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En buena medida esto no es algo que 100% se pueda achacar al fenómeno que
hemos estado viviendo durante las últimas dos décadas. También en el pasado
teníamos una situación crítica, que fue ampliamente criticada por muchos,
incluyéndome, que teníamos cuestionamientos acerca de la forma cómo se
estaba manejando la política, lo social y lo económico en el país.
La principal razón han sido las pésimas políticas públicas que se han venido
implementando en el país. Por un lado, hemos tenido a un Gobierno
hostigando a la actividad económica privada, amenazando a las empresas
con expropiaciones, con expoliaciones, con imposición de controles que las
condenan a trabajar a pérdidas, con amenazas permanentes y señalamientos,
muchos de ellos injustos, acerca de una pseudo especulación extrema que no
ha sido la realidad, y que ha llevado a una situación donde se ha diezmado la
actividad económica.
Esa política de hostigamiento persistente ha dado como resultado una
minimización del sector privado. Muchas empresas han cerrado sus puertas,
no están produciendo y han salido de actividad económica. Y eso ha
implicado que el aparato productivo privado hoy esté produciendo una
fracción de lo que producía anteriormente.
Eso ha hecho que la creación de dinero sin respaldo por parte del BCV para
financiar el gasto público se haya incrementado totalmente fuera de control, y
haya implicado una expansión de la oferta monetaria; es decir, de la cantidad
de dinero en poder del público. La gente, por lo tanto, al recibir esos bolívares
recurre al mercado para comprar y satisfacer sus necesidades, pero esos son
los bienes y servicios que no se consiguen.
Adicionalmente a esos dos factores, hay que agregar también una política
cambiaria que ha sido muy errada. Una política caracterizada por un control
vigente desde 2003 y que ha hecho que el manejo de la cuestión cambiaria sea
algo totalmente distorsionado. Tenemos, por un lado, unas tasas de cambio
preferenciales administrados por el Estado que no responden a ninguna
lógica económica, en donde se pueden adquirir divisas a un precio realmente
bajo.
Que cada vez los pocos productores privados no encuentran y no tienen acceso
a esas divisas preferenciales que necesitan para producir. Por lo tanto, han
tenido que emigrar al mercado paralelo para adquirir esas divisas a un precio
sustancialmente mayor. Pero entonces el Gobierno les impone a esos
productores que esas divisas que adquieren en el mercado paralelo no lo
pueden usar en la fijación de sus precios, sino que el referencial debe ser el del
tipo de cambio oficial.