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CAPITULO _2 La Atenas de Sécrates Bx Imrenio ArenteNse Les dias més gloriosos de la antigua Grecia tuvieron lugar en el si- glo v a.C., durante cincuenta afios de paz entre dos perfodos de guerra Elsiglo comenzé6 con las guerras entre Grecia y Persia y acabé con una guerra entre las ciudades-Estado de la propia Grecia. En el periodo in termedio florecié la gran civilizacién de la ciudad de Atenas. Jonia, donde habfan florecido los filésofos més antiguos, habia esta- do bajo dominio persa desde mediados del siglo v1. En el 499, los gri {gos de Jonia se rebelaron contra el rey de Persia, Dario. Tras aplastar el Jevantamiento, Dario invadié Grecia para castigar a los que habian ayu- dado a los rebeldes desde el continente. Una fuerza formada basica- Mente por atenienses derroté al ejército invasor en Maratén en el 490. El hijo de Dario, Jerjes, lanz6 una expedicién mas masiva en el 484, detroté a una valerosa tropa de espartanos en las Termépilas y obligé a Jos atenienses a evacuar su ciudad, Pero su flota fue derrotada por la armada de una coalicién griega cerca de la is de Salamina, y tuna victoria terrestre de los griegos en Platea en el 479 puso fin a lain vasién. Después de estas invasiones, Atenas asumié el caudillaje de los alia dos griegos. Fueron los atenienses quienes liberaron a los griegos de Jonia y fue Atenas, apoyada por las contribuciones de otras ciudades, quien controlaba la armada que mantenia la libertad del mar Jénico y el Egeo. Lo que habia empezado como federacién crecié hasta convertirse en un Imperio Ateniense. Internamente, Atenas era una democracia, el primer ejemplo au- téntico de esa forma politica. «Democracia» es el equivalente griego de a coste 44 [BREVE HISTORIA DE LA FILOSOFIA OCCIDENTAL «gobierno del pueblo», y la democracia ateniense era una forma muy acabada de dicho gobierno. Atenas no era como una democracia mo- derna, en que los ciudadanos eligen representantes para formar un go- biemno, En lugar de ello, cada ciudadano tenia derecho a participar personalmente en el gobierno asistiendo a una asamblea general donde podia escuchar los discursos de los dirigentes politicos y dar luego su voto. Pata ver lo que esto significaria actualmente, podemos imaginar a los miembros del equipo de gobierno y a los de la oposicién hablandg en television durante dos horas, tras lo cual se presenta una mocién y se decide sobre la base de los votos emitidos por los espectadores apres tando un botén del «si» o del «no» en el aparato de television. Para hacer el paralelismo 10, habria que aiiadir que slo pudieran apretar el botén los ciudadanos varones mayores de 20 afios, no asi las mujeres, los nifios, los esclavos ni los extranjeros. El cuerpo judicial y el legislativo de Atenas se nombreban por sor: teo de entre los miembros de la asamblea mayores de 30 afios; las leyes las aprobaba un grupo especial de 1.000 ciudadanos nombrados por un. perfodo de un solo dia, y los juicios més importantes se celebraban ante un jurado de 501 miembros. Incluso los magistrados —los ejecutivos cencargados de llevar a cabo las decisiones de gobierno, tanto en los: asuntos judiciales como en los financieros o en los militares— se nom braban en gran parte por sorteo; sélo un centenar, aproximadamente, eran cargos electos. ‘Nunca antes ni después la gente corriente de un Estado ha partic pado tan activa y plenamente en su gobierno. Es importante recordarlo al leer lo que los fi deméritos de las instituciones democraticas. Los atenienses ha montar su constitucién a las reformas de Clistenes, en el 508 a, que suele tomarse como fecha de nacimiento de la democtacia, La democracia ateniense no era incompatible con una direccién aristocratica, y durante su época imperial Atenas, por eleccién popular, fue gobernada por Pericles, sobrino nieto de Clistenes. Pericles puso en marcha un ambieioso programa de reconstruccién de los templos de la ciudad que habian sido destruidos por Jerjes. Hasta nuestros dias, visi tantes de todo el mundo acuden a contemplar las ruinas de los edificios que hizo erigir sobre la Acrépolis, la ciudadela de Atenas. Las escultu: ras con las que se decoraron esos templos estan entre los tesoros més preciados de los museos entre los que hoy dia se hallan dispersas. El Partenén, el templo de la diosa virgen Atenea, era un obsequio de ac: 6n de gracias por las victorias en la guerra contra los persas. Los mar sofos griegos tienen que decir sobre los méritos y re aio. LA ATENAS DE SOCRATES 45 moles de Elgin, hoy en el Museo Briténico, a donde fueron llevados por Jord Elgin en 1803, representan un gran festival ateniense, las fiestas Panateneas, como las que Parménides y Zenén vieron en los afios en que daban comienzo las obras de construccién. Culminado el programa de Pericles, Atenas po todo el mundo. ‘Atenas tenia también la primacia en el teatro y la literatura, Esquilo, ue habia combatido en las guerras contra los persas, fue el primer gran autor de tragedias: Ilevé a la escena a los héroes y heroinas de la épica hhomérica, y su recreacién del retorno y asesinato de Agamenén todavia hos fascina y nos horroriza, Esquilo represent6 también las mas recien: tes catdstrofes que habfan afligido al rey Jerjes. Dramaturgos mas jove hres, como el piadoso y conservador Séfocles y el mas radical y escéptico Euripides, sentaron las bases clisicas del drama trigico, Las obras de Séfocles sobre el rey Edipo, asesino de su padre y marido de su madre, asi como el retrato trazado por Euripides de la infanticida Medea, no s6lo figuran atin en el repertorio teatral contemporaneo, sino que toda via tocan perturbadoramente las fibras de nuestra psique. También la historiografia rigurosa comenzé en ese siglo, con las erdnicas de Heré- oto acerca de las guerras persas, escritas en los primeros afios del siglo, yeclrelato de Tucidides sobre la guerra entre los griegos cuando el si glo tocaba a su fin. una arquitectura y una escultura sin rival en ‘Awaxicoras También la filosofia lleg6 a Atenas en la época de Pericles. Anaxc goras cle Clazomene (cerca de la actual Izmir) nacié hacia el afio 500 a.C., porlo que era unos cuarenta afios mayor que Demécrito, Llegé a Ate- hnas al acabar las guerras persas y se hizo amigo y colaborador de Peri- des, Escribié un libro de filosofia natural al estilo de sus predecesotes jonios, reconociendo una deuda especial con Anaximenes; fue el primer tratado de ese género, segiin se dice, que contenia diagramas. Laexplicaci6n que da Anaxagoras del origen del mundo es sorpren- dentemente parecida a un modelo muy popular en nuestros dias. Al comienzo, decia, «todas las cosas estaban juntas» formando una unidad infinitamente compleja de partes infinitamente pequefias, carente de toda cualidad perceptible. Esta masa primigenia comenz6 a gitar, ex Pandiéndose a medida que lo hacia y proyectando hacia fuera aire y éter pen Gltimo término, las estrellas, el Sol y la Luna, En el curso de la to- 46 BREVE HISTORIA DELA FILOSOFIA OCCIDENTAL LA ATENAS DESOCRATES 4 taci6n, lo denso se separé de lo enrarecido, y otro tanto hizo lo célido de lo frio, lo brillante de lo oscuro y lo seco de lo htimedo. Asi se forma- ron las sustancias determinadas que forman nuestro mundo, con lo den- $0, lo hiimedo, lo frio y lo oscuro concentrandose en el luger que ocupa la tierra, y lo enrarecido, lo célido, lo seco y lo brillante desplazéndose hacia las regiones més externas del éter. En cierto modo, sin embargo, sostenia Anaxiigoras que «Tal como: las cosas estaban el comienzo, asi también ahora siguen unidas»: es de. cir, en cada cosa particular hay una porcién de todas las demés; en lo negro hay algo de blancura y algo de levedad en todo lo pesado, Esto se vela con toda claridad en el caso del semen, que debe contener cabello, , misculos, huesos y muchas cosas mas. La expansién del universo, segiin Anaxagoras, ha proseguido hasta nuestros dias y continuari en el futuro, y quizas esté ahora mismo generando mundos habizados distin. tos del nuestro El movimiento que genera el desarrollo del universo es desencade. nado por la Mente. La Mente es algo completamente distinto de la ma: teria cuya evolucién ella preside. Es infinita y esta separada, sin partici par en modo alguno en la mezcla general de los elementos; silo hiciera, se veria arrastrada al proceso evolutivo y no podria controlarlo, En la década del 430, cuando la populatidad de Pericles empez6 a menguar, su protegido Anaxagoras se convirtié en blanco de diversos ataques. Habia dicho que el Sol era un amasijo de fuego, de un tamaiio algo mayor que el Peloponeso. Esto se considers incompatible con el culto al Sol como divinidad y constituyé la base de una acusacin de impiedad. Anaxagoras huyé a Lampsaco, en el Helesponte, y vivié all en un honorable exilio hasta su muerte en el afio 428. nes que se podian permitir pagar sus servicios de ensefianza de las artes y los conocimientos que iban a necesitar en su vida adulta. Dada la jmportancia de la argumentacién piblica en la asamblea y ante los tri- bunales, Ia habilidad retérica era muy apreciada y los sofistas estaban muy solicitados como instructores y consejeros a la hora de presentar tun caso de la manera més favorable posible. Sus eriticos aduefan que, al estar mas interesados por la persuasién que por la busqueda de la verdad, los sofistas no eran verdaderos fil6sofos, No obstante, los me- jores de ellos eran muy capaces de hacer valer sus posiciones en la discusidn filos6fica. El més famoso de los sofistas fue Protagoras de Abdera, que visité ‘Atenas en varias ocasiones a mediados del siglo v y recibié de Pericles el encargo de redactar una constitucién para una colonia ateniense. Casi todo lo que conocemos de Protagoras nos ha llegado a través de los es- eritos de Platén, que criticaba a los sofistas y los veia como una influen- tia perniciosa para la juventud, al promover el escepticisino, el relativis- imo y cl cinismo. No obstante, Platén tomaba a Protigoras muy en serio ¥yse esforz6 por dar respuestas a sus argumentos. Protigoras era agndstico en materia de religion, «Respecto de los dioses —decia—, no puedo estar seguro de si existen 0 no ni de qué aspecto tienen; pues son muchos los obstaculos que se interponen en ABuestro conocimiento de ellos, como la oscuridad del asunto y la breve Wad de la vida humana.» Protagoras era més un humanista que un tefsta He aqui su més famosa sentencia: «El hombre es la medida de todas las 0505, de las que son en cuanto son y de las que no son en cuanto no on». Sepiin la interpretacién mas probable, esto tiltimo quiere decir que fodlo aquello que una persona concibe percibe como verdadero es rdadero para esa persona. Esto suprime la verdad objetiva: nada pu de ser verdadero absolutamente, sino sélo en relacién con un determi- Thado individuo. Cuando varias personas tienen creencias diferentes, no ay ningzin sentido en el cual una tenga razén y otra esté equivocada \6crito, asi como Platén més adelante, objetaron que la doctrina de tagoras se autodestrufa. Pues si todas las creencias son verdaderas, Entonces una de las cteencias verdaderas es que no toda creencia es ladera, Otro sofista, Gorgias de Leontinos, habia sido discfpulo de Empé- cles. Era ante todo un maestro de retérica, cuyos ensayos sobre la Fgancia del estilo tuvieron gran influencia en la historia de la oratoria lega. Pero también era un filésofo, de tendencia atin mas escéptica Los soristas Anaxdgoras, durante el gobierno de Pericles, no tuvo rival entre los fil6sofos de Atenas. Pero durante ese mismo periodo la ciudad recibié visitas de diversos maestros itinerantes que dejaron tras ellos una tacién no inferior a la de aquél. Estos maestros o asesores peripatéticos recibieron el nombre de sofistas: a cambio de unos emolumentos, esta: ban dispuestos a ensefiar muchas y variadas habilidades y a actuar coma consejeros sobre diversos temas. Como no existia en Atenas un sistema pablico de ensefianza supe: rior, quedaba en manos de los sofistas la instruccién de aquellos jéve- 48 BREVE HISTORIA DELA FILOSOFIA OCCIDENTAL que la de Protégoras, Se dice que habia sostenido que nada hay, que, aunque lo hubiera, no podria conocerse y que, aunque pudiera cono- cerse, no podria comunicarse de una persona a otra En la época en que Gorgias visit Atenas, en el afio 427, habia co: menzado una guerra entre Atenas y Esparta conocida como guerra del Peloponeso. Poco después del estallido de la contienda murié Pericles y las sucesivas campafias acabaron una y otra vez mal para Atenas. Las derrotas y las epidemias embrutecieron a los atenienses, que se volvie ron crueles y despiadados garse grandeza moral alguna cuando en el 416 ocuparon le isla de Mes Ia lucha, Perdieron todo derecho a arto. Jos, mataron a los varones adultos y esclavizaron a las mujeres y los nifios. Las tiltimas tragedias de Euripides y algunas de las s de su contemporaneo Arist6fanes manifestaban una elocuente protesta contra la conduccién de la guerra por los atenienses. Esta concluyé con una aplastante derrota naval en Egospétamos en el afio 405, El Imps -omedii Ateniense se derrumbé y la hegemonia de Grecia pas6 a Esparta, Pero Jos dias gloriosos de la filosofia ateniense estaban todavia por llegar Sécrares, Entre quienes sirvieron en la infanteria pesada ateniense estaba un tal Sécrates, hijo de Sofronisco, que tenia 38 afios al empezar la guerra, Participé en tres de las batallas mas importantes de los primeros aiios de guerra y se gané la reputacién de valiente, De regreso en Atenas en el afio 406, ocupaba un cargo en la asamblea cuando un grupo de genera: les fue juzgado por abandonar los cuerpos de los caidos en la batalla de Arginusas. Era ilegal juzgar a los generales colectivamente en lugar de hacerlo individualmente, pero Sécrates fue el tinico en votar en contra del procedimiento y los generales fueron ejecutados, Alacabar la guerra en el 40. cracia ateniense por una oligarquia conocida como los Treinta Tiranos, que instauraron un reino de terror. A Sécrates se le ordené arrestar a un hombre inocente, pero él desobedecié la orden. Pronto pagaria el pre: cio de su rectitud, que le deméeratas como de los aristéc La importancia de Sécrates en Ia historia de la filosofia es tal que todos los fil6sofos que hemos estudiado hasta ahora suelen agruparse por los historiadores bajo el epigrafe de «presocriticos». Sin embargo, los espartanos reemplazaton la demo: abia granjeado la impopulatidad tanto de los tas, Sécrates no dejé ninguna obra escrita, y los detalles de su vida, aparte LAATENAS DESOCRATES 49 de los acontecimientos mas dramsticos, permanecen en la oscuridad, ¢omo objeto de controversia entre los estudiosos. No le faltaron bi6. grafos y, de hecho, muchos de sus contemporsineos y sucesores escri bieron didlogos en los que Sécrates llevaba la voz cantante, La dificul tad estriba en separar los hechos sobrios de la ficci6n laudatoria, Todos sus bidgrafos nos cuentan que era descuidado y feo, panzudo y chato, pero el acuerdo sobre su persona no va mucho més allé. Los dos auto- fes cuyas obras sobreviven intactas, el historiador militar Jenofonte y ¢Lfil6sofo idealista Platén, trazan retratos de Socrates que difieren tan- to como el retrato de Jestis que hace san Marcos difiere del que hace san Juan. En vida, Sécrates fue objeto de mofa por parte del comediégrafo Aristofanes, que lo representé como un excéntrico torpe y corrupto, absorto cn curiosidades cientificas con la cabeza literalmente en las nu- bes, Pero mas que un fildsofo de la naturaleza, Sécrates parece haber sido un sofista de un género poco corriente. Al igual que los sofistas, ppasaba gran parte de su tiempo dedicado a la discusidn y el debate con j6venes acomodados (algunos de los cuales ocuparon puestos de poder quando la oligarquia reemplazé a la democracia), Pero a diferencia de ‘ottos, no cobraba por ello y su método de ensenanza no consistia en instruir sino en preguntar; decfa que él sacaba a la luz, como una parte ta, los pensamientos que sus j6venes discfpulos concebian. A diferencia de los sofistas, no pretendfa estar en posesién de ningdin conocimiento ni habilidad técnica especial En la Grecia clisica se prestaba gran atencién a los oraculos pro- unciados en nombre del dios Apolo por la sacerdotisa del santuatio de Delfos cuando ésta entraba en trance, Cuando se le pregunt6 si habii alguien més sabio que Sécrates, la sacerdotisa de turno respondi6 que no lo habia. Sécrates confesé sentirse perplejo ante este oraculo y pre- gunt6, uno tras otro, a politicos, poetas y expertos que pretendian estar fen posesién de diversos géneros de sabiduria. Ninguno de ellos fue ca- paz de defender su reputacién ante las preguntas de Sécrates, por lo que éste lleg6 a la conclusi6n de que el oriculo tenia razén en el sentido de que s6lo él se daba cuenta de que su sabiduria no valia nada, Es en cuestiones de moral donde resultaba més importante tratar de conseguir auténtico conocimiento y poner en evidencia las falsas pre- tensiones. En efecto, segin Sécrates, conocimiento moral y virtud eran misma cosa, Cualquiera que supiera realmente qué era lo correcto, o podia obrar mal; si alguien hacia algo que estaba mal, s6lo podia set Porque no sabia qué era lo correcto. Nadie hace el mal intencionada- 50 [BREVE HISTORIA DE LA FILOSOFIA OCCIDENTAL mente, pues todos desean llevar una buena vida y ser asi felices. Los que actiian mal sin intenci6n de hacerlo necesitan instruccién, no castigo, Los historiadores llaman a este notable conjunto de doctr:nas «la paras doja socré Socrates no pretendia poscer él mismo el grado de sabiduria que le preservaria de obrar mal. En vez de eso, decéa que confiaba en una vog divina interior, que intervendria en el momento en que estuviera a puns to de dar un mal paso Especialistas que discrepan sobre el contenido de las ensefianzas de creadg con su probidad politica y con su deambular desinflando reputaciones se conjuraron para presentar contra él, a sus 70 afios, una serie de cargos capitales, acusindolo de impiedad, de la introduccién de dioses extras fios y de la corrupcién de jévenes atenienses. Plat6n, que estuvo presen teen su juicio, escribié tras la muerte de Sécrates una versi6n escenifis cada de su discurso de descargo, o Apologia. Su acusador, Meleto, asegura que corrompe a la juventud. ¢Quiéneg son entonces las personas que mejoran a la juventud? En su respuesta Meleto da a entender que son, en primer lugar, los jueces, IueRo los miembros del consejo legislativo, a continuacién los miembros de la asamblea y, finalmente, cada uno de los atenienses excepto Sécrates| ; Qué extraordinaria suerte para los j6venes de la ciudad! Sécrates sigue y pregunta si es mejor vivir entre hombres buenos que entre hombres malos. Todo el mundo preferiria, como es obvio, vivir entre hombre bues ros, pues los malos, con toda probabilidad, causarian algiin datio; sie mismo no puede tener ningiin motivo para corromper a los j6ve nes intencionadamente y, si lo esta haciendo sin darse cuenta, debe set educado mas que procesado, Sécrates vuelve a la acusacién de impiedad, Lo estan acusando de ajenos? Ambos cargos son contradicto rios entre si, y, de hecho, Meleto parece estar confundiéndolo com Anaxagoras, que dijo que el Sol estaba hecho de piedra y la Luna de tierra, En cuanto a la acusacién de ateismo, Sécrates puede responder que su misién como filésofo le fue encomendada por el dios mismo, y su campafia para denunciar la falsa sabiduria la emprendié para obede: cer al oraculo de Delfos. Lo que si seria una tracién al dios seria aban: donar su puesto por temor a la muerte, $i se le dijera que podia quedat libre a condicién de abandonar su investigacién filos6fica, responderiay «Atenienses, os honro y os aprecio; pero debo obedecer al dios antes Sécrates concuerdan en emo muris. Los enemigos que se habi ateismo o de introducir dios: LA ATENAS DESOCRATES or que a vosotros, y mientras me quede vida y vigor no cejaré nunca en la priictica y la ensefianza de la filosofia» Socrates concluye su defensa aludiendo a la presencia en el tribunal de muchos de sus discipulos y de los familiares de éstos, ninguno de los ‘cuales habia sido llamado a testificar para la acusacién. Fl renuncia a hpacer como otros y presentar ante el tribunal a sus hijos llorosos como objetos de compasién: de los jueces espera justicia y no gracia, El veredicto condené a Sécrates por una escasa mayoria de los 501 jueces. La acusacién pedfa la pena de muerte; el acusado tenia la opor- tunidad de proponer una sentencia alternativa. Sécrates considerd la posibilidad de solicitar una pensién honorable, pero se mostré dispues- toa pagar una multa moderada, demasiado clevada para sus ptopios Tecursos, pero que Platén y sus amigos estaban dispuestos a pagar pot ,, Los jueces estimaron la multa excesivamente baja y aprobaron la condena a muerte. En su discurso posterior ala sentencia, Sécrates dijo a los jueces que no le habria resultado dificil montar una defensa que le garantizara la absolucién, pero el tipo de tacticas necesarias para ello le habria llevado a sebajarse. «Lo dificil, amigos mios, no es evitar la muerte, sino evitar Ta iniquidad, pues ésta corre mas aprisa que la muerte.» Sécrates, viejo ylento; habia sido alcanzado por el corredor mas lento; sus dgiles acu- sadotes, por el més ripido. Durante el juicio, la voz divina no le habia hablado ni una sola vez para retenerle, por lo que estaba contento de encaminarse a su muerte. Es la muerte dormir sin soar? Semejante manera de dormir es mas venturosa que la mayoria de las noches y los dias aun del més afor- tunado de los mortales. ¢Es la muerte un viaje a otro mundo? ;Qué es ppléndida oportunidad encontrarse con los gloriosos difuntos y conver- sar con Hesiodo y Homero! «Desde luego, si eso es verdad, quiero ‘morir una y otra vez.» Son tantas las preguntas que quisiera hacer a los Brandes hombres y mujeres del pasado... Y en el otro mundo nadie sera condenado por hacer preguntas, «Ha llegado la hora de la partida y ada uno de nosotros va a seguir su camino: yo para motit, vosotros para vivir. Sélo la divinidad sabe cual es mejor» Bt Eurerdy Después del juicio descrito en la Apologia pasé un tiempo antes de que se ejecutara la sentencia de muerte, Se habia enviado un batco sa 32. BREVE HISTORIA DELA FILOSOFIA OCCIDENTAL grado en viaje ceremonial a la isla de Delos y, hasta que no regresara q Atenas, quitar la vida a cualquier ser humano era tabii, Plet6n ha repre sentado esos dias que mediaron entre la condena y la ejecucién en un par de dislogos inolvidables, el Criton y el Fedén. Nadie sabe en qué medida lo narrado en esos dislogos es historia o invencién, pero el tee trato que pintan ha encendido la imaginacién de muchas personas que han vivido siglos y milenios después de la muerte de Sécrates. ‘Antes de examinar esas obras, hemos de fijarnos en un breve didlos go, el Eutifrén, que Platén sitda justo antes del juicio. Aunque ficticig cn los detalles, da probablemente una imagen fiel de los métodos reals mente empleados por Sécrates en la discusi6n y el examen mutuo. Sécrates, que espera su juicio fuera del edificio del tribunal, se en: cuentra con el joven Eutifron de Naxos, que ha llegado para presentag una acusacién privada. El padre de Eutifrén habia apresado a un labra dor que habia matado a un sirviente en un altercado; mientras enviabal a pedir en Atenas un dictamen de la autoridad acerca del castigo que merecia, lo habia atado y artojado a una zanja, donde el granjero mutig a consecuencia del hambre y la exposicién a las inclemencias del tiem po. El hijo habia venido ahora a Atenas a iniciar contra su padre unl proceso por asesinato. Es obvio que Platén plantea intencionadamente un caso diliel Emat6 realmente el padre al labrador? Silo hizo, ges realmente asesinad to matar a un asesino? Suponiendo que lo sea, es el hijo un acusadoy adecuado de su padre? Pero Eutifrén no alberga dudas y entiende si actuacién como el cumplimiento de un deber religioso. El caso propos ciona el marco para una discusién entre Sécrates y Eutifrén sobre la relacién entre religién y moral, La naturaleza de la religoosidad, de la piedad, es tema de vivo interés para Sécrates, que esta a punto él misma} de ir a uicio acusado de impiedad. De modo que pide a Eatifrén quell diga cual es la naturaleza de la piedad y de la impiedad, La piedad, responde Eutifron, es hacer como yo, perseguir el delita} y si piensas que yo no debo llevar a mi padre a juicio, recuerda que df supremo dios, Zeus, castig6 a su propio padre, Cronos. Sécrates mani fiesta cierto disgusto ante esas historias de conflictos entre dioses y s¢ entretiene un tiempo en asegurarse de si Eutifron las cree realmente] Pero su verdadera dificultad con la concepcién que tiene Butifron de li religiosidad o la piedad es que se limita a dar un ejemplo y no nos dice cual es la norma con arreglo a la cual deben las acciones juzgarse piado sas o impias, Eutifrén se aviene a dar una definicién: la piedad es lo que los dioses aprecian y la impiedad lo que los dioses detestan LAATENAS DESOCRATES 53 Sécrates sefiala que, dadas las historias de peleas entre los dioses, puede no ser facil llegar a un consenso sobre lo que los dioses aprecian; fiuna misma cosa es apreciada por unos dioses y detestada por otros, esultaré que es a la vez piadosa e impia, Tal puede ser el caso de la pro- pia accion de Eutifron de procesar a su padre, Pero dejemos esto y co- ftijamos la definicién de manera que diga: lo que todos los dioses apre- ian es piadoso y lo que todos los dioses detestan es impio. Surge tentonces una nueva pregunta: gaprecian los dioses lo que es piadoso porque es piadoso 0 es piadoso porque los dioses lo aprecian? Para lograr que Eutifron capte el sentido de esa pregunta, Sécrates Ipresenta una serie de ejemplos que tienen que ver con aspectos de la gramstica griega. Su planteamiento podria formularse en espaiiol di- tendo que, en un asunto criminal, «el acusado» se llama asi porque hay alguien que lo acusa; no es que la gente lo acuse porque es el acusado, ‘Andlogamente en este caso, ¢se llama piadoso a alpuien porque los dio: ses lo aprecian? Una vez que comprende la pregunta, Eutifron respon dde negativamente: es todo lo contrario; los dioses aprecian lo que es piadoso porque es piadoso. Sécrates propone entonces astutamente utilizar «grato a los dioses» ‘como férmula abreviada de «lo que es apreciado por los dioses». Como guiera que Eutifrén sostiene que lo piadoso y lo grato a los dioses son lo mismo, podemos poner «grato a los dioses» en lugar de «piadoso» den- to de la tesis de Eutifrén de que lo que es piadoso es apreciado por los dioses porque es piadoso. Obtenemos entonces: A) Lo grato a los dioses es apreciado por los dioses porque les es grato. Por otro lado parece claro que: B) Lo grato a los dioses es tal porque es apreciado por los dioses, Dues «grato a los dioses» se ha introducido precisamente como sinéni- mo de «apreciado por los dioses». Sécrates sostiene que ha hecho incu- tira Eutifrén en contradiccién y le insta a retirar su afirmacién de que To grato a los dioses y lo apreciado por los dioses son cosas idénticas. Eutifrén concede en el dislogo que sus definiciones no han dado el resultado por él apetecido. Bien podemos pensar, sin embargo, que podia haber mantenido su posicién sefialando que Sécrates usaba de Manera equivoca la conjuncién «porque», al emplearla en dos senti- dos diferentes. Si decimos que lo grato a los dioses es tal porque es 34 BREVE HISTORIA DE LA FILOSOFIA OCCIDENTAL apreciado por los dioses, estamos hablando de la expresiGn «grato @ los dioses»; el «porque» alude a la estipulacién que hacemos de st significado. Si decimos que los dioses aprecian lo piadeso porque ¢ piadoso, «porque> indica el motivo del aprecio de los cioses y ya ng estamos hablando de los significados de las palabras. En realidad, ung vex nos damos cuenta de la equivocidad de «porque», deja de haber conflicto entre A) y B). El asunto puede expresarse en espaiiol sefialans do que tan verdad es que ©) un juez es juez porque juzga (tales el motivo de que se le Ilame juez); como que D) un jez juzga porque es juez (lo hace porque es su tarea) De modo que Eutifrén no deberia haber quedado fuera de juega tan fécilmente. Con todo, aun cuando se convenciera a Sécrates de que no habia contradiccién en decir que lo piadoso es apreciado por los dioses porque es piadoso, podria todavia decir, como haceen el diilogo, que aun cuando ello es asi, ser apreciado por los dioses es algo que le ocurre accidentalmente al que es piadoso: no nos dice cuél es la natura leza esencial de lo piadoso en si mismo. En lugar de lo grato a los dioses, ¢deberemos identificar lo piadoso con la justicia? Sécrates y Eutifrén estin de acuerdo en que la piedad parece ser s6lo una parte de la justicia, y Eutifron sugiere que es justicia al servicio de los dioses més que justia al servicio de los hombres. Sé- crates se agarra ala palabra «servicio», Cuando cuidamos caballos, pe: ros o bueyes, les prestamos diversos servicios que mejozan su condi cién, ~Podemos servir a los dioses de igual manera? ¢Podemos hacerlos de lo que son? Eutifrén sefiala que los sirvientes no necesariamente tratan de mejorar la condicién de sus amos al servit les, sino simplemente asistirles en sus tareas. Cual es entoaces, pregun: ta Socrates, la tarea de los dioses para la que podemos ofrecer nuestros servicios? Eutifrén es incapaz de responder y se repliega tras una defi nicién de piedad como servicio a los dioses en forma de plegatia y sacti ficio Asi pues, dice Sécrates, la piedad consiste en dar coses a los dioses con la esperanza de obtener'de ellos algo a cambio; ura especie de de algiin modo mejores LA ATENAS DESOCRATES 5 comercio. Pero un comerciante s6lo puede esperar cerrar un trato ofre- ciéndole a su cliente algo que éste necesita 0 desea; por tanto hemos de preguntarnos qué bien esperan obtener los dioses de nuestros dones Butifrén no puede responder sino retrocediendo a su anterior afitma- idn de que la piedad es algo que los dioses aprecian, Rehtisa conti nuar con la discusién y se apresura a seguir con la tarea que se ha im puesto. El Eutifron nos da probablemente una visi6n realista de las virtudes ylos defectos del método socritico de discusién. También nos permite, tanto si era ésa la intencién de Platén como si no, comprender por qué Jas personas religiosas de Atenas podian considerar de buena fe a Sécra- fes como un peligro para la juventud y un foco de impiedad. Ex Carron il de leer. es se halla ahora en la carcel, esperando la ejecucién de su sentencia. Varios de sus amigos, encabezados por Crit6n, han concebido un plan para facilitarle Tnevasion y la huida a ‘lesalia, El plan tenia muchas probabilidades de Gxito, pero Sécrates no quiso saber nada de él, Sélo valia la pena luchar ana buena vida. Aun cuando se le hubiera tratado injustamente, & no debia devolver mal por mal. Pero lo cierto es que ha sido condenado en un proceso justo y debe obedecet la ley. Socrates imagina a las leyes de Atenas ditigiéndose a él en persona, 4<¢No te hemos dado nosotras la existencia? Gracias a nosotras tu padre ‘spos6 a tu madre y te engendré.» También ordenamos a tu padre que te educara en cuerpo y alma. «gAcaso un fildsofo como ti no se da fuenta de que nuestra ciudad es més preciosa, soberana y sagrada que a madre, el padre 0 cualquier antepasado? (...] Habiéndote traido al mundo, alimentado y educado, y habiéndote dado a ti como a cualquiet iro ciudadano parte en cada uno de los bienes que dispensamos, pro: elamamos la libertad de todo ateniense para que, una vez ha entrado en Posesidn de sus derechos civicos y se ha familiarizado con la vida pabli- 2 y con nosotras, las leyes, si no le parecemos bien, tome lo suyo y se vaya donde quiera» Al permanecer en Atenas durante toda su larga vida, S6c sellado un contrato implicito por el que ha de hacer lo que mandan las Teyes, Al rchusar en su juicio aceptar el exilio en lugar de la muerte, ha Tenovado ese compromiso. . En respuesta a Si recuerdo que exigi argumento. En consecuencia, oftece un tercet atgumento, basado en log conceptos de corruptibilidad e incorruptibilidad. Siulge puede corromperse y desintegrarse, como el cuerpo al mori quiere decirse que es compuesto y mudable. Pero los objetos que tienen ue ver con el alma, tales como la absoluta igualdad y la absoluta belles za, son inmutables, a diferencia de las bellezas que vemos con los ojos del cuerpo, que se ajan y estropean. El mundo visible esti cambiando continuamente; s6lo lo que es invisible permanece inaltetado. El alma invisible sufre cambios (inicamente cuando se ve artastrada, a través de Jos sentidos corporales, hacia el mundo del flujo constante Dentro de ese mundo, el alma se siente azorada como una persona ebria, pero cuando vuelve a si misma, pasa al mundo de la pureza, la eternidad y la inmortalidad. En ese mundo se encuentra como en st casa, «El alma es a semejanza de la divinidad, in mortal, racional, unifor me, incorruptible e inmutable, y el cuerpo es a semejanza de lo humano, mortal, irracional, multiforme, corruptible y mudable.» Por eso, con- cluye Sécrates, el cuerpo esta destinado a la corrupcién, mientras que ed alma es totalmente incorruptible. Aun cuando los cuerpos momificados en Egipto pueden sobrevivir durante muchos aiios, ha de ser del todo improbable que el alma se corrompa y desaparezca en el momento de la muerte, El alma del verdadero filésofo partira hacia un mundo invisible de beatitud. Pero las almas impuras, que en vida estuvieron atadas al cuer- nias, Scrates vuelve de entrada al argumento del la preexistencia del alma. Este es bastante incom- prensible si tener alma no es mas que tener el cuerpo afinado; una lira hha de existir antes de que se la pueda afinat. Y lo que es mas importante, Ih afinacin admite grados: una lira puede estar mas 0 menos afinada Pero las almas no admiten grados; ningin alma puede ser més o menos alma que otra. Se podria decir que un alma virtuo fia consigo misma: pero, si es asi, tendria que ser la afinacién de una es un alma en armo- 60 [BREVE HISTORIA DE LA FILOSOFIA OCCIDENTAL afinaci6n. Una vez més, es la tensién de las cuerdas la que hace que Ig lira esté afinada, pero en el caso humano la relacidn es totalmente inven sa: es el alma la que mantiene el cuerpo ordenado. Ante esta bateria de argumentos, Simias reconoce su derrota Antes de responder a Cebes, Sécrates hace un extenso relato de sy propia historia intelectual hasta llegar a su aceptacién de la existencia de ideas absolutas, tales como la belleza y la bondad absolutas. Sélo por sy articipacién de la belleza misma puede una cosa ser bella. Otro tanta ccurre con lo alto y lo bajo: un hombre alto es alto gracias ala altura, y un hombre bajo es bajo debido a la bajura. Un hombre puede crecer @ encoger y, desde luego, si se hace mis alto, tiene que haber sido mas bajoy tal como se acordé mas arriba; pero aunque primero es bajo y luego alto, su corta estatura no puede nunca convertirse en altura, ni su altura en corta estatura. Ello es asi incluso en el caso de una persona como Simias, que resulta ser més alto que Sécrates y mis bajo que Fedre. La pertinencia de estas observaciones para la inmortalidad tarda un tiempo en quedar clara. Sécrates prosigue con una distincidn entre lo que los filésofos posteriores llamaran propiedades contingentes y pros piedades necesarias de las cosas. Los seres humanos pueden set 0 no altos, pero el niimero tres no puede ser sino impar y la nieve no pueda ser sino fria: estas titimas propiedades son necesarias y no meramente contingentes, Ahora bien, exactamente igual que la frialdad no se puede volver calor, asi también la nieve, que es necesariamente fria, debe apar tarse o perecer ante la proximidad del calor; no puede permanecer y convertirse en nieve caliente. Sécrates generaliza: no s6lo los opuestos ho admitirn sus opuestos, sino que nada que necesariamente aporte un, opuesto admitird el opuesto de aquel que aporta. Sécrates extrae entonces su moraleja. El alma apotta vida, igual que Ja nieve aporta frio. Ahora bien, la muerte es lo opuesto de la vida, de modo que el alma no puede admitir la muerte, en igual medida que la nieve no puede admitir el calor. Pero lo que no puede admitir la muerte es inmortal, por lo que el alma es inmortal. Ahora bien, existe una dife: rencia entre el alma y la nieve: cuando llega el calor, la nieve simplemen: te perece, En cambio, como lo que es inmortal es también imperecede: r0, el alma, ante la proximidad de la muerte, no perece, sino que se retira a otro mundo No queda nada claro en qué medida es esto una respuesta a la afirs macién de Cebes de que el alma podria ser capaz de sobrevivir a una 0 mas muertes sin necesidad de ser perenne e imperecedera. Pero en el dilogo la conclusién de Sécrates de que el alma es inmortal e impere LAATENAS DESOCRATES 61 cedera y existird en otro mundo es acogida con entusiasmo, y el audito- fio se acomoda para escuchar cémo Socrates narra una setie de mitos facerca de las andanzas del alma por el mundo subterrineo. Una vez concluida la narracién, Crit6n pregunta a Sécrates si tiene alguna Gltima voluntad y de qué manera quiere que lo entierren. Se le dice que tenga presente el mensaje del didlogo: slo enterrardn el cuer- po de Sécrates, no a Sécrates mismo, que ira a gozar con los bienaven- turados. Sécrates toma su diltimo baito y dice adiés a las mujeres y a los pifios de su familia. El verdugo llega con la copa del veneno, cicuta, que se utlizaba para ejecutar a los condenados a muerte en Atenas. Tras una jproma dirigida al verdugo, Sécrates apura la copa y se apresta serena qhente a morir a medida que sus miembros van perdiendo gradualmente Jasensibilidad Sus tiltimas palabras son chocantes: «Crit6n, le debo un gallo a As dlepio; acuérdate de pagar la deudan. Asclepio era el dios de la cura- cién. Quizas esas palabras significan que la vida corporal es una enfer- Imedad y Ia muerte es su curacién. El Fedén es una obra maestra: es una de las piezas mas refinadas que sobreviven de la prosa griega, ¢ incluso en traduccién conmueve y he- ‘chiza al lector. Dos preguntas se plantcan: gqué nos dice acerca de Sé- trates? ¢Qué nos dice acerca de Ia inmortalidad del alma? Los especialistas suelen aceptar el marco narrative proporcionado por el encarcelamiento y la muerte de Sécrates como auténtico, y es iertamente el relato que hace Platén de esas tiltimas horas lo que ha eautivado la imaginacién de escritores y artistas a lo largo de los siglos. Pero algunos de los parlamentos en que se propone la inmortalidad del alma estin expresados en un lenguaje mis propio del sistema filos6fico de Platén que de las técnicas de examen critico del Sécrates histérico, La confianza en la supervivencia manifestada en el Fedén contrasta fuertemente con el agnosticismo atribuido a Sécrates en la propia Apo- Togia cle Platén. Los argumentos en favor de la inmortalidad, separados de la trama de antiguos mitos en que van entretejidos, es poco probable que con Yenzan a un lector modero, Pero aun en la Antigiiedad los contraargu: mentos acudirfan con pr mente. ¢Es verdad que los opuestos proceden siempre de los opuestos? ¢No demostré Parménides que el Serno podia venir del No-ser? Y aun cuando los opuestos vengan de los opuestos, édebe el ciclo continuar para siempre? Aun si cl suefio ha de Seguir a la vigil, cacaso no puede una tiltima vigilia it seguida de un Sueiio perpetuo? Y por muy verdadero que sea que el alma no puede 2 SREVE HISTORIA DE LA FILOSOFIA OCCIDENTAL tolerar la muerte, gpor qué ha de retirarse a otro lugar cuando muere ¢ cuerpo, en lugar de perecer como la nieve derretida? Los temas mds interesantes del dislogo son el argumento de la rem niscencia y la critica de la idea de que el alma es una armonia del cuer. po. Ambos temas tienen una larga historia por delante. Pero el primero se estudiaré mejor cuando hayamos examinado el lugar que ocupa en ¢ tema desarrollado de Plat6n, y el segundo se valora mejor cuando se tudia la concepcidn del alma expuesta por el sucesor de Platén, Ariss t6teles. En las obr: crates apares que no se ref como nombre ficticio en la formalis de los fildsofos de todas las épocas, el nombre de $6 11 no pocas paginas, Lo més frecuente, sin embargo, es era al ateniense que bebié la cicuta, Se usaba coméinmentg cidn de argumentos; sirva de ¢} me ‘Todos los hombres son mortales Sécrates es un hombre Luego Sécrates es mortal. En la Edad Media, especialmente, dicho nombre lo usaban a dito autores que sabian muy poco de la historia que se cuenta en la Apologia} el Critdn y el Fedén, De ese modo, as mortalidad y muerte de Sécrates ha sido un eco repetido en toda Ia lite} acura filoséfi como de otras més solemnes, li occidental,

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