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El viernes pasado, 30 de noviembre, fiesta del Apóstol san Andrés, del año 2007, tercero de su

pontificado, se hizo pública la segunda encíclica de Benedicto XVI, que lleva por título «SPE
SALVI facti sumus», en esperanza fuimos salvados. Un aspecto clave del documento es el fino
análisis con el que el Papa demuestra cómo la esperanza cristiana (en la salvación eterna) ha
sido reemplazada en la época moderna por la fe en el progreso, y muy concretamente en la
ciencia y en la política científicamente fundada. El Papa tras constatar el fracaso de estas
utopías humanas, concluye que el hombre no puede ser redimido por una estructura externa,
sino que solo puede serlo en el amor incondicionado de Dios

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