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Mi última exposición sociología

Democracia
La tendencia histórica en el mundo moderno se ha decantado por la democracia, un
sistema político en el que el pueblo ejerce el poder. Los miembros de las
sociedades democráticas raramente participan directamente en la toma de
decisiones políticas, ya que el elevado número de ciudadanos hace imposible dicha
participación. En las sociedades modernas, la democracia es de tipo representativo;
esto es, gobiernan los representantes elegidos por el pueblo, ante el cual son
responsables. Este sistema es diferente de la democracia directa, donde el pueblo,
sin necesidad de representantes, toma él mismo las decisiones. El sistema
democrático es legitimado por la autoridad legal-racional, y los líderes políticos son
elegidos después de triunfar en unas elecciones que se convocan regularmente.
La democracia y sus problemas
En los sistemas políticos democráticos no solo encontramos líderes políticos y
votantes. También encontramos una extensa burocracia. Las organizaciones
formales son necesarias para llevar a la práctica el amplio rango de actividades
gubernamentales propio de las sociedades democráticas. Existe cierta tensión entre
los principios de la democracia y la necesidad de la burocracia. Por ejemplo, el
gobierno federal de Estados Unidos emplea a más de tres millones de personas,
excluidas las Fuerzas Armadas, por lo que se trata de una de las mayores
burocracias del mundo. Otros quince millones de personas trabajan para las más de
80.000 administraciones locales en aquel país. En el Reino Unido, unos 2,6 millones
de personas trabajan para las administraciones locales.
La mayoría de todos estos burócratas no han sido elegidos, y resultan desconocidos
para el pueblo al que en teoría deben servir. Elegirlos resultaría imposible, dado el
elevado número de los mismos y la necesidad de que cuenten con una formación
especializada. Ocurre así que mientras que la población en general centra su
atención en unos pocos líderes políticos elegidos democráticamente, muchas
decisiones que afectan directamente a los ciudadanos las toman burócratas que no
son directamente responsables ante el pueblo (Scaff, 1981; Edwards, 1985; Etzioni-
Halevy, 1985)
Democracia y libertad: dos alternativas

Pese a la gran variedad cultural e histórica entre los países industrializados,


prácticamente todos ellos se declaran a sí mismos democráticos y libres. los países
del mundo donde existen sistemas políticos libres. A finales del año 2003, había
más pueblos «libres» que «no libres» por primera vez en la historia, según Freedom
House, una organización con sede en NuevaYork que evalúa las tendencias
políticas globales. La libertad se define en términos de índices de derechos políticas.
La desigualdad económica se puede traducir en desigualdades políticas en cuanto
que los más ricos cuentan con más recursos para inclinar la balanza política a su
favor y, así, impedir cualquier intento de redistribuir la riqueza de modo más
equitativo. Por tanto, desde esta perspectiva el capitalismo parece antidemocrático
en el sentido de que este sistema solo atiende a las necesidades de los ricos y les
brinda oportunidades y elecciones que no están al alcance de los pobres y aquellos
que están más preocupados por salir adelante día a día. Por contra, aquellos que
abogan por un sistema económico socialista argumentan que la política socialista
intenta satisfacer todas las necesidades básicas de los ciudadanos (vivienda,
educación, empleo y cuidados médicos). Por tanto, la definición socialista de libertad
política hace hincapié en el derecho a una vida digna, y no hay libertad política si no
se cumplen estos requisitos. En países socialdemócratas como Noruega y Suecia,
por ejemplo, el problema de la pobreza (con personas que padecen hambre y viven
sin techo) que asociamos con el capitalismo de Estados Unidos prácticamente no
existe. Muchos ciudadanos escandinavos opinan que sus sistemas son más libres
por esta razón. Pero los más críticos con el socialismo argumentan que estos
sistemas son menos propensos a atender a las necesidades y aspiraciones de sus
ciudadanos y que suelen suprimir cualquier oposición política. De hecho, en la
última década hemos visto cómo la gente que vivía bajo regímenes socialistas en
Europa del Este se ha rebelado contra este sistema a favor del sistema del libre
mercado, con la esperanza no solo de tener los mismos derechos políticos (de
asociación, expresión, elección de representantes, etc.) que tienen los ciudadanos
de Occidente, sino también de mejorar su nivel de vida (unas aspiraciones que, tal
como estamos viendo en estos años no son tan fáciles de conseguir). Estas
versiones opuestas acerca de la libertad política plantean una cuestión importante:
¿son compatibles la igualdad económica y la libertad política? Con el fin de
conseguir la igualdad económica, el socialismo tiende a minar la iniciativa individual.
Por otro lado, el capitalismo proporciona amplias libertades políticas, pero esto quizá
no les sirve de mucho a los más pobres. La política económica de muchos países
europeos es socialdemócrata, esto es una mezcla de capitalismo y políticas del
estado de bienestar. Hay disparidades entre los Estados europeos. Los ciudadanos
escandinavos tienen una alta carga fiscal, pero gozan de un Estado de bienestar
generoso, los ciudadanos de los países del centro de Europa tienen una carga fiscal
menor, pero gozan de menos beneficios sociales. Los Estados de bienestar de los
países del sur de Europa son menos completos. Los ciudadanos del Reino Unido
tienen una carga fiscal relativamente alta, pero gozan de un sistema social
generoso, aunque algunos de estos dependen del nivel de recursos del beneficiario.

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