Está en la página 1de 2

Apuntes de La Historia Intelectual del Siglo XX, de

Peter Watson
La política me ha parecido siempre uno de los retos intelectuales más difíciles,
por cuanto intenta conjugar la filosofía y la teoría de la naturaleza humana con la
acción de gobernar.

Los asuntos militares, en los que se sopesan las vidas de las personas de una
manera completamente distinta a como se hace en cualquier otra actividad, y en
los que los hombres se enfrentan entre sí de una forma tan directa,…

…no deja de ser una de las coincidencias históricas más sorprendentes que la
mayor parte de los conceptos fundamentales de dichas disciplinas (el electrón, el
gen, el cuanto y el inconsciente) fuesen identificados en 1900 o en años cercanos
a éste.

Ciertas escuelas de pensamiento opinan que lo más relevante son los «grandes
hombres», que las decisiones de los que se hallan en el poder son las que pueden
propiciar cambios significativos en sucesos y mentalidades.

Otros, por su parte, están persuadidos de que son los asuntos económicos y
comerciales los que fuerzan el cambio al promover los intereses de determinadas
clases en la población general.

los factores que en un pasado considerábamos la causa del avance de las


sociedades —los grandes hombres o la influencia de los agentes económicos
sobre las clases sociales— se están viendo suplantados en cuanto motor de la
evolución social. El nuevo motor es, precisamente, la ciencia.

La tecnología aborda cuestiones específicas y proporciona al individuo un


dominio y una libertad mayores en ciertos aspectos de la vida (como sucede con
el teléfono móvil, el ordenador portátil, la píldora anticonceptiva…). Me consta
que no todo el mundo está de acuerdo en que «los aparatos» constituyen la
respuesta más adecuada a los grandes dilemas de la alienación o el hastío. Yo
opino que sí.

Esto es semejante a lo que el escritor decimonónico Walter Pater llamó «las


heridas de la experiencia», para indicar que si uno quiere distinguir lo nuevo,
debe conocer lo que ha sucedido antes. De cualquier otro modo, nos arriesgamos
a repetir logros pasados y describir decorosos círculos.
La fragmentación de las artes y las humanidades durante el siglo XX se ha
mostrado a menudo como una persecución obsesiva de la novedad por sí misma
más que de la originalidad que amplía los límites de lo que conocemos y
aceptamos.

…la familia de Max Planck, en la Alemania de finales del siglo XIX, consideraba
que las humanidades eran una forma superior de conocimiento (y el caso de los
Planck no era precisamente extraño).

Para Brockman, la tercera cultura insiste en un nuevo tipo de filosofía, una


filosofía natural acerca del lugar que ocupa hombre en el mundo y el universo,
escrita sobre todo por físicos y biólogos, que son los más indicados hoy en día
para evaluar este hecho.

Al fin y al cabo, los siglos no son más que una convención creada por el ser
humano, y a diferencia de las del hombre, las cuentas de la naturaleza no se rigen
por decenas, centenas y unidades de millar. Sus secretos nos son revelados de
forma poco sistemática y, por lo que sabemos, aleatoria.

Pag 36

También podría gustarte