños, y que parte
de las negligencias del estado al asumir estos hechos responsablemente. El
lenguaje es importante para la expresión de todo lo que sentimos como seres
humanos, y esto forma parte de la reconstrucción de las experiencias de vida
de cada individuo, dando testimonios a la historia, tanto de los gobiernos, ciu-
dades o espacios que en este momento nos determinan el cómo y de qué forma
está narrada la telaraña de la vida en el mundo.
der kunst Prinzregentenstrasse, Munich.Fotografía
realizada para la exposición 'So sorry', inaugurada
el 12/10/2009 y finalizada el 17/01/2010 en Haus
Figura 10 Ai Weiwei “Remembering”. Obra
cortesía de la artista.
Continuando en relación a las acciones tomadas por un gobierno para obligar 20 A raíz de una obra con que
a un artista a inmovilizarse, ya sea para salir del país o para no volver a sus Bruguera fue vetada en Cuba, el
gobierno no la invita a participar en
tierras, la artista cubana Tania Bruguera, propone su obra El Peso de la Culpa
la Bienal de Cuba de 1997. Tania de
(Fig. 11), en la cual: “Detrás de ella hay una gran bandera cubana que la artista todas maneras presentó su acción
hizo de cabellos humanos. Lleva un cuerpo decapitado de cordero como chale- en su propia casa, aleatoriamente
co-coraza sobre un conjunto blanco. Está descalza. Hay frente a ella una vasija durante la Bienal. José Muñoz habla
con tierra cubana, junto con un plato hondo de agua y sal. Se inclina frente a de la consciencia sobre los hechos
del estado político de Cuba desde la
los contenedores de modo lento, mecánico, y mezcla cuidadosamente en su
dictadura militar, con referencia a la
mano la tierra y el agua salada. Procede a comer lentamente la tierra. Bruguera obra de la artista, el cómo se siente
sigue comiendo tierra aproximadamente una hora”. Este es el relato que esboza culpa por haber abandonado sus
José Muñoz sobre la artista en un ensayo llamado “Performance en la Cuba tierras, y la culpa de los que viven
Mayor: Tania Bruguera y El peso de la culpa”20. dentro de la nación por los que han
abandonado su tierra. (http://www.
taniabruguera.com/cms/179-1-Per
La obra de Bruguera se establece en un ritual lleno de símbolos alegóricos y formance+en+la+Cuba+Mayor+Ta
que refieren directamente a los ciudadanos cubanos como una geografía heri- nia+Bruguera+y+El+peso+de+la+c
da, desde el momento en que llegan los españoles a territorio indígena cubano. ulpa.htm).
Tania comenta:
21 José Muñoz, Op. cit.,
(http://www.taniabruguera.com/
En esta pieza me refiero específicamente a los suicidios colectivos cms/179-1-Performance+en+la+Cub
del pueblo cubano indígena durante la ocupación española. La a+Mayor+Tania+Bruguera+y+El+pes
única forma en que algunos de ellos pudieron rebelarse —pues o+de+la+culpa.htm)
no tenían arma alguna y no eran guerreros por naturaleza— era
comer tierra hasta morir. Este gesto, que permaneció con nosotros
más como rumor histórico, me pareció enormemente poético en
un sentido: habla de nuestra individualidad como nación y como
individuos. Comer tierra, que es sagrada y símbolo de permanen-
cia, es como tragarse las tradiciones propias, el patrimonio propio,
es como borrarse uno mismo, eligiendo el suicidio como forma de
defenderse. Lo que hice fue tomar esta anécdota histórica y actuali-
zarla en el presente 21.
Esta misma forma afectiva hacia la memoria del territorio, es la búsqueda del re-
conocimiento, funcionando también como un ritual de sanación. El comerse la
propia tierra, el rememorar la herida a través del agua con sal, el peso de la socie-
dad cubana como sociedad occidental desde la colonización, reflejada en las cos-
tumbres y el sincretismo religioso, el símbolo del cordero; es ese un reencuentro
con el territorio desde la naturaleza, tierra más cuerpo, identidad como cuerpo
civil herido narrada por una memoria histórica, recordada como un suceso en el
presente. Una forma para la liberación de la culpa, que además, se libera desde
la negligencia política del estado; este problema de división política territorial en
la que obliga a las personas afectadas por el estado a huir de su país.
Todo este cuerpo herido, narrado en la memoria colectiva y la nostalgia, en una 22 “En el mundo del indio una cosa
búsqueda de reconocimiento que viene dada desde la invasión del europeo, es tanto importante cuanto mayor
es la carga de sustancia mágica que
narrado bajo un sometimiento religioso y un genocidio ideológico y terrenal;
es capaz de almacenar y utilizar. Por
es uno de los problemas que tiene actualmente el territorio americano, de una otra parte, el indio, al no reconocerse
cultura mestiza y plural en sus religiones, reencontrándose con sus antiguas psicología propia, ha efectuado
creencias en el seno de la Madre Tierra. Para nuestra cultura aborigen, todo lo una “prestación psíquica” de sus
que estaba a su alrededor (piedras, árbol, tierra, agua) contenía vida propia22, propias afecciones a los diversos
seres del mundo circundante,
siendo la naturaleza vista como semejante a ellos desde su visión cosmogónica.
animándolos de tal modo que
No existían tales relaciones desde la lingüística, sujeto-objeto, para referirse al puedan aparecer actuando como
entorno. Entonces, esta resistencia cultural que se enmarca en los países lati- seres vivos aún aquellos que
noamericanos, se convierte también en una doble resistencia desde lo natural. nosotros tenemos por inanimados,
y dándoles una capacidad y poderío
de acción proporcionales a la masa
La creación en la obra como medio político es uno de los riesgos que asumen
volumétrica con la que aparecen a la
muchos artistas a la hora de manifestar sus inquietudes dentro del sistema. vista, o a la rareza formal de la figura
Para finalizar, hablaré de la artista Yarinés Suárez, con su obra Metros de no. con que se presenten…” Gilberto
discurso23 (Figs. 14 y 15), que nace de la inquietud sobre el sistema en el que Antolinez. El agujero de la Serpiente,
está sumergida, y la forma en que los artistas funcionan para crear. Es de notar Vol. II, San Felipe, Ediciones la
Oruga Luminosa, 1998, p. 112.
que en su diversidad de pensamientos, los artistas ingenian su propio proceso
de creación. Pero, ¿en qué se basa éste para crear? En una justificación, plan- 23 Presentada en la Facultad
teamiento del problema, argumentación teórica, buscando innovar dentro del Experimental de Arte. Universidad
“sistema del arte”. Esta forma de razonamiento, de justificación, está asociada del Zulia, 3,94mts de no.discurso, 13
hojas “en blanco”, y luego “Metros
al endiosamiento de la razón, como forma de desnaturalización, de artistas
de no. Discursos (sin medición)”,
que crean desde el ego y para el ego, y no para el espectador dentro de su con- 23 hojas en blanco, y fragmento
texto social (otra forma de fragmentación imaginaria sobre la razón). Acá po- anónimo de un texto de Carlos
demos hablar de la crítica sobre la alienación del artista en el sistema artístico. Fuentes. Museo del Táchira, San
La artista Yarinés recrea una acción donde reflexiona “…el artista debe crear, Cristóbal. 4to Seminario Bordes
Vacío y Devoración.
el artista debe producir, la no-producción es no-existencia, no-visibilidad, va-
cío…”, y que dentro de un inconsciente colectivo también vengo reflexionado.
En una conversación que tuve con el creador Solardo Zafra, y que es el indicio
para el inicio de este ensayo, sobre el hecho de la creación como artistas y la
geografía política como fragmentación del mundo:
“Crear sin sentido, eso me ha hecho sentir vacío, pero fíjate, ahora
que menciono esto, ‘me ha hecho sentir vacío’, me acuerdo de
la 1ra clase de estética, ¿te acuerdas del horror vacui? El temor al
vacío, creo que todo se ha convertido en una forma de distraerse
del vacío, más no nos hemos preocupado de verdad en hacer algo
para que ese vacío se llene. Y por lo que he encontrado padre,
siempre ha estado ahí eso que puede llenar el vacío, sólo que está
en teoría, más no en práctica, nadie ha aprendido hacer la práctica
y es el amor, cuando hablamos de humanidad, hablamos de amor
realmente. Y la humanidad no sabe, que cuando hablamos de
humanidad, realmente hablamos de amor. Y eso lo comprendí
leyendo Siddhartha, el libro que te recomendé, aún sigo pensando.
Escribiéndote sigo ref lexionando, si por eso dicen que las palabras
se las lleva el viento, fíjate que uno de los ejemplos a los que he
pensado es esta palabra ‘Geografía Política’, ¿ qué significa eso de
‘Geografía política’? Realmente de una división imaginaria, una
palabra que habla de un imaginario, los países son un conjunto de
estructuras imaginarias que han tenido como sentido crear proble-
mas de entretenimiento. ¿Dónde está esa línea que divide la tierra
en países? En nuestra mente”.
Figura 13 (Abajo) Pedro Pez, “Hojas Como Rayos de Sol”, Obra en el Festival de Arte Efímero, “ TIERRA
DE ARBOLEDAS”, en el Parque Nacional San Felipe El Fuerte, Yaracuy – Venezuela. 25 de enero, 2014.
Estos cuerpos son de esos creadores que se manifiestan desde los problemas
sociales, hacia la resistencia frente a una subordinación elitista como forma de
poder. Estos son creadores que, de forma consciente e inconsciente, escuchan a
la naturaleza y se resisten, como nos dice el escritor John Berger: “La resisten-
cia consiste en saber escuchar a la tierra”. En eso se basa nuestra resistencia,
en saber escucharnos. Nos encontramos sumergidos en el mundo de diversos
hombres que bajo una conciencia aprehendida buscan la materialización del
poder a través de las sociedades políticas, reencontrándonos en este sistema
que nos absorbe por la necesidad de subsistencia. Me gustaría citar de nuevo
al Jefe Seattle, que al final de la carta que le escribe al presidente de Estados
Unidos en aquel tiempo, y que su respuesta responde al nuestro: “La vida ha
terminado. Ahora empieza la supervivencia”. Nosotros estamos sobreviviendo.
FUENTES ELECTRÓNICAS
Jefe Seattle, carta escrita en (1955) “Carta del Jefe Seattle al presidente de los
Estados Unidos” [En Línea] Ciudad Seva (Consulta 8/05/2014) : http://www.
ciudadseva.com/textos/otros/carta_del_ jefe_seattle_al_presidente_de_los_
estados_unidos.htm
en el Barroco Colonial
Estudiantes de Teoría e Historia
del Arte de la Universidad de
Chile
Andino: Panorama de un
imaginario místico
(Reflexiones en torno a
Arte, Fe y Devoción)1
I El encuentro entre dos imaginarios místicos
El choque de los europeos y su afán evangelizador contra los últimos momen- 1 Arte, Fe y Devoción exposición
tos del mundo incaico y su larga tradición imperial significó el enfrentamiento de la colección Joaquín Gandarillas
Infante de obras de arte colonial
—entre muchas otras cosas— de dos lenguas, tradiciones, religiones y cultu- americano. La muestra se exhibe
ras distintas. Ambos pueblos poseían una identidad histórica y religiosa propia en el Centro de Extensión de la
de su tradición a la vez que practicaban ritos, ceremonias y cultos que se inscri- Pontificia Universidad Católica de
Chile de marzo a julio de 2014.
bían bajo sus respectivos credos.
Enmarcaremos este proceso en la pintura colonial americana de los Andes 2 Teresa Gisbert. Iconografía y
Centrales, enfocándonos específicamente en la exposición Arte Fe y Devoción mitos indígenas en el arte. Gisbert &
cía. editores, La Paz, 2008.
que forma parte de la colección Joaquín Gandarillas Infante y que se expone
pp. 62-63.
actualmente en el Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica
de Chile. Sin embargo, antes de llegar allí debemos introducirnos en un breve
análisis y observación sobre el arte y la pintura inscrita en esta naturaleza, que
Teresa Gisbert llama “mestiza”, a la vez que nos adentramos preliminarmente
en sus antecedentes y orígenes.
Importante es tener presente para seguir trazando esta búsqueda, lo planteado 3 Ramón Mujica Pinilla. Rosa
por Ramón Mujica Pinilla en torno al imaginario que se construyó en la Amé- limensis: mística, política e
inconografía en torno a la patrona
rica colonizada para llevar a cabo la colonización junto a la extirpación de ido-
de América. Fondo de Cultura
latrías. El autor propone que, cuando en la vigesimoquinta sesión del concilio Económica, México, 2001, p. 210.
de Trento, llevada a cabo en diciembre de 1562, se establecieron los fundamen-
tos dogmáticos de la cultura barroca3, se determinó que los misterios de la fe
cristiana debían ser develados y expresados por medio de pinturas o imágenes
para poner “a la vista del pueblo los milagros que Dios había obrado por medio
de los santos y los ejemplos saludables de sus vidas”, y para estimularlos a
“amar a Dios y a practicar la piedad”.
Lo anterior, plantea Mujica Pinilla, sería retomado e interpretado por el se- 4 Id.
gundo Concilio Provincial de Lima (1567) y utilizado al problema de la evan-
5 Id.
gelización del indio4. En América este aspecto de la Contrarreforma significó
el sostenido crecimiento y proliferación del imaginario religioso, de manera 6 Ibid., p. 216.
que la imagen religiosa significaba la representación, en forma directa, del
7 Id.
“Arquetipo celeste”5. La iglesia entonces, se valió de la imagen para difundir y
entregar sus verdades dogmáticas, así también las imágenes de la virgen y los
santos se articularon como armas político-religiosas de conquista y conversión:
“como imagen de culto fueron la puerta visible a un mundo invisible y como
teofanía de Dios podían cobrar vida y manifestar la capacidad milagrosa de
hablar o moverse”6. En este escenario, Mujica Pinilla propone que “la imagen
era un objeto litúrgico de contemplación que operaba en el alma el efecto de
una revelación divina. Esto acontecía por oculta simpatía es decir, por afinidad
platónica entre imagen plástica y el arquetipo celeste que representaba”7. Asi-
mismo, no se trata que la imagen estuviese bajo un encanto, sino que, como
symbolon, podía, de alguna manera, intervenir de la naturaleza divina que ma-
nifestaba al lograr canalizar gracias sobrenaturales.
Por otra parte, plantea el autor que la perfección formal de la imagen, si bien 8 Ibid., p. 219.
propiciaba la emoción y los sentidos, no estaba dirigida tanto a los ojos sino
a la mente. La imagen no expresaba tan solo un sentimiento de piedad, sino
un conocimiento metafísico, en rigor, la imagen se articulaba como un libro
de teología. En este aspecto, hay que tener en cuenta que este era el ambien-
te de construcción de imágenes religiosas, mientras que las reglas del arte le
pertenecían a los artistas, la iconografía y sus doctrinas eran de los padres de
la iglesia8 . Así, las imágenes se configuraron bajo recursos plásticos e icono-
gráficos que funcionaron como soporte de la doctrina. Por supuesto, dadas las
condiciones de diferencias de lenguaje y el analfabetismo de la población, en
En San Joaquín con la Virgen María en sus brazos (Fig. 2) se observa como el
manto del santo obtiene una dimensión material donde no se distingue si el
manto tiene las flores estampadas o es una guirnalda sobre él, más bien, pa-
rece como si el manto hubiese florecido. Las flores del suelo nos dan cuenta
de esta misma capacidad de florescencia. Se podría pensar que estas prácticas
formales, manifiestan niveles de experimentación pictórica donde lo orgánico
está permanentemente presente.
En vista de lo anterior es que podemos enfocarnos en las advocaciones andi- 12 Teresa Gisbert, Op. cit., p. 83.
nas de la Virgen, siendo la más famosa —de acuerdo con Gisbert— la Virgen
de Pomata, correspondiente a una interpretación de la Virgen del Rosario. A
pesar de esto, la autora afirma que generalmente ninguna de estas advocacio-
nes posee características americanas en su estructura formal, a excepción de
algunas versiones de la Virgen de Copacabana y la Virgen de Pomata, a cuyo
juicio esta última correspondería a la “Virgen americana por excelencia con
su tocado de plumas indias y protección a los nativos y esclavos”12. Asimismo
agrega que las plumas multicolores que la Virgen de Pomata ostenta sobre
su cabeza, revelarían su asimilación indígena, siendo esto último claramen-
te observable en una de las obras de Arte, Fe y Devoción, donde tanto la Vir-
gen como el niño portan plumas de tonalidades rojo, azul y blanco (Fig. 3).
Figura 4 (Der.)
Figura 3 (Izq.)
Gisbert no es la única que plantea la cuestión del uso de las plumas como asi- 13 Ilmar Lucks. “Tipología en
milación indígena, la autora se apoya en lo planteado por Ilmar Luks en uno de BCIHE No. 17”. En: Teresa Gisbert,
Iconografía y mitos indígenas en el
sus textos, donde este sostiene que:
arte, Gisbert & cía Editores, La Paz,
2008, p. 92.
El adorno de plumas juega un papel importantísimo en toda la
decoración andina y corresponde plenamente a la voluntad artística
del indígena. No solamente figuras y cabezas de carácter profano
están adornadas con penachos de plumas, sino que ángeles y que-
rubines llevan el mismo tipo de adorno (…) El uso del plumaje lleva
implícita la idea de poder y de rango (…) por lo general, el adorno
de plumas es usado para dar mayor riqueza decorativa.13
Así la autora sostiene que las características definitorias de la pintura andina 14 Teresa Gisbert. Op. cit., p. 104.
serían “(…) decorativismo con uso del sobredorado, arcaísmo, formas repetiti-
15 Id.
vas, falta de interés por la perspectiva, falta de interés por los juegos de luz y
sombra, rechazo al realismo, idealización y persistencia de la estética manie-
rista”14 agregando que “Aunque la influencia del grabado europeo es constante
se crea una iconografía americana con las nuevas advocaciones de María y se
modifica la existente como puede verse en la representación de la Trinidad”15,
tal como se ve en muchas de las obras presentadas en Arte Fe y Devoción (Figs.
5 y 6).
Durante la Ilustración, España ya no tenía intenciones teocráticas sobre Amé- 16 Ibid., p. 157.
rica, la preeminencia la ocupaba el Estado, y Carlos iii declaraba una posición
absolutista y laica sobre sus territorios en el Nuevo Mundo; los tiempos ha-
bían cambiado, sin embargo, existían órdenes religiosas como la Compañía
de Jesús con un alto contacto y relación con los indígenas, llegando a fundar
congregaciones en el territorio. Dentro de este marco de posiciones dispares es
que —según Gisbert— los indígenas retomarían la idea de la monarquía inca,
constituyendo esta una especie de segunda arista en el asunto:
Hay furor en el siglo xviii por los grandes portales con escudos
de armas entre los caciques, por el uso de los trajes en insignias
incaicas y por buscar el reconocimiento de sus diferentes de que su
estirpe era anterior a la incaica, no desdeñaron la oportunidad de
unirse por lazos de sangre a los descendientes de Huayna Capac y
de usar, por otra parte, el escudo de armas que les había otorgado
la Corona. Todo naufraga nuevamente después de 1781.16
Figura 6 (Der.)
Figura 5 (Izq.)
A modo de cierre general podemos subrayar las tesis de Teresa Gisbert y Sofía 18 Teresa Gisbert. Op. cit., p. 193.
Irene Velarde Cruz, donde ambas autoras recalcan y concluyen que la presen-
cia de los indígenas en el arte colonial correspondería a una introducción y
sobrevivencia de rasgos y fragmentos del mundo prehispánico, de tal manera
que Gisbert señala que la presencia de los indígenas en la pintura se transfor-
ma en la “crónica y documento gráfico de los sucesos políticos en los que el
indígena toma parte”18 y al mismo modo Velarde Cruz destaca la importancia
del arte como herramienta para los indígenas, ya que les sirvió para conservar
ciertos aspectos importantes de su cultura, insertando elementos iconográfi-
cos que rememoraban parte de su antigua cosmovisión.
IV Conclusiones
Es posible pensar también que esta búsqueda de los artistas coloniales, que 19 Víctor Stoichita. El ojo místico.
usaron las formas de la naturaleza como medio de representación, fue la res- Pintura y visión religiosa en el Siglo de
Oro español. Alianza-Forma, Madrid,
puesta a aquella “necesidad de otro estilo pictórico, capaz de transmitir la al-
1995, p. 96.
teridad de lo lejano, de lo inefable, de lo confuso, o sea de lo sagrado”19. De
manera que en el contexto americano aparecen esta clase de exploraciones de
posibilidades que permitieron encontrar medios iconográficos que quebraban
las fronteras de lo sacro y lo profano, donde ambos se valían de las formas del
otro para hacerse presentes.
Gisbert, Teresa. Iconografía y mitos indígenas en el arte. Gisbert & cía, Editores,
La Paz, 2008.
Velarde Cruz, Sofía Irene. El arte mestizo de la Nueva España, Morelia, 2012.
Egresado de la licenciatura
de la experiencia política
colectivo artístico las Yeguas del
Apocalipsis.
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (mncars) ha definido recien- 1 Por ejemplo, el proyecto Versiones
temente una línea abierta para la investigación de producciones artísticas rea- del sur/Cinco propuestas en torno
al arte en América coordinado por
lizadas en el territorio de América Latina1. Considero que esta línea se abre
Octavio Zaya, que reunía cinco
sin la pretensión de inaugurar una categoría para la Historia del Arte como exposiciones: Heterotopías: medio
un estilo latinoamericano (aunque se refuercen conceptos como “conceptualis- siglo sin-lugar 1916-1968, Más allá
mos”). Más bien, el propósito es reunir una colección múltiple de documen- del documento, No es sólo lo que
tos, archivos, registros y obras artísticas procedentes del cono sur (Argentina, ves: Pervirtiendo el Minimalismo,
F(r)icciones y Eztétika del sueño.
Brasil, Chile, Paraguay y Perú). Y como la iniciativa surge de una institución
española, despierta ciertas sospechas, especialmente en relación al interés por
2 Revisar el artículo de Carolina
producciones artísticas cuya forma de circulación es irregular, que no está aún Castro J. en la Revista de Arte
integrada al sistema de intercambio de obras y archivo del mercado artístico. Contemporáneo Artishock:
Vale la pena analizar y comentar dicho interés2. Sin embargo, en este texto me http://www.artishock.cl/2013/01/
encargaré de hacer una revisión particular de uno de los proyectos que dicha perder-la-forma-humana-una-
imagen-sismica-de-los-80-en-
institución española ha realizado, la publicación: Perder la Forma Humana.
america-latina/
Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina.
48 Alejandro de la Fuente
En cuanto al título Perder la forma humana, en la introducción del libro se 3 Red de Conceptualismos del Sur.
explica: “Introducción” en Perder la Forma
Humana. Madrid, 2012, p.11
Perder la forma humana es una investigación que rescata escenas y contextos a 4 Ejercicio que podría estar a la
partir del análisis de archivos y documentos, cuya articulación activa vínculos base del interés del mncars por
materiales y producciones del cono
y contaminaciones significantes que, estructurados en una red, operan como
sur.
diagrama social. La potencia del archivo se expresa en su condición creadora:
capaz de articular figuras; producir tesis; reactivar formas alternativas de visi-
bilización y socialización de documentos; articular nuevas fuentes; y constituir
escena. El ejercicio de rescatar estos documentos y estas prácticas no consiste
simplemente en hacer circular el registro, más bien, corresponde a un ejercicio
de inscripción4.
La estructura argumentativa de la investigación está organizada por capítulos 5 Red de Conceptualismos del Sur,
que engloban un concepto o “zonas definidas por nudos conceptuales”5. Con Op. cit., p. 12.
La rcs reconoce, en los diferentes territorios del cono sur que vivían una situa- 8 Id.
ción política represiva y una situación social de resistencia, una serie de opera-
ciones y estrategias que implantaron las dictaduras militares, por ejemplo, la
economía de la deuda y su devenir en formas de subjetivación. Estas nociones
dialogan con experiencias y manifestaciones que resistían dicha implantación.
“La economía de la deuda se infiltró en la vida cotidiana bajo el progresivo des-
mantelamiento de los servicios públicos y la generalización del crédito como
modo de acceso a la cultura del consumo”8 . La “subjetividad de la deuda” atra-
viesa todas las dimensiones de relación interpersonal, desde el espacio público
hasta el espacio de la comunicación. Este sistema de regulación aún opera en el
diagrama social de países de América Latina como el nuestro.
Perder la forma humana valora e inscribe en una escena un conjunto de mani- 9 Las directrices del método
festaciones corporales cuyo énfasis reside en la experiencia y el padecimiento genealógico las encontramos en el
trabajo del filósofo francés Michel
de fuerzas de opresión. Gran parte de estas expresiones fueron recuperadas
Foucault: “Curso del 07 de enero
y re-articuladas por la rcs, mediadas por los aparatos tecnológicos de registro de 1976” en Microfísica del poder.
(fotografías, videos e impresos). La escena que busca proyectar el proceso de Madrid: Ediciones La Piqueta, 1979.
investigación implica un riguroso trabajo genealógico9, debido a la complejidad
para dar forma o armar un sistema de representación de América Latina en
el período de implantación del modelo neoliberal en el cuerpo social y en el
campo simbólico.
Afiliaciones y Contaminaciones
50 Alejandro de la Fuente
Durante el período de las dictaduras en América Latina, la disidencia sexual,
en su dimensión artística, demandó con violencia al campo político y comu-
nicacional la instalación de su denuncia. Por ejemplo, en este contexto de pro-
ducción bajo regímenes totalitarios, el colectivo artístico chileno las Yeguas del
Apocalipsis, formado por Pedro Mardones Lemebel y Francisco Casas, instala
un discurso de reivindicación del deseo en el marco de las políticas sociales.
Mediante la estrategia de la irrupción performática y del travestismo, las Ye-
guas del Apocalipsis movilizaron críticas a los modelos sociales desde una
voz homosexual marginalizada, activando esta estrategia en distintos espacios
públicos. En otro contexto, el artista argentino Jorge Gumier Maier, se apropia
de un medio masivo de comunicación como la revista El Porteño (revista en la
cual también escribió Perlongher), para visibilizar las mismas críticas a los
modelos identitarios de la sexualidad.
Otra de las líneas de afiliación reconocible en la publicación, es la del espacio 10 Red de Conceptualismos del Sur,
urbano como soporte de una experiencia estética: las manifestaciones públicas Op. cit., p. 43.
La analítica para esta multiplicidad de experiencias se enmarca en herramien- 13 Roberto Amigo. “Imágenes
tas sociológicas. Bajo esta línea de manifestaciones estéticas en el espacio pú- contra la impunidad. Las Madres
de Plaza de Mayo y las acciones
blico, se levantan investigaciones situadas de autores latinoamericanos (Mi-
estéticas de praxis política (1984-
chael Löwy, Sonia Montecino, Enrique Dussel, Néstor García Canclini, Ana 1985)”, En: Razón y Revolución, Nº. 3,
Longoni y Nelly Richard, entre otros); testimonios y entrevistas a los actores invierno de 1997.
(Luis Sergio Ragnole [Viajou Sem Passaporte] y Eduardo “Magoo” Nico [tic]);
y una serie de documentos, manifiestos y publicaciones en revistas que regis-
tran las directrices de dichas experiencias. El horizonte común radica en la
latente estetización de la violencia que se activa en el cuerpo social. Mediante
“acciones estéticas de praxis política”13, se propone la emergencia de líneas de
fuga en el espacio público, la manifestación de una fuerza de resistencia que
revoluciona las condiciones de experiencia social y estética, haciéndolas con-
verger en la esfera política.
En estos capítulos se desarrollan las relaciones entre la memoria, la violación 15 Para Rancière: «Esta distribución
sistemática de los derechos humanos, la desaparición de los cuerpos, la censu- y redistribución de los lugares y
las identidades, de lo visible y lo
ra y la visibilización. La noción “contrainformación” se propone como estrate-
invisible, del ruido y de la palabra
gia operacional para este conjunto de prácticas que trabajan las políticas de la constituyen lo que yo denomino el
memoria y las políticas de la (in)visibilidad. La rcs se moviliza, en este territorio reparto de lo sensible». Rancière,
del campo comunicativo y su relación con la memoria, con el aparato concep- Jacques. El Malestar en la Estética.
tual del filósofo francés Jacques Rancière en relación al reparto de lo sensible15 Buenos Aires: Clave Intelectual,
2012, p. 34.
y su orden policial.
Bajo esta línea de propuestas contraculturales, se vinculan instancias como el 16 Red de Conceptualismos del Sur,
“Museo Bailable” gestionado por Fernando Bedoya (Argentina) y O Começo do Op. cit., p. 23.
El énfasis, en esta línea, está puesto en una fuerza colectiva que se enfoca en
las formas alternativas de producción y en los espacios marginales de circu-
lación. Fuerza que desarrolla una filosofía transferida del anarquismo: Do-It-
Yourself. La adopción de estrategias críticas, el rechazo a la implantación de un
modelo económico neoliberal en el continente y la expresión de un malestar
por el contexto violento y represivo de las dictaduras en Latinoamérica, confi-
guraron la emergencia de una forma de subjetividad que se manifiesta contra
el sistema en la praxis social.
52 Alejandro de la Fuente
lugar de la experiencia en el cuerpo social y, por lo tanto, devienen un archivo
de las fórmulas de resistencia y de las prácticas disidentes frente al diagrama
político dictatorial.
Figura 1 RCSur “Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina” 2012.
BIBLIOGRAFÍA
Red de Conceptualismos del Sur. Perder la forma humana. Una imagen sísmica
de los años ochenta en América Latina. Madrid: Museo Nacional Centro de Arte
Reina Sofía, 2012.
54 Alejandro de la Fuente
55
Punto de fuga xv-xvi
Figura 2 RCSur “Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina” 2012.
Notas sobre la práctica
Catalina Urtubia
Figueroa
curatorial feminista: El
Tesista de la carrera de Teoría
e Historia del Arte, Universidad
de Chile.
humana en el Museo
la profesora Soledad Novoa
durante el segundo semestre del
año 2013.
Reina Sofía
I Introducción
Incluso hasta el día de hoy, tanto la Institución artística como la Academia han
sido incapaces de eliminar dicha visión tradicional y falocéntrica, justificando
un cierto apoyo a “la diferencia” con la tímida apertura de departamentos de
estudios de género en un par de universidades a lo largo de Chile. Ante esto, se
hace evidente no sólo la necesidad de una crítica a dicho modelo, sino también
la de una propuesta que permita extirpar las prácticas patriarcales de la inves-
tigación académica y de su ejercicio dentro de la Institución, tanto en el arte
como en todas las áreas del conocimiento.
El presente ensayo tiene por objetivo generar un primer alcance a lo que po-
dría ser una “metodología feminista” en la práctica curatorial, tomando como
punto de partida la exposición Perder la forma humana, montada desde fines
del 2012 y principios del 2013 en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
de Madrid. Todo esto con el propósito de abordar el problema ya enunciado de
no replicar métodos aún implementados en la Institución asociados al hete-
rosexismo y la invisibilización de la mujer en la historia del arte, a partir del
análisis de la práctica curatorial; la cual en este caso cumpliría una función
fundamental en la medida en que generaría una especie de puente entre la
práctica artística y la Institución museal o galerística, donde la pregunta por
el método se vuelve tanto o más trascendental que en la producción de obras
críticas dirigidas hacia dicha Institución.
Las obras presentadas en Perder la forma humana se relacionan directamente 1 Este término es utilizado por
con un arte extraoficial, pero cuyo carácter marginal les otorgó una posición la misma curatoría de Perder la
Forma Humana para referirse a
privilegiada al momento de criticar la oficialidad. Ahora bien, la exposición
movimientos contra-institucionales,
se dividió en tres ejes temáticos: uno vinculado a los movimientos sociales pese a que aquí lo mencione
(donde se hace hincapié en algunas organizaciones de mujeres), el segundo particularmente a propósito de la
sobre la desobediencia sexual y, finalmente, un tercero ligado al movimiento escena punk.
underground1 marcado por la escena punk latinoamericana de los ochenta en
Latinoamérica.
Ahora, me parece que hay varios elementos que se hacen necesarios de men-
cionar antes de problematizar dicha exposición. El primero, es que antes de
constituirse como una propuesta curatorial, Perder la forma humana fue una
investigación histórica y archivística. Esto supondrá determinantes decisiones
curatoriales, como la de integrar una gran cantidad de documentos a la mues-
tra, no como un apéndice de la exposición (a modo de lo que podría ser una
“sala de archivo”), sino que en la misma jerarquía e importancia que las obras
expuestas, cosa que será fundamental en torno al problema que me interesa
desarrollar sobre la metodología feminista, como veremos más adelante.
Un segundo elemento que me parece relevante, es que gran parte de las obras
que abordó la investigación eran performáticas o centradas en la corporalidad
de los artistas, lo que, para efectos prácticos de la exposición, se volcaron en re-
gistros de performances o “remasterizaciones” de elementos utilizados en las
performances originales, cumpliendo un rol metonímico; como por ejemplo,
la presentación de un mapa de Latinoamérica cubierta con vidrios quebrados,
haciendo alusión a la performance de las Yeguas del Apocalipsis en la Comi-
sión Nacional de Derechos Humanos en el año 1988. El hecho de trabajar con
obras performáticas en una exposición “retrospectiva”, supone la necesidad de
recurrir a documentos y elementos metonímicos de este tipo.
Ahora bien, ¿qué relación podría tener todo esto con la búsqueda de una meto-
dología feminista? O más aún ¿por qué analizar dicho problema en una expo-
sición como esta, que a diferencia de muchas otras, no se “declara” a sí misma
como vinculada con el discurso feminista? Para analizar esto, hace falta poner
atención en las características de la propuesta curatorial: quiero destacar el
hecho de cómo emerge indirectamente el problema del género en una exposi-
ción, cuyo objetivo es trabajar con el cuerpo en relación al poder y la represión
de una dictadura; ya que, como he mencionado antes, en Perder la forma hu-
mana no sólo aparece la desobediencia sexual como una línea temática fun-
damental ante aquel problema, sino que también se destacan organizaciones
de mujeres como Mujeres por la Vida (Chile) y las Madres de la Plaza de Mayo
(Argentina) en el eje sobre movimiento sociales.
Ahora bien, lo hasta ahora planteado desemboca en otro conflicto que me pare-
ce igual de relevante en torno a esta exposición, el que tiene que ver directamen-
te con el problema de la institucionalidad. Ya he mencionado anteriormente que
las obras que aborda la exposición se ven marcadas por un elemento marginal,
en la medida en que todas pudieron manifestar su crítica dentro de un régimen
represivo gracias al hecho que se movían en un entorno underground. Esto me
parece relevante de cara a la exposición, a causa del lugar donde se monta: el
Museo Nacional de Arte Reina Sofía, un museo de impacto global, que además
se caracteriza por su colección enfocada en arte político latinoamericano.
Tomando como punto de partida las consideraciones hasta ahora expuestas en 3 Ponencia leída en el
torno a Perder la forma humana, indagaré ahora en algunos conceptos que me simposio “Teoría, curatoría,
crítica”, Pontificia Universidad
resultan útiles para caracterizar dicha exposición en torno a la idea de “me-
Católica de Chile, Santiago,
todología feminista”. Específicamente, abordaré tres líneas conceptuales: co- 2001. [en línea] Micromuseo.
menzaré por analizar algunos elementos desarrollados por Joan Scott en su org.pe (consulta 30/11/13).
ya mencionado texto titulado Historia de mujeres, centrándome en la caracteri- http://www.micromuseo.org.pe/
zación que hace la autora en torno a la metodología histórica feminista; luego, lecturas/mpacheco.html
Scott nos narra cómo en un principio, durante la década de los setenta, las in-
vestigadoras feministas debieron “esconder” su activismo para no ser juzgadas
bajo la sentencia de haber “politizado” la labor histórica. Sin embargo, una vez
adentro de la Academia, las mismas feministas declararon la labor del histo-
riador como cargada de ideología, y por lo tanto, subjetiva. Este elemento es
interesante en la medida que, actualmente, las disciplinas humanísticas en
general se reconocen a sí mismas como subjetivas, pese a que hasta la primera
mitad del siglo pasado aún se apuntaba hacia cierta objetividad. Según Scott,
las feministas habrían sido las primeras en hacer evidente este problema al
denunciar una parte de la historia que no había sido contada: la de las mujeres,
y que por lo tanto, la historia universal tradicional siempre había sido parcial.
Lo anterior nos permite entender la historia como algo jamás lineal ni homo- 4 Ibíd.
géneo, a lo que podríamos comparar la labor curatorial. Marcelo Pacheco nos
5 Ibíd.
dice que, en realidad, el concepto correcto debiese ser “práctica curatorial”, en
la medida en que él la entiende como el ejercicio de un método4. Así, del mis-
mo modo en que Scott entiende la historia como cargada de ideología, Pacheco
nos dice que:
A partir de esta idea, quisiera volver a Joan Scott. En un determinado momen- 6 Joan Scott, Op. cit., pp. 71-72.
to6, la autora cita a Martha Minow (académica estadounidense) a propósito de
su concepción del “dilema de la diferencia”. Minow nos dice que lo universal
no corresponde a una construcción que represente a una mayoría cuantitativa,
sino que ha sido construido a partir de la imposición de un sector dominante
a través del lenguaje.
Con esta última sentencia, no podemos sino entrar a analizar lo que Griselda
Pollock llamó el museo virtual feminista. Este concepto, de entrada, presenta
un oxímoron: no puede haber un museo feminista, puesto que el museo es
patriarcal desde su primera concepción. Pollock se pregunta por cómo des-
baratar el concepto tradicional de museo, sin perder su carácter espacial, el
cual reconoce como provechoso en la medida en que permite un encuentro de
obras, cuyo enfrentamiento espacial les otorga sentidos particulares (una vez
más: la práctica curatorial como productora de sentido).
Entonces, se hace necesario volver a nuestro objeto de estudio, para analizarlo 7 Carolina Castro, “Perder la forma
más cabalmente a partir de los conceptos desarrollados hasta ahora. Para pro- humana. Una imagen sísmica
de los años ochenta en América
fundizar en la lectura de la exposición, me valdré de dos críticas a la misma:
Latina” [en línea], Artishock
una a manos de Carolina Castro7 y otra de Francisco Godoy8; igualmente me (consulta: 09/11/13), Chile, 2013.
valdré de la declaración instituyente de la Red Conceptualismos del Sur, dis- http://www.artishock.cl/2013/01/
ponible en su página web9, así como también de la lectura del libro-catálogo perder-la-forma-humana-una-
que siguió a la exposición, a manos de los mismos encargados y bajo el mismo imagen-sismica-de-los-80-en-
america-latina/
nombre: Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en
América Latina. 8 Francisco Godoy, “Perder
la forma humana. Una imagen
Partiré por presentar algunos alcances extraídos de la ya mencionada declara- sísmica de los años ochenta en
América Latina” [en línea], LatinArt.
ción de la RCSur. En este documento, si bien fue redactado en 2009 cuando
com (consulta: 09/11/13), 2012.
Perder la forma humana no comenzaba siquiera a ser planeada, se presentan http://www.latinart.com/spanish/
algunos puntos en concordancia con lo hasta ahora desarrollado que me intere- exview.cfm?id=350
san destacar. Los integrantes de la RCSur declaran que reconocen a la Institu-
9 Vid. http://conceptual.inexistente.
ción artística como “agente neutralizador” de prácticas conceptuales y políticas
net/index.php?option=com_
en las obras contemporáneas a las dictaduras militares en Latinoamérica, al res- ent&view=article&id=56:declaracion
ponder como Institución al poder imperante. Expresan, por lo tanto, un interés
en resaltar aquellas prácticas marginadas por la oficialidad, y re-significarlas;
Otro elemento interesante de dicha declaración, es que se enuncia “Que la Red 10 Ibíd.
Conceptualismos del Sur asume que investigar, generar archivos o producir
experimentos de reactivación de la memoria de la experiencia son actividades
políticas y no meramente académicas o profesionales”10. Esta cita me parece
fundamental teniendo en cuenta lo hasta ahora hablado, en la medida en que
confirma las suposiciones de que, en este caso, la práctica curatorial en Perder
la forma humana se llevó a cabo en plena consciencia del método como práctica
política. Los integrantes de la RCSur se reconocen a sí mismos, por lo tanto,
como agentes discursivos que más allá de recopilar archivos y organizar una
exposición, en su calidad de investigadores y/o curadores, su labor es generar
una concordancia entre los discursos contenidos en las obras y la metodología
ejercida en la práctica curatorial.
Ahora bien, Carolina Castro se pregunta: “¿Qué implicancias puede tener que
un museo, que aunque ubicado en una ciudad periférica en el circuito del
arte contemporáneo es hegemonía en ese mundo, fije su mirada en la historia
y producción de arte Latinoamericano? O volviendo a la idea de unicidad de
mundo ¿es posible narrar una sola Latinoamérica?”. A mí parecer, las impli-
cancias en este caso pasarían más por la decisión curatorial de emplazarse
en un museo, que por el hecho de que el museo mismo decida efectivamente
llevar adelante la exposición. En su ya citado texto, Pacheco aborda el problema
del curador en el contexto globalizado, y propone que si bien la tendencia es
a homogeneizar “lo latinoamericano”, el correcto ejercicio de la práctica cu-
ratorial sería justamente evidenciar fragmentos, lecturas específicas, con el
objetivo de no caer en generalidades con afán globalizante.
Suprimir categorías supone liberar las obras, leerlas por lo que son, no por
el canon que deberían seguir, error que aparece insistentemente incluso en
el así llamado “arte de las minorías”. Seguimos, irremediablemente, leyendo
las obras “de la diferencia” como universales. Pero sin embargo, al menos en
este caso, pareciera que el método venció y logramos vislumbrar una nueva
forma de exponer e interpretar. En un afán casi anecdótico, quisiera esbozar
una escena imaginaria de un espectador recorriendo Perder la forma humana,
donde el visitante, consciente del carácter anti-institucional de las obras que
tiene en frente, de pronto toma consciencia de que está parado al interior de un
museo, y un pequeño cortocircuito interrumpe su pasiva contemplación: ¿por
qué aquí, y por qué ahora?
V Conclusión
Retomando algunas de las lecturas, logramos evidenciar que la crisis del méto-
do tradicional en la historia de la que nos hablaba Joan Scott, se está haciendo
evidente también en la práctica curatorial, y un ejemplo de ello podría ser Per-
der la forma humana, que pese a que no se presenta a sí misma como una “ex-
posición feminista”, cuestiona los métodos tradicionales y logra evidenciar una
tensión clara entre la marginalidad de las “minorías” y la Institución. Tam-
bién, recuperando el concepto de museo virtual feminista de Griselda Pollock,
perfectamente podríamos articularlo a esta exposición, donde la metodología
emerge por sobre la institución, y el museo cumple la función de encuentro
espacial y enfrentamiento de obras que cobran un sentido nuevo.
A partir de las infinitas discusiones entre los múltiples sectores actuales del
feminismo en torno a la necesidad de ingresar o no a la Institución, justificando
en unos casos la importancia del carácter reivindicativo de ciertas obras y artistas
(lo que constituiría una crítica “desde adentro”), contra la postura de mantenerse
en el underground como mayor protesta ante “lo establecido”, es que me parece
interesante el gesto que se evidencia en Perder la forma humana al exponer en el
Reina Sofía. El utilizar obras que en su contexto funcionaron gracias a su mar-
ginalidad, instalándolas en una Institución superior a cualquiera levantada en
territorio Latinoamericano, constituye —a mí parecer— el ejercicio más propio
de la anti-institucionalidad feminista desde una propuesta curatorial.
vv.aa., Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en
América Latina, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2013.
vv.aa.. Declaración instituyente Red Conceptualismos del Sur [en línea], blog
del colectivo Red Conceptualismos del Sur (consulta: 09/11/13), 2009. http://
conceptual.inexistente.net/index.php?option=com_content&view=article&i-
d=56:declaracion
Castro, Carolina. “Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años
ochenta en América Latina” [en línea], Artishock (consulta: 09/11/13), Chile,
2013. http://www.artishock.cl/2013/01/perder-la-forma-humana-una-imagen-
sismica-de-los-80-en-america-latina/
Godoy, Francisco. “Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años
ochenta en América Latina” [en línea], LatinArt.com (consulta: 09/11/13), 2012.
http://www.latinart.com/spanish/exview.cfm?id=350
Pollock, Griselda. Encounters in the virtual feminist museum. Time, space and
the archive, Routledge, New York, 2007.
Scott, Joan. “Historia de las mujeres”, En: Peter Burke (ed.): Formas de Hacer
Historia. Alianza Universidad, Madrid, 1993.
Editorialidad para las
Diego Parra Donoso
Egresado de la licenciatura
Artes Visuales.
de Teoría e Historia del Arte,
Universidad de Chile.
Una necesidad
desplazada
Sabemos que la edición se vincula con toda obra escrita, sin embargo, existen 1 Extendiendo un poco esta
casos donde la edición mueve su centro, vinculándose ella misma con trabajos analogía, en italiano, el concepto
de “editor de contenido” se designa
visuales o que conjugan ambas vertientes. En este espacio, el trabajo editorial
como “curatore editoriale”.
se valora en tanto que ejercicio artístico también, o que por lo menos, posea
una “sensibilidad artística” (para que el editor sea capaz de percibir las sutile- 2 La mediación consiste en el
zas de cada obra). Con esto, la edición se debe volver un trabajo visible, pues ese segundo paso después de la
producción, en cuanto a terminología
carácter fantasmagórico que podemos percibir en la edición literaria, pierde
propia de la gestión cultural.
utilidad en el sistema de las artes visuales. En otras palabras, la intención de
quien trabaja sobre las obras debe ser perceptible por el lector, éste debe ser 3 Me refiero aquí a que la mayoría
capaz de comprender el concepto que vincula cada trabajo y que en términos de los trabajos de livre d’artiste son
en su mayoría auto-ediciones de
narrativos, es lo que articula el recorrido visual.
parte de artistas sin conocimientos
editoriales, que a la larga producen
Para quien es cercano a las artes visuales, esta manera de entender el trabajo un objeto que es irreproducible para
con las obras no le será ajena, sólo que la encontrará en otro lugar, específica- la venta a escala industrial o siquiera
mente el Museo o la Galería. Y para hacer un equivalente con el editor, en este artesanal.
cesidades de la exposición, pues eran un buen soporte para los textos críticos la Facultad de Ciencias Físicas y
Matemáticas de la Universidad
escritos por los teóricos del momento, los cuales eran al mismo tiempo un
de Chile, para este caso, conviene
alimento para las obras que comentaban. revisar el excelente estudio de
Justo Pastor Mellado, publicado
Quizá un componente que explique la cercanía entre los libros y las artes vi- en su página web: http://www.
Específicamente en el circuito local, el trabajo de la editorial Metales Pesados, 12 Sobre este tema, es
viene a cultivar también esta área. Pues sus libros (de estética e historia del conveniente revisar el número
dedicado al tema en la revista
arte) poseen siempre un componente local, siendo esto parte de su política edi-
electrónica “Arte y Crítica”.
torial. Basta fijarnos en un reciente libro del autor Ignacio Szmulewicz “Fuera http://www.arteycritica.org/
del cubo blanco. Lecturas sobre arte público contemporáneo” (2012), que tiene ediciones/ortopedia-el-boom-
su origen en la tesis de grado del autor, texto en el que no se encuentra el úl- de-los-espacios-independientes/
timo capítulo de su libro, pues éste fue expresamente encargado antes de ser (revisado por última vez el
27/01/2014)
publicado, a manera de conectar al autor y su propuesta con la realidad local.
De esta manera, sin cultivar los catálogos de consulta, la editorial Metales Pe-
sados intenta hacer circular autores y obras del ambiente chileno, que dadas
sus limitaciones no es capaz de visualizar a sus artistas en los restringidos y
precarios espacios existentes12.
En esta área, la editorial que más ha logrado, ha sido de manera indudable 18 Este caso, si bien proviene de
Ocho Libros, que en su catálogo cuenta con cerca de 33 títulos sobre aavv, sien- investigaciones de profesores,
no sería un texto completamente
do todos de una calidad gráfica superior. Ocho Libros no sólo publica catálogos
académico, ya que los autores
de autores, sino que también investigaciones cortas y de rápida lectura para el adaptaron sus múltiples papers
público general que acompañan a archivos visuales de importante valor para aparecidos en revistas académicas
el cultivo de la memoria en la sociedad chilena. Ejemplos de esto son los libros desde hace años a un texto para el
que publicaron sobre los carteles políticos y comerciales en el Chile contem- lector general.
Ahora, las iniciativas antes mencionadas, carecen de un componente de vital 20 En función de las dinámicas
importancia para la circulación internacional de artistas y esto es la falta de culturales hegemónicas, es sabido
que los artistas del hemisferio
textos bilingües en las diferentes ediciones. Si como mediadores pretendemos
norte, y más específicamente, de
difundir el trabajo de los artistas, es necesario poseer textos escritos a lo me- Europa occidental y eeuu, son
nos en inglés y español, de tal manera que puedan llegar a manos de galeris- más conocidos para teóricos e
tas, universidades y bibliotecas del mundo anglosajón (y en potencia, llegar a historiadores del arte (hegemónicos
prácticamente todo el mundo, dado el actual estado de la cultura globalizada). también), siendo su trabajo el que
define las pautas de los ritmos
Así, lograr que la producción local ingrese efectivamente a la “historia del arte
internacionales de la producción
contemporáneo”20. contemporánea. Sin embargo,
en el actual régimen globalizado
Frente a este hecho, recientemente la Dirección de Asuntos Internacionales del se genera la oportunidad para
Ministerio de Relaciones Exteriores (dirac), junto con la Fundación Imagen de productores y pensadores
periféricos de insertarse en un
Chile y ProChile (instituciones todas dedicadas a la promoción de Chile en el
devenir internacionalizante de la
exterior), se han dado al trabajo de lograr visibilizar a grandes artistas chilenos cultura (quizá el mejor ejemplo con
en instancias internacionales de gran envergadura, específicamente las dife- un chileno sea la obra de Alfredo
rentes Bienales y Ferias de Arte de los centros más importantes del mundo. Jaar, que hace años ha dejado todo
Dos grandes ejemplos son el libro “PhotoNo/FotoNo” (2012) de Paz Errázuriz, rastro de localidad en su obra para
darse al trabajo de producir en todo
editado a raíz del protagonismo que adquirió la autora en la versión del PHoto
el mundo).
España de 2012 con su exposición en Círculo de Bellas Artes21. Las organiza-
ciones antes mencionadas, convocaron junto con el Consejo Nacional para la 21 El “revuelo” consistió
Cultura y las Artes (cnca) a importantes autores internacionales y a la editora básicamente en que una de sus
fotos de boxeadores fue el afiche
chilena Rita Ferrer para confeccionar un catálogo de todo el trabajo de Errázu-
de PHoto España y todo Madrid
riz, trabajo nunca hecho en nuestro país, y que luego con la inauguración de estuvo por un mes dominada con su
su exhibición fue lanzado paralelamente. El libro tenía la particularidad de ser fotografía. Además, su exposición
bilingüe, pensando en la importancia que tienen los visitantes internacionales recibió el premio a la mejor dentro
en un evento como el PHoto España. Cuando el festival se acabó, en Chile tuvo del circuito del festival de fotografía.
que llegar septiembre para que este catálogo fuese lanzado oficialmente, y la
22 Feria de Arte Contemporáneo
dirac nuevamente aprovechó la oportunidad de lanzarlo en un espacio inter- chilena, dirigida por la galerista
nacional, específicamente la Feria de Arte Contemporáneo Ch.A.CO.22 Irene Abujatum, que luego de cinco
años de existencia, se ha logrado
Otro ejemplo es la edición del catálogo bilingüe para la obra de Alfredo Jaar en consolidar en el circuito nacional
como un espacio de validación
el Pabellón Chileno de la Bienal de Venecia “Venezia, Venezia”, máximo even-
interna. Una de sus más recientes
to del arte contemporáneo internacional. Este libro fue editado por la teórica innovaciones ha sido invitar a
chilena Adriana Valdés, pero contó con la participación de múltiples escritores curadores, teóricos y gestores
internacionales. En este caso, la edición del catálogo buscó transportar la expe- internacionales para que éstos den
riencia de la instalación de Jaar y de paso, situar un marco teórico contemporá- breves presentaciones y a la vez,
conozcan la producción local.
neo para el espectador y el lector general. Valdés buscó textos cortos y simples,
de tal manera que todos pudieran leerlos y a la vez, observar las imágenes de la
instalación (fotografías excepcionalmente buenas, pensadas en el lector que no
asistió a Venecia). Así como PhotoNo/FotoNo, el catálogo “Venezia, Venezia”
fue lanzado primero en el exterior y luego en Chile, con una presentación del
artista y la editora.
Como último elemento a revisar en este breve recorrido, están los livre d’artiste
o libros de artista. También conocidos como libros-objeto, en una categoría
bastante negligente (hermana de la “técnica mixta” que tanto aparece en gale-
rías y museos de arte contemporáneo), pues intenta reducir la complejidad de
la unión entre un libro y una obra de arte al “objetualizar” el producto editorial,
es decir, éste se transa como obra y no libro, elevando los precios al abandonar
la escala industrial de éste último. En Chile, este ejercicio se encuentra en un
estado embrionario, pues hoy en día estos ejercicios se vinculan con aquellos
artistas que cultivan el grabado en su mayoría (muy pocas escuelas cuentan
con un taller de grabado apropiado, siendo la Universidad de Chile y la Univer-
sidad Católica los lugares más importantes), y poseen un régimen productivo
muy limitado, vinculado con la lógica artesanal no industrial. Siendo esto úl-
timo, un factor que encarece los productos y aleja al “consumidor cultural” de
la compra de libros de artista (hoy en día este es un producto de coleccionistas,
ligados a altos desembolsos y un valor suntuario).
Sin embargo, Ocho Libros Editores junto con el colectivo Vaticanochico han 23 Uso aquí la terminología del
editado cuatro trabajos de un valor inestimable para el campo chileno, pues autor Yves Michaud en su libro, “El
Arte en Estado Gaseoso Ensayo
han logrado producir libros de artista en una escala industrial, de tal manera
sobre el Triunfo de la Estética”, fce,
que el espectador/lector general puede optar a adquirir los trabajos de un artista México, 2007.
simplemente visitando una librería. Pero más importante aún, este colectivo ha
adaptado sus métodos creativos a la producción de libros, un paso que los dis-
tancia de quizá todos los actores relevantes del campo, que por el contrario no
han podido someterse al soporte libro. Y en este caso, conviene enfrentarse a la
edición como investigador de las artes visuales, pues aquí la labor gira en torno
a traducir una visualidad y experiencia estética al formato reducido de un libro,
aceptando y sacándole partido a todas las limitaciones que este objeto puede
tener para un artista visual, acostumbrado a la tridimensionalidad. Es decir, el
trabajo pasa a ser automáticamente de carácter experimental, haciendo de éste
un objeto inmediatamente deseable para el consumidor cultural ya iniciado23.
En este sentido, la industria editorial puede significar para los artistas un área 24 Programa de gobierno
de desarrollo personal (vinculado con su proceso de construcción de obra), y a de Michelle Bachelet 2014-
2018, pp. 134. (fuente: http://
la vez una oportunidad financiera, ya que disminuye el valor de la adquisición
michellebachelet.cl/wp- content/
de su trabajo, pero a la vez aumenta la cantidad de objetos vendidos. En este uploads/2013/10/Cultura-132-137.
sentido, sólo restan editoriales dispuestas a asumir este riesgo, que como vimos pdf revisado por última vez el
antes, la Facultad de Artes de la uch está asumiendo. Quizá para este tipo de in- 26/01/2014)
versiones de alto riesgo sea necesario el apoyo expreso del Estado a través de un
fondo para la creación en artes visuales en el soporte libro (cuestión que coin-
cide ideológicamente con la apuesta que el actual gobierno cultivó y el próximo
deseó continuar según apareció en el Programa de Gobierno de Michelle Ba-
chelet24 con respecto a las Industrias Culturales o Creativas).
Quizá el presente texto deja muchas áreas abiertas, espacios no delimitados que
surgen ante la lectura y que deben ser trabajados, pero es aquel carácter ger-
minal del campo chileno de las artes visuales lo que define dicha apertura. En
estos momentos, a pesar de tener una larga lista de artistas y una serie de ante-
cedentes que nos condicionan en todas nuestras malas prácticas, todo el campo
chileno es una gran cantera, frente a la cual no queda más que trabajar. Y es el
poco profesionalismo de las múltiples partes lo que establece aquella máxima
(la del trabajo), pues todo lo que sirva como ensayo a la larga generará experien-
cia para la mejor y mayor visibilidad del arte chileno tanto en el país como fuera.
Si pensamos históricamente, nos podemos dar cuenta que desde el hito edito-
Por ello, creo que se hace necesaria una especialización radical en la labor edi-
torial, lo que podríamos denominar un editor de artes visuales, que en función
de sus conocimientos relativos a las artes sea capaz de dinamizar los procesos
de transferencias y circulación en el circuito local, y a la vez, esté habilita-
do para proyectar una difusión internacional. De alguna manera, esta figura
estaría cerca de la curatoría, sólo que el editor tendría su tarea después de la
realizada por el curador (como decía antes, traduciendo la experiencia estéti-
ca que el primero originó en la sala). Y en el caso de los textos teóricos, debe 25 La estadística revela que el
lograr leer los flujos ideológicos que transitan en los textos y la visualidad que 24,9% de los chilenos ha ido por lo
menos una vez al Museo o a una
le da sentido (pensando en textos que se ciñen a obras), de tal forma que los
Galería de Arte en los últimos doce
libros generados respondan a las necesidades inmediatas o futuras del campo meses. Y peor aún, un 3,7% de la
(nuevamente llegamos a la labor de Zegers, que en su momento visualizó la población nunca ha visitado ninguna
importancia del post-estructuralismo que estaba abriéndose paso a través de de estas dos instituciones. Mientras
escritoras como Nelly Richard). que en España (uno de los países
con peor participación cultural de
la UE), este índice llega al 29% (la
Finalmente, la complejidad de este trabajo supone una apertura de las diferen- media de la UE es 37%). Fuentes:
tes áreas que tocan el desarrollo de las artes, pero a la vez, una apuesta a largo ENPCC http://www.cultura.gob.cl/
plazo en cuanto a espectadores y su formación se refiere, que de acuerdo a la enpcc2012/
Encuesta Nacional de Participación y Consumo Cultural25 nos deja muy atrás Consumo Cultural en la UE y
España: http://www.euroefe.efe.
con respecto a los países más desarrollados en su infraestructura cultural. Es
com/3812_consumo/2282910_
decir, la labor editorial no puede ser comprendida como un trabajo que única- espana-entre- paises-de-la-ue-
mente beneficie a los productores y mediadores, es algo que por definición (la con-mas-consumo-cultural-segun-
de cultura) se vincula con toda la sociedad en su conjunto. eurobarometro.html
Egresada de Teoría e
al estatuto de la
Historia del Arte de la
Universidad de Chile.
fotografía en la revista
Chile Ayer y Hoy
El estudio de la imagen fotográfica nos parece significativo por el rendimien- 1 El Efecto de realidad es referido
to que posee en la instalación de imaginarios, ya que no se halla exenta de por Barthes a propósito de la novela
de Flaubert, en la cual se describen
ser utilizada como medio representacional para vehicular ideas que tienen por
detalles inútiles que no colaboran
objetivo filtrarse en la conciencia colectiva de la sociedad. Es así como encon- en el desarrollo de la historia. No
tramos en la fotografía unos de los principales instrumentos para movilizar obstante, son los detalles inútiles o
ideologías debido a un efecto de realidad1 y de síntesis. Por esa razón, resulta insignificantes los que le otorgan un
fundamental esclarecer el estatuto de la imagen fotográfica, puesto que ésta Efecto de realidad a la obra, puesto
que lo que predomina es el aspecto
difiere del resto de las representaciones miméticas porque posee la cualidad de
referencial. Si nos desplazamos
ser asimilada como registro objetivo de lo real, dada su naturaleza técnica y la al ámbito de la fotografía, ésta se
aventajada condición mimética de producción de imagen. presenta en palabras del autor como
puro referente. Donde la fotografía
Asimismo, no podemos desconocer la instrumentalización de la que ha sido se encuentra determinada por
su naturaleza analógica y por su
objeto la fotografía por parte de los grandes discursos ideológicos, utilizada
carácter insignificante, puesto que
enfáticamente como medio disuasivo de propaganda para diversos fines. En en sí misma no significa, ya que, no
estos casos, la fotografía opera desde una retórica visual que es significada posee una estructura lingüística
por el discurso que la acompaña, ya que desde su aparición, la fotografía se ha que la dote de un código. De tal
interpretado como referente fidedigno de la realidad, al servicio de la verdad, modo, que si nos remontamos al
ensayo Efecto de realidad de Roland
ejerciendo el papel generador de nuevas percepciones del mundo. De ahí que
Barthes lograremos identificar que
Cora Gamarnik afirme que “escribir sobre la historia de la fotografía como el Efecto de realidad se relaciona
instrumento político es escribir sobre la historia de la fotografía en sí misma, directamente con el provecho del
ya que desde sus inicios demostró ser una herramienta eficaz, útil y potente en referente donde “(…) la carencia
ese sentido, tanto en la construcción de políticas oficiales de imágenes como misma de lo significado en provecho
sólo del referente llega a ser el
en instrumento de denuncia social”2. En este sentido, la difusión de conteni-
significado mismo del realismo:
dos mediante imágenes análogas se constituye en el medio aventajado para se produce un efecto de realidad
vehicular ideologías. fundamento de ese verosímil (…)”.
(Barthes, Roland. “El efecto de
En concordancia con lo anteriormente señalado, no es una excepción el uso realidad” En: Lo verosímil. Editorial
Tiempo, Buenos Aires, 1970).
que el gobierno militar hizo de la fotografía, pues fue mediante la instrumen-
talización de ésta que desplegó sus principales recursos de propaganda. Así, 2 Cora Gamarnik. Fotografía y
la revista Chile Ayer y Hoy, publicada en 1975 por la Editora Nacional Gabriela dictaduras: estrategias comparadas
Mistral3 (que de ahora en adelante denominaremos por sus siglas: enmg) se entre Chile, Uruguay y Argentina.
nos presenta, en la actualidad, como fuente provechosa de propaganda y con- Nuevo Mundo Mundos Nuevos.
http://nuevomundo.revues.
tenidos en torno al imaginario que buscaba instalar la dictadura cívico-militar
org/63127; DOI : 10.4000/
en nuestro país. nuevomundo.63127
72 Giannina Tapia
Figura 1
Hacia una aproximación al estatuto de la fotografía de prensa
A partir de la concepción que Roland Barthes desarrolla en relación a la fo- 3 La enmg que en otro tiempo
tografía, podemos afirmar que este medio es un mensaje privado de código, fue la llamada Editora Nacional
Quimantú, fundada en 1971, durante
ante lo cual surge la pregunta por la naturaleza de este tipo de imágenes y que,
el gobierno de la Unidad Popular
en palabras del autor, es: "Por definición, la esencia en sí, lo real literal (…) Si cumplió un importante rol en cuanto
bien es cierto que la imagen no es real, es por lo menos su analogon perfecto”4. a la difusión de la cultura mediante
Es así como la fotografía comparte junto a otros medios de representación la publicaciones que abordaban un
característica de carecer en primera instancia de un código, no obstante, los gran espectro de contenidos. La
Editora fue cerrada y expropiada
otros medios poseen un “mensaje suplementario”5, mientras que la fotografía
tras el golpe de estado de 1973 por
carece de éste. Claro está que la fotografía por sí misma no significa sino que, las nuevas autoridades y refundada
más bien, se nos presenta como una reproducción perfectamente analógica de al año siguiente bajo el nombre de
los fenómenos visibles del mundo y que, dada esta condición idónea de verosi- Editora Nacional Gabriela Mistral.
militud, las imágenes provenientes del registro fotográfico se asimilan como
4 Roland Barthes. El mensaje
un recorte de realidad, en donde su calidad de testimonio visual difícilmente fotográfico En: “Lo Obvio y lo
es cuestionado por el público. Obtuso”, Ediciones Paidós,
Barcelona, 1986. A partir de dicho
Cabe mencionar uno de los aspectos relacionados con la naturaleza fotográ- texto podemos afirmar que se
entiende a la fotografía en su
fica, correspondiente a la omnipresencia que poseen las imágenes fotográfi-
dimensión puramente referencial y
cas, pues éstas “(…) no se limitan a verter la realidad de modo realista. Es la que, además, dado por su carácter
realidad la que se somete a escrutinio y evaluación según su fidelidad a las representacional mimético es la
fotografías.”6 En este sentido, es la realidad la que pasa por el reconocimiento y representación perfecta de un
examen fotográfico, ya que aquellas nos dictan la medida de lo real, de ahí que objeto.
Otro aspecto significativo a la hora de hablar de fotografía es lo que respecta 9 Susan Sontag. Sobre la
a su circulación en los medios masivos de comunicación, pues el sentido de Fotografía. Edhasa, Barcelona, 1981,
p. 34.
la imagen dependerá de la línea editorial del medio en el que se inscriba. De
modo que, si consideramos que las publicaciones de la engm, específicamente
en Chile Ayer y Hoy, posicionaron al registro fotográfico en un determinado
contexto de producción de imaginarios en torno a los fines políticos que el go-
bierno militar buscaba instalar, advertimos que “las imágenes que movilizan
la conciencia están siempre ligadas a una determinada situación histórica”9.
En este sentido, se manifiesta el vínculo existente entre el contexto histórico
y la línea editorial bajo la que subyace Chile Ayer y Hoy, publicación ilustrada
mediante fotografías de archivo, en donde se articulaba un discurso visual por
oposición o contraste mediante la introducción de imágenes que hacían refe-
rencia a dos períodos del país, el primero bajo el gobierno de la Unidad Popular
y el segundo que daba cuenta del “bienestar” del país luego de la intervención
militar. Al mismo tiempo, las imágenes se acompañaban de algún epígrafe o
pie de foto que sugería un modo de lectura pues la fotografía es muda, no habla
por sí sola, de modo que el hecho de que las fotografías se acompañaran por tí-
tulos o breves textos, da cuenta del sentido que se pretendía anclar a la imagen.
Es así como en nuestro objeto de estudio, la fotografía en Chile Ayer y Hoy, 10 Joan Fontacuberta. El beso de
se evidencia explícitamente la relación que posee con el período en el que se judas. Fotografía y verdad. Editorial
Gustavo Gilli, Barcelona, 1997, p. 167.
inscribe, considerando el privilegiado lugar que ocupa la imagen en relación
al texto que la acompaña. Por esa razón, la producción de sentido que genere
una fotografía estará condicionada por el objetivo que la publicación persiga,
donde los planos de connotación de la imagen ya han sido evaluados por la
editorial, al igual que la elección, la composición y las notas que acompañan
a la fotografía. Por tanto, es importante mencionar que: “Contrariamente a lo
que la historia nos ha inculcado, la fotografía pertenece al ámbito de la ficción
mucho más que al de las evidencias […] La fotografía es pura invención. Toda
la fotografía. Sin excepciones.”10 De manera que las imágenes fotográficas se
74 Giannina Tapia
han constituido, desde su invención, en un modo de conocimiento del mundo
y de lo real. No obstante, las fotografías siguen siendo representaciones de la
realidad, en donde su categoría analógica las mantiene en el espacio de lo ve-
rosímil y no de lo verídico.
John Tagg
Una de las principales estrategias que utilizó la Junta Militar para poder man- 11 Osvaldo Aguiló. Propuestas
tener el mando del país y, a su vez, persuadir a la población acerca del rol his- neovanguardistas en la plástica
chilena: Antecedentes y contexto,
tórico y patriótico que representaban, se basó en un trabajo desde la imagen,
Ceneca, Santiago, 1983, p. 12. El
desplegando una re-significación simbólica en torno a la “identidad” chilena e autor identifica un primer momento
intentando borrar toda reminiscencia del proyecto político de la Unidad Popu- o etapa del régimen militar que
lar. Por esta razón, el periodo en el cual se instalan estas premisas corresponde va de 1973-1976, éste período es
a la fase inaugural11 (1973-1976) del régimen cívico-militar, tiempo en el cual el más represivo de todos, puesto
que se debe anular toda referencia
surge la necesidad de desplegar un imaginario nacional que aúne a la socie-
al gobierno anterior e implantar un
dad. Así, la búsqueda de consenso estuvo arraigada en una operación desde la nuevo modelo económico, social y
imagen desarrollada por el nuevo gobierno a partir del “nuevo universo simbó- cultural.
lico por medio de las palabras y las imágenes fotográficas”12. Esto conllevó una
12 Lorena Berríos. "En busca de
representación totalizadora de la sociedad, ejemplo de lo anterior lo constituye un nuevo rostro: fotografías de un
Chile Ayer y Hoy, libro que se exhibe como primer rostro de la dictadura ante la discurso dictatorial. Chile, 1973-
ciudadanía local e internacional. 1976." En: Comunicación y Medios,
Nº 20, 2009, p. 3.
76 Giannina Tapia
instrumento privilegiado para argumentar una causa, puesto que: “Las foto- 16 Susan Sontag. Op. cit., p. 35.
grafías no pueden crear una posición moral, pero sí consolidarla; y también
contribuir a la construcción de una en ciernes”16. Así se justifica la elección del
medio fotográfico, por parte del poder, para generar y movilizar determinadas
visiones de la realidad.
En síntesis, podemos afirmar que las fotografías de Chile Ayer y Hoy dan cuen- 17 Ibid., p. 249.
ta de las prácticas discursivas del régimen militar, en una fase inaugural, pe-
ríodo en el que el uso propagandístico de la imagen fue fundamental para
sentar un nuevo imaginario social del país. De modo que la imagen cobra un
rol predominante, específicamente la fotográfica, pues “La producción de imá-
genes también suministra una ideología dominante. El cambio social es reem-
plazado por cambios en las imágenes”17. Considerando lo anterior, podemos
observar que los cambios sociales deben llevarse a cabo mediante estrategias
visuales, dado que éstas logran modificar la mentalidad de una sociedad, justi-
ficándose así el uso y poder de la fotografía en periodos críticos de la historia.
recorrido a través de
Estudiante egresado de
Teoría e Historia del Arte de
la Universidad de Chile.
la crisis moderna
En su libro Después de la gran división, Andreas Huyssen localiza en la dicoto- 1 Andreas Huyssen. Después de
mía alta/baja cultura, la que concibe como la “gran división” que caracterizó la gran división. Adriana Hidalgo
Editora, Buenos Aires, 2006, p. 5.
al siglo xx, uno de los puntos medulares a la hora de tratar el arte moderno,
su paso hacia al posmodernismo y la relación de este proceso con la creciente
arremetida de la sociedad posindustrial capitalista. Huyssen afirma que la ma-
yor parte de las discusiones gestadas en torno a dicho tema se inclinan en favor
de la calidad que distinguiría a la alta cultura respecto al desbordante desplie-
gue tecnológico y comunicacional que configuraría la noción de “cultura de
masas”. Mientras que por alta cultura entendemos instancias específicas como
el arte de primera línea, los círculos de validación y el respaldo teórico crítico,
la “cultura de masas” estaría caracterizada, en cambio, por todo el armazón
visual puesto en circulación por el modelo de producción capitalista. El autor
plantea: “el modernismo se constituyó a partir de una estrategia consciente
de exclusión, una angustia de ser contaminado por su otro: una cultura de
masas crecientemente consumista y opresiva”1 . Aquel contraste que enfatizó
en el modernismo clásico la singularidad del arte, su valor distintivo respecto
al resto de los objetos cotidianos y carentes de todo prestigio, seguiría siendo
perpetuado, siguiendo a Huyssen, en un contexto histórico más cercano, en el
que dicha frontera ha mostrado —hace ya un par de décadas— patentes signos
de resquebrajamiento.
“El modernismo —dice Huyssen—, la vanguardia y la cultura de masas han 2 Ibid., p. 11.
entrado en un nuevo marco de relaciones mutuas y configuraciones discursi-
vas que podemos llamar ‘posmoderno’ y que difiere claramente del paradigma
del ‘alto modernismo’. Como la palabra ‘posmodernismo’ lo indica, lo que está
en juego es una negociación constante, casi obsesiva, con las categorías de lo
moderno mismo”2. Los planteamientos de Andreas Huyssen son determinan-
tes para el siguiente ensayo en la medida en que articulan bajo aquella línea
fronteriza de la alta/baja cultura un recorrido en el que confluyen, se entrecru-
zan y agolpan, momentos históricos aparentemente separados por un orden
esquemático de curso temporal. Modernidad, vanguardia, cultura de masas y
posmodernismo son los principales conceptos a los cuales recurriré con el fin
de hacer visible una determinada variación histórica, posible de componer sólo
desde la utilización contemporánea de sus contenidos.
Es preciso destacar que este acto de apropiación es llevado a cabo tanto por
el arte institucionalizado como por la industria cultural, pero, por supuesto,
a través de fórmulas muy diferentes. Un momento fundamental, en lo que
respecta a las artes visuales, es el de los años sesenta, cuando ciertas prácticas
artísticas, que llevan sus lineamientos más allá de los estatutos robustecidos
por la institución-arte, vuelven a asumir el potencial rupturista que caracterizó
a la vanguardia histórica. En cuanto a la cultura de masas, ésta también se apo-
dera de las cualidades formales de la vanguardia y hará de la visualidad de sus
provocaciones productos con fines que responden a una lógica de propagación
y consumo. La vida en general se verá inundada, sin saberlo, por muchas de las
experimentaciones que la vanguardia ideó de manera marginal a comienzos
del siglo pasado.
Así, tenemos un primer momento, cuando acontece el quiebre radical, no sólo 4 Ejemplos de esto son: la
con la tradición y sus cánones artísticos, sino con el orden simbólico en su con- singularidad de la obra, la idea
de artista como genio, el museo
dición más amplia, donde el collage dadaísta llevará hasta las últimas conse-
como lugar exclusivo para la
cuencias la ruptura con los supuestos del proyecto moderno. Luego tenemos contemplación, entre otras.
un segundo momento, en que la neovanguardia reasume, al igual que los mo-
vimientos de principios de siglo, aquella actitud provocadora de puesta en crisis 5 Hal Foster. La posmodernidad,
de las categorías de la obra arte4. Esta vez, sin embargo, el arte vanguardista Kairós, Barcelona, 2002, p. 168.
La tensión que produce este movimiento “anti-arte” se vuelve un traspié cons- 6 Peter Bürger. Teoría de la
tante en el texto de Peter Bürger, pues parece entrañar un rasgo un tanto con- vanguardia, Ediciones Península,
Barcelona, 1997, p. 112.
tradictorio que tensa o desestabiliza sus planteamientos. Este rasgo tiene que
ver sobre todo con el terreno interpretativo de la obra de arte. Lo que hace
Bürger es ofrecer nuevos conceptos para analizar un quiebre histórico, que
marca, de hecho, el punto de partida de la comprensión tardo moderna del
arte del siglo xx. Dice el autor: «La obra de vanguardia no niega la unidad
general (aunque incluso esto intentaron los dadaístas), sino un determinado
tipo de unidad, la conexión entre la parte y el todo característica de las obras
de arte orgánicas»6. De este modo Bürger propone no una desarticulación o
negación del sentido —de aquella coherencia entre los elementos internos que
hace posible la interpretación de las obras—, sino una variación, un cambio
en la forma en que se nos presenta. Aquel es el uso final del concepto de obra
“inorgánica”. Por tanto, sigue existiendo la obra (aquello que Bürger quiere
rescatar), pero ahora debemos asumir una nueva concepción de ésta para in-
terpretarla, una que será válida incluso cuando nos encontramos frente a la
un sentido (con lo cual el sentido podría ser muy bien la advertencia de que ya no
hay ningún sentido). La obra ya no es producida como un todo orgánico, sino
montada sobre fragmentos»7.
Ahora propongo la siguiente pregunta: ¿es posible la articulación de un senti- 8 Peter Bürger. Op. cit., p. 144.
do (de cualquier tipo) cuando se trata de una técnica artística (collage dadaísta)
que supone en sí la imposibilidad de todo sentido? Al final del capítulo tratado,
Bürger vuelve a este tema y sugiere, a modo de conclusión, que este tipo de arte
ha asumido como su condición propia la contradicción: aquella sería su uni-
dad, la que el autor señala como “unidad precaria”, que, en el fondo, permitiría
seguir validándola como arte, arte posible de leer. Esta unidad asumida como
contradicción sería el último reducto que el collage dadaísta poseería, y que
Bürger otorga ante la profunda amenaza de desmantelamiento que llevaría a
cabo respecto a cualquier interpretación simbólica posible. La propuesta her-
menéutica planteada es aquella que se centra en el principio constitutivo de la
obra, “incluso la negación de sentido es una manera de dar sentido”8, dejando
de lado los componentes internos de ésta, para destacar los propósitos que lleva
a cabo y que se reflejan en la forma mixta y heterogénea que asume. En otras
palabras, estas obras hacen impotente cualquier lectura, lo que es lo mismo:
cualquier organicidad, sentido o mensaje en sí mismos. La obra es puro ruido,
ininteligibilidad, pura entropía.
Lo que el collage dadaísta destruye es la unidad de todo discurso, y esto de al- 9 Ibid., p. 142.
guna forma contraviene un determinado orden de entendimiento, una forma
establecida de conocer. Considerando las teorías acerca del poder desarrolladas
por Michel Foucault, podemos detectar en el gesto vanguardista del collage una
interrupción rotunda del discurso como esquema comunicacional instalado
por el poder (los códigos utilizados por cualquier discurso, incluida la opo-
sición y denuncia). El collage viene a ilustrar una respuesta posible a aquella
interrogante acerca de la inscripción propia de lo vencido. ¿No son acaso los
códigos visuales de la historia del arte una imposición establecida de aquello
que ha vencido? Desde dicha perspectiva, el collage dadaísta es tan político
como cualquier forma de puesta en crisis de los códigos de poder instaura-
dos. Esto se explica de la siguiente manera: puesto que lo vencido no tiene
un lenguaje propio, todo discurso particular que se intente transmitir, ya sea
de clase, de género, u otros, debe recurrir inevitablemente a los códigos que
han dominado históricamente los medios sociales y, desde dicha posición, las
relaciones humanas. La disrupción del collage es directa en la medida en que
encarna lo otro; es un aparecer caótico justamente porque no tiene patrón, no
funciona bajo el orden racional o bajo la lógica articulada por un determinado
sistema humano de entendimiento. Es la irrupción de la realidad (a través de
fragmentos) como acumulación de imágenes dispares que se agolpan en un
mismo sitio. El collage es una toma de posición de todo lo vencido. El mismo
Bürger concederá a estas obras el carácter de realidad: “no remiten como signo
a la realidad, sino que son realidad”9.
Habiendo puesto en crisis las bases del concepto moderno y habiendo plan-
teado una postura política radical respecto a los códigos visuales de la cultu-
ra, el Dadaísmo, y la vanguardia en general, se pierden tempranamente entre
la guerra y los acontecimientos que irán desencadenándose en el continente
europeo. El cuestionamiento propulsado por la vanguardia respecto a los es-
tatutos del arte será marginado y olvidado, siguiendo el arte moderno su anti-
guo conducto, ampliando sus posibilidades, pero sin abandonar sus patrones
y categorías. El academicismo y el museo recogen a la vanguardia en relación
a sus estrategias visuales y no a su contexto y potencial revolucionario; dicho
A mediados de siglo, e.e.u.u. está posicionado como centro político-económico 10 Peter Bürger. Op. cit., p. 115.
hegemónico de la facción occidental del mundo, ubicándose, en materia de
11 Andreas Huyssen. Op. cit., p. 6.
arte, un peldaño por encima de todos los sitios históricamente reconocidos en
dicho terreno. Greenberg y el Expresionismo Abstracto fueron la máxima de
aquel modelo conservador del arte heredado por el país del norte. Para Peter
Bürger, el rendimiento que producía el shock vanguardista se halla completa-
mente liquidado en las pretensiones neo-vanguardistas nacidas en las décadas
del cincuenta y sesenta. Para él, incluso en el contexto original de las vanguar-
dias históricas, el shock veía rápidamente desacreditado su potencial, pues su
naturalización se volvía un hecho insoslayable. Bürger señala que: «la neovan-
guardia institucionaliza la vanguardia como arte y niega así las genuinas inten-
ciones vanguardistas»10. Para él, la neovanguardia no atacaría la brecha que
en un comienzo señalábamos entra alta y baja cultura, es decir, se seguirían
incorporando elementos pero sin un cuestionamiento que uniera al arte con la
praxis vital (no obstante, dicha incorporación involucra desde otra perspectiva
una incuestionable crisis para dicha división), sino que haría ingresar aquel
intento genuino de ruptura vanguardista dentro de los esquemas asentados del
arte tradicional. Huyssen, en este punto, concuerda en cierta medida con los
fracasos vanguardistas del siglo xx, proponiendo que, en definitiva, el posmo-
dernismo es el único momento histórico donde aquella dicotomía ha perdido
mayor terreno. Señala: “ha habido una plétora de movimientos estratégicos
orientados a desestabilizar desde adentro la oposición alto/bajo. Estas tentati-
vas, sin embargo, no han tenido finalmente efectos perdurables. Como mucho,
parecen haber inyectado, por una multitud de razones distintas, nueva fuerza
y vitalidad a la antigua dicotomía”11.
Ahora bien, volviendo a la crítica de Bürger, quisiera proponer una segunda 12 Peter Bürger. Op. cit., p. 113.
cita que nos ayudará a comprender aquella reactivación del collage, ahora ajus-
tado a un nuevo tipo de crítica específica, la cual no apela como antes a una
actitud política radical, sino que a un discurso que da cuenta de un determi-
nado contexto histórico del siglo xx. Respecto a la fase posvanguardista, Peter
Bürger señala: “ésta se caracteriza por la restauración de la categoría de obra y
por la aplicación con fines artísticos de los procedimientos que la vanguardia
ideó con intención antiartística”12. Para ejemplificar este momento, pensemos
en la obra Just what is it that makes today's homes so different, so appealing? del
artista británico Richard Hamilton, la cual comporta varias característica re-
levantes para describir este segundo momento. Hamilton es uno de los pre-
cursores del arte pop británico, vinculado al mundo del diseño industrial y
la publicidad, y condensará en la obra citada todo un carácter crítico y contin-
gente, borrado hasta esa fecha por el conservadurismo formalista. El collage de
Hamilton, elaborado a partir de reproducciones de revistas estadounidenses,
configura en su composición una perspectiva condensada de la imaginería de
la sociedad capitalista de mediados de siglo, vinculada al consumo y las nuevas
tecnologías. Thomas Crow, quien aborda en su libro El esplendor de los sesenta,
La postura crítica de Hamilton, que se articula como una mezcla miscelánea 14 Ibid., p. 45.
de imágenes distribuidas por la sociedad de consumo, hace ostensible el po-
tente ingreso de la cultura de masas al ámbito de las artes visuales. En este
periodo, la expansión del esquema de producción serial alcanzará un grado tal
de masificación —apoyado, por supuesto, en el avance paralelo de los medios
tecnológicos y comunicacionales—, que el mundo del arte experimentará una
de las más fuertes arremetidas a su exclusividad estética; la “gran división”
comienza un proceso de contaminación desde ambas partes. De hecho, el mo-
vimiento pop británico, al ser propuesto desde los códigos habituales de arte,
vale decir, al no poseer una intención de quiebre substancial, se presenta a sí
mismo como un producto de la industria de los bienes de consumo. Así es,
de hecho, como Richard Hamilton describiría al arte pop: “popular (diseñado
para un público masivo) / transitorio (solución a corto plazo) / prescindible (fá-
cilmente olvidable) / barato / producido en serie / joven (dirigido a la juventud)
/ divertido / sexi / tramposo / lleno de glamour / un buen negocio”14.
Siguiendo con la línea del collage, el concepto de pastiche propuesto por Ja- 17 Ibid., p. 172.
meson nos ayuda a captar este tercer momento en que la técnica del collage es
incorporada ya no solo por el arte, sino también por la cultura en general. Sin
embargo, hoy se ha vuelto un hecho naturalizado que ha perdido todo vínculo
con un pasado que desconoce. Si en su origen el collage debió dar un golpe a la
realidad, para descomponerla y mostrar así su nueva dinámica, ahora la vida
funciona como pastiche —imitación paródica de los estilos—, y la generación
de realidad a partir de las imágenes-realidad es un suceso que el avance de
la técnica ha incorporado en su evolución: la vida como fragmentación se ha
propagado y enraizado a través de la cultura de masas. El ascenso del pastiche
es explicado por Jameson como el fin de los estilos que caracterizaron al mo-
dernismo: “En un mundo en el que la innovación estilística ya no es posible,
todo lo que queda es imitar estilos muertos (…) implicará el necesario fracaso
del arte y la estética, el fracaso de lo nuevo, el encarcelamiento en el pasado”17.
Licenciada en Teoría e
el lugar de la música
en Kant y en Nietzsche
El presente artículo tiene por objeto revisar —a grandes rasgos— las posturas
de Kant (1724-1804) y de Nietzsche (1844-1900) respecto del problema de la
música en torno al concepto de afección, tomando en cuenta que en ambos
autores, respectivamente, la música no tiene o no debiera subordinarse a un con-
tenido semántico que posibilite, por tanto, una reflexión intelectual.
Intentar definir la noción de “afección” implica necesariamente introducirse 1 El gnoti seauton o “conócete
en las problemáticas respecto de la división entre el alma y el cuerpo. Desde a ti mismo” (inscripción del
oráculo de Delfos) es una muestra
los comienzos de la filosofía socrática, se entiende al ser humano como el cen-
de la importancia que tenía el
tro de la reflexión filosófica; a partir de tal fundamento, Platón diferencia a la conocimiento para los griegos;
psyché respecto del cuerpo, es decir, el alma humana, de condición universal y no se trata, sin embargo, de un
eterna, en contraposición a lo finito y singular del cuerpo. En la medida en que conocimiento singular, sino de
Platón guía el conocimiento1 hacia la psyché, a las emociones superiores y al una teorización de lo que es el ser
humano. Lo singular se escapa al
intelecto, dicho conocimiento nunca podrá conocer lo singular de manera pre-
intelecto, por lo que se puede pensar
cisa, y buscará generalidades a fin de construir sus categorías; de este modo, se pero no conocer.
establecerá una jerarquía del alma humana respecto del cuerpo, considerando
la universalidad del alma y la singularidad del cuerpo. 2 El concepto de lôgos, que
proviene de la Grecia clásica, puede
ser entendido como “razón”, o bien,
Aristóteles, por su parte, posiciona al lôgos2 como aquello que distingue al
“lenguaje” o “discurso”, considerando
hombre en tanto “animal racional”, estableciendo el límite entre lo humano y que para los griegos no hay lenguaje
lo no humano: la razón es la función o actividad propia del hombre, y es ésta la sin pensamiento. Ambos —lenguaje
que la diferencia de los otros seres. y pensamiento— se articulan en
relación al lôgos y a partir de éste.
Hacia el siglo xvii, Descartes afirma que todo lo que hasta ahora ha admitido
3 René Descartes. Meditaciones
como absolutamente cierto, lo ha percibido de los sentidos y por los sentidos; metafísicas. Edición electrónica
sin embargo, “éstos engañan de vez en cuando y es prudente no confiar nunca Universidad Arcis, Santiago de Chile,
en aquellos que nos han engañado aunque sólo haya sido por una vez”3. La p. 12.
88 Jimena Salaberry
desconfianza cartesiana hacia todo aquello que percibimos mediante los senti-
dos implica que éstos son incapaces de conocer a ciencia cierta: son engañosos
4 José Ferrater Mora. Diccionario
y, por tanto, incognoscibles. Así pues, se posiciona al alma —vinculada con el
de filosofía. Editorial Sudamericana,
intelecto y, por ende, con el lôgos, con la razón y con el pensamiento— como Buenos Aires, p. 54.
aquello cognoscible, desde lo cual es posible la reflexión; y se asocia la percep-
ción sensorial al cuerpo, negando a este último como posibilidad de obtener 5 A partir de la concepción
un conocimiento certero. escolástica de la afección, se
entenderá dicho concepto a partir de
la affectio, como “el resultado de la
La filosofía racionalista moderna concibe la cuestión de los afectos en relación influencia de una ‘impresión’ sobre
a la percepción sensorial, donde la afección apela a una articulación entre la la mente y, por lo tanto, una forma
sensibilidad y la sensación. Al comprender sensibilidad como aquella “capacidad de la ‘excitación”; “Los escolásticos
de recibir las representaciones según la manera como los objetos nos afectan” distinguían entre dos clases de
afección: la externa, procedente
y sensación como “el efecto de un objeto sobre nuestra facultad representativa
de causas exteriores, y la interna,
al ser afectados por él”4, Immanuel Kant concebirá el afectar como “el hecho derivada de principios interior, Id.
de que el objeto —cualquiera que sea— influya sobre el espíritu”5. De este
modo, la afección, en tanto capacidad de un sujeto de verse afectado por un 6 Spinoza denomina causa
objeto, siempre estará referida al ámbito de la sensibilidad y, por tanto, a aquel adecuada a “aquella cuyo efecto
puede ser percibido clara y
cuerpo relegado por la tradición metafísica, otorgándosele un puesto inferior
distintamente en virtud de ella
dentro de la filosofía respecto de la reflexión intelectiva. misma”; llama, por otra parte, causa
inadecuada o parcial “a aquella
Spinoza, por otra parte, propone una reivindicación del estudio filosófico en cuyo efecto no puede entenderse
torno a la cuestión de los afectos, donde el individuo se rige por las leyes de por ella sola”. Baruch Spinoza.
Ética demostrada según el orden
la naturaleza, desestimando la hegemonía del sujeto sobre ésta. A partir de la
geométrico. Alianza, Madrid, 1987,
definición de los conceptos de causa adecuada e inadecuada o parcial6, el autor p. 172.
establecerá una diferencia entre el obrar, en tanto actividad, y el padecer, de
condición pasiva. Al entender “por afectos (…) las afecciones del cuerpo, por 7 Id.
medio de las cuales aumenta o disminuye, es favorecida o perjudicada, la po-
8 José Ferrater Mora. Op. cit., p. 54.
tencia de obrar de ese mismo cuerpo, y (…) al mismo tiempo, las ideas de esas
afecciones”7, Spinoza distinguirá de este modo la afección en su dimensión 9 Kant distingue entre la belleza
activa y pasiva, según si somos causa adecuada o parcial de tales afecciones. en la naturaleza y la belleza en el
arte: ambos pueden expresar ideas
Así, se definirá la afección como una “alteración de la sensibilidad o del enten-
estéticas, mas en la naturaleza “la
dimiento inferior que puede ser producida por algo externo o puede responder mera reflexión sobre una intuición
a un estado preexistente del ánimo afectado. En el primer caso, la afección se dada sin concepto de lo que el
denomina pasiva; en el segundo caso, activa”8 . objeto deba ser, es suficiente
para despertar y comunicar la
idea”. Emmanuel Kant. Crítica de
En la Crítica de la facultad de juzgar, tercera crítica del proyecto kantiano, se afir-
la facultad de juzgar. Monte Ávila,
ma que la belleza “(…) puede ser llamada en general la expresión de ideas esté- Caracas, 2006, p. 265.
ticas” y que “…en el bello arte esa idea debe ser ocasionada por un concepto del
objeto”9. Esto no quiere decir que el juicio sobre lo bello surja debido a una capa- 10 La relación entre el sujeto y la
cidad de las artes de comunicar conceptos, sino, más bien, cuando el sentimiento naturaleza opera análogamente:
de este modo, surge tanto aquel
derivado de su exposición10 es formalizado según los conceptos que están en el
sentimiento que nos hace pensar
entendimiento, posibilitando la reflexión en torno al objeto que es presentado. que la naturaleza está ordenada de
Por este motivo, la expresión es la portadora de la belleza y no el objeto. acuerdo a fines, como también el
juicio sobre lo bello.
A la hora de clasificar las artes, Kant presenta una división tentativa de las
11 Emmanuel Kant. Crítica de la
bellas artes conforme a la estructura del lenguaje, en tanto medio de trans- facultad de juzgar. Caracas, Monte
misión de ideas a través de signos sensibles: “no podemos escoger (…) ningún Ávila, 2006, p. 265.
otro principio más cómodo para ello que la analogía del arte con el modo de
12 Ibid., p. 266.
la expresión de que se sirven los hombres al hablar para comunicarse unos a
otros tan perfectamente como sea posible, o sea, no sólo sus conceptos, sino 13 Id.
también sus sensaciones”11; la palabra, el gesto y el tono (articulación, gesticu-
14 Id.
lación y modulación), son considerados por Kant los tres modos posibles de
la expresión que, en su combinación, constituyen “la completa comunicación
del hablante”12, afirmando que “por este medio son transmitidos al otro, a la
vez y conjuntamente, pensamiento, intuición y sensación”13.Y a partir de esta
distinción, existirán tres especies de bellas artes: “la de la palabra, las plásticas
y el arte del juego de las sensaciones (como impresiones sensoriales externas)”14,
correspondientes a cada una de las formas de expresión.
Por último, la tercera división, definida como el arte del bello juego de las sensa- 19 Tono puede referirse tanto a la
ciones, se basa en la noción de tono que se relaciona tanto con la audición como música como a los colores: en la
música, se relaciona con aquellos
con la vista19. No obstante, para Kant, “es llamativo que estos dos sentidos, ade-
sonidos a partir de los cuales se
más de su receptividad de tantas impresiones como se requiera para adquirir, compone, según una determinada
por medio de ellas, conceptos de objetos externos, sean todavía susceptibles de tonalidad; mientras que en el color,
una sensación especial vinculada a aquella, sobre la que no se puede resolver se vincula a la luz y al valor de éste.
rectamente si tiene por fundamento el sentido o la reflexión”20. Esto significa
20 Emmanuel Kant. Op. cit., p. 270.
que no es posible determinar si tales sensaciones son expresiones adecuadas al
concepto que están asociadas, o bien, de si hay o no un concepto detrás.
Para Nietzsche, la tragedia griega tenía puesta su mirada en el pathos o el 21 Friedrich Nietzsche.
“padecer”. Esto es, que el drama debió haber sido un espacio de recogimiento, El nacimiento de la tragedia. Alianza
Editorial, Madrid, 2012, p. 252.
una especie de ritual en el que los espectadores se veían afectados por la fuerza
del espectáculo, padeciéndolo visceralmente; de tal manera, se afirma que “la
tragedia antigua era pobre de acción y de tensión: incluso puede decirse que en
sus etapas evolutivas anteriores no tenía puestas sus miradas en modo alguno
en el obrar, sino en el padecer”21; la acción se añadió posteriormente, cuando
surge el diálogo. Sin embargo, este diálogo tiene una particularidad: a partir
90 Jimena Salaberry
del ritmo y la entonación de la voz, se articulan la música y el relato, creando 22 Ibid., p. 255.
un vínculo indisociable en la palabra cantada. Así, dice Nietzsche, “la música
propiamente griega es por completo música vocal: el lazo natural entre el len-
guaje de las palabras y el lenguaje de la música no está roto todavía: y esto a
tal grado, que el poeta era también necesariamente el que ponía música a su
canción”22.
La ópera moderna ha pretendido acercarse a una cierta concepción del drama 23 Tal es el caso del compositor
antiguo, a través, por ejemplo, de libretos basados en la mitología clásica23; sin alemán C. W. Gluck (1714-1787),
quien compuso una serie de óperas
embargo, para Nietzsche, se intenta retornar a lo antiguo de manera docta, lo
a partir de la mitología grecolatina.
que implica una incapacidad de la “gran ópera” de asir la condición ritual del Para Nietzsche, su música tiende a
drama griego, componiendo música que busca producir determinados efectos subordinarse al relato, tornándose
en los espectadores, a fin de otorgarles un espacio de diversión y dispersión, en una mera descripción de escenas
y ya no de recogimiento: “Lo que hoy nosotros llamamos ópera, que es una agradables y efectistas.
caricatura del drama musical antiguo, ha surgido por una imitación simiesca
24 Friedrich Nietzsche. Op. cit.,
directa de la Antigüedad: desprovista de la fuerza inconsciente de un instinto p. 238.
natural, formada de acuerdo con una teoría abstracta…”24.
Las composiciones operáticas modernas se relacionan, más bien, con lo que 25 La figura de la “música-
Nietzsche denomina “música-literatura”25, aquella música descriptiva que pre- literatura” o “música para leer”, se
refiere a aquellas composiciones
tende acompañar los relatos a través de melodías y armonías que se construyen
musicales que poseen cierto
en función del texto, lo que provoca la inevitable subordinación de la música carácter descriptivo en relación al
a la palabra. De esta manera, se afirma que “en las continuas contradicciones libreto operático. Así, Nietzsche
entre la presunta tradición y el oído natural se llegó a no componer ya música afirma: “Se dio a las notas el
para el oído, sino para el ojo. Los ojos debían admirar la habilidad contrapun- color de las cosas de que en el
texto se hablaba, es decir, verde
tística del compositor: los ojos debían reconocer la capacidad expresiva de la
cuando lo que se mencionaba eran
música”26. Y es en este punto donde radica la diferencia esencial entre el dra- plantas, campos, viñedos, rojo
ma griego y la ópera moderna: mientras que en la tragedia, música y voz deben púrpura cuando eran el sol y la luz”.
estar vinculadas mediante una determinada métrica y entonación, es decir, Nietzsche, Friedrich. Op. cit.,
deben pensarse articuladamente, en la ópera se somete la música al texto, y p. 239.
A partir de una relación entre el concepto de afección y el de padecer, es posible 27 Emmanuel Kant. Op. cit., p. 271.
vincular a Kant y a Nietzsche respecto del lugar que cada cual le otorga a la mú-
sica dentro de su filosofía estética. El padecer se presenta como la dimensión
pasiva de los afectos, vinculándose directamente con la sensación, con aquello
incognoscible al que nos adentramos solo mediante la experiencia, y no a tra-
vés de la representación. Para Kant, la música, por su carácter asemántico, no
permite la reflexión: al ser puramente afección, no tiene lugar dentro de las
bellas artes, definiéndola “como arte agradable (al menos en parte)”27.
Egresado de la licencitura
sobre la función de la
estética y su papel en
la realidad
Con respecto a nuestros tiempos, Jorge Millas describe: “La nuestra es una 1 Jorge Millas. “Sobre la nueva
época de máxima vigilia, en que ya no es dado al hombre hacer su vida con conciencia histórica”, En: El desafío
espiritual de la sociedad de masas.
aquél viejo ímpetu de los viejos héroes o con esa beatífica entrega a los inescru-
Santiago, Universidad de Chile,
tables designios providenciales o a las leyes inmanentes del progreso natural.”1 1962, p. 22.
Ya es necesario, a modo de responsabilidad, disponer una actitud activa frente
a los fenómenos de nuestra actual sociedad, “Porque, si al fin y al cabo ha 2 Ibid., p. 20.
habido algún incremento en la evolución humana, no ha sido sólo de instru-
mentos, productos, cosas, técnicas en general, sino además, y principalmente,
de posibilidades de acción, esto es de conciencia.”2
94 David Parada
Podemos seguir la idea citada de Millas, cuando dice que esta es la época de
“máxima vigilia” del hombre, de un progresivo incremento de conciencia, fruto
de la propia historia y sus herencias. La tradición moderna, particularmente y
sin ignorar la historia anteriormente transcurrida, representa en este sentido el
bagaje del que somos herederos más directamente: igualdad, progreso, libertad,
etcétera, ideas todas cimentadas sobre la emancipación de un régimen univer-
salista y atontador, que no permitía alguna desviación de su dictamen so pena
de castigo, y castigo eterno. Conciencia, en definitiva, que abre múltiples posi-
bilidades a sus portadores, que amplía horizontes, así como también responsa-
bilidades que exigen atención. Sin embargo, es una conciencia que en sí misma
es causal de pesadumbre general, comúnmente denominada malestar en oposi-
ción al estado de bienestar pretendido por una sociedad moderna, esto al mismo
tiempo que la creíamos benefactora, revelándose a la larga como una cualidad de
época, un zeitgeist, por su gran alcance a nivel de subjetividad colectiva.
Millas lee las dos caras de la moneda moderna —autonomía y malestar— des- 3 Concepto de largo alcance y
de una observación transversal, donde, por una parte, radica el potencial que aplicación, evidente en la capacidad
del hombre para modificarse a
es posible de ser utilizado gracias a la gran herencia de la que somos benefac-
través del ejercicio, sea este atlético
tores, existiendo así la capacidad de orientación y creación de nuestros pro- o ascético. Vid. Peter Sloterdijk.
pios caminos humanos, de una antropotecnia3 que describe la capacidad de Has de cambiar tu vida. Pre-textos,
autodiseño o autodisciplinamiento que aparece con la conciencia moderna; y Barcelona, 2011.
por otro lado, el vacío que implica el no poder hacerse cargo de esta herencia
dada su magnitud. Incluso, cabe la posibilidad de que no nos percatemos de
su existencia, o que en un acto de cinismo común la pongamos en duda sin
más, posiblemente debido a una racionalización —en el sentido weberiano en
el que todo comienza a ser tecnificado sin considerar factores humanos en el
avance— con la cual se pierden de vista valores que de por sí aspiraban a la
creación progresiva de un mejor espacio habitable. Caso ejemplar fue el pro-
yecto Iluminista en sus comienzos, donde se tomaba la bandera de la razón en
función del cumplimiento de una sociedad perfecta, utópica.
En tanto somos definidos como sujetos, el acto de pensar suele estar asocia- 4 “La Ilustración consiste en el
do a esta condición. La afirmación de situarnos en este lugar tiene su funda- hecho por el cual el hombre sale
de la minoría de edad. Él mismo
mento, a propósito de subjectum como un asunto fundante, precisamente en
es culpable de ella. La minoría de
la modernidad, en aquél período histórico donde se comenzó a configurar un edad estriba en la incapacidad de
pensamiento radicalmente diferente al que había tenido lugar a lo largo de la servirse del propio entendimiento,
edad media, donde se declara la independencia del “pensamiento culpable”4 sin la dirección de otro. Uno mismo
que nos hacía depender de otro en una realidad unificada, de mantenernos en es culpable de esta minoría de edad,
cuando la causa de ella no yace
el tutelaje autoimpuesto —aunque sin la conciencia de ello— como aquel sier-
en un defecto del entendimiento,
vo que sabe no poder devenir señor, y donde ahora nos apropiamos de nuestra sino en la falta de decisión y ánimo
voluntad para tomar decisiones libres, lo que podemos identificar como el mo- para servirse con independencia
mento primero de emancipación. de él, sin la conducción de otro.”
Kant, Immanuel. “¿Qué es la
Ilustración?”En: Filosofía de la
El gran reconocimiento de la modernidad, que cambiaría el rumbo de la his-
Historia, Terramar, La Plata, 2004,
toria y su comprensión desde allí, es el sujeto, que se entiende como un lugar p. 33.
particular desde donde se constituye y proyecta la realidad (aunque es con Des-
cartes que comienza a comprenderse como dudas radicales de toda realidad y
sólo certeza de que se está dudando, por lo tanto, pensando).
Esta realidad, como objeto que es y se nos presenta, gracias a este juego de las 5 Terry Eagleton. “Lo imaginario
facultades del conocer, sean estas las del entendimiento, razón o juicio según kantiano”, en: La estética como
ideología, Trotta, Madrid, 2006.
Kant, parece llevarnos la delantera constantemente. Nos referimos con esto
a que cualquier pregunta surgida por el estatuto de realidad de las cosas nos
puede llevar a la deriva kantiana de la subjetividad, lectura que ensayaremos
siguiendo la que Eagleton hace de ella5.
96 David Parada
mismo, necesita que otro sujeto le ayude a tejer la relación entre una creencia
y una certeza, engarzar de a dos o más la realidad con el uno-mismo. Si es una
multitud la que participa, mucho mejor; si es la masa, aún más.
Mas otra vez se manifiesta una dificultad para alcanzar una subjetividad cons- 6 Ibid., p. 129.
tituida plenamente, y esta dificultad consiste en que se torna paradójico que
7 Ibid., p. 141.
una subjetividad exija a un otro para legitimarse, pues “No puede haber sobe-
ranía sin alguien sobre el que reinar, aunque su misma presencia amenace con
poner en peligro el propio poderío.”6. Es necesaria una condición, digámoslo
así, elevada para ser completamente autónomo, y por lo tanto libre. La libertad,
en el sentido kantiano de una filosofía práctica/moral, es la idea que rige el
pensamiento burgués, desde donde se construye la modernidad, y por ende
este sujeto sucumbe a su destino cuando no se autovalida con claridad. “Kant,
por lo tanto, necesita una zona de mediación que acompañe a este orden de
pura inteligibilidad en su camino de vuelta a la experiencia sentida: y esto (…)
es uno de los sentidos de la estética.”7
En palabras de Sloterdijk, “El que no se quiere ver, procura que el otro no as- 8 Peter Sloterdijk. Crítica de la razón
cienda a la categoría del yo”8, la que es una descripción sicologicista de algo cínica II, Taurus, Madrid, 1989. p. 188.
así como el comportamiento del sujeto moderno, que evidencia la misma difi-
cultad que implica la legitimación de la objetividad que se pretende. Es decir:
si el sujeto cae a la condición de individuo —que por lo demás parece una
inevitable consecuencia— sólo le quedan dos perspectivas de mundo, como
las ejemplifica Eagleton: “¡Sólo me concederé valor a mí mismo!” o “¡Estoy tan
solo en el mundo!”
Ipso facto hay una fuerte razón para poner la atención sobre lo estético, y en
cómo este lugar del pensamiento se emancipa, en su sentido filosófico, de
cualquier dependencia. La estética reclama su independencia, si se piensa que
es necesaria la mediación entre subjetividades para una mutua validación,
para entregar un sentido de certeza y finalidad.
Es también, a propósito de este savant, que comienza una partición de las esfe- 9 Immanuel Kant. Crítica del Juicio,
ras de la filosofía, en una aplicación científica de la razón. Un aspecto que es de Espasa-Calpe, Madrid, 2007. p. 102.
Es en estas contradicciones que Eagleton desenmaraña el componente ideoló- 10 Terry Eagleton, Op. cit., p. 135.
gico de la estética Kantiana: “El mundo real es irracional, más allá del dominio
11 Eagleton lee el sustrato
del sujeto, una huella totalmente invisible de la resistencia a las categorías del ideológico de la filosofía kantiana
entendimiento, que se enfrentan a él a la manera de formas vacías, abstractas, no entendiendo necesariamente
que arrojan una cierta facticidad brutal”10. Si la realidad del mundo, o su plano “ideología” en el sentido negativo
experiencial, no bastan para dar cuenta del sujeto moderno (o simplemente de una conciencia errada, sino
más bien como un mecanismo de
no podrían dar cuenta de él por sí mismas), se busca entonces que el conoci-
salvataje humano al constatar la
miento sea anterior a la experiencia y a la vez sea capaz de explicarla; esto es nada constitutiva de la realidad,
la filosofía trascendental. Pero el trascendentalismo de Kant, si bien asegura estableciendo a este sujeto como
la existencia de una realidad objetiva, priva al sujeto de la capacidad de apro- punto de partida necesario para la
piarse de ella con una certeza absoluta, como era posible con el empirismo y comprensión del mundo, pero un
sujeto que no es necesario para el
racionalismo, lo que eventualmente derivó en el cuestionamiento rotundo de
mundo mismo.
toda realidad dada11.
Ejemplo claro de esto último serán las vanguardias del siglo xx, que, a propósi- 12 Sergio Rojas. El arte agotado,
to del juicio estético, problematizaron tanto la subjetividad como lo que estaba Sangría, Santiago, 2012, p. 31.
Si bien el componente estético está bien fundado por su autonomía, luego del
recién pasado siglo xix comenzó a levantar sospechas. Los primeros acerca-
mientos de sesgo ideológico se comenzaron a dar a propósito de las sospechas
mismas; Marx, Nietzsche y Freud, como pensadores que le dieron un giro des-
estabilizador al pensamiento occidental, pueden ejemplificarse como eviden-
98 David Parada
cia de esto. Había algo más que pura crítica teórico-racional, había también
condiciones de producción y materialidad, había perspectivismo y voluntad de
poderío, había inconsciente y pulsiones latentes. En definitiva, el sujeto co-
menzó crecientemente a politizarse, y su entorno también se politizó y proble-
matizó, dando pie a revoluciones, tanto técnicas como políticas, ideológicas y
subjetivas. La estética no se restó a esta movilización, y tampoco salió ilesa ni
dejó ilesos a sus cultores.
Progreso y consumación
Kant ya se había percatado de aquella paradoja donde lo fenoménico pierde 13 Immanuel Kant. Op. cit., p. 34.
peso frente a lo trascendental sin una medida clara, cuando afirmó como ejem-
14 Terry Eagleton. Op. cit., p. 138.
plo “razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis pero ¡obedeced!”13. Aquí
mismo están en evidencia los dos mundos de los que el hombre es habitante,
y que particularmente la estética une sin poder salvar uno en concreto. Para
Eagleton, la vida en cada uno de estos dos mundos no es tal, sino que “nuestro
movimiento a través del ruedo fantasmal de la libertad «nouménica» [es y]
sea precisamente la perpetua reproducción de la esclavitud fenoménica”14. A
propósito de un materialismo esbozado en tal afirmación, es similar también
a la conocida frase de Marx “En nuestros días, todo parece estar preñado de su
contrario”, seguida de la descripción del antagonismo entre fuerzas producti-
vas y de relaciones sociales. Es decir, la paradoja es un rasgo que ha sido identi-
ficado por los modernos para describirse a sí mismos, donde comparece como
un motivo de no acabar mientras se sostenga el temperamento de tolerancia
a las subjetividades, de diferencias intrínsecas y legítimas entre los diferentes
participantes de la modernidad misma.
Esto último es deducible, a manera de ejemplo, de un Lenin que afirme que 15 Federico Galende. Modos de
“a pesar de que la Sonata Apassionata en Fa menor de Beethoven era su pieza producción, Palinodia, Santiago,
2011, p. 18.
musical favorita, los tiempos no estaban para acariciarles las cabezas a la gente,
sino que para aplastarlas sin piedad”15. De esta afirmación, como decíamos,
no se puede esperar una duda sobre la certeza o el error. Además de tener una
conciencia de lo moderno, hay una toma de posición que atenta contra otras
libertades sin que esa violencia sea sopesada como una pérdida sino que como
un favor a los que son parte del proyecto, por lo que el carácter de las acciones
posibles de esta postura resultan algo monstruoso, excesivo.
No podríamos sino terminar con una bella cita extraída también del texto de 17 Ibid., p. 144.
Eagleton en su viaje por lo imaginario kantiano:
Desde aquí quedaría pendiente todo el giro ideológico extraíble del sujeto mo-
derno y la estética kantiana, materias extensas que merecen un acercamiento
grueso, y por lo tanto, necesariamente postergado para otra ocasión.
PROFESIONA-
LIZACIÓN
DEL CAMPO DEL
ARTE EN CHILE
102
103 Punto de fuga xv-xvi
El Equipo Editorial de la Revista Punto
de Fuga, conformado por los estudiantes
de la Licenciatura en Teoría e Historia
del Arte de la Universidad de Chile, les
da la bienvenida a la octava versión del
Encuentro de Estudiantes de Historia del
Estética. Esta instancia, al igual que en
las versiones anteriores, busca abrir un
espacio de reflexión y discusión en torno a
problemáticas atigentes al campo del arte
en el medio local, para lo cual invitamos
a estudiantes de pregrado y postgrado a
contribuir en dicho debate. Este espacio
se presenta también como una instancia
organizada por y para estudiantes, con
el objetivo de intercambiar posturas e
investigaciones relacionadas a nuestras
disciplinas.
106
PERSPECTIVAS
EN TORNO AL
ARCHIVO
surdoc: El registro
Nicole González
Herrera
surdoc@mnba.cl
La circunscripción tradicional de los museos resumía todos los elementos bajo 1 Dominique Poulot. Museo y
la tríada de las colecciones, el público y el edificio museal como contenedor museología. Abada, Madrid, 2011,
p. 5.
de estos elementos. Esta mirada lineal quedó atrás gracias a los postulados de
Georges Henri Rivière. Las teorías de estilo emergen a principios de la década
de los 70 simultáneamente al desarrollo de la Mesa Redonda de Santiago de
1972 que versaba sobre la Importancia y el Desarrollo de los Museos en el Mundo
Contemporáneo, donde posteriormente terminan siendo cristalizadas y difun-
didas en la Declaración de Quebec de 1984. Ante la «Nueva Museología» los
museos cuentan con un eje de acción más expansivo, es decir, abandonan el
recurso esquemático de las cuatro paredes perimetrales para pasar a concebir-
se como una institución social, abierta e integral que provoca y adopta reper-
cusiones respecto del entorno en el que se encuentran. Los conceptos que ope-
ran en esta perspectiva de la «Nueva Museología» son patrimonio, comunidad
y territorio, de manera que se modifican tanto los elementos en juego como
la propia interacción entre ellos. Es así que “junto con la redefinición de los
conceptos museísticos, (existe) una modificación de las prácticas profesionales
que ha asumido formas diferentes según los países”1. Por consiguiente, la
profesionalización de los museos da cuenta de la especialización de cada
uno de sus integrantes, pudiendo encontrarse expertos en iluminación, en
restauración según materialidades de los objetos, en documentación visual o
en casos tan específicos como el soporte para el montaje de las piezas.
Se obliga así a hacer del museo un ente comunitario activo que debe, para po-
der preservarse, estar en una constante comunicación dinámica, con una po-
tencial apertura hacia lo nuevo, lo moderno, lo ampliado y lo interdisciplinario.
A razón de ello es que los museos como centros culturales, deben contener una
variación arquitectónica con mayores comodidades, servicios y atractivos para
los usuarios, entiéndase como cafés o tiendas complementarias al museo o, en
su defecto, barrios o sectores que potencien la industria cultural.
Habiendo planteado ciertos aspectos generales que se manifiestan en las ins- 6 Protocolo Manejo de colecciones y
tituciones museales actuales y el rol de la documentación de los bienes, es que sistemas de inventario, p. 6.
Las funciones que se desempeñan al interior de un departamento de coleccio- 7 Para un acercamiento al tema
nes, en términos muy concisos7, van desde el ingreso de las obras a la insti- se recomienda la lectura de la
publicación Manual de registro y
tución hasta la gestión que con ellas se desempeña. En primer lugar se debe
documentación de bienes culturales
desarrollar el registro como inclusión de la obra a un conjunto determinado de disponible en: www.cdbp.cl
objetos, por lo tanto, se le identifica y asigna un número de inventario y se le
asocia a los campos de información que éstos contengan. La catalogación es un
proceso continuo de investigación y profundización de sus contenidos. Mien-
tras que la documentación visual se propone como método de identificación de
la obra así como también de resguardo ante la manipulación innecesaria, la des-
cripción física propone documentar en términos textuales aquello que la obra
representa o aquellos elementos que componen una obra; en un sentido más
especifico, el marcaje de los bienes culturales permite relacionar el objeto mis-
mo a la información contenida en otros soportes. Tanto la conservación como
la restauración tienen por objetivo prevenir y reparar aquellos daños físicos que
la obra haya adquirido con el tiempo, en cambio, la investigación promueve un
constante estudio y renovación de los valores que se le asignan a las obras. En
definitiva, estas tareas de registro y documentación en conjunto permiten desa-
rrollar estrategias puntuales para el manejo de colecciones, permitiendo saber
con exactitud qué es lo que se tiene, cómo se tiene y dónde se tiene.
Según los postulados del código de ontología del icom, el Consejo Interna- 8 Código de Deontología del icom
cional de Museos: “La documentación debe comprender la identificación y para los Museos, 2013.
Azocar, Miguel Ángel, Martínez, Juan Manual & Quiroz, Daniel (2008).
Protocolo Manejo de colecciones y sistemas de inventario. Santiago, Centro de
Documentación de Bienes Patrimoniales, 2008.
114
PEDAGOGÍAS Y
GESTIÓN: NUEVAS
METODOLOGÍAS
DE CIRCULACIÓN
EN CHILE
Sobre lo artístico del arte
Lucía Rey
y sobre lo artístico de la
praxis docente
Para nosotros, la materialidad toma protagonismo. Para la ciencia la materia 1 Recordar el concepto “emoción”
es evidencia, para el arte es un lugar reflexivo, un lugar que teniendo la estruc- de Damasio, como “el estado del
soma”.
tura narrativa de lo visual, contiene en ella lo inenarrable, lo in-evidenciable.
El arte no es expresión (en el sentido de exprimir algo), porque no saca nada,
más bien contiene, atrae, profundiza un enigma del que no existe relato; lleva
al espectador, en el acto perceptivo (fenoménico), al mismo lugar de la obra,
pero dentro de sí, en el tránsito emocional1 .
Una de las características del arte es su poder creador de espacios sociales, en 2 Henri Lefevbre. La producción
este sentido, la verdad del arte existe en su cristalización social, pero “si la rea- del espacio. Madrid: Capitan Swing,
2013, p. 137.
lidad es entendida como materialidad, la realidad social no tiene ni es realida-
d”2 . Entonces, ¿la producción de espacio social es producción de realidad? ¿Qué
producimos cuando producimos espacios sociales? Aquí nos enfrentamos a
una lógica de pensamiento que apunta a una contradicción, ya que, por una
parte, la “realidad” (supuestamente) es material y, por otra parte, las relaciones
sociales son sutiles, inmateriales, inasibles (recordemos la necesidad social de
contraer matrimonio, entre otras). El problema de esto es la resistencia a acep-
tar que los espacios sociales no son materiales. Y ahí, comenzamos a tratar de
cosificar lo que “nos toca” en nuestro mundo social. Pero, podemos decir, no
es culpa nuestra, sino del sistema. ¿Acaso el sistema no es producido también
desde y en espacios sociales?
Luego, pensar en la pedagogía desde este enfoque, demanda que el docente 3 Recordar el “Dasein” de
se sitúe no solo ante un curso, o en un curso, sino que también demanda que Heidegger, Da (ahí) Sein (ser): El ser
ahí y el ahí del ser (Martin Heidegger,
primeramente se “sitúe”3 . Situarse en este sentido es ser consciente de que el
Ser y tiempo, fce, México, 1951.) Y
lugar desde el que se habla es el propio cuerpo. El cuerpo, que es el mismo el ser-estar para el otro de Dussel
lugar desde el cual el artista trabaja; incluso la misma obra de arte (o lo que (Enrique Dussel, Filosofía de la
llamamos obra) está constituida por la materialidad, que como ya se dijo, es- liberación, Edicol, Buenos Aires,
tructura lo narrable y lo inenarrable (como lo estético y lo artístico). 1977).
El cuerpo del artista, cuando éste es docente, posee una memoria reflexiva, la
memoria de un lugar otro artístico que permite abrirse ante el acto educativo,
dialécticamente. Una apertura de aceptación de lo propio corporal y aceptación
al cuerpo del otro, valoración al cuerpo propio y valoración del cuerpo del otro
(que en este caso es el del estudiante). Esta apertura se aproxima creativamen-
te, configurándose como producción no sólo de productos clase de la asigna-
tura, sino también de discursos propios, discursos críticos. En la observación
profunda de la escena clase, es importante primero ser consciente del ojo de
quien observa. El reconocimiento del propio ojo decanta además en la perspec-
tiva de la autocrítica, como la visión de una estética propia, y la valoración del
aparato físico observador-observado.
La des-cosificación exige que tanto el arte como las relaciones y espacios so-
ciales sean reconocidos como intangibles. Que a partir de la materialidad que
cada cual exhibe, se logre pensar la extensión inmaterial de la misma. De esta
forma, será inevitable la interpelación corporal, crítica, colectiva, con el fin de
llegar a “estar para el otro” como dice de Dussel. Así, el acto educativo se insta-
la socialmente como apertura hacia un aprendizaje colectivo.
Este escenario, más allá de que sea lamentable, es un espacio social en el cual
debemos situarnos, mirarnos, mirar al otro des-fetichizadamente. De manera
que sin necesidad de abandonar estas producciones (trabajos, las notas, las
exposiciones y los escenarios, etc.) logremos realizarlas en función de un es-
pacio social verdadero, donde exista algo más que materialidades, productos y
personas cosificadas, logrando generar un espacio social creativo, móvil y de
aprendizaje colectivo.
Por esta razón, la cultura y la educación estética deben ser la columna vertebral
de la asignatura. Generando un ambiente clase, de auto-reflexión y crítica,
mediante una metodología y contenidos amplios, diversos, pero sin olvidar que
son un medio y no un fin, es más fácil dormirse en los laureles sistémicos, que
despertarse de la parálisis artística.
Así, encontraremos que el producto final no son únicamente los trabajos o las
notas, sino que esta materialidad debe dar cuenta de una verdad inmaterial,
de un proceso simultáneo e intenso, desarrollado individual y colectivamente,
percibido como un “clima curso”, una emoción del cuerpo colectivo en torno a
lo que cada uno es en el contexto compartido y vivido socialmente, y preparado
Por otra parte, nuestra cultura de masas sostiene una educación formal que
excluye el cuerpo del docente, borrando cualquier señal sexual y/o genérica,
homogenizándole. Entonces, lo planteado anteriormente es un desafío que de-
manda un proceso de aceptación y valoración del propio docente primero. Si
nosotros no aceptamos y valoramos nuestro cuerpo, ¿qué clase realizaremos?
Como ya se dijo, para reconocer el cuerpo del otro, primero hay que reconocer
el propio; para estar para el otro, primero se debe estar para una misma. Esta es
una forma profunda de transformar (destramándolo) el sistema educativo cosi-
ficador (que toma las cosas por personas y las personas por cosas) porque al in-
corporar la conciencia plena de sí, aparece el salto abductivo. Recordemos que la
carencia imaginativa (según Mariátegui, Benjamin, etc.) deviene en fascismo.
BIBLIOGRAFÍA
cicastan@uc.cl
Plaza Vespucio
La relación entre cultura y economía es más o menos reciente, la aparición 1 Luis Antonio Palma & Luis
de la subdisciplina de la economía de la cultura remonta su origen a la obra Fernando Aguado. “Economía
de la cultura: una nueva área de
Performing Arts: The Economic Dilemma, publicado en 1966. En este libro por
especialización de la economía”. En:
primera vez se extendían los estudios de la economía al campo artístico, así Revista de Economía Institucional, 12
Baumol y Bowen, sus autores, trasladaron el sistema económico y lo aplicaron (22), 2010, p. 134.
en el área cultural; el resultado fue el descubrimiento que determinaría lo
que hasta hoy es defendido por todos: las artes necesitan ser subsidiadas. Esta
conclusión surge luego del estudio que buscaba “cuantificar la importancia
de las actividades artísticas y culturales en términos de flujos de ingresos y
empleos generados en la economía”1. Fue así como en el mundo y también en
Chile, se comenzó a trabajar con el subsidio tanto público como privado. En
1990, se crea la Ley N°18.985 de Donaciones Culturales o Ley Valdés, que per-
mite —hasta hoy— subsidiar proyectos e instituciones culturales con recursos
provenientes en un 50% por el Estado y otro 50% por privados. Se puede decir
que en Chile desde los años 90 contamos con institucionalidad cultural, al
ser ésta, la primera ley que legisla —en su totalidad— sobre las artes. Sin em-
bargo, producto de que en estos últimos treinta años el término cultura se ha
diversificado y se han masificado también sus diversas formas de expresión, la
ley Valdés ha sufrido diversas modificaciones, siendo la última en el año 2014,
ampliando el número de beneficiarios y de donantes.
El mall aparece en Chile en el año 1982 con la inauguración del Parque Arauco 2 Rodrigo Salcedo & Liliana de
en la comuna de Las Condes. Sin embargo, su proliferación comenzó en 1990 Simone. Los mall en Chile, 30 años.
Santiago de Chile: Tironi Asociados,
con la creación del Mall Panorámico en Providencia y el Mall Plaza Vespucio
Cámara Chilena de Centros
en la comuna de La Florida, que atendería hasta el día de hoy a las comunas Comerciales, 2012, p. 12.
periféricas de Santiago Suroriente. Pocos años después el modelo se replicaría
a lo largo de todo el país:
No es de extrañar, entonces, la vinculación de sectores artísticos con los centros 4 De: Entrevista con el coordinador
comerciales, tanto las galerías como estos centros de comercio se multiplican de la sala, Jaime Ramos.
en los 90. En el caso del Mall Plaza Vespucio, se encuentra una sala de la So-
5 De: sitio web de la dibam.
ciedad Chilena de Derecho de Autor, un teatro, una biblioteca y la sala de arte
del mnba. Esta última surge en el año 2002 del interés de la cadena Mall Plaza
de tener una sala de arte en el mall, donde en primera instancia se conversó
de la posibilidad de contar con el Museo de Arte Contemporáneo y con el Mu-
seo Nacional de Bellas Artes, siendo éste el definitivo4, puesto que sus obras
eran más fáciles de trasladar y se adaptaban mejor a las condiciones de la sala.
Así surgiría de esta unión el proyecto “Museo sin muros”, con la finalidad de
“extender los espacios del Museo Nacional de Bellas Artes a lugares distantes,
de gran afluencia de público”5. Esta sala es financiada, desde entonces, en un
ciento por ciento por Mall Plaza a través de la Ley de Donaciones Culturales.
Este espacio, es una sala de 75 m2, de planta libre, con todas las condiciones
necesarias para exhibir obras plásticas, visuales y digitales. En primera instan-
cia al ser una extensión del museo, exponía las mismas obras de su colección,
esto duró los primeros tres años. En el año 2005 se comenzó a trabajar con una
línea curatorial contemporánea, promoviendo la exhibición de obras de artis-
tas chilenos jóvenes. La sala estima que recibe 14.000 visitas al mes, donde
además de las muestras, se realizan conferencias y talleres para colegios. Su
público objetivo es quién asiste al mall, Jaime Ramos, uno de los coordinado-
res de la sala señala: “Hay un público que no accede al arte porque no tiene ni
De acuerdo con el coordinador de la sala, en un comienzo fue difícil insertarse 7 Rodrigo Salcedo & Liliana de
en el centro comercial, ya que los artistas relacionaban el mall con el mal. Esta Simone, Op. cit., p. 47.
asociación negativa es común dentro del área de las artes, puesto que desde la 8 Para más detalles, ver
dictadura militar (1973-1990) se ha asociado al comercio y al capitalismo con blog oficial de la sala:
lo negativo, lo represivo y la censura. Con treinta años de democracia, cabe bellasartesvespucio.blogspot.com
Pero, ¿Cuáles son las ventajas reales de instalar una sala de artes en un mall? 9 Rodrigo Salcedo & Liliana de
¿Cuáles son los desafíos que presenta? Una de las ventajas, es que el mall es el Simone, Op. cit., p. 143.
IV Conclusiones
Frente al camino de la vinculación ineludible del mundo de las artes con el del
comercio, el arte debe asumir que para mantenerse vigente en el mundo globa-
lizado actual, debe aceptar nuevos códigos, y en estos cada vez se usan más los
términos de consumo cultural y producto cultural. Ya en los años 90 surgían
las galerías y los mall en Chile, esa década marca el comienzo del mercado del
arte; dicho de otro modo, el mercado del arte —en Chile— surgió junto con el
mercado del consumo masivo concentrado en espacios cerrados. Una sala de
artes en un centro comercial es la consecuencia de esta lógica de unión entre
las artes, la cultura, el comercio y la economía.
Insertarse en un centro comercial es una forma de generar audiencias que an- 13 Cita original: “mas arrastra para o
tes no eran consideradas, la cultura, a la que antes accedía sólo la élite intelec- consumo de massa um conjunto de
manifestações até entao carimbadas
tual, hoy se acerca al populus, a la sociedad general. “Las masas consumen hoy
como elitistas —exposições de
un conjunto de manifestaciones antes consideradas como elitistas —como las arte, por exemplo— que agora se
exposiciones de arte, por ejemplo— que ahora se proyectan en las agendas me- projetam nas agendas mediáticas
diáticas como mega eventos”13. Si la sala del mnba trabaja en desarrollar una lí- como megaeventos”. Arantes, P.
nea curatorial característica y con un buen plan de difusión se logra posicionar, “Arte, comunicação e consumo:
economia da arte e politização do
se convertirá en un referente. La Sala mnba del Mall Plaza Vespucio es un pre-
debate”, 2010. La traducción es
cedente de lo que se viene a futuro en cuanto a innovación en Gestión Cultural. nuestra.
Parafraseando a Ottone, aunque estos espacios “nacen por la necesidad de 14 Ernesto Ottone. “Nuevos
darle un valor agregado al paseo”14 en el centro comercial, llenan también el centros culturales como centros
de producción de arte”. En: C. N.
vacío de la poca infraestructura cultural en las comunas periféricas. Además
Artes, Centros culturales: proyección,
aumentan la oferta cultural en estas comunas y son un ejemplo de cómo se infraestructura y gestión, p. 172.
puede lograr el aporte de privados a la cultura. Independiente de las razones
que dieron origen al uso de la Ley Valdés, pues es sabido que la empresa do-
nante reduce impuestos, hay que rescatar que Mall Plaza sigue financiando la
Sala del mnba y lo seguirá haciendo.
El cambio de mentalidad más profundo viene de la mano con las nuevas gene-
raciones. Muchos de los nuevos artistas son o serán usuarios del mall, y verán
en este una posibilidad de exponer para llegar a las masas. Ideal sería lograr
una convivencia entre los espacios tradicionales y los emergentes. Pero, ¿cómo
asegurar la convivencia? ¿Cómo perpetuar los espacios tradicionales frente a
los nuevos?
Y finalmente, rescatar que lo más importante es que existan salas de arte en 15 La autora vive hace más de 20
las comunas periféricas de Santiago15. Muchas personas sólo pueden acceder a años en La Florida, Santiago. Nació
en 1991, un año después del Mall.
la cultura a través de este tipo de iniciativas.
dibam. Museo sin muros. Sitio web dibam. Obtenido de: http://www.
mnba.cl/Vistas_Publicas/publicContenido/contenidoPublicDetalle.
aspx?folio=6969&idioma=0
Palma, Luis Antonio & Aguado, Luis Fernando (2010). “Economía de la cultura:
una nueva área de especialización de la economía”. En: Revista de Economía
Institucional, 12 (22), 2010, pp. 129-165.
Salcedo, Rodrigo & Liliana de Simone, L. Los mall en Chile, 30 años. Tironi
Asociados, Santiago de Chile, 2012.
Licenciada en Teoría e
la profesionalización del
Historia del Arte de la
Universidad de Chile,
cuenta con un diplomado
en innovación didáctica
Desde comienzos de la primera década del siglo xxi, se comienzan a encon- 1 Consejo Nacional de la Cultura
trar elementos a nivel de políticas públicas que buscan impulsar la profesio- y las Artes, Caracterización del
proceso de profesionalización de los
nalización del campo cultural y artístico, lo cual se ve reflejado en la creación
artistas visuales nacionales. 2012,
del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (cnca) el año 2003, y en sus p. 34.
diversos programas, acciones e investigaciones, que, estemos de acuerdo o no
con sus implicancias y orientaciones políticas e ideológicas, han ido asentando
una cierta noción acerca de lo que significa el concepto profesional en el sector.
Como se define en el estudio “Caracterización del proceso de profesionaliza-
ción de los artistas visuales nacionales” realizado por el cnca el año 2012, el
artista profesional chileno es aquel que ha sido formado en una institución re-
conocida por el Estado, y que produce y exhibe públicamente su trabajo, invier-
te tiempo y dinero en esta producción, recibe remuneraciones, y finalmente es
reconocido por sus pares o por las instituciones como artista. A partir de este
estudio, se “entiende que el artista no está solo en el proceso creativo sino que
depende y requiere de un campo profesionalizado en que los demás actores del
campo del arte estén habilitados y cuenten con las condiciones para cumplir
también su rol”1. De este modo el campo cultural, en el cual interactúan insti-
tuciones museales, centros culturales y espacios de exhibición, ha tenido que
profesionalizar tanto su gestión —de ahí surge el auge que los programas de
gestión cultural han tenido durante los últimos 15 años— como sus recursos
humanos, en el que aparecen actores cuya labor exige poseer una trayectoria
profesional muy similar a la ya expuesta con respecto a los artistas.
A pesar de no estar identificado en los estudios del cnca, un actor que está
comenzando a tener mayor visibilidad dentro de las instituciones museales y
centros culturales, es el guía, quien se desempeña como monitor, mediador
y/o educador, y que normalmente depende de un departamento encargado de
educación, mediación, audiencias y públicos, que responde a su vez a una de-
terminada misión y concepciones con respecto al rol educativo y la relación
entre institución, patrimonio y público.
Si bien a través de este texto nos interesa centrarnos en la figura del guía y/o
mediador como agente impulsor de cambios del paradigma educativo en los
museos e instituciones culturales, es necesario hacer una pequeña revisión
acerca de los modelos existentes, tomando como referencia a los museos, ya
que a través de la museología se ha ido estudiando y planteando de manera
más sistemática las relaciones entre patrimonio y educación, imponiendo la
pauta en otros espacios.
De este modo nos detendremos brevemente en algunos momentos que fueron 2 Lauro Zavala. “El paradigma
demarcando nociones acerca de la relación entre los museos y lo educativo, que emergente en educación y museos”.
En: Opción, 22 (50), 128-141, 2006,
como señala de modo general y esquemático Lauro Zavala, implica la existen-
p. 8.
cia de un modelo o paradigma tradicional en diálogo con un modelo emergen-
te. El primer modelo sostiene, con respecto a lo educativo, que: “(1) el museo es 3 Id.
un apoyo que complementa la educación formal; (2) el objetivo de la visita es la
obtención de conocimientos; (3) lo esencial de una exposición es su contenido;
[…] (6) la experiencia educativa se produce al ofrecer al visitante una represen-
tación del mundo clara y convincente; (7) la experiencia educativa durante la
visita se reduce a la visión y el pensamiento; (8) la experiencia educativa se
apoya en la autoridad de los expertos”2, mientras que el paradigma emergen-
te plantea:“(1) el museo ofrece una experiencia educativa independiente de la
educación formal; (2) el objetivo de la visita es múltiple y distinto en cada expe-
riencia concreta; (3) lo esencial de una exposición es el diálogo que se produce
entre el contexto del visitante y la experiencia de visita; (…) (6) la experiencia
educativa se produce cuando el visitante satisface sus expectativas rituales y
lúdicas durante la visita; (7) la experiencia educativa durante la visita involucra
las emociones y las sensaciones corporales; (8) la experiencia educativa se apo-
ya en la participación activa del visitante”3.
A principios del siglo xx, en base a las corrientes cientifizantes, las disciplinas
comenzaron a tener un carácter más relevante, por lo cual, los objetivos educa-
tivos se centraron en la transmisión de los saberes culturales. De la mano con
esto, se fortaleció el rol público del museo, lo cual se tradujo en la creación de
estrategias para aumentar el número visitantes de los museos. Es aquí en don-
de la museografía se vuelve importante como canal de comunicación, y en ese
sentido, de transmisión de los contenidos. En la práctica, la relación del museo
con la escuela se acentúa a través de actividades que las conectan directamente,
tales como visitas de estudiantes al museo y viceversa, así como la apertura de
una perspectiva didáctica sobre la museografía.
A partir de la ix Conferencia Internacional del icom en Grenoble, Francia 4 Georgina DeCarli. Vigencia de
(1971), aparece la noción de ecomuseo, y luego en la mesa de conversación “La la Nueva Museología en América
Latina: conceptos y modelos. abra,
importancia y el desarrollo de los museos en el mundo contemporáneo” rea-
2003, p. 3.
lizada en Santiago de Chile en 1972, se discutió en torno a la noción de “mu-
seo integral”. A partir de estos antecedentes, se da inicio al movimiento de la 5 Andrés Rojas. Mediadores –
Nueva Museología, propuesta que, como señala Georgina DeCarli (2003) “es Educadores en los Museos: los guías
del museo interactivo de ciencia y
un llamado al cambio (y por ende a la reflexión) de todos los museos contempo-
tecnología Maloka de Bogotá 2008
ráneos; y que no pretende necesariamente la creación de un nuevo tipo de ins- - 2010. Trabajo de investigación
titución sino la transformación de la presente, poniendo énfasis en la función para optar al grado de Magister en
social que todo museo debe cumplir”4. Andrés Rojas sintetiza la visión sobre Educación. Bogotá, Universidad
la Nueva Museología que plantea Georgina DeCarli como “la transformación Nacional de Colombia, 2011, p. 38.
El rol educativo bajo este paradigma implica la concepción activa del visitante,
el cual debe descubrir y construir los significados posibles a partir de un ele-
mento patrimonial (el cual es patrimonial en la medida en que una comuni-
dad lo activa como tal), por lo cual se pasa del modelo de transmisor de ciertos
conocimientos o contenidos, al de posibilitador e impulsor de la construcción de
Por otra parte, la museología crítica, al igual que la pedagogía de esta línea, las 7 Valentina Menz & Angélica
cuales comienzan a tomar fuerza durante la década de los 80, busca cuestionar Muñoz. Bisagra TV. Recepción y
comprensión de las artes visuales
la institución (museal y/o educativa) analizando sus estructuras discursivas y
contemporáneas en Santiago de
los poderes que en ellas se despliegan. En este sentido, como señalan Menz & Chile. Análisis del problema en el
Muñoz en su tesis de grado, este enfoque “va más allá de las temáticas de acce- marco de la enseñanza de las artes
sibilidad y comunicación, exponiéndose el museo como un espacio de debate y visuales y la mediación artística
cuestionamiento colectivo de su rol”7. institucional. Tesis para optar al
grado académico de Licenciado
en Artes con mención en Teoría e
Actualmente en Chile, la misión y la función educativa de los museos (y a par- Historia del Arte Santiago, Chile:
tir de estos, la de los espacios culturales y de exhibición), se ha construido en Universidad de Chile, 2012, p. 51.
base a paradigmas más tradicionales, centrados en la comunicación y la trans-
8 Ibid., p. 49.
misión de determinados discursos públicos o disciplinares, que buscan dar ac-
ceso a una mayor cantidad de personas a un determinado capital cultural dado 9 Pablo Pineau. “¿Por qué triunfó la
y legitimizado desde los campos de poder. Bajo esta lógica: “se reconoce que las escuela? O la modernidad dijo esto
es educación y la escuela respondió
obras de arte no hablan por sí mismas y que es necesario ofrecer a los visitan-
yo me ocupo”. En: P. Pineau, I. Dussel,
tes material contextual para que puedan comprender sus significado”8, por lo & M. Caruso, La escuela como
cual, aquí la museografía adquiere relevancia como estrategia que apunta a la máquina de educar. Tres escritos
masificación de los contenidos hacia los públicos. Natalia Miralles señala tam- sobre un proyecto de la modernidad.
bién que a partir de las reformas educacionales de los años 90, se ha apostado Barcelona: Paidós, 2001.
por una sinergia entre escuela y museos, en la cual este último está en función
10 Natalia Miralles Jara. "Museos
del primero, como espacio que complementa la acción educativa escolar. De de arte y educación, alianzas entre
este modo el museo y los espacios culturales han asumido el paradigma de la museos y docentes de educación
escuela como institución moderna que hegemoniza la acción educativa9, por artística." En: Revista Iberoamericana
lo cual es natural que los departamentos o áreas de educación utilicen como de Estudios en educación, 8(2), 2013,
p. 368.
estrategia principal “la creación de conexiones entre los programas de estudio
y las colecciones del museo para generar iniciativas que los docentes puedan
considerar como apoyos en su tarea de enseñar arte”10. Esto se traduce en accio-
nes como visitas guiadas, material de apoyo y capacitación docente.
Por otra parte, nos podemos encontrar con la figura del monitor, que es el en-
cargado de ejecutar talleres artísticos, y cuyo objetivo normalmente es ilustrar
de modo práctico algún contenido, o introducir alguna técnica artística a los
participantes.
Uno de los primeros replanteamientos del rol del guía fue el de traer el concep-
to de mediador, y con él, el de mediación cultural. Si bien, como señala la in-
vestigación de Menz & Muñoz, tanto la mediación cultural como la mediación
artística son conceptos ya acuñados en la década del 60, en Chile recién co-
mienzan a aparecer en las instituciones de la mano de las políticas culturales
de finales de los 90, y de modo más fuerte a partir de la creación del cnca. Es-
tas políticas apuntan a la democratización de la cultura y las artes a través de la
participación ciudadana, apelando a la educación como medio de estimulación
de la creatividad y el pensamiento crítico, abriendo así la oportunidad para la
creación artístico-cultural. En este marco, poco a poco, comenzó a circular el
concepto de mediación a nivel institucional, aunque es entendida e interpre-
tada de diversas formas. Sin embargo, incluso antes que las instituciones, el
En algunos casos esto derivó en la formación de pequeñas comunidades de 11 Valentina Menz & Angélica
aprendizaje, que a partir de la discusión y el intercambio de contenidos y expe- Muñoz, Op. cit., p. 13.
Algunos de estos sentidos pueden ser explorados en base a las nuevas concep-
ciones sobre la educación, que recogen esta necesidad de cambio y que son
representativas en sí mismas de la crisis del concepto y del paradigma tradicio-
nal, y que han aflorado en las últimas décadas gracias al mayor acceso a la in-
formación y el intercambio de ideas. Por ejemplo, el concepto de Edupunk nace
como respuesta a la necesidad de agrupar prácticas educativas que se articulan
en internet y que permiten aplicar la filosofía del hágalo usted mismo, llamando
al aprendizaje inventivo y colaborativo, fuera de la lógica de la educación online
tradicional en la que se replica el modelo jerárquico de transferencia de un co-
nocimiento ya procesado. Junto a otros conceptos como Educación Disruptiva,
Educación Rizomática y Educación Expandida, podemos observar la volatilidad
y fragilidad de ellos al momento de ponerse en uso, por una parte debido a
su poco enraizamiento teórico e histórico, pero también debido a la misma
dinámica de intercambio de información y producción de conocimiento que
internet a impulsado.
Sin embargo nos gustaría detenernos en el concepto de Educación Expandida, 12 Rubén Díaz & et. al. Educación
ya que intenta hacer referencia a la entrada de otros espacios y actores al fenó- Expandida, 2009. De: http://
educacionexpandida.org, p. 44.
meno educativo, más allá de la escuela, en los que se encuentran los museos
(Consulta: 5/09/2014)
y centros culturales. La educación, para la educación expandida, es “como un
sistema operativo de código abierto que nos convierte en ciudadanía crítica.
La educación como un juego entre todas las personas de todas las épocas. La
educación como utopía de una sociedad que comparte cultura”12. El sentido
del código abierto, así como el del Copy Left o los derechos abiertos, va más allá
de la dinámica del conocimiento como transferencia o del conocimiento como
creación original, entendiéndolo como una práctica de continua transforma-
ción en base a lo dado o lo heredado culturalmente, en el que por tanto el co-
nocimiento solo puede ser dinámico. Sin embargo, nos encontramos con que
Por otra parte, el proyecto Transductores ha dado la luz de las prácticas de 13 Javier Rodrigo Montero &
la Educación Expandida, planteando el concepto de las Pedagogías Colectivas, Antonio Collados. "Transductores.
Pedagogías colectivas y
definidas como proyectos que se mueven entre la educación, la práctica cultu-
políticas espaciales". En vv.aa:
ral y el activismo, llevadas a cabo por grupos interdisciplinarios en los que se Transductores. Pedagogías colectivas
abordan problemas sociales específicos. En ese sentido se parte de la misma y políticas espaciales Granada:
premisa de la Educación Expandida de que en la actualidad los diversos cam- Diputación Provincia de Granada,
pos de producción cultural no son cerrados, si no que se encuentran en rela- 2010, p. 19.
ción constante, lo que genera una gran diversidad de formas de trabajo. De este
modo, las Pedagogías Colectivas son siempre prácticas concretas en las que se
articulan diversos conocimientos en función de plantear soluciones a proble-
mas específicos. Lo pedagógico se traduce entonces a una praxis que articula
las relaciones de producción de conocimiento entre instituciones, organiza-
ciones y actores diversos, con miras a fomentar la participación ciudadana y la
discusión democrática. También lo pedagógico se transforma en un enfoque
que permite abordar “el trabajo de las políticas que operan en relación con el
espacio y los diversos modelos organizativos de acción de las iniciativas”13.
136
CURATORÍAS
ACTUALES:
CASOS LOCALES
Curaduría, entre el relato
Juan Eduardo Zúñiga
Estudiante de la
Antes de entrar de lleno al objeto de estudio de esta ponencia quisiera realizar 1 Theodor Adorno. Prismas: la crítica
algunas breves consideraciones conceptuales. Respecto a la figura del museo, de la cultura y la sociedad. Ediciones
Ariel, Barcelona, 1962, p. 116.
podríamos cuestionar la reflexión que hizo por 1960 Theodor Adorno sobre la
relación entre museo y mausoleo. Según el filósofo, el museo vendría a actuar
como un cementerio donde las obras de arte se acumulan y fosilizan ante un
espectador desorientado. “Cansancio y barbarie se encuentran allí. Ninguna
cultura del placer, ni tampoco ninguna cultura de la razón, habría erigido tal
casa de la inconexión. En ella se guardan, visiones de muerte”1. Las afirmacio-
nes de Adorno nos emplazan a reflexiones más generales acerca del museo y
sus funciones tradicionales de adquisición, investigación, exposición y con-
servación, funciones que hoy en día resultan insuficientes y que responden
escasamente a las exigencias que se le hace al museo, y que lo incitan a generar
diálogos relevantes y contingentes con la comunidad en la cual se emplaza.
No son muchas las décadas que han transcurrido desde las observaciones de
Adorno, sin embargo, resultan más que suficientes para observar los cambios
que han abatido al museo en el siglo xxi, hoy, entramado en nuevos desafíos y
solicitudes más complejas. A partir de la influencia de ciertas teorías museoló-
gicas (la nueva museología y la museología crítica) el espacio museal, sus ope-
raciones y funciones han sido drásticamente reformuladas. Estas corrientes
museológicas no solo reconfiguran las relaciones entre los componentes del
Así como ya no tiene cabida vincular al museo como un cementerio de obras 2 En: Hans Ulrich Obrist, Una
ni como guardianes de una colección inamovible, tampoco es siquiera posi- breve historia del comisariado. Exit
Publicaciones, Madrid, 2009, p. 11.
ble pensar el ejercicio curatorial como una práctica meramente organizativa y
neutral. Adhiero a las tendencias que definen las actuales prácticas curatoria-
les como procesos creativos que generan discursos y promueven sentidos, mu-
chas veces en relación conflictiva con los objetos artísticos que conceptualizan
y organizan. Al respecto, me parece tremendamente iluminadora la reflexión
del curador Christophe Cherix, quien observa que: “Las exposiciones son el lu-
gar fundamental de intercambio en la economía política del arte, el lugar don-
de el significado se construye, se mantiene y, en ocasiones, se deconstruye”2.
Inaugurada el 20 de marzo de 2014, Arte en chile: 3 miradas es la actual exposi- 3 Desde ahora en adelante, mnba.
ción permanente del Museo Nacional de Bellas Artes3. La muestra fue curada
4 Quisiera recordar que un nuevo
por tres curadores locales, Juan Manuel Martínez, Alberto Madrid y Patricio director de museo debe continuar
Muñoz Zárate, investigadores que ya han trabajo con anterioridad en el museo con los las actividades fijadas por
y conocen su colección. Antes de describir la exhibición permanente es nece- el director anterior según el plan
sario recordar que esta muestra se inserta en el plan estratégico de Roberto Fa- estratégico del museo. Es decir,
muchas veces las gestiones de
rriol, es decir, corresponde a uno de sus hitos directivos y no al cumplimento
los primeros años de un director
del programa del director anterior, Milan Ivelic4. continúan y concluyen las de la
agenda anterior. Para nuestro
Arte en chile: 3 miradas surge a partir de una lógica de renovación y actualiza- caso, esta exposición es uno de los
ción que busca superar la obsoleta imagen institucional del museo y a la vez primeros gestos del programa del
director actual, Roberto Farriol.
modernizar las propuestas exhibitivas que dan visibilidad a su colección. En
palabras de Roberto Farriol, la renovación de la exposición permanente tiene
5 “Tres expertos enjuician el nuevo
como objetivo “el fortalecimiento y la puesta en valor del arte nacional (…) esto montaje de la colección histórica
a partir de la implementación de estrategias que apuntan al enriquecimiento del Museo de Bellas Artes” [en
de la cultura desde el arte, poniendo énfasis en la identidad, en lo multicultu- línea], El Mercurio. (Consulta:
ral de nuestra nación, impulsando una política de inclusión de nuevos medios 15/08/2014). http://diario.
elmercurio.com/detalle/index.
y expresiones artísticas”5. Bajo esta consigna fueron convocados los tres cura-
asp?id=%7Bd331383d-4b0c-45e1-
dores nacionales que dieron forma a la actual exposición permanente. bf8d-fa05350b8478%7D
Quisiera señalar dos aspectos de la muestra curada por Muñoz Zárate. El pri- 6 Noción acuñada por la crítica y
mero se vincula con la construcción de una propuesta curatorial que defiende teórica Nelly Richard para referirse
a un grupo de artistas y escritores
su tesis sacrificando el diálogo con el público. Quiero decir que la propuesta
chilenos que, entre la década de
curatorial de Muñoz Zárate es susceptible de ser apreciada o comprendida solo los 70 y 80, desarrollaron una
por especialistas o personas formadas en artes visuales. No existen en las salas producción que se caracterizó por su
señas museográficas que posibiliten una comprensión general del contexto alto rendimiento conceptual y por su
de producción ni de las estrategias compositivas y conceptuales de las obras, condición experimental.
Quisiera recordar la polémica que tuvo lugar en la sección de Artes y Letras del 7 “Tres expertos enjuician el nuevo
Mercurio el día domingo 30 de marzo, luego de diez días de la inauguración montaje de la colección histórica del
Museo de Bellas Artes” [en línea], El
de Arte en Chile: tres miradas. En el artículo tres expertos enjuiciaron el traba-
Mercurio, (consulta: 15/08/2014)
jo curatorial de la nueva exposición permanente. El crítico de arte Waldemar
Sommer comienza advirtiendo la insuficiencia espacial del mnba para dar ca-
bida a una visión panorámica de la historia del arte en Chile. Posteriormente
critica el montaje de Alberto Madrid en los siguientes términos: “En la rotonda
su muro con tres filas de cuadros superpuestos nos parece un disparate de
montaje ¡pobre Lira y su óleo “La carta”, ícono del museo! que revuelve calidad
y cantidad”7. Por otro lado, elogia las elecciones de Martínez y alaba los proce-
dimientos curatoriales de Patricio Muñoz Zarate.
Por su parte, el académico y artista visual Pablo Chiuminatto critica la répli- 8 Id.
ca programática que hace el mnba a otros espacios museales. Chiuminatto
recuerda otra conocida polémica entre el mnba y el Museo de Arte Contem-
poráneo (mac), “¿Por qué Santiago duplica sus museos? Dos museos de arte
contemporáneo. El mac de la Universidad de Chile y, desde hace ya tiempo, el
mnba que, como un centro cultural, ofrece un constante flujo de artistas re-
cientes”8 . Luego, Chiuminatto felicita cierta pluralidad y apertura de la mues-
Bajo este subtitulo me propongo revisar brevemente las discusiones de esta- 13 Antonio Romera. Historia de la
tuto historiográfico que promueve o suscita el plan curatorial de la exposición pintura chilena. Editorial del Pacífico,
Santiago, 1951, p. 19.
Arte en Chile: 3 miradas. Comienzo revisando la muestra curada por Juan Ma-
nuel Martínez, El poder de la imagen, por medio del tratamiento curatorial de la 14 Eugenio Pereira Salas,
obra de dos artistas. El pintor limeño José Gil de Castro (1785-1841) es uno de Historia del arte en el reino de Chile.
Ediciones de la Universidad de Chile,
los artistas más referenciados por los relatos historiográficos del arte chileno;
Santiago, 1965, pp. 324-326.
respecto a él, Antonio Romera ha dicho que su figura corresponde a un precur-
sor cuya “importancia es, pues, decisiva por distintos conceptos. Son sus cua- 15 Juan Manuel Martínez. “El poder
de las imágenes”. En: vv.aa, Arte en
dros la representación plástica, la faz tangible de la historia, y esas imágenes
Chile: 3 miradas Colección mnba,
quedarán para siempre como el mejor testimonio figurativo de quienes dieron
Museo Nacional de Bellas Artes,
forma a la nueva nacionalidad”13. Eugenio Pereira Salas se refiere al pintor Santiago, 2014, p. 16.
como “el retratista por antonomasia de la sociedad chilena post-colonial y re-
publicana […] que sirve de puente de plata entre dos épocas”14. A partir de estas
breves citas de las más canónicas historias del arte local, se puede rastrear
las bases que han permitido situar el quehacer artístico de Gil de Castro que
esta curaduría repite casi literalmente. Sobre el pintor, Juan Manuel Martínez
señala: “El retrato de Bernardo O’Higgins, pintado por José Gil de Castro en
1821, representa la permanencia y el cambio cultural producido en este perio-
do […] a través de la obra de José Gil de Castro y Morales, se puede entender
el proceso político y cultural que significó la emancipación”15. La información
administrada por el curador confirma que los relatos en torno a Gil de Castro
continúan replicándose casi sin variaciones en las escrituras historiográficas,
de hecho, el lugar asignado al pintor limeño como una figura bisagra cuyas
pinturas son asumidas como documentos que permiten a la posteridad en-
contrar los rasgos de dos épocas, es justamente un lugar común que se niega a
desaparecer al interior de la historiografía del arte chileno que se ha ocupado
del siglo xix.
De Sala de lectura: (Re) presentación del libro, curada por Alberto Madrid, no es 18 Alberto Madrid, “Sala de
mucho lo que se podría comentar en términos historiográficos ya que el cura- lectura: (Re) presentación
del libro”. En: vv.aa. Arte en
dor priorizó una lectura y un relato particular que tematizó las obras en torno
Chile: 3 miradas Colección
a la relación entre imagen y palabra. Sin embargo, hay una asociación curato- mnba, Museo Nacional de
rial que no puede ignorarse. En el catálogo de la exposición Madrid señala un Bellas Artes, Santiago, 2014,
aspecto crucial en torno a Versión residual de la pintura chilena, obra de Carlos p. 34.
Altamirano, “Residualmente la obra contiene historias de las artes visuales en
la cita del siglo xix”18 . Madrid evidencia un procedimiento al que la historia y
la teoría del arte local no han prestado la debida atención, esto es, los diálogos
críticos que mantuvieron ciertos artistas vinculados a la Escena de Avanzada
con la pintura del siglo xix. No me corresponde descifrar ese gesto crítico en
forma de cita sino problematizarlo desde las operaciones curatoriales, es decir,
reconocer la asociación como un acierto que entrega señas de abordaje inter-
pretativo sobre un conjunto de obras que han sido en extremo teorizadas y a la
vez parcialmente leídas.
Esta política curatorial de corte modernizador hay que entenderla desde una
perspectiva más amplia, la del mismo espacio museal, es decir, la identidad
institucional del Museo Nacional de Bellas Artes. La política curatorial de la que
es producto la actual exposición permanente nos habla de un museo en crisis
que no sabe conciliar su pasado artístico con su presente. Este desequilibrio se
manifiesta en la preponderancia de periodos y lenguajes artísticos por sobre
otros. Claramente, los perjudicados de estos cortes históricos son las obras de
arte colonial, las primeras generaciones del siglo xx y los posteriores proyectos
artísticos de tendencias abstractas y también gran parte del siglo xix, cuyas fi-
guras, obras y relatos siguen editándose bajo los mismos lugares comunes con
los cuales gran parte de la historiografía artística los ha clausurado. También
la tradición escultórica y la obra producida por artistas mujeres se vuelven a
reducir dramáticamente en el espacio museal. Estos cortes históricos y curato-
riales se vinculan, en gran parte, con las agendas directivas que se suceden en
una lógica ambivalente de tradición versus modernización y cuyos efectos se
traducen en una dinámica de constante borradura y superación programática.
La historiadora del arte Carol Duncan sostiene que el museo actúa como un 19 Carol Duncan. Rituales de
escenario ritual que ofrece “valores y creencias sobre la identidad social, sexual civilización. Nausícaa, Murcia, 2007,
p. 12.
y política.”19 Su reflexión implica al museo y sus procedimientos como produc-
tores de memoria e historia que se dan a conocer y validan ante los ojos de sus
espectadores por medio de las exposiciones y sus alcances de significación. Si
el museo y sus formatos expositivos administran la representación de la histo-
ria del arte del país, Arte en Chile: 3 miradas revela un Museo Nacional de Bellas
Artes cuyo estado tiene más que ver con la “casa de la inconexión” que obser-
vaba Theodor Adorno. Arte en Chile: 3 miradas posee un rendimiento material
y conceptual que ha acentuado en su ejercicio curatorial un viso de creatividad
y subjetividad que no ha logrado conjugar con la necesidad de un trabajo de
investigación histórica que iluminara los objetos artísticos de los cuales se ha
ocupado, muchos de ellos, a la espera de un anhelado redescubrimiento.
Ulrich Obrist, Hans. Una breve historia del comisariado. Exit Publicaciones,
Madrid, 2009.
RECURSOS VIRTUALES
Ramírez, Juan Carlos. “Hablan los curadores de “Arte en Chile” la muestra que
cambió para siempre el Bellas Artes” [en línea], La Segunda, 16 de mayo 2014.
(consulta: 15/08/2014). http://www.lasegunda.com/movil/detallenoticia.
aspx?idnoticia=935536
Egresado de la Licenciatura
el caso de Vaticanochico
de Teoría e Historia del Arte,
Universidad de Chile.
Si pensamos en la raíz de la palabra curatoría, esta proviene del latín cura que
es un concepto que guarda relación con el cuidado, no sólo de los enfermos,
sino que también de las instituciones (por ejemplo, el personaje que vigila que
se respeten ciertas normas en determinados lugares). Esto último, designaría
provisionalmente al curador esencialmente como alguien que debería atender
al cuidado de las obras de arte o a su administración cuando corresponden a
una colección. Y tomando este mismo concepto, la edición es cuidar que un
determinado contenido logre ser transformado a futuro en un libro (objeto que
conviene destacar, sólo es obtenido luego de un proceso de edición, antes de
esto el contenido es simplemente un texto o a lo más un manuscrito).
Curatoría para este caso, será comprendida como la actividad que tiene por fin
último, mediar la relación entre obras de arte y espectadores mediante una
propuesta teórica de lectura (de las obras) que articule un recorrido conceptual
y en sala (no sólo real, sino que también virtual como es el ejemplo de Google
Art Project). Y Edición, como las múltiples labores que implican convertir un
contenido determinado (texto o imágenes) en un producto industrial llamado
libro (es decir, un codex cuando se refiere al formato físico o un e-book cuando
hablamos de formato virtual). Como mencionamos previamente, las similitu-
des no están presentes en el contenido final que produce cada actividad, sino
que más bien en las habilidades y fines culturales que persiguen las mismas.
El escenario para la Edición, a diferencia del anterior, parece ser aún bastante 3 Esto último, se explicaría por las
despoblado. En su mayoría quienes la desarrollan lo hacen por oficio o son necesidades propias del mercado
laboral chileno, donde la adquisición
licenciados en literatura o periodismo. En el caso anglosajón, esta labor está
de un grado académico asegura
mucho más profesionalizada a raíz de la importancia económica que reviste la una mejor remuneración y no
producción de libros. Mientras que en el caso hispanoamericano, la situación siempre responde a verdaderos
es mucho más pobre, pues existen pocos programas de estudio relativos a la perfilamientos investigativos (por
edición y al mismo tiempo, los que hay manifiestan claras diferencias, siendo ejemplo, en el caso que hablamos
no es necesario postular con un
algunos dedicados a la adquisición de habilidades comerciales y de adminis-
proyecto de tesis o investigación).
tración (de la empresa editorial) y otros a la práctica misma de editar textos
(actividad altamente técnica y de muy bajo reconocimiento y remuneración en
el campo). En nuestro país, existen actualmente tres programas relativos a la
Edición de libros siendo dos Diplomas y un Magíster. Sin embargo, este último
(que corresponde a la Universidad Diego Portales) no apunta a la adquisición
de conocimientos relativos a la disciplina de la edición únicamente, siendo
algo así como un híbrido entre habilitación profesional e iniciación en la disci-
plina (es decir, no es un Magíster académico como son la mayoría, que apunta
a la formación de investigadores3). Ahora, el déficit académico que presenta
la Edición respondería, suponemos, a la relativamente baja importancia que
tiene la industria editorial en Chile, o dicho de otro modo, mientras no existan
más editoriales (no lectores) no serán necesarios más profesionales del libro (o
por lo menos, no serán necesarios individuos formados en la universidad para
dicha labor).
En este pequeño recorrido, hemos intentado dejar en evidencia que los libros
no son un espacio totalmente lejano para los artistas y su obra, pues en ellos no
sólo cabe la ilustración o reproducción de sus trabajos, como hace el catálogo,
sino que también la oportunidad creativa. Con ello, surge la oportunidad de
Para ejemplificar este cruce entre curatoría y edición, hemos decidido usar
como ejemplo el caso chileno del colectivo Vaticanochico, llamado así por el
barrio santiaguino del mismo nombre, donde viven sus miembros. De acuer-
do a su página web, su propuesta “busca la restitución de la curiosidad como
modo de relación generalizada con el mundo” y a su vez, se comprometen “a
publicar, exponer y traer todo aquello que merece una atención especial y con
lo que cree necesario pasar más rato”. Como podemos apreciar, su orgánica
está muy en la línea de las propuestas de cualquier colectivo artístico, sin em-
bargo, este grupo tiene la particularidad de producir también libros de artista,
no sólo exposiciones.
En esta cita, se hace evidente el marcado carácter experimental que los artistas
buscan potenciar mediante sus libros. Ediciones Vaticanochico busca entonces
ser un reflejo de lo que supone una investigación artística, cuestión que en
función de su carácter cualitativo, no puede nunca ser reproducida en térmi-
nos unívocos e incluso claros con el lector. En estos libros, la misión principal
es no sólo permitir a los artistas trabajar en nuevos soportes, sino que tam-
bién vincular al espectador con el trabajo que no es exhibido en las galerías y
museos, pero aun así existe. Con su interés por la curiosidad y los pequeños
detalles logran dar a conocer lo que normalmente se queda en la croquera del
artista cuando está preparando alguna obra. En ese sentido, la curatoría sería
levantar el proceso de producción de obra, darlo a conocer al público mediante
la ilusión de reproducir un block de notas o croquera de propiedad del artista y
digo ilusión, pues parte de la edición es siempre ser invisible, no ser percepti-
ble para quien lee el producto terminado, como si nunca nadie hubiese metido
sus manos en lo que uno lee por primera vez.
El primer libro producido por Vaticanochico fue el Cuaderno verde (2010) del
escultor Misha Stroj, este objeto reproduce un cuaderno verde de 112 páginas
marca Torre, donde el autor plasmó sus ideas generadas a partir de la residen-
cia que este realizó en Chile. En el pegó fotografías que tomaba y las comple-
mentaba con recortes de texto, las imágenes eran enfrentadas con otras, gene-
rando así un diálogo no sólo entre texto e imagen como es lo clásico, sino que
también entre imagen e imagen y entre página y página. El segundo título es
Didáctica Autodidacta (2011) del pintor Francisco Araya, en este caso se repro-
duce una croquera como tal en una edición facsimilar, en ella hay diferentes
observaciones realizadas por el autor, con dibujos de diferentes temas, desde
diagramas del sistema circulatorio hasta dibujos de músculos. En este libro, el
punto central es revelar el proceso de aprendizaje alternativo que supone la ob-
servación y el dibujo. El tercer ejemplar es Diario 7 (2012) del arquitecto Juan
Borchers, este último caso es quizá el más llamativo, pues reproduce fragmen-
tos de los diferentes diarios realizados por este arquitecto entre 1951 y 1960 a lo
largo de sus diversos viajes. En el se busca, al igual que en el caso anterior, dar
cuenta de la manera de pensar propia del dibujo, actividad que al igual que la
lectura o los cálculos matemáticos permite desarrollar un cierto tipo de inteli-
gencia, pero por sobre todo, de comprensión del mundo. El diario de Borchers
es un monumento al dibujo como habilidad creativa y de observación, cuestión
que si bien es central en la reflexión artística, no suele ser tratada a través de
las exposiciones en sala, pues al dibujo —como mencionamos previamente—
se le suele vincular con el proceso previo, no con la obra finalizada.
Finalmente, sólo nos resta incentivar este tipo de interacciones entre curato-
ría y edición, pues allí se encuentra la posibilidad de mejorar la circulación
del trabajo de artistas y al mismo tiempo, generar más experimentación por
parte de curadores y editores, cuestión altamente necesaria en un ambiente
donde la educación superior ha tratado de hacer ingresar sus respectivas prác-
ticas a estandarizados paquetes educativos. Es necesario entonces retomar el
saber-hacer, no únicamente hacer por hacer, pues cuando experimentamos es
que comprendemos realmente lo que hacemos.
internacionalización del
Estudiantes de la
Licenciatura de Teoría
e Historia del Arte,
Universidad de Chile.
I Introducción
La Bienal de Sao Paulo, desde su primera versión en 1951 hasta hoy, ha pasado
por una serie de transformaciones internas y externas al evento: su forma y sus
intereses han mutado, a la vez que también el contexto que la alberga. A pesar
de esto, se ha mantenido dentro de los más importantes eventos del circuito del
arte internacional. Los cambios tanto en las formas de articulación del circuito
como en la institucionalidad cultural local no dejan indiferente el lugar de la
Bienal, el cual se desplaza a la vez que cambian a nivel global el rol del curador
y de la crítica como intermediarios entre los artistas y el público.
A partir de esta nueva gravitancia de la figura del curador, este se sitúa en un 1 Paul O’Neill.“La emergencia del
contexto que se relaciona tanto con estos movimientos internos del mundo del discurso curatorial desde el final
de los años sesenta hasta nuestro
arte como con procesos de gran alcance a nivel político, social y económico.
presente” En: EXIT BOOK, Nº17.
Así, procesos como la globalización, le dan un nuevo nivel de lectura al cura- Madrid, 2012.
dor, el cual se empieza a definir como un sujeto migrante. Ya no trabaja sólo
desde un nivel local, sino que su alcance es global: se mueve entre ciudades
centrales en el panorama artístico, a la vez que por sectores al margen, luego
de la explosión de los multiculturalismos desde fines del siglo pasado. En las
palabras de Thomas Boutoux, citado por Paul O’Neill en su texto titulado “La
emergencia del discurso curatorial desde el final de los años sesenta hasta
nuestro presente”:
Sin embargo, esta lectura, que emana desde la misma Bienal y sus participan-
4 Federico Morais. Las artes
tes, puede ponerse en duda desde una mirada externa. En este sentido, si bien plásticas en la América Latina: del
la Bienal de Sao Paulo nace a partir de muchas proyecciones, dudas y proposi- trance a lo transitorio. Casa de las
ciones de lo que se entendía como arte en Brasil y Latinoamérica, al igual que Américas, La Habana, 1990, p. 24.
como un espacio de visibilización y “confrontación”, el objetivo de la primera
Bienal (1951) en palabras de quien fue su director artístico, Louvrial Gomes
Mahado, da paso a múltiples interpretaciones:
A partir de esto, el crítico Federico Morais, manifiesta que, en sus comienzos, 5 Federico Morais. Ibid.
la Bienal de Sao Paulo nunca propuso una nueva forma de presentar los pro-
blemas que afligían al arte internacional, mucho menos sirvió como un lugar
para configurar nuevos paradigmas en torno a los discursos hegemónicos ya
existentes en la historia del arte. Y sólo le bastó con consultar las cifras de los
participantes, sus procedencias, para ver que artistas pertenecientes al espacio
geográfico latinoamericano nunca tuvieron gran presencia en el evento. Del
mismo modo, expresa que incluso en la I Bienal Latinoamericana de Sao Pau-
lo realizada en 1978, formulada y prevista como un espacio de discusión para
temas locales, no existió una completa representatividad, de modo que cayó en
“las mismas relaciones de dominación que rodean nuestra relación cultural
con otros países fuera del continente”5, al darle prioridad y más visibilización
a Argentina, Brasil y México omitiendo países como Venezuela e importantes
artistas de la época.
Si el lugar del curador toma este nuevo cariz, significa que también se le atri-
buyen una serie de nuevas responsabilidades en cuanto a la articulación de un
sentido y una narración críticas a partir de una actividad investigativa que se re-
fleja a través de los lineamientos que propone desde la exposición misma, como
lugar en que las relaciones entre los agentes del mundo del arte se resuelven.
Con esta dimensión ética nos referimos a dos aspectos distintos pero comple-
mentarios: por un lado, la obligación con los artistas a respetar su obra, mientras
que por otro lado, una obligación con un espacio que no puede prescindir de su
componente local arraigado en el continente sudamericano y las lecturas que se
hacen desde aquí para pensarnos como zona geográfica que pasó por un proceso
de colonización. El poder que tiene el curador como articulador de relatos críti-
cos debe tener este último factor constantemente en cuenta, ya que en la Bienal
se vuelve un momento de confluencia entre las fuerzas que se tejen entre los
circuitos internacionales y las necesidades de lugares geopolíticos subalternos.
Andrea Guinta, citada por Diana Wechsler, expone: “el circuito global del arte 8 Diana Wenchsler. “¿De qué
—refiriéndose a las bienales y la itinerancia de ciertos artistas y curadores en hablamos cuando decimos Arte
Latinoamericano? Exposiciones
ellas— no sólo da cuenta de la recurrencia de determinados lenguajes, tam-
y perspectivas críticas
bién de ciertas temáticas.”8 A esto, podemos agregar que dan cuenta también contemporáneas” En: Caiana.
de un estado de las relaciones mismas en aquel circuito, que no forman parte Revista electrónica de Historia del
de una esfera separada de la manera en que se tejen los relatos para leer el arte Arte y Cultura Visual del Centro
contemporáneo local y global. Argentino de Investigadores de Arte
(CAIA). N° 1, 2012.
Desde la abolición de los envíos oficiales a la Bienal, una serie de artistas na-
cionales han sido convocados para participar del evento en Sao Paulo, varios
de ellos con perfiles bastante distintos. Esto no sólo hace visible la decisión
curatorial del año, sino que transparenta las miradas que recibe el arte chileno
desde el exterior, siempre en una relación problemática con la categoría de
“arte latinoamericano”. Si bien ya se han articulado relatos unificadores de un
devenir del arte del continente, el arte nacional ha respondido a ello de formas
matizadas: la poca fuerza de los movimientos de abstracción geométrica en
comparación a los de países vecinos, el silencio de los indigenismos, la par-
ticular relación entre arte y texto que se teje desde la Avanzada, entre otros
elementos, dan cuenta de una relación más problemática que fluida con dicha
categoría. Esto nos permite también reflexionar sobre dichos relatos y la posi-
bilidad de una heterogeneidad en ellos.
Alfredo Jaar expuso en la 29a versión de la Bienal, durante el año 2010, pre- 10 Agnaldo Farias & Moacir Dos
sentando su obra Los Ojos de Gutete Emerita del año 1996, misma versión a Anjos. “Há sempre um copo de
mar para im homem navegar”,
la que es invitado el cada (Colectivo Acciones de Arte). Esta versión, titulada
2010. Recurso electrónico: http://
en portugués Há sempre um copo de mar para un homem navegar y curada por www.29bienal.org.br/ (Consultado
Agnaldo Farias y Moacir dos Anjos, buscaba explicitar el vínculo entre arte y el 31 de octubre del 2014)
política: “(...) afirmar que la dimensión utópica del arte se contiene dentro de
sí mismo, y no lo que está fuera o más allá. Es en este «mar de vidrio», en este
casi infinito que los artistas insisten en producir, que de hecho es el poder
para seguir adelante a pesar de todo lo demás (...)”10 Esta visión se traduce en la
intención de los curadores en dos niveles: la articulación de obras de distintos
momentos históricos que se ven unidas en un nivel conceptual y la internacio-
nalización pensada no como una búsqueda obsesiva de lo distante y lo otro,
intención condenada al fracaso. A pesar de ello, se invitan a 159 artistas de
distintas partes del mundo, continuando con la búsqueda de una vista panorá-
mica de la producción artística globalizada, poniendo el acento principalmente
en proyectos latinoamericanos.
En las obras de los chilenos presentes en dicha versión es posible ver dos va-
riaciones de la relación entre lo local y lo internacional: mientras Jaar funciona
como un “ciudadano del mundo”, emulando desde la figura del artista el cariz
que adquiere la figura del curador desde fines del siglo pasado, la obra del cada
¿Cómo pensar la obra del cada en un contexto institucionalizado e internacio- 11 Osvaldo Aguiló. Propuestas
nalizante como la Bienal? Este colectivo, con obras como la anteriormente men- neovanguardistas en la plástica
chilena: antecedentes y contexto.
cionada, Inversión de Escena o ¡Ay Sudamérica!, se volcó al espacio público como
ceneca: Santiago de Chile, 1983.
único soporte posible en un momento de represión estatal. Su actuar fue acota-
do en el tiempo, sólo unos cuantos años a partir de 1979, momento en que se
termina el periodo de la dictadura conocido como “etapa de shock”11 y empieza a
rearticularse hasta cierto nivel un circuito local del arte, cuya base es principal-
mente la galería alternativa. El uso del espacio público y la materialidad social,
la genealogía que los relaciona con el actuar de las brigadas muralistas antes del
golpe y el cuestionamiento de la institucionalidad del arte como lugar posible
para el arte político son problemas que podrían ser traducidos a diferentes con-
textos. Sin embargo, dentro de la Bienal, las obras parecieran tener que cambiar
de códigos para poder adaptarse al contexto global: su tensión originaria con la
institución pareciera no volverse activa al bienalizarse, convirtiéndose en, más
que nada, una experiencia interesante pero condenada al terruño, a pesar de ser
relacionada genealógicamente con otras experiencias bajo la categoría de “arte
y política”. Podemos dejar entonces abierta la siguiente pregunta: ¿cuál es en-
tonces la dimensión del acontecer de la obra del cada en la Bienal, fundamental
para dar cuenta de su trabajo artístico?
Durante la 31a Bienal, celebrada este mismo año y aún abierta al público, titulada 12 Página de la 31ª Bienal de Sao
Cómo (...) de cosas que no existen y curada por Charles Esche, Galit Eilat, Nuria Paulo (2014). Recurso electrónico:
http://www.31bienal.org.br/en/
Enguita, Pablo Lafuente, Oren Sagiv, Benjamin Seroussi y Luiza Proença —es-
information/766 (Consultado el 1 de
tos dos últimos como curadores asociados— se presentaron la artista nacional noviembre de 2014). Traducción de
Voluspa Jarpa y el colectivo Yeguas del Apocalipsis, este último integrando un los autores.
proyecto titulado Dios es marica, coordinado por Miguel A. López, junto a otros
artistas latinoamericanos que trabajan desde el travestismo y la subversión de
los códigos religiosos a través de la homosexualidad. La curatoría se basa en un
“giro” contemporáneo que no se entiende como moderno o progresivo, sino que
como un momento en el cual es posible hacer entrar la inconsistencia y com-
plejidad. Así, la bienal se propone reflexionar, de manera menos situada que en
la edición que comentábamos anteriormente, un estado de lo contemporáneo
en relación a cierto tipo de espiritualidad: “(...) enreda, a través del arte, el lado
místico y espiritual de la vida con los ideales políticos y sociales —todo esto en
un mundo en constante cambio. Tiene la intención de comunicar optimismo
sobre las posibilidades del arte hoy en día —un optimismo que hace eco con el
de la Bienal y de los proyectos dentro de ella.”12
Las obras que se exhiben en la Bienal de las Yeguas son Casa particular que
incluye la grabación de la performance La última cena de San Camilo de 1989
y la fotografía Las dos Fridas del mismo año, realizada para ser expuesta en
Galería Bucci. Lo que la curatoría destaca del video expuesto, es la relación
que se teje en ella entre la figura de Jesucristo y Pinochet, haciendo visibles
las relaciones entre el discurso religioso conservador y la dictadura autoritaria.
Haciendo eco en el discurso curatorial, que se centra en el reconocimiento de
un discurso popular y espiritual como lugar desde el cual pensar prácticas, o
¿Cómo habla esto de la articulación internacional del relato del arte nacional a 13 Gerardo Mosquera, Ibid.
través de la figura del curador localizada en el evento de la Bienal sudamerica-
na por excelencia? Primero, se advierte una heterogeneidad que tiene dos nive-
les: la a nivel continental anteriormente mencionada, que hace que la categoría
de “arte latinoamericano” se mantenga en tensión con la de arte chileno, y la
segunda, a nivel de la propia producción nacional. A pesar de que la Avanzada
se haya instalado como nuestro propio “fantasma doméstico”13 —en palabras
de Gerardo Mosquera—, que ha marcado la pauta de la producción artística
nacional después del Golpe, las formas en que las obras que han derivado de
allí se desenvuelven en un circuito internacional son distintas, dependiendo
de sus especificidades. En los casos revisados, la figura del curador propone
líneas de lectura en torno a las obras, con diferentes niveles de reflexión en
torno a su localización y el sentido de esta en el campo artístico de este siglo.
Bishop, Claire. “¿Qué es un curador? El ascenso (¿y caída?) del curador auteur”.
En: Denken Pensée Thought Nº7, 2011.
O’Neill, Paul. “La emergencia del discurso curatorial desde el final de los años
sesenta hasta nuestro presente”. En: EXIT BOOK, Nº17, Madrid, 2012.
Farias, Agnaldo & Dos Anjos, Moacir. “Há sempre um copo de mar para im
homem navegar”, 2010. Recurso electrónico: http://www.29bienal.org.br/
(Visto el 31 de octubre del 2014)
Fundaçao Bienal de Sao Paulo. Catálogo 29º Bienal, Sao Paulo, 2010.
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Imagen portada:
Víctor Hugo Codocedo, Intervención a la bandera, Serie La bandera (Entre
cordillera y mar, Intervención a la bandera, Repliegue), 1987. © Víctor Hugo
Codocedo/ Paula Codocedo Sandoval.
www.revistapuntodefuga.com